UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID FACULTAD DE PSICOLOGÍA TESIS DOCTORAL MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR PRESENTADA POR Bonifacio Sandin Madrid, 2015 © Bonifacio Sandin, 1984 Hormonas y conducta Departamento de Fundamentos Biologicos de la Conducta Bonifacio Sandfn Ferrcro 5N.VEgsi§A0®c§„fLÂEgs|~'' HOriMONAS Y CONDUCTA TOMO I Dopar tamont.o do Fundamontos Diol6giros do la ronducLa Facultad do I’sicologia Un Ivors i dad Complutonso do Marlrid 1004 niBLIOTECA Colecciôn Tesis Doctorales. NQ 137/04 D o n i f a c i o S a n d in l'crrnro Edita e imprime la Editorial de la Universidad Complutense de Madrid, Servicio de Reprografia Noviciado, 3 Madrid-8 Madrid, 1984 Xerox 9200 XB 480 Dep6sito Legal: M-l9i70-ld84 UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID FACULTAD DE PSICOLÜGIA H O B M O N A S Y C O N D U C T A TESIS DOCTORAL Reallzada por: Don BONIFACIO SANDIN FERRERO Director; Dr. Don DIONISIO PEREZ y PEREZ Madrid, 1980 9 AGRADECIMIEM05 Agradecemos al Or. Don Dionisio Pérez y Pérez, di­ rector de esta tesis, la constante ayuda, oriertacion y sugerencias que nos ha venido aportando a 1o largo de todo el tiempo que he durado la realizacion de este trabajo. También le pedimos disculpas por el mucho tiempo que le hemos robado en distintas ocasiones. Queremos expresar nuestro aoradecimiento al Dr- Don Angel Gomez Mesceraque, director del Institute de Medici- na Preuentiua de Madrid; su ayuda he sido esenuial para la observacion de casos clfnicos y para la uerificacion de los analisis hormonales. Agradecemos igualmente sus ideas y sugerencias que, en todo momento, nos han sido altamente beneficiosas. Agradecemos a los doctores Dha Elena Gercfa-Alcahiz y Don Dosé MuRiz Fernéndez, profesores de la Universidad Complutense de Madrid; su colaboracion especial en el tratamiento estadfstico de los datos fue fundamental. Damos las gracias al Dr. Don Armando Merino Gonzalez, jefe de la Seccion de Radioinmunoanalisis del Hospital del Aire de Madrid; su eficaz colaboracion nos permitio la obtencion de unos anélisis hormonales practicamente perfectos. También estamos en oeuda con el Dr. Don Rogelio Hernéndez de Madariaga, jefe del Servicio de Medicine Nuclear y Radiofarmacologia del Hospital del Aire de Madrid, por facilitarnos la realizacion de los analisis bioquimicos. La ayuda de la Dra. Dna Aurora Murga nos ha sido util para la elaboracion de nuestros disehos expérimen­ tales. A su v B z , las sugerencias de los profesores J Dr. Don Marcelo Pascual y DPIa. Marfa Isabel Barbero nos han sido prouechosas a la bora da tratar materna- ticamente nuestros datos. Finalmente, estamos an deuda con otras muchas per­ sonas, entre ellas el endocrinologo Dr. Don Juan José flracama, qua en los diversos centros clfnicos nos han Facllitado las observaciones de casos clfnicos. La orqanizacion general de la tesis cuenta con con les siguientes partes: FRIMERA PARTE; INTRODUCCION A LA PS I COE NIDOCRI N GLDG I A Esta parte se expone en los volumenes ^ y 3. Cads volumen incluye los capitules siguientes: Volumen 1 : capitulos I, 2, 3, A y 5, Volumen 2 : capitules 6, 7, 8, 9, ID y 11. Volumen 3 : caoitulos 12, 13, 1A y 15. Se indica para esta primera parte: Indice: En el primer volumen. Introduccion: En el primer volumen. Referencias biblioqraficas: £n el tercer volumen. La paoinacidn es correlativa para los tres volumenei SEGUNDA PARTE: ASPECTGS P5IC0L0GIC0S y ACTIVIDAD HIPOnSO-TIROIDEA; ÎMPLICACIOM DEL HIPERTIROIDISMD Esta parte se expone en el volumen A . Para esta segunda parte existen indice, i nt roduccion, referencias biblioqraficas y paqi nac ion propias. P R I M E R A PARTE; I N T R O D U C C I O N A LA P S IC O E N D O C R I N O L O G I A INDICE INTRODUCCION 36 ^ P M U U O ^ : 42 Iç CLA5IFICAC10N DE LAS GLANDULAS ENDOCRINAS 43 A. GLANDULAS E5PECIFICAMENTE ENDOCRINAS 43 B. GLANDULAS NEUROENDOCRINAS 44 C. GLANDULAS ENDOCRINO-EXOCRINAS 44 D. GLANDULAS ENDOCRINAS EVENTUALE5 45 II. CLASIFICACION HORMONAL 46 A. HORMGNAS PEPTIDICO-PROTEICAS 49 1. Hormones v/o Factores hipotalamicos 49 2. Hormones hlpoFisarias 50 3. Otras hormonas peptldico-protéicas 51 ./r B . HORMONAS DERIVADAS DE AMINAS Y AMINOACIDDS 52 C . HORMONAS ESTEROIDEAS 53 1, Hormonas testiculares (andrôqenos) 53 2, Hormonas ovâricas 54 3, Hormonas corticosuprarrenales 54 D . AUTAC0IDE5 55 CONSIDE.RACIONES FINALES EN RELACION CON NUESTRA CLASIFICACION 56 A. CONSIDERACIONES SOBRE LAS PROSTAGLANDINAS 56 B. CONSIDERACIONES SOBRE LAS FEROMONAS Y ENDORFINAS 61 C. CONSIDERACIONES SOBRE LAS HORMONAS HIPO- t a l a m i c a s 63 D. CONSIDERACIONES SOBRE EL TIMO 64 E. CONSIDERACIONES SOBRE LA GLANDULA PINEAL 66 F. CONSIDERACIONES SOBRE LA UITAMINA D 67 G. CONSIDERACIONES SOBRE EL INTERFERON 68 CAPITULO 2; 0RGANI2ACI0N DE LOS PROCESDS NEURO- ENDOCRINOS 77 I. SISTCMA ENDOCRINO Y SISTEMA NERVI050 78 A. SISTEMA ENDOCRINO 80 B. SISTEMA NERUIOSO 85 C. CONCLUSIONES GENERALES 08 IIv COMUNICACION NEUROENDOCRINA 89 A. HORMONAS Y BARRERA HEMflTOENCEFALICA 89 B. VIAS Y CENTROS NERVIOSOS 97 1. Hipotalamo y otras reoiones diencefâlicas 101 2. Sistema Ifroblco 107 3. Otros centros nerviosos C. NEUROTRANSMISORES NEUROENDOCRINÜS 115 1. Factoras hipotalamicos 119 2. Aminas biôqenas 121 3. Hormonas si té icas sintetizadas. alma- cenadas v sacretadas por ai teiido ner- vioso 124 D. CONCLÜSIONES GENERALES 125 III. SI5TEMA5 DE AüTORREGüLACION 126 A. HACIA UNA IDEA GENERAL DE SERUOSISTEMA NEURÜENDOCRINO 127 1. Sarvosistema de une olandula hlpéfiso- dependiente 129 2. Servosistema de une olandula auténoma 134 // B. SERV0SI5TEMAS DEL SISTEMA NEUROENDOCRINO 136 1. Servosistemas largos 137 2. Servosistemas cortos 1A1 3. Servosistemas ultracortos 141 C. EL SISTEMA LIMBICO EN LOS PROCESDS DE FEED-BACK NEUROENDOCRINOS 143 0. CONCLÜSIONES GENERALES 152 IV. CONCLÜSIONES GENERALES DEL CAPITULO 153 CAPITULO 3: ORGANIZACION DE LOS PROCESDS P S ’CO- E N D O Ç R I J ^ 156 I. PRIMEROS MODELOS EN PSICOENDOCRINOLOGIA 157 A. MODELOS DE F.A.BEACH 164 B. MODELO DE R.E.UHALEN 169 C. MODELO DE A.I.LESHNER 172 II. PLANTEAMIENTO GENERAL DEL MODELO 184 A. ESTIMULOS EXTERNOS _------ » -SISTEMA NEURD- ENDOCRINO 187 1. Vias relacionadas con estimulos visuales 194 2. vias relacionadas con otros estimulos 200 B. ESTADÜ META80LICO HORMONAL * PROCEEDS COKDUEîALEB 203 1, Droanizaclfin y maduracl6n 206 2. Actlvacifin. Inhibicl6n v modulacifin 214 C. PROCESOS CDNDUCTALES -----» SISTEMA NEURO- ENDOCBINO 222 D. PROCESO CONOUCTAL ----» SITUACION ESTIMULAR EXTERNA 231 III. MODELO INTEGRATIVO; INTERDEPENDENCIA FUNCIDNAL 233 IV. NIVELES FUNCIONALES P5IC0NEUR0ENDÜCRINOS 240 V. CONCLÜSIONES GENERALES DEL CAPITULO 248 C A P N U L ^ 4 : RTTMO^JEURDENDOCRIN^ 254 I. LA NATURALEZA CICLICA OE LA VIDA 255 A. ORGANIZACION ESPACIO-TEMPORAL DE LA INTE- RACCION HORMONAS-CONDUCTA 259 B. CARACTERIZACION DE UN RITMO NEUROENDOCRI NO 263 1. Pariodo 264 2. F ase 264 3. Amplitud 266 II. TIPDS DE CICLOS NCUROENDOCRINQS 268 A. CICLOS ULTRAOIANOS 272 8. CICLOS CIRCAOIANOS 281 C. CICLOS INFRADIANOS 305 1. Ciclos semanales o circaseptadianos 306 2. Ciclos mensuales 307 3. Ciclos anuales 307 D. OTROS CICLOS NEUROENDOCRINOS 319 III. PROCESOS DE 5INCR0N1ZACI0N 321 A. RELOGES BI0L0GIC05 322 B. SINCRONIZADORES 324 1. La luz 324 2. La temperature 350 3. Cl ritmo de interacciân 350 4. Los circuito abiertos (open loop) cotno sincronizadores enddoenos 3 52 5. Las interacciones hormonales comp sincronizadores endooenos 3 54 C. HACIA UM MODELO GENERAL DC SINCRONIZAC I ON NEUROENDOCRINA 356 IV. DJSCRDNI5MD5 Y PSlCDPATDLOGIA 360 A. FATIGA DE VUELO; SINDROME DE LOS HUSOS HORARIOS 362 B. FATIGA POR 01SCRONISMOS HABITUALES 364 C. ALTERACIDN OE LOS RITMQS DE INTERACCION 366 0. OTROS EFECTOS SOBRE EL ORGANISMO INOUCIDOS POR ESTADOS DESINCRÜNIZADOS 370 U. CONCLÜSIONES GENERALES DEL CAPITULO .372 CAPITULO 5; DIFERENClACION SEXUAL DEL SISTEMA I. S m m m m a m DIFERENCIACION OE LOS CARACTERES SEXÜALES DIMOR- 376 FICOS DIFERENCIACION SEXUAL DEL SISTEMA NERVIOSO EN 377 a n i m a l e s EXPERIMENTALES DIFERENCIACION SEXUAL DEL SISTEMA NERUIOSO EN EL 386 SER HUMANO 418 A. HIPERPLASIA SUPRARRENAL CONGENITA (SINDRO­ ME ADRENOGENITAL) 421 B. SINDROME DE INSENSIBILIDAD AL ANDROGENO 436 C. ADMINISTRACION DE HORMONAS EXOGENAS DU­ RANTE LA GESTACION 443 0, DIFERENCIACION SEXUAL DEL SISTEMA NERUIOSO EN EL SER HUMANO Y EN LOS ANIMALES 454 IV. CUESTIDNES DC DI5CUSI0N ACTUAL 457 A. MCCANISM05 GENERALES DE DIFERENCIACION 458 B. i EXISTE UNA SEXUALIDAD BA5ICA 7 463 C. MODELOS OE DIFERENCIACION 469 D. EL AGENTE INDUCTOR 473 V. CONCLÜSIONES GENERALES DEL CAPITULO 481 Ç A ^ P N U L O ^ ^ : C O | m U g ^ ^ g ( U A ^ 486 I. MOOELOS a n i m a l e s Y SEXUALIDAD HUMANA; EVIDENCIAS PSIC0NEUR0END0CRINA5 4 87 A. PROCESOS DE ACTIVACION EN EL INDIVIDUO ADULTO 488 1, EFectos de los andrdqenos 489 2. EFectos de los estr6qenos 495 3. EFectos de los proqestaqenos 498 4, EFectos de otras hormonas 499 B. PROCESOS OE ORGANIZACION; PRESENCIA TEMPRANA DE HORMONAS 502 C. MECANISM05 DE ACCION 504 D. HETEROGENEIDAD EN LOS MODELDS ANIMALES 510 II. COMPONENTES NEUROENDOCRINOS OE LA CONDUCTA SEXUAL HUMANA 519 ;?x' A. CONSIDERACIONES SOBRE EL CICLO SEXUAL FEMENINO 521 1. Procesos neuroendocrinos 522 2. Uariaciones pslcolÔQicas durante el ciclo 531 3. Tipoloqla Femenina v ciclo sexual 536 B. HORMONAS SEXUALES Y CONDUCTA SEXUAL FEMENINA 539 1. EFectos de la manipulacion hormonal sobre la conducta sexual Femenina 541 2i.Covariacifin entre ciclo sexual Feme- nino V conducta sexual 550 3. Covariacién entre hormonas endôoenas V conducta sexual Femenina 552 C. HORMONAS SEXUALES Y CONDUCTA SEXUAL MAS- CULINA 559 1. EFectos de la manipulacidn hormonal sobre la conducta sexual masculina 559 2. Covariacién entre hormonas endôqenas V conducta sexual masculina 564 D. LOS ANDROGENOS: &HORMONAS DE LA LIBIDO? 569 i n : CONDUCTA HOMOSEXUAL 572 A. .HOMOSEXUALIDAD Y ESTADO h o r m o n a l EN EL INOIVIDUO ADULTO (HIPOTESIS ACT I VAC I ONAL) 573 2] B. HOMOSEXUALIDAD Y ESTADO HORMONAL PRENATAL (HIPOTESIS DE DIFERENCIACION) 583 IV. lOENTiriCAClON SEXUAL 590 V. CONCLÜSIONES GENERALES DEL CAPITULO 597 S i S m m i m m m ’ ^OA I. CONDUCTA EMOCIONAL 605 A. HACIA UNA TEORlA GENERAL DE LAS EM0CI0NE5 609 e. HORMONAS Y EMOCION 619 1. Hormonas endoqenas v estados etnocionales 621 2. EFectos de la administracién de hormo­ nas sobre la emocidn 628 3. Comentario sobre hormonas v emocxôn: Hacia una teoria oeneralizada de las emociones 633 II. ESTRES PSICDLOGICO 637 A. TEDRIA DEL ESTRES DE SELYE: UN MODELO BIOLOGICO 638 1. Exposicién de la teoria del estrés de Selye 639 2. Comentario al concepto de inespecifi- cidad de Selye 653 4̂ 3. Comentario a la respuesta fislologica de estrés de Salve 660 4. Comentario al proceso de reaccién tri- Fasica (sindrome general de adaptacién) 662 B. HACIA UN MODELO PSICOEISIOLOGICO DEL ESTRES 664 1. Estrés V emocién 566 2. Respuestas hormonales durante el estrés 670 3. Oroanizacién de las respuestas hormona­ les durante el estrés 703 4. Factores cognitivos; percepcién. inter- pretacién y evaluacién 711 5. Novedad-incetidumbre: el estrés en tér- minos de la teoria de la inFormacién 714 6. Procesos"copino" 717 7. Estilos "coping" 723 III. ESTRES Y ENFERMEDADES PSICDSOMATICAS 730 A. ENFERMEDADES PSlCOSOMATICAS 732 Bt PERSÜNALIDAD TIPO a y PERSONALIDAD TIPO B 737 C; TRATAMIENTO Y PREVENCION: INOCULACION DE ESTRES E INMUNI2ACI0N 742 IV. DIFERENCIAS SEXUALES EN RESPUESTAS DE ESTRES 746 V. CONCLÜSIONES GENERALES DEL CAPITULO 757 CAPITULO 8 : CONDUCTA AGONISTICA 765 I. DIFERCNTC5 TIP05 DE AGRC5I0N; DISTINÏAS BASES PSIC0BIDL0GICAS 767 II. ORGANIZACION DE LAS ESTRUCTURAS DEL SISTEMA NERVIOSO QUE CONTROLAN LA CONDUCTA AGONISTICA 77 5 A. MASCULINIZACION DE LA HEM8RA (XX) 777 Bï FEMINIZACIDN DEL MACHO (XY) 783 C. HORMONAS TEMPRANAS Y CONDUCTA AGONISTICA; : COMENTARIO (HIPOTESIS ORGANIZADORA) 786 III.EFECTOS DE LAS HORMONAS SOBRE LA CONDUCTA AGONISTl- CA DURANTE LA EDAD ADULTA 789 A. HORMONAS SEXUALES 790 1. Andrépenos 790 2. Hormonas ovaricas 804 8. SISTEMA HI POE ISO-SUPRARRENAL 808 C. AMINAS BIOGENAS 817 D. HORMONAS HIPOTALAMICAS 824 E. HIPOGLUCEMIA Y AGRESION 825 F. FEROMONAS 827 G. COMENTARIO: EFECTOS DE LAS HORMONAS SOBRE LA CONDUCTA AGONISTICA EN LA EDAD ADULTA 828 IV. EXPERIENCIA AGONISTICA; EFECTO SOBRE LA ACTIVIDAD HORMONAL 831 A. DERROTA Y ACTIVlOAD HORMONAL 833 B. PATRONES DE DOMINANCIA Y SUMISION 838 V. CONTROL DE LA AGRESION A TRAVE5 DE LAS HORMONAS 843 VI. LO HORMONAL HACE INEVITABLE LO SOCIAL 847 VII.CONCLÜSIONES GENERALES OEL CAPITULO 853 Ç A P n g L O ^ ^ : 862 I. INTRODUCCION; SISTEMA EPIGENETICO Y 50CIOGENETIC0 864 II. CONDUCTA PARENTAL 868 A. CONDUCTA MATERNA 870 1.Hormonas v conducta materna en roedores 871 2.Cbmentario; hormonas v conducts materna en roedores 882 3.Hormonas v conducta materna en primates V seres humanos 886 4«Mecanismos de accién 888 B. INTERACCION PSICOENOOCRINA ENTRE MADRE E HI30 891 C. COMENTARIO: HORMONAS Y CONDUCTA PARENTAL. IMPLICACIONES EPIGENETICAS 898 III. EXPERIENCIA INFANTIL Y HORMONAS 904 A. EFECTOS DEL HANDLING SOBRE LOS MECANISMOS HORMONALES 905 B. IMPORTANCIA DE LOS PERI0005 CRITICDS 914 C. INTERPRETACION DE LOS EFECTOS DEL HANDLING 918 D. MODOS DE ACCION 922 E. IMPLICACIONES GENERALES 924 IV. RITUALES DE CORTEJO Y HORMONAS 929 V. HACINAMIENTD Y REGULACION PSICOENOOCRINA DE LAS 0EN5IDADES DE POBLACION 936 A. EL SINDROME DE ESTRES COMO DENSITOSTA’O (ESTRES,DE DENSIDAD) 937 B. RESPUESTAS DE ESTRES DE DENSIDAD Y REGU­ LACION DE LA TASA DE LA POBLACION 941 1. Sistema hipéFiso-suprarrenal 942 2. Sistema hip6Fiso-sexual v reoroductor 943 C. SENALE5 EXTERNAS INDUCTORAS DEL ESTRES DE DENSIDAD 947 Dï COMENTARIO; IMPLICACIONES SOBRE SITüACIO- NES HUMANAS 950 VI. CONCLÜSIONES GENERALES DEL CAPITULO 955 CAPITULO 10; SISTEMAS SENSOPERCEPTUALES 963 I. P05IBLE CONTRIBUCION PE LAS HORMONAS AL DE5ARRQLL0 DE LOS SISTEMAS SENSOPERCEPTUALES 964 II. SISTEMA VISUAL 970 Ill .GUSTO Y OLFATO 976 IV. SISTEMA AUOITIVO 979 V. PERCEPCION OEL TIEMPO 981 VI. SENSIBILIOAO SOMATOSENSORIAL 983 VII .SENSIBILIOAO INTEROCEPTIVA 983 VIII.CONCLÜSIONES GENERALES OEL CAPITULO 984 CAPITULO 11; NIVELES OE CONCIENClA 989 I. TRES MAYORES ESTAOOS OE CONCIENClA: VIGILIA. SUENO OE QNOAS LENTAS Y SUENO REM 991 II. SUBSTRATO NEUROFI SIOLOGICO OE LOS ESTAOOS OE CONCIENClA 1003 Ill .HORMONAS Y VIGILANCIA 1010 A. EFECTOS DE LA ADRENALINA 8. EFECTOS DEL ACTH Y FRAGMENTOS 1011 1014 ri IV. HORMONAS Y SUENO DE 0NDA5 LENTAS 1029 A. EFECTÜS DC LA MANIPULACION HORMONAL 50BRC CL SUCNO 1030 B. CrCCTOS HORMONALES INDUCIDOS POR LA PRI- UACION DC SUCNO 1038 C. FLUCTUACIONCS HORMONALES Y ALTCRNANCIA SUCNO-UIGILIA 1041 U. HORMONAS Y SUCNO REM 1043 A, CFCCTOS DC LA MANIPULACION HORMONAL 1043 8. CFCCTOS PROOUCIDOS POR LA PRIUACION DC SUCNO REM 1050 C. FLUCTUACIONCS HORMONALES Y ALTCRNANCIA SUCND-VIGILIA 1051 V I . COMCNTARIO; HORMONAS Y NIVELES DC CONCICNCIA. HACIA UN MODCLO PSICOCNOOCRINO DEL C5TAD0 DC CONCICNCIA 1054 VII. CONCLUSIONCS GENERALES DEL CAPITULO 1052 CAPITULO 12: APRCNDIZAOC Y MCMORIA 1071 SISTCMA HIPOFISO-SUPRARRCNAL 1073 A. RCFLCDO DC ORICNTACION 1073 30 B. CONDICIONAMIENTO DE EVITACION ACTIVA 1078 1. Estudios correlacionalBS 1081 2, Estudios expérimentales 1083 C. CONDICIONAMIENTO DE EVITACION PASIVA 1096 D. CONDICIONAMIENTO APETITIVO 1105 E. COMENTARIO; ACTIVIDAD HIPOFISO-SUPRARRENAL Y APRENDIZA3E 1111 II. ACTH Y FRAGMENTOS ANALOGOS 1113 A. BUSOUEDA DE SECUENCIAS ACTIVAS EN LA CADE- NA DE ACTH 1114 B. PROCESOS DE SUSTITUCION DE AMINOACIDOS Y DIRAS ALTERACIONES EN LAS SECUENCIAS ACTIVAS DE LA CADENA DE ACTH 1123 C. IMPLICACIONES DE LOS FRAGMENTOS ANALOGOS AL ACTH (ACTH-ANALOGOS) SOBRE EL APREN- DIZA3E EN ANIMALES EXPERIMENTALES 1127 1. Adouisicifin 1127 2. Extinci6n 1131 3. Recuperacién (retrieval) 1135 D. ACTH-ANALOGOS Y APRENDIZA3E EN SERES HUMANOS 1130 1. Aprendizaje discriminativo 1140 2. Memoria 1148 3. Recuperaci6n 1151 III. P - L P H Y FRAGMENTOS ANALOGOS 1152 IV. VA5DPRESINA Y FRAGMENTOS ANALOGOS 1158 V. MECANISMOS PE ACCION PE LAS HORMONAS HIPOTALAMO- HIPOFISARIAS Y NEUROPEPTIDDS 116 9 A. LAS HORMONAS HI POTALAMO-HIPOFISARI AS COMO MOLECULAS PRECURSORAS DE LOS NEUROPEPTIDDS 1169 8. LUGARES DE ACCION 1173 C. TRANSPORTE DC LOS NEUROPEPTIDDS HACiA LOS LUGARES DE ACCION 1177 VI. AMINAS BIOGENAS 1181 A. AMINAS BIOGENAS CEREBRALES 1182 1. Sistema colinérqico 1183 2. Sistema c a tecolaminéroico 1190 3. Sistema serotonineroico 1205 8. CATECOLAMINAS DE LA MEDULA SUPRARRENAL 1212 C. COMENTARIO: AMINAS BIOGENAS Y APRENDIZAJE 1219 VII. HORMONAS SEXUALES 1223 A. EFECTOS ORGANIZAOORES 1225 B. EFECTOS ACTIVACIONALES C. COMENTARIO: HORMONAS SEXUALES Y APREN­ DIZAJE VIII. HORMONAS TIRDI0EA5 IX. CONCLUSIONES GENERALES DEL CAPITULO 1232 1235 1237 1247 CAPITULO 13: PERSONALIOAD 1258 I. E.R. JAENSCH 1264 II. N. PENDE 1275 III. G. MARANON 1278 IV. r.G. SULMAN 1289 V. COMENTARIO: TIPOLOGIAS ENDOCRINAS DE LA PERSO- NALIDAD 1295 VI. NUEVA5 0RIENTACI0NE5 EN LA INVE5TIGACI0N DE LOS FUNDAMENTÜS NEUROENDOCRINOS PE LA PERSONALIOAD 1301 VII. CONCLUSIONES GENERALES DEL CAPITULO 1314 CAPITULO 14; PROCESOS PSICOPATOLOGICOS 1317 I. COMPONENTES PSICOPATOLOGICOS DE LAS ENDDCRINO- PATIAS 1319 33 A. EL PSICOSINDRGME ENDOCRINO 1322 B. PSICOSIS HORMONALES 1326 II. ALTERACIONES PSICOENDOCRINAS 1334 A. ANOREXIA MENTAL 1337 8. HIPOPITUITARISMO IDIOPATICO (ENANI5M0 POR PRIUACION) 1348 C. HIPERTIROIDISMO 1352 0. TRAST0RN05 MENSTRUALES OE ORIGEN PSICOLO- GICO (ALTERACIONES PSICOGENETICAS DE LA MENSTRÜACION) 1537 1. Pseudociesis (Pseudopregnancia) 1359 2. Amenorrea de querra 1360 3. Sindrome pseudomenopausico 1361 4. Sindrome amenorrea-hirsutismo 1362 5. Comentario; Amenorrea psicoqenetica V mecanismos psiconeuroendocrinos 1363 E. EL SINDROME PREMENSTRUAL 1364 1. Sintomatoloqla 1365 2. Etioloqla 1368 3. Aspectos psicosociales 1376 III.ANSIEDAD 1379 IV. DEPRE5I0N 1393 A. AMINAS BIOGENAS CEREBRALES Y DEPRESION 1397 B. SISTEMA HI POTALAMO-HIPOFISO-TIRO I DEO 1403 C. HORMONA DEL CRECIMIENTO (GH) 1414 D. SISTEMA HIPOTALAMO-HIPOFI SO-SUPRARRENAL 1419 E. SISTEMA HIPOTALAMO-HIPOFISO-GONADAL 1427 F. COMENTARIO; HORMONAS Y DEPRESION 1433 M, ESQUIZOFRENIA 1439 A. LA ESQUIZOFRENIA COMO ALTERACION METABOLICA 1441 B. HIPOTESIS SEROTONINERGICA 1445 C. HIPOTESIS NORADRENERGICA 1447 0. HIPOTESIS DOPAMINERGICA 1449 E. HIPOTESIS SOBRE ENDORFINAS 1455 F. HIPOTESIS SOBRE LOS MONOAMINO OXIDASA (MAO) 1465 G. HIPOTESIS NEUROENDOCRINA 1470 H. HIPOTESIS EP1GENETICA 1478 VI.CONCLUSIONES GENERALES DEL CAPITULO 1481 C A P m J ^ ^ ^ : ^ R O M O N A S ^ O S IB ^ ^ M P O R ^ N C IA E f ^ ^ C O M U N l C A C I O ^ I ^ ^ 1490 I. CONCEPTOS PREVIOS 1493 II, COMPONENTES QUIMIC05 1499 III. EFECTOS SOBRE EL DESARROLLQ 1503 IV. CONDUCTA SEXUAL 1513 V. CONDUCTA MATERNA 1521 VI. CONDUCTA AGRESIVA 1525 A. AGRESION ENTRE MACHOS 1525 B. FERDMONAS FEMENINAS INHIBIDORAS 1527 C. POSIBLES FEROMONAS INFANTILES INHIBI­ DORAS 1530 VII. TERRITORIALIDAD: ESPACIOS PERSONALES Y GRUPALES 1532 VIII. COHESION Y RECONOCIMIENTO GRUPAL E INDIVIDUAL 1540 IX. CENTROS CORPORALES PRODUCTORES 0 SECRETDRES DE FEROMONAS 1542 X. CONEXION HORMONAS-FEROMONAS 1546 XI. CONCLUSIONES GENERALES DEL CAPITULO 1548 REFERENCIAS 1553 36 INTRODUCCION A la luz de los descubrimiantos actuales de la psicologia experimental en general, y de la psicofi- siologia en particular, parece razonable admitir Que el conocimiento de la conducta humana exige considérer con cierto grado de ponderacion el pa­ pe 1 que parecen desempenar los fundamentes fisio- logicos subyacentes a dicha conducta y , mës parti- cularmente, los fenomenos biopuimicos. Si bien en el marco de la psicologia fisiolo- gics y/o psicoFisioloQia parece haberse alcanzado un nivel altamente aceptable con respecte al tra- tamiento cientiFico de la conducta desde una funda- mentacion estrictamente neurologies, el problems adopta un color diferente si sustituimos el aspec- to neurologico por el hormonal. De hecho, el nu­ méro de manuales o tratados générales sobre psico­ logia fisiologica es masivo en el momento presents; en estos manuales suele estât relativamente ausen- 37 te el tratamiento de la relaciôn entre hormones y conducta, y solo en aigunos mas recientes se to- ca el problems de forma tangencial y superficial. Por otra parte, es significativo que no existan tratados especfficos de psicoendocrinologfa, donde se analice se le et i v/amente la interaccion hormonas- conducta; en este sentido, solo algunos intentes esnoradicos han acumulado cierta informacion que, las mas de las veces, se reducen a aglutinar in­ formacion de diverses autores (frecuentemente se trata de articules anteriormente publicados) en pequenos tratados tipo reading (coleccion de vario; articules de diverses autores), s in que se esta- blezca una interpretacion uniforme del problems ni se elaboren modelos adecuados. Dado que muchas evidencias expérimentales tienden a sugerir que la actividad hormonal se relaciona inextricablemente con la conducta huma­ na, nos parecio altamente justificado intenter llevar a cabo la complicada empress de ordenar muchas de estas evidencias e interpreteri as desde un marco conductal en orden a colaborer a establecer las lineas oenerales de la 38 psicoendocrinoloQia. No pretendemos, por tanto, que nuestra investigacidn sea exhaustive e inten­ te recopilar y analizar todo el material publicado sobre esta question (este material, por otra parte, es ingente en el momento actual); tratamos, mds bien, de intenter ’’colaborar" a establecer las lineas générales de la psicoendocrinologia; esta parcels de la ciencia, a nuestro juicio, tendra mucho que decir en un Futuro no lejano. Por consi- guiente, nos hemos limitado a seleccionar algunos de los trabajos que nos han parecido mas signifi­ catives y relevantes para ejecutar nuestro propo- sito. Con ello, hemos pensado que podrfamos ofrecer una contribucidn valiosa el desarrollo de la psi­ cologia cientifica. Para llevar a término esta tarea, hemos con- siderado apropiado interpreter el marco hormonal en términos neuroendocrinos, ya que parece despren- derse que la actividad hormonal esta regulada por los mecanismos neurologicos, por una parte, y que la accidn de las hormonas sobre la conducta suele verificarse a través de las estructuras mediales (o mediadoras) que son de naturaleza neuroldgica, por otra. En este sentido, al referir la implicacidn 39 de los mecanismos neuroendocrinos sobre la conducta, y viceversa, nuestra posture adopta un sentido ge­ neral que podrfamos denominar como "psiconeuroendo- crino". 5e ha tenido en cuente, por tanto, la in­ teraccion entre hormonas, tejido nervioso y conriuc- t a ; ademas, no solo se han considerado los sfectos del substrato neuroendocrine sobre la conducta, sino también los efectos de la conducta sobre los mecanis­ mos neuroendocrinos, Partiendo de dichos presupuestos générales, hemos llevado a cabo nuestra tarea sobre esta cues- tion en la primera parte de nuestra tesis doctoral. Esta primera parte incluye 15 capitules distribuidos en los très primeros volûmenes. El primer volumen recoge los capftulos 1, 2, 3, 4 y 5; en é 1 se inten­ ta realizar un acercamiento hacia la integracion de los procesos psico-neuro-endocrinos. El capitule 1 se ha escrito especialmente para establecer une vi­ sion global sobre la amplia panoramica hormonal. El capftulo 2 para dejar sentadas las bases de la interaccion inevitable oue las hormonas evidencian con el sistema nervioso. En el capftulo 3 estable- cemos un modèle general de interaccion recfproco hormonas-conducta incluyendo, evidentemente, al 40 sistema nervioso como elemento mediador. El capi­ tule 4 esta dedicado a los ritmos neuroendocrinos. Por ultime, en el capftulo 5 abordamos ampliamen- te el sugestivo tema de la diferanciacion sexual del sistema nervioso. En los volümenes 2 y 3 se incluyen los capftu­ los restantes (del 6 al 11 en el volumen 2, y del 12 al 15 en el volumen 3). En estos dos volümenes se analizan procesos especfficos de conducta en re- lacion con los mecanismos neuroendocrinos. De este modo, en el capftulo 6 tratamos la conducta sexual Humana teniendo en cuenta los modelos animales, los componentes neuroendocrinos, la conducta homosexual, y cuestiones relatives a la identificacion sexual. En el capftulo 7 se analiza la emocion y el estrüs. En el capftulo 8 discutimos la conducta agresiva y algunos aspectos relevantes asociados a dicha con­ ducta. Se ha dedicado el capftulo 9 para tratar la conducta afectiva, haciendo elusion a cuestiones como la conducta parental, la relacion entre expe- riencia infantil y hormonas, y otros oroblomas afi- nes. Discutimos en el capftulo 10 la implicacion de las hormonas en los sistemas sensoperceptuales. En el capftulo 11 evaluamos los très mayores ni- 41 veles de conciencia, este es, la vigilancia, el sue- no de ondas lentas, y el sueMo REM. En el capftulo 12, uno de los capftulos mas extensos y sugestivos, se exDone la transcendental relevancia oue juegan los mecanismos neuroendocrinos en los procesos de aprendizaje y memoria, Varios aspectos de la perso- nalidad son tratados en el capftulo 13. El capftu­ lo 14, otro de los capftulos mas amplios, recoge nuestro analisis de los procesos psicopatologicos humanos en un marco neuroendocrino. F i nslmente, se ha reservado para el capftulo 15 la evaluacion de las feromonas y su posible relevancia en los pro­ cesos de comuniceci on humana, Ademas de llevar a cabo este laborioso anali­ sis de los procesos psiconeuroendocrinos expresado en la referida primera parte, hemos realizado una investigacidn experimental sobre una cuestion psi- coendocrina especffica. Esta euestien, que versa so­ bre la asociacion entre aspectos psicolôgicos y ac­ tividad hipdfiso-tiroidea, es tratada en la segunda parte de la tesis (volumen 4), 42 CAPITULO 1 CLASiriCACION GENERAL ENOOCRINA El interes primordial de esta revision, que iniciamos en este capftulo y que se continuera mas estrictamente en los capftulos siguientes, se fun­ daments en la necesidad de iniciar un estudio serio de la conducta desde un marco bioldgico, concreta- mente, desde una perspective neuroendocrine. Las evidencias cientfficas que exister en este sentido son compiejas y reveladoras. Puesto que en todo me­ mento la finalidad de este trabajo se centra sobre la posibilidad de establecer un mejor conocimiento de la conducta, en ningün momento dedicaremos dema- siada atencion al estudio de los mecanismos propia- mente hormonales. El objeto de este capftulo se fun- 43 damenta en que puede servir de aclaracion util pa­ ra los lectores no fami 1ia rizados con la terminolo­ gie endocrina. Por otra parte, queremos recorder que tampoco intentamos en este capftulo establecer una clasificacion de la totalidad de las hormonas y glan­ dules de secrecion interna conocidas hasta la actua- lidad. Este capftulo esta dividido en très apartados: 1) clasificacion de las glandulas endocrinas, 2) cia- sificacidn hormonal, y 3) consideracione s finales. I. C L A S i r i C A C I O N DE LAS GLANDULAS ENDOCRINAS A. GLANDULAS ESPECIF ICAMENTE ENDOCRINAS 1. Hipdf i sis (hipdfisis anterior e hipdfisis media) 2. Glandulas hipdfiso-dependientes: a) Gonadas (ovarios y testfculos) b) Suprarrenales (corteza suprarrenal) c ) T i roi des 3. Glandulas no hi pdfiso-dependiente s : a) Pancreas endocrino (islotes de Langerhans) b ) Paratiroides c ) Células tiroideas parafolicul ares d) Zona glomerular de la corteza suprarrenal 44 B. GLANDULAS NEURÜENDDCRI NAS 1. Epifisis (glandula pineal) 2. Médula suprarrenal 3. Neurohipofisis (hipdfIsis posterior) 4. Hipotalamo (algunos centros) 5. Sistema ifmbico (algunos centres) 6. Plexos coroideos (liquido cefalorraqufdeo) 7. Région periventricular (liquido cefalorraqufdeo) 8. Région periependimaria (hipendemocitos y ependi- moci tos). 9. [structuras gliales C. GLANDULAS ENDDCRINO-EXOCRINAS (Sistema en­ docrine difuso) 1. Timo (y sistema ganglionar) 2. RiHon "endocrino” 3. Estructuras del sistema digestive 4. Estructuras del sistema respiratorio ("pulmdn endocrino") 5. Gldndulas salivales 6 . Hfqado 7. Pancreas 8. Sistema sanqufneo 4 5 D. GLANDULAS ENDOCRINAS EVENTüALES 1. Cuerpo lüteo 2. Placenta 3. Ciertas tumoraciones Cada dfa son mas numerosas las estructuras bioldgicas que pueden catalogarse como endocrinas. Nosotros no hemos agotado, ni mucho menos, todas las posibilidades que puede ofrecer una compléta clasificacion en este sentido. Si n embargo, hemos inclufdo algunas estructuras que usualmente no han sido suficientemente destacadas pero que comienzan a adquirir especial relieve en el campo de la endo- crinologfa. El sistema respiratorio ("pulmon endo­ crine"), por ejemplo, fue inclufdo en el area en­ docrine merced a los trabajos de Anggard (1965) que denunciaron la presencia de prostaglandinas en el tejido pulmonar. No obstante, como ha puntua- lizado Smith (1978), hasta hace muy poco tiempo no habfa sido posible la constatacidn especffica de que de t e rmi nadas prostagiandinas se sintetizan y liberan con gran rapidez en el tejido pulmonar. Algo similar viene a ocurrir con el sistema san- 46 gufneo en cuanto elemento endocrino; pues, no solo se conoce que las plaquetas son agentes cruciales para la sfntesis de prostaglandinas sino que también se postulan otras sustancias hormonales con sfntesis en el propio sistema sangufneo, como es el caso del factor de crecimiento nervioso (Luria, 1977). Mas recientemente, Levi-Montalcini y Calissano (1979) han referido que el citado factor de crecimiento de los nervios es liberado activamente en las glandulas salivales de los roedores y en las células efecto- ras inervadas por el sistema nervioso simpético. II. C L A S i r i C A C I O N H O R M O N A L La opcion por una clasificacion basade en cri- terios bioqufmico-glandulares, como es la que aqui adoptamos, no signifies que desechemos otras posi- bilidades igualmente viables. Algunos autores (Pérez, 1900) proponen, por ejemplo, clasifica- ciones hormonales fundamentadas en criterios onto- genéticos (segûn que las hormonas se sintetlcen en estructuras procédantes del ectodermo, mesodermo o endoderme), o bien en criterios filogenéticos (euolucidn de los patrones hormonales desde las hormonas de las plantas e invertebrados hasta lle- gar a las hormonas mas propias de los mamiferos y humanos). Por tanto, nuestra clasificacidn es sdlo una entre las multiples posibles, pero es también una clasificacion que considérâmes apta para in- troducir nuestro trabajo. Por razones obvias, no hemos inclufdo intencionalmente las hormonas de sfntesis. Todo intento de clasificar o encasillar el amplio répertoria hormonal puede convertirse en una cuestidn diffcil. Sobre todo si admitimos la idea propuesta por Ddrner (1979, p.91), segun la cual, las hormonas deben ser definidas como mensajeros qufmicos que son producidos en células especfficas y que ejercen efectos bioldgicos sobre otras célu­ las del mismo organisme actuando sobre ellas lo- calmente (hormonas locales), o bien actuando sobre células diana distantes (hormonas sistémicas). Se­ gun esto, los neurotransmisores deben se r conside- rados como hormonas locales del sistema nervioso. Ademas, si admitimos esta feliz idea de Ddrner, el sistema nervioso debe se r considerado, practi- 4 8 catnente en su totalidad, como una entidad con ca- tegorfa neuroendocrina major que estrictamente ner- viosa. La clasificacidn hormonal que vamos a desarro- llar se puede resumir en los puntos siguientes; a . Hormonas peptfdico-protefnicas 1. Hormonas y/o factores hipotalâmicos 2. Hormonas hipoflsarias 3. Otras hormonas peptfdico-protefnlcas - Hormones pancreétlcas " placentarias ” paratiroideas y tiroideas " renales - " del sistema digestivo b . Hormonas derivadas de amjnas y aminoacidos 1. Hormonas tiroideas 2. Hormonas de la médula suprarrenal 3. Hormones de la glandula pineal 4. Hormonas del sistema nervioso (neurotransmisores) c . Hormonas esteroideas 1, Hormonas testiculares 2, Hormonas ovéricas 3, Hormonas corticosuprarrenales d. Autacoldes A continuacidn vamos a desarrollar estos puntos générales. Al final del capitule exponemos dosdibujospara Faciliter la localizacidn glandular. A. HORMONAS PEPT ID ICO-PROTEIN I CAS 1. Hormonas y/o Factores hipotalâmicos * Denominacion Est ructura "Somatotropin Releasing Factor"/"Growth Releasing Factor" (SRF/GRF) Desconocida "Sometotropin Release Inhibiting Factor"/"Growth Inhibiting Factor" (SRIF/GIF/Somatostatina) Polipeptido "Corticotropin Releasing Factor"(CRF) Polipeptido "Thyrotropin Releasing Hormone"(TRH) Tripeptido "Lipid Mouilizing Factor"(LMF) Desconocida "Luteining Hormone Releasing Hormone" (LH-RH) Decapeptido "Follicle-Stimulating Hormone Releasing Factor"(FSH-Rf) Desconocida "Prolactin Releasing Factor"(PRF) Desconocida "Prolactin Inhibiting Factor"(PIF) Desconocida "Me 1anotropin Releasing Factor"(MRF) Desconocida "Melanotropin Inhibiting Factor"(MIF) Tripeptido * Las hormonas o Factores hipotalâmicos son un grupo de sustancias guimicas sintetizadas en el hipotalamo. Pene- tran en la hipoFisis anterior y actuan Fisioldgicamente sobre esta estructura activando o inhibiendo la sfntesis y/o liberacidn de las hormonas antehipoFisa ri as. Reciente­ mente se ha postulado gue exhiben eFectos centrales extra- hipoFisarios (Haulicek et al., 1976 ; 11i1, 1976 ;e te.) modulan do la actividad del sistema nervioso. A medida que estas sustancias van siendo aisladas y se va conociendo su estruc­ tura qufmica se denominan "hormonas hipotalâmicas" en lugar de "Factores". Si n embargo, a veces no se observa esta dis- tincion por 1o cual hemos adoptado esta postura. 50 2. Hormonas hipoflsarias a) Antehipofisari as Denominacion "Somatotropic Hormone"/"Growth Hormone"(STH/GH). Somatotropa "Adrenocorticotropic Hormone"(ACTH). Corticotropa "Thyroid-Stimulating Hormone"(TSH), T i rot ropa "Follicle-Stimulating Hormone"(FSH). Foliculot ropa "Luteinizing Hormone"/"Interstitiel Cells Stimulating Hormone"(LH/lCSH) "Luteotropic Hormone"/"Mammotropic Hormone"(LTH/MH). Prolactina "Melanophore-Stimulating Hormone-t " (ftt-nSH), Melanotropa «c "Melanophore-Stimulating Hormone f " (f-MSH). Melanotropa^ "Lipotropic Hormone ««" (pt-LPH ) . Lipotropa "Lipotropic Hormonef "(f-LPH). Lipotropa .f b) Posthipofisarias Oxitocina Antidiuretic Hormone(ADH).Vasoprésina C structura P roteina Polipéptido Glucop rotefna Glucoproteina Glucoproteina Proteina Polipéptido Polipéptido Polipéptido Polipéptido Polipéptido Polipéptido 3. Otras hormonas peptfdico-proteicas a) Hormonas panereaticas : Denomi naci on Insulina Glucagon b) Hormonas placentarias: Gonadotrofina coridnica humana(HCG) Lactdgeno placentario Relaxina c) Hormonas paratiroideas y tiroideas Parathormona Calcitonina/Tirocalcitonina d) Hormonas renales Angiotensina I Angiotensina II Re ni na Eritropoyetina e) Hormonas del sistema digestivo Sec ret i na Gast ri na Estructura Proteina Polipéptido Glucop rotefna P ro te f na Polipéptido Proteina Polipéptido Polipéptido Polipépti do P ro t e f na Glucoproteina Polipéptido Polipéptido B. HORMONAS DERIVADAS OE AMINAS Y AMINOACIDOS 1. Hormonas tiroideas Denomi nacion Estructura Triyodotironina (T^) 3,5,3,Triyodotironina Tiroxina (T^) 3,5,3,5,Tetrayodotironina 2. Hormonas de la médula suprarrenal Adrenalins 3,4-Dioxifenil-etanolmetilamina Noradrenaline 3,4-Dioxifenil-etanolamina Dopamina 3,4-Dihidroxi-feniletilamina Isopropilarterenol 3,4-Dioxifenil-etanol-i sopr£ pilamina 3. Hormonas de la glandula pineal Serotonins (5-HT) 5-Hidroxi-triptamina Melatonins 5-Metoxi-N-acetiltriptemina 4 . Hormonas del sistema nervioso f- Acetilcolina Hidroxido de acetiloxietiltri_ metilamonio Serotonina Ver arriba Dopamina " Noradrenalina " GABA Acido gamma-amino-butfrico * Estas hormonas locales del sistema nervioso suelen concep- tualizarse bajo la denominacion de ami nas biogenas neurot rans- misoras. 5? C. HORMONAS ESTEROIDEAS 1. Hormonas testiculares (andrdqenos)» Denominacion T estosterona Adrostendiona Dehidrotestosterona (x) Androstandiol (x) 2. Hormonas ovaricas y a) Estrogenos: Estradiol Estrona Estriol b) Progestagenos: Progesterona Pregnenolona Pregnandiol(+) Pregnantriol(-f-) 17-Hidroxipregnenolona(+) Estructura 17Ç-hidroxi-A4-androsten-3-ona A4-androsten-3,17-diona 17^-hidroxi-5 F - c i c l i c o p a r e c e s e r u n m e d i a d o r c o m u n e n l a a c c i d n c e l u l a r d e l i n t e r f e r d n y a l g u n a s h o r m o n a s , o e r o n o e l u n i c D . L o s a u t o r e s s e n a l a n q u e : " T h e m a n y s i m i l a r i t i e s h r t u e e n i n t e r f e r o n a n d p o l y o e o t i d e h o r m o n e s i n d i c a t e t h a t i n t e r f e r o n s h o u l d b e c l a s s i f i e d a s s u c h , a n d t h i s i s s u D P o r t e d b y o u r i n a b i l i t y t o d i s t i n c u i s h i n t e r f e r o n a c t i o n f r o m a h o r m o n a l r e s p o n s e . As s u c h , t h e n a t u r a l r o l e o f i n t e r f e r o n ma y b e r e g u l a t o r y , w i t h i t s e f f e c t s o n v i r u s i n f e c t i o n s b e i n g s e c o n d a r y " ( B l a l o c k y S t a n t o n , 1 9 8 0 , p . 4 0 6 ) . R e c i e n t e m e n t e , M u n o z ( 1 9 8 0 ) h a s u g e r i o d o o u e , a u n o u e e l i n t e r f e r d n f u e d e s c r i t o p o r p r i m e r a v e z h a c e ma s d e d e s d é c a d e s , s u m o d o d e a c c i d n a n i v e l m o l e c u l a r e s a u n d e s c o n o - c i d o ; e s t e a u t o r s e n a l a q u e a c t u a l m e n t e s e t i e n d e a s u g e r i r o u e l a m e m b r a n a p l a s m a t i c a e s s u l u o a r p r i - m a r i o d e a c c i d n , d e b i d o a u n a s e r i e d e c a m b i o s t a n t o e s t r u c t u r a l e s c o m o f u n c i o n a l e s q u e p r o d u c e s o b r e d i - c h a m e m b r a n a . 7C Es interesante recorder que algunas evidencias fisioloqicas observadas recientemente con el inter­ feron (Calvet y Gresser,1979) sugieren que esta mo­ lécule es capaz de inducir acciones neurofisioldqi- cas seme jantes a las de algunas hormonas clasicas. For ejemplo, el interferon humano es eficaz para incna- mentar significativamente la actividad espontanea y las respuestas evocadas en las células de la corteza cerebral y cerebelar del gato. De este modo, el in­ terferdn humano, ademas de ser altamente antiviral, eleva nctablemente la excitabilidad neuronal incremen- tando la frecuencia de unidades de descargas eléctri- cas espontaneas y le tendencia al disparo repetido de células individuales. Uno de los efectos mas no­ tables del interferdn sobre los potenciales avocados en células nerviosas es la induccion de latencies cor- tas entre la estimulacidn y la respuesta inicial (Calvet y Dresser,1979), disminuyendo también los niveles de umbral a la estimulacidn. For tanto, aunque no hemos incluido al interfe­ rdn en nuestra clasificacidn inicial, y aunque tam­ poco suele incluirse en los trabajos tradicionales, las evidencias aqui senaladas indican le posibilidad d e q u e , e n u n F u t u r o , e s t a s ü s t a n c i a d e b a s e r c o n s i d e r a d a , c o n a u t e n t i c o d e r e c h o , c o m o u n a h o r m o n a . I t Glandule pineal Hipotalamo Hipof i si s T i roi des Parati roides Timo Estomago Pancreas Suprarrenales Intesti no Ova ri 0 •Testiculo Rep re sentacion esquematica de algunas de las glandulas de secrecion Interna mas signi- f i cativas. 73 ^'twTmctr i ‘ IN T IM C IM TCtTt̂OL WÉÀI BimwtKTRCW. « .MJCL tUS Ip,. oo m oM cou L muclO B ’̂ v -' gLatni UaMMLLOIWkLAMC IK K TfK^ mtS UDNCnuDMW. f'KEWClt /Ksitx»*:' i,/ MYnTTMKKMC I CXKWECtCKC E n c r u c i j e d a h i p o t a l a m o - h i p o r i s a r i a . L a T i o u t r a u n a s e c c i o n p o F i s i s . E l h i p o m e r o e l e v a d o de d e h o r m o n a s , q u e i n c l u i r i a s l a s h i l o s s e i n d i c e e 1 a r e a s g é n é r a l e s : t e r a l . L a e . s t i m u r i o r p r e d u c e , p r p a r a s i m p a t i c o s ; p r o v o c a s o b r e t o t e r i o r s e c o m u n i a t r a v é s d e l s i s u n a c o n t i n u a c i o n de V a n T o l l e r , 19 s a g i t a l m e d i a l d e l h i p o t a l a t a l a m o e s t a c o n s t i t u i d o p o r n u c l e o s , m u c h o s d e e l l o s p r o c o n t r o l a n d i f e r e n t e s f u n c i p o f i s a r i a s . E n m a r c a d o e n r e n o m b r e d e l a s c u a t r o p r i n c a n t e r i o r , p o s t e r i o r , d o r s a l a c i o n d e l o s n u c l e o s d e l a e d o m i n a n t e m e n t e , e f e c t o s c o l a e s t i m u l a c i o n d e l a r e a p o d o e f e c t o s s i m p é t i c o s . L a h c a c o n e l h i p o t a l a m o F u n d a m t e m a p o r t a ; l a h i p o f i s i s p o d e l p r o p i o h i p o t a l a m o . ( O i 7 9 , 0 . 5 2 ) . r a mue s - m o e II i - u n n û - d u c t o r e s ones c t a n g u - i p a 1 e s 1 y l a ­ r e e a n t e - r p o r a i e s s t e r i o r i p ô f i s a n - e n t a l m e n t e s t e r i o r e s b u j o t o r n a d o 77 CAPITULO 2 O R G A M Z A C I C N DE LOS PROCESOS NEURO- ENDOCRINOS Progresivamente los endocrinôlogos han cons- tatado que es mas correcto utilizer el término"neu- roendocrinoloQia” oue la inicial denominacion ''endo­ crinologie". Es probable, si n embargo, que esta idea no ses suficientemente empleada por estos especialis- tas. Otra cosa ocurre, o debe ocurrir, cuando estudie- mos las hormonas como base de la conducts humana; en este sentido, es dificil o imposible no admitir como premise fundamental la interaccion hormonas-cerebro. Una razon para esta afirmacion radica, quizas, en que el sistema nervioso actua como mediador en los canales de comunicacion que se establecen entre hormonas y conducts, y viceversa. Otra razon, no menos importan­ te, consiste en que actualmente se admite con mucha d i- 76 ficultad que las hormonas se autorregulen sin contar con la actividad fundamental del sistema nervioso. Este segundà razon, es decir la existencia de una ine­ vitable comunicacion neuroendocrine, sera una de las finalidades esenciales de este capitule. La primera ra­ zon sera discutida en el capitulo siguiente, Con respecte al desarrollo de este capitule,tra- taremos en primer lugar la existencia de dos importan­ tes sistemas de comunicacidn existantes en el orga­ nisme, esto es, el sistema endocrino y el sistema ner­ vioso; A continuacion, analizaremos las posibilidades de una auténtica comunicacion entre ambos sistemas; fi- nalmente, haremos r e f e r e n d a a los mecanismos de auto- rregulacion que son, en ultimo término, los que expli- can el funcionamiento interactive y reciproco entre los procesos endocrinos y nerviosos y, a su vez, arro- jan suficiente luz para entender que ambos procesos participée de un sistema neuroendocrino comiîn. I . SISTEMA ENDOCRINO Y SISTEMA NERVIOSO La moderne biologia, la cibernética, las ciencias de la informacion y la psicologfa nos dicen que los or­ ganismes poseen complicados procesos de comunicacion a nivel intraindividual. También, parece constatable 79 que hasta los organismes mas elementales, como la ameba, cuentan con formas de comunicacion "autorre- gulativas". Estos procesos autorregulativos se han venido denominando (especi al mente en bioloofa) "ho­ me ostaticos" desde que Cannon(l932) sento definiti- vamente las bases del autoequilibrio interno del organ!smo. En las ciencias de la conducts existe actualmen­ te la tendencia hacia una implantaciôn efectiva de los mecanismos de auto rre gui aci on( •'se rvosi stemas " ) y de la "teoria general de sistemas"; esta tendencia se evi­ dencia en el trabajo de Yela(l976) asi como en las o- bras clasicas de Bertalanffy(1968), Bertalanffy y cobs.(1972) y Ashby(l950). De forma similar, en en­ docrinologie y neurologie se considéra que los pro­ cesos de comunicacion hormonales y nerviosos estan so- metidos a las leyes basicas de los mecanismos de au- torregulaci6n(Uiener,1961 ; Wiener y Schade, 1963; etc.) Tanto el sistema nervioso como el endocrino pue­ den ser considerados, en algunos aspectos, como po- seedores de elementos di stinti vo s . Esto no implica oue sus mecanismos funcionales sean independientes sino, unicamente, que poseen aspectos significativa- mente diferentes. Por tanto, merece la pena que, en 80 un principle, tratemos ambos sistemas por separado para resaltar algunos de dichos aspectos y, de es­ ta marnera, comprender que también existen procesosse- mejantes entre el sistema nervioso y el endocrino y, a veces, difxcilmente distinguibles. Esto nos llevara posteriormente a admitir la existencia de integraciones neuro-endocrinas y psico-neuro-endocrinas con Formas de integracion y comunicacion que obedecen los principios bésicos de "autorregulacion" que rigen en la teoria ge­ neral de sistemas. A. SISTEMA ENDOCRINO Como se sabe, el sistema endocrino esta consti­ tuido por las hormonas y las glandulas de secrecion interna. Las primeras son "mensajeros qufmicos" espe- cfficos con Funciones diverses y complejas sobre el organismo, y, a su vez, son sintetizadas por las se- gundas, esto es, por las glandulas de secrecion in­ terna . Por otra parte, el sistema endocrino integra un cuadro muy variado y amplio de glandulas de secre­ cion interna(ver capitule 1), entre las que desta- can por su importancia psicologica la hipofisis , Qonadas, suprarrenales(dos glandulas situadas encima de ambos rihones), t i roi d e s (situada por debajo del car- 81 tflago tiroides, en el cuello), paratiroides(cuatro glandulas, dos en cada lobulo del tiroides) y timo. Existen otras glandulas que, sin se r tan especi- ficamente endocrinas como las descritas, no deben set ajenas a nuestra consideracion. Este es el caso, por ejemplo, del pancreas endocrine, ribon, intestine, es- tomago, hfgado, etc. El cuerpo luteo(estrue tura que se desarrolla en el ovario durante la segunda mi tad de cada ciclo sexual de la mujer), la placenta y algunas tumoraciones deben considerarse como glandulas endo­ crinas que se constituyen como tales en momentos "e- ventuales" o en circonstanciés determinadas. to que mas ha llamado la atencion en el campo da la endocrinologie ha side su espectacular desarrollo en los ultimos veinte abos. Sin embargo, el desarro­ llo de la endocrinologie se ha basado(y se basa) en los mismos principles que cualquier otra ciencia: formula- cion de hipotesis y walidacion o refutacidn de dichas hipotesis. En un principle se penso que el higado po- seia secreciones internes que, en lugar de secretar - las al exterior mediante canales o vias concretas, las vertia directamente a la sangre; despues se comprobd que dichas secreciones actuaban sobre la glucogenesis. Posteriormente, esta idea se amplia a otras glandulas como ha side el caso de las suprarrenales y el tiroi- 82 des. Has tarde, tales secreciones recibieron la de- nominacion de "mensajeros quimicos” porque transmi- tian cierta informacion desde las glandulas(lugar de produccion) hasta los organos diana("targett")» siendo vehiculadas por el riego sanguineo. Un peso importan­ te fue establecido por Aldrich y Takamine en 1901 cuan- do aislaron por primera vez la adrenaline; estos au- tores demostraron que tel sustancia podia actuar co­ mo mensajero quimico incluso a dosis infinitamente pequebas. Poco mas tarde, Baylis, Sterling y Hardy emplearon, por vez primera, el término"hormonas" pa­ ra designer a estos agentes qufmicos. Al considérer los patrones evolutivos de la en- docrinologia como ciencia résulta inevitable desta- car la revolucion que para ella ha supuesto el de­ sarrollo de la bioquimica general. Efectivamente, en los ûltimos abos los fenomenos biologicos han sido tratados preferentements a "nivel molecular"; este proceso ha revoluvionado a la endocrinologfa de forma similar a como la "neurologie molecular" ha revolucionado a la moderne neurologie. Taies pun- tos de vista se han visto favorecidos por los mo- dernos postulados genéticos(Wonod,1970; Dacob,1970; etc.) sobre la actuacidn de los écidos nucleicos 83 (ADN y ARN), y por el conicimiento de la interaccion que tienen las hormonas con ciertos nucleotides co­ mo el adenosin-mono-fosfato(AnP), el uridin-qluco- Fosfato(UGP), el timidin-gluco-fosfato(TGP), etc., y sobre todo el AMP-c denominado "segundo mensaje­ ro" . A la luz de estas ideas, las hipotesis enzi mo- hormonal y oen-hormona no carecen de sentido. La pri­ mera Fue propuesta por Green, quien indico que la actividad que realiza la hormona en el organo recep­ tor consiste en actuar sobre los enzimas de las cé- lulas modi F icando su actividad. La hipotesis gen-ho_r mona la Formularon independientemente Karlson y Za- lokar; ambos pensaron que las hormonas intervienen en los procesos genéticos a través de su accion so­ bre los âcidos nucleicos, interviniendo, por tanto, en procesos tan complejos como la sintesis de orotei- naa- También lo hicieron Beadle y Tatum. La exi stenci a de un patron de autorregulacion biologica Fue pautada inicialmente por Bernard(1859) y por Cannon(1932). Mas tarde. Selye(1956) concedio cierto valor a este F enomeno. F i nalmente, poco a po­ co y progresivamente, la naciente ciencia de la en­ docrinologie fue madurando un modelo de Funcionamien- 8A to ci b e rnétiC O (autorregulativ o ) para sus glandulas de secrecion. Segun este cri te ri o (actualmente bien establecido), las glandulas de secrecion interna mantienen el nivel optimo de hormonas en sangre gra­ cias a su capacidad de autorregulacion(la glandule régula su actividad a través de las sebales que to­ me de la sangre y que le indican el nivel de las hor­ monas especificas). Incluso algunas glandulas, verbi gracia la hipofisis, Fueron consideradas como autén- ticos mécanismes cibernéticos oue controlaban y diri- gian a otras glandulas, Uno de los pesos decisivos para la introduccion del nuevo paradigma(el neuroendocrino) en los modelos de los mecanismos hormonales Fue establecido por Harris(196 a ), quizes uno de los majores neuroendocri- nologos expérimentales de los ûltimos tiempos. Con los trabajos de Harris quedo demostrado deFinitiva- mente que los mecanismos Funcionales de la hipoFisis anterior(parte de la hipofisis que dirige la actividad de glandulas tan esenciales como las suprarrenales, sexuales y tiroides) dependen de otros mecanismos co- rrespondientes al sistema nervioso, concretamente co- rrespondientes al hipotélamo. Desde entonces, cada die se viens constatando corn mayor claridad que el 85 sistema nervioso(hipotalamo, sistema limbico, epffi- sis, etc.) dirige o modula la actividad de las glan­ dulas de secrecion hormonal. La emergencia de la neu- roendocrinologia como ciencia es un hecho i ncuesti ona- ble. Pero, antes de considérer los procesos neuroendo- crinos, queremos hacer algunas alusiones a varies as- pectos del si sterna nervioso. B. SISTEMA NERVIOSO Lo mismo que ocurria con el sistema endocrine, se admite unanimemente que el sistema nervloso'es, basi- camente, un complicado sistema de comunicacion. Si bien es cierto que los mecanismos endocrines vehicu- lan la informacion a través de1 riego sangufneo para desde equx se r transportada hasta los organos recep- tores, el sistema nervioso en cambio, posee vias de co­ municacion propias("vias nerviosas") por donde circula la informacion. Si n embargo, esta aparente diferencia crucial que podria implicar uns notable i ndependenci a funcional entre lo neuronal y lo endocrino es excesi- vamente relativa y, por tanto, no debe considerarse co­ mo tal. Dos importantes investigadores se han preocupa- do por aclarar a su debido tiempo estas cuestiones. El primero de ellos es un pensador médico con 86 buena preparacion en neurologie y endocrinologie; se trata del profesor Rof, quien en uno de sus trabajos nos dice que " ...Una de las mayores sorpresas de la "neurologie molecular" es haber descubierto que las neuronas, que suponiamos células tranquilas, encarga- das de sostener y nutrir la complejisima red de vias nerviosas, son, por el contrario, de todas las célu­ las del organisme acaso las de mas activa sintesis proteica a partir del ARN... Se calcula que cada neu­ rone sintetiza al dia varias veces su volumen en pro­ téines, que emigran a lo largo de sus prolongaciones. Se admite actualmente que estas proteinas transmiten, por dentro del cilindroeje, "una informacion", que pro cede de los ribosomas intraneuronales y, a su través, del ADN y ARN del nûcleo. Esta informacion "biogené- tica" de alguna forma se articula con la informacion muchisimo més veloz que se transmite por les prolon­ gaciones nerviosas. Tenemos, por consiguiente, en el sistema nervioso un verdadero "organo secretor", ac- tivisimo, con lo cual parece atenuarse la radical diferencia que separaba hasta ahora al sistema ner­ vioso del sistema endocrino"(Rof,1972,p .257). El segundo investigador, el profesor Dionisio Pérez, también apunta en sus trabajos la nueva con- 87 cepciôn del sistema nervioso como un auténtico "organo secretor" y, por tanto, interre1acionado fuertemente con los elementos endocrinos. A este respecte, Pérez (1973, p.46) defiende lo siguiente: " ...La conexion mas importante, por lo menos desde el punto de vista de una superior centralizacion, aparece en la encruci- jada que forman el diencéfalo, por parte del cerebro, y la hipofisis, por parte endocrinologica. Esta con- juncion, origina un auténtico"cerebro endocrino", el cual emite ordenes al resto de las glandulas endocri­ nes y recibe estimulos desde la zona cortical", Aunque, a nuestro juicio, estos dos investigadores espaboles han sabido resaltar adecuadamente la inte­ raccion hormonas-si stema nervioso, debemos dejar cla- ro que otro gran investigador espabol(aunque malogra- do por su temprana muerte) sugirio hace bastante tiem­ po la actividad secretora de las neuronas(véase Ramon y Cajal,1968; Prados y Such, 1968). Nos referimos a Nicolas Achûcarro, auténtico oionaro en este campo. En ultimo término, Lentz(l968) mantiene que el origen, desde el punto de vista filogenético, del sistema nervioso pudo iniciarse desde las estructu- ras endocrinas ya existantes. Basa tal hipotesis en dos consideraciones defendidas actualmente: a )no to- dos los animales poseen sistema nervioso, como es el 88 caso de los protozoos y las bacterias que cuenten ûnicamente con un sistema de "quimiorreceptiuidad"; b) ciertos centros secretores, en lugar de verter sus secreciones(hormonas) a la circulacion general, en algûn moménto determinado comenzaron a prolonger-, se hasta alcanzar los organos efectores, formando a- si las vies nerviosas. C.CONCLUSIONES GENERALES El sistema nervioso y el sistema endocrino son, tal vez, los dos sistemas de comunicacion mas alte­ rnante organizados que posee la estructura biologica humane. Ambos sistemas poseen elementos distintivos como, por ejemplo, la velocidad de transmision de informacion o la presencla o ausencia de "vias" ana- tomofisiologicamente estructuradas. Ambos sistemas poseen elementos comunes como, por ejemplo, la ca­ pacidad secretora de algunas celulas nerviosas. Tan­ to el sistema nervioso como el endocrino intervienen, funcionalmente, en un sistema mas amplio de interaccion reciproca conocido usualmente como sistema neuroendo­ crino. eg I I. COMUNICACION NEUROENDOCRINA En este apartado, y tomando el anterior como una introduccion util, vamos a intentar establecer las vias générales y fondamentales, los requisites primordiales, sustentadores de una auténtica comunicacion neuroendo- crina, Para hablar de una comunicacion neuroendocrine efactiva. Memos considerado que deben esclarecerse, por lo menos, très aspectos importantes relacionados con la misma. En primer lugar, la posibilidad de una comu­ nicacion espacial entre una hormona y una estructura neural. En segundo lugar, determinar si existen o no estructuras nerviosas especificas(o vias nerviosas) es­ paces de relacionarse reciprocamente con hormonas. Fi- nalmente,es necesario constater la posibilidad de que exiStan"agentes neuroendocrinos" espaces de comunicar el sistema endocrino con el nervioso(en reiacion con estos agentes, se acostumbra a hablar de "transmiso- res neuroendocrinos" o neurotransmiso res neuroendo- crinos). Por consiguiente, vamos a intentar analizar estos très puntos. A. HORMONAS Y BARRERAHEMATOENCEFALICA El primer problème que habiamos planteado conci- erne y se refiere a un proceso muy concreto: ,|,Es fac- 90 tible un intercambio informatiuo entre hormonas que se encuentren en la circulacion sistémica y las es­ tructuras o sustancias del sistema nervioso(o pré­ sentes en el sistema nervioso). Dicho de otra mane- ra ^Puede una hormona determinada pasar desde la cir­ culacion sanguines al tejido nervioso, y de este a la circulacion sanguines? Tal problems, considerado de doble sentido, debe entenderse en funcion del fil­ tre selective impuesto por la barrera hematoencefa- lica.(El profesor Pérez ha indicado en su recien- te obra(1978) que aunque la barrera hematoencefali- ca es la principal, si n embargo, no es la ünica. 0- tras barreras coftio le hemo-licuoral y la licuo-neu- ronal deberian se r también tenidas en cuenta. Entre el citoplasma de las células del cerebro y la sangre existe un conjunto de membranas que pue- de contribuir a que el paso de un soluto determina­ do llegue o no a la neurone, asto es, que una sus­ tancia particular pénétré o no en las estructuras ner­ viosas. Segûn Schade y Ford(1973) , estas membranas que se interponen en forma de filtro entre la sangre y el citoplasma neuronal son cinco capas sucesivas que constituyen la denominada barrera hematoencefa- lica. Partiendo de la existencia de la existencia de 91 esta barrera, varios autores han aportado datos rele­ vantes a este respecto. Vamos a r e f e r i m o s fundamen- talmente a una i nvest i gacion de Michael(1965) aunque también hagamos elusion a otros trabajos. Michael concluyo un sugestivo expérimenta uti- lizando gatos hembras gonadoectomizados y dos estro- genos sintéticos(estiIbestroi y hexoestrol). Sus resul- tados pueden entenderse en dos lineas fondamentales y diferentes; a) A un grupo de animales le implanté estilbestrol en estado solido (cristalino) en diverses areas del ce­ rebro ( f undament al mente en régi ones hipotalarnicas y pre- opticas). Cierto numéro de hémbras, de .acuerdo con el lugar de 1 cerebro donde se implanté la hormona, mostra- ron conducta sexual receptive y, sorprendentemente, no manifestaron signos de efectos estrogénicos sobre el tracto vaginal que permanecié atrofiado durante todo el expérimente, s pesar de que algunos animales per- manecieron continuamente en "celo" (estro) durante périodes de cuerenta o cincuenta dias, Puesto que con la administracion subcutanea de cstrégenos invaria- blemente el tracto vaginal se convierte en estado de "estro", ello parece confirmer la imposibi1idad de que las implantaciones cerebrales hayan producido cam- 92 bios en la conducta interviniendo por via de la cir­ culacion general sanguinea. Esto permitio a Michael postuler que los estrogenos pueden actuar como *'dis- paradores" o iniciadores de la conducts actuando so­ bre el sistema nervioso central, pero que, en vista de los resultados de este experimento, no parece po- sible que las hormonas pasen del tejido nervioso a la circulacion general sanguines. b) Otro grupo de animales fue expuesto a la ad- ministracion de inyecciones subcutaneas de hexoestrol marcado con isotopos radiactivos y en dosis que osci- laban entre 1-20 jug/kg(se sabe que las inyecciones subcutaneas de 6-10 ug/kg de hexoestrol son suficien- tes para inducir estado de "estro"). Sirviéndose de procedimientos autorradiogréficos observé la radi- actividad concentrada en les regiones cerebrales, en utero, vagina, adenohipofisi s , tiroides, sangre y mûsculos, en intervalos repartidos entre las dos y las 72 horas después de la inyeccién subcutanea. Los resultados de estas observaciones indicaron que los tejidos no relacionados directamente con la activi­ dad de los estrogenos, esto es la gléndula tiroides, la médula suprarrenal y la neurohipofisis, alcanza- ron Bscasa actividad después de la administracion 93 hormonal. En contraposicion, los tejidos que usualmen­ te evidencian interaccion con los estrogenos, tales como la hipofisis anterior, el utero y la vagina, a- cumularon senales altas de radiactividad, alcanzendo las cotas mas elevadas entre las 5— 8 horas después de la inyeccion, Estos resultados eran esperables y, por otra parte, no arrojaron nuevos datos a la situacion en cuestion. Sin embargo, las conclusiones mas impor­ tantes de esta segunda parte del experimento graui- tan en torno al hallazgo de la existencia de acumu- lacion radiactiva en algunas areas del cerebro. La acumulaci on radiactiva del hipotalamo y la region pre- optica fue alta, similar a la evidenciada en el ute­ ro, vagina y adenohipofisis. Estudios con isotopes sobre muestras del hipotalamo demostraron que el 90-100 % de esta rediactividad procédé de la qufmica del hexoestrol. Finalmente, y en reiacion con esta evidencia, Michael llega a concluir que este estro- oeno ha penetrado en el cerebro a elevadas dosis de especificidad desde la circulacion oeneral sanoui- nea, sin sufrir alteraciones o modificeci ones meta- bolicas importantes. Otras investigaciones posteriores han corrobo- rado los resultados de Michael. Usando estrogenos marcados con radium. Green, Luttge y Uhalen(1970) 94 obtienen conclusiones similares a los iniciales de Michael; sin embargo estos autores constataron, a- demas, oue el estradiol tiende a catabolizarse ra- pidamente en el cerebro una vez que ha pasado desde la circulacion sanguines; una notable excepcion a este respecto ocurre en el hipotalamo, donde el es­ tradiol radiactivo permanece incluso durante mas da 24 horas después de haber cruzado la barrera hemato- encefalica. Siguiendo esta misma lines de investi- gacion, Sar y Stumpf(l972) confirmaron observaciones similares empleando testosterone tritiada. Vemos por tanto que,si aceptamos los resulta­ dos de los trabajos citados,es posible admitir que las hormonas sexuales pueden pasar la barrera hema- toencefalica en direccion al tejido neural; pero no en sentido contrario, Otros tipos de hormonas proba- blemente también estan capacitadae para franquaar di- cha barrera an el sentido admitido para las hormonas sexuales. La importancia que desempeMan las hormonas del tiroides y las hormonas de la corteza suprarrenal en los procesos de maduracion del tejido nervioso es, sin dude alguna, baatante significative como para admitir que dichas hormonas deberan cruzar selecti­ ve amente las distintas capas de la barrera hamatoence- 95 falica. Es probable que para otras hormonas la barre­ ra sea mas rigurosa y solo permits que penetren en el cerebro pequebisimas cantidades; Barchas y colabs. (1972) mantienen que esto ocurre precisamente con las catecolami nas originadas en la médula suprarrenal. Aunque hasta este momento nos hemos referido con cierta exclus!eidad al problems planteado por la ba­ rrera hematoencefalica, es preciso reconocer que és- ta no es la ûnica via de acceso que tienen las hormo­ nas para acercarse al tejido neural. La barre ra hemo-licuoral y la barrera licuo-neuronal contribu- yen también notablemente a protéger el sistema ner- vioso(Ferez,1978) pudiendo mantener, en algunas cir- cunstancias, la existencia rie una barrera mas comple- ja surgida por la adicion de las caracteristicas de las dos anteriores y conocida como barrera hemato- licuo-neural. La barrera hemo-licuoral establece la comunicacion entre el liquido sanglneo y el liqui­ de cefalorraquideo; la licuo-neuronal,comunica el liquido cefalorraquideo con la neurone. Por tanto, deberiamos admitir que tal vez la circulacion sanguines no es el ûnico agente vehicu- ledor de la informacion hormonal. De hecho, existe actual mente suficiente documentacion cientifica pa- 96 ra defender la importancia del liouido cefalorraqui­ deo; este liquido puede actuar como transportador hormonal complementario, o incluso psralelo, al li­ quido sanguineo. De suyo, esta bien establecido que las hormonas pasan desde el liquido cefalorraquideo hasta el tejido neural; incluso, en algunos estudios conductales se ha observado que la inyeccion de sus­ tancias hormonales en el liquido cefalorraquideo es més efectiua, para inducir efectos conductales, que si las mismas sustancias se administran por via de la circulacion general de la sangre; lo cual demues- tra que,en muchas circonstanciés, la barrera licuo- neural es menos impermeable al paso hormonal que la hematoencefélica. Aparté de la posibilidad, no rechazable, de que las sustancias hormonales puedan pasar desde la cir­ culacion de la sangre al liquido cefalorraquideo, una lines de estudio comûnmente aceptada defiende que el- gunas glandulas endocri na s (por ejemplo la hipofisis) pueden liberar determinadas sustancias, directe o in- directamente, en el liquido cefalorraquideo para, desde aqui, alcanzar las diferentes éreas del siste­ ma nervioso. Existe evidencia cientifica de que los neuropépti dos hipof i sari os ( cor re sjpondientes tanto a le hipofisis anterior como a la neurohipofisi s ) pe- 97 netran en las estructuras limbicas(prefetentemente en regiones amigdalinas a hipocampi cas) (V/erhoef y c o l a b s 1977) . Vale la pena mencionar el modelo fi- siologico defendido por Van Uimersma Greidanus(19Î0) a este respecto; segun este autor, los neuropepti­ des hipofisarios pueden ser transportados de forma rétrograda,a través del tallo hipofisario via cis- ternas basilares, hasta el sistema ventricular del cerebro(liquido cefalorraquideo); desde aqui pueden llegar a las estructuras limbicas que posiblemente son sus lugares tde accion. B. VIAS Y CENTROS NERVIOSOS Si, como acabamos de ver, las hormones pueden penetrar o actuar sobre las estructuras neurologi- cas, deberiamos considerar la posibilidad de oue existan centros cerebrales especificos(o vias ner­ viosas) capaces de captar determinadas hormonas y ser sensibles a las mismas. La finalidad de este aparta- do no consiste en revisar todas las areas cerebrales que, desde al punto de vista de la investigacion ac­ tual, se haya comprobado que capten hormonas, que re- accionen a ellas o que participen activamente en el control hormonal. La finalidad se centra fundamental- 98 mente en hacer hincapié sobre el hecho de que cada dia existe mayor numéro de evidencias cientificas en reiacion con las propiedades del tejido nervioso anteriormente expuestas. Es decir, progresivamente SB va decantando con mayor énfasis la conexion fun­ cional entre regiones y vias cerebrales especificas y grupos hormonales. Para tratar de validar estas hipotesis, muchos trabajos h en intentado averiguar, entre otros aspec­ tos, si los grupos de células nerviosas funcionalmen­ te relacionados con las hormonas son sensibles o no a determinadas sustancias hormonales, y si taies gru­ pos de células reaccionan ante un solo tipo de hormo­ nas o ante varios. A este tipo de investigaciones,que como vemos. se plantean la cuestion de la especificl- dad hormonal-nerviosa, le han acompaRado otros inten- tando evidenciar relâciones conductales con grupos especificos de hormonas-células nerviosas. Utili- rando procedimientos estereotaxicos y holograficos en su mayor parte, las técnicas que mas frecuentemen- te se han venido usèndo para conocer las relâciones funcionales entre sistema nervioso y hormonas han sido las siguientes; a) Técnicas trazadoras. Se utilizan isotopos ra- 99 diactivos y analisis autorradiogrâficos. La inyeccion en la sangre, por ejemplo,de hormonas esteroides mar- cadas con isotopos radiactivos permits comprender la capacidad -que tiene el cerebro para captar y retener dichas sustancias, b)Técnicas de estimulacion. Se pueden estimular a- reas internas del cerebro,bien a base de implanter hor­ mona solida o bien usando procedimientos eléctricos. c)Técnicas de lesion.Actualmente se tiende a lesio- nar el tejido nervioso utilizando electrodos de plati- no, ya que los de acero inoxidable pueden dejar depo- sitos de hierro.que colabôran a crear zonas de irrita- cion con los consecuentes e indeseables efectos secon­ daries . d)Técnicas de registre eléctrico. 5e renistra la actividad electrica (EEG) del cerebro bajo determina­ das situaciones expérimentales. Por ejemplo, se pue­ de observât las modificacione s del CEG en la amigda- 1 a consecuentes a la administracion hormonal especffica En raalidad todas estas técnicas generates, jun­ to con otras mas o menos sofisticadas(ana 1isi s micro- electronicos de muestras de tejido nervioso para obser­ vât posibles contenidos hormonales en sus células, o bien para determinar posibles modificaciones estruc- 100 turales en las celulas nerviosas inducidas por la presencia de determinadas hormonas en etapas especia- les del desarrollo, etc.), se han venido usando y se usan en Forma combinada.En general, podriamos afirmar que,a través de las estrategias diverses de investi- gacion neuroendocrine, se van decantando progresiva- mente a)los lugares de accion neurologicos relacio­ nados con el control hormonal(por ejamplo, los cen­ tros del cerebro que controlan los clclos hormonales), b)los lugares de accion neurologicos relacionados con efectos conductales especificos inducidos por una hor­ mona determinada(por ejemplo, los lugares de accion de sistema limbico en reiacion con los procesos de extincion de respuestas de evitacion inducidos por neuropéptidos anélogos al ACTH), y c)efectos de las hormonas sobre el desarrollo y la difernciacion del sistema nervioso(por ejemplo, el efecto que eviden­ cian los androgenos sobre la diferenciacion sexual del tejido neural). Aunque por el momento existe bastante material cientifico contradictorio, originado posiblemente por imperfecciones y diferencias metodologicas en las téc­ nicas de investigacién, las éreas del sistema nervio­ so que evidencian, por ahora, relâciones més signi- 101 ficativas con los procesos endocrinos son, sin duda, el hipotélamo( y areas adyacentes) y el sistema limbi- co. Otras regiones del cerebro no deberan ser descar- tadas; sin embargo, se precisan ulteriores investigacio- para delimitar sus relâciones. Por tanto, nos vamos a referir prePerentemente a estas dos importantes â- reas del sistema nervioso. 1 . Hipotalamo V otras regiones diencePalicas. La comunicacion entre hipotélamo y hormonas se pone de manifiesto, en primer término, poroue esta es- tructure neural contrôla activamente tanto los proce­ sos de feed-back hormonales como los ciclos o regula- ciones basicas periodicas de la secrecion hormonal (ciclos circadianos, etc.). Por otra parte, el hipota­ lamo puede sufrir procesos de "hormonizacion" peri­ natal con notables e irréversibles modi Ficaciones es- tructurales y funcionales. Si n embargo, dado que es­ tas cuestiones seran tratadas, de alguna forma, en o- tros apartados de este o del proximo capitulo, no vamos a establecer sobre ellas mayor énfasis en este momento. Ünicamente, nos vamos a referir al problems, en cierto modo iniciado por Fisher (1964), que se plan­ tes la cuestion de que existan o no células nerviosas 102 especificas sensibles a compuestos hormonales deter- minados, de que estos compuestos puedan ser captados por las primeras y, en ultima instancia, que ambos fend- menos exhiban cierta reiacion con el comportamiento. Fisher realize algunos expérimentes implantante sustancias quimicas en regiones especificas del cere­ bro; su punto de partida fue considerar la posibili­ dad de que existan neuronas o cadenas de neuronas sen­ sibles a determinadas sustancias hormonales a las que respondan selectivamente. Segûn este autor, la zona anterior del hipotalamo a nivel de los traptos opti- cos esta implicada en el control de la conducta ma­ terna; la misma region, pero en una zona mas lateral de la misma, induce comportamiento sexual masculino. Utilizando ratas como sujetos expérimentales, cuan- do Fisher implantaba testosterone en la region cen­ tral de la zona anterior del hipotélamo, tanto en ma­ chos como en hembras, se producfa invariablemente corr- portamiento maternai . La misma inyeccion de tes­ tosterone inducia conducta sexual masculins, en ma­ chos y hembras, administrada en la misma region gene­ ral pero ligeramente lateral. Aqui se plantes el ,pro­ blems siguiente ^Como una misma hormona, la testos­ terone, puede inducir comportamientos tan diferentes 103 como son la conducta maternal y la conducta sexual mas­ culins? Pues, segûn estos resultados no parece que exis­ ta especificidad en estos centros neruiosos para res­ ponder selectiuamente ante unas hormonas y no ante o- tras. Fisher, sin embargo, no acaba de aceptar que los centros nerviosos que controlan las distintas formas de conducta respondan por igual ante diferentes hormo­ nas y , Finalmente, resuelv-e la situacion de la siguien­ te manera: ia testosterone no actua solamente como hor­ mona que induce patrones de conducta masculines pues, en circonstanciés apropiadas, puede actuar como debil sustituto de la progesterona(hormona que se relaciona habitualmente con la gestacion y la conducta materna) y, por consiguiente, una cqncentracion de testostero­ ne aplicada directamente en las celulas nerviosas pue­ de poseer suficiente potencia progestagens para esti­ mular las celulas nerviosas sensibles a la progester- rona e inductoras de comportamiento maternal. Alguna luz arrojaron, a este respecto, los expé­ rimentes de Michael(1965). Segûn este autor, algunos centros del cerebro evidencian niveles elevados de afinidad para los estrogenos; el area septal lateral, la region preoptica y el hipotalamo eran los centros que reuni'an esta caracteristica. En este trabajo, Mi­ chael indico que, en estas regiones, la barrera hemato- 104 encefâlica presentaba un nivel elevado de permea- bilidad para los estrogenos sistémicos; segûn el autor, era selectiva para los estrogenos y, ûnica- mente lo era en estas regiones pues, como defiende Mich ael (1955, p.89): " ...It is clear, then, that this oestrogen enters the brain in a highly specific way from the systemic circulation without undergo­ ing prior metabolic modification. Since there is no evidence of localization in other areas of known high blood-brain permeability, such as the area pos- trema, and the uptake is equally specific and loca­ lized in neonatal animals in which the bloodbrain barrier is not fully developed(Uaelscl>1955), it is unlikely that these findings can be accounted for solely on the basis of differential permeabi­ lities". Desde los trabajos de Michael hasta la actaaii- dad se ha puesto bastante énfasis en el estudio del diencéfalo en cuanto estructura capaz de captar se- lectivamente hormonas sexuales. Los trabajos apare- cidos son bastante abondantes(basta,para comprobar esto,ojear la revision realizada por Gorski,1975) y, sin embargo, aûn existe cierta contradicion al tra­ tar de avaluar los reeultados procédantes de los dis- 105 tintos laboratorios, No obstante, los resultados de un grupo bastante numeroso de investigaciones han puesto de relieve que el diencéfalo es especialmente sensible para la accion de las hormonas sexuales{androgenos y es­ trogenos); los trabajos realizados en este sentido, en Tabla I. Zonas del diencéfalo sensibles (captacion o implantacion) a las hormonas sexuales. Centro nervioso Hormonas Region preoptica medial Estrogenos:Li sk(1962), Region preoptica anterior Michael(1965),Halasz Hipotalamo: y Go rski ( 1967 ), D o m e r -Nucleo ventromedial y colabs.(1966),Stumpf -Nucleo arcuato (197C), etc. -Area hipotalamica Androgenos:Stumpf(1971), anterior Pfaff(1971),Sar y Stumpf (1972), etc. orden a obtener informacion sobre la sensibilidad neu­ ral a las hormonas sexuales se han fundamentado prefe- rentemente en procesos de captacion de hormonas sexua­ les sistemicas por los centros del diencéfalo o bien en la implantacion de dichas hormonas en regiones es­ pecificas del diencéfalo. En la tabla I indicamos es­ tas centros,asi como algunos de los trabajos expérimen­ tales que sustentan los resultados propuestos. 106 Segûn se desprende de la tabla, 1 os nûcleos es- pecificamente sensibles a hormones sexuales se dis- tribuyen en torno a dos areas Fondamentales: la ré­ gion preoptica y e 1 hipotalamo. üarios trabajos(uer tabla) uienen a indicar que estrogenos y androgenos quedan retenidos, a un nivel muy elevado de afinidad, en células nerviosas de estas regiones. Un aspecto que llama particularmente la atenciôn concierne al hecho de que exista practicamente una *'superposicion” entre células sensibles a androge­ nos y células sensibles a los estrogenos, ys que son los mismos centros generates o grupos de neurones los due captan ambas hormones. Incluso, es probable que una misma neorona sea sensible indiferentemente ante un a (estrogeno) u o t r a (androgeno) hormone sexual. En este sentido, habrfa que dilucidar mas especffica- mente la posible selectividad neurologica a estes ho rmonas. Con respecte a ésta ultima cuestion, merece la pena recorder que McEuen y Pfaff(l973) han indicado la existencia de diferencias régionales de concentra- cion y efectos de competicion con hormona no marcada mayores para el estradiol que para la testosterone. Ademas, otra consideracion importante es que los an­ drogenos tienen, en estas zonas, un métabolisme mas elevado que los estrogenos. 107 El que hayamos hecho r e f e r e n d a a las hormonas sexuales con cierta exclusiuidad obedece, unicamen- te, a que para defender nuestra hipotesis general de trabajo, objeto de este capitule, hemos tornado como punto de apoyo a les hormonas que que mas amplia- mente se han estudiado en relacion con las areas dien- cefali cas.Otras hormonas esteroides, no sexuales, tam- bién han sido observadas en areas del diencéfalo; en este sentido, Stumpf(1971), valiéndose de técnicas au- t orradioqraficas, indicé que se puede observât capta- cion de glucocorticoi des en algunas regiones de 1 hi­ potalamo. Es logico, por otra parte, que debe ocurrir asi dado que el hipotalamo régula directamente le ac- tividad de los très grandes sistemas neuroendocrinos hipof isodependientes. 2 . Sistema Ifmbico El sistema limbico siempre ha sido considerado como un lugar del cerebro de dificil acceso y, por ende, de dificil conocimiento. Su situacion especial en las areas mas internas del cerebro, ha impedido que su comprension se tan exacte como la de otras re­ giones mas péri f ericas. 108 El sistema limbico tiene la particularidad de integral los procesos psicofisiologicos que a- contecen en dos estructuras neurologicas tan dis­ tintas como son el diencéfalo y las zonas corticales. De esta manera, viene a intégrai los procesos végéta­ tives e interoceptivos con la actividad nerviosa su­ perior. La aparicion en la literature cientifica del sugestivo trabajo de Papez(l937) sirvio para que,desde entonces, se centrasen en el sistema lim­ bico los mécanismes psicofisiologicos de la emocion. El reconocimiento actual del sistema limbico como principal sustrato de la emocion se pone claramente de manifiesto en publicaciones relativamente recien- tes como, por ejemplo, las obras de Smythies(1970) y Ro f (1972).Por otra parte, la demostracion actual expuesta por Perez(1978) en relacion con las numero- sas vias e interconexiones que establece el sistema limbico con areas diencefélicas(especialmente con hi­ potalamo) y corticales y subcorticales, viene a indi­ car, junto con las anteriores observaciones, que el sistema limbico debe contrôler activamente el funcio- namiento de los mecanismos hormonales y, fundamental- mente, integrar los procesos emocionales del indivi- duo. 1 09 Por tanto, el papel del sistema limbico en la labor de "integrador" de los procesos neuroendocri­ nos habria que interpretarlo como "modulador" de la actividad hormonal. Las expectatives cognitivas y emo­ cionales incidirian sobre los centros reguladores hipo- talamicos modulando la actividad de los propios ci - ciclos hormonales(aigunos autores han propuesto ci- clos de regulacion neuroendocrinos implicando diver­ ses estructuras limbicas como, por ejemplo, el hipo- campo y la amigdala); ademas, la infiltracion en el sistema limbico de hormonas, bien procédantes de otras areas nerviosas o bien procédantes de la circulacion sistémica o del liquide cefalorraquideo, inducirian efectos conductales .especificos con incidencie di­ rects sobre las vivencias emocionales, la agresion o los procesos de aprendizaje, Parece logico, por consiguiente, suponer que las estructuras limbicas son sensibles a las sustan- cias hormonales y, en el mismo sentido, capaces de captar hormonas de diverses especies. Por lo tanto, buscar la presencia de compuestos hormonales en regiones de las estructuras limbicas, para estudiar los posibles "sitios de accion" de taies compuestos, se ha convertido en un trabajo obligado en psicofi- 110 siologia, de forma similar a la actual necesidad que tienen los neuroendocrinologos de dilucidar los cen­ tros Ifmbicos inuolucrados en el feed-back hormo-neij ral. Se ha puesto bastante énfasis en el estudio de la interaccion entre hormonas sexuales y estructuras neu- rales del sistema limbico. Ya M i cha el(1965) indicé,en su clasico trabajo, que la région septal lateral capta nivales relativamente elevados de estrogenos marca- dos. Esta observacion ha sido confirmada posteridrmen- te por McEuen y Ffaff(1973). Adicionalmente, se ha corroborado este mismo fenomeno para los androgenos segün algunos trabajos que cita Gorski(1975) en su interesante revision y que utilizaron testosterone tritiada. La finalidad de las células de la region septal lateral, captadoras y acumuladoras de hormo­ nas sexuales marcadas, no ha sido aun suficientemen- te esclarecida. Una de las hipétesis formuladas en este sentido defiende que el septum lateral puede former parte de un sistema inhibitorio especifico, en base a que las lesiones producidas en estra es- tructura limbica facilita la activacion de la con­ ducts sexual inducida por los estrégenos. Dos regiones importantes de la estructura lim- Ill bica, la amiqdala y el hipocampo, se han venido rela- cionando ultimamente con el control de los mecanismos neuroendocrinos. Los investiqadores japoneses Kauaka- mi, Seto y Yoshida(1966) contribuyeron a establecer la hipotesis de que el control de la ovulacion del mamifero esta determinado, en gran parte, por la accion moduladora de la amigdala y el hipocampo. La revision realizada por Eleftheriou(19 75) en este sentido indi­ ce dos aspectos importantes; por una parte, queda pa­ tente que el sistema limbico(y fundamental mente el hipocampo y la amigdala) participa activamente en el control de los procesos neuroendocrinos en general; por otra, queda bastante claro que existe una gran oscuridad en cuanto al conocimiento exacte del roi que desempepian dichos centros y de los mecanismos fi- siologicos subyacentes. No es suficiente decir, por ejemplo, que la amigdala interviens en el control de secrecion de gonadotrofinas ; es necesario averiguar gué centros de la amigdala realizan une funcion de- terminada y cuales realizan otra, que interaccion fisiologica existe entre estos centros y otros de otras regiones limbicas y diencefalicas. Algunos de los trabajos recogidos por Eleftheriou o por Ramirez (1975) pueden inducir a hipotesis en cierto modo con- wmm DlBUOTECA 112 tradictorias. Pensamos, por esta razon, que la parti- cipacion de las estructuras limbicas en el control hormonal es un hecho innegable, pero que los meca­ nismos inkerentes a dicho control se conocen debilmente, En relacion con la amfodela, merece la pena indi­ car que Stumpf(1972) ha obtenido euidencia de que esta region capta selectlvamente hormonas sexuales. Esto no es sorprendente si consideramos lo que acabamos de re- ferir sobre amigdala e hipocampo. En adicion a estos trabajos, Verhoef y colabs. (1977) subrayaron la presencia de un analogo al ACTH en la region septal, con posible influencia sobre les procesos de aprendizaje. Finalmente, es importante re- cordar que se esté aportando evidencia hacia la com­ prension de que el area septal rostral(Van Uimersma Greidanus, 1980) y el hioocamoo dorsal(Van Uimersma Greidanus y De Uied,1976) pueden constituirse en lu- gares de accion para ciertos efectos conductales(con- cretamente, para la inhibicion de la extincion en con­ ducts de evitacion activa) inducidos por lisinavasopré­ sina y ACTH^ . Estas ultimas evidencias indican, indirectamente, que los receptores neurales de 113 las areas septal rostral e hipocampo dorsal deberan actuar como receptores nerviosos para las citadas hor­ monas o, al memos, como regiones esenciales de un ca- nal(o canales) activado hormonalmente y efectivo con­ ducts Imente. Varios estudios sobre la capacidad neural de car- tacion hormonal o sobre los "lugares de accion" neuro- logicos para el efecto conductal inducido por hormonas, revelan que las areas del sistema limbico son tejidos diana para muchas hormonas. No obstante, solo hemos intentado resaltar que el sistema limbico se comuni - ca internsamente con las sustancias hormonales y que esta hipotesis cada vez se ve mas avalada por la in- uestigacion experimental. 3. Otros centros nerviosos Antes de concluir con este problème nos parece obligado no dar la impresion de que las estructuras neuroendocrinas centrales son, exclusiuamente, las hipotalamicas y limbicas. Por esta razon, haremos re ferenda a otras estructuras neurales, en e 1 sen­ tido i nci almente indicado. En primer lugar, la glandula pineal es une es­ tructura central eminentemente neuroendocrina. Su 114 capacidad neurosecretora yreguladora de los procesos neuroendocrinos ha sido suficientemente enfatizada por Reiter en el siguiente pasaje; " ...Mientras que hace poco tiempo la mayorfa de los inuestigadores consideraban la glandula pineal como un vestigio sin funcion, ahora nos encontramos que si la explorâmes conuenientemente exister pocos orgianos que escapen a la influencia de dicha glandula endocrine multi- potencial... Si tenemos en cuenta la gran cantidad de sistemas que régula o modula la pineal, parece razo- nable suponer que secrete mas de un principle activo. Es posible que tanto los indoles como los polipép- tidos tengan papeles impotentes en la actividad de esta glandula"(Reiter, 1975, p. 353 y 351). Sin embar­ go , la comunicacion que establece la glandula pineal con el resto del sistema neuroendocrine probablemente se basa en los propios principios actives u hormonas (melatonins, etc.) dado que la actividad-inhibicion de la pineal viene determinada por el nivel especf- fico de oscuridad-luminosidad. En este sentido, el hallazgo de sustancias hormonales no epifisarias en esta glandula es menos claro. Lugares neuronales menos sospechados, como la reqién talamica p osterior, han sido postulados re- 115 cientemente en los trabajos de Van Uimersma Greida- nus(1950).Incluso, seria tentador hipotetizar que el sistema nervioso en casi su totalidad(inoluyendo las estructuras corticales) interactûa activamente con los procesos hormonales^ en base al amplio es- pectro conductal inducido por las hormonas. C. NEUROTRANSniSDRES NEUROENDOCRINOS La tercera cuestion que habiamos planificado abordar se referia a la existencia de sustancias neu­ roendocrinas que actuasen como agentes directos o intermediaries en los procesos de comunicacion neuroen­ docrine. Anteriormente, hemos indicado la dificult?,d que muestran las hormonas para pasar desde el tejido nervioso hasta la circulacion sistemica(fenomeno que no solia ocurrir a la inversa); evidentemente, tal feno­ meno debers set compensado de alguna forma para mante- ner una comunicacion neuroendocrina compléta. Una for­ ma de compensacion podria consistir en que el tejido nervioso secretase sus propias sustancias(hormonas o neurohormonas) oue incidiesen directa o indirectamente sobre los niveles sistemicos hormonales. En efecto, es­ to es lo oue parece ocurrir en la practice con los neurotransmisores neuroendocrinos. 116 En este sentido, ya Donoso se ha preocupado por establecer los requisites imprescindibles que debe cumplir un compuesto qufmico para se r considerado neurotransmisor neuroendocrine. Los requisites mini­ mes que establece este autor son los siguientes; 1) 5er hallados en zonas relacionadas con el control endocrine; 2)demostrar su sintesis y métabolisme en el tejido nervioso de esas regiones; 3)detectar su liberacion al estimular tractos nerviosos especf- ficos; 4)diversas condiciones que alteren al siste­ ma endocrine modificaran también sus niveles y méta­ bolisme en el hipotalamo u otras regiones del cere­ bro; 5)lnyectados dentro del cerebro reproduciran las funciones neuroendocrinas de los neurotransmi­ sores endogenos; 6)las drogas que alteren su sinte- sis o metabolismo también modificaran las funciones hormonales; 7)la accion de estos transmisores sobre fenomenos endocrines puede ser impedida o estimula- da por bloqueantes que interfieren mecanismos a ni­ vel sinaptico; 0)observar efectos especificos de es­ tos agentes sobre neurones sensibles a hormonas hi­ pof isarias u hormones hipofisodependientes(Donoso, 1975,p . 75). Siempre es peligroso encasillar una funcion 11? en el contexte de una serie reducida de propiedades o requisites. Nuestra opinion personal indica, a es­ te respecte, que los conocimientos que poseemos sobre neuroendocrinoloqfa son sumamente incipientes y no nos permiten, por el momento, establecer unos criterios tan rigides como los elaborados por Donoso. Por otra parte, el ultimo requisite es excesivamente parcial y, a lo sumo, podra ser aplicado a los neurotransmisores rela- cionados con el e je hipotalamo hipofisario. Con todo, es util el punto de vista de Donoso desde el momento que establece propiedades importantes de los neurotrans- misores neuroendocrinos al proponer dichos requisites. Vamos a considérât dos grupos fundamentales de neurotransmisores neuroendocrinos. Por una parce los factures hipotalamicos(u hormonas hipotalamicas), por otra las aminas bioqenas. En general, el primer grupo se relaciona mas directamente con el control hormonal; incluso es probable que algunos investigadores pre- fieran denominar a las hormonas hipotalamicas bajo el concepto de "hormonas neuroendocrinas" en lugar de neurotransmisore s neuroendocrinos. Esto, evidentemen­ te, no modificaria para nada ni el valor ni el sen­ tido de nuestro enfoque; pues, es bastante discuti- ble que las aminas biogenas no puedan denominarse con 118 todo derecho hormonas neuroendocrinas; es solo cues­ tion de gustos o de matices inopérantes. Tanto los factores hipotalamicos como las aminas biogenas se concentran en muy diuersas areas del sis­ tema nervioso; sus funciones neuroendocrinas las rea­ lizan, preferentemente, a traves de las estructuras hipotalémicas. En el hipotalamo coexisten y se inte^ rrelacionan simultIneamente neuronas neuroveqetativas y neuronas neurosecretoras. Las neurosecretoras pue­ den ser las responsables de los procesos de sfntesis y liberacion de los factores hipotalémicos que, neuro- endocrinologicamente, actuan sobre la hipofisis. Nu- merosas fibres neurovegetativas penetran hasta la emi- nencia media del propio hipotalamo, entre las fibres neurosecretoras, y tienen sobre estas, a su vez, una accion excitadora o inhibidora. Las fibres neuro- vegetativas liberan en sus terminaciones diverses me- diadores quimicos, distinguiendose entre fibras monoa­ mine rqi cas ( no rad rené rqi cas , dopaminérgicas, histami- nérgicas y serotoninérgicas) y fibres colinérqicas (acetiIcolina). Partiendo, por tanto, de estos dos grupos de sustancias(monoaminérgicas y colinérgicas) liberados por sus respectives fibras nerviosas y considerados, generalmente, como aminas biogenas, 119 vamos a referirnos muy rapidamente a estas y a los factores hipotalamicos. 1. Factores hipotalamicos Cl descubrimiento de los factores y hormonas hi­ potalamicas trajo consigo la demostracion oficial de la interaccion neuroendocrina hipotalamo-hipofisa ri a . Ahora, el control hormonal quedaba -bajo la tutela de las homeostaticas células nerviosas de 1 hipotala­ mo . Actualmente se tiene conocimiento de una am- plia gama de factores hipotalamicos(ver cap. l). Sin embargo, la estructura quimica exacta es conocida en muy pocos de ellos. Las mayores dificultades que se han interpuesto en el estudio de estas sustancias son, eminentemente, de caracter técnico, dadas sus especiales caracteristicas bioquimicas y fisiolo- gicas. Schiaffini, Motta y Marti n i(1975) defienden la existencia de una zona,bastante amplia, del hi­ potalamo productora de hormonas o factores hipotala­ micos. Tal area incluiria los nucleos supraoptico, paraventricular, anterior y premamilares.Las neuro­ nas hipotalamicas encargadas de sintetizar estas sus- 120 tancias, obviamente, deben mantener una relacion muy estrecha con los receptores del hipotalamo que, espe- cificamente, capten los niveles fisiologicos de las hormonas hipotalamicas. El interés de las hormonas hipotalamicas no solo se hace évidente por su peculiar participacion, des­ de las estructuras neurologicas, en el control de las glandules endocrines periféricas; ademas, tal y como se viene observando en los ultimos aMos, las hormonas hipotalamicas participan activamente en los procesos Fisiologicos del sistema nervioso central, independientemente de sus acciones sobre la hipofi- sis anterior. En este sentido, se han emitido dos hi— potesis alternatives(Lipton y c ola bs,,1976). Por una parte, las hormonas hipotalamicas podraan actuar como neurotransmisores del sistema nervioso central; en segundo lugar. como moduladores de los procesos neuro­ transmisores del sistema nervioso, modulando las fun­ ciones de las aminas biogenas. En cualquier caso, o en ambos, Lipton y col abs .(1976) han propuesto la idea de que las hormonas hipotalamicas se encuentran mas directamente relacionadas con el control de los im­ pulses y afectos que las aminas biogenas mismas. 121 2. Aminas biogenas Ciertos compuestos quimicos suelen ser conocidos bajo la denominacion comun de aminas biogenas e in- cluyen la acetilcolina, la serotonina(5-hydroxytryp- tamina) y las catecolaminas: adrenaline, noradrena­ line y dopami na. Sobre estas sustancias, que recihen oficialmente la merecida denominacion de neurotrans­ misores centrales, debemos hacer una pequena obser­ vacion. Se trata de que no debemos confundir las cateco­ laminas sintetizadas y liberadas por la medula su- prarrenal, que suelen entenderse como "hormonas cir­ culantes", esto es, pertenecientes a la circulacion general sanguinea, con las catecolaminas cérébrales. Las pri me ras(sobre todo adrenaline y noradrenaline) actûan sobre la fisiologia de los diverses organes internos(latido cardiaco, respiracion, tension arte­ rial, secreciones gastricas, etc.) y sobre la activa­ cion del sistema nervioso central. Sin embargo, al hablar de catecolaminas cerebrales nos referirnos a que estas sustancias(fundamentaimente noradrenalina y do- pamina) se sintetizan en el cerebro y alli sufren sus respectives procesos metabolicos actuando, esencial- 122 mente como agentes neurotransmisores. Segûn Barcbas (1972,p .235), las primeras deberian ser entendidas como agentes hormonales con efectos directos sobre la conducts, y las segundas como agentes transmisores si- napticos con efectos moduladores sobre el comportamien- to . En la actualidad no résulta fâcil distinguir en­ tre hormone y agente neurotransmisor dado que, con la posible excusion de la acetilcolina, todas las aminas biogenasaquf discutidas pueden funcionar en el orga­ nisme con ambas propiedades(esta peculiaridad posi- blemente se puede splicer también a las hormonas hi­ potalamicas), Por tanto, y para operatiuizar en al- gûn sentido nuestra exposicion, diremos que al hablar aquf, en este apartado, de aminas biogenas nos estâ­ mes refiriendo a las inherentes al sistema nervioso central. Aunque no es descartable su intervencion en otros lugaresi del sistema nervioso central, la accion neu­ roendocrine de las aminas biogenas cerebrales pare­ ce llevarse a cabo, de forma primordial, a nivel de los tejidos hipotalamicos y, consecuentemente, modi- ficdndo la actividad de las células secretoras de hor­ monas hipotalamicas. A este restecto, merece la pena 123 considérer la siguiente cita de Donoso(1975,p p . 75 y 108): •' ...Los neurotransmisores cerebrales regu- lan la funcion de las neuronas que sintetizan los releasing factors u hormonas hipofisotropas. El con­ trol se ejercerfa a nivel hipotalamico mediante si - napsi s axDsomati cas o axodendri ti cas , capacitedas para excitar o inhibit la neurosecrecion. Idéntico méca­ nisme actuaria sobre neuronas de los nûcleos hipota­ lamicos que producen las hormonas antidiurética y vasop résina... Como se ha senalado, los experimentos muestran que la acetilcolina estimula la secrecion de L H , FSH, ADH y oxitocina, mantiene el ritmo cir- cadiano de secrecion de la ACTH, e inhibe la nrolac- tina; por su parte, le noradrenaline estimula la L K , FSH y CH y, probablemente, la prolactina, mientras que inhibe la ACTH y MSN; la dopamina muestra efec- tos facilitadores sobre la LH y FSH e inhibe la pro­ lactina y la M5H. La serotonina se comoorta como un compuesto inhibitorio de la secrecion de LH y FSH, pero estimula la prolactina y la ACTH". La influencia de los psicofârmacos , que como sabemos modi f i can los mecanismos neurotransmisores, sobre los niveles hormonales es actualmente bastan­ te conocida. No pretendemos entrar en este tema si- 124 no ûnicamente indicar que, en este contexte, los cam- bios hormonales son un Fenomeno secundario a las mo- dificaciones previas de los neurotransmisores indu- cidas por los agentes psicoFarmacologicos. 3. Hormonas sistémicas sintetizadas, almacena- das, y secretadas por tejido nervioso. Hemos focalizado nuestra atencion sobre los fac­ tores hipotalamicos y las aminas biogenas. Sin em­ bargo consideramos obligado detenernos, aunque solo sea de paso, en el hecho importante de que existan grupos de células nerviosas que habitualmente sinte­ tizan hormonas que vierten al torrents sangufneo. Este fenomeno no debe extraMarmos si consideramos le amplia capacidad secretora que tienen las células ner­ viosas. Los nûcleos hipotalémicos supraoptico y paraven­ tricular sintetizan dos importantes hormonas, oxitoci­ na y vasopresina, que son almacenadas en la hipofisis nerviosa y secretadas usualmente a la circulacion sis­ témica. Ademas, existen ciertas evidencias (Van Uimer- ma Greidanus,19gC) que nos hacen penser en la existen­ cia de transporte directe* de alguna de estas hormonas, desde los centros de produccion o almacenamiento hasta 125 areas mas internas del cerebro; adicionalmente, estas sustancias pueden liberarse en el liquide cet alorraqui­ deo y penetrar en los substratos neurales. La meduls suprarrenal, constituida por una estruc­ tura nerviosa autonomica, sintetiza y vierte a is san- gre las conocidas catecolaminas. Estas hormonas circu­ lantes determinan muy directamente el funcionamiento de nuestro sistema simpatico ya que son importantes partes constitutives del mismo. Estas sustancias, junto con las indicadas mas arriba, apoyan nuevamente la idea de diversidad y riqueza de la comunicacion neuroendocrina. D. CONCLUSIONES GENERALES A travRs de los distintos puntos de este apartado II, hemos intentado demostrar que existe una autentica y complaja comunicacion neuroendocrina. Hemos abordado la cuestion haciendo r e f e r e n d a a tres aspectos: a)estu- dio del paso de sustancias hormonales desde la circula­ cion sistémica al tejido nervioso y viceversa, b)existen- cia de centros o vias nerviosas captadores de hormonas o sensibles a las mismas, y c)estudio de sustancias se­ cretadas por el tejido nervioso con incidencia sobre los niveles de hormonas sistémicas, y hormonas sisté­ micas secretadas directamente por estructuras neurales. 126 III. SISTEMAS PL AUTORREGULflClON Hasta aqui hemos uisto , a proposito de los procesos neuroendocrinos, que en el sistema nervio­ so central(hipotalamo, sistema limbico, etc.) se localizan ciertos centros sensibles a algunas hormo­ nas, También vimos que tanto las aminas biogenas como los factores hipotalamicos son elementos bio- quimicos relacionados con las secreciones hormona­ les periféricas. Sin embargo, para completar de for­ ma general una idea sobre la organizacion de los pro­ cesos neuroendocrinos nos parece necesario hacer referencia a los sistemas de autorregulacion neu- roendocrinos(servos!stamas neuroendocrinos).Los sis­ temas de autorregulaclon del sistema neuroendocrine demuestran, como veremos a continuacion, que las es­ tructuras neurologicas suelen ser las responsables del mantenimiento optimo de los niveles hormonales sis- témicos. Por otra parte, la existencia de ciclos- hor­ monales bien delimitados, como es el caso del ciclo mensuel de FSH y LH en la mujer, Indica que los sis­ temas de autorregulacion neuroendocrinos evidencian patrones ciclicos en su funcionamiento. Por tanto, la ritmicidad observada en los niveles hormonales san- gufneos también viene pautada por el tejido nervioso. 127 A. HACIA UNA IDEA GENERAL SE SERVOSISTEMA NEUROENDOCRINO. Antes de pasar a hablar de la existencia de distintos servosistemas del sistema neuroendocrino, conviens que nos acerquemos hacia la conside racion general de los servosistemas neuroendocrinos. Podria afirmarse que los centros del sistema nervioso central relacionados con el control del sistema endocrino interaceionan con los niveles hormonales sistemicos en base a los conocidos pro­ cesos de "bio-feedback", constituyendo sistemas de autorregulacion(retroalimentacion) o servosistemas definidos bajo las pautas clasicas de Wiener(1961), Wiener y Schade(1963), etc. La aptitud secretora que poseen las células ner­ viosas del hipotalamo(especialmsnte las que sinte­ tizan los factores hipotalamicos) demuestra la po- sibilidad material de un control hormonal desde el hipotalamo. Las células hipotalamicas pueden de- tectar los niveles de hormonas sistémicas y se r sen­ sibles a ellas; sin embargo, la hipofisis anterior también puede captar y autorregular, en cierto gra­ de, su actividad secretora, lo cual indica que ha- bra que considerarla como un cento importante in- 128 volucrado en los procesos de "decision" del control hormonal junto con el hipotalamo. Aunque probablemente los niveles de hormonas sistemic a s ,correspondientes a la secrecion de cual­ quier gléndula endocrine, dependen directa o indi- rectamente de la actividad del sistema nervioso cen­ tral o autonomico, cuando hablabamos de un control hipotalamico nos referiamos, como es de suponer, al control neural de la actividad de las gléndulas peri­ féricas dependientes de la hipéfisis. En este sentido, conviens que hagamos una clara separaclon entre los servosistemas correspondientes a una gléndula hipo- fisodependiente y los correspondientes a una glandula autonoma(esto es, que no tiene una relacion directs con la hipofieis en el sentido de dependencia).Sin embargo, y como apuntabamos anteriormente, esto no signifies que unas gléndulas sean totalmente autono­ mes ni que las otras lo sean totalmente hipofisode­ pendientes. pues, en ultimo término, todas evidencian cierta relacion funcional con la actividad nerviose y todas poseen algûn grado de funcionalidad parti­ cular. Por tanto, y bajo la consideraclon de estas sal- vedades previas, vamos a hacer referencia a los sis- 129 temas hipofisodependientes , por una parte, y a los no hipofisodependientes por otra. 1. 5ervosi sterna de una glandule hipofisodepen- diente. El mecanismo, sistema o modelo de autocontrol que rige para las glandula endocrinas(tanto para las hipofisodependientes como para las autonomas) sigue el patron de autorregulacion tipico de los mecanis­ mos ci bernéticos. Sin embargo, el modelo de las glan­ dules hipofisodependientes presents ligeras dife­ rencias con relacion al servosi sterna de las autono­ mas. La diferencia mas notable se relaciona con la presencia de un eje hipotalamo-hipofisario crucial en el control de laë glandulas hipofisodependientes. En base a las fluctuaciones del propio ritmo hipotalamico, a la captacion de hormonas sistémi­ cas de las glandulas periféricas e hipofisis, y a la recepcion de estimulos(preferentemente limbicos) de otros centros nerviosos, el hipotalamo inicia la secuencia del servosi s tema(f i gu ra 1) con una serie de cambios internos que, hasta llegar a la hipofisis an­ terior, se podrian resumir en très etapas importan­ tes :(E|orez Tascdn, 1972): 130 SISTEr.A LIMBICO HIPOTALAMO HIPOFISIS ANTERIOR GLANDULA PERIFERICA Figure 1 . S e rvosisterna de una glandula hipofisodependiente. Informacion activadora Informacion inhibidora 13J a)Etapa especiFicamente nerviosa.-Es una etapa de in- tegracion. A este nivel, el cerebro actua como un "a- nalizador" pudiéndose distinguir tres tipos de ana- lizadores Fundamentales. Los anali zadores de "primer orden" serran le formacion reticular junto con 1 os nu- cleos mesencefalicos bulbares y espinaies; el anali- zador de "segundo orden" estaria Formado por las es~ tructuras hipotalamicas y Ifmbicas, preFerentemente; Finalmente, el analizador de "tercer orden" vendria constituido por la inFormacion procédante de las zo­ nas corticales. En ultima instancia, la actividad de los distintos analizadores conFluirian en modiFicacio- nes pertinentes de las regiones hipotalamicas relacio- nadas con la etapa si qui ente. b)Etapa neurosecretora.- Es una etapa estricta- mente hipotalamica. 5e sintetizan los Factores "li- beradores" o "inhibidores"; por ufas exoplasmicas estas sustancias pasan hacia la eminencia media. c)Etapa neurovascular.- Los Factores hipotala- micos "a través de verdaderas sinapsis neurovascula- res" quedan liberados en el sistema portahipoFisario. A partir de aqux, la hipoFisis recogeré la inForma­ cion que pasara a la glandula periFérica. hipoTiso depend!ente. 132 For lo oue respecta a la glandula hipof1 sodepen- diente(figura 1), esta glandula periFérica constitu- ye el efector del seruosistema modificando su activi- dad en funcion de los niveles de hormonas antehipofi- sarias(LH,rS H ,T 5 H ,ACTH). En la figura puede observar- se un modelo de seruosistema general ualldo para los tres grandes sistemas hipofisodependientes: hipota- lamo-hipoFiso-suprarrenal, hipotalamo-hipofiso-tiroideo e hipotalamo-hipofiso-sexual. Vemos, por otra parte, la presencia de dos tipos de bucles importantes; unos largos, como los que relacionan la hipofisis con las glandules efectoras, y otros cortos como los que unen la hipofisis con el hipotélamo. De esta forma, y mediante este sistema de cir- cuitos,el control hormonal oueda asegurado constitu- yendo un sistema general cuyo funcionamiento global podria resumirse de la siguiente manera; En un prin- cipio, el hipotalamo(actiuado, inhibido o modulado por una serie de elementos que ya hemos mencionado) puede Bstimular(o inhibir) la actiuidad de la hipo- fisis anterior ualiéndose de los factores hipotala- micos. A su vez, la hipofisis anterior increments su actiuidad sintetizadora y secretora de hormonas tro- ficas(ACTH,T S H ,LH y ESH) que incidiran sobre la glan- 133 dula periFérica especfFica. Desde este punto, la glan­ dula periFéria(o eFectora), estimulada por la hormona antehipoFisari a especffica, incrementara la sfntesis y liberacion de sus hormonas respectives que, des- pués de ser depuradaspor los diverses procesos meta- bolicos, inFormaraf^al hipotélamo y a la hipoFisis so­ bre SUE niveles actuales sistémicos. El hipotélamo, y plausiblemente también la hipoFisis, posee receptores especiFicos que captan la inFormacion(e 1 nivel) de co­ da hormona y, segun el nivel o "senal" hormonal, las células hipotalémicas,o hipoFisa ri a s, modiFicarén su actividad secretora y, consecuentemente, la actiuidad de las gléndulas endocrinas periFéricas hipoFisodepen- dientes, Con esto el circuito quedarfa concluido. Vemos por tanto que, mediante esta Forma de actividad autor re­ gulative, el sistema neuroendocri no puede autocontro- larse si n que en condiciones normales deba cometer erro- re s. La actuacion del sistema Ifmbico sobre las pautas de secrecion de hormonas hipoFisarias cuenta cada die con mayor numéro de evidencias. Los trabajos inciales de Kauakami y su qrupo(l965), que involucraban a las hormonas ESH y LH bajo un control Ifmbico, han sido cum- plimentados con otras investigacione s {ver EleFtheriou, 134 1975) que ponsn de manifiesto la implicacion de di- versas regiones de la atnigdala en el control de las hormonas mis importantes de la hipoFisis anterior, Algunas de les hipotesis mantenidas en relacion con estos fendmenos vienen a indicar que las regiones lam- bicas poseen varies tipos de receptores neuroldgicos que estan implicados en el control de la secrecion de hormonas hipofisari a s . 2, Servosistema de una glandula autonome La forma en que se autorregula la secrecion de ee- ttvidad secretora de una glandula autdnoma(paratiroides, pancreas endocrino, etc.) difiere significativamente del modelo anterior. Aquf, la glandula ectua a la vez como detector de su informacidn y como efector(figura 2). La gléndula sécréta hormonas especificas que, des- pués de sufrir los procesos de depuracion metabdlica, enuian seRales que capta la propia glandula para que, segun estas seRales,pueda ffiodlfiCar au actividad sin­ tetizadora o secretora, o ambas cosas. En realidad, este tipo de seruosistema lo hemos establecido asf con le intencion de distinguirlo del modelo directamente hipofisodependiente, El sistema de control del cal c i o (calciostat o) y de la glucosa(glucos- 135 nCTABDLISnO Figure 2 . Seruosistema de una glandula autonoma. InFormacion activadora Informacidn inhibidora 136 tato), segun algunas informaciones esporadicas, poseen relaciones con la hipdfisis y con los sistemas nervio- S05 central y periférico, Por tanto, en el sentido ri- gido del termine es dificilmente mantenible la idea de que exista augun seruosistema puramente autonome. La existencia habitual de lo que se denomina "glucosurla emociorral” es un buen ejemplo en el que se pone de relie­ ve una interaccion entre los procesos psiconeurales y la homeostasis de la glucosa. B. SERVOSISTEMAS DEL SISTEMA NEUROENDOCRI NO La totalidad de servosistemas inherentes al sis­ tema neuroendocrine no es conocido en la actualidad. Se conoce,. con relative exactitud, un numéro bastante considerable de servosistemas neuroendocrinos. Para que el lector se haga una idea general acerca del tema, nos vamos a referir exclusiuamente a servosistemas re- lacionados con las hormonas sexuales. Para ello, vamos a basarnos en el trabajo.de Schiaffini y colabs.(1975) y en très modèles de servosistemas, largos, cortos y ultracortos, segun la distancia relative de los cen­ tres implicados en los circuitos autorregulativos. 1. Servosistemas largos 137 1. S e r v o s i s t e m a s largos Aqui, la interaccion se establece entre glândulas perifericas y organos centrales taies como la hipdfi- sis anterior o el hipotélamo. Un modelo de seruosiste­ ma largo séria el constituido por la via de inForma­ cion que transcurre entre antehipdfisis y glandulas hipofisodependientes(suprarrenales, sexuales y tiroi- des), o entre hipotélamo(pasando por la hipdfisis) y glandulas diana(figura 3). Schiaffini y colabs. (1975 ) hacen refe ren da a una serie de servosistemas largos. Ueamos algunos de ellos: a)Retroaccidn neoativa de los estrdoenos sobre la rSH. La administracidn de estrdgenos induce atrofia gonadal y bloquée de la hipertrofia compensadora, por lo que se ha propuesto que inhibira la secrecion de rSH. Si n embargo, la implantacidn de estrdgenos en la hi’pdfisis no influye si gni f i cat i vamente sobre la secre- cidn de FSH, aunque si sobre la secrecion de LH. Todo esto nos hace pensât en la existencia de un circuito negativo que se inicia desde los niveles sistémicos de estrdgenos y concluye en el hipotélamo, actuando so­ bre este para frenar la actividad del ovario. b )Retroaccidn neoativa de la progesterona sobre la rSH. Usualmente, en la segunda fase del ciclo de la 138 HIPOTALAMO A N T E H I P O r i S I S GLANDULA P E R I F E R I C A Figura 3 . Modelo de seruosistema largo 139 mujer, cuando los niveles de progesterone con elevados, los niveles plasmaticos de FSH suelen se r muy bajos. Por otra parte, cuando el cuerpo luteo desaparece se increments significativamente el nivel de FSH. A par­ tir de estas observaciones se podria postuler que e- xiste un circuito a través del cual el hipotélamo in­ hibe la secrecion de FSH en presencia de niveles ele- vados de progesterona. c )Retroaccidn neoativa de la progesterona y los estrdgenos sobre la LH.Fn la mujer menopéusica, la ad- ministracidn de benzoato de estradiol induce descenso en los niveles de LH. También, la progesterona puede inhibir la secrecion de LH. d)Retroaccidn neoativa de la testosterona sobre la FSH. La admini stracidn sistémica de propionato de testosterona reduce el contenido hipotalamico de FSH-RF. Esta y otras muchas observaciones similares sugieren que existe un mecanismo inhibidor para la FSH a partir de los niveles elevados de testosterona. e )Retroaccidn negative de la testosterona sobre la L H . Basandonos en datos expérimentales, parece que la testosterona no es capaz de modificar los niveles sistémicos de LH,. En cambio, los metabolitos procédan­ tes de dicha hormona, como la DHT, el 3 beta diol y el 3 alfa diol, pueden inhibir la secrecidn de LH. 140 f ) Retroaccidn positiva de los estrdgenos sobre ■la L H , Varias observaciones, tanto clinicas como ex­ périmentales, coinciden en indicar que los estrdgenos pueden actuar sobre la eminencia media del hipotélamo para incrementar la secrecidn de LH hipofisaria y, con- secuentemente, elevar el nivel de esta hormona en san- gre y orina. Algunos trabajos realizados por Schiaffini, Motta y Martini(1975) contribuyen a mantener esta hipd- tesis; ad(iiinistraroh( implantacidn) estrdgenos directa­ mente en la eminencia media de ratas inmaduras, Indirec- tamente se ha llegado también a esta conclusion; por e- jemplo, la administracidn de estrdgenos a varios mami- feros suele provocar la ovulacidn siempre que estos es- trdgenos puedan penetrar en la eminencia media; simi- larmente, en la mujer, el pico de LH previo a la ovula­ cidn se origine cuando sus niveles de estrdgenos son mas elevados. g ) Retroaccidn positiva de la progesterona sobre la L H . Existen algunas observaciones expérimentales que refuerzan la idee de que la progesterona, en al­ gunas circonstanciés, puede faciliter la descarga de LH, Si n embargo, no esta muy claro que la progestero­ na forme parte de un mecanismo de retroaccidn posi­ tiva para la descarga de L H , En todo caso, parece plau­ sible hipotetizar una accidn positiva para la L H . 141 2. Servosistemas cortos En los servosistemas cortos, la senal es emiti- da por las hormonas que proceden de la hipoFisis an­ terior y que lleqan al hipotalamo(ver figura 4). a )Retroaccion corta de la LH sobre la secrecion de L H . La existencia de este circuito se ha podido comprobar tras estudios realizados con animales, El descenso significativo inducido en la hormona LH hipofisaria tras la implantacidn de LH en la eminen­ cia media de la rata hembra castrada explica la exis­ tencia de dicho circuito. b )Retroaccidn corta de la ESH sobre la secrecidn de FSH. Aqui hay que distinguir dos tipos diferentes de retroaccidn. Si el animal es*maduro, la FSH inhibe nor- malmente la sintesis de FSH. Si el animal es inmaduro la FSH estimula la sintesis de FSH. 3 . Servosistemas ultracortos Los sistemas ultracortos actuan unicamente a ni­ vel hipotalamico. La serial es emitida por la hormona o factor hipotalamico. El modelo séria tal y como se es­ tablece en la figura f. Se sugiere actual mente la existencia de circuitos ultracortos a nivel hipotalamico en base a ciertas ob- 142 seRal respuesta ANTEHIPOFISIS H IPDTALAMO Figure 4. Modelo de servosistema cort o. respuesta HIPOTALAMO Figure 5 . Modelo de servosistema ultracorto. 143 seruaciones, [n animales hipofisoectomizado s y cas- trados(para rechazar la influencia de circuitos lar­ gos y cortos), la inyeccion subcutanea de extractos h i- potalamicos ricos en FSH-RF induce una notable dismi- nucion de la concent racion de FSH-RF hipotalamica. Actualmente se discute si le reduccion de FSH-RF hi­ potalamica es consecuencia de una inhibicion de su sintesis, de una estimulacion de su liberacion, o de ambas cosas. C. CL SISTEMA LIMBICD EN LOS FROCESOS DE FEED-BACK NEUROENDOCRINOS. Hemos hablado de los sistemas de control hormonal, o sistemas de autorrequlacion, pero unicamente hemos hecho referencia al sistema limbico desde un piano muy relative e indirecte. Si n embargo, nos parece o- bligado hacer alusion a este sistema desde una opti­ ca mas particular, Hace solo aproximadamente veinte anos que se ini- ciaron los estudios sobre el sistema limbico en cuan- to substrato regulador de los procesos de control en­ docrino. Aunque se sospechô muy tempranamente la posi- ble influencia, directs o indirecte, de las estructuras 144 ifmbicas sobre el control hormonal, solo en los ul­ times ahos SB han aportado resultados relevantes. Dos razones importantes han contribufdo en ello; por una parte, los metodos utilizados siempre fueron métodos conflictivoE(incluso en la actualidad) debido a lo rudimentario, artificial y traumatico de los mismos; en segundo lugar, la denominacion'sistema Ifmbico"en­ globa un conjunto de estructuras y vfas de las par­ tes mës internas del cerebro que todavfa no han sido definidas con suficiente claridad(ni siquiera existe un acuerdo comum para su denominacion pues, por lo menos, es facil e.ncontrarnos con denominaciones tan variadas como las siguientes: "sistema Ifmbico", "ce­ rebro Ifmbico", "rinencefalo", "cerebro olfatorio", "cerebro visceral", "cerebro emocional", "cerebro interno", etc.). Una delimitacion del sistema Ifm­ bico como la realizada por Eleftheriou(1975,p .316) podrfe ser muy operative. Este autor entiende por sis­ tema ifmbico " ...las porciones filogenéticamente pri­ mitives de 1 a corteza cerebral y las formaciones sub- corticales con ella relacionadas, asf como también las fibres de las conexiones intrfnsecas y las vfas de asociacion extramurales que unen estos componentes corticales con el diencefalo y otras areas cerebrales" 145 LItilizando como marco de referencia una variedad de estudios disponibles bastante numerosa, se mantie- ne la idea de que el sistema limbico interviens acti- uamente en el control del sistema neuroendocrino, es- pecialmente a través de sus estructuras amiodala e hipocampo. Otras areas como la région septal y la sus- tancia pris olfatoria también han sido estudiadas pero con éxitos mas relatives. Por lo menos, los tres grandes sistemas hipofisodependientes poseen relacion directe o indirects con el sistema limbico en relacion con los procesos de feed-back hormonal. Los resultados procedentes de los distintos labo­ ratories arrojan todavia bastante confusion a la hora de interpreter sus conclusiones. Como resultado de al­ gunas de las invBstigaciones, se han realizado varias tentativas para explicar la interaccion del sistema limbico en los procesos de feed-back endocrine. Una de elles as la claborada por Kauakami y colabs.(1967) para interpreter la intervencion directe del hipocampo y la amigdala en el control de la secrecion de hormonas corticosuprarrenales(figura 6). Adicionalmente, Uelas- co y Teleisnik(1971) postularon un modelo para el con­ trol de la ovulacion incluyendo igualmente al hipocam­ po y amigdala. Tanto estos modelos como otros que se 166 ACTH ACTH glucocorticoids glucocorticoids HIPOCAMPO AMIGDALA HIPOTALAMO CORTEZA SUPRARRENAL H iporisis Figura 6 . Control neuroendocrino de los glucocorticoides, Adaptado de Kauakami y colabs.(1967). Feed-back negativo r*" Feed-back positive 167 han venido proponiendo alternatiuamante para intnrpre- tar el control Ifmbico de los sistemas hipofisodepen- dientes, solo podemos admitirlos como algo sumamente p rovisi o nalaunque , no por ello ca rentes de importan- ci a. Como mantiene CleTtherio u (1975,p .317), en todos los estudios realizados en los ultimos diez anos se llega a la conclusion de que la funcion del sistema ifmbico es "modular" y, posiblemente, "refinar" los reflejos neuroendocrinos y las respuestas neurales cen- tralmente controlados. "Sobre todo, debe hacerse hin- capie en que el hipotalamo sigue considerandose hoy dfa como el punto primario neural en la requlacidn neu­ roendoc rina de la secrecion de hormonas hipofisarias y de los Fendmenos de conducts y ambientales que i nFlu- yen la neurosecrecidn". Generalmente, la amfgdala y el hipocampo suelen inducir influencias opositoras sobre le région predotica y el hipotalamo "modulan- do" su actividad neuroendocrina. La amfgdala suele llevar a cabo un papel inhibidor sobre el hipotala­ mo; si n embargo, se considéra que estas influencias no siempre son inhibidoras y que, ademas, las influen­ cias générales pueden variar en funcidn de diverses aspectos.; por ejemplo, la amfgdala suele inhibir, a 168 través de la région preoptico-hipotalamo medial y basal, la secrecion de LH siempre que los niveles de estrdgenos no sean relativamente altos pues, si los niveles sistémicos de estrdgenos son elevados, desa­ parece dicha inhibicidn. Los estimulos emocionales y ambientales también pueden inducir cambios en e 1 comportamiento neuroendocrine de las estructuras Ifm­ bicas.For otra parte, el tipo de técnica de investi- gacidn y la forma en que se lleve a cabo pueden 11e- varnos a resultados aparentemente inesperables en al­ gunas circonstanciés; por ejemplo, Endroczi y Lissak (1962) demostraron que, en el gato, la estimulacidn de 1 hipocampo con una corriente eléctrica de alta frecuencia induce incremento en la secrecidn de ACTH, mientras que la estimulacidn de baja Frecuencia fre- na la respuesta habituai que evidencia la corteza su- prarrenal al estrés. Por todas estas razones, hay que se r muy cautos a la hora de interpreter los resulta­ dos procedentes de las distintas investigaciones. Por ahora, los modelos limbico-hipotalamo-hipo fisarios que se han venido estableciendo, si n se r inutiles, arrojan cierta confusidn al intentar co- rrelacionarlos con los resultados procedentes de los distintos 1aboratorios. Si n embargo, otra vfa util 169 para inteqrar e interpretar la interconexion neuroen­ docrine 1fmbico-hipota1émica podria estableceise des­ de una perspective mas general. V esto es precisamen- te lo que h a intentado realizar EleFtheriou en un esouema interesante oue reproducimos en la Figura 7. Siguiendo en lineas générales si autor(1975,p •362 ) , la explicacion de 1e figura se podria resumir en lo siguiente: 1) La situacion estimular externa(ambienta 1 y social) y la manipulacion experimental modifican la actividad del sistema limbico- 2) Los cambios de actividad ifmbicos inducen mo- dif icaciones eléctricas en-las areas hipotalamicas. 3a) Estas modificaciones se acompanan de cambios en la concentracion, captacion, turnover e inactiva- cion de las aminas biogenas,noradrenalina o no repi ne- frina(NE), serotonina(5-HT), dopamina(O) y, por su- puesto, acetilTolina. 3b) Simultanéamente al efecto sobre el hipota­ lamo, puede existir una influencia reciproca sobre o- trss areas cerebrales. 6) Las modificaciones en la actividad eleclrofj- sioloqica y neuroquimica pueden dar lugar a procesos neuromoleculares de corta duracion. 150 SiSTtMft lÎMBICO EXPERIMENTAI î® Lesion t esiimwlo ( I t e t i ic o F acllitncto r>0® Mieilo. r ib i i eee'tticion Dllicion/ > coni!.se«uil.e»c. / j EVEKTOS HIPOTALAMICOS INTRANEURONAl j INTERNEURONAL A tt.n l ic t ii t» |(^C od ilic ic iàn pet owmensodmlNE.S-H%D|i-n- mtnenie (RNAetpic.) -i- 1 \ (T)CpiH ietciiti tidoX |(T)Siniejfs y liberëciôn e» ( R N A y pros o in » lu m r n l t d i Ot Inctores de Turnover ecelet.ML—hipDlisioiTÔpico: Enclore: trôpicos Alerenciis / 0 HIPOFISIS OTRAS AREAS CEREBRALES (NE.E-HT.DI Cambios^ de codifie»* c id r cce esocctficid«d de especie AiEeraciones trmzistto- r i is o permanentes en pairones esociados de conducts Horm. ponadales ACTH TESÎICULO Norm «drenales ADRENAL Figura 7. Modelo integrative hipotalamo-hipo Fisario relacionando posibles efec- tos inducidos a través del sistema Ifmbico(Adaptado de EleFtheriou,1975). 151 5) Todas las modificaciones hinotalamicas pueden contribüir a varier permanecitemente la actividad sin- tética de los factores hipotalamicas, 6) También a variar transitoriamente dicha actividad. 7 ) En u l t i m o t e r m i n a , e s t o c o n d u c e a u n a m o d i f i - c a c i o n s u s t a n c i a l e n l a l i b e r a c i o n h i p o t a l a m i c a de f a c t o r e s h i p o f i s o t r o p o s . 8a y Bb) La hipofisis anterior modifies su acti­ vidad secretora de hormonas corticotropas y gonadotro- p a 5 « 9a y 9b)Tanto las hormonas gonadales como las cor- ticosuprarrenales establecen circuitos de feed-back con la hipofisis. 10a y 10b) Ademas, estas hormonas modifican la actividad electrofisiologica y neuroquimica del hipo­ talamo,para facilitai o inhibir la actividad de este en relacion con la sintesis y liberacion de factores hipotalâmicos. E s t a e s l a d e s c r i p c i o n g e n e r a l d e l m o d e l o h i p o - t é t i c D e l a b o r a d o p o r E l e f t h e r i o u . E s p r o v i s i o n a l , c o ­ mo c u a l q u i e r o t r o m o d e l o - . e l a b o r a d o c o n d a t o s c i e n - t i f i c Q S p u e s , c o m o s a b e m o s , l a c i e n c i a s e s u p e r a c o n s - t a n t e m e n t e a s i m i s m a . Como d e f i e n d e e l a u t o r , a u n q u e e l m o d e l o e s h i p o t é t i c o e x i s t e n b a s t a n t e s d a t o s e x - 152 perxmentales que lo apoyan y, consecuentemente, es una razon suficiente para valorarlo. Ademés, un mo­ delo general de este tipo es muy util para comp ren­ der al sistema Ifmbico dentro de un proceso de "in- tegracion" neuroendocrine de los eventos psfquicos o conductales con los eventos hormonales; major aun, debemos decir que la labor del sistema ifmbico po- drfa consistir en actuar como un auténtico si sterna de modulacion que integra los elementos conducta­ les en el control efectivo de los circuitos de feed­ back hormonal. C. CONCLUSIONES GENERALES Hemos intentado indicar que el tejido nervioso interviens activamente en los procesos de control, de sfntesis y liberacion de las hormonas sistémices. Para ello hemos hecho referencia a los circuitos hipo- fisodependientes y a los autonomes; a los circuitos lar­ gos, cortos y ultracortos, Hemos hecho también alguna referencia a las estructuras Ifmbicas. Basandonos en datos recientes y en la insistencia cada vez mas pa­ tente de muchos neuroendocrinologos(Borre11, Piva y Martini, 1979; Reiter,1976; etc.), se puede postuler que deben existir, tanto general como especfficamente, otros circui- ] 53 t o s n e u r o e n d o c r i n o s r e l a c i o n a d o s c o n e s t r u c t u r a s l i m - b i c a s y e p i f i s a r i a s , e n t r e o t r a s . P o r o t r a p a r t e , d a ­ d o q u e n o h e m o s i n t e n t a d o , e n n i n q u n m o m e n t o , r e a l i z a r u n a r e v i s i o n c o n r e s p e c t o a l o s c i r c u i t o s n e u r o e n d o ­ c r i n o s s i n o , u n i c a m e n t e , r e c o r d a r s u e f i c a c i a a e f e c - t o s d e l e s t u d i o d e l o s p r o c e s o s d e c o m u n i c a c i o n n e u ­ r o e n d o c r i n a , c r e e m o s q u e l a s i d e a s r e c o q i d a s a e s t e r e s p e c t o s o n s u f i c i e n t e m e n t e s i o n i f i c a t i v a s . l U . C O N C L U S I O N E S GENERAL ES DEL C A P I T U L O 1 . E x i s t e n d o s s i s t e m a s i m p o r t a n t e s q u e u t i l i - z a n u e s t r o o r g a n i s m e p a r a c o m u n i c a r s e : s i s t e m a e n d o ­ c r i n o y s i s t e m a n e r v i o s o . 2 . E l e s t u d i o d e l a e s p e c i a l c o m u n i c a c i o n r e c i ­ p r o c a q u e e v i d e n c i a n a m b o s s i s t e m a s , n o s h a c e p e n s a r q u e e s ma s c o r r e c t o y u t i l e l a b o r a r u n a o r g a n i z a c i o n d e p r o c e ­ s o s n e u r o e n d o c r i n o s q u e u n a o r g a n i z a c i o n e n d o c r i n a o n e r v i o s a a i s l a d a s . 3 . C o n e s t a i d e a p r e v i a h e m o s e s t u d i a d o l a c o m u - n i c a c i b n y o r g a n i z a c i o n d e l o s p r o c e s o s n e u r o e n d o c r i ­ n o s o b s e r v a n d o q u e , p o r l o m e n o s , a c o n t e c e n l o s s i g u i e n ­ t e s f e n b m e n o s : a ) P o s i b i l i d a d d e p a s o c o n t i n u e d e h o r m o n a s d e s - 156 de la circulacion sistémica hasta las estructuras neu­ rales. b )Fosibilidad de que las hormonas présentés en el Ifouido cefalorraquideo puedan pasar al tejido neurologico. c )Posibilidad de que las hormonas secretadas por las glandulas endocrinas pasen, en algunas circunstan- cias, no solo a la circulacion sistémica sino también al Ifquido cefalorraqufdeo, d)Cxistencia de hormonas sintetizadas, almacena- das y secretadas por estructuras neurologicas. e)Existencia de sustancias elaboradas por el sis­ tema nervioso central(factores hipotalamicos, aminas- biogenas, y quizes otros neurotransmisores) con inci- dencia directs o indirects sobre los niveles hormonales sistémicos. 6. A partir de estas observaciones, relacionadas con los procesos de comunicacion funcional neuroendocri­ nos, résulta comprensible que: a)Las estructuras nerviosas participen activamen- te en el control de las pautas de secrecion hormonal# esto es, que los circuitos que controlan la secrecion hormonal sean circuitos de feedback neuroendocrinos. b)El sistema nervioso central posea centres efec- tivos e implicados en el control de las fluctuaciones inherentes y propias de cada circuito(ciclos del circuital 155 feed-back. Es decir,résulta comprensible que los ci- clos hormonales sean més bien "ciclos o ritmos neuro­ endocrinos", c) Las hormonas actuen sobre la conducts y vice- versa, mediante la intervencion de las estructuras neu- rologicas. Egto es, que el sistema neuroendocri no ten- ga una relacion reciproca con los procesos conductales, d) La estimulacidn social y ambiental pueda pau- tar la actividad del sistema neuroendocrine, o al me­ nos, pueda incidir sobre él, 5.P6r tanto, la relacion reciproca hormonas-conducta se entiende desde este marco mas real que denominamos neuroendocrinologia-conducta.Lo cual, y en ultimo ter- mino, nos llevaria a hablar de mécanismes psiconeuro- endocrinos. 6 . La psicofisiologia, que hasta el presents se ha limitado a ser psiconeurologia{o neuropsicologia), de- beria considerar seriamente esta nueva perspective. 7. A partir de la organizacion neuroendocrina que hemos defendido en este capitule, vamos a elaborar en el proximo capitulo el modelo general de organiza- cidn de los procesos psico-neuro-endocrinos o psico- endocrinos(algunos autores hablan de modelo"hormonas- conducta". 155 CAPITULO 3 ORGAK'IZACION DE LOS PROCESOS FSICOENOOCRINOS De las conclusiones del capitulo precedente se desprende que existen multiples procesos neuroqufmi- cos déterminantes de interacciones neuroendocrinas inevitables, A partir de este fenomeno, vamos a in­ tenter demostrar que la neuroendocrinologia no cons- tituye un proceso aislado sino que interactua direc- tamente con I d s patrones psicologicos, esto es, in- tegraria un proceso general psiconeuroendocrino ; mës aun, nuestro interés se va a centrât preferentemente en la elaboracion de las vlas a través de las cue- les se establece la interaccion de los mecanismos neuroendocrinos con los psicologicos o conductales. Intenter llevar a cabo esta tares signifies estable­ ce r un modelo, mas o menos hipotético pero fundamen- tado en datos cientXficos pertinentes, donde se es- 157 tablezcan I d s cauces efectivos de interaccion entre hormones y conducts. Para llevar a cabo este proposito consideraremos, en primer término, otros modelos que se ban propuesto con esta misma Finalidad, A continuacion, dedicaremos especial atencion al modèle que nosotros proponemos y que, a nuestro juicio, aporta nuevas perspectivas con relacion a los establecidos con anterioridad. Fi- anlmente, intentaremos una aproximacion jerarquice de los mécanismes psico-neuro-endocrinos, I. PRIMEROS MODELOS CN PS ICOENDOCRI NOLOG 1 A Probablemente uno de los primeros ensayos ex­ périmentales en el campo de la endocrinologie de la conducts Fue llevado a cabo por Hunter en 1762. Es­ te investigador observe que la implantacidn de tes- ticulos a gallinas inducia en estas ciertos eFectos virilizantes(3oel y Sulman, 1966). Adicionalmente, Berthold realize experimentos similares en la uni- versidad de Gottingen en 1869. Este investigador com- probo formalmente que la gonadoectomia, en el gallo, provocaba perdida progresive del tamaho de la cres­ ts y del interés hacia las gallinas; la posterior 158 implantacion gonadal restauraba estas deficiencies y devolvfa al animal hacia sus patrones morfologicos y conductales habituales. Berthold interprété que esto se debia a que las gonadas del gallo secretaban una sustancia imprescindible para mantener los caractè­ res sexuales del animal y la conducts de apareamien- to{Beach, 1975), Utilizando un marco de r e f e r e n d a humano, el en- docrinologo Broun-Sequard se inyecto extractos de te- jido testicular de conejos de indias y describio los efectos rejuvenecedores observados en su propio cuer- po. Estas observaciones, que fueron presentadas por Broun-Sequard en la Academia de las Ciencias de Pa­ ris, fueron corroboradas posteriormente, en 1912, por Steinach utilizando como sujetos expérimentales diverses mamife r o s -(Boel y Sulman, 1966). Los reveladores estudios endocrinologicos del es- pahol Maranon, junto a su interés particular por los Fenomenos psicologicos, llevaron a este autor hacia el estudio experimental de las bases hormonales de la conducta emotive. Eh 1921, leyo Marahon en la univer- sidad de Salamanca una conferencia "sobre la edad y la emocion". Alii postulé lo que él denominé "reaccion emocional de la adrenalins"; la reaccién emocional a 159 la adrenalins signifies, para este autor, que una can- tidad relativamente pequePia de esta sustancia, inyecta- da a un se r humano normal, provoca en el sujeta las ca- racte risticas fisiologicas propias de los estados de nivel emocional elevado. Sin embargo, y esto fue cons- tatado posteri ormente en otro trabajo(Marahon, 1926), en ausencis de una influencia cognitive adecuada la "experiencia emocional" resultaba se r excesivamente fria, si n contenido psicologico y reducida a sensacio- nes f i siollogicas (pulso rapide, taquicardia, temblor fino en manos y resto del cuerpo, boca seca, etc.). Hoskins defendio en 1933 que ya en aquel momen- to existian suficientes pruebas para postular que to- do lo que realize el ser humano tiene une dependencia bastante fuerte con el funcionamiento de las glandu­ les de sBcrecion interna, y esto, tanto para los pro­ cesos normales como para los patologicos. En 1968 a- parece el primer tratado importante sobre hormonas y conducta; es la obra de Beach Hormones and Behavior que actualmente ya se ha convertido en un trabajo cia— sico. Poco mas tard e,Bleuler(1956) dedica un largo y minucioso estudio a la relacion entre hormonas y al- teraciones mentales. Si la obra de Beach se fundamen- taba en observaciones sobre la conducta animal, el 160 trabajo de Bleuler tomo como punto de r e f e r e n d a sus observaciones clanicas. Finalmente, podriamos decir que esta primera etapa en el desarrollo de la psicoendocrinologia concluye con una interesante obra que pasa revista a los trabajos mas importantes que sobre cuestiones psicoendocrinas se habfan realizado. Nos referimos al libro de Meng "Psyche und Mormon" que . se traduce al espanol en 1966 bajo el tftulo de Endo­ crinologie psicosomatica. No obstante, esta obra ha- ce mas énfasis en los contenidos de indole clinica. Los métodos para determiner el contenido hor­ monal en el plasma se hacen mas refinados y fiables. Las técnicas de radioinmunoensayo, autorradiograficas, estereotaxicas, etc. posibilitan un acercamiento cien- tifico mas efectivo y eficiente a la relacion entre hormonas y conducta. Fruto de esta nueva era es el compehdio de U halen(1967), la revision intersante de Meson(l966) y el libro editado por nichael ( 1^968}• Pro- gresivamente, se va reflejando en varias obras de re- copilacion la intervencion de varies equipos de inves- tigacion y los avances de esta nueva ciencia. En 1972 Levine édita una obra muy valiosa, Eleftheriou y Sprott (1975) publican poco mas tarde Hormonal Correlates of Behavior y Sach ar ( 19 75 ) , en la misma epoca,. refle- ja la importancia de la endocrinologie aplicada a los 161 problèmes psiquicos. Los ultimos estudios sobre psi- coendocrinologfa vienen plasmados en recopilaciones tipo"readings", con informacion directa procédante de distintos equipos de investigacion. Psychot ropic Action of Hormones editado por Itil, Laudahn y Herr- menn(1976), Hormones, Behavior and Psychopathology publicado por Sachar(1976), y la reciente recopllacion de De Rivera, Vela, Charro y Sandin (1980). publicada bajo el titulo de Psiconeuroendocrinoloqia. Habitualmente, los libros modernos que han abor- dado el tema de la relacion entre hormonas y conduc­ ta han sido colecciones y recopilaciones de los to- picos mas frecuentes en psicoendocrinologfa como, por ejemplo, conducta sexual, conducta materna, aprendi- zaje, etc. Si n embargo, siempre se ha echado de me­ nos una obra que unifique e intégré las viasmés sig­ nificatives de esta nueva disciplina. Este fue uno de los motivos fondamentales que nos movio hacia la rea- lizacion del presents trabajo, Ademas, nuestro interés se centraba también en la necesidad de establecer las bases générales neuroendocrinas del comportamiento h u m a n o .. En relacion con estas cuestiones, nos congratulé tener noticia del esperado libro de Leshner(1978). Pre- 162 cisamente, Leshner ha intentado en esta obra subsanar, de alguna manera, las deficiencies que acabamos de indi­ car, ya que élabora las vfas comunes que deben ser con- sideradas para entender totalitariamente los procesos générales inherentes a la endocrinologie de la conduc­ ta. Sin embargo, el autor pone quizes demasiado énfa­ sis en el estudio de la endocrinologie de la conducta animal, dejando sin tratar algunos aspectos observados en la psicoendocrinologia humana. Algunos procesos tan importantes como el sueMo, la personalidad e, incluso, los proceso psicopatologicos no son incluidos en su trabajo. Como muy bien afirma Leshner en un pasaje de su libro, su analisis de la endocrinologie de la con­ ducta lo ha relatado desde el punto de vista de un en- docrinologo; el analisis que nosotros intentamos lle­ var a cabo se refiere desde el punto de vista de un psicologo. En cualquier caso, los mecanismos psico- neuro-endocrinos son siempre los mismos; no obstante, una posible diferencia consistiria en hacer mas hin- capié en los procesos neuroendocrinos o bien en los procesos conductales. A partir de esta breve vision h istorica(ver ta­ bla 2) , vamos a hacer r e f e r e n d a a los modelos més significatives elaborados en un sentido general. 163 Tabla 2 . I rabajos mas rapresentativos publics- jjôs sobre psicoendocrinologia. (Se indican también en la bibliograffa general). Autor F.A.Beach n . Bleuie r H.Meng R.E.Uhalen R .P .Michael 3.U.Mason 5 .Levi ne E. 3.Sachar B.E.Elefthe- riou and R.L.Sprott T.M.Itil et al E.3.Sachar A .I.Leshner Dé Rivera et a l . Titulo Ano Hormones and Behavior Endokrinoloqische Psy­ chiatrie. Psyché und Hormon Hormones and Behavior Endocrinology & Human Behavior Organization of Psycho- endocrine Mechanisms Hormones and Behavior Topics in Psychoendo- crinoloqy Hormonal Correlates of Behavior Psychotropic Action oF Hormones Hormones,Behavior and Psychopathology An Introduction to Beha­ vioral Endocrinology Psiconeuroendocrinoloqla 1948 1954 I960 1967 1966 1968 1972 1975 1975 1976 1976 1978 1980 164 A. MODELOS DE F. A.BEACH Un primer modelo general hormonas-conducta fue propuesto inicialmente por Beach(1948) en su cono- cido trabajo. El autor sugiere que los mecanismos en- docrinos reguladores de la conducta podrxan resumir- se en los cuatro siguientes: 1. Mecanismos endocrinos reguladores de las es- tructuras morfolooicas que controlan respuestas par­ ticulates. El desarrollo de un diente especial en la salamandra macho utilizado durante el celo, la pre- paracion del aparato genital femenino durante la eta­ pa preovulatoria, o el desarrollo del aparato secular en el buche del palomo que empleara para alimentar a la cria, constituyen algunos ejemplos representatives de esta primera Ifnea del modelo. 2. Mecanismos endocrinos reguladores de los re- ceptores periféricos. El segundo mécanisme de control hormonal esta relacionado con la capacidad que poseen les hormonas para activer le sensibilidad del organis­ me a los estimulos externes. 3. Mecanismos endocrinos reguladores de las fun- ciones de inteqracion del sistema nervioso central. A este nivel, las hormonas actüan como elementos fa- 165 cilitadores de la actiuldad Intègradora neural. Beach cita el caso del refiejo palpebral en el re- nacuajo; la hormona tiroxlna facilita su aparicion cuando es aplicada cerca del centro del reflejo. Es como si el centro reflejo estuviese preparado pa­ ra actuar pero necesitando, para compléter 1 a fun- cion de integracion neural, el estxmulo interno in- ducido por la presencia de dicha hormona. 4. Mecanismos endocrinos reguladores del orga­ nisme como totalidad. Incluye tanto los procesos de desarrollo(crecimiento, maduracion, etc, ) morfolo- gico como fisiolooico. Este modelo, que como se ve es bastante simpli- ficado, fue enunciado por Beach para indicar, funda- nentalmente, una relacion unilateral hormonas — conducta. Sin embargo, este investigador ha defendi- do en todo momento una relacion de interacciones re- cxprocas estxmulos-conducta-hormonas o estxmulos-hor^ monas-conducta, Un segundo modelo sostenido por Beach (1965) apunta precisamente la importancia de dicha interaccion. Un resumen de este segundo modelo es con- siderado por el autor en los siguientes cuatro puntos: 1. Un estxmulo externe I elicita la liberacion de la hormona A en la circulacion sanguxnea. 166 2. La hormona A sensibillza al individuo al es- timulo II . 3. La conducta evocada por el estxmulo II incre­ ments el estxmulo interoceptive III. 4. El estxmulo III provoca la liberacion de la hormona B que, a su vez, increments la capacidad de respuesta del indivlduo al estxmulo àmbiental IV, y asx sucesivamente, Adicionalmente,B e ach (1975) ha seMalado en un tra- bsjo mas reciente que las âreas de la endocrinologie de la conducta pueden se r clasificadas en cuatro ca­ tégories interrelacionadas: 1 B Covariacion. Es le primera catégorie a tener en cuenta.y se refiere al establecimiento de la corre­ lation entre los eventos endocrinos y los conductales. El primer paso -dice Beach- en el analisis de cual­ quier correlecion consiste en determiner su confian- za o consistencia ; solo después de haber establecido esto se examinera el problème de la causalidad. Tan pronto como se haya cuantificado el nivel de confian- za de la correlacion, el siguiente trabajo consistira en identificar los mecanismos mediadores implicados asl como asegurar la existencia de una relacion causal y comprender lo mejor posible como ciertas conductas 167 son consecuencia de las hormonas. 2S Mecanismos mediadores. Las hormonas pueden influir sobre la conducta a través de dos tipos de mecanismos mediadores importantes. El primer tipo incluye tanto el control ejercido por las hormonas prenatalmente preparando al organisme (maquinaria conductal) como las modificaciones temporales in- ducidas por las hormonas sobre este mismo organisme. El segundo tipo es considerado por el autor de in­ dole "activacional" diferenciando très modalidades distintivas: a) alteracion de los mecanismos efecto- res usados en la ejecucion de patrones de conducta es- pecificos, b) modificacion de los mecanismos senso- riales y perceptuales influyendo, por tanto, en la recepcion o interpretacion de los estimulos externes, y c) alteracion de los mecanismos neurologicos cen­ trales responsables de la integracion de la infor­ macion recibida, o bien, de la organizecion de los patrones de respuesta, 39 Continqencia en la covariacion. Les correla- ciones funcionales entre variables hormonales y con­ ductales dependen de varies factores que no son ni especificamente hormonales ni especfficamente con­ ductales. Beach hace alusion en su trabajo a dos 168 tipos de variables que pueden modificar una correla­ cion "esperada" entre hormonas y conducta: la com- posicion genétice y la experiencia. Dicho de otra manera, tanto la herencia como el medio de un in- dividuo particular determinan les Futures corre- laciones entre hormonas y conducta en ese mismo in­ dividus. La incidencia que tanto la herencia como la experiencia poseen con respecto al binomio hor­ monas-conducta ha sido ampliamente demostrada; en otros pasajes de este trabajo tratamos mas de cer­ ca estas cuestiones, ûë Interacciones e interdependencies. De hecho, la relacion entre hormonas y conducta ni es simple ni abarca a un solo individus. Incluye, por el contra­ rio un sistema complejo de interaccion:estimules externos-sistema nervioso-hormonas-estimulos inte£ nos-conducta-estimulos internos-hormonas-etc. Ade­ mas, es preciso ampliar la relacion a cadenas de in­ teracciones largas donde se ponga de relieve la in- riuencia reclproca entre varies individuos(1 a con­ ducta de un indivlduo sirve de estxmulo para acti­ ver D inhibir el sistema neuroendocrino de otros in- dividuos). De una manera muy simpliFicada, esta cuar- ta catégorie pone de manifiesto la relacion recxpro- 169 ca entre la conducta de un indivlduo, su sitema neu­ roendocrino y su medio social y ambiental. Sin duda, Beach recoge en el modelo que acaba­ mos de comentar una perspective bastante amplia y compleja de la dinamica psicoendocrina. No obstante, su modelo nos parece mas un acercamiento metodologi- co que un estudio funcional del tema en cuestion. B. MODELO DE R.E.UHALEN Un modelo relativamente simple pero, quizés por lo mismo, muy sugerente para comprender la integra­ cion Funcional de los mecanismos psiconeuroendocrinos ha sido propuesto por Uhalen(1967,p.4)(figura 8). Co­ mo defiende el autor, este modelo es tal vez demasie- do general y por tanto puede ser impreciso. Sim em­ bargo,tiene la ventaja de oFrecer une vision global y sencilla de las relaciones que existen entre hormo­ nas y conducta. El modelo(ver Fig.8) consiste en dos circuitos distintos pero interconectados. El circuito de la iz- quierda describe una secuencia de eventos relacionada con los estimulos externes, el sistema nervioso y le conducta. La energia del medio (Uhalen solo hace re- Ferencia a la energia Fisica) se convierte en estimu- 170 RECEPTORESENERGIA CONDUCTA HIPOF "TARGETS Fioura 8 . modelo general que describe la interaccion entre hormonas y conducta, (Begun Whalen, 1967, p.A). 171 los al ser tansformada en impulses por los orpanos de los sentidos. Estos impulses nerviosos son inte- grades en el sistema nervioso y, desde aqui, modifi- can la conducta en una linea determinada. La conduc­ ta del animal se convierte en un nuevo estimulo para él, que a su vez genera nuevos patrones de actividad en el cerebro. El circuito de la derecha es, igual que el i z- quierdo, un circuito cerrado. Este circuito concier- ne directamente a la secrecion de hormonas. Tanto los estimulos producidos por la propia conducta como los procédantes del mundo externo afectan el estado de actividad del sistema nervioso central. La actividad del sistema nervioso central produce cambios en la actividad de la hipofisis. La hipofisis secreta sus hormonas en la circulacion sistémica que las transpor­ ta hacia sus lugares de accion o estructures diana ("targets"), como las estructuras perifericas y otras glandules. Finalmente, las hormonas secretadas por las glandules hipofisodependientes producen modifica- ciones en la conducta, en la regulacion de la hipofi­ sis y en el crecimiento de las estructuras periferi- cas. Los dos circuitos del modelo estan conectados 172 a través de las hormonas secretadas por las distin­ tas glandulas, y por la conducta que induce estf- mulos que llegan a modificar la secrecion hormonal. Desde luego, cada circuito puede operar independien- temehte. Pues, ni las hormonas influyen en todas las conductas ni todo tipo de conductas modifican la ac­ tividad del sistema endocrino (Uhalen,1967, pp.6-5). C. MODELO DE A.I. LESHNER Leshner ha criticado la excesiva generalizacion de un modelo como el que acabamos de relatar. Segun este autor, un modelo como el de Uhalen présenta por lo menos cuatro importantes deficiencies. La primera objecion se refiere a que no inclu­ ye la idea de que las secreciones hormonales fluctu- an constantemente y , consecuentemente, las reaccio- nes conductales a las hormonas también deben hallar- se modificadas por dichas fluctuaciones. A este res­ pecte, Leshner introduce la idea del estado hormonal linea base ("baseline hormonal state") para carac— terizar el proceso fluctuacional que de forma natu­ ral evidencia el sistema endocrino. Textualmente, Leshner (1978, p.5) defiende que " ...The term (ba­ seline hormonal state) is used here to denote the 173 hormonal state oF an individual as it enters a situ­ ation. The individual's hormonal state is constantly changing, and, if hormones affect behavior, we would expect to see behavioral chanoes accompanying those hormonal fluctuations. For example, as a female's hormonal state changes across a reproductive cycle, such changes are considered to be alterations in her baseline hormonal state... It should be made clear, however, that the concept of the baseline hormonal state is not meant to be restricted only to the pre­ cise point in time that the individual enters the test situation; in some cases the baseline hormonal must include the recent hormonal history. For example, we know that some hormones, such as the adrenal glucocor­ ticoids and the androgens are released in pulses, and, therefore, that the animal's hormonal state can chan­ ge from moment to moment. Yet, we do not really expect to see changes in behavior corresponding to those frecueot changes in hormone levels. The amount of ti­ me that a particular hormonal state must be in effect before behavior is affected can vary from behavior to behavior and from hormone to hormone; those questions can be determined empirically. However, a term like "baseline hormonal state" is needed to characterize 176 the individual s F uncti onal hormonal state as it en­ ters a situation". En segundo lugar, Leshner critica que el mode­ lo de Whalen solo incluya algunos de los posibles mecanismos fisiologicos mediadores en el proceso hor­ monas-conducta. Concretamente, se refiere a que un fenomeno tan esencial como el estado metabolico gene­ ral no ha sido considerado en los modelos que se han venido proponiendo. Si bien Leshner hace especial hin- cepie en que las hormonas pueden modificar la conduc­ ta a través de una modificacion precedente del esta­ do metabolico general del organisme, también es cier- to que el modelo de Whalen no solo no niega esta po- sibilidad sino que indirectamente la manti,ene. Un tercer aspecto,que Leshner echa de menos el revisar sucintamente algunos de los modelos précé­ dantes, es el efecto orqanizador que evidencian al- gunas hormonas en relacion con el sistema nervioso y con la conducta. Este concepto, que sera amplia­ mente tratado por nosotros en varios pasajes de es­ te trabajo, tampoco es rechazado ni por el modelo de Uhalen ni por los otros. Incluso ocurre todo lo contrario, pues, tanto Whalen(1967) como Beach(l975) aluden especificamente durante la explicacion de 175 sus modelos, asi como a través de la aplicacion de los mismos, al concepto de que las hormonas pueden actuar como "organizadores" del tejido nerviso y, consecuentemente, de ciertos patrones de conducta. Una cuarta y ultima objecion que hace Leshner a los modelos précédantes se refiere a la importan­ cia que juegan los estimulos.sociales ; de nuevo, vemos que los modelos anteriores no es que hayan omitido totalmente esta variable sino, mas bien, no han reparado suficientemente en ella a la hora de elaborar el modelo general. A este respecto, es justo resenar oue uno de los primeros psicoendo- crinologos que han hecho especial énfasis en es­ te fenomeno fuera Mason(1960) al constater la efi­ ciente influencia que posee la conducta de otros in* dividuos para incidir sobre la secrecion hormonal de un sujeto determinado. Leshner considéra que para integrar los avan­ ces Bctuales de la endocrinologie de la conducta, asf como para solucionar las deficiencies comenta- das en relacion con otros modelos, es preciso ela­ borar un nuevo modelo. Dicho modelo (que reprodu- cimos en la figura 9) es el que postula este autor y, sin lugar a dudas, es el mas completo que he - mos podido encontrar. *D E O T3 X) X) JC S3 W X 176 (D n X o X(0 E O'—) m 31 (0 Xm i -H S3 1 o 0) > •H 1 c 0)U 0) 4J XU X C Cm mm m n X œ c o 3 0) 3 GD XX C O CD m O O \o (0 u n>■ o k, œ 3 m ca en X w o eo mc > X uCD o (0r- E X rH CTi U c (D (Do P X «D U « m W 0) o X CDc O f-4 X m 10 c m m Q) 0> M n ü_l m 4 c c XU w m o co c E •w X o m•H œ Oo U c XX c o3 -M 0) U (0o U —1 S3 C taQ 'O a >- -4 œ X Q) ou c m mO m o u -p c O •H (Du JJ ■D Oo to m m o m -pü to üo (0M u k_ a c toi œî 3 101 u o C T!c C mu T)o 1■D *—i IC (D 10) Q.o(-t ü o3 Cœ C Xc U 'O (0 CL 4-5 CO u E to to cCD 'H (04J > 3m X) cto o 'Oto •H E uto O 10to U oc(0 X) "O**H c •H dU U X C to Oi JO 3 1 (4U X (Dm 1 c 3> tn 205 tacoides y otras sustancias. Partiendo, por consiguien­ te, desde una concepcion dinamica del estado metabo­ lico hormonal, vamos a exponer los mecanismos a tra­ vés de los cuales las hormonas pueden incidir sobre la conducts. En la Pig. 13 sehalamos que el estado metabo­ lico hormonal puede inducir dos tipos importantes de efectos sobre el organismo para actuar, indirec­ tamente, sobre los procesos conductales. El primero de estos grupos de efectos, intenta preparar 1a"ma- quinaria conductal"(el organismo). El sequndo, actua sobre esta maquineria preparada, o semipreparada, para incidir sobre la conducts. En el primer caso, las e- fectos hormonales sobre la estructura organica se re- alizan en edades tempranas de la vida del individuo, preferentemente en edades perinatales (antes del na- cimiento y algun tiempo despues). En el segundo, los efectos se refieren preferentemente al individuo adul­ te, si bien el modelo es valido igualmente para las etapas de infancia y adolescencia. Los efectos que evidencian las hormonas para preparar la"maquinaria conductal" son fundamentalmente de tipo "organizador" y de tipo madurativo. For otra parte, los efectos hor­ monales para poner en marcha o frenar la conducts son, 206 e senci almente, fenorrenos de activacion e inhibicion (se podria aMadir un eFecto de "modulacion” tal uez mas discutido). For tanto, vamos a considerar sepa- radamente estos dos grupos de efectos. 1. Drqanizacion y maduracion El desarrollo ontogenético del indiuiduo, biolo­ gic am ente considerado, lleva implicitamente un pro- ceso de organizacion (diferenciacion) y otro de ma­ duracion. A veces résulta diffcil distinguir estos procesos. La organizacion de los patrones de difen- ciacion sexual del sistema neruioso es analizada es- pecaficamente en el capatulo 5 (remitimos alii al lec­ tor si prefiere una documentacion mas detallada sobre este tema); por este motivo, en este apartado haremos escaso hincapie en relacion con las hormones sexua- les. Conviens, por otra parte, que distingamos los efectos sobre el sistema nervioso de los efectos so­ bre el resto del organisme (esta distincion obedece a que un efecto importante sobre el tejido nervio­ so suele ser més significative, en relacion con el psiquismo, que un efecto sobre otras estructuras organi ca s ) . a) Efectos sobre el sistema nervioso: 207 a) Efectos sobre el sistema neruioso: Uno de los efectos mas notables que inducen las hormones sobre el tejido neruioso en desarro­ llo es, indudablemente, el lleuado a cabo por los androoenos en etapas tempranas de la vida (ver cap. 5), consistante en "organizar" las pautas fisiold- gicas y conductales mas especificamente masculines. Ademas de las hormonas sexuales, se ha inten- tado objetivar experimentalmente la exiétencia de otros tipos de hormonas inuolucradas directamente en pro­ cesos de organizacion y/o maduracion de estructuras neurales. A este respecto, Balazs y colabs, (1975, p. 32) apuntan la posibilidad de que los glucocor- ticoides puedan poseer alguna relevancia; pues, el tretamiento a base de estas hormonas durante los pri- meros dies de vida, provoca cambios importantes en el hipotalamo de la rata cuando esta es adulta, por ejemplo, un descenso notable en la secrecidn de fac­ tures liberadores de la hormone del crecimiento. Es­ ta observacidn podria interpretarse en termines de una posible cualidad "organizadora” de los gluco- corti coides. Sin embargo, las hormonas del tiroides son las que, junto con las sexuales, ocupan actualmente un 208 lugar de honor en relacion con los efectos que es­ tâmes comentando. Una relacion entre hormonas del tiroides (tiroxina y triyodotironina) y el desarro­ llo del sistema nervioso se observo inicialmente en el cretinismo, pues, se establecio una relacion cau­ sal entre hipotiroidismo y esta enfermedad caracte- rizada por retraso mental. En el caso del cretinismo, la falta de hormonas tiroideas en edades tempranas de­ termine una insuficiente organizacion y maduracion del cerebro, observable invariablemente en tada la conduc­ ts adulta de este individuo. Se trata, por tanto, de un proceso irreversible; la irreversibilidad, fuera de la etapas criticas, es una caracteristice esencial en los procesos de organizacion biologica, Algunas observaciones expérimentales contribuyen a esclarecer el valor que juegan las hormonas tiroide­ as en el campo de la maduracion nerviosa. Tusques (1956), por ejemplo, comprobo que administrando estas hormonas a la rane se incrementaba el desarrollo general del cerebro y la maduracion de los sistemas visual, audi­ tive y locomotor. Adicionalmente, Vernikos-Danellis (1972) ha subrayado que si administra tiroxina a una mitad del cerebro, en la rata, se estimula la madura­ cion de los reflejos correspondientes a esa mitad; mien- 209 tras que, por el contrario, la tiroidectomia disminu- ye la actividad neuronal, el tamaMo del cerebro y el numéro de neuronas corticales. En relacion con estos hechos, se ha especulado eue el tiroides induce sobre el tejido nervioso una accion metabdlica relacionada con el consumo de oxi- geno. Si n embargo, los efectos eue posee la tiroxina sobre la aceleracion metabolica de los distintos te- jidos del organisme, no son tan évidentes en relacion con el cerebro. En algunos casos estudiados de hiper- tiroidismo, se observo que en ninguno de ellos exis- tia aceleracion (en comparacion con sujetos normales) en el consumo de oxigeno cerebral; si se producia, por el contrario,un incremento de consumo de oxige- no en el resto del organisme. Complementariamente, en enfermes con hipotiroidismo no se han hallado al- teraciones contrarias (consumo de oxigeno cerebral dis- minuido); tampoco se ha visto que se modifique tras la admini stracion de tiroxina o équivalentes. En adiciôn a estas observaciones, conviens puntualizar que las conclusiones aqui apuntadas poseen una excepcion im­ portante; si los sujetos con hipertiroidismo son muy jovenes (edades infantiles), el consumo de oxigeno cerebral suele se r elevado; igualmente, en los hipo- 210 tiroideos infantiles es eficiente la administrecion de tiroxina para incrementar dicho metabolismo cere­ bral. For tanto, la afirmaciôn de que existe una ace­ leracion metabdlica cerebral (segun el consumo de oxi­ geno) tras la aplicacidn de sustancias tiroideas (no incluimos en ningun momento a la hormone calcitonina), durante etapas tempranas de desarrollo y diferencia- cidn, debe admitirse como un hecho bastante validado. Aprovechando estas edades criticas, las hormonas del tiroides podrian inducir efectos sobre la estructura y funcidn del sistema nervioso actuando, entre otras vias, a traves de modificaciones en los procesos me- tabdlicos del cerebro. Actualmente se ha decantado que estçs hormonas estan relacionadas con très procesos vinculados con la configuracidn estructural y funcional del sistema nervioso. Dichos procesos son 1) la formacidn de den­ drites y terminales axonales, 2) sinaptogénesis y or- ganizacidn sinâptica, y 3) mielinizacidn. Veamos es­ tos très aspectos. 1 ) Formacion de dendrites y terminales axonales: En animales tratados con hormonas tiroideas existe un incremento Importante en la formacidn de ramifi- caciones neuronales, tanto en las dendritas como en 211 los axones; esto ocurre simultaneamente en el cortex cerebral y en el cortex del cerebelo. Al contrario, las deficiencias tiroideas prouocan un severe retar- do en la aparicion de ciertas formas de ramificacion dendritica, y une marcada deficiencia en la ramifica­ cion dendritica y en el crecimiento axonal (ver ta­ bla III). Los datos han sido obtenidos a partir del analisis cerebral de ratas jovenes (Balazs y colabs. 1975) . Tabla III. Ramificacion de las celulas de Purkin- je. Efectos de la deficiencia tiroidea (Balazs et al.l975) DIAS DE EDAD 10 1^ 18 2-5 28 35 NORMAL (1) 18 37 59 55 84 100 HIFDTIROIDED 25 39 53 62 39 40 (l)= % tornado en Los valores del mado en relacion relacion con el 100% de los 35 grupo hipotiroideo representan al valor del animal normal de df a s . el % to- su edad. 2) Sinaptogénesis y organizacion de las sinapsis: La organizacion de las sinapsis, en las celulas de Pur- 212 kinje, es mas lenta en los animales hipotiroideos que en los normales. Igualmente, en el cerebelo se han de- tectado deficiencies respecto al numéro de tipos de células nerviosas y al numéro de sinapsis (Balazs y colabs. 1975). Estos datos apoyan la idea de que la deficiencia tiroidea, en edades de desarrollo, puede inducir dificultades permanentes (en el animal adul­ te) en las actiuidades de coordinacion psicomotriz. Esta misma hipotesis se cohplementa con la emitida por Eayrs (1966), ya que defiende que las deficiencias funcionales del tiroides se traducen, generalmente, en deficiencias para adquirir las diverses formas de con­ ducts adaptative. 3) Hielinizacion; Una sehal de maduracion neuro­ logies viene indicada por el grado de mielinizacion alcanzado. El proceso de mielinizacion esta acom- paMado, fundamentalmente, por una aceleracion pro- gresiva de Ifpidos, fenomeno que parece necesario para el desarrollo efectivo dé la mielinizacion. Mediante la administracion experimental de tiroxina a ratas, se ha observado el efecto madurativo de esta hormone sobre el cerebro (Eayrs,1968) y, par- ticularmente, sobre la mielinizacion (Schaplro,1968 ; Ardeleanu y Sterescu,1978). 213 b) Efectos sobre el resto del organisme: Considerando al organisme como totalidad, e i n- dependientemente del sistema nervioso que acabamos de ver, es indudable que las hormonas juegan un pa- pel importante con respecto a su organizacion y ma­ duracion. Por ejemplo, los androgenos organizan la estructura genital masculine; durante los procesosos de diferenciacion sexual del embrion, es necesaria la presencia de androgenos (a ciertos niveles) para que se desarrolîe el aparato genital masculine (sin la presencia de androgenos en la circulacion sistemi- ca del feto persistiran las estructuras genitales caracteristicas del sexo femenino). Los androgenos intervienen activamente en los procesos de maduracion de algunas estructuras ose- as; por ejemplo, aceleran el crecimiento de los car­ tilages epifisarios y al mismo tiempo adelantan su o- sificacion. Las hormonas del tiroides (tiroxina, etc.) regulan la maduracion dentaria. La hormona del cre­ cimiento y las hormonas del tiroides participan ac- tivamente en el desarrollo global del individuo. Etc. Como vemos, es indudable que las hormonas son imprescindibles para el desarrollo adecuado del or­ ganisme (incluyendo desde el cerebro hasta las es- 214 tructuras p e rifa ricas ). Por consigui enta, la cons- titucion de la "maquinaria conductal” corre a car­ go , en gran medida, del equilibrio adecuado de los niveles e interacciones hormonales. 2. Activacion, Inhibicion y modulacion Una vez que esta desarrollada adecuadamente la estructructurs basica (especialmente el sistema ner­ vioso), tanto bioqufmica, anatomica y fisiologicamen- te hablando, las hormonas inducen efectos sobre estas estructuras (para que las hormonas actuen a este se- gundo nivel, no es necesario que la estructura basi­ ca se halle plenamente desarrollada). Esencialmente, nos interesa constater la doble funcion exhibida por las hormonas en relacion con los componentes organi- cos del individuo y en base a una accion futura so­ bre la conducta. Si las hormones participaron duran­ te unes etapas criticas determinadas para, por ejem­ plo, configurer determinados circuitos de 1 sistema nervioso central (funcion primera), posteriormante, pueden activer esos mismos circuitos (funcion se- gunda) para que el individuo ejecute un tipo parti­ cular de conducta. A este segundo nivel de actuacion, los efectos 215 hormonales modiflean la ectividad de los mecanis- mos neurofisiolôgiCOS centrales o periféricos, dan- do lugar a fenomenos de activacion o inhibicion. Se ha sugerido, igualmente, que las hormonas pueden "mo­ dula r"' la actividad neural (también séria factible postuler efectos "facilitadores" y efectos de "blo­ quée" ) y modificar, desde este nivel, las pautas de conducta. La realizacion efectiva de estos fenome­ nos se traduce en una modificacion de la activi­ dad de los mecanismos sensoperceptuales, de los me- canismos centrales y de los mecanismos efectores o estructuras perifericas. a) Efectos sobre los mecanismos sensoperceptua- le s : Existen bastantes pruebas nue demuestran la in- tervencion hormonal (actiùando, inhibiendo o modulan- do) en los sistemas sensoperceptuales visual, audi­ tive, olfatorio, gustativo y tactil (ver cap. 10). Los resultados obtenidos en este sentido sobre la vision por Diamond, Diamond y Mast (1972), sugieren que la capacidad de la mujer para discriminer una luz débil quarda cierta dependencia con su ciclo sexual, siendo significativamente inferior durante la etapa de la menstruacion (fig. 14); los autores entienden que este fenomeno tiene que ester motivado por un 216 0.50 0.60 pij! women o 0.70 080 0.90 0-5 6-13 14-21Cycle days Figura 1 4 . Uariaciones en la capacidad de la müjer para percibir un estimulo luminoso, se­ gun la etapa de su ciclo sexual (Segun Diamond y colabs. 1972). 217 descenso de las hormonas ovaricas en la circulacion sanguinea de la mujer menstruante, dado que, tanto en el hombre como en la mujer que toma pfldoras anovula- res, y por consiguiente libres del proceso de cicli- cidad mensuel hormonal, no se produce esta alteracion del sistema visual. Las hormonas sexuales son, ademas, importantes para algunos procesos de sensopercepcion auditive y tactil: con respecto a la primera, los an­ drogenos incrementan en el macho su capacidad para percibir los estimulos olorosos (feromonas) procé­ dantes de la hembra; en relacion con la sensibilidad tactil, los estrogenos incrementan en la mujer la sen­ sibilidad de SOS pechoB y pezones. Otras clases de hor­ monas son también eficientes para contrôler (activan- do o inhibiendo) algunos mecanismos sensoperceptua­ les. Los glucocorticol des poseen algun efecto, en es­ te sentido, sobre la sensibilidad auditiva, gusta- tiva y olFativa, ya que los individuos con niveles deficitarios en estas hormonas exhiben un descenso bastante significativo en sus umbrales para dichas cualidades sensoriales. Aunque solamente nos hemos referido a la sensi- hilidad y percepcion de tipo exteroceptivo, convie­ ns sehalar que otros tipos de sensibilidad como la 218 interoceptiua y propioceptiva e x p e rimenta n , similar- mente, la influencia del estado hormonal interne. Los receptores musculo-articulares, que son los receotores periféricos de la sensibilidad propioceptiva, pueden necesitar un efecto hormonal directe para la regula- cion adecuada de.su actividad. Hucho mas claro es el efecto de las hormonas sobre la sensibilidad intero­ ceptive. Este tipo de sensibilidad protopética posee receptores especificos en los organos internes del organisme (estomago, corezon, intestino, etc.) inclu­ yendo las paredes del sistema sangufneo. Los recepto­ res locelizedos en estas estructuras perifericas, reco­ gen los estimulos pertenecientes al medio interno (que vienen pautados por el funcionamiento de tales orga­ nos y por el estado y actividad de los componentes qui- micos que los baRan como, por ejemplo, las hormonas) y los envian hasta las formaciones subcorticales y lim­ bless. Tal vez por esta razon, son sensaciones difusas, poco concienciables, e inseparables de los estados emo- cionales. A traves de esta via, las hormonas pueden m o­ dificar directamente las experiencias emocionales. b) Efectos sobre los mecanismos centrales: Los centros y circuitos del sistema nervioso central, in- volucradoE en patrones especificos de conducta, son 219 requlados, en cierto modo, por las propias hormonas. Las aminas biogenas cerebrales (serotonina, adrena­ lins, etc.) modulan la actividad de los sistemas neu­ ronales implicados en el control de la emocion (tam­ bién se asigna un papel modulador a las hormonas hi- potalamicas). Los androgenos activan, en el macho, los circuitos neurologicos que regulan la conduc­ ta agresiva; contrariamente, se ha informado que los estrogenos pueden tener un efecto inhibidor sobre los circuitos cerebrales que controlan la agresion. En general, y puesto que no es preciso que nos detenga- mos en estos aspectos, diremos que la capacidad de captacion que evidencian muchos de los centros cere­ brales justifies cientificamente que las hormonas ac- tiven, inhiban o modulen la actividad fisiologica del sistema nervioso central, Los multiples resultados obtenidos con tecnicas de registre electroencefalo- grafico bajo estimulacion adicional con sustancias hormonales, revelan que estos compuestos bioquimi- cos pueden ’’disparar” la conducta, inhibirla o modu- larla desde lugares especfficos del sistema nervio­ so central. La implantacion de hormonas en regiones determinadas del sistema nervioso ha evidenciado el 220 efecto fuertemente actiuador que pueden poseer algu­ nas hormonas en relacion con patrones especfficos de conducta (Michael, 1965). Existen para Leshner (1978, p. 7) dos tipos de eviencias expérimentales que demuestran los efectos directes de las hormonas sobre el sistema neruioso cen­ tral, en relacion con las respuestas conductales: "Firs, many of the brain areas implicated in the control of specific behavior patterns are particularly sensitive to those hormones which also affect behaviors when in­ jected systemically. Second, many studies have shown that direct injection of hormones into restricted brain sites can reverse the behavioral changes that are pro­ ducted by removing those hormones from the general cir­ culation" . La forma en que actûan las hormonas sobre el sis­ tema nervioso central puede ser diverse (Lissak, 1973). Leshner (1976), basandose en este autor subraya las siguientes: alteracion del estado metabolico general de las celulas del cerebro, alteracion de las caracte- rfsticas electricas de neuronas especfficas y, de es­ te modo, alterando le excitabilidad de sistemas es­ pecfficos, finalmente, modifica:idncfel estado de sistemas neurotransmisores relevantes (sensibilirando o desensibi- lizando. c ) Efectos sobre los efectores; Las hormonas pueden alterar 221 los mecanismos efectores (Beach, 1975), esto es, los mecanismos periféricos usados en la ejecucion de formas especfficas de conducta. La conducta se­ xual depends del estado funcional de los mecanismos efectores sexuales (tanto para el macho como para la hembra); el estado funcional de estas estructuras no uiene indicado exclusivamente, como algunos pue­ den creer, por los estfmulos psicologicos, sino mas bien por una interaccion de estos estfmulos con las hormonas sexuales que sirven igualmente como agentes actiuadores. Otras conductas dependen, en cierta me­ dida, de que los sistemas efectores sean activados por algunas hormonas. La expresion verbal (tipo de voz) en el varon esta regulada por el efecto acti- vador inducido por la testosterona sobre las estruc­ turas fonatorias. Algo similar podrfa argumentarse en relacion con la ejecucion de las pautas de com- portamiento motor. La influencia de las hormonas sobre las estructuras morfologicas que controlan respuestas particulares es muy notoria en algunos animales, Asf, en la salamandra macho se desarrolla, durante la etapa de celo, un diente especial que u- tiliza para el apareamiento; en la rana y el sapo, el incremento de las secreciones pituitarias y gona- 222 dales durante la estacion de apareamiento induce en el macho un incremento importante de su aparato fo- natorio, que utilizara para el ritual de la union sexual. (Beach, 1946). C. PROCESOS CONDUCTALES------------ » SISTEMA NEU- ROENDOCRINO. En la figura 15 représentâmes, de forma mas o menos hipotetica, varias posibilidades déterminan­ tes de las posibles rutas de influencia que exhi­ be la conducta sobre las secreciones hormonales. Va- mos a entender este submodelo partiendo del hecho cons- tatado de que la injerencia de la conducta sobre las hormonas se entiende en sentido doble; por una parte, la realizacion de una conducta en un momento determi- nado induce cambios importantes en las pautas de se- crecion hormonal; en segundo lugar, estos cambios In- ducidos por la ejecucion de una conducta particular estan mediatizados por la experiencia previa del su- jeto. En este sentido, segun la experiencia pasada, la accion de una conducta particular, en un momento particular, determine los posibles cambios hormona­ les. (Como sabemos, no se debe olvidar que no todas las conductas tienen que modificar la actividad hor- w in o in cc u D O DU O U CE O w u X ) cz o o 223 t 1 03 u 3 'roo cn "O + jc X ) ro 0) oo E ro ro u D m o 0) X ) c roc m ro j i 3 to C. ro PC B 3 u m m X ro -t j -p -H X 0) Ü X 1 3 C X in X ro C 03 o ro o 03 ro m ro X 3 X c 03 'O m c•H Ü CD TO in ro 3 B U O P3 OT> 03 C ro to co •—! c o o 03 E roo X (i 'H 0) C3 > 0) 03 JC c u '(D roc 5> X ro ro o G X «4 X > ro (_) ro •p 3 U ra 03 uro ro ro u Xc > ro ro m Ü 3 O u (D o ro ro in c u 226 mona l; es posible que todo- el répertorie conductal de un individuo influya sobre las secreciones hormo­ nales de este mismo individuo, sin embargo, el esta­ do actual de la ciencia solo ha ofrecido algunos ejem- plos; esperemos que esta situacion sea unicamente tem­ poral ) . Uno de los ejemplos més socorridos, en este sen­ tido, es el estudio del comportamiento sexual de va­ rias especies de mamiferos y aves y la observacion de las variaciones hormonales consecuentes. Por ejemplo, la simple ejecucion de un patron de conducta especi- fico puede evocar estimulos propioceptivos que, a su vez, elicitan respuestas hormonales importantes. La expulsion de los huevos desde el ovario hacia el o- viducto no ocurre simplemente porque el ovulo esté ma- duro y preparado para la fertilizacion. En algunas es­ pecies de aves y paces, la ovulacion es retrasada o completamente inhibida hasta que la hembra pueda rea- lizar los movimientos implicados en la construccion del nido. Proveyéndola de un nido ya construido y preparado para ser usado no se provoca la ovulacion, porque la estimulacion esencial dériva directamente de la actividad de construccion del nido. Ella debe llevar a cabo el acto de construir antes de que la hormona hipofisaria, que dispara la ovulacion, sea 225 liberada en la circulacion para actuar sobre el ova­ rio (Beach, 1975, p . 186). En otros animales como ciertos mamiferos (gato, conejo, etc.) la ovulacion exige, para se r elicitada, que la hembra lleve a cabo con anterioridad la con­ ducta de coito. Si la hembra no participa en este pa­ tron de comportamiento sexual no suele ocurrir la ovu­ lacion, pues, la liberacion de las hormonas hipofisa- rias inductoras de la ovulacion ocurren a consecuen- cia de la estimulacion de la vagina y cervix. La con­ ducta sexual, que es capaz de provocar por si misma la ovulacion, edemas de evocar posibles estimulos propioceptivos e interoceptivos (ver fig. 15) que in- f M r a n en la actividad hormonal, viene constituida i n- trinsecamente por una dosis elevada de estimulos tac­ tiles y emocionales que incidirén sobre la actividad neuroendocrine. La accion directa de estos mecanismos, habituales en muchos mamiferos, pudiera se r la respon­ sable de que algunas mujeres ovulen durante o a con- tinuacion de la conducta de coito, a pesar de haber- se administrado anticonceptivos. For otra parte, la conducta de coito suele pro­ vocar variaciones hormonales notables incluse en ani­ males que no deben exhibir la ovulacion obligatôria- • 226 mente en este contexte. En la especie humana, igual que en casi todos los animales, se puede observer un incremento de las hormonas LH, FSH y esteroides gonadales a continuacion de la copulacion, Posible- mente, otros tipos de hormonas sufren,de modo seme- jante, modi Ficaciones notables. La experiencia, habiamos dicho, juega un papel prépondérants a la hora de enjuiciar el efecto que tiene la conducta sobre el funcionamiento hormonal (la propia conducta sobre el propio funcionamiento hormonal), Uno de los primeros trabajos donde se de- mostro este fenomeno fus reelizado por Bronson y Eleftheriou (1965b) en relacion con la conducta ago- nistica. Segun estos autores, la experiencia de ha- ber sido derrotado en anteriores confrontaciones eli­ cits, en el raton, una actividad signiFicativamente mas elevada en sus glandulas suprarrenales,al se r expuesto de nuevo al càmbate, que si la experiencia hubiera sido de vencedor. Una explicacion congruen­ te a estos resultados reside en el condicionamiento aversivo consolidado en el animal derrotado; el mie- do se generalize a otras situaciones con estimulos aversivos similares (por ejemplo, la presencia de un animal"luchador") y, como muy bien sabemos, el miedo 227 subjetivo que puede percibir (y vivenciar) un animal es generalmente un estimulo psicologico mucho mas eficiente para inducir cambios hormonales que cual- quier estimulo fisico aversivo (como por ejemplo un shock electrico). Tanto la realizacion de un proceso conductal como la experiencia que posee el individuo son dos factores relevantes para modificar las pautas neuro- endocrinas, Siguiendo el esquema presentado en la fig. 15, los procesos conductales (procesos psico­ logicos) modifican la actividad del sistema nervioso (varios aspectos del sistema nervioso pueden modifi- carse con la conducta, tanto temporal como permanen- temente) que, a su vez, puede incidir sobre los me­ canismos neuroendocrinos a traves de un proceso di- recto o a traves de un proceso indirecto (esto es, a traves de cambios inducidos sobre la sensibili­ dad propioceptiv a , sobre la sensibilidad interocep- tiva, y sobre la actividad nerviosa superior). Lo mas probable es que el la practice operen conjunta- mente las cuatro vias. Un aspecto que no hemos comentado, y que es par- ticularmente interesante, es la induccion de cambios hormonales desde la conducta a traves de la activi- 228 dad nerviosa superior. Entendemos por actividad nervio­ sa superior la puesta en marcha de procesos neurolo­ gicos superiores, esto es, de procesos nerviosos in- ; volucrados directamente con la realizacidn de acti- | vidades mentales superiores, como el pensamiento idea- tivo, la pianiFiceci on de conductas o la toma de de- cisiones. La influencia directa que tiene la conduc­ ta (entendida en este contexte como pensamiento o conciencia, es decir, como conducta superior) sobre el sistema nervioso, fue pDStoleda elegantemente por t3. C . Eccles (Eccles y Popper, 1977). El autor defen- ! did en su libro, escrito en colaboracidn con K . R. Po- j pper, oue la mente, consciente de si misma, seleccio- ! na informacion neuroldgica y, por otra parte, puede ejercer un control directe sobre la actividad del pro­ pio sistema nervioso. En realidad, estos postulados (que dicho' de peso son emitidos por un neurdlogo) podrian extraMar a un neurdlogo clasico (que se empefîan, y de hecho lo consiguen, en no ver nada mas que fenomenos fisico- quimicos en el cerebro) pero nunca a un psicologo. La terapia de conducta actual, que es una de las aplicaciones mas importantes de la psicologia experi­ mental, ha constatado con bastante claridad que los 229 procesos conductales de autocontroi pueden modifi­ car voluntariamente los mecanismos funcionales del sistema nervioso (por ejemplo, las técnicas psico- Idgicas de bio-feedback consiguen facilmente modi- ficaciones de la actividad eléctrica del cerebro). Aplicado en este contexte, el esquema de la figura 16 (correspondiente a un simple ejemplo de control de la ansiedad) indica que, empiricamente, se con­ siguen en la practice clinica modi ficaciones neuro- endocrinas causadas exclusivamente por una manipula- cidn de los procesos conductales (para lo cual, evi- dentemente, es preciso que el esquema propuesto no sea invalidado por resultados de investigaciones per­ tinentes) Una caracteristica bien observeda en la ansiedad es que los individuos que la padecen exhiben niveles enormalmente elevados de 17-OHCS y tiroxina plasma- ticos (Mason, 196B; etc.). Después de un entrenamien- to adecuado en terapia de conducta (par ejemplo, un entrenamiento de autocontroi) el sujeto logra un es­ tado de relejacion voluntario e incompatible con la ansiedad. Los niveles de 17-DHC5 y tiroxina han baja- do hasta alcanzar cotas normales. La evidencia de los trabajos pertinentes lleva- o -H 05 03 T) (0 "D 230 a • u (0 05 "O œ 05 T) C rao 05 03 Œ -H O O 05 U T "0 0 3 > H •H 05 >—3 JJ D. CO O 3 T> ^ 05 o O -H O (0 X3 ^ .H ü - (0W x; 3 ^en u ti_ X5 I CD X5 CD C'O ? Cl ü T5 U CD CO 3 U "O "O •r-ï «H C Cl- > O — t -1-1 U4-5 U 05 C c •Hm 3 C O' COc 3 3 « I C -— 05 231 dos a csbo, al menos por ahora, no solo no invalida nuestro esquema (fia. 16) sino todo lo contrario. Por consiguiente, debe admitirse como valido. N'uestra idea central, a este respecte, es que un proceso mental puede modificar e 1 nivel de algunas hormones (quizes de todas, pero esto se tendra que demostrar). Por tanto, une conducts superior humane es eficaz para incidir sobre el dinamismo del sistema neuroendocri- D. PROCESO CONDUCTAL— ------------- ► S I T U A C I O P ESTinULAR EXTERNA En las anteriores secuencias del modelo general, se hacfa r e f e r e n d a a relaciones intrasujeto. En cam- bio, la secuencia D indice relaciones intersujetos (fig. 17). Las formas peculiares de conducts que rea- lice un individuo, al modificar la cantidad y cuali- dad estimular del medio social, modifies el estado estimular externe percibido por otros individuos y, de esta forma, puede alterar los patrones hormonales de ese otro sujeto. Si n embargo, este proceso no es unilateral, pues, la modificacion de la conducts del "otro" inducida por variaciones hormonales desencadenadas por la mo- 232 PROCESO CONDUCTAL Cuali dad estimular Cantidad estimular ESTADO ESTIMULAR EXTERNO rioura 17. Secuencia D (Proceso conductal Estado estimular externo). La figura indica la im- plicacion del sistema neuroendocrino en las situaciones de interaccidn social: La con­ ducts que realize un sujeto, en un contex­ te social determinado, modifica en ese con­ texte tanto la cantidad como la cualidad es­ timular; esta modificacion se traduce en una alteracidn del estado estimular externo que, a su vez, podra incidir sobre otro sujeto dis- tinto. 233 dificacion estimular, que preuiamente introdujo la conducts particular del "uno", repercute como nue- vo proceso estimular externo que va a reflejsrse, a modo de reed-back social, sobre el "uno". Est mé­ canisme de interaccidn, en las situaciones de la vida real, suele implicar a un numéro mas o menos indéfini do de sujetos (fig. 19), y détermina el mar­ co social csracteristico de las relaciones psico- neuroendocrinas inter-sujetos. De hecho, la rela- cidn entre hormonas y conducts implies constante- mente una conexidn con el piano social. III. MODELO ItTECRATIVO: INTERDEPENDENCIA FUNCIONAL. Las secuencias A (efectos de los estimulos ester- nos sobre la secrecidn hormonal), B (efectos de las hormonas sobre la conducts), C (influencia de la con­ ducts sobre las hormonas) y D (influencia de la con­ ducts sobre la secrecidn hormonal de otro individuo), que acabamos de analizar, no suelen funcionar en la realidad de forma separada.Lo mas frecuente es que exista interaccidn e interdependencia entre todas es­ tas secuencias oue constituven un todo dinamico. 234 En este sentido. Beach (1975) apunta que se trata de un fendmeno de "encadenamiento" (chai ni nq ) ya que unos efectos se encadenan con otros que, a su vez, se convierten en causa de un tercero, etc. Si - milarmente, Leshner ha hecho alusidn a este fend- meno afirmando que existen"cadenas larges de inte­ raccidn entre hormonas y conducts" (lonq-Chain Hor- mone-Behavior Interactions). Las hormonas modifican la conducts pero, simultaneamente, la conducts puede estar modificando la actividad hormonal que, a su turno, induce nuevos efectos sobre la conducts. Lesh­ ner distingue entre cadenas largas y cadenas cortas: "This dynamic view of hormone-behavior interactions combines the two relatioships of hormonal effects on behavior and the effects of experiences on endocrine function; this type of combined relationship will be referred to as a lonq-chain hormone-behavior ih- teraction to distinguish it from what might be ca­ lled "short-chain" hormone-behavior interactions: the effects of hormones on behavior or those of ex­ periences on endocrine function studied separately" (Leshner,1978, p. 12) For tanto, es natural que sea necesario un mo­ delo integrativo capaz de totalizar estos procesos 235 de interaccion dinamica en un sistema unitario. Con esta finalidad, las secuencias preuiamente citadas las hemos "concatenado" en le figura 16, dando lugar al modelo definitive que relaciona dinamicamente las hormonas con la conducts y los estimulos externos (es decir, se establece la relacion dinamica entre hor­ monas, conducts y medio). En dicha figura, se indi- can los efectos intraindividuales(----), los efectos i nteri ndi vi duale s (---) y los efectos de f eed-back (••'•• • •) La mejor informacion para describir un ejemplo sobre esta interdependencia concatenada procédé de los trahajos de Lehrman (1965) realizados con la pa- loma Streptopelia risoria. La observacion de la con­ ducts reproductora en este animal sugiere una rela­ cion concatenada entre hormones, conducts y estimulos externos: Los estimulos externos inducidos por el macho (cortejo) provoca un incremento de los niveles de estrogeno en la hembra. El nivel incrementado de estrogenos favorece que la hembra participe en la conducts de cortejo, copul&cion y construccion del nido. La conducts de construccion de 1 nido increments los niveles de hormonas hipofisarias y overicas, pro- 236 vocando la ovulacion y puesta de huevos. La ovulacion induce aumento en la secrecidn de progesterone. Esta subida de la progesterona estimula a la hembra a encubar los huevos. La conducta de encubacidn le aporta nuevos es­ timulos tactiles y térmicos por el contacte con los huevos, con lo cual estimula la liberacidn de hormo- na hipofisaria prolactina. La prolactina estimula una glandula (el "bûche") que sécréta un tipo especial de leche con el que ali­ mente a las crias. El contacte con las crias sigue estimulando la secrecidn de prolactina; La prolactina estimula la conducta materna. Cuando las crias han crecido y se pueden ualer por si mismas abandonan el nido y dejan de estimular a le hembra. La desaparicion de la conducta nœterna provoca un descenso de la secrecidn de prolactina. El descenso de prolactina Favorece la secrecidn de FSH (hormona estimuladora del foliculo) que induce el crecimiento de los huevos en el ovario y la secre­ cidn de estrogenos. Le hembra puede recibir estimulos auditives, vi- 237 T" Ol TO U XJ (0 -*-> LÜ CL X I "D CL Cl ro 238 suales y tactiles procedentes de algün macho (cor­ tejo) y comenzar un nuevo ciclo reproductive. Es Importante constater que habitualmente no existe en la especie humane un proceso tan instinti- uo y tan determinista como el que acabamos de rese- Piar. Se trata de un claro ejemplo de interdependen­ cia concatenada rxgida, Algunos vestigios de estos mecanismos pueden existir, si n embargo, en las con- ductas humanas de reproduccion. Mo obstante, lo nor­ mal es que, dentro de las multiples posibi1idades de influencias reciprocas entre medio, hormonas y con­ ducta, el hombre posea siempre un campo mas smplio de seRalizacion y simbolismo externo, una dependencia menos determinista (aunque quizes mas sutil) de las' influencias hormonales, y un répertorie mas amplio de posibles reacciones comportementales. Con lo cual, una probable influencia hormonal sobre la conducta es siempre capaz de elicitar secuencias, a veces ines- peradas, dependientes de la interaccion neuroendo­ crine con constelaciones estimulares complejas, y dependientes de procesos superiores (telencefali- cos) impredecibles. Bajo estos puntos de vista es ne­ cesario que entendamos el modelo expuesto en la fig. 18. 239 ETC PROCESO CONDUCTAL sll P ROCESO CONDUCTAL si PROCESO CONDUCTAL si I I ESTADD ESTIMULAR EXTERNO sIU ESTADO ESTIMULAR EXTERNO sl S I S T E M A NEURO- ENDOCRIND si SISTEMA NEURO- ENDOCRINO si II ESTADO ESTIMULAR EXTERNO sll SISTEMA NEURO­ ENDOCRINE si I ESTADO ESTIMULAR EXTERNO si I I Figura 1 3 . Interaccidn social y procesos psicoendocrinos. (----) indica interacciones en un mismo sujeto. (---) in­ dica i nte r acci one s entre individuos, Hace r e f e r e n d a a un contexto que implica varies sujetos(sI, sll, si II y sIV). Se indica el mismo orden de secuencias que hemos analizado previamente (A, B, C); las la- neas discontinuas (---) se refieren a la secuencia D . 260 Por tanto, las interacciones e interdependencies, en la especie Humana, son mas abiertas (desde el pun- to de vista de la teoria general de sistemas) que en otras especies determinadas mas especificamente por mecanismos instintivos y menos por la experiencia propia. Icluso en mamiFeros como el ratdn, el rol de la experiencia es decididamente efectivo en re­ lacion con 1 a dinamica de cadenas de interaccidn lar­ gas, tal y como ha sido demostrado por Nock y Leshner (1976) . Para concluir con el comentario a nuestro mode­ lo, nos parece justo indicar que aplicandolo a la vi­ da real hay que considerar que lo mas comun es que cé­ da individuo interaccione con otros de su especie, con lo cual, la interdependencia funcional de sus para­ mètres psicoendocrinos se abre a la influencia, ge- neralmente muy significative, de los otros individuos con los que se relaciona (fig. 19). It/. NIVELES rUNCIONALES PSICONEUROEK'DOCRINOS filgunos psicofisidlogos han venido postulando, con cierto enfasis, la existencia de niveles funcio- nales en relacidn con la dinamica del sistema ner- 241 vioso. Recientemente, el profesor Dionisio Pérez (1976) ha revisado algunos de los modelos nive- licos més significativos que se han elaborado (modelos, por ejemplo, como los de 3.H, Dackson, 3. Campbell, R.C. Carry, 3.U. Papez, etc.) en Psi- coFisiologfa, llegando a proponer su propio modelo que, a su juicio, vendria a integrar desde una pers­ pective ontogenetico-Filogenética la linea evolutive pertinente desde los elementos quimio-humorales has- ta los logros mas elevados de nuestra evolucidn, es to es, hasta I d s procesos mas complejos de nuestra telencefalizacidn (piano neuro-psfouico). Desde nues­ tro punto de vista, el modelo de Pérez (1976, p.108) oFrece la ventaja de armonizar (por su sentido evo­ lutive) la diferencia Funcional entre los niveles su­ periores de nuestro sistema nervioso y los niveles humorales; por otra parte, la incidencia crucial de los biocatalizadores queda puesta de manifiesto. En relacion con el sistema psiconeuroendocrino, establecimos en otro trabajo (Sandin, 1976) una re­ lacion jerarquica entre un nivel inicial de tipo en- docrino, un segundo nivel de tipo nervioso (ascencien- do en posicion jerarquica) y , Finalmente, un tercer nivel psicDSocial. Evidentemente, como alii indice- 242 mos, la relacion entre estos très grandes niveles (o sistemas) no permitfa enténderlos separadamente como entidades autonomes. Tomando como punto de partida la idea de jerar- quia funcional y la de evolucion hacia procesos te- lencefalicos cada vez mas complejos (tel como ha de- fendido Ferez en el trabajo que acabamos de comentar), vamos a explicar los niveles que hemos establecido (fig. 20) a proposito de las relaciones funcionales entre hormonas, sistema nervioso y conducta (proce­ sos psi qui COS). El nivel endocrino es el mas bajo en nuestra escale jerarquica. Uiene especificado por procesos geneticos especificos y puede hallarse en animales muy poco complicados desde el punto de vista filo- genético. No es una caracteristica nada especffica del se r humano. Esta constituido por las glandulas de secrecidn interna periféricas (nos estamos re- firiendo al se r humano) y por las hormonas. Glandu­ las como las suprarrenales, las sexuales, el tiroides, etc., podrian se r algunas de ellas, A un paso de es­ te nivel se encuentra la glandula hipdfisis que, tan­ to por su situacidn estratégica (en el diencéfalo) MVEIL C O R T I C A L N I V C L P S I Q U I C D t rocesos psiquicos N I V E L E N D O C R I N D riemi sf Brios c erebrales GIandulas periféricas m M V E L ' - l E N C E E A L I C O m Region preoptice Hipotslamo Hipofi si s Girus cinouli Septum AmiçUala Hipocampo 243 Fioura 2 0 . Niveles funcionales pscioneuroendocri nos (explicacion en texto) . 244 como por lo que respecta a su funcionalidad la hemos situado en nivel superior siguiente (diencefalico). Cl segundo nivel es el diencefalico. Este nivel puede ser considerado, desde el punto de vista fun- cional, como el constituido por las estructuras que gobiernan la actividad general de las hormonas (sin- tesis, liberacion, etc.). Los centres hipotalamicos, junto con la region preoptica, controlan directa e in­ direct amente , sirviendose de la hipofisis, la activi­ dad de muchas de las glandulas endocrinas. Tanto por su situacidn como por su funcidn de control, habria que incluir en este nivel (aunque no indica en la fi­ gura) a la glandula pineal. La relacion fisioldgica entre estas estructuras y las regiones limbicas es bastante notable. El nivel limbico, o tercer nivel, lo costituyen (como su nombre indica) algunas estructuras limbicas fundalentales. Ya indicamos en el capitule 2 oue re­ giones limbicas como el hipocampo, amigdala y sep­ tum (o region septal) controlan, de alguna forma, los mecanismos funcionales que regulan la actividad de las hormonas. Sin embargo, los efectos que el siste­ ma limbico induce sobre su nivel inmediatamente infe­ rior son de tipo"modulador"-. Dicho de otra manera. 245 el control mas directo que ejercen las estructuras neuroldgicas sobre la regulacidn hormonal viene da­ do desde el segundo nivel o nivel diencefalico. El nivel limbico modula los mecanismos diencefalo-hi- pofisarios tomando, para ello, informacion procédan­ te del nivel cortical (el nivel mas elevado desde el punto de vista neuroldgico). El girus cinguli, estruc- tura relacionada directamente con el siguiente nivel, podria ser el elemento unitivo del nivel limbico con el nivel cortical. El nivel cortical incluye las zonas del cerebro que definlrien mas especfficamente los ultimos pro- ductos de la evolucidn hominizante: los hemisferios cerebrates o neocortex. A este respecto, el profesor Pérez defiende que "En el trayecto evolutive... llega- mos finalmente a una zona que constituye la estructu- ra neuroldgica superior y jerarquicamente mas avanza- dp en su desarrollo y comptejid ad... La corteza cere­ bral, manto o palio cerebral... No en vano se habla de la corticalizacidn como el maximo logro a nivel de la especie humane". (Pérez,1978, p. 219). A este nivel, la relacion con los mecanismos endocrines es mas in­ directa y menos determinants que en niveles mas bajos. Indudablemente, al tener que asumir funciones mas sim- bdlicas y complejas cdmoj por ejemplo, el pensamiento 246 y el lenguaje, el neocortex se ha desvincu1 ado (o no se ha hecho cargo) de tareas dependientes de re­ giones inferiores, o al menos,la dependencia que guar- dan esas tareas con los centros corticales es muy fle­ xible. En todo caso, el rontrol que ejerce el neocor­ tex sobre las secuencias hormonales, tal vez a tra- vés de 1 girus cinguli, es muy poco significativo. Los efectos que las hormonas induciran sobre las areas co- rrespondientes a este nivel pueden refiejarse como efectos sobre procesos psiquicos superiores. Al hablar de los distintos niveles hemos visto que, generalmente, el paso de un nivel al siguiente es una cuestion facil de comprender. Siempre existen regiones neurales que conectan las funciones de un nivel con las del otro. Sin embargo, al comprometer- nos con el 5C y ultimo nivel, el nivel mas elevado de todos, el nivel psfquico o conductal (como se le orefiera llamar) la cosa no es tan facil. El pasar del nivel psiquico a otros niveles inferiores, o vi- ceversa, es un problems que ha obliqado a muchos y muy buenos cientfficos a escrihir muchos folios, aun­ que, sin poder.llegar a resultados ni conclusiones efectivos. Este problems ha planteado, entre otras cuestiones,la diléctica entre lo fisico y lo mental. 247 El berna que ha cuestionado la relacidn entre lo fisico y la mente, es un tema que por su oscuri- dad (en el momento actual de la ciencia) es bastan­ te conflictivo. No es nuestra intension introducir- nos, como otro mas, en esta dialectics; pues algunos autores ya lo han llevado a cabo con bastante acier- to (véase, por ejemplo, el trabajo de Pinillos, 1978), Sin embargo, queremos aclarar que, ni lo que hemos escrito hasta este momento ni lo correspondiente a capitules sucesivos, nos autoriza a pensar que existe una determinacidn esencial de lo neuroendo- crino sobre los procesos psicoldgicos. Las leyes que rigen la conducta no siempre tienen porque coincidir con las leyes fisioldgicas (esta cuestion esta actual- mente demasiado confusa) y, ademas, por el momento es bastante dificil afirmar que una ley es psicold- gica en lugar de psicofisioldgica (recordemos que ca­ da nivel incluye a los inferiores). No obstante,todas estas razones deben alejar- nos de cualquier epifenomenalismo (los procesos psi­ coldgicos serian unicamente "productos colaterales" de los mecanismos nearoendocrinos, siendo determina- dos y dirigidos por ellos). Adicionalmente, los pro­ cesos psiquicos se"apoyan" en la actividad de las es- 248 trijcturas neuroendocri n a s . Esta razôn nos acerca, més bien, hacia las actuales tendencias"emergentistas" se- gun las cuales los fenomenos psiquicos "emergen" como nuevas formas de realidad desde niveles mas bésicos e inferiors, Y son autores tan prestigiosos como Sperry (1975) y Ecoles y Popper (1977) algunos de en­ tre los que defienden esta hipdtesis. La teoria emer- gentista, no solo no invalida ni reduce la tcascenden- cia que los procesos neuroendocrinos evidencian en re­ lacion con los fenomenos conductales (o mentales), sino que indica todo lo contrario; los procesos neuroendo- crinos adquieren un elevado valor por su inextricable interaccion con la conducta. V. CONCLUSICNES GENERALES DEL CAPITÜLO 1. El estudio de los procesos psicoendocrinos implica la existencia de cierta relacion entre très tipos de mecanismos: los psiquicos, los neuroldgi- cos y los endocrinos. 2. Los primeros trabajos sobre psicoendocrino- logfa (hasta la décéda de los sesenta exclusive) marcan pautas escasamente definidas. Las observacio- 249 nés y los resultados conseguidos son poco consistan­ tes. La dificultad para uerificar analisis de sustan- cias hormonales podia ser una causa. 3. La segunda etapa, que abarca hasta estos mo- mentos, ha alcanzado logros bastante significativos y prometedores. Tanto el mejor conocimiento de las leyes de la conducta como la posibilidad de contar con métodos y técnicas de estudio (ver Leshner, 1978, D. 19) mas eficientes y fiables para manipuler las variables hormonales, han servido para conseguir di- chos logros. 4. En vista de la revision que hemos realizado sobre los modelos mas significatives que relacionan las hormonas con la conducta, nos ha parecido necesa­ rio élaborer un nuevo modelo que sirve para integrar adecuadamente los hallazgos mas significatives que se vienen decantando en este campo del conocimiento, y cuya procedencia puede ser diverse (estudios de campo, estudios clinicos, laboratories de investiga- cion experimental, etc.). 5. Partiendo del conocido esquéma E-D-R de Wood- worth, hemos establecido las secuencias (A, B, C y D) pertinentes para desarrollar adecuadamente nuestro 250 modelo. Con el desarrollo de le secuencia A, hemos demostrado la influencia de la situacidn estimular externa sobre la actividad hormonal. Con la se­ cuencia B,- la influencia de les hormonas sobre la conducta. A través de la secuencia C, se demostro que la conducta de un individuo es eficiente para inducir cambios en los niveles de hormonas de ese mismo individuo. Con la ultima secuencia, es decir con la secuencia D, quedo constatado que la conduc­ ta de un sujeto es eficaz para modificar las fluc- tuaciones endocrinas de otro individuo, esto es, se demostrd la influencia de lo social sobre los meca­ nismos hormonales, Cada una de estas secuencias ha servido para relacionar (en cada caso de una manera) très elementos: situacidn estimular externa, hor­ monas (sistema neuroendocrino) yconducta (procesos psiquicos). 5. El resultado mds significative del proceso relacional citado, ha sido la constatacidn de que existe un p roceso mediacional posibilitado por la intervencidn del sistema nervioso. For consiguien­ te, en todas las circonstanciés el sistema nervioso actua como elemento mediador de las distintas rela­ ciones. Unicamente, en la relacidn entre conducta 251 y modificacion del estado estimular externo no exis­ te mediacion del sistema nervioso; sin embargo, para que esta relacidn sea efactiva (por ejemplo, que la situacidn estimular externa modificada influya sobre otros individuos) s£ es précisa la mediacidn de las estructuras neurales. 7. Puesto que el sitema nervioso participa ine- vitablamente como estructura basica determinants, con­ viens destacar que las hormonas cumplen con la trans­ cendante funcidn de "organizar" tempranamente dicha estructura basica preparandola para la future direc- cidn de funciones especfficas sobre la conducta. En momentos posteriores, las hormonas modifican las ac- tividades funcionales del sistema nervioso (sensibi- lizando o desensibilizando, activando o inhibiendo, etc.). 8. Generalmente, la funcidn mediadora del tejido nervioso se realize a través de dos procesos que po- drfan entenderse como opuestos: a) o bien las hormo­ nas incirden sobre el sistema nervioso (organizando, madurando, activando, modulando, etc.) para, indirec- tamente, incidir sobre la conducta, b) o bien la con­ ducta y/o la situacidn estimular externa inciden so- 252 b re el sistema nervioso (activando potenciales de accion, bloqueando, etc.) para modificar la activi­ dad de los centros que controlan los niveles de se­ crecidn hormonal (por ejemplo el hipotalamo) y, de esta manera, incidir sobre las hormonas. 9. Con el fin de obtener una comprensidn mas real de las interacciones psiconeuroendocrinas, hemos reunido funcionalmente todas las secuencias antes ci­ tadas construyendo un modelo integral e interdependien­ te, Similarmente, hemos elaborado un modelo social (fig. 20) siguiendo las pautas marcadas por el mo­ delo integral. ID. En general, el modelo puede aplicarse a cual­ quier situacidn de investigacidn o interpretacidn que verse sobre paramètres psiconeuroendocrinos. Sin em­ bargo, el modelo, por se r general y no especifico de una hormona, grupo hormonal o conducta, no tiene porque' cumplirse en su integridad con cualquier hormona o con­ ducta particular (por ejemplo, no todas las hormonas tienen porqué "organizar" estructuras neurales; ni si- quiera todas las hormonas podran modificar significa- tivamente la conducta). Considerando estos aspectos, nosotros usaremos, en todo momento, los paramètres evidenciados en el presents modelo para explicar. 253 en la segunda parte del trabajo, los efectos y rela­ ciones que se dan entre los mecanismos neuroendocri- nos y las distintas formas de conducta, 11. Finalmente, nos parecid sensato abordar el tema de les relaciones psiconeuroendocrinas desde un punto de vista jerarquico. En este punto, hemos intentado poner de relieve que los centros nervio- sos, a medida que adquieren funciones més cortica­ les (funciones hominizantes) se desprenden paulati- namente del control directo de los mecanismos hormo­ nales. 254 CAPITULO 4 RITMOS NEUROENDOCRINGS En este capftulo nos vamos a referir a la na- turaleza ciclica que evidencian los sistemas neuro- endocrinos. Indudablemente, esta forma de comporta- miento cfclico, inherente al comportamiento de todos los mecanismos bioldgicos, debe influir de forma ine­ vitable en el desarrollo de las diverses formas de conducta psfquica humana, Los aspectos que comentaremos en este capitule estan dirigidos, fundamentalmente, hacia una compren­ sidn mas adecuada de la conducta humana. Por este mo- tivo, haremos mas hincapie sobre los procesos neuroen- docrinos que, a nuestro entender, guarden una relacidn mds estreche con el comportamiento humano (o proce­ sos psiquicos humanos). 255 Con este proposito, el desarrollo de este ca­ pftulo lo vamos a llevar a cabo a través de cuatro puntos importantes. En primer lugar, haremos una li- gera r e f e r e n d a a la cuestion de la naturaleza cfcli- ca de la vida (entendida fundamentalmente desde el punto de vista biologico) y , con ello, a las carac- terfsticas-conceptuales de lo que puede entenderse como rftmo biologico. En un segundo apartado, nos vamos a centrar sobre el analisis de los cfclos(o ritmos) neuroendocrlnos (tipos, caracterfsticas, etc.) En tercer lugar, trataremos la cuestion de los proce­ sos de sihcronizacion, esto es, los procesos de aco- plamiento entre el medio interne (mecanismos neuro- endocrinos) y medio externo (sistema solar). Final­ mente, haremos elusion a las situaciones en las cua­ les los procesos de sincronizacion sean inadecuados, es decir, a las situaciones de desincronizacion o discroni smos. I. LA NATURALEZA CICLICA PE LA VIDA Tal vez, una de las propiedades mas notables de la materia viva es la de comportarse cfclicamente. Es­ ta caracterfstica especial configura, en los mecanis- 256 fnos biologicos, la dimension de temporalidad (la di­ mension de temporalidad -diacronfa y sincronia- se puede considérer actualmente como una caracteristica a la que hay que acudir forzosamente si pretendemos comprender los procesos vitales, tanto los biologicos como los psiquicos). El mundo fisico se comporta simulando estructuras ciclicas y cronologicas (fases lunares y solares). Al­ go similar ocurre con las formas mas remotes de la vida sobre la tierra. Como defiende Sollberger (1975, P.1C3), "las formas mis remotas de vida se adaptaron a estos periodos, y el hombre ha heredado esta capa- cidad". No solo se sabe que existen ciclos biologicos que regulan las actividades de los organismes vivos considerados desde una perspective individual; tam- bién existen noticias acerca de la e.xistencia de ci­ clos mas amplios que operan a nivel de colectivida- des o de procesos sociohistdricos. Tal es el caso es- pecialfsimo del ciclo de 11'1 ahos: " ...el ciclo de 11'1 anos de las manchas solares, de las cuales exis­ ten dibujos desde 1750. La aportacidn de energia so­ lar lioada a este fendmeno tiene profundas repercu- siones sobre nuestra atmdsfera, sobre el campo mag- ndtico y sobre la radiacidn luminosa, de forma que 257 podemos creer que este ciclo influye en nuestra vida. For ejemplo en el clima, los terremotos, las crisis sociales y en la economaa se h an observado ciclos de 11 anos" (Sollberger,1975, p.113). Por consiguiente, las caracterfsticas ciclicas de las estructuras bioldgicas vienen determinadas porque el mundo Fisico se comporta de esta manera (por lo menoB, esta podria ser una hipdtesis bastan- te congruente). For otra parte, el comportamiento ci- clico de los organismes biologicos es un fendmeno que se ha venido observando con cierta facilidadj quién no ha considerado, por ejemplo, que existe una alternancia ciclica en actividades como sueho-vigilia, actividad-reposo, habites de comida, etc., o en pro­ cesos como la migracidn de aves y peces, la repro- duccidn, o el ciclo mensuel de la mujer. Con razdn, Reinberg (1974, p .45) ha postulado que "On peut affir­ mer aujourdViui que l'activité rythmique est une pro­ priété fondamentale de la materière vivante et que ses manifestations, a tous les niveaux d'organisation, aussi bien pour les végétaux oue pour les animaux, ont un caractère héréditaire. Il n'est pas exagéré d'adme­ ttre que nous naissons avec une certaine structure temporelle, comme nous naissons avec une certaine ana­ tomie (structure spatiale)". 258 Entre la gran amplitud de ciclos biologicos que pueden ser considerados, los ciclos neuroendocri nos son tal uez los que poseen un relieve mas destaca- do, tanto por el control directe que ejercen sobre el resto de los procesos fisioldgicos como por su in- cidencia sobre la condücta. Este ultimo aspecto fue indicado por Chapple (1972, p . 14) al intentar corre- lacionar los ritmos biologicos con la personal!d a d : "Los descubrimientos mas sorprendantes -dice Chapple- que se han hecho en los estudios de los ritmos biold- gicos, desde un punto de vista fisioldgico, estin en la consistencia con que se expresan cuantitativamente en un mismo individuo, aunque los individuos de la misma especie pueden diferir considerablemente entre si. Esta individualidad, al ser tansformados los rit­ mos en interaccion, constituye el punto de partida y el fundamento de la personalidad, ya que la persone- lidad se manifiesta en les relaciones con los otros". El estudio cientifico de los ritmos biologicos en general y de los neuroendocrinos en particular, cae dentro de le moderne disciplina, o ciencia, co- nocida bajo la denominacion de Cronobioloqfa. Le Cro- nobiologiB, ciencia que estudia el comportamiento de los organismes vivientes en relacion con el tiempo, 259 comienza a cubrir con esto una importante laguna que habia venido manteniendose en la investigacion de los organismes vivos. En adicion a esta idea, pensamos que una Cronopsicoloqfa podria aplicar al estudio de las leyes de la conducts los conocimientos que nos ofrecen las investigaciones cronobiologicas y, a su vez, establecer las pautas temporales que rigen di- chas leyes. Dos cuestiones importantes nos interesa resenar a la bora de intentar establecer las bases générales de la cronobiologfa neuroendocrine (para una posible aplicacion a la conducts). For una parte, hacer en- fasis en la organizacidn espacio-temporal de la in- teraccidn entre hormonas y conducts. Cn segundo lu- gar, caracterizar lo que se entiende por ritmo neu­ roendocrine . A. ORGANIZACIDN ESPACIO-TEMPORAL DE LA INTE­ RACCION HORMONAS-CONDUCTA Es dificil entender,tanto los procesos neuroen­ docrinos como la interaccion entre hormonas y con­ ducts, sin considerar la dimension espacio-temporal que subyace a dichos fendmenos (nosotros nos vamos 260 a fi jar pref erentemente sobre la dimension temporal). En la fig. 21 indicamos una posible forma de enten­ der globalmente la incidencia del tiempo sobre el sis- tema hormonas-cerebro-conducta. La conducts, ihdica- da por el vector del centro, viene determinada funda- mentalmente por tres tipos de mecanismos, el gené- tico, el neuroendocrine y el psicosocial (este ulti­ mo podria dividirse perfectamente en un vector psi- quico y en otro social). El mecanismo genético, base de los demas, aporta el material informative suficiente para el desarrollo y funcionamiento de las estructuras bioldgicas involu- cradas en la conducts. El mecanismo neuroendocrine, al incidir sobre el vector "conducts", quiere denotar que es particularmente relevante para actuar sobre el con­ trol de la misma (debe advertirse que, dada la finali- dad de nuestro trabajo, solamente nos referimos a los procesos fisioldgicos de indole neuroendocrina, sin desechar, por supuesto, que otros mecanismos fisiold­ gicos sean significatives para controlar la conducts). Einalmente, el vector psicosocial es el tercer paré- metro importante condicionante de la conducts. Los tres mecanismos inciden sobre la conducts y la determinan. Sin embargo, esta incidencia en ningun 261 CONDUCTA Figura 2 1 .Hormonas y conducta. Organizacidn espacio- temporal . (Explicacion en texte). 262 memento es independiente. Tante les preceses genéti- cos, como los neuroendocrinos y psicosociales,interac- tûan conjuntamente (para inducir los diverses tipos de conducts) a través de los niveles o dimensiones espa- ciales y temporales. Para comprender mas fâcilmente nuestra idea, vamos a fijarnos en un sencillo ejem­ plo. Ciertos codigos encerrados en los genes (en el acide desoxirribonucleico o ADN) determinan que en el sistema nervioso central se diferencie el hipotalamo como estructura nerviosa (aspecto espacial) durante unas etapas crfticas (aspecto temporal). Algunos cen­ tres del hipotalamo quedan diferenciados definitiva- mente para funcionar de una forma ciclica (algunas a- reas hi potal ami c a s , asi como también de la région pre- optica, pueden adopter en la mujer una forma ciclica mensual). Estos centres, determinaran que la activi- dad de las glandules sexuales se a igualmente ciclica, considerando, por ejemplo, que nos referimos a los cen­ tres anteriormente citados y a sus areas que dirigen el funcionamiento de las glandulas sexuales femeninas. Finalmente, estos patrones ciclicos neuroendocrinos, en interaccion con los patrones psicosociales (normes cul- turales, experiencia propia, etc.), van a determiner el grade y forma en que se manifestera la conducta 263 ciclica sexual de la mujer, conducta que suele pre­ senter habitualmente fluctuacione s ciclicas que se re- piten cada mes, (En este sentido, debemos hacer cons- tar que son muchos los factores psicosociales que in­ ciden, directe o indirectamente, sobre la conducta sexual; sin embargo, si nos referimos exclusivamente al deseo sexual (nivel de impulso sexual), el patron ciclico mensual ha sido pautado més fâcilmente pues, en la mujer, suele darse un nivel de impulso sexual mas elevado durante la ovulacion y durante los dias que preceden y siguen a la menstruacion que durante el resto del ciclo). B. CARACTERIZACION DE UN RITMD NEUROENDOCRINO La ceracterizaciôn de un ritmo neuroendocrino puede llevarse a cabo empleando los paramètres que se han venido utilizando para medir cualquier ritmo biologico. Por consiguiente, nos vamos a referir a los paramétrés que suelen usarse para cuantificar los valores de un ritmo biologico (por supuesto, son splicables a cualquier ritmo neuroendocrino). Un ciclo biologico regular puede representarse o se r asimilado a una funcion sinusoidal (Reinberg,1976) 264 En dicha Funcion pueden estimarse los valores co- rrespondientes a los distintos paramètres (fig. 22) que sirven para définir el ritmo de que se trate. Generalmente, los paramètres mas usados son los si - guientes : 1) Periodo (T). Indica la duracion del ciclo, Suelen emplearse medidas de tiempo para indicar el periodo (por ejemplo, horas, dias, meses o aMos; similarmente pueden emplearse grados sexagésimales: 6 horas = 90°, 12 h. = 180°, etc.). También es ComdnT utilizer la frecuencia (frecuencia = l/r). En el caso que hemos presentado en la fig. 22, el periodo medio (aproximado) del ritmo tiene una dura­ cion de 24 horas. 2) rase (‘P) . Es una estimacion que sirve para indicar un origen de referencia. La fase puede ser exterior al sistema biologico considerado, como por ejemplo un minute de la hors local para un ritmo cir~ cadiano, o interior a dicho sistema, como un valor determinado del ritmo de estimaciones de la tempera­ ture corporal. La acrofase indica la estimacion més elevada (el valor mas alto) del ciclo, periodo o fun­ cion. La acrofase externa (^) suele indicarse en uni- dades de tiempo (dies, horas, grados, etc.) que, para 265 oo«>24“ 06“ Période 90" t r 24h « 360' OqOO Heures 18“ 24“ 06“ 12“ 18“ H------ 1-180® 270® 360® 90* 180* 270* Degrés Acrophase^ et ses limites de confiance 660 640 t 620 600 r 580 I 560 1 540 Co: Niveau du rythme Co et ses limites de conlianceS 620 600 Synchronisât ion Activité- Lumière Repos-Obscurité Exemple d’analyse d un rythme par la méthode du cosinor. Rythme circadien du débit expiratoire de pointe (D E.P.) d'un homme sain de 30 ans, synchronisé par i'alternance : lumière-activité (de 7 4 23 h) et obscurité- repos (de 23 è 7 h). Mesures du D.E.P. faites 4 heures fixes (7 - 11 -16 - 1 9 et 23 h), pendant 10 jours consécutifs (étude longitudinale). Dans cet exemple, la période (moyenne) ? du rythme est calibrée par les conditions expérimentales ; t « 24 h. La méthode des moindres carrés est mise è profit pour obtenir la fonction sinusoïdale qui se rapproche le plus des valeurs expérimentales. Le rythme peut alors être caractérisé par I estimation statistique de plusieurs paramètres (autres que ?). chacun d’eux étant exprimé comme une moyenne encadrée de ses limites de confiance pour une sécurité de 95 %. Ces paramétres caractéristiques sont : l'acrophase 0 qui correspond à l'estimation du sommet de la fonction. 0 est donné en heures ou en degrés (24 h = 360®) avec pour référence de phase minuit. Le 0 du D.E.P. de ce sujet se situe 4 13 h 20 (de 11 h 254 15 h 15) L'arnpiltude C correspond aux variations de la fonction de part et d’autre du niveau moyen C, (ou niveau ajusté du rytfime) Le C, du D.E.P. de ce sujet est de 560,2 ± 4.2 l/mn. son amplitude C •= 63,6 (28.8 4 98,4), ce qui signifie que le rythme circadien considéré varie (en moyenne) entre 496.6 et 623,8 l/mn. D’après A. Reinberg. P. Getvais. J.-C. Frambourg et C. Abulker et al. ; Presse Médicale : 1970, 78, 1817-1821. Figura 22. Paramètres mas usuales utilizados en la medida de un ritmo biologico (Segün Reinberg, 1974, p.53). 266 los ciclos circadianos, suele preferirse el uso de horas o grados (en el dibujo correspondiente a la fig. 22, la 0 se situa a las 13 h, 20 m.). La a- crofase interna (^) puede venir dada en valores co- rrespondientes a la medida interna de que se trate (puede corresponder a la medida del cortisol plasma- tico o a la de los 17 - CS en orina), segün la varia­ ble del organisme que investiguemos. 3) Amplitud (C). Dénota las variaciones de la funcion. La amplitud media (C,) senala el nivel de ajuste del ritmo. La amplitud (C) puede estimarse tomando como puntos de referencia, por una parte el nivel de ajuste del ritmo (C@), y por otra, bien el nivel mas elevado de la funcion o bien el nivel mas bajo de la funcion. En la representacion de la fig. 22, el nivel de ajuste del ritmo C = 560 '2 l/mn; la amplitud del ritmo es C = 63'6, ya que el ritmo ahf cosiderado fluctua entre valores mfnimos de 496'6 l/mn y valores mâximos de 523 '8 l/mn. La manipulacion adecuada de estos paramètres nos puede servir para caracterizar adecuadamente un ritmo neuroendocrino. La cuantificaciün de un ritmo biologico puede llevarse a cabo, no obstante, siguiendo dos procesos metodologicos distintos, uno 267 de tipo "macroscopico" y otro de tipo "microscopico" (Reinberg, 1974). A través del método macroscopico se pueden esti- mar los distintos parametros que hemos indicado de une forma un tanto simpliste. Este método puede lle­ varse a cabo siempre que el ritmo estudiado euiden- cie fluctuaciones claramente delimitadas, y siempre que no se exijan calculos complicados. Sin embargo, lo mas comun es que existan dificultades para apre- ciar algunos paramètres como, por ejemplo, la fase o el periodo, o dificultades para intégrât diverses variables. Ante estas circunstancias siempre es pre- ferible el método microscopico. El método microscopico puede darnos la estima­ cion de los parametros requeridos con una fiebilidad estadXstica adecuada (significacion estadistica, ni­ veles de confianza, etc.). Puede representarse gra- ficamente en forma de funcion sinusoidal apropiada, que se aproxime al méximo a la serie temporal de va­ lores expérimentales. Puede usarse una ecuacion del tipo siguiente (Reinberg,1974, p. 43): Qtj = C* + C COS. (ü»t 4- ^ ) ( W = frecuencia angular; t «= tiempo) Un método microscopico interesante, el método de 268 cosinor, ha sido suficientemente detallado por Halberg y colabs, (1966); siguiendo este método, puede utilizarse el ordenador y se pueden obtener cualquiera de las caracterfsticas que hemos seha- lado para los métodos microscopicos. Estos métodos siempre exigen el uso del ordenador. II. TIPOS DE CICLCS NEUROENDOCRINOS Los nuevos ciclos biologicos que se van descu- briendo cada dfa nos hacen pensar en la existences de un répertorie de ciclos neuroendocrinos comple- Jo e inesperado, Logicamente, estos bioritmos van mas alla del conocido ciclo circadiano y del bas- tante considerado ciclo mensual de la mujer. La determination global de un ciclo (denomina­ cion de un tipo de ciclo) puede llevarse a cabo te- niendo en cuenta la duracion del periodo (un dfa, un aMo, etc.). También, puede usarse la frecuencia (frecuencia = 1/t ) • Segün este ultimo criterio (el de la frecuencia), los ritmos neuroendocrinos pueden poseer una frecuencia alta, media o baja, segün que el periodo sea bajo, mediano o alto,respect!vamente. Reinberg (1974, p . 44) defiende que los ritmos de 269 alta frecuencia incluyen periodos que van desde la fraccion del segundo haste la media hora. Los ci­ clos de frecuencia media tienen periodos superio­ rs s a la media hora e inferiores a 2'5 dies. Fi­ nalmente, los ciclos de baja frecuencia se sitûen con periodos superiores a los 2'5 dias. Este cri­ terio adoptado por Reinberg tiene la ventaja de que permite localizer los distintos bioritmos en una escala espectral (de forma similar a como hacen los fisicos para situar en un espectro la frecuencia de ciertas ondas luminosas) y, a partir de ella, esta­ blecer los distintos sistemas de referencia. El criterio que nosotros vamos a utilizer pa-, analizar los ciclos neurohormonales, segün su pe­ riodo y frecuencia, se fundaments en situar en el punto medio de la escala a los ciclos ci rcadianos♦ Los ciclos que posean una frecuencia mas elevada (y por tanto un periodo mas corto) seran los ciclos ultradianos; los que evidencien frecuencias mas bajas (y por consiguiente un periodo mas largo) son asimilados bajo la denominacion de infradianos. La adopcion de un criterio como este, que situa a los ciclos circadianos (ciclos de aproximadamente un dfa) en el punto central de la escala general. 270 obedece a la existencia de dos importantes razones. Une de estas razones es que los ciclos neuroendocri­ nos circadianos son los que mejor y mas ampliarnente se han constatado y, posiblemente, los que ejercen un influjo mas directe y significative sobre las actividades fisiologicas y sobre la conducta del se r humano (esta particularidad situa al ciclo cir­ cadiano en una posicion central inouestionable). La segunda razon se basa en que, casualmente, los ci­ clos circadianos poseen una frecuencia media, por lo que es juste situarlos en una posicion media del espectro (recordemos que las frequencies médias se sitüan con periodos que oscilan entre la media hora y los 2 '5 dias). En la figura 23 indicamos graficamente este criterio adoptado, criterio que sera el punto de partida que tendremos en cuenta para hablar de los distintos tipos de ciclos neuroendocrinos a los que a continuacion nos referiremos. Como puede observar- se en la figura, los ciclos circadianos vienen a si- tuarse en una posicion de frecuencias médias (ni muy altas ni muy bajas); si n embargo, los ciclos circa­ dianos no son los unices ciclos de frecuencias médias, pues estos que son considerados como ultradianos o bien 271 Ciclos de altas frecuencias (F=l/o'5 horas) Ciclos de f recuencias médias (f=l/24 horas) (f*l/6D horas) Ciclos de bajas frecuencias CICLOS CIRCADlANOS CICLOS ULTRADIANOS CICLOS INTRADIANOS Fioura 2 3 . Todos los ciclos neuroendocrinos pueden clasificarse segün este grafico, que tie­ ne en cuenta el valor de las frecuencias y la posicion central de los c. circadia­ nos. (— -) délimita los grupos de frequen­ cies, (.----) délimita los grupos de ciclos, y la linea vertical indica una hipotética escala de frequencies del espectro. 272 como infradianos pueden hallarse igualmente inclui- dos en el grupo de ciclos de frecuencias médias. For tanto, comenteremos a continuacion algunos aspectos de los ciclos neuroendocrinos desde los tres grupos, a) ultradianos, b) circadianos y c) infradia­ nos . A. CICLOS ULTRADIANOS Existe actualmente escasa evidencla acerca de la constatacion experimental de ciclos hormonales ultradianos. Sin embargo, algunas observaciones re- cientes aportan datos para apoyar la hipotesis de que los ciclos ultradianos no son menos importantes, ni menos frecuentes, que otros ciclos del sistema neu­ roendocrino; Una de las pruebas évidentes en este sentido viene dada desde la demostracion de la existencia de que muchas hormonas se liberan de forma pulsatil. Logicamente, este fenomeno sehala que los patrones de secrecion hormonal poseen, antes que otros ritmos, ci­ clos de frecuencias elevadas, con periodos muy bejos (de algunos segundos), Rubin y Poland (1976), por e- jemplo, documentaron que las hormonas L H , FSK y tes- 273 tosterona poseen esta particularidad de liberacion pulsatil, Similarmente, Rubin y colabs. (1980) han defendido que existe liberacion pulsatil en la hormo- na posthipofisari a uasopresina. Es probable que mu­ chas otras hormones se liberen en forma de pulsos de- finidos por ciclos apreciables, (Fig. 24). Los ritmos ultradianos de actividad-comide o activxdad-descanso pueden ser observados en el ser humano y en los animales. Las observaciones de estos ciclos en personas pueden ser relatados desde la ba­ se de una honda influencia cultural, y desde una no­ table dependencia de los procesos laborales. También es importante la incidencia de la luz y el calor (sin- cronizadores naturales), lo cual puede explicar que los ciclos de descanso sean mas o menos frecuentes en algunos pueblos (el descanso diurno conocido como "si esta' se observa en unos pueblos pero no en otros). La existencia de estos ciclos en animales se ha ve­ nido documentando con bastante insistencia. Por ejem­ plo, Lewis y colabs. (1977) informaron recientemente que en el mono rhesus existen ciclos ultradianos pa­ ra las comidas, bebidas y otras actividades, Segün es­ tos autores, la utilizacion de analisis espectral de- mostro que los animales exhibian ritmos claramente de- 274 G L 19 MARCH'72 CL 20 MARCH '72 testo TIME OF NIGHT PRL Ing/ml) Figura 24. Concentraciones plasmaticas de LH, FSH, pro- lactina (PRL) y testosterone en un hombre jo- yen, tomadas cada 30 minutos durante el sue- Mo (desde las 11 p.m. hasta las 7 a.m.). Co­ mo se v e , las cuatro hormonas Fueron secre- tadas episodicamente (pulsatil). Segun Rubin y Poland (1976, p. 286). 27 s limitados, con Frecuencias que oscilaban entre 12 y 24 ciclos por dia, en conductas deFinidas como be- ber, corner y actividad oral no relacionada con la ali- mentacion (en esta ultima catégorie inclufan los auto­ res todas las conductas que implicasen algün contacte de la mano u otros objetos con la boca, labios y areas inmedia t amente adyacentes). Este trabajo es importante porque hasta él ninguna otra investigacion habia moni- torizado, a través de video, la conducta oral no re­ lacionada con la ingestion de alimentes. La existencia de patrones ciclicos en la conduc­ ta oral ha llamado particularmente la atencion de algunos investigadores, Friedman y Fisher (1967) observaron, en sujetos humanos en aislamiento, que existian patrones ciclicos para la comida y la bebi- da. Los autores interpretaron este Fenomeno como un proceso determinado por un ’’impulso oral ciclico ins- tintivo". En relacion con este Fenomeno, en un traba­ jo mas reciente, Hiatt y Kripke (19 75) demost raron que Bxistia un bioritmo paralelo en la presencia de contracciones géstricas que podria interpretarse co­ mo Fenomeno causal del ciclo ultradiano de impulso oral. Sin embargo, una explicacion de este tipo no es suFicientemente convincente para comprender los 276 mecanismos déterminantes de la conducta oral no ali- mentaria (recordemos que la conducta de este tipo es particularmente notable en el sujeto humano). En base a esta ultima cuestion, es permisible h i- potetizar que pueden esistir otros procesos basicos biologicos, distintos a las contracciones musculares, que expliquen mas consistentemente la persistencia de ritmos de conducta oral no alimentaria, Independien- temente de las hipotesis que ban montado en este sen­ tido los psicoanalistas, es probable que los mecanismos ciclicos a los que estâmes aludiendo estén basicamente determinados por lo que Kleitman (1963) ha denominado "ciclo basico de actividad-reposo" (Basic Rest-Activi ty Cycle) . Los ciclos de actividad-reposo se expresan, ademas de la conocida Forma circadiana, de manera a- preciablemente ultradiana. Para poder comprender la presencia de ciclos de actividad-reposo durante la etapa de vigilia desde el punto de vista de una deter- minacion biologica, es relativamente sencillo utilizar diverses perspectives metodologicas. Sin embargo, pa­ ra estudiar la conducta oral no alimentaria en el ser humano la cuestion puede ser bastante complicada y dis- cutible, entre otras razones por la posible incidencia de Factores simbolicos (^sublimados?) inducidos cul- 27?, turalmente. Una posible forma de afrontar estos escollos y estudiar los ritmos orales con cierta independencia de la impregnacion cultural es indirectamente, por ejemplo observando estas conductas en nuestros patien­ tes lejanos los primates. Lewis y colabs. (1977) rea- lizaron su trabajo con esta intencion y considerando que una manera adecuada de observer la conducta oral, en el marco general de reposo-actividad e independi- entemente de connotaciones culturales, ere analizar- 1 a sirviendose del mono rhesus como sujeto de obser- vacion; segun estos investiqadores, la utilizacion de tales sujetos puede poner de manifiesto los ciclos na­ turales de actividad oral, ya que deben estar libres de posibles sublimaciones culturales de la oralidad o de otras transformaciones exigidas por los procesos educativ o s .(En este contexte, quizes seria congruente hacer a Lewis y sus colegas dos pequePSas objeciones; en primer lugar, no deberfamos descartar un simbolismo manifiesto en algunas actividades orales del mono rhe­ sus; en segundo lugar, utilizar el mono rhesus para comprender una conducta humana, aunque sea en el sen­ tido mas biologico como pretenden los autores, puede aportarnos datos relevantes pero bastante discutibles). 278 A pesar de estos problèmes, es indudable que los resultados de dichos autores pueden poseer una importante significacion biologica aplicable a rit­ mos similieres observados en el ser humano. El funcio- namiento de teles ritmos de conductas orales, cono- cidos como ritmos ultradianos de conductas de orali­ dad, puede venir determinado por una fuerte influen­ cia de los ritmos hormonales ultradianos paralelos. En este sentido, la demostracion experimental — st*e de que la TSH, FSH y LH evidencian en el se r humano ritmos similares a los observados por Lewis y su gru­ po, segun los trabajos de Alford y colabs. (1973a, 1973b), junto con la demostracion de un ciclo simi­ lar para la LH en el mono rhesus segûn se desprende del trabajo de Dierschke y colabs. (1970), atestigua la existencia de una hipotética conexion directe en­ tre estos ritmos y los anteriormente citados ritmos de oralidad. (Frobablemente, la influencia de estas hormonas sobre los patrones ultradianos de la con­ ducts de oralidad es mas relevante al relacionarla con la oralidad no alimentaria que si la relaciona- mos con la oralidad que tiene como finalidad la i n- gesta de alimentes). 279 Uno de los ciclos ultradianos mejor conocidos es el que viene especificado por las distintas eta­ pas del sueMo, que se repiten aproximadamente ca­ da 90 minutos (ver capitulo 11). Algunas hormonas, por ejemplo la hormona del crecimiento, presents riuctuaciones notables en funcion de los estadios del sueRo. Recientemente, Rubin y colabs. (1900) han encontrado que la prolactina y la aldosterona evidencien ciclos ultradianos durante la noche de 90 minutos aproximadamente; sin embargo, estos au­ tores no pudieron demostrar que estas dos hormonas estuviesen asociadas a etapas caracterfsticas del suePio. La sorprendente relacion que existe entre hormonas y etapas de sueRo (las hormonas actuerfan a nivel de sistema nervioso para modular las etapas del sueno) es tratada mas extensamente en el capi­ tule 11. (Fig. 25). Como ultimo aspecto, pensamos que es muy posi­ ble que la mayoria de las hormonas, sino todas, pre- senten ciclos ultradianos definidos y especificables desde distintos puntos de vista. El estudio de estos ritmos biologicos podria eyudar a determiner las ba­ ses bioldgicas de algunos de los ritmos ultradianos observados en la conducta. 280 J.S. I JULY '73 J.S 2 JULY '73 500 200 too 50 10- 2.0 TIME OF h ic ir r TIME or nbkt Figura 2 5♦ Secrecion rxtmica (un ciclo cada 90 minutos aproximadamente) ultradiana de las hormonas prolactina (FRL) y aldosterona (ALDO) duran­ te el sueho. La uasopresina (fiDH) se présen­ ta, mas bien, de Forma episodica pulsati.. Segun Rubin, Russell, Poland y Ueitzman 1980) 281 B. CÎCLOS CIRCADIANCS El ciclo circadiano (circa diem = alrededor de un die), puede se r considerado como el ciclo que mas eficarmente actua sobre el Funcionamiento de los pro- cesos fisiologicos y psicologicos del ser vivo. El ciclo circadiano suele denominarse de distintas ma- neres: "ciclo diario", "ciclo diurno-nocturno", "ci­ clo de sueMo- uigilia", "ciclo nictemeral", etc. Sin embargo, la denominacion mës usual sigue siendo la ya clasica de "ciclo circadiano"; con esta deno­ minacion se indica, como ya seMalo muy bien Halberg (I960), que la duracion del ciclo es de un dia pero no riqurosamente sino solo aproximadamente. Aîgunos ritmos circadianos de comportamiento ma- nifiesto han sido descubiertos en muchos invertebra- dos y vertebrados: reacciones a la luz, reacciones al sonido, ictus apopléctico, olor, tacto; epilepsia, emocionabilidad, agresion, estudio y memoria; ali- mentacion y reproduccidn. La lista va mucho mas allé de la simple alternancia entre sueRo y vigilia o, in­ cluse, de la actividad de ritmos motores circadianos (Halberg, 1977a). 282 Las observaciones de ritmos circadianos en pro- cesos conductales (aprendizaje, memoria, rendimiento, etc.) pueden constituir, en un future, la parte mas fuerte y consistante de las investigaciones sobre cronopsicologia. Actualmente, comienza a preocupar la incidencia de estos ritmos sobre el desarrollo y manifBstacion de las enfermedades mentales. In­ cluse, se he postulado una diferencia notable entre los bioritmos circadianos de un indiuiduo u otro en funcion de su estructura de personalidad. En este ultimo sentido, es particularmente notable la hi- potetica existencia de dos tipos fondamentales de bioritmos circadianos naturales, cada uno de los cua- les correlacionaria con los dos tipos de personalidad conocidos como introversion y extroversion. Si fuese posible riiferenciar el bioritmo (con todos sus para­ mètres especificos) de la personalidad introvertida del bioritmo de la personalidad extrovertida, se da- rfa un importante cuerpo de evidencia a la teoria de la fundamentacion biologica de la personalidad defen- dida por Eysenck (1967), Un posible trabajo para fun- damentar previamente al menos que pueden existir estos dos bioritmos es el referido por Colquhoun y Corcoran (1964); estos autores han indicado la existencia de 283 un ritmo circadiano para la ejecucion de la pruebas de rendimiento pero, ademas, constataron diferencias significativas segun el tipo de personalidad: los in- trovertidos rendian mas durante la manana, mientras que los e x t rovertidos, inversamente, alcanzaban cotas de ren­ dimiento mas elevadas durante la tarde. Los ciclos circadianos observados en procesos de conducts, asf como las diferencias de personalidad para expresar los psicoritmos, deben poseer una impor­ tante determinacion biorftmica. Por otra parte, si las hormonas y otras sustancias o estructuras biologicas determinan la conducts, es logico suponer que, si las hormones son liberadas ritmicamente, deben inducir efectos ciclicos expresables en forma de procesos con­ ductales. For tanto, es importante ahora que consi­ dérâmes la posibilidad de que las hormonas puedan ac- tuar de forme ciclica circadiana; de esta manera, re- sultaria facil hipotetizar un efecto de las hormonas sobre los psicoritmos circadianos, caso de comprobar- se que las hormonas evidencian patrones circadianos. F. Halberg es posiblemente uno de los investiqa- dores que mas han aportado al conocimiento cientifi- co de los ritmos biologicos (Junto con el inolvidable A. Reinberg). En un reciente trabajo, este autor 284 (Halberg, 1977a) ha defendido que en los ultimos anos se han obseruado ritmos circadianos de am- plitud apreciable y a menudo dramatics, siendo descritos fundamentalmente en parametros relacio- nados con actividades neuroquimicas que incluian: sintesis de ARN, sfntesis de proteinas, contenido de neurotransmisor (noradrenalina, serotonins, his- tamina, CABA, dopamina, glicina, acetiIcolina, etc.), contenido de otras hormonas (CRF, STH, prolactina, melatonins, etc.), etc. Otra prueba donde puede constatarse que los bioritmos circadianos afectan a variables biolo­ gicas y hormonales muy diverses se ofrece en la fig, 25. El contenido de hormona, tanto en plasma como en orina, evidencia la presencie de estos rit­ mos. Aunque no se indica en la figura (ya que uni- camente recoge la acrofase de los distintos ritmos), no todos los ciclos hormonales se expresan con el mismo dramatismo (mientras que algunos, por ejem- plo el ciclo circadiano del cortisol, exhiben una amplitud (C) elevada y bien delimitade, en otras circonstanciés es m^s dificil de delimitar) ni con la misma regularidad. Indudablemente, el ritmo circadiano neuroendo- 285 Bièa* T y p * d * V p fim bf* A e roph»*» E » t*rn » p E.E.G. lo » l E t c d#tl* E.E.G. I M i i E.E.G. »toh» E E C . b*i» E l*i m cnu l N t 17-OH e s TéirihydioeoeiieoPtAoi» T éuphvdfOcortîMïl 17-CS AdiEntline Nofldrénabn* AldoaiEfona Mg Phoaphaie pH Na/K PolynueMtiraa Lymptiocyiea M onocyia i Eoiinopbfla i H tm ato cT iic VS 5*.pCOi Viteofité K éry th rocy te# 17-OH e sTe#to#téroo* 5- H vdroKytrypi#mio# Protéines Glucoprotéinet h#KOs#min# Add# S(#l«qu# N» C# l#mpér#ture or#*# Dynofftométrie Pool* TA SyttoUqti#TA Diabolique Soiroméffie 6# pointe Ceoeché vitelc é -A e tK r ité - 2# h#ur#s • Rythmes circatliens humains. Les acrophsses de divers rythmes circediens de l'homme adulte sain, sont représentées avec leurs limites de confiance pour une sécurité de 95 %. La partie ombrée correspond aux heures habituelles de repos et d obscurité, et la partie claire, aux heures d activité et de lumière. Il est. dans ces conditions, possible de repérer en première approximation, l'acrophase externe f (et I acrophase Interne G) en prenant comme référence de phase le milieu de I espace de repos). (N) indique le nombre de sujets. Lorsque l'étude ne comporte qu'un seul sujet, il s'agit d'une étude longitudinale, c'est-à-dire que les mesures ont été faites pendant un espace de temps suffisamment long. Par exempte, pour l'adrénaline et la noradrénaline, te sujet a collecté ses urines pendant 9 mois, i raison de cinq è six échantillons d'urines par jour. Pour l'acide vanilomandélique (A.V.M.), il s'agit au contraire d'une étude transversale portant sur six sujets synchronisés de manière identique. Il est è remarquer que les études transversales et longitudinales donnent des résultats concordants, ainsi que nous avons pu le vérifier pour différentes fonctions. Toutes les séries temporelles ont été analysées par le méthode du cosinor. D'après F. Halberg, W. Nelson, R. Doe, F.-C. Banter et A. Reinberg J. Europ. Toxicol., 1969 (n® 6), 311-138. Figura 2 6 .Acrofase de algunos ritmos circadianos observados en el hombre (Segûn Reinberg, 1974, p . 54) 286 crino que se he uenido decantando con un mayor gra­ de de consistencia es el ciclo circadiano que con­ trôla la actividad del eje hipotalamo-hipofiso-cor- teza suprarrenal (fige..27.y 28). Este ciclo ha si­ do particularmente signifi cativo para el casocfel cortisol (tanto plasmatico como en orina), con va- lores mas elevados durante las primeras horas de la manana y mas bajos durante el atardecer y pri­ meras horas de la noche (ver figuras respectives). Pronto se comprobo que este ciclo del cortisol po­ sera cirta conexion con un ciclo paralelo, el ci­ clo de le hormona ACTH, lo cual viene a constater que la actividad ritmica de la corteza suprarrenal depende de un funcionamiento ritmico similar de la hipôfisis anterior (evidentemente, en relaciôn con los mécanismes antehipofisari os que secretan ACTH). Recientemente, Rubin y Poland (1976),sobre esto, han referido la existencia de un mecanismo de con­ trol de la secrecion hipofisaria alternative al clâsico mécanisme de feed-back. Estos autores par- ten de la hipotesis de que el control hipofisario por medio de feed-back(retroalimentacion) implica la existencia de un "circuito cerrado" (closed loop) mientras que el control hipofisario generado pou o- tros impulses del-, sistema nervioso posibilita la e- 287 !•,, ENPERMEOAO CUSHING CortUoM HORA DEL DU Fioura 2 7 . Representscion grafica del ritmo circa­ diano del cortisol y ACTH en el indiui­ duo sano y en el Cushing. Los niveles ma­ ximes estan entre las 2 y las 8 horas, los minimoE entre las 16 y las 26. (Segun For- sham, 1575, p.296) C a r l i M l 3S Î 30 Z 25 0,6 Normil A, - 0,2 S 6 Madiedit 4 Figura 2 8 .Ritmo circadiano del cortisol plasmatico y del ACTH en un indiuiduo sano y en un paciente con sfndrome de Cuching. (ftdap- tado de Catt, 1973, p . 73). 288 xistencia de un "circuito abierto" (open lo o p ) . La presencia de este mecanismo de control adicio- nal (open loop) demostraria que la actividad hor­ monal no depende unicamente de los procesos de re- trocontrol clasicos, por una parte, y que los rit­ mos hormonales podrfan ester pautados por mecanis- mos inhérentes al sistema nervioso central, por otra, dando con ello lugar a la posibilidad de fe- nomenos mas flexibles en la expresion de los ritmos neuroendocri nos y, con ello, permitiendo que los ha­ bites sociales asociados al trabajo y a otras rutinas diaries modificuen sustancialmente (^quizas peligro- samente?) la maniF estacidn de dichos ritmos. De es­ ta forma, la regulacidn de 1 funcionamiento hormo­ nal dependerie de ambos mecanismos o sistemas (uno abierto y otro cerrado) y no solo del conocido sis­ tema de retroaccidn que incluye procesos de feed-back positives y negatives como vimos en el capftulo 2. Indudablemente, para admitir la existencia de un circuito abierto es necesario constater que tam- bien existe un control del sistema nervioso sobre los ritmos hormonales independientemente de los procesos de f eed-back . En este sentido, tanto las respuestas hormonales a los estimulos psicologicos 289 como la alteracidn de los patrones de secrecion hor­ monal por las manipulaciones neuroanstomicas o neu- roqufmicas pueden apoyar con cierta releuancia la incidencia de circuitos abiertos sobre los ritmos hormonales, Tal vez la existencia de ritmos hormonales ar- tificiales es una prueba suficientemente consistan­ te para admitir la importancia directa de los pro­ cesos conductales sobre estos ritmos. Pues, como han senalado algunos autores, uno de los déterminan­ tes mas significatives del control circadiano de la actividad de la corteza suprarrenal es el binomio sueho-actividad, siendo incluse mas efectivo que la diada oscuridad-luz. Una prueba a esta hipotesis reside en la conocida observacidn sistematica de que la curva diaria de eliminacion (en orina) de 17 - cetosteroides (17- C5), en un guarda nocturne, tiene mas relacion con el sueno y la vigilia que con la noche y el daa. Por otra parte, la manipulacion de patrones fisiologicos nerviosos o de otro tipo h a revelado que es posible mantener la hipotesis defendida an- teriormente. Un primer intente de esclarecer este problems fue llevado a cabo por Graber et al. (1965) 290 al constater que, en los enfermos que sufrian la enfermedad de Addison, persistia el patron cfcli- co circadiano de la hormona ACTH. Adicionalmente, se ha observado en estudios expérimentales con ra­ tas que el ritmo circadiano de la ACTH sigue mante- niéndose en los animales suprarrenalectomizados (Cheifetz y colabs., 1968). En una linea de inves- tigacion similar, Seiden y Brodish (1972) han evi- denciado que la sustancia hipotalamica que contrô­ la la secrecion de ACTH, esto es la CRF, exhibe rit­ mos circadianos caracteristicos aun en ausencia de las hormonas (por ejemplo, los glucocorticoides) que frenan su secrecion (es decir, que establecen f eed-back negative con la CRF). Un estudio intere- sante llevado a cabo en un individuo humano por Ferlow et al. (1976), concluye que el ciclo diario de la hormona ACTH no depende directamente de las altas o bajas concentracione s de cortisol plasma­ tico sino, mas bien, de un programs neurologico (elaborado desde el sistema nervioso central) que induce secreciones episodicas de ACTH asociadas al ciclo sueno-vigilia. Rubin y Poland (1976) han inter pretado estos resultados como un apoyo de su hipo­ tesis de que existe un circuito abierto (open loop) 291 que determine en alto grado la bioritmia hormonal. Ante estas euidencias, résulta logico hipotetizar que los mecanismos esenciales que controlan los p a­ trones ritmicos circadianos del e je hipotâlamo— hipofiso— corticosuparrenal son de origen central, siendo los efectos de feed back (positives o nega­ tives) menos relevantes. For esta razon, Is inciden­ cia de los procesos conductales (experiencia, tra­ bajo, actividad psfquica, etc.) sobre la sincroni- zacion de estos ritmos es mas significative (o por lo menos puede ser mas significative). Al hablar de los ritmos circadianos hormonales nos hemos referido casi exclusivamente al mejor cono­ cido, al relacionadc con la actividad del sistema hipotalamo - hipofiso - corticosuprarrenal. Sin em­ bargo, no pretendemos indicar con esto que pense- mos que sea el ûnico relevante, aunque se a el mas llaiîiativo. Pues, actualmente comienzan a decantar- se con cierta consistencia ritmos circadianos per- tenecientes a otras hormonas o sistemas hormonales distintos del sistema hipotalamo - hipofiso - co£ ticosuprarrenal. En este sentido, se hanreferido ritmos circadianos en relacion con la actividad del sistema hipotalamo - hipofiso - gonadal, con la ac- 292 tividad de las hormonas testosterona, prolactina (FHL) y hormone del crecimiento (GH), y con la ac­ tividad de la glandule pineal. Actualmente se admite con suficiente apoyo cien- tifico que la GĤ evidencia patrones circadianos de secrecion, con niveles elevados durante el periodo de sueho, asociados al estadio de ondas lentas o sueRo profundo (ver cap. 11). Esta asociacion per­ mits postular a Rubin y Poland (1976) que el ciclo circadiano de la GH depende fundamentalmente de la actividad de un sistema o "circuito abierto" (ya he­ mos comentado anteriormente esta idea). La actividad circadiana del sitema hipotalamo - hipofiso - gonadal se mentiene como un proceso plau­ sible en virtud de algunas constataciones, mas o me­ nos consistantes, que defienden la persistencia de ritmos circadianos para la secrecion de testosterone y que cuestionan la posibilidad de estos ritmos en la secrecion de FSH y LH, Adicionalmente, la PRL se ha asociado ultimamente a las hormonas del sis­ tema gonadal por presenter cierta relacion temporal con las pautas de secrecion de testosterone plasma­ tics. La testosterona, en el hombre adulto sano, evidencia un ritmo circadiano de concentracion plas- 293 matica, con nivales mas elevados durante las ultimas horas del sueRo nocturno y primeras horas de la ma­ nana (Firo et al., 1973; Leymarie et al., 1974; Ru­ bin et al., 1975; Rubin y Poland, 1976; etc.). Simi- larmente, varios autores han referido un patron cir­ cadiano en los niveles plasméticos de PRL, con valo- res elevados durante las horas del sueno y alcanzan- do su cota maxima en las primeras horas de la maRa- na, alrededor de 60-120 min. antes de los niveles plasmaticos elevados de testosterone (Rubin y Po­ land, 1976; Osterman y Wide, 1975; etc.). For lo que respecta a la FSH, algunos autores han defendi­ do la existencia de ritmos circadianos seRalando niveles mas elevados durante las ultimas etapas del periodo de sueRo (Firo et al., 1973; Faiman y Winter, 1971; etc.), y otros los han negado (Osterman et al., 1974; Rubin et al., 1975; etc.). Otra hormona a la que forzosamente tenemos que referirnos al tratar el e je hipotalamo — hipofiso — gonadal es la LH. Hasta el momento, las investigaciones que han in- tentado dilucidar un ritmo circadiano en la secre­ cion de LH no han logrado resultados suficiente- mente significatives a este respecte. Si n embargo, se ha comprobado que posee algunas relaciones im— 294 portantes con el ritmo circadiano de la testosterone por lo que nos vamos a detener un poco en estas re- | laciones. j Naftolin y colabs. (1973) informaron de la exis- | tencia de cierta conexion entre la secrecion circa- diana de la testosterone y la secrecion de LH. Se­ gûn estos autores, los picos de testosterone fueron precedidos (45-60 min.) por picos de L H ; sin embargo, solamente un tercio de los picos de LH indujeron una liberacion équivalente de testosterone. Un tra­ bajo posterior, el de Dudd et al. (1974), peflejo resultados similares. Una revision sobre este tema, la llevsda a cabo por Rubin y Fol an d (1976), obliga a que estos autores se cuestionen sobre el signifi- cado de la relacion entre LH y testosterone (entendi- da dicha relacion desde el punto de vista circadiano). Segûn estos autores (p. 265), " ...there remains a discrepancy between the absence of a LH circadian rhythm and the presence of a testosterone circadian rhythm, with highest levels of testosterone occurring around the time of awakening. This suggests that there may be hormonal influences on testosterone re­ lease other than LH. Both FSH and PRL have been im­ plicated in the augmentation of testosterone release 295 in experimental animals". Con el objeto de obtener alguna informacion clarificatoria sobre el signi- Ficado de una posible relacion entre las hormonas PRL, LH y FSH con la testosterone, Rubin et al. (1975) examinaron las interrelaciones de las PRL, FSH y LH plasmaticas con la testosterone (siruien- dose del uso de correlaciones) durante el sueno, an un grupo de cuatro sujetos jovenes (uarones a- Jultos). Los resultados de este estudio correlacio- nal son resumidos por Rubin y Poland (1975, p. 285) el afirmar que " ...These data suggested that LH and PRL are both important, and more so than FSH, _n the nocturnal synthesis and release of testoste­ rone... This is one example of how the study of sleep-endocrine relationships may contribute to the understanding of the peripheral effects of pi­ tuitary hormones". En relacion con los ritmos circadianos, hemos visto hasta este momento que algunas hormonas evi­ dencian este patron ciclico segûn se desprende de los resultados de algunas investigaciones pertinen­ tes. Sin embargo, antes de dar por concluido nues- tro analisis a este respecto,nos parece adecuado considerar la dimension temporal de una de las glan- 296 dulas neuroendocrin a s que posiblemente mas tiene que ver con la coordinacion de los procesos tem­ porales del organisme; esta glandula es la epxFi- sis o qléndula pinea l. El uso del microscopio elec- tronico ha permitido objetivar cambios morFologicos circadianos en ests glandula. Por ejemplo, Quay y Renzoni (1966) han informado de la existencia de un ritmo circadiano en las dimensiones celulares de la glandula pineal de la rata, e Ito et al. (1 9 7 4 ) refirieron un ritmo similar en la densidad nuclear de las células de la glandula pineal del raton. Puesto que la glandula pineal actûa en el hombre, al igual que en otros mamiferos, como un auténtico reloj biologico no debe résulter desca- bellado suponer que en el se r humano se produzcan ritmos morFologicos seme jantes. No obstante, los datos mas reveladores del comportamiento circadia­ no de la pineal provienen de la investigacion de su actividad y componentes bioquimicos. A partir del aminoacido triptôFano se élabo­ ra la V i a bioquimica précisa para la formacion de los distintos agentes de la pineal, uno de los cuales es la melatonina (quizas el mas importante), que utilicen como precursor la serotonina (fiq, 29). 297 e un- c i v ç h -n h, COOH TRir-TCFAr;C TriptoFano hidroxilasa H G. C*ri, -pH-NH CGGH 5-HYDRDXYTniFTÜFfifvC(5-KTP) 5-HTF Oecarboxilasa " % CH%-NH* 5-HYDROXITRlPTAFlNA (5ERCTDMKA) (5-HT) N-acetiltransferasa Fonoamino oxidasa(FiAP) D \ 0 CHj-CH-r.'H-C-CHj |j-- 5-HYÜHCXI-IGDGL mCIDO acetjcc N-ACETILSFRDTG- ( NINA Hior.T \ ç MELATONINA Figura 2 9 . Ufa metabolica comûn para la formacion de serotonina y melatonina. 290 SiQuiendo esta via metabolica, es factible objetivar la actividad de la glandula pineal medida esta, por ejemplo, bien a traves de parametros directos, como la sintesis de melatonina, o bien a traves de para­ metros mas indirectos, como el contenido de tripto- fano, el contenido de serotonina o la conversion de de serotonina en N-acetilserotonina (al hablar aqui de medidas directes o indirectes nos referimos, uni­ camente, a que la melatonina suele considerarse ac­ tualmente como una sustancia apropiada para repré­ senter la actividad de la pineal; por esta razon, los paramètres bioquimicos que mas se acerquen ha- cia una posible constatacion del nivel de actividad de la melatonina los consideramos mâs directos; re- cuerdese que la melatonina no tiene porque ser el u- nico principle active de la pineal, pero actualmen­ te es el mas acreditado). Hasta el momento, se han utilizado tres parametros importantes para cuantifi- car de forma bastante directa la actividad de la pi­ neal: contenido de melatonina, contenido de La enzi- ma N-aceti1transferasa y contenido de la enzima hidr£ xi-indol-O-meti1-1 ransferasa (HI DMT). Independientemente de los animales que se hayan estudiado (rata, raton, polio, hamster, gorrion etc.), 299 Is actividad circadiana da la gléndula pineal deno­ te que las cotas mas elevadas de actividad coinciden con el periodo circadiano de oscuridad. Como sabemos, no todos los animales son diurnos (estan despiertos durante el dfa); otros animales son nocturnos, lo cual signifies que estan despiertos durante la noche, que realizan sus repertories comportementales (agresion, comida, etc.) durante las horas circadianas de oscu­ ridad. Pues, tanto los animales nocturnos como los diurnos exhiben niveles maximos de actividad en su glandula pineal (medida esta por la actividad de la enzima N-acetiltrasferase) durante las horas de os­ curidad (Binkley, 1979). Otras medidas del organisme, como son la actividad locomotriz y la temperature cor­ poral, no coinciden con la actividad de dicha enzima, pues sus cotas mas elevadas suelen coincidir con el nferiodo en que esten despiertos (la noche para los nocturnos, el dfa para los diurnos). Uarios trabajos realizados con distintos anima­ les expérimentales apoyan la hipotesis de que la glan­ dule pineal posee un ritmo circadiano; al menos en relacion con la actividad de sus productos bioquf- micos que pueden relatarse desde el punto de vista de la melatonina. Una prueba relativamente indirecta 300 pero positiva ha sido referida por los iniciales tra­ bajos de Quay (19 53). Este autor observe que el pre­ cursor comun de la cadena bioquimica de la melatoni­ na, esto es la serotonina, présenta niveles elevados de concentracion en la glandula pineal de ratas duran­ te el periodo de iluminacion, si se comparaban con los niveles de los mismos animales durante el periodo de oscuridad (Quay habfa sometido a los animales a pé­ riodes de iluminacion-oscuridad alternantes de 12 ho­ ras cada uno, con lo cual el ciclo era de 2A horas). Este descenso de los niveles de serotonina durante los periodos de oscuridad dénota que podia ser con- vertido en N-aceti1 serotonia per la enzima N-actil^ transferase (NAT) para, poster!ormente, convertir- se en melatonina por intervencidn de la enzima hidroxi-indol-O-meti1-transferasa (HIOMT). Eviden- temente, esta primera hipotesis de conversion en melatonina se hallaria fuertemente apoyada si ee encontrase que la melatonina, y por lo menos al­ gunas de las sustancias intermedias en la vie que transcurre entre serotonina y melatonina, fluctua de forma opuesta a la serotonina; adicionalmente, se lograrfa con ello un prueba bastante directa de la actividad de la pineal relatada desde el punto de 301 vista de la actividad de la melatonina. Un paso importante para continuar con una reso- lucion de las cuestiones planteadas anteriormente fue pautado por Klein y Ueller (1973). Estos inves- tigadores informaron que, como era de esperar, tan- to la actividad de la enzima NAT como la concentra- cion de N-acetilserotonina era significativamente superior en la glandula pineal de las ratas durante el periodo de oscuridad. Una de les aportaciones mas destacables de estos autores fue, a nuestro jui- cio, el haber observado que el incremento de la enzi- ma NAT era espectacularmente elevada durante el perio­ do en que las retas eran expuestas a la oscuridad. Actualmente, como ya ha apuntado Binkley (1979), co­ mienza a defenderse que le actividad de la NAT es mas significative que la actividad de la HIOMT para relater el indice de actividad en la melatonina. Para compléter, de alguna forma, nuestro planteamiento inicial, es importante considérât las fluctuaciones circadianas de las otras dos sustancias de la cadena, la HIOMT y la melatonina. En relacion con la actividad de la enzima HI DfiT, aunque algunos autores han referido que existe un ci­ clo diario con niveles mas elevados durante la os- 302 curidad, los resultados que se han emitido con res­ pecte a esta enzima no son suFicientemente consis­ tantes como para tomarlos en consideracion. Sin em­ bargo, no ocurre lo mismo en relacion con la mela­ tonina . Lynch (1971) ha informado que el contenido de melatonina en la glandula pineal es superior du­ rante las horas de oscuridad, Similarmente, Pelham et al. han referido resultados équivalentes al ana- lizar el contenido de melatonina sanguinea. Un trabajo interesante donde se intenté re- lacionar la actividad de las des enzimas, la NAT y HIOMT, junto con la melatonina fue llevado a cabo por Binkley (1979). Con objeto de considerar el po­ sible valor de estas très sustancias en la determi- nacion de la actividad circadiana de la pineal, so- metio a un grupo de polios a periodos alternantes de iluminacion y oscuridad (12 horas de duracion para cada periodo). El autor resume sus resultados de la siguiente manera: "Observâmes que la actividad del enzima presentaba un aumento diario de unas 27 veces (se refiere a la enzima NAT) y que el nivel maximo de actividad se alcanzaba en la oscuridad. Ademas, la cantidad de melatonina en la glandula pineal, que diariamente aumenta unas diez veces, alcanzaba su va- 303 5 H 20 HORAS li 12 18 HORAS H H HiiliHliiB 12 HORAS Figura 3 0 . Promadio del contenido de melatonina y de la actividad de NAT y HIOMT en le ollndula pineal de polios. El contenido de melatoni- na se express en nanogramos y la actividad enzimatica se expresa en nanomoles. (Segun Binkley, 1979, p . 22). 304 lor maximo practicamente a la vez oue lo hacia la actividad de N-acetiltransferasa. Nuestras determi- naciones de la actividad de HIOMT revelaron un au­ mento diario que no sobrepasaba el valor de 1,2 ve­ ces. Llegamos asx a la conclusion de que es muy pro­ bable que, en los polios, la oscilacion en la canti­ dad de melatonina se deba a la oscilacion en la ac­ tividad de K-acetiItransferasa"(Binkley,1979, p . 23). (Ver fig. 30). Estas importantes conclusiones, que han sido referidas desde investigaciones que han u- sado polios como sujetos expérimentales, vienen a coincidir con los resultados de otros trabajos ( al­ gunos de ellos ya hemos hecho r e f e r e n d a ) que utili- zaron como sujetos expérimentales a diverses mamx- feros. La aplicacion de algunas de estas conclusio­ nes al set humano deberxa tenerse en consideracion positiva; ademas, los ciclos circadianos correspon- dientes a diversas pautas comportementales del hom­ bre son similares a los de otros mamxferos diurnos. Por esta razon, mientras no existan evidencias ex- cluyentes, pensamos que la glandula pineal humana debe exhibir ritmos similares a los que hemos co­ mentado en este apârtado. 305 Aunque aquf hemos tratado de constater la rele- wancia de los ritmos (o ciclos) circadianos, nos pa­ rece oportuno sehalar que existen algunas publicacio- nes relativamente recientes sobre la importancia de estos y otros ciclos neuroendocinos• Une révision aun mas detallada de estos aspectos podria Facili- tarse tanto con la obra editada por Kauakami (1974) como con la editada por Hedlund, Franz y Kenny (1975). C. CICLOS INFRADIANGS Bajo este concepto hemos denominado la existencia de ciclos con frecuencias bajas, inferiores a las fre- ruencias del ciclo circadiano, y, consecuentemente, con periodos mayores. Los ciclos infradianos neuroendocrinos se han ob­ servado en varias espacies de mamiFeros e incluse en el se r humano, lo cual viene a demostrar la existencia de una tendencia general, en los mamiFeros, hacia la expresion natural de estos ritmos, por otra parte Fun- damentales para la expresién de sus pautas habituales de conducts. A continuecion nos vamos e referir a la existencia de algunos ciclos infradianos, principal- mente los ciclos semanales, mensuales y anuales. 306 1. Ciclos semanales o ci rcaseptadianos Posiblemente, esta modalidad de ciclo (de siete dias) es una novedad tanto por su aparicion en la literature especializada (relativamente reciente) como por la insospechada existencia del mismo. Este ritmo fue observ/ado por Vollrath, Kantarjian y Howe (1975) en ratas de ambos sexos para la actividad de la glandula pineal. 5egun estas inuestigadore s , el ni - vel de HIDMT en la glandula pineal es significatiwamen- mas elevado el viernes y sabado que el reste de los dias de la semana, con una tendencia general de in- cremento de la enzima en estos dias y un descenso des- de el sabado al jueves, dfa este en que alcanza los valores mis bejos. El siqnificado biologico o conductal de este ritmo aun no se ha clarificado. Por otra parte, tam- poco se conoce si este ritmo viene determinado es- trictamente por procesos neurologicos o si se debe mas bien a un reflejo de los habites de conducts en estos animales, o si es un producto de ambos fenome- nos. Los propios autores defienden la importancia, en este sentido, de los fendmenos ambientales, sin embar- 307 go no han constatado en gué consister estas influen- cias del amblente. De todos modos, séria altamente interesante observât la posibilidad de un ritmo se­ me jante en los seres humanos pues, como todos sabemos, un ciclo semanal relacionado con la realizacidn de peu- tas de conducts (trabajo-descanso) es facilmente ob­ servable en el ser humano* 2. Ciclos mensuales Indudablemente, el ciclo infradiano mejor conoci- do en los humanos es el ciclo mensual que acontece en la actividad de las hormones sexuales femeninas. La mujer poses un ciclo de aproximadamente un mes que se repite periodicamente a lo largo de su vida fértil, durante el cual fluctuan las secreciones hormonales co- rrespondientes al eje hipotélamo-hipdfiso-gonadal, ede­ mas de otros cambios neuroendocrlnos manlFlestos. En el capitule 6 hemos desarrollado convenientemente este ciclo, por lo que remitiroos al lector a dicho lugar. 3. Ciclos anuales Los ciclos anuales (o circanuales) se han obser- vado en la actividad de la glandula pineal. Sin embar­ go, las observaciones mas directes se han llevado a 308 cabo en relacion con los ritmos reproductores de los mamiferos que viuen an estado natural (no do- mestico). Las variaciones estacionales del fotope- riodo han sido consideradas como elementos respon­ sables de las variaciones neuroendocrinas anuales. Nos vamos a referir, por tanto, a la posibilidad de constater estos ritmos anuales para la actividad neuroendocrina de la glandula pineal y glandulas sexuales. Las glëndulas suprarrenales y tiroides probablemente poseen niveles da correlacion sig- nificaiivoscon las Fluctuaciones en la actividad de las glandulas sexuales, especialmente la glan­ dula tiroides, pero, d esaFortunadamente, escasos estudios se han realizado en este sentido. La Funcion cxclica anual de la qllndula pine­ al se ha referido desde estudios en mamiFeros im- plicando analisis morfologicos de dicha glandula (en cambio, no existen inFormaciones sistem^ticas sobre un ritmo similar en relacion con la activi­ dad bioqufmica de la glandula). En un estudio re- lativamente reciente (Reiter, 1975) se ha demostra- do que, en aquellos parajes donde el Fotoperiodo es extremadamente largo (latitudes extremas), los animales que alii habitan suelen poseer glandulas pineales de tamaho mas variable que otros animales. 309 El hecho de que estos animales permanezcan durante largos périodes en la oscuridad o en la luz, puede explicar estas variaciones pues, como es conocido, la exposicion permanente de un mamffero a la luz in­ duce una notable disminucion en el peso de la glandu­ la; lo contrario ocurre bajo exposicion a la oscuridad, Este fenomeno concuerda con otros trabajos que refuer- r.an la hipotesis de un ciclo anual mas o menos mani- t'iesto en la funcion de le pineal. Asi, se ha informa- do que existen cambios estacionales histofisiologicos en la glandula pineal del hamster (Mogler, 1958) y oueja (Nesic, 1962) denotando la presencia de ciclos anuales en esta glandula; estos cambios estacionales refiejan que la actividad de la pineal es mayor du- 1 ante el invierno, esto es, cuando la duracion del fotoperiodo es mas corta. Séria altamente productive contraster estas observaciones llevadas a cabo con mamiferos con los resultados de otros trabajos ve- rificados en humanos; aunque, por el momento, esto no nos es posible, algunos datos comentaremos mas adelante y nos serviran para establer cierta cone- xion entre observaciones en animales y en humanos. Ahora vamos a fijarnos en la actividad del e je hipofiso-gonadal y a intenter demostrar la existencia 310 de un ciclo anual para este sistema neuroendocri n o . Ceneralmente, las observaciones mas consistantes lle­ vadas a cabo con este proposito han versado sobre e] estudio de la conducts de apareamiento y reproduccicn en mamiferos, junto con el analisis de las fluctuacjo­ nes anuales en las hormonas sexuales. Una forma de comenzar con el analisis de estes ciclos podrfa consistir en considérer el ciclo anua] del hamster (ne soc ri cetus auratus) descrito por Rei­ ter (1976, p.260). El ciclo anual reproductive de es­ te animal, bajo condiciones naturales, se ha dividico en cuatro fases: fase de inhibiciôn, fase de descan- so, fase de restauracion y fase de actividad sexual. Estas fases seRalan la existencia de cuatro patrones générales que se repi ten anualmente: a) fase de inhibiciôn. Bajo condiciones naturales, los tractos reproductives del hamster, tanto en mactos como en hembras, son funcionaImente maximôs durante los largos dias de verano. Cuando se acerca el otoMc, disminuye el fotoperiodo y aparece una regresion de 1 e je hipofiso-gonadal dando como resultado la involu- cion de los organos sexuales periféricos. A este ul­ timo fenomeno se ha denominado fase de inhibiciôn. b) Fase de descanso. La respuesta atrofica de las gonadas bajo condiciones de fotoperiodos reducidos pa- rece se r una consecuencia directs de la estimulacion de 311 la glandula pineal, puesto que su extirpacion total évita la regresion gonadal. Durante el invierno, cuan­ do los animales se encuentran en estado de hiberna­ tion, los organos reproductores estân reprimidos por- que la glandula pineal esta estimulada. Este periodo es definldo como fase de inactividad (descanso) se­ xual . c ) Ease de restauracion. La involuciôn testi­ cular durante la fase b esta acompahada por depresion de LH y prolactina hipofisarias y por niveles dismi- nuidos de LH plamatica. La destruccion de la glan­ dula pineal en aquella fase inicia inmediatamente el crecimiento testicular. Con la llegada de la pri- mavera, las gonadas comienzan a regenerar e inician la fase de restauracion. La restauracion total en esta época requiere de B a 10 semanas. d) Fase de actividad sexual. El periodo final del ciclo, o periodo de actividad sexual, se extien- de desde la primavera hasta el otoMo siguiente. Du­ rante este periodo, incluso la total oscuridad pro- ducida por la ceguera es incapaz de deprimir los procesos sexuales en los hamsters, que sufrieron involucion gonadal durante el invierno. Durante es­ ta etapa, la actividad sexual) es maxima tanto desde el punto de vista fisiologico como comportemental. 312 Un aspecto importante a tener en cuenta es que las etapas que hemos referido estructuran un ciclo anual bien delimltado. Si n embargo, es préci­ se considérer que estas etapas tan claramente con- figuradas acontecen en el hamster y cuando viven en su medio natural (no domesticado). Serra algo dificil generalizar estos ciclos al comportamiento humano en el estricto sentido en que han sido expues- tos. No obstante, conviens recorder dos aspectos im­ portantes; por una parte, que en otros animales mas evolucionados que el hamster ya se han observado ciclos anuales manifiestos, y por otra, que algunas evidencias clinicas sehalan la posibilidad de una influencia estacional (segûn la duracion del foto­ periodo) sobre la actividad sexual humane. Algunas investigaciones han indicado la pre­ sencia de ciclos anuales en el mono ardilla (Mendo­ za et al., 1978) y en el mono rhesus (Michael y Zumpe, 1978) con respecte a diverses paramétrés, tanto fisiologicos (nivel plasmatico de hormonas sexuales) como comportementales (nivel de conduc­ ts sexual de apareamiento, nivel de interaccion so­ cial intersexual, nivel de conducts agresive, etc). 313 F Ml AIM J J A S 0 ;n D J F Ml A M BBEFOl T : NON-BREED ! BREED I T Figure 3 1 . Medidas usadas para définir las fases reproductives en el mono ardilla(Saimiri sciureus ) : fasB de apareamiento (breeding ) , fase de no aparea­ miento (nonbreedinq) y fase de transicion (T). El numéro de sucesos (occurrences) se refiere al nu­ méro total de interacciones observado cada mes. (Begun Mendoza et el., 1978, p.517). 314 Mendoza et al. (1978) describieron un ciclo repro­ ductive anual constitufdo por très fases (fig. 31): fase de apareamiento (breedi nq ), fase de no aparea­ miento (nonbreedinq) y fase de transicion. En la fi­ gura se indican algunos paramétras que difieren signi- ficativamente en funcion de la fase del ciclo. Los paramétras nivel de testosterone, peso del animal y numéro de montas consideramos que no ofrecen du- das de interpretacion; por lo que se refiere al con- cepto de pla y, concepto quizas mas ambiguo, los au­ tores entienden que se trata de formas de conducts que implican "rough and tumble grabbing; gentle bi­ ting; chase tag; peeping vocalization". En el mono rhesus, Michael y Zumpe (1978) refi- rieron un ciclo anual estable incluso en condiciones de cautividad (fig. 32) (el estudio de Mendoza et al, fue realizado con animales en condiciones naturales) y sometidos s périodes de iluminacion y temperatura constantes. Como indice la figura, los très paramé­ tras aludidos fluctuan armonica y cfclicamente duran­ te los doce meses, Los cambios ocurridos durante el aho fueron estadisticamente significatives para los très paramétras: para la agresion, Chi-cuadrado= 47'2, gl 22, p ^0.01; para la testosterone plamatica; f= 5'51, gl 11'304, p ^ 0.001; y para la conducts de monta. 315 S E £ S Iz Is I ï /V' V j F M A M J J A S O N D Fiqura 3 2 . Cambios en agresion, testosterone plasma- tica (8.00 hr.), e intento de monta en monos rhesus macho (media mensual) durante un calendario anual com­ plète. 8 machos y 4 hembras fueron emparejados diaria- mente para observar sus conductas (se formaban al dia 32 pares; las hembras fueron previamente gonadoectomi- zadas y tratadas con estrogenos). Cl estudio se rea- lizo en condiciones controladas de 1aboratoriomantenien* do constante el fotoperiodo. (Segun Michael y Zumpe, 1978, p .218). 316 F = 5'77, gl 11'2063, p <0.001. La conducts agresi- v8 (parte superior de la Fig.) fue baja durante la primera mitad del aRo, pero durante el periodo de agosto-octubre alcanzd niveles très veces superio- res al periodo abril-junio (Chi-cuadrado= 25'1, gl 2, p <0.001); durante el periodo noviembre-dici embre la agresion décliné râpidamente. Los niveles de testosterone plasmatics (parte media de la fig.) mostraron un patron muy similar. Finalmente, la con­ ducts de monta exhibio un patron semjante. Existio una correlacion alta entre la uariabilidad en los ni­ veles de testosterone plasmatica y la variabilidad en la conducts agresiva (r= 0.923, p ^O.OOl) a través del aho; si n embargo, no existio correlacion signi­ ficative entre conducts de monta y los otros dos pa- rametros. Los modernos resultados aportados por las in­ vestigaciones de Mendoza et al. (1978) y de Michael y Zumpe (1978) estan de acuerdo con otras informacio- nes més antiguas, en el sentido de referir ciclos a- nuales manifiestos en primates. En el mono ardilla, otras investigaciones han informado sobre la persis- tencia de un ritmo anual en relacion con diverses pa­ ramètres como, por ejemplo, un incremento de la esper- 317 matogénesis y uolumen testicular (DuMond, 1968; Baldwin, 1968), agresion (Baldwin, 1968), inte­ raccion macho-hembra (Anderson y Mason, 1977), etc.; estos parametros, como acabamos de indicer, suelen alcanzar valores signiFicativamente mas ele- vados durante la fase de apareamiento. Simi1 armente, en el mono rhesus se habia informado con anteriori- dad sobre la presencia de ciclos anuales (Vandenberg y Drickamer, 1974), Por tanto, parece admisible la hipotesis de que, al menos por lo que respecta e los primates investi- gados, existe un ritmo anual relacionado con la acti­ vidad del e je hipotalamo-hipofiso-gonadal, tanto en machos como en hembras (recuérdese que Oarosz et al., 1977, seRalaron que la respuesta ovulatoria a la ad- ministracion de gonadotrofinas es alta en la etapa de apareamiento pero bastante refractaria en el resto del ano), asociado a un ritmo equivalents en una una serie compleja de conductas relacionadas con la reproduce!on. La generalizacion de esta idea a otros primates no deberia ser descartada, Finalmente, llegamos a lo que siempre résulta diffcil de dilucidar con la satisfaccion deseada, a saber, al tema relacionado con la posibilidad de ci- 318 clos anuales en el ser humano, seme jantes o no a los aqui analizados. En principle, hay que reconocer que solo ligeras observaciones procédantes de 1 campo cli- nico han arrojado alguna luz en este sentido, aunque tel vez no sea excesivamente relevante» Algunos en- docrinologos han referido asistematicamente la influen­ cia de los fotoperiodos largos sobre la ovulacion; las mujeres expuestas a largos perlodos de luz (que viven en latitudes extremas) tienen numéros mis elevados de partos multiples que otras mujeres. Se ha pensado que las extremas duraciones del dia (en algunos parajes puede durer varios meses) en dichas areas geograficas durante el verano, pueden inducir diverses procesos de superovulacion que, en ultimo termine, serian los responsables del parte multiple. Por otro lado, en el campo de las enfermedades mentales se observa,cada vez con un grade mayor de sistematismo, la existencia de procesos récurrentes; por ejemplo, las crisis depre- sivas son generalmente mas frecuentes durante la pri­ mavera (comienzo de la estacion) que en otras épocas del ano. La posibilidad de postuler un ritmo relacionado con la conducts reproductora humana, tal como hemos visto en otros animales, es un problems que quizas 319 deba plantearse desde perspectives diverses, ya que este tipo de comportamiento, en el ser humano, esti impregnado de otros sfmbolos, conductas y valores eticos que no existen en los animales, Como siempre, los procesos de telencefalizacion han formalizado en el hombre un mundo diferente. Sin embargo, el ser h u ­ mano también esta sometido a la Influencia del medio (luz, temperatura, etc.) y el sistema neuroendocrino capta estas influencias. Cl ser humano, al igual que otros seres vivos, esta sometido a la influencia de los ciclos cosmicos y del sistema solar, su sistema neuroendocrino recibe la influencia de estos ritmos, se adapta a estos ritmos y los "transforma" en virtud de su qrado de telencefalizacion y aprendizaje y, en ultima instancia, en funcion de su grado de "domesti- cacion". D. OTBOS CICLOS-NEUR0END0ÇRIN05 Una cuestion que queremos reseRar antes de aban- donar este tema de los tipos de ciclos neuroendocrinos se refiere a que, obviamente, al analizar esta cues­ tion no hemos querido indicar que no existan otros ciclos netiroendocri nos distintos a los que hemos expues* 320 to. Cabrfa, por citar algun ejemplo, hablar de la existencia de ritmos artiflciales en el ser humano. 1 Indudablemente, la corticalizacion humana, junto con [ los distintos procesos culturales, ha venido confor- ^ mando (condicionando) diuersos ritmos caracte risti- ^ cos en la especie humana y, probablemente, sometidos a intereses sociales (trabajo, ritos, costumbres, etc.), ̂ con variaciones notables en funcion de la culture particular. Los ritmos utilizados para la ingesta de j alimentos no son igual en los pueblos cazadores de | Africa que en los paises industrializados de Europe ^ li Occidental. La ifluencia del condi cionamiento sobre los ritmos biologicos puede observarse también en los j fenomenos de diuresis-enuresis. El a veces denominado ciclo vital (es decir, el ciclo correspondiente a toda la vida de un ser huma­ no), con la salvedad de que no es repetible en un mis­ mo individuo, poses aspectos ciclicos ceracterfsticos que SB repiten de unos individuos a otros, El ciclo vital tiene un comienzo "ascendents" (infancia) hasta la adolescencia. A partir de aqui podrismos decir qua, desde el punto de vista neuroendocrino, se estabili- za hasta el climaterio, momento en el que se inicia un proceso "descendante" que culmina con la vejez. Los indices neuroendocrinos caracteristicos de es- 321 tos cambios son bastante manifiestos. III. PROCESOS PE SINCRONIZACION Los ritmos neuroendocrinos implican un com- portamiento ciclico en la actividad hormonal que puede contrôler las c i rcunstancias temporales apro- piadas para que ocurran diverses funciones internas en el organisme, concretamente, aquellas funciones dependientes de las fluctuaciones hormonales. El comportamiento ciclico del sistema neuroendocrino implies, a su vez, que algunas estructuras neurales qoB"controlan la funcionalidad neuroendocrina tie­ nen que actuar como autenticos relojes biologicos, que sean capaces de modificar temporalmente los patrones de secrecion hormonal. Ademas, estos re- lojes biologicos deben estar sincrbnizados con los fenomenos externos al organisme para adaptarse a los ritmos propios del mundo externo, por ejemplo, al ritmo del sistema solar. Solo de esta forma, la ac­ tividad neuroendocrine en particular y la actividad del organismo interne en general, pueden funcionar en equilibrio con el medio externo en el que viven y, en ultimo termine, adaptarse a el. Por tanto, se po- 322 dria postuler que es necesario que ciertos elementos (externes o internes) actuen sobre los relojes bio­ logicos para "ponerlos en hora", en relacion con la hora del sistema solar. Estas seRales externes o internas,responsables de los procesos de sincroni- zacion, suelen denominarse elementos sincronizadores, Se trata, por tanto, de que veamos cuales son los relojes biologicos, cuales los sincronizadores, y cuales son les relaciones que se establecen entre ambos para que, en definitive, sea factible la re- gulacion de los diuersos ritmos neuroendocrinos. A. RELD3ES BIOLOGICOS Se suele admitir actualmente que dos estruc­ turas pertenecientes al sistema nervioso central pueden funcionar como relojes biologicos: la glan­ dula pineal y el hipotâlamo. Algunas regiones del diencéfalo (por ejemplo la region preoptica) y el sistema limbico es posible que posean funciones propias de los relojes biologicos pero, si n embar­ go, no existe actualmente suficiente apoyo cienti- fico para caracterizar a estas areas neurologicas como auténticos mécanismes que controlan los p a- 323 trônes temporales del organismo. El problems de la delimitacion efactiva de las estructuras internas que puedan funcionar como relojes biologicos centrales es un tema un tanto escabroso. El hecho incluso de delimiter unos cen­ tres particulares, implies admitir a unos y recha- rar a otros, con el consiguiente riesgo que es­ to puede traer consigo. Muchos centres desconoci- dos del sistema nervioso probablemente tienen fun­ ciones esenciales, en el sentido de regular tempo­ ralmente las funciones internes que acontecen en el organismo. Por todos estos motivos, consideramos conscientemente lo arriesgado que es el que nos i/ayamos a referir, en este momento, e la glandu­ la pineal y al hipotalamo. La glandula pineal ha gozado siempre del honor de ser considerada por la totalidad de los investigadores como el autén- tico reloj biologico. Si n embargo, el hipotalamo, quizas porque engloba funciones mas complejas y variadas, no ha recibido tanta atencion para.'.les cronobiologos. El hipotalamo, considerado como re- gulador del tiempo, posee un relieve especial por su Interaccion con los sincroniradores sociales (interaccion social, etc.). En cualquier caso, hay que 324 consid e rario, junto con la glandula pineal, como un re- loj biologico neuroendocrino de primer orden. En el a- partado que expondremos a continuacion, al cuestio- nar la relacion sincronizador-reloj, seguiremos escla- reciendo la relevancia de estos relojes con respecto a los parametros hormonales. B. SINCRONIZADORES Hablaremos de sincronizadores externos y sincroni­ zadores internes. Sobre sincronizadores externos, vere- mos la incidencia de la l uz, tempe rature e interaccion social . Sobre sincronizadores internos haremos referen­ d a a los circuitos abiertos (open lo op) y a la inte­ raccion hormonal . 1 . La luz Tal como hemos indicado en la fig. 33, se conoce que en la rata, y posiblemente en otros mamiferos in- cluyendo al ser humano, la informacion luminosa pue­ de penetrar en el organismo a través de los fotorrecep- tores retinianos y alcanzar le glandula pineal a tra­ vés de una via indirecte; esta via incluye al ganglio cervical superior y al nervio simpatico postganglionar. MELATONIN PINEAL BODY HYPOTHALAMUS-+ PITUITARY GLAND OPTIC NERVE LIGHT -SPINAL CORO POST GANGLIONIC SYMPATHETIC NERVE SUPERIOR CERVICAL GANGLION PREGANGLIONIC SYMPATHETIC NERVE LUTEINIZING HORMONE OVARY Flours 33. Efecto indirecte de la luz sobre los ouarios de la reta ̂ La luz active los receptores retinianos generan- do una cadena de impulses nerviosos que penetran en el cere- bro, si bulbo y la tnedula espinal, disminuyendo le activi­ dad del nervio simpatico postganglionar y, con ello, la sintesis y secrecion de melatonins. Csto ultimo, induce, via hipotalamo, una mayor liberacion de gonadotrofinas y activacion ovaries.(Segun Uurtman, 1975, p.71). 326 La luz activa los receptores retinianos y genera una cadena de impulses nerviosos que establece sinapsis con algunas regiones de 1 sistema nervio­ so central, alcanzendo finalmente las éreas espe- cificas correspondientes al bulbo raquideo y mé- dula espinal, Desde aqui, la informacion se diri­ ge, via simpatica, por el nervio simpatico pre- ganglionar, ganglio cervical superior y nervio sim­ patico postganglionar hasta penetrar, por esta ul­ tima rama nerviosa, en la glandula pineal. La infor­ macion luminosa déprimé la actividad de esta via simpatica que, a su vez, inhibe la actividad de los procesos bioqufmicos que, en la pineal, indu- cen la sintesis y liberacion de melatonina. La me- latonina posiblemente reprime, en el hipotalamo, la liberacion de factores liberadores de gonado­ trof inas. Por tanto, la represion de melatonina inducida por la luz facilita la liberacion de hor­ monas o factores hipotalamicos que disparan y fa- cilitan la actividad gonadal. Este podrfa ser un modelo de mécanisme funcional implicado en el con­ trol ejercido por la interaccion luz-pineal so­ bre le sincronizacion de algunos ritmos neuroendo­ crinos. 327 Sin embargo, este modelo posiblemente no es valido pare otros animales no mamfferos. Pues, al­ gunos autores (Binkley, 1979; etc.) han informado que la extirpacion del ganglio cervical superior en el polio no influye sobre la respuesta de la en- cima N-Bceti1transferasa a la exposicion de este animal a ciclos diarios de iluminacion-oscuridad. Binkley sugiere, incluso, que posiblemente los ma- miferos no solo difieren en las vfas neurales pa­ ra trensmitir la informacion luminosa a la pineal; pues, es probable que los procesos bioqufmicos tam­ bién sean diferentes: "En la rata, la glandula pi­ neal esta ligada al ganglio cervical superior por fibras nerviosas que liberan el neurotransmisor no- radrenalina. La noradrenaline (y una gran variedad de sustancias similares que se califican de adrenér- gicas) actüa estimulando la produccion de AMP-cfcl^ c o, que, a su vez, actua como un"segundo mensajero" para iniciar la actividad del enzima N-acetiltransfie rasa en la glandula pineal de la rata. En mi labora- torio inyectamos en polios una gran variedad de com- puestos adrenérgicos en la fase de iluminacion o en la de oscuridad del ciclo diario, para ver si los com- puestos presentaban los miamos efectos que ejercfan en 328 las ratas. También déterminâmes la actividad de N-acetiltransferasa en cultivos de organos de glan­ dula pineal de polio que se habian tratado con los mismos compuestos. Los resultados de estos experimen- tos muestran que un cierto numéro de compuestos (en­ tre los que se encuentran la noradrenaline y otra sus- tancia adrenérgica, el isoproterenol) que estimulsn la actividad del enzima en la rata, presentan el efec­ to contrario en los polios: inhiben la actividad, Por tanto, quizé la noradrenaline no intervenga en los po­ lios iniciando la actividad de N-acetiltransferasa sino inhibiéndole para cortar asf el funcionamiento de la glandula pineal” (Binkley, 1979, p . 25). Por consiguiente, conviens se r cautos a la hora de emitir juicios sobre los procesos neuroqufmicos implicados en los ciclos neuroendocrinos de las aves y mamfferos, aunque, por otra parte, los efec- tos générales de la luz sobre la regulacion de los ciclos internos sean semejantes. Hemos expuesto hasts aquf la existencia de vfas neuroqufmicas especfficas que relacionan la informa­ cion luminosa con los dos relojes mas significatives, la glandula pineal y el hipotalamo. A partir de este momento, serfa necesario analizar très aspectos im- 329 Dortantes al menos para conocer como actûan los Drocesos de sincronizacion, esto es, para conocer la incidencia de la luz sobre los relojes biologi­ cos y, en consecuencia, sobre los ciclos hormonales. Lstos très aspectos podrfan consistir en lo siguien­ te: a)&Idduce la luz cambios consistantes sobre la regulacion de los ciclos observados en el Funciona- aiiento de los sistemas hormonales hipotalamo-hipof.! so-dependientes? b ) Induce la luz cambios en la acti­ vidad de los relojes biologicos? y c)^5e puede expli­ car le influencia de la luz sobre los ciclos hormona­ les (punto £) por un efecto especifico de aquella so­ bre los relojes biologicos (punto b )? La resolucion efectiva de estas très cuestiones podrfa arrojar .informacion importante para entender la influencia de la luz sobre le regulacion de los ciclos hormona­ les . a ) Efectos de la luz sobre los ciclos de hormo­ nas hipotalamo-hipof iso-dependientes. El prestigio- so investigador Sollberger (1975, p.117) ha sugeri- do que "la luz es el sincronizador natural mas im­ portante, y por ello los ritmos biologicos son un tema que se repite una y otra vez en le fotobiolo- gfa". Hasta tal punto es importante la funcion sin- 330 cronizadora de la luz que muchos investigadores han propuesto dividir a los animales en diurnos y nocturnes. Recuérdese, a este respecto, la co- nocida régla de Aschoff: los animales diurnos se mueven con mayor rapidez cuando la luz es mas in­ tense, en los nocturnos ocurre lo contrario. En los animales diurnos, la diurnidad posiblemente viene definida por un predominio de las funciones simpaticotonicas y la nocturnidad por la predomi- nancia parasimpâticotonice. La relevancia de la luz como si neronizador natural puede venir indica- da por la consistencia en que aparece como tal en todas las especies; pues, la cronobiologfa ha de- mostrado que, en lo que hasta ahora se ha observa­ do, la luz afecta a todas las especies. Parece e- vidente que, en base a estos argumentes, la luz SB peeda ■ ente'hëer como si ne roni z ado r de los ciclos neuroendocrinos. Una de la observaciones mas gene railzadas, don­ de se demuestra la influencia de la luz sobre las glandulas de secrecion interna, la realizan dia- riamente los granjeros; cuando las gallinas son expuestas a una iluminacion constante, estas pose­ en una capacidad mas alta para producir mayor nû- 331 mero de huevos, debido a una accion estimulante de la luz sobre I d s ovarios de estas aves. Ade- mas, en estos animales se h a obserwado aumento del peso de los ovarios a consecuencia de ser sometidos a situaciones de iluminacion constante y prolonga- d a . A este respecto, existe la informacidn adicionai- aportada por Benoit (Collin, 1939); Benoit, a partir de una serie de trabajos expérimentales con patos, llegd a la conclusion de que las gonadas responden activamente a la estimulacidn luminosa de la cabe-c z 9 de los patos, a los cuales se les habia extirpa- do previamente los ojos. Collin sugirid que, en ba­ se a esta observacidn, la luz puede actuar directa- msnte sobre el hipotalamo e hipdfisis del pato in- dependientemente de las vias dpticas,. Cn los mamfferos, por lo que respecta a la accidn de la luz sobre el sistema endocrino, se vie­ ns a dar un fendmeno bastante similar al evidenciado en las aves. Gallego (1972) defiende que la activi- dad de las glandules sexuales y suprarrenales se va aFectada por la luz en varias especies de mamf­ feros; "La ritmicidad diurna de la funcidn de la cor- teza suprarrenal ha sido demostrada en diverses es­ pecies animales: ratdn, rata, mono y hombre... La 332 inversion del periodo lutninoso es seguido por in­ version del ritmo secretor de la corteza suprarre­ nal, lo que lleva a la conclusion de que la luz ré­ gula su funcidn... Las ratas hembras sometidas a una iluminacidn permanente, presentan un estro también permanente. Los ovarios son de mayor tamaRo y no con- tienen cuerpos Idteos, observdndose en cambio quistes foliculares. El utero présenta todos los sfntomas de una hiperplasia producida por estrdgenos inclu- yendo metaplasia del endometrio y de las glandu­ les uterinas (piometra). i>e agudiza e 1 comportamien- to sexuel de machos y hembras. En la iluminacidn pro- longada, de por vida, los ovarios presentan signes de envejecimiento prematuro con involucidn concomitante de 1 utero y pérdida del comportamiento sexual" (Ga­ llego, 1972, p.302), Algunos trabajos comentados anteriormente, al cuestionar los tipos de ritmos neuroendocri n os, se- Ralaban que las mayores exposiciones a la luz (foto- periodos mas largos e intenses) se acompahaban de incrementos en las funciones del e je hipdfiso-gonada1, También, existfan marcadas diferencias en la secrecidn hormonal dfa-noche. Aun admitiendo que la luz pueda estimular, y/6 la oscuridad inhibir, la sfntesis y 333 liberacidn de las hormones relacionadas con los très grandes sistemas hipofisodependientes (su­ prarrenal, sexual y tiroideo), el efecto de la 1 jz sobre estos sistemas probablemente no obede- cR a una relacidn lineal y , quizâs, intervienen di- versos Factores, uno de los cuales podria ser la programacidn interna y autonomies de algunos de los relojes bioldgicos. El hecho de que durante la fase de actividad sexual del hamster, que se extiende desde la primavera hasta el otoRo siguien- ta, la total oscuridad provocada por la ceguera s?a incapaz de deprimir los procesos sexuales en estos animales (Reiter, 1975), asi como la ob­ servacidn de que la oscuridad tampoco induce atro- Fia durante este periodo sobre el eje hipotalamo- -hipdfiso-gonadal, indican que este e je es reFrac- tario durante este période a la inhibicidn provo­ cada por la oscuridad. Esta observacidn, que desmiente la existencia de una relacidn lineal entre la luz y los relojes biobdgicos y sistemas neuroendocrinos, puede tener dos interpretaciones. Por una parte, puede suponer la existencia de algun roi de la luz durante el ve- ràno; es decir, puede indicar que es necesaria alguna 334 luz durante el verano para interrumpir el periodo refractario del verano, y para permitir que la dis- minucion del Fotoperiodo lutninoso en el otoRo pueda, de nuevo, provocar que los organos reproductives vuel- van a un estado infantil (Reiter, 1976, p. 261), Posi- blemente, esta interpretacidn es valida hasta cierto punto. Sin embargo, a nuestro juicio existe otra i n- terpretacidn alternative: que el sistema neuroendocri- no reproductor posee cierta programacidn genetica (todavia escasamente estudiada) para actuar, en al­ gunos momentos del periodo, con relative independen- cia de la luz y , por tanto, del fotoperiodo. Esta nueva interpretacion, que nosotros defende- mos, esté :apoyadaadicionalmente por los resultados de Michael y Zumpe (1978), ya que demostrsron que, en condiciones controladas de laboratorio (mantenien- do constante el fotoperiodo, la temperature y la hu- medad), el mono rhesus exhibe un patron ciclico anual, Evidentemente, en estas circonstanciés en que se man- tiene constante la duracion e intensidad de luz dia- ria, se observa, si n embargo, una fluctuacion anual similar a la referida por otros autores (Gordon et al., 1976) en el mono rhésus y en condiciones de fo­ toperiodo, temperature y humedad naturales (al aire 335 libre). Por consigui e n t e , se hace necesaria una pro- gramacion interna inherente, quizas, a las estructu- ras hipotalâmicas que sea responsable de la permanen- cia de los ciclos reproductores anuales en ausencia de senales exteroceptlvas inducidas por modificacio- nes del fotoperiodo. 51n embargo, algunos investigadores h an refe- rldo que el mantenimiento de los primates en condi­ ciones prolongadas de cautividad (durante varies aMos) provoca ciertas variaciones sobre los ciclos de re- produccion anual naturales, siendo mas variables cuan- do el tiempo de cautividad se increments (Rosenblum, 1^72; Taub et al., 1977). For tanto, parece probable que la luz (y quizâs otros sincronizadores naturales), como si neronizador exteroceptivo, es necesaria para mantener los ciclos naturales del sistema neuroendo­ crine reproductor en varios mamfferos. La luz, puede actuar de acuerdo con cierta programacion endogena existante en los relojes biologicos que, en algunas cJrcunstancias, son refractarios al efecto inducido por la luz, mientres que en otras necesitan el efec­ to de determinades seRales luminosas para regular los procesos internos subyacentes a los mécanismes neuroen* docrinos y a la regulacion ciclica de los mismos. 335 E l e f e c t o d e l a l u z s o b r e e 1 s i s t e m a e n d o c r i n o h u m a n o s e h a o b s e r v a d o i n d i r e c t a m e n t e e n a l g u n a s c i r - c u n s t a n c i a s c l i n i c a s . A e s t e r e s p e c t o , G a l l e g o ( 1 9 7 2 , p . 2 9 7 ) r e f i e r e l o s i g u i e n t e : " L a f a l t a d e v i s i o n t i e - n e u n a r e p e r c u s i o n m e t a b o l i c a g e n e r a l q u e h a b i a s i d o o b s e r u a d a d e s d e l a a n t i g u e d a d . De e l l o t e n e m o s d a t o s o b j e t i v o B e n l a s p i n t u r a s y r e l i e v e s e g i p c i o s , d o n - d e se r e p r e s e n t a b a a l o s c i e g o s , t o c a d o r e s d e a r p a , c o n l a s e s t r u c t u r a s m o r f o l o g i c a s c o r r e s p o n d i e n t e s a u n a c l a r a a d i p o s i d a d c o n r e t e n c i ô n d e a g u a T r e n ­ t e a l a e l e g a n t e e s t i l i z a c i o n d e l a s f i g u r a s d e l o s s u j e t o s n o r m a l e s . . . M o d e r n a m e n t e s e h a n d e s c r i t o a l ­ g u n o s s i g n o s i n e q u i v o c o s de m o d i f i c a c i o n e s e n d o c r i n e s e n l o s c i e g o s . . . L o s c i e g o s de n a c i m i e n t o , o d e s d e l o s p r i m e r o s a n o s d e v i d a , t i e n e n u n a s i l l a t u r c a s i g n i f i c s t i V a m e n t e m e n o r q u e l a de l o s v i d a n t e s . U n a s i l l a t u r c a d e m e n o r t a m a n o c o r r e s p o n d e a u n a h i p o - f i s i s m e n o r . E s t e h e c h o p e r m i t e l a c o n c l u s i o n cde q u e l o s e s t i m u l o s l u m i n o s o s t i e n e n u n e f e c t o e s t i m u l a n t e s o b r e e l d e s a r r o l l o d e l a h i p o f i s i s y , c o n e l l o , s o ­ b r e e l s i s t e m a d i e n c é f a l o h i p o f i s a r i o ( H o l l u i c h ) " . P o r o t r a p a r t e , m e r e c e l a p e n a s e R a l a r u n a o b ­ s e r v a c i d n r e a l i z a d a e n F i n l a n d i a ; " A l n o r t e d e l c i r ­ c u l e p o l a r a r t i c o l a l u z s o l a r s e m a n t i e n e e n f o r m a 337 p e r m a n e n t e d o s m e s e s o m a s d e a c u e r d o c o n l a l a t i - t u d , y j u s t a m e n t e d u r a n t e e s t e p e r i o d o l a p r o p o r - c i d n d e c o n c e p c i o n e s y l a i n i c i a c i d n d e e m b a r a z o s m u l t i p l e s a u m e n t a c o n s i d e r a b l e m e n t e , e n t a n t o q u e r i i s m i n u y e n d u r a n t e l o s m e s e s d e o s c u r i d a d , c o m o i n - d i c a n d o u n a s u p e r o v u l a c i o n , r e l a c i o n a d a c o n l a f o t o - p e r i o c i d a d y l a l u z p e r m a n e n t e " ( P a s c u a l i n i , 1 9 7 3 , ( i . 7 7 ) . C o mo i n d i c a n l a s o b s e r v a c i o n e s d e e s t o s e n d o - c r i n o l o g o s , e s i n d u d a b l e q u e l a l u z a f e c t a a l f u n c i o - n a m i e n t o d e l s i s t e m a d i e n c é f a l o h i p o f i s a r i o e n l o s h u m a n o s . L a l i n e a g e n e r a l d e a f e c t a c i o n p a r e c è l i e - y a r s e a c a b o e n u n s e n t i d o s i m i l a r a l e v i d e n c i a d o e n l o s a n i m a l e s e x p é r i m e n t a l e s , S i n e m b a r g o , s e e x i ­ g e n t o d a v i a e s t u d i o s m a s c o n s i s t a n t e s e n e l s e r h u m a ­ n o p a r a d e c a n t a r e f e c t o s mé s e s p e c f f i c o s d e l a l u z ô o b r e l o s m e c a n i s m o s n e u r o e n d o c r i n o s . P o r e l m o m e n t o , s a b e m o s q u e t a n t o e n l o s a n i m a l e s e x p é r i m e n t a l e s c o m o e n e l h o m b r e l a l u z t i e n e u n e f e c t o g e n e r a l e s t i m u l a - r i o r d e l o s s i s t e m a s - h i p o f i s o d e p e n d i e n t e s . b ) E f e c t o s d e l a l u z s o b r e l o s r e l o j e s b i o l d q i - c o s . H a s t a c i e r t o p u n t o , h e m o s d e m o s t r a d o q u e l a l u z p u e d e m o d i f i c a r s u s t a n c i a l m e n t e l a a c t i v i d a d h o r m o n a l . 338 U n a s e q u n d a q u e s t i o n q u e h a b f a m o s p l a n t e a d o s e r e ­ f i e r e a l a i n c i d e n c i a de l e l u z s o b r e l o s r e l o j e s b i o l o q i c o s ( p i n e a l e h i p o t a l a m o ) . A u n q u e s e h a s u g e r i d o e n a l g u n a o c a s i o n c u e l a l u z , e n a l g u n o s v e r t e b r a d o s ( c a b r a s , p a j a r o s , e t c . ) , p u e d e p e n e t r a r a t r a v e s d e l o s d e l g a d o s h u e s o s t e m p o r a l e s y o r b i t a l e s p a r s " i l u m i n a r " e l i n t e r i o r d e l c r a n e o y p a r a l l e g a r h a s t a l a s c e l u l a s s e n s i b l e s d e l h i p o t a l a m o ( S o l l b e r g e r , 1 9 7 5 ) y , p o s i - b l e m e n t e , de l a g l a n d u l e p i n e a l ( B i n k l e y , 1 9 7 9 ) , l a s u g e r e n c i a q u i z a s s o l o p u e d a a p i i c a r s e e n u n s e n t i d o r i g u r o s o a l a s a v e s . [ n l o s m a m i f e r o s , l a l u z p é n é ­ t r a e n e l c e r e b r o f u n d a m e n t a l m e n t e a t r a v e s d e l n e r ­ v i o d p t i c o y , p o r c o n s i g u i e n t e , d e s d e l o s r e c e p t o r e s r e t i n i a n o s . L a o l a n d u l a p i n e a l d e l s e r h u m a n o n o p o s e e r e c a p - t o r e s p r o p i o s d e l a l u z ; s i n e m b a r g o , e s t a g l a n d u l e n e u r o e n d o c r i n a e s t a b l e c e s i n a p s i s c o n f i b r a s n e r v i o - s a s s i m p a t i c a s p o s t g a n g l i o n a r e s q u e s e i n i c i a n e n e l g a n g l i o c e r v i c a l s u p e r i o r ( f i g . 3 3 ) . L a s f i b r a s n e r - v i o s a s s i m p a t i c a s q u e p e n e t r a n e n l a p i n e a l t e r m i n a n e n l o s e s p a c i o s i n t e r s t i c i a l e s d e e s t a , c o n l o c u a l s e f a c i l i t a o u e l a s s u s t a n c i a s q u e l i b e r a n l a s t e r m i - n a c i o n e s s i m p a t i c a s s e d i s t r i b u y a n p o r l a s c e l u l a s p i - 339 n e a l e s . Co mo i n d i c a l a f i g u r a , l a l u z p u e d e l l e g a r . n d i r e c t a m e n t e h a s t a l a p i n e a l a t r a v e s d e e s t a v i a s i m p a t i c a , l o c u a l a s e g u r a l a e x i s t e n c i a d e u n a r e l a - c i o n m a n i f i e s t a e n t r e l e l u z y l o s r e l o j e s b i o l d g i c o s ( i n c l u y e n d o e l h i p o t a l a m o ) . R e c u e r d e s e q u e e l m o d e l o p r o p u B s t o P o r W u r t m a n ( 1 9 7 5 ) s e R a l a u n a r e l a c i d n b a s - v a n t e e s t r e c h a e n t r e l a a c t i v i d a d d e l a p i n e a l y e l h i p o t a l a m o p u e s , s e g u n e l a u t o r , l a s e c r e c i d n d e m e - l a t o n i n a ( i n d u c i d a p o r l a f a l t a d e l u z ) p u e d e p e n e t r a r è n e l h i p o t a l a m o y f r e n a r a l l f l a a c t i v i d a d h i p o f i s o - f . r o p a d e l h i p o t a l a m o . P o r c o n s i g u i e n t e , l a a c c i d n d e l a l u z s o b r e l o s r e l o j e s b i o l d g i c o s , m a s q u e i n d e p e n - d i e n t e m e n t e p a r a c a d a r e l o j , p a r e c e c o n s i s t i r e n u n e f e c t o q u e i m p l i e s l a i n t e r a c c i d n a c t i v a d e a m b o s r e ­ l o j e s . P o r t a n t o , l a s v i e s p o r l a s q u e l a l u z p u e d e p e ­ n e t r a r e n e l s i s t e m a n e r v i o s o y a l c a n z a r a l o s c e n t r e s q u e c o n t r o l a n e l t i e m p o , e n l o s v e r t e b r a d o s s u p e r i o - r e s y e n e l h o m b r e , c o n s i s t é e e n v i a s i n d i r e c t e s q u e a l c a n z a n l e g l a n d u l e p i n e a l y e l h i p o t a l a m o y q u e h e - n o s r e f e r i d o c o n v e n i e n t e m e n t e e n e l c a p i t u l e 3 . O t r a s f o r m a s d e p e n e t r a c i d n d e l a l u z e n e l s i s t e m a n e r v i o s o , c o m o a t r a v é s d e l c r â n e o o a t r a v é s d e r e c e p t o r e s p i e a l e s ( " o j o s p i n e a l e s " d e l o s a n f i b i o s ) , s d l o s o n 3 40 r e l e v a n t e s e n l o s v e r t e b r a d o s i n f e r i o r e s . ^ M o d i f i c a s u s t a n c i a l m e n t e l a l u z l a a c t i v i d a d d e l a g l a n d u l ü p i n e a l ? E s t a c u e s t i o n h a s i d o a b o r d a - d a c i e n t i f j c a m e n t e e n a l g u n o s a n i m a l e s e x p é r i m e n t a l e s , r u n d a m e n t a l m e n t e e n l a r a t a . C o mo s a b e m o s , l a a c t i v i ­ d a d b i o g u i m i c a d e l a p i n e a l s i g u e u n p r o c e s o c a r a c t e - r i s t i c o q u e , u t i l i z a n d o a l n e u r o t r a n s m i s o r s e r o t o n i n a c o m o m a t e r i a p r i m a , c o n c l u y e e n l a s i n t e s i s d e l a h o r - m o n a p i n e a l c o n o c i d a c o m o m e l a t o n i n a ( v e r f i g . 2 9 ) . A l ­ g u n o s t r a b a j o s e x p é r i m e n t a l e s h a n r e v e l a d o q u e l a e x p o - s i c i o n p e r m a n e n t e a l a l u z i n d u c e , e n l e s r a t a s , u n i n - c r e m e n t o de l a h o r m o n a s e r o t o n i n a ( Q u a y , 1 9 6 3 ) , y q u e l a o s c u r i d a d p r o v o c a u n e f e c t o c o n t r a r i o . L a d e p r e s i o n de s e r o t o n i n a e n l a g l â n d u l a p i n e a l d e l a r a t a h a s i d o i n t e r p r e t a d a c o m o u n e f e c t o s e c u n d a r i o a l a c o n v e r s i o n de s e r o t o n i n a e n N - a c e t i l s e r o t o n i n a p o r a c c i d n d e l a e n z i m a N - a c e t i 1 1 r a n s f e r a s a ( K l e i n y W e l l e r , 1 9 7 3 ) . f i - n a l m e n t e , L y n c h ( 1 9 7 1 ) h a i n f o r m a d o q u e l a n o c h e e l e v a l o s n i v e l e s d e m e l a t o n i n a e n l a g l â n d u l a p i n e a l . T o d a s e s t a s o b s e r v a c i o n e s v i e n e n a i n d i c a r g u e m i e n t r a s l a l u z d é p r i m é l a a c t i v i d a d b i o a u i m i c a d e l a p i n e a l ( r e l a - t a d a d e s d e e l p u n t o d e v j s t a d e l o s p r o c e s o s b i o q u i m i - c o s r e l a c i o n a d o s c o n l a b i o s f n t e s i s de m e l a t o n i n a ) , l a o s c u r i d a d f a c i l i t a d i c h a a c t i v i d a d . 341 Sin embargo, esta relacidn lineal es probable ciue 5uf ra notables modi Fi caci one s en funcidn de al­ gunas caracteristicas subyacentes a la propia funcio- nalidad interna de la glândula pineal, Para descubrir esta posibilidad, Binkley ( 1 9 7 9 ) utilizd polios que habian sido sincronizados en ciclos diarios de 12 bo­ ras de iluminacidn y 12 de oscuridad, y los sometid n périodes constantes de iluminacidn u oscuridad (fig. 34), "Los resultados de estos experimentos pu- sieron de manifiesto que los ritmos de la actividad qe N-acetiltransferasa en la glândula pineal de polio son circadianos: persisten en la oscuridad permanente manteniendo un periodo con una duracion aproximada de 24 boras que se reduce en amplitud al utilizer una i- luminacidn intense y constante" (Binkley, 1 9 7 9 , p.24). Este mismo autor refiere que (p. 24): "La persis- tencia del ritmo N-acetiItransfecasa en la oscuridad constante nos indu jo a pensar que, aunque generalmente la iluminacidn suprime la actividad enzimatica en el polio, la oscuridad sdlo puede iniciarla en ciertos mo- mentos que fija el reloj enddgeno (interno) del ave. f-ara contraster si esta conjetura era cierta, mantu- vimos los polios durante varios meses en un ciclo dia- lio de iluminacidn y oscuridad, y los expusimos luego a cambios de iluminacidn imprevistos. OgScubrimos que cuando, en medio de un periodo de iluminacidn, se ha- 342 LUZ ;oscu:"'mi IPmmA 0#1 s HOHAS F i o u r a 3 4 . R i t m o d e a c t i v i d a d d e l a e n z i m a N - a c e t i _ l t r a n s f e r a s a e n l a g l â n d u l a p i n e a l . G b s e r v a d o e n p o l i o s e x p u e s t o s a p é r i o d e s d e 12 b o r a s de i l u m i n a c i d n ( a r r i b a ) , E l r i t m o p e r s i s t e e n p o l i o s s o m e t i d o s a o s c u r i d a d p e r m a ­ n e n t e ( c e n t r o ) . Se s u p r i m e e n p o l i o s b a j o i l u m i n a c i d n c o n s t a n t e ( a b a j o ) . " E s t o s h a l l a z g o s c o n c u e r d a n c o n l a s p r u e b a s s o b r e r i t m o s c i r c a d i a n o s e n l a c o n d u c t s de l o s a n i m a l e s : d e p e n d i e n d o d e s u i n t e n s i d a d , l a l u z p u e d e a 1 - t e r a r e l v a l o r d e l p e r i o d o d e l r i t m o y h a s t s u p r i m i r l o ( B i n k l e y , 1 9 7 9 , p . 2 3 ) . 343 Lia pasar a los polios de Forma sûbita a la oscuri- d ed, unas 10 horas antes de que llegase el momento e n que usualmente se apagaban las luces, no se de- tectaba un aumento en la actividad de N-aceti1trans ferasa pineal, Por otro lado, cuando se exponian los (ollos a la luz de Forma subita en cualquier momento oel periodo de oscuridad, su actividad enzimatica se venia abajo con rapide?. En consecuencia, parece que durante la Fase de iluminacion (o activa) del polio la glândula pineal es refractaria a la luz en el senti- co de que la oscuridad no puede iniciar la actividad enzimatica", (fig. 35). Estas observaciones ponen de manifiesto la exis­ tencia de un proceso interno, relativamente inmodi- ficable ante la estimulacion exteroceptive (seRales: luminosas débiles), que puede estar conectado con otros relojes bioldgicos como, por ejemplo, con el hipotala­ mo, Es decir, que la influencia de la luz sobre la glândula pineal se verifies de acuerdo con ciertos pa- trones endogenos pineales o extrapineales, No en vano, algunas evidencias todavia no muy confirmadas defienden Due e 1 nucleo supraquiasmâtico del hipotalamo es el verdadero responsable de las claves endogenas (refrac- riedad o no refracta riedad) que fija la glândula pineal 344 LUZ _ _ y \j V 1 0 :Sip p 30 36 HORAS r i o u r a 3 5 . C o n t r o l d e l a a c t i v i d a d e n z i m a t i c a d e l a D i n e a l p o r l a l u z . L o s p o L l o s , q u e a n t e r i o r m e n t e f u e r o n s i n c r o n i z a d o s c o n r e l a c i d n a u n c i c l o d i a r i o d e i l u m i n a ­ c i d n y o s c u r i d a d , s e s o m e t i e r o n a c a m b i o s i n e s p e r a d o s d e i l u m i n a c i d n . C u a n d o s e e x p o n e n l o s p o l i o s a l a o s c u ­ r i d a d d u r a n t e l a p r i m e r a p a r t e d e l p e r i o d o d e i l u m i n a ­ c i d n ( a r r i b a ) , n o s e p r o d u c e a u m e n t o e n l a a c t i v i d a d d e N - a c e t i l t r a n s f e r a s a . C u a n d o s e i n i c i a l a i l u m i n a c i d n e n m e d i o d e u n p e r i o d o de o s c u r i d a d ( a b a j o ) , h a y u n a r â - p i d a d i s m i n u c i d n d e l a a c t i v i d a d e n z i m a t i c a . " A u n q u e l a l u z s i e m p r e p u e d e s u p r i m i r l a a c t i v i d a d d e N - a c e t i l t r a n j s f e r a s a d e l a g l â n d u l a p i n e a l , l a o s c u r i d a d s d l o p u e d e i n i c i a r l a a c t i v i d a d e n c i e r t o s m o m e n t o s d e t e r m i n a d o s p o r e l r e l o j e n d d g e n o " . ( B i n k l e y , 1 9 7 9 , p . 2 3 ) . 345 6'n su interaccidn con la luz. c ) Relaciones luz — relojes bioldgicos — »• hor­ m o n e s . De los comentarios expuestos en los apartados a y b se desprende que la luz ejerce un papel desta- cado tanto sobre la actividad de los ritmos hormona­ les como sobre los ritmos bioquimicos de la glandu­ le pineal e hipotalamo. Sin embargo, aun es necesario establecer alguna relacidn entre los cambios opera- c os en estas estructuras (relojes y hormonas). Es decir, es precise constater que los cambios qee la luz induce sobre los relojes bioldgicos son respon­ sables de los cambios que induce sobre la actividad Hormo na l . Una manera de observer estas relaciones podria consistir en ver si los cambios ciclicos que hemos comentado en relacidn con la pi nea1 tienen algo que ver con los cambios hormonales. En caso afirmativo, la glandule pineal se convertirfa en un mediador impor­ tante de la influencia de la luz sobre los ritmos hormonales, ' En un interesante articule, Reiter (1976) ha de- fendido la hipdtesis de que, efectivamente, la glându­ la pineal ejerce un papel importante en el control de los ritmos neuroendocrinos. Segun este autor, gran nu- 346 m e r o d e c i c l o s h o r m o n a l e s , c i r c a d i a n o s y c i r c a n u a l e s , o b s e r v a d o s e n l o s m a m i f e r o s d e p e n d e n d e l a a c t i v i d a d d e e s t a g l â n d u l a n e u r o e n d o c r i n a . A s i , l a a c t i v i d a d c i r c a d i a n a d e L H , FSH y t e s t o s t e r o n e , o b s e r v a d a t a n ­ t o e n h u m a n o s c o m o e n a n i m a l e s e x p é r i m e n t a l e s , i n d i c a q u e e s t a s h o r m o n a s p r e s e n t a n n i v e l e s m a s e l e v a d o s d u r a n t e l a s p r i m e r a s h o r a s d e l a m a n a n a ; e s t a e v i - d e n c i a e s t a d e a c u e r d o c o n l a i d e a d e q u e l a d e p r e - s i d n d e m e l a t o n i n a e n l a g l â n d u l a p i n e a l , o r i g i n a d a d u r a n t e l a i r r u p c i o n d e l u z m a t i n a l , p e r m i t e l a 1 i - b e r a c i o n d e h o r m o n a s g o n a d o t r o p i c a s . U n e c o n s t a t a c i o n a d i c i o n a l cfe e s t a h i p o t e s i s v i e n s s e R a l a d a p o r l a e - v i d e n c i a d e q u e l a s u p r e s i o n d e l g â n g l i o c e r v i c a l s u p e r i o r , q u e i n e v i t a b l e m e n t e p r o v o c a l a e l i m i n a c i o n d e l o s c i c l o s p i n e a l e s , s u p r i m e e l c i c l o c i r c a d i a n o d e l a s c i t a d a s h o r m o n a s s e x u a l e s ( F r a s c h i n i y M a r t i ­ n i , 1 9 7 0 ) , E s t o v i e n e a d e m o s t r a r q u e e l r i t m o c i r c a ­ d i a n o o b s e r v a d o e n l a r e g u l a c i o n d e l a s h o r m o n a s s e ­ x u a l e s p u e d e e s t a r r e g u l a d o p o r l a i n f l u e n c i a d e l a g l â n d u l a p i n e a l q u e , a s u v e z , e s s i n c r o n i z a d a p o r l a i n f l u e n c i a d e l o s p a t r o n e s l u m i n i c o s . E s i m p o r t a n t e s e n a l a r q u e e s t a s o b s e r v a c i o n e s e s t â n a p o y a d a s p o r l a i n f o r m a c i d n p e r t i n e n t e e x t r a i - d a d e s d e e l c a m p o c l i n i c o . L a a d m i n i s t r a c i o n de m e - 347 latonina o extractos pineales se ha ensayedo con bas­ tante exito en trastornos gonadales y en casos de ni - f amanfa; el efecto de esta administracion- era una no­ table inhibicidn del sistema hipotâlamo-hipdfiso-gon£ dal (Pascualini, 1973). Similarmente, se han observado C3SOS de tumores en la pineal, bien de tipo hiperfun- CLOnante (pinealomas funcionantes) o de tipo destruc­ tive (hipofuncionante). Los pinealomas funcionantes, que implican un exceso de melatonina en la glândula pineal, se acompahan generalmente de una inhibicidn munifiesta del sistema hipotalamo-hipdfiso-gonadal que provoca retarde puberal observado tanto en varo- nes como en mujeres. Al contrario, los tumores hipo- funcionantes, con destruccion de gran parte del tejido de la pineal, consiguen un efecto opuesto sobre el ci - tado sistema neuroendocrino, esto es, facilitan la liberacidn de hormonas gonadotropas evidenciado por la aparicion de pubertad precoz que se observa en los niRos que sufren esta afeccidn. Es decir, tanto las investigaciones realizadas con animales expérimentales (pinealectomia, admi- njstracidn de sustancias pineales, supresldn del ganglio cervical superior, etc.) como los estudios cïinicos pertenecientes a la conducts y fisiologaa 348 h u m a n a s , c o i n c i d e n e n l a i d e a g e n e r a l d e q u e l a a c ­ t i v i d a d d e l a p i n e a l i n d u c e d e p r e s i o n d e l s i s t e m a n e u r o e n d o c r i n o s e x u a l , T a m b i é n s e h a e s t u d i a d o l a r e l a c i o n de l a p i ­ n e a l c o n r e s p e c t o a l s i s t e m a h i p o t a l a m o - h i p 6 f i s o - s u p r a r r e n a l . L a r e l a c i o n p a r e c e s e r s e m e j a n t e a l a s e - R a l a d a p a r a e l s i s t e m a s e x u a l a u n q u e s e h a c o m p r o b a - d o m e n o s s i s t e m a t i c a m e n t e , L a c o r t i c o s t e r o n a e s u n a d e l a s h o r m o n a s mé s i m p o r t a n t e s d e l a c o r t e z a s u p r a ­ r r e n a l ; p r é s e n t a u n c i c l o c a r a c t e r i s t i c o c o n n i v e l e s m a s e l e v a d o s d u r a n t e l a s p r i m e r a s h o r a s d e l d i a y c o n n o t a b l e d e p r e s i o n d u r a n t e l a m e d i a n o c h e . A u n o u e a l g u n o s a u t o r e s h a n d e f e n d i d o q u e l a p i n e a l e c t o m i a p r o d u c e u n l i q e r o i n c r e m e n t o e n e l n i v e l d e c o r t i c o s t e r o n a , a l c o n f r o n t a r e s t a s a f i r m a c i o n e s c o n o t r o s r e s u l t a d o s t o d a v i a n o r é s u l t a p o s i b l e c o n f i r m e r d e f i n i t i v a m e n t e e s t e p o s t u l a d o . C o n t r a r i a m e n t e , s e h a v i s t o q u e l a s u p r e s i o n d e 1 g a n q l i o c e r v i c a l s u p e r i o r n o a f e c t a a l r i t m o d e l a s h o r m o n a s d e l a c o r t e z a s u p r a r r e n a l ( R e i t e r , 1 9 7 6 ) , l o c u a l v i e n e a c o n s t a t e r q u e n o e s p r o b a b l e q u e l a l u z e j e r z a u n e f e c t o s o b r e l e f u n c i o n d e l e j e h i p o t a l a m o - h i p o f i s o - s u p r a r r e r r e l v i a g l a n d u l a p i n e a l , P o r t a n t o , d e b e e x i s t i r a l g u n a e s t r u c t u r a n e u r a l 349 qi e , independientemente de Is glandula pineal, pueda dirigir los patrones ciclicos del sistema suprarrenal y sincronizar estos patrones con la influencia de la luz. Para esclarecer esta cuestion, existe una euiden- cia importante seRalada por Moore y Eichler (1972),se­ gun la cual, la destruccion electrolitica del nucleo subraquiasmatico del hipotalamo suprime automâtica- me ite el ciclo manifiesto de la corticosterona. Por consiguiente, parece mucho mâs probable que este nu- c 1:î o dirija los procesos ritmicos de la hormona bien por interaccidn directe o indirects con la luz. Ademâs, una observacidn adicional de Moore y Klein (1974) ha puesto de relieve que la destruccion del nucleo su- praquiasmâtico suprime también la actividad ritmice de la enzima N-acetiItransferase en la pineal, hecho que sugiere (como ya indicamos en otra ocasidn) una rejacidn de jerarquia entre el hipotalamo y la glan­ dule pineal. En ultimo término, da la impresidn de que en los casos en que la glândula pineal controls los ciclos hormonales por influencia de la luz, este control puede ester mediatizado, de alguna forma, por un efecto inducido por el nucleo supraquiasmatico. Sobre estas cuestiones se precisan aun nuevos tra- baios clarificatorios. 350 2. La température L a t e m p e r a t u r e h a s i d o c o n s i d e r a d a c o m o u n s i n - c r o n i z a d o r e x t e r o c e p t i v o m e n o s i m p o r t a n t e q u e l a l u z . L a t e m p e r a t u r e ( a m b i e n t a l ) e j e r c e u n e f e c t o s o b r e l o s r e l o j e s b i o l d g i c o s ma s o m e n o s s i g n i f i c a t i v e s e g u n l a s e s p e c i e s . E l e f e c t o d e l a t e m p e r a t u r e e s ma s d e s t a c a d o c u a n d o a q u e l l a s o b r e p a s a l o s l i m i t e s d e l e q u i l i b r i o t é r m i c o ( C h a p p l e , 1 9 7 2 ) . A d e m â s d e s o b r e p a s a r c i e r t o s l i m i t e s , p a r a q u e l a i n f l u e n c i a de l a t e m p e r a t u r e s e a e f e c t i v a s e n e c e s i t a c i e r t o g r a d e d e c o n s t a n c i a . I n c l u s o , " l a t e m p e r a t u r e a m b i e n t a l , q u e c a m b i a r i t m i c a m e n t e , p u e d e s e r v i r t a m b i é n d e s i n c r o - n i z a d o r c i r c a d i a n o , , e s p e c i a I m e n t e c u a n d o e l e f e c t o d e l a l u z e s d é b i l " ( S o l l b e r g e r , 1 9 7 5 , p . 1 1 7 ) . 3 . E l ritmo d e i n t e r a c c i d n O t r o de l o s s i n c r o n i z a d o r e s e x t e r n e s i m p o r t a n ­ t e s e s e l r i t m o d e i n t e r a c c i d n s o c i a l . E s t e s i n c r o - n i z a d o r e s p r o b a b l e q u e e n e l h o m b r e s e a ma s i m p o r t a n ­ t e q u e e n l o s a n i m a l e s . E n l o s s e r e s h u m a n o s , l a s i n - c r o n i z a c i d n a l o s r i t m o s d e u n a d e t e r m i n a d a c u l t u r a p a r e c e s e r f â c i l m e n t e d e m o s t r a b l e : l a g e n t e a p r e n d e 351 a ajuster sus ritmos a rutinas anormales, como traba- jar en el turno de la noche. Pero las pautas del sue- Ru y vigilia parecen mas faciles de cambiar que las dF otras funciones fisioldqicas (Chapple, 1972). Sin embargo, hay personas que tienen un reloj mas adecue- dt. para esta inversion que otras. Dicho de otra mane- Tc: no es sereno el que quiere sino el que puede. El ritmo de interaccidn es importante porque sincroniza el funcionamiento neuroendocrino con relacidn a los patrones de comunicacidn social, o viceversa. Un aspecto que merece la pena destacsr a pro- pqsito de los ritmos de interaccidn viene definido per la idea defendida por varios antropdlogos (Cha­ ppie, 1972), segun la cual, cada individuo posee scs ritmos propios de interaccidn con los demas. Da­ do que la personalidad se manifiesta, primordialmentre, er las relaciones con los otros, el ritmo de interaccidn propio (determinado por el propio funcionamiento neuroendocrino y por la influencia de los ciclos dt interaccidn determinados socialmente) se convier- tfe. en un aspecto importante de la personalidad humana. Es probable que los ritmos de interaccidn social ejerzan un efecto si neronizador destacado sobre los propios relojes neuroendocrinos. Sobre 352 la interaccidn entre el ritmo propio y el ritmo pau- tario por una situacidn social, Chapple.(1972, p.93) ha dicho: " ...el tener e se sentido de relajacidn Que émana de poder hablar cuando uno "quiera", es uno de los mayores placeres. Mas exastamente, el individuo experiments una sensacidn de oue su rit­ mo esta siendo libremente expresado, que es real- zado por la sincronizacidn". 4, Los circuitos abiertos (open loop) como sin­ cronizadores endogenos. Hasta ahora, se ha puesto po- co énfasis en relacidn con los sincronizadores endd- qenos; sin embargo, esto no signifies que su funcidn no sea relevante. Al hablar de los mecanismos de re- Dulacidn neuroendocrina, generalmente, se suele ha­ ce r alusidn exclus!vamente a los circuitos cerrados (closed loop) de f eed back. Similarmente, cuando se estudian los procesos de sincronizacion, se acostum- bra a hacer referencia cas! exclusive a los sincro­ nizadores externes, preferentemente (practicamente con eXc1usiVidad) a la luz. No obstante, algunas investigacione s recientes (Aubin y Poland, 1976; Rubin et al., 1980) han puesto de relieve la im- Dortancia, en este sentido, de los circuitos abier- 353 :os (open loop) generados en el sisteme nervioso central,en animales expérimentales y en el hombre. Algunas hormonas de la hipofisis anterior, te- ■es como la ACTH, prolaotina, GH, LH y FSH, se pien- ?.a actuelmente que son secretadas de forma episodi- t;a pulsâtil (Aubin y Poland, 1976) durante el sueRo. Bsta forma de secrecidn no parece guardar relacidn con los mecanismos de feed back (circuitos cerrados) Sino que, mas bien, parece sugerir la existencia de un mécanisme de circuito abierto adicional a los mecanismos de circuito cerrado (los mecanismos de circuito cetrado son los clâsicos mecanismos de oe feed back positive o negative, que, desde las secreciones originadas en las glândulas hipofiso- dependientes, activan o inhiben la secrecidn de hormonas hipotalâmicas), inherente? al sistema nervioso central y que contrôla su secrecidn. Mâs recientemente, Aubin et al. (1980) han postulado que la hormona de la hipdfisis posterior, la ar­ ginine vasopresina, estâ sometida también a una forma de secrecidn episddica pulsâtil similar a aquella de la hipdfisis anterior. Estos autores oDservaron que el voluman de sangre, la actividad de la renina, la presidn sanguines y el nivel de 354 hidratacion, que generalmente influyen sobre la secrecidn de arginina vasopresina, al ser mante- nidos en condiciones constantes durante el sueMo la arginina vasopresina siguid secretândose de Forma episddica. Esto sugiere que la arginina vasopresina se libera durante el sueno bajo el control de un"s i s- tema abierto" neuroldgico oue estimula su descarga. Todavia son desconocidos los mecanismos neurofisio- Idgicos que controlan este patron pulsâtil. La presencia de estos circuitos abiertos ouede indicar que la secrecidn ultradiana y circadiana de algunas hormonas hipofisarias obedece a un pa­ tron neurofisioldgico, t a 1 vez determinado geneti- camente, que actua sobre el reloj bioldgico (en es­ te caso el hipotalamo). También es posible que es­ tos impulsos neuroldgicos del circuito abierto cons- tituyan parte fundamental del propio reloj. 5. Las interacciones hormonales como sincroni- zadores enddoenos. Actualmente se ha aportado evi- dencia a otra forma de si neronizacidn interna ori­ ginada por la interaccidn de las propias hormonas. Como indicamos anteriormente en este capftulo, la testosterone se libera ritmicamente de forma cir- 355 cadiana con niveles ligeramente elevados duran­ te las primeras horas de la mahana. En principle se penso que existfa una relacion estrecha entre la secrecidn de LH y la de testosterone en relacidn con el ciclo circadiano de la segunda. Sin embar­ go, aunque existe cierta relacidn entre LH y tes­ tosterone, esta relacidn no es lineal (hemos ha- tlado de esto con mas detalle a propdsito de los ciclos circadianos hipotdlamo-hipdfiso-gonadales) y, por consiguiente, ha hecho pensar en que otras hormonas puedan influir en el control del ciclo cir­ cadiano de la testosterone ya que, por otra parte, ho se ha confirmado unanimemente que la LH exhiba un patrdn circadiano. Una respuesta a estas cuestiones fue constata- da por Rubin y Poland (1976% quienes demostraron que la secrecidn circadiana de la testosterone obedecfa a una secuencia de interacclones de hor­ monas hipofisarias, con intervencidn de la prolac- tina y , en menor grade, la ESH en adicidn a la LH. Por tanto, la interaccidn enddgena de las propias hormonas pueden inducir efectos sincronizadores sobre las pautas de secrecidn cicl'ica de una hormo­ na determinada. 356 C. HACIA UN MODCLO GENERAL DE 5 INCRDN1ZAC I ON NELIROENDOCRINA En la Figura 36 exponemos un modelo general interprétât!VO de 1 os procesos de sinoronizacion de los ritmos neuroendocrinos. Consiste en un pri­ me r modelo.que, tentativamente, trata de reFlejar el resultado global de destacadas observaciones pertenecientes a este campo de investigacion que hemos analizado en paginas precedentes, El modelo es valido, a priori, para cualquier ritmo neuroen­ docrine particular. Sin embargo, no signifies que el modelo tenga oue cumplirse forzosamente en su totalidad al aplicarlo a un ritmo determinado. Hemos destacado la presencia de très tipos de si neronizado re s e xteroceptivos importantes, la luz, la interaccion social y la temperature. El pri- mero suele incidir p r e F e.re nteme n t e , al menos en e 1 ser humano, sobre la glândula pineal. La luz, al llegar a la glandula pineal,reprime la actividad de la enzima N-acetiItranferasa y, por consiguien- te, la via metabolica que conduce a la sintesis de melatonina. La melatonina, que puede actuar como un represor en e1 hipotalamo, al ser inhibida por la luz permite una mayor actividad hipotalamica, con U T3 O ’ toœc t£ CL u 357 c to m 'O n u to C to m 03 C c to ‘O o 03t-l c u u to c a L3 to to C. (D 3 •C X3 UJC m ‘to o 0) O ’ c m ‘O u to o u to Q O c T5 (D E O TJ 3 to T3 (D TD > to to O to5 U u to to0) to to-̂4 03 c -Cm to 3 tr(L O 03 c CL to O0) u •au"D•—1 c T)(0 Cu D m O c 1 m t to O ’ 1 to o C o> m o x> o u o cE tow o u to to o uro X) to c D. to 03 E O □3 u O 3 03 to Lk C 358 lo cual se liberan mas actiuamente las hormonas o factores hipotalamicos (por ejemplo la LH-HH). [ s- to, a su vez, provoca un incremento en las hormonas hipofisarias (por ejemplo de LH) y de les hormonas liberadas par las glandules perifericas (por ejem­ plo, de algunas hormonas sexuales). A1 disminuir la duracion del fotoperiodo y al hacerse mas pobre la intensidad de luz, queda libre la actividad de la glândula pineal Q u e , consecuentemente, reprime a nivel hipotalamica la liberacion de hormonas h i- potalâmicas inhibiendo, por tanto, la liberacion de hormonas pertenecientes al e je hipofiso-glândula dependiente. Como vemos, la luz puede ma rear ritmi- camente las pautas de secrecion endocrine. La interaccion social, la luz y la tempera­ ture podrian actuar directamente sobre e1 hipota­ lamo par? inducir efectos si ne roni zado res . Aûn no se conoce que posibiiidades tiene la luz de penetrar directamente en e 1 cerebro independientemente de los receptores retinianos. En otros mamaferos,no humanos, esta posibilidad puede ser bastante mani- fiesta, y lo es e spec i aImente en las aves, Pero en e1 hombre no se ha constatado este fenomeno con su- ficiente evidencia cientifica, aunque se da por wa- 359 lida su existencia. La interaccion social (ritmo de interaccion) viene pautada culturalmente e incide spbre I d s mecanismos del sistema nervioso, y parti- cilarmente sobre los mecanismos hipota 1 ami c o s , pu- diendo moditicar la dinamica de los ritmos internes; p:r esto, ha sido considerada como un auténtico sin- cronizador exogeno. La temperature posiblemente sea menos relevante puesto que su influencia es mas dé~ b.’ 1. Memos hecho referencia también a sincronizado­ res endogenos. El mas importante de elles es posible­ mente el que hemos denominado be jo el concepto de "circuito abierto" o mécanisme neurofisiologico de control hormonal en circuito abierto. Este mécanisme determine la forma de secrecion hipofisaria episodica pilsatil, evidenciada ampliamente por el equipo de R.T.Rubin. finalmente, la interaccion hormonal es también cp.paz de inducir algûn efecto sobre los ritmos ob- servados en el sistema endocrine. Por ejemplo, el ritmo de la testosterone parece estar controlado por la interaccion de L H , prolactina y E S H . Como ultima puntualizacion al modelo, senalamos ur a influencia del hipotalamo sobre los ciclos pineales 360 puesto que alqunas evidencias h an demostrado un roi considerable del nûcleo supraquiasmâtico sobre la actividad de N-aceti1 transferase en la glândula pi­ neal. lu. D1SCR0NISM05 Y PSICDPATOLDG1 A Hasta aqui nos hemos referido a los procesos de sincronizacion. Si n embargo, puede ocurrir y de he­ cho ocurre que existan alteraciones notables en los mecanismos de si neronizacion y, consecuentemente, que la si neronizacion se a inadecuada para e1 organisme. Esto acontece cuando no existe un ajuste adecuado en­ tre los si neronizadores y los relojes. Estes fenôme- nos, conocidos como di sc roni smo s o disfasiss, general- mente ocasionan en e 1 organisme sérias alteraciones o cronopatologias que demuestran la importancia del mante nimiento sincronizado de los ritmos, tanto so­ bre los procesos biologicos como conductales. Por tanto, conviens que revisemos algunos aspectos psi- copato1 6giCDS ocasionados por los discronismos. El organisme humano, por ser un sistema que se autorregula, depende sensib1emente tanto de las os- 361 cilaciones internes como externes. Ademas, es muy sensible a las perturbaciones y cambios aunque es- tos sean débiles o tansitories. Parece probable que gran parte de las enfermededes mas Frecuentes de nues- t ra culture obedecen a perturbaciones en los ritmos biologicos; tal es el caso de los trastornos del sueno o de las irreqularidades en la aparicion de I d s procesos menstroales en la mujer. También se h 3 especulado sobre la existencia de una relacion entre las enfermedades mentales y los ritmos. Por ejemplo, en la psicosis se puede observer un proce­ ss ciclico. El propio Kraepelin utilizo e1 concep- to de •'catatonia periodica" para caracterizar uno diî los ejemplos mas évidentes. Tanto los ciclos cstatônicos como los observados en le expresion de 1ns sintomas maniaco-depresivos son suficientemen- te évidentes para caracterizarlos como fenomenos ciclicos. Incluse las Formas manieco depresivas observadas en les personas sanas, aunque no sean tan mnnifiestas como en las personas psicdticas, si pue- dén considerarse como mecanismos periodicos. El he­ cho de que las enfermedades mentales se manifiesten r;'tmicamente, puede indicar la existencia de une co- n^'xion entre la enfermedad y fenomenos asociados a 362 los ritmos neuroendocrinos subyacentes, lo cusl po- dria colaborar eficientemente e la explicacidn y cu- racion de 1 as propias enfermedades mentales. Veamos ahora algunos aspectos psicopatoldgicos cue, aparte de los procesos psicdticos, pueden guar- dar cierta relacidn con los discronismos neuroendocri nos. A. FATIGA DC VUCLO: SINDRDMC DC LOS H-US05 HORARTBS Cl relative incremento que en los ultimos arios ha sufrido la cosmonautics, ha permit!do iasobserva- cion de trastornos psicobioldgicos ocasionados nor los vuelos espaciales. De suyo, esto ha despertado un profonde interes por el analisis de las variacio- nes psicobioldgicas, provocades por perturbaciones de los ciclos circadianos, asociadas a los vuelos es­ paciales. Dado Cue nuestro di a se ha dividido en 2A horas, ha sido necesario dividir la tierra en el mismo nu­ méro de "husos" horarios correspondiendo cada uno a una hora solar diferente, Dichos husos estan separa- dos por meridianos (la separacidn entre los meridia- nos es de 15 grados de longitud). Sabemos también que 363 .l8 tierra gira en torno a su e je (rotacion) de Geste a Este; lo cual determine que las hares co- t respondientes a husos horarios sucesivos crezcan kAn el mismo sentido. Antes de los rapidos vuelos espaciales no ;>e planteaban serios problèmes a los viajes trans- meridionales ; hoy, en cambio, las disritmias ci- clicas provocadas por rapides traslaciones atrave- sando varies husos horarios, provocan una serie de urastornos psicobiologicos como, por ejemplo, in- nomnio nocturno, somnolencia diurna, disregularida- des en la tension arterial, dispepsia, irritabili- dad V bradipsi qui a . Si dichos trastornos afectan o la tripulacion de una nave sistematicamente, es precise tomar bastente en serio este fenomeno. En realidad, el "sindrome de los husos horarios" es la ^orma mas grave de la "fatiga de vuelo". Ademas, el numéro de husos horarios cruzados por el vuelo, esto es, el sentido del vuelo (de Este a Oeste o vicever- sa), determine la mayor o menor gravedad de la fati- qa de vuelo; el vuelo de Deste a Este (en el mismo sentido que la rotacion terrestre), que implies un avance de ritmos, es mas peligroso que el vuelo de Este a Oeste (retraso de ritmos). (R. Battestini). 364 Tal va z por este efecto de la fatiga de vuelo, Halbergi (1977b) pudo constatai que la agilidad mano-ojo de siete sujetos sanos se détériora después de un vuelo de Oeste a Este pero no al contrario (o por lo menos el deterioro es menos grave). La fatiga de vuelo demuestra la influencia de la de si neronizacion circadiana sobre cuatro tinos de sintomas fondamentales: alteraciones del sueno (insomnie, somnolencia diurna, ensuePios), desorientacion (espacio temporal), alteraciones digestives (anorexia, diarree, estrenimiento, disritmia, hambre) y trastornos afec- tivos (irritabilidad). B. FATIGA POR DISCRONISMOS HABJTUALCS Es re1 ativamente frecuente observai que los in- dividuos expuestos a modificaciones del ritmo sueRo-v^ gilia se vean aquejados de diverses grados de fatiga. En general, el période ideal para el reposo en el se r humano se halle comprendido entre les ventitrés y las ocho horas. Este modelo puede presenter lige- ras modificacione s en algunas personas que prefieran trabajar durante la noche, pero, la generalidad de la gente suele descansar mas y mejor durante dichas ho- 365 /as. Ciertos casos de Fatiga cronica se ha visto tjue estan determinados por alteraciones en los rit- r os circadianos (Reinberg, 1974); las modificaciones cn el ritmo del cortisol se han asociado, a ueces, con istados de Fatiga cronica, tal vez con mayor frecuen- cia que otras disregularidades hormonales. Muchas ve- ces, la fatiga es el resultado de una insuficiencia ce la corteza suprarrenal (extremadamente notable en el sindrome de Addison) o de una inadecuada adminis- tracion (no ajustada a los ritmos naturales) de sus- tancias corticosuprarrenales, implicando en ambos casos la existencia de un proceso de desincroniza- cÂôn. Ademas, como ha expresado Reinberg (1974, p.50), "la resi neronizacion de los sujetos (sanos o enfer­ mes), es decir la restauracion de su estructura cir­ cadiana, se acompaRa, habitualmente, de una reducciôn o, de una desaparicion de la fatiga". Las situaciones perturbadoras de los patrones periodicos naturales sueRo-uigilis y actividad-reposo, como una época de examenes mal orgenizada o un traba- j*o nocturno, increments patologicamente los niveles de fatiga. Todas estas situaciones seran un tema de gran interés en los proximos aRos, no solo para los 366 e specializados en psicologia clinica, sino especial- mente para los psxcologos de empresa que deberan ma­ ne jar las variables de Fatiga en conexidn con los patrones de trabajo, rendimiento y horario. £1 tra- bsjo nocturno y particu1 armente el trabajo por turnos, puedenocasionar importantes problèmes de fatiga cro­ nica asociados a las disfasias provocadas. También, el trabajo por turnos en modelos de animales expéri­ mentales, ha sido posible reducir el periodo de vida del animal por estar sometido a cambios de horario "con frecuencia inadecuada", y al rêvés, ha sido po­ sible alargar la vida del animal al estar sometido a cambio de horario con la "frecuencia adecuada" a los ritmos naturales. C. A L T E R A C I O N DE LOS R I T M O S DE I N T E R A C C I O N Cada individuo posee su propio ritmo de inte­ raccion social. El exito de la comunicacion se ha­ ll a , muchas veces, en lograr el mejor acoplamiento entre los individuos oue interactuan, sobre todo si se trata de una relacion de pareja. Se han creado con animales expérimentales modelos donde se dificulta que los animales expresen sus propios ritmos de in- 367 teraccion (los ritmos de interaccion estan determi- rados por las condiciones constitucionales y por las condiciones sociales, pero generalmente hay que adap­ ter las costumbres sociales a las exigencias tempera- nentales o constitucionales que marcan los ritmos bio­ logicos), Calhoun (1975) observo extensamente la con­ ducts de animales expérimentales (ratas) expuestos a situaciones de hacinamiento. El autor comprobô que, en estas circunstancias; sufrfan serios cuadros pa- tologicos en sus relaciones comunitarias y descendra notablemente sus indices de natalidad. Aunque Calhoun estaba interesado por descubrir los efectos del haci- namiento sobre el crecimiento de la poblacion, noso- tros queremos resaltar otro aspecto: la destruccion d 3 las pautas de interaccion ocasionadas por el haci- namiento y sus consecuencias sobre las conductas de 1-3S miembros. Las distorsiones provocadas por el hacinamiento, aparte de los trastornos endocrines, consistfan en mircados desajustes comportamentales (agresion, carri- bnlismo, etc.) que hacfan imposible la vida en comu- n.dad. Calhoun (1975, p.521), en uno de sus trabajos cumenta: "Las consecuencias de la patologia comporte­ mental que observâmes eran mas aparentes entre las 360 hembras. Muchas eran incapaces tie lleuar a buen ter­ mine el estado de prenez o , si lo hacian, de sobre- vivir al alumbramiento de sus crias. Un numéro aûn mayor, tras da r a luz satisfactoriamente, se queda- ban cortas en sus funciones msternales. Entre los machos, los trastornos del comportamiento se exten- dian desde la desviacion sexual al canibalismo y des- de la frenética hiperactiuidad a un estado de reti­ re patologico del que los individuos salian para corner, beber y moverse un poco, solamente cuando los otros miembros de la comunidad estaban dormidos". Es particul armente sugestivo el oue otros au- tores (Helfer y Kempe, I960) hayan descrito fenome­ nos mu y similares en situaciones de hacinamiento h u ­ mano, con trastornos en la personalidad de los pa­ dres y agresion patologica hacia sus h i jos, provo- cando en los h i jos el denominado "sindrome del ni- Ro maltratado". La observacion que hace Chapple (1972, p . 217) a este respecto es suficientemente Cla­ ra y sugerente: "Los efectos del hacinamiento sobre los adultos se manifiestan también en los ataques a los niRos, en lo que se llama el "sindrome del ni - Ro maltratado". Los padres, euidentemente bajo los efectos de extremas tensiones, golpean a sus h i jos, 369 lus queman con planchas eléctricas y cigarrillos, a veces los matan o producen danos irréparables, Li, notable la semejanza de conducts con otros ani­ males hacinados... En consecuencia, el hacinamiento ei un fenomeno létal cuya importancia, tanto para lus seres humanos como para los animales, apenas esta empezando a ser reconocida. hacinamiento sù origina por la incapacidad de 1 individuo para establecer un territorio y relaciones de interaccion astables con aquellos que le rodean, mediante lo cual pueden establecerse los requisitos de equi­ libria. Considérese cuan sérias deben ser las ten­ siones en una familia cuando comparten su espacio cbn pariantes y se ven forzados a vivir doce en un mxsmo cuarto... No hay vida privada en taies condi- cxones; la vida privada implies oportunidades para ne actuar cuando los requisitos internos de resta- blecimiento del ritmo perturbado por las tensiones de la interaccion crean la necesidad de un interva­ le de tiempo de soledad. La vida privada signifies tàmbién la necesidad de interactuar solo con deter- minadas personas, quiza entre marido y mujer, y no vérse forzado constantemente a responder a las ini- ciaciones y a los intentos de dominer de otros". 370 D . OTROS E F E C T O S SOBRE EL O R G A N I S E D I N D U C I D O S POR E 5 T A D 0 5 DES I N C RON I Z A D O S . La variedad de cronopatologias provocadas por discronismos son cada vez mas numerosas a la luz de las nuevas observaciones expérimentales. En animales d e _experimentacion se han observado sistemâticamente trastornos bioquimicos, fisiolooicos y orgânicos, al estar sometidos a discronismos manifiestos. Estos tras­ tornos se pueden manifester en forma de extrema de- bilidad ante las enfermedades o a crecimientos rapi­ des de tumores. Ademas, la exposicion de algunos ani­ males a cambios radicales, como por ejemplo los ra- tones articos expuestos a la luz continua, puede pro- vocar la muerte en pocos dias. Una aplicacion importante del estudio de los ritmos neuroendocrinos (junto con el conocimiento de otros ritmos biologicos) puede ser referida al campo de la moderne cronofarmacologia. Como ha sehalado Halberg (1977c), la experiencia mondial con roedores indica que gran parte del dano a que esta sometido e1 organisme, incluida la muerte, résulta de algunos tra- tamientos administrados "sin ritmo fisiologico". Dice 371 este autor que utilizando métodos modernos desarro- llados en el campo de la cronobiologxa, los trata- mientos se pueden hacer menos tôxicos y mas efecti- v ps, pues, se ha uisto que existen reacciones circa- dianas del organismo a los farmacos. Cn ultimo tér- m ino, Halberg llega a la conclusion de que el"destiem- po" puede aumentar el numéro de muertes, lo mismo que e.i. "debido tiempo" puede duplicar el numéro de cura- clones (p.17). Finalmente, una future aplicacion del conocimien- to de los ciclos biologicos, paralela a la que acaba- mus de seRalar, séria al area de la "cronopsicoterapia" 5; un individuo aprende mejor a unas horas que a otras, s. un individuo esta menos fatigado segûn un ritmo p/opio, y si un individuo posee una base neuroendo­ crine que détermina los ritmos internos (metabolismo, procesos fisiologicos, etc.) y conductales, parece Evidente sugerir que la terapia psicologica no sera içual de eficiente en unas situaciones que en otras. P o t tanto, deberé ser ajustada al conocimiento de los ciclos humanos (biologicos y conductales). 372 V . C0NCLU5I0NES GENERALES DEL CAPITULO 1. PuRsto que la naturaleza humana se comporta ciclicamente, cabe suponer que la orqanizaciôn neu- roendocrina implique, simi 1armente, un proceso cicli­ co subyacente. Es decir, se puede hipotetizar que la actividad neuroendocrina evidencia significatives pa­ trones de actividad ciclica. 2. Puesto que las hormonas pueden actuar sobre la conducts, tanto cuantitativa como cualitativamente, es importante conocer si el sistema neuroendocrino se comporta o no ciclicamente. Es évidente que si las hormonas se liberan ciclicamente, su accion sobre la conducts sera, igualmente, ciclica. La conducts séria pautada ciclicamente desde unas estructuras neuroendocri nas similarmente ciclicas. 3. En base a la revision que hemos llevado a cabo, podemos postulat que una de las propiedades fon­ damentales de la actividad neuroendocrina es la de comportâtes ciclicamente. En los patrones de acti­ vidad neuroendocrina, existen ciclos circadianos, ultradianos e infradianos significativamente mani- f iestos. 373 4. Los ciclos ultradianos mejor conicidos son jos que se han referido con relacion a las siguien- '.es hormones: LH, fSH, testosterone, prolactina, i'’SH, aldosterona y uasopresina. Todas estas hor- monas presentan ciclos, mis o menos regulares, con periodos inferiores a las 24 horas. 5. Los ciclos circadianos mas solidamente es- tablecidos se refieren a las hormonas siguientes: •iRF, ACTH, cortisol y otras hormonas de la corteza suprarrenal, qrupos 17-C5 y 17-0HC5, prolactina, hor­ mone del crecimiento, testosterone y melatonina. El ritmo circadiano de la LH y FSH ha sido afirmado por unos y negado por otros. 6. Se han referido ritmos infradianos para la îctiuidad de las siguientes hormonas: LH, FSH, hormo­ nas ouaricas, testosterone, y melatonina. Las hormonas del e je hipotalamo-hipdfiso-corticosuprarrenal y del '!je hipotalamo-hipdfiso-tiroideo, probablemente euiden- i an ritmos infradianos pero su conocimiento es menos consistante. Los ritmos infradianos mas significati- v/amente involucrados en fluctuaciones paralelas hor­ monales son el ciclo mensuel de la mujer y los ci­ clos circanuales. Se ha propuesto un ciclo semanal 374 relacionado con la actividad de la glandula pineal. 7. Nos interesaba conocer los procesos de sin- cronizacidn inherentes a los ritmos neuroendocrinos. Hemos destacado la importancia de dos clases de ele- mentoE importantes en toda sincronizacion de ritmos neuroendocrinos : los relojes biologicos y los sincro- nizadores. Aûn sin descartar la importancia de otros relojes, hemos puesto de relieve la consistencia fun- clonal del hipotalamo y la glândula pineal, pudien- do ser considerados como relojes neuroendocrinos de primer grado. Por lo oue respecta a los sincroniza- dores, hemos aludido a sincronizado res exterocepti- V os y a sincronizado res endogenos. Entre los prime- ros hay que destacar a la luz como importante sincro- nizador natural; el resto de los sincronizadores ex­ ternes mencionados han sido la interaccion social (ritmo de interaccion) y la temperature. Los sin­ croni zadores endogenos referidos han sido los meca­ nismos neurofisiol6gicos de "circuito abierto" (open loop) y las interaceiones hormonales. 8. Como conclusion didactics y comprensiva del estudio de los procesos de sincronizacion, he­ mos elaborado un modelo oeneral que intenta explicar 375 de una forma unitaria la interaccion entre los sin- cronizadores y los relojes biologicos. A partir de este modelo, se explica globelmente cuâl es el me- çanismo general de sincronizacion en los ritmos neu- î oendocrinos. 9. El aspecto final del capitule trata de cons- xatar que los ritmos neuroendocrinos desincronizados (discronismos) se acompanan frecuentemente de alte- ^aciones psicopatolôgicas. La "fatiga de vuelo", la fatiga por discronismos habituales (trabajo por tur­ nos, trabajo nocturno, etc.) y las alteraciones oca­ sionadas por disrupcion de los ritmos de interaccion, son los aspectos psicopatoldgicos que mas significa- tivamente se han relacionado con las disfasias neuro- Rndocrinas. ! 10. Ademas, se pueden seRalar dos aplicaciones 'uturas, en adicidn a un mejor conocimiento de los me- panismos psicopatoldgicos, derivadas del conocimien­ to de los ciclos neuroendocrinos. Por una parte, la îplicacidn a la farmacoterapia (emergencia de la hronofarmacologia), por otra, la aplicacion a la terapia psicologica (emergencia de la cronopsico- ,erapia). 376 CAPITULO 5 D I F C R C N C l A C I O N SEXUAL DEL S I S T E M A N E R V I O S O Hasta hace re 1 ativamente poco tiempo se des- conocia la existencia de una diferenciacion sexual en el sistema nervioso, e incluso se consideraba de mal gusto suponer que el cerebro del hombre es di­ ferente al cerebro de la mujer. Sin embargo, los resultados de trabajos expérimentales y clfnicos suoieren la existencia de notables diferencias neu- roldgicas, en los mamiferos, entre ambos sexos. Para desarrollar este capitule concernien- te a los patrones de diferenciacion del sistema nervioso, en primer termino lo vemos a incluir en el marco general de los procesos de di ferenciaci a- cion de los caractères sexuales dimorficos. A con- tinuacidrr nos referiremos a la di f e renc i aci on del 377 eistema nervioso en animales expérimentales, esto es, a modelos obtenidos a partir de la expérimenta* cidn animal. En tercer lugar, aludiremos a la dife- enciacidn del sistema nervioso en seres humanos, on modelos elaborados a partir de determinadas observaciones clfnicas. Finalmente, bajo la de- rominacidn de cuestiones de discusidn actual, ha- lemos énfasis en una serie de puntos que se discu- ten actualmente en torno a le diferenciacidn se­ xual del sistema nervioso. I . DIFERENCIACION DE LOS CARACTERES SEXUA­ LES DIMORFICOS La secuencia basica de acontecimientos dimor- Ficos que intervienen en la diFerenciacidn sexual del mamifero se podria especificar de la sig'uiente manera: sexo genético — - sexo gonedico — ► sexo ho£ trônai — *• sexo corporal — ** sexo conductal (Fig. 37). Vamos a referirnos a estos acontecimientos. En primer lugar, la diferenciacidn genética, como sabemos, depends de la suerte de la fecunda- cidn, con un porcentaje de probabilidades del 50% 378 Sexo genéticoI Sexo gonadico 1 Sexo hormonal t structures oenitales SISTEMA NERVIOSO Est ructuras corporales Externas E xte rna sInternas Inte rnas Dif erencias Sexo corporal sexuales conductales Ap re ndi 2 a je Sexo conductal Flours 3 7 . Representacidn esquematica de la diferen- ciacion de los caractères sexuales dimorficos. Se in­ dican las lineas que conducen a los distintos proce­ sos de diferenciacion. (^er explicacion en texto). 379 de que sea del sexo genético femenino (XX) o mas- culino (XY). El proceso de la diferenciacidn dimor- fica del sexo gonadal sera especificado unicamente por el cromosoma Y (Ohno, 1977; Jost, 1979a)que ac- tûa sobre el esbozo embrionario (gonada indiferencia- da) para organizer el testiculo. La organizacidn del testiculo, a partir del esbozo comun de gdnada indiFerenciada, no se conoce con exactitud cuando S3 inicia; algunos autores han indicado fechas apro- ximadas y referidas, generalmente, tanto a la gdna­ da masculine como a la Femenina. Por ejemplo, Bote- 11a (1977) sePala que el comienzo de la diferencia- cidn de las gdnadas comienza en la sexta semana, Solere y Haegel (1969) piensan que es en la 7S se- màna, y Houillon (1976) lo retrasa a la 03, Sin em­ bargo, mas recientemente Jost (1979b) ha referido que el desarrollo de 1 testfculo es mas precoz que el del ouario, desviando de esta manera el proceso da diferenciacidn hacia la linea masculins; este au­ tor especiFica que "las cosas ocurren como si la pro- g-amacidn femenina basica debiera ser contrarrestada en los machos en un estadio precoz; la presencia del C'omosoma Y impone una masculinizacidn rapide del esbozo, que sin e so evblucionaria hacia el tipo ova- ► 380 rico" (Dost, 1979b, p.89). Es decir, le diferencia- cion gonadica no se impone, como se supuso en otras epocas, porque existe un cariotipo XX-XY (Femenino- masculino) sino, mas bien, por la presencia del cro­ mosoma Y. A falta de este cromosoma, el esbozo tien- de siempre a desarrollar tejido ovérico. Ohno (1977) he desarrollado una teorfa para explicar el mecanismo que induce la diferenciacidn de la gdnada masculine. Segun este autor, un gen del cromosoma Y especifica una proteina de la membrana plamatica, esto es el antigeno H— Y, que inicia la organizacidn del testiculo. F rimeramente, el en- tigeno coloniza la gdnada indiferenciada (que, de suyo, posee una tendencia de desarrollo femenino),cu- yas celulas, una vez colonizadas, distribuyen el an- tigeno a otras celulas de la gdnada masculinizandola. La gdnada masculins, segun el grado de organizacidn en que se encuentre, comienea a sintetizar y sécré­ ta r testosterone (sexo hormonal). Esta hopmona sera, posteriormente, el agente inductor responsable de la diferenciacidn de las estructuras genitales, sis­ tema nervioso y estructura corporal general. La hipd- tesis que defiende Ohno, en este sentido, consiste en que el cromosoma X, desde el locus Tfm, especifica 381 (en ambos sexos) una proteina receptora de andro- geno; cuando esta proteina se une a la testoste­ rone (o productos metabôlicos), pénétra en e 1 nûcleo y activa los genes especfficos que determinan e 1 desarrollo de las caracteristicas masculines. Las células femeninas, al no estar expuestas al efecto inductor de la testosterona, permanecen en estado 'no inducido" y no experimentan cambios. Esta hipotesis esta apoyada por un numéro bas- tante nutrido de experimentos, segun los cuales, los Dvarios no son necesarios para gue se desarrollen las estructuras génitales femeninas. El embrion del mamifero parece tener una tendencia innate a de sarrollarse como hembra a falta de androgenos. Una cuestion importante defendida actualmente por algunos autores (por ejemplo, Jost,1979a) consiste en gué la diferenciacion del embrion hacia la ver- tiente masculine, en lugar de hacia la linea feme- nina (figuras 30 y 39), depende de otra sustancia sdicional a los andrégenos secretada por el testi­ cule, y conocida como "factor inhibidor" del ca­ nal de Muller. Aun no se conoce demasiado sobre es­ ta sustancia, pero algunas investigaciones (Dost; 1965; Josso et al., 1977) han reconocido su exis- J82 CAn&l K Eslmdw) indHer«nciido Irom0« de FelofM ‘pU*i0u*ee de Cowper pWmdwW# d# BkefWio Figura 3 6 . Oiferenciacion del esbozo genital en el ser humano desde las estructuras urogenitales indi- ferenciadas. A, estadio indiferenciado en el Feto de dos meses (se han esquemati2ado el ridon y la gonada de un solo lado). G , macho en estado diferenciado (ri non y gonada de un solo lado). C, hembra en estado di Ferenciado (se han representado un solo rihon y una gonada, pero los oviductos estan completes). Segun Houillon (1974, p . 149). 383 Sfix t p e n é lic o S e x o f io n a r lic o A p a r n io e x c r fJ o r Se.itu u ro g e n ita l tiruaitiK cenitalen t-x crtiof 44A + XY onada ind ife renc iac Testicuio ANDROGENOSSIN androgenos Epidirfimo Delerente VencuU lemmal Canal eyaculador C : WOLFF Permanccc abierto Se eierra L Tubérculo genital con loMadura Eirroto F i QU r:i 39 . Di Ferenci acion de las estructuras genitales mascu.inas y Femeninas. Segun Tuchman-Duplessis (1970,p .1 D O ). 384 tencia. De acuerdo con esta nueva hipotesis, por una parte, el factor inhibidor del canal de Muller produce la regresion de este tracto, por otra, los androgenos inducen el desarrollo del canal de U/olff (uréter primario) y, con ello, el de las estructuras genitales masculines. Por consiguiente, el problems de la orga­ nogenesis o diferenciacion sexual de las estruc­ turas genitales hay que entenderlo vinculado a la presencia o ausencia de estas dos sustancias testiculares (androgenos y factor inhibidor del conducto de Müller). Un aspecto adicional a tener en cuenta, en relacidn con estas cuestiones, con­ siste en que, en el mamifero, las estructuras ge­ nitales organizadas de la hembra recuerdan testan­ te el esbozo inicial i nç(i f e renc i ado, fenomeno que no ocurre con las estructuras masculines. Esta ob- servacion esta de acuerdo con la idea de que, en los mamiferos, el sexo femenino es el sexo bâsico, y las estructuras genitales femeninas estan menos diferenciadas del esbozo inicial indiferenciado que las masculinas. Con respecte a la diferenciacidn del sistema nervioso y estructuras corporales (hemos inclui- 385 do bajo el concepto de ’’estructuras corporales” el aspecto general corporal como, por ejemplo, el desarrollo muscular, desarrollo de las mamas, distribucion de la grasa, forma de la laringe, desarrollo y distribucion del sistema piloso, etc.), el mecanismo parece depender de la presencia o au­ sencia de androgenos,:similarmente a como ocurria con la diferenciacion de las estructuras genita­ les. El sexo hormonal y el sexo corporal (incluyen- do aqul especialmente a 1 sistema nervioso) determi­ ne n el sexo conductal del sujeto adulto. Es conoci- do que, tanto en el hombre como en otros mamiferos, existen notables diferencias sexuales en diversas formas de conducts, en adicion a las diferencias observadas en conducts sexual. Se han constatado diferencias en pruebas de agresion, dependencia de campo, fluidez verbal y percepcidn espacial, entre otras. Nuestro punto de vista, apoyado en multi- tud de observaciones emitidas por trabajos expéri­ mentales y clinicos, defiende que estas diferencias obedecen a la diferenciacion del sexo corporal y hormonal (Fig.. 37) que inducen efectos especifi-- 386 cos sobre la cualidad e intensidad de la con­ ducts. Esta influencia biologica basica puede interactuar, y de hecho asi lo hace, con su her- mano gemelo el aprendizaje. Por consiguiente, las lineas de diferenciacidn sexual trazadas por la biologie pueden estar potenciadas o no por un aprendizaje determinado (por otra parte, todos conocemos la poderosa influencia del aprendiza- je sobre los patrones fisioldgicos y bioQuimicos), nas adelante volveremos a considérer estas cuestio­ nes . II. DlfERENCIACION SEXUAL DEL SISTEMA NERVIOSO EN ANIMALES EXPERIMENTALES Tanto en los animales (mamiferos) como en el se r humano, la secrecidn hi'pofisaria de FSH y LH es significativamente diferente segun el sexo. A- 51, mientras que en la hembra la secrecidn es nor- malmente ciclica, en el macho el patron habituai es aciclico, al menos en relacidn con el conocido ciclo estral de la hembra (en la mujer y en otros animales que evidencian menstruacidn se produce el ciclo menstrual) (ver capitule 6). ^ h e m - 387 ras, cada ciclo incluye el desarrollo de un folfculo, un cuerpo luteo, y secreciones hipo- tisarias caracteristicas de LH y F5H que se re- piten en el ciclo siouiente. La duracion del ci- Ilo es variable para las distintas especies, asf, Tiientras en la mujer dura ap rox i madamente 28 dias, tn la rata suele ser de cinco dias. El primer trabajo importante realizado para conocer la diferenciacion sexual del sistema ner­ vioso fue llevado a cabo por Pfeiffer (1936) en j a Yale University School of Medicine. Este autor estaba interesado por conocer los efectos de los endrdoenos y/o estrdgenos, en edades tempranas o Sdultas, sobre la organizacidn de los patrones oe secrecidn dimdrfica hipofisaria de FSH y L H ; es oecir, queria conocer si la secrecidn ciclica en la hembra o aciclica en el macho obedecia, o no, a un efecto directe de los esteroides gonadales. De su amplio trabajo se pueden obtener las siguien- tes conclusiones: ' a) Los machos (XY) y hembras (XX) geneticos que fueron castrados al nacer, al series injerta- do un ovario en su estado adulto, exhibieron capa- 388 cidad para format cuerpos luteos en el tejido ova- rico (lo cual dénota un funcionamiento femenino de las hormonas FSH y LH). b) Los machos y hembras oenéticos que al nacer se les injertaron gonadas del sexo opuesto (con lo que dispusieron, desde el nacimiento, de gonadas mas­ culinas y femeninas), en su:éstado adulto no eran espaces de format cuerpos lüteos (lo que indica una secrecidn de FSH y LH de tipo masculine) en el teji­ do ovari c o . c) Los machos cuyas glandules sexuales fueron sustituidas por ovarios desde el nacimiento, exhi­ bieron en el estado adulto capacidad pars deserro- llar cuerpo luteo. d ) Las hembras cuyas glandulas sexuales fueron sustituidas por testjcul-03 desde el nacimiento, mos- traron en el estado adulto, al series injertado un overio, incapacidad para evidenciar ceérpo luteo. Los resultados de estos experimentos, lleva- dos a cabo con ratas como sujetos expérimentales, indujeron a Pfeiffer a postulat la conclusidn de que en ambos, machos y hembras, existe una hipdfisis si­ milar hasta el momento del nacimiento, y que la dife- renciacidn hacia la forma masculine depende de que en 389 los primeros dfas de vida actûen sobre ella los androgenos. La diFerenciacion sexual de la hipd­ fisis no es genética, pero es secundaria a que se haya diferenciado el sexo gonadal* Los androgenos, en los primeros dias de vida postnatal, determinan los patrones basicos de diferenciacidn de le hi­ pdfisis que, en ultimo termine, modifican los (nodelos ritmicos (ciclicos) de FSH y LH latentes en el embrion (hipdfisis) indiferenciado. Los es­ trdgenos . ov éri cos y ' por - coftsi gui ente , son inopéran­ tes para inducir la diferenciacion femenine o mas­ culine. La diferenciacion del patron dimdrfico sexual oara la liberacidn de las hormonas gonadotropas (FSH y LH), segun se desprende de los trabajos de Pfeiffer, coincide con el mecanismo objetivado por el antiguo estudio de Dost (1947) en relacidn con la diferen- ciacidn de las estructuras genitales. Pues, segun constate este autor, la castracidn quirurgica de fe- tos de conejos in utero antes de la diferenciacidn ie les estructuras genitales, induce que el desa­ rrollo de los tractos genitales, tanto en machos como en hembras genéticos, se a de tipo femenino. Fsto viene a indicar que los ovarios ho son necesa- 390 rios para la diferenciacion hacia la lines femenina. Antes de concluir con los resultados de Pfeiffer, es importante que consideremos un aspecto importan­ te de sus hiodtesis. Como indicamos arriba, este autor senald a la estructura hipofisaria como el "sitio" donde se producfa el mecanismo diferencia­ do r de la secrecidn de hormonas gonadotropas, ya eue aludfa a la hipdfisis como estructura diferen- cieda. Si n embargo, une serie de estudios iniciada por Harris en Cambridge y por Haterius y Derbyshire en Ohio State University (Harris, 1964) hacian sos- pechar oue los patrones de secrecidn de hormonas go- nadotropas dependian mas bien de un control hipota- lamico que de un control hipofisario, ya que la es- timulacidn eléctrica del hipotalamo induciâelibera­ cidn de LH y, consecuentemente, ovulacidn en el cô­ ne jo. Como senala Harris (1964, p.629), "from these and many other studies it seemed likely that the cyclic release of LH in the normal female, and the acyclic secretion of gonadotrophin in the normal male, might be associated with some characteristic of the central nervous system rather than the pitui­ tary gland itself". 391 No obstante, el trabajo que de Finitivamente desterro la hipotesis de Pfeiffer y afianzd la idea de que el sistema nervioso es la posible es­ tructura sometida a diferenciacidn, fue constatado por Harris y Dacobsohn (1952). Estos autores, vslién- dose de técnicas diseMadas por Harris y su grupo pa­ ra iograr trasplantes de hipdfisis bajo el hipota­ lamo, comprobaron que si la hipdfisis de ratas a- dultas macho se injertaban en ratas adultes hembras hipofisoectomizadas, el funcionamiento de estas hi­ pdfisis trasplantadas obedecia al patron femenino normal, esto es, mantenia el ciclo estral de la hembra observado en condiciones normales. Al rêvés, cuando se implantaban hipdfisis de hembras a machos hipofisoectomi2 a dos, su funcionamiento era similar al de la hipdfisis masculina. Desde estos resulta­ dos, que fueron corroborados poste riormente por Martinez y Bittner (1956), se concluyd que la hipdfisis no muestra evidencias de diferencia- cidn sexual, aunoue si demuestran que existe una posible organizacidn en tejido nervioso (proba- blemente en el hipotalamo) durante los prime­ ros dias postnatales y, tal vez, también durante 392 algùn tiempo de la vida de gestacion. 5in embargo, a pesar de estas evidencias, las operaciones de hipofisoectomia no siempre po- dian garantizar la eliminacidn total del tejido hi­ pofisario; al menos cuando la hipdfisis trasplan- tada se situaba en la silla turca, este era un as­ pecto importante a considérer. "In view of this -ri^ ce Harris (1954, p.633)-, Dr. U. N. Adams Smith and Professor M . T. Feng, in the Department of Anatomy, Oxford, are transplanting anterior pituitary tissue from testosterone-treated females into the subarach- noid space (under the median eminence) of hypophysec- tomized normal female rats. In these animals the transplant is placed outside and separate from the pituitary capsule, so that the completeness of hy- pophysectomy can be checked by microscopic examina­ tion after death. Their preliminary results indicate that such pituitary tissue may maintain normal estrous cycles. From this and other data there would seem little doubt that the structure affected by the neo­ natal injection of testosterone resides in the central nervous system and probably in the hypotalamic area". For tanto, todos estos datos parecen sugerir 393 que en la rata existe un sistema nervioso basico femenino, comûn a ambos sexos hasta una etapa determinada del desarrollo, y que la presencia de hormonas testiculares détermina, en dicha eta­ pa, la evclucidn del cerebro hacia la forma mas­ culina. Por el contrario, no es necesiaria la pre­ sencia de hormonas ovaricas para que sea factible el desarrollo del cerebro femenino. En realidad, le emergencia de esta hipotesis suponxa romper con la creencia tradicional que no admitia la existencia de diferencias sexuales en el sistema nervioso. Para validar esta hipotesis, Harris y su grupo de investigadores (entre los que destaca la presencia de Seymour Levine) llevaron a cabo una amplia serie de trabajos (recogidos en gran parte en la publicacidn de Harris, 1964) con ratas, utilizando como alternative a la manlpulacidn de hormonas enddgenas la inyeccidn de hormonas exo- genas. Uno de los resultados mas significatives de estos trabajos fue que la administracion de testosterona exogena, en forma de propionato de testosterona, inducia efectos sobre el sistema nervioso similares a los desarrollados por la 394 presencia del testicuio. La inyeccidn de propionato de testosterona, durante los diez primeros dias de vida postnatal de la rata macho gonadoectomizada o hembra normal o gonadoectomizada, era capaz de pro- vocar di f erenciacion del sistema nervioso en el sen- tido masculino. Sin embargo, el efecto mas importan­ te se lograba durante los primeros cuatro dias, decre- ciendo después progresivamente hasta el dia diez. La administracion de testosterona exogena antes del na­ cimiento era inefectiva para inducir estos cambios, Todo esto viene a indicar que hasta el momento del nacimiento el cerebro de la rata posee un% diferen- ciacion de estilo femenino (o a lo sumo neutre), y que la diferenciacidn de 1 cerebro masculino ocurre durante los primeros diez dias de vida postnatal y por le accidn de los androgenos, • Mds recientemente, se ha venido d e sa r rollando otra perspective metodologica para tratar de com- prender la interaccidn entre patrones de secrecidn de hormonas gonadotrdpicas y hormonizacidn androgé- nica perinatal. Hasta ahora habfamos constatado que la hormonizacidn postnatal de la rata hembra induce en esta el sindrome anovulatorio y, por ello, la 395 forma de secrecidn tipicamente masculina, con li- oeracidn tdnica, en lugar de ciclica que es Femenina, de las hormonas FSH y LH. Sin embargo, todavia no existen muchas evidencias directes que indiquen que los niveles ciclicos o tdnicos de estas hormonas de- penden directamente de la hormonizacidn perinatal an- drogénica con exclusividad de otras déterminantes bio- Idgicas. Al contrario, una nueva linea metodologica, que estudia las respuestas de estas hormonas hipofisa- rias a la estimulacidn con estrdgenos, ha demostrado que los estrdgenos exdgenos inducen feed back positi- jo sobre la LH (desencadenan la liberacidn de esta hormona) en ratas hembras; sin embargo, si las ratas nembras han sido tratadas con andrdgenos postnatalmen* te, desaparece dicho patron femenino y aparece el mo­ dèle masculino, caracterizado este ultimo por la au­ sencia de respuesta de LH a los estrdgenos.(Taleisnik et al, (1972). Do un modo seme jante, Db'rmer (1979) na manifestado recientemente que la respuesta de la LH a la administracidn de benzoato de estradiol, en ratas postpuberales, es significativamente diferen­ te en las ratas hormonizadas con andrdgenos perina- talmente (machos) que en las ratas no hormonizadas \hembras) (ver fig. 40). Es decir, que en las ratas 396 castrolcd and oestrogen - primed female rats (ni6) caslroted and androgen -primed female rats fr»»5) castrated and oestrogen-primed mole rat* (n»<) castrated and androgen-prirtred male rots (n»5) (meon/SEMJ 400- 300- OB IS ̂g/tOOg b.w. E 200- 100 80 Irours 14pm) I4pmj (4 pm) (4pmJ F ioura ^ 0 . Respuesta de la LH series a Is inyeccion subcutanea de benzoato de estradiol (15 ^ig/lOO grs. de peso) expresade como un porcentaje de los valores medios initiales de LH, en ratas machos y hembras Qonadoectomizadas postpuberalmente y pretratadas cor estroqeno o androgeno. (Segun DBrher, 1979, p.85). 397 hembras postpuberales, segun defiende Dorner, los estrogenos estimulan la liberacion de LH estable- ciendo un feed back positive significativamente ele- vado con respecte a esta ultime hormona; Por el con­ trario, este efecto es inexistante en el macho hormo- nizado adecuadamente (entendemos por "hormonizar” el fenomeno mediante el cual los androgenos actûan tem- pranamente diferenciando el cerebro hacia la linea masculina). Otro aspecto que conviens resaltar en esta nueva linea metodologica es que, actualmente, existen evidencias de que no solo la LH o PSH de la hembra (cerebro femenino) se liberan ante le inyeccion de estrogenos (o progesterone); también, se ha obte- nido informacion de que la prolactina esta sometida a un patron similar (fig. 61). Como veremos mas ade­ lante, al hablar de la conducts homosexual (cap. 5), también en el ser humano puede darse este dimorfismo. Si bien hasta aqui nos hemos referido a la dife- renciacion del sistema nervioso relatada desde el pun­ to de vista de descargar patrones ciclicos o tonicos de hormonas hipofisarias gonadotropicas y, a su vez, de actuar sobre el tejido ovarico para former cuerpo luteo, mu y pronto surgio otra linea de investiga- cion complementaria, y actualmente bastante de sarroi1ada^ 398 ■ C o n tro l A—A .T ra ta d o con estrogenos Castrado g Androgenizada c r naonatalmentMacho120 100 B 11 15 19 2 311 15 1 9 2 3 11 15 19 2 311 15 1 9 2 3 Hora del dia Fioura 6 1 . Respuesta de prolactina sangainea a la in­ yeccion de estrogeno (50 ug) en ratas hembras gonado­ ectomi zadas en su estado adulte y pretratadas con es­ trogeno. La misma respuesta en ratas macho, en ratas hembra androçenizadas al nacimiento, y en ratas ma­ cho castrados al nacimiento. (Segun D.D.Weill; edap- tado de Ramirez, 1975, p. 242). 399 tualmente bastante d e sarro11a d a , relacionada con los patrones dimorficos de conducts sexual. Si la manipulacion hormonal en animales expérimentales durante edades perinatales, a traves de procedi- mientos similares a los indicados anteriormente, es capaz de inducir cambios significatiuos en los modelos dimorficos normales de conducts sexual, estos cambios hay que atribuirlos a modificaciones importantes en los mecanismos del sistema nervioso que controlan dichos modelos. Por consiguiente, la observacion de los cambios significatives en el dimorfismo sexual de conductas- reproductives (sexuales) adultas originados por la manipulacion hormonal temprana, son una prueba bastante di­ recta de la influencia de las hormonas sobre las secuencias de diferenciacion dimdrfica sexual del sistema nervioso, y de la influencia de las hor­ monas en edades perinatales sobre los patrones de conducta adulta. Efectivamente, numerosas investigaciones han informado sobre la importancia de las hormones en edades perinatales con respecto a la organizacidn 400 de los mecanismos nerviosos que controlan la con­ ducta sexual. En animales con périodes de gestacion corta, la organizacidn del sistema nervioso suele ocurrir en los primeros dias postnatales. As i , la castracidn del macho durante el dia 1 o 2 de vida postnatal induce que los patrones de conducta se­ xual adulte- de este macho genético sean femeninos, al ser tratados en su estado adulto con cantidades apropiadas de estrdgenos y progesterone; la castra­ cidn de la hembra durante esta misma epoca no refie- ja cambios importantes en la conducta sexual adulte de este animal, al ser tratado con estrdgenos y pro- gestagenos apropiados en su estado adulto, y al ser comparada su conducta con la de otras hembras no gonadoectomizadas. Y al rêvés, la administracidn de propionato de testosterona a animales genética- mente hembras, durante el période critico, deter­ mine que el animal experimental exhiba posterior- mente un comportamiento sexual masculino; similar- mente, la administracidn de propionato de testos­ terone a machos genéticos castrados, sustituye la accidn de los andrdgenos enddgenos y évita la fe- minizacidn y demesculinizacidn de su conducta se- 401 «*ays ond comptetely p^.01 j” 10 20 I i 30 40 1 I 50 60 I I 70 80 % I SoliifcKtion witK oendw role: desiret to be e boy p O f omb)volent p .̂05 Clothing preference:; limctionol over ottrociive- ne$» p <.05 Jewelry, moUe-op, hoit- do r*o interest p<.05 A G S Polients (N=I7) Unofleeted Sibs. (N=11) Figura d7. Comparacion entre muchachas con hiperpla- sia suprarrenal congenita y muchachas normales con respecto al tipo de rol y preferencias por el uestir (pre Ferencias por roles genericos). Las barras repre­ sentan el porcentaje de sujetos de cada grupo que mostro la conducts especifica de cada categoria. (Be­ gun Chrhardt, 1975, p.74). 433 esta notoriamente afectada por déterminantes cultu- rales. El hecho de qae las chicas afectadas de hiper- plasia suprarrenal congenita prefieran participer, junto con los muchachos, en actividades fisicas mas facilmente observadas en e 1 sexo masculine, activi­ dades que generalmente Impllcan niueles altos de a- gresion y actividad fisicas, sirve para constater positivamente la hipotesis de que "naturalmente" el hombre es mas agresivo y activo que la mujer, al menos en los patrones de conducts que reflejan cotas elevadas en actividad y agresion fisicas. Los restantes datos, exouestos en las figs. 46 y 47, apuntan fenomenos que estan en la misma li­ nes. Lues, efectivamente, las chicas con hiperplasia suprarrenal congenita muestran nivelas bajos de ten- dencia materna (se desinteresan mas que otras chicas del cuidado de los nîMos pequeFSos; se sienten mas atraidas por el uso de juguetes masculines, como coches, camiones y pistolas, que por el uso de ju­ guetes femeninoB, como munecas); expresan escaso interés hacia sus futures roles como novia y como esposa pero, sin embargo, ëstaban muy interesadas por sus futures roles relacionados con el trabajo. 434 Finalmente (fig. 47), se identificaban sexualmente como "marimachos” ("tomboyismo"), esto es, como hembras que se comportaban a la manera de muchachos; no se interesaban demasiado por su aspecto ffsico (apariencia); preferian que sus uestidos fueran fun- cionales antes que atractiuos; y , como ultima carac- teristica, sus actividades sexuales y pasionales du­ rante la adolescencia,con el otro sexo, no poseian ni la frecuencia ni el ardor que se evidencia en una chica normal. Una seounda ifnea de evidencia, estudiada tam- bien en la hiperplasia suprarrenal congenita (y por consiguiente en sujetos expuestos a niueles elevados de androgenos perinatales), ha sido sehalada por al- gunos autores (Money y Lewis, 1966; Baker y Chrhardt, 1974, etc.). Begun se desprende de estos trabajos, los niueles inusualmente elevados de androgenos prénatales pueden inducir algun efecto sobre el sis- tema neruioso fauoreci.endo la inteliqencia. Por ejem- plo, la investigacion de Baker y Chrhardt constate que très grupos de muchachos y muchachas con sfndro- me adrenogenital y pertenecientes a très hospitales distintos (fig. 48), exhibfan un C.l. (coeficiente 435 Adrenogenitol Polients Full 10 BuFlolo Sotnple Mton:ll2 74 SDM652 N=27 Hopkins Sompte m liw n Somplf Meon'1099 Meo«:|J200SO:(93 50:1491 70-79 80-89 90-99 100-109 «0-119 120-129 130i IQ Intervols Figura 4 6 ♦ Hormones e inteliqencia. Comparacion entre la distribue]on normal de los C.l. de la escela de in- teligencla Uechsler y las distribuciones de très mues- tras (tomadas de très hospitales) de muchachas y mucha­ chos con hiperplasia suprarrenal congenita. (Begun Baker y Chrhardt, 1974, p.53). 436 intelectual), obtenido en la escala de inteliqencia Uechsler, mas elevado que el correspondiente a la distribucibn normal. El estudio de Baker y Chrhardt es sugerente pero no utilizaron grupo de control; ademas, cuando los autores 'compararon los C.l. de una de las muestras (la perteneciente al hospital Buf F alo) con los C.l. de sus familiares (padres y hermanos), no se observaron diferencias. La inter- pretacion que dan a este ultimo fenomeno es que, al no existir sesgo en la poblacion utilizada, es pro­ bable que exista un proceso de transmisibn genetica recesiva de la hiperplasia suprarrenal congenita por- tado por los pariantes de los enfermos. B. 5INDRDML DE 1N5EN5IB ILIDAD AL ANDROCENO Cl sindrome de insensibilidad al andrbgeno, también denominado sindrome de feminizacibn tes­ ticular, es el caso mbs frecuente de pseudoherma- froditismo masculine. Viene a constituir la cara opuesta del sindrome adrenoqenital o pseudoher- 437 mafroditismo femenino. El sindrome de Feminizacibn testicular presents en su forma compléta unas ca­ rs cte ri sti cas bien definidas: sexo oenetico mascu­ line (cariotipo 46, XY y cromatina de Barr negative), gbnadas masculines diferenciadas deficientemente, gé­ nitales femeninos con vagina en fondo de saco y au- sencia de utero y anejos, buen desarrollo mamario, vello axilar y pubiano déficiente y niveles de andrb- genos re 1 ativamente bajos, Como se ve, se trata de individuos con genotipo masculine pero con fenotipo femenino (el aspecto general del cuerpo es invaria- blemente femenino; estos individuos siempre ban sido considerados y educados como mujeres). Money (1970) refiere que algunos ban triunfado como modelos, y Basile (1973) razona que "estas mujeres" suelen po- seer un aspecto atractivo y bello, lo cual he origins- do que su situacibn clinica se haya conceptualizado bajo la denominacibn de "sindrome della donna bella". Oesde que este caso fue descrito inicialmente por Morris (1953) hasta la actualidad, se ban dado diverses interpretaciones sobre los posibles meca- nismos que subyacen a esta enfermedad. La posicibn mbs aceptada actualmente defiende que las cblulas 438 diena del organisme son insensibles a la testostero­ ne y otros androgenos. A este respecto, Santos-Briz et al. (1978, p.225) sepalsn que "por estudios bio- quimicos se ha comprobado que las gbnadas en el sin­ drome de Feminizacibn testicular producen andrbgenos y estrbgenos biolbgicamente actiuos, por lo due el mayor defecto no radicerla en la produccibn de hor- monas sino en el fallo del mecanismo de respuesta a los andrbgenos por insensibilidad de las zonas dia- na". Por otre parte, la teorla desarrollada por Dhno (1977) y expuesta al comienzo de este capitule po- drla aportar datos adicionales para el conocimiento de los mecenismos biolbgicos que determinan el sin­ drome. Ademas, la frecuente aparicibn familiar (Sordo et al., 1978) de este enfermedad confiere a la misma una caracterlstica hereditaria; sin embargo, todavla no existe consenso en relacibn con los pro- cesos geneticos alterados pues, mientras que algunos piensan en que la transmisibn de le enfermedad es ma­ terna, recesiva y ligade al cromosoma X, otros de- fienden eue la transmisibn es autosbmica, dominante y condicionada por un gen masculâno (Santos-Briz et al., 1978). 439 Por consiguiente, en el sindrome de insensi- bilidad androgenica nos encontramos ante otra fal- ta de coexistencia entre sexo genetico y sexo cor­ poral (incluyendo al sistema nervioso, como veremos mas adelante). Durante la epoca de gestacion las ce- lulas del organismo no ban sido afectadas por los an­ drbgenos; esto es equivalents a prlvar de andrbgenos a un macho durante la gestacion (experimentos fre- cuentes en el laboratorio animal). Las consecuencias directes de este fenbmeno pueden se r deducidas facil­ mente por el lector si se basa en las evidencias ana- lizadas a lo largo de este capitule; signifies que nm se he diferenciado el organismo en el sentido mas­ culine, esto e s , no se ha diferenciado el cerebro, ni las estructuras genitales ni el aspecto general del cuerpo. Por tanto, anque el genotipo sea masculino, el individuo es mbs bien una hembra. Sin embargo, es preciso puntualizar algunos aspectos; por ejem- plo, la organizacibn genital no es autbnticamente femenina por razones obvies: a) no existen ovarios ya que se desarrollaron testlculos por la presencia del cromosoma Y, y b) tampoco se ban desarrollado las estructuras genitales interna femeninas (por 440 ejemplo, no existe utero ni anexos)- en su totalldad, posiblemente porque el factor inhibidor mulleriano lo impidio (aun ssi, este factor no fue suficiente para inhibir el desarrollo de algunas estructuras genitales femeninas). La obseruacion del comportamiento de estos su­ jetos que, como acabamos de puntualizar, exhiben un cerebro femenino, es iboico que no se aparten de la conducts media femenina en cualesquiera de los pa­ ramètres analizados (aun bajo esta consideracibn, estos individuos no son mujeres normales por las razones ya indicadas). Un patron de conducts estu- diado es el relscionado con la diferenciacion psico- sexual. Generalmente, los endocrindlogos refieren observaciones clinicas sobre este sindrome en las Que mezclan los aspectos morfoloçicos con las pun- tualizBciones sobre su psiquismo que, en cualquier caso, seRalan la presencia de un psiquismo normal femenino. Este es un ejemplo: "La configuraciôn flsica y la expresiôn dinamica, asl como el psi­ quismo de la paciente, eran tlpicamente femeninos, si exceptuamos la ausencia de vello axilar y la es- casez de 1 pubiano. Las mamas estaban bien desarro- 441 lladas y presentaban una tenue pigmentacibn en las areolas" (Santos-Briz et el., 1976, p.224). Estudios mbs especfficos sobre la psicosexualidad de estos individuos defienden oue la diferenciacibn psicosexual es femenina, no distinquibndose de la conducts feme­ nina normal de otras mujeres (Money et al., 1968). Como se sabe, los sujetos con insensibi1idad andro­ génies no pueden ser fertiles; sin embargo, estos autores ban seMalado que pueden actuar muy bien co­ mo madres adoptivas (evidencian un instinto materno normalmente femenino). En otro trabajo (Sandin, 1900) hemos defendido que la mayor especializacibn hemihemisferica del va- rbn (la especia 1izacion del cerebro de la mujer es bihemisferica) es dependiente de la presencia de an­ drbgenos durante la vida fetal. Por otra parte, es conocido que el hombre posee una capacidari espacial superior a la mujer (Maccoby y Dacklin, 1974), evi- denciada en tareas que implican a esta habilidad (pa- rece que el hemisferio derecho del varbn esta espe- cializado para la ejecucibn de tareas espaciales; el izquierdo para tareas verbales). En un estudio pu- blicado por Masica et al. (1969), los autores ponen 442 de relieve que los individuos con sindrome de femi­ nizacibn testicular puntuan mas bajo que los sujetos normales del mismo sexo oenético en oruebas de ha­ bilidad espacial. Finalmente, una serie de observa­ ciones constatadas por 5ouza-Poza (1979) refieren que los sujetos afectados por el sindrome de insen- sibilidad al andrbgeno manifiestan un claro estilo cognitive femenino, al se r estudiados con pruebas de dependencia de campo ("Rod and Frame Test", etc.); tanto los sujetos con este sindrome como las mujeres, son mas dependientes de campo que los sujetos varo- nes normales. Por consiguiente, la di f e renciacibn coqni tiva de estos sujetos puede ser definida en termines de diferenciacibn femenina. El sindrome de insensibilidad al andrbgeno, o sindrome de f enti ni z aci on testicular, puede ser con- siderado como un experimento de la propia naturalesa. Su situacibn particular, referida desde el punto de vista de la hormonizacibn androgénica perinatal, es opuesta a la de la hiperplasia suprarrenal conge­ nita, esto es, se caracteriza por la ausencia de andrbgenos prénatales en un macho genéticamente con- siderado. El resultado es que nos encontramos ante 443 un caso con cerebro de estilo femenino. Los esca- sos estudios que se han referido sobre la conducts de estos sujetos seRalan unanimemente que eviden­ cian un psiquismo femenino, tanto desde el punto de vista de la conducts sexual como desde la obser- vacibn de la conducts cognitive. Estas observaciones sirven para fundamentar la hipotesis de que, al louai que ocurrfa en los animales expérimentales, a 1 cere­ bro masculino se diferencia sexualmente (implicando conductas no sexuales) mediante la presencia de an­ drogenos périnatales. C . ADMU'ISTRACION DE HDRM0KA5 EXOGENAS DURANTE LA GESTACION Hasta este momento hemos intentado fundamentar las bases biolbgicas de la diferenciacibn sexual del sistema nervioso humano desde el punto de vista de una posible incidencia de los andrbgenos, conside- rando esta incidencia desde un marco de referencia clfnico objetivado por la hiperplasia suprarrenal congenita y el sindrome de insensibilidad androgé- nica, es decir, considerando les efectos inducidos 444 nor la actividad de los andrbgenos endbgenos. Las hembras (genéticamente consideradas) Due han sufri- do hiperplasia suprarrenal congenita, muestran inva- riablemente signes notables de virilizacibn en sus tipos de conducts; simi1 armente, los individuos ge- neticamente machos afectados por este sindrome, exhi­ ben conductas masculines en grados mas elevados (Chrhardt y Baker, 1974). Y al contrario, los suje­ tos con insensibilidad androgénies (individuos con fbrmula genética 46,XY), tanto fisiolbgica como con- ductalmente, pueden ser considerados mas especifica- mente como hembras que como machos, sobre todo cuan­ do el sindrome adopta la forma complete. Segbn se desprende de estas observaciones, pa- rece évidente que anoyan la hipbtesis "organizadora" referida a los andrbgenos. Sin embargo, actualmente son objeto de estudio otras hormonas esteroides, en relacibn con un posible papel organizador. Concre- tamente, se ha puesto énfasis en el conocimiento de la posible incidencia de las hormonas exbgenas, ad- ministradas durante la época de gestacibn, sobre la organizacibn de la conducts adulta y, por ende, so­ bre la organizacibn (entendida como diferenciacibn 445 sexual) del sistema nervioso. Con este propbsito, se han publicado interesantes trabajos que han bus- cado sistematicamente la influencia de los estrb- oenos y progestagenos (naturales y sintéticos), ad- ministrados prenatalmente, en relacibn con posibles patrones de organizacibn de conductas adultas. Uno de los primeros estudios expuestos con esta finalidad fue la preliminar informacibn de Chrhardt y Money (1967). Cstos investigadores pu- sieron de relieve un fenbmeno relativamente inob­ servable y raro: un grupo de 10 muchachas, cuyas ma­ dres fueron tratadas durante la gestacibn a base de drogas con propiedades progestagenas para evitar el aborto, exhibfan masculinizacibn genital y niveles elevados de C.l. (medidos por la Cscala de Inteli- gencia Uechsler par NiRos, "UISC") comparadas con la poblacibn normal. La interpretacibn general que se ha venido dando a los resultados de este traba­ jo, se ha hecho en termines de que estas drogas progestagenas poseen también propiedades androgéni- cas que pueden ser las responsables de los fenomenos observados. Fosteriormente, Dalton (1956) publico ünîtra- 446 bajo realizado con muchachas y muchachos en un co- leqio inqles. Tal y como defiende la autora de esta publicacion, los chicos y chicas que estuuieron ex­ puestos a la influencia de la progesterone durante la gestacibn (porque sus madres fueron tratadas con esta Bustancia para regular la gestacibn) alcanza- ban mayor rendimiento acadbmico, segun el criterio de los profesores, que otros ninos no expuestos a esta influencia. Cstos trabajos poseen demasiados defectos me- todolibgicos como para ser admitidos sin reserves. Cn primer lugar, sobre todo en el primer caso, la mues- tra de sujetos expérimentales es demasiado pequeha. Cn segundo lugar, sobre todo en el sequndo trabajo, sblo se trata de medir el criterio de sus profesores. Cn tercer tbrmino, los grupos de control empleados no parece que sean suficientemente validos. For con­ siguiente, es discutible que la progesterone admi- nistrada exbgenamente pueda desempeRar algbn papel importante sobre la inteligeneia . Fara solucionar algunos de estos escollos, y con el fin objetivar mas adecuadamente la incidencia de los progestage- nos y estrbgenos exbgenos prénatales sobre la inte- 447 ligencia, Reinisch (1976) llevb a cabo un estudio mucho mas controlado y fiable. Entre las variables controladas en el trabajo de este autor se incluyen el nivel socioeconbmico, la dosis de hormona admi- nistreda y la combinacibn (sblo progesterone, o progesterone mas estrbgeno). La importancia que es­ ta forma de tratamiento prenatal puede tener en rela­ cibn con la inteliqencia del individuo la resume asi Reinisch (p.81.): "Although the intellectual perfor­ mance of treated and untreated siblings was subject to a series of statistical evaluations, the results were relatively unequivocal. The intelligence of children on a variety of scores was independent of prenatal hormone treatment, dosage, or sex of subject This result must be qualified by the general popula­ tion characteristics of subjects in this investiga­ tion... Subjects in this study, both treated and untreated siblings, performed unusually well on va­ rious measures of intelligence. This result may sim­ ply reflect a self-selection bias of patients who seek medical attention and can afford the costs associated with this demand". En este trabajo, Reinisch estudib, en varones y hembras, la incidencia 448 de très formas de tratamiento: progesterone sinté- tica, progesterone sintética (nivel elevado) mas estrbgeno (nivel bajo), y estrbgeno (nivel elevado) mas progesterone sintética (nivel bajo). For tanto, segun se desprende de esta investigacibn, no se evi­ dencian efectos destacables de estas combinaciones sobre la inteliqencia. Sin embargo, y a pesar de de estas conc1usiones, es importante que considere- mos la posibilidad de que estas hormonas exbgenas admini stradas prenatalmente tengan algun efecto des- tacado sobre la diferenciacibn sexuel del sistema nervioso, en relacibn con otras conductas distintas a la intelegencia. Un interesante trabajo realizado con ratas hembrai por K i n d y Maqueo (1955) puso de manifiesto que la administrecibn simultanés de progesterone y pro- pionato de testosterone no inducfa diferenciacibn masculins del sistema nervioso. Esto puede demos- trar, en estos animales, que la progesterone anu- 1 a los efectos de los andrbgenos. Puesto que en el ser humano existen situaciones clinicas en las que el feto gestente esta expuesto a la influencia de progesterone exbgena, résulta tentador penssr que 449 los progestagenos evidencian un efecto antagonico con los androgenos; en este caso, deberfan obser­ vasse efectos feminizantes y/o demesculinizantes en los seres humanos expuestos prenatalmente a la accibn de estas horponss. En una investigacibn preliminar, Yalom et al. (1973) concluyeron, a partir de une muestra de ado­ lescentes masculines cuyas madres fueron tratadas con dietilestilbestrol mas progesterone (medicscibn empleada para las madres gestantes diabéticas), que estas individuos estaban noteblemente demasculini- zados. Disminucibn de experiencias heterosexueles, agresion y otros intereses tipicos del sexo masculi­ no, fueron los procesos conductales que mejor de- mostraron el efecto antimasculino del tratamiento prenatal. La conclusibn de estos autores puede inter- pretarse en una Ifnea similar al anterior trabajo de K i n d y Maqueo (1965), esto es, considerando que los progestagenos y los progestagenos mas estrbgenos feminizan el cerebro prenatalmente. No obstante, séria importante observer este mecanismo en indi­ viduos femeninos. Tal y como ha constatado un tra- 450 bejo mas reciente (Zussman et al., 1975), esta hi­ pbtesis puede aplicarse simi1 a rmente al individuo genéticamente hembra. Estos ultimos autores docu- mentaron que los sujetos expuestos prenatalmente a la administracibn de progesterona por gesteclbn toxémicc, tanto los muchachos como las muchachas, exhibfan diverses grados de feminizacibn en sus con­ ductas. Las conductas se referfan a aspectos como actividad ffsica, agresibn, intereses heterosexueles y juegos. La observacion de las conductas, como en muchcrs otros trabajos, se realize utilizando una baterfa de tests y ent revistas con ninos y/o pa­ dres. Por consiguiente, todos estos resultados nos hacen pensar en que las citadas hormonas, en rela­ cibn con la hipbtesis orgahizadora, ejercen un e- fecto antimasculino o feminizador, tanto en machos como en hembras, Para obtener evidencias mas fia­ bles sobre estas cuestiones, Ehrhardt y sus cola- boradores en el "Children's Hospital of Buffalo" de Nueva York han iniciado un minucioso plan de in­ vestigacibn. Por el momento, ya han publicado dos importantes trabajos (Ehrhardt et al., 1977; 451 Me yer-Bahlburg et al., 1977) donde tratan de refle- jar la diferenciacibn psicosexual de varones y hembras expuestos prenatalmente a la influencia de progesterona exbgena (acetato de medroxioroges- terona) administrada en dosis moderades. La conclu­ sibn que defienden los autores en relacibn con estos primeros informes varia en funcibn de 1 sexo de la muestra empleada, si bien esta variacibn unicamente es de grado. AsX, mientras que en el caso de la muestra femenina se evidencib claramente que la pro­ gesterona hacfa s las muchachas mas femeninas, eh el grupo experimental masculino unicamente existia "un insignificente efecto" demasculinizador. Les muchachas expuestas in utero al efecto de la proges­ terone, arrojaban puntuaciones mas bajas en las pruebas queimedXeb^exbibicibn de eoerofa:ffsica, hsbilidades atléticas y tomboyism; también en re­ lacibn con el grupo de control, arrojaban guntua- ciones més elevadas en las pruebas que median inte- rés por desempeRar roles maternales (cuidado de bébés, etc.), identificacibn con el sexo femeni­ no y preferencia por vestidos de estilo tlpicamente femeni n o s . 452 Los autores interpretan estos resultados suoiriendo que le progesterona exoçena .aBtaooni- za con los andrbgenos endbgenos. En el caso de las muchachas, e1 proceso feminizador se explica en base s que los bajos niveles de andrbgenos endb­ genos liberados por la corteza suprarrenal y el ova- rio son contrarrestados facilmente por la progeste­ rona endbgena. En los muchachos, por el contrario, en nivel prénatal de andrbgenos es mucho mayor, por lo que résulta mas dificil que la progesterona exb­ gena inhiba la accibn organizadora de aquellos. Por esta ultima razbn, es posible que el insignificante efecto demasculinizador observado en el grupo de muchachos expuestos el efecto de la progesterona exbgena, no sea tanto un efecto de la progesterona como un efecto de la mala gestacibn de la madré. Si comparâmes estos resultados con los anterior- mente publicados por Yalom et al. (1973) y Zussman et al. (1975) vemos que existen algunas diferencias de grado pero no de cualidad. La explicacibn de es­ tas diferencias, como han defendido Ehrhardt y sus colegas, puede interoretarse en termines de dosis utilizadas, pues, mientras oue las muestras experi- 453 mentales empleadas por estos autores estaban cons- tituidas por individuos expuestos in utero a dosis bajas D moderadas de progesterona, las muestras de Yalom et al. y de Zussman et al, sufrieron prenatal­ mente la incidencia de dosis mayores (ademas, el experimento de Yalom estaba formado por sujetos ex­ puestos a dosis combinadas con estrbgenos). Aunque los trabajos de Meyer-Bahlburg et al. (1977) y Ehrhardt et al. (1977) estaban cuidadosa- mente controlados e n lo que respecta a la formacibn de los grupos de control y la baterfa de pruebas em- pleada para medir los diverses tipos de conductas, en orden a elaborar una hipbtesis valida sobre la importancia de estas hcrmonas exbgenas en la or­ ganizacibn de la diferenciacibn psicosexual humana, no es posible todavfa emitir un juicio conclusive. Pues, por una parte, los grupos de control utili- zados no han podido igualarse al grupo experimental en todas las caracterfsticas excepto en relacibn con las hormonas que estudiemos; los individuos es­ tudiados en el grupo experimental pertenecen a si - tuaciones prénatales patolbgicas ya que sus madres fueron tratadas con hormonas exbgenas por anormali- 454 dades del embarazo (toxemia o diabetes); serfa im­ portante poder estudiar grupos de control con la misma historié intrauterina que los grupos expé­ rimentales pero sin exposicibn a hormonas exbgenas, y esto es dificil. Por otra parte, es necesario estudiar el efecto que tiene la administracibn de estrbgenos (no combinados con otras hormonas) exb­ genos en estas circunstancias. Espérâmes que el eouipo de Ehrhardt en Nueva York esté dando pasos importantes en este sentido. Eomo ultima considera­ cibn, para emitir hipbtesis mas consistentes necesi- tamos controlar todavfa mejor très variables impor­ tantes: tamaho de la dosis, hormona empleada, com­ binacibn de hormonas admini strada, y tiempo y época de aplicacibn. Green (1979) ya ha evidenciado con resultados empfricos algunos de estos aspectos. 0. DIPERENCÎfiCTOR SEXUAL DEL SISTEMA NERVIOSO EN EL SER HUMANO Y EN LOS ANIMALES Después de haber analizado los trabajos que, a nuestro juicio, representan mas fielmente el es- tado de la investigacibn referida a la diferencia- 455 cion sexual del sistema nervioso, es facil cue nos dejemos tentar por la natural tendencia oue nos lle- va a comparer los resultados globales de este campo de investigacibn con los resultados que emergen del campo animal. Una comparacion rigida es dif-fcil de admitir; sin embargo, no es dificil comprobar que el sentido basico senalado por la diferenciacibn, tal V como aqui lo hemos expuesto, evidencia una coinci- dencia inequivoca en animales expérimentales y huma­ nos . Indudablemente, résulta particularmente suge­ rente observer que los estudios realizados con pri­ mates (Goy, 1958; Goy, 1970; Coy y Phoenix, 1971; Phoenix, 1974; etc.) indican la existencia de un paralelo directe, pero experimental, con los sin- dromes humanos descritos, especialmente con el sin­ drome adrenogenital femenino o pseudohermafroditis- mo femenino. Le investigacibn de la conducts social, particularmente en los individuos jbvenes, seRala que existen insospecherias lineas de coincidencie en muchas tendencies comportementales de jbvenes humanos y jbvenes primates, por ejemplo, en los jue­ gos, expresiones agresivas y amenazadoras, gasto de 456 energia ffsjca, interés por el cuidado y acicala- miento de bébés o crias jovenes, etc.; estas con- ductas son m arcadamente diferentes segun se trate de uno u otro sexo. La conducts social de las hembras humenes geneticas con pseudohermafroditismo por hi- perplasia suprarrenal congenita, se asemeja mas=a la conducts social de I d s mucbachos cue a la de o- tras chices normales; similarmente, la conducts so­ cial de monos rhesus hembras androgen!zados prena- talmente con propionato de testosterone esta mas cerca de I d s modèles masculinos, en esta especie, que de I d s modèles femeninos, Estos modèles son in- dependientes del estado hormonal "actual" del i n- div/iduo; unicamente dependen del estado "prenatal" de los androgenos o sustancias afines. Posiblemente los modelos de conducts observados en los primates no son-igoaies a los modelos de con­ ducts humanos. De hecho nadie defiende esto. Sin em­ bargo, cada uez es mas evidente que tanto el ser humano como los primates y otros mamiferos exhiben en sus estados juveniles y adultos un dimorfismo se­ xual tanto pare conductas sexuales como,para conduc- tas no sexuales y que, inequivocamente, este dimorfis- 457 mo es dependiente de un dimorfismo previo existante en el sistema neruioso. El dimorfismo, una uez cons- tituido V pasadas la etapas criticas, es relativamen- te irreversible. La cultura y el aprendizaje del in- dividuo humano puedenfaciliter o dificultar la expre- sion comportemental de estas diferencias sexuales pero, en cualquier caso, se estarfa actuando sobre un mé­ canisme natural del individuo. lu. C U E S T I O N ' E S D E D I S C ü S I Q N A C T U A L A reiz de los diverses trabsjos que han sur- qido en los ultimas oRos sobre la investigacion de la diferenciaciôn sexual del sistema nervioso, han nacido una serie de hipôtesis que en algunos aspectos son objeto de controversia actual, for es­ ta razon, y con el interés de revitalizar estas hi- potesis, nos detenemos a tratar estas cuestiones que, a nuestro entendez, poseen una importancia elevada para comprender la diferenciacion sexuel del cere- bro. Los temas que discutiremos son cuatro: a) méca­ nismes générales de diferenciacion ; b) ^existe una 450 sexueliri&d basics? c) modelos de diferenciacion; y d) el agente inductor. A. rCCANJSr'OS GENERALES DE D ITERE NE I AC I ON La posicion actual mas sostenible, el estudiar el efecto directe de las hormones sobre la conducts, se entiende be jo dos ascectos fundamentales: un pri­ me r efecto durante etapas criticas diferenciando se- xualmente el cerebro (efecto diferenciador), y un segundo efecto en la epoca adulta actiuando o inhi- biendo el cerebro anteriormente diferenciado (fun- cion ectivadora-inhibidors), Memos hablado mucho so­ bre el primer efecto durante todo este capitulo, pero, esta diferenciacion perinatal ^que mecenismo biolo- gico involucre? ^se trata de un proceso de orqani- zacion de nuevas estructuras y procesos neurofisio- Idgicos o , por el contrario, sdlsmente se modifies el umbral de respuesta de los circuitos neurofisio- Idgicos? Dicho de otra manera: la presencia de an- drogenos tempranamente ^diferencia el cerebro mas­ culine organizsndo nuevos patrones, o unicamente al- terando su capacidad de respuesta a las hormonas sis- temicas? 459 La posture que defiende que los androgenos ejercen un efecto perinatal sobre el sistema ner­ vi osa, al te rando la capacidad de respuesta de los mecanismos neurologicos a las hormonas sistémicas, si n inducir efectos organizadores de estas estruc­ turas, fue propuesto inicialmente por Beach (1971). Sequn mantiene este autor, los androgenos no orga- nizan las estructuras neurologicas perinata 1 mente ; los androgenos, mas bien, modifican la estimulabili- dad de mecanismos crfticos de 1 sistema nervioso du­ rante las etapas perinat.ales criticas, incidiendo asf sobre la capacidad de respuesta de 1 cerebro a- dulto a los estimulos procédantes de les propias hor­ monas. Beach sugiere que cada adulto posee los ele- mentos neurologicos suficientes implicados en la con­ ducts masculins y femenina, es decir, no existe orga- nizacion diferencial en el varon que implique cambios estructurales del sistema nervioso; la presencia de androgenos modifies el mécanisme de respuesta de estos elementos newcolôgicos y facilita las conduc­ tas masculines, mientras que su ausencia facilita que funcionen los mecanismos de respuesta femeninos. Realmente, muchas de las evidencias actuales 460 hacen que sea dificil mantener la hipôtesis que defendiô Beach. Incluse este m i smo autor no pare- ce que se a muy qartidario de esta proposiciôn actual- mente, segun se observa en sus trabajos mas recien- tcs (Beach, 1975, 1979), inclinandose con mayor pre- ferencia por la hipôtesis de organizaciôn. Eviden- temente, la organizaciôn del sistema nervioso im­ plies cambios estructurales y funcionales de 1 sis­ tema nervioso, y un tipo de cambios funcionales pue- de consistir en modificar la capacidad de respuesta a los estimulos hormonales adultos y, a su vez, de - render de la organizaciôn previa de areas especifi- cas del sistema nervioso. Desde los ciasicos trabajos de Harris (1966) y Phoenix et al. (1959) hasta los mas recientes, de- fienden la hipôtesis de organizaciôn. La hipôtesis de Beach de alteraciôn de los umbrales de respuesta se débilita cuando muchos investigadores seRalan que los animales jôvenes, por ejemplo el mono rhe­ sus (Coy, 1970; Coy y Phoenix, 1971; etc.), expresan un claro dimorfismo sexual en diverses tipos de con­ ducts y en ausencia de diferencias sexuales de nive­ lés hormonales internos. Por tanto, la inicial hipô- 461 tesis de Beach no es valida para los animales que evidencian dimorfismo sexual comportemental (inclu- yendo aqui diverses patrones de conducts social) in- dependientemente de que sus cerebros sean estimulados o no por hormonas. Esto viene a subrayar que la hor- monizacion périnatal ha modificado sustancialmente al cerebro para que este, en su estado adulto, pueda actuar con cierta independencia de la estimulacion interna. For otra parte, tel vez una de las evidencias que mas fielmente apoya la hipôtesis de organizaciôn vie­ ne senalada por el hecho de que existan diferencias especfficas, bioquimicas y neuroanatômicas, entre el cerebro de uno y otro sexo inducidas por la hormoni- zaciôn perinatal. Como hemos indicado en otro lugar de este capftulo, la presencia de andrôgenos durante la etapa critice de diferenciaciôn sexual del sis­ tema nervioso modifies irreversiblemente la bioquf- mica y la neuroanatomia de areas especfficas de 1 sis­ tema nervioso. Obviamente, la hipôtesis de organiza­ ciôn parece mas convincente. Tanto los argumentes conductales como los ar- qumentos bioqufmicos y neuroenatômicos aportan im- 462 portantes datos a la idea de que se trata de un pro­ ceso oroanizador. Si n embargo, el modelo de organi­ zaciôn puede entenderse de dos formas distintas. En primer lugar, se podria tratar de un unico méca­ nisme cerebral i n d i f e r e n d a do , siendo la presencia de andrôgeno la que détermina que el desarrollo se realice en el sentido masculine; esto viene a se r lo que ocurre con el tubercule indiferenciado que, ante la presencia o ausencia de andrôgeno, se dife- rencia en un pene o en un clitoris; ante una diferen- cieciôn incomplets existirfan formas intermedias pe­ ro no estructuras dusles. En segundo lugar, uns for- mulaciôn alternative sugiere que el estado indiferen- ciado del sistema nervioso séria dual, como ocurre con el esbozo embrionario de los tractos reproduc­ tives (canales de Uolff y Müller); la diferenciaciôn masculine consistiria en inhibir los esbozos femeni­ nos y desarrollar los masculinos, la diferenciaciôn femenina en desarrollar el esbozo femenimo; en esta segunda formulaciôn, la presencia de vestigios del otro sexo explicaria algunas tendencies heteroti- picas observadas en la conducta sexual adulta. El desarrollo de los esbozos masculinos exige le pre- 463 sencia de androgenos, pero la inhibicion de los femeninos probablemente précisa la presencia de alguna otra sustancia testicular inhibidora. B. i,EXISTE UNA SEXUALIDAD BASICA? Maranon (1929) piensa que lo masculino y lo femenino son "dos grados" sucesivos en el desarro­ llo de "una funcion unice", la sexualidad, con di- ferencicias puramente cuentitatiues y cronologicas de un sexo al otro. Begun este autor, la viriliza- cion, en la mujer, es un estado"hiperfuneional" de la glandule suprarrenal e hipofisis, mientras que la feminizacion en êl varôn se debe a la"hi- pofunciôn" de la glandula testicular. "Esta diferen­ ci a nos muestra que la feminizacion del Nombre es un fenômeno regresivo, pudieramos decir negative; mientras que la virilizaciôn de la mujer es un fenô­ meno que, aparté de su carâcter patolôgico, pudiera­ mos llamar progresivo; en cierto modo positive" (Ma- raPSÔn, 1929, p .125). Esto lleva a MaraRôn a suponer que la mujer, en la evoluciôn sexual, es un estado intermedio entre la adolescencia y la virilidad. 464 "Al Nombre -dice Maranon, p.125- le basta una in- fluencia p a s i v e (ser poco varon) para parecer una mujer. La mujer, para parecer un Nombre, necesita una impulsion activa que supers su feminidad... Es­ to explica el NecNo... de que, asf como la castra- cidn del Nombre détermina una adiposidad de tipo fe- minoide, en la castraciôn ovarica no se producen alteraciones en la distribuciôn de le grase femeni­ na... Naturalmente, esto se explica porpue la pri- vaciôn del testfculo Nace regresar la masculins al estado femenino pero le privaciôn ovarica no Nace mas que acentuar la misma distribuciôn infantil tf- pica de la mujer. Lo mismo pasa con el vello pube­ ral: el del Nombre castrado se Nace femenino; el de la mujer castrada no varfa, a lo sumo acentua su ca- racter infantil. Igual pasa con la voz". Ualker (1969) Ne dicNo lo siguiente: "TNe fe­ male may therefore be regarded as the basic type of the mammalian species, and the male as the more highly differentiated type derived from it by the action of the male hormone. Man may be considered therefore as derived from woman rather than wo­ man from man. The myth of Lilith and not the sto- 465 ry of the Garden of Eden is the better parable of man's birth. He, and not woman, represents Natu­ re's Second thoughts, the more specialized type, the rib taken from the woman's side and shaped into the likeness of a companion" (p.3l). Money (1979, p. 233) refiere que: "Todos los da­ tes de la observacion empirics sugieren que los um­ brales de dimorfismo sexual programados en el cur- so de la vida prenatal obedecen a lo que oodria 11a- marse, como un aforismo, el principio de Aden y Eva. Entendemos por ello que la prioridad de la naturale- za es diferenciar todo embrion viable en Eva. Para diferenciar a Adan, hay que ahadir algo mas". Dost (1979a, pp.7-6) ha escrito oue: " ...In mammals the female is homozygous for the X chromo­ some, the male sex being heterozygous (XY) and he- terogametic; the Y chromosome is the bearer of male determining gene(s)... the neutral body sex, inclu­ ding neural structures, is feminine in mammals and masculine in birds... In conclusion, it would appear that in mammals and birds body sex shows a basic developmental trend corresponding to that of the homozygous sex. Characteristics of the heterozygous 466 sex heue to be actively imposed by the secretions of the corresponding gonads", El testimonio que nos ofrecen estos cuatro au- tores, el primero fundamentado en la observacion clinica y los tres ultimos basados en el conocimien- to actual del proceso de "organizaciôn" y diferencia- ciôn sexual del sistema nervioso, parece sugerir que existe una tendencia femenina basics, tanto en rela- cion con las estructuras reproductivas como en rela- cion con el sistema nervioso, sobre la que se élabo­ ra la variable masculine. For una parte, esta hipôtesis esta fuertemente apoyada por el hecho de que, desde el marco genital y reproductive, la diferenciaciôn femenina recuerda bastante la estructurs inicial indifereneiad a (fig. 38). Observar estructuralmente este mismo fenômeno con respecte al sisteme nervioso, résulta por el mo­ menta se r una cuestiôn dificultosa por la imperfecciôn de las técnicas de observaciôn del cerebro. Si n em­ bargo, las evidencias conductales y fisioLôgicas en general fundamentan, al menos en parte, que el sistema nervioso embrionario e indiferenciado es, en ambos sexos, mas similar al cerebro femenino 467 adulto que al masculino. Este mécanisme de diferen- ciaciôn parece obedecer a unas leyes similares en todos los mamiferos (pueden darse excepciones). Una prueba particularmente convincente en relaciôn con esta hipôtesis del "sexo basico" se observa en la rata. Este animal nace con un cerebro unimôrfico, o si se prefieré Femenino, siendo la inFluencia de las hormonas testiculares la que modifies, durante los cinco primeros dias de vida, las peutas "basicas" dirigiendo el cerebro hacia 1 a linea masculins. Esta idea general, que creemos es igualmente a- plicable al se r humano, la représentâmes graficamen- te en la figura 49. Como puede apreciarse en la fi­ gure, la direcciôn basica del cerebro cambia de ru- ta durante la etapa crftica (etapa de organizaciôn), dirigiéndose hacia la masculinizaciôn, Esto, ademas, puede llevar consigo, y de hecho asf parece ser, la inhibicion de la direcciôn femenina, Fuesto que una organizaciôn adecuada del cerebro (y conducta) masculi- no implies la coincidencia de una serie de factores (edad critica, nivel de andrôgenos, etc.), no debe Bxtraharnos que ampiricamente, como ha subrayado Money (1977), la incidencia de desordenes psicose- 468 MASCULINIZACION X Y (testfculo etepe c r f t i c a XX FEMINIZACION cuario Fioura 69. Diferenciacidn del sistema nervioso mas­ culino y femenino. Mientras que el primero exige la presencia de hormonas testiculares, el segundo no exi­ ge sustancias especiales, ni siquiera estrdgenos u o- tras hormonas ovarices para diferenciarse como femenino. Esto ha permitido pensar que el cerebro femenino es el cerebro basico.pues, ademas, sin sustancias testiculares el cerebro de un individuo XY se desarrolla femeninamente. 469 xuales sea mayor en los varones que en las mujeres (excepto para los sindromes hiposexuales), siendo también mas alta la variedad de estos desordenes en los varones. C. MODELOS DE DIFERENCI AC 1 ON Uno de los primeros trabajos consistantes es- critos sobre la diferenciacidn sexual del sistema nervioso fue publicado por Phoenix et al. (1959). En este trabajo, los autores concluyeron que el tratamiento prenatal a base de propionato de tes­ tosterone inducfa, en el cerdo guineano hembra, una considerable masculinizaciôn ("organizaciôn") del sistema nervioso paralelamente a una defeminaciôn del mismo. Las conclusiones de estos autores sugie­ re n un modelo de diferenciaciôn unidimensional, es decir, un modelo con un polo masculino y otro feme­ nino; la direcciôn hacia el polo masculino, induci- da por ejemplo por la presencia de andrôgenos, im­ plies simultaneamente una masculinizaciôn y una de- feminizaciôn (alajamiento del polo femenino). Sin embargo, posteriormente se han aportado 470 pruebas expérimentales Que subrayan la dificultad de interpreter modélicamente la diFerenciacion se­ xual del sistema nervioso desde una perspective uni- dimensional, siendo mas probable que se trate de un modelos bidime nsional. Un modelo ortooonal signifi- caria que la masculinizaciôn (y/o demasculinizaciôn) y la feminizacion (y/o defeminizaciôn) son dos pro­ cesos independientes. Aunque pueda résultat dificil defender un modelo de este tipo, algunas investiga- ciones (Uhalen, 1976; Goy y Goldfoot, 1975; Davis et al., 1979) recientes han defendido que, experi- mentalmente, es posible manipuiar independientemente en los mamiferos la tendencia para exhibit conducta sexual Femenina o conducta sexual masculia. A par­ tir de estos resultados puede inferirse que la mas- culinidad y la feminidad no son un proceso unitario sino, mas bien, independiente. No obstante, a estas consideraciones habria que ahadir oue dicho modelo obedece mas a un proceso de manipulaciôn experimental que a un proceso natural; obviamente, aunque lo masculino y lo femenino no sean un proceso unitario, la mayor parte de las investigaciones realizadas con animales expérimentales (desde las ratas a los 471 primates) constatan una tendencia (o si se quiere correlacion) general de covariaciôn positiva entre masculinidad y defeminidad, y entre feminidad y de­ masculi nidad . Esto nos llevarfa a plantear la situa- ciôn en términos rie un modelo oblicuo. (fig. 50). Posiblemente, el modelo oblicuo es el que mas se ajusta a la realidad natural, siendo el ortogonal uni­ camente un producto artificial de la experi mentaciôn y un resultado del empleo de dosis hormonales y tiempos de tratamiento no fisiolôgicos, " ...the dimensions would become orthogonal or independent when treatment is nonphysiological or "artificial" to the animal's development in terms of dosage, duration, or timing. In order to encompass both the natural course of events as well as those induced by treatment, an oblique mo­ del may be most parsimonious. The oblique model states that masculinization and defemini2ation, as well as feminization and demasculinization, are correlated, but that one is not necessarily determined, under all circumstances, by the other" (Reisnich, 1976,p .86). 472 f emeni no masculino feme demasculino ni no masculi no def eme ni no f eme ni no masculi no defemeni nodemasculinoC figure 5 0 . Modelos de diferenciacion. A: modelo unidi- mensional. B: modelo ortogonal. C: modelo oblicuo. (Es'-' une modjficedion de los modelos inicialmente prcpuestos por Reinisch, 1975, p.63). 473 D. EL AGENTE INDUCTOR Ta 1 y como hemos expuesto en les primeros apsr- tedos de este capitula, hemos aroumentado que la di- ferenciacion del sistema nervioso, para todos los mamiferos, es un proceso dependiente de los andro- qenos embrionarios o neonataies del individuo. Es decir, desde este cumulo de evidencias podria pos- tularse que el agente inductor de la diferenciacion del sistema nervioso es un androoeno (testosterone) o una combinacion de androgenos apropiada. 5in embargo, algunas evidencias preliminares (8each, 1942; Feder y Uhalen, 1965; Ddrner et al., 1971) sugieren que los estrdgenos, administrados neonatalmente, producen en la rata efectos que "imi- tan” los efectos de los androgenos. Posteriores es- tudios han arrojado datos que apoyan la "hipôtesis de aromatizacidn", esto es, que los androgenos se transforman en estrdgenos en el sistema nervioso siendo, por tanto, estos ultimos los que actuarian como agentes inductores de la organizacidn. La hi- pdtesis de aromatizacidn estd sustentada por los as­ pectos siguientes: 474 a) Se han detectado enzimas aromatizadoras y receptores estrogenicos (en nucleo y citoplas- me) en el cerebro de ratas neonatales de ambos se­ xos (Reddy et al., 1974; Uestley y Salaman, 1975). b) Ueisz y Gibbs (1974) han arguido oue la tes­ tosterone puede convertirse en estradiol y la andros- tenodiona en estrona en el hipotalamo de la rata, sien­ do esta conversion mas elevada durante la edad neo­ natal que durante la edad adulta. c) Los androgenos que son aromatizables en es­ trdgenos, como la testosterone, son mas eficaces que los no aromatizables, como la dehidrotestosterona, pa­ ra inducir la o por tun a dif erenciacidn masculine (mas­ culi ni zacidn y defeminizacidn) (Coniglio et al., 1973; Derail et al., 1976). d) La administracidn de antiestrdgenos (MER-25; CI-628) durante la época neonatal de la rata, inter- fiere el proceso de diferenciacidn masculina (Luttge, 1975; Booth, 1977). e) Aquellas sustancias que bloquean la conver­ sion de testosterona en estradiol, como el 4TD (1,4,6-androstatrieno-3,17-diona), también suelen atenuar los efectos defeminizadores de los andrd- 475 genos exogenos en la rata hembra, o de los androge- nos endogenos en la rata macho, si la administracidn se verifies durante la época perinatal (Clemens y Gladue, 1976; Davis et.al., 1979) Aunoue estos cinco argumentes fundamentan en cierto modo la hipdtesis de aromatizacidn, también es posible emitir algunas objeciones a esta hiodte- sis desde los resultados de la propia experimenta- cidn. Las objeciones mas significatives que actual- mente se pueden hacer a la hipdtesis de aromatiza- cidn son las siguientes: a) La proporcidn de androgenos que se transfor­ ma en estrdgenos en e1 cerebro de la rats es relative- mente baja (Gorski, 1975). b) Cl métabolisme cerebral de los andrdgenos es muy elevado en la rata- (Gorski, 1975). Ademas, se plantea todavia la duda de cual es la verdadera identidad de las sustancias derivadas de la testos­ terona que son activas en el cerebro, c) Los andrdgenos pueden, por tanto, conver­ tiras en multiples sustancias y, de hecho, es fac- tible que interaccidnen con otras entidades qufmi- cas o bibquimicas, como por ejemplo con los neuro- 476 transmisores. Recientemente Dorner (1979) he suge- rido que las drogas psicotropas, administradas neo­ natalmente a las ratas, actuan sobre el cerebro mo- dificandolo irreversiblemente. d ) ta utilizacion de antiestrdgenos (MiER-25, CI-628) o antiaromatizadores (ATD) puede inhibir la diferenciacidn masculina del cerebro de la ra­ ta; sin embargo, esta interferencia sobre la dife- renciacidn es unicamente parcial (Baum y Vreeburg, 1976). Ademas, algunas publicaciones han documenta- do la incapacidad de estas sustancias para evitar Ic masculinizacidn del cerebro (Vreeburg et al., 1977; Davis et el., 1979). Por otra parte, la uti- lizacidn de estas sustancias nos puede llever a sos- pechar que poseen si mi 1erme nte un efecto antiandroge- nico, por lo menos no se ha demostrado suficiente- mente que no sea asf. e) Puesto que el embridn de la rata, tanto ma­ cho como hembra, esta expuesto a la influencia de los estrdgenos maternes, y dado que la rata hembra neonatal sécréta mayor cantidad de estrdgenos que el macho ^porqué los estrdgenos sistémicos périna­ tales no inducen efectos de diferenciacidn? Se han 477 sugerido algunas explicaciones, aunoue la mas fun- damentada posiblemente sea la hipdtesis de que exis­ te una sustancia, la aif-f e t op ro t e i n a , oue bloques una posible Bccidn de los estrdgenos enddgenos sobre el cerebro (McEwen,et al. 1976) ya oue puede ligar a los es­ trdgenos e impedir, de esta forma, su efecto direc­ te sobre el sistema nervioso. Por consiguiente, que- daria la alternative de que los unicos estrdgenos es­ paces de "organizar" masculinamente e 1 cerebro se­ rran los procédantes de los andrdgenos, convertidos en e1 cerebro en estrdgenos por aromatizacidn. Sin embargo, estas hipdtesis se debilitan por la eviden- cia de que la administracidn subcutanea de estrdgenos es capaz de inducir masculinizacidn cerebral, lo cual pone en duda la efectividad de la proteana, al menos durante la etapa neonatal. Una explicacidn a esta ul­ tima dificultad viene indicada por el hecho de que la masculinizacidn cerebral inducida por adminis­ tracidn subcutanea de estrdgenos es evidenciable, unicamente, cuando los nivales admini strados son muy elevados. f) Todos los argumentes que hemos desarrollado implican que es improbable que todos los efectos de 478 la testosterona sobre la diferenciacidn sexual del sistema neruioso en la rata sean realizados a tra- ués de su conuersidn en estrdgenos. Fuesto que la compléta masculinizacidn de 1 cerebro no es factible con la administracidn unica de estrdgenos, pero si con la administracidn de estrdgenos mas andrdgenos no aromatizables (Feder et al., 1974), ello sugiere que la hipdtesis mas plausible sobre la diferencia­ cidn del cerebro en la rata implies la presencia de andrdgenos que, en el cerebro, se transforman en es­ trdgenos, mis la presencia de andrdgenos, aromatiza­ bles o no, que no se transforman en estrdgenos. En todo caso, puede obseruarse que toda la dis- cusidn actual sobre la hipdtesis de aromatizacidn se fundaments unicamente en observaciones efectuadas con ratas. Al referirnos a mamiferos con périodes de gestacidn largos, incluyendo al ser humano, la hipd­ tesis de aromatizacidn es mucho mas débil, por no decir inmantenible. Dorner et al. (1977) han evi- denciado que, aunque los estrdgenos inducen efectos oue "imitan" los de los andrdgenos en la rata, en el cerdo guineano, contrariamente, demasculinizan el ce­ rebro. Una aportacidn adicional ha sido descrita por 479 Goy (1979); segun este autor, ni los estrdgenos son efectivos para masculinizar el cerebro del mono rhe­ sus, ni los andrdgenos no aromatizables (dehidrotes­ tosterona) son inefectiuos para productr masculiniza­ cidn o menos efectivos que la testosterona (andrd- geno aromatizable). Similarmente, muchas chices han estado expuestas prenatalmente a la influencia de estrdgenos (dietilestilbestrol) sin se se hayan obser- vado efectos virilizantes (uer apartados anteriores de este capftulo). For tanto, los modelos obtenidos desde la inuestigacidn con rates, en relacidn con le hipdtesis de aromatizacidn, ne son absolutamente genera 1izables a otros mamfferos, especialmente a los mamfferos de gestacidn larqa incluyendo al ser humano. En estos ultimos mamfferos, no existen evi­ dencias significatives de que los andrdgenos se trans- formen en estrdgenos. En ultimo termine, no se hanpodido especificar los agentes directes de la organizaciôn masculine del cerebro. Si n embargo, en condiciones naturales el agente inductor siempre proviens de los andrdgenos. Estos pueden actuar directamente sobre las estruc­ turas diana del cerebro, o bien pueden convertiras 480 en otras sustancias. En el ser humano, Dorner y Staudt (1972) han especi ficedo, estudiando la mor- Fogénesis de 1 hipotalamo en 64 fetos humanos, que la organizaciôn masculina del cerebro ocurre entre los meses cuarto y séptimo de vida fetal. învestigaciones adicionales arguyen que durante esta época de vida fetal es cuando los testicules secretan las mayores cantidades de andrôgenos fetales (Reyes et al., 1974), siendo los nivelas de estrdgenos significativamente més eleuados que en las hembras (Drtega et al,, 1979). Estas aporteciones sirven para diferenciar en el se r humano la edad critica en la que pueden acontecer los eventos mas significativos de la diferenciacidn sexual del sisteme nervioso. Durante esta edad, le testosterona puede actuar directamente sobre las cé- lulas diana del sistema nervioso, puede convertiras en dehidrotestosterona por accidn de la enzima 5-«<-reductasa, o bien puede convertiras en otras sus­ tancias activas. Recientemente, Santos-Briz et al., (1978) han sugerido que la feminizacidn (y demascu- linizacidn) observada en el sfndrome de insensibili- dad al andrôgeno se debe, en gran parte, a la incapa­ cidad de la testosterona y/o dehidrotestosterona para 481 fijarse al receptor ci top lamatico en la zona diana, impidiendo de esta forma el paso del complejo andro- geno-receptor al nucleo para iniciar la accion andro- genica. V. C0NCLU51DNE5 GENERALES DLL CAflTULO 1. Las evidencias expuestas en este capitulo de- muestran la existencia de un proceso de diferenciacion sexual del sistema neruioso en I d s mamiferos, inclui- do el se r humano. 2. La diferenciacion del sistema nervioso masculi- no depends indirectamente de la presencia del cromosoma Y, y directamente de la presencia de androgenos. 3. Investigando con animales expérimentales, exis- ten datas para constater que la diferenciacion del sis- tema neruioso masculino es evidenciable a traves de cam- bios bioqujmicos, morfologicos y fisiologicos en.el sis- tema nervioso, asf como cambios conductales. Estos cam- bios se observan en relacion con los patrcnes del sis­ tema nervioso femenino. 4. A través de manipulaciones expérimentales, es posible provocar una "no coincidencia” entre sexo genetico (XX,XV) y sexo del sistema nervioso en los mamfferos. 482 5. La diferenciacidn del sistema nervioso no es un proceso unitario. Exister cuatro aspectos importantes sobre los que actûa e 1 proceso de di­ ferenciacidn: feminizacidn, defeminizacidn, mas- culinizacidn y demasculinizacidn. 6 . La diferenciacidn del sistema nervioso pue- de entenderse como un mécanisme neuroqufmico que "organiza" irreversiblemente los patrones estruc- turales y funcionales del sistema nervioso masculi­ no. ("hipdtesis de organizacidn”)• 7. Esta organi zacidn se produce exclusivamente durante unas"etapas crfticas” especificas. El mo­ rne nto y duracidn de estas etapas puede variar con la especie en cuestidn, sin embargo, los animales con périodes de gestacidn largos suelen tener etapas mas prolongadas y durante la vide prenatal, mientras que los animales con périodes de gestacidn cortos tienen etapas cortas y durante la vida postnatal(e- tapa neonatal, o primeros dias de vida postnatal). Para le especie Humana, la etapa critica se locali­ ze entre los meses cuarto y séptimo de vida fetal. 483 8 . Las conclusiones de muchos de los trabajos aqui referidos hacen suponer que el sistema neruio- 50 femenino es el modelo basico. El sistema neruio- 50 masculino se organize en virtud de la adicion de androgenos, mientras que el femenino se diferencia a traves del mecanismo genetico basico, valido pa­ ra cualquier sexo, sin exigir sustancias adiciona- les, El sistema nervioso masculino puede considerar- se como el resultado de un proceso adicional, cue utiliza como base la Ifnea de dasarrollo femenina. 9. El agente inductor de la diferenciacidn masculins del sistema nervioso puede ser una combi- nacidn apropiada de androgenos (por tanto, habrfa cue hablar de agentes inductores). La"hipotesis de aromati zacidn" sdlo es valida parcialmente y para los mamiferos roedores. En condiciones naturales, los agentes inductores siempre parten de los an- drogenos, sin perjuicio de que puedan convertirse en el sistema nervioso en otras sustancias acti­ vas . 10. Los estudios llevados a cabo en seres huma- nos se ban fundamentado en la existencia de très t i- 484 pos de situaciones clfnicas: a) hiperplasia supra- rrenal congenita, b) sfndroma de insensibilidad al andrdgeno, y c) individuos cuyas madres fueron tra- tadas durante el embarazo con hormonas sexuales. De los resultados de estos estudios se desprende que en los seres humanos se cumplen también las li- neas générales que hemos conclufdo para los anima­ les expérimentales, si bien con un menor grado de precision evaluative y de prediccidn, debido a la dificultad de manipulacidn de ciertas variables que en los animales se controlan experimentalmen­ te . 11. Puesto que la diferenciacidn sexual del sistema nervioso incide directamente sobre la con­ ducts, sexual y no sexual, del individuo joven y adulto, el estudio y conocimiento de esta nueva parcels de la ciencia aporta una nueva dimension al estudio ci entif i co de la conducts. 12. El estudio de los procesos metabdlicos a nivel de las enzimas, y especialmente en rela- cidn con las "isoenzimas", debe se r un aspecto im­ portante a tener en considerecidn en base al ca- rdcter fluctuante de estos procesos que se verifi- 485 ca especfficamente, tanto desde el punto de vista ontogenético como desde el marco tisular general. Adicionalmente, los trabajos que intentan topo- grafiar los loci para los estimulos enzJmo-hormon^ les ofrecen un marco de referencia complementario para especificar los mecanismos metabdlicos basicos inherentes a los procesos de diferenciacidn. 5IBLIOTECA Bonifacio Sandfn Ferrero tw - jj llllllllllll * 5 3 0 9 8 6 6 4 0 4 * UNtVERSIDAD COMPLUTENSE HORMONAS Y CONDUCTA TOMO II Departamento de Fundamentos Biologicos de la conducta Facultad de Paicologia Universidad Complutense de Madrid 1984 B.'BLIOTECA Coleccién Tests Doctorales. N3 137/84 Bonifacio Sandtn Ferrero Edita e imprime la Editorial de la Universidad Complutense de Madrid, Servicio de Reprografia Noviciado, 3 Madrid-8 Madrid, 1984 Xerox 9200 XB 480 Depésito Legal: M-19179-1984 486 CAFITULO CONDUCTA SEXUAL Aunoue en este y otros cspftulos useremos como marco de referencia el modelo general cue hemos elaborado en el capitulo 3, los efectos di- rectos de las hormonas sobre la conducta sexual se han estudiado mas y mejor que otras variables como, por ejemplo, el efecto de la conducta sexual y/o estimulacion social sobre los patrones neuro- endocrinos. En este senti d o , la influencia de las hormonas sobre la conducta sexual es déterminante, al menos, en dos facetas importantes: a )dete rmi na- cion de la intensidad del impulse sexual y b )deter- minacidn de la forma o cualidad (conducta sexuel homotipica y conducta sexual heterotipica) de la conducts sexual. El primer aspecto suele estar me- 487 d i s t i z a d o p o r l a s h o r m o n a s s i s t e m ! c a s d e l i n d i v i ­ d u o a d u l t o , m i e n t r a s e u e e l s e g u n d o e s t a ma s b i e n r e l a c i o n a d o c o n e l r o l d i f e r e n c i a d o r h o r m o n a l p e ­ r i n a t a l ( v e r c a p . 5 ) . En este capitulo vamos a abordar cinco cues- tiones. Hablaremos de los componentes neuroendocri- nos de la conducta sexual humane desde el punto de vista de la hipotesis de activacioP. Con anteriori- dad nos referiremos a los modelos animsles, an order a intentar obtener evidencias veliosas para su acli- cacion a los modelos humanos. A continuacidn aludi- remos a dos cuestiones importantes, la conducta homosexual v la identificacion sexual. I. nODCLOS ANIMALES Y SEXUALIDAD HUMANA: EUIDEK'CI A5 PSl CONEURDENDOCRl NAS Los abundantes trabajos reaiizados en el campo de la conducta sexual del mamifero, en orden a una posible utilizacion de sus resulta­ do E para la const ruccion de modelos humanos, han arrojado mucha luz sobre el conocimiento de la 408 mucha luz sobre el conocimiento de la de terminacidn hormonal de dicha conducta. fllgunas publicaciones recientes como las de Davidson (1972), Davidson y Levine (1972), Gorski (1975) y Beach (1979), son un claro exponents de esta afirmacidn. Por e 1 contra­ rio, las evidencias psiconeuroendocrinas de la con­ ducta sexuel en el se r humano son menos conclusivas. Por esta razdn, es importante pue prestemos cierta considerecidn a les hipdtesis que han emergido re- cientemente del campo de la investigacidn animal. A.PROCESOS DE ACTIVACION EN EL INDIVIDUO ADULTO Varios laboratories de investigacidn animal han referido que las hormonas sexuales (andrdgenos, es- trdgenos y progestagenos), asi como otras hormonas no conceptualizadas oficialmente como "hormonas se­ xuales", pueden actuar como activadores de la con­ ducta sexual inerementando el impulse erdtico, la conducts sexual o el "arousal" sexual. Este efecto ha sido interpretado como un "efecto de intensidad” , esto es, un efecto que facilita la intensidad de apa- ricidn de la conducta sexual sin involucrar aspectos 489 formales o cualitativos. (al menos sin involucrarlos de forma muy significative). 1. Efectos de los androgenos Los andrdgenos deben considerarse como hormonas homotipicas para el macho y heterotipicas para la hembra pues, aunque las glandulas suprarrenales de uno y otro sexo secretan andrdgenos, estrdgenos y progestagenos, los andrdgenos son secretados prefe- rentemente por las gonadas del macho, Al contrario su- cederfa con los estrdgenos y progestagenos (hormonas homotfpicas de la hembra). (Se entiende por homoti- pico aquello que es propio o mas tfpico de los indi­ viduos de su mismo sexo, y por heterotfpico lo que es mas propio o tipico del sexo opuesto). Por consi- guiente, sera necesario diferenciar si nos estâmes refiriendo al macho o a la hembra al analizar el efecto activador y/o inhibidor de las hormonas sobre la conducta sexual. Por consiguiente, evaluaremos en primer lugar el efecto de los andrdgenos sobre la conducta sexual del macho para estudiar, a conti­ nuacidn, los efectos sobre la misma conducta en la hembra. 490 La incidencia de los andrdgenos sobre la res- puesta sexual en el individuo adulto macho se ha venido estudiando siguiendo diverses patrones de observacidn y experimentacidn. Puede estudiarse, por ejemplo, la covariacidn entre niveiea androge- nicos enddgenos y le actividad sexual. No obstante, los trabajos que han buscado esta correlacidn en animales expérimentales han tropezado, a la hora de interpreter los datos, con dos importantes barre­ ras que dificultan la generalizacidn: a) en muchos animales (particularmente en la rata macho)las fluc- tuaciones de la actividad testicular con minimas (Gorski, 1975), y b) cuando existe covariacidn en­ tre niveles enddgenos de andrdgenos y actividad se­ xual suele existir, paralelamente, una serie comple- ja de variables oue inciden directe o indirectamente sobre la determinacidn de la conducta sexual del ma­ cho en cuestidn (por ejemplo, un macho dominante generalmente participa mds activamente en conductas sexuales que un subordinado y, simultaneamente, tam­ bién posee niveles més elevados de andrdgenos endd­ genos; si n embargo, tanto la represidn hormonal co­ mo la inhibicidn de re&puestas sexuales estan en rela- 491 cion directa con el miedo prouocado por la presencia del macho dominante). Por otra parte, existe una cues­ tidn adicional con suficiente apoyd experimental que demuestra la existencia de una correlacidn positiva entre niveles hormonales enddgenos y ciclos repro­ ductives ("estaciones de apareamiento") en varias Bspecies de mamiferos, incluido el primate (Robinson et al., 1975); esta cuestidn, por tanto, apoyaria la hipdtesis "activacional" de las hormonas enddge- nas. En su revisidn realizada al respecto, Leshner (1978) concluye que,aunque existe una marcada co­ rrelacidn entre niveles de andrdgenos sistdmicos y niveles de respuesta sexual, parece improbable que las diferencias individuales en los niveles de res- puesta sexual seen una funcidn exclusivamente depen- diente de las diferencias individuales en los nive­ les de andrdgenos circulantes; el autor sugiere,que las Finas diferencias individuales en la conducta sexual de los mamfferos dependen también de la ex- periencia y de la situacidn estimualar particular. Sin embargo, no debemos olvidar que tanto la expe- riencia como la situacidn ambiental modifican la ac­ tividad hormonal "ifnea base" (estado basai). 492 Un procedimiento mas directo para valorar la covariacidn entre andrdgenos y conducta sexual en el mamfFero macho h a consistido en manipuler di­ rectamente el nivel de andrdgenos. Esto puede hacer- se de muchas maneras, siendo frecuente la castracidn, inyeccidn de andrdgenos exdgenos e inyeccidn de an­ ti and rdgenos . (De esta forma se puede modificar expe­ riment almente el nivel de andrdgenos que nos interese) Segun las observacione s procédantes de distintos la­ boratories, los andrdgenos son necesarios para mante- ne r las respuestas sexuales en los animales; asi, la castracidn provoca un descenso paulatino de la con­ ducta sexual, conducta que es restituida con la ad- ministracidn sustitutiva de andrdgenos tanto en la rata (Beach y Holz-Tucker, 1949) como en el prima­ te (Phoenix et al., 1973). Un dato de interés que se ha obtenido a partir de alguno de estos estudios es que la administracidn exdgena de andrdgenos a ma­ chos castrados sdlo es capaz de elicitar respuestas sexuales en estos a niveles que no sobrepasan las cotas precastracidn, aun cuando las dosis adminis- tradas sean muy superiores a los niveles enddgenos que posera el animal antes de la castracidn (Larsson, 1966). Esto sugiere que existen "niveles dptimos" mas 493 alla de los cuales las hormonas no actuan o no indu- cen modificaciones signlficativas, La hipdtesis de que algunos andrdgenos se conviertan en estrdgenos en el sistema nervioso para, desde aquf, activar las pautas de respuesta sexual ("hipdtesis de aro- matizacidn") colaborando, de este modo, con la accidn activadora de otros andrdgenos no aromatizables, unicamente parece que puede admitirse en la rata (y tal vez otros roedores) pero no en mamfferos mas cercanos evolutivamente al se r humano, ni tampoco en el se r humano, ^Son importantes los andrdgenos para el desa- rrollo de la conducta sexual de la hembra? Algunas investigaciones han tratado de evaluar esta interro- gante y han llegado a ciertas conclusiones relevan­ tes. En principle, la administracidn de propionato de testosterone tanto a ratas (Uhalen y Hardy, 1970) como e monos rhesus (Leshner, 1978), ambos ovarioec- tomizados, es eficaz para restaurer la conducta se­ xual de estos animales, si n precisar un tratamiento adicional con estrdgenos. Esto podrfa sugerir que los andrdgenos son similarmente eficaces a los es­ trdgenos para inducir en la hembra respuestas sexua- 494 les apropiadas. Sin embargo, este efecto activacional puede se r eliminado si a continuacidn de los andrd­ genos se administran anti-estrdgenos (Luttge et al., 1975), lo cual pone de manifiesto que el efecto sus- titutiuo (con respecto a los estrdgenos) de los an­ drdgenos no es otra cosa que una conversidn de estos en estrdgenos en el sistema nervioso de la hembra. Si n embargo, para ciertas especies como el mono rhésus, es necesario que existan algunas cantidades de andrdgenos no aromatizables en estrdgenos (por ejemplo dehidrotestosterona) en orden a que el per- formance de la hembra sea compléta. Esta hipdtesis ha sido validada, al menos parcialmente, por la cons- tatacidn experimental de que tanto la adrenalectomia como la administracidn de dexametasona (sustancia que inhibe la actividad de 1 e je hipotalamo-hipdfisis- corteza suprarrenal) deprimen.la receptividad y la proceptividad del mono rhesus ovarioectomizado y tratado con estrdgenos (Leshner, 1978). Es évidente que le conducta sexual del mono rhesus hembra pré­ cisa, ademas de los estrdgenos necesarios, un aporte adicional de andrdgenos provinientes de la corteza suprarrenal que presumiblemente no se convierten en 495 estrdgenos. ( Se considéra que los andrdgenos de la corteza suprarrenal de la hembra son efectivos pa­ ra favorecer o compléter su respuesta sexual ya que, por otra parte, la suprarrenalectomia acompa- hada de tratamiento con glucocorticoides era igual- mente distorsionadora de la proceptividad y recep­ tividad de la hembra). 2, Efectos de los estrdgenos Una vez que hemos visto la importancia que pueden jugar los andrdgenos sobre la activacidn de la respuesta sexual en el macho y en la hem­ bra vamos a considérer el papel de los estrdgenos. Nos referiremos en primer lugar a la hembra por se r sus hormonas homotfpicas y, a continuacidn, haremos alusidn a los posibles efectos sobre la conducta sexual del macho. En la hembra de casi todos los mamfferos es- tudiados existen ciclos reproductives claramente delimitados (quizâs con la excepcidn de algunos primates) con periodicidad diferente segun la especie particular de que se trate. La rata po­ sée un "ciclo estral" manifiesto caracterizado por 496 la exhlbicidn de conducta sexual receptiva ha- cia el macho; esto ocurre solamente durante el période periovulatorio, caracterizado hormonal- mente oor la emergencia periestral de niveles ele­ vados de estradiol y progesterona. Esta evidencia, que ha sido sehalada para un numéro de mamiferos re1 atiVamente elevado, demuestra que existe una correlacidn importante entre estrdgenos y recepti­ vidad sexual. Investiqaciones adicionales han puesto de relie­ ve que la manipulacidn de los niveles estrogé- nicos, bien a través de inyeccidn de antiestrdoe- nos (Luttge et al., 1975) o bien por medio de cas­ tracidn y administra cidn de estrdgenos (Leshner, 1978), sirve para manipuler eficientemente los ni­ veles de respuesta sexual tanto en la rata como en otros mamfferos (perro, gato, conejo, etc.). La ad- ministracidn de antiestrdgenos, sustancias que blo- Quean la accidn de los estrdgenos, provoca una nota­ ble inhibicidn de la receptividad sexual en la hem­ bra. Similarmente, la castracidn produce un efecto de inhibicidn sexual en la respuesta sexual de la hembra; la respuesta sexual puede recuperarse si se 497 administran estrdgenos. Al incrementar el nivel de estrdgenos en la hembra castrada se consigue un in- cremento proporcional de respuesta sexual; sin embar­ go, existe un umbral mas alla del cual e 1 incremen- to de estrdgenos no provoca un incremento pâralelo de la respuesta sexual; este nivel de umbral esta situado alrededor de los niveles precastracidn, esto es, a un nivel similar al que poseia la rata endogena- mente (naturalmente) antes de ser casÆrada. Este fend- meno, como vimos anteriormente, también ocurria en el macho castrado y administrado con andrdgenos. No obs­ tante, une diferencia importante consite en que al incrementar los niveles de estrdgenos, si bien no se increments el nivel de respuesta sexual o recep­ tividad, si se prolongs el période de tiempo durante el cual pueden ser elicitadas dichas respuestas (Leshner, 197B). La cuestidn de si los estrdgenos son o no nece­ sarios para activar la conducta sexual del macho sdlo ha encontrado apoyo en estudios reaiizados con ratas; estos estudios han gene rali z ado la hipdtesis de ”aromatizacidn" (ver cap. 5), segun la cual al­ gunos andrdgenos se transforman en estrdgenos en el 498 sistema nervioso de la rata macho. Por consiguiente, los androgenos transformados en estrdgenos actuarfan como prehormonas, siendo los estrdgenos los agentes hormonales que activarfan el sistema nervioso central del animal para inducir respuestas sexuales apropia­ das. Recientemente se ha constatado la idea adicional de que la respuesta sexual del macho no es compléta a base de administracidn unica de estrdgenos (Feder et al., 1974); se précisa la presencia de algun an- drdçeno, que actuarfa en estado puro (Leshner, 1978) junto con los estrdgenos. La accidn de estos andrd­ genos "no transformados" puede estar involucrada di­ rectamente con la activacidn de las estructuras se­ xuales periféricas, si n embargo, no deberiamos des- cartar otros efectos estimulares sobre centres o vfas especfficas de 1 sistema nervioso. En otros ma- mxferos como el cerdo guineano o el mono rhesus, es­ tas evidencias relacionadas con la hipdtesis de aro- matizacidn no han sido observadas, 3. Efectos de los progestagenos El efecto activador y/o inhibidor de la pro- oesterona sobre la conducta sexual de la hembra 499 se encuentra todavia en una situacidn controvertida debido, tal vez, a que su accidn se lleva a cabo en interaccidn con los estrdgenos y, ademas, debido a que existen algunas diferencias notables interespe- cificas. En una revisidn reciente Leshner (1978, p.161) concluye a este respecto lo siguiente: " ...In some species, such as the guinea pig and the rhesus monkey, progesterone also can have inhibitory influen­ ces on sexual responding. Although progesterone seems always to be inhibitory in the rhesus monkey, whether it will be facilitatory or inhibitory i o the guinea pig (and perhaps the rat) depends on its temporal relationship to increases in estrogen levels: if progesterone levels are high prior to or at the sa­ me time that estrogen levels are high, progesterone is inhibitory to sexual responding. However, if es­ trogen levels are increased first, while progestero­ ne levels are still low, subsequent progesterone increases will result in the facilitation if sexual responding". 4. Efectos de otras hormonas La accidn de las hormonas locales (neurotrans- 500 misores) conocidas como aminas biogenas sobre la conducta sexual ha sido revisada recientemente por Everitt (1979). Segun se desprende de algunas de sus conclusiones, tanto los mecanismos seroto- ninergicos como los dopaminergicos pueden estar di­ rectamente involucrados en los patrones neuroendo- crinos que controlan la conducta sexual. Sin em­ bargo, especialmente para la dopamine y mecanismos dopaminergicos, las hipdtesis son todavfa tenta­ tives y confusas. Son mas consistantes, en cambio, las conclusiones obtenidas con respecto a los meca­ nismos que involucran a la serotonina. En un trabajo publicado hace diez anos (Cessa et al., 1970) se informaba que la p-cloroFenilalanina, un inhibidor de la enzima triptofanohidroxiIssa y por tanto de la sfntesis de serotonina, increments significativamente le conducta sexual de ratas ma­ cho intactes, siendo este incremento dependiente de la testosterone ya que la p-clorofeni1elanina era ineficazpara inducir este efecto si los machos estaban castrados. Mas recientemente, Everitt (1979) inyectd p-clorofenilalanina en el liquide cefalo- rraquideo de monos rhésus hembras suprarrenalectomi- 501 zados, castrados y tratados sustitutiuamente con astro- geno; los animales inyectados con p-clorofenilalanina incrEmentaron su conducta sexual (proceptividad) has- ta alcanzar niveles normales (como sabemos, la su- prarrenalectomia induce sistematicamente en el mono rhesus hembra un descenso notable de le proceptivi­ dad sexual provocado, al perecer, por la carencia de androgenos suprarrenales). Aunque, como sehala- mos anteriormente, se habia postulado que la inhibi- cion de serotonina facilitaba la conducta sexual del macho sdlo en presencia de testosterone, los resulta- doE de Everitt obtenidos con monos rhesus hembras parecen confirmer que existen dos mecanismos rela- tivamente independientes que intervienen en la faci- litacidn de la proceptividad de la hembra, uno rela­ cionado con los modos de accidn de la testosterona y otro dependiente de los mecanismos de accidn sero- toninérgicos. Puesto que la represidn (disminucidn) de los niveles de serotonina, aun en ausencia de andrdgenos, son eficaces para potenciar la procep­ tividad del mono rhesus hembra suprarrenalectomizado, es Idgico penser que puede existir una via serotoni- nérgica que actua independientemente del efecto cen- 502 tral inducido por los androgenos. Por otra parte, dado que el tratamiento con 5-hidroxitriptof a n o, precursor directo de la serotonina, inhibia el efecto sexual provocado por la p-clorofenilalanina, se puede pensar que el efecto de esta sustancia so­ bre la conducta sexual de la hembra es ejercido por una via serotonin é rgica y, por consiguiente, con re­ lative independencia de un probable efecto sobre la noradrenaline o dopamina. Por tanto, si la seroto­ nina tiene la propiedad de deprimir la actividad sexual, cualquier droga que incremente los niveles de esta sustancia en los espacios intersinapticos (como por ejemplo la clorimipramina) tendra, a su vez, capacidad para inhibir algunos aspectos de la conducta sexual. B. PROCESOS DE ORGANIZAC I ON : PRESENCIA TEMPRANA DE HORMONAS Los niveles sistémicos de hormonas en el indi­ viduo adulto pueden explicar, como acabamos de ver, algunos aspectos de la conducta sexual como es, por ejemplo, la intensidad de conducta sexual. No obs- 503 tante, no explican la forma de la conducta (que sea homotipica o heterotipica) sexual. Si se adminis­ tran andrdgenos a una hembra gonadoectomizada se puede incrementar notablemente su conducta sexual femenina pero dificilmente se logra la emisidn de conductas masculinas. Dicho de otra manera, la admini stracidn de hormonas heterotipicas a un indi­ viduo adulto inducen generalmente conducta sexual homotipica o nada, pero raramente conducta sexual heterotipica. ^Qué es, entonces, lo que provoca la especificidad de un mamifero para emitir prefe- rentemente (no olvidemos que todos los mamiferos tienen cierta tendencia a emitir en algun grado conductas heterotipicas) un tipo de conducta sexual, esto es, una conducta sexual homotipica? La contestacidn a esta interrogante puede de- ducirla facilmente el lector a partir de la lecture del capitulo 5 ("diferenciacidn sexual del sistema nervioso"). Alli se constatd que las pautas bâsicas de diferenciacidn sexual de la conducta, sexual y no sexual, estén fielmente determinadas por una di­ ferenciacidn ("hipdtesis de organizacidn") previa de los mecanismos neurofisioldgicos. Esta organize- 504 cion diferencial del sistema nervioso depends, a su uez, de la presencia temprana (perinatal) de ciertas hormonas, pa rti cul arment e de androperros. El factor mas importante que détermina que un mamffero reaccione homotipicamente es la pre­ sencia de androgenos (si es macho) périnatalmente, o su ausencia (si es hembra) durante esta misma etapa critics. Modificendo este se modifies simul- taneamente la probabilidad de que la conducts se­ xual del individuo adulte ses homotfpica. Goy (1979, p.39) refiere asf la importancia de la diferenciacion sexual "temprana" del sistema ner­ vioso en los primates: " ...in monkeys, organiza­ tional effects of androgens given or pressent before birth seem to be more pervasive and more enduring than experiential influences". c. r i E C A N i s n o s d e a c c i d n 6,Cuales son los mecanismos a traves de los cuales las hormonas inciden sobre la determina- cion de la conducts sexual? Habria que distinguir dos tipos generates de mecanismos, los involucrados en los procesoE de activacidn y/o inhibicidn de la 505 conducts sexual y los relacionados con los pro- c.esos de organizacidn perinatal del sistema ner­ vioso. Sobre los ultimos ya se hizo alusidn en otro lugar (cap. 5), por lo que vamos a considé­ rât aqui unicamente los primeros. Las hormonas actuan sobre la activacidn o in­ hibicidn de la conducts sexual porque previamente modifican el estado funcional de los substrates basicos que intervienen en esta conducts, a saber, el estado de activacidn del sistema nervioso y de las estructuras genitales y otras estructuras peri- fericas. Posiblemente, la estimulacidn por parte de las hormonas sexuales de ciertos centros del sis­ tema nervioso ("centros sexuales") es une de las funciones vinculadas mds esencialmente con la es­ timulacidn adulta de la conducts sexual. Sin em­ bargo, algunos autores (Fisher, 1964; Whalen y Hardy, 1970) han indicado oue no existe una clara "especiFicidad" en los receptores nerviosos cere- brales para diferenciar los lugares de accidn de las distintas hormonas sexuales; parece como si todas las hormonas sexuales utilizasen los mismos 506 centros neurales tanto en e 1 macho como en la hem­ bra. Los centros neruiosos sexuales de la rata hem­ bra se agrupan en torno a la région predptica y nû- cleos hipotalami CDS vecinos (Michael, 1965); simi- larmente, estos mismos centros son los centros sexuales en la rata macho (Davidson, 1966). La admi- nistracidn de hormonas sexuales homotipicas en es­ tas regiones de 1 cerebro, activan en la rata los patrones homotipicos de conducts sexual, con total independencia de oue existan o no estas mismas hor­ monas en la circulacidn sanguinea de 1 animal y, por consiguiente, con independencia del estado de las estructuras reproductives periféricas; en un ex­ périmente referido en otro lugar (cap. 2), Michael (1965) constate que un grupo de gatos hembra gona- doectomizados mostraban constantemente conducts de "celo" si n los signes fisioldgicos caracteristicos de este estado, al implantarles estrdgeno sintéti- co en los "centras sexuales" del cerebro. Este su- giere que aunque la estimulacidn y facilitacidn de la conducts sexual obedece a una accidn paralela de estimulacidn del sistema nervioso (cerebro) y de las estructuras reproductives (drganos génitales), 507 de hecho, los mecanismos de accidn de cada uno de ellos son independientes. Aunque aoui hemos hablado de "centros sexuales", en realidad los modelos psiconeuroendocrinos actuales de la conducts sexual animal sugieren que résulta dificil hipotetizar que exista un centro discrète y bien definido (o centres discretes bien definidos) en e 1 sistema nervioso relacionado con la activacidn de las secuencias de comportamiento sexual debido, tal vez, a que el cerebro dispone de extensas areas (hipotalamo anterior, nucleo arqueado, région predp­ tica, etc.), en uno y otro sexo, relacionados con estas secuencias. Por otra parte, el metabolismo de las hormonas sexuales en el cerebro, especialmente el elevado metabolismo de los androgenos, nos ha- cen sospechar que existe una complejidad fisioldgü- ca considerable y diffcil de determiner actualmen- te que dificulta, a su vez, los intentes de hallar un efecto especifico hormonal sobre la conducts sexual homotfpica o heterotfpica en relacidn con centros especfficos del cerebro ("centros sexuales"). Existe una cuestidn adicionel en relacidn con la actividad del sistema nervioso que queremos 500 subrayar antes de concluir con este aspecto. El "estado" particular del sistema nervioso que Fa­ cilita la elaboracidn conductal de las respuestas sexuales posiblemente no se refiere exclusivamente a los centres sexuales del cerebro que hemos alu- dido. Por el contrario, algunas evidencias (Hart y Haugen, 1960) sugieren que la medula espinel esta sometida a la influencia de algûn efecto hor­ monal. La conducts sexual de la rata macho castra- da se caracteriza por que existe en ella un nivel bajo de refiejos sexuales espinales; esta deficien- cia puede restituirse (subsanarse) a base de inyec- tar testosterone directamente en la medula espinal. Por tanto, es permisible pensar que el estado ade- cuado de la medula espinal es una condicion necesa- ria para el desarrollo de la conducts sexual en el macho (los ref lejos de "lordosis" en la rata hembra posiblemente necesitan también un estado particular de los ref l e jos espinales), y que este "estado 6p- timo" que facilita los reflejos pelvicos es un fac­ tor dependiente de los niveles de androgenos. Finslmente, las hormonas facilitan el perfor­ mance de la conducts sexual porque modifican el estado de las estructuras perifericas, particular- 509 mente ei estado sensoperceptual de las estructuras génitales. En la hembra, los estrooenos incremen- tan la sensibilidad de la vagina, la extension del campo sensorial que rodes a la vagina y la intensi- dad sensorial de este campo sensoriel (Beach, 1976). Si mi 1 armente, en la mujer existen estos mismos efec- tos asf como un incremento en la sensibilidad de los pechos y pezones relacionados con el aumento de es- troqenos (Beach, 1975). En el macho, el tratamiento a base de propionato de testosterone a ratas castra- das increments significativamente el tamaPîo del pe- ne, la sensibilidad del mismo, y la capacidad de res- puesta de estas estructuras (Beach y Levinson, 1967; Gray,.1977). Hemos hablado de los mecanismos de accion hor­ monal en el sentido de que las hormonas sexuales pueden activer el estado de las estructuras peri- fericas y, particul armente, del sistema nervioso. En cambio, otra cosa es el conocimiento de los pro- cesos inherentes al sistema nervioso que determinan la activaciôn de 1 mismo, es decir, los cambios fi- siologicos que dan como resultado un aumento en eï 510 nivel de activaciôn de los centros sexuales del ce­ rebro. Algunas evidencias actuales sugieren que es­ tos procesos se inician en termines de modificaciones bioquimicBS inducidas por las hormones en las célu- las nerviosas, Segûn algunos autores, pueden existir mecanismos diferentes para las distintas hormonas sexuales, ya que existen molécules protéicas que ac­ tuan como receptores especfficos de las diverses hormonas sexuales en el citoplasma de algunas neu­ ronas (Feder et al., 1977). Ademâs, las hormonas po- drfan alterar la sfntesis de protefnas en determinadas areas del cerebro (Quadagno y Ho, 1975) asf como los efectos de receptividad en las biomembranas, y, bien por otras vfas o bien a través de modificaciones en las protefnas, pueden alterar selectivamente la actividad (metabolismo) y funciôn de los neurotrans- misores (Carter, 1977). D. HETERDGENEIDAD EN LOS MODELOS ANIMALES En contra de lo que pudiera parecer a primera vista, los modelos animales no constituyen total- mente un proceso unitario sino que, por el con­ trario, existen notables diferencias en algunas hi- 511 potesis tanto desde el punto de vista interespe- cffico como intraespecifico. Algunas consideracio- nes pueden ser suFicientes para poner en eviden- cia esta cuestion, Lin aspecto que emergaa solidamente de los mo- delos animales era, como vimos anteriormente, que los androgenos determinaban fuertemente la conduc­ ts sexual del macho. Esta conclusion puede ser vali­ da para muchas especies de mamfferos, por ejemplo pa­ ra la rata; sin embargo, en algunos primates la cas- tracion adulta no détériora tan eficazmente la conduc- ta sexual del animal, Una prueba de ello fue publica- da por Michael y Wilson (1974) al observer que al­ gunos de los monos rhesus castrados continuaban par- ticipando activamente en comportamientos sexuales, aun varios ahos despues de la castracion. Esto indi­ cé que el grado de determinacion hormonal puede va­ rier de manera muy significative en funciôn de la especie en cuestiôn. Este aspecto es importante por­ que seMala que el grado évolutive del animal guarda cierta relaciôn corr la determinacion hormonal, siendo esta mas efectjva en los animales con un grado de te- lencefalizaciôn menor. Posiblemente, la mejor aplica- plBl-IO I EG A 512 cion de esta conclusion séria que, por esta razôn, la conducts sexual del ser humano posee una depen- dencia hormonal menor que la observada en los mode­ los animales. Obviamente, esta conclusion no debe invitarnos a pensar que las hormonas sexuales son inefectivas para la determinacion de la conducts sexual humana. Existe otro aspecto que merece la pena tener en cuenta. Generalmente, al evaluar la conducts se­ xual de la rata hembra, los autores se basan en la evaluaciôn de la receptividad sexual medida esta, Frecuentemente, por la evaluaciôn de 1 grado de lor­ dosis? (posture caracteristica de la hembra en celo consistante en un ligero arqueamiento del cuerpo pa­ ra Facilitar la intromisiôn del macho). En cambio, la evaluaciôn de la conducts sexual del mono r hie sus hembra, y por supuesto de otros primates, exige que por lo menos se consideren très importantes varia­ bles: atractividad, proceptividad y receptividad. Résulta lôgico suponer que cada una de estas varia­ bles conductales h an de poseer también diferentes formas de dependencia hormonal; dicho de otra mane­ ra, las bases neuroendocrinas de la receptividad 513 no tienen porque ser identicas a las de la procep- tividad, por ejemplo. Algunos autores (Beach, 1976) se hen lamenta- do de que el avance actual y rapide, tanto en pre­ cision como en sofi sticacidn, de las técnicas neu­ roendocrinas no se haya acompanado de un avance si­ milar en las técnicas de evaluaciôn del comportamien- to sexual. Beach considéra en su articulo estas très variables de la conducts sexual del primate hembra. La atractividad es la capacidad de los estimulos de la hembra para evocar respuestas sexuales en el macho. "Sexual attractivity is en abstraction -a theoretical construct inferred from observation of behavior of conspecific males toward the female in question"(Beach, 1976, p.106). (Para obtener una idea mas compléta, tanto sobre el concepto actual de atractividad como sobre los de proceptividad y recep­ tividad, aconsejamos la lecture del articulo citado). Las bases hormonales de estas variables conductales ban sido analizadas recientemente por Johnson y Phoenix (1976). Nos vamos a referir a las conclusio- nes de estos autores. Con respecto a la atractivi­ dad, los autores concluyeron que; "Males were most 514 attracted to Females during treatment with estrogen; added injections of testosterone produced a signifi­ cant reduction in female attractiveness as measured by male sexual behavior. On the other hand, when adrenal androgen output of the females was blocked with d eXamethasone, their sexual attractiveness dimi­ nished despite the estrogen received... Estrogen plus small amounts of androgen are required for maximum attractiveness; larger amounts of androgen are inhibiting"(p.480). La proceptividad es definida por Beach (1976, p.114) de la manera siguiente: " ...preceptive beha­ vior consists of appetitive activities shown by fe­ males in response to stimuli received from males". Este mismo autor especifica cinco medidas conducta­ les diferentes pars la conducts proceptiva. 1)"Con- ducta afiliativa"; es la tendencie que exhiben los mamfferos hembra, en estado de celo, de acercamien- to hacia la proximidad ffsice de los machos. 2) "Con­ ducts solicitante"; puede ser definida en termines de "invitaciôn", "solicitaciôn" y ’tresentaciôn"; la hembra puede adoptar la posture especffica del coito incluso antes de establecer contacte ffsico 515 con el macho y aunque este se encuentre a cierta dis- tahcia de ella.(se incluyen también gestos y voca- lizaciones emitidos por la hembra). 3) "Alternancia aproximacion-alejamiento"; la hembra se acerca y aleja del macho en fases alternatives, logrando ajus­ ter sus patrones conductales a las reacciones comple- mentarias del macho. 4) "Respuestas de contacte fisi- co"; la proceptividad se manifiesta, virtualmente en todos los mamfferos, a través de varias formas de conductas de contacto iniciadas por la hembra; la i n- vestigacion de la region anogenital del macho o del mismo pene, por parte de la hembra, esta muy exten- dida,pudiendo culminar en el gorila hembra con el fellatio. 5) "Conducts de monta"; es la ultima ca- racterfstica de la conducts proceptiva riescrita por Beach y, mediante la cual, la hembra se sube sobre el macho e imita los movimientos copulatorios tf- picos del macho; esta conducts se puede observer en muchas especies de mamfferos y su funciôn, como les anteriores conductas proceptivas, es la elici- taciôn de la conducts de coito en el macho. (Beach, 1976, pp. 116-117). La conducts proceptiva encierra en su signifi- 516 cado una dosis bastante elevada de 1o qua en el ser humano referimos como "impulso sexual" o li­ bido. En el mono rhesus, tanto los androgenos co­ mo los estrogenos son necesarios para que esta con­ ducts se lleve a cabo. Refiriendonos nuevamente al trabajo de Johnson y Phoenix (1976, p.461), estos autores observaron oue la priuacion de los androgenos procédantes de las suprarrenales, en monos rhesus hembra gonadoectomizados y tratados con estrogeno, dificultaba la conducts proceptiva, incluso al es­ ta r sometidos bajo tratamiento estrogenico; lo cusl les permitio concluir lo siguiente: "We must conclude that proceptivity , like attractiveness, is contro­ lled by both estrogen and androgens in appropriate balance. The precise amounts os these hormones re­ quired to activate a particular aspect or sexuality are not known, and there is no a priori reason to expect proceptivity and attractiveness to be affected to the same degree by a particular combination of estrogen and testosterone". La receptividad "is defined in terms of fema­ le responses necessary and sufficient for the male's succès in achieving intravaginal ejaculation... se- 517 xual receptivity can be operationally defined in S-R terms involving behavior exhibited by females in response to stimuli normally provided by cons­ pecific males" (Beach, 1976, pp. 105 y 125). En mamfferos como la rata, la receptividad sexual depends directamente del estado de las hormones ovaricas; en estos animales, las hembras son ré­ ceptives durante la fase estral del ciclo sexual, fase en que los niveles de hormonas ovaricas son maximos. En mamfferos mas evolucionados como el chimpance, las hembras suelen copular durante to- do el ciclo sexual (Beach, 1976), lo cual suoiere que la receptividad en estos mamfferos hembra no guarda una dependencia de las hormonas ovaricas tan Bstrechs como en otros mamfferos, Ademas, la admi- nistracion de estrogenos a monos rhesus hembra go­ nadoectomi zados no modificaba sustancialmente su conducts receptive (venfa a ser similar en los ani­ males intactos que en los gonadoectomizados) (Timble y Berber, 1968). Nuevas evidencias han sugerido que la receptividad de la hembra, particularmente en el mono rhesus, es preciso considerarla en un marco de significaciôn doble; hormonal y contextual. En es­ 518 te sentido, el marco hormonal parece ser poco rele­ vante en los primates (Johnson y Phoenix, 1976); dosis altas de testosterone tienden a reducir la receptividad, dosis bajas tienden a aumentarla pe- ro de forma muy discrets. Por consiguiente, podria- mos concluir que el efecto global del estado hormo­ nal sobre la receptividad, en el primate hembra, tiende a decrecer comparado con la influencia hor­ monal sobre proceptividad y atractividad y, a su vez, tiende a enmarcarse con un grado mayor de sig­ nif icaciôn bajo la influencia del contexto social. Es decir, mientras que ni la ova rioectomia reduce los niveles de receptividad ni la admini straciôn . de androgenos los increments de forma notable, el marco contextual (aspecto social) ejerce una in­ fluencia mas déterminante. En el mono rhesus, por ejemplo, résulta particularmente interesante des- tacar que las diferencias interindividuales que se exhiben para elegir pareja no presentan corres- pondencia con factores somôticos o endocrines (Beach, 1976); tanto las hembras como los machos de estos mamiferos son sensibles s estimulos muy particul ares, algunas hembras solo aceptan a cier- 519 tos machos y viceversa. Este fenomeno, que puede observarse en animales como perros, gatos, etc., depends de un sistema de afinidades y aversiones reciprocas que no tienen una relaciôn directa con los niveles hormonales adultos. En este sentido, posiblemente las feromonas ("hormonas sociales", ver cap. 15) juegan un papel mas crucial. 11. COMPONENTE5 NEUROENDDCRI NOS PE LA CON- DUCTA SEXUAL HUMANA Practicamente todos los trabajos neuroendo- crinos sobre la sexualidad humana han tropezado CO problemas dificiles. Uno de ellos consiste en que existe cierta dificultad para llevar a cabo trabajos expérimentales en este campo por cuestio- nes ôticas debiendo supeditarnos, en la mayoria de las ocesiones, a los datos clinicos. En segundo lu­ gar, en la conducta sexual humana es mas notoria la incidencia de factores socioculturales y de aprendizaje.(incidencia que ya hemos visto tras- lucir con cierta importancia en los primates) que en la conducta sexual de otros mamiferos. 520 Tal vez, el profane puede pensar que el ero- tismo femenino depends de sus hormones homotipicas (estrogenos y progesterone), mientras que el mascu­ line depends de los androgenos. Sin embargo, esta relaciôn lineal vimos que no se daba en los primates, ya que la conducta proceptiva y atractiva de la hem­ bra exigfa la presencia de algunos andrôgenos. En el ser humano, los androgenos parece que desempehan un papel mas significative que otras hormonas en rela­ ciôn con el impulse sexual tanto del varon como de la mujer (Money, 1951), Da la impresiôn de que los androgenos han adquirido un valor mas relevante, con respecto a la conducts sexual, a medida que los mamf­ feros han evolucionado hacia un grado mayor de com­ plejidad telencefalica. Al analizar el papel que pueden desempeMar las hormonas sexuales sobre la conducta sexual, Davidson (1972) formula una cuestiôn sencilla pero interesante: ,̂ es posible la copulaciôn en seres hu~ manos carentes de gonadas? Las evidencias clfnicas han contestado a esto de dos maneras distintas; por una parte, la privaciôn de los ôrganos génitales en el varôn no impide que realice respuestas sexuales 521 (coito) pero, la frecuencia es escasa y disminuye progresivamente; por otra parte, la gonadoectomia en la mujer no es tan crftica como en el varôn, los ovarios no son muy necesarios para la conduc­ ta copulatoria (Davidson, 1972). En el presents apartado vamos a intentât eva­ luar el grado de importancia que pueden desempe­ Mar las hormonas tanto en la conducta sexual mascu­ line como sobre la femenina. Para comprender mejor este segundo aspecto haremos una ligera alusiôn al ciclo sexual femenino. A. CON5IOERACIONES SOBRE EL CICLO SEXUAL FEMENINO El psiquismo de la mujer, al estar sometido a procesos cfclicos mensuales, comporta aspectos distintivos del psiquismo masculine que deben ser estudiados. Este fenômeno, por otra parte, indica la dependencia de la conducta de los substratos hormonales. Para tratar estos problemas veremos en primer lugar en que consiste el ciclo sexual de la mujer desde el punto de vista neuroendocri­ ne; a continuaciôn, nos limitaremos a destacar los 522 procesos fundamentalmente de indole psicoendocri- na que, desde luego, se encuentran en la ifnea de nuestro trabajo de investioaciôn. Hemos preferido exponer en el cap, 14 las cuestiones referentes al denominado "sfndrome premenstrual" ya que se refie- renmas directamente a cuestiones de psicopatologfa que a problemas estrictamente sexuales. 1. Procesos neuroendocrinos En la mujer, cada 28 dfas se produce una "he- morragia menstrual" (menstruaciôn) acompanada de desprendimiento del endometrio. Este ritmo puede al- terarse por diverses causas (estaciôn del aMo, es­ timulos psicolôgiC DS, circunstancia s ambientales o alteraciones patolôgicas) pero generalmente de forma superficial (Botella, 1966). El ciclo posee dos etapas bien diferenciadas: folicular y luteinica, a) Eases del ciclo sexual femenino: 1) Fase folicular. Durante este periodo que du­ ra aproximadamente los primeros 14 dias del ciclo, el organisme femenino se prépara para la ovulaciôn. Se suceden una serie de fenômenos estructurales y funcionales en los ôrganos encargados de préparer 523 la ovulaciôn y la implantaciôn del ôvulo Fecundado, esancialmente en ovario y utero. En el ovario comienza a desarrollarse un foli- culo (foliculo primario) que paulatinamente se va diferenciando del resto de 1 tejido ovérico, constitu- yendo el foliculo secundario. Siouiendo un proceso de desarrollo y diferenciaciôn se transforma en foli­ culo de crecimiento y, finalmente, en foliculo madu- ro. En este momento se desprende el ôvulo (ovulaciôn, dia 14). En el foliculo, una vez desprendido el ôvulo, se forma el cuerpo luteo (o cuerpo amarillo). Cier­ tas mujeres son capaces de "sentir" el momento en que se produce la ovulaciôn, bien por poseer una sensi­ bilidad especial o por sufrir el llamado "dolor de ovulaciôn". El utero se caracteriza, en esta fase, por de- sarrollar un crecimiento vertiginoso de la mucosa del endometrio. Por esto, el endometrio présenta la 11a- mada "fase proiiferativa". Se esta preparando para recibir al ôvulo. Todos estos fenômenos estan dlriqidos por dos hormonas hipofisarias (junto con sus factores hipo- talamicos): FSH y LH. Durante esta etapa la secreciôn 524 de FSH es superior a la de LH. En la segunda se in- uierten los papeles. También, la concentraciôn glo­ bal de estrôgenos es superior en la fase folicular; al contrario, en la siguiente fase (luteinica) prédo­ mina la progesterona, En el momento de la ovulaciôn, aproximadamente el dia 14 de 1 ciclo, se produce una elevaciôn brusca de F5H y LH ("picos" de FSH y LH) Oue puede ser responsable de la ovulaciôn (despren­ dimiento del ôvulo). La funciôn primordial de la FSH es la maduraciôn del foliculo, caracteristica basics en esta etapa. (fig. Si), 2) Fase luteinica. Si en la primera etapa el desarrollo del foliculo era el punto fundamental del ciclo menstrual, en esta segunda lo seré el cuer­ po luteo o cuerpo amarillo. En el ovario el cuerpo luteo se vasculariza y desarrolla progresivamente. Comienza a secretar importantes cantidades de progesterona, que alcan- za su maximo valor aproximadamente hacia el dia oc­ tavo, momento en el que el cuerpo luteo posee su ma­ xima actividad y su méximo color amarillento. Si no hay fecundaciôn, a partir del dia 9-10, después de la ovulaciôn, comienza la degeneraciôn del cuerpo 525 \ J.\ \ DIAS Fioura 5 1 . Estados hormonales y uterino durante las fases del ciclo sexual Femenino. (HCG = gonadotroFina corionica humana). Begun Grobstein (1979, p.8). 526 luteo que se hace atrésico. Si se produce fecun- dacion, el cuerpo luteo seguira produciendo pro­ gesterone hasta pasadas dos semanes desde la ovula­ ciôn. La LH interviens inicialmente para mantener el cierpo luteo y para regular la secreciôn de pro­ gesterone. El endometrio, en el utero, continua vascula- rizandose y enriqueciendose por la accion de la pro- gesterona. Constituye la denominada "Fase secretora" (comienza le secreciôn de las glandulas endometrial e s ) Si no hay implantaciôn, y a consecuencia de la dege­ neraciôn del cuerpo luteo, se produce la hemorragia del endometrio (menstruaciôn). En cambio, si hay Fe­ cundaciôn el endometrio se transforma en la placenta, que se convertira, entre otras cosas, en una importan­ te glandula endocrine (secretara gonadotrofina corio­ nica y lactôgeno placentario). La mestruaciôh suele durar entre dos y cuatro dias, y con ella se inicia un nuevo ciclo. La mens­ truaciôn se produce por un descenso rapido de estrô­ genos (caida del cuerpo amarillo) y por alcanzar un descenso por debajo de cierto nivel. Botella (1966) piensa en la existencia de un ciclo quimico, que in- 527 duce en la fase premenstrual una sintesis menor de estrôgenos y una destrucciôn mayor, (fig. 51). b) Interpretaciôn neuroendocrinal Existen todavia sérias dudas acerca de la regu- laciôn neuroendocrine de los mecanismos sexuales mas­ culines y femeninos. "En lo que se refiere al organis­ me masculine, el papel de las gonadotrofinas es me­ nos conocido (que en la mujer) sobre todo en lo que se refiere a la hormona estimulante del foliculo, cuya importancia para el desarrollo de la asper­ matogenesis continua siendo oscura, aunque es pro­ bable que su papel se encuentre limitado a la esti- mulaciôn de las primeras fases de la e spermatogene­ sis. La hormona luteinizante ejerce su funciôn direc­ tamente sobre la estimulaciôn de la producciôn de an­ drôgenos por la células intersticiales, y estos an­ drôgenos, a su vez, intervendran directamente en la maduraciôn de los espermatozoides" (Malacara, 1975, p.129). Es muy probable que tanto la FSH como la LH, en el varôn, posean ciertas formas de regula- ciôn ciclica, aunque no tan précisa y déterminan­ te como en el caso de la hembra. De hecho, presen- fluctuaciones periôdicas, a si como también la testes- 528 terona (ver cap. à). En la figura 52 hemos elabo- rado un esquema comparative de la regulacion de las hormonas sexuales en el varon y en la mujer. Por lo que se refiere al ciclo femenino, las etapas folicular y luteinica pueden interpretarse neuroendocrinamente de la siguiente manera (Schia- ffini et al., 1975, p . 175): El ciclo ovulatorio comienza cuando ciertos estimulos generados en a- reas extrahipot al ami cas llegan a neuronas del nu­ cleo paraventricular, en las que se sintetiza la rSH-Rf. La rSH-Rf se libéra en el sistema portahi- pofisario e induce la liberacion de FSH en canti- dad suficiente como para provocar la maduraciôn de uno o mas foliculos ovaricos. Al llegar a una cierta etapa del proceso madurativo folicular, es­ tos foliculos se vuelven capaces de responder no sôlo a le FSH, sino también a pequeMas canti­ dades de LH que se segregan en forme basai duran­ te todo el ciclo ovulatorio. La acciôn conjunta de las dos gonadotrofinas conduce a un brusco au­ mento de la secreciôn de estrôgenos por parte del ovario. Este rapido incremento estrogénico ejerce- ra un efecto estimulante sobre la secreciôn de 529 s h’mbico tspermttoçénesis A f S H - R F LH fo/icuto B Fi ou ra 5 2 . Regulacion de las hormones sexuales. A: re- gulacion aciclica (tonica) en el varon (niveles relati- vamente constantes). B: regulacion ciclica en la mujer (niveles ciclicamente variables). (-) dénota feed-back negative y (+) feed-back positive. 530 LH-RH, hormone que lleva a la produccion y libera- cion hipoFisaria de LH en forme de pico, Ln el ins­ tante en que se produce el pico de LH, se puede obser­ ver tambien una elevacion de f S H . Este pico secunda- rio de F SH podrfa se r interpretado como debido a la hiperestrogenuria . Despues de la roture, el foliculo se transforma en cuerpo luteo y se inicia la fase de secrecion de progesterone. La presencie de esta hormona en la circulacidn conducira a una neta inhi- bicion de la sfntesis de FSH-RF. El hipotalamo se hace refractario a cualquier estimulo que signifi- que produccion de FSH-RF hasta que los procesos de luteolisis conduzcan a la brusca caida de los nive­ les de progesterone circulante. A partir de este mo­ menta el hipotalamo puede volver a sintetizar FSH-RF. El papel de las estructurss Ifmbicas sobre la regulacion del ciclo femenino es mas oscuro que el de 1 hipotalamo. En base a algunas publicaciones. (Lawton y Sawyer, 1970; Kawakami et al., 1967; Ko- bayashi et al., 1962; etc., ver cap. 3), el slstema limbico actua como "modulador” de la actividad hi- potalamica. Segûn se desprende de estos trabajos, le primera fase del ciclo (folicular) esta contro- 531 lada por una mayor actividad de la amigdala, mien- tras que la segunda (lutefnica) por una mayor ac­ tividad del hipocampo. Csto sugiere la existencia de una relacidn inversa de excitabilidad en el hi - cocampo y la amigdala que se invierte en cada etapa del ciclo (mayor excitabilidad de la amigdala duran­ te la primera fase, mayor excitabi1idad del hipo­ campo durante la segunda). Estas conclusiones no deben considerarse aun como conclusivas debido, so­ bre todo, a la imperfeccion de las tecnicas emplea- das para evaluar estas funciones asi como a la in­ consistency a de algunos resultados. 2. Variaciones psicolooicas durante el ciclo Es importante tener en cuenta une posible va- riacidn psicoldgica ciclica en la mujer puesto que, si existe tal variacidn, podra tener una influencia poderosa sobre la expresion y manifestacion general de la sexualidad femenina. En principio, esta varia- bilidad hipotética en la mujer deberé se r de carac- ter mensuel y poseer alguna relaciôn con la varia- bilidad periodica hormonal. El hecho bioldgico de la menstruacion indice 532 que el ôvulo no ha side fecundado, esto es, impli­ es que se ha producido un cierto "fracaso” referido a la finalidad del dvulo- Fero no solo ha fracasa- do el dvulo; otras estructuras del organisme de la mujer podrfan incluirse bajo esta misma inter- pretacidn. Tal es el caso del cuerpo luteo y del utero, por citar algunas. A su vez, los cambios bioquimicos (particularmente hormonales) podria- mos decir que "prepararr” la totalidad del cuerpo femenino para la implantacidn. Nuestra pregunta se refiere ahora a lo siguiente: ^ocurre algo similar con el psiquismo? Fodrfa résulter plausible supo- ner, en orden a la fuerte interaccidn hormonas-con ducta, que no es sdlo la biologie (el cuerpo) lo que se prépara ciclicamente (mensualmente) para la fecundacidn; es probable que exista simultaneamente cierta preparacidn psicoldgica inducida hacia la expectative de fecundacidn y çestacidn. En este sentido, deberia existir un psiquismo femenino Que fluctua ritmicamente entre la expectative de fecundacidn y la de gestacidn. Hasta que punto pue­ de se r viable la idea de que la mujer expérimenta en cada ciclo sexual un sentimiento de "fracaso psicoldgico” es algo que esta si n demostrar; sin 533 embargo, la consi der acidn de que existe un "fracaso*' bioldgico con repercusiones sobre la conducts puede estar reforzada por la existencia del "sindrome premenstrual" (cap. 14), Deutsch (1952) seMala algunas ideas que refuer- zan los puntos que nosotros hemos apuntado. A la primera fase del ciclo, o fase folicular, Deutsch la define psicoldgicamente como una "fase de expec­ tative". Durante esta etapa desempeMan un papel primordial las impresiones infantiles de la mucha- cha con respecte s los secretos de su madré relati­ ves a la mestruacidn; las molestias de la madré durante estos dias, las ropas manchadas de sangre, y las observaciones casuales pueden impresionar demasiado fuerte a la chica. Deutsch expohe que ya en la niha se evidencia mas atencidn (expecta­ tive) hacia la sexualidad durante la primera fase de su iniciado ciclo sexual, Pero, ademas apunta algo que, incluyendo la interaccion de factores socioculturales, puede inducirnos a penser que la "régla" se acompaRa de cierto sentimiento de fracaso: ciertas muchachas " ...cuando ha n llega- do a se r adultas, tendran la tendencia a evitar los 534 contactes sociales durante sus périodes, y justifi- caran esa actitud experimentando dolor y sentimien­ to de debilidad. Muchas veces sienten que tienen una hemorragia muy copiosa, intentan protegerse de ella usando varios panos, no tienen el valor de salir de casa y utilizan la menstruacion como un factor restrictive de gran importancia en toda su vida" (p.155). Los Bstudios de Benedek y Rubinstein (1939) hen intentado demostrar que el psiquismo femenino fluctua siguiendo dos fases, oue se reoiten mensual­ mente, paralelas a las fases biologicas senaladas. El psiquismo femenino, postulan los autores, posee dos etapas bien delimitadas; a) Etapa activa, que se corresponde o équivale a la fase folicular; los sen- timientos, emociones, deseos e ideas estan dirigi- dos hacia la vida de relacion, hacia fuera; es una tendencia hacia la actividad y las relaciones con el otro sexo. b) Etapa receptiva, correspondiente a la fase lutefnica y caracterizada por tendencies retentivas y adquisitivas, esto es, tendencies di- rigidas hacia sf misma. Serfa deseable la realizacion de estudios mas 535 consistentes y cientificos que los llevados a ca- bo. por Benedek y Rubinstein. En este sentido, al- ounos trabajos mas recientes hen puesto de relieve la existencia de un ciclo psicologico en la mujer paralelo, y posiblemente dependiente, al ciclo bio- logico. Asf, Doty y Silverthorne (1975) refirieron que la "conducts voluntariosa" (con este termine los autores se referian a la participacion voluntaria de estudiantes universitarios en tareas academi- cas) de un grupo numeroso de mujeres universita- rias era mas frecuente durante la fase folicular cue durante la fase lutefnica. En otra investiga- cion (Diamond et al., 1972) se demostrô que la ca- pacidad (habilidad) de la mujer para percibir seRa- 1 es luminosas varfa de acuerdo con las variaciones de su ciclo sexuel biologico, siendole mas diffcil la discriminacion de estas sePîales durante la mens­ truacion. Una posible explicacion neurofisiologica del ciclo psicologico femenino, establecido como hemos dicho en dos grandes fases, puede venir dada por la acciôn cfclica sobre el cerebro de los propios estrogenos y progestâgenos. Recordemos que durante 536 la primera fase del ciclo existe un predominio de estrogenos, mientrss que en la segunda pre- dominan los progestâgenos. La explicacion de que la mujer sea mas activa durante la primera fase (y mas receptiva durante la segunda) puede ester en el efecto selective de androgenos y progestâgenos sobre la actividad del sistema nervioso. Una con- sideraciôn adicional que apoya esta hipotesis es la observacidn senalada por Klaiber et al., (1976) segun la cual la actividad MAO (mono-amino-oxidasa) es baja en la mujer durante la fase folicular del ciclo, precisamente cuando los niveles estrogéni- cos sangufneos son altos, y alta durante la fase lutefnica coincidiento con los bajos niveles de estrogenos y altos niveles de progesterone. La accidn inhibidora de los estrogenos sobre los MAO cerebrales se considéra actualmente como un feno- meno probable. 3. Tipoloqfa femenina y ciclo sexual Puesto que la relacidn dimdrfica hormonal de la mujer indica la existencia de un proceso di- morfico psicoldgico, es muy probable que existan 537 mujeres en las que prédominé la primera o la se­ gunda etapa de 1 ciclo. En virtud de esta idea se­ rra factible postuler la existencia de una tipolo- gfa femenina fundamentada en el predominio psico­ ldgico del estilo de la primera o la segunda fase del ciclo. [1 profesor Botella (1966) piensa que résulta convincente establecer esta tipologia y a ella nos vemos a referir. El autor destaca mas el aspecto bioldgico que el psicoldgico. "La fase folicular signifies el momento de la exaltacidn de la fe- minidad, exaltacidn que tiene por finalidad la pre­ paracidn para la fecundacidn, la atraccidn del ma­ cho por parte de los rasgos femeninos exteriores. Conseguido ya este ultimo objetivo y obtenida la fecundacidn, hace su aparicidn la hormona del cuer­ po amarillo, que tiene como finalidad el faciliter la nidacidn y el desarrollo del huevo. Asf pues, mientras la hormona folicular es la hormona de la feminidad, la hormona lutefnica es, por el contra­ rio, la hormona de la maternidad" (Botella, 1966, p.320). Sigue el autor diciendo que tanto el sis­ tema nervioso végétative como el psiquismo sufren 538 esta dualidad fâsica. Cada mujer oscila entre estas dos tendencies y la mujer normal suele presentar- las de un modo equilibrado. Fero "lo comûn -dice Botella- es que la constitucidn de la mujer no sea muy equilibrada, sino que la predisponga al dominio de uno u otro sistema endocrine y asi es como se originan los dos tipos constitucionales de la mujer" (p.321). Los tipos bioldgicos que propone son dos: hâbito asténico y hâbito picnico. a) Habito asténico. Se caracteriza por; Actividad hiperfolieu 1 ar Actividad hipertiroidea Femenina. Delgada. Nerviosa PocD fértil. Atractiva para el vardn. For- (mas fines b) Habi to picnico. Se caracterza por: Actividad hiperlutefnica Actividad hipérhipofisa ri a e hipersuprarrenal Maternai. Robuste. Estable y tranquila Fértil. Sistema reproductor més desarrollado Es évidente que la tipologia que nos propone el profesor Botella podrfa criticarse desde dis- tintos puntos de vista. No obstante, resultarfa 539 particularmente interesante estudiar, de una mane- ra mas cientffica y consistante, le personalidad de la mujer en conexiôn con su ciclo sexual B. HORMONAS SEXUALES Y CONDUCTA SEXUAL FEMENINA En principio, se podrfa pensar Pue en la mujer adulta las hormonas sexuales homotfpicas (estroge­ nos y progestâgenos) definen los niveles de "acti- vacion" fisiologicos responsables de la activa- cion de la conducts sexual femenina (deseo se­ xual, frecuencia de intercurso y gratificacion sexual). Sin embargo, ya vimos que en los primates, a la vez que existfa cierta emancipacidn en la re- ceptividad sexual con respecto a los mecanismos hormonales, tanto la atractividad como la procep- tividad exigfan la presencia de hormonas hetero- tfpicas (androgenos), lo cual sugiere que en los primates la activacidn compléta de la conducts sexual femenina no puede llevarse a cabo si la hembra no cuenta con una base bioldglca adecuada de hormonas heterotfpicas (androgenos). 540 Tanto en el hombre como en la mujer, fundamen- talments se ban venido des arrollando dos tipos de estrategias para evaluar la accidn de las hormo­ nas sobre la conducts sexual. Por una parte, existen estudios correlacionales oue han buscado la covariacidn entre los niveles hormonales en- dogenos y la conducts sexual (en este grupo de estudios habria que incluir aouellos que han co- rrelacionado la conducts sexual con el ciclo se­ xual en la mujer). En segundo lugar, otro grupo de estudios ha manipulado directamente los nive­ les de hormonas enddgenas, bien por medio de la supresidn de hormonas enddgenas (gonadoectomia o administracidn exdgena de antihormonas) o bien a travds de la administracidn de hormonas exdgenas, para observer los efectos de esta manipulacidn sobre la conducts sexual. Como puede apreciarse, este enfoque implies estudiar el efecto hormonal desde el punto de vista de la hipdtesis activacional; el segundo punto de vista, esto es, el enfoque que trata de evaluar el efecto hormonal durante etapas tempra- nas se refiere a la hipdtesis de organizacidn oue 541 tiene efectos especificos sobre la determinaciôn de la forma de conducts sexual, es decir, sobre la especificacion de conductas sexuales homoti- picas o heterotfpicas. Este segundo punto de vis­ ta se vera mas adelante a propdsito de la conduc­ ts homosexual e identificacion sexual, 1. Efectos de la manipulacidn hormonal sobre la conducts sexual femenina La manipulacidn de las hormonas enddgenas en la mujer, en orden a estudiar una posible rela­ cidn con su conducts sexual, h s sido una estrate- gia util a la vez que utilizada con cierta frecuen­ cia. Una manera bastante directs de evaluacidn de la implicacidn de las hormonas sexuales femeni- nas (hormonas ovéricas) ha sido el estudio de la conducts sexual .en mujeres gonadoectomizadas. La overioectomfa, practicada generalmente con una fi­ nalidad terapéutica, produce en la mujer sfntomas menopausicos pero no reduccidn de sus impulses se­ xuales (filler y Drezner, 1944; Uaxenberg et al., 1959; Money, 1961). Estas evidencias invalidan la tesis de que las hormonas ovaricas desempenen un 542 papel importante sobre la activacidn de la con­ ducts sexual en la mujer. Auncue la menopausia natural no implica una manipulacidn hormonal exdoena sino un proceso na­ tural, desde varios puntos de vista es un fendmeno équivalente a la ovarioectomfa (menopausia quirur- gica). Por tanto, los resultados de la observacidn de la conducts sexual de las mujeres menopausicas no deberia diferir mucbo de las evidencias obteni- das con mujeres gonadoectomizadas. Como sabemos, la menopausia marca la inhibicidn del funciona- miento ovarico y la carencia de hormones ovaricas (Botella, 1977, piensa que la involucidn del ova- rio es un proceso lento y que, au n en plena meno­ pausia, el ovario sigue secretando algunas canti- dades, aunque muy pequeRas, de hormonas). En la mayoria de las mujeres la menopausia aparece du­ rante la quinte década de su vida aunque existen notables diferencias individuales. La menopausia es un hecho natural. Sin em­ bargo, con la menopausia aparecen algunos problè­ mes serios en la mujer (depresidn, nerviosismo, dolor de cabeza, insomnio, palpitaciones, etc.) 5A3 provocados tanto por factores hormonales (disminu- cipn de las hormonas estrogenicas e incremento por feed-back compensatorio de las gonadotrofinas ante- hipofisarias) como por factores socioculturales y psicologicos. Estas alteraciones psicosomaticas de la mujer menopausica no suelen acompaharse por una significatiVa disminucion de su libido. Mas aun, generalmente su necesidad erotica es mayor o, al menos, similar a su etapa premenopausica. Por tanto, no es factible postuler que la cesacion de los balances regulares de las hormonas sexuales de la mujer adulta incidan negatiuamente sobre su im­ pulse sexual. Aunque algunos clfnicos han hipote- tizado ideas contraries (Beach y Ford, 1969), la mayoria coinciden en oue en el climaterio femenino la libido se hace mgs intense (MaraRon, 1936; Mo­ ney, 1961). La intensificacion de la actividad se­ xual en la mujer menopiusica puede obedecer a dos factores importantes, por una parte a un factor h o r ­ monal (incremento de la actividad suprarrenal) y por otra a un factor psicosocial. Este segundo factor captd la atencidn de Marandn (1936), autor que de- dico bastantes paginas al estudio del climaterio fe- 544 menino. Me asi Marandn (p.117) la sexualidad en esta etapa de la mujer: "La frecuencia con que en las mujeres involutivas se observa un aumento de la li­ bido y de los sentimientos de la esfera sexual es un hecho de observacidn vulgar. El tema de los"amores crepusculares" ha servido de argumenta a innumerables autores, Unas veces se trata de mujeres de vida se­ xual agitada que al acercarse estos anos exageran su incontinencia. Otras -y entonces el suceso es aun ma s llamativo- es una mujer que hasta entonces vivid den- tro de la mayor normalidad sexual, ouizâ casada, con hijos, feliz en su hogar, y, cuando entra en le cua- rentena, empieza a revalorizar con cuidados cosméti- cos y vestidos su belleza claudicante; empieza a hacerr una vida social reiterada y escabrosa, y acaba, tal vez, por dejarse llevar por una aventura tardia. Y aun si n que estas eflorescencia s otoRales del emor tengan una resonancia mas o menos escandalosa en la conducts social, los hombres que conviven de largo tiempo atrâs con mujeres que atraviesen este trance de su evolucidn pueden testificar muchas veces que, esposas o amantes de temperature sexual media o fren- camente frigidas, parecen despertar sûbitamente y mos- 545 trar uns afectividad pegajosa y una capacidad fisl­ es por el amor que, incluso, puede crear en el com- panero, fatigado o absorbldo por las preocupaciones sociales, una desarmonia sexual inversa... ". Una forma inversa de manipulacidn de las hormonas ovaricas en la mujer es la administracidn exdgena de estas hormonas. Con este procedimiento se incrementaria el nivel de hormonas homotipicas y se podria obte.ner alguna conclusidn sobre su po- sible efecto en la conducts sexual femenina. En un trabajo clâsico Beach y Ford (1569) resumen de es­ ta forma el efecto de la administracidn de las hor­ monas ovaricas; "Si las hembras humenes dependieran de las hormonas ovaricas, como sucede en los mami- feros inferiores, podria alegarse que la escasa res- ouesta sexual séria incrementade con la administra­ cidn de los adecuados preparados endocrinoldgicos. Unos pocos informes indican que se ha producido una elevacidn de la reactividad sexual en mujeres post- menopéusicas y en esposas sexualmente "frias" des- pués del tratamiento e base de estrdgeno. En la ma­ yoria de los casos, si n embargo, los resultados no dependen de este tratamiento» y ello nos induce a 546 sospechar que los efectos positives se deben prin- cioalmente a la suoestion... la respuesta subnor­ mal a los estimulos sexuales no puede se r tratada eficezmente con la administracidn de hormones ova­ ricas" (p. 247). Simi 1 armente, -en otras investigacio- nes se ha puesto de relieve la ineficacia de los es- trdgenos, administrados a mujeres con hipogonadismo o disfuncion sexual, para potenciar la conducts se­ xual de la mujer (Money, 1961). Por otra parte, la administracidn de progesterone a mujeres que trstan de evitar la ovulacidn (utilizacidn de anticoncep- tivos hormonales) produce disminucidn de la necesi­ dad sexual; algunos autores (Germant y Davidson, 1974) han interpretado este fendmeno seRelando un efecto negativo de la progesterona sobre el impul­ se sexual de la mujer. Todas estas evidencias tienden a indicar que la manipulacidn (supresidn y administracidn) de las hormonas ovaricas no inducen efectos significatives sobre la conducts sexual de la mujer, lo cual podrfa interpretarse como una ausencia de interaccidn en­ tre hormonas ovaricas y conducts sexual femenina. Sin embargo, serf a necesario conocer la influencia de 547 le manipulacidn de hormonas no ovaricas antes que desechar la hipdtesis activacional hormonal en la conducts sexual femenina. En orden a llevar a ca­ bo esta idea, se ha puesto énfasis en los andrdge- nos enddgenos de le mujer, esto es, en los andrd- genos sintetizados por la corteza suprarrenal. So­ bre esta nueva linee existen aportaciones iniciales (Uaxenberg et al,, 1959, 1960) que demuestran una rosible incidencia de los androgenos secretados por la corteza suprarrenal. Uaxenberg et al. estudiaron a varias mujeres que fueron gonadoectomizadas,. al gunas de ellas también suprarrenalectomizadas, a causa de poseer carcinoma de pecho. Estos investi- gadores refirieron que le gonadoectomfa no modifi- cabe significatiVamente en la mujer algun aspec­ to de su conducts sexual inicial, sin embargo, a- ouellas a las que se le practicd la suprarrenalec- tomia exhibieron una notable disminucidn en el de­ seo, actividad y respuesta sexuales. Puesto que las glândulas suprarrenales secretan importantes can- tidades de andrdgenos, los autores interpretaron estos resultados seRalando que la supresidn de los andrdgenos por la suprarrenalectomfa era la respon- 548 sable de la disminucidn de los patrones sexuales ci- tados. Aunoue estos resultados pueden se r sugerentes de un efecto importante de los androgenos enddge­ nos de la mujer, la situacidn estresante de estas mujeres nos oblige o considérât los resultados con ciertas réservas. En un estudio preliminar, Salmon y Geist (1943) observaron los efectos de la administracidn de an­ drdgenos, estrdgenos o ambos sobre la conducts se­ xual en la mujer. Los andrdgenos incrementaban el deseo y la gstificacidn sexual, asf como la sensi- bilidad genital especialmente la sensibilidad del clftoris, mientras que los estrdgenos eran neçesarios para mantener la lubrificacion vaginal. Estos auto­ res informaron, ademas, sobre la exagéra elevacidn del deseo sexual en algunas de las mujeres estudia- das que fueron tratadas con androgenos. Muchos otros trabajos han observado el efecto de los andrdgenos, administrados por cuestiones ginecoldgicas, sobre la conducts sexual en la mujer (Salmon, 1941; Car­ ter et al., 1947; Foss, 1951; Dorfman y Shipley, 1956; etc.); o bien administrados para tratar estados de frigidez (Burdine et al., 1957; Bancroft, 1978; Carney et al., 1978; Bancroft y Skakkebaek, 1979) 549 En ambas ci rcuns-tanci as, la administracidn de an­ drdgenos inducfa excelentes efectos sobre la acti­ vacidn del impulse sexual (deseo), la gratificacidn y la frecuencia de contactes sexuales. Por consi- guiente, este cûmulo de evidencias hay que inter- pretarlo sugiriendo que los andrdgenos desempeRan en la mujer un papel esencial en la activacidn de su conducts sexual, pudiendo se r utilizados clini- camente para tratar la frigidez. En el caso con­ crete de la frigidez, es particularmente util la combinacidn de terapia psicoldgica y terapia basa- da en la administracidn de andrdgenos (Carney et al., 1978). En un trabajo reciente, Bancroft y Skakkebaek (1979) han informado que " ...The women receiving testosterone did significantly better than those receiving diazepam on a number of variables, inclu­ ding the subjective quality of sexual intercourse, pleasant feelings associated with sex, frequency of sexually exciting thoughts, frecuency of orgasm, and several others, including an increase in the per­ ceived sexual attractiveness of their male part­ ners" (p.214). El tratamiento con diazepam (10 mg. dlarios), al igual que el tratamiento con tes- 550 testerons (10 mg. diarios tornados sublingualmente), estaba acompanado de tratamiento psicoldgico; esto indica la existencia de efectos destacadamente be- neficiosoG;de la testosterone en mujeres frigidas expuBstas a terapia psicoldgica. 2. Covariacidn entre ciclo sexual femenino y conducts sexual Fuesto que los niveles de hormonas ovaricas varian periodicamente en funcion del ciclo sexual de la mujer (fig. 51), las posibles variaciones cfclicas en la conducts sexual de la mujer podrfan reflejar alguna relacidn entre hormonas ovaricas y conducts sexual femenina, Con esta finalidad, vamos a considérât la hipotética variabilidad men­ suel de la conducts sexual femenina. Algunos autores han postulado que la mujer no menopausica posee mayor interés sexual alre- dedor de la época de la ovulacidn (Daniels, 1971), indicando con esto la existencia de un "pico" se­ xual en coincidencia con la época de la ovulacidn. Si n embargo, varios trabajos que h an revisado es­ ta cuestidn (Beach y Ford, 1969; McCauley y 551 Ehrhardt, 1976) coinciden en que existen dos im­ portantes picos (elevaciones) sexuales, uno justo en los dias que preceden a la menstruacion ("pico premenstrual") y otro en los dias que siguen a la menstruacion ("pico postmenstruai"); durante la etapa ovulatoria existe también alguna elevacidn pero menos acusada, Todavia no existen explicacione s totalmente convincentes que demuestren alguna correlacidn en­ tre los patrones hormonales y la conducts sexual en el marco de estas fluctuaciones cfclicas. No obstante, es posible emitir algunos juicios hi - potéticos. For ejemplo, durante la época preovu- latoria existe un notable descenso de los niveles de estrdgenos y progestâgenos, descenso que puede permitir una mayor efectividad de los andrdgenos su­ prarrenales en e 1 sistema nervioso central ya t)ue el efecto de competencia con las anteriores hormo­ nas es menor. Esto provocarfa que los androgenos es- timulasen en un grado mas elevado los centros ner- viosDS involucrados con la estimuiacidn de la con­ ducts sexual. Por otra parte, el ligero incremento de con- 552 ducta sexual que se observa durante la época de la ovulacidn puede explicarse a través del incremento paralelo de androgenos durante esta énoca, incre­ mento que estaria facilitado por e 1 nivel alto de estrdgenos (Persky et al., 1977), 3. Covariacidn entre hormonas endooenas y conducta sexual femenina Una tercera via importante para conocer la im­ portancia de las hormonas sobre la conducta sexual de la mujer consiste en correlacionar algunos pa­ trones de esta conducta con los niveles hormonales enddgenos. De esta forma, se puede establecer la covariacidn comûn entre hormonas y conducta se­ xual. Un trabajo clâsico en este sentido fue rea- lizado hace cuarenta aRos por Benedek y Rubins­ tein (1939), y en é 1 se concluyd que el nivel de estrdgeno obtenido por citologfa vaginal era mas elevado durante la primera fase del ciclo, siendo también durante esta etapa mas marcada la tenden­ cia heterosexual de la mujer. Los autores conclu- veron finalmente cue deberia aceptarse como valido 553 que a un aumento en el nivel de estrdgeno vaginal le corresponde otro en el nivel de conducta hete­ rosexual. Esta ivBstigacidn previa tiene algunas dificul- tades para se r admitida si n réservas ya que el dise- Ro posee varios defectos Formales. Mas recientemente Uaxenberg et al. (1960) intentaron replicar e 1 ini­ cial trabajo de Benedek y Rubinstein, utilizando pa­ ra ello una medida similar del estrdgeno endogeno (el contenido en la secrecidn vaginal) y un grupo de mujeres con edades diverses, todas ellas ovario- ectomizadas y suprarrenalectornizadas. Segun esta in- vestigacidn, no existfa correlacidn alguna entre niveles hormonales en citologfa vaginal y patrones sexuales (caracterizados como deseo, actividad y capacidad de respuesta). Como se ve, los resulta­ dos estan en total contradiccidn con los previos de Benedek y Rubinstein. Aunque metodologicamente el diseRo de esta investigacidn es mas Fiable, presen­ ts también algunos problèmes importantes como, por ejemplo, la mùestra utilizada; todas las mujeres estudiadas estaban sometidas a una situacidn exce- sivamente traumatica, tamto por el hecho de poseer 554 cancer de pecho como por haber sido gonadoectomiza- das y suprsrrenalectomizadas . Para obtener medidas hormonales mas fiables era precise utilizer otros métodos que no se fun- damentasen en e 1 anaiisis de las mucosas vagina­ les, como por ejemplo e1 estudio del contenido hor­ monal sanguineo. El reciente trabejo de Persky et al. (1976) estudio por radioinmunoensayo los niveles plasmaticos de estradiol en un grupo de 21 mujeres jôvenes, casi todas elles solteras, durante un ci - cio menstrual y los correlaciono con e 1 informe sub- jetivo emitido por las propias mwjeres sobre la fre- cuencia de astiuidades sexuales. Los resultados de este trabajo sostienen que no existe relacidn entre conducts sexual en la mujer y niveles plasma­ ticos de estradiol, apoyando por tanto la hipdtesis de Uaxenberg et al. (I960). En orden a establecer una soluccion mas com­ pléta sobre esta hipdtesis, Persky et al. ( 1 9 7 6 a ) formularon un nuevo trabajo con un grupo de 11 pa­ re jas (marido y mujer). Analizaron la interaccidn entre la conducts sexual de las mujeres(sobre très paramétrés, e 1 arousal sexual, la frecuencia de in- 555 tercùrsD y e 1 niuel de gratificacion) y los niveles plasmaticos de hormones endôgenas. Los resultados de esta investigacion demostraron la ausencia de una relacidn directe entre niveles plasmaticos de estradiol y los très paramétrés de conducts sexual sehalados. Tampoco existia correlacidn entre nivel plasmatico de estradiol y capacidad para establecer relaciones interpersonales (p.531). Los autores se- nalan también que no debe desecharse totalmente la idea de que los estrdgenos tengan algune relacidn con la conducts sexual de la mujer, ya que es podi- ble Que otros estrdgenos aun no estudiados, como por ejemplo la estrona o el estriol, posean alguna rela­ cidn. Finalmente, en vista de que los estrdgenos exdgenos incrementan el niuel de andrdgenos de las suprarrenales, los autores sugieren que posiblemente los estrdgenos, a ciertes niveles, pueden actuar so­ bre la conducts sexual inerementando los niveles de andrdgenos de las suprarrenales. En vista de que ha fracasado el intento de ob­ tener une relacidn directs entre estrdgenos y con­ ducts sexual, habria que sospechar sobre la existen- cia de uaa interaccidn mas extrecha entre andrdgenos 556 y paramètres sexuales Femeninos. Por otra parte, esta prediccion estaria en la Ifnea de la hipd­ tesis formulada en puntos anteriores y fortalece- ria el concepto que senala a los andrdgenos como las hormones que activan la conducts sexual de la mujer. ^a interaccidn entre andrdgenos endogenos y conducta sexual ha sido puesta de relia/e en va­ rias investibacione s . Segun se desprende del tra­ bajo de Bancroft y Skakkebaek (1979), un grupo de mujeres carentes de respuesta sexuel adecuada que tomaban anticonceptivos orales exhibian también niveles bajos de andrdgenos enddçenos (testostero­ ne y androstenodiona), Igualmente, se ha demostra- do una correlacidn positiva entre actividad se­ xual, gratificacidn sexual, capacidad para formar relaciones interpersonales y andrdgenos enddgenos (Persky et al., 1977, 19784), con lo cual se demues- tra la existencia de una relacidn bastante directs entre andrdgenos circulantes y conducta sexual femeni- na; o dicho de otra manera, se demuestra que los andrdgenos endogenos desempehan en la mujer un im­ portante papel en la actiuacidn de su conducta se­ xual adulta. 557 Con el Fin de obtener uns idea integrada so­ bre la influencia de las hormones endogenas en la conducta sexual de la mujer, Persky et al. (1978a) han elaborado un modelo (Fig. 53) que interprets la interaccidn de una serie de variables hormonales con respecto a la conducta sexual. La expiicacion general del modelo es expuesta a si por los propios autores: "In essence, the model suggests that the level of estradiol in the systemic circulation stimulates the production of cortisol-binding protein which in turn serves to bring increased amounts of cortisol into the bloodstream. Since the biogenetic pathway involved in cortisol pro­ duction also leads to production of the adrenal androgens DHCA (dehidroepiandrosterona), A (an- drostenodiona), T (testosterone), and possibly DHT (dehidrotestosterona), these substances are increased in concentration in plasma. Increased androgen secretion in the female has been shown to be associated with a reduction in feelings of anxiety, an increased capacity to Form interper­ sonal relationships, and an enhancement in feel­ ings of sexual gratification (). The model 558 ■c o.m c O n tB lD in C 0) 3 Q> 0) CCD m O en r+ X CJ c C 03 0) n n O 03 a a 0) 10 o lO(A *i 03 -O 03 m 3CE 3 033 C fC ■O e— 01 w 10 X ) Ü1 " I M cw (D to 03 lO 3m C 0 )\ X t-r "O 01n non o.0) 3n TD co» co 033 ri- nm o 033 to r*-3ri­ CL Cte O OX n "1 o.O to 30) oa 03 1/3 to(0 3 tO 10c» 0) n3 03n 3o3 05 £ 2 19 o > > 3 n zi! ié 559 suggests that adrenal androgens per se are respon­ sible for these feelings of well being and intimacy, although not necessarily entirely so... The model also attempts to indicate servoregulatory processes as distinct from irreversible processes by the use of symbols ( + ,-) and (•♦)... estradiol levelsdid not directly relate to the feelings of well being and intimacy to uhiifch plasma androgen levels do relate significantly" (536). C. HORMONAS SEXUALES Y CONDUCTA SEXUAL MASCULINA 1. Efectos de la manipulacion hormonal sobre Ic conducts sexual masculine En el caso del varon, el efecto de las hormo- nas homotipicas (andrdgenos) sobre su conducta se­ xual ha sido considerado desde antiguo como alte­ rnante determinants. La gonadoectomia masculine provoca un deterioro importante de la conducta se­ xual (al contrario que ocurrfa.en la mujer), indu- ciendo disminucion tanto del deseo sexual como de la actividad sexual (Beach, 1966). Sin embargo. 560 la depresion sexual conseguente a la gonadoecto­ mia no es un fendmeno unitario sino que, ma s bien, varia en funcidn de algunos factores como, por ejem­ plo la edad y la experiencia. La castrecidn prepu- beral détermina una inhibicidn practicamente abso­ lute en las funciones sexuales adultes del indioi- duo, siempre que no este sometido a una terapia hor­ monal sustitutiva. La castracidn de un individuo adulto es memos détériorants, pudiendo el sujeto llevar a cabo une conducta sexual casi normal du­ rante bastante tiempo. La experiencia ejerce siem­ pre un efecto manifiesto; cuando el individuo po­ ses cierta experiencia sexual, los efectos negatives de la gonadoectomia son siempre mas bajos y menos de* terminantes (Beach y Ford, 1969; Money, 1961; Money y Ehrhardt, 1972). Por consiguiente, aunque la go­ nadoectomia induce en el vardn una notable disminu- cidn de sus patrones de conducta sexual (deseo, ac­ tividad, gratificacion), esta disminucion puede va­ rier significativamente en funcion de dos importan­ tes variables, la época y la experiencia. Ambas va­ riables actûan en el sentido de suprimir el efecto oegativo de la gonadoectomia de forma mas eficiente 561 cuanto mayor see la experiencia y mas avanzada 15 e d a d . Puede estudiarse también el efecto de supresion de hormonas endogenas homotfpicas en el varon a trê­ ves de las consecuencias de la admin i stracion de antiandrogenos (por e j ., acetato de ciproterona). Sustancias de este tipo suprimen la accion, tanto fisiologica como conductal, de los androgenos endo­ genos; 0 0 r consiguiente, la administracion adecuada de antiandrogenos viene a suponer, durante el pério­ de de admini Etracion, un estado de castracionQuimi- ca. En algunas circunstancias se ha administrado acetato de ciproterona a varones con una finalidad clinica, por ejemplo para tratar quimicamente a psicopatas con delitos sexuales. En una investiga- cion de Bancroft et al. (1976) se demostro que la administracion de acetato de ciproterona a encar- celados (prisioneros psicopatas), acusados de va­ ries delitos sexuales, suprimia la activid sexual en Bstos individuos, viniendo a significar con ella el destacado relieve que juegan los androgenos en- dogenoE para potenciar el impulse sexual masculine, t a 1 va z por su capacidad para activar centres espe- 562 cificos en. el sistema nervioso central. La adminis­ tracion de estrdgenos induce efectos similares al acetato de ciproterona segun han descrito estos mismos autores. Hasta aouf nos hemos referido al efecto de pri- vacidn de andrdgenos enddgenos sobre la conducta se­ xual. Sin embargo, una linea de estudio adicional y opuesta consistiraa en medir los efectos de la administracidn exdgena de hormonas homotfpicas; de esta manera se podrfa estudiar si ante un incremento de andrdgenos exdgenos existe un incremento paralelo en la conducta sexual. Gran parte de los trabajos que han investigado en esta ifnea (Beumont et al., 1972; Bancroft y Skakkebaek, 1979) han seRalado Que la administra- cidn exdgena de andrdgenos a verones con hipogona- dismo increments y restaura en estos individuos el impulso erdtico y la actividad sexual. Estas investigaciones demuestran que la respuesta se­ xual masculine exige necesariamente la presencia de andrdgenos a niveles adecuados (entre los um- brales normales) en la circulacidn sangufnea del vardn. 563 Séria util, igualmente, conccer la interaccidn entre hormonas suxuales hipotalâmicas y/o hipoFisa- rias y la conducta sexual. Una hipdtesis plausible deberia consistir en formulât que estes hormonas facilitarian la- ceoducta sexual al se r inyectadas exogenamente. En orden a lleuar a cabo esta hipd­ tesis, Evans y Distiller (1979) inyectaron 500 yiQ de LH-RH en Forma intramuscular a un grupo de va­ rones jdvenes (media de edad = 20 aMos) en cuatro ocBsiones consecutivas durante un periodo de 60 mi - nutos. Evaluaron con tests fisioldgicos el efecto de esta admini st rac idn sobre el grado de a rousal sexuel provocado por la proyeccidn de imagenes erdticas. Sus conclusiones seRalan que la LH-RH exdgena incrementd el nivel de arousal fisioldgico, al comparer a los sujetos expérimentales con los contrôles, pero que, si n embargo, el incremento no era significativemente diferente del grupo de control, Aun 851, los autores sugieren la relevancia de es­ ta hormona hipotalamica a efectos de su posible uti- lizacidn en el tratamiento de algunas disfunciones sexuales masculines. Por otra parte, la utilizacion de recursos naturales de tipo psicoldgico para esti- 564 mular le liberacidn de LH-RH no deberfa descartar- se. LI fracaso del trabajo de Evans y Distiller para obtener diferencias significativas se debe, posiblemente, al hecho de usar sujetos con Funcio- namiento hormonal normal. Y, como incrementar anor- malmente un nivel determinado de androgenos no tiene por gué Favorecer la conducta sexual (Beach y Ford, 1969), las conclusiones de estos autores eren en cierto modo esperables. Ademas, las mfnimas diferen- cias endogenas observadas para las hormonas LH y FSH entre los sujetos expérimentales y los contrô­ les sugieren, indudablemente, una mayor estimulacion y liberacidn de LH-RH enddgena en los individuos no expérimentales; lo cual puede significar due la ad- ministracidn de LH-RH exdgena interfie re con la na­ tural estimulacion psicoldgica de la misma. 2. Covariacidn entre hormonas endogenas y conducta sexual masculins Se ha investigado en diverses circunstancias la deficiencia hormonal inherente al hipogonadis- mo y al eunucoidismo, fendmeno que por otra parte 565 es évidente. En este tipo de individuos, que como acabamos de apuntar suelen poseer niveles muy ba­ jos de andrdgenos enddgenos, se ha estudiado tam­ bién algdn aspecto de su conducta sexual. Exten- sas investigaciones sobre este fendmeno tienden a senalar que la conducta sexual de taies sujetos esta notablemente disminuida con relacidn a algunos parametros estudiados como deseo sexual, capacidad de ereccidn, actividad sexual y niuel de perfor­ mance . La administracidn sustitutiva de andrdgenos exdgenos puede sustituir en qran parte estas defi­ ciencies. (Money, 1961). También se puede evaluar la interaccidn entre hormonas enddgenas y conducta sexual en el vardn normal, flunoue como seMala Nieschlag (1979) exis­ te un patron general de secrecidn de andrdgenos en el vardn adulto (fig. 54), este patron puede dife- rir significativamente de un individuo a otro y, ademas, puede diferir en un mismo individuo tanto en funcidn de su edad como del ciclo circanual. Por consiguiente, vamos a considéras estas variaciones en relacidn con la conducta sexual masculins. Una relacidn astable entre ambos aspectos significaria 566 r E 6 S 4 I a 2I 7 0.7 01 0.0Î Iretïvto Pft VS rioura 5 6 . Produccion diaria de esteroides en el hombre adulto (varon). Las partes rayadas de las colutnnas corresponden a la produccion testicular; las partes blancas a la produccion suprarrenal y/o produccion pe r i fé r ica./i' A ( androstenodi ona ) ; OHA (dehidroepiandrosterona); A'diol (androstenodiol); T (testosterona); DHT (dehidrotestosterona); Ej (estradiol). (Segun Nieschlag, 1979, p . 184). 567 la existencia de cierta determinacion hormonal so­ bre la conducta sexual masculins y, por tanto, apo- yaria los resultados comentados en el punto anterior. La existencia de un ciclo circanual en la se- creciôn de androgenos (testosterone piasmatica) de varones jdvenes fue sehalada por Reinberg et al. • (1975), con valores mas elevados durante el verano y particularmente en septiembre. Puesto que ha si­ do demostrada la correlacidn entre niveles circanua- les de testosterone y actividad sexual en el hombre (Nieschlag, 1979), es posible que las variaciones enddgenas de testosterone determinen en algun gra­ do la conducta sexual masculins. Por otra parte, no debe desecharse la idea de que tanto las variaciones estacionales de testosterone como las de conducta se­ xual pueden obedecer a la presencia de situaciones estimulares y conductales comunes. En cualquier caso, si le testosterone fluctua paralelamente al indice de actividad sexual, debe poseer algun significado psicofisioldgico importante con respecto a esta con­ ducta . Otra manera de analizar la relacidn hormonas- conducta sexual consiste en estudiar la variacidn de ambas variables a lo larqo del ciclo vital del 568 individuo. La concentracidn de testosterone en la sangre varia desde la vida Fetal hasta la senec- tud. Existe un "pico” alrededor de la semana 12 de gestacidn, un segundo pico poco después del na- cimiento con descenso posterior y, Finalmente, un agudo incremento durante la pubertad oue elcanza los niveles adultos. Estos niveles permanecen cons­ tantes hasta alrededor de los 50-55 aRos en que co- mienzan a decrecer lentamente (Nieschlag, 1979). ParalB1amente al descenso de andrdgenos que ocu- rre en la edad avanzada existe un descenso en el nivel de actividad sexual (Kinsey et al., 1953). Esta observacidn, junto con la evidencia de que la terapia sustitutiva androgénies (testosterone) en individuos con bajas concentraciones de andrd­ genos por climatério* masculine restaura la acti­ vidad sexual (Nieschlag, 1979), apoya la hipdtesis de que existe una importante relacidn causal en­ tre andrdgenos y conducta sexual en el vardn. Por ultimo, la cov?riacidn puede establecerse a base de correlacionar en grupos de individuos los paramétrés de conducta sexual con los niveles enddgenos hormonales. Caso de establecerse una co- 569 rrelacidn importante, los androgenos podfan ser considerados como agentes biodufmicos que deter- minan,en un grado mas o menos importante, 1 as di­ ferencias indiuiduales oue se observan en varios parametros de la conducta sexual del hombre. Con el fin de obtener alguna luz sobre esta hipdtesis, diverses investigaciones han evaluado esta inte­ raccidn. Mientras que algunas de elles han consta- tado la existencia de una correlacidn positiva en­ tre niveles enddgenos de testosterone y niveles de arousal sexual inducidos (Rubin et al., 1979) otros, en cambio, han obtenido resultados negati­ ves (Kraemer«taU976 ) . Por consiguiente, por el mo- mento no es posible valider la hipdtesis de que las fines diferencias observadas en la conducta sexual de varios individuos obedecen a finas diferencias en sus niveles de andrdgenos enddgenos. Estas di­ ferencias pueden obedecer, mas bien, a factores de tipo psicoldqico. D. LOS ANDRDGENOS: ^HORnONAS DE LA LIBIDO? En una revisidn llevada a cabo por Money (1961) para analizar la importancia de las hormonas sobre 570 la conducta sexual, el autor viene a concluir Que tanto en el vardn como en la mujer las hor­ monas que mas direct amente se relacionan con la conducta sexual, particularmente con el deseo se­ xuel, son los andrdgenos u hormones homotfpicas masculines. Si ahora nos preguntasemos sobre esta hipd­ tesis de Money, y después de la revisidn oue noso- tros hemos efectuado, la conclusion serfa que s^ se cumple. Ya que los andrdgenos son necesarios, tanto en el hombre como en la mujer, para estimular la actividad sexuel, tanto para el deseo o arousal sexual como para la respuesta y g ratificacidn se­ xual. En el vardn, los andrdgenos estimulan el de­ seo, la frecuencia sexuel y la gratificacion se­ xual y mejoran el performance porque estimulan cen­ tres especfficos de 1 sistema nervioso, por una par­ te, y porque incrementan la sensibilidad de las re- giones génitales, por otra. Particulermente, los andrdgenos mantienen el estado adecuado de las es- tructuras génitales masculinas, por ej., mantienen la ereccidn de 1 pene e incrementan su sensibilidad. 571 Los estrdgenos y progestagenos tienen en el vardn un efecto negative sobre su conducta sexual, tal vez por la propiedad que tienen para actuar como antiandrdgenos. En la mujer, los andrdgenos secretados por las glandulas suprarrenales son necesarios para estimular el deseo, actividad, gratificacidn , res­ puesta orgasmica y perf ormance sexuales. Los méca­ nismes fisioldgicos de los andrdgenos para la res­ puesta sexual femenina pueden consistir en dos pro- cesos importantes, estimulacidn del sistema nervio­ so y sensibilizacidn de la regidn genital (particu­ larmente del clitoris). Complementariamente, los estrdgenos sensibilizan la regidn genital y otras ! regiones no génitales, por ej., los pechos; tam­ bién, los estrdgenos mantienen el estado adecuado de lubrificacidn vaginal necesario para el inter- curso. No existen trabajos importantes que asig- nen a los progestégenos un funcidn positiva en la conducta sexual de la mujer. Aunque existe la tendencia general a admitir que el incremento en el nivel de andrdgenos produce un incremento paralelo en los parametros de conducta sexuel, en tealidad esta relacidn no es lineal. Existen niveles dptimos (Money, 1961; Beach 572 y Ford, 1969) mas alla de los cuales un incremen­ to en el niuel de androgenos no induce incremento alguno en la conducta sexual. Vimos que en los animales este niuel dptimo uiene a coincidir con los niveles precastracion, esto es, con los niveles endogenos habituales del individuo adulto. Finalmente, le linea creciente de emancipacidn de los patrones hormonales que se observa de los animales inferiores a los superiores alcanza su gra­ do maximo en el se r humano. Aun asi, el substrate neuroendocrino es un factor altamente determinants y, en algunos casos, puede ser mas relevante oue la influencia de la propia educacion. En cualquier caso, los procesos de aprendizaje operan siempre sobre la base neuroendocrine y la conducta sexual es siem­ pre un proceso psicofisiologico. III. CONDUCTA HOMOSEXUAL i,Qué es lo que determine que un macho genético (XY) realice una conducta sexual homotipica mascu­ lins y una hembre genetica (XX) una conducta sexual homotipica femenina? Esta pregunta fue parcialmente 573 contestada al referirnos a la conducta animal. Sin embargo, en este momento vamos a centrar la cuestion sobre la conducta Humana. Puesto Que el individuo homosexual reeliza Fundamentalmente conductas sexuales heterotipices, el conocimiento de la fundamentacion de esta tendencia revelaria hipotesis convincentes para entender la primera interrogante. Las hipotesis psicoendocrinas sobre la homosexualidad se basaban inicielmente en el estado hormonal adulto; mas recientemente, se han reformulado en termines del estado hormonal prena­ tal. Por tanto, conviens que consideremos estos dos aspectos, el activacionel y el diFerenc!ador, de forma separada. A. h o m o s e x u a l IDAD V ESTADO HORMONAL EN EL INDIVIDUO ADULTO (HIPOTESIS ACTIVACIDNAL) El conocimiento de los niveles hormonales en el homosexual adulto podria servir para emitir algun juicio psicoendocrino sobre la conducta ho­ mosexual, La constatacidn de niveles anormales indicarie una posible causa biolooica de esta con- 574 ducta. En orden a probar esta hipdtesis, se han realizado algunos trabajos con homosexuales a los que se ha medido el nivel de hormonas circulantes. Loraine et al, (1970, 1971) observaron los ni­ veles de testosterone y LH en la orina de 7 homo­ sexuales, tres varones y cuatro mujeres. Las tasas de dichas hormones eran bajas en los homosexuales masculines y altas (por encima de la media Femenina) en los homosexuales femeninos (lesbianas). Estos re­ sultados no han podido ser replicados por posteriores investigaciones. Rose (1975) ha revisado algunos trabajos pu- blicados entre 1971 y 1974 sobre homosexuales mas­ culines, algunos de cuyos resultados resumimos en la tabla IV. Con respecto a estas investigaciones, es importante subrayar que tres investigaciones (Tourney y Hatfield, 1973; Doerr et al., 1973; y Pillard et al., 1974) no encontraron diferencias significatives, y que las restantes (Kolodny et al., 1971; y Brodie et al., 1974) halleron con­ clusiones opuestas entre si (en el grupo de Brodie et al. los homosexuales tenian nivelea de testos­ terone piasmatica mas elevados y estadisticamente 575 Tabla IV . Testosterone piasmatica en homosexuales. (Elabora­ do a partir de algunos datos recopilados por Rose, 1975, p.86) Homosexuales Heterosexuales Autor N Edad T N Edad T Diferenda Kolodny et al (1971) 15 (18-26) 315 50 (17-26) 686 5 Brodie et al (1976) 19 (X= 26) 800 20 23,6 606 5 Tourney y Hat­ field (1973) 13 (18-60) 920 11 (18-60) 650 K5 Doerr et al (1973) 32 (20-63) 537 66 (20-33) 536 N5 Pillard et al (1976) 28 (19-36) 695 36 787 NS T = testosterone mero de sujetos N5= diferencia piasmatica media de cada grupo. S= no significative. del grupo (ng/lOOml). N= nu- diferencia significative. 575 siqnificativos, mientras que en el de Kolodony los resultados eran totalmente onuestos). En un trabajo mes reciente, Oorner (1979) ha referido que los niveles totales de testoste­ rone piasmatica en varones homosexuales (afemina- dos y no afeminados) no diferian de los niveles en heterosexuales. Sin embargo, un dato de interés fue que, segûn este autor, las concentraciones de testosterone piasmatica libre era mas baja en los homosexuales que en los heterosexuales (esta rela­ cidn de diferencias era estadisticamente significa­ tive entre homosexuales afeminados y heterosexuales) (fig. 55). Es importante resaltar que las lesbianas suelen evidenciar niveles elevados de testosterone piasmatica, con diferencias estadfsticamente signi­ ficatives en relacidn con las mujeres heterosexua­ les (fig. 56). En vista de los resultados de les investiga­ ciones que hemos referido, podriamos concluir de forma provisional oue los niveles de testosterone piasmatica no son un elemento que pueda diferencier hormonalmente a los varones homosexual es de los no homosexuales. Ademas, considerando oue la administra* 577 20- homosexual men non- / effemlnized Figure 55. Concentraciones plasmaticas de testos­ terone en varones heterosexuales, homosexuales afe- minsdos y hemosexusles no afeminados. (Seoun Dorner, 1979, p.87). 578 Figure 5 6 . Niveles plasmaticos de testosterone en mujeres homosexuales y heterosexuales. (p^.OOl). (Segûn Dartreilet al., 1977, p. 1118). 579 cion de testosterone al hombre homosexual no modi­ fies la direccion del impulse sexual sino que, unica- mente lo intensifies, no es posible que I d s niveles de testosterone en el hombre adulto tengan alguna implicacion con su conducts homosexual. La direccion de esta conducts, que puede se r estimulada por los niveles de androgenos apropiados, obedece a otros factores diferentes. El hecho de que los homosexuales masculines posean niveles mas bajos de testosterone libre puede tener otras implicaciones diferentes a las de la hipotesis de activaclon. Similarmente, en la mujer homosexual podriamos hipotetizar la congruencia o incongruencia de admi- tir la idea del mécanisme de activacion come elemento determinants de su conducts heterotfpica. En este ca­ se, y aunque parece probable que las mujeres homose- xueles tienen niveles de testosterone plasrtatica significatiVamente mas elevados que las mujeres he­ terosexual e s , esta elevacion endogena hormonal ser- viria para potenciar el nivel de impulso sexual, co- mo ocurriria en cualquier mujer heterosexual, pero no para determiner la direccion de la conducts se­ xual. También en este caso, la elevacion de testos- 580 terona plasmatics en la lesbians debe tener impli- caciones sobre la direccion de su conducts sexual independientemente de une posible elevacion de la activacion sexual. El trabajo de Margolese (1970) senela la exis- tencia de una posible alteracion en el métabolisme de la testosterone. El autor ha constatado que la rela- cion entre androsterona y etiocolanolona esta alte- rada en el hombre homosexual, acercandose hacia la razon femenina. Androsterona y etiocolanolona son dos metabolites formados a partir de la testostero­ ne y los androgenos de la corteza suprarrenal. La razon de estos metabolitos (A/E) es distinta en el varon (A>E) que en la mujer ( A^E ). Margolese en­ contre una inversion de la relacion A/E, en un gru- po de jovenes homosexuales masculines, hacia la for­ ma femenina; lo cual puede sugerir una alteracion en el metabolismo de los androgenos. Aurroue suge- rentes, estos resultados deberan ser replicados por otras investigaciones para establecer alguna posi­ ble generalizacion; ademas, serra importante esta­ blecer alguna conexion (que por ahora no se ha vis­ ta) entre esta hipotética alteracion y la conducts 581 sexual pues, como ha senalado algun autor (Rose, 1975), la relacion A/E puede modificarse por cau­ sas que aparentemente no tienen nada que ver con la homosexualidad. Dormer (1979) ha argumentado que las hormonas LH y FSH se encuentran plasmaticamente mas elevadas en los varones homosexuales que en los heterosexua- les, Los valores plasmaticos de LH son significati- Vamente mas bajos en los hombres he terosexuales que en I d s homosexuales (afeminados y no afeminados) (fig. 57). Con respecto a la FSH, aunque los niveles eran mas altos en los homosexuales, la diferencia con relacion a los he te rosexuales solo era estadistica- mente significative pare los homosexuales afeminados. Estas evidencias sugieren que los mécanismes neuroen- docrinos de los varones homosexuales adoptan un mo­ dèle de tipo femenino. Posibles implicaciones de es­ tos resultados seran discutidos en el apartado si - guie n te . También se h an medido los niveles plasmaticos de prolactina en varones homosexuales para comparar- los con los niveles de los hombres h e te rosexuales. Un nivel alto de prolactina en e 1 homosexual podria 582 100- 80- 60- _50- E Diio- X • 30- 20- f I homo- transsexua) men non- /efieminized Figura 5 7 . Concentraciones plasmaticas de LH en varones heterosexuales, homosexuales no afeminados y afeminados, y en hombres transexuales. (Segun Dorner, 1979, p.90). 583 indicar un patron alterado hacia la ifnea femenina. Los resultados qoe poseemos actualmente sobre los valores circulantes de prolactina en el hombre homo­ sexual no son conclusivos pues, mientras algunos han postulado que existen niveles mas altos de prolactin? en estos homosexuales (Kolodny et al., 1971), otros lo han negado (Friedman y Frantz, 1977). B. HOMOSEXUALIDAD V ESTADQ HORMONAL PRENATAL (HIPOTESIS DE DIFERENCIACION) El fraceso de la hipotesis de activacion hormo­ nal para explicar neuroendocrinamente la genesis de la homosexualidad ha dado lugar a la emergencia de una nueva reformulacion de las hipotesis psicoendo- crinas. Parece mas probable que el efecto de las hor­ monas sobre la direccion del impulso sexual (conduc­ ts sexual homotfpica o heterotfpica) venga determi- nado por la presencia o ausencia de androgenos en el sistema nervioso durante la vida fetal (ver cap. 5), esto es, por la diferenciacidn.o no diferencia- cidn masculins del sistema nervioso. Esta hipotesis esta validada paroalmente por algunas evidencias 584 obtenidas en seres humanos que han sufrido hiper- plasia suprarrenal congenita o sindrome de insen- sibilidad al andrdgeno (en el cap. 5 explicamos con mas detenimiento estos aspectos). Las mujeres que han sufrido hiperplasia suprarrenal congenita, y que por consiguiente estuvieron expuestas a niveles elevados de androgenos durante la vida fetal, pue­ de n evidenciar conducts homosexual dependiendo del grado de severidad de la hiperplasia (Money y Daléry, 1975; Ehrhardt y Meyer-Bahlburg, 1979). Este fendmeno puede explicarse por un efecto prenatal de los an- drogenos sobre el cerebro femenino diferenciandolo parcialmente hacia el tipo masculino. El fendmeno opuesto ha sido observado en indivi- duos con sexo gendtico XY (genéticamente machos) afec- tos del sindrome conocido como insensibilizacidn al andrdgeno. De estos individuos, por su sexo gendtico, cabria esperar una conducts sexual tipicamente mas­ culine; sin embargo, tanto las referencias habituales de los endocrind1ogos como algunos estudios mas con- trolados con estos sujetos,tienden a afirmar que coduo- talmente no se diferencian mucho de una mujer (Money y Ogunro, 1974). Puesto que las celulas de estos 585 individuos son insensibles, o parcialmente insensi­ bles, a los androgenos, su sistema nervioso posee una organizacidn mas bien femenina. Anteriormente habfamos argumentado que los va­ rones homosexuales poseen niveles elevados de LH y FSH plasmaticas. Una posible interpretacidn de es­ tos resultados vendria dada desde e 1 marco eue defi­ ne a los homosexuales con cerebro parcialmente femeni­ no. Por otra parte, la elevacion de testosterone plasmatics en mujeres homosexuales podrfa se r respon­ sable de la parcial diferenciscion masculins de su cerebro durante la vida intrauterine. En animales expérimentales se ha comprobado Que la administracidn de estrdgeno induce estimula- cion de LH en las hembras (efecto de feed-back posi- tivo de los estrogenos sobre la LH), A su vez, este efecto desaparece en los animales expuestos perina- talmente a androgenos (fig. 40), lo cual indica que e1 feed-back positive de los estrogenos sobre la LH es un mecanismo neuroendocrino caracterfstico del cerebro femenino. La aplicacion de esta metodo- logia al campo humano la llevô a término Dorner y sus colegas y en ella se evidencia que la Ifnea 586 de acontecimientos no difiere mucho de la animal en estos niveles basicos. Uno de los hallazgos mas notables de estos investigadores fue que e 1 f eed-back positive de los estrogenos existe en los varones homosexuales, en contraste con su carencia en los varones heterosexuales o bisexuales (fig. 58). A la luz de estos resultados, Dorner (1979) sugiere que e1 hombre homosexual posee, al menos en parte, un cerebro de tipo femenino. Una posible implicaciôn de los resultados de estas investigaciones psicoendocrinas sobre la homosexua- lidad se fundaments en los mécanismes psicofisiolo- gicos que determinan la diferenciacion masculins de 1 cerebro en edades périnatales. Después de la 12 se- mana de gestacion y después de 1 nacimiento existen sendas elevaciones de testosterone en e 1 feto XY. La primera elevacion se relaciona con la diferenciacion sexual masculins de les estructuras génitales y de 1 sistema nervioso, particularmente con las estructuras neurales relacionadas con la conducts sexual e iden- tificacion sexual; la segunda elevacion tiene impor- tancia para programar anatomofisiologicamente los centros hipotalamo-hipofisarios involucrados en los 587 — # Ivom osntije f m en - - o h elew ervd and biseKiiQl men (n«2(KS #25! 0 n te 17 Fioura 5 8 . Respuesta serica de LH a la inyeccion intravenosa de estrdgeno expresada como porcenta- je de los valores medios inicieles de LH, en varo­ nes heterosexuales y bisexuales y en varones homo­ sexuales. (Segun Dorner, 1979, p.86) 588 mecanismos de Feed-back gonadal (Kieschalg, 1979). Cualquier alteracion bioqufmica oue implique modi- ficacidn de los niveles homotipicos de androgenos, tanto en individuos XY como XX, inducira irremedia- blemente una modificacion mas o menos manifiesta en la organizacidn del sistema nervioso, en su di- ferenciacidn sexual y, por consiguiente, en la re- gulacidn de sus conductas sexuales adultas homoti- picas y heterotipicas. La alteracidn en el feto de los niveles de an- drdgenos puede venir determinada por factores gené- ticos, alimenticios o farmacoldgicos. Ademas, una fuente de influencia puede venir desde la propia interaccidn humana (relaciones epigeneticas, educa- cidn, etc.), particularmente desde la interaccidn madre-hijo intrauterinamente. Las vivencias afec- tivas pueden estimular o frenar ciertos mecanismos neuroendocrinos, por e j., el estres emocional pro- longado reduce la actividad de las glandules sexuales El estres de la madre incide sobre la regulacidn hormonal del feto, con lo cual, si el feto es gene- ticamente XV, puede inhibir parcialmente la diferen­ ciacidn masculins de su cerebro a través de la inhibi- 509 cion previa de androgenos enddgenos en el feto. Es­ te mecanismo general provocaria en el feto XY un gra­ do mds o menos elevado de feminizacidn cerebral se­ gun el grado de inhibicidn testicular y, posiblemen- t e , segun el grado de estres de la madre. En un ex­ périmente con ratas, Ward (1972) demostro oue el es­ tres aplicado a la madre durante la gestacidn gene- raba, en sus crias XY, feminizacidn y demasculini- zacidn conductal adulta. Estos resultados pueden in- terpretarse como un efecto del estres de la madre sobre los procesos de diferenciacidn sexual del ce­ rebro del feto, interfiriendo en el desarrollo normal de los mismos. Db’rner (1979) sugiere una medida futura para pré­ venir anormalidades en la diferenciacidn masculins del cerebro: el examen de los niveles de andrdgenos en el liquido amnidtico del feto durante las etapas criti- cas de diferenciacidn (entre el as y 7S mes, inclu­ sive, de vida intrauterin a ). Una posibilidad de pre- vencidn alternative podia consistir en que el psicd- logo estudiase el nivel de estrés-ansiedad de la mu­ jer embarazada durante estas etapas criticas de la vi­ da del feto, y en que el psicdlogo establecies una tera- pia adecuada en las madrés con alto nivel de estres 590 y/o ansiedad. IV . IDCN'Tir ICACION SEXUAL La identificacion sexual edulta, o conciencia de oertenecer psicologicamente al genero masculino o Fe­ menino, es el resultado de una serie compleja de secuen- cias psicofisioldgicas oue se desarrollan desde el momen- to de la fecundacion hasta después de la adolescencia. En estas secuencias existe una interaccidn constante en­ tre el material hereditario y e 1 medio ambiente. Aunque la interaccidn es un proceso clave, el principle de su- cesidn en serie de estas secuencias es tal vez mas déter­ minante (Money y Ehrhardt, 1972). Estos autores destaca- ron con cierto sistematismo la incidencia de los proce­ sos psicoendocri nos sobre la identificacidn sexual adul­ ta. La explicacidn que vamos ha desarrollar sobre la iden- tificacidn sexual, esquematizada en la fig. 59, parte de 1 inicial modelo de Money y Ehrhardt (1972) y se Fundaments en investigaciones llevadas a cabo con individuos que han sufrido une inadecuada diferenciacidn sexual nerviosa, Algunos de estos trabajos han sido discutidos en otros lugares, particularmente en el cap.5, y otros (Stoller, 591 E st ado emoc i o na1 mate rno Sexo genetico ( X X - X Y ) Sexo qonadico Ambiente i ntrsuteri no E st ado hormonal fetal Di Fe renciacion sistema nervioso Apariencia genital inf anti 1 Sexo leoal Imagen corporal Estado ho rmonal puberal E d u c a c i o n Identi F icacion sexual inf anti 1 MorfoloQia pube ral Identificacidn sexual adolescente I dentificacidn sexual adulta Figura 5 9 . Secuencias de aconteci mientos que intervienen en la identificacidn sexual. (Modificado de Money y Ehrhardt, 1972). 592 1958; Money y Ehrhardt, 1972; Money y Ongunro, 1974; Money y Dalery, 1976; Ehrhardt, 1970; Dorner, 1979) han sido referidos de forma mas tangencial. Practi- camente, en todos estos trebajos se utiliza como ma­ terial basico la informacion pertinente obtenida en sujetos con déficiente hormonizacidn (androgen!zacion) perinatal, como en los casos XY, o en sujetos XX con niveles perinatales de androgenos superiores a los ho­ motipicos. En todo caso, se trataria de los conocidos sindromes de hiperplasia suprarrenal congenita, insen- sibilidad al andrdgeno, hermafrod!tismo, e hijos cuyas madres fueron tretadas durante la gestacidn con hormo­ nas sexuales. El estudio del transexualismo (conciencia de pertenecer al sexo opuesto), por otra parte, ha aporta- do algunos datos relevantes (fig. 57). Todos estos sin- dromes, ademas de cambios en la diferenciacion del sis­ tema nervioso, implican alteraciones variables en la di- ferenciacidn sexual general, per ej., en la diferencia­ cidn sexual de las gdnadas. Sin embargo, no siempre existe una relacion lineal entre diferenciacidn gonadal y diferenciacidn nerviosa, lo cual ha podido se r utili- zado para distinguir el efecto sobre la identificacidn sexual inducido por ambos fendmenos. 593 Los procesos basicos que colaborsn secuencialmente para producir la adecuada, o inadecuada, identificacion sexual adulta se inician con la determinaciôn del sexo genético (XX o XY). Si existe XY, el cromosoma V induce un cambio en el programa - embrionario basico a través de une diferenciacidn de la gonada masculins y una inhibi­ cidn del future desarrollo de la femenina. A su vez, la gonade masculine procédé a la secrecidn de andrdgenos que determinaran la diferenciacidn de todo el aparato ge­ nital masculino y, sobre todo, la diferenciacidn masculi­ ne de 1 sistema nervioso. Todos estos procesos acontecen durante le vida fetal y son el resultado de una interaccidn entre el programs hereditario y el ambiente intrauterine. El ambiente intrauteri n o , por ejemplo el nivel de andrd­ genos que baha al feto, puede ester modificado no sdlc por la alimentacidn y clima de le madre sino, ademas, de una manera muy particular por el estado emocional de la madre (especialmente por el estado de estrés o an­ siedad; recordamos que tanto el estrés como la ansiedad tienen un efecto inhibidor sobre la sfntesis y libera- cidn de andrdgenos gonadales). Es importante destacar a este nivel que la importancia de la relacion madre-hijo sobre la identificacidn sexual adulte del hijo se deja 594 entrever significativamente durante la etapa prenatal porque incide directamente sobre la diferenciacion del sistema nervioso del feto. Hasta aqui, las secuencias de interacciones son de tipo fetal o prénatal. A partir de este momento intervie- ne una segunda etapa, la etapa infantil, con un relieve es­ pecial durante los primeros cuatro aRos de vida postnatal. Durante esta etapa también intervienen acontecimientos im­ portantes. Al nacer, el nino tiene una apariencia genital externa determinada (diferenciacidn de gdnadas masculi­ nes o femeninas) que provoca la asignacidn de un sexo legal determinado (sexo social y juridico), Segun le ba­ ya sido asignado un sexo u otro, le familia primero y la sociedad después le educaran conforme a ello (menta- lizacidn o socializacidn sexual), favoreciendo las conduc- tas que socialmente se asocian al sexo legal asignado y concienciandole de su pertenencia genérica al sexo del registre civil. La interaccidn de estos procesos de men- talizacidn con la imagen corporal (fundamentalmente geni­ tal) (en la imagen corporal ocupa un papel importante la forma de vestir) constituye, en la edad infantil, el as- pecto de mayor novedad en esta segunda etapa. La influen­ cia de la diferenciacidn del sistema nervioso prenatal 595 es fuerte, incluso mas porierosa que la influencia de la educacidn e imeqen corporal, con respecto a la de- terminacidn de la identificacion sexuel infantil. En la tercera fase, etapa de la pubertad, ocurren cambios notables en el estado hormonal, El etado hormo­ nal puberal esta determinado por dos factores esenciales oue ocurren prenatalmente, la diferenciacidn gonadal y la diferenciacidn del sistema nervioso (esto ultimo de- cidira el funcionamiento ciclico o aciclico de la hipd- fisis). Los cambios hormonales de la pubertad provocan cambios notables en la morfologfa corporal (se acrecien- ta la diferenciacidn sexual corporal aproximandose a la conformacidn adulta). El caracteristico erotismo que se inicia en la pubertad no es unicamente una funcidn di­ rects del estado hormonal de esta edad, también depen­ ds de la diferenciacidn prenatal previa del sistema ner­ vioso, particularmente en lo referente a la direccidn del interés e impulso sexual. La confluencia de las cua­ tro lineas de influencia final, es decir, la identifica- cidn sexual infantil, la calidad de diferenciacidn pre­ natal nerviosa, el erotismo puberal y la morfologia cor­ poral tienden a configurar el tipo de identificacidn sexual adolescente que, a su vez, determiners la iden­ tif icacidn sexual adulta. La influencia de la mentali- 596 zacion durante la adolescencia es importante pero menos determinants que antes de elaborarse la identificacidn sexual infantil. A travds de este modelo general se puede observer el especial rfelieve de la diferenciacidn prenatal del sistema nervioso (posiblemente existe también algun grado de diferenciacidn nerviosa postnatal) sobre la de terminacion de la identidad sexual adulta. La inci­ dencia de la educacidn del niRo es importante pero, a la luz de algunas evidencias clfnicas (hemos referido suficientes trabajos donde se observa esto), parece ser mas determinants la incidencia producide por la diferen­ ciacidn neural. La mayor frecuencia de transexualismo en el vardn que en la mujer indica el fracaso de la men- talizacidn ante la fuerza determinada por el tipo de di- ferenciacidn neural. Otro aspecto que demuestra esta hi- pdtesis es que la identif icacidn sexual masculine no se desarrolla sin la hormonizacidn fetal (androgenizacidn fetal) aunque se eduque como macho, y en cambio si se desarrolla si ha sido hormonizado fetalmente aunque se eduque como hembra. Esto se explica porque la diferencia­ cidn genérica masculins es un proceso ligado a la lucha de la fdrmula XY por imponer une organizacidn neurofi- 597 siologica y morfoldgica masculine y frenar la tenden- cia bésica de organizacidn femenina; En condiciones de diferenciacidn neural manifiesta (a veces esto es diffcil de objetivar) la educacidn o mentalizacidn facilita o di- ficulta este proceso pero no suele de terminarlo. ■ Si pue­ den determinarlo los factores capaces de modificar el es­ tado hormonal fetal. Cuando la diferenciacidn sexual neu­ rofi sioldgica es ambigua, el efecto de la educacidn pue­ de se r determinants; en este sentido la siguiente ley pa­ rece se r valida: a menor grado de diferenciacidn sexual neurofisioldgica mayor grado de de terminacidn socio-fam^ liar, y viceversa. En el caso hipotético de diferencia- cidn neural intermedia perfects, séria mas eficaz el efecto de la educacidn en el sentido de mentalizar hacia el tipo femenino por las razones expuestas anteriormente. V. C0NCLU5I0NES GENERALES DEL CAPITULO 1. Se ha estudiado en el presente capftulo la con­ ducts sexual desde una fundamentacidn psicoendocrina. Se ha puesto enfasis en cuatro aspectos: estudio de los mo- delos animales, analisis de los componentes neuroendocri­ nos activadores y/o inhibidores de la conducts sexual hu­ mana, analisis de la conducts homosexual, y elaboracidn de un modelo psicoendocrino del proceso de identificacion 598 sexual . 2. Los modèles psicoendocri nos animales de con­ ducts sexual concluyen la relevancia hormonal en este tipo de conducts. La funcidn hormonal en la conduc­ ts sexual es, esenciaImente, de dos formas: a) uns funcidn de tipo activador en la edad adulta y b) una funcidn organizadora en la edad perinatal. La fun­ cidn activadora adulta increments el impulso sexual. La funcidn organizadora perinatal détermina el tipo de conducts adulta (homotfpica o heterotfpica). La he terogeneidad en los modèles animales es mas mani­ fiesta a medida que el grado de evolucidn del animal es menor. La dependencia hormonal es ma s notoria en los animales menos euolucionados. Los modelos animales aportan material valioso para aborder, so­ bre todo metodologicamente, los modèles humanos. También se han estudiado los posibles mecanismos de accidn involucrados en la conducts sexual animal, par­ ticularmente los mecanismos neuroendocrinos. 3. El estudio del ciclo sexual femenino aporta material adicional para el analisis de una posible conexion entre hormonas sexuales femeninas y conduc­ ts sexual. Nuestra conclusion, a este respecto, es que 599 el ciclo sexual de la mujer provoca algunas varia- ciones psicologicas paralelas; también existe co- rrelacion etre fases del ciclo y nivel de actividad sexual en la mujer. Las implicaciones de estos re­ sultados son todavia tentatives ya que estas corre- laciones no han sido interpretadas suficientemente, tal vez porque no seRalan una relacion directs en­ tre niveles de estrogenos y/o progestagenos y con­ ducts sexual en la mujer. 4. En la mujer adulta, el nivel plasmatico de progestagenos mas que Faciliter la conducts sexuel (interés, actividad y gratificacion sexuales) tien- de a disminuirla cuando se produce incremento del mi sm o . 5. Los trabajos que han analizado la influencia de los estrogenos sistémicos en la mujer adulta, es- tudiada a través de diverses procedimientos expéri­ mentales y clinicos (covariacion entre niveles en- dogenos y conducts sexual, efectos de la administra- cion o supresion de estrogenos, etc.)* tienden a se- Ralar que no existe una relacion directs entre estro­ genos y conducts sexual femenina. La hipotesis de que 600 los estrogenos endogenos o exôgenos activan direc­ tamente la conducts sexual de la mujer en la edad adulta no parece probable. 6 . Algunas investigaciones metodologicamente similares a las del punto 5 concluyen la existencia de una relacion directs entre androgenos y conduc- ta sexual de la mujer adulta. Los androgenos esti- mulan la conducts sexual femenina, incrementando el nivel de impulso sexual, la gratificacion, fre­ cuencia de intercurso y respuesta orgâsmica. Se ha sugerido oue el origen endogeno de los androgenos femeninos se halla en las gléndulas suprarrenales. La hipotesis de activacion hormonal de la conducts sexual en la mujer adulte es valida para los andro­ genos. Se observa, ademas, que esta tendencia comien- 2a a objetivarse en los primates donde los androge- nos de las suprarrenales son neceserios para la con­ ducts de proceptividad y atractividad sexuales de la hembra. Posiblemente, la relevancia de los andro­ genos sobre la estimulacion de la conducts sexual de la hembra es un fenômeno ünico en los animales mas evolucionados pues, en animales inferiores (por ej, en los roedores), las hormonas homotipicas de la 601 hembra son mas efectivas que las heterotfpicas pa­ ra inducir activacion de la conducts sexual en la hembra, 7. En el varôn, en contreposici on a la mujer, les hormones homotipicas estimulan la conducts se­ xual. Estudios expérimentales y clinicos han con- cluido que el hombre adulto es incapez de llevar a cabo una conducts sexual adecuada sin los niveles de androgenos aprooiados. La privacion de estas hormonas dificulta la conducts sexual, si bien, de­ pendiendo de la época y la experiencia previas. La hipotesis de estimulacion adulta, con respecto a los androgenos, también se cumple en el varon. 6 , Estas evidencias han permitido hipotetizar Que, en términos de Money, "los androgenos son las hormonas de la libido", tanto en el varon como en la mujer. La relacion entre androgenos y activacion sexual no es una relacion lineal; existen niveles optimos, mas alla de los cuales no se increments el efecto activador aunque se increments e1 nivel de androgenos,(este fenomeno era igualmente evidencia- ble en los animales). 9. La incidencia de las hormonas sexuales sobre la ectivacion de la conducts sexual adulta en el se r 602 humano obedece a un mécanisme de activacion previo de las estructuras neurologicas implicadas en el de­ sarrollo de esta conducts. Es decir, los androgenos estimulan la conducts sexual masculins y femenina npodificando el estado de activacion de centros ner- viosos especificos. Complementariamente, los estro­ genos facilitan la lubrificacidn vaginal e incrementan le sensibilidad corporal en la mujer. Adicionalmente, los andrdgenos incrementan le sensibilidad génital en el vardn, y en la mujer le sensibilidad del clitoris. 10. Todos estos efectos hormonales adultos se inscriben bajo la hipdtesis de activacidn y, unica­ mente, modifican la conducta sexual favoreciendo la ejecucidn de patrones dados de conducta. Faralela- mente, las hormonas tempranes (en el hombre prenatal­ mente) deciden la forma de esos patrones estebleciendo y programando las conductas homotipicas o heterotipi- cas adultas. Este segundo efecto de las hormonas so­ bre la conducta sexual suele inscribirse en la deno- minada hipdtesis de organizacidn o diferenciacidn. 11. Los modelos psicoendocri nos de la conducta homosexual constatan que la hipdtesis de organize- 603 cion explica satisfactoriamente, al menos en algu­ nos casos, la genesis y dinamica de esta forma de conducta. Segün se desprende de estos modelos, el homosexual posee, en muchos casos, aspectos que de- notan una organizacidn femenina del cerebro. La hi­ pdtesis de activacidn no arroja datos relevantes para la interpretacidn psicoendocrina de la homose­ xual! d a d . 12. La identificacidn sexual adulta, un aspec­ to psicofisioldgico complejo del se r humano, se forma a través de une interaccidn de secuencias donde intervienen mecanismos neuroendocrinos, emo- cionales, éducatives y morfoldgicos fundamentalmente La relevancia de la diferenciacidn sexual del sis- teme nervioso es de primer orden.con respecto a la determinacion de la identificacidn sexual. Sobre esta interaccidn de secuencias hemos elaborado un modelo. 604 CAFITULÜ tnOCION Y ESTRES En vista de la profunda conexidn que existe entre emocion y estrés psicoldgico, hemos decidi- do incluir ambos aspectos en un mismo cepftulo. En él intentaremos objetivar algunas evidencias psicoendocrinas y la aportacion de estas eviden­ cias al conocimiento tanto de la emocion como del estrés. El concepto de emocion, de suyo, ha sido siempre un tema conflictivo y, en muchas circuns- tancias, se ha usado como sindnimo de estrés psi­ coldgico. El concepto de estrés, similarmente, ha sido y sigue siendo objeto de un elevado cumulo de controversies tedricas. Aunque intentaremos esclare- ce r ambos términos en su sentido general, es posi- 605 ble que si final del capftulo e 1 lector no quede suficientemente sstisfecho. Si n embargo, es pro­ bable que SI quede clara la implicacidn psicoen- docrina en e1 estrés y la emocion. I. CONDUCTA [MOCIONAL L a emocion se ha venido definiendo como "una aoitacion del animo acompahada de fuerte conmocidn organica" (Pinillos, 1975,p.551). Actualmente se discute todavia sobre e 1 uerdadero numéro de este- dos emocionales, aûn conociendo que la lista de ter­ mines que designan emociones puede se r interminable: amor, odio, alegria, angustia, ansiedad, miedo, ira, rabia, verguenza, penà, etc. Intenter establecer una teorfa general de las emociones en base a la carac- teristica diferencial de cada tipo de emocion es al­ go dificil de establecer ya que résulta roùy dificul- toso encontrar puntos comunes para todas estas emocio­ nes (f i g . 60). En la conducts emocional (o emocion) se distin- guen, por lo menos, très elementos imoortantes: la experiencia emocional (estado emocional subjetiuo), 606 A ^rttioh Espinto Curlotidad 0rtent«ci6n S«t)>facci6n Aproximscidn rioura 60. Aproximacion teorica a une posible di- mensionalizacion de la emocion. Una de estas dimen- siones serfs el grado de satisfaccion o hastfo; la otra vendrfa dada por el gado de intensidad. Den- tro de la primera dimension, la "respuesta de orien­ ta c i o n " ocuparfa una posicion central o neutral ya que no posee una tendencia ni de aproximacion ni de evitacion. Un estfmulo intenso darfa una respuesta de orientacidn de sobresalto (en el grafico se in­ dice con el termine espanto). Este esquema no inten­ ta explicar la naturaleza de la emocion, tiene un valor heurfstico y suministra una conveniente deno- minacidn. (Segun Thompson,1977,p .388). 607 le conducta motora (aspecto comportamental o elemento expresiuo)ypl estado flsiolopico. De hecho, todos es- tos aspectos suelen interactuar para dar lugar a un proceso emocional determinado. El estado emocional subjetiuo (introspeccidn), por se r diffcil de obje- tiuar cientificamente, no puede se r utilizado eficaz- mente (al menos por ahora) para establecer un criterio cientffico en una hipotética teorfe general de la emocion; ademas, como afirmabgmos anteriormente, e1 numéro y uariedad de estados subjetivos emocionales puede se r interminable. Por lo que respecta a la con­ ducta motora Que suele acompaMar a la emocion, obser­ vâmes que no posee una relacidn de especificidad con e 1 estado emocional subjetivo, particularmente cuando e 1 aspecto expresiuo depende mas de los mé­ canismes autonomes; por ej., los estados de intense alegriB corre1acionan fuertemente con un estado ge­ neral de "exaltacidn motora” (MaraHon, 1921) pero, si n embargo, ciertas formas de expresidn emocional mas relacionadas con el Funcionamiento neurovégéta­ tive, como las Idgrimas,aparecen igualmente ante emo­ ciones subjetivas de dolor y de felicidad. El anâ- lisis de la variable comportemental, si n embargo, 608 sirve para objetivar esta dimension de la emocion (por ej., a través del analisis de la expresion fa­ cial). (En animales se ha utilizado experimentalmen- te la tasa de conducta exploratoria pars sehalsr el nivel emocional del individuo; aunoue solo se in­ tenta con esto establecer una inferencia sobre la "activacion" general del individuo, no ya sobre los estados emocionales subjetivos del animal, la utili- zacion del nivel de actividad exploratoria como ele- mento referencial de la emocion puede plantear algu­ nas dificultades de validez sobre las que no vamos a entrer en este momento; algo similar podria argu- mentarse con respecte al nivel de defecacion, medida también utilizada reiteradamente en las pruebas de open field). La tercera alternative para generalizar alguna ley sobre la conducta emocional (al hablar de conducta emocional nos referimos a la emocion como concepto general, no exclusivamente al aspecto com­ portemental) es la variable fisiologica. En ultimo termine, los mécanismes fisiologicos de la emocion incluyen los procesos psicoendocrinos ; por tanto, antes de evaluar las aportaciones psicoendocrinas conviens senalar el marco oeneral de conocimiento 609 sobre la emocion generado a partir de las teorias f i siolooicas. A. HACIA LIMA TEORIA GENERAL DE LAS EMOCIONES Un primer planteamiento fisiologico sobre las emociones fue formulado independientemente por Dames (1884) y Lange (1885), siendo entendidas habitualmente ambas formulaciones bajo el concep­ to global de teorfa de las emociones de Dames-Lange. La teorfa de Dames-Lange es eminentemente una teorfa fisiologica y periférica de la emocion pues, en ul­ timo termino, defiende una codificacion propiocepti- va periférica de la emocion ya que los cambios peri- féricos del cuerpo (tension muscular, actividad vis­ ceral, contraccion de los vasos sangufneos, etc.) son la causa esencial de los cambios emocionales que vi- vencia el sujetd. Aunque esta teorfa ha sido impugna- da con frecuencia por otras formulacione s generates sobre la emocion, aludiendo entre otras razones a que es demasiado periférica, existen suficientes evi­ dencias para mantener que la teorfa de Dames-Lange es valida en algunos aspectos. Por ejemplo, muchas 510 técnicas de relajaciôn modifican el estado emocional previa modificacion de la propioceptividad esquelé- tica y viscéral del individuo. Ademas, la teorfa de Dames-Lange no es tan periférica como algunos su- p o n e n -dado que admite eue la propioceptividad proce- dente de los musculos esqueléticos y viscérales in- cide sobre el cortex mediante un proceso de feed-back , indicando con ello la presencia de elementos centra­ les en la codificacion de la emocion, aûn cuando rie esta teorfa se infiere que no corremos porque te- nemos miedo sino que tenemos miedo porque corremos (o la mas conocida "no lloramos porque estamos tris­ tes sino que estamos tristes porque lloramos"). La hipotesis de Dames-Lange, fundaments el origen de la emocion en los cambios fisiologicos periféricos, era diffcil de mantener en su totali- dad. Las primeras objeciones sérias fueron sugeri- das por Cannon (1915, 1927). Este autor subrayô algunas evidencias expérimentales y clfnicas se- gûn las cuales la desconexion de las vfas nervio- sas (por ejemplo la seccion de la médula espinal) que unen las estructuras perifericas (vfsceras, etc.) con el sistema nervioso central no produce una pér- 611 dida general de las emociones; ademas, la supre- si-6n de oroanos viscérales especificos no produ­ ce supresion de emociones especificas. Esto per- mitio a Cannon sugerir que la base fundamental de la emocion (experiencia subjetiva) no esta tanto en las estructuras perifericas cuanto en las centrales. Concretamente, considéré que el talamo era la estructura nerviosa donde acontecian los patrones fisiologicos déterminantes de las diferen- tes emociones ("teorfa talamica de la emocion"); segun este teorfa, los impulsos nerviosos que se diriqen a la corteza cerebral reciben el "tono emocional" a su peso por el talamo. Esta hipote­ sis fue apoyada posteriormente por Bard (1934) con algunas obseruaciones adicionales, por cu- ya razon la teorfa talamica de las emociones se conoce como la teorfa de Cannon-Bard. Bajo esta nuBva consideracion sobre la emocion, ademas de focalizar la atencion en las estructuras nervio- sas centrales, se produce una oposicion manifies- ta a la hipotesis de Dames-Lange: para esta ul­ tima la emocion es visceral, para Cannon la emo­ cion es en primer termino cognitive y despues apa- 612 recen los eventos fisiologicos periféricos. Otra no- vedad importante en la teorfa de Cannon-Bard, par- ticularmente en algunos trabajos de Cannon (1932), fue la idea de aplicar el concepto de "homeostasis" a la vida emocional. Esta nueva concepcion impli- ca que la emocion participa en un sistema de equi- librio cuya mision es regular la estabilidad en­ tre el medio externo y el interne (en este senti­ do, la vida emocional tiene un importante punto de confluencia con la motivacion). El asignar a la estructura talamica el papel de codificador de la emocion era tanto como afirmar que el talamo decidfa nuestra experiencia y compor- tamiento emocionales. Sin embargo.esta hipotesis, por ser excesivamente especulativ a , no fue capaz de subsistir ante los resultados de las investiga- ciones de Paper (1937). Los trabajos neurofisiolo- gicos de este investioador, junto con las aportacio­ nes complementarias de MacLean (1969), permitieron establecer las bases para la elaboracion de un nuevo modelo fisiologico sobre la emocion. Este mo­ dèle, que se iniciô con la construccion teorica del circuito de Fapez, f ue concluido con las adiciona- 613 les aportaciones de MacLean originando la cono­ cida "teorfa sobre la emocion de Papez-MacLean". Le conclusion mas importante de este nueuo m o ­ delo es que el sistema Ifmbico se convierte en el area neurofisio1dgica esencial para la codi­ ficacion de la emocion (viuencia subjetiva). Las lesiones en el sistema Ifmbico, como se observé ya inicialmente en el sfndrome de Klüver-Bucy, alteran la conducta emocional mas significativa­ mente oue las lesiones en otras regiones nervio- sas; este fenémeno viene a apoyar consistentemen- te la hipétesis de Papez-MacLean. Posteriormente, Pribram y Kruger (1954) llevaron a cabo un minucio- so estudio psicofisiolégico sobre el sistema Ifm­ bico llegando a concluir que esta estructura debe se r considerada, si n lugar a dudas, como la base neurofisiolégica de la conducta emocional; A partir de entonces, es comén identificar la ac­ tividad Ifmbica con los patrones emocionales (sin prejuicio de que el sistema Ifmbico poses otras propiedades psicofisiolégicas no relacionadas direc- tamente con la conducta emocional). La delimitacién de un substrato biolégico 614 para la emocion no resolvia el problems de la especificidad emocional puesto que no se ha de- mostrado que el funcionamiento de ciertas areas neurales se a especifico para unes emociones y no para otras. Por tanto, habria que analizar que posibles aspectos fisiologicos determinan que existan las emociones, en primer lugar, y que as­ pectos son responsables de la cualidad emocional (especificidad emocional). Una aportacion impor­ tante a este respecte f ue senalada por Lindsley (1951) al subrayar que, utilizando indicadores fisiologicos, no se observe diferencia entre emo­ cion y "activacion” . Este hecho llevo a Lindsley a emitir su conocida "teorfa de la activacion de las emociones". Segûn se postula en esta teorfa, la emocion es el resultedo de una alteracion en la activacion fisiologica; mas que buscar la 1o- calizacion fisiologica de las emociones habrfa que penser en analizar el sistema general de activa­ cion y considerarlo en su totalidad. Asf, el sis­ tema activador incluye, no solo al sistema ifmbico sino tembién a la formacion reticular activadora y a los nûcleos talamicos inespecfficos. For consi- 615 guiente el sistema Ifmbico, mas que ser considerado como una diferenciacion neurofisiologica destinada a codificar los procesos necesarios para la elabo­ racion de emociones especfficas, deberfa interpre- tarse en términos de un subsistema del sistema acti- vador general. Si la emocion puede, en cierto modo, se r iden- tificada con la "activacion", los cambios de nivel de activacion solo podran provocar de forma signifi- cativa modificaciones en los niveles de respuesta emocional; pero i,qué es lo que determine que exista tanta diversidad de estados emocionales? La respues­ ta a esta prequnta es cognitivista, ya que le "eva- luacion cognitive" se interpone entre los estfmulos desencadenadores de emocion y las respuestas emocio- nales fisiologicas, La evaluacion psicologica del es­ tfmulo détermina el tipo de emocion y-las respuestas fisiologicas; las respuestas fisioiogicas son més bien inespecfficas, aûn cuando pueden actuar e mo­ do de feed-back sobre el cortex cerebral intensifi- cando o modulando la vivencia emocional. Una inter- pretacion psicofisiologica de la emocion que inté­ gré los procesos cognitivos ha sido expuesta por 616 r >9 f t e p U o w a n d r ^ g U tro tS a n . — — - r e c a l l . ( A r ro w » in d ic o f t fh # d i r e c t io n o f c o n d u c tio n . S h o r t a r r o w » S n d ic o le th e c o n n e c tio n » f o r o p p r o ts o l a n d re c o il . ) I v i» w o t s ys te m . I l o u d i te r y s y s te m . I l l s o m e ith e t ic s y s te m ( in c lu d in g t o i t e ) . IV m o to r s ys te m . V o l fo c to r y sys te m A ra b ic n u m e ra ls r e p re s e n t B r o d m a n n o re o s . A c o r t ic o l a u d i t o r y o r e o . B b r o in s te m . K IP f h ip . p o c o m p u s . lA T G E N lo te r o l g e n ic v lo te n u c le u s . M G m c d io l g e n ic u la te n u c le u s . O IF B o t fo c * l o r y b u lb . S s e p to f o r e o V A a n te r io r v e n t r o f n u c le u s . V M v e n f r o m e d io l th o fo m ic nu c leu s . V I v e n t r o lo te r o l th o lo m ic n u c le u s . V I v e n t r e lo te r o l n u c le u s . V P l v e n tr o p o s le ro lo te ro l n u c le u s . V P M v e n t r o p o s te r o m e d io l n u c le u s . Figura 6 1 . Mec serial y reçue via nucleos ta ticales sensor se difunden ha 30, y giro hip nitiva. Esta e inicia el reçu do por vfas qu cos sensori ale y Ifmhicas. Lo nucleos talami de asociacion y rememoredas. anismos mediadores de la exp rdo. Los impulsos sensoriale lamicDs sensoriales, hacia 1 isles y de asociacion. Impul ci a regiones Ifmbicas (25, 3 ocampico), mediatizando la e valuacion de algo ofdo, vist erdo espontaneo de cosas sim e incluyen el hipocampo, nuc s, y varias éreas corticales s impulsos motores se dirige cos ventrales a las areas fr (fig. 63) y son similarmente (Segûn Arnold, 1967, p . 130). eriencia sen- s se dirigen, as areas cor­ sos asociados 2, 26, 31, 23, valuacion cog- o , tocado, etc, ilares media leos talami- de asociacion n desde los ontal motora y almace nadas 617 I v i t u o l tm o g tn a lto n . IT o v d H o r y T m o g S n o lio n . t i l t e m c i lh e f ic im o g in o t io n ( in e lu d in g t o i l e ) . IV m o to r im o g in o t ie n . V o H o t to r y im o g m o l* 6 n . VJ o f fe c lN e m e m o ry . A M o m y g d o le . A N T o n te r le r thoTom»c m ocTeut B k r o m i te m . C T N C c in g u la le g y r u i . D M d e r io m e d * o T iK o lo m T c f iv c le i i t . H H o b e n v lo . H IP P h ip p o c o m p u s . M m o m m lM e ry b o d y . O iF oTToeto ry b u fo . P U IV p v lv r n o r . 5 le p to t o re o . S T t IA TERM i t r î o t o r m i f t o l i i . Fioura 6 2 . Circuito de la imaginacion y revivencia del afecto. La identiFicacidn de un objeto por el recuer- do de cosas similares (via circuito de la memoria) y sus efectos sobre nosotros (via memoria afectiva, circuito VI) prouoca que imaginemos oue sucedera y que podra o- currir a traves de su presencia (circuitos de imagina- cidn I-U). (Segun Arno1d ,1967,p .131). 618 — — — f f o m K îp p e c o m p v i t© e e r tb t l lu m . > ■ f to y f r o m e * r« b » U u m lo o x l r o p y r o m W o l a n d h y p o th o lo m tc o f f o d e r i . M ^ r o t o y fr o m c o ro b o llv m to f r o n ta l lo b o . ■ ■ ■ p y r o m ld o l t r o d . D d c n t o t t n o c U v » . F f o s l ig to l n o e lo u t. Of g lo b u i p o lU d u t . M h y p o p b y v U . H YP h y p o th a k im v * . IN in fo rp D tîfo d n u c lo u i. IN F O l In fo r io r o l iv « . M m o m m il lo r y b o d y . O T o p t ic t r o d . R rod R o t low#. RF b r o in » lo m ro fS cu lor fo rm o t io n . S c v b to n fU i n ig ro . V N c o n tr o l tb o lo m ie nu e U i. Flours 63. Circuito mediador de la emocion y la accidn, Cuando algo es eualuado como bueno (via difusion hacia cortex Ifmbico), se activa une tendencia a la accion que es medi at i zada por impulsos oue desde el cortex ifmbico, via hipocampo-fornix, se dirigen al tronco cerebral y cerebelo. Desde los nucleos del cerebelo se trsnsmiten patrones de accion organi zados: a) Me- ci a el lobulo frontal, ufa nucleo talemico ventral; co- necta con los tractos ccrticobulbar y corticoespinal y mediatize la tendencia a la accidn y el movimiento intencionado. b) Hacia el sistema extrapirami rial, Vfa globus pallidus; produce excitacidn en el siste­ m a nervioso autdnomo y organizacidn de I d s movimien- tos de fondo. c) Hacia los nucleos neurosecretores del hipotalamo, via globus pallidus; inicia la se- crecidn de hormones apropiadasi (Segun Arnold, 1967, p.133). 619 Arnold (1960, 1967) y por Fribram (1968); la expe­ riencia, la imaginacion y el recuerdo participan ac- tiuamente, en union a otros aspectos cognitivos, en la elaboracion de la cualidad emocional (figuras 61, 62 y 63), Ante esta nueva hipotesis sobre la emocion, resultarfa ocioso intenter delimiter el”verdadero numéro de estados emocionales*'. B. HORriONAS Y EMOCION Una de las conclusiones a las que llegamos en el punto anterior fue que las respuestas y estados emocionales se corresponden con la act i vacidn psi­ cof i si ologi ca. G eneraImente, una emocion "fuerte" implica un estado psicofisioldgico de activacion también elevado. Dentro del concepto psicofisiold- gico de activacion, se admite la existencia de dreas funcionales relacionadas selectivamente con la pro- duccidn de activacidn (pbr ej., la formacion reti­ cular); el concepto de activacidn implica también una participacidn bioquimica (por ej., participa- cidn de neurotransmisores). For tanto, las hormo­ nes pueden actuar sobre los niveles de activacidn 620 no solo a niuel periferico sino, incluso, a niuel de estructuras neuroldgicas centrales. En base a esta capacidad activadora cue poseen las horn:onas, vamos a considérer la relacidn en­ tre hormones y emocion bajo dos aspectos diferen- tes. En primer lugar, analizaremos la interaccidn entre hormones enddgenas y estados emocionales, a fin de intentar obtenez evidencias sobre une hipo­ tética activacidn selective de hormones para emocio­ nes especificas. {Recordemos que esta hipotesis no se validaba sustancialmente cuando correlacionaba- mos estados emocionales y activacidn de substrates neuroldgicos especificos; sin embargo, aunque exista un estado de activacidn neurologies relativamente inespecifico, es posible que existan reacciones es­ pecif icas hormonales ante diferentes estados emo­ cionales). En segundo lugar veremos el efecto de la inyeccidn de hormonas sobre los estados emocio­ nales. En este apartado no incluimos el andlisis de las respuestas hormonales ante las situaciones pro- ductoras de emocion dado que esté incluido en el estudio referido al estrés psicoldgico. En cual- 621 quier caso, en posteriores apartados relaciona- do6 con el estrés se discutiran aspectos que com- plementan las hipotesis aquf referidas. 1. Hormonas enddgenas y estados emocionales La idea de buscar reacciones hormonales es- pecificas para los distintos estados emocionales no es nueva. Uno de los primeros investigadores oue hacen elusion a este fendmeno f ue Ax (1953) en un trabajo donde intentd diferenciar los patro­ nes fisiologicos de adrenaline y noradrenaline en estados provocados de ira y miedo. Segun se des- prende de los resultados de esta investigacidn preliminar, los estados Fisioldgicos que acompa- Piaban al miedo eran seme jantes a los patrones fi­ sioldgicos que se producen cuando los niveles de adrenalins son altos, mientras que los estados fi­ sioldgicos observados en el estado emocional de ira recordaban las manifestaciones fisioldgicas que se observan bajo niveles elevados de adrenali­ ne y noradrenalina, Esto permitid al autor postular que los niveles enddqenos elevados de adrenalins son mas especificos de la emocidn conocida como 622 miedo; por el contrario, una elevacidn endooena de noradrenalina especifica mas bien un estado emocio­ nal de ira. En una publicacidn posterior, otro investioador (Funkenstein, 1955) aporta datos que replican el ini- cial informe de Ax. Funkenstein analizd las manifes- taciones fisioiogicas (cambios en la presidn san­ guines) bajo estados emocionales de ira y miedo, con- cluyendo que los estados de miedo se corresponden con manifestaciones fisioldgicas similares a las in- ducidas por la inyeccidn de adrenalins, y los estados de ira con las inducidas por la inyeccidn de noradre­ nalina, El autor sugiere que la adrenaline se asocia mas especif icamente con emociones pasivas, por ej., el miedo, y la noradrenaline con emociones activas, por ej., la agresidn. Adicionalemente, seRala que la médula suprarrenal de animales poco'agresivos como el conejo posee niveles mas elevados de adre­ nalins, y al rêvés, la médula suprarrenal de animales muy agresivos como el ledn présenta concentraciones mas altas en noradrenalina. Esta nueva idea sobre "emocidn activa" y "emo- cidn pasiva" fue analizada con mayor precisidn por 623 Elmadjian at al. (1957). Los argumentes finales a I d s que llegan los autores consistieron en afirmar que la adrenalins se incrementaba notablemente en situaciones de tension, ansiedad y todas aouellas formas que se conocen como "emocion pasiva"; en cam- bio, en los estados de "emocidn activa", tales como los estados emocionales que acompaRan a la agresidn, aumenta la secrecidn de noradrenalina. Cray (1971) corrobora parcialmente estas hipd- tesis utilizando como argumente basico el efecto de la droga mecolil sobre la hipertensidn arterial. Es­ ta sustancia induce efectos diferentes sobre la hi­ pertensidn arterial segun que ésta esté originada por un nivel alto de adrenaline o de noradrenalina, por lo que puede se r utilizada para diferenciar la hipertensidn producida por la secrecidn anormal de de cada una de estas dos hormonas. Cuando se adminis­ tra mecolil a enfermos psi qui at ricos en los que des- taca la emocidn de miedo, la caida de tensidn arte­ rial fue similar a la producida por la administré- cidn de esta sustancia tras una inyeccidn de adrena­ lins ("respuesta tipo A"). En los enfermos psiquia- tricos cuya emocidn dominante era la ira, la respues- 626 ta a la droga fue dimilar a la que se observa cuando se administra este farmaco tras inyeccidn de noradre­ nalina ("respuesta tipo N"). Gray argumenta que estas evidencias permiten postuler que el estado de miedo se acompaMa de signos de secrecidn de adrenaline, y el estado de ira por signos de secrecidn de noradre­ nalina, lo cual esta en la linea de los resultados expuestos por Ax. Ademas, la respuesta tipo A se da también en las personas normales que reaccionan al estrés con ansiedad o depresion y en los enfermos psi- quiétricos con predominio de ansiedad o depresion; y, a su vez, la respuesta tipo N se evidencia en indi- viduos normales que habitualmente reaccionan al esta­ do de estrés con emociones tipo ira y en sujetos psi- quiatricos cuya emocidn habituai es la ira. (Gray, 1971, p p . 62-63). begun Mason (1968), la diferente concentracidn de catecolaminas sirve también para diferenciar una nueva dimensidn de los estados emocionales en e 1 sentido siguiente: las situaciones emocionales que conllevan estados de "novedad" o "incertidumbre" se corresponden con niveles elevados de adrenalins, mientras que los estados emocionales vivenciados en situaciones "estereotipadas", o vivenciados en mul- 625 tiples ocasiones bajo un marco psicoldgico-situacio na1 similar, cor re 1acionan con niveles altos de noradrenalina. La activacidn fisiologica oue se evidencia en la emocidn esta producida, en parte, por una eleva­ cidn de catecolaminas (adrenalina y noradrenalina) de la médula suprarrenal, por lo cual las catecola­ minas pueden utilizarse como indice de activacidn en los estados emocionales. Pero, este grupo de hor­ monas no es el unico que se moviliza en las situacio­ nes de emotividad; el e je hipdfisis-corteza suprarre­ nal constituye una parte importante del substrato fisiologico de la emocidn. Sin embargo, al considé­ rât el concepto de especificidad de las emociones, no se h an constatado datos que corroboren una rela­ cidn entre variabilidad da activacidn corticosupra- rrenal y emociones especificas. Los resultados de las comentadas investigacio nes, que involucraron la actividad de adrenalina y nora­ drenalina, sugieren que las catecolaminas pueden aso- ciarse a la existencia de dos mécanismes fisioldgi­ cos diferenciaies de otros dos tipos de emociones. Un tipo de emociones (las "emociones pasivas") es- 626 taria ralacionado mss especificamente con un me- canismo que utilize niveles elevados de adrenali­ na; el otro ("emociones activas"), se asociaria al mécanisme que involucre mayor actividad de nora­ drenalina, Si bien es posible que las catecolaminas sirvan para diferenciar los estados emocionales desde el punto de vista del factor actividad-inac tividad, se precisan aun trabajos mas sofisticados para emitir una hipotesis conclusive en este senti­ do, Existen algunas variables que deben controlarse para desechar sus posibles efectos contaminantes. Un primer inconvénients no considerado suficiènte- mente es que la sola actividad fisica increments los niveles sanguineos de noradrenalina (Folkou et al., 1967), lo cual implica que esta sustancia puede es­ ter mas relacionada diferencialmente con el propio ejercicio fisico que con el tipo de experiencia emo­ cional (aunque toda emocidn suele correlacionar con un incremento de adrenalina y noradrenalina, el in- cremento adicional de noradrenalina referido sobre e1 nivel de adrenalina en los estados de ira, o agre­ sidn, puede se r un efecto dependiente de la actividad fisica mas que de la propia vivencia emocional). 627 Otro inconveniente emerge de la conceptual!zacion de la dimensidn actiuidad-pasividad pues, çeneral- mente, existen secuencias en un estado de emocidn pasiva (por ej., en el miedo) con niveles de acti­ vidad mas elevados que otras secuencias pertenecien- tes a emociones consideradas como activas (por ej., ira). En un mismo estado emocional subjetivo, como por ejemplo el miedo, pueden diFerenciarse secuencias de mayor o menor actividad. Si bien el miedo correia- ciona globalmente con niveles elevados de adrenalina, los resultados de Saade et al (1976) no apoyan sus- tancialmente la hipotesis de que exista una diferen- ciacidn de secrecidn de catecolaminas segun la di­ mensidn miedo-agresidn (o también, pasividad-actividad). Ademas, a la luz de los resultados de otras investi- gaciones recientes (Levi, 1965; Frankenhaeuser, 1975 ; Hanser^ej*(197B), se desprenden algunas dificultades que imposibilitan mantener literalmente las tesis expuestes anteriormente a raiz de las conclusiones de los primeros trabajos en este campo que defendian una relacidn de especificidad entre emociones y acti­ vidad de las catecolaminas. Tampoco se ha delimitado con suficiente precisidn operative lo que se entien- 628 de por emocion activa o pasiva; ^el criterio es el nivel de actividad fisica implicado, o existen otros indices de actividad? 2. Efectos de la administracidn de hormonas sobre la emocidn Las investioacione s psicoendocrinas h a n con- tribuido también al conocimiento de le emocidn des­ de otra persoectiva metodoldgica consistente en in- yectar hormonas sistemicamente y estudiar después los efectos que esto produce sobre la conducta emocional. En un trabajo ya clésico, Marandn (1921, 1926) obtu- vo algunos datos que ponian en duda la tesis de Oames-Lange sobre la emocidn. Marandn inyectd adre­ nalina a un grupo de individuos y les preguntd so­ bre sus estados emocionales. En todos los sujetos, tras la inyeccidn, se produjeron manifestaciones fi­ sioldgicas periféricas caracte risticas de los esta­ dos emocionales "fuertes", como aceleracidn del 1a- tido cardiaco, sensacidn de opresidn toracica, tem­ blor, palidez de la piel del rostro, y sequedad en la boca. Sin embargo, aunque la inyeccidn de adre­ nalina provocaba estas manifestaciones fisioldgicas 629 ("conmociôn orgânica"), no inducfa por si sols que I d s sujetos vivenciaran una emocion genuine, "es co- mo cuando se tiene miedo pero estando tranquilo". Este fenomeno subjetiv/o fue considerado por Maranon como una "emocion fris" mas qu? como una auténtica emocion. No obstante, la intervenciôn de un proceso cognitive durante la conmocion organica, como por ejemplo un recuerdo, provocabe la apariciôn de emo- ciones auténticas, diferentes para cada individuo. En una de sus muchas descripciones, MaraMon afirma lo siguiente: " ...en una mujer (escogida entre las numerosas observaciones nuestras) explorâmes un pa- sado emotivo y nos hablaba serenamente de sus hijos ausentes, de sus padres hace tiempo muertos, del ma- rido que trabaja en otro pais; es une mujer del pue­ blo endurecida por la adversidad y resignada a todo, que ha ingresado en el hospital para operarse de una afeccion ginecologica. Le inyectamos très cuartos de miligramo de adrenalins, y a los siete u ocho minu­ tes su organisme es presa de las modificaciones an­ tes descritas: estâ.pilida, tiembla ligeramente, si en­ te que su corazon late con violencia, oue su pecho se oprime... pero esta tranquila y sonrie al referir 630 estas sensaciones. Volvemos a preountarle entonces, de subito, por sus hijos, e instantaneamente... rom­ pe a llorar copiosamente y con la voz interrumpida por los sollozos, nombra sin césar a los seres que- ridos ausentes" (MaraMôn, 1921,pp.39-60). De los trabajos de TiaraPîon se concluyen algunos aspectos importantes; a) la actiuacion fisiolôgica del sistema autondmico no es capaz, por si sola, de provocar un estado subjetivo de emocion genuina, siendo necesaria la presencia de un determinants psi- quico para ello; y b) el tipo de emocion no esta de- terminado tanto por el nivel o tipo de activacidn autonomies cuentc por la evaluacidn cognitive indi­ vidual (recuerdo, imaginecidn, etc.}. Segun este ul­ timo aspecto, en un estado de activacidn periférica similar pueden darse diverses estados de experiencia emocional. Las teorias periféricas de la emocidn defien- den, entre otros conceptos, oue a diferentes esta­ dos de arousal fisioldgico corresponden distintas emociones. On cambio, los trabajos de MaraRon su- gieren que un mismo estado fisioldgico puede condu- cir a diverses emociones, segdn el estado cognitive 631 del individuo. Otras investigsciones posteriores, psrticularmente las iniciadas por Schachter y Sin­ ger (1962), siguen demostrando que la experiencia emocional (estado emocionel subjetivo) es un fend- meno dependiente de los espectos cngnitivos (expe­ riencia, imaqinacidn, recuerdo, evaluacidn), y no de los cambios viscérales o del nivel de arousal. Schachter y Singer (1962) habian sugerido previamente cue las acciones de la adrenalins no no constituyen una funcidn unica, sino que estan en relacidn con la situacidn vivencial del indivi­ duo ("Factures cognitivos situacioneles"). Dicho de otra manera, el efecto que una inyeccidn de adrena­ lins produce sobre un individuo es totalmente dis- tinto segun que este se halle bajo un ambiente -de "Felicidad" o en un ambiente de "cdlera". Los i n- vestigadores manipularon el proceso experimental de la siguiente manera; Formaron très grupos, a uno de ellos se le inFormd de los eFectos de la adrenalina ("epinephrine-inFormed"), a otro no se le Facilite inFormacion sobre los eFectos de la adrenalina ("epinephrine-ignorant"), y el tercero se le informé Falsamente sobre los eFectos de la 632 adrenalina ("epinephrine-misinformed"). Ademés, los sujetos fueron colocados en dos tipos de ambiantes distintos, uno de los ambiantes evocaba felicidad y el otro ira. Los resultados de este experiments demostraron que los individuos situados en ambian­ tes euocadores de felicidad vivenciaron la reaccion emotiva a la inyeccion de adrenalins en forme de fe­ licidad, y los situados en un medio evocador de ira vivenciaron la reaccion a la adrenalina en forma de ira. Esto apoya los resultados de las observacione s de Maranon y sePala que el individuo vive sus tipos de emociones mas bien en términos cognitivos que en termines de modificaciones viscérales; por consi- guiente, la codificacion del tipo de emocion es cog­ nitive no visceral o periférica. Posteriores investigaciones de Schachter (1967) permiten sugerir el autor que la funcion fundamental de la adrenalina consiste en actuar como agente fa- cilitador del arousal emocional; este arousal es inespecifico por lo que se précisa la evaluacion cognitive para interpretarlo dentro de un marco emo­ cional adecuado. 633 3. Comenterio sobre hormones y emocion; Hacia una teoria qeneralizada de las emociones A grandes rasgos (puntos 1 y 2), hemos uisto dos lineas de evidencia importantes en las que se pone de relieve la participacion psicoendocrina en la conducts emocional. En la primera de estas lineas se demuestra que los trabajos iniciales postulan la validez de un criterio de especificidad entre activeciôn hormonal y emocion como, por ejemplo, la conexion entre miedo y adrenalina, por una parte, e ira y noradrenelina por otra; en cambio, en algu­ nos estudios mas recientes se obtienen conclusiones donde no se constata d i F e r e n d a c i o n de activacidn en el e je actividad-pasividad mencionado antes. En la segunda linea de evidencia (punto 2), se ob­ tienen sugerencias para postuler la existencia de un patron general inespecifico de activacidn (ex­ périmentes de MaraRon, 1924; y Schachter y Singer, 1962, 1957) para todas las emociones, y un sistema de evaluacidn cognitive especifico para cada indivi­ duo y para cada estado emocional. En este momento de desarrollo cientifico, no estamos suficientemente seguros como para emitir 634 un juicio conclusive sobre la existencia, o no existencia, de estados de arou sal especificos para las distintas emociones o , al menos, para grupos de emociones. Aunque la hipotesis clasica que distingue la dimension actividad-inactividad en las emociones (por ej,, agresion-miedo) con diferente grado de secrecidn de noradrenalina-adr£ nalina no ha sido totalmente confirmada por inves- tigaciones mas recientes (Frankenhaeuser, 1975; Baade et al., 1978), sin embargo, tampoco ha sido totalmente desechado que existan diferentes patro- nes de secrecidn en catecolami nas en distintas se- cuencies de emociones, Por ejemplo, Baade et el. (1978) sugieren oue, dentro de la emocidn de miedo, la secrecidn elevada de noradrenalina se asocia,mas directamente que la secrecidn elevada de adrenali­ na, con el nivel de "aprensidn" y anticipacidn cog­ nitive. Los resultados de les investigaciones psicoen- docrinas de la emocidn aportan material adicional a la "hipotesis de generelizacidn de la activacidn" en las emociones. El modèle sobre activacidn psico- fisioldgica descrito por Moruzzi y Magoun (1949) 635 (conocido como "mode 1o de Mo ru 221-Magoun") constata que.la formacidn reticular desempera un papel esen- cial en la propagacidn de activacidn inespecafica. La Formacidn reticular no sdlo envia seRales hacia el cortex, también recibe inputs de las regiones corticales (vease Ferez, 197B). De este modo, la activacidn periférica, a través de la formacidn re­ ticular y otras vias nerviosas, no sdlo estimula los centres nerviosos superiores sino que también es estimulada por el cortex. Este mécanisme de feed-back entre estructuras periféricas y centros neuroldgicos superiores apoya la hipdtesis de que los procesDS cognitivos pueden incrementar o reducir la activacidn de los centros nerviosos subcorticales y de las estructuras periféricas. A su vez, facili­ ta interpreter el inicio de un estado de activacidn periférica (por ej., viscéral) a causa de un proceso de evaluacidn cognitive previa (activacidn cortical). Algunos autores (por ej., Guttmann, 1976) sos- tienen, incluse, que el nivel de activacidn es ines­ pecifico para otros estados de la actividad de fondo, ademés de la emocidn, como el estado de conciencia y la motivacidn. Segun defiende este autor, desde el 636 punto de vista de la activacidn psicofisioIdgica, no es posible establecer una cl ara delimitacidn entre emocidn, estado de conciencia y motivacidn, ya que de todas ellas es responsable el sistema de activacidn inespecifico. Estas très dimensiones son, mds bien, la manifestacidn de la actividad de una unica dimensidn fisioldgica basica, cuyos e- fectos pueden definirse bajo el concepto psicoldgi- co de "activacidn". El aspecto comun de estas très dimensiones es el estado de activacidn. El aspecto diferencial estaria determinado por la "tonalidad cualitativa" de la activacidn. La tonalidad cuali- tativa produce que exista emocidn, motivacidn, o es­ tado de conciencia. Esta tonalidad depende tanto de 1 medio interno como de los estimulos externos (percep- cidn). Con respecte al medio interno, las areas rom- bencefalicas y mesencefalicas del sistema activador inespecifico participan en la codificacidn del esta­ do de conciencia, las regiones diencefalicas en la co­ dificacidn de la motivacidn, y las prolongaciones del sistema activador del telencéfalo en la conduc- ta emocional. (Guttmann, 1976, p.219). Este modelo generalizado de la activacidn, en 637 relacidn con la emocidn, no niega que rosiblemente existan circuitos neuroldgicos activados selecti- vamente para grupos determinados de emociones o para secuencias especificas de varias emociones, o inclusD para cada emocidn. Sin embargo, a la luz de esta teorfa, parece mas plausible pensar oue en toda emocidn existe un grado elevado de activacidn inespecifica y que los procesos neuroldgicos supe­ riores (junto con los procesos de evaluacidn cogni- tice) determinan, en ultimo termine, el tipo de emo­ cidn. Por consigui en t e, la activacidn fisioldgica especffica de la emocidn estaria localizada en los circuitos neuroldgicos involucrados directamente en el tipo de evaluacidn cognitive. (Ver figuras 61, 62 y 63). A nuestro juicio, y segun demostra- mos en la revisidn realizada, las investigaciones psicoendocrinas han aportado datos indirectes im­ portantes para la validacidn de esta hipdtesis final. II . E5TRLS PSICOLDGICO Aunque el concepto de estrés psicoldgico no 638 se identifies con el de emocidn, existen muchos puntos comunes entre ambos conceptos por la cual los dos se tratan en este capitulo. El analisis oue heremos aquf sobre la teoria del estrés, concepto de- masiado amplio para se r tratado en su totalidad, ver- sara sobre el desarrollo de très aspectos importan­ tes, todos ellos relacionadoE directamente con los procesos psicoepdocrinos. El primer aspecto a tra- tar sera la formulacidn original del estrés de Selye. El segundo, la consideracidn del estrés dentro de la psicologaa experimental (concepto psicofisioldgico del estrés). En tercer lugar, las aplicaciones de estas teorfas al conocimiento y tratamiento de las denoml- nadas "enfermededes psi cosomaticas". A. TEORIA DEL ESTRES DE SELYE: UN MODELO e i OL OGI CO La exposicidn de este punto la dividimos en cuatro apartados: 1) exposicion de la teoria del estrés de Selye; 2) comentario al concepto de inespecif icidad de Selye; 3) comentario a la re s- puesta fisiologice de estrés en la teoria de Sel- 639 ye; y 4) comentario al proceso de reaccion triFâsica (sindrome general de adaptacion). 1. Exposicion de la teoria del estrés de Selye Antes de que apareciese en escena la teoria de Selye (1936), dos autores, Bernard y Cannon, habian sentado las bases para el desarrollo de la future teoria del estrés. Bernard (1859) senalo que el medio interno (milieu intérieur) de un or- oanismo vivo tiene tendencia a permanecer a un rela­ tive nivel de constancia ("tendencia a permanecer constante") frente a las exigencies del medio ex­ terne; es decir, el medio interno tiene capacidad de reaccion frente a los agentes externos para po- der mantener constante su estado interno optimo. Algo mas tarde, Cannon (1932) sugirio el concepto de homeostasis para indicar la capacidad que tiene el organismo para permanecer astable, esto es, para mantener un estado de equilibrio interno adecuado. Selye formulé su teoria complete en varios trabajos (1954, 1960, 1974, etc.) con nuevos retoques en ca­ da uno de ellos. A fin de dar una idea general al 640 lector de esta teoria, nos vamos a referir solo a algunos aspectos (por cuestiones de espaclo), aquellos que a nuestro juicio definen las pautas basicas de la teoria. La idea fundamental que sustenta Selye es la que refiere bajo el concepto de inespecif icidad estimular. "El stress -dice Selye- es el estado que se manifiesta por un sindrome especifico, consistan­ te en todos los cambios ine specificos inducidos den­ tro de un sistema biologico. A si el stress tiene su forma y composicion caracteristicas, pero ningu- na causa particular” (1960,p.65). El agente que de- sencadena el estrés es un elemento que atenta con­ tra la homeostasis del organismo, y en general se denomina estresor o alarmigeno. Cualquier agente es un alarmigeno en mayor o menor grado, de acuer- do con su habilidad para producir estrés. Son alar- migenos, por ejemplo, el ayuno, la fatiga, el ejer- cicio, el calor, el frio, y en general todo agente nocivo para el equilibrio del sistema homeostati- co del organismo. En una obra publicada mas re- cientemente (1574), el autor redefine el estrés diciendo que es "the nonspecific response of the 641 body to any demand made ucon it" (p.27). GeneraImente, las demandas o exigencies que se hacen al organisme son de tipo especifico. Asi, ante el Frio intense el organismo se.cdntrae inuo- luntariamente ("tiritar") para producir mas calor y para disminuir las perdides de calor; cuando el organismo esta expuesto al calor suda para producir un efecto opuesto. Un esfuerzo muscular prolongado, como subir corriendo por una escalera, prouoca un gasto elevado de energia por los musculos y una elevacion del latido cardiaco. La adrenalina incrementa el latido cardiaco y la tension sangui­ nes, incrementando simultaneamente el nivel san- guineo de azûcar, mientras que,contrariamente,1 a insuline reduce dicho nivel de azûcar. (Selye, 1974). Estas respuestas pueden considererse como especificas para cada uno de los estimulos especificos (frio, calor, ejercicio, hormonas, etc.); sin embargo, todos estos agentes (o estimulos) tienen en comun que pro- ducen en el organismo una necesidad de reajuste o reequilibrio del estado homeostatico; esto es, to­ dos estos agentes producen un efecto similar sobre el organismo independientemente de que cada uno de 642 ellos produzca un efecto particular (efecto especi­ fico). For consioui ente, el efecto inespecifico de estos estimulos es una exigencia de reajuste de 1 organisme, es lo que tienen en comûn todos ellos, y es lo Que permite denominerlos "agentes estresores" o "al armigenos". Hasta aqui, vemos que el estrés es una res- pueste estereotipada del organisme a estimulos inespecificos (estresores). Teoricamente, cualquier estimulo puede se r estresor siempre oue provooue en el organismo la respuesta inespecifica de nece­ sidad de reajuste o estrés. Ahora bien, necesitamos saber en qué consiste esta respuesta estereotipada para saber qué es el estrés. Selye postula oue es­ ta respuesta se define en términos de respuesta hor­ monal fundamentalmente, concretamente en una acti- vacion del eje hipotalamo-hipofiso-corticosuprarre­ nal con elevacion de secrecion de corticoïdes (cor­ tisol, cortisone, corticosterona, aldosterona, etc.), y del eje hipotélamo-sistema nervioso autonomo-estom^ go. Esta activacion, si persiste, produce un sindro­ me de estrés caracteristico, con hiperdesarrollo de la corteza suprarrenal, involucion del timo, y pre- 543 s e n c i a d e u l c é r a s d e e s t o m a g o . ( F i g u r a 6 4 ) . "Mientras que el estrés se refleja por la su- ma de los cambios ine specfFicos que tiene luqar en todo momento en el organisme, el sindrome general de adaptacion (SGA) encuadra todos los cambios ines- pecificos que se desarrollan a través del tiempo, durante una exposicion continua a un alarmigeno" (1960, p . 74). Este proceso temporal, o 5GA, es tri- fasico: e) reaccion de alarma; b) fase de resisten- cia; y c) fase de agotamiento. (Figura 65). Selye entiende estas fases de le manera siguiente (1954, pp. 19-22); a. Reaccion de alarma. Se define como la suma de todos los fenomenos no especificos producidos por la exposicion repentina e 1 estimulo que afecta a grandes partes del cuerpo y a la que el organismo no estaba adaptado cuantitativa o cualitativamente. Algunos de estos fenomenos son simplemente pasivos y representan los signos de perturbacion o "shock"; otros representan manifestaciones de defensa activa contra el daRo. En el caso de "stress" sistematico moderadamente grave, del que es posible restable- cerse, los signos de la perturbacion preceden co- 644 STRESSOR Hypothalamus f i Pituitary Q Adrenal o Stomach (with ulcer) Thymus Figure 6 4 . Principales vias mediadoras en la respuesta (estres) a un agente estresor. (Se­ gun Selye, 1576, p.42). 645 «ESISTEMCIA NORMAI Fioura 6 5 . Reaccion triFâsica del estrés a través del tiemoo o sindrome general de adaptacion (SGA). Las très Fases son: RA= reaccion de alarma; ER= es­ tado de resistencia; y EA= estado de agotamiento. (Segun Selye, 1960, p. lOO). 646 rrientemente a la aparicion de los Fenomenos de deFensa. For tanto, la reaccion de alarma se puede subdividir en dos Fases mas o menos distintes, la Fase de shock y la de contra-shock. IS Fase de shock. Esta Fase se carecteriza por la presencia de hipotermia, hipotension, de- presion del sistema nervioso, disminucion del tono muscular, hemoconcentracidn, permeabilidad capilar y celular modiFicada, Fenomenos de desintegracion tisular ("impulso catabolico")» hipocloremia, hi- percalcemia, acidosis, leucopenia seguida de leuco- citosis, eosinopenia y erosiones gastrointestinales agudas. La descarga de adrenalina, corticotroFina (ACTH) y corticoïdes (con los cambios metabolicos secondaries originados por estas hormonas) son re- acciones primarias de deFensa que empiezan durante la Fese de shock, pero que se hacen évidentes en la de cont ra-shock. No existe una deFiniciôn satisFac- toria del choque o shock, por lo que preFerimos con- siderarlo como un estado oue traduce una perturbacion general e intensa, aparecida râpidamente. El shock es siempre una alteracion que se desarrolla rapida- mente y, por consigui ente, no hay conFusion con las perturbaciones ligadas a dolencias cronicas. El tér- mino implies también que el mal es general; las le- 6 47 siones locales (de cualquier clase y nor graves que seen) no se designan como shock o chooue a menos que, de una manera secundaria, conduzcan a una perturba- cion qeneralizada, j •j2 B Fase de contra-shock. 5e caracteriza por Fe- r ndmenos de deFensa contra el shock. Hay un agranda- miento de la corteza suprarrenal con signos de hi­ per ac t i vi dad , involucion rapide del sistema timo- linFitico y, en termines générales, el reverse de la mayoria de los cambios que se ven durante la Fase de shock (por ejemplo, elevacion de la presion san­ guines, hipercioremia, hiperglucemia, aumento del volumen de sangre, diuresis aumentada y, a menudo, hipertermia). Estos cambios no son solamente si­ multanées con el estimulo de la actividad cortico- suprarrenal, dependen en gran parte de la descarga de corticoïdes en sangre. Los Fenomenos del contra shock pueden explicar casos en los que un periodo deFinido de "shock primario" Fue seguido de un "shock secundario" después de un estado intermedio de relative bienestar. Es posible entonces eue el periodo intermedio libre de choque ses simplemente el équivalente de la Fase de contra-choque, que no 648 se puede mantener y que da peso al shock létal. La fase de contra-chooue represents una transicion al estado de resistencia y se une imperceptiblemente al ultimo, en e1 caso de la exposicion cronica. La razon principal para reconocer esto como una fase Clara del SGA es que, bajo el impacto de cortas agresiones subletales, algunas manifestaciones de la fase de shock inicial pueden invertirse aûn cuando, por la falta de una exposicion verdadera, no 11e- ga a manifestarse el periodo de resistencia. b, Periodo de resistencia. Représenta la suma de todas las reacciones sistematicas no especificas producidas por la exposicion prolongada al estimulo, al que se ha adaptado el organismo. 5e caracteriza principaImente por una resistencia aumentada al agen­ te nocivo particular a que ha sido expuesto el orga­ nismo y por una menor resistencia a otro estimulo. A SI pues, se obtiens la impresion de que, durante este période, se adquiere la adaptacion a un agente a Costa de la menor resistencia a otros agentes. La mayoria de los cambios morfologicos y bioquimicos de là "reaccion de alarma" desaparecen durante el periodo de resistencia y, en algunos casos. 649 le direccion de las desuiaciones se invierte (por ejemplo, existe hipocloremia durante la reaccion de alarma, hipercloremia durante el periodo de resistencia, pérdida de lipidos de la corteza suprarrenal durante la reaccion de alarma, depo- sicicn de lipidos en esta glândula durante el pe­ ri do de resistencia). c. Periodo de agotamiento. Represents la suma de todas las reacciones sistematicas inespecificas Que se desarrollan ultimamente como resultado de la exposicion prolongada al estimulo al oue se ha- bia adaptado el organismo, adaptacion que desapa- rece al no poderse mantener durante mucho tiempo. Se sabe que, incluso un organisme perfectamente adaptado, no puede mantenerse indefinidamente en el periodo de resistencia. Si continua la exposicion a condiciones anormales, disminuye la adaptacion y reaparecen muchas lesiones caracteristicas de la reaccion de alarma conforme se desarrolla el periodo de agotamiento (por ejemplo, involucion del sistema timo-linfâtico, pérdida de lipidos suprarrenales, y ulcéras gastrointestinales) y 11e- ga a se r imposible una resistencia mayor. La lie- 650 gada a esta etapa puede significar la muerte para el organismo. La respuesta bioqufmica inadecuada durante al- guna de estas etapas puede producir sérias altera- ciones en el organismo conocidas como enfe rmedades de adaptacion. Las enfermedades de adaptacion "son las enfermedades en las cuales desempenan el papel mas importante las i mpe rf ecci one s del SGA. Fiuches enfermedades realmente no son tanto el resultado directo de algun agente externo (una infeccion, una intoxicacion), como las consecuencias de la incapacidad del organismo para hacer frente a es­ tos agentes mediante reacciones de adaptacion ade- cusdas, esto es, mediante el SGA perfecto" (Selye, 1960, p .77). Son enfermedades de adaptacion, por ejemplo, la arterioesclerosis, nefrosclerosis, infarto cardiaco, artritis, artritis reumatoide, enfermedades alergicas, enfermedades nerviosas y mentales (aqui Selye se refiere a la existencia de sintomas neuroticos o psicoticos respectivamen­ te), colitis, hipertiroidismo, ulcera de estoma­ go, envejecimiento premeturo, etc. Todas ellas pueden producirse a causa de un funcionamiento 651 inadecusdo del 5GA, bien por exceso o bien por de- fecto (o por ambas cosas) de las respuestas biolo- gicas al agente o agentes estresores. Puesto que el estres biologico es una res­ puesta inespecifica a muy diversos estimulos, Sel­ ye subraye cue estres no se identifies con otros términos como tension nerviosa, esfuerzo, fatiga, dolor, temor, o arousal emocional intenso. For consiguiente, sugiere Selye, el estrés no debe con­ fond! rse con le excitacion emocional, Tampoco es unicamente la respuesta a un agente que produce dano (distress); oor esta razon, el estrés no es al­ go que de por si deba se r evitado ya que puede estar asociado tanto a experiencias (o estimulos) agrada- bles como desagradables (figura 55). Todos los con­ ceptos anteriores (tension neruiosa, esfuerzo, etc.) pueden incluir estrés en mayor o menor grado, pero ninguno de ellos puede ser conceptual!zado como estrés. La carencia total de estrés significaria la muerte; en todo momento existe a.lgun grado de estrés, sin embargo, cuando se afirma que un indi­ viduo sufre de estrés signifies queeste es excesiuo. Selye se ha lamentado en algunss ocasiones de que \\ STRESS Extremely unpleasant 552 / Extremely pleasant — EXPERIENCE CONTINUUM + Figura 5 6 . Modelo teorico que demuestra la re- lacion entre estres y uarios tipos de experien­ cia. El dibujo dénota que el nivel de estres Fi- siologico es bajo durante el estado de "indiferen- ci a" pero nunca es cero. Este mismo modelo podria utilizarse para denotar sobre-estimulacion (colocan- dolo al lado de "extremadamente agradable") y depri- vacion (al lado de "extremadamente desagradable” ), por ejemplo; con lo que se sugiere que la falta de esti- mulacion es un agente tan poderoso para producir es­ trés como lo inverso. (Tornado de Selye,1974,p.33). 553 se hays utilizado el termine estrés para significar otras cosas, fenomeno que a su juicio es contrapro- ducente para la ciencia. Uno de los errores mas fré­ quentes es la identificacion de estrés con estresor; el estrés no es sinonimp de oroblemas, no es sino- nimo de agentes que imponen exigencies al cuerpo (Taché, Taché y Selye, 1977); estrés no es el agen­ te (o estimulo) estresor que provoca la respuesta biologica inespecifica de estrés sino que es la pro­ pi a respuesta biologica, 2. Comentario al concepto de inespecificidad de Selye Posiblemente, el concepto mas conflictivo de la teoria de Selye es el mas definitorio de la mis- ma, esto es, el concepto de "inespecificidad" de re­ quests biologica ante los estresores. Las objeciones mas fundamentadas que se han hecho a este concepto han sido formuladas por Mason (1971, 1974), cuyos resultados configuran una nueva optica en la teoria del estrés. Dentro de la doctrina del estrés de Sel­ ye, es importante subrayar el hecho de oue este au­ tor no se percatase del particular poder de los es- 654 tfmulos psicolooicos para desencadenar estres; mas bien, Selye se refiere a ellos comp "meros estimulos emocionales", lo cual facilita que tanto el coma los fisioloQos en general interpretasen la incidencia de los factores psicolooicos como variables poco impor­ tantes en sus experimento s, en comparacion con la incidencia de los factores fisicos, como el calor, ejercicio, o una quemadura. Sin embargo, la inves- tigaciones paralelas de Mason (1966) sobre el estres senalaban e los factores psicologicos como los agen­ tes mas importantes para producir activacion del eje hipof iso-suprarrenal; ademas, estimulos psicologicos muy sutiles, como la mera presencia de un congénère, eran efectiuos para inducir una significative activa­ cion COrticosuprarrena1 en el mono rhesus. La gran sensibilidad que posee el sistema en­ docrine para responder a los estimulos emocionales (Mason, 1968) permits sugerir oue, en lugar de una respuesta inespecifica a las distintas amenazas, lo que existe es una respuesta especifica para todos los estimulos emocionales; dado que, ademas, en la vida real es practicamente imposible separar el con­ comitante emocional unido a los agentes estresores, 655 la respuesta de estrés podria interpretarse mas bien cbmo una respuesta provocada por el factor psicolô- gico que acompana a los agentes que amenazan la home­ ostasis del indiuiduo. E n este caso, el punto de vis­ ta séria muy distinto al propuesto por Selye ya que la respuesta de estrés no serie inespecifica sino es ­ pecifica. Esta sugerencia basada en la especial sen­ sibilidad del sistema endocrine, y particul armente del e je hipofiso-corticosuprarrenal, podrfa ser va­ lide para rechazar el postulado de Selye e introdu- cir la variable psicologica, incluso en un modelo de estrés tan biologico como el de Selye. Sin embargo, para poder hipotetizar con un mayor grado de certeza que el estrés es una respuesta a factores psicologi­ cos, era necesario aislar experimentalmente los efec- tos psicologicos de los fisicos.(o fisiologicos). Este fenomeno fue realizado parcialmente por Mason (1971), por lo que nos vamos a referir especialmen- te a su trabejo. Un problems oue habia emergido en las investi- gaciones sobre el estrés, observado particularmente por Mason, fue que al estudiar en el laboratorio las respuestas hormonales ante agentes estresores como 656 fatiga, ayuno, calor, Frio o hemorragias, résulta extremadamente dificil aislar, en situaciones de laboratorio, estos estimulos de sus concomitantes V naturales estimulos psicologicos (Mason, 1971,p.326) Mason hizo un esFuerzo para minimizar la influencia de tales estimulos psiguicos y creo situaciones expé­ rimentales donde solo influie aparentemente una varia­ ble fisiologica, por ejemplo, el agents estresor "ayu- n o", eliminando la incidencia de factores psicolo- gicos. Generalmente, si en un grupo de animales privâmes a algunos de ellos, durante varies dias, de sus respectives raciones de comida y esto lo he- cemos en presencia de los otros (los que son elimen- tados normalmente), es seguro oue los animales some- tidos a la injuria estresora de ayuno presentaran nivelas de 17-DHCS elevados; pero, esta hiperactivi- dad de la corteza suprarrenal ,̂ se debe al ayuno en su sentido estricto? No parece que sea a si pue% gene- ralmente, los animales se muestran disconformes ante la evidencia de que sus compaReros coman y ellos no. Esta es una de las multiples variables psicologicas que pueden influir sobre la capacidad del ayuno para actuar como agente estresor. Mason 657 intenté aislar el efecto de los factores psicolo- qicos en la respuesta al ayuno, disenando para ello un doble proceso experimental, Primero co- loco 5 un grupo de monos "ayunantes" en un peque- Mo cubiculo, privado, protegidos de la influencia de otros monos o de posibles factores extraRos, En segundo lugar, les dio productos sabrosos, aun- que no nutritives, los cuales eran similares en apariencia y sabor a los de la diets normal. Aunque los monos comieron de este producto celuloi- de no nutritive mènes cantidad que en su dieta nor­ mal frecuente, comieron lo suficiente para que al­ go penetrase en su tracto gastrointestinal (Mason, 1971,p.326). En estas circunstancias, concluye el autor, le respuesta de los 17-OHCS al ayuno no es significative. Este resultado permite postuler que el ayuno, de suyo, activa a un nivel bajo o insignificante el e je hipéfiso-corticosuprarrenal, siendo més bien la condicion psicologica que acom- paRa al ayuno lo que produce la induccion de la res- puesta de estrés. Resultados similares obtuvo este mismo autor al utilizar otros agentes estresores clasicos como, por ejemplo, el ejercicio y el calor. 658 Estos agentes estresores clasicos no modifican sus- tancialmente la actividad del e je hipoFiso-sur rrenal a no ser que impliquen algun aspecto psi- quico, aunque este sea débil. Asi, el ejercicio fisico en seres humanos no modifica sustancialmen­ te los niveles habituales de 17-OHCS en plama o en orina, saluo cuando el ejercicio se desarrolla en si­ tuaciones compétitives. Incluso algunos estresores admitidos cl asicamente, como e 1 calor, pod r i an posee r un signo opuesto al postulado por Selye si minimi- zamos la incidencia de los factores emocionales (figura 67). En conclusion, a la luz de los resultados de una serie de investigaciones realizadas por Mason (1971), se podria postulat que las respuestas inespe- cificas de Selye son, mas bien, respuestas especi- ficas a estimulos emocionales. Estos estimulos o situaciones emocionales acompaPan, en mayor o en menor grado, a todo estimulo que el organisme éva­ lua como peligroso para su homeostasis. Puesto que el ûnico argumente que Selye (1974) ha esorimido en contra de esta hipotesis es que la anestesia también induce respuesta de estrés, pensâmes que tienen mas 659 17-OBCS tETELS ATOIUUXe 1 CHAIR A B A m tlO îf t rASTISC O EXERCISE ? COU> \ EEAT \ BSaRREACC \ Fioura 6 7 . Direccion de las respuestas de 17-OHCS a uarios agentes estresores, Co­ mo puede apreciarse, la respuesta puede in- crementarse, inalterarse, o incluso disminuir (Segûn Mason, 1971,p.327). 660 peso, en estss circunstancia s , los postulados de- fendidos largamente por Mason, a si como una aplica- cion mas directs para el esclarecimiento del estrés psicologico en el ser humano. 3. Comentario a le respuesta Fisiolooica de estrés de Selye Si bien Selye no reduce la respuesta fisiolo- gica de estrés a la activacion de la corteza supra­ rrenal y sistema nervioso simpatico (figura 64), SI es cierto que este autor propone estas vies co­ mo las autenticamente definitorias de la respuesta de estrés, siendo les demas respuesta biologicas, fundamentalrnente, una consecuencia de la activacion de las anteriores. Sin embargo, habria que cuestio- nar a Selye si otras respuestas hormonales, como la secrecion de insulina, âcidos grasos libres, hormo­ ne del crecimiento, hormones sexuales, etc., pré­ sentée patrones propios de reaccion al estrés in- dependientemente de que pueden o no asociarse con el e je de activacion clasico senalado por Selye. Alounas investigaciones (Mason, 1968; Ellertsen et al., 1978; Van Imschbot et al., 1974) sugieren 661 □ue la resDuesta hormonal de estres es mas une respuesta totalitaria (over-all) , donde intervie­ ns Is totelidad del sistema endocrino, que una res­ puesta estereotipada referida preferentemente al suhsistema hipof iso-suprarrenel. La insercion permanente de un catéter permi- tio a Meson (1968) obtener tomss de sangre sin per­ turber el estado emocional del animal, y evaluar los cambios hormonales plasmaticos ante diferentes situaciones de la conducts del primate. Una de las conclusiones mas siqnificetiva s de esta serie de estudios fue que el animal emitfa respuestas endo­ crines totalitarias (over-all) ante diverses aqentes estresores. Similarmente, en seres humanos (Ellertsen et al., 1978) existen respuestas hormonales de es­ trés de tipo totalitario, con inclusion directs de otros sistemas ademas del hipofiso-suprarrenal. Por consiguiente, la respuesta hormonal indi- cada por Selye podrfa ser unicemente un aspecto de la respuesta general de estrés que ocurre en los sujetos expuestos a los diverses estimulos estreso­ res; o, por lo menos, requiere una re-evaluacion y y contrastacion con los resultados de investigaciones recientes y futures. 662 4. Comentario al proceso de reaccion trifasica (sindrome oeneral de adaptacion). La expresion del estrés a través del tiempo sioue, segûn Selye, un paradigme fasico conocido como "sin­ drome general de adaptacion" (SGA). Tanto individuos humanos como animales expérimentales expuestos a es­ tresores exhiben unos patrones de reaccion temporal de estrés que recuerdan las très fases descritas por Selye, la reaccion de alarma, la Fase dé resis- tencia, y la fase de agotamiento. Siouiendo la in- dicacion de Selye, céda una de estas etapas présen­ ta patrones seme jantes ante distintos alarmigenos. Sin embargo, parece que résulta Factible separar dos patrones de reaccion en el SGA, uno de ellos esta relacionado con "estresores colinérgicos" y el otro con "estresores adrenérgicos". El calor es un estresor que induce primariamente efectos colinér- gicos y, al contrario, el frio produce efectos adre­ nérgicos (Arnold, 1967). Si la accion de los agentes estresores puede disociarse en e1 predominio de uno u otro sistema neurotransmisor, cabria esperar que existiesen diferencias en el SGA segûn que éste es- tuviese producido primordialmente por estresores 663 adrenérgicos o colinérgicos, La exposicion al frio provoca notable dismi- nucion del timo, nodulos linfaticos y bazo, duran­ te la primera fase ("reaccion de alarma") del 5GA. En la segunda fase ("fase de’ résïstencia"), retor- nan a su estado normal. En la tercera ("fase de ago- fI tamiento"), el timo y el bazo se reducen aûn mas que en la primera fase. Por el contrario, la exposicion | al calor induce hiperdesarrollo del bazo en la pri- ^ mera fase, normali zaci on en la fase de resistencia, f' y un hiperdesarrollo mayor durante la fase de agota- miento (Arnold, 1967). "Since the first and last phases of the "Adaptation syndrome" show sharp differences between adrenergic end chol1 ne rgi c stressors, there cannot be one always identical GAS to physiolo­ gical stress" (Arnold, 1967, p . 128). Este fenomeno, ademas, tiene una aplicacion directa para diferenciar fisiolbgicamente las emo- ciones. Si, como sugiere el autor, el miedo (al igual que el frio) activa los mécanismes adrenérgicos, y la ira (como el calor) este mas involucrada con los colinérgicos, se obtiens evidencia adicional para postuler que el SGA en el miedo posee un patron 664 tipo adrenérgico, y en la ira tipo colinérgico. B. HACIA UN nODtLD PS ICOFI51DLOGI CD DEL ESTRES El estrés, en termines de la doctrine de Selye, es una respuesta biologica de 1 organismo a un agente fisico o psiquico. El modelo de Sel­ ye es admisible en muchos aspectos pero, en cam- bio, algunos aspectos como el concepto de "ines- pecificidad" es controvertido y rechazado por mul- titud de investigadores. Mason (1966, 1971) modifi- ca el modelo biologico de Selye seRalandc la cua- lidad psicologica que envuelve al agente estresor y Bvidenciando, con ello, la dificultad de mante- ner un modelo "inespecifico" del estrés. Asi, los factores psicologicos relacionados con les reaccio- nes de activacion emocional a los agentes amena- zadores y desagradables son los responsables de las respuestas de estrés. Este nuevo modelo indi­ ce que incluso estimulos estrietamente fisicos (calor, frio, etc.) son evaluados psicologicamente por el individuo antes de que produzcan estrés. 665 For consiqui ente, el término "estres psicologico", aunque ha sido utilizado para referirse al estres inducido por estimulos psicologicos, es mas am- plio que esto abarcando, posiblemente, todes las respuestas p si co r i s i o logi cas de e-strés croducidas incluso por los eventos Fisicos de la vida (ejer­ cicio fisico prolongado, ayuno, frio, etc.), ya que estos eventos soelen ocurrir en situaciones inductoras de activacion emocional (vease la cri- tica al concepto de "inespecifici dad"). For tanto, si el estres no es una respuesta inespecifica y, en cambio, puede ser interpretado en términos de activacion emocional, uno de los aspectos que mejor caracterizan la existencia de estres es el aspecto emo­ cional; por consiguiente, ^es el estres una emocion mas? A nuBstro juicio, estres no se identifies con emo­ cion, aun cuando puedan existir muchos puntos comunes entre ambos conceptos. Desgraciadamente, algunos investigadores han identificado el estres con las emociones negativas, como la ansiedad, el miedo o el disgusto, provocando con ello que el término pueda llegar a ser inoperative y confuso. También es per judicial para la investigacion, y particular- mente para la teoria del estrés, confundir estrés 666 con estresor o situaciones productoras de es­ trés como, por ejemplo, estimulos auersivos, estimulos intensos, nuevos, répétitives, etc. Si el estrés se interpréta en términos de activacion emocional es necesario, por tanto, determiner los elementos que definen el estrés en el marco de esta activacion ya que, si no lo hacemos, podriamos caer de nuevo en el error de identificar el estrés bien con la emocion, o bien con la situacion estimular. 1. Estrés y emocion Posiblemente al final de este y los siquientes puntos dispongamos de material para establecer un concepto no contradictorio del estrés y, a su vez, operative para la psicologia experimental; sin embargo, en este punto nos limitaremos a ana- lizar algunas relaciones que existen entre estrés y emocion. El organismo, en condiciones de equilibrio, vive bajo la actividad normal de sus funciones psi- cofisiologicas, moduladas por los ritmos sueRo-v^ gilia. Bajo estas condiciones, el funcionamiento 667 fisiologico y psicologico esta sometido a nive­ las de activacion que, simi1armente,se conside- ran normales; esta activacion fluctua segûn las les vivencias diarias y, ordinariamente, esta aso- ciada siempre a emociones (amor, alegrfa, triste- za, etc.). El estrés emerge cuando ocurre una al- t.e r a c i o n en este f uncionamiento normal por la exis­ tencia de alguna amenaza externa o interna y el or­ ganismo, en estas circunstancias, reacciona de forma extraordinaria, realizando un esf ue rzo para contra- rrestar el desequilibrio (alteracion). En términos de Arnold (1967,p . 126), "stress should be called any condition of disturbed normal functioning. Consequently, the organismic reaction in stress is the extra-ordinary, intensified activity that is required to counteract the disturbance and restore normal functioning. Such extraordinary activity often includes goal-directed action(pain arouses an urge to escape, anger, an urge to fight). Thus, emotion is aroused together with the organic changes that are implied when we speak of the "stress syndrome", whenever we experience psy­ chological stress". 668 La respuesta de estrés es, por tanto, extraor- dlnaria. Implica un esf uerzo y existe una sensa- cion subjetiva de tension. Ademas, esto supone un incremento de la activacion y, por ende, del esta­ do emocional subjetivo vivenciado en el momento de estrés. Para Arnold (1967), el tipo de emociones que suele acompansr al estrés es el de "emociones de conflicto" (contending emotions ) como, por ejem­ plo, miedo, ira, congoja y ansiedad, en cont raposi- cion con otras emociones que no suelen coincidir con el estrés como la alegria o el placer. Efecti- vamente, segûn este criterio, el estrés no se iden­ tifies con emocion aunque éste acompaRe y determi­ ne en gran marnera los procesos del estrés. Bajo unas condiciones de estrés determinadas puede exis­ tir una u otra emocion, segûn las circunstancias individuales (evaluaciûn de la amenaza, experien- cia, etc.). Cuando en los estresores prédomina el factor psicologico ("estrés psicologico"), el es­ trés esta acompanado por emociones contending (Arnold); cuando prédomina el factor fisiologico ("estrés fisiologico"), los sentimientos intervinien- tes suelen fluctuer entre malestar y dolor. En 669 cualquier caso, la variable emocional vivenciada por el individuo es solo un aspecto del estres, El estres, por tanto, implica un proceso de reaccion especial (esfuerzo) del organismo para salvar su integridad (homeostasis) en cir­ constanciés determinadas (peligrosas). No es ni un estimulo ni una emocion, sino més bien una res­ puesta o estado del organismo total en condicio­ nes de esfuerzo. Muchas de las mas importantes de- finiciones de estrés asi lo admiten. Observemos, por ejemplo, las siguientes: Estrés es "the state of an organism where he perceives that his well-being (or integrity) is endangered and that he must divert all his energies to its protection" (Cofer y Appley, 1966, p. 653). "Stress is probably best conceived as a state of the total organism under extenuating circumstances..." (Appley y Trumbull,1967,p . 11). "(La) respuesta general, o esfuerzo, a toda clase de estresores -psicologicos o fisicos- se llama estrés..." (Kagan,1977,p . 19). 670 Estrés es "una condicion de hiperactividad del organismo en el que, por causa de estimulos, de intensidad y/o duracion desacostumbrada, se mo- vilizan ciertos mecanismos de deFensa en grado inhabituel para preserver su homeostasis e in­ cluso su vida, en su entorno" (Groen,1977,p .76). 2. Respuestas hormonales durante el estrés Une forma parcial de analizar el estado de estrés es a través de 1 estudio de los cambios fi- siologicos que se producen durante esta situacion. Durante el estrés se increments la activacion sim- patica y la activacion neurofisiologica general del organismo. A través de diverses procedimien- tos de analisis (eleetroencefalografico, de res­ puestas cardiacas, de respuesta galvanica de la piel, electromiografico, etc.) se ha podido eva­ luar el nivel de activacion fisiologica durante estrés. Indudablemente, gran parte de la activa­ cion fisiologica general observada en estado de estrés es producto de las modificaciones biooui- micas subyacentes, particulermente de las modifies- clones hormonales caracteristicas del estrés. 671 Existen suficientes euidencias para afirmar que la respuesta fisiologica de estrés se desa­ rrolla basicamente a nivel de modificaciones hor­ monales. Esto justifica sobradamente la importan- cia de estas sustancias en la regulacion de los patrones psicofisiologicos inherentes al estrés. De hecho, en la formulaciôn clasica de 1 estrés a través de las conocidas publicaciones de Sel­ ye, la activacion de la corteza suprarrenal se consideraba como la respuesta fisiologica prima- ria a los agentes estresores. Sin embargo, posi­ blemente la primera respuesta fisiologica de es­ trés se desarrolla en los tractos neurales que co- nectan los centres neurologicos de "evaluacion" con los centres neuroendocrinos. Durante el estado de estrés existe modifi- cacion de los niveles hormonales basales practi­ camente en todas las hormonas estudiadas. Esta modificacion puede ser compleja y no siempre viene representada por "activacion" hormonal. La activacion y/o inhibicion hormonal (tabla V ) détermina les modi ficaciones fisiologicas que se producen durante el estrés (tabla VI). Para evi- 672 Tabla V. Respuestas hormonales durante estados de estrés. Hormona o sistema Respuesta Sistema hipofiso-suprarrenal Activacion Sistema simpatico médulo-suprarrenal Activacion Sistema hipofiso-tiroideo Activacion Hormona del crecimiento (STH) Activacion Hormonas sexuales Inhibicion Insulina Inhibicion Vasopresina Acti vacion? AIdosterona Acti vacion? Prostraglandinas Activacion Endorf inas Activacion 673 Tabla VI. Indicacion de algunas de las manifesta- clones fisiologicas producidas durante estrés. Incremento de colesterol sangufneo Cambios metabolicos en: a) Lipidos (incremento de acidos grasos libres no saturados) b) Protefnas (catabolismo) c) Glûcidos (liberacion) d) Agua y sales minérales (disminucion de hierro y potasio) Cambios en el sistema nervioso (activacion) Cambios en el sistema cardiovascular (taquicardia) Modificaciones en el sistema respiratorio (aumento de la frecuencia respiratori a ) Cambios en el sistema gastrointestinal (incremento de secreciones géstricas, inhibicion de peristalsis) Cambios en el sistema sensorial (incremento de la agudeza sensorial) Alteraciones del sistema cutaneo (aumento de secre­ cion en las glandules sudorxparas) Cambios en el sistema urinario (poliuria), muscular (tension muscular), y locomotor (tension muscular) 674 tar una posible extralimitacion de nuestro trabajo, a continuacion aludiremos unicamente al contenirio de la table V. a) Sistema hipofiso-suprarrenal. No solo se inicic cientificamente la conceptualizacion del estres con la constatacioncfe que el eje hipof^ so-suprarrenal presentaba una notable sobreactiva­ cion; es que, ademas, el funcionamiento de este sistema hormonal se he estudiado mucho mas ex- tensamente que cualquier otro durante la expo­ sicion del organismo al efecto de agentes estre­ sores. Las investigaciones que confirman la exis­ tencia de activacion en este sistema tras la inci­ dencia de estresores son muchas, y algunas anti- guas. Similarmente, las respuestas hipofiso-supra rrenales (medida de 17-0HC5, medida de cortisol, etc.) se han evaluado en relacion con muy diver­ ses agentes estresores, lo cual viene a indicar que la activacion de la secrecion de hormonas cor- ticosuprarrenales no esta relacionada con estados especificos de activacion sino, mas bien, con un estado indiferenciado de activacion o arousal 675 emocional. En las tablas UII y VIII recogemos algunos trabajos significativos de la existen­ cia de activacion de este sistema hormonal ante situaciones estresoras. En une revision anterior a este nuestra, ya Mason (1968,p.595) habia con- cluido que las influencias psicologicas eran los estimulos naturales més potentes que se conocian para modificar la actividad del sistema hipofiso- suprarrenal, b ) Sistema simpatico médulo-suprarrenal. El sistema simpatico,particularmante el relaciona­ do con el funcionamiento de la médula suprarre­ nal, se ha demostrado incluso desde antiguo (Cannon y de la Paz, 1911) que posee una espe­ cial sensibilidad a los estimulos emocionales. De hecho, ha sido considerado clasicamente como el sistema de respuesta fisiologica habituai a situaciones con alto eontenido emocional, funda- mentalmente desde que Cannon (1916) postulé, en su teoria sobre las "funciones de emergencia", que el organismo respondla a las situaciones de emergencia mediants la activacion simpatica de 676 Tabla VIL Situaciones estresoras oue producen activacion hipofisD-suprarrenal (en animales expérimentales). Situaci on Investigacion Inmovilizacion (rata) Selye (1936) " (cerdo guineano) Burstein et al (1966) Shock eléctrico (raton) Levine y Treiman (1966) " (mono rhesus) Mason (1968) Shock luminoso (rata) Hill et al (1967) Ruido (rata) Hill et al (1967) Manipulacion (rata) Ader et al (1967) Hacinamiento (raton) Christian (1955) Lucha (raton) Bronson y Eleftheriou (1965a) Lxpectacion de lucha (raton) Bronson yEleftheriou (1965b) " (mono rhésus) Mason (1959) Confinamiento (raton) Marsh y Rasmussen (1960) Novedad (rata) Fortier (1958) " (mono rhesus) Mason et al (1957) 677 Tabla VIII. Situaciones estresoras que producen activa­ cion hipofiso-suprarrenalÇen seres humanosX Si tuacion Investi gacion Combats bélico (oficiales) Bourne (1971) Combate bélico (soldados) Elmadjian (1955) Paracaidismo Levine (1978) Instruccion de pilotes Pincus y Hoagland (1963) Situaciones novedosas Shanan et al (1965) Peliculas üadeson et al (1953) Competiciones deportivas Frost et al (1951) Cntrevista psicologica Hetzel et al (1955) Pre-operacion quirûrgica Price et al (1957) Familiar con leucemia Hofer et al (1972) Tareas monotones Bliss et al (1956) Calcule mental Tatai et al (1951) Cxamenes (estudiantes) Bliss et al (1956) Privacion perceptual Zuckerman et al (1966) 678 la médula suprarrenal con secrecion de catecola- minas. Al igual que ocurrfa con el sistema corti- cosuprarrenal, la activacion de la médula supra­ rrenal •' ...appear sensitively to reflect relati­ vely common, psychological reactions associated with "everyday" events, tasks, and activities. As in the case of the pituitary-adrenal cortical sys­ tem, it appears that the central nervous system may exert an ongoing "tonicity" on catecholamine levels which reflects environmental and psycho­ logical factors" (Mason,1968,p.646). Los intentos de disocier las respuestas de las dos catecolaminas mas importantes, adre­ nalins y noradrenaline, han provocado muchas dis- cusiones y pocos acuerdos, Recordemos que este pro­ blems fue t ret ado a comienzos de este capitule y, a grandes rasgos, senalabamos que las respuestas emocionales al estrés en forma de ansiedad o miedo se asociaban mas especfficamente a la secrecion de adrenaline, mientras que la ira o agresion lo eran con la noradrenaline. Un argumenta paralelo y par­ cialmente defendido por Mason (1968) indice que las situaciones estresoras evaluadas como "novedo- 679 sas" o "inciertes" inducen un predominio de secrecion de adrenaline, y las mes estereotipa- das (pero también estresoras) inducen predominio de noradrenalina, No obstante, este proceso de di- sociacion.aun no oueda claro ni aqui ni en inves- tioaciones mas recientes (Hansen et al., 1978), lo cual suqiere que son necesarias investigaciones adicionales ampliamente controladas para poder emitir una hipôtesis mas conclusive a este respec­ ta. Sin embargo, existe una base fisiologica que en cierto modo fundaments la posibilidad de dicha diferenciacidn va que, segun ha demostrado Eranko (1955), pueden disociarse células en la medula su- prarrenal que secretan predominantemente adrenali­ ne o bien noradrenalina. Como era de suponer, diverses situaciones de estrés (estresores) estimulan la secrecion de adrenalins y/o noradrenalina. En la tabla IX expo- nemos un resumen de algunas investigaciones refe- ridas a diferentes situaciones de estrés (o estre­ sores). 680 Tabla IX. Situaciones estresoras que inducen activacidn de la secrecion de adrenalina y noradrenalina.(Todas las i nuest i oaci ones ref eridas aoui se basan en analisis de orina de estas sustanci as en seres humanos). Situacidn Investigacidn Paracaidi smo Cntrenamiento de pilotos Shock eléctrico Situaciones novedosas Priuacidn sensorial Priuacidn de sueMo Competiciones deportivas Pe lieu l'as Cxâmenes (estudiant.es) Concentracidn mental I nestabilidad gravi tato ri a Hansen et al (1578) Klepping et al (1963) Prankenhaeuser et al (1965) Toison et al (1965) Mendelson et al (i960) Metz et al (i960) Elmadjian (1959) Levi (1965) Bogdonoff et al (1959) Frankenhaeuser y Patkai(1965) Prankenhaeuser et al (1962) 661 c) Sistema hlpdfiso-tiroid e o . Las primeras evidencias sobre la activacidn del e je hipdfiso- tiroideo por estimulos estresores provienen de observaciones clinicas (Bram, 1927; Gibson, 1962; etc.). La ifnea fundamental defendida a tra- vës del resultado de amplias observaciones clfni- cas fue que el hipertiroidismo humano se produce, en la mayor parte de las circunstancias, a causa de un estado inicial de estrés. La asociacidn e n ­ tre agentes estresores emocionales e hipertiroi- dismo permits establecer un importante postulado etioldgico de esta alteracidn endocrine constitu- yendo, salvo casos especiales de etioldgia clara- mente bioldgica, a la respuesta tiroidea de es­ trés como uno de lo s factores mas importantes en la determinacidn del estado hipertiroideo pa- toldgico. De esta forma, es Idgico suponer que los agentes estresores estimulan eficazmente la fun- cidn tiroidea (en la tabla X indicamos algurios tipos de situaciones estresoras que, en e 1 se r humano, se h an evidenciado eficaces para estimu- lar la actiuidad del tiroides). Posiblemente, una de las consecuencias mas significatives que se des- 682 Tabla X. Situaciones estresoras Que Inducen activa- cion del sistema hipdfiso-tiroideo. (En seres humanos). Situacion Investigacion Simulaci ones bélicas Dohannson et al (1970) Pelfculas Alexander et al (1961) Examenes (estudiantes) Tingley et al (1956) Competiciones deportivas Uolpe et al (1960) Cntrevista psicologica Hetzel et al (1952) Asociaciones desagradables Levine y Ziegler (1925) 683 prenden de estos estudios (algunos reflejados en la table X) es que, una vez iniciada la sobreac- tivacion tiroidea, esta puede prolongarse durante bastante tiempo, por ejemplo, durante varias semanas Si bien en seres humanos se ha constatado un claro fenomeno de "activacion" tiroidea ante situa­ ciones estresoras, en investigaciones con animales los resultados son mas contradictories segun se concluye de la revision de Mason (1968). Sin em­ bargo, evidencias adicionales permiten sugerir que la actividad tiroidea, en animales expérimentales, responds a los agentes estresores incrementando su activacidn en lugar de inhibirla. Barnett y Evans (1966), por ejemplo, refirieron que las rates ex- puestas permanentemente el ataque de otras ratas terminaban con hiperdesarrollo tiroideo y claros signos de hipertiroidismo. Por otra parte, la in- vestigacidn de Mason y Mougey (1972) sehala que es suficiente el hecho de sujetar al animai (mono rhe­ sus) en ia silla de experimentacidn para que su ac­ tividad tiroidea se increments notablemente. 684 d ) Hormona del crecimiento. La hormone del crecimiento o somatotropic hormone (STH) se pen­ sé que respondia actiu.emente a los estimulos es- tresores psicoldoicos en razon a la conclusion de algunas investigaciones preliminares. La exposi- cidn de un animal (mono rhesus) a la presencia de estimulos auersivos (un pinchazo, un extrano, etc.) provoca un rapido incremento de STH plas- matico (Meyer y Knobil, 1957). Algunos autores, incluso, han llegado a postuler que las intensas reacciones afectivas que se establecen entre madré e hi jo, en el mono rhesus, provocan modi- ficaciones significativas en la secrecion de STH (Knobil, 1966), sugiriendo que las interacciones sociales (estimulos psicoldgicos) determinan los patrones de secrecion de STH. Tambien en el mono rhesus, se ha visto que las sesiones de condicio- namiento aversivo (shock eléctrico) producen un sig­ nificative incremento de STH (Mason, 1968; Feldman y Broun, 1976). La utilizacion de esta hormona para medir el nivel de respuesta fisiologica durante estrés en el se r humano es muy importante porque, en condiciones 685 normales, los niueles plasmatlcos "linea base" de STH son casi cero (Ueitzman, 1976) (recordemos que la hormone se libera episodicamente). Estos nive­ lés basales se elevan signiFicativamente ante es­ timulos psicoldgicos como los producidos por exa- menes Finales (SyvSlahti et al., 1976), por saltos de paracaidismo (Ueitzman y Ursin, 1978), etc. La liberacidn de STH ante estresores psicoldgicos, al ioual que la de cortisol (fig. 68) y catecola- minas, refleja el nivel de activacidn fisioldgica, la elevada sensibilidad de la STH a taies estimu­ los, y la posibilidad de que la STH sea utilizada en un future como criterio fiable del nivel de ac­ tivacidn psicofisioldgica, e) Hormonas sexuales. Experimentalmente, la inhibicidn de la actividad sexual y del tamaRo de las estructuras génitales, tanto en machos como en hembras, ha rsido. relacionada con la exposicidn del organisme a situaciones estresoras (Christian, 1955; Selye, 1960; Bronson y Desjardins, 1971). Igualmente, en seres humanos se ha observado que algunos eventos de la vida con propiedades estre- 686 h o r m o n e 10- _ 100- p l a s m a i n s u l i n 2o Figura 6 8 . Curves de respuesta hormonal aguda a 2 horas de sesiones de condicionamiento de evitacion en monos rhesus. (Segun Mason et al., 196Bd, p.765). 587 soras como gusrras, viajes, cetastrcfes sociales, emigracion, etc., son efectivcs para inhibir la funcion hip 6 fi s o- s ex ua 1 en 1 a mcjer, provocando a lt e r a c i o n e s •menstruales y, a ueces, ausencia to­ tal de la tnenst ruac i 6n (Bleuie r, 195^). Estos acon- tecimientos se explican facilmerte si consideramos la interaccion neuroendocrine hipotalsmo-hipofiso- sexual; senalan, a su vez, cue en el se r humano, al igual que ocurrfa en los animales, los acontecimien- tos estresantes inducen inhibicio'" de las funciones sexuales. Cl in i came n te , segun se oesrrende de los clasi- cos trabajos de Bleuler (155^,, ics desordenes gi- necologicos por estrés han side mas faciles de ob­ server que las posibles altereciones sexuales ma s ­ culines ligadas al estrés; esto no implica la inexis- tencia de estas altereciones en el veron. De hecho, el sistema sexual masculine es también particular- mente sensible a estimulos estresores como, por ejemplo, situaciones pre-quirurgicas (Carstensen, 1973) y pruebas de seleccion de paracaidistas (Davidson et al., 1976), produciendose una disminu- cion significative de testosterone plasmatics du- 688 rante el estado de maximo estrés (fig. 59). Incluso existen evidencias de cue el nivel de estrogenos en la orina del macho sufre una no­ table disminucion tras la exposicion del animal al efecto de situaciones estresoras, Asi, 1 os niveles en orina de estradiol, estriol y estro­ ne en el mono rhesus macho decaen tras la adicion de estimulos aversivos (Mason et al., 1968a) (fig.70); de forma similar, los androgenos (figs. 71 y là) exhiben un patron similar de depresion tras el efedto de la situacion estresora (Mason et al., 1958b), f. Insulina. La insulina desempens un papel esencial en la regulacion del métabolisme de la glucosa. En la diabetes m e l l i t u s , enfermedad ca- racterizada por un notable descenso de insulina, existen niveles elevados de glucosa sanguines ( hiper* glucem-iè). Uno de los efectos de la insulina sobre la glucosa es que la almacena en el higado en for­ ma de glucogenq, quedando asi lista para su opor- tuna utilizacion por el organisme. La disminucion del nivel de glucosa en la circulacion sanguines 689 Testosterone(ng/ml) 12r JL B 1 Î 5 n Jum* day no Figura 6 9 . Niveles plesmaticos de testosterone durante un periodo de entrenamiento y seleccion de p a r a c a i d i s t a s , B= basal; los numéros de la abs­ cise (l-ll) indican los dias de "salto" en oue se tomsrcn los niveles de testosterone. Las primeras barras senalan los niveles de testosterone corres- pondientes a las muestras tornades i n mediatamente des* pues del salto; las segundas indican los niveles de las muestras tomadas 20 minutos despues del salto. (Segun Davidson et al . ,1978,p.55). 690 u rinary e s t r o n e URINARY Estradiol NOT U R I N A R Y E S T R I O L TOTAL ESTROGENS N O T V. p. AKMV n m ro n iiA rii Figure 7 0 . Valor medio de estrona, estradiol, estriol y estrogenos totales, e n crina, consi- derado como respuesta a 72 horas de condicio­ namiento de evitacion en monos rhesus. (Segun Mason et al., 1968a, p . 700). 691 mtKKNZt AND N« 6 Æfiz I ET 10. N- 6 0 H E A e I * S • ! - 5 DATS riO U ra 7 1 . Valor medio en orine de an d ro s ­ teroma (AND), etiocolsnolona (ETIO), y dehidro- epiandrosterona (DHEA), consirieradas como res- puestas a 72 horas de condicionamiento de evi- tecion en monos rhesus. (Segun Meson et el., 1968b, p . 716). 592 permits que parte del glucogeno se transforme en glucosa utilizable. La glucose es un elemento indispensable para la uerificacion de los proce- sos energeticos, particularmente para el meta b o­ lisms del s istema.nervioso. Es de suponer, pues, que el organisme necesita disposer de niveles ele­ vados de glucosa cuando esta sometido a situaciones de esfuerzo como, por ejemplo, durante algûn estado de estrés; la liberacion elevada de insulina duran­ te una situacion de esta indole serra contraprodu- cente para los fines de "trabajos de emergencia" que debe llevar a cabo el organisme. En nuestra breve consideracion sobre la liberacion de insuli­ na durante estrés implicaremos, por consiguiente, la interaccion de esta hormona en el marco del me- tabolismo de la glucosa. Uno de los primeros autores que relaciono la glucosa con el estrés fue Cannon (1929) al pos­ tuler que los mas diverses agentes estresores indu- cian liberacion de glucosa ("glucosuria emocion-al" ), produciendose lo que é 1 denominaba "sindrome de mo- vilizacion de energfa". Paralelamente, algunas evi­ dencias clinicas (Danowski, 1953) sehalaron casos de 693 diabetes mellitus producirias por estrés emocional. Una posible formulacion teorica sobre estas eviden­ cias podria consistir en afirmar que la respuesta de estrés implica inhibicion de insulina y libera­ cion de glucosa. Sin embargo, résulta dificil admi- tir esta ûnice relscion puesto que, tanto los nive­ lés plasmaticos de glucosa como los de insulina, p u e ­ den modificarse por el efecto de otras hormonas como el cortisol y las c a t e c o l a m i n a s , sustancias que son liberadas activamente durante estrés. Asi, el corti­ sol increments la gl u co n e o g é n e sis y las catecolaminas la glucogenolisis elevando, con ello, la glucosuria en los estados de estrés (Eide y Atteris, 1978); por otra perte, la adrenalina puede inhibir simultanea- mente el nivel de insulina plasmatica (Kris et al., 1966). En une investigacion referida por Mason et el (1968c), se demostro ia existencia de una importante inhibicion de insulina, e incremento de glucosa, en monos rhesus sometidos a sesiones de co n dicionamien­ to aversivo. Aun cuando se podria so spe ch a t .. que la respuesta decreciente de insulina tuviese algûn sig- nificado con el aprendizaje, mas que cor el estrés, los autores desterraron esta hipôtesis en razon a 694 Que este mismo tipo de respuesta se producia an­ te otros estimulos aversivos libres de procesos de condicionamiento. En ultimo termine, si bien se demostro en esta investigacion un descenso brusco de insulina plasmatica y un ascenso de glucosa plasmatica, los autores (Mason et al., 1958c) argumentan que, a raiz de los resultados de este trabajo, la fuerte disminucion de insu­ lina durante el estado de estrés no se explica que esté totalmente mediatizada, o que mediatice totalmente, a través de los procesos del métabo­ lisme de la glucosa, postulando que debera rela- cionarse con otros mécanismes aun desconocidos y dependientes de las respuestas psicofisiologi- cas de estrés. En la figura 58 pueden observarse los patrones de respuesta hormonal de insulina, glucosa, 17-OHCS y hormona de 1 crecimiento, en mo­ no s rhésus expuestos a estresores aversivos. Las respuestas de insulina y glucose, por tanto, pue­ den ester mediatizadas por otras hormonas taies como las catecolinas y los glucocorticoide s , aun cuando no se descerta una interaccion directe en­ tre insulina y glucosa. 695 g. Vasopresina y a l do s te r on a . Aunque funcionan a través de procesos diferentes, ambas hormonas p u e ­ den favorecer la retencion de agua en sangre. El vo- lumen de orina, por consiguiente, podria se r un indi- cador indirecto de la actividad de estas hormonas. El efecto de los agentes estresores sobre el volu- men de orina h s sido considerado de tipo antidiuré- tico tanto en animales expérimentales ( V/e r n e y , 1947 ) como en humanos (Schottstaed et al., 1956). Si n embargo, este hipôtesis no siempre ha sido acepta- ta cor algunos investigadores que han obtenido re­ sultados opuestos (Hofer y Hinkle, 1964). Une po s i­ ble explicacion de esta discordancia puede residir en la imperfeccion de los diseRos clinicos o e xpé­ rimentales utilizadoE en estas investigacionea. Este efecto antidiurético esta producido, a juicio de Verney (1947), por un incremento plasma- tico de la hormona vasopresina durante el estrés. Esta suposicion f ue corroborada con evidencias més directes en un trabajo posterior (M.irsky y Stein, 1953) donde se observé elevacion de vasopresina plasmética y efecto antidiurético en estados de estrés. A si pues, une de las respuestas fisiologi- 696 cas del estrés séria la actiuacicn de liberacion de la hormona posthipofisaria vasopresina que, a su vez, produciria los efectos a n t i d iu r ét i co s . La aldosterona es también una hormona impo r ta n ­ te porque régula el balance ionico del organisme, par- ticularmente de los iones sodio (Na ). Aun asi, ha recibido escasa atencion en relacion con el estudio de su actividad durante el estrés. Investigaciones clinicas han subrayado la existencia de niveles elevados de aldosterona en la orina de pacientes diegnosticados con neurosis de ansiedad (Lamson et al., 1956; Elmadjian, 1962). También, se han constatado niveles altos de aldosterona en la orina de sujetos expuestos al efecto de agentes e s t r e ­ sores aversivos (v/enning et al., 1956) y al efecto de 1 estrés producido en estudiantes por los exame- nes (Uenning et al., 1957). En una investigacion referida por Mason et al (1958e) en la que se utilizaron técnicas mas moder- nas para el analisis en orina de la aldosterona, se obtuvieron dos tipos de respuestas diferentes d u ­ rante un programs de condicionamiento aversivo œ n monos rhesus; en un grupo de animales existio un 697 patron bifasico, con depresion de aldosterona duran­ te las sesiones de condicionamiento y con elevacion durante el periodo de recuperacion ; en el otro gru­ po existio elevacion al comienzo del programs y re- greso, posteriormente, a los niveles basales. El grupo que exhibio descenso de aldosterona durante las sesiones de estrés evidencio también mayor efec- tc antidiurético. Los autores interpretan los resul­ tados de esta investigacion en términos de que exis­ te una estrecha interaccion entre vasopresina, volu- men de orina y aldosterona durantes estrés; y, por otra parte, indican que aunque los resultados no son conclusivos apoyan la hipôtesis de la reduccion del volumen de orina durante estrés. Si n embargo, no han podido explicar convincentemente la depresion de al­ dosterona observada en uno de sus grupos durante las primeras respuestas de estrés. h. Prostaqlandinas y endorfinas. Einalmente, hacemos referencia a estos dos tipos de sustancias porque algunas evidencias recientes senalan que p ue­ den poseer unarelacion importante con el estrés. Ademas, ambas sustancias poseen un campo de aplica- 698 cion en psicologfa t al vez insospechado en estos momentos. No debemos olvidar, por otra parte, que la incorporacion de estas sustancias al campo cien- tifico es relativamente reciente, particul armente con respecte a las endorfinas. Por consiguiente, es permisible pensar que el corto présente de es­ tas sustancias les otorga derecho a un largo y es- peranzador future. La incidencia de las prostaglandinas en el es­ trés se ha formulado recientemente en términos de "primeras sustancias" que mediatizan las respuestas hormonales de estrés (Hanukoglu, 1977). Una funda- mentacion de este postulado viene dada por algunas observaciones que seRalan incremento de prostaglan­ dinas en las respuestas de estrés a estimulos noci­ ves, incremento que a su vez estimula la liberacion de ACTH (finestone, 1978). Si bien estas evidencias no deben llevarnos necesariamente a una reformula- cion del estrés, al menos pcdran aportar conoci- miento sobre mécanismes aun desconocidos como, por ejemplo, los mécanismes psicofisiologicos que media­ tizan las respuestas hormonales ("afferent limb"). La liberacion de endorfinas durante estrés se ha constatado para le endorfina-P en la rata tras 699 la administration de estimulos estresores, como han senalado recientemente algunos investigadores (Gui- llemin et a l , 1977; Rossier et a l,1977). Esta libe­ ration se produce paralela a la de la hormona lipo- tropa (8-LPH) y adrenocorticotropa (ACTH). Esta aso- ciacion, eue puede poseer un significado psicofisio- logico, no debe extraRarnos si consideramos el paren- tesco fisiologico y puimico que existe entre ambas sustancias (Krieger, 1978). i . Comentario: respuestas hormonales durante el e s t r é s . Hemos visto que el estrés puede definir- se en termines de respuestas hormonales. También, hemos puesto de relieve que estas respuestas pueden referirse a la casi totalidad de 1 equipo hormonal. En cambio, la indole de las respuestas varia en fun­ cion del tipo de hormona o sistema hormonal especi- fico. De modo general, algunas hormonas responden in­ crementando su liberacion como, por ejemplo, les hor­ monas de la corteza y médula suprarrenal, las hormo­ nes del tiroides, la hormona del crecimiento y otras hormonas hipofisa ri a s . Algunas, por el contrario, res­ ponden de forme opuesta, esto es, frenando su libera­ cion como ocurre con las hormonas sexuales y la insu- 700 lina. En otras se observa un patron mas incierto, co­ mo en la aldosterona. For ultimo, otras acaban de se r introducidas en la teoria del estrés; este es el caso de las prostaglandinas y endorfinas. El control neuroendocrine de las respuestas hormonales viene determinado, en ultimo término, por los centres hipotalamicos especificos oue di- rigen le actividad hormonal (fig. 72)* aun cuando intervengan en el proceso de control otros centres neuroendocrinos limbicos y corticales (figs. 61, 62 y 63). Hemos interpretado separadamente los distin- tos sistemas hormonales. Esto no signifies, en nin- gûn momento, que cada sistema hormonal funcione in- dependientemente de los demas, ni que las respuestas tengan un significado aislado (ver apartado siçuiente); ha sido, unicamente, un procedimi ento metodologico para poder c e n t r â m e s parcialmente en cada hormona o sistema concrete. De hecho, la secrecion y/o inhi­ bicion de una hormona supone la posibilidad de un e- fecto sobre otras o sobre un circuito o mécanisme que régula la funcion de muchas otras. Van îmschoot et al (1976) han propuesto un modelo general de fun- cionalidad neuroendocrina (fig. 73) oue no es mas 701 CORPUS CALLOSUM FORNIX ANTERIOR COMMISSURE THALAMUS STRIA TERMINALIS SEPTAL ZONE ANTERIOR%̂ ?ZONE BRAIN STEM MAMMILLARY BODY VENTRAL AMYGDALO HYPOTHALAMIC L TRACT OPTIC CHIASM ANTERIOR PITUITARY Fioura 7 2 . En la figura se muestra el hiootalamo h u ­ mano (derecho) y la hipofisis. 5e ilustra Is division funcional del hipotalamo en dos zonas inhibidoras reciprocas, la anterior y la posterior. La zona an­ terior inhibe las respuestas hipofiso-suprarrenales y simpatiCO-suprarrenales del estrés! on cambio, la zona posterior facilita estas respuestas. También se mues- tran las aferencias que lleqan al hipotalamo desde el lobulo temporal, incluyendo la stria terminalis y el tracto amigdalo-hipotalami CD ventral desde la amig- dala, y el fornix desde el hipocampo. Estas af eren­ cias modulan el balance de actividad entre la zona anterior y la posterior. (Begun D k e n ,1967,p .63). I t^otdes I cn/esterol suprarrenal * I-------------------------------------- \hidratos de carbono^ agua y sales minérales diversos sistem as f ioura 7 3 . Conexxones biolooicas durante el estrés Dsicolooico. (Adaptado de Van Imschoot et al., 1974, p .205), ( ) vxas simpaticas; (---- ) via: neruiosas centrales; (•■»— ► ) catecolaminas; (---- ) ACTH; ('’«’«**•) glucocorti coides ; (•••') hormona del crecimiento; (---) mi ne ra lo co r t i coi de s ; (»•■•) hormona tirotropa; ('--■►) tiroxina. 7 03 que un intento de esq u em a ti 2 aciôn integrada de la atnplia respuesta neuroendocrina a las situaciones est re so r as , 3. Oroanizacion de las respuestas hormonales durante el e s t r é s . A través de las descriociones due hemos desa- rrollado en el apartado 2, se ha puesto de relieve que el sistema endocrino es muy sensible a la pre- sencie de estimulos psiccl o gi c os . La respuesta h o r ­ monal cbl organisme a los agentes estresores es muy compleja e incluye, practicamente, a todas las h o r ­ monas estudiadas, lo cual signifies que existe un proceso totalitario de respuesta endocrine. Por c on­ siguiente, la Forma mas adecuade de analizar la mo- vilizacion hormonal durante el estrés debe consis­ tir en hacerlo estudiando como responds el sistema endocrino en su totalidad. Aunque inicialmente se habianestudiado, prefe- rentemente, respuestas hormonales aisladas. Mason (1968, 1975a) ha propuesto une nueva metodologia consistante en estudiar totalitariamente ("over- a ll ") estas respuestas. Segun este nuevo enfoque, se pue- 704 den observer dos pautas Fondamentales en la respues- ta hormonal durante e 1 estrés, utilizando como cri- terio la direccion que toma el cambio hormonal (Fig. 7 4 ). La primera pauta incluye un subgrupo de hormonas constituido por los 1 7-hi droxicorticos­ ter o i de s .( 1 7-OH C3 ) , adrenalina, noradrenaline, ti- roxina y hormona del crecimiento, y se caracteriza por una répida subida de los niveles de estas hormo- nas. La segunda pauta se caracteriza por una caida inicial del nivel hormonal y en ella se incluyen los androgenos, estrogenos e insulina. Temporalmente, las hormones pue adoptan la forma de respuesta de la primera pauta muestran un patron monofasico (ascen- so-rscuperacion), mientras que las de la segunda pauta adoptan .un patron bifasico (descenso-ascenso). Dentro de la primera pauta, o monofasica, le acti- vidad tiroidea es la que permanece incrementada durante mas tiempo, alcanzando los velores mas elevados incluso después de interrumpir la exposi- cion del individuo al procedimiento estresor. Un:ênalisis detenido del tipo de hormones que se movilizan siguiendo una u otra pauta nos hace ver que las hormonas de la primera pauta, o patron mono- 705 rTH " u * » I N * ( * y VOLUME rig'j re 7 4 . Patrones de multiples respuestas ho r ­ monales a un programs de condicionamiento de evi- tacion de 72 horas (3 dias) en el mono rhesus. Les respuestas se interpretan como reaçciones biologicas a la presencia de estimulos estresores (aversivos) mas que como respuestas de condicionamiento, ya que otros estimulos similares e independientes de feno- menos de aprendizaje inducen estas mismas respuestas (Segun Mason, 1968, p . 775). 7 06 fasico, ss caracterizan por se r hormonas que, me­ tabolic amen t e hablando, inducen efectos "cataboli- cos" en el organisme. Al contrario, las hormonas de la segunda pauta, o patron bifasico, ejercen efec­ tos " anabdlicos". For consiguiente, durante el es­ trés existirfa una respuesta global "ergotropa" con actividad catabolica y otra "trofotropa" con actiuidad anabolica. Algunas hormonas, tales co­ mo la aldosterona y la vasopresina, no se han en- cuadrado directamente en estos patrones aun cuando pudieran estar relacionadas con alguno de ellos. Este tipo de respuestas, incluyendo las de vesoore- sina y aldosterona, ejercen un efecto importante sobre la direccion de los procesos metabolicos y, por tanto, un efecto directe sobre la adeptacion del organisme ante las situaciones estresoras que, por su calidad de estresora, inducen desequilibrio homeostltico en el individuo. Mason (1956) ha in- terpretado la existencia de estos patrones genera­ tes de respuesta hormonal asociandola al principle de "inhibicion reciproca" observado en la coordina- cion funcional de los sistemas esqueletico-muscular y autonome; le coordinacion que existe entre estos 707 sistemas es antagonica y tiene, también, una clara finalidad adaptative. Recientemente (Ellertsen et al., 197B) se ha estudiado la respuesta hormonal totalitaria a si­ tuaciones estresoras, .obseruando la correlacion en­ tre todas las variables hormonales (fig. 75) y la estructura factorial (fig. 76). Es de destacar que la correlacion existente entre las distintas varia­ bles hormonales sufre importantes mo d ificaciones a medida que se repiten las pruebas e s t r e so ras ;este fenomeno puede reflejar el efecto del c o p i n q . En todo caso, las cor re 1acione s mas consistantes se Bstablecen entre adrenalina y n oradrenali n a . Simi- larmente, la estructura factorial se modifies con­ forme los individuos se adaptan a las pruebas; sin embargo, la estructura factorial de le ultima prue- ba evaluada (dia 11) no adopta el patron observa­ do en el estado basai, lo cual sugiere que toda- via existe en dicho dis cierto grade importante de activacion. La estructura factorial constata la emer- gencie de très factores bien caracterizados : a) Factor 1«= factor catecol a mi n as . A niveles de elevada activacion (dies 1 y 2), este factor posee 708 BASAL JU M P DAY 1 JUMP DAY 2 0 0 JUM P DAY 5 0 0 JUM P DAY 11 Figura 7 5 . Correiaciones entre variables hormonales en individuos sometidos a saltos de entrenamiento de paracaidismo. Las ca te col aminas corresponden a las muestras de orina tomadas a nivel basal y despues de cada salto. El resto corresponden a muestras de san- ore tomadas a nivel basal y 20 minutos después de ca­ da salto. Las lineas continuas indican correlacion positiva y las discontinuas negativa. Les lineas mas gruesas senalan correlacion alta (-^.90), las mas Ti­ nas correlacion media baja (~,30). TE, t e stosterona; GH, hormona del crecimiento; NE, norepinef rin a ; E, epi- nefrina: FA, acidos grasos libres; C5, cortisol; G 3 , clucosa en sangre. (Segun Ellertsen et a l , 19 78, p . 109 )-. 709 11 ®® _ n ® © 0 ® ©•«n ® ® ® @ A 0 ® ® ® A ® Figure 7 6 . Estructura factorial corresp o nd i ente a los niveles hormonales basales y post-salto. Las muestras sangufneas post-salto se tomaron 20 m i n u ­ tos después de cada salto. Las muestras en orina post-salto se utilizaron para la determinacion de las c at e c o l a m i n a s , En la fig. 75 se explican las abre- viaciones, (Segun Ellertsen et al , 1978,p . 1 1 4 ) . (Los eutores utilizaron rotacion Varimax). 710 correiaciones importantes con la glucose. Cuando el nivel de estrés es mas moderado, esta correlacion baja y se hace insigniFicante para el factor cate- colaminas. La testosterone correlaciona negativa- mente con este factor durante los dos ultimos dies de pruebas; posiblemente refleja el efecto de los dias anteriores cara ct e rizados por un nivel de ac­ tivacion mas elevado, b) Factor 2= factor c o rt i so l . Las correiacio­ nes mas consistantes con este factor se evidencian para el cortisol y la hormona del crecimiento, par- ticularmente para el primero. Gtra variable oue co- rrelaciona con el factor cortisol es la glucosa. E s ­ tas evidencias corroboran el postulado de Mason (fig. 68) segun el cual los niveles plamaticos de cortisol, hormona del crecimiento y glucosa, sobre- todo los dos primeros, pueden usarse como criterio fiable del nivel de activacion psicofisiologica. No existe correlacion, o si la hay es negativa, entre este factor y los acidos grasos libres. c ) Factor 3= factor testosterona-acidos orasos l ibres. Este factor es mas cqnsistente para las muas- tras hormonales tomadas inmediatamente después de la 711 prueba (no hemos reproducido la estructura facto­ rial c 0 rrespondiente a estas muestras) pero menos consistante para las muastras tomadas 20 minutos post-salto. En general, la estructura factorial obtenida por Ellertsen et al (1978) no contradice las con- clusiones preliminares de otros investigadores (Mason, 1968) que, sin utilizer analisis factorial, evaluaron totalitariamente la "organizacidn" de las respuestas hormonales durante el estrés. Futures in­ vest igaciones deberan aportar nuevos datos para vali­ da r le estructura factorial propuesta por estos au- tores. 4. Fectores coqnitivos; percepcion, interpre- tacion y e v a l u a c i o n . Hemos comentado en otros apartados oue la cla­ ss de emocion vivenciada (ansiedad, depresion, ira, miedo, etc.) por un individuo depends fundamental- mente de la evaluacion cognitive (apprai s a l ), aun cuando el efecto de la evaluacion pueda reflejar- se dif e rencialme'nt6 en algunas variables psicolo- gicas. Durante el estrés generalmente existe al- 712 guna de estas emociones ya que el estrés implica, de suyo, cierto grado de activacion emocional (para Arnold, 1967, intervienen las emociones c onte n di n g) , Emocion y estrés van unidas pero no son la misma cosa (ver nuestro apartado sobre es­ trés y emocion). Inicialmente se penso que la emo­ cion era el factor fundamental que organizaba la conducts defensive durante el estrés, si n embargo, la emocion debe se r considerada mas como un efecto oue como una causa. ” I want to support the notion that the whole equation should be turned around, that emotional reactions should be regarded as effects rather than causes, and that these effects, in turn, depend heavily on cognitive processes. It is the cognitive processes leading to emotion that organize behavior, not the emotions themselves" (Lazarus, 1967, p . 152). El estrés, o respuesta psicofisiologica total del organismo, tanto en su cuelidad como en su cantidad, es un proceso depen- diente del resultado de la evaluacion cognitive. La evaluacion depends de la percepcion e interpre- tacion y , en ultima instancia, produce la respuesta de estrés. 713 Las respuestas hormonales durante estrés arro- jan notables diferencias individuales aunque los estimulos sean identicos (Mason,1968; Ursin,1978; Baade et al,197B; K rohne,1978), reflejando con ello el efecto de la experiencia y la personalidad indi­ viduales. Ademas, las propias diferencias culturales modifican sustancialmente los patrones de respues­ ta fisiologica ante una misma situacion estresora (Lazarus,1967). Esto sugiere que idénticas situa­ ciones de amenaza son percibidas y evaluadas dife- rencialmente segun la personalidad del individuo, y que la evaluacion résultante constituye la base cau­ sal de los eventos posteriores déterminantes del corns- tructo que denominamos estrés. La respuesta hormonal totalitaria induclda por la evaluacion cognitive de una situacion amenazante ha sido interpretada inicialmente en términos de "reaccion anticipatoria" (Mason,1968). Esta respues­ ta an ticipatoria produce un efecto recfproco sobre los propios mécanismes cognitivos, asi como sobre los mécanismes fisiologicos periféricos "preparando el organisme para hacer frente e la situacion ame­ nazante y, por consiguiente, anticipandose en aigu- 714 nas circunstancias a la lleqada efactiva del agen­ te estresor. La accion de la activacion periférica sobre los mécanismes cognitivos se explica por el efecto de retroalimentacidn que las estructuras pe- rifericas inducen sobre el sisteme nervioso central; este efecto de feed-back durante el estrés ha sido subrayado por Lacey (1967) y explica que la respues­ ta hormonal totalitaria no se a solo una reaccion anticipatoria periférica, como se podrie desprender de los trabajos de Cannon (1929), sino mas bien una respuesta anticipatoria periférica y central. Sobre la reaccion anticipatoria hormonal y su interpreta- ciôn en el marco de una anticipacion psiccldgica nos hemos ocupado en otro de nuestros trabajos (Sandin, 1980). 5. Novedad-incertidumbre: el estrés en términos de la teorxa de la informacion. Actualmente es posible interpreter el estrés en el marco de le "teoria de la informacion". En ge­ neral, a mayor informacion recibida por un organisme existe en este un grado menor de incertidumbre y pre- diccion, y viceversa. La novedad puede producir in- 715 c e rtidumb r e, y le incertidumbre es uno de los Facto­ res psicologicos mas importantes inductores de estrés (U r s i n ,1978). Por esta razdn, la evaluacion de una situacion incierta condiciona positivamente la emer- oencia de respuestas psicofisioldgicas de estrés. La novedad-incertidumbre se relaciona directa­ mente con la respuesta anticipatoria. Lindsley (1951) propuso, en su formulacion sobre la teoria de la ac­ tivacion, que el efecto inducido por la estimulacion sobre la desineronizacion del electroencefalograma y la activacion periférica dépendra mas efectivamen- te del grado de incertidumbre y atencidn que acom- pahan a la estimulacion que de la estimulacion mi s ­ ma. Dicho de otra manera, la incertidumbre y aten- cion son los factores mas efectivos de la estimula­ cion psicologica para provocar activacion central y periférica en un organisme. La respuesta de antici­ pacion es, pues, la pauta de reaccion que adopta el organisme ante la amenaza producida por el e s ­ tado de incertidumbre. La ansiedad es un tipo de emocion familiar en los estados de estrés. Algunos autores h an cons- tatado eue la novedad e incertidumbre son causas 716 free u ent I-s inductores de ansiedad y exploracion, tanto en seres humanos como en animales (Halliday, 1958; Rus se l l,1973). Si consideramos cue estas investigaciones estan refiriendo estados de estrés (aparté de especificar que la emocion caracterfsti- ca observada era la ansiedad), résulta plausible hipotetizar que el estrés puede interpretarse en términos de la teoria de la information. En cambio, cuando en lugar de ansiedad lo que existe durante e 1 estrés es miedo, no estâmes autorizados para pos- tular que en estas circunstancias el estrés ha sido inducido por un mismo grado de incertidumbre; el menas si admitimos junto con Ursin (1976) que el miedo és la"ansiedad objetiva", esto es, cuan­ do la situacion estimular inductora esta bien deli- m i t a d a , Este constructo que hemos denominado novedad- incertidumbre, e inductor de estrés, be : eide'asocia- do tambiénral términal"expectaecie". La expectancia, o "respuesta expectants", desempefia un papel impor­ tante en el estrés al producir réduction del nivel de activacion y favorecer, por tanto, el efecto copinq. 717 6. Procesos c o p i n g . Las respuestas hormonales durante estados de estrés pueden adoptar pautas diferenciaies segun la hormona, o grupo hormonal, de que se trate. Los estimulos estresores provocan liberacion de unas hormonas pero, en cambio, liberacion de otras. Si n embargo, este fenomeno no suele se r p ermanen­ te, caso de que la exposition al estresor se pro- lonque, y la alteration hormonal inducida por los agentes estresores tiende a acercarse a los nive­ les basales (ver el punto sobre respuestas hormo­ nales durante estrés). Este fenomeno, que es un efecto de las estrategias defensives que utiii- za e 1 organisme para hacer frente e los agentes estresores y reducir el estrés, suele oonceptua- lizarse bajo la denomination de efecto copinq. For consiguiente, uns buena definition del copinq podrie basarse en la constatation del nivel de activacion, o del nivel hormonal;.un nivel alto de hormonas como la ACTH, cortisol y STH (GH) indica- rian un estado elevado de respuesta de estrés y, por tanto, una ausencia de efectividad del copinq. El coping tiende a reducir la respuesta de estrés 718 y, en ultimo termina, adapta al individuo al medio estresor. El fracaso del copinq induciria perma- nencia de las respuestas psicofisiolô- Oicas de alarma y aparicion de enfermedades de es­ trés (enfermedades psicosomaticas, depresion, an­ siedad, fatioa, etc.). La definition del copinq t a 1 vez no ha sido establecida aûn de forma clara. Unas veces se hs referido en términos de cambios fisiologicos, por ej. cambios hormonales, y otras en funcion de las variaciones conductales. Actualmente es bastante conflictivo el intento de définir el copinq des- de una perspective puramente conductal ya oue, al menos en algunas circunstancias, existen conductas aparentemente "no apropiadas" para sobreponerse al estrés y, en cambio, un estudio mas profundo reve- 1a Due son eficaces para reducirlo; y al rêvés, aparentemente un individuo exhibe respuestas con­ ductales "apropiadas” pero, aun asi, no reduce las respuestas de estrés. Una de las evidencias donde se ha constatado este fenomeno proviens de los ex­ périmentes realizados por Coover et al. (1976). Estos autores provocaron lesiones en el giro dngu- 719 la.r de ratas demostrando que las curvas de apren­ dizaje eran similares, en estas ratas, a las con- fiouradas por ratas normales. Si n embargo, al com­ parer e 1 copinq de unas y otras, las ratas con el cerebrc danado mostraban evidencias de respuesta de activacion hip6fiso-suprarrénal prolongada a los estimulos estresores aversivos usados en el Bxperimento de condicionamiento. Las respuestas de activacion hipofiso-suprarrénal, que son caracteris- ticas de un nivel elevado de estrés, solo se obser- veron, en los animales no danados, al comienzo de la exposicién al estimulo estresor, Esto refleja que el copinq, considerado desde el punto de vista de la activacion hormonal, fue efectivo en las ra­ tas normales pero inefectivo en las lesionadas. En cambio, considerando el copinq desde el marco con­ ductal (respuestas de aprendizaje), tanto los ani­ males normales como los danados mostraron un copinq efectivo. Evidentemente, estas conclusiones sugie- ren la necesidad de replantear el propio concepto del copinq y de pensar sobre la validez de las me- didas conductales empleadas. Aun cuando vemos que puede darse una disociaciôn entre procesos fisio- 720 logicos y conductales, posiblemente existe una manera de asociar e integrar adecuadamente atnbos paramètres para medir el copinq. Sim embargo, da­ das las dificultades actual es, es preferible usar en estos momentos un criterio Fisiologico pues, actualmente, existen suficientes evidencias expé­ rimentales que demuestran los efectos patologicos producidos por los cambios Fisiologicos caracte- risticos del estrés. En este sentido, un criterio fisiologico podria ser un buen indicador de eva­ luacion del copi no de un individuo sometido al efec- to de agentes estresores. Por estas razones, algunos autores ban optado por définir el cooing en términos fisiologicos. Levine et al. (1976,p.13), siguiendo este criterio, postulan que " ...our definition of coping is based on the ultimate reduction of the physiological arousal produced as a consequence of the novelty or threat of any given stimulus complex. In an extensive discussion of the definition of coping, the first author of this chapter suggested that "Coping is when my stomach doesn't hurt"; this is indeed a simplified version of the more formal 721 statement just made. Thus, when the physiological responses no longer occur, even though the behavior may appear to be inappropriate, it would indicate that coping has occurred", Bimilermente, Ursin (1976,0.216) define el copinq de la forma siguien- te; "Coping, by our definition, occurred when there was a response decrement in the physiological activation rrocesses accompanying the response to threat". Ante la aparicion de una situacion estresora (situacion capaz de inducir estrés) el organisme élabora uns evaluacion cognitive de dicha situa­ cion; si esta es evaluada como amenazante para el equilibrio psicofisiologico del individuo, el or­ ganisme estructura un patron particular de respues­ tas de estrés y pone en marcha los procesos copinq para reducir el estrés. Cl procesc copinq se esta- blece junto a lo que Lazarus (1965) denomina "se­ gunda evaluacion" cognitive, esto es, la evaluacion de las posibilidades y evolucion del coping. Poste- riormente, si el copinq ha sido efectivo, la "reeva- luacion" cognitive de le situacion inicialmente es­ tresora se modifies sustanciaImente en direccion me- 722 re z 3 c- o u w 3 1 C 1 re re CD 'O re co re Cl ro U re 3 œ co in u o CD 3 cr CD c o re re "3 0) C3' E 'S CD a CD E C re u n eu CD e re re -P "D "C _ ) C c re re CD o o re c CD c u (3 o >■ c co re re u C- CD re c co O -c JZ -CD co co c re c O CD c re re re CD 'O c c 13 u '(0 CD co ro ■D re u CD c c CO re re CD c "C o 3 3 E re re > Cl re O re CD Z > . CD re re o CD CJ JD u u c CD ■D c re CD 'C c "3 re CD re u C o re u C CD a 0) CD m c "O 3 *e re c E re re CD CD en CD c CD re 'o re o » C re C (3 -c co re CD M o CD c c ■p CD ce —c CD re re 3 c . U m c CD re CD D re re t i U CD O u c E C O 3 CD re re -C tn x ; CD re C3' o CD CD CD CD CD o E <3 c CD 're C C C > . O o en U E o 'O o CD (0 a CD C re u D P C re CD C T ' re U D 'O CD 're E re re 3 re co 3 CD CD Ü O re> CO O •C re crec re > re 3 co co 'O > re eu re re re u co CD CD re 'CD o CD o 3 C ■c re en "O (1 c CD re re c CL 'O E c co c 3 CD CD 'O CD œ C3I re u re re o CD CD O CJ CD CD re U C {_' 13 3 Q re CD c CD O ■D CD CD L, c (D re E C cr O 3 O re re CD co CD U CD re re C CD 3 r - c_> re c "O a re C3 CD re 'O re 'CD re 3 -D CD re re o CD co C u CD u u re ro ■D re C Cl c CD 3 CD CD u 'O CD CJre (0 "3 CD CD 1— u re > E C3 >- 13 723 nos amenazante, con lo cual, la respuesta de es­ trés disminuye o desaparece. En términos généra­ les, existe una "primera evaluacion" del peligro, una evaluacion de las posibilidades de copi nq ("segunda evaluacion"), un coping mas o menos efec­ tivo, y una "tercera evaluacion" o reevaluacion del peligro después del efecto copi nq (fig. 77). E 1 copinq, por tanto, es un constructo teorico constituido por la suma de procesos psicofisiolo- gicoE, psrticul armente cognitivos, implicados en la reducciôn de la respuesta de estrés oue emite un individuo ante uns situacion amenazadora parti­ cular. El tipo de copinq util!zado por un indivi­ duo determinadc depende de la situacion estresora pero, sobre todo, de la personalidad de este indi­ viduo. La personalidad del sujeto define su forma de responder al estrés y, por tanto, su "estilo copinq ". 7. Estilos copinq . El estrés generalmente esta asociado a emocio­ nes negatives, por ejemplo ansiedad; el individuo sometido al efecto de agentes estresores élabora 724 m e c a n i s m a s p r o p i o s d e r e s p u e s t a s c o p i n q p a r a e v i t a r l a a n s i e d a d . C o n s e c u e n t e m e n t e , l a e f i c e c i a o i n e f i - c a c i a d e l c o p i n q d e t e r r r i n a r e l a e x i s t e n c i a o a u s e n ­ c i a d e e s t a d o s d e a n s i e d a d . E n a n i m a l e s e x p é r i m e n t a l e s s e h a d e m o s t r a d o q u e l a a c t i v i d a d e n z i m a t i c a q u e d é t e r m i n a l a s f n - t e s i s d e c a t e c o l a m i n a s e n l a m é d u l a s u p r a r r e n a l e s t a a s o c i a d a a p e q u e r a s d i f e r e n c i a s r a c i a l e s , a l e x p o n e r a l o s a n i m a l e s a e s t i m u l o s e s t r e s o r e s ( B a r c h a s e t a l , 1 9 7 5 ) . L a s i n t e s i s de c a t e c o l a m i ­ n a s s u p r a r r e n a l e s p u e d e m o d i f i c a r s e t a m b i é n p o r l a a c c i o n d e o t r a s h o r m o n a s c o m o l a t i r o x i n a ( H a m b u r g y L u n d e , 1 9 6 7 ) o l a s c o r t i c o s u p r a r r e n a l e s ( H a m b u r g , 1 9 7 0 ) ; s i n e m b a r g o , u n a g e n t e p - o d e r o s o d é t e r m i n a n ­ t e d e l a s r e s p u e s t a s c a t e c o l a m i n i c a s a l e s t i m u l o e s t r e s o r e s , s i n . d u d a , l a c o n s t i t u c i o n g e n é t i c a d e l a s c a l u l a s d e l a m é d u l a s u p r a r r e n a l . B a r c h a s e t a l . ( 1 9 7 5 , p . l i e ) l l e g a n a a f i r m a r q u e e s a d m i s i - b l e s u p o n e r o u e d o s i n d i v i d u o s , a l s e r e x p u e s t o s a u n e s t r e s o r , p u e d e n e m i t i r u n p a t r o n s i m i l a r d e i m p u l s e s n e r v i o s o s h a s t a l a m é d u l a s u p r a r r e n a l p e r o , a c a u s a d e d i f e r e n c i a s g e n é t i c a s , u n i n d i ­ v i d u o p u e d e f o r m e r d i f e r e n t e s c a n t i d a d e s d e c e t e - 726 c o l a m i n a s , l i b é r â t d i s t i n t a s p r o p o r c i o n e s , m e t a b o - l i z a r d i f e r e n t e s c a n t i d a d e s , o p o s e e r n i v e l e s d i s - t i n t o s d e e s t a s h o r m o n a s e s p a c e s d e a t r a v e s a r l a b a r r e r a h e m a t o e n c e f a l i c a . E l e f e c t o p r o d u c i d o p o r l a s d i f e r e n c i a s g e n é t i c a s e n t r e i n d i v i d u o s , s i n e m b a r g o , q u i z a s n o s e s m a s i m p o r t a n t e q u e e l p r o ­ d u c i d o p o r l a e x p e r i e n c i a . A m b o s a s p e c t o s , p o r t a n t o , e s d e s u p o n e r q u e a f e c t a r a n a l t i p o d e c o p i n q e m o l e a d o o o r c a d a s u j e t o , U n a a p o r t a c i o n m a s d i r e c t s p a r a e l c o n o c i m i e n - t o d e l o s e s t i l o s c o p i n q f u e s e f . a l a d a p o r H o f e r e t s i . ( 1 9 7 2 ) a t r s v é s d e u n a i n v e s t i q a c i o n r e a l i z a d a p a r a c o n o c e r l e s e s t r a t e g i a s d e f e n s i v e s d e u n g r u p O d e p a d r e s c u y o s h i j o s s u f r i e r o n l e u c e m i a a n t e s d e m o r i r . A d e m a s d e a l g u n a s o b s e r v a c i o n e s i n t e r e s a n t e s r e f e r i d a s e n e s t a i n v e s t i o a c i o n , l o s a u t o r e s s u g i e - r e n q u e l o s p a d r e s q u e e v i d e n c i a b a n n i v e l e s a l t o s d e g l u c o c o r t i c o i d e s ( 1 7 - O H C S ) d u r a n t e l a s s i t u a c i o - n e s d e " e x t r e m a d e f e n s a " s u e l e n s e r p e r s o n a s " r e p r i - m i r i a s " . A l c o n t r a r i o , l o s q u e e n s i t u a c i o n e s d e e x ­ t r e m a d e f e n s e e x h i b e n n i v e l e s b a j o s ( i n f e r i o r e s a l o s n o r m a l e s ) d e 1 7 - 0 H C 5 , s o n i n d i v i d u o s q u e p u e d e n c a r a c t e r i z a r s e c o m o " e x p a n s i v o s " , c o n t e n d e n c i a a 727 e x t e r i o r i z e r l o s p r o b l e m a s . E s t o s u g i e r e q u e s e h e n u t i l i z e d o , a l m e n o s p o r e s t o s i n d i v i d u o s r e f e - r i d o s , d o s e s t r a t e g i a s d i f e r e n t e s d e c o p i n o . e n l o s r e p r i m i d o s ( " t i e n d e n s s u f r i r l o s p r o b l è m e s s u b t e - r r a n e a m e n t e " ) e l c o p i n q n o h a s i d o e f e c t i v o d a d o e u e e l n i v e l d e 1 7 - D H C S p e r m a n e c e e l e v a d o . L a f o r m u l a c i o n m a s a d e c u a d a s o b r e l o s e s t i l o s c o p i n q f u e c o n s t a t a d a p o r l a c r e a c i ô n d e l c o n s t r u c t o " r e p r e s i o n - s e n s i b i l i z e c i o n " ( r e o r e s s i o n - s e n s i t i z a t i o n ) e l a b o r a d o i n i c i a l m e n t e o o r B y r n e ( 1 9 5 1 , 1 9 5 4 ) . E s t e a u t o r s u g i r i o q u e l e e s t r a t e g i a d e f e n s i v e d e l o s i n ­ d i v i d u o s a l e s t r é s y l e a n s i e d a d p u e d e l o c e l i z a r s e e n a l o u n p u n t o d e l a d i m e n s i o n b i p o l a r r e p r e s i o n - s e n s i b i l i z a c i d n . De h e c h o , m a n t i e n e B y r n e , s e t r a i ­ t a d e u n c o n s t r u c t o c o o i n q u n i d i m e n s i o n a l d e l a p e r - s o n e l i d a d , e n u n e x t r e m o s e s i t u a n l a s p e r s o n a s e x t r e m a d e m e n t e r e p r e s o r e s ( r e c r e s s o r ) y e n e l o t r o l a s e x t r e m a d a m e n t e " s e n s i b i l i z a d o r a s " ( s e n s i t i z e r ) . Los represores reaccionan a les situaciones estre­ soras con niveles bajos de ansiedad medidos por cues- tionarios (autoinforme), y con niveles elevados de ansiedad medida por técnicas fisiologicas (poligra- fo). Al contrario, los sensibilizadores emitèh ni- 728 u e l . p s m a s a l t o s d e a n s i e d a d e n c u e s t i o n a r i o s q u e e n p r u e b a s p o l i g r é f i c a s ( u t i l i z e mo s e n e s p a n o l l o s t é r m i n o s r e p r e s o r y s e n s i b i 1 i z a d o r e n s u s t i t u - c i d n d e l o s i n ç l e s e s r e p r e s s o r y s e n s i t i z e r ) . E s t o s u g i e r e q u e l o s r e p r e s o r e s u t i l i z a n u n c o d i g o d e ­ f e n s i v e o p u e s t o a l u s a d o p o r l o s s e n s i b i l i z a d o r e s , l o s p r i m e r o s n i e g a n p s i c o l o g i c a m e n t e s u a n s i e d a d ( e n e l a u t o i n f o r m e ) , l o s s e g u n d o s l a i n c r e m e n t a n u t i l i z a n d o e s t e p r o c e s o c o m o d e f e n s e . L o s s u j e t o s l o c a l i z a d o s e n e s t o s e x t r e m e s d e l c o n s t r u c t o p u e d e n c o n c e p t u a l i z a r s e c o m o i n d i v i d u o s q u e u t i l i z a n d e f e n s a s " i n a d e c u a d a s " a n t e l a p r e s e n ­ c i a d e e s t r e s o r e s . A m b o s , r e p r e s o r e s y s e n s i b i l i - z a d o r e s , e m i t e n r e s p u e s t a s e s t e r e o t i p a d a s y r f g i d a s e n l u g a r d e r e s p u e s t a s a p r o p i a d a s a l a s d e m a n d a s d e l a s i t u a c i o n ; r e a c c i o n a n c o n e x c e s i v a f r e c u e n - c i a u t i l i z a n d o e l c o d i g o d e f e n s i v e ; y r e s p o n d e n d e f e n s i \ . a m e n t e i n c l u s o a e x i g e n c i e s d é b i l e s ( K r o h n e , 1978) . M u c h o s i n v e s t i g a d o r e s s e h a n l a m e n t a d o d e q u e n ô e x i s t a c o r r e l a c i o n e n t r e l a s p u n t u a c i o n e s d e a n s i e d a d o b t e n i d e s p o r a u t o i n f o r m e ( c u e s t i o n a r i o s ) y l a s p u n t u a c i o n e s d e l e s r e s p u e s t a s f i s i o l o g i c a s 729 ( H o d g e s , 1 9 7 6 ; M o r r o w y L a b r u m , 1 9 7 8 ; e t c . ) . S i n e m­ b a r g o , e l c o n s t r u c t o f o r m u l a d o p e r B y r n e " r e p r e s i o n - s e n s i b i l i z a c i o n " h a a p o r t a d o u n n u e v o m a r c c d e r e - f e r e n c i a p a r a i n t e r p r e t a r e s t a F a i t e d e c o n c o r d a n c i a e n t r e m e d i d a s p s i c o l o g i c a s y F i s i o l o g i c a s d e l a a n ­ s i e d a d . L o s t r a b a j o s s o b r e e s t r é s y a n s i e d a d F u n d a - m e n t a d o s e n l a d i m e n s i o n r e p r e s i d n - s e n s i b i l i z a c i o n h a n s i d o n u m e r o s o s p e r o o s c u r o s . No o b s t a n t e , W e i n b e r g e r e t a l . ( 1 9 7 ° ) f o r m u l a r o n u n a h i p d t e s i s c o n v i n c e n t e , b a s a d a e n e s t e c o n s t r u c t o , p a r a i n t e r ­ p r e t e r l a " a p a r e n t e " d i s o c i a c i o r e n t r e m e d i d a s p o r c u e s t i o n a r i o s y m e d i d a s F i s i o l o g i c a s . E n s i n t e s i s , e s t e s a u t o r e s d i s t i n g u e n c u a t r o g r u p o s d e i n d i u i - d u o s c o n s t i t u i d o s a p a r t i r d e d o s e s c a l e s , l e E s c a - 1 a d e A n s i e d a d M e n i F i e s t a d e T a y l o r , MAS, ( T a y l o r , 1 9 5 3 ) , y l a E s c a l e d e D e s e a b i l i d a d S o c i a l de M a r l o w e y C r o w n e ( C r o w n e y M a r l o w e , 1 9 6 4 ) . L o s g r u p o s s o n : r e p r e s o r ( b a j a p u n t u a c i d n e n l a MA S , a l t a e n l a M a r 1 o w e - C r o w n e ) , b a j a a n s i e d a d ( b a j a p u n t u a c i d n e n l a MA S , b a j a e n l e M a r 1 o w e - C r o w n e ) , a l t a a n s i e d a d ( e l t a p u n t u a c i d n e n l a MAS, b a j a e n l a M a r l o w e - C r o w n e ) , y a l t a a n s i e d a d d e f e n s i v a ( a l t a p u n t u a c i d n e n l a MAS, a l t a e n l a M a r l o w e - C r o w n e ) . P o s i b l e m e n t e , 730 e s t a c ë r a c t e r i z a c i ô n s e n a l a d a p o r W e i n b e r g e r e t a l . p u e d a s o l u c i o n a r u n o d e l o s p r o b l e m a s m a s c o n f l i c t i - v o s y d e s e s p e r a n z a d o r e s q u e s e b a n v e n i d o p l a n t e a n - d o e n l a s i n u e s t i g a c i o n e s s o b r e e s t r é s y a n s i e d a d , a s a b e r , l a d i s c c r d a n c i e e n t r e o a t r o n e s F i s i o l ô g i - c o s y o a t r o n e s i n t r o s p e c t ! v o s . I I I . E 5 T R C 5 Y C i r E R r - ' E D A D E S PS I COS. OhAT I CAS A t r a v é s d e l d e s a r r o l l o d e u n a s e r i e d e p u n t o s , t r a t a r e m o s d e e v i d e n c i a r e n e s t e a p a r t a d o l a n o t a ­ b l e i n c i d e n c i a d e l o s p o s t u l a d o s d e l a t e o r f s d e l e s t r é s s o b r e l e s d e n o m i n a d a s e n f e r m e d a d e s p s i c o s o - m a t i c a s , e n f e r m e d a d e s o u e , p o r o t r a p a r t e , s o n l a s ma s f r e c u e n t e s y p e l i g r o s a s d e n u e s t r a s o c i e d a d . L o s p a r a d i g m e s d e l a t e o r i a d e l e s t r é s n o s o l o s i r - v e n p a r a i n t e r p r e t e r y c o n o c e r l a g e n e s i s y d e s a ­ r r o l l o d e e s t a s e n f e r m e d a d e s s i n o q u e , a d e m a s , a p o r t a n t é c n i c a s u t i l e s p a r a s u t r a t a m i e n t o y p r o ­ v e n c i o r. . E l t i p o d e v i d a d e n u e s t r a s o c i e d a d o c c i d e n ­ t a l , p a r t i c u l a r m e n t e l a s o c i e d a d u r b a n e ( F i n i l l o s , 1 9 7 5 ) , g e n e r a u n e * ' r i q u e z d ’ i n s o s o e c h a d a d e a g e n t e s y 731 s i t u e c i o n e s B E t r e s o r a s p a r a e l o r g a n i s m e h u m a n d . D e s d e l a s s u s t a n c i e s t o x i c a s i n d u c i d a s p o r l a c o n - t a m i n a c i o n a m b i e n t a l h a s t a l o s p r o p i o s e s t r e s o r e s s o c i a l e s ( r u i d o , h a c i n a m i e n t o , p l u r i e m p l e o , p r i s a , p l u r i r e s p o n s a b i 1 i d a d , i n c o m u n i c a c i o n , e t c . ) a r o r t a n s u f i c i e n t e s e v i d e n c i a s p a r a m e n t e n e r l a h i p o t e s i s de q u e e 1 s e r h u m a n e " u r b a n o " v i v e i n m e r s o e n u n a o r b i t a d e c o m p l e j o s e s t r e s o r e s m u l t i f a c é t i c c s y m u l - t i p o t e n c i a l e s . n c l e a n ( 1 9 7 6 ) s u g i e r e , i n c l u s e , l a r e l e v a n c i a q u e j u e g a n l o s d e n o m i n a d o s " m i c r o e s t r e - s o r e s " s o c i a l e s , c o m o l a r u t i n a y l a s f r u s t r a c i o - n e s d i a r i e s , e n e 1 d e s a n c a d e n a m i e n t o d e l o s t r a s - t o r n o s n e u r o t i c o s y p s i c o s o m é t i c o s . E s t e s a g e n t e s s o c i a l e s p r o d u c e n , d e s d e e l p u n t o d e v i s t a p s i c o - l o o i c o , u n n i v e l e l e v a d c d e " i n c e r t i d u m b r e " y f r u s - t r a c i o n e n e l i n d i v i d u o , F e n o m e n o s o u e , c o m o s a b e - m o s , c o n t r i b u y e n a i n c r e m e n t a r e l e s t r é s . L a s e s t r a t e g i a s d e 1 c o p i n q p u e d e n s e r v i r , o n o , p a r s n e u t r a l i z e r e l e s t r é s . T e m p o r a l m e n t e c o n - s i d e r a d o , e l c o p i n g a c t u a e n t r è s f a s e s c o n s é c u t i ­ v e s ( M u r p h y , 1 9 6 2 ; L a z a r u s , 1 9 6 6 ; M e i c h e n b a u m e t a l . , 1 9 7 5 ) , a ) f a s e p r e p a r a t o r i a o d e " a n t i c i p a c i o n " a l e s t r e s o r , b ) p r o c e s o s c o p i n g p r o p i a m e n t e d i c h o s , 732 y c ) D r o c e s c s c o r i n g s e c o n d a r i e s a l e f e c t o p r o d u - c i d o p o r l a s d o s o r i m e r a s e t a p a s ( a n t e r i o r m e n t e h e m o s r e F e r i d o c o n m a s d e t a l l e l a i m p o r t a n c i a d e l a r e s p u e s t a a n t i c i p a t o r i a y d e l c o p i n g e n s u s e n - t i d o m a s e s p e c i f i c o ) . S i b i e n e l c o p i n g i n t e n t a n e u - t r a l i z a r l a s r e s p u e s t e s rde e s t r é s p a r a é v i t e r l a e m e r - g e n c i a d e e s t a d o s o a t o l o g i c . o s c o m o l a a n s i e d a d y l a d e p r e s i o n , n o s i e m p r e e s e f e c t i v o . T a n t o l a c o n s t i - t u c i o n c o m o e l a o r e n d i z a j e d e l i n d i v i d u o s o n e s t e r a s d e c i s i v a s p a r a d e t e r m i n e r l a e f e c t i v i d a d d e l c o p i n g . S o b r e l a i n t e r a c c i o n e n t r e e s t r é s y a n s i e d a d , S p i e l - b e r g e r y S a r a s o n ( S p i e l b e r g e r y S a r e s c n , 1 9 7 4 , 1 9 7 7 , 1 9 7 6 ; S a r a s o n y S p i e l b e r g e r , 1 9 7 5 , 1 9 7 6 , 1 9 7 9 ) b a n r e a ­ l i z a d o u n i m p o r t a n t e e s f u e r z o r e c c p i l a n d o a n u a l m e n - t e u n a s e r i e d e s u g e s t i v o s t r a b a j o s p e l a c i o n a d o s c o n e s t e t e m a . E n e l l o s s e r e F l c j a n , s i n o t o d a s , a l m è ­ n e s g r a n p a r t e d e l a s l i n e a s d e i n v e s t i g a c i o n y a p l i - c a c i o n s o b r e e s t r é s v a n s i e d a d . A. E N F E R ME D A D E S P S I C 0 5 C M A T I C A S Se v i e n e e n t e n t i i e n d o p o r e n F e r m e d a d e s " p s i c o s o - m é t i c a s " a q u e l l a s q u e t i e n e n u n a c l a r a m a n i f e s t s c i o n 733 y d e s a r r o l l o s o m a t i c c s p e r o q u e p c s e e n e t i o l o o i a e m o c i o n a l . L a v a r i e d e d d e e n f e r m e d a d e s q u e s e p u e ­ d e n a d a p t a r a e s t a d e f i n i c i o n p u e d e s e r mu y n u m e r o - s a y d i f e r e n t e ; l a s e n f e r m e d a d e s p s i c o s o m a t i c a s , p o r t a n t o , s o n a u e c e s d i f a c i l e s d e d e l i m i t e r . T o d o p s i c d l o g o c o n s i d é r a , s i n e m b a r g o , q u e a l t e r a c i o n e s c o m o l a s u l c é r a s g a s t r o i n t e s t i n a l e s , l a h i p e r t e n - s i o n , e l i n f a r t o d e m i o c a r d i o , l a s a r r i t m i a s c a r - d i ' a c a s o l a s c e f a l e a s d e t e n s i o n , d e b e n c o n c e p t u a - l i z a r s e d e t i p o p s i c o s o m a t i c o s i e m p r e q u e e s t é n p r o - d u c i d a s p o r e s t r é s . I n i c i a l m e n t e , s e h a b f a f o r m u l a - d o u n m o d e l o p s i q u i a t r i c o - p s i c o a n a l i t i c o d e l a e n - f e r m e d a d p s i c o s o m é t i c a f u n d a m e n t a d o e n l o q u e l o s p s i q u i a t r a s d e n o m i n a n " s o m a t i z a c i o n d e l s i n t o m a " ; e l s i n t o m a ( o c o m p l e j o s i n t o m é t i c o ) p s i c o l o g i c o p r o d ü c i r i a , s e g û n e s t a a c e p c i o n , u n d e t e r m i n a d o t i p o d e a l t e r a c i o n s o m a t i c a ( " s o m a t i z a c i o n " ) . E s d e c i r , l a t e o r i a p s i c o a n a l i t i c a p r o p o n e e l c o n c e p - t o d e e s p e c i f i c i d a d e t i o l o g i e s e m o c i o n a l e n e l d e - s e n e a d e n a m i e n t o d e l a s a l t e r a c i o n e s d e n o m i n a d a s p s i c o s o m a t i c a s . E s t e m o d e l o , n o o b s t a n t e , h a s i d o r e c h a z a d o p o r l o s p s i c o l o g o s y a q u e l a s e v i d e n c i a s o b t e n i d a s p o r l a p s i c o l o g i a e x p e r i m e n t a l s o s t i e n e n 734 o w e n o e x i s t e l a s u p u e s t a " d e s c a r g a " e s p e c a f i c a d e l a a f e c t i u i d a d s o b r e l o s d r g a n o s i n t e r n o s ( U r s i n , 1 9 7 B ) , P o d r f a m o s d e c i r q u e n o s o l o n o e x i s t e e s p e - c i f i c i d a d e m o c i o n a l s i n o q u e l o q u e o c u r r e e s t o d o l o c o n t r a r i o , e x i s t e e s p e c i f i c i d a d p e r o e n l o s o m a - t i c o . T a n t o e n i n d i v i d u o s n o r m a l e s c o m o e n p a c i e n - t e s p s i c o s o m a t i c o s , e x i s t e r e s p u e s t a i n d i v i d u a l e s - p e c i f i c a e n e l s i s t e m a n e r v i o s o a u t o n o m e ( L a c e y , 1 9 6 7 ) ; e s t a e s p e c i f i c i d a d o i n d i v i d u a l i d a d d e r e s ­ p u e s t a s o m a t i c a a s i t u a c i o n e s e s t r e s o r a s s i m i l a r e s s u g i e r e l a e x i s t e n c i s d e v a r i a c i o n e s i n d i v i d u a l e s c o n s t i t u t i v e s e n l a c a p a c i d a d y t i p o d e r e s p u e s t a s i m p â t i C D - p a r a s i m p a t i c a y e n l a m a y o r s e n s i b i l i d a d a l e s t r é s d e d e t e r m i n a d a s e s t r u c t u r e s s o m a t i c a s . A s i , a n t e e s t r e s o r e s y n i v e l e s d e a c t i v a c i o n s e m e - j a n t e s , u n i n d i v i d u o p u e d e e n f e r m e r d e u l c é r a p é p - t i c a y o t r o d e h i p e r t e n s i o n . Un modelo aceptado actualmente en psicologia parte del modelo animal experimental enunciado por Weiss (1972). Este autor ha suoerido que la altera­ cion psicosomética inducida por el estrés o emocion negative (ansiedad, frustracion, etc.) es un proceso secundsrio al estado del copino. El indice de ulce- 735 r a c i o n , p o r s j e m p l o , d e p e n d s d i r e c t a m e n t e de l e c a c a c i d a d d e l a n i m a l p a r s e f e c t u a r p r o c e s o s c o p i n g ; a s u v e z , l a * ' i n c e r t i d u m b r e " o g r a d o d e i n c a p a c i d a d de p r e d i c c i o n j u e g a u n p a p e l e s e n c i a l e n l a d e t e r m i - n a c i o n d e l a e n f e r m e d a d p s i c o s o m é t i c a . L a o o s i b i l i - d a d d e p r e d i c c i o n e s i n c o m p a t i b l e c o n l a i n c e r t i d u m - b r e y c o m p a t i b l e c o n e l c o p i n g ; s o m e t i e n d o a l o s a n i m a l e s a e s t r e s o r e s ( p o r e j . , u n s h o c k e l e c t r i c o ) i m p r e d e c i b l e s , a n t e l o s c u a l e s n o p u e d a e s c a p a r n i e v i t a r l o s , s e p u e d e n p r o v o c a r e x p e r i m e n t a l m e n t e a l ­ t e r a c i o n e s p s i c o s o m a t i c a s d i v e r s e s c o m o u l c é r a s g a s t r o i n t e s t i n a l e s , h i p e r t e n s i o n ( F o l k p u , 1 9 7 5 ) , e i n c l u s o d e s a r r o l l o d e t u m o r e s ( S k l a r y A n i s m a n , 1 5 ? ? ) . F o r t a n t o , l a i n e x i s t e n c i a d e c o p i n g e s l a a s o c i a c i o n m a s d i r e c t e o u e p u e d e e s t a b l e c c r s e , a n i v e l d e c o n s t r u c t o s , c o n l a e x i s t e n c i a d e e n f e r m e ­ d a d e s p s i c o s o m a t i c a s , L o s d é t e r m i n a n t e s d e l a a u - s e n c i a d e c o o i n o p u e d e n s e r d i v e r s e s y e s t e r r e l a - c i o n a d o s c o n m u l t i p l e s a s p e c t o s c o m o , p o r e j . , e l g r a d o d e i n c e r t i d u m b r e . U r s i n ( 1 9 7 6 ) s o s t i e n e o u e , e n e l s e r h u m a n o , p u e d e f o r m u l a r s e u n m o d e l o s i ­ m i l a r a l e n u n c i a d o p o r U e l s s . E v i d e n c i a s p a r c i a l e s p a r a c o r r o b o r e r e l m o d e l o 736 d e W e i s s F u e r o n i n d i c a d a s c o n a n t e r i o r i d a d p o r B r a d y ( 1 9 5 8 ) , a r a i z d e u n o s e x p é r i m e n t e s e f e c t u a - d o s c o n m o n o s r h e s u s . E n u n o d e l o s e x p é r i m e n t e s d i - s e h a d o s p o r B r a d y , d o s m o n o s r e c i b i a n d e s c a r o a s e l é c - t r i c a s a v e r s i v a s p e r o s o l o u n o d e e l l o s ( m o n o e x p e r i ­ m e n t a l o " m o n o e j e c u t i v o " ) p o d i a e v i t a r l a s p r e s i o - a n d o u n a p a l a n c a a n t e l a a p a r i c i o n d e u n e s t i m u l o c o n d i c i o n a d o . E l m o n o " e j e c u t i v o " p o d i a s u p r i m i r l a d e s c a r g a s o b r e é l y s o b r e s u c o m p a n e r o s i a p r e t a b a s u p a l a n c a ( l a p a l a n c a d e l m o n o n o e x p e r i m e n t a l e r a f i g u r a d a y p o r t a n t o i n e f e c t i v a ) . De e s t e m o d o , a m - b c s a n i m a l e s e s t a b a n s o m e t i d o s a i d e n t i c o e f e c t o f i - s i c o e s t r e s o r p e r o e d i s t i n t o e f e c t o p s i c o l o g i c o , y a o u e u n i c a m e n t e e l m o n o " e j e c u t i v o " e s t a b a b a j o l a t e n s i o n p s i c o l o g i c a d e e v i t a r l a d e s c a r g a e l é c - t r i c a p r e s i o n a n d o l a p a l a n c a . D u r a n t e u n p é r i o d e d e 2 3 d i a s c o n s é c u t i v e s d e p r o g r a m s d e e x o o s i c i o n a e s t a s i t u a c i o n e s t r e s o r a , e l m o n o " e j e c u t i v o " m u r i o e n e l t r a n s c u r s o d e u n a d e l a s s e s i o n e s . E l a n i m a l n o h s b i a p e r d i d o p e s o p e r o l a a u t o p s i a r e v e l d p e r f o r a c i o n d e l d u o d e n o ( p a r t e d e l i n t e s t i ­ n e d e l g a d o q u e s e u n e a l e s t ô m a g o y l u ç a r d o n d e e s f r e c u e n t e l a a o a r i c i o n de u l c é r a s e n h u m a n o s ) e 737 i n f l a m a c i o n a o u d a y c r o n i c a e n z o n a s a d y a c e n t s s . F o r e l c o n t r a r i o , e l m o n o n o e x p e r i m e n t a l , n o e v i - d e n c i o s i g n o s de a l t e r a c i o n e s g a s t r o i n t e s t i n a l e s . O t r o s e x p é r i m e n t e s r e a l i z a d o s p o r e s t e a u t o r s o s ­ t i e n e n c o n c l u s i o n e s s i m i l a r e s ( B r a d y , 1 9 5 8 , p . 9 8 ) . E l a u t o r i n t e r p r é t a e s t o s r e s u l t a d o s s u o i r i e n d o q u a l a e x p o s i c i o n p r o l o n g a d a a l a s s e s i o n e s de e v i t a c i o n p r o d u c i a n l a t e n s i o n p s i q u i c a s u f i c i e n t e p a r a g e n e r a r e s t a a l t e r a c i o n e s p s i c o s o m a t i c a s . A u n c u a n d o e l c o p i n g p u d o s e r e f e c t i v o p a r c i a l m e n t e p o r e l a p r e n d i z a j e d e l a n i m a l , l a e x p o s i c i o n " p r o ­ l o n g a d a " a l p r o g r a m s e x p e r i m e n t a l ( p r o g r a m s c o n t i - n u o d e p é r i o d e s a l t e r n o s d e 6 h o r a s d e e v i t a c i o n y 6 h o r a s d e d e s c a n s o ) s e n a l a qve l a t e n s i o n c o n s ­ t a n t e , e s d e c i r e l a s p e c t o t e m p o r a l , p u e d e s e r t a m - b i é n u n f a c t o r i m p o r t a n t e e n l a d e t e r m i n a c i o n d e l a i n e f e e t i v i d a d d e l c o p i n g . B . P E R S O N A L I D A D T I P O A Y P E R S O N A L I D A D T I P O B I n i c i e l m e n t e s e p e n s o q u e l a e t i o l o o i a d e a l - Q u n a s a l t e r a c i o n e s c o m o e l i n f a r t o o l a h i p e r t e n ­ s i o n , h o y c o n c e n t u s l i z a d a s c o m o p o s i b l e s e n f e r m e - 738 d a d e s p s i c o s o m a t i c a s , e s t a b a d i r e c t a m e n t e r e l a c i o - n e d a c o n e l t i p o d e s l i m e n t a c i o n o c o n l o s h a b i t o s d e e j e r c i c i o . S i n d e s c a r t a r u n e f e c t o d e e s t o s f a c - t o r e s , D o s t e r i o r m e n t e s e e n c o n t r o o u e e s t e t i p o d e e n f e r m e d a d e s a p a r e c f a e n l o s m e d i o s i n d u s t r i a l e s , p a r t i c u l a r m e n t e e n l a s c i u d a d e s c o n g r a n ; d e n s i d a d d e D o b J a c i d n ( M a a b y 3 r e n g e I m a n n , 1 9 7 9 ) , E s t o f u e I d q u e c o n d u j c a p r e d e c i r q u e e l e s t r é s , i n d u c i - d o D O r l a v i d a m o d e r n s , e r a u n o d e l o s p r i n c i p a ­ l e s c a u s a n t e s d e e s t a s a l t e r a c i o n e s . T a m b i é n , d e s d e a q u i c o m e n z o a f o r m u l a r s e e l t i p o A y e l t i o o B d e r e r s o n a l i r i a d , d o s t i p o s o p u e s t o s y e n t e n d i d o s d e e ­ d s u n m a r c o d e r e f e r e n d a p r o p i o d e l a s s o c i e d a d e s i n d u s t r i a l i z a d a s . M a a b y B r e n g e l m a n n ( 1 9 7 9 , p p . 6 y 2 3 ) d e s c r i b e n 8 5 1 a m b o s t i p o s : E l t i p o A l u c h a e x a g e r a d a m e n t e p a r a c o n s e g u i r m u l t i p l e s m e t a s , e n p l a z o s d e t i e m - p c b r e v e s , y o p o n i e n d o s e a l a r e s i s t e n c i a d e o t r a s p e r s o n a s d e s u e n t o r n o . E l t i p o A e s a g r e s i v o , a m - b i c i o s D y c o m p é t e n t e , t r a b a j a ( " l u c h a " ) c o n p l a z o s d e t i e m p o b r e v e s , y t i e n s u n n i v e l a l t o d e m o t i v a - c i o n d e l o g r o . De e s t o s a s p e c t o s s u r g e s u i m p a c i e n - c i a c r o n i c a y l a f u e r t e s e n s a c i o n d e e s t a r a g o b i a d o 739 p o r e l t i e m p o . E l t i o o B e s s u c o n t r a r i o , e s u n i n - d i u i d u o ma s r e l a j a d o y n o p r é s e n t a c o n f l i c t o n i c o n e l t i e m p o n i c o n o t r a s p e r s o n a s . E l t i p o A c o r r e l s - c i o n a p c s i t i u a m e n t e c o n e s t r é s y a n s i e d a d p e r o p r e ­ s e n t s u n p a t r o n d i f e r e n t e , l o c u a l i n d i c a q u e e l e s ­ t r é s y l a a n s i e d a d no d é t e r m i n e r , d i r e c t a m e n t e e l t i p o A . I n c l u s o , p e r e c e q u e e l t i p o A e s p a r t i c u ­ l a r m e n t e s e n s i b l e a s u f r i r a l t e r a c i o n e s c a r d i o v a s - c u l a r e s ( i n f a r t o , h i p e r t e n s i o n ) p e r o s i n m a n i f e s t e r s i n t o m a t o l o g i a d e e s t r é s y a n s i e d a d . E s t o s a u t o r e s r e s u m e n e n c u a t r o p u n t o s l a s d i m e n s i o n e s m a s i m p o r ­ t a n t e s q u e s e h a n o b j e t i v a d o s o b r e e l t i p o A ; s ) m c - t i v a c i o n d e l o o r o e l e v a d a , a m b i c i o n , o p t i m i s m e , s o b r e - e s t i m a c i o n d e s i m i s m o , s o b r e e s t i m a c i o n f i s i c a e i n - t e l e c t u a l ; b ) â o r e s i v i d a d a l t s , h o s t i l i d a d , h i p e r a c - t i v i d a d m o t r i z , i n c o n t i n e n c i a a f e c t i u a ( i r a , d i s - g u s t o ) , d i f i c u l t a d e s p a r a r e l a j a r s e , t e n s i o n p s i ’ q u i - c e ; c ) c a p e c i d a d p a r a I m p o n e r s e , i n c a p a c i d a d p a r a d e - l e g a r , p r o b l e m a s d e p a r e i a : d ) a o o b i o d e t i e m p o , s o - b r e c a r g a d e t r a b a j o p o r i n i c i a t i v a p r o o i a . L a p e r s o n a l i d e d t i p p A e s , s e g u n Ml aab y B r e n ­ g e l m a n n , u n t i p o d e p e r s o n a l i d a d p r o d u c i d o p o r e l s i g l o X X , e s t o e s , p o r u n s i g l o c a r a c t e r i z a d o p o r 740 l a i n d u s t r i a l i z a c i o n , l a p r i s a y e l a q o b i o d e l t i e m ­ p o . I n d u d a b l e m e n t e , e s t o s f a c t o r e s s o n a g e n t e s c l a - r a m e n t e e s t r e s o r e s ; p o r c o n s i g u i e n t e n o s e e n t i e n d e mu y b i e n c u a n d o l o s a u t o r e s s o s t i e n e n q u e e l t i p o A n o e s u n p r o d u c t o d e l e s t r é s . F o s i b l e m e n t e l o q u e t r a t a n d e d e c i r e s q u e a m b o s t i p o s d e p e r s o n a l i d a d , e l A y e l B , p o s e e n c a r a c t e r i s t i c a s p s i c o f i s i o l o g i - c a s d i f e r e n c i a l e s y r e s p o n d e n d e F o r m a d i f e r e n t e a l o s a g e n t e s e s t r e s o r e s . E n c u a l q u i e r c a s o , l a p e r ­ s o n a l i d a d t i p o A e s m a s b i e n u n c o n s t r u c t o d e t e r m i ­ n a d o c o n s t i t u t i u a m e n t e p o r u n p a t r o n c a r a c t e r i s t i c o d e r e s p u e s t a a l o s a g e n t e s e s t r e s o r e s d e l a v i d a u r b a n a ; e l t i p o B r e s p o n d s c o n u n p a t r o n d i f e r e n t e . A d e m a s , p a r e c e q u e e l t i p o A s e e x p o n e c o n m a y o r f r e c u e n c i a e i n t e n s i d a d a l o s e s t r e s o r e s s o c i a l e s ; p r e c i s s m e n t e l a s c a r a c t e r i s t i c a s ma s p r o p i e s d e l t i p o A , c o m o e 1 e f a n d e l o g r o y l a a g r e s i v i d a d - c o m p e t i t i v i d a d , f a c i 1 i t a r i a n l e e x p o s i c i o n d e l i n ­ d i v i d u o a l o s e s t r e s o r e s d e l a s o c i e d a d i n d u s t r i a l . E n e s t e s e n t i d o , s é r i a u t i l i n v e s t i g a r t a n t o s o b r e u n a m e j o r c a r a c t e r i z a c i o n d e l o s - t i p o s A y B c o m o s o b r e l a e s p e c i f i c i d a d d e r e s p u e s t a y s e n s i b i l i d a d d e e s t o s t i p o s s l a s d i v e r s e s s i t u a c i o n e s e s t r e s o r a s 741 de l e v i d a . E l t i p o A es ma s p r o p e n s o a s u f r i r s l t e r a c i o - n e s p s i c o s o m a t i c a s c o m o h i p e r t e n s i o n , i n f a r t o d e m i o ­ c a r d i o , d o l c r d e c a b e z a y u l c é r a g a s t r o i n t e s t i n a l . E l e s t a d o c u a s i c r o n i c o de e s t r é s d e e s t o s i n d i v i ­ d u o s e s l a c a u s a me s i m p o r t a n t e d e d i c h a s a l t e r a ­ c i o n e s . L a e s p e c i f i c i d a d d e l t r a s t o r n o s c m a t i c o i m p l i c a d o e s t a r f a a s o c i a d c s p a r t i c u l a r i d a d e s c o n s ­ t i t u t i v e s , s i e n d o l a a c t i v a c i o n s i m p é t i c a y h o r m o n a l e l p r o c e s o f u n d a m e n t a l i n t e r v i n i e n t e e n e l d e s a r r o ­ l l o d e c u a l q u i e r a d e e s t o s t r a s t c r n o s . E x i s t e n e l - g u n s s e v i d e n c i a s o b t e n i d a s c o n v c l u n t a r i o s e n l e s d u e s e d e m u e s t r a u n e s t a d o d e h i p e r e c t i v i d a d c o r t i - c o s u p r a r r e n a l c u a n d o l o s i n d i v i d u o s e s t a n i n v o l u c r a - d c s e n t a r e a s q u e e x i o e n t a p i r i e z , r e s p o n s a b i l i d a d y e f i c a c i a . E n t r e e s t a s e v i d e n c i a s , M a r c h b a n k s ( i 9 6 0 ) y M i l l e r e t a l . ( 1 9 7 0 ) d e m o s t r e r o n q u e l o s p i l o t o s r e s p o n s a b l e s d e l a d i r e c c i o n d e u n a v i o n p o s e f a n s i e m p r e n i v e l e s ma s e l e v e d o s d e 1 7 - C H C 5 q u e e 1 r e s - t o d e l o s t r i p u l a n t e s ( o p e r a d o r d e r a d i o , c o p i l o t o , e t c . ) ; B o u r n e ( 1 9 7 1 ) o b s e r v é , d u r a n t e l o s m o m e n t o s q u e p r e c e d f a n a u n c o m b a t e b é l i c o , n i v e l e s ma s a l ­ t o s d e 1 7 - 0 H C 5 e n l o s o f i c i a l e s q u e e n l a t r o p e ; 742 y R u b e n e t e 1 . ( 1 9 5 9 ) , e n u n a m a n i o b r a d e d e m o l i - c i o n n a v a l , c o m p r c b o q u e l a i n t r o d u c c i o n d e u n n u e - v o e q u i p o , c u y a u t i l i z a c i o n y c a r a c t e r i s t i c a s n o e r a n b i e n c o n o c i d a s , p r o v o c o e l e v a c i o n s i g n i f i c a t i ­ v e e n e l n i v e l d e c o r t i s o l s é r i c o d e l o s m a n i o b r e - r o s . En a l g u n s e n t i d o , e s t a s c o n d u c t a s q u e i n c r e m e n - t a n e 1 n i v e l d e g 1 u c o c c r t i c o i d e s s e a s e m e j a n a l a s a s i g n a d a s a l t i p o A . E s p o s i b l e , p u e s , q u e e l t i p o A s e a u n p r o d u c t o d e l e s t r é s * , a l i g u a l q u e l a s u l ­ c é r a s g a s t r o i n t e s t i n a l e s , l a h i p e r t e n s i o n , e l i n f a r ­ t o , l a t r o m b o s i s , y h a s t a e 1 c a n c e r ( e n a i g u n o de s u s t i p o s ) , s s a n e n f e r m e d a d e s d e l a p r i s a , l a e f i c a c i a y l a r e s p o n s a b i l i d a d o , m e j o r , e n f e r m e d a d e s a s o c i a - d a s a l a p e r s o n a l i d a d t i p o A . E l " h o m b r e e j e c u t i v o " e s u n e r e a l i d a d a c t u a l q u e e n c a r n a m u y b i e n e l t i p o A . R o f ( 1 9 7 5 ) y a l o d e f i n i o h a c e c i n c o a M o s c o m o " e 1 h o m b r e s o m e t i d o e s o b r e c a r g a " . C . T R A T A M I E N T O Y F R E U E N C I D N : I K ' O C Ü L A C I O N DE E S T R E S E I N M U N I Z A C I O N L a t e r a p i e d e c o n d u c t s , f u n d a m e n t a d a e n l o s 743 h a l l s z o o s c i e n t i f j c o s c e la p s i c o l o g i a e x p e r i m e n ­ t a l ( p s i c c f l s i o l o g i s , a p r e n d i z a j e , e t c . ) , h a d e s a - r r c l l a d o u n r é p e r t o r i e a m p l i o y e f e c t i v o d e t é c n i ­ c a s p a r s e l t r a t a m i e n t o d e l a a n s i e d a d ( p e r r s z o - n e s o b v i a s , n o v a n o s a e n t r a s n i e n l a d e s c r i n c i o n n i e n l a e v a l u a c i o n de e s t a s t é c n i c a s ) . F u e s t o e u e e l e s t a d o d e e s t r é s i n c l u y e , d e s d e e l p u n t o de v i s ­ t a de l a e m o c i o n s u t j e t i v a , u n n i v e l e l e v a d o d e a n ­ s i e d a d , s u t r a t a m i e n t o p u e d e e n r a r c e r s e e n u n a l i ­ ne e s i m i l a r a l a a d o p t a d a p a r a l o s p r o g r a m e s c l a - s i c ü E u t i l i z a d o E p o r l o s p s i c o l o g o s p a r a e 1 t r e - t a m i e n t c d e l a a n s i e d a d ( t é c n i c a s d e b i o f e e t a c k , d e s e n s i b i l i z a c i c n s i s t e m s t i c e , t e r a p i e c o g n i t i v e , e t c . ) . I n c l u s o , a l g u n o s a u t o r e s s u g i e r e n c o m o t é c - n i c e d e r e l a j e c i o n e f e c t i v a p a r a e l t r a t a m i e n t o d e l e s t r é s y a n s i e d a d l a m e d i t a c i o n t r a n s c e n d e n t a l ( K a n e 1 1 a k o s , 1 9 7 8 ) . E s t e a u t o r s u b r a y a l a e f i c a c i a de e s t a t é c n i c a m i l e n e r i a p a r a p r c d u c i r r e l a j a c . i o n , m e d i d a a t r a v é s d e l a n a l i s i s d e c a m t i o s f i s i c l o g i - C D S c o m o l a r e s p u e s t a g a l v a n i c a de l e c i e l , l a r e s ­ p u e s t a e l e c t r o m i o g r a f i c a , y l a s e c r e c i o n d e c o r t i s o l En g e n e r a l , l a s e s t r e t e g i a s u t i l i z a d a s p a r s c o m b a t i r E 1 e s t r é s p u e d e n s e r d i v e r s e s ; T a c h é y S e l y e ( 1 9 7 8 ) ^ 744 n o r e j s r r D l c , s s ' a l a n c u a t r o a l t e r n a t i v a s : a ) m o - d i f i c a c i o n d e l a s i t u a c i o n e s t r e s o r a ( p o r , e j . , c g m b i a n d o a l s u j e t o d e a m b i e n t e , o c a m b i a n d o e l a t f i b i e n t e d e l s u j e t o ) , b ) d o m i n i o d e l o s e s t r e s o ­ r e s r o t e n d a l e s ( m a n i p u l a n d o e l a s p e c t o s u b j e t i v o d e l e s t r e s c r ) , c ) b u s q u e d a d e r e s p u e s t a s e s p e c f - f i c E S a d e c u a d a s ( n o t e s e e n e s t e p u n t o q u e l a c o r - c e p c i o n d e l e s t r é s q u e t i e n e S e l y e e s c u e s e t r a t e s i e m o r e d e una r e s p u e s t a i n e s p e c i f i c a ; l o o r a n d o r e s D o n d e r e s p e c i f i c a m a n t e a l a s d e m a n d a s , e n l u - o a r d e i n e s p e d f i c a m e n t e , s e l o o r a r i a r e d u c i r e l e s t r é s ) , y d ) r e j a j a c i o n y / o d i v e r s i o n a n t e l a s d e m a n d a s . U n a d e l a s p e r s p e c t i v e s ma s c o h e r e n t e s a n t e e l e s t r é s c o m e e s t a d o p a t o l o g i c o c o n s i s t i r i a e n p r e v e n t r s u e m e r o e n c i a ma s q u e e n c u r a r l o . M a s t a l a a c t u a l i d a d s e h a p r e s t a d o p c c e a t e n c i o n a e s ­ t e p r o b l e m s , p a r t i c u l a r m e n t e e l a v e r t i e n t e r e l a - c i o n a d e c o n l a i n v e s t i g a c i o n . P o s e r y K i n g ( 1 9 7 6 ) b a r h e c h o h i n c a p i é e n e l p r o b l e m s d e l a p r e v e n - c i o n d e l e s t r é s y l a a n s i e d a d s u o i r i e n d o l a n e - c e s i d a d d e d i s t i n g u i r 1 a r e l e v a n c i a d e d o s f e c - t o r e s , e l d e r i e s g o y e l d e v u l n e r a b i l i d a d . E l 745 f a c t o r d e r i e s go h a c e r e f e r e n c i a a l a p o b l a c i c n , a i p e l i g r o e u e t i e n e u n a p o b l a c i o n p a r a p a d e c e r e s t r é s d a d a s l a s c a r a c t e r i s t i c a s d e s u h a b i t a t y f o r m a d e v i d a ; l a v u l n e r a b i l i c a o se r e f i e r e a l i n d i v i d u o , e s t o e s , a l a c a p a c i o a d d e l i n d i v i d u o p a r a s e r a f e c t a d o p o r u n n i v e l d e t e r m i n a d o d e r i e s - ç c . L a s t é c n i c a s p s i c o l o g i c a s d e p r e v e n c i o n s o n v e r i a d a s . L a d e s e n s i b i l i z a c i o n s i s t e m , é t i c a p u e d e u s a r s e c o n e s t e p r o p o s i t o ( P o s e r y P i n g , 1 9 7 6 ) . S i n e m b a r g o , e n t r e I s s e s t r a t e g i a s p s i c o l o g i c a s de c r e v e n c i o n de e s t r é s a c t u a l e s p u e o f r e c e n ma s D o s i b i l i d a d e s f u t u r e s e s t a n l a s c o n c c i d a s c o m c t é c n i c a s c c p i n q ( o a d q u i s i c i o n de h s b i l i d a d e s c o o i n o ) . E s t a s t é c n i c a s s e f u n d a m e n t a n e n l e " i n o c u l a c i o n d e e s t r é s " e " i n m u n i z a c i o n " , y h a n s i d o d e s a r r o i l a d a s f u n d a m e n t a l m e n t e p o r M e i c h e n b a u m ( M e i c h e n b a u m , 1 9 7 A ; M e i c h e n b a u m e t a l . , 1 9 7 5 ; M e i c h e n b a u m y N o v a c o , 1 9 7 6 ) . T e l y c o m o d e f i e n d e n e s t o s a u t o r e s , a l i g u a l D u e o c u r r e e n b i o l o g i e c o n l a i n o c u l a c i o n de b a c ­ t é r i e s , e s p o s i b l e i n o c u l e r e s t r é s d e f o r m a c o n - t r o l e d a e n i n d i v i d u o s y p r o d u c i r e n e l l o s c i e r t o g r a d o d e c o n t r o l e i n m u n i z a c i o n a l e s t r é s . L a a p l i - 746 cacion prewentiva de esta técnica sugiere la ne - ce sidad de seleccionar adecuadamente a los indi­ vidu os segûn su grado de vulnerabilidad y riesgo. Dneracionalmente, la inoculacion de estrés impli­ es très fases. La orimera fase (educational phase) es de naturaleza eminentemente educativa y en ella se introduce ai sujeto en los aspectos concept ca­ les de la teoria del estrés (respuesta psicofisio- loçica a los agentes estresores, etc.). La segunda fase (rehearsal phas e ) sirve pare que el sujeto co- nczca el manejo de los repertories de técnicas co­ pino a si como las etapas del coping; las técnicas coping incluyfin tanto a la accion como a los as- pectoE cognitivos (relajacion, evaluacion, etc.). En la tercera y ultima fase (application training) el sujeto es expuesto a situaciones estresoras contro- ladas (shock eléctrico, pelicula, ruido, etc.) en les cuales debe poner en practice los repertories de técnicas cooino. IV. DIFERLNCIAS SEXUALLS ZK RESPUESTAS DE ESTRES Algunos autores han aruntedo la posibilidad de 747 cue el sistema neuroendocrine see ei fjnoemental responsable de les diferencias sexuales observa- rias en conductas emocionales de miedo o ansiedad. Esta rosibilidad ha sido amnliamente excerimenta- de pn I d s mamif'eros del tipo de los roedores; en el per tiumano se han obtenido algunes cbservecio- nes indirectas i n t e r e s a n t e s . En cuanto a los animales exn e r i m e n t a l e s , e x i s ­ te n dos tipos de evidencia oue apoyan la hipotesis de que las diferencias sexuales e " conductas de miedc c ansiedad ante situaciones estresoras pueden estar determinadas per las hormonas. L'no de estos tipos viene dado por la accion directe de las h o r ­ mones sexuales sistémicas; el otro, por el efecto de las hormonas sexuales sobre la diferenciecion del sistema nervioso (ver cap. 5). El primer tipo de evidencia se ha d e m o s tra- do utilizando diverses procedirr,ientos. La inyeccion de estrdgenos, por ejemplo, reduce los indices de defecacion, en estudios de cempo abierto (open f i e l d ), tanto e n hembras como en machos adultos. En concordancia con estos datos, se puede observer Que el estado est rai de la rata hembra se acompaha 740 de dismipucion del nivel de defecacion y eleva­ cion en el indice deambulatorio. For ests razon, se ha oostulaoo eue en el animal adulte existe cierto antagonisme entre estrogenos y miedo (GrcV,iÇ71,1Ç71 a ). ̂o r e1 contrario, la inyeccion de androçenos a ratas adultes ce ambos sexos no modifica ni el nivel de defecacion ni tampoco la deambulacicto de la rata en tests de camoo abier­ to (Gray,1971a). También, es importante afirmar eue la cBstracion de un macho adulto no incide sobre las tasas de defecacion o deambulacion en campo abierto; sin embargo, a un cuando algunos au­ tores han obssrvado que la ovarioectomia incremen- t a la tasa de defecacion (Cray,1971a), otros i n- vestioadcres (Anderson,I960) han senalado que la castracion de la hembra adulte no modifies ni la tasa de defecacion ni la de ambulacion. Esto nos hace penser oue el verdadero efecto hormonal, o al menas el efecto mes significative, sobre las diferencias sexuales en respuestas de miedo no esté determinado tanto ror e 1 nivel hormonal sis- témico en el individuo adulto cuanto Dor e 1 nivel de androoencs périnatales. 749 [)ç este modo, si bien Gray se'alc oue el ni- V e1 de sndrooenos sistémicos es irrelevante duran­ te la edad adulta para determinar los patrones de conducts de miedo, en cambio, e1 efecto mas destecsdo de les andrcgenos sctre las respuestas emocionales en prusbas de campo abierto podrie desarrol1arse durante las etapas criticas de di­ ferenciecion sexuel del sistema nervioso; y, en este sentido, los androoenos pueden considerarse mas déterminantes globalmente que los estrogenos de las respuestas ce estrés eue emite el animal experimental en el campo abierto. Asi, Gray et al. (1969) observaron que la masculinizacion de la ra­ ta hembra obteniria por inyecciones de propionato de testosterone durante la vida perinatal incre- mentaba la defecacion y disminufa la deambulacion en pruebas de campo abierto, en le edad adulta de este animal. Lo contrario ocurria si la rata ma­ cho era castrada perinatalmente; sus niveles adul­ tos de defecacion y deambulacion en campo abierto adoptaban las pautas de la hembra normal, esto es, disminufa la defecacion y se incrementsba la de- embulacion. For consiguiente, la feminizacicn ce- 750 rsbral del macho, inducida per i a privacion tem- prana de androoenos, pro v/oca ta oue el posterior comportamiento del animal se acercase mss al de una hembra, es decir, que presentase un nivel de miedo mas bajo que otros machos normales al ser evaluado en el campo abierto. Aunque, ccmo ecabamos de exponer, a partir de los resultados obtenidos por Gray y su qrupo es posible la generallzacion de que las hormones sexuales inducen, en animales expérimentales, efec­ hos especificos sobre las respuestas de estrés (ta­ sas de defecacion y deambulacion) en campo abierto, algunos autores, particularmente Archer (1975, 1977, 1975), han puesto serios reparos a las generaliza- ciones de Gray. Segûn Archer, las conclusiones de Cray segûn las cuales el macho es mas miedoso que la hembra en tests de campo abierto no son compa­ tibles con los resultados de Archer, ni tampoco factibles para una generalizecion a los roedores (rata, reto, etc.) utilizados experimentalmente en estos tests. Otras de las objeciones formule- dss por Archer consiste en afirmar que las dife­ rencias sexuales observadas en defecacion v deam- 751 b'jlacion no reflejsn necesariamente diferencias sexuales en la conducts de miedo. Es nosible, des­ de luego, cue la interpretacion de las tasas de de­ fecacion y deambulacion sea diffcil de determiner. De hecho, otros autores también han puesto en-en- tredicho el valor unitario de estas medidas. Brain (1972,p.46), por ejemplo, sugiere que la interpre- tecion de los resultados obtenidcs en pruebas de campo abierto conlleve diferencias importantes pa­ ra mas de un aspecto de la conducta, tanto cor res­ pecte a la actividad o deambulacion comc con rele- cion a la tasa de defecacion. For una parte, el autor senala que "escape'' y "explorscion" son dns factores diferentes de la conducta pero, sin em­ bargo, ambos se incluyen en la conducta oue de nom. i- nemos deambulacion. For otra, la defecacion del ma­ cho en pruebas de campo abierto puede ooseer compo- nentes de "defecacion emocional", pero también de "demarcacion territorial". [ s posible, por tanto, OUE alta defecacion y baja deambulacion midan dis- tintas dimensiones de la conducts en diferentes es- pecies de roedores. Por consiguiente, aunoue los trabajos de Gray 752 sugieren cue en la rata e 1 macho es mas sensible al estrés q u e la hembra o , dici'o de ctra manera, eue el macho enite un nivel mas alto de respuestas de estrés ante situaciones estresoras generadas en el campo abierto, en otros roedores como el raton, Archer no ha encontrado estas diferencias. Cray (1979) ha imterpretado que esta ausencia de diferen­ cias sexuales evidenciadas en los trabajos de Archer (1975,1977,1979) se debe a que los animales utili­ zados ror este ûltinio autor provenian de cultives de rat ones endogémiccs. un cualouie r case, los excerirentes eue han senalado diferencias sexuales significativas estan en concordancia cor, las géné­ ral! zaciones de Gray (1971,1971s) segûn las cuales existe un efecto determinative de los androoenos, durante las etapas c rf t i c ae périnatales, sobre la diferenciecion del sistema nervioso del macho. Es­ te fenomeno ("hipctesis de crganizacion" ) explica- ris, por tanto, dichas diferencias sexuales en la conducts de miedo. Sin embargo, pensâmes eue para obtenez uns interpretacion mas exacts del signifi- cado de les diferencias sexuales obtenidas en las respuestas del animal en el campo abierto es nece- 7 53 sario determirai con never precision el sinnificedo conduct el de los niveles de defecacion y deambulacion, ^Son compatibles les resultados concluidos en animales expérimentales con una posible gene­ ral! zacion al ser bupianp? Vistas las dificultades Cue ecabamos de apuntar para los animales expéri­ mentales, vamos a tratar de qeneralizar para el ser humane solemente a partir de evidencias obtenidas en él. Abondantes informes cliniccs han sePalado la oreponderancia entre las mujeres de desajustes fobicos. La mujer es mucho miés propensa eue el Mem­ bre a les fôbias (paricularmente, agorafobia, claus- trofobie, fobiss a los animales y fobias sociales). En general, las mujeres son muchc' mas miedosas que eue los hombres, y les chicas mas que los chicos (M a r k 5, 19 6 9). Ademas, puesto oue existe cierta co- rrelacion entre personalidad fobica y personalidad con caracter1 sticaE de depresion reactiva (Eysenck, I960), se podris afirmar que los mismos factores eue afectan a la suscertibilidad hacia las fôbias podria ioualmente afectar le susceptibilidad ba- cia la depresion reactiva; en conformidad con esta expectative existe una destacada r reponde rancis de 754 l e r r^L' jer e n t r e los rscientes e u e s u f r e n derresicn y, - r c r t i c u 1 ? r nt en t Ê , cerresiôn réactiva. For otra parte, las evidencias clfnices tam­ bién seralan eue el hombre es mas prooensc a S u - frir de alteraciones psicosomaticas comc la ulcé­ ra de estômago y el infarto carriiaco. El tipo A oe personalidad se observa con mevor fteceencia en el varôn oue en la mujer. Sin embargo, Maab y Brengelmann (1979) han constatedo que la mujer es siemrre mas sensible al estrés que el hombre. For tante, parece plausible generalizar oue en el ser humane adulto la mujer dispone de procesos c o p i n g menoE efectivos que e 1 varôn. El hecho de que el varôn ses mes propenso s sufrir ulcéra de estôma- Qo e infarto que la mujer, puede explicarse poroue también esta mes expuesto a situaciones estreso­ res (ccmpetitividad, afan de logro, etc.). Fero, i,por eue razôn la mujer sufre mes alteraciones neu- rôticas si esta menos expuesta que el varôn a los estresoies sociales? Una posible explicaciôn a este fenomeno con­ siste an que posiblemente existe también un proceso de selectividad. Es decir, las respuestas patolôqi- 755 c s s ( n o c o p i n g ) a d o p t s n , e n g e n e r a l , c u r s o s d i f e r s n - t e s e n a m b o s s e x e s ; c a r s I s m u j e r , l a s r e s c u e s t a s i n p l i c a d a s d e n o t a n ma s b i e n u n d e f e c t o c o g n i t i v e d e l c o o i n g ( e v i d e n c i e d o p o r l a e m e r g e n c i a d e n e u r o ­ s i s ) ; p a r a e l h o m b r e , e n c a m b i o , I s i n p p e r a t i v i d a d d e l c o p i n g s e d e t e c t s f u n d e m e n t a l m e n - e a u n n i v e l d e r e s p u e s t a s p e r i f e r i c a s ( u l c é r a s o a s t r o i n t e s t i n a l e s , e t c . ) . F o r t a n t o , l a s r e s p u e s t a s de e s t r e s ( s i n c o r i n g ) p a r e c e q u e a d o p t a n u n p a t r o n d i t e r e n t e p a r a c a d a s e x o , a n i v e l d e m a y o r i n c i d e n c i a o p r e d o m i - n a n c i a ; e s t e p a t r o n p o s i b l e m e n t e n o s o l o e s t é d e ­ t e r m i n a d o p o r l a s e s t r a t e g i a s c o r i n g s i n e t p m b i e n p u r l a s c a r a c t e r 1 s t i c a s de l e s s i t u a c i o n e s e s t r e s o - r a s . G r a y ( 1 9 7 1 a ) d e f i e n d e q u e , e n e l s e r h u m a n o , se i n v i e r t e l a r e l a c i o n q u e e x i s t e e n l a r a t a e n t r e s e x o y m i e d o . En e 1 s e r h u m a n e , d i c e e s t e a u t o r , l a m u j e r e s ma s m i e d o s s q u e e l h o m b r e . M a a b y B r e n g e l m a n n ( 1 9 7 9 ) s o s t i e n e n , s i m i l a r m e n t e , e u e l a m u j e r e s s i e m - p r e ma s s e n s i b l e a s u F r i r e s t r e s ; a u n a s i , e n l a s o c i e d a d o c c i d e n t a l e l h o m b r e e s t a me s e x p u e s t o q u e l a m u j e r a s i t u a c i o n e s e s t r e s c r a s , F i n e l m e n t e , S a a d e e t a l . ( 1 9 7 6 ) r e f i r i e r o n u n e e x t r e c h a c o r r e - 756 lOOI f 8 0 II 6 0 g SO c I n H 1 . 0 - 1 9 2 0 2 9 3 0 - 3 . 9 4 0 - 4 9 F e o r l e v e l F i g u r e 7 8 . R e l a c i o n e r i t r e i d e n t i f i c a c i o n s e x u a l f e - m e n i n a y n i v e l d e m i e d o . B e g u n e l r e s u l t a d o d e c u e s - t i o n a r i o s d e a u t o i n F o r m e p a s a d o s a u n o r u p o d e v a r o - n e s e x p u e s t o s a p r u e b a s d e e n t r e n a m i e n t o d e p a r a c a i - d i s m c , ( S e o u n B a a d e e t a l . , 1 5 7 8 , p . 1 5 3 ) . 757 l e c i o n e n t r e i d e n t i f i c a c i o n s e x u a l F e m e n i n a y n i ­ v e l d e m i e d o , e n u n ç r u p o d e v e r o n e s s o m e t i d c s a v a r i a s p r u e b a s d e e n t r e n a m i e n t o d e p a r a c a i d i s m o ( F i g . 7 8 ) . A n u e s t r o j u i c i o , e s t o s u l t i m e s i n f o r ­ m e s s e n g l a n q u e l a h i p o t e s i s i n i c i a l d e G r e y ( 1 5 7 1 a ) e s v a l i d a . L a s d i f e r e n c i a s s e x u a l e s e n h u m a n o s e u e h e m o s i n d i c a d o p u e d e n i n t e r p r e t a r s e c o m o e l r e s u l t a d o d e l e f e c t o p r é n a t a l d e l o s a n d r o g e n o s s o ­ b r e e l c e r e b r o d e 1 f e t o . V . CONCL US] CIVES GENERAL ES DEL C A F I T U L D 1 . E s t e c a p i t u l o s e h a c e n t r a d o e n e l a n â l i - s i s p s i c o e n d o c r i n c d e d o s c u e s t i o n e s d e c a p i t a l i m p o r t a n c i a e n p s i c o i o g i a : l a e m o c i o n y e l e s t r é s , A m b o s c o n c e p t o s e s t a n m u y r e l a c i o n , a d o s p e r o n o s o n i n t e r c a m . b i a b l e s . C o n v i e n s , p o r t e n t o , c o n o c e r t a m - b i é n l a s r e l a c i o n e s q u e e x i s t e n e n t r e e s t o s c o n c e p ­ t o s . 2 . L a s i n f è r e n c i a s q u e h a c e m o s s o b r e l a e m o ­ c i o n e s t a n m e d i a t i z a d a s p o r e l m e r c o d e r e f e r e n c i a q u e t o m e m o s ; a s i , h a y e u e d i s t i n g u i r s i n o s r e f e - 758 r i m o s a i s e m o c i o n c o m o e s t s d o s u b j s t i v e , c o m e c o n d u c t s o b s e r v a b l e , c c o t q r s s p u s s t a f i s i O - l é - g i c s . L n o u e s t r a r e v i s i o n s o b r e h o r m c n a s y e m o ­ c i o n hen: o s r e l a c i o n a d o s m b o s a s p e c t o s p e r o , a s u v e z , h e m o s i n t e n t a d o n o c o n F u n d i r l o s . 3 . M u l t i p l e s e v i d e n c i a s p s i c o e n d o c r i n a s n o s b a n p e r m i t i d o é l a b o r e r u n m o d è l e d e l a e m o ­ c i o n i r t e g r a n d o an’ b o s a s o e c t o s , e s t o e s , e l F i - s i o l o g i c o , e l s u b j e t i v o y e l c o n d u c t a l . E s t a s e v i - d e n c i a s , a s u v e z , p e r m i t e n u n e m e j o r i n t e o r a c i o n d e l a s t e o r i a s d e l a e m o c i o n . I n t e r p r é t â m e s e s t a i n t e o r a c i o n e n t e r m i n e s de u n a t e o r i a g e n e r a l i z a - d a de l a s e m c c i o n e s . ^ . E l t é r m i n o e s t r é s s e h a u s a d o , d e f o r m a un t a ^ t o s i l v e s t r e , c o n s c e p c i o n e s d i v e r s e s , l o c u a l h a s e r v i r i o ma s p a r s r e t r s s a r l a i n v e s t i o s c i o n q u e p a r a d e s a r r o 11 a r 1 a . P e r e j e m p l o , e x i s t e r , p o r l o m e n o s t r è s u s o s d i s t i n t e s d e l t é r m i n o : a ) p a r a d e - n o t a r u n e s t f m u l o , b ) p a r s s i g n i f i c a r u n a r e s p u e s t a , y c ) p a r a i n t e r p r e t e r u n a r e l a c i o n e s t i m u l o r e s ­ p u e s t a . P a r a e v i t a r a l g u n o s d e e s t o s p r o b l e m a s , h e m o s i n t e n t a d o e l e b o r a r u n e i n t e r p r e t a c i ô n p s i - c p f i s i o l ô g i c a d e l m i s m o h e c i e n d o é n f a s i s p a r t i c u ­ l a r e h l o s p a t r o n e s p s i c o e n d o c r i n o s y e n l a d o c ­ t r i n e o r i g i n a l d e l e s t r é s f o r m u l a d a p o r S e l y e . 759 5 . L a t s o r i a d e l e s t r é s d e S e l y e , a d e m a s d e t r a t a r s e c e u n m o d e l o b i o l o g i s t a , e s s u s c e p t i b l e d e s e r c r i t i c a d a , L o s p o s t u l a d o s m a s d é b i l e s d e e s t a t e o r i a s o n p r e c i s a m e n t e l o s a s p e c t c s ma s d e f i n i t o - r i o s d e l a m i s m a , a s a b e r , e 1 c o n c e p t c de i n e s p e c i - f i c i d a d , l a o r g a n i z a c i o n d e l e s p a t r o n e s h o r m o n a l e s d e r e s p u e s t a , y e l s i n d r o m e g e n e r a l d e a d a p t a c i o n . A u n a s f , e l m c d e l c d e S e l y e s i r v e p a r a i n t e r p r e t e r q u e e l e s t r é s n o e s u n e s t i m u l o s i n e u n e s t a d c p a r ­ t i c u l a r d e l o r g a n i s m e . 6 . Mê m e s i n t e r p r e t a d c q u e e l e s t r é s i m p l i c a s i e m p r e u n p r o c e s o t o t a l i t a r i c p s i c c f i s i o l o ç i c o . T a r, b i é n h e m o s v i s t o l a d i f i c u l t a d d e i n t e g r a r u n m o d e l o p s i c o l o ç i c o d e l e s t r é s s i n a p c y a r n c s e n l o s p r o c e s o E p s i c o e n d o c r i n o s . E n g e n e r a l , e l m o d è l e p s i - c o f i s i o l o g i c o d e l e s t r é s q u e d e f e n d e m o s i m p l i c a l e n e c e s i d a d d e c o n s i d é r e r l a s e r i e d e p u n t o s q u e s e - n a l a m o s s e g u i d a m e n t e . 7 . E s t r é s n o e s i q u a l a e m o c i o n . E l e s t r é s s e d e s i e m p r e b a j o u n e s t e d o e m o c i o n a l d e t e r m i n a d o , p e r o n o u i c e v e r s a y a q u e l a e m o c i o n n o t i e n e p o r q u é i m p l i c a r a l e s t r é s . A m b o s c o n c e p t o s , e s t r é s y e m o c i o n , 760 h a c e n r e f e r e n c i a a u n s s t a d o " a c t i v a d o " d e l o r g a ­ n i sme. S i n e m b a r g o , e l a s t a d o d e e s t r é s i m p l i c a a d e m a s t e n s i o n f f é i c a y p s i q u i c a , y e s f u e r z c . 8 . E l e s t r é s s i e m p r e e s t a c a : a c t e r i z a d c , d e s - d e e l p u n t o d e v i s t a f i s i o l o g i c c , p o r l a e m e r g e n c i a d e r e s p u e s t a s h o r m o n a l e s q u e , p o s i b l e m e n t e , i n c l u - y e n a t o d c e l s i s t e m a n e u r o e n d o c r i n o . L a i n d o l e d e e s t a s r e s p u e s t a s v a r i a s e g û n l a h o r m c n a o s i s ­ t e m a h o r m o n a l . V a r i a s h o r m o n e s r e s p o n d e n i n c r e m e n t a n - d c s u l i b e r a c i o n c o m o , p o r e j e m p l o , l e s h o r m o n e s d e l a c n r t e z a y m é d u l a s u p r e r r e n a l , l e s d e l t i r o i d e s , l a h o r m o n e d e l c r e c i m i e n t o y o t r a s . A l c o n t r a r i e , o t r a s r e s p o n d e n f r e n a n d o s u a c t i v i d a d ; e s t o o c u r r e c o n l e s h o r m o n e s s e x u a l e s y l a i n s u l i n e . C t r a s p r e - s e n t a n p a t r o n e s ma s a n a r q u i c o s o d e s c o n o c i d o s . S . L o s e s t f m u l o s p s i c o l é g i c o s s o n l o s ma s e f i - c a c B S o u e s e c o n o c e n p a r a i n d u c i r r e s p u e s t a s h o r m o ­ n a l e s d e e s t r é s . E s t o d e m u e s t r a l a n e c e s i d a d d e e n - t e n d e r e l c l a s i c o c o n c e p t o d e " e s t r é s r ' s i c o l o g i c o " e n u n m a r c o p s i c o f i s i o 1 o g i c o ( p s i c o n e u r o e n d o c r i n o ) t o t a l i t a r i o . 1 0 . T a m p o r a l m e n t e h a b l a n d o , l a s r e s p u e s t a s 761 h o r m o n a l e s n o s o n n i s i m p l e s n i a n a r a u i c a s . R e a l m e n - t e , s e t r a t a ma s b i e n d e r e s p u e s t a s t o t a l ! t a r i a s ( o v e r - a l l ) y s i n é r g i c a s . M a s o n r e s a l t o , e n e s t e s e n - t i d o , d o s p a t r o n e s de r e s p u e s t a o p u e s t o s ( " i n h i b i - c i o n r e c i p r o c a " ) . Un p a t r o n e r g o t r o p o d e a c c i o n c a t a b o l i c a y o t r o t r o F o t r o p o d e a c c i o n a n a b c l i c a . L e r e s p u e s t a d e e s t r é s s e a s o c i a s i e m p r e a l a a c - t i v a c i o n d e l p r i m e r o e i n h i b i c i o n d e l s e g u n d o . O t r o s a u t o r e s h a n c o n s t a t a d o t r è s f a c t o r e s r e l a - t i v a m e n t e i n d e p e n d i e n t e s de r e s p u e s t a s h o r m o n a l e s b a j o s i t u a c i o n e s e s t r e s o r a s , e l F a c t o r c e t e c c l a m i - n a s , e l f a c t o r c o r t i s o l , y e l f a c t o r t e s t o s t e r o n a - a c i d o s g r a s o s . L a e s t r u c t u r a f a c t o r i a l d e l o s e le- m e n t e s e u e c o n s t i t u y e n e s t o s f a c t o r e s s e m o d i f i e s c o n l a s e x p o s i c i o n e s r e p e t i d a s a l o s a g e n t e s e s - t r e s o r e s ( e f e c t o c o o i n p ) . 1 1 . E l e s t r é s d e p e n d s de l a s i t u a c i o n e s t i - m u l a r , e s t e e s , d e l a c a p a c i d a d e s t r e s o r a d e l o s e s t f m u l o s . P e r o l a c a p a c i d a d e s t r e s o r a d e u n e s t f - m u l o e s t a t a m b i é n e n r e l a c i o n c o n l a " e v a l u a c i o n " c o g n i t i v e q u e h a c e e l s u j e t o d e l a s i t u a c i o n e s - t i m u l e r . P o r t a n t e , l a e v a l u a c i ô n c o g n i t i v e d e t e r - 762 m i n a r a t a n t o a l a e m o c i o n c o m o a 1 e s t r e s . U n a m i s ­ ma s i t u a c i o n e s t r e s o r a o b j e t i v a n u n c a p r o d u c e e l m i s m o e s t r e s e n d o s i n r i i v i d u o s . 1 2 . L a t e o r i a d e l e s t r é s p u e d e i n t e r p r e t a r s e e n t e r m i n o s d e l a t e o r f a d e l a i n f o r m a c i o n . L a c a ­ p a c i d a d d e u n a g e n t e p a r a a c t u a r c o m o e s t r e s o r e s t a e n r e l a c i o n d i r e c t e c o n e l g r a d o d e " i n c e r t i d u m b r e " q u e i n d u c e s o b r e e l s u j e t o . L a " r e s p u e s t a d e a n t i c i - p a c i o n n e u r o e n d o c r i n e " s e e x p l i c a c o m o u n m é c a n i s m e i n v o l u c r a d o d i r e c t a me n t e c o n e l c o p i n g . 1 3 . L o s p r c c e s o E c o p i n g t r a t a n de a d a p t a r e l o r g a n i s m e a l a s i t u a c i o n e s t r e s o r a y r e d u c i r l a r e s ­ p u e s t a d e e s t r é s . L a e f i c a c i a d e l c o p i n g s e p u e d e é v a l u a i c o n s t a t a n d o l a a c t i v a c i o n h o r m o n a l . L o s p r o c e s o s c o p i n g i n c l u y e n s i e m p r e p r o c e s o s c o g n i t i v o s . Se h a n d i s t i n g u i d o t r è s f a s e s F o n d a m e n t a l e s e n t o d o c o p i n o : a ) a n t i c i p a c i o n , b ) c o o i n g p r o p i a m e n t e d i - c h o , y c ) p r o c e s o s c o p i n e s e c o n d a r i e s a l e f e c t o d e l o s p r i m e r o s r e s u l t a d o s d e 1 c o p i n g . 1 ^ . S e g û n e l t i p o d e e s t r a t e g i a s c o c i n q q u e s e u t i l i c e p a r a r e d u c i r e l e s t r é s , s e p u e d e s i t u e r a l i n d i v i d u o e n a l g û n p u n t o d e l a d i m e n s i o n b i p o l a r 763 " r e p r e s i o n - s e n s i b i l i z a c i ô n " . E s t a e s u n a d i m e n s i o n de l a p e r s o n a l i d a d r e f e r i d a d e s d e e l p u n t o de v i s t a d e l m e c e n i s m o d e f e n s i v e u t i l i z a d o . A p a r t i r d e d i - c h a d i m e n s i o n p u e d e e s t a b l e c e r s e e l e s t i l o c o p i n g . 1 5 . F o r t a n t o , e l e s t r e s e s u n a r e s p u e s t a p s i - Ç0 F i s i o l o g i c a t o t a l i t a r i a d e t e r m i n a d a c o g n i t i v a m e n t e p o r l a e v a l u a c i ô n a m e n a z a n t e d e u n a s i t u a c i o n e x t e r ­ n a o i n t e r n a . Wo e s p u e s , n i u n e s t i m u l o , c o m o a l g u ­ n o s p s i c ô l o g o s s e r*. a l a n e r r o n e a m e n t e , n i u n a e m o c i o n . T o d o e s t r é s i m p l i c a u n a a c t i v i d a d c c p i n p , q u e p u e d e p u e d e s e r ma s o m e n o s e f e c t i v a . E n a l f i g u r a 77 e s - t a b l e c e m o s u n m o d e l o d e l e s t r é s c o n o s i n c o c i n q . 1 6 . H e m o s h e c h o r e f e r e n d a t a m b i é n a l a s e n - f e r m e d a d e s d e l e s t r é s , o e n f e r m e d a d e s p s i c o s o m a t i - c a s ( u l c é r a p é p t i c a , i n f a r t o , h i p e r t e n s i ô n , e t c . ) . D i c h a s a l t e r a c i o n e s se p r o d u c e n p o r i n e f i c e c i a d e l c 0 D i n 0 . Se c o m e n t a n a l g u n a s t é c n i c e s p s i c o l ô g i c a s , c o m o l a " i n o c u l a c i ô n d e e s t r é s " e i n m u n i z a c i ô n , u t i l i z a d a s p a r a p r é v e n i r y t r a t a r e l c o p i n o i n e f e c - t i V 0 . 1 7 . F i n a l m e n t e , a l u d i m o s a l a s d i f e r e n c i a s s e - x u e l e s e n c e s p u e s t a s d e e s t r é s . M i e n t r a s q u e e n a n i - 764 m a l e s e x c e r i m e n t e l e s c o m o l a r a t a e l m a c h o p a r e c e ma s s u s c e p t i b l e a 1 e s t r e s o u e l a h e m b r e , e n e l s e r h u m s n o l o i n v e r s e e s l o m i s c o r r e c t o . I n t e r p r e t amo! e s t a s d i f e r e n c i a s e n f u n c i ô n d e l e f e c t o p e r i n a t a l i n c u c i d o p o r l o s a n d r o g e n o s s o b r e e l c e r e b r o d e l m a c h o . 765 C A F I T U L D CONDUCTA A G 0 N I 5 T I C A L a c o n d u c t s a g o n i s t i c a i n c l u y e l o s p r o ­ c e s o s a g r e s i ô n - d e f e n s a y d o m i n a n c i a - s u m i s i ô n . C o ­ mo e s t o s o r o c e s o s s u e l e n d a r s e c o n j u n t a m e n t e e n l a s r e l a c i o n e s s o c i a l e s d e c o m p e t e n c i a , e s mas c o ­ r r e c t e u t i l i z e r e l t é r m i n o c o n d u c t a a g o n i s t i c a q u e l a c l a s i c a d e n o m i n a c i ô n c o n d u c t a a o r e s i v a y a q u e e s t a u l t i m a e s u n a s p e c t o p a r c i a l d e l p r o c e s o . A p e s e r de l a a r o u m e n t a c i ô n de a l g u n o s i n v e s - t i g a d o r e s ( L o r e n z , 1 5 7 1 ; e t c . ) d e o u e n o e s p o s i - b l e e l a m o r s i n l a a g r e s i ô n , l o c i e r t o e s q u e e l e l e v a d o n u m é r o d e a c t i v i d a d e s v i o l e n t a s ( d e l i n - c u e n c i a , e t c . ) i n h é r e n t e s a n u e s t r a s o c i e d a d o c c i ­ d e n t a l h a i n d u c i d o a u n r e p l a n t e a m i e n t o c i e n t i f i c o d e 1 p r o b l e m s d e l e a g r e s i ô n . C l l i b r o d e J o h n s o n 766 ( 1 9 7 2 ) i n t e n t a c l a r i f i c a r l o s m é c a n i s m e s d e l a c o n ­ d u c t a a g o n i s t i c a t e n t o e n l o s a n i m a l e s c o m o e n e l h o m b r e ; p o r c t r e n a r t e , o F r e c e u n i n t e r é s e s p e c i a l l a o b r a d e B a n d u r a ( 1 9 7 3 ) a l r e f e r i r n o s l o s p r o c e ­ s o s s o c i a l e s ( a p r e n d i z a j e ) r e l a t i v e s a l a a g r e s i ô n h u m a n a . L a s b a s e s p s i c o b i o l ô g i c a s d e l a a g r e s i ô n s e h a n t r a t a d o c o n c i e r t o i n t e r é s e n l a s m o n o g r a - f f a s d e M a r k y E r v i n ( 1 9 7 0 ) , M o y e r ( 1 9 7 1 a ) , E l e f - t h e r i o u y S c o t t ( 1 9 7 1 ) , M o y e r ( 1 9 7 6 ) y B r a i n ( 1 9 7 7 , 1 9 7 9 ) ; l a s c u a t r o u l t i m a s e x h i b e n s u f i c i e n t e m a t e ­ r i a l p a r a r e s a l t a r l a s b a s e s h o r m o n a l e s d e l a c o n ­ d u c t a a g m is t i c a e n v a r i a s e s p e c i e s de m a m i F e r o s . E n n u e s t r a i n t e r r r e t s c i ô n d e l a a g r e s i ô n y c o n d u c t a a g o n i s t i c a e n g e n e r a l t r o p e z a r e m o s c o n p r o b l e m a s y a c o n o c i d o s c o m o e l s i g u i e n t e : s p o s i b l e h a c e r e x t e n s i v o s a l h o m b r e l o s r e s u l t a d o s o b t e n i d o s e n i n v e s t i g a c i o n e s c o n a n i m a l e s ? A u n p u e e s t o s r e s u l t a ­ d o s n o d e b e n e n t e n d e r s e e n u n a m i s m a l i n e s d e i n - t e r p r e t a c i ô n , p a r e c e o b v i o o u e n o s ô l o d e b e r a n t o - m a r s e e n c o n s i d e r a c i ô n a l a b o r d a r l a p s i c o e n d o c r i - n o l o g f a d e l a a g r e s i ô n h u m a n a s i n o q u e , b a s i c a m e n t e , i n d i c a n q u e l o s p r o c e s o s p s i c o e n d o c r i n o s s o n c u a l i - t a t i v a m e n t e s i m i l a r e s e n e l s e r h u m a n o q u e e n l o s 767 a n i m a l e s ( l a d a t e r m i n a c i o n c u s n t i t a t i v a e s s i e m p r e s u p e r i o r e n l o s a n i m a l e s m e n o s e v o l u c i o n a d o s ) . L a I f n e a g e n e r a l d e i n t e r p r e t a c i o n q u e a d o p t a r e m o s e n e s t e c a p i t u l o s e a r o y a e n l a f o r m u l a c i o n d e d o s p o s - t ü l a d o s f o n d a m e n t a l e s : a ) l a s h o r m o n a s d e t e r m i n a n l a c o n d u c t a a g o n i s t i c a , y b ) e s t a d e t e r m i n a c i ô n d e b e r e f l e j a r s e t a m b i é n d i r e c t s o i n d i r e c t a m e n t e e n l o s d i v e r s e s a s p e c t o s s o c i o c u l t u r a l e s . I . DirERENTES TIFC5 DE AGRESION: DISTINTAÔ EASES FSICDEIOLOGICAS L a i d e a de o u e l a a g r e s i ô n n o e s u n c o n c e p t o u n i t a r i o h a s i r i o d e f e n d i d o p o r v a r i o s i n v e s t i g a d o r e s , e n t r e e l l o s p o r M o y e r ( 1 9 7 1 b ) y p o r P l o t n i k e t a l . ( 1 9 7 1 ) . E s t o s û l t i m o s d i s t i n g u e n d o s t i o o s d e c o n ­ d u c t a a o r e s i v a , l a " a g r e s i ô n p r i m a r i a " , a g r e s i ô n s u b s e c u e n t e a l a n o r m a l e s t i m u l a c i ô n d e l c e r e b r o , y l a " a g r e s i ô n s e c u n d a r i a " , o a g r e s i ô n d e t e r m i n a d a p o r l e e x i s t e n c i a d e e s t i m u l a c i o n e s d o l o r o s a s ; p o r t a n t o , l a a g r e s i ô n s e c u n d a r i a d i f i e r e u n i c a m e n t e de l a p r i m a r i a p o r s e r d e p e n d i e n t e ( a o u e l l a ) d e l a 760 exister cia de sensa c i o n e s auereivas (dolorosas). En una Ifnea distinta, Valzelli (1967) interpréta le agresiôn desde dos puntos de vista, la "espontanei- ded" y 13 "i n d u c c i ô n ". La agresiôn espontanea se d e - sarrolla dentro del reino animal de una m anera n a ­ tural, tanto i n t r a e s p e c f f i c a como i n terespecifica- mente; la agresiôn inducida es elicitada artificial- msnte, por ejemplo en un laboratorio, a través de técnicas diversas (ai si a m i e n t o , lésion, estimulaciôn aversive, miedo, etc.). M a s r e c i e n t e m e n t e , M o y e r ( 1 9 7 6 ) r e d e f i n e y a c ­ t u a l i z e EU i d e a r e f e r e n t e a l e n e c e s i d a d d e c o n s i d é ­ r e r l a s d i s t i n t a s f o r m a s d e m a n i f e s t a r s e l a a g r e ­ s i ô n , d a d o q u e c a d a u n a p o s e e c a r a c t e r f s t i c a s d i s - t i n t i v a s n o s o l o e n l a m a n e r a e n q u e e s e l i c i t a d a d e s d e l o s e s t f m u l o s d e l m e d i o s i n o , i n c l u s o , p e r ç u e e x i s t e n b a s e s a n a t ô m i c a s ( f i g . 7 9 ) y f i s i o l ô g i c a s d i f e r e n t e s p a r a c a d a f o r m a d e a g r e s i ô n . G b s e r v a n - d o l a c o n d u c t a a g o n f s t i c a d e a n i m a l e s , M o y e r ( 1 9 7 5 ) r e f i e r e l a s s i g u i e n t e s f o r m a s de a g r e s i ô n : a ) a o r e - s i ô n p r e d a d o r a , o a g r e s i ô n e x h i b i d a p o r u n a n i m a l p r e d a d o r c o n t r a s u p r e s a ; b ) a o r e s l ô n i n t e r - m a c h o s . ( d e s d e e l r a t o n h a s t a e l h o m b r e , c o n e s c a s a s e x c e p - 769 h P ' e r t a i o r v f a c i l i t a t i o n F e a r i n d u c e d i n h i b i t i o n ~ 7 T P r e d a t o r y i n h i b i t i o n M F e a r i n d u c e d f a c i l i t a t i o n ; j | | I r r i t a b l e f a c i l i t a t i o n I r r i t a b l e i n h i b i t i o n F i g u r a 7 9 . Rep r e s e n t a c i o n e s q u e m a t i c a d e l o s n u c l e o s d e l a a m f g d a l a a s o c i a d o s c o n d i f e r e n t e s t i p o s d e a - g r e s i o n . P o r c i o n d o r s a l d e l n u c l e o l a t e r a l ( a ) ; p a r ­ t e m e d i a l d e l n u c l e o l a t e r a l y p a r t e l a t e r a l d e l n u c l e o d e l n u c l e o b a s a l ( b ) ; n u c l e o l a t e r a l ( c ) ; n u c l e o b a s a l ( d y e ) ; n u c l e o c e n t r a l ( f ) ; n u c l e o m e ­ d i a l ( g ) ; n u c l e o c o r t i c a l ( h ) ; c o m p l e j o a m i g d a l o i d e c e n t r a l d e l p u t a m e n . ( B e g u n M o y e r , 1 9 7 6 , p . 2 3 5 ) . 770 c l o n e s , e l m a c h o e s m a s a g r e s i u o q u e l a h e m b r a y e s e l q u e c o n ma s f r e c u e n c i a d i r i g e l a a g r e s i o n s o b r e o t r o m a c h o d e s u m i s m a e s p e c i e ) ; : a g r e s i o n i n d u c i d a p o r m i e d o , o a g r e s i o n q u e o c u r r e c u a n d o u n a n i m a l f r a c a s a e n s u i n t e n t a d e h u i r d e a l g û n a g e n t e a m e n a - z a d o r ; a g r e s i ô n m a t e r n e l , o a g r e s i o n o u e e x h i b e n l a s m a d r é s , e n t o d o s l o s v e r t e b r a d o s , c o n t r a l o s a n i m a ­ l e s o u e a m e n a z a n a s u s c r i a s ; a g r e s i o n i r r i t a b l e ( e s t a a g r e s i o n p u e d e e s t e r p r o v o c a d a p o r f r u s t r a c i o n ; p o r p r i v a c i o n , c o m o , p o r e j e m p l o , l a a g r e s i o n d e - t e r m i n a d e p o r l a c r i v a c i ô n d e s u e n o REM, o l e o u e s e p r o d u c e d e s p u é s d e l e i s l e m i e n t o , e s t o e s , p o r p r i v a c i o n s o c i a l ; y , f i n a l m e n t e , p o r d o l o r , c o m o l a a g r e s i o n c o n s e c u t i v a a u n a d e s c a r g a e l e c t r i c s ) ; a g r e s i o n s e x u a l , o a g r e s i o n p r o u o c a d a p o r l o s m i s - mo s e s t i m u l o s q u e e l i c i t a n l a c o n d u c t a s e x u e l ; y a g r e s i o n t e r r i t o r i a l , o a g r e s i o n r e l a c i o n a d a c o n l a d e f e n s a y o c u p a c i o n d e u n t e r r i t o r i o ( a u n q u e p o s e e c a r a c t e r f s t i c a s p r o p i a s , e n v u e l v e a l g u n a s d e l a s m o d a l i d a d e s d e a g r e s i o n q u e a c a b a m o s d e c i t a r ) M o v e r d e f i e n d e q u e e s t a s d i v e r s e s f o r m a s d e a g r e s i o n p o s e e n d e t e r m i n a d a s d i m e n s i o n e s s o b r e l a s c u ô l e s s e r r c d u c e n l a s d i f e r e n c i a s m a s s i q n i f i c a - 771 tiuas entre unos y otros géneros de agresion. De entre las seis dimensiones citadas por el autor (a saber, tioos de estimulos-situacion, topoora- fia de la respuesta, sexo, prcpiedades reforzado- ras, interacciones con otras tendencies conducta- les y caracterfsticas fisiologicas) hsy que resal­ tar la ultima, es decir, la idea de que existen dis­ tintas bases fisiologicas para cada clese de agresiôn, For tanto, tal posicion indica oue existen diferen­ tes bases neurolôgicas y endocrinas para cada una de las antedichas clases de agresiôn v oue le mani- festaciôn de las variables fisiologicas inhibe o facilita diferencialemente las clases de agresiôn (Moyer,1976,p . 135). Por consiouiente, puesto que les bases endocrinas (neuroendocrinas) varfan en funciôn del tipo de agresiôn, hsbra que considé­ rer este fenômeno de forma primordial. Como afir- me el autor al que estâmes aludiendo, les bases endocrinas de la agresiôn y conducta agonfstica en general son diferentes en la relaciones inter­ machos que en las relaciones predadcras interespe- cfficas. For ejemnlo, mientras que la castraciôn no Dosee efectos importantes en la rata pars supri- 772 mi r J.3 agresion predadora, cor el contrario, la castraciôn del raton es suficiente para borrar la agresiôn intraespecffica inter-machos. A su vez, la testosterone es importante, pero no critics, para la msnifestaciôn de la agresiôn irritable (p.226) Ejemplos como estos permiten al autor fundamentar sus hipotesis relatives a les diferencias en los substratoE neuroendocrinos para los distintos ti­ pos de agresiôn. Fero, como afirma el propio Moyer, estos tipos de agresiôn ebedecen a observaciones en animales. Dos preguntes claves en este momento podrfan se r las siguientes: a) ^es posible delimiter en el se r humano estes tipos de agresiôn?, y b) ^^uâles son los tipos de agresiôn en el hombre? Quizes con es- casa probabilidad de equivocarnos, podriamos argu­ menter oue las siete marneras de entender la con­ ducts agresiva, citadas anteriormente, existen también en el hombre. La segunda cuestiôn es mas dificil de contester. En primer termine, no todas les dimensiones usadas por Moyer para delimiter su tipologfa sirve por igual para realizar esta fun­ ciôn en el hombre, eues, dos rie las dimensiones 773 mas usedas para la clesificacion de la agresion en los animales son los tipos de estfmulos elici- tantes de la conducta y la topograffa de la resoues- ta. En el hombre, sin embargo, estas dimensiones no son tan utiles pare el desarrollo de un sistema de clas i F i caci on- (Moyer, 1976 , p . 23) . En segundo lu- gar, en el se r humano las dimensiones de variaciôn hay oue buscarlas también en la culture y en el aprendizaje, aun sin desechsr la inFluencia de los factores neuroendocrinos. For esto, es croba- ble eue uns confrontacioh entre machos humanos (por ejemplo, un combate de boxeo o un partido de fûtbol) puede relatarse en termines de agresion "inter-mach0 s", perc también puede ester condicio- nsda por factores economicos, politicos o folklo- ricos. La topograffa de una resrueste agresiva en el hombre, con la ayuda de srtefactos, pue­ de se r aprendida y generalizada e diverses cla­ ses de agresiôn; este fenômeno, en cembio, no sue- le observasse en los animales. Asf, un cuchillo puede usasse en une confrontacion entre machos rivales (agresiôn inter-machos), en un atecue contra un frustrador (agresiôn irritable), en 774 una violacion sédica contra uns victims durante el Furor sexual (agresion sexual), o durante un paroxismo de miedo al ser arrinconado por un ma­ ton (agresion inducida por miedo) (Moyer,1976,p.25). Cada patron de conducts agonistica observada en el ser humano posiblemente tiene una estrecha relacion con los factores de personalidad, lo cual dificul- ta aplicar punto por punto el criterio clasifica- torio animal. En cuanto a la dimension neuroendocrina de la conducta agonistica, objeto de este capitule, es lôgico suponer oue sera mas determinants en unos ti­ pos de agresiôn que en otros. En lo Que sigue, tra- teremos de constatas la relevancia de los patrones neuroendocrinos en la conducta agonistica. Primera- mente nos referiremos al efecto de les hormonas so­ bre la conducta agonistica considerando los dos procesos basicos, esto es, el organizador y el ac- tivacional. A continuaciôn aludiremos al efecto de la experiencia agonfstica (procesos de dominancia, derrota y subordinaciôn) sobre la actividad hormonal, Finalmente, haremos énfasis en dos aspectos impor­ tantes, el relacionado con el control de la agre- 775 sion a trevés de la manipulaciôn neuroendocrina, y el orctlema de la interacciôn entre lo hormo­ nal V lo social. 11 . C R G AM Z AC I DN DE LAS [STRUCTURAS DEL SISTEMA NERVIOSO DUE COMTRDLAN LA CON­ DUCTA AGCfx'ISTICA Algunas de las funciones neuroendocrinas mas especteculares de ciertas hormonas fuercn analizs- das en el caoftulo 5; en esencia, estas funciones especiales consistée en que las hormones pueden ac- tuar como "oroanizadores" de ciertas estructuras del sistema nervioso central durante etapas évo­ lutives tempranas. La idea general que conclufamos era que el cerebro del mamifero gsneticamente ma­ cho se mesculinizaba merced a la accion de los an­ drogenos sistémicos en edades périnatales (etapas criticas). Al contrario, la feminidad cerebral dépendra de la ausencia de androgenos en dicha eta- pa: si un macho genético es privado es privado en e se momento de sus androgenos naturales, cerebral- mente poseera une organizacion tipo femenino. La 776 Dresencis de estrcgsnos no es decisive. La pressn- cia de androgenos si. Este fenômeno imolics la po- sitilidad de que algunas conduct as, o algunos aspec­ tos de determinadas conductes, estén difereneiados sexualmente cor la existencia de esta diferencia- ciôn neurofiEiolDgica irreversible. Si ahora nos referimcs a la conducta agresiva, la cuestiôn se centrarfe en constater la posibilidad de que el paradigme de diferenciaciôn sexual del sistema ner- vioso afecte a esta conducta. Como veremos a con­ tinuaciôn, el sistema nervioso diferenciado mascu- linamente adouiere una "sensibilidad” mes acusada para responder ”agresivamente” a los estfmulos eli- citadores del medio externe (un rival) e interno (una determinada concentraciôn hormonal en sangre). Los informes cientfficos demostrativos de que existe un proceso de diferenciaciôn neurofisiolô- gica eue afecta ostensiblemente y détermina el dimorfismo sexual de la agresiôn (sobre otros es- pectos de la conducta agonfstica como, por ejemplo, la sumisiôn, existen menos evidencias) se estructu- ran seguidamente en dos orupos o tipos de estudios, s) los que implican masculinizaciôn del sistema ner- 777 VÎ050 de la hembra genetics (XX), y b) los que im­ plican Feminizaciôn en el sistema nervioso del ma­ cho genético (XY). Ambas areas de evidencie se aco- yan y apoyan el postulado general defendido cor un elevado numéro de invest igadores (h'arlou, 1 962 ; De Vore,1955; Meccoby,1972 ; Money y Ehrhardt, 1972 ; Maccoby y Jacklin,197^; etc.) segûn el cual el macho de los distintos mamfferos, incluyendo al hombre, es siemore mas agresivo que la hembra, A. rASCULIt'IZACIOK DE LA HEMGRA (XX) Aunque naturalmentc la hembra es menos sgre- sive que el macho, exoerimentalmente se puede ma­ nipuler esta tendencia agresiva» "Hormonizando" 3 la hembra durante lo primeros cinco dias de vi­ de postnatal podemos afirmar eue nos hallerr.os an­ te una hembra genêt i ce (XX ) con cerebro masculino. Es importante resaltar que la conducta agresiva de este"hembra" es similar a la observada en un macho normal. Bronson y Desjardins (1971) revise- rcn inicialmente los trabajos realizados con roe- dcres en este sentido y, al igual que la revision 778 de Moyer (1975) y los experimentos recogidos por Brsin (1977, 197°), mantienen como valida la hipo­ tesis de organizacion al aplicarla a la conducta aoresiva. Segûn se desprende de estas investiga­ ciones, es suficiente una inyecciôn de acroximada-- mente 500 jug de propionate de testosterone, admjnis- trada el dia del nacimiento, para que un roedor hem­ bra se comporte, en su edad adulte, simulando los patrones de conducta agresiva masculine, siempre que en su estado adulto se administren de nuevo an­ drogenos (que serian équivalentes e los producidos =ndogenamente por el machq). La conducts aoresiva de le hembra tratada perinatalmentè adoota la for­ me masculine pero, no sôlo en intensidad y frecuen- cie, sino también en cualidad (algunas hembras nor­ males no realizan nunca ciertos tipos de agresion observadas en los machos). For tanto, la manipula­ ciôn temprana de los niveles de androgenos déter­ mina la cantidad y la cualidad de las respuestas agresivas adultes. Segûn el informe de Eduards (3969), la inyecciôn de androgenos es mas efectiva en el mismo dfa del nacimiento que en cualquier otro dfa. Bronson y 779 Desjardins (1971) vienen a c o n d u i t oue la "etapa crftica" de sensibilidad del cerebro para diferen- ciarse masculi nament e en cuanto a responsiuidad de pautas agresivas esta comprendida en los 1C primeros dias de vida postnatal; ademas, la sen­ sibilidad es mayor a mayor proximidad al nacimien­ to; asi, cuanto mas cerca del nacimiento mas eficaz sera la hormonizaciôn o diferenciaciôn masculine. Despues de los 1C primeros dias la hormonizaciôn no existe o es irrelevante. Sin embargo, algunas evidencias mas recientes (Vom 5asl,1979) demuestran cue durante la vide prenatal exists cierto grado de hoimonizaciôn cerebral reflejedo sobre la con­ ducta agresiva en el raton, siempre oue el animal esté expuesto a la presencia de androgenos, endô- oenos (caso del macho) o exôgenos. Estos resulta­ dos senelados por Vom Saal corroboran un informe previo emitido por Vom Saal y Bronson (1976) se- gun el cual el raton hembra que ocupa una posiciôn entre dos machos intrauterinemente résulta parcial- mente masculinizads génital y cerebralmente, eviden- ciado esto ultimo a travée de la observaciôn de su conducta agresiva y sexual. L'ne i nte rr r e t a c ion 780 rlausible de estas euidencias es eue la difusion de andrégenos desde los machos cercanos hacia la hembra son los resconsables de la ligera hormoni- zacion. Aigunos autores habian sugerido con ante- rioridad este prcceso (uéase Clemens,1976). Las inuestigacicnes que h a n establecido las bases para postulat la idea central que defendemos en este apartado se basan, fundamentalmente, en pa­ radigmes expérimentales de obseruacion de agresion espontanea "entre-machos", de agresion inducida por aislamiento ("irritable"), o en uns combinecion de smbos. Un modelo habituel de estudic oara com- probar el efecto masculinizador de los andrégenos sobre el cerebro inicialmente Femenino, utilizan- do un marco paradigmâtico de agresion inducida por aislamiento, puede seguir el siguiente orden de se- cuencias: a) durante alçuno de los diez primeros dias de edad se le administra cierte dosis de an- drcoenos (por ejemplo, oropionato de testosterone); b) cuando esta hembra genetics es adulta se aisla soci- elmente del contacte de otrcs animales (por ejem­ plo, durante cuatro o cinco semanas); c) a conti- nuacicn, se agrupa con otros animales adultes, se 781 testa diariamente con inyecciones de prcpionato de testosterone (por ejemplo, 2C0 jjc por dia) y se évalua su conducts agresiva. Or dinariamente, se evidencie en dichas hembras "hcrmonizadas" un patron de cornoortami snto aoresivo similar al de un macho; y esto, a pesar de que se trata de una hem­ bra tanto a nivel genético como a nivel genital. Como refieren algunos autores (Levine,1966) se tra- taria de hembras con cerebro masculine. A nosotros nos parece mas exacto decir que se trataria de machos con cuerpo femenino. Cfectos similares de masculinizacion cerebral temprana se han constatado, también, en animales distintos a los roedores. Aunque Quadagno et al, (1977) concluyen, desde su revision acerca de los efectos de los andrégenos périnatales sobre los pa- rémetros conductales no sexual es, la necesided de realizar estudios mas especificos en primates para conocer mejor las consecuencias de las hormones pé­ rinatales sobre la agresién en sentido estricto, ya eue solo se han realizado observaciones complementa- rias, existen algunos informes que demuestran un pro- ceso en los primates basicamente similar al evidencia- 762 do en los roedores. Asf, Coy (1968) refiere quE admi- nistrando prcrionato de testosterona a monos rhesus, durante el pariodo de gestacion (durante un periodo de 25 a 5C dias a partir del dfa 39 de preonencia)* las hembras oeneticas no exhiben, a nivel conductal, el modelo caracteristico de su sexo. Lvidentemente, une de las altaraciones conductales de dichas hem­ bras, oue no se adapten al esquema dimorfico de su cropio sexo, se refiere a secuencias de comportamien- to agresivo: participan mas activamente en juegos de caracter agresivo (violente) y poseen un nivel de gasto de energia fisica mas intense que ctres hem­ bras no tratadas, acercandose a los modèles que se consideran normales en los machos. Similares evi- dencias han sido constatadas en el mono rhesus por - Goy y Phoenix (1971). En la especie Humana, las situaciones de an- drogeni2acion prenatal las ha ofrecido la propia naturaleza con el sfndrome adrenogenital o hiper— plésia suprarrenal congenita, el mejor ejemplo de "experimento" natural que podemos usar para el estudio de estos procesos en el se r humano (ver ca­ pitule 5). Las investigaciones d e Money y Ehrhardt (1956, 1972) y Ehrhardt (1975), as i como otras an- 703 teriores y posteriores temporslmente, han sido co­ rn entadas dstsnidamente en el capftulo 5, y son par­ ti cul a rmente sugerentes con respecto al problems acui planteado. De todas ellas se deduce que una de las pautas conductales del dimorfismo sexual, es­ to es, la agresion, se mcdifica en estas chicas de forma permanente y significative hacia le adopcion de 1 modelo masculino. Los autores consideran que la agresion se modifies porque estas chicas y/o mujeres manifiestan "tomboyismo"; y, porque el tomboyismo consiste en la expresion de niveles elevados de ener- çfa fisica en juegos y déportés (gene raimente al aire libre) y en la participacion en juegos y acti- vidsdes fisicamente violentes. Dado que estos para­ mètres se relacionan con un indice mas elevado de agresion fisica, y puesto que son ceracteristicos del sexo masculino, el efecto hormonal sobre la mas­ culinizacion del cerebro femenino, relatado en base a un incremento de secuencias agresivas, parece évi­ dente. B. FEMIN’IZACION DEL MACHO (XV) Si bien, como vimos en el punto A, se puede 784 indücir experimentalmente que una hembra se compor­ te exhibiendo modèles de egresion ceracteristicos del macho, también es posible inducir en un macho genético (xv) una conducts tipicamente femenina con solo privsrle de andrégenos durante la etapa critica perinatal, Bronson y Desjardins (1971) han recogido Euficientes euidencias demostratiuas de este fené- meno en los roedores. Asi, gonadoectomizando al mecho el mismo dia del nacimiento, se transforma en un animal insensible para responder aoresiuamen- cusndo, en su estado adul to, si se somete a situaciones eue frecuentemente provocan agresion en machos nor­ males; la inyeccién de testosterone a estos anima­ les asi tratados, aplicada en el estado adulto, no facilita la agresion; el fenémeno de facilitacion de la conducts agresiva tras la administracién de tes­ tosterone se observa en cualquier macho adulto nor­ mal. Si n embargo, si el macho es castrado el dia del nacimiento pero se le administra, en ese momen- to, una inyeccién sustitutiva de testosterone (por ejemplo, en forma de propionato), el animal sera un adulto normal, en sus patrones de comportamiento 785 a g r e s i v o , a l c o m p a r a r l o c o n m a c h o s n o r m a l e s n o t r s - t a d o s . A l g u n o s i n v e s t i g a d o r e s h a n d e m c s t r a d o o u e l a a g r e s i o n i n d u c i d a n o r s h o c k a d o p t a p a u t a s f e m s n i n a s e n l o s m a c h o s c a s t r a d o s n e o n a t a I m e n t e y n o t r s t a d c s c o n h o r m o n a s s u s t i t u t i u a s , C o n n e r y L e v i n e ( 1 9 5 9 ) , n o r e j e m p l o , h a n s e r a l a d o q u e l a c a s t r a c i c n n e o n a ­ t a l d e l a r a t a m a c h o p r o d u c e q u e l o s n a t r o n e s d e c o n d u c t s a g r e s i v a i n d u c i d a p o r s h o c k d e e s t o s a n i m a ­ l e s , e n s u e s t a d o a d u l t o , s e e t i p i c a m e n t e f e m e n i n a ; e s t o o c u r r e a u n o u e e l a n i m a l a d u l t o s e a t r a t a d o c o n p r o p i o n a t o d e t e s t o s t e r o n e , 1 o c u a l d e m u e s t r a o u e e l e f e c t o s o b r e l a s e s t r u c t u r a s n e u r a l e s e s n e o n a t a l . L a e s t i m u l a c i o n d e l c e r e b r o a d u l t o p o r a n d r é g e n o s s o l o e s Evidente s i e l c e r e b r o h a s i d o h o r m o n i z a d o t e m p r a n a m e n t e . 31 l a c a s t r a c i é n d e l m e c h o s e e f e c t u a d e s p u e s d e l d e s t e t e ( y , n o r c o n s i g u i e n t e , d e s p u e s d e l e s I D p r i m e r o s d i a s d e vida p o s t n a t a l ) , a l s e r t r a - t a r i o E c o n p r o p i o n a t o d e t e s t o s t e r o n e e n s u é p o c a a - d ü l t a , e x h i b e n c o n d u c t a s a g r e s i v a s d e t i p o m a s c u l i n o n o r m a l . E s t o s u g i e r e l a i m p o r t a n c i a o u e p o s e e l a e t a ­ p a c r i t i c a p a r a l a p o s i b i l i d a d d e d i f e r e n c i a c i o n y o r g a n i z a c i é n d e l s i s t e m a n e r v i o s c . No o b s t a n t e , a u n - 786 c u e e l d o g m a c l a s i c o r e f i e r e q u e l a e t a p s c r i t i c s e n e l r o e d o r s e e x t i e n d e e n t r e e l d i e d e l n e c i m i e n - t o y 6 ] d i a 1 0 , Worn S a a l ( 1 9 7 9 ) h a c n n c l u i d o c u e e x i s t e c i e r t o g r a d o d e d i f e r e n c i a c i o n n e u r a l m a s c u ­ l i n e d u r a n t e l a v i d a p r e n a t a l . F o r e s t a r e z o n , e s p o s i b l e q u e , e n e l p r o p i o r o e d o r , d e b a m o s e m p l i a r l a e t a r a c r i t i c s c u e f r e c u e n t e m e n t e h a i n c l u i d o e x - c l u s i v a n e n t e a l a s i t u a c i o n p o s t n a t a l . E n o t r o s m a - m i f e r o s ( v e r c a p i t u l o 5 ) h e b i a m o s c o n c l u i d o l a r e l e - v a n c i e da l a s s t a r e s p r é n a t a l e s . C . HORMONAS TE MF RAMAS Y CONOUCTA A G O N I S T I C A : C O ME N T A R I O ( H J F D T E S I S 0 R GA K I Z A D O R A ) U n a p r i m e r a c o n s i d e r a c i o n c o n s i s t e e n e f i r m a r q u e e l d i m o r f i s m o s e x u a l d e l s i s t e m a n e r v i o s c , a n a - l i z a d o e n e l c a p i t u l o 5 , d e t e r m i n e e l d i m o r f i s m o ob - s e r v e d o e n l a c o n d u c t s a g o n i s t i c a d e l m a m i f e r o ( l a h e m b r a e s m e n o s a g r e s i v a y m a s s u m i s a q u e e l m a c h o e n p r a c t i c a m e n t e t o d o s l o s m a m i f e r o s ) . A d e m a s , se p u e d e i n f e r i r q u e e l c e r e b r o d e l m a m i f e r o n o e s m a l e a b l e p e r m a n e n t e m e n t e e n e s t e s e n t i d o s i n o , s o l o , e n u n a é p o c a o e r i n a t a l q u e v a r i a s e g u n l a e s p e c i e . 787 L a h o r t n o n i z a c i o n p e r i n a t a l d e l c e r e b r o , a b a s e d e a n d r é g e n o s , m o d i f i e s i r r e v e r s i b l s m e n t e l e s c e n t r e s n e r v i o s o s q u e c o n t r o l a n l a c o n d u c t s a g o n i s t i c a y l o s u m b r a l e s d e r e s p u e s t a d e e s t o s c e n t r e s a l o s e s t i m u - I c s e x t e r n e s ( r i v a l e s ) e i n t e r n o s ( h o r m o n a s ) . M a s c o m p l i c a d o e s e l c o n o c i m i e n t o d e l e s m é c a ­ n i s m e s d e a c c i o n i n v o l u c r e d o s e n e s t e s p r o c e s o s de d i f e r e n c i a c i o n y o r g a n i z a c i é n n e u r o f i s i o l o g i c a . E n e s t e s e n t i d o , s é r i a i n t e r e s a n t e c o n o c e r c u s l e s s o n l a s m o d i f i c a c i o n e s b i o q u i m i c a s , m o r f o l o g i c a s y f i s i o - l o q i c a s i n h e r e n t e s a d i c h a d i f e r e n c i a c i o n y , a s u v e z , e n q u e e s t r u c t u r a s o a r e a s n e u r o l o ç i c s s s e l o - c e l i z a n l e s m o d i f i c a c i o n e s . A l g u n a s e v i d e n c i e s h a n s i d o y a s e P a l a d a s p a r a c l a r i f i c a r e s t a s c u e s t i o n e s . A s i , C i a y t o n e t a l . ( 1 9 7 0 ) h a n c o n s t a t a d o c a m b i o s m e t a b o l i c o s e n e l ARN d e l a a m i g d a l a e h i p o t é l a m o a n t e r i o r d e r a t a s h o r m o n i z a d e s c o n a n d r é g e n o s n e o n a - t e l m e n t e , e n c c m p a r a c i é n c o n l o s a n i m a l e s n o h o r m o - n i z a d o s . F o r o t r a p a r t e , l a s e n s i b i l i d a d d e l a r é g i o n s e p t a l e l o s a n d r é g e n o s , p a r a i n d u c i r c o n d u c t s a g r e ­ s i v a , h a s i d o s e n a l a d o p o r O u e n e t a l . ( 1 9 7 6 ) . E s t a s e v i d e n c i a s s u g i e r e n q u e e l s i s t e m a l i m b i c o ( f i g . 8 0 ) , q u e h a b i t u a i m e n t e h a s i d o c o n s i d e r a d o c o m o u n e de 708 C E M B R A l COPTEX C IN G U lA ie GYRUS - NUCLEUS H A B E N U IA E . 'CORPUS CAllO SI URlA MEDUIARIS ôf W///777) ,H Y PO TH A LA M U S; o l f a c t o r y BULB H IPPOC AM PU S d ia g o n a l b a n d O f BROCA' MAMMILLARY BODY a m y g d a la I PO SITION O f T H A LA M U S F i g u r a 8 0 . R e p r e s e n t a c i o n e s q u e m a t i c a d e l s i s t e m a l i m b i c o . E l s i s t e m a l i m b i c o p o s e e a l r e d e d o r d e 53 r e g i o n e s d i f e r e n t e s y 3 5 t r a c t o s a s o c i a d o s . ( B e g u n V a n T o l l e r , 1 9 7 9 ) . 789 Ids s i s t s m a s n e u r a l e s m s s i m p o r t a n t e s r e l a c i o n s d o s c o n e l c o n t r o l d e l a c o n d u c t s a g o n i s t i c a , p u e d e s u - f r i r c a m b i o s i m p o r t a n t e s i n d u c i d o s p o r l o s a n d r o o e - n o s p e r i n e t s l e s - p a r a , d e e s t e m o d o , m o d i f l e e r s u s e n ­ s i b i l i d a d y s u s s i s t e m a s de r e s p u e s t a . I I I . E F E C T C S D E L A S H D R r C K A S 5 D E R E L A ÇDNDUCTA A G O N I S T I C A D U R A N T E L A E D A D A D U L T A E n e l a p a r t a d o a n t e r i o r ( i l ) h e m o s t r a t a d o d e r e s a l t a r l o s e f e c t o s e s p e c i a l e s i n d u c i d o s p o r l a s a n - d r o g e n o s s o b r e l a c o n d u c t s a g r e s i v a ; e s t o s e f e c t o s e r a n p é r i n a t a l e s . y d e t e r m i n a b a n u n a m o d i f i c a c i o n s u s - t a n c i ê l d e l c e r e b r o . A h c r a v e m o s a t r a t a r e l e f e c t o a c t i v a d o r o i n h i b i d o r d e l a s h o r m o n a s s o b r e l a c o n ­ d u c t s ; p e r o e s t e e f e c t o s e e s t u d i a r a , a h o r a , d e s d e e 1 i n d i v i d u c a d u l t o ( n o e n l a é p o c a p e r i n a t a l ) y d e p e n - d e r a d e l a n t e r i o r e f e c t o p e r i n a t a l , e s t o e s , d e p e n d e - r a d e q u e e l c e r e b r o h a y a s i d o h o r m o n i z a d o ( m a s c u l i n i ­ z a c i o n ) o n o ( f e m i n i z a c i o n ) . C o n s i d e r a n d o e s t e p r e - s u p u e s t o f u n d a m e n t a l , a n a l i z a m o s a c o n t i n u a c i o n l a i m p o r t a n c i a d e c a d a h o r m o n e , o g r u p o h o r m o n a l , d e s d e e l p u n t o de v i s t a d e u n e f e c t o s o b r e u n o r g a n i s m o a - 790 d u l t o . Como v e r e m o s , e s t e e f e c t o p u e d e s e r e c t i v a d c r o i n h i b i d o r ( s e g u n l a h o r m o n e e s p e c i f i c a ) m o d i f i c a n - d o l a c o n d u c t s a g o n i s t i c a t a n t o e n c u a l i d a r i c o m e e n i n t e n s i d a d ; e l e f e c t o n o s o l o d e p e n d e r a d e l a d i f e r e n - c i a c i o n s e x u a l d e l s i s t e m a n e r v i o s c s i n o t a m b i é n d e l n i v e l h o r m o n a l m a n i p u l a d o e n e l e s t a d o a d u l t o d e l o r ­ g a n i s m o ; d e e s t e m o d o , s i a d m i n i s t r a s e m o s d o s i s m u y e l e v a d a s d e u n a h o r m o n e l o s e f e c t o s p u e d e n s e r o p u e s t o ! e l o s e s p e r a d c s a p a r t i r d e d o s i s m o d e r a d a s o f i s i o l o - c i c a s . A . HCRC-IDNAS S E X U A L ES 1 . A n d r o o e n o s L a r e l a c i o n e n t r e a n d r é g e n o s y c o n d u c t s a g o n i s - t i c E s e p u e d e o b s e r v a r , p o r l o m e n o s , a t r a v é s de t r è s p r o c e d i m i s n t o s : 1 ) a n a l i z a n d o l a c o v a r i a c i o n q u e e x i s t e e n t r e c o n d u c t s a g o n i s t i c a y n i v e l e s e n - d o g e n o s d e t e s t o s t e r o n a , 2 ) e s t u d i a n d o l o s e f e c t o s d e l a c a s t r a c i é n a d u l t e s o b r e l a c o n d u c t s a g o n i s t i ­ c a , y 3 ) e v a l u a n d o l o s e f e c t o s d e l a a d m i n i s t r a c i é n d e t e s t o s t e r o n a e x o g e n s s o b r e l a c o n d u c t s a g o n i s t i c a . V ea r n o s c a d e u n o d e e s t o s p u n t o s . 791 0 . N i v e l e s e n d d g s n o s d e t e s t o s t e r o n a y c o n d u c - t a a o o n i s t l c a . L a f u r c i d n d e l o s a n d r é g e n o s e n e l i n d i v i d u o a d u l t o e s d e t i p o a c t i v a d o r y d e b e o p e - r s r s o b r e e s t r u c t u r a s n e r v i o s a s p r e v i a m e n t e o r g a - n i z a d a s . U n a m a n e r a p o s i b l e d e é v a l u a i l a r e l a c i o n e n t r e a n d r é g e n o s y c o n d u c t s a g o n i s t i c a c o n s i s t e e n m e d i r l o s n i v e l e s d e a n d r o o e n o s s i s t é m i c o s y c o r r e - I s c i o n a r l o s c o n l o s n i v e l e s d e a g r e s i o n . De u n a m è ­ n e r a n a t u r a l , d i c h o f e n é m e n o p u e d e i l e v a r s e a l a p r a c t i c a o b s e r v a n d o l a s f l u c t u a c i o n e s c u e o c u r r e n e n l a a g r e s i é n y e n e l n i v e l d e a n d r é g e n o s d u r a n t e l o s p e r i o d o s é v o l u t i v e s . E n e s t e s e n t i d o , l o s t r e - b a j o s d e F r e d e r i c s o n ( 1 9 5 0 ) , L a g e r s p e t z ( 1 9 6 9 ) , y M c K i n n e y y D e s j a r d i n s ( 1 9 7 2 ) , r e v e l a n q u e l a a - g r e s i é n n a t u r a l o i n d u c i d a p o r p r i v a c i é n a p a r e c e , p o r p r i m e r a v e z , e n l o s r a t o n e s m a c h o q u e c o m i e n - z a n l a p u b e r t a d y e n c o n s o n a n c i a c o n e l n o t a b l e i n ­ c r e m e n t o d e a n d r é g e n o s d u r a n t e e s t s e t a p a d e d e s a - r r o l l o . E n e l s e r h u m a n o , H a m b u r g ( 1 9 7 1 ) h a s u g e r i ­ d o q u e , a u n q u e l a a g r e s i é n c a r a c t e r i s t i c e d e l a a - d o l e s c e n c i a n o d e b e r e l e t a r s e u n i c a m e n t e d e s d e e l p u n t o de v i s t a n e u r o e n d o c r i n o , l o c i e r t o e s q u e a e s t a e d a d e l m u c h a c h o e x h i b e u n d r a m é t i c o i n c r e - 792 m e n t o d e t e s t o s t e r o n a y a n d r o s t e n o d i o n a { R e s k o e t a l . , 1 9 6 6 , h a n s e n s l a d o q u e l a a n d r o s t e n o d i o n a , a n d r o g e n o t e s t i c u l a r , s e h a l l a p r e s e n t e e n l o s t e s t a c u l o s d e r a t a s n e o n a t a l e s p e r o no s s d e t e c t a ­ b l e p 1 a s m a t i c a m e n t e h a s t a q u e s e a p r o x i m e l a p u b e r ­ t a d , m o m e n t o e s t e c u e , t a m b i é n e n l e r a t a , s e c a r a c - t e r i z a p o r e s p e c t a c u l a r e s i n c r e m e n t o s de c o n d u c t s a g r e s i v a ) . L e s f l u c t u a c i o n e s e s t e c i o n a l e s c b s e r v a d a s e n l a c o n d u c t s a g r e s i v a d e l o s p r i m a t e s ( c o i n c i d i e n d o l a e t a p a d e a g r e s i o n ma s i n t e n s e c c n l a e s t a c i o n d e l a p a r e a m i e n t o ) p u e d e e x p l i c a r s e p o r u n i n c r e ­ m e n t o d e l o s n i v e l e s d e a n d r o o e n o s ( f i g . 3 2 ) . E s t e f e n é m e n o s e h a e v i d e n c i a d o e n e 1 m o n o r h e s u s , e n e l c u a l , e n n i v e l m a s a l t o d e a g r e s i é n c o i n c i d e c o n e l ma s e l e v a d o d e a n d r é g e n o s s i s t é m i c o s ; a s u v e z , e s t o s s s p e c t o s c o i n c i d e n c o n l a e s t e c i é n d e m a x i m e a p a r e a m i e n t o . ( M p y e r , 1 9 7 6 ; M i c h a e l y Z u m p e , I 9 7 B ) . Ademés del estudio de les fluctuaciones en el nivel de hormonas plasmaticas, tanto en la adoles- cencia como bajo la obseruacion de los ciclos esta- cionales, el anélisis comparative de los niveles de testosterona observ a d o s en distintos indiviriuos puede 793 o f r e c e r d a t o s a d i c i o n a l e s . E n e s t e s e n t i d o , e s i n ­ t e r e s a n t e r e s e l t a r e l t r a b a j o d e R o s e e t a l . ( 1 9 7 1 ) e f e c t u a d o c o n m o n o s r h e s u s . L o s a u t o r e s c o n c l u y e n e n s u t r a b a j o q u e l o s n i v e l e s p l a s m a t i c o s d e t e s ­ t o s t e r o n a s o n s u p e r i o r e s e n l o s a n i m a l e s m é s a g r e - s i v c s y , t a m b i é n , e n l o s c u e o c u p a n u n n i v e l j e r a r - o u i c o m a s e l e v a d o . L o q u e d e s c o n o c e m o s , c o n r e s p e c ­ t o a e s t e t r a b a j o , e s s i l a c a u s a d e l a s u p e r i o r a g r e s i o n , o e l e s t a t e s ma s e l e v a d o , s e d e b e a l a t a s a e l e v a d a d e t e s t o s t e r o n a o v i c e v e r s a . A d i c i o n a l - n e n t e , e s t o s a u t o r e s o b s e r v a r o n q u e , a d e m a s d e e x i s t i r u n e c o r r e l a c i o n e n t r e a g r e s i o n e s p o n t a n e a y n i v e l d e t e s t o s t e r o n a , e x i s t i e u n a i m p o r t a n t e c o r r e l a c i o n e n t r e a g r e s i o n " i r r i t a b l e ” ( r e l a t a d a a q u i p o r r e - a c c i o n a l a f r u s t r a c i o n ) y n i v e l d e t e s t o s t e r o n a ( l a a g r e s i o n i r r i t a b l e f u e i n t e r p r e t e d a d e l a s i ­ g u i e n t e m a n e r a : g e n e r a l m e n t e , u n m o n o s u b o r d i n a d c d e b e i n h i b i t s u c o n d u c t s a g r e s i v a a n t e l a o r e s e n c i a d e o t r o d o m i n a n t e ; s i n e m b a r g o , a n t e e s t e f e n é m e n o , a l g u n o s a n i m a l e s r e s p o n d e n c o n a g r e s i o n i r r i t a b l e c o n s i s t e n t e e n s a c u d i r y g o l p e a r o b j e t o s c o n v i o - l e n c i a ) . S e g u n s e d e s p r e n d e d e l t r a b a j o d e R o s e e t a l . , e s t o s a n i m a l e s n o d o m i n a n t e s e x p r e s a b a n m a y o r 794 r r o p o r c i o n d s a g r e s i o n i r r i t a b l e c o n f o r m e e x h i b r a n n i v e l e s m s s a l t o s d e t e s t o s t e r o n a . T a m b i é n s e h a c o r r e l a c i o n a d o l a a g r e s i o n c o n e l n i v e l d e t e s t o s t e r o n a e n e l s e r h u m a n o . R o s e ( 1 9 7 5 ) h a r e c o g i d o y e v a l u a d o a l g u n o s t r a b a j o s' r e a - l i z a d o s c o n e s t e n r o p o s i t o . A u n c u e l o s a r t i c u l o s r e c o g i d o s p o r R o s e s o n c i n c o ( F e r s k y e t a l . , 1 9 7 1 ; K r e u z y R o s e , 1 9 7 2 ; F e y e r - B a h l b u r g e t a l . , 1 9 7 4 ; E h r e n k r a n z e t a l . , 1 9 7 4 ; y K e n d e n b u r g e t a l . , 1 9 7 3 ) , l o s r e s u l t a d o s d e e s t o s t r a b a j o s , a l c o m p a r a r l o s e n ­ t r e s f , n o s o n u n i t a r i o s . No o b s t a n t e , s e d e s p r e n d e n a l q u n a s c o n c l u s i o n e s o u e , a u n c u e n o s o n d e f i n i t o r i a s , d e b e n t e n s r s e e n c u e n t e . U e a m o s d o s c o n c l u s i o n e s i m ­ p o r t a n t e s . L a p r i m e r a e s q u e e l c r i t e r i o d e a u t o c a ­ l i f i c a c i o n d e l a a g r e s i o n , u t i l i z a n d o p o r e j e m p l o e l B D H I ( S u s s - D u r k e e H o s t i l i t y I n v e n t o r y ) ( S u s s y D u r k e e , 1 9 5 7 ; e s t a e s c a l s o f r e c e u n a m e d i d a d e l a c o n d u c t s a g o n i s t i c a e n c i e r t o m o d o l i b r e d e l a d e s e a - b i l i d a d s o c i a l ) , n o c o r r e l a c i o n a p o s i t i v a m e n t e c o n c o n l o s n i v e l e s p l a s m a t i c o s d e t e s t o s t e r o n a ; e s d e ­ c i r , o u e l o s i n d i v i d u o s m a s a ç r e s i v o s ( s e g û n e s t a e s c a l e ) n o s o n l o s o u e p o s e e n l o s n i v e l e s ma s e l e - v a d c i s d e t e s t o s t e r o n a . L a s e o u n d a c u e s t i o n s o b r e e l 795 t r a b a j o d e R o s e ( 1 9 7 5 ) e s e u e , c u a n d o l e c a l i f i c a - c i o n ( a g r e s i v o - n o a g r e s i v o ) e r a r e a l i z a d a e n F u n - c i o n d e l a n a l i s i s d e s u v i d a r e a l , d e s u s e x p e r i e n - c i a s , d e s u s r c o n t a c t e s a g r e s i v a s c c t i d i a n o s v , p e r t a n t o , d e s u c o m p o r t a m i e n t o o b s e r v a d o , l o s r e s u l t a ­ d o s c a m b i a b a n d e s i g n o : e x i s t i e c o r r e l a c i o n p o s i t i v e E i g n i f i c a t i v a e n t r e a g r e s i o n y t e s t o s t e r o n a o l a s m a - t i c a . E s t e s e g u n d o f e n o m e n o f u e c o n s t a t a d o f u n d a - m e n t a l i n e n t e p o r e l t r a b a j o d e E h r e n k r a n z e t a l , ( 1 9 7 4 ) , i n v e s t i g a c i o n r e a l i z a d a c o n p r i s i o n e r c s . E s t o s i n v e s t i g a d o r e s h a b i a n e l a b o r a d o t r è s g r u p o s ( g r u p o " a g r e s i v o " , g r u p o r e f e r i d o p o r s u " d o m i n a n - c i a s o c i a l " , y g r u p o " n o a g r e s i v o " ) . E l g r u p o a g r e ­ s i v o e s t a b s c o n s t i t u i d o p o r i n d i v i d u o s o u e h a b i a n c o m e t i d o c r i m e n e s v i o l e n t e s y q u e e x h i b i a n a l t o g r a d o d e a g r e s i o n f i s i c a y v e r b a l m i e n t r a s s e h a - l l a b a n e n p r i s i o n . E l s e g u n d o g r u p o f u e s e l e c c i c n a - d o p o r EU d o m i n a n c i a s o c i a l ( d e n t r o d e l a j e r a r q u i a d e l o s p r o p i o s p r i s i o n e r o s o c u p a b a n p u e s t o s y t r a ­ b a j o s p r e s t i o i o s o s , . y h a b i a n s i d o c o n d e n a d o s s p r i ­ s i o n p o r f a l t a s q u e n o i n c l u i a n a c t i v i d a d e s v i o l e n ­ t a s s i n o , ma s b i e n , a s t u t a s ) . E l t e r c e r g r u p o c o m - p r e n d i a a i n d i v i d u o s q u e a d o p t a b a n e l p a t r o n ma s 796 g e n e r a l d e c o m p o r t a m i e n t o o b s e r v a d o e n t r e l o s p r i ­ s i o n e r o s y , p o r t a n t o , F u e c o n s i d e r a d o c o m o g r u p o d e c o n t r o l . L a s c o n c l u s i o n e s o b t e n i d a s e n e s t a i n - v e s t i g a c i o n p u e d e n r e s u m i r s e a s f ; a ) e l g r u p o ma s a g r e s i v o ( " a g r e s i v o " ) e r a e l q u e p o s e r a e l n i v e l d e t e s t o s t e r o n a ma s e l e v a d o ( 1 C . 1 0 n g / l O O m l ) ; b ) e l g r u p o r e f e r i d o p o r s u " d o m i n a n c i a s o c i a l " p o s e r a u n n i v e l d e t e s t o s t e r o n a p l a s m a t i c a ( 6 . 3 5 n g / l O C m l ) miBS b a j o q u e e l a n t e r i o r ( e s t a d i f e r e n c i e no e r a s i g n i f i c a t i v a ) ; y c ) e l g r u p o " n o a g r e s i v o " p o s e r a e l n i v e l m e d i o d e t e s t o s t e r o n a ma s b a j o ( 5 . 9 9 n ç / l C D m l ) . E s t e n i v e l e r a s i g n i f i c a t i v a - m e n t e ma s b a j o o u e l o s d o s a n t e r i o r e s . U n e I r n e e d e e v i d e n c i a a d i c i o n a l v i e n e d a d a p o r l a c o n e x i o n q u e p u e d e e s t s b l e c e r s e e n t r e e l e s t a d o c r o m o s o m i c o , e 1 n i v e l d e t e s t o s t e r o n a y l a c o n d u c t s a g r e s i v a . A l g u n o s a u t o r e s h a n c o n s t a t a d o o u e e l i n d i v i d u o c o n t r i s o m i a s e x u a l X YY t i e n e p r o ­ p e n s i o n a l a c r i m i n a l i d a d ( C a s t i l l ô n , 1 9 7 2 ) ; e s t e f e n o m e n o h a m o t i v a d o o u e l a p r e n s a s e n s a c i o n a l i s - t a h a y a c a l i f i c a d o a l c r o m o s o m a s u p l e m e n t a r i o ( Y ) c o n e l n o m b r e d e " c r o m o s o m a d e l c r i m e n " o " c r o m o s o ­ ma d e C a r n " . A p a r t é d e q u e e s t o s i n d i v i d u o s c o n 797 t r i s o m i a XYY d e b a n o n o s e r e x i m i d o s d e o o s i b l e s c u l p a s d e c r i m i n a l i d a d , p o d r i a r r o s p r e g u n t a r n o s l o s i g u i e n t e : ^ p o s e e n a n o r m a l i d a d e s e n l o s n i v e l e s d e t e s t o s t e r o n a l o s i n d i v i d u o s c o n e s t a f o r m u l a g e n é t i - c a ? P a r a c o n t e s t e r a e s t o R o s e ( 1 9 7 5 ) r e c o g i o s e i s t r a b a j o s a p a r t i r d e l o s c u a l e s c o n c l u y o l o s i g u i e n ­ t e : n o e x i s t e e v i d e n c i a s o l i d s e i n e q u f v o c a p a r a s u g e r i r e u e l o s i n d i v i d u o s c o n u n c r o m o s o m a c o m p l e - m e n t a r i o ( X Y Y ) o o s e e n n i v e l e s e l e v a d o s d e t e s t o s t e ­ r o n e p l a s m a t i c a , o a l t e r a c i o n e s s i g n i f i c a t i v e s e n e 1 m é t a b o l i s m e de s u s e c r e c i o n e n d o g e n a d e t e s t o s t e r o ­ n e . ( p . 9 0 ) . b . E f e c t o s d e l a c a s t r a c i o n s o b r e l a c o n d u c - t a a g o n i s t i c a . H a s t a e l p u n t o e n o u e l a s u p r e s i o n d e l a s g l é n d u l a s s e x u a l e s , e n e l m a m i f e r o m a c h o , i n h i b a l a a g r e s i o n , d e b e r â s u p o n e r s e l a e x i s t e n c i a d e u n e f e c t o a c t i v a d o r i n d u c i d o p o t l o s a n d r o o e n o s e n l o s a n i m a l e s n o r m a l e s . E s d e c i r , l e a g r e s i o n e x h i b i d a p o r u n m a c h o a d u l t o n o r m a l d e p e n d e r a e n g r a n p a r t e d e l e f e c t o a c t i v a d o r ( s o b r e e l s i s t e m a n e r v i o s o ) d e l o s a n d r o o e n o s . E n a n i m a l e s t a n c o n o c i d o s c o m o e l t o r o o e l c e b a l l o , l e g o n a d o e c t o m i a p r o d u c e e n e l l o s m a n s e - 796 d u m b r e y d o c i l i d a d , e s t o e s , i n h i b i c i o n d e l e a g r e ­ s i o n ( o a r t i c u l a r m e n t e l a " i r r i t a b l e " ) . No o b s t a n t e , y a n q u e M o y e r ( 1 9 7 6 ) a p u n t a Gue e s t e h e c h o n o h a s i d o c o n s i d e r a d o d e f o r m a d e s t a c a d a e n e l l a b o r a - t o r i o e x p e r i m e n t a l , e s i m p o r t a n t e s e n a l a r o u e H u t c h i n s o n e t a l . ( 1 9 5 5 ) o b s e r v a r o n q u e l a a g r e s i o n i r r i t a b l e p r o d u c i d a e n l a r a t a p o r u n a d e s c a r g a e - l e c t r i c a e r a i n h i b i d a ( a n u n q u e n o d e s a o a r e c i a t o - t a l m e n t e ) p o r l a c a s t r a c i o n . R e s u l t a d o s s i m i l a r e s se h a n o b t e n i d o p a r a o t r o s t i p o s d e a g r e s i o n ( p o r e j e m p l o , e n l a a g r e s i o n i n d u c i d a p o r a i s l a m i e n t o ) y e n o t r o s a n i m a l e s c o m o e l r a t o n , e l h a m s t e r , y e l m o n o r h e s u s ( v e r a e s t e r e s p e c t o l a r e v i s i o n r e a l i z a d a p o r M o y e r , 1 9 7 6 , p . 2 4 3 ) . E n e l h o m b r e , l a p s i q u i a t r i a c l a s i c a h a r e a ­ l i z a d o a v e c e s a c t i v i d a d e s ma s t r a u m a t i c a s q u e e l " e l e c t r o - s h o c k " . T a n t o l a c a s t r a c i o n e f e c t u a d a c o n 1 a p s i p u i l t r i c a i n t e n c i o n d e c u r a r u n a p e r v e r ­ s i o n s e x u a l o u n e p s i c o p a t i a ( v e r B r e m e r , 1 9 5 9 ) , c o m o l a r e a l i z a d a p a r a p r o d u c i r e u n u c o s ( s e r v i d o - l e s d e s u l t a n e s ) , o l a s l l e v a d a s a c a b o p o r a l g u - n a s o r d e n e s r e l i o i o s a s , p r o d u c e n g e n e r a l m e n t e d i s - m i n u c i o n d e l n i v e l d e a g r e s i v i d a d e n e l v a r o n . 799 S i n e m b a r g o , s e g u n c i e r t a s o b s e r v a c i o n e s e m i t i d a s p o r B r e m e r ( 1 9 5 9 ) y M o y e r ( 1 9 7 5 ) , s e d e s p r e n d e q u e l a g o n a d o e c t o m i a e n e l N o m b r e r r o v o c a , g e n e r a l m e n ­ t e , d i s m i n u c i o n d e l a a g r e s i v i d a d s e x u a l p e r o s c l o e n u n g r a d o m u y l i m i t a d o . E n e s t e s e n t i d o , r é s u l t a a b s o l u t a m e n t e i m p r e s c i n d i b l e c o n s i d é r â t d o s f e n o m e - n c s o u e i n c l u s o e n l o s a n i m a l e s s c n a l t s m e n t e d é t e r ­ m i n a n t e s ; a ) l a e d a d y b ) l a e x p e r i e n c i a . L a e d a d e s u n ' " a c t o r i m p o r t a n t e p o r q u e , s i l e c a s t r a c i o n o c u r r e a n t e s d e l a p u b e r t a d , 1 a a g r e s i o n c u e d e r a a l t a m e n t e i n h i b i d a , m u c h o më s q u e s i s e e f e c - t u a d e s p u é s de l a p u b e r t a d . En g e n e r a l p a r e c e c o n s ­ t a t a r s e q u e e l e f e c t o e s m e n o s s e v e r e a m e d i d a q u e n o s a l e j a m o s ( h a c i a e l e s t a d o a d u l t o ) d e l a p u b e r ­ t a d . L a e x p e r i e n c i a i n t e r e c c i d n a c o n l a e d a d . L a e x p e r i e n c i a , i n c l u s o e n l o s p r o p i o s r o e d o r e s , e s , a v B c e s , m é s i m p o r t a n t e q u e e l p r o p i o e s t a d o e n d o ­ c r i n e ( B e v e n e t a l . , 1 9 6 0 ) ; s i m i 1 s r m e n t e , C o n n e r ( 1 9 7 2 ) p o n e d e r e l i e v e q u e l a e x p e r i e n c i a p a s a d a p u e d e m o d i f i c a r s u s t a n c i a l m e n t e e l e f e c t o e s p e r a d o d e l a c a s t r a c i o n . D e s d e e s t e p u n t o d e v i s t a , y p u e s t o o u e e n e 1 h o m b r e l a e x p e r i e n c i a m o d u l a l a c o n d u c t s d e f o r m a BOO mas d e t e r m i n a n t s y c o m p l e j a q u e e n o t r o s a n i m a l e s , r a r e c e c c n t r e p r o d u c e n t e e s p e r a r q u e l a c a s t r a c i o n p r o v o q u e l a d e s a p a r i c i o n o " c u r a c i o n " d e c c n d u c t e s a g r e s i v a s n o a d a o t a d a s a l o s p a r a m è t r e s d e s s a b l e s e n l a c o n v i v e n c i a s o c i a l . No o b s t a n t e , a t r ê v e s de l e s i d e a s e x p u e s t a s e n e s t e a p a r t a d o , s e p u e d e p o s ­ t u l e r d e f o r m a g e n e r a l q u e l a g o n a d o e c t o m i a d e l m a ­ c h o r e d u c e e l p c t e n c i a l c i m p u l s e a g r e s i v o ( a l m e n o s e n a l g u n a f o r m a d e a g r e s i o n ) e n t o d o s l o s a n i m a l e s e s t u d i a d o s i n c l u y e n d o a l h o m b r e . c . T e s t o s t e r o n a e x o o e n a y c o n d u c t s a o o n i s t i c a . L o s e f e c t o s d e l e a d m i n i s t r a c i é n d e a n d r é g e n o s s o ­ b r e l a a g r e s i é n s e h a n e s t u d i a d o s i ç u i e n d o d o s p a u ­ t a s f o n d a m e n t a l e s . L a p r i m e r a s e r e f i e r e a l a a d m i - n i s t r e c i o n d e a n d r é g e n o s a . i n d i v i d u o s i n t a c t e s ; l a s e c o n d a h a c e r e f e r e n c i a a l a a d m i n i s t r a c i é n d e a n - d r o o e n c E a i n d i v i d u o s p r e v i a m e n t e o o n a d o e c t o m i n a d o s ( e n e s t e c a s o , e l c o n t r o l d e l n i v e l h o r m o n a l o p é r a n ­ t e e s m a s e x a c t o ) . A u n q u e e n l o s a n i m a l e s e x p é r i m e n ­ t a l e s s e h a n e m p l s a d o a m b a s p a u t a s c o n . c i e r t o r i ­ g o r c i e n t i f i c o , e n e l s e r h u m a n o l a s o b s e r v a c i o n e s h a n s i d o e s p o r a d i c a s , p r o c e d e n de i n f o r m e s c l i n i c o s , 801 y l o s e s t u d i o s n o h a n s i d o s u t i c i e n t e m e n t e c o n t r o - l a d o s . F o r e s t e m c t i u o , a l r e f e r i r n o s a l h o m t r e , e s c r e c i s o c o n s i d e r a r l o s r e s u l t a d o s c o n c i e r t o g r a d o d e c a u t e l a . H a b i t u a l m e n t e , l o s m a m i Y e r o s m a c h o i n t a c t e s i n c r e m e n t a n s u c o n d u c t s a g r e s i v a a p a r t i r d e l a p u b e r t a d , m o m e n t o e s t e c a r a c t e r i z a d c p e r u n e n o t a ­ b l e e l e v a c i o n d e l o s n i v e l e s e n d o q e n o s d e t e s t o s t e ­ r o n e . E x p e r i m e n t a l m e n t e s e h a d e m o s t r a d o e u e a d m i n i s - t r a n d c i n y e c c i o n e s d e t e s t o s t e r o n a a r a t o n e s m a c h o i m p u b è r e s s e p r o v o c a e n e l l o s u n a u m e n t c s i g n i f i c a ­ t i v e de l a b a s a d e a g r e s i o n . E s t e f e n o m e n o f ' u e o b ­ s e r v a d o p o r K l i n g ( 1 9 6 6 ) e n e l m o n o r h é s u s . F o r t a n ­ t e , s i e n e l m o n o r h e s u s o e n e l r e t o n ( L e v y y K i n g , 1 9 5 3 ) s e p u e d e i n d u c i r a g r e s i o n , e n a n i m a l e s i m p u ­ b è r e s , p o r l a i n y e c c i o n d e t e s t o s t e r o n e , e s e d m i s i - b l e p e n s e r q u e l a a g r e s i o n c a r a c t e r i s t i c a d e l m a c h o a d u l t o e s t a i m p u l s a d a b i o l o ç i c a m e n t e r o r l o s e n d r ô - ç e n o s s i s t é m i c o s . M e s a u n , l e s a n d r o o e n o s e x c g e n o s p u e d e n p o t e n c i a r e n u n a n i m a l a d u l t o i n t a c t o s u n i ­ v e l d e a g r e s i v i d a d ( n e s o l o e n e l a n i m a l i m p u b e r ) ; d e e s t e m o d o , l e s e v i d e n c i e s s e n a l a d a s p o r S u c h o w s k y e t c l . ( 1 9 7 1 ) s u g i e r e n o u e l e a g r e s i o n i n d u c i d a p o r 802 a i s l a r r i e n t o e s m a v o r e n a l a n i m a l a d u l t o t r a t a d o c o n p r o p i o n a t o d e t e s t o s t e r o n a o u e e n e l a n i m a l a d u l t o n o t r a t a d o ( e n a m b o s c a s o s s e t r a t e b a d e a n i m a l e s i n t a c t e s ) . T o d a s e s t a s o b s e r v a c i o n e s h a n s i d o v e r i f i c a d a s e n a n i m a l e s e x p é r i m e n t a l e s . E n s i s e r h u m a n o l o s r e s u l t a d o s s o n m e n o s a s t a b l e s y c o n - c l u y e n t e s . A e s t e r e s p e c t e , M o y e r ( 1 9 7 6 , p . 6 2 ) r e s u - m i o a s i e 1 p r o b l e m s : A u n q u e l o s e s t u d i o s c l i n i c o s n o c o n t r o l a d o s d e b e n s e r i n t e r p r e t a d o s c o n p r e c a u - c i o n , d i v e r s o s i n f o r m e s s o b r e s e r e s h u m â m e s a p o y a n l a i d e a d e q u e l o s a n d r é g e n o s e x o g e n o s i n c r e m e n t a n l a s t e n d e n c i e s a g r e s i v a s . U n a s e r i e d e p a c i e n t e s e s c u i z o f r é n i c o E m o s t r é d i s m i n u c i o n d e l m i e d o ( t i m i - d e z ) y a p r e n s i é n , y a u m e n t o d e a u t o c o n f i a n z a a l s e r t r a t a d o s c o n O i a n d r c n e ( d e h i d r o e p i a n d r o s t e r o n a ) . Tarn- b i e n s e h e o b s e r v a d o d i s m i n u c i o n d e l o s s e n t i m i e n t o s d e i n f e r i o r i d a d , t i m i d e z , y a p a t i a , c o n i n c r e m e n t o d e a u t o c o n f i e n z e e n m u c h a c h c s j c v e n e s c o n p r o b l è ­ me s d e p e r s o n a l i d a d , u t i l i z a n d o l a m i s m a p r e p a r a - c i é n h o r m o n a l . E l D i a n d r o n e e j e r c e u n e f e c t o a n d r o - g é n i c o m â s i n t e n s o s o b r e l o s a s o e c t o s s o c i a l e s y D s i c c l é g i c o s q u e s o b r e l o s s e x u a l e s y f i s i c o s . E n g e n e r a l , c o n e s t o s a n d r é g e n o s s e p c t e n c i a l a a c t i - 803 vidad masculine, la agresion y la autoconfianza. L o s r e s u l t a d o s q u e h e m o s c o m e n t a d o e n e s t e a p a r t a d o s e e x p l i c a n m e j o r s i c o n s i d e r a m o s e l p r o ­ b l è m e d e l o s n i v e l e s c p t i m o s . E l e f e c t o d e l o s a n - d r o g e n o s e x c g e n o s d e p e n d e t a m b i é n d e l a d o s i s e m - p l e a d a y d e l a i n t e r a c c i o n c o n l o s a n d r o o e n o s e n d ô - ç e n o s d e l a n i m a l . P o r e s t a r a z ô n , a v e c e s l a i n y e c c i o n d e a n d r é g e n o s e x o g e n o s a u n a n i m a l a d u l t o i n t a c t o n o p r o d u c e e l e f e c t o e s p e r a d o d e i n c r e m e n t o d e l a c o n d u c t s a g r e s i v a . De h e c h o , D a v i s ( 1 9 5 4 ) h a a r g u - m e n t a d o q u e l e a d m i n i s t r a c i é n d e d o s i s e l e v a d a s de t e s t o s t e r o n a p u e d e p r o v o c s r e f e c t o s a n e s t e s i c o s , l o c u a l v i e n e ma s a i n h i b i r l a a g r e s i é n q u e a i n c r e m e n - t a r l a . E s t a s e c u e n c i a d e h e c h o s p u e d e t a m b i é n e x - p l i c a r q u e e n e l i n d i v i d u o p r e - p é b e r ( p o s e e n i v e l e s de a n d r é g e n o s s i s t é m i c o s ma s b a j o s q u e e l a d u l t o ) e l e f e c t o d e l a a d m i n i s t r a c i é n d e t e s t o s t e r o n a s e a me s é v i d e n t e . Hasta este momento nos hemos referido a anima­ les intactes. Sin embargo, la investigacién también ha obtenido material desde animales g o n a d o e c t o m i z a d o s . El tratamiento sustitutivo de andrégenos a animales gonadoectomizados puede restaurer su conducts agresi- 804 v s h a c i a l a n o r m a l i r i a d . E l e f e c t o r e s t a u r a d c r n o e s i g u e l m e n t e e f e c t i v o p a r s t o d o s l o s a n d r o o e n o s . A s i p e r e j e m p l o , l a t e s t o s t e r o n a , l a d e h i d r o t e s t o s - t e r o n a y l a a n d r o s t e n o d i o n a s o n e f e c t i v a s p e r s c e - v o l v e r l a a g r e s i o n a m a c h o s a d u l t e s ( r a t o n e s ) g o n e - d o E c t o m i z a d o s ; s i n e m b a r g o , l a t e s t o s t e r o n a e s mas p o t e n t e p a r s i n d u c i r e s t e e f e c t o q u e l a s r e s t a n t e s h o r m o n a s ( M o y e r , 1 9 7 6 ) . En e l h o m b r e l o s t r a b a j o s s o b r e g o n a d o e c t o m i z a d o s s o n m e n o s c o t r i o s o s ; e n e q u e - l l o s c a s e s d o n d e l a a g r e s i o n m a s c u l i n e h a s i d e d é b i ­ l i t a d a p o r l a g o n a d o e c t o m i a , e s t a p u e d e r e s t a u r a r s e c c n I c. a d m i n i s t r a c i é n d e t e s t o s t e r o n a , s e g u n se d e s ­ p r e n d e de l o s t r a b a j o s c l i n i c o s d e H a u k e ( 1 9 5 C ) . 2 , H o r m o n e s o v a r i c a s E ] h e c h o de cue Is h e m b r a de l a s d i v e r s s s e s p e c i e s de m a m i f e r o s , o u e p o s e e e s t r é o e n o s y p r o - g p s t a g e n o s c o m o h o r m o n a s h o m o t i p i c a s , n o e x h i b a u n n i v e l d e a g r e s i o n t a n e l e v a d o c o m o e l m a c h o , n i c u a - l i t a t i v a n i c u a n t i t a t i v a m e n t e , s u g i e r e o u e e s t a s h o r ­ m o n a s n o p o s e e n u n a r e l a c i é n e s t r e c h a c o n l a p o t e n - c i a c i o n d e l i m p u l s e a g r e s i v o . Se h a e s t u d i a d o e n e l o u n o s a n i m a l e s l a i n t e r a c c i o n e n t r e h o r m o n e s o v a - 805 r i c a s ( e s t r o ç e n o s y p r o q e s t a g e n o s ) y c o n d u c t s a o o n i s t i c a , y l a s e u i d e n c i a s m a s s o l i d e s t i e n d e n a i n d i c a r q u e e s t e s h o r m o n e s p o t e n c i a n ma s l a s u - m i s i o n q u e l a a g r e s i d n . A s i p o r e j e m p l o , l a o v a r i o e c t o m i a d e l r a t o n a d ü l t o n o r e d u c e e l n i v e l d e a g r e s i d n e u e m a n i f i e s - t a e s n o n t a n e a m e n t e e l a n i m a l ( L e v y , 1 9 5 6 ) . S i n e m b a r ­ g o , a l g u n a u t o r h a r e f e r i d o i n v e s t i g a c d o n e s q u e r e ­ v e l a n , e n l e s e s t r d g e n o s , u n l i g e r o e f e c t p p o t e n c i a - d o r d e l a a g r e s i d n e n l a h e m b r a . De e s t e m o d o , r i i c h a e l ( 1 9 6 9 ) a r g u y e o u e l a a d m i n i s t r e c i d n de e s - t r d q e n o s p o t e n c i a l a c o n d u c t s a o r e s i v a e n e l m o n o r h e s u s h e m b r a . E s t a h i p d t e s i s , n o o b s t a n t e , h a s i d o a c e p t a d a c o n m u c h a s r é s e r v a s p o r e s c a s o s i n v e s t i q a d o - r e s y r e c h a z a d a p o r m u c h o s . I n c l u s o , c o m o a f i r m a b a - mo s a r r i b a , l o q u e p a r e c e o c u r r i r e s q u e l o s e s t r d ­ g e n o s i n h i b e n l a a g r e s i d n e n l u g a r d e i m p u l s a r l a ( a u n c u a n d o p u e d a n e x i s t i r l i g e r a s d i f e r e n c i a s e n ­ t r e e s p e c i e s ) . S i l o s e s t r d g e n o s i n h i b e n l a a g r e ­ s i d n y p o t e n c i a n l a s u m i s i d n , c o m o h an d e m o s t r a d o a j o u r n e s a u t o r e s , e n t r e e l l o s R o t h b a l l e r ( 1 9 5 7 ) , d i s - p o n e m o s d e m a t e r i a l a d i c i o n a l p a r a f u n d a m e n t a r l a h i o d t e s i s h o r m o n a l d e a c t i v a c i d n - i n h i b i c i d n ( h i p d - 806 t e s i s a c t i v a c i o n a l ) i n t e r v i n i e r , t e e n l e e x p l i c a - c i o n d e l a s d i f e r e n c i a s s e x u a l e s o b s e r v e d e s e n l a c o n d u c t s a g o n i s t i c a . L a c s p a c i d a d q u e t i e n e n l o s e s t r d g e n o s p a r a i n h i b i r l a a g r e s i d n s e h a c o n s t a t a d o i g u a l m e n t e e n e l m a c h o . S a n e r j e e ( 1 9 7 1 ) y S u c h o u s k y e t e l ( 1 9 7 1 ) , e n t r e c t r o s , h a n r e f e r i d o q u e l o s e s t r d g e n o s i n ­ h i b e n e n e l r a t d n m a c h o i n t a c t o l a a g r e s i d n e s p o r r - t a n e a e i n c r e m e n t a n l a s u m i s i d n , 3 e h a n e m i t i d o a 1 - g u n a s h i p d t e s i s e n t o r n o a e s t a s c o n c l u s i o n e s e x ­ p é r i m e n t a l e s . E d w a r d s y B u r g e ( 1 9 7 1 ) i n d i c a n q u e s e t r a t a d e u n p r o c e s o s s c u n d a r i o a l a i n h i b i c i d n d e l a s h o r m o n e s g o n a d o t r o p e s h i p o f i s a r i a s ( E S H y L H ) ; s e g u n e s t o , l a a d m i n i s t r a c i d n d e e s t r d g e n o s f r e n a r i a l a l i b e r a c i d n h i p o f i s a r i a d e e s t a s h o r m o ­ n e s . K ' o s c t r o s s u g e r i m o s l a e x i s l e n c i a d e u n e f e c t o d e c c m p e t e n c i a a n d r d g e n o s - e s t r o g e n o s a n i v e l d e l o s r e c e p t o r e s n e u r a l e s d e l o s l u o a r e s d e a c c i d n . P o r o t r a p a r t e , e s b i e n c o n o c i d o e l p c t e n t e e f e c t o a n - t i a n d r o g e n i c o q u e p o s e e n l o s e s t r d g e n o s , p u d i e n d o s e r c o n s i d e r a d o s , e s t o s , c o m o a u t e n t i c o s a n t i a n d r o - g e n o s . E l e f e c t o d e a n t s o c n i s m o c o n Ids a n d r d q e r c s 807 c nivel de los receptores especificos del si stems n e r vioso se ha sugerido también para los prog e s t a - genos. En el raton macho intacto, la admi n i s t r a c i é n de p r o g e s t a g e n o s produce inhibicidn de la agresidn e s p o n t é n e a en este animal (Suchowskv et el.,1569). Se h a G x p l i c a d o e s t e f e n d m e n o e n t e r m i n e s d e c o m - p e t e n c i a a n d r d g e n o s - p r o g e s t a g e n o s p o r o u e l a a d m i n i s - t r a c i d n s i m u l t a n é s d e p r o o i o n a t o d e t e s t o s t e r o n e y p r o g e s t e r o n a a r a t o n e s m a c h o c a s t r a d c s n o r e s t a u r a l a a g r e s i d n s u p r i m i d s p o r l a c a s t r a c i d n . La influencia de las h o r mones ovaricas en le agr e s i d n humana se h s estudiado con escaso siste- matismo. Algunos informes clxnicos ( H o d g e ,1 9 6 Ç ; S a n d , 1 9 5 6 ; U h i t s k e r , 1 9 5 9 ) h a n s e n a l a d o e u e l a s t e n ­ d e n c i e s a g r e s i v a s d e l v a r o n , e s p e c i a l m e n t e s i s e t r a - t a d e a g r e s i d n s e x u e l ( v i o l a c i d n , a b u s o d e m e n o r e s , e t c . ) , d e s a p a r e c e n t r a s l a a d m i n i s t r a c i d n d e e s t r o - o e n o s . Como h e m o s d o c u m e n t a d o a n t e r i o r m e n t e , e s t e f e n d m e n o d e p r e s c r e s f a m i l i a r e n o t r o s m e m i f e r o s . F o r o t r a p a r t e , s e h a e s t u d i a d o e n l a m u j e r l a r e - l a c i d n e n t r e h o r m o n e s o v a r i c a s y a g r e s i d n i r r i t a b l e , p a r t i c u l a r m e n t e e n a o u e l l a m u j e r q u e s u f r e e l d e - nom i n a d o s i n d r o m e p r e m e n s t r u a l . A e s t e r e s p e c t o , a m - 808 rlios estudios han documentado oue la mujer exhibe estrones caracterfsticos de agresidn irritable (como crxmenes, suicidios, actividades delincuen- tes, sentimientos de hostilidad, etc.) durante el premenstruo (Dalton,1967; Ivey y Barduick, 1956 ; Foes,1966). Este tioo de agresidn, per tanto, pue- de relatarse desde el punto de vista del balance estrdgenos-rroDGsterona; el desecuilibrio de este balance se ha intercretado como una de las causas fondamentales de los trastornos del sindrome. (Re- mitimos el lector a 1 capitulo 16 para una mejor es- pecificacidn del sindrome premenstrual). B. 5I5TEFA H I P Ofl 5P-SL'F R A R RE W AL La importancis del e je hipdfiso-suprarrenal an la regulecidn de la conducts agonistics ha sido ccnsiderado menos relevante que la dramatics funcion desampenade por losandrdgenos. Este fendmeno ha nrovocado, posiblemente, que también se ha yan de- dicado menos investigaciones a 1 estudio del e je hipdfiso-suprarrenal. Aun asi, existen publicacio- nes importantes realizadas, entre otros, por Leshner y colegss (Leshner y Walker,1972; Svare y Leshner, 809 1972; Leshner et al., 1973; Harding y Leshner, 1972; Leshner et al.,1975; etc.) eue seralan dates re­ levantes en pro de la intervencion del sistema hieofiso-suprarrenal. Si n embargo, las investiçaciones oreliminares no hellaron conclusiones se t i s f ac t or i as . Asf, '''en et al (1952) constataron que la supresion de las gléndulas suprarrenales, en si raton macho, no afec- taba a la agresidn inducida por aislamiento. Iguslmen- te, Sigg et al. (1956) y Sigg (1969) no pucieron com- probsr que existiese una conexidn efectiva entre su­ pra r re na lec t omi a y agresidn inducida per aislamien- to en ratones macho. También, Bronson y Des jardins (1971) recuerdan eue un extenso estudio reelizado en su laboratorio résulte infructuoso en el intente de modificar la frecuencia de agresidn espontanea de ratones adultos intactes, empleando dosis fisio- idgicas o farmacoldgicas de ACTH. Ante taies resulta- dos se podria argumenter la inexistencia de relacidn entre el eje hipdfiso-suprerrenal v la conducts a- gresiva del ratdn macho. No obstante, otras inves- tigaciones mâs recientes, como les indicadas al comienzo de este apartado, suoieren resultados po- 810 sitivos y estables. La razdn por 1 a oue las in- VBstigaciones nreliminsres conclu yeron oue no exis- tia interaccidn puede explicarse por la inooersncia o imperfeccion del diseno experimental utilizado. VanOS a referirncs, ror tanto, a los trabajos que bar, constatado resultados mas relevantes. to un estudio correlacional, Levine et el, (157C) refirisron une ccrrelacidn positive entre niveles de 17-0HC5 y niveles de agresion inducida por shock en el mono rhesus. Los animales mas aqre- sivos poseian también niveles mas elevedos de ac- tividad ccrticosuprarrenal. En el ratdn, la supra- rrenalectomia inhibe la agresidn inducida por ais­ lamiento (Walker y Leshner,1572; Harding y Leshner, 1572). Asi mismo, la terapia sustitutiva restaura la agresidn sucrimida por la suprarrenalectomfa (Candland y Leshner,1976). En animales intactes, la administracion de dosis moderadas de glucocor- ticoides potencia la agresidn espontanea o induci­ da por aislamiento (Brain et al.,1971; Kostouski et el . ,1970; Banerjee,1971). Sin embargo, la admi­ ni stracidn de dosis altas de glucocorticoides in­ hibe la agresidn (Candland y Leshner,1976). 811 A partir de estas investigaciones se puede con- cluir que los glucocorticoides son necesarios a ni­ veles moderados para mantener la agresidn (esponta- nea, inducida por aislamiento, o inducida per shock), y que los niveles myy altos o mu y bajos de estas hormones reducen le agresidn. flhora bien, hasta aoui hemos discutido la intervencion de los glucocorti­ coides sin aludir a la hormona ACTH, hormone que cc- mo sabemos covaria con la actividad glucocorticoids. Es neceserio, por consiguiente, delimiter los efec- tos producidos por los glucocorticoides de los pro- VGcados por le ACTH. Esta hormona es un candidate importante ya que existen evidencias suficientes oera prober su accidn central independiente de sus acciones oerifericas. La suprarrenalectomfa inhibe la agresidn pe- r0 también produce incremento de la liberacidn hi­ pofisaria de ACTH. En cambio, la administracion de dosis elevadas de glucocorticoides inhibe la agre­ sidn pero también inhibe la liberacidn de ACTH. A- narentemente, pues, se podrfe penser que la ACTH actua de forma opùesta a la de los glucocorticoi­ des, o bien, que es irrelevante pare le agresidn. 812 Bn Cembio, existe evidencia de que la administra- cion prolongada de ACTH, manteniendo constantes los niveles de qlucocorticoides, inhibe fuertemente la agresidn inter-machos del ratdn tras aislamiento (Leshner et al., 1573). Este fendmeno révéla oue la ACTH inhibe la conducts agresiva independientemente de la estimulacidn de la corteza suprarrenal. La cro- piedad fundamental para que la ACTH se a efectiva para actuer extrasurrarrenalmeote e inhibir la a- oresidn se basa en que el tratamiento debe se r pro- Icnçado; pues, si la administracion de ACTH se efec- tua durante périodes de tiempo cortos, en lugar de inhibir la agresidn produce el efecto contrario (Brain y Evans,1973). En este casc, le induccidn de estimulacidn de la conducts agresiva tras trata­ miento con ACTH es secundario a la estimulacidn de la corteza suprarrenal por esta hormona. Leshner (1578) ha referido, en este sentido, que para que la ACTH facilite la conducts agresiva es necesa- rio que estimule la liberacidn de glucocorticoides pues, cuando se controls el nivel de estas hormo­ nes, la ACTH administrada durante un période de tiempo cor to es inopérante para inducir agresidn. 813 La hipdtesis Formulada an teriormente sobre la inhibicidn de la agresidn por suprarrenalectomfa se explica, en parte, a la luz de estas investiga- ciones sobre ACTH. Es decir, la inhibicidn de la conducts agresiva tras suprarrenalectomfa puede in- terpretarse en termines de la supresion de çluco- corticaides pero, sobre todc, por el efecto inhi- bidor producido por la liberacidn de ACTH hinofisé­ ria. Aun asf, la hipdtesis de que la administracion de dosis altas de glucocorticoides inhibe la agre­ sidn es mds diffcil de intégrer en este modelo pues, como sabemos, se provoca también supresion de la liberacidn de ACTH. Una posible interpretacidn serfa eue los glucocorticoides, por s f mismcs, producen efectos onuestos a los producidos por dosis moderadas. De este modo, su relacidn con la agresidn puede ejercerle bien en interaccion con la ACTH, o bien independientemente. Una interpretacidn plausible para la delimi- tecidn de les funciones de les glucocorticoides y ACTH ha sido formulada por Leshner (197E). Es­ te autor sugiere eue es necesaric diferenciar el concepto de sumisidn del concepto de "no ataque". 816 La sumisidn, entendida como "svitacidn del ataoue", depende de la actividad de los glucocorticoides pero no de le ACTH. Esto se ha comprobado porque la ACTH es incapsz de restaurer la conducts de "evi- tacidn del ataoue" en animales hipofisiectomizados, a no s e r que promueva la liberacidn de glucocorti­ coides. Eundamentandose en este criterio, Leshner viens a decir que la actividad del e je hipdfiso- suprerrénal intsrviene en la regulacidn de la conduc- .ta açonistica del animal intacto de ferma bimodal y opueste para les dimensiones agresidn-sumisidn y Que, a su vez, intervienen hormones distintas para cada uno de los dos aspectos agonisticos: La EObreestimulacidn e inhibicidn de la actividad hipdfiso-suprarrenal inhibe la agresidn y estimula la sumisidn; la inhibicidn de la agresidn esta pro- ducida esencialmente por la actividad de 1 ACTH, la facilitacidn de la sumisidn por la de los glucocor- ticoi des . For otra parte, la actividad del sistema hi­ pdf iso suprarrenal podria actuar sobre la agresidn a bravés de una accidn sobre e1 sistema sexual. Si la ACTH inhibe la agresidn, este inhibicidn puede 815 debsrse a la supresion de la actividad gonadal pro- ducida por la ACTH, Ademas, como sugirio Ward (1972), la sobreestimulacion de la corteza sucrarrenal tras administracion prolongada de ACTH estimula, a su vez, la liberacidn de androgenos suprarrenales, como la androstenodione. Estes andrdgenos, que son menos potentes que la testosterone, pueden rivalizar con esta a nivel de los receptores del sistema nervioso central. En este sentido, podria considerarse que una posible via de accidn de la ACTH sobre la agre­ sidn actuaria en interaccidn con la hormones sexua­ les. Auncue en coQ'iciones naturales puede darse es­ te efecto de interaccidn que acabamos de seMelar, eXperimentalmente es posible disociar la relacidn eue tienen ambos sistemas (el hipdfiso-suprarrenal y el hipdfiso-sexual) con 1-a conducta agonistica. Pues, como h an sugerido Leshner et al. (1973), la accidn frenadora de le agresidn inducida por la ACTH puede operar independientemente del sistema sexual ya que, controlando los niveles de testosterone, el efecto de le ACTH es similar. Foyer (1976,p.269) re­ sume asi la parcial independencia de ambos sistemas en el control de la aoresidn: Le conducta aoresiva 816 SG restaura en ratones suprarrensiectomizados con la, administracion de corticosterone cue, de suyo, inhibe la prcduccion de ACTH. Sin embargo, si los ratones son suprarrenalectomizados y castrados s i- multaneamente, ni la corticosterone ni la testos­ terone, administradas de forma aislada, son sufi­ cientes para restaurer la agresidn. En cambio, ad- ministradas en combinacidn son efectivss. La dexs- metasona (potente supresor de la liberacidn de ACTH) restaura la agresidn en animales sup r a rr e n a lect om.i- zados, pero es ineficaz para restaurer la agresidn en animales castrados o castrados y suprarrenalec­ tomizados. La testosterone exdgene tampoco restaura la egresividad de animales suprarrenalectomizados o sucrarrenalectomizados y castrados. Las conclusiones que hemos venido emitiendo sobre la influencia de la ACTH en la conducta ago­ nistica estan hasadas, fundamentslmente, en obser- uaciones sobre agresidn entre machos espontanea o inducida por aislamiento. Otros tipos de agresidn, siguiendo el criterio c 1 asificatorio de Foyer, se h an estudiado con menor sistematismc. Nuestra sugerencia es oue la ACTH puede juger papeles diferentes en dis- 617 tintos tipos de agresidn. Asa por ejemplo, en la agresidn prouocada por una descarga eldctrica (a- gresidn irritable), Conner et al. (1971) han cons­ tatado que la aplicacldn de descargas electricas a ratas provoca, no solo lucha, sino también elevacidn plasmética de ACTH. i,Dué funciones desempehe en es­ te caso, la elevacidn de ACTH en relacidn con la a- gresidn inducida por shock? C. AMINAS BIOGENAS Un dato de interés para el estudio de las bases endocrinas de la agresidn consiste en que las amines bidgenas serotonins (5-hidroxitriptami- na, 5-HT), noradrenalina (NA), dopamine (DA), y adrenaline (A), tanto las de origen suprarrenal (medula suprarrenal) como las elaboradas por el propio cerebro (aminas cerebrales), suFren impor­ tantes modificaciones metabdlicas durante el desa- rrollo de los procesos agonfsticos del mamifero. Dichas modificaciones metabdlicas se han referi­ do desde el punto de vista de alteraciones en la biosfntesis y utilizacidn de noradrenalina, dopa- 818 mina, y serotonina cerebrales, cambios en los ni­ veles basales de secrecidn de adrenalina y noradre­ nalina suprarrenales, y alteraciones en la concentra- cidn de triptôfano cerebral (fig. 81). No obstante, aun se desconoce la funcion exacta que ejercen los cambios observados en estes sustancias sobre la con­ ducta agonistica. A rsiz de las evidencias referidas en varias in­ vesti gaci ones , existe actualmente la idea general de que las razas de roedores (ratones) que poseen nive­ les relativamente mas bajos de aminas cerebrales (5-HT, NA y DA) son mas aoresivos que las razas de ratones con niveles generalmente mas elevados. Es­ ta idea es cuestionada por Welch y Welch (1971) y apoyada por las investigaciones de Bourgault et al. (1963), Karcmar y Scudder (1967), y Ualzelli y Bernasconi (1979), fundamentslmente. Sin embargo, Lagerspetz et al. (1967) han puesto de relieve que el problema, planteado en termines tan generates, no es absolutamente vélido ya que los ratones con­ siderados genericamente agresivos poseian niveles bajos de 5-HT en el cerebro anterior pero no en el tronco cerebral; ademas, el tronco cerebral de estos animales presentaba niveles mas elevados de NA que 819 I; Figura 8 1 . Cambios circadianos en el nivel de triptofano cerebral de ratones agrupados (•) y aislados (A). Se dan los valores medios corres- pondientes a las seis condiciones. Solo existio ritmo circadiano, como se ve en la figura, en los ratones agrupados. El trazo negro inferior Indica las boras de la fase de oscuridad. (*=p<.D5; **=p<.Ol). (Begun Miller et a l . ,1979,p.12). 820 en los no agresivos y, sus médulas suprarrenales contenian mas adrenalina (si bien las diferencias eran muy pequenas). Por tanto, a pesar de que la ide- a general emitida en este sentido mantiene que las familias de ratones exhiber niveles mas bajos de aminas cerebrales, permanece el sentido de que hay que considérât las areas del cerebro en las que se produzcan alteraciones especificas de estas sustancias. También es necesario considérât la es- pecie de mamifero estudiado. Una de las formas més usuales para inducir con­ ducta agresiva, en los roedores, ha sido la técnica del aislamiento social. Pues bien, el aislamiento produce también alteraciones tanto en las aminas cerebrales como en las sintetizadas por la médula suprarrenal. Lo cual ha permitido pensât que la agresiôn inducida por aislamiento puede depender, en cierto modo, de la actividad metabolica de las aminas biogenas. Esto puede se r cierto en virtud de algunas evidencias expérimentales que debemos considérer. Por ejemplo, Uelch (1967) especifico que las gléndulas suprarrenales (médula) de los animales aislados poseen menos cantidad de cate- 821 colamlnas (p roporcionalmente) que los animales agrupados; ademas, el paso de estas sustancias a la circulacion sanguines era también mener (Welch y Welch,1968b). Pero, el aislamiento no soilo provoca tal inhibiciôn en las aminas circu­ lantes pues, segûn defiendm Welch y Uelch (1971), la biosfntesis y utilizacion cerebrales de NA, OA y 5-HT se inhiben también con el aislamiento. Es­ tos resultados pueden inducirnos a penser que la agresion producids por aislamiento depende de los cambios metabolicos producidos por el aislamiento. Le evidencia sehalada por Garatini et al. (1969) segûn la cual los ratones hembra presentaban, tras el aislamiento, menor grado de inhibiciôn en la uti­ lizacion de 5-HT cerebral que los machos, viene a sus­ tenter esta hipotesis; pues, como sabemos, los ra­ tones hembra no suelen exhibit aoresion por aisla­ miento incluso en aquellas families donde los ma­ chos se conducen manifestante fuerte agresividad espontanea después del aislamiento. Aunque, por el momento, prevalece la idea ge­ neral que acabamos de exponer, no debemos olvidar algunos problèmes que actualmente oscurecen la con- 822 plejidad efectiva del funcionamiento de las aminas biogenas en la agresion, a la vez que seRalan la existencia de una relacidn no lineal entre agresidn y aminas bidgenas. Vamos a sefialar algunos de estos problèmes, a) La Ifnea trazada desde la experimenta- cidn con el ratdn puede no cumplirse en otros anima­ les; de hecho, en la rata no se han detectado cambios en el metabolismo de la 5-HT a consecuencia del ais­ lamiento (Conner,1972). b ) Otros tipos de agresidn, que no sea la inducida por aislamiento, siguen mo- delos diferentes; por ejemplo, en el caso de la agre­ sidn inducida por shock eléctrico, Conner et al. (1970) no hallaron evidencias indicatives de que la serotonina estuviese involucrada; otro dato de inte­ rés, en este sentido, es la indicacidn de Stolk et al. (1970); estos investigadores observaron que las ratas expuestas aisladamente a descargas eléc- tricas (por tanto, al ester aisladas no podian lu- char) evocaron un indice mas elevado (que las ratas control) de utilizacidn de adrenalina por el tron­ co cerebral, mientras tanto, las ratas expuestas en grupos de dos a descargas eléctricas (solfan luchar entre si) no evidenciaron modificaciones no- 823 torias en el metabolismo de las catecolaminas ce­ rebrates. c) Es posible que si el nivel de 5-HT baja de cierto limite se produciran efectos con- trarios; asi por ejemplo, mientras que la p-cloro fenilalanina (inhibidor de la sintesis de serotoni­ na) increments la agresidn en condiciones relativa­ mente normales (Karli,1969), en ratones previamente aislados (por tanto, con niveles bajos de serotonina) induce reduccion de la agresidn (Uelch y Uelch,1968a), Un fendmeno relativamente facil de admitir es que, en muchos casos, la agresidn puede estar modula- da por las aminas bidgenas sobre las que hemos he­ cho refer e nd a . Lo que no résulta tan idgico de apo- yar es que exista una relacidn lineal entre la agre­ sidn y los niveles de estas sustancias neurotransmi- soras. La agresidn puede facilitarse o inhibirse a traves de una manipulacidn de estos agentes pe­ ro sdlo de una forma muy general, Ouizds son muchas las variables que intervienen (tipo de cambio meta- bdlico, modalidad agonistica, interaccidn con esta- dos de estrés, lugares especfficos de accidn del sis­ tema nervioso, efectos producidos por la propia agre­ sidn, etc.) y, por supuesto, todavia costard demasia- 824 do controlar estas variables para llegar a una o varias hipdtesis concluyentes. D. HORMONA5 H IPOTALAM ICAS Actualmente se esta haciendo especial hincs- pie en el estudio de los efectos extra-hipofisari os que poseen las hormones hlpotalamicas. Tel vez este es uno de los campos mds prometedores de la psiconeu- roendocrinologfa. Aparte de su posible aplicacidn en el drea de la psicopatologaa, varias investigaciones se centran en torno al estudio del efecto de estas hormonas sobre la conducta. Sin duda, la TRH (thyrotropin releasing hormone), u hormona estimuladora de las cdlulas tirotropas de la hipdfisis anterior, es una de las hormonas hipota- Idmicas mejor conocidas (es un tripéptido, o lo que es lo mismo, Glu-His-Fro-NH^), Refiriendonos exclusiva- mente al marco de la conducta agonistica, se ha suge­ rido que la TRH posee un efecto especifico sobre la agresidn independientemente de su accidn trdfica an- tehipofisaria. Trabajando en esta ifnea de investiga- cidn y usando ratones macho en très experimentos dis- 825 tintos, Malick (1975) ha referido que la TRH posee una potente actividad antiagresiva sobre las secuen- cias de agresidn inducidas por aislamiento. Segûn es­ te autor, tal actividad es selective en el sentido de que la TRH, a dosis antiagresivas, no provoca ni alte­ raciones neurologicas secundarias importantes ni modi- ficaciones en las manifestaciones espontaneas del apa- rato locomotor. Ademas, la actividad antiagresiva de la TRH debe operar a base de un efecto directe (extra- hipofisario) sobre las estructuras del sistema nervio­ so central, puesto que la triyodotironina (T^) no po ­ see efectos antagdnicos sobre la agresidn inducida por aislamiento. E . HIPOGLUCEMIA Y AGRESIDN Los niveles de glucosa estan determinados por la accidn de dos hormonas, la insuline y el gluca- gdn, ambas secretadas por los islotes de Langerhans del pancreas (pdncreas endocrine). La hipoglucemia (niveles bajos de glucosa en sangre) pruede estar provocada por la existencia de tasas excesivamente altas de insuline, o por niveles muy bajos de glu- 826 cagdn. No obstante, los casos reales de hiooglucemia obedecen a alteraciones mas complejas que, euidente- mente, pueden incluir alteraciones en dichas hormonas Hemos hecho mencion a la hipoglucemia porque esta, generalmente, se debe a alteraciones endocrines y porque algunas evidencias han sugerido una relacidn entre agresividad e hipoglucemia (Bolton, 1973 ; Moyer, 1976,p. 74). Clinicamente se ha demostrado que la hipogluce­ mia produce irritabilidad. Incluso, en algunas oca- siones se ha sehalado que los cambios habitua1e s .que suFre una persona en su estado de animo, psicologica- mente inexplicables, estan mediatizados por los cam­ bios subyacentes en el nivel de glucosa (a este res­ pecto, nosotros pensamos que los niveles calcemicos contribuyen también a las Fluctuaciones del estado de animo de las personas). La irritabilidad puede ser uno de los elementos disparadores de la denomi- nada "agresidn irritable"; a su vez, se podria suge- rir oue los estados poco severos de hipoglucemia, y relativamente frecuentes en la poblacidn humana, pue­ den explicar la incidencia de agresidn irritable en individuos que considérâmes normales, Puesto que se 827 puede subsanar con la ingestion de escasas cantida- des de azûcar, èl problema es mas bien de conocl- miento que de tratamiento. Bolton (1973) estudio las razones por las que los indios Dolla, de los Andes (Peru), exhibian niveles dramaticamente altos de conflictividad so­ cial. Sus concluciones fueron que aproximadamente la mitad de esta poblacidn posera alterado el meta­ bolismo de la glucosa, lo cual presupone que frecuen- temente estos individuos posefan niveles bajos de a- zûcar en sangre. Moyer (1976), al referirse a esta publicacidn, seFiala que, como no se encontraron otras causas (por ejemplo, sociopatfas) que pudiesen inci- dir significativamente sobre la elevada frecuencia de violencla social de este pueblo, es factible pensar que se debe a la hipoglucemia. F. FEROMONAS Las feromonas modulan varies tipos de secuen- cias comportementales en los mamüferos. La agresidn depende en muchos animales de la actividad y direccidn de estas sustancias quimicas que operan, en la ma- 828 yor parte de las circunstancias, a un nivel subli­ minal. Aunque en la especie humana no debe descar- tarse un efecto en este sentido, por ahora no es po« sible delimitar el alcance exacto que pueden tener con respecto a nuestra conducta agresiva. En el ca­ pitule 15 puede encontrar el lector una descripciôn mas detallada de la relacidn feromonas-agresidn. G. COMENTARIO; EFECTOS DE LAS HORMONAS SOBRE LA CONDUCTA AGONISTICA EN LA EQAD ADULTA A traves de los diverses puntos de 1 apartado III hemos revisado algunos de los efectos induci- dos sobre la conducta agonistica, en el individuo adulto, por las siguientes sustancias quimicas: hormonas sexuales, hormonas hipdfiso-suprarrenales, aminas bidgenas, hormonas hipotalamicas, sustancias involucradas en el metabolismo de la glucosa, y fe­ romonas. Segun se desprende de los trabajos revisa- dos, los andrdgenos son las sustancias hormonales que mas dramaticamente determinan la conducta agre­ siva del mamifero macho. La castracidn del macho adulto normal, en animales expérimentales, provo- 029 ca supresion de la agresidn. La terapia sustitu­ tiva devuelve a estos animales su anterior nivel de agresidn. La edad influye, siendo mas determi­ nants a medida que nos acercamos a las épocas pu- berales (desde la edad adulta), lo cual sugiere que tanto la maduracion cerebral como la experiencia son factores a tener en cuenta. En el hombre, la influencia de la experiencia es aun mas relevante que en los animales. Con respecto a las hormonas ovaricas, en la hembra son escasamente déterminan­ tes de los petrones agonfsticos; en el m a c ho .ibtacto, la administrecidn de hormonas ovëricas (estrdgenos y progestaçenos) no sdlo no facilita la agresidn si­ no que, contrarlamente, la suprimen y facilitan la sumisidn; las hormonas ovéricas en el macho intacto actdan como antiandrogenos. El e je hipdfiso-suprarrenal también evidencia relaciones importantes con la conducta agonfstica pero menos dramaticas que las de los andrdgenos. En general, el efecto de este e je sobre la conduc­ ta agonfstica depende esencialmente de un patron bifasico de actividad; a niveles de actividad muy elevados o muy bajos produce inhibicidn de la agre­ sidn y facilitacidn de la sumisidn, a niveles de ac- 830 tividad moderados se facilita la agresion. Los efec- to6 diferenciales sobre facilitacidn de sumisidn e inhibicidn de agresion, a niveles de alta o baja ac- tiuidad hipdfiso-suprarrénal, se deben a hormonas dis­ tintas; la inhibicidn de la agresion depends de la sctividad del ACTH mientras que la facilitacidn de la sumisidn se asocia a la actividad de los glucocor- ticoides. También se h an discuti do los efectos de las aminas bidgenas, hormonas hipota 1 amicas, hipogluce- mia, y feromonas, Estos efectos, sin embargo, son menos consistentes y, aunque reuelan la existencia de une importante conexidn con la conducts agonis- tica, exigen ulteriores inuestigaciones para esta- blecer unas bases de interaccidn mas astables y de- finitorias. Los efectos de las hormonas sobre la conducts agonfstica, en el estado adulto del individuo, se han discutidc desde el punto de uista de la hipd- tesis de activacidn. Estas hormonas inducen (o con- trolan) efectos agresiuos, o antiagresivos (sumisidn) actuando sobre dreas del sistema nervioso, probable- mente sobre el sistema limbico e hipotâlamo. Son ne- 831 cesarias ulteriores investigaciones para precisar con mayor exactitud los lugares especfficos del sistema nervioso sgbre los que tiene lugar la accidn ho rmona1, IV. EXPERIEKCIA AGONISTICA: EFECTOS SOBRE LA ACTIVIDAD HORMONAL La relacldn hormonas-conducta agonfstica es va­ lida también en su sentido recfproco, esto es, en el sentido de que la actividad agonfstica modifies la actividad hormonal. La participacion de un animal en relaciones agonfsticas supone modificaciones im­ portantes en los estfmulos y respuestas del animal, asf como en las condiciones internas, particularmen- te en el estado de 1 sistema nervioso. Los cambios que ocurren durante los enfrentamientos agonfsticos en la actividad de los centres nerviosos que controlan los procesos neuroendocrinos pueden explicar la emer- gencia de alteraciones hormonales draméticas. Pero, es importante destacar que el efecto de la conduc­ ts agonfstica sobre la actividad hormonal no se li­ mita a la situacion sincrônica sino que, ademas, el 832 resultado de la confrontacion agonfstica modifies temporalmente (diacronicamente) la actividad hormo­ nal del individuo. Es decir, la victoria o la derro- ta son dos factores déterminantes del posterior gra­ de de actividad hormonal. El dramatico efecto que implies la experiencia de haber sido derrotado fue Duesto de relieve sistematicamente po r Bronson y Des jardins (1971). Segun defendieron estos autores, los très sistemas endocrines mas importantes del in­ dividuo, el sistema hipdfiso-suprarrenal, el hipofiso- gonadal, y el hipofiso-tiroideo, se modifican sustan- cialmente después de la experiencia de derrota; ade-- mas, esta modificacion suele poseer cierto grado de permanencia temporal. Por otra parte, Welch y Welch (1971) y Stolk et al. (1970) indican que la experien- cia agonfstica también afecta la actividad posterior de las aminas biogenas. Desde este marco de referen- cia, existen très ifneas fondamentales de interés: a) le experiencia agonfstica produce efectos importan­ tes sobre la secrecion hormonal, b) estos efectos son diferentes segûn el signo de la experiencia agonfs­ tica (derrota o victoria), y c) estas experiencias, que determinan socialmente los rôles de dominancia y 833 sumisidn, determinan también diferencias hormonales entre subordlnados y dominantes. Puesto que los pun- tos b y c implican la existencia del punto a, trata- remos de centrarnos e continuacidn exclusivamente sobre aquellos, A. DERROTA Y ACTIVIDAD HORMONAL No es indiferente al sistema endocrine que un animal, a través de su conducts agonfstica, se a ven- cido D see vencedor. Vamos ha hacer referencia a los très sistemas que mencionamos anteriormente y, para ello, comenzamos con el sistema hipoFiso-suprarrenal. Este sistema es el més sensible al efecto de la expe- riencia agonfstica. Bronson y Eleftheriou (1966, 1965a) refirieron que, en ratones, el efecto de la derrota sobre la secrecion hormonal de la corteza su- prarrenal (corticosterone) era particulermente nota­ ble. En efecto, las concentraciones plasmaticas de corticosterona, asf como el tamaRo de la corteza su- prarrenal, se ine rementaban drameticamente en aque­ llos animales que eran derrotados sistematicamente al se r expuestos diariamente a cortos périodes de lucha en situaciones expérimentales ordinaries. Pues- 834 to que la concentracion de corticosterona plasma- tica alcanzaba su cota mas elevada al cabo de una bora después de la derrota y continuaba excesiva- mente alta hasta unas 24 boras después, Bronson y Desjardins (1971) sugirieron que algün aspecto de la experiencia de la derrota puede continuer actuando sobre el e je hipotalamo-hipofisario para elicitar la liberacion de ACTH durante un periodo considerable de tiempo después de que un ataque baya sido establecido, Sin embargo, existe otro hecho de interés puesto de relieve por Chapmah et al. (1959) consistante en que, aunque la hipermo- vilizacion de la hormone adrenocorticotropa (ACTH) puede continuer en muchos animales durante bastan- te tiempo después de la derrota, algunos de los derrotados aprenden a adaptarse a sus derrotas cronicas estabilizando su nivel de respuestasupra- rrenal a un nivel casi normal. De este modo, algu­ nos animales dejan de responder a la derrota con hiperactividad corticosuprarrénal. El interesante trabajo de Bronson y Eleftheriou (1965b), por otra parte, aporta una nueva dimension al problems; pues, segûn constâtaron, no es necesario el contacte fi- 835 sico entre derrotado y vencedor, esto es, no es preciso e impresclndible que el animal derrotado uuelva a luchar para que la actividad suprarre- nal de aquel se increments; basta con que el ani­ mal que Fue vencido en otras situaciones se halle presenciando la lucha. Evidentemente, si la simple presencia del vencedor es suficiente para incre- mentar los niveles plasméticos de corticosterone en el vencido hasta alcanzar tasas similares a las provocadas por la propia agresion, es facti- ble hipotetizar que la simple "amenaza” , unida al recuerdo de la derrota, posee capacidad suficiente para evocar alteraciones corticosuprarrenales, A nivel psicoldgico, pensamos que este ultimo fend- meno reviste un interés especial. Otro de los sistemas hormonales cuya activi­ dad puede relacionarse con el resultado de la ex­ periencia agonfstica es el e je hipdfiso-qonadal. Rose et al. (1972) constataron este fendmeno en el mono rhesus. Como afirman estos autores, cuando un mono rhesus macho se introducfa en una colonia de monos rhesus donde los sistemas jerérquicos de re­ laciones sociales estaban rigidamente estructura- 836 dos, el animal evidenciaba una notable reduccion de los niveles de testosterona plasmâtica. Rose et al. interpretaron estos resultados en termines de que el animal vivra un estado de "derrota social". Bronson et al. (1973) reportaron que la conducts ago­ nfstica inducfa en los ratones derrotados mayor de- presidn sérica de LH y F5H que en los vencedores. 51- milarmente, la exposicidn crdnica a situaciones ago­ nfsticas provoca en el raton reduccion de LH-RH (hor- mona hipotalamica estimuladora de la secrecion de LH); esta reduccion también afectaba al animal vencedor, si bien en un grado menos severo y en distinto or- den secuencial; mientras que el vencedor exhibio su mas baja concentracion hipotalamica de LH-RH alrededor del quinto dfa después del inicio de la situacion agonfstica y se encontre recuperado (aunque prosegufan los enfrentamientos agonfsticos) hacia el dfa 16, el animal vencido posefa el fndice mas bajo de la LH-RH entre los dfes 8 y 16 (Bronson y Desjardins,1971). De estas investigaciones se desprende que, aunque la experiencia agonfstica cronica déprimé la actividad de las glandules sexuales en uno y otro contrincante, existen diferencias importantes en fun- 837 cion del resultado de dicha experiencia; pues, mien­ tras el vencedor se adapta n e u roendocrinologicamente hacia el dfa 16, el vencido evidencia en esta fecha el grado mas alto de inadaptacion referida desde el punto de vista de la actividad LH-RH. Finalmente, se han referido también alteracio­ nes del eje hipoFiso-tlroideo. En general, el ani­ mal con experiencias agonfsticas de derrota suele manifester un estado de hiperactivacion en este s i s ­ tema. Esta hipotesis ha sido defendida por varias invBstigaciones (Krachty Kracht,1952; Bansi et al., 1953; Eleftheriou et al.,1968; etc.) y negada por otras (Barnett,1958). Como se ve, la experiencia de derrota induce en animales expérimentales activacion de los sis­ temas hipofiso-suprarrenal e hipofiso-tiroideo, e inhibicion del sistema hipofiso-sexual. Este pa­ tron de respuesta es un patron caracterfstico del estres (ver cap. 7). Resultados similares han si­ do referidos por Christian (1955) y por Christian y Davis (1966), el someter a animales expérimenta­ les al efecto de estfmulos estresores (hacinamlen to), y por Kreuz et al. (1972) al someter a los anima­ 830 les a descsrgas eléctricas. En humanos, Kreuz et al. (1972) observé reduccion de la actividad de testosterona plasmatica ante situaciones estreso- ras como, por ejemplo, en la fase de preparacion de candidates a oficiales de la armada. Por tan- to, una hipotesis valida podria consistir en sos- tener eue los dramaticos desajustes hormonales que se observanen los animales derrotados se debe a la existencia de un nivel elevado de tension emocio- nal o , dicho de otra manera, a la existencia de un nivel alto de estrés. Asf, Welch y Welch (1971) interpretan, en su revision sobre aminas biogenas y agresion, Que el incremento de noradrenalina, serotonina y dopamine cerebrales observado en ani­ males expuestos a enfrentamientos agonfsticos de­ be interpretarse en termines de inhibicion subya- cente de los monoamino oxidasa producidos por el estado de estrés mas que por la agresion en sf. B. PATR0NE5 DE DOMINANCIA Y SUMISIDN Curiosamente, existe una interaccion muy es- trecha entre la experiencia agonfstica y los pa- 839 trônes de actividad hormonal. A su vez, estos as- pectos intervienen en la estructuracion de los sis­ temas sociales de jerarquia animal. La finalidad de este apartado consiste en demostrar que los pa- trones de dominancia y sumision, o patrones de je­ rarquia social, interaccibnan estrechamente con los patrones de actividad hormonal. En principle, es necesario subrayar que los efectos de la derrota agonfstica modulan la acti­ vidad hormonal en una forma y cualidad seme jantes a los observados en los estados hormonales carac- terfsticos de la inhibicion de la agresion y/o ac­ tivacion de la sumision. Dicho de otra manera, la hiperactivacion del e je hipofiso-suprarrenal y la inhibicion del e je hipofiso-gonadal caracterizan hormonalmente los estados de inhibicion de agre­ sion y facilitacion de sumision y, a su vez, pueden se r una consecuencia de la derrota agonfstica. A partir de esta observacion se podrfa sugerlr que la adopcion de un roi de sumision en los animales derrotados es­ ta determinado, al menos parcialmente, por las rela­ ciones hormonales inducidas por la derrota. Esta hi­ potesis ha sido validada experimentalmente por Nock 860 y Leshner (1976) pues, segûn han referido dichos au­ tores, manteniendo experimentalmente el estado hor­ monal del animal derrotado a un nivel habituai (evi- tando asf las respuestas hormonales caracterfsti- cas del derrotado) se impide, o se reduce, la adop­ cion de conductas de sumision en este animal. Por tanto, los patrones de dominancia-sumisidn observa­ dos en todo tipo de sociedad, inclufda la humana, probablemente dependen de esta interaccion psicoen- docrina. De hecho, los animales catalogados como domi­ nantes o subordinados poseen entre sf diferencias notables en su actividad hormonal, Los animales do­ minantes exhiben ordinariamente un nivel més eleva­ do de actividad hipofiso-gonadal, fenômeno que ha sido observado tanto en los roedores (Bronson y M arsden,1973) como en el mono rhésus (Rose et al., 1972). Los animales subordinados poseen niveles de hiperactividad hi pdfiso-corticosuprarrénal mas ele- dos que los dominantes; estos efectos se han eviden- ciado también tanto en los roedores (Bronson y Eleftheriou,1965b; Popova y Naumenko,1972) como en el mono rhésus (Sassenrth,1970). Como se ve, el pa- 041 trdn hormonal caracterfstico del animal subordina- do es similar al del animal que ha sufridq la ex­ periencia agonfstica de derrota. Incluso, algunos aspectos obtenidos desde controladas investigacio- nes vienen a demostrar que el estatus de dominante o subordinado puede manipularse a través de procesos que, directa o indirectamente, modifican la activi­ dad neuroendocrina, Dejando a un lado los consabi- dos efectos de la castracion del macho sobre su ni­ vel de estatus social, Welch y Welch (1971), por ejemplo, han conseguido convertir animales (ratones macho) que ordinariamente eran subordinados en do­ minantes, y viceversa. Para ello, unicamente han "aislado" a los animales subordlnados y han "agrupado" a los dominantes. Segûn seRalaron estos autores, una de las caracterfsticas del aislamiento consiste en que se modifican los niveles de neurotransmisores cerebrales (noradrenalina y dopamina) y de adrenali­ ns de la médula suprarrenal; esta modificacion ope- rarfa en el sentido de adopter pautas similares a las posefdas por el animal dominante (los animales "a i s1 a d o s", anteriormente subordinados, se convier- ten por el aislamiento en animales neuroendocrino- 842 logica y conductalmente similares a los dominantes. Y al contrario, los animales agrupados adoptan for­ mas de reactividad, para las catecqlaminas del cere- bro y médula suprarrenal, similares a las que exhiben los animales subordinados. Desde este punto de vista, los animales agrupados y los subordinados se asemejan neuroendocrinologicamente; y los aislados y dominan­ tes también. Esto sugiere varias ideas. En primer término, el estado hormonal del animal, en condiciones natu­ rals s, puede determiner la intensidad y cualidad de la conducts agonfstica (esta ha sido discutida en a- partados anteriores) y el resultado de dicha conduc­ ts. A su vez, el resultado de la actividad agonfsti­ ca (experiencia agonfstica) establece especifica- mente el rango del animal (dominante o subordinado) y la pauta de activacion hormonal. Reciprocamente, la pauta especifica de activacion hormonal induce se- lectivamente por biofeed—back la facilitacion de la conducts caracterfstica del rango social, y asf su- cesivamente puede seguir opérande este modelo de re- troalimentacion en las distintas situaciones sociales. Este modelo no es cerrado sino que esta abierto a la 843 influencia de los procesos sociales y de aprendiza- je. Leshner (1978) ha formulado un modelo similar y lo ha interpretado en termines hipotéticos de "long-chain hormone-behavior interaction". Hasta el momento no se ha estudiado este feno- meno sistematicamente en seres humanos. Sin embargo, es probable que basicamente rija también este méca­ nisme psicoendocrino de retroalimentacion, particu- larmente en las relaciones de dominancia-sumisi on caracterfsticas de los procesos jerérquicos humanos como, por ejemplo, en las relaciones de trabajo. U. CONTROL DE LA AGRESION A TRAVES DE LAS HORMONAS Una primera forma de contrôlât hormonalmente la agresion, y la conducts agonfstica en general, consistirfa en actuar durante las etapas crfticas sobre los procesos de diferenciacion sexual del sistema nervioso, modificando la Ifnea genética. Puesto que inicialmente la diferenciacion del sis­ tema nervioso (cap, 5) determinate la diferenciacion future de conductas agonfsticas entre macho y hembra, 844 se puede interFerir en la hormonizacion del macho impidiendo la acciôn androgénica bien por la adminis- tracidn de antiandrogenos o por cualquier otro método, Simi1 armente, es factible modificar la linea genética femenina a través de la administracidn de sustancias con propiedades androgénicas. Conductalmente también se puede actuar sobre el proceso de hormonizacidn masculins périnatal. Pues, una madré embarazada que viva situaciones de intense estrés transmite su estado de estrés al feto produciendo inhibicidn testicular, caso de que el Feto ses macho, y con- secuentemente inhibicidn del proceso de diferencia- cidn. En este caso, el cerebro quedsria parcialmente masculinizado y, simi1 armente, les areas especificas del sistema nervioso relacionadas con el control de la agresion quedarxan también parci almente diferencia- das. Une segunda forma de contrôler hormonalmente la agresidn consiste en manipuler los niveles hor­ monales del organismo adulto- La agresidn sexual, bien sea de tipo homosexual o heterosexual, puede inhibirse disminuyendo los niveles de andrdgenos en la sangre (Moyer,1976), Este tipo de agresidn, que 845 no suele observarse en la hembra, puede reducirse por medio de la administracidn de antiandrdgenos (acetato de ciproterona, acetato de clormadinona, medroxiprogesterona, etc.). Dtras formas de agresidn masculine, o femenina, no parece que sean tan facil- mente contrôlables por hormonas en seres humanos. Los resultados de los antiandrdgenos, con respecto al control positive de la agresidn sexual, han sido referidos satisfactoriamente por diverses autores (Laschet,1973; Money,1970; Blumer y Migeon,1973). También los estrdgenos inhiben significativamente la agresidn sexual y otras tendencies hostiles del vardn (Whitaker, 1959 ; Chatz, 1972). El efecto inhibi- dor de los estrdgenos exdgenos sobre la agresidn masculins puede exigir varias explicaciones; una dfa elles se relacionarfa con su efecto represor de las gonadotrofinas antehipofisarias, y otra consistirfa en el efecto de rivalidad con los an­ drdgenos a nivel de sistema nervioso central. En cualquier caso, los estrdgenos son incluso mas efi- caces que la gonadoectomfa para inhibir la agresidn masculins, posiblemente porque los estrdgenos exd­ genos bloquean también el efecto de los andrdgenos 846 de origen corticos uprarrena1 (Colla y Hodge,1949). Puesto que las diveras formas patoldgicas de agresidn sexuel masculine (y otras manifestaciones hostiles) suelen hallarse asociadas a trastornos y motiuaciones de fndole psicoldgica y, dado que los efectos secundarios a la aplicacidn de los re- cursos hormonales controladores actuales pueden se r amplios, la utilizacidn de estrdgenos o antiandrd- genos para controlar la agresidn sexual en el hom- bre debera realizarse con excesiva cautela. Noso- tros pensamos que los procedimientos hormonales co- nocidos actualmente sdlo deberfan emplearse en aque­ llos casos donde se evidenciasen alteraciones hor­ monales o para colaborar con tratamientos psicold- gicos mas complejos. En el caso del conocido "sindrome premenstrual" (ver cap.14), se observa frecuentemente un nivel ele­ vado de agresidn irritable. Este tipo de agresidn puede estar asociado a desequilibrios endocrinos, por ejemplo, un nivel escesivamente bajo de proges- tagenos (Lloyd y Ueisz,1972). Este tipo de agresidn femenina ha sido tratado eficazmente con la admi- nistracidn de progesterone (Dalton,1967). 047 \l I . LO HORMONAL HACE INEVITABLE LO SOCIAL Una interesante hipotesis relacionada con las secuencias hormonas-conducta-cultura ha sido pautada por Golbero (1976). Begun este autor, "lo hormonal hace inevitable lo social” porque la "agresidn masculine" es de origen hormonal (se funriamenta en la presencia de andrdgenos) y porque esta agresidn masculina constutuye el elemento e- sencial e inductor de un hecho incontrovertible: "tadas las sociedades humanas son y han sido pa­ triarcales". Golberg entiende por patriarcado "toda organizacidn politics, econdmica, religiosa o so­ cial, que relacione la idea de autoridad y de lide- razgo principalmente con el vardn, y en la que el vardn desampeRa la gran mayoria de los puestos de autoridad y direccion" (p.31). Aunque D 'Andrade (1972) supuso la existencia de cuatro posibles sociedades no patriarcales (los jibaros, tchambuli, bereberes y modjokuta), y a pe­ ser de que Stephens (1963) unid a estos cuatro pue­ blos los hotentotes nama, Golberg (1976) defiende que, dejando a un lado ciertas leyendas como la de 840 las amazonas (no se ha podido demostrar la exis­ tencia de las amazonas), hay que admitir que todas las sociedades son patriarcales. Pero, el autor argumenta, ademas, que todas las sociedades humanas han sido "siempre" patriarcales o, lo que es lo mis- mo, jamas han existido sociedades matriarcales. Por tanto, las especu1 ativas teorfas marxistas defenso- ras de la existencia de antiques sociedades matriar­ cales son para Golberg absolutamente errdneas. Mas aun, u n tercer postulado del autor defiende que oun­ ce podra existir una sociedad que sea matriarcal. ^Por que razdn? Sdlo existe una explicacidn y esta es de natureleza neuroendocrine: la constitucidn hormonal diferencial entre vardn y mujer. Que el hombre es mas agresivo que la mujer (se mire la agresidn bajo el aspecto que sea) es alqo que actualmente esta fuera de dudas. Una de las majores obras sobre diferencias sexuales psicold- gicas es la de Maccoby y üacklin (1974); en elle se postula que la agresidn del macho, cualitativa y cuantitatiVamente, es siempre superior a la agresidn de la hembra. Golberg, basandose en este fendmeno, defiende en su libro que las sociedades humanas 849 Fueron, son, y seran patriarcales, porque el vardn posee un grado mucho mas intenso de agresividad ("agresidn masculina"). Y, puesto que la razdn de esta mayor agresividad masculina es neuroendocrina, résulta que la organizacidn social (aspectos socio- politicos) esta determinada por esta base neurohor- monal. Golberg acusa al marxismo (p.158s.), espe- cialmente la obra de Engels, de emitir una hipd- tesis sobre el matriarcado (como sabemos Engels supuso que antiguamente existieron sociedades ma­ triarcales) considerando unicamente los procesos econdmicos y de produccidn e ignorando los aspec­ tos bioldgicos humanos. La razdn utilizada por Gol­ berg para Fundamentar que no existe ni ha existido ningun pueblo con organizaciones matriarcales obe- dece a que ni la sociologie,ni la historia, ni la antropologfa, ni cualquier otra ciencia, han podi­ do demostrarlo. Si esto es asf, debe estar provo- cado por alqo; este algo es, a juicio de Golberg, un fendmeno determinado por las diferencias neuro- endocrinas entre uno y otro sexo y, particulermente, las diferencias déterminantes de la conducts agresi- v a . 850 Séria importantante considérai si la agresion que define Golberg es, ccnceptuaImente, similar a la que se entiende clasicamente, esto es, a la que nosotros hemos tratado en este capitula. En prin­ ciple, parece que Golberg ve la "agresidn masculina" como algo bastante complejo: "La agresidn en los seres humanos no se expiica,naturalmente, con tanta facilidad como en las ratas, pero para nuestro pro- pdsito este hecho no ofrece ninguna dificultad; el propdsito de este libro no es describir las caracte- risticas especificas de la agresidn social de 1 se r humano, sino senci1 1 amente demostrar que las dife­ rencias hormonales entre el hombre y la mujer han de manifestarse inevitablemente en ciertas institu- ciones societarias. Yo utilize agresidn tan sdlo como un término hipotético conveniente, como un nexo que fluye de las hormonas y al cual se adaptan ciertas instituciones societarias, El lector esta en libertad de sustituirlo por el factor X , la con­ ducts masculine o cualquier otro término que désig­ né a un elemento que fluye de unos factores hormona­ les especificables y que détermina los limites de unas instituciones sociales especificables" (p.81). 851 Como uemos, aunque la agresion sea el elemento distintivo mas notable entre macho y hembra, al analizar el trabajo de Golberg debemos reconsidé­ rer que é 1 se esta refiriendo a fenomenos de la personalidad masculina mas amplios eue el propio concepto de agresion. Por tanto, es posible que séria mas correcte utilizer la denominacion de personalidad masculina en lugar de "agresion mas­ culina". En cualquier caso, la agresidn puede se r el elemento de la personalidad masculina mas défini- torio del tipo de conductas diferenciales sexual- m e n t e . Como sabemos, tanto la hormoni zacidn perina­ tal como la acti vaci dn hormonal adulta determinan la personalidad masculina y, por ende, su conducts sociocultural. En este sentido, Golberg ha escrito: "Creo Que en el pasado hemos buscado una direccidn equivocada a la pregunta de por que en todas las sociedades se concede mayor prestigio a los roles masculinos que a los femeninos (incluso cuando las tareas del hombre en una sociedad determinada sean tareas femeninas en otra). Aunoue es verdad que los hombres estan siempre siempre situados en una posi- 852 cion de autoridad desde la que se tiende a définir el "status", a I d s roles masculines no se les da ca­ tégorie porque sean los hombres quienes los desempe- Men; los hombres los desempeRan porque la "ventaja" biologies de la agresidn puede manifestarse en cual­ quier actividad no relacionada con la maternidad, a la que se concede prestigio en cualquier sociedad... si la agresividad masculina nada tiene que ver con el hecho de que el hombre consiga los puestos de autori­ dad y prestigio en el terreno politico, academico, cientffico o econdmico, si la agresidn nada tiene que ver con las razones por las que toda sociedad mentali- za a la Joven para que se aparté de los puestos de pres­ tigio y de la competencia en general, entonces ^cual es la razdn de que nunca se mentalice a las jdvenes hacia estos terrenes, cual es la razdn de que los ro­ les no bioldgicos desempeRados por las mujeres no ten- gan nunca categorfa, cual es la razdn de que sea a los jdvenes a los due se incita a competir, y por que no "fuerzan" nunca las mujeres a los hombres a que ocu- pen los roles no maternales de poca catégorie que la mujer ocupa siempre en todos los paises?... (porque) la mayoria de las mujeres se verian forzadas a vivir 853 su vida de adultas como fracasadas en terrenos en los Que la sociedad qulsiera que triunfasen. Son las mujeres, mucho mas que los hombres, las que no aceptarfan que existiese una situacion en la que las jôuenes fuesen mentalizadas de manera que la mayoria se viesen condenadas a una vida de fracaso frente a sus esperanzas. la metalizacion del niRo, a pesar de todo, tiene su origen en el hecho de que la socie­ dad reconoce la realidad bioldgica" (p.95s.). A par­ tir de este marco conceptual, Golberg postula que lo hormonal hace "inevitable" el patriarcado y, por tan­ to, "hace inevitable lo social". VII. CON’CLUSIONES GENERALES DEL CAPITULO 1* En este capitule hemos realizado una révision general sobre los procesos psicoendocrinos involu- crados en los patrones de la conducts agonistica. Fundamentalmente, se han tratado los siguientes as­ pectos: a) cada tipo de agresion puede poseer dife­ rentes bases psicobiologicas (I), b ) organizacidn hormonal de las estructuras nerviosas que contro­ lan la conducts agonistica (II), c) efectos de las 854 hormonas sobre la conducts agonistica en épocas adultas (III), d) incidencia de la experiencia agonistica sobre la regulacidn de la actividad neuroendocrina (IV), e ) control de la agresion a través de las hormonas (v), y f) aspectos socia­ les de la interaccion hormonas-agresi on (VI). 2. La agresion no es un concepto unitario. Existen muchos tipos de agresion diferenciables desde varies aspectos como los tipos de esti- mulos - situacidn, topograFia de la respuesta, sexo, propiedades reforzadoras, interaccidn con otras tendencies conductales, y caracterfsticas Fisioldgicas, Este criterio ha sido adoptado por la observacion de patrones animales. En el se r hu­ mano puede se r util pero los elementos de referen­ cia son mucho més variables y complejos. En gene­ ral, y siguiendo la tipificacidn de Moyer (1976), pueden distinguirse los siguientes tipos de agre­ sidn en animales expérimentales; a) agresidn preda- dora, b) agresidn inter-machos, c) agresidn indu- cida por miedo, d) agresidn maternai, e) agresidn irritable, f) agresidn sexual, y g) agresidn te- 855 rritorial. Uno de los aspectos mas destacables an relacion con nuestra revision es que para ca- da tipo de agresion pueden existir distintas bases psicobiologicas. En el hombre se pueden observer también estos tipos de agresion, aun cuando la ma- nifestacldn no sea literalmente exacta a la del ani­ mal . 3. Se discute el efecto organizador de los androgenos sobre la diferenciacion de las estructu- ras neurales masculinas, Tanto desde la observacion de constataciones basadas en procesos expérimenta­ les de masculinizacion de la hembra como de Femini- zacidn del macho, se puede sugerir que la "hipotesis de organizacidn” es efectiva para comprender el pro- ceso basico determinants de la diferenciscion de las Areas neuroldgicas del macho involucradas en el con­ trol de la conducts agonistica. En practicamente to- dos los mamiferos, el macho es mAs agresivo que la hembra. Esta capacidad potencial de agresion del ma­ cho se Fundaments inicialmente en la diFerenciacion sexual perinatal de los circuitos neurales relacio- nados con el control de la agresion. Memos hecho es- casa reFerencia sobre las observaciones clinicas 856 humanas que apoyan la hipotesis de organizacion en la conducts agonistica porque este problems Fue tratado en el capftulo 5, Alli se constaté que el proceso basico de diFerenciacion neuroendocrina es similar en el hombre y en otros mamiFeros (se trataron aspectos de la conducts agresiva desde es­ ta hipotesis). 6. El siguiente eFecto hormonal sobre la deter- minacion de los patrones de conducts agonistica ocu- rre en la edad adults, esto es, cuando el cerebro ya ha sido diFerenciado (el cerebro diFerenciado mascu- linamente suele ser siempre mas sensible que el Feme- nino al eFecto activador de las hormonas Faci1itadoras de agresion). Aqui, se ha discutido el eFecto de va­ rias hormones sobre la conducts agonistica, perticu- larmente sobre el individuo con cerebro masculino. Fundamentalmente, las hormonas estudiadas han sido las siguientes: hormonas sexuales, hormonas hipoFiso- suprarrenales, aminas biogenas, hormonas hipotalA- micas tirotropicas, sustancias involucradas en el metabolismo de la glucosa, y Feromonas. A continua- cion nos reFerimos a estas hormonas. 5. Entre las hormonas sexuales, los androgenos 857 son las que mas dramaticamente determinan la con­ ducts agresiva del mamifero macho. A traves de pro- cedimientos expérimentales diverses y combinados co­ mo la castracion, administracion de hormonas exogenas y administracion de hormonas exogenas sustitutivas, se ha dembstrado la relevancia de los androgenos en la activacion de I d s centros nerviosos especificos que controlan la agresion. La experiencia y la edad son dos Factores importantes que pueden modiFicar el eFecto esperado de la manipulacion con androgenos. En el hombre, las observaciones son menos sistema- tlcas, menos controladas y menos déterminantes que en los animales expérimentales, 5. Los estrogenos y progestagenos no han podido se r asociados signiFicativamente corn e 1 proceso de activacion de la agresion en la hembra. En e 1 macho intacto, e 1 eFecto de las hormonas ovAricas parece se r de inhibicion de la agresion y/o Facilitacion de la sumision. 7.El sistema hipoFiso-suprarrenal, aunque en el mamiFero macho hà evidenciado relaciones menos dra­ matisas con la agresion que los androgenos, desempe- 858 Ma una funcion importante. En esencia la funcion de este e je se puede resumir asi: La hiperactivacion e inhibicion de la activiadad hipofiso-corticosu- prarrenal inhibe la agresion y estimula la sumi­ sion. La activacion normal de este sistema Facili­ ta la agresion. La inhibicion de la agresion esta determinada primordialmente por el incremento de ACTH; la Facilitacion de la sumision por el incre­ mento de glucocorticoi de s . 0. Los resultados de las investigaciones rea- lizadas con el resto de les hormonas citadas arri- ba son menos conclusivas. En general, la linea con­ clusive mas coherente en el momento présente opera en el sentido siguiente: las aminas biogenas Faci- litan la agresion a nivelas habitualmente bajos, la inhiben cuando existe elevada concentracion cerebral; la hormone hipotalsmica TRH inhibe la agresion; la hipoglucemia Facilita la agresion irritable; Final- mente, las Feromonas pueden activer o inhibir pautas especiFicas de conducts agonistica (existen Feromo­ nas que Facilitan la agresion y otras que la inhi­ ben) . 859 9. La experiencia agonistica modifica la actiuidad hormonal. La experiencia agonistica de derrota induce inhibicion del sistema sexual e hiperactiuacion del sistema corticosuprarrénal. Dado que estas pautas hormonales se han asociado con inhibicion de la agresion y facilitacion de la sumision, se ha postulado que la secrecion hormonal inducida por la experiencia de derrota incide, por medio de feed-back, sobre la posterior conducts agonistica del individuo (es este caso sobre la fa­ cilitacion de la posterior sumision). De este modo, la activided neuroendocrina esta determinada por el estatus social (dominante-subordinado) y, a su vez, aquella incide sobre el establecimiento y manteni- miento del estatus. Por esta razon, los animales dominantes exhiben pautas de actividad neuroendo­ crina significativamente diferentes de las eviden- ciadas en los subordinados. La aplicacion de este modèle al campo jerarpuico humano, particularmente al campo leboral, es por el momento un a hipotesis plausible. 10. Las conclusiones referidas hasta este punto han sido obtenidas, preFerentemente, a par- 860 tir de resultados de investigaciones con animales. Los datoB aportados por investigaciones en humanos, menos controladas y aburiantes, corroboran las conclu­ siones de la experimentacion animal. 12. Es posible manipuler la conducts agonistica a partir del uso de técnicas psicoendocrinas, Esen- cialmente, los procesos de manipulacion pueden redu- cirse a dos tipos de mecanismos: a) manipulacion de la lineà de diFerenciacion sexual del sistema nervioso, y b) manipulacion del nivel de hormonas sistémicas en el adulto. La manipulacion, a través del primer tipo de mecanismos, es irreversible y puede veriFi- carse utilizando desde técnicas puramente biologi- cas (por ejemplo, administracion de hormonas peri- natalmente) hasta técnicas psicologicas (por ejem­ plo, inducciôn de estrés psicologico a una madré gestante). La manipulacion, utilizando mecanismos del tipo b, es de indole esencialmente biologica (admini stracion-supresi o n ), aunque también puede realizarse por procedimientos psicologicos. Las evidencias clinicas que han tratado de contrôler la agresion usando técnicas puramente hormonales 861 (por ejemplo, administracion de estrogenos a uaro- nes con sindrome de agresion sexual) han reFerldo resultados conflictiuos cuando estos indiuiduos no poseian sus niveles hormonales alterados antes del tratamiento. 13. Posiblemente, la conclusion de que ” lo hormonal hace inevitable lo social” puede generar algun tipo de controversies, sobre todo a los lec- tores no familiarizados con los modelos que descri- ben la relacion entre hormonas y conducts. Sin em­ bargo, no solo la hipotesis de Eolberg seMala este fenomeno. Otras evidencias psicoendocrinas indicadas en este y otros capitules demuestran la imposibi- lided de entender lo social (por lo menos ciertos procesos sociales) sin lo hormonal. 14. Algunos de los procesos psicoendocrinos definidos an este capitule sobre la conducts ago­ nistica de animales expérimentales no son aplica- bles literalmente al ser humano. No obstante, que- remos constater que las dos hipotesis basicas ("or­ ganizacion" y "activaci6n-inhibicion") se cumplen en les escasas evidencias (casi siempre clinicas) reportadas en seres humanos. 862 CAFITULO 9 CONDUCTA AFECTIUA Es posible que no todos los lectores esten de acuerdo con la acepcion del termino "conducts eFectiva". Este concepto ha sido sobre- cargado de significados filosoficos (ver Finillos, 1975) que dificultan su utilizacion en termines cientificos. Sin embargo, entre los aspectos emo- cionales que hemos discutido hasta aqui hemos he­ cho reFerencia a conceptos como ira, miedo, ansie- dad, conducts agonistica, conducts sexual, etc.} pero no hemos hablado de la conducts aFectiva o aFectividad. En general, todos estos conceptos emo- cionales incluyen también aspectos motivacionales que son diFiciles de diFerenciar de los anteriores, particularmente a través del criterio de activacion 853 Fisiologica. HSnni (1979) define la afectividad como "toda la serie de experiencias emocioneles o su generalizacion” . Como vemos, algo tan vago es dificil de especificar operacionalmente en un modela psicologico valido. Sin embargo, a fin de que el termino "conducts afectiua" que vamos a u- tilizar en este capitule sea operative, usaremos la acepcion seMalada en la dimensione 1izacion de la fig. 60 (cap.7)(indicada como "afecto"); segun este criterio, la conducts afectiva o afecto in- cluye esencialmente la zona media de la dimension emocional de respuestas de acercamien t o. Por tanto, la afectividad podria referirse como la conducts emocional de las relaciones interpersonales de a- cercamiento. Como vemos, no es un aspecto emocional pure o unitario, pero este problems actualmente es comun en todos los constructos emocionales. Las cuestiones que vamos a tretar en este ca­ pitule estan divididas en cuetro apartados fonda­ mentales. Primeramente aludiremos a la denominada conducts parental (relaciones intrafamiliares), ya oue es aqui donde se establecen las relaciones afec- tivas basicas de la vida humana. En un segundo apar* 864 tado trateremos el sugestivo problème de la e sti- mulacion inFantil experimental, en razon a que ex- perimentalmente se pueden évaluer y observât meca­ nismos que habitualmente ocurren en los procesos de le conducts parental. Hasta aqui, el punto de aten- cion fundamental se refiere a la conducts afectiva vinculada con el infante; no obstante, nos referi- remos también a las relaciones de oalanteo hetero­ sexual y, finalmente, a la situaciôn de rupture de las relaciones afectivas adecuadas inducida por el hacinamiento social. I . INTRODUCCIDN: SISTEMAS EPICENETICD Y 5DCI0GENETIC0 Antes de analizar los distintos aspectos de le conducts afectiva que acabamos de seMalar, nos parece necesario para el enfoque que vamos a adop­ ter en este capitule hacer r e f e r e n d a a las ideas de Waddinqton (1962) sobre los conocidos sistemas epigenético y sociogenético. Uaddington ha elaborado un modelo genético en el que incluye cuatro''pai sa jes", campos, espa- 865 cios o sistemas en el desarrollo de todo individuo; a) campo del genotipo, b) campo epigenético, c) cam­ po del Fenotipo, y d) campo sociogenético, adapta­ tive o social. El sistema del genotipo esté consti- tuido esencialmente por el cumulo de genes que el in­ dividuo recibe de sus progenitores, Cada genotipo debe conFigurar un Fenotipo, o manifestacion exter­ na de los genes. La relacion entre genotipo y feno­ tipo no es una relacion rigida y mecénica, pues, en­ tre ambos campos se interpone un campo "indetermina- do" 0 campo epi genético. La informacion del genoti­ po, oue ha de determiner un determinado fenotipo, al pasar obligatoriamente por el Area epigenética, es arrastrada en une una u otra direccion por las fuer- zas epigenéticas; la direccion exacta que adopte la informacion genotipica para determiner un feno­ tipo puede no corresponder exactamente con las ins- trucciones del codigo genético. Por tanto, un mis- mo genotipo podria producir diferentes fenotipos se- gûn la determinacion del ambiante epigenético. Segûn Uaddington, los "operadores genéticos" constituyen cualitativamente el genotipo; pero, también existen operadores genéticos en el ambiante, esto es, en el 066 campo epigenético. Estos operadores genéticos pueden activar, frenar o modular los procesos genotipicos. Finalmente, existe el campo sociogenético o campo so­ cial. Es e1 ultimo espacio en el que entra el organis­ me en su proceso de desarrollo. El campo social esta determinado, y a su vez determine, los paisajes an­ teriores, especialmente por su conexion con el paisa- je epigenético. El desarrollo de la genética molecular (Monod, 1970; etc.), al suqerir la existencia de genes "es- tructurales" (determinan las sfntesis enzimaticas précisas para la sfntesis de diverses protefnas) y genes "reguladores" (activan o inhiben los procesos de los primeros segûn las demandas del medio), mas que rechazar el modelo hipotético del genetista Uaddington vienen a establecer las bases definitivas para su consagracion. La "constitucion" psicobiologica de un indivi­ duo es un proceso dinamico que posee varias etapas o aspectos interrelacionados (Cray,1971): lo heredi- tario, lo innato, lo congénito y lo constitueional propiamente dicho. La primera etape esta constituf- da por lo hereditario o "contribucion genética paren- 067 tal predeciblfe". Lo innato incluye la hereditario mas los fenomenos genéticos inducidos por la recom- binacidn genética y las mutaciones. Lo congénito es lo innato unido a los aspectos adquiridos en el ambiente intrauterine prenatal (hormonas maternas, etc.). La ultima etapa, o constitucional, incluye todas las anteriores y aMade los efectos permanentes inducidos por el ambiente postnatal. En este modelo se aprecia la existencia de una serie de factores (herencia, recombinacion genética y mutacion, ambien­ te intrauterino y ambiente social) que ponen de re­ lieve la interaccion entre genotipo, fenotipo, ambien­ te prenatal (sistema epigenético) y ambiente postna­ tal (sistemas epigenético y sociogenético). N'osotros referimos el ambiente epigenético postnatal humano a los primeros aRos de vida del individuo (ambiente familiar fundamentalmente); el ambiente sociogenético lo extendemos al ambiente social extrafamiliar y al ambiente fisico extrafamiliar (contaminaciôn, traba- jo, etc.). Esencialmente, pues, résulta dificil especular en torno al clasico problems herencie- medio a no ser en términos de interaccion de todos estos factores. En cualquier caso, ambos fenomenos 868 son inseparables, a no ser dialecticamente, y dan lu- oar a un individuo particular con propiedades psico- f isiologicas. Si hemos sacado a debate tanto el modelo de Uaddington como el problems de la constitucion psi­ cobiologica del individuo, es porque nuestro anali- sis de la conducts afectiva va a estar referido al aspecto psicoendocrino de la conducts afectiva, por una parte, y a la interaccion de este aspecto con los patrones de desarrollo constitucional y equilibrio del individuo, por otra. Intentaremos demostrar oue los procesos psicoendocrinos constituyen uno de los mecanismos clave de union entre herencia y medio o , dicho de otra manera, uno de los mecanismos basicos de la interaccion psicobiologica del individuo. I I. CONDUCTA PARENTAL Muchos animales, particularmente los mami­ feros, exigen cuidados especiales durante algun tiempo de su vide postnatal. Estos cuidados (a- portacion de alimento, proteccion fisica y afecti­ va, ensehanza, etc.), que son llevados a cabo por 869 los padres, suelen entenderse bajo el concepto de conducts parental. Aun cuando en algunas aves el padre desempeRa un papel importante en la con­ ducts parental y colabora activamente en la crian- za de la prole, en los mamiferos este papel suele ser casi exclusive de la madre; por lo menos, la pa rt i c i p a d on del macho es menos relevante. La con­ ducts parental del macho se refleja mas intensa- mente, en los mamiferos superiores, cuando las crias son algo mayores y han superado la etapa de lactancia. Uno de los postulados fondamentales en este apartado es que existen bases psicoendocrinas explicatives de la superior tendencia natural de la madre hacia el cuidado de las crias (conducts mater­ na); esta tendencia no se circumscribe unicamente al proceso inevitable e insustituible de la lactan­ cia sino que incluye la conducts parental en general. En lo que sigue aportaremos material para probar es­ ta hipotesis; si bien es posible que existan importan­ tes diferencias interespec ifica s , los principles générales son validos para los mamiferos incluyendo al ser humano. 870 A. CONDUCTA MATERNA La interaccion entre procesos neuroendocrinos y conducts materna tia sido examinada en varias espe- cies de mamiferos, incluyendo entre ellos a los roe- dores (rata, raton, conejo, jerbo, etc.), primates y seres humanos. El modelo mas comun utilizado en roedores para définir operacionalmente la conducts materna se ha basado fundamentalmente en dos aspectos comp 1ementa rio s , a) los trabajos que realize e 1 ani­ mal relacionados con la construcion y preparacion del nido, y b) el cuidado y alimento de las crias (lacta- cion, lamido, contacte fisico, recuperacion y olfa- teo). En primates y seres humanos, la conducts mater­ na se ha referido mas bien en términos de cuidado de las crias como alimento, interés por su estado emocional, aci cal ami ent o , ensePianza, protecciôn, juegos, caricias, etc. Habitualmente, en los roedo­ res es menor cualitativa y cuantitativamente la con­ ducts paternal que la maternai; simi 1armente, en pri­ mates y seres humanos las pautas de conducts paren­ tal suele desempeRarlas preferentemente la madre, siendo muy raras las ocasiones en que el padre de- 871 sempePta un roi importante en este sentido (Hinde, 1974). Vamos a exponer, en primer termine, los aspectos hormonales de la conducts materna en roe­ dores para pasar a continuacion a los primates y se­ res humanos. 1. Hormonas y conducts materna en roedores Las bases hormonales de la conducts materna en roedores han sido estudiadas mejor que en otros mamiferos. Esencialmente, se ha tratado de analizar el efecto de las hormonas homotipicas femeninas, esto es, el efecto de las hormonas ovéricas (estrogenos y progesterone) y prolactina. En algunos casos tam­ bién se ha evaluado la posible implicacion de los androgenos. Conviens, pues, que examinemos la rele­ vancia de estas hormonas en la iniciacion y/o man- tenimiento de la conducts materna. Basicamente, se ha supuesto que la conducts ma­ ternai del roedor es inducida y mantenida por un es­ tado particular de hormonas ovaricas carecteristi- co de la hembra gestante y/o lactante. Si n embar- bo, el hecho de que sea posible inducir experimen- talmente conducts de "recuperacion" de crias en ra­ 872 tas macho y en hembras virgenes (Rosenblatt,1967), ha permitido pensar que no es necesaria la inciden- cia de las hormonas ovaricas para inducir conducts materna. Por otra parte, se ha sugerido que el man- tenimiento de la conducts materna inducida experimen- taimente no depende de Forma significative de las hormonas gonadales o hipofisarias (Rosenblatt,1970). Estas observaciones, no obstante, no concuerdan a primera vista con las evidencias senaladas por Léon et al. (1973) segûn las cuales el estado hormonal ciclico de la hembra virgen y las caracteristicas hormonales particulares del macho inhiben la conduc­ ts materna. Estas divergencies iniciales pueden te- ner una explicacion de tipo metodologico como, por ejemplo, la clase de paradigme experimental utiliza­ do. De hecho, la inducciôn experimental de conducts de recuperacion de crias en machos y en hembras vir­ genes ha sido realizada habitualmente de una forma bastante artificial exponiendo a estos animales a la presencia de las crias en cajas estandarizadas simples (homecaqe ) que favorecian dicha conducts. Una posible solucion a este problems ha sido senalada mas recientemente por LeRoy y Krehbiel (1976). 873 Estos autores utilizaron un procedimiento experi­ mental diferente para inducir conducts materna en ratas, mas cercano a las condicaones naturales, e incluyendo la medida de varias pautas de conducts maternai como recogida de c n a s , construcciôn del nido, ataques a los intruses y cobijo corporal. Los resultados de esta investigacion concuerdan con la prediccion de que las hormonas ovaricas son nece- sarias para la inducciôn de le conducts materna. En algunas de sus conclusiones los autores refieren ob­ servaciones como; " ...it seems safe to conclude that based upon the quality of maternal care, the castrated virgins were less maternally responsive that the intact virgins and that intact virgins uere less maternally responsive than natural mothers The present experiments also weaken the argument that the phenomenon of pup-induced maternal behavior supports the hypothesis of a nonhormonal mechanism for the maintenance of pup care (). first, pup- induced maternal behavior of intact virgins is not strictly nonhormonally mediated since intact virgin females exhibit much greater maternal responsiveness than ovariectomized females. Second, 874 the intensity and range of pup-induced maternal behavior, even in intact virgins is appreciably less than that seen in postpartum mothers" (pp.244-245) Por consiguiente, parece loqico suponer que la conducts materna observada en condiciones naturales o expérimentales depende, tanto en su iniciacion co­ mo en su mantenimiento, de la actividad ovaries e hipofisaria caractcrastica de la madre gestante (en algunos mamiferos como el raton la madre cons- truye el nido durante las primeras etapas de la ges- tacion) y lactante. La glandule hipofisaria, tanto en animales como en humanos, secreta mayor pro- porcion de ciertas hormonas como, por ejemplo, prolactina durante los periodos de gestacion y lac­ tancia. Asi pues, séria interesante tratar de dife- renciar o especificar el efecto de hormonas como la prolactina, la progesterone y los estrogenos. La prolactina es una hormona esencial para la eyeccion de leche en los mamiferos. Aun asi, la relacion entre prolactina y conducts materna en la rata es algo oscura. Por ejemplo, la administra­ cion de agentes bloqueadores de la prolactina, co­ mo apomorfina, no se ha visto seguida de inhibicion 875 de la conducts materna (R odriguez-5ierra y Rosenblatt, 1977). Eh cambio, es conocido que la prolactina fa­ cilita los efectos de los estrogenos de inducciôn de conducts materna (Moltz et al., 197D), por una parte, y la concentracion sanguines de esta hormo­ na se encuentra elevada en la ratas que participan en actividades maternales sean o no lactantes (Stern y Siegel,1978), por otra. Estas ultimas evidencias sugieren que, aunque la prolactina no posea una re­ lacion directs (o evidenciable directamente) con la conducts materna en la rata, la hormona es im­ portante para la ejecuciôn de dicha conduct a. En otros animales como el raton o el conejo, el efec­ to de la prolactina favorecedor de la conducts ma ­ terna es mas consistante (Leshner,1976). Con respecte a le progesterone, se sabe que esta sustancia desciende en la rata poco antes del parto. Por tanto, la emergencie de la conducts ma­ terna se asocia con niveles relativamente bajos de progesterone, lo cual sugiere un posible efecto inhibidor de estas sustancia caso de encontrarse a niveles mas elevados. Sin embargo, un période con­ tinue de dos semahas de estimulaciôn con implantes 076. de progesterone en ratas virgenes no produjo efec­ tos destacables sobre la conducts materna (Siegel et al.,1978). Por tanto, aunque todavia no deba des- cartarse un posible efecto de la progesterone sobre la conducts materna de la rata, su hipotética fun­ cion es algo oscura. En otros animales, en cambio, se han constatado resultados mas convincentes, Por ejemplo, en el conejo y raton hembras gonadoectomi- zadas es eficaz una combinacidn de estrogenos y pro­ gesterone, en proporciones similares a las de la hembra gestante, para inducir algunas secuencias de comport amiento materno (Zarrou et al.,1972). La pro- porciôn mas elevada de estrogenos (en relacion con la progesterone) que ocurre al final de la gestaciôn en el conejo es una causa esencial de la iniciacion de la posterior conducts materna (Zarrou et al., 1953); segûn estos autores, la proqesterona séria inhibidora y los estrogenos activadores de las se­ cuencias (funadamentalmente de la construcciôn del nido) de conducts maternal. En este caso, pues, vemos que podria existir un patrôn similar al ob- servado en la rata. Por el contrario, Lisk et al, (1969) h an sugerido que en el ratôn las tareas ma- 877 ternas de construcciôn del nido son inducidas por una combinaciôn de estrôgenos/progesterona con ven­ ta ja para esta ultima hormona; la inyecciôn de es- trôgeno a ratones hembras virgenes inhibe le con­ ducts de construcciôn del nido (Lisk et al.,1969), mientras que la inyecciôn de progesterone la faci­ lita (Lisk,1971). Como vemos, entre las propias es- pecies de roedores pueden existir sutiles diferencias Hasta aqui hemos discutido la relevancia de la prolactina y la progesterone. Es necesario, por tanto, tratsr de distinguir el papel de los estrô- q enos. En ratas, existe evidencia sôlida de que los estrôgenos son neceserios para la inducciôn de con­ ducts materna. Asi, la administraciôn de estrôgeno sintético (benzoato de estradiol), bien sistemica- mente (Siegel y Rosenblatt,1975) o bien en areas especificas del cerebro como la region oreôptica medial (Numan et a l .,1977), estimula la iniciaciôn de conducts materna en ratas ovarioectomizadas-hi£ teroectomizadas. Similarmente, la dosis de estrôge­ nos administrada es un factor de considerable impor- tancla para dicha estimulaciôn (fig.82), Por otra parte, el tratamiento con antiestrôgeno (CI-628) 878 too 80 î 6 0 - I 2 40 g 20 O 48 72 120 Figura 6 2 . Forçante je acumulativo de conducta mater­ nai en ratas hembras ovarioectomizadas-his teroectom^ zadas después de la administracion de benzoato de es­ tradiol en dosis de 25, 50, 50 2, 100 o 200 ug/kg. El grupo 50 2 recibiô 50 ug/kg en el momento de la operacidn quirûrgica y 2à horas después. El resto de los animales recibieron unicamente una inyecciôn durante el momento de la operacidn quirurçica (post- quirdrgica). La primera prueba de conducta materna se realizd ^8 horas después de la operacidn (dia O). (Segun Siegel et al.,1978,p. 100). 879 bloques el efecto facilitador de los estrogenos (Siegel et al.,1978). De las evidencias que hemos discutido hasta es­ te momento se puede desprender que las hormonas ova­ ricas desampeMan un papel importante en la inducciôn y/o mantenimiento de la conducta materna. También hemos visto que la funcion de la prolactina es ac­ tualmente menos conocida, ya que algunas investi­ gaciones realizadas con este propôsito orrojan da­ tes inconclusos. Pero, ^desempenan los androgenos elgûn tipo de funcion relevante? Algunos de los es- casos trabajos que han abordado esta cuestiôn a- portan escasas evidencias. Como sabemos (ver cap.5), gran parte de los androgenos se transforman en es­ trogenos en el cerebro del roedor. En este sentido, es de esperar que los androgenos puedan faciliter la conducta materna en estos animales si se aplican en lugares especfficos del sistema nervioso, tal co­ mo observé Fisher (1966). En ratas macho, Léon et al. (1973) han referido que la castracion fevorece la conducta materna. Por otra parte, Zarrou et al, (1972) interpretan que los androgenos poseen un efecto an- tagonico con el binomio estrogenos-progestagenos y 880 que, por tanto, perturban la acciôn preparadora co- mun que realizan estas dos hormonas sobre el siste- ma nerv/ioso durante la gestacion si se administran a la hembra embarazade. Aunque hasta este momento nos hemos referido con mayor insistencia al proceso de induccion de conducts materna, también se podrfa considerar el fenômeno del mantenimiento temporal de dicha con­ ducts. Sobre esta cuestion, las euidencias mas as­ tables tienden a seRalar un papel fundamental para le estimulacidn (tactil, olfativa, auditiua y visual) inducida cor las crias. Algunos trabajos clâsicos (Nicoll y Meites,i959; etc.) h an informado que es posible prolonger la conducts maternai de la rata simplemente renovando las crias. Mas recientemente, Terkel et al. (1979) demostraron la decisive impor- tancia de la vocalizacion de las crias (émision de seRales ultrasonicas) pare la secrecion de prolac- tins materna (fig.B3). Indudablemente, en el m an­ tenimiento de la conducts materna deben operar va­ ries factores in terrelacionados. Uno de ellos pue- de estar constituido por la compleja estimulacidn infantil (feromonal, ultrasdnica, visual y tactil) 881 lactating fem ales I.. S fOO*-; :i nn_Qn„n Figure 83 . Nivel plasmatico de prolactina en ra­ tas lactantes antes (0) y despues de 15 minutes de Bxposicidn a la emision de ultrasonidos graba- dos de ratas crias, de vocalizaciones de ratas a- dultas, o a simple ruido.(**= p .001). (Segun Terkel et al. ,1979,p.98). 882 que constsntemente recibe la madre. Otro factor importante séria la propia actividad hormonal de la madre, actividad que a su vez estaria regu- lada por la estimulacidn de los infantes (debe existir un complicado proceso de feed-back entre la estimulacidn infantil, la actividad hormonal de le madre, y la conducts materna, con retroali- mentacidn positiva entre ambos procesos). 2. Comentario; Hormonas y conducts materna en roedores La danominada conducts materna posee una ba­ se hormonal importante en practicamente todos los roedores estudiados. Este fendmeno explica la ma­ yor frecuencia a intensidad da la conducts paren­ tal en la hembra en comparacidn con el macho. Aun­ que existe una lines basica general para todos los roedores en la aue se evidencia la trascendencia de las hormonas ovaricas y prolactina, existen al- gunas diferencias entre especies. Por ejemplo, mien* tras que la prolactina favorece de forma significa­ tive la conducts maternal en el ratdn y cone jo, en cambio, en la rata esta evidencia es menos sdlida. 883 También, mientras que la progesterona, a dosis al- tas, Facilita la conducts materna en el raton, en la rata y conejo posee un efecto opuesto, siendo en estes animales los estrdgenos los oue desemoe- Man un importante papel activador. Por consiguiente, algunas de las diferencias obtenidas en experimentos de diferentes laboratories pueden explicarse porque usaron especies de animales diverses. Existen otras fuentes de discrepancia en los resultados de los distintos trabajos sobre conduc­ ts materna. Una de elles, tal vez la mas significa­ tive en estes momentos, es el diseno experimental utilizado. Frecuentemente se han evaluado, mas que la conducts materna, pautas de conducts materna. Asi, a veces se analizan los resultados de inves- tigaciones que observaron unicamente una pauta de conducts materna como, por ejemplo, la tarea de construcciôn del nido y se generalize como si se tratase de la conducts materna total. Por otra par­ te, en algunas ocasiones se han comparado entre si trabajos que han evaluado pautas distintas. Eviden- temente, si la conducts materna fuese un proceso uni- tario serian factibles taies mécanismes de generali- 884 zacion. Si no es un proceso unitario es logico que existan diferencias notables entre unas investioacio* ne s y otras siempre que no se évalué un mismo aspec- to de la conducts maternal. Generalmente se han utilizado diverses pautas de conducts para hacer inferenciss sobre la conduc­ ts materna. Algunas de estas pautas son las siguien- tes: construccion del nido, permanencia en el nido e inactividad, lactancia, recuperacion, lamido y olfateo de las crias, y contacto corporal con las crias. Estas diferentes categories de conducts ten- drian un significado comun siempre que entre ellas existiese un impulse motivacional comûn o, 1o que es lo mismo, siempre que puediesen englobarse en un pro­ ceso unitario. Slotnick (1967) aporto alguna luz a este problems al constater que ciertos impulses motiVacionales de las pautas de conducts materna en la rata son independientes de otros, lo cual demues- tra que la conducts materna no es un proceso conduc- tal unitario. Utilizando anâlisis corre1acional, Eluood (1979) replico en el Monqolian qerbil (jerbo mongoliano) los iniciales resultados de Slotnick. Se- qûn se desprende de las conclusiones obtenidas por 805 Eluood, la tarea de construccion del nido y el ol­ fateo de las crias evidenciaron correlacion negati­ ve con la conducts de permanencia en el nido-camada. Existia intercorrelacion positiva en las pautas si - guientes: permanencia en el nido, contacto corporal e inactividad (Eluood interpréta que estas activida- des conductales estan asociadas a un nivel de bajo arousal en la hembra). Por otra parte, también exis­ tia correlacion positiva entre el siguiente grupo de paramétrés: construccion de 1 nido, olfateo y lamido (estas actividades representan un nivel de arousal mas elevado y estan altamente motivades por la émi­ sion de vocalizaciones ultrasonicas de las crias). En otras combinaciones de interaccion no se obser­ vé correlacion, Esto significa, por tanto, que exis­ ten pautas de conducts materna que ocurren indepen- dientemente de otras, por una parte, y que cuando se da correlacion ésta puede se r negativa, por otra; lo cual sugiere que la conducts materna no es un pro­ ceso unitario como se habia pensado clasicamente. Este fenomeno es preciso considerarlo a la hora de interpreter y comparer los resultados de diferentes investigaciones sobre conducts materna. 806 3. Hormonas y conducta materna en primates y seres humanos Los procesos psicoendocri nos inuolucrados en la conducta materna de primates y seres humanos ha sido menos investigada que en los roedores. Aun asi, las escasas evidencias de que disponemos tienden a se^alar eue existe una determinacion hormonal importante en este tipo de conducta. Po- siblemente no se a necesario repetir en este apar- tado los trabajos oue hemos discutido suficiente- mente en el capitulo 5, donde tratamos de reflejar las conclusiones mas significatives de investigacio­ nes sobre diferenciacion sexual del sistema nervio- SD tanto en monos rhésus como en seres humanos. Alli se discutio que muchas pautas de conducta ma­ terna dependen significativamente de los procesos de diferenciacion sexuel del sistema nervioso. En el mono rhesus, la masculinizacion prénatal experimental de la hembra détériora la organizacion de su future conducta maternel, tanto en la época juvenil como en la adulte (las hembrasde primates suelen exhibir, incluso en la juventud, comporta- 887 mientos de cuidado, caricias, juego, e interes por las crias pequeMas a un nivel mucho mas ele­ vado que los machos de su misma edad; por el con­ trario, los machos expresan mayor proporcion de conductas amenazadoras y hostiles, y participan en actividades y juegos més violentes y de mayor energia Fisica; este patron de dimorfismo sexual también se observa en seres humanos). La femini- zacion experimental prenatal del sistema nervio­ so del mono rhesus macho induce, en estos animales geneticamente machos (XY), un comportamiento pa­ rental similar al de las hembras normales. Por consiguiente, se puede concluir que el mayor in­ dice de actividad parental observado en condicio- nes naturales en los primates hembra se debe, en parte, a la existencia de un sistema nervioso dife- rente, esto es Femenino, mas propenso a organizer tareas de cuidado e interés por las crias peque- Ras de su especie. Algo similar se podria concluir con respecto al se r humano ya que las investigaciones sobre ca- sos de masculinizacion cerebral de mujeres (XX), como el caso de la hiperplasia suprarrenal congé- 888 nita, 0 de reminizacion cerebral de varones (XY), como ocurre en el sindrome de insensibilidad al andrdgeno, tienden a sugerir que el modelo de or- ganizacidn cerebral masculine es menos propenso a particioar en actividades conocidas bajo la de- nominacidn de conducta materna. For ejemplo, el USD de ropas femeninas, el interés durante la in- fanci a por las munecas, el interés por el cuidado y crianza de los niRos pequeRos, la participacidn en tareas hogareRas, etc., son menos évidentes en las mujeres que han sufrido algun grado de or- ganizacidn cerebral masculine que en las mujeres normales. Por tanto, la diferenciacidn sexual de roles sociales en seres humanos, por lo menos en lo que se refiere a la conducta materna, no es un factor puramente cultural, tal y como se ha veni- do especulando en las ultimas décadas, sino que esté altamente relacionado con la organizacion dimdrfica sexual de los mécanismes neuroendocri nos. h . Rlecanismos de acclon Las hormonas ovaricas, asi como otras hormo­ nas que faciliten la conducta materna, pueden ac- 889 tuar sobre el sistema nervioso de la madre indu- ciendo en el sensibilizacion hacia la conducta ma­ ternal. Tales hormonas comienzan a modificar el sis­ tema nervioso de la madre ya durante los primeras dfas de gestacion (Zarrou et al.,1972), lo cual facilita que la madre realice la conducta de cons­ truccion del nido y el posterior cuidado de las crias. La composicion particular de estrogenos/pro- gesterona puede se r el factor fundamental que pré­ para la sensibilizacion del sistema nervioso de la madre para la organizacion de comportamientos ma- ternales. Por otra parte, las seRales emitidas por las crias indudablemente actuan también sobre los centres nerviosos para mantener la conducta materna. Algunas investigaciones han confirmado la presencia de centres nerviosos relacionados espe- cificamente con la conducts maternal de la rata localizados, preferentemente, en el sistema limbi- co e hipotalamo. Asi, las lesiones en el hipocampo (Kimble et al.,1967), region olfatoria (Fleming y Rosenblatt,1974), giro cingular (Slotnick,1963) y region septal (Fleischer y Slotnick,1978) produ- cen graves alteraciones del comportamiento maternal; 090 estas alteraciones i n d u y en desde desajustes en la organizacion de las pautas de conducta maternai hasta evidencias de canibalismo (la madre se corne ■ a las crias). En otras regiones cerebrales, como el hipotalamo lateral (Avar y Monos,196?) y el area preoptica medial (Numan,1974 ) , se han obser­ vado fenomenos seme jantes. La accion hormonal puede incidir sobre alguno de estos centros nerviosos para especificar los di­ ferentes procesos de conducta maternai. De hecho, Numan et al. (1977) constataron que los implantes de estrogeno en la region preoptica medial de ratas facilitate la conducta maternai. Fleischer y Slotnick (1978), por otra parte, sugieren que la region sep­ tal debe desempenar una funcion de esencial rele- vancia en la conducta materna puesto que posee fi­ bres aferentes y eferentes con los demas centros in- volucrados en esta conducta. Las evidencias obtenidas en monos rhesus y seres humanos sugieren que los centros, o sistemas funcio- nales, del sistema nervioso central relacionados con la organizacion de la conducta materna sufren un proceso de diferenciacion sexual dimorfica indu- 891 cida por loa androgenos durante las etapas périna­ tales de maduracion del cerebro. 8. INTERACCION P 51COENDDCRINA ENTRE MADRE E HI30 Es posible sFirmar que en el se r humano el embarazo seRala el comienzo de un proceso de inten- sa comunicacion entre madre e hi jo. Esta comunica- cion proseguiré durante las primeras etapas de vida postnatal del hi jo hasta que este logra cierto gra­ de de independencia. La comunicacion postnatal exige la puesta en marcha de un répertorie complicado de pautas inst^htivag de conducta (la secuencia de buscar el pezon por el bebé, por ejemplo, inclu- ye algunas de estas pautas; ciertos gestos y expre- siones Faciales de la madre, a veces auténticas seRales ritualizadas, constituyen también procesos secuenciales formados por pautas instintiva s). La interaccion entre madre e infante no se reduce a se- Rales ritualizadas o pautas instintivas, pues, tan­ to en el se r humano como en los primates, la mayor parte de la interaccion esté formada por seRales 892 sutiles y variables individualmente (Hinde,1974). La comunicacion prenatal es mas hipotetica ya oue existen menos evidencias expérimentales sobre ella; sin embargo, la interaccion hormonal entre madre e hi jo es bastante directa a este nivel. Hsblando, pues, en termines de comunicacion a nivel prenatal, la placenta debe ser considerada como una estructura de capital importancia puesto que mediatize el constante paso de sustancias bio- quimicas entre madre y feto. Ademas, muchas sustan­ cias hormonales que pasan al feto son sintetizadas directamente por la placenta. Dado que existe una interaccion hormonal esencial entre la madre y el feto, es évidente suponer que las vivencias emocio- nales de la madre durante la gestacion se transmiten al feto traducidas en seRales hormonales (de esta forma, el feto puede recibir seRales hormonales difinitorias de situaciones maternas de estrés o ansiedad o, también, sePsles hormonales que refle- jan en general les vivencias emocionales que tiene la madre en su entorno social). Esta hipotesis es congruente con los resultados de amplias investi­ gaciones psicoendocrinas que consideren la "movili- 893 zacion neuroendocrina" como una de las respuestas basicas de toda actividad emocional (ver cap.7). Por otra parte, la hipotesis se apoya también por­ que en animales expérimentales se ha constatado que las vivencias emocionales de la madre pueden modifi­ car la actividad hormonal del feto de forma muy no­ table (Ward,1972; etc.). La comunicacion postnatal madre-hijo incluye procesos conductales complejos, si bien la interac­ cion hormonal es menos directa que en la relacion prenatal. La interaccion hormonal a este nivel de comunicacion hay que interpretarls en términos de "movi1izacion neuroendocrine" recfproca inducida por la emision recfproca de seReles auditives, tactiles, olfativas y visuales, fundamentalmente. Los codi- gos de comunicacion, a este nivel, pueden intégrât dichos procesos sensoperceptuales en sistemas cog- nitivDS y emocionales mas complejos. En el se r humano, la primera seRal de comuni­ cacion que emite el recién nacido es de tipo audi- tivo (grito de 1 nacimiento). Los gritos posteriores pueden tener por lo menos très significados diferen­ tes (Hinde,1974); a) grito de hambre, b) grito de 894 desamparo, y c) grito de dolor. Una de les carec- teristicas esenciales de la sutil interaccion entre madre e hijo es que la madre aprende muy pronto a in- terpretar estos significados en su hijo (Bernai,1972) y no en otros bébés (Formby,1967), Otra modelidad de estimulacidn auditiva producida por el bebé es el llanto; esta conducta es variable y puede obede- cer a multiples causas aversivas como el frio, ham­ bre, calor, dolor, etc., aunque uno de los factores mas frecuentes déterminantes de llanto en el infan­ te humano es la "ausencia de estimulacidn" Que de­ be aportarle la madre. El nifSo emite otro tipo de de signos verbales con los que la madre suele sin- tonizar, taies como las vocalizaciones, sonrisa, murmullo, parloteo, etc.; estas seRales pueden de- sempehar un papel crucial' en la comunicacidn efecti- va entre ambos y en la formalizacidn de los futures procesos cognitivos y emocionales del infante. Curiosamente, en mujeres que incluso han deja- do de amamantar a su hijo, se he observado que res- ponden a la estimulacidn producida por el llanto o gritos de otros bébés secretando leche, aun sin la intervencidn de estimulacione s de tipo tactil. En 895 un pasaje de Spitz (1972), este autor refiere la siguiente observacidn; "...Maria, habfa destetado su bebé hacfa unos pocos dfas. La otra, 3uana, toda- VI a amamantaba el suyo y lo tenfa cerca de ella en un cochecito. Estaban conversando cuando e 1 be­ bé de 3uana corner.20 a inquietarse y con gritos ca- da vez mas Fuertes indicé su deseo de ser amamanta- do. 3uanë comenzo a prepararse para darle e1 pecho mientras el impaciente bebé continuaba gritando ca- da vez mas vigorosamente. En este momento en la blu- sa de Marie aparecieron do à manchas humedas que eran la indicacion de que la comunicacion del bebé habfa movilizado su Funcion autonome y que ella respondfa segregando leche, pese a que habfa cesado de amaman­ tar varies dfas antes" (p.86). Obviamente, la induc­ cion del reflejo neuroendocrino de succion, en la mujer descrita por Spitz, sugiere que un codigo de comunicacion auditive del bebé es eFicaz para modi­ ficar la actividad hormonal db aquella. No obstante, es interesente subrayar que también en la rata las vocalizaciones de las crfas (ultrasonicas) facilitan la respuesta materna de eyeccién de leche, al estimu- 1 a r significativamente la secrecion de prolactina (fig. 83). 896 El reflejo de succion es una respuesta mater­ na necesaria para la secrecion de leche. Generalmente esta producido porque los estfmulos de tipo tactil que, generados por el bebé al succionar el pezon, prouocan estimulaclon nerviosa de los nucleos supra- optico y paraventricular del hipotalamo; estos, al incrementar la secrecion de oxitocina, actuan sobre la glandula mamaria para inducir o facilitar la se­ crecion de leche. La interaccion entre procesos psi- coendocrinos y comunicacion tactil madre-hijo no se reduce a los mécanismes relacionados con la lactancia, pues, de hecho, el cuerpo de la madre aporta al be­ bé seriales tactiles bastante complejas. Incluso, la comunicacion tactil de la madre suele ester envuelta en seMales olfativas. En este sentido, se podria ar- gumentar que las feromonas maternas de las glandulas areolares constituyen la primera impronte olfativa que recibe el nîRo; el posible significado de este tipo de improntacion sobre la posterior conducta adulte del individuo todavia no se conoce (ver cap. 15). En los primates, el cuerpo de la madre aporta al infante un répertorie complète de estfmulos, su- ficiente como para que el "monito" se pase mucho tiem- 097 po de sus primeras etapas de vida expiorandolo. Las cateqorfas de estfmulos que hemos resehado hasta este momento (auditives, tactiles y olfativas) no operan aisladamente. En condiciones de interaccion habituai se integran junto con las visuales en codi­ ons mas complejo-s de comunicacion. üeamos un ejemplo: las madrés humanas acostumbran a llevar a sus hijos sobre el costado izPuierdo; esto permite que el bebé reciba constantemente el sonldo rftmico del corazon materno (existen evidencias de que la exposicion del niMo al sonido del corazon materno favorece su desa- rrollo); permite también que el bebé reciba el olor feromonal materno emitido por las glandulas areola­ res y exilas de la madre; permite que el bebé reci­ ba informacion tactil; y, finalmente, se facilita la comunicacion visual entre ambos ya que sus ros­ tres estan a una distancia adecuada de enfoque vi­ sual (de esta forme se favorece que el niPlo conozca los rasgoB faciales de su madre). A pesar de que cla- sicamente se ha tendido a subestimar la relevancia de la comunicacion visual del infante durante les pri­ meras semanas de vida, actualmente esta demostrado que a esta edad el niRo es capaz de sonreir al ros- 898 tro humano; el estimulo visual qua provoca la son­ risa a esta edad tan temprana son los ojos del ros- tro humano (Hinde,1974), Por consiguiente, es dificil rechazar la hipo- tesis de que, en la comunicacion madre-hijo, existe una relacion emocional (y cognitive) recfproca. Kulka (1968), por ejemplo, ha referido que la medi- cion del latido cardfaco y tensionnuscular en madre y bebé reflejan la transmision de estados emociona­ les de uno al otro. Por tanto, de las evidencias que hemos presentado psrece desprenderse que, si los mé­ canismes neuroendocrinos intervienen en los procesos de comunicacion social humana, lo hacen especialmen- te a este nivel epigenético. C. COMENTARIO: HORMONAS Y CONDUCTA PARENTAL. IMPLICACIONES EPIGENETICAS La conducta parental que aquf hemos analizado ha sido referids desde el punto de vista psicoen- docrino sobre dos areas importantes, a) sobre la denominada "conducta materna", y b) sobre la"in­ teraccion madre-hijo". Bajo ambos aspectos, se ha 099 visto que la movi1izacion neuroendocrina puede estar intensamente involucrada. Por otra parte, la estrecha relacion que se establece encre una madre y su hijo hay que referirla tanto a la eta- pa prenatal o gestante como a la etapa postnatal. El feto {prenatal mente hablando), o el niMo (post- natalmente hablando), esta sometido al efecto de fuerzas ambientales que, en términos de Uaddington, podriamos denominar "fuerzas epigenéticas". El am- biente intrauterino y el primer ambiente postnatal (primeros aRos) constituyen basicamente el denomi- nado ambiente epigenético. Durante la exposicion a este ambiente, el individuo desarrolla los pro­ cesos psicobiologicos basicos y relativamente in- modificables de su personalidad. Ahora bien, pues­ to que la movilizacion neuroendocrine del indivi­ duo en desarrollo es un fenômeno basico tanto en el ambiente intrauterino como en las primeras eta­ pas postnatales, esta movilizaciôn tendré una fun­ cion epiqenética en tanto en cuanto sea capaz de determiner factores relevantes del fenotipo del in­ dividuo en cuestion. Una de las principales razones por las que 900 hemos hecho elusion a los Fenomenos de desarrollo constitucional y a la existencia de movilizaciôn hormonal durante tal desarrollo es, particularmen- te, porque conocemos que las hormonas intervienen activamente en los procesos de desarrollo y diferen- ciaciôn de los mecanismos neuroFisiologicos del ce­ rebro. Evidentemente, si las relaciones entre ma­ dre e hijo son de tal fndole que un estado emocio­ nal de aquella puede alterar la actividad neuroen­ docrine de este, es factible postular que muchas de las capacidades Cue definen el Future equili- brio psicobiologiCO del sujeto dependen del tipo de vida que lleve a cabo la madre gestante, por una parte, y de las primeras experiencias postnatales (primeros aRos), por otra. Un aspecto importante de los mecanismos de de­ sarrollo y diferenciaciôn es oue estos operen uni­ camente durante "periodos criticos". El efecto del ambiente epigenético es inopérante para incidir sobre procesos especificos de desarrollo y/o dife- renciaciôn fuera de las etapas crfticas correspon- dientes a dichos procesos. En cambio, el ambiente particular que exista durante el periodo en que 901 actua un organizador especifico es altamente dé­ terminante del grado de organizacion alcanzado. Asf, si entre el cuarto y séptimo mes de vida in­ trauterine, etapa critics para la diferenciacion sexual del sistema nervioso del cerebro humano (Ddrner y Staudt,1972), el ambiente epigenético del feto (XY) no dispone de andrôgenos a niveles suficientes, por ejemplo porque la madre esté so- metida a un estado excesivo de estrés o ansiedad, entonces el cerebro ouedara parcialmente diferencia- do por lo que, en épocas adultas futuras, podré evi- denciar aspectos conductales homosexuales, transe- xuales o transvestistas. Este caso hipotético pare- ce que se da con relative frecuencia en la vida real (DHrner,1979); la permanencia de un cerebro oarcialmente femenino y parcialmente masculine explicarfa dichos aspectos conductales (ver cap.5). Aunque hemos expuesto un ejemplo sencillo para explicar nuestra hipotesis sobre la importan­ cia de los mecanismos psicoendocrinos durante el de­ sarrollo del individuo, es obvio que la incidencia de las hormonas sobre la organizacion de patrones psicobiologicos irréversibles no se reduce a los 902 Fenomenos de diferenciacion sexuel (incluso aunque se redujese a esto, ya posee por ello un grado de importancia suficientemente considerable). Muchas hormonas intervienen en la maduracion del cerebro, incluidas las sexuales. El ambiente epigenético debe poder disponer de todas las hormonas necesa- rias (andrôgenos, estrôgenos, tiroxina, cortisol, hormona del crecimiento, etc.), y a niveles adecua- dos, para madurar y organizar estructuras y circui- tos neurofisiolôgicos especificos. Un hipernivel hormonal, durante estas etapas, puede ser tan pe- ligroso o nocivo como una carencia (fig.84), Asf pues, se podria argumenter que el equilibrio fu­ ture del individuo (su agresividad, grado de esqui- zofrenia, masculinidad o feminidad, capacidad de aprendizaje, tendencia a la depresiôn, etc.), y por tanto su personalidad, depends en alto grado de los mecanismos de organizacion y maduracion inducidos hormonaImente durante periodos criticos epigenéticos. Dado que existen suficientes evidencias indicatives de Que las hormonas pueden operar como organizadores y como sustancias madurativas de los patrones neuro- fisiolôgicos y, ademas, puesto que las vivencias de 903 n Figura 6 4 . Un nivel elevado de una determinada hormona puede ser tan perjudicial como una ce- rencia, durante los procesos criticos de desarro­ llo y/o diferenciacion. En la figura se representan dos ratas de 18 dfas de edad compaMeras de camada. La rata de la derecha recibiô una inyecciôn de cor­ tisol (1 mg.) durante el dfa primero de vida postna­ tal. La rata de la izquierda sirviô como control. (Tornado de Schapiro, 1968,p .225 ) . 904 la madre modifican la actividad hormonal del feto y nino, una orientaciôn preventive de los psic6lo­ gos deberfa establecerse neceseriamente hacia el cuidado mental de las mujeres embarazadas y madrés de niRos pequeRos. For otra parte, a través del anâlisis de 1 1f qui do amniôtico sera posible deter­ miner en un future el estado hormonal del feto con bastante exactitud. III. EXPERIEMCIA INFANTIL Y HORMONAS At ras hemos tratado de poner de relieve una serie de evidencias para apoyar, al menos parcial­ mente, varias hipotesis referentes a la relevancia de los procesos psicoendocri no s sobre el desarrollo de los mecanismos epiqenéticos y, por ende, sobre la constitucion psicobiologica del individuo. En este sentido, los mecanismos eludidos sobre comuni­ cacion parental postnatal indudablemente pueden cir- cunscribirse en el ârea de los procesos de "experien- cia infantil" temprana. No obstante, algunos grupos de importantes investigaciones han estudiado en ani­ males expérimentales los efectos de la estimulacidn 905 infantil precoz sobre les procesos fisiologicos y conductales posteriores o adultos. Memos decidido analizar aparte estos trabajos, conocidos habitual- mente como investig aciones sobre handling, porous configuran una interesante ifnea de trabajo con personalidad propia y con un control riguroso de la metodologia experimental utilizada. Uamos a re- ferirnos a algunos de estos trabajos oara resaltar el efecto del handling sobre la actiuidad hormonal. También discutiremos las posibles implicaciones de dichas investigaciones sobre el ser humane. A. ETECTOS DEL HANDLING SDBRE LOS MECANISMOS HORMONALES I ni ci aimente , el termine handling ("manoseo” , "mane jo") fue utllizado para indicar que un animal es manipulado durante un pequeno periodo de tiempo, per ejemplo, el tiempo suficiente para cambiarlo de un compartimente a otro. Despues, surgieron otros conceptos como estimulacion, manipulacion, trauma, experiencia, refuerzo, etc., pare designer lo mis- mo pero introducldos por diverses autores como térmi 906 nos alternatives para explicar una incidencia psi- cologica temprana sobre el organisme. A pesar de que e1 termine handli no no sea une expresion enteramen- te satisfactoria, es desde luego menos interpretati- Va y menos perjudicial que otras; ademés, sirve cla- ramente para identificar una linea de investigacion particular (Schaefer,1968). Por estas razones, Me­ mos preferido continuer con la utilizacion de este término; de este modo, cuando nos referimos a un tratamiento de estimulacion o manipulacion precoz, por ejemplo, oueremos indicar que se trata de un fe- nomeno handling. Entre las primeras evidencias expérimentales sobre handling se encuentran les referidas por Bernstein (1952) y por Ueininger (1953). El prime- ro senalo que el hecho de manipuler diariamente a las ratas en edades tempranas (el experimentador sujeta- ba la rata en la mano durante escasos minutes) pro- ducia majoras conductales en pruebas de laberinto, en comparacion con otros animales no manipulados. Adicionalmente, Ueininger observo que la manipula­ cion temprana favorecaa el crecimiento y hacia a las ratas menos emocionables. Ambas evidencias 907 suoieren que la estimulacion tactil temprana (contacte del animal con la mano del experimenta- dor) produce efectos duraderos sobre la posterior conducts del animal. A partir de estos trabajos, un notable cuerpo de investigaciones ha evaluado los efectos del handling sobre los patrones fisio­ logicos y conductales del organisme. En las pruebas de campo abierto, muy pronto se observaron diferencias entre las rates manipu- ladas tempranamente (durante los primeros dias de vida postnatal) y las no manipuladas. Asi, bastaba con cambiar diariamente las ratas de un comoartimento a otro durante très minutes, o administrer una suave descarga eléctrica diaria durante un periodo simi­ lar, para conseguir que estos animales, esto es los "manoseados", exhibiesen en los tests de campo abier­ to (open field) un nivel mas elevado de exploracion y mas bajo de defecaciôn (Levine et al.,1955). En un trabajo adicional, Levine (1956) constaté tam­ bién que los animales asi tratados adouirian mas facilmente respuestas de evitacion en pruebss de condicionamiento. Puesto que no existian diferen­ cias entre los animales manipulados y los tratados 908 con suaves descargas eléctricas, se ha sugerido que ambas formas de estimulacion experimental inducen respuestas de estrés similares (Levine y Mullins,196B). Los animales tratados temprana­ mente, al colocarlos en un test de campo abierto o en otra prueba comportemental neutral pero no familier, exploran mas y defecan menos que los no tratados (estos tienden a acurrucarse en alguna es- ouina de la caja). Este fenomeno se observa tanto en los individuos infantiles como en los adultos, Cue fueron tratados tempranamente. Sin embargo, cuando los animales expérimentales son sometidos a situaciones estresoras mas agudas (por ejemplo, a una fuerte descarga eléctrica), la respuesta de es­ trés de la rata manipulada es mas rapida que en el animal control (Levine et a l . ,1958). Esto sugiere que, aparentemente, el mecanismo de adaptacion es mas eficaz en las ratas tratadas. Los efectos fisiologicos oue h an sido asocia- dos al handling como factor causal son varios. Uno de estos efectos producidos por el handling es que acelera la maduracion del animal pues, en las ratas manipuladas, aperece antes la apertura de los ojos, 909 la c oordinacion locomotora, la distribucion ade- cuada del pelo y la pubertad; la resistencia a las enfermedades es también superior en los animales tratados (Levine y Mullins, 1 9 6 8 ) . 5e ha estudiado, ademss, la posibilidad de que este tipo de trata­ miento precoz modifique algunos patrones del siste- ma nervioso, por ejemplo, su maduracion. A este res­ pecte, varias evidencias ban senalado que el conte- nido de colesterol aparece tempranamente a niveles mas elevados en el cerebro de los animales tratados, indicandose con ello que los procesos de m ie1 inizacion surgen también con anterioridad a los de los no tra­ tados (Levine y Alpert,1959). Por otra parte, Krech et al. (1966) y Rosenzueig et al. (1968) publicaron los resultados de un progra­ ms experimental donde se compareban algunos aspectos del sistema nervioso de ratas que vivian en un am­ biante "rico" (los animales podfan jugar en una gran jaula con riqueza de estimulos y " juguetes" para manipulât) y ratas sometidas a un ambiente "pobre" (en condiciones de aisiamiento). Los resultados de estas investigaciones mostraron claramente que la riqueza estimular y experiencial incrementaba sig- 910 "d f i cet i V amp fil e el peso del cortex cerebral, si oivel cortical rie acetilcolinesterese, y le ves- cclarizaciôn cortical. (El incremertci de acetil- co ] i ne s t e r a sa refis je un incrementc, rré s o mènes caraleio, ec' la ectividad del nsurctransrriscr acetilcoline, y a eue u r increme-.tc^ en la libe- racion rie esta ultime induce un aumento de la Eintesis de s u: enzima destructora la ecetilco- linesterasa; la enzima acetilcolinesterasa oerece cce tamtié’-': esta involucreda en el d e - ssrrolîo ce las células olia). Auneue se oodria scsoecher eue el handling indu jess unes efectos similares score el sistema nervioso, Rosenzueig et al. (I960) no llegarcn a esta conclusion, lin a razon de esto podrfa radicar en que los animales utilizados por dichos investigadcres fueron sometidos al procedimiento experimental, tente de estimulacion "rica-pcbre" como al handling, a partir de los 20 djas de edad. En cem- bio, los efectos del handling son Evidentes si el t r; tamient.ü es crecoz (primeros dias de vida postnatal). De este modo, en otrs investigacion referida por Tapp y Markouitz (1963), se encontraron los ressul- tados esnerados va oue las ratas exouestes a 911 handling desde el dia 2 al 10 de vida postnatal exhibieron, al sacrificarlas despues del destete, u n incremento moderado en el peso del cortex, un tamaho superior del cortex (estadisticamente signi­ ficative), y un incremento de la actividad total de acetilcolinesterasa en el cortex sensorial y areas subcorticales. El sistema hipofiso suprarrensl refleja fisio- logicamente el nivel de activaciôn del organisme. Es un indice vâlido, por tanto, de 1 estado de estrés asi como del estado de adaptacion a una situacion da­ da. Por otra parte, este sistema es uno de los me- canismos fisiologicos mas eficaces con que cuenta e 1 mamifero para adaptarse a las situaciones nue- vas o estresoras. Posiblemente debido a estas razo­ nes, les investigacioneE que han abordado la relacion handlinq-actividad hormonal se han referido mas sis- tematicamente a este sistema. La actividad de 1 sistema hipofiso suprarrenal puede medirse, por ejemplo, utilizando como refe- rencia el cambio en el nivel de corticosteroides plasmaticos producido por una situacion estresora. Tomando este criteria como punto de referenda. 912 Gxisten pruebas de que las ratas manipuladas neonataImente y expuestas en el destete a una situacion nueva pero neutral durante 5 minutes, o exnuestas durante 3 minutes en un campo abier­ to (fio. 65), responden con una menor reactiuidad corticosuprarrena1 que las ratas no manipuladas. En este sentido, la rata manipulada es menos réac­ tiva ante situaciones escasamente amenazadoras. Sin embargo, no es posible generalizar oue la res­ puesta de estrés, medida por la reactiuidad cortico- suprarrenal, es siempre mayor en los animales no ma- nipulados. Pues, existe evidencia de oue los estimu- los con elevadas propiedades estresoras (descarga eléctrica, Frio intenso, etc.) inducen una respues­ ta de estrés mis rapida en los animales manipulados que en los no manipulados. Asi, cuando se adminis­ tra una descarga eléctrica a ratas manipuladas neo- natalmente, expresan una rapida respuesta de corti­ costeroides plasmaticos con posterior decrement o, lo cuel es senal de adaptacion. Contrariamente, este mismo estimulo en ratas no tratadas prouoca una res­ puesta inicial mas pobre, transformandose paulatina- mente en una respuesta mas intense, a medide que se 913 30 10 I I MANIPULATED NONMANIPULATED % -I11 0 5 MINUTES I I I 15 Figure 6 5. Cambio medio en los niveles de corticos­ teroides plasmaticos entre ratas manipuladas neona- talmente y ratas no manipuladas en intervalos de cero, cinco y quince minutes seguidos a 3 minutos de exposicion en campo abierto durante la vida adul­ te. Los niveles de cambio hormonal se obtuvieron por comparacion con los valores medics linea base de los contrôles. (Segun Levine y Mullins,1966,p. 172). 914 sigue aplicsndo este estimulo; este modelo de res­ puesta es una sePlal de inadaptacion y puede set pe- ligrosa para el organisme por la excesiva acumulacidn de corticosteroides (Levine,1975). Como puede apre- cisrsG en la figura 86, uno de los efectos mas no­ tables del handling es que facilita la maduracion del mecanismo neuroendocrino de respuesta hipotalamo- hipofiso-suprarrenal. Hasts los 9 dies de edad, la ra­ ta no manipulada es oracticamente incapaz de respon­ der al estimulo aversivo (descarga eléctrica de 0.1 ma) con liberacion de corticosteroides; en cambio, le rata manipulada neonatalmente emite una respues­ ta bastante satisfactoria de corticosteroides el dia 3 de vida postnatal. (No existen evidencias de que la rata nazca normalmente con e 1 eje hipotalamo- hipofiso-suprarrenal capaz de generar respuestas apro- piadas; Schapiro,1968, sugiere que la movilizacion de ACTH como respuesta a agentes estresores es nor- melmente inexistente durante la primera semana post­ natal de la rata). B. IP1P0RTANCIA DE LOS PERIODOS CRITICOS Los efectos que induce el handling sobre el 915 25 I I MANIPULATED NONMAMPULATED20I5 E 8 DAYS OF AGE Figura 66. Cambio medio en cortisosteroides plas­ maticos despues de una descarga eléctrica de 0.1 ma., en rétas infantiles manipuladas y no manipuia- das, y en varias edades. (Segun Levine y Mullins,1966, p. 175) . 916 organisme parece que operan unicamente en cier- tas etapas especificas de la vida. En el capitu­ le 5 hemos visto que las hormones sexuales pueden actuar como "organizadores" de los mécanismes Fi­ siologicos del sistema nervioso. El handling posi­ blemente produce también efectos irréversibles so­ bre la organizacion fisiologica del sistema nervio­ so (mas adelante discutiremos los modos de action de 1 handling) pero, sin embargo, las etapas crf- ticas han sido especificadas con menor precision que en e 1 caso de las hormonas sexuales. Uno de los aspectos mas claros del efecto handli nq es que el tratamiento debe efectuarse en edades tempranas, por ejemplo, antes de los 20 dias de vida postnatal en la rata. Existen mu- chas variables que imposibilitan por el momento e s- tablecer un periodo critico exacto. Un aspecto im­ portante es le época en que se inici a la estimula- cion; otro el periodo de tratamiento experimental. Denenberg (1968) ha realizado una labor tentative de elaboracion de un modelo uniforme sobre el pe­ riodo critico, basandose en algunas de las inves- tigaciones mas relevantes sobre handling, y sus re- 917 sultados seMalan que existe cierta heterogeneidad en las conclusiones de dichas investigaciones. En primer lugar, pocos trabajos coinciden en la edad del animal al iniciarse el tratamiento handling, 251 como tampoco en la prolongacidn temporal del Bxperimento; por otra parte, no todas las inves- tigaciones miden identlcos aspectos Fisiologicos o conductales. flun asf, una de las conclusiones mas positivas que se desprende del trabajo de Denenberg es que, en la rata, existe un periodo especialmente sensible durante los 10 primeros dias postnatales. Incluso, varias evidencias sugieren que los 5 pri­ meros dias postnatales son particularmente mis sen­ sibles para algunos efectos fisiologicos como, por ejemplo, para inducir cambios en los mecanismos hor­ monales. Otro determinants es la intensidad estimular Estas conclusiones son aplicables a la rata y raton fundamentalmente. Otras especies pueden mostrsr patrones bastante diferentes. A todo esto debemos aRadir que existen algunas diferencias con respecte al patron fisioldgico-conductal analizado. Por ejemplo, la etapa critica para que el handling madure la actividad del eje hipotalamo-hipofiso- 918 suprarrenal puede e s p e d ficarse en los 5 primeros diés postnatales, pero el periodo critico para que se Fauorezcan las pautas de condicionamiento de evi­ tacion se localize mas facilmente entre los 3-10 dias postnatales. Esto indica que los patrones fi­ siologicos y conductales que estudiemos nueden po- seer un periodo critico para el efecto del handling variante.diferencialmente. Por tanto, el periodo critico del handling no solo variara en funcion de la especie sino que, ademas, podra se r diferente segûn el patron fisiologico, o segun el patron con- ductal, que intentemos evaluar. C. INTERPRETACION DE LOS EFECTOS DEL HANDLING Esenciaimente se han formulado dos hipotesis alternatives y complementarias con respecte al efec­ to de 1 handling . La primera hipotesis consistante ha sido for- mulada bajo la expresion de " inmunizacion emocional", Este hipotesis postula que e 1 handling induce, en el organisme expuesto a dicho procedimiento, una serie de cambios neurofisiologicos que lo hacen menos emo- 919 cionable o reactivo ante situaciones estresoras. La hipotesis sobre inmunizacion emocional se basa en la evidencia de que las ratas manipuladas neo- natalmente muestran menor grado de reactividad emo­ cional en situaciones novedosas o en campo abierto eue las no manipuladas (fig.BB). Esta superior re­ actividad se observa, no solo a travée de medidas de actividad corticosuprarrenal, sino también me- diante los clésicos parémetros de exploracion y defecaciôn. El handling , segun esta hipotesis, pro­ duce un nivel bajo de estrés en e 1 animal pero su­ ficiente para inmunizarlo; esta inmunizacion se re­ fleja cuando el organismo se enfrenta a situaciones estresoras no agudas (en su edad juvenil o adulta). Posteriormente se ha emitido una segunda hipo­ tesis complementaria fundamentada, en posteriores obsBrvaciones (Levine y Mullins,1968). La segunda hipotesis considéra que el handli nq neonatal modi­ fies el organismo incrementando la cepacidad para verificar discriminaciones mas apropiadas con res­ pecte a la relevancia de los eventos del medio. De este modo, el animal "manoseado" neonatalmente res­ ponds de forma mas adecuada a las multiples demandas 920 del medio ambiente. El animal manipulado " ...is able to make responses more appropriate to the demands of the environment, including appropriate responses to stress. Perhaps this is a more meaningful definition of adaptiveness -this ability to make appropriate discriminations in a particular situation and respond according to the demands of the environ­ ment. A more generalized response pattern based on gross discriminations, or in fact, a lack of discrimina­ tion, appears to be characteristic of the non-manipul^ ted adults, and leads to responses which may be inappropriate to the situation. Such responses may be viewed as maladaptive” (Levine y Mullins,I960, p.171). Esta segunda hipotesis esta apoyada por por algunos argumentes referidos en el apartado A, particularmente, porque los animales manipulados neonatalmente emiten respuestas corticosuprarrenales rapides y agudas ante situaciones estresoras tam­ bién agudas (descarga eléctrica, frio intenso, etc), disminuyendo progresivamente esta respuesta (seRal de adaptacion). Mientras que, contrari ament e , I d s animales no manipulados responden mas lentamente ante situaciones estresoras agudas,.prolongandose 921 después e incluso inerementandose la respuesta (seRal de inadaptacion). En cambio, ante situacio­ nes escasamente estresoras, las ratas no manipula­ das emiten respuestas corticosuprarrenales de ma­ yor intensidad. Tomando en consideraciôn ambos fe- nomenos, se observa que las ratas manipuladas neona­ talmente son espaces de discriminer mas apropiada- mente la relevancia estresora de los estimulos (res­ ponden més rapida e intensamente cuando las condicio­ nes lo exlgen, y emiten menores respuestas ante si­ tuaciones triviales). En general, ambas hipotesis son complementarias y seRalan que los animales manipulados poseen un sistema de adaptacion mas eficaz. En base a estas hipotesis, por tanto, se deberfa esperar oue existie- sen diferencias en la capacidad de ”habituacion" a estimulos novedosos que no impliquen cambios dras- ticos en el medio. Levine y Mullins (1968) han re­ ferido que, efectivamente, esto es lo que ocurre al estudiar las "respuestas de orientacion", segûn el modelo clasico de Sokolov (I960), en ratas manipu­ ladas y no manipuladas. Una de las reacciones del organismo en la denominada "respuesta de orientacion" 922 consiste en un incremento de liberacion de qluco- corticoides, ademas de otras reacciones conocidas como incremento de la conductancia de la piel, la- tido cardfaco, y activaciôn del EEC. Losanimales manipulados neonatalmente exhiben menor respuesta de orientacion a los estimulos novedosos y se ha- bituan mas rapidamente, D. MODOS DE ACCION El handling precoz produce en la rata cambios permanentes observables en su edad adulta. Uno de los cambios manifiestos es que favorece. la madura­ cion del e je hipofiso suprarrenal y la capacidad de respuestas apropiadas de estrés. Es admisible aroumentar que la manipulacion temprana induce procesos especificos oue modifican permanentemen- te determinados patrones neurofisiolôgicos de 1 cerebro. Un argumente convincente sobre los mecanis­ mos de acciôn del handling es oue promueve la li­ beracion de hormonas corticosuprarrenales que, a su vez, producen cambios en el cerebro (Levine y Mullins,1968). El grado mas desarrollado de mieli- 923 nizaciôn obseruado*".el cerebro de animales manipula­ dos puede BxplicarsB desde este punto de uista. Sin embargo, los trabajos de Rosenzueig et al. (1968) permiten argumenter que, posiblemente, existen otros mecanismos de acciôn ademas del referido a través del sistema hipotalamo-hipôf1so-suprarrénal. El me­ canismo de acciôn formulado por Levine y Mullins (1968) se interpréta, particularmente, desde una ôptica de la teorfa del estrés, esto es, desde el punto de vista de que el handling es en ultimo tér- mino un estimulo estresor. No obstante, el modelo de estas autores no rechaza otras posibles vias neurofisiolôgicas distintas al e je neuroendocrino seRalado. Una idea adicional ha sido formulada por Schaefer (1968) al sugerir que el factor efectivo en el proceso de handling es el cambio de tempera­ ture. El argumente de este autor es que el cambio de temperatura corporal que ocurre en el animal durante la manipulacion puede modificer las reaccio­ nes bioquimicas y, por tanto, alterar los proce­ sos guimicos inherentes a la diferenciaciôn celu- lar y al crecimiento de los tejidos que ocurren du- 924 rante el desarrollo. E. IMPLICACIONES GENERALES Las inuestigaciones sobre handling precoz, al igual que otros trabajos expérimentales bien controlados, se han elaborado en laboratories; esto significa que existe un control riguroso de los estimulos. For esta razon, generalmente el ani­ mal esta sometido a un nivel constante de humedad, ruido, temperatura, y otros estimulos; esto indica que el animal de laboratorio esta expuesto a pocos estimulos estresores o no estresores, a no s er que sean estimulos propiamente expérimentales (varia­ ble independiente). Los animales manipulados viven- cian la experiencia adicional del handling pero, en cambio, los no manipulados practicamente solo son estimulados nor el contacto con su madre y com- paReros de camada. Partiendo de estos fenomenos se podria argumenter que los animales manipulados son los que mas se acercan a la forma de vida de los animales que viven en su medio natural, puas tal medio puede aportarles neonatalmente cierta va- 925 riedad de estimulos estresores, o cierta uariedad de estimulacion precoz, que facilita su posterior capacidad de responder adaptativamente. La genera- lizacion de las investigaciones sobre handling a animales no expérimentales que viven en un contexto natural hay que entenderla, pues, bajo este aspecto particular que acabamos de seRalar. Basicamente nos hemos referido a investigacio- nes con ratas como sujetos expérimentales. La apli- cabilidad de estos resultados a otras especies séria mas congruente siempre que en éstas se hubie- sen observado efectos seme jantes, fifortunadamente existe evidencia de que otras especies (raton, cone- jo, gato, perro, etc.) exhiben efectos del handling similares a los observados en la rata. Incluso, nu- merosas investigaciones han formulado la importancia de la estimulacion temprana en monos rhesus y en el se r humano. Las clésicas investigaciones sobre privaciôn social infantil en monos rhésus (H ar1 o u ,1958 ; Harlou y Harlou, 1962,1966 ; Mason, Devenport y Menzel,1968) y en seres humanos (Spitz,1958; Boulby,1969,1973) han producido la creencia casi universal de gue la 926 privaciôn materna es el agente causal fundamental de varios trastornos observados. Los trabajos de los hermanos Harlou constataron la existencia de importantes alteraciones (incapacidad para estable- cer lazos sociales, trastornos sexuales, vulnera- bilidad r a las enfermedades, irritabilidad, disrup- ciôn de la capacidad parental, etc.) en monos rhésus que fueron privados neonatalmente de estimulos so­ ciales. De forma seme jante, las conocidas investi- gaciones de Spitz y Boulby han reflejado que la privaciôn infantil humana provoca dramaticas al­ teraciones en el individuo (retraso en el desa­ rrollo, depresiôn anaclitica, marasmo, trastornos de conducts diverses, etc.). Sin embargo, la cues- tiôn de que la privaciôn materna es el elemento primordial de los trastornos observados en los ni - Ro s huérfanos, es decir, la tesis de estos autores, ha sido criticada duramente por algunos psicôlogos. La tesis de Spitz y Boulby esta fundamentada en observaciones sobre muestras de ninos institucio- nalizados pequeRas y sesgadas y, en general, so­ bre diseRos deficientemente construidos; ademas, existe en ellos una tendencia forzada a interpre- 927 tar sus datos desde los rigidos principios psi- coanalfticos (O'Connor,1968; Bronfenbrenner,1968). Por otra parte, los resultados de Spitz y Boulby no coinciden con los de otros trabajos elaborados por psicôlogos y construidos con mayor perfeccion, en I d s que se concluye que las notables alteracio­ nes observadas en los niRos institucionalizados no son tanto un efecto de la privaciôn materna cuanto de la privaciôn de estimulacion general que es habituai en los ambiantes normales (ver Bron- fenbrenner,1968) . Esta conclusiôn, por otra parte, es congruente con los resultados de Harlou y Harlou (1962), ya que constataron que la privaciôn mater­ na en monos rhesus es menos dramatics que la priva­ ciôn de otros estimulos sociales como, por ejemplo, el contacto (juegos, etc.) que los monos pequeRos establecen con sus compaReros. Por tanto, los efectos de la estimulacion precoz (por ejemplo, el handli nq ) no deben inter- pretarse en termines de equivalencia o susti tuciôn de la estimulacion materna. La estimulaclôn que en- vuelve la infencia de todo mamifero no es unicamente la estimulacion producida por la madre. En el ser 928 humano, por ejemplo, el nlMo es "manipulado" por muchos patientes, esta expuesto a estimulos cines- tésicos, luminosos, auditiuos, tactiles, etc., que no prouienen unicamente de la madre. La interacciôn parental implies un orooesD complejo de comunicaciôn. Rof (1960,1969,1972a,etc.) ha referido este proce­ so bajo el concepto de "urdimbre afectiva", o ur- dimbre constitutive, para indicar la relevancia de las interacciones parentales en el desarrolo y equilibrio adulte del individuo humano. Segûn es­ te autor, la comunicaciôn afectiva que el nino es- teblece inicialmente con la madre y resto de la fa- milia constituye la base del desarrollo de un pro­ ceso "diatrôfico" caracterizador de la maduraciôn y equilibrio posterior del infante. En la vida real, no en el laboratorio, el organismo esta sometido neonatalmente a la inflùen- cia de multiples estimulos parentales y del medio. El infante responds a los estimulos maternales y no maternales. De hecho, se ha demostrado que las ratas atienden mejor a sus crias manipuladas neo­ natalmente que e las no manipuladas (Barnett y Burn,1967). Esta observaciôn puede indicar que la 929 rata manipulada precozmente posee una capacidad de respuesta mas apropiada hacia los estimulos de la madre. Las implicaciones de las hipotesis formuladas en estudios sobre handling precoz en ratas pueden ser muy utiles en el campo clfnico humano (estimu­ lacion precoz en nlRos autistas, retrasados, etc.) pues, segûn hemos visto, los principios générales son muy similares en la rata, en otros mamfferos, y en el ser humano (esto no indica Que postulemos un proceso de extrapolacion literal). Por otra parte, los efectos de la estimulacion temprana no son un fenomeno passjero; existe alguna prueba de que se transmiten hasta la segunda generaciôn (Denenberg y Rosenberg,1967). IV. RITUALCS DE C0RTE3D Y HORMONAS Utilizando una terminologie uaddingtoniana, se puede dècir que los aspectos que hasta el mo­ mento hemos tratado en este capitulo evidencian imp 1icaciones de indole epigenética. Los proce­ sos de comunicaciôn parental en el infante, asi 930 como ios fenômenos especificos del handling neona­ tal, incluyen la movi1i2aci6n de patrones neuroen- docrinos que, en ultimo termine, pueden contribûir positiva o negativamente en la determinacion de I d s mécanismes de desarrollo y diferenciacién; les patrones psicoendocrinos sen parte integrants del ambiente epigenetico del individuo. A partir de este memento (en este y en e1 siguiente apartado) examinaremos algunos aspectos psicoendocrinos des- de un a optica de comunicacion social que, en termi­ nes de Uaddington, puede referirse como sociogené- tica; admitimos que a este nivel las hormones de- semperSan un roi importante pero menos drëstico que a nivel epigenético, a no ser que refleje sobre el ambiente epigenético de otros individuos. En general, dada la especial sensibilidad del sistems neuroen­ docrine a los estimulos sociales, se puede afirmar que todo proceso de comunicacion o interaccion social implies cierto grado y cualidad de movili- zacion hormonal; esta relaciôn puede se r mes es- trecha cuanto mas évidente sea la ectivacion emocional involucrada en el proceso. Sin embar­ go, nos vamos a referir exclus!vamente a dos fe- 931 nomenos sociales sobre los que existe evidencia experimental de movilizacion psicoendocrina, esto es, los procesos de cortejo heterosexual y el ha- cinamiento, Desafortunadamente no existen observaciones psicoendocrinas directes relacionadas con los fe- nomenos de cortejo en mamfferos. En cambio, a través de algunos trabajos clâsicos (Lehrman,1961, 1964; Erickson y Lehrman,1967; etc.) ha sido po- sible constater una relacion bastante estrecha en­ tre hormones y rituales de cortejo en algunas aves como, por ejemplo, en la paloma torcaz y domestics. Un fenomeno interesante observado ini- cielmente por Collias (1950) fue que les palomas hembras ponXan mas huevos cuando estaban en contac­ te con palomas macho que cuando estaban agrupadas con otras hembras. Esta observacion puede indicar que las hembras reciben algûn tipo de estimulos procédantes del macho que facilita su actividad o- uarica. En una publicaciôn posterior, Lehrman (1959) concluyô que la presencia del macho es un factor importante para facilitai la actiuidad reproducto- ra de la hembra en muchas especies de aves. Es de- 932 cir, en principle se puede sospechar que los es­ timulos visuales, auditives y tactiles, elementos constitutives del cortejo del macho, inducen esti- mulacion neuroendocrina del sistema hipotalamo hipo- fiso gonadal en las aves hembra y, particul armente, en la paloma; pues, la ovulacion (puesta de huevos) en este animal incluye un primer période de eleva- da secrecion de estrôgenos seguido de otro de ele- vada secrecion de progesterone (Lehrman,1966) (el fenomeno de la ovulacion, que nosotros sepamos, siempre depende de un proceso neuroendocrine). En conduciones naturales, el cortejo de la pa­ loma macho incluye la emisiôn rituel de estimulos auditives, visuales y tactiles (no existe evidencia de comunicacion feromonal en este animal). Si n em­ bargo, Matthews (1939) habia referido en une inte­ resante investigacion que el cortejo del macho era efectivo para inducir le puesta de huevos en la hembra aun en ausencia del contacte directe. Este autor descubrio Que cuando les palomas se intro- ducian emparejadas (macho y hembra) en jaulas, pero separando al macho de la hembra por una lamina de cristal, las pautas de cortejo del macho seguian 933 siendo tan efectivas para inducir la ovulacion an la hembra como cuando no existia dicha sepa- racion. Por consiguiente, de esta publicaciôn se desprende que la comunicacion tactil del macho no es condiciôn sine qua non para la puesta en marcha de la ovulacion de la hembra. Esta puede se r inducida por estimulos masculinos como la presencia visual y los sonidos arrulladores. Generalmente, el cortejo del macho esta cons- tituido por una serie de secuencias de conducts entre las que destacan la émision de saludos arru- lladores y algunos movimientos caracteristicos. Por tanto, séria interesante tratar de separar los efectos inducidos por el cortejo, especificamente hablando, de los efectos producidos por la mera pre­ sencia del macho. Dicho de otre manera, interesa constater si la induccion masculins de actividad ovérica en la hembra es un proceso secundario al cortejo del macho o, meramente, a la presencia visual de este. La castracion experimental del ma­ cho normalmente inhibe su conducts de cortejo pero, en cambio, no modifies sustancialmente su aspecto externo. Por esta razon, puede utilizarse este 934 proceso metodologico para aislar experimentalmente el efecto del cortejo. Puesta en practica esta idea (Erickson y Lehrman,1967), se ha demostrado que ine- quivocamente los machos castrados no inducen ovula­ cion en la hembra. Asi, cuando macho y hembra estan separados por una pared de cristal, el macho intac- 10 rrovoca la iniciacion de la ovulacion en la hem­ bra en poco tiempo, pero no el macho castrado. Mien- tras que el macho intacto participo activamente en conductas de cortejo hacia la hembra, el gonadoecto- mizado permanecia indiferente. La conclusion que pue­ de obtenerse a partir de estas observaciones es que el cortejo de 1 macho, fenomeno habituai en muchos animales, es necesario en la paloma para que la hembra lleve a cabo de forma normal su actividad re- productora, particularmente las secuencias neuroen- docrinas que determinan el desarrollo del ovario y le ovulacion (puesta de huevos). También se con- cluye que la mera presencia ffsica del macho (vi­ sion del macho) no es suficiente para la hembra. Practicamente en todos los mamiferos el cor­ tejo es un tipo de conducts que precede necesaria- mente a la realizacidn del coito y apareamiento. 935 Se ha observado que los rituales del cortejo desa- parecen bajo situaciones de tension social grave como, por ejemplo, bajo los estados de "hundimiento" social descritos por Calhoun (1975) en ratas haci- nadas; es decir, la ausencia del cortejo puede aso- ciarse a fenomenos de patologia social grave. En los primates, el cortejo es un patron conductal esencial para el apareamiento e implies secuencias de conduc­ ts complejas y diversas que incluyen aspectos como movimientos rftmicos de la lengua, marcha mejestuosa, contoneo (sobre todo en la hembra), intercambio de miradas, danzas, etc. (Hinde,1976). En el hombre también es évidente este tipo de conductas ocupan- do, tal, vez, un lugar de preferencia entre las ac- tividades sociales del adolescente. Existen escasas investigaciones que hayan evaluado la incidencia e imp 1icaciones psicologicas del cortejo en el se r humano. Aun asf, résulta dificil no admitir que se trata de una conducts esencial para el establecimien- to de patrones de interaccion social, particular­ mente de interaccion heterosexual. El cortejo hete­ rosexual mutuo, en el ser humano, puede implicar un proceso de activacion hormonal recfproca importante. 936 U . H A C I M A M I E M O Y REGULACIQN P S I CQENDQ CR I N A PE LAS DCN5IDADE5 OE PCBLACIQN Entendemos por hacinamiento (crowding) el estado de una poblacion caracterizdo por una den- sidad de poblacion muy superior a la que general- mente se observa en ese tipo de poblacion en con- diciones naturales. La densidad de poblacion se de­ fine en términos fisicos como el numéro de habitan­ tes por uni dad de espacio. Las caracteristicas so­ ciales de una poblacion determinada pueden facili­ ter o impedir el desarrollo de los mecanismos ba- sicos de comunicacion social (comunicacion afacti­ va). Existen condiciones particulares, como las in- ducidas por el hacinamiento, en las que la comuni­ cacion afactiva basica entre los individuos puede interferirse notablemente. La disrupcion de los patrones afectivos de conducts, observadas por Calhoun (1952,1975) en poblaciones de ratas haci- nadas experimentalmente, esta asociada a la presen­ cia de patrones patologicos de conducts como la homosexualidad, canibalismo, hiperagresividad, desorganizacion de los sistemas jerarquicos, etc. 937 Este tipo de conductas patologicas, observadas sistematicamente en los estados de hacinamiento experimental de los mamiferos, es paralela a o- tros trastornos de tipo Fisiologico, particular­ mente trastornos neuroendocrinos (las alteracio- nes hormonales pueden ser causa y efecto de los trastornos conductales). En condiciones de haci­ namiento los individuos poseen un nivel elevado de mortalidad que, a su turno, induce disminu- cion de la densidad de poblacion, evitando de esta forma la excesiva acumulacion de individuos. El punto de vista fundamental que vamos a de­ fender a continuacion es oue la estabilidad de las densidades de poblacion en los mamfferos depende esencialmente de un elemento regulador intrinseco de tipo psicoendocrino, A. EL SINOROME DE E5TRES COMO DEN5IT0ESTATG (ESTRE5 DE DENSIDAD) Un hecho observable es que, en condiciones naturales, la tasa o densidad de poblacion de las diferentes especies de mamfferos es relativamente 938 constante o astable. Esto sugierè que debe exis- tir algûn mécanisme que régulé homeostaticamente el nivel de poblacion. A este respecto, algunos autores (Christian,1950; Christian et a l.,1951; Cray,1971) han desarrollado la idea de que existe un mecanismo, o "densitoestato” , regulador del nivel de densidad de poblacion, de forma similar a como un termostato régula el nivel de tempéra­ ture. Este densitoestato debe poseer algûn sis­ tema de codificacion capaz de alterar el proceso cuando aparezca un cambio importante en la densi- dad de poblacion del medio. Para ello, el sistema tiene que reaccionar select!vamente a los cambios que se produzcan en la tasa de poblacion. Muchos aspectos del medio como el alimente, enfermedades, predacion, migraciones, temperature, luz, etc., contribuyen a mantener una determinada densidad de poblacion; todos estos factores inciden sobre la densidad de poblacion pero aûn no se ha demos­ trado que posean algûn sistema de seRal capaz de mantener la homeostasis de la poblacion. En al­ gunos expérimentes (Calhoun, 1952 ) se ha demostra- do que, manteniendo constantes estas variables 939 ambientales, el hacinamiento provoca inevitable- mente una cafda del nivel de densidad de la pobla­ cion, Por tanto, debe existir algûn sistema inter- no al organisme e incorporado a su fisiologia capaz de detectar las sePales del medio indicadoras de densidades de poblacion elevadas. Varias investigaciones realizadas con roedo- res han aportado suficientes datos para poder For­ muler que el modelo del estres (ver cap. 7) puede ser utilizado para explicar el mecanismo de auto­ control de densidad o densitoestado manifiesto en estos animales. Las sePales Fisiologicas del estres const!tuyen un proceso complejo de movilizacion hormonal en el que se incluyen la hiperactividad del e je hipofiso suprarrenal, la inhibicion de la actividad del e je hipofiso sexual, y la inhibicion del timo. Estas très seRales pueden utilizarse como indicadores relevantes del nivel o estado de estrés en los individuos de una determinada poblacion. Asf, la permanencia prolongada de respuestas de es­ trés se detecta por la existencia tie hiperdesarrollo de la glandule suprarrenal, atrofia gonadal y tfmi- ca. Este trfo de respuestas débilita la resistencia 960 a las enfermedades, increments la tasa de mortali­ dad y frena la reproduccion. Por consiguiente, el sindrome del estres (Selye lo ha uenido deno- minando, como sabemos, "sindrome general de adap- tacion") producido por la elevacion de la densidad de poblacion ("estrés de densidad") puede ser el proceso intrfnseco al organisme capaz de actuar como densitoestato, modificando la densidad de poblacion a través de suprimir la sobrevivencia de algunos individuos (los mas susceptibles al es­ trés) y prévenir el nacimiento de otros; teorica- mente, a mayor nivel de estrés de densidad debe- ra existir una supresion del nivel de densidad también superior (este argumento ha sido demostra­ do experimentalmente por Christian,1967). El es­ trés de densidad actuaré de acuerdo con la emer- gencia de algûn tipo de senales externas induci- das por el hacinamiento. Finaimente, el nivel de estrés podra varier interindividualmente, no solo en funcion del tipo de seRales externas percibi- das, sino también por caracteristicas psicobio- logicas particulares tales como el fenotipo, sexo o expe riencia. 941 Este modelo teorico sobre la regulacion de las den­ sidades de poblacion, que explica el que unepobla­ cion no se increments mas alla de ciertos limites prefijados 1ntraespecificamente, debe contrastarse con las observaciones expérimentales disponibles. Por esta razon, vamos a tratar de examiner a con­ tinuacion los resultadoE de algunas investigaciones que han observado las respuestas endocrlnas de es- estrés por hacinamiento y el efecto que estas res­ puestas pueden producir sobre la densidad de la p o ­ blacion, B. RESPUESTAS DE ESTRES DE DEtSIDAD Y RE- GULACION DE LA TASA DE LA POBLACION Las hipotesis que hemos desarrollado en el apartado A necesitan ser validadas por investigacio­ nes que demuestren que a) el hacinamiento induce respuestas de estrés, y b) las respuestas de estrés provocan una serie de procesos que reducen la tasa de la poblacion. Estos fenomenos han sido demostra- dos satisfactoriamentB en los roedores, tanto en animales de laboratorio como en animales salvajes, 962 particularmente en el raton, rata y conejo (Christian, 1950,1967; Christian et a l 1961 , 1965 ; Christian y LeMunyan,1958 ; Christian y Davis, 1966; Davis,1971; Myers et al.,1971; etc.). Basandonos en los resultados de estas investigaciones, vamos a tratar de responder a los puntos a y b que aca- bamos de Formuler. Con respecto al punto a, esto es, que el haci­ namiento induce respuestas de estrés, los trabajos psicoendocrinos sobre hacinamiento han sehalado reiteradamente que los animales sometidos experi­ mentalmente a estas condiciones (hacinamiento) evi- dencian ini ouivocamente respuestas hormonales ca­ racteristicas de estrés, por ejemplo, activacion del e je hipofiso-suprarrenal, inhibicion del e je hip6fiso-gonadal, e inhibicion del timo. Algunas de las variables observadas, en machos y hembras, en relacion con los dos ejes seRalados has sido las si guientes: 1. Sistema hipoFiso-suprarrenal Incremento general del tarnaho de las suprarrenales. Hipertrofia de las capas fasciculada y reticular de la corteza suprarrenal. 943 Atrofia de la capa glomerulosa de la corteza suprarrenal. Incremento de glucocorticoides plasmaticos. Incremento de glucocorticoides en orina. 2. Sistema hipofiso-sexual y reproductor a) Alteraciones en la hembra; Dismioucion del tamaPio de los ovarios Inhibicion o supresion del crecimiento del folicu- lo y cuerpo lûteo. Dismioucion, retraso, o ausencia de le implantaciôn. Incremento de la mortalidad intrauterina. Inhibicion y deterioro de la conducts de lactacion (me­ ner grado de secrecion de leche y motivaciôn ma­ terna) . Inhibicion y deterioro de le conducts materna. Depresion de la libido. b) Alteraciones en el macho: Disminucion del peso y tamaho de los testiculos. Dismioucion del peso y tamaho de las uesiculas séminales. Disminucion de 1 peso de las glandules prepuciales. Inhibicion de la espermatogénesi s . Depresion de la libido. 944 Estos signos que acabamos de exponer muestran inva riablemente que el hacinamiento se relaciona directamente con la actividad suprarrenal e inver- samente con la actividad sexual y reproductors. A su vez, la hiperactividad suprarrenal y la inhi­ bicion sexual y tfmica son claras respuestas de estrés. Aunque pueden existir ligeras diferencias en estas respuestas segûn la constitucion genética, la edad y le experiencia del animal, y segûn el tiempo de permanencia en la condicion social de hacinamiento (Davis,1971), dichas respuestas son évidentes siempre que exista el hacinamiento. Ademas, algunas evidencias sugieren que un nivel superior de hacinamiento induce una mayor respues- ta de estrés (fig. 87); lo cual es un fenomeno esperable desde el punto de vista del funcionamien- to hipotético del densitoestato, ya que a mayor hacinamiento debe existir mayor estrés de densidad. Con relacion al punto b sehalado anteriormen- te, estas respuestas deben inducir una serie de procesos espaces de reducir la densidad de la po­ blacion. El analilis detenido de las respuestas de estrés de densidad indica que, efectivamente, 945 Figura 6 7 . Valores medios para les suprarrenales, timo, peso corporal y estructuras reprodùetoras masculines segün densidades de poblacion diferentes en dos razas de ratones. En la parte superior de la figura se indica e 1 numéro de animales por jaula, (Segûn Christian,1967,p.27). 946 esto es lo que parece ocurrir. En primer termi­ ne, la hiperactividad corticosuprarrenal junto con la inhibicion del timo producen una notable disminucion de la resistencia organica a las en- fermedades, entre otras razones, por la inhibi­ cion de anticuerpos. La elevacion de glucocorti­ coides produce ademas diversas I'esiones organicas. También, la elevacion anormal de glucocorticoides actus adicionalmente antagoni2ando con las funcio- nes reproductoras (Christian,1963). Por otra par­ te, la emergencia de estimulos estresores puede inducir, de suyo, inhibicion del e je hipotalamo hipofiso sexual (ver cap.7). En ultimo termine, las consecuencias observables tras esta serie de acontecimientos puede resumirse en una disminu­ cion de la tasa de fertilidad (inhibicion del nu­ méro de concepcione s , nacimientos y periodo espe­ rable de vida) e incremento de la tasa de mortali­ dad (aumento del numéro de enfermedades y muertes). Esto se traduce inequivocamente en una disminu­ cion manifiesta de la densidad de la potilacion, (El efecto del estrés de densidad es transferi- ble de padres a hijos, esto es, se puede transmi- 947 tir hasts la siguiente generacion aun en ausen­ cia de estimulos estresores de hacinamiento, Christian y LeMunyan,1958). Por consiguiente, vemos que el modelo del estrés (en este caso el estrés de densidad) puede utilizarse para expli- car la existencia de un mecanismo intrinseco o densitoestato que, en los mamfferos, régula el nivel de poblacion evitanto que esta sobre- pase cierto grado de densidad especffico intra- especificamente, C. SENALES EXTERNAS INDUCTORAS DEL ESTRES DE DENSIDAD Una cuestion sobre la nue existe menor grado de acuerdo es la referente a la utilizacion de cri- terios explicatives sobre los fenomenos capaces de inducir estrés de densidad. Un argumento logico es que estos fenomenos deben estar asociados al haci­ namiento, esto es, a la densidad de poblacion inu- suelmente elevada. El problems fundamental reside en delimiter cuales son esos fenomenos que, emer- gentes de las condiciones de hacinamiento, inducen estrés. A este respecto se han formulado varias 968 hipotesis alternativas y comp1ementarias. La mas socorrida es que los agentes productores de estrés de densidad no son ni la novedad (transfiriendo ani­ males a nuevas jaulas no se producen efectos mani- fiestos), ni la pelea por si misma (no existe re­ lacion entre el numéro de heridas de los ratones hacinados y el nivel de alteraciones corticosupra- rrenales), ni tampoco el espacio por si mismo (el hacinamiento implies siempre una relacion entre es­ pacio y numéro de individuos; ademas existen muchos tipos de espacios como, por ejemplo, espacio inti- m o , espacio personal, espacio social, etc*, que pue­ den inducir efectos diferentes); mas bien parece tratarse de una serie compleja de interacciones de estimulos recibidos por el animal en el curso de las interacciones sociales, particularmente, en los pro­ cesos inherentes a las actividades compétitives relacionadas con el establecimiento de de territo­ ries y jerarquias sociales (Cray,1971,p.80). Esta hipotesis esta apoyada parcialmente por el hecho de que los animales subordinados, los mas jovenes y los de menos peso, animales todos ellos ocupantes de un estatus social inferior, son los 949 que sufren en mayor qrado el estrés de densidad. Sin embargo, no explica satisFactoriamente el pro­ blème ya que las Membres no interuienen de forma tan directs en las actividades compétitives rela­ cionadas con la organizacion territorial y jerar- quica y, sin embargo, estan igualmente afectadas como los machos. Calhoun (1975), incluse, vio eue las hembras son mas afectadas que los machos, a pesar de que la rata hembra es constitutivamente menos sus­ ceptible al estrés que el macho. Evidentemente, una explicacion adicional es que los machos transmiten parte de su estrés a la hembra, pero esto solo es parcialmente valldo y no aporta una explicacion to- talmente convincente. Una explicacion ccmolementa- ria es que, posiblemente, la reduccion del espacio xntimo y personal oblige al animal a interaccionar socialmente en condiciones de oposicion a las ten­ dencies marcadas por los propios ritmos psicobiolo- gicos de interaccion social (ver cap.4). En estas condiciones, el individuo tiene que responder cons- tantemente a un numéro elevado de expectatives socia­ les diversas convirtiendose éstas en autenticos es­ tresores sociales; la rupture de los ritmos nature- 950 les de interaccion se sabe que es una fuente im­ portante de produccion de estrés. D. CDMENTARIO: IMPLICACïONES SOBRE SITUA­ CIONES HUMANAS Los efectos del estrés de hacinamiento se re- flejan en los individuos adultes. Pero, también inciden sobre los individuos que se encuentran en edades criticas de desarrollo, por ejemplo, en eda- des prénatales. En este caso, los efectos de la socie- dad se transfieren, a través del estrés de la madré, hacia los individuos gestantes. Este fenomeno se ex­ plica porque las hormonas maternas transmiten al fe- to su estado de estrés. Varias evidencias sugieren que, en el mamifero, las hormonas de la madré produ- cidas por hacinamiento,.como glucocorticoides y an- drôgenos de las suprarrenales, cruzan la placenta e interfieren el normal desarrollo del feto. La in- yeccién experimental en la madré o en el feto de ACTH, vasopresine, o adrenalins produce en aquél hemorragias, necrosis, amputaciones congénitas y otras perturbacio nes. Alteraciones similares se pueden producir en el feto por las hormonas de la madré 951 que vive en condiciones de hacinamiento; esto es ad- misible ya que muchas hormonas m a t e r n a s , e n t r e ellas los glucocorticoides, se sabe que son capaces de cru- zar la placenta y llegar hasta el feto (Myers.et al., 1971). Estas observaciones, consideradas en conjun- to, tienden a senalar oue las hormonas maternas es­ tan implicadas directamente en la transferencla del estrés conductal que vive la madré hacia los hijos. En este sentido, la incidencia de los procesos so­ ciales, o sociogenéticos, sobre la determinscion de los ambiantes epigenéticos de los individuos gestan­ tes parece évidente. Séria poco prudente tratar de aplicar directa­ mente al se r humano los modelos que aquf hemos dis- cutido sobre roedores; sobre todo, porque los sis­ temas de organizacion social humana son mucho mas complejos que en e 1 resto de los mamfferos. En las sociedades humanas ha crecido la densidad de pobla­ cion y, en cambio, ha d.isminufdo la incidencia de mortalidad infantil. También ha decrecido la inci­ dencia de ciertas enfermedades como la viruela o la tuberculosis pero, en cambio, han aparecido otras que han sido caracterizadas como "enfermedades del 952 estrés" (ver cap.7). Y precisamente estas ultimas son las que actualmente estan causando mayor pro- porcion de muertes ennuestra sociedad. Estas enfer­ medades de estrés son particularmente frecuentes en las grandes poblaciones, esto es, alli donde el hacinamiento es mayor. Actualmente en Europa pare­ ce que la tasa de poblacion tiende a permanecer re­ lativamente astable, preferentemente, en las socie­ dades economicamente mas potentes. ^No sera que es­ ta opérande algûn sistema de densitoestado similar basicamente al que hemos descrito para los roedo­ res? Al no disponer de evidencias expérimentales directes no nos es posible validar sufici entemente esta hipotesis. No obstante, algunas•observaciones (vease Gurkaynak y Lecompte,1979) sugieren que en el ser humano el hacinamiento produce efectos conductales y fisiologicos basieaméete seme jantes a los obser- vados en otros mamiferos. Asf, en una investigacion preliminar, Chombart de Lauue (1956) refiriû en el estado de hacinamiento humano, es decir los in­ dividuos que habitaban en zonas que no sobrepasa- ban los 10 metros cuadrados por persona, alteracio- 953 nés fisiologicas de estrés y alteraciones conducta­ les como, por ejemplo, un dramatico incremento de conductas de "hundimiento" (de 1incuencia , etc.). En otra investigacion mas reciente, Pylypuk y Heshka (1975) sehalaron que el hacinamiento in- ducfa en un grupo de varones un incremento signi- ficativo de cortisol plasmatico; en cambio, en un grupo similar de mujeres, la mayor elevacion de cor­ tisol ocurrfa cuando la densidad de poblacion era excesivamente baja. Las investigaciones sobre haci­ namiento en humanos tropiezancon varios problèmes, uno de ellos es que existe notable variaciôn entre los diverses autores con respecto a la consideraciôn de la densidad critica de poblacion oue define el hacinamiento. El hacinamiento en las sociedades humanas no solo incluye un incremento de estimulos estreso­ res como, por ejemplo, ruido (trafico urbano, etc.); también provoca una disminucion del esoacio intime y personal. La invasion de este espacio ocurre en las aglomeraciones urbanas como supermercados y zo­ nas comerciales en general, pero, también ocurre en muchas families que viven hacinadas en el interior 954 de pequeRas uiviendas de grandes suburbios. El es­ pacio personal e intimo es un factor de considera­ ble importancia en la vida humana y en la de otros mamiferos. La discipline denominada "proxemistica" (vease Hall, 1973) ha desarrollado algunas hipotesis relevantes en relacion con estos espacios, asi co­ mo su utilizacion o violacion. En cualquier caso, la invasion del espacio personal e intimo supone la induccion de un proceso estresor (ruptura del pro- pio ritmo de interaccion, produccion de nuevas expec­ tatives, creacion de inseguridad, etc.). Con el fin de seMalar otra posible via de apli- caciôn a las condiciones humanas de hacinamiento, desde los modelos obtenidos con animales expérimen­ tales, nos gustaria referir que las investigaciones verificadas en animales, sobre todo, nos permiten desarrollar técnicas aplicables a nuestra especie, asi como indicar las posibles relaciones entre los factores que quisieramos estudiar en la sociedad humana, Por otra parte, facilitan el estudio de las influencias del entorno permitiendo apreciar las complejidades que existen en los estudios de pobla­ cion, aun en aquellas sociedades que habitualmente 955 h an sido consideradas como "simples” (Brain, 1975, p.26). VI, C0NCLU5I0NES GENERALES DEL CAPITULO 1. A lo largo de este capitulo hemos intentado poner de relieve la relacion que existe entre el sis- tema psicoendocri no y una serie de conductas o feno- menos que pueden incluirse en lo que viene a denomi- narse conducts afectiva. Por otra parte, las condi- ciones que alteran la conducts afectiva, como por ejemplo el hacinamiento, h an sido asociadas igual- mente a mécanismes psicoendocrinos. En termines ge­ nerates, se puede concluir que la aplicacidn de es- trategias psicoendocrinas permite un conocimiento mas adecuado de la conducts afectiva. 2. Los procBsos afectivos h an sido considera- dos en este cepitulo fundamentalmente desde cuatro ountos de vista: a) analisis psicoendocrino de la conducts parental, b) anJlisis psicoendocri no del handling, c) analisis psicoendocrino del cortejo, y d) analisis psicoendocrino de 1 hacinamiento. Los dos 956 primeros pueden se r referidos como mecanismos epi- genéticos; los dos segundos como mecanismos socio- genetiC OS..El ultimo punto de vista tiene una impli- cacion muy directs con respecte al ambiente epigené- tico, y asi lo hemos hecho notar en el apartado co- rrespondiente del capitule. 3. La conducta parental, particul armante la con­ ducts materna, posee una base de determinacion neuro­ endocrine que se hace manifiesta en los animales expé­ rimentales. En el se r humano parece seguir un curso similar de determinacion, aun cuando los fenomenos culturales incidan sobre esta determinacion. ù. La conducta materna en animales expérimenta­ les depende dramaticamente de la actividad neuroen- docrina. En practicamente todos los animales estudia- dos (en su mayoria roedores) se ha demostrado que la mayor frecuencia e intensidad de conducta parental (conducta materna) que exhibe la hembra,en compara- cion con el macho, se debe a diferencias hormonales. Algunas contradiccione s que se han observado en varias investigaciones se deben, fundamentalmente, a que la conducta materna no es un proceso unitario. 957 5. El analisis de la conducta materna en monos rhesus y seres humanos sugiere oue la di- ferenciacion sexual de roles sociales en seres hu­ manos (considérâmes a la conducta materna como un importante roi social) no es un fenomeno puramente cultural,como se ha venido pensando clasicamente, sino que obedece Fundamentalmente a la preuia di- ferenciacion sexual (dimorfismo sexual) del siste- ma nervioso y a la diferente constitucidn neuroen- docrina adulta que existe entre ambos sexos. 6 . La interaccion psicoendocrina entre madré e hijo puede ser muy compleja. Algunas evidencias expérimentales y obseruaciones clinicas tienden a sehalar que, tento en el ser humano como en otros mamiferos, las hormonas maternas pueden transferir el estado emocional de la madré hacia el feto. De este modo, los estados patologicos o normales de la madré se pueden reflejar en el feto. Este feno­ meno es posible porque las hormonas pueden atrave- sar la barrera que forma la placenta. Particular- mente, se ha demostrado que los efectos patold- gicos producidos en el feto por la inyeccidn de hormonas a la madré (por ejemplo, la inyeccidn de 958 gl ucoc 0 rt icoi de s ) son semejantes. a los producidos por la exposicidn de la madre a condiciones de ha­ cinamiento social u otras condiciones d esencadenado- ras de estrés. La inyeccidn de estas hormonas direc- tamente en el Feto induce en este similares altera- ciones (mutilaciones congénitas, neuroticismo, hemo- rragias internas, etc.). 7. Varias observaciones sugieren que la co- municacidn intrauterina entre madre e hijo es, fun­ damentalmente, de fndole psicoendocrina. De la ma­ dre pueden pasar al feto determinadas sustancias ali- menticias pero, si embargo, las sustancias que trans- fieren el estado psicoldgico de la madre son las hor­ monas . 8 . Infinidad de trabajos han referido la im- portancia de los "périodes criticos" en el desarro- llo de los individuos. En este sentido, la experien- cia temprana o "experiencia infantil" ha sido consi- derada de capital importancia para el adecuado desa- rrollo del individuo, a si como pars la posterior ad- quisicion de habilidades. Entre los muchos fenomenos a que esta sometido todo animal mamifero durante su 959 experiencia temprana es a la comunicacidn tactil. E 1 handling es un tipo de estimulacidn infantil experimental que, al utilizarlo en estudios con- trolados, produce una serie de efectos irréversi­ bles sobre la posterior constitucidn psicobioldgi- c a del individuo; estos eféctos se reflejan, por ejemplo, en una disminucion del grado de reactividad adulta, una respuesta de estrés més adaptable al me­ dio particular, una mejor cepacidad en tareas de con- dicionamiento de evitacidn, una resistencia superior a las enfermedades, etc. 9. El efecto psicobioldgico esencial del handling parece que consiste en faciliter la maduracidn del proceso funcional del eje hipota 1amo-hipdfiso-supra rrenal, asi como perfeccionar las respuestas de es­ te sistema a los diverses agentes estresores del en- torno. Los restantes efectos del handling pueden in- terpretarse, en su mayor parte, desde este efecto previo. Sin embargo, no descartamos la posibilidad de que la manipulacion temprana induzca otros pro- cesos nerviosos a través de otras vias diferentes a las determinadas por este sistema neuroendocrino, 960 10. Los resultados de las investigaciones sobre handling nos permiten abordar estretegias terapéuticas preventives, particul armente para ponerlas en marcha con niPios autistas o nihos con privacion estimular importante. 11. La conducta de cortejo es un fenomeno observable en practicamente todos los mamfferosjy ave s Hemos defend!do en este capitule que en las aves el cortejo de 1 macho es imprescindible para que la hem- bra inicie y lleve a cabo sus actividades reproduc- toras. El cortejo induce estos patrones de conducta a través de una activacion neuroendocrine producida previamente en la hembra (el cortejo estimula sobre todo la actividad del sistema sexuel). También, he­ mos indicsdo que la conducta de cortejo en el ser humano, en especial durante la época adolescente, puede faciliter y poner en marcha una serie de me­ canismos neuroendocrinos que, en ultimo término, pueden ser relevantes para muchos aspectos de la co- municacion humana, 12. Hemos defendido la hipdtesis de que las poblaciones cuentan con un sistema de "densitoesta- to" que sirve para mantener la densidad entre cier- 961 tos umbrales fijados por la especie. Este densi- toestato posee caracteristicas intrinsecas a 1 or­ ganisme y esta incorporado a su fisiologxa. El ar-- gumento mas valido, por ahora, para explicar este den- sitoestato es que opera por medio del "estrés de den­ sidad", esto es, utilizando el modelo psicoendocrino del estrés. Algunos autores han referido que el "sin- drome general de adaptacion" es el densitoestato. 13. La aplicacidn y extrapolacidn de los es­ tudios sobre hacinamiento en animales hacia el ser humano, como siempre, no puede hacerse de una forma literal. Algunas evidencias obtenldas en seres humanos bajo condiciones de hacinamiento no cdntradicen los modelos construidos a partir de animales experimenta­ les. Tampoco existe ninguna evidencia en contra de la idea de que el densitoestato psicoendocrino obser­ vado en todos los animales estudiados no sea aplica- ble, en termines basicos, al ser humano. 14. La movilizacidn hormonal que se produce en todos los individuos cuando intervienen en activida­ des parentales, asi como cuando estan sometidos a vi- V i r en condiciones de hacinamiento, y el efecto cons- 962 tante de esta mouilizaciôn neuroendocrina sobre los individuos oue estan en etapas de desarrollo y diferenciacion, nos aportan una base suFicien- temente valida para argüir que el padre de 1 Nom­ bre ne solo es el niPîo, como ha dicho el poeta, sino sobre todo las movilizaciones psicoendocrinas oue establece con sus pariantes. 963l CAPITULO 10 SISTCnAS SENSOPERCLFTUALES En el capitulo 3 habfamos adelantado que uno de los mecanismos a través del cual las hor­ monas pueden determiner la conducta es mediante la modificacion previa de los sistemas sensoper- ceptuales (ver nuestro modelo sobre interaccion hormonas— conducts). Las hormonas pueden modifi- car los sistemas sensoperceptuales incidiendo, al menos, sobre dos procesos générales basicos; por una parte, las hormonas determinan directa- mente los patrones de desarrollo del sistema ner- vioso y, por otra, regulan los procesos funcio- nales neurofisiologicos de activacion y/o inhi- bicion involucrados an secuencias sensopercep- tuales especificas. Algunos de los postulados 964 que utilizamos en este capitulo para defender es­ tos dos procesos generates proceden de observacîo- nes indirectas, va que es relativamente escsso el numéro de investigaciones psicoendocrinas que han abordado directamente el tema de los mecanismos sensoperceptuales. Siguiendo este criteria, exsmi- naremos en primer término la posible contribucion de les hormonas al desarrollo ontogenético de los sistemas sensoperceptuales. En segundo lugar, ha- blaremos sobre efectos hormonales en sistemas sen­ sope rceptuales especificos que pueden caracteri- zarse, més bien, desde un punto de vista activedor, inhibidor, y/o modulador. I. POSIBLE CONTRIBUCION DE LAS HORMONAS AL DE­ SARROLLO DE LOS SISTEMAS 5EN5DPERCEFTUALES Actualmente es innegable la contribucion hor­ monal en los procesos de maduracion y diferencia- ciôn de les vias y centros de 1 sistema nervioso. Posiblemente, determinadas hormonas pueden inducir select!vamente efectos madurativos sobre areas espe­ cificas de 1 sistema nervioso, con notables diferenciîs 965 entre unas y otras regiones (este Fenomeno de "se- lectividad especffica" ya los hemos seMalado con suficiente amplitud en relacion con los procesos de diferenciacion sexual). Sin embargo, también es po­ sible que un mismo tipo de hormonas sea capaz de provocar efectos madurativos générales sobre el sistema nervioso. Este fenomeno de "generaliza- cidn" ha sido evidenciado con cierto grado de con- sistencia en investigaciones sobre patrones de ma- duracién producidos por hormonas tiroideas como, por ejemplo, en el trabajo publicado por Ardeleanu y Sterescu (1978). Los argumentes que vamos a de­ fender en este apartado estan basados en eviden­ cias sobre los efectos de hormonas tiroideas, cor- ticosuprarrenales.y sexuales, fundamentalmente, y siguiendo el criterio de general!zacion mas que el de especificidad. En estudios preliminares se constaté e 1 efec­ to facilitador que inducen las hormonas tiroideas en el desarrollo de los mecanismos neurof isiologicos sensoperceptuales. Asi, la administracion de hormo­ nas tiroideas a ranas en crecimiento, no solo me- jora el desarrollo general del cerebro, sino que 966 también fauorece la maduracion del sistema visual, auditive y locomotor (Tusques,1956). De forma se­ me Jante, si se administra tiroxina a una mitad del cerebro de la rata, se provoca un incremento en la maduracion de los reflejos de dicha mitad (Vernikos- Danellis,1972). Estas observaciones pueden indicar que las hormonas del tiroides juegan un papel im­ portante en la maduracion de las vies nerviosas aferenciales y eferenciaie s, no exclusivamente so­ bre las aferenciales. Tal fenomeno es logico dada, por una parte, la interaccion que los sistemas neu­ rof isiologicos sensoriales establecen con los sis­ temas motores o efectori aies, y dado el caracter de induccion de efectos genera 1izadores que poseen las hormonas tiroideas, por otra. La maduracion de las vias nerviosas sensoperceptua 1es puede inducirse, al menos, por très tipos rie efectos principales produ­ cidos por las hormonas tiroideas (ver cap.3): a) for- macion de dendritas y terminales axonales, b) sinap- togénesis y organizacion sinaptica, y c) mielini- zacion. El ultimo fenomeno, es decir la miellniza- cion, posee una importancia crucial para faciliter la velocidad de 1 impulse nervioso y, por ende, para 967 mejorar la rapidez sensoperceptual. Con respecto al postulado que estamos defen- diendo para las hormonas tiroideas, existe alguna evidencia en seres humanos que sugiere la existen- cia de un proceso similar al observado en animales expérimentales. De todos es conocido el denominado "cretinismo", enfermedad que a veces es seme jante sintomatologicamente a una oligofrenia profunda; el cretinismo esté producido por una carencia tem­ prana (prenatal o neonatal) de hormonas tiroideas. Aparté de otras alteraciones irréversibles, esta enfermedad se caracteriza por un notable enlente- cimiento, disminucion, y dificultad de integracion de las funciones sensoperceptuales. El cretinismo inducido experimentalmente en animales (vease, por ejemplo, Eayrs,1967), por medio de la privacion de hormonas tiroideas, provoca un cuadro patolooico seme jante al observado en cretinos humanos. Aunque tal ve % otras hormonas no son tan dras- ticamente imprescindibles como las tiroideas en los procesos de maduracion neurofisiologica, y particu- larmente en la maduracion de las vfas sensopercep- tuales, no es necesariamente util ni posible apli- 9&8 car un criterio de exclusividad referido a las hormonas tiroideas. Varias hormonas, ademas de las del tiroides, son también candidates importantes para ser consideradas como sustancias inuolucra- das en estos procesos madurativos. Sin tratar de ser exhaustivos, las hormonas esteroideas (cortico- suprarrenales y sexualds) desempehan funciones ma- durativas que les permiten ser catalogadas como ta­ les candidates. Asi, varies informes expérimentales (Ardeleanu y Sterescu,1978; Vernadakis et al.,1978; etc.) sugieren que, ademas de las hormonas del ti­ roides, los glucocorticoides, la aldosterona y las hormonas sexuales (androgenos y estrogenos) inter­ vienen activamente en la maduracion de las estruc- turas nerviosas. El efecto de los qlucocorticoides (por ejemplo, cortisol) sobre la maduracion del sis­ tema nervioso sigue un patron bifasico (Vernadakis y Woodbury,1971) pues, mientras que la administra­ cion de cortisol entre los dies 1-7 de vida postna­ tal retarda significativamente la maduracion y ex- citabilidad del sistema nervioso de la rata, la mis- ma sustancia después del 88 dia postnatal produce efectos opuestos incrementando la maduracion del 969 sistema nervioso. A partir de esta edad, los glu- cocorticoides, durante las etapas de desarrollo, modifican el métabolisme de las protefnas y aci- dos nucleicos, facilitan el crecimiento celular, e incrementan el métabolisme de los FosFolipidos y la mielinizacion (Ardeleanu y Sterescu,1978). Otra hormona o esteroide corticosuprarrenal es la aldosterona. La aldosterona es un mineralo- corticoide esencial para las actividades relaciona- das con el metabolismo ionico. La aldosterona ha sido asociada a los procesos de maduracion neuro- fisiologica oorque, como han subrayado Porter et al..(1954), facilita el transporte de sodio den- tro de la célula. Este mécanisme se ha explicado en virtud de que la aldosterona increments la sin- tesis de enzimas necesarias para dicho transporte. Con respecte a las hormonas sexuales, inde- pendientemente de los efectos de diferenciacion inducldos por los androgenos (en la rata también los estrogenos), se conoce que estes hormonas fa- cilitan en la rata el desarrollo de las estructuras y vias nerviosas durante las etapas neonatales, por ejemplo, incrementando e1 desarrollo sinaptico 970 (Aral y Matsumoto,1978), o facilitando el creci­ miento celuler (Vernadakis et al.,1978). En general, pues, se podria afirmar que el primer efecto que inducen las hormonas sobre los mecanismos sensoperceptuales es a través de una intervencion inicial sobre los procesos de maduracion de las vias y centros relacionados directamente con dichos mecanismos. Los hormonas pueden ejercer esta funcion facilitando, por ejemplo, la sintesis de acidos nucleicos, la sintesis de enzimas y pro- teinas, y procesos metabolicos especificos dentro de las células nerviosas. I I. SISTEMA VISUAL El estudio psicoendocrino de la percepcion visual humana ha recibido re d en temente cierta aten- cion, sobre todo, porque algunas investigaciones parecen indicar que existe una importante covaria- cidn entre percepcion visual y ciclo sexual femeni- no. El ciclo sexual de la mujer (ver cap.6) incluye diferentes fases (menstrual, folicular, luteinica) con distintos niveles hormonales en cada una de elles 971 Varias investigaciones preliminares (ver Dalton, 1967) habian sugerido que la sensibilidad sensorial de la mujer Fluctua segun su ciclo sexual, eviden- ciando generalmente un grado de sensibilidad ma s reducido durante la etapa premenstrual y, en algu­ nos casos, durante la menstruacion. Estas primeras observaciones oermitieron hlpotetizar que las Fluc- tuaciones hormonales de la mujer producen las va- riaciones ciclicas sensoperceptua 1e s . En una investigacion referido por Diamond et al (1972) se constaté que los umbrales para percibir sehales luminosas se ine rementaban significativa- mente en la mujer con ciclo sexual regular durante la menstruacion (fig. 14), normalizandose después orogresivamente durante el resto de los dias de 1 ciclo sexual. Dado que no se observé un fenomeno de fluctuacién seme jante en las mujeres que toma- ban pildoras anticoncept!vas, ni tampoco en varo- nes, los autores arguyen que la sensibilidad vi­ sual de la mujer disminuye durante la menstrua- cién porque existen cambios manifiestos en el ba­ lance estrogenos/progestagenos, Otras investiga­ ciones, sin embargo, han referido que la disminu- 972 cion de la sensibilidad visual ocurre durante la etapa premenstrual mas bien oue durante la mens­ truacion (Kopell et al.,1969; DeMarchj y Tong,1972; Wong y Tong,1974), lo cual esta en la Ifnea de los postulados preliminares emitidos por Dalton (1967) segûn los cuales la etapa premenstrual incluye habitualmente en la mujer un desequilibrio psico- biologico mas dramético. M a s r e c i e n t e m e n t e , W a r d e t a l . (1978) p u e s i e r o n d e m a n i f i e s t o q u e d u r a n t e l a e t a p a p r e m e n s t r u a l e x i s t e u n a s i q n i f i c a t i v a d i s m i n u c i o n d e l a s e n ­ s i b i l i d a d v i s u a l ( t a r e a s d e d e t e c c i o n d e s e R a l e s v i s u a l e s ) y , s i n e m b a r g o , e n t a r e a s d e d i s c r i m i n a - c i o n V i s u a l e l r e n d i m i e n t o e s s u p e r i o r ( f i g . 8 , 8 ) . L o s a u t o r e s i n t e r p r e t a n e s t o s r e s u l t a d o s s u g i r i e n - d o q u e l a t a r e a d e d e t e c c i o n r e q u i e r s h a b i l i d a d e s e x p l o r a t o r i a s m i e n t r a s q u e , e n c a m b i o , l a t a r e a d e d i s c r i m i n a c i o n r e q u i e r s r e d u c c i o n d e r e s p u e s ­ t a s a B s t i m u l o s i r r e l e v a n t e s . E n u l t i m o t e r m i n e , e s t o s a u t o r e s v i e n e n a s u g e r i r q u e l a r e d u c c i o n p r e m e n s t r u a l d e l n i v e l d e s e n s i b i l i d a d v i s u a l i n d u c e a m b o s f e n o m e n o s , e s t o e s , e l d é c r é m e n t e e n e l r e n d i m i e n t o d e t a r e a s d e d e t e c c i o n d e s e M a l e s 973 Figura 6 8 . Percentages correctes para la prue- ba de deteccion (figura de la izquierda) y para la prueba de discriminacion (figura de la dere- cha. Segun Ward et al. (1978,p . 242). 974 visuales y el incremento en tareas de discrimina- cion visual. Mo obstante, estas conclusiones so­ bre discriminacion visual exigen ulteriores inves­ tigaciones que utilicen paradigmes expérimentales dif erentes. Asi pues, a través de la observacion de la percepcion visual en mujeres con periodo regular, se constata que durante la etapa premenstrual, q a veces durante la menstruacion, existe una dis­ minucion importante en la capacidad para perci­ bir senales luminosas (sensibilidad visual). Es­ te fenomeno ha sido considerado dependiente del estado hormonal (bruscos cambios hormonales) que acontece durante dichas etapas del ciclo sexual f emenino. Algunos autores (Uong y Tong, 1974) h an plan- teado la posibilidad de que esta disminucion per­ ceptual es un factor determinado por la adopciôn de un determinado criterio (consecuehte a los cam­ bios emocionales premenstruales) mas que por una auténtica inhibicion de la sensibilidad visuel, Utilizando la teoria de la deteccion de sahales. Ward et al. (1978) concluyeron sobre este respec- 975 to la irrelevancia del argumente que defiende el efecto de la adopcion de un criterio puesto que, segun se desprende de este trabajo, no se con- cluye evidencia solida que mantenga dicho argumen­ te ; por el contrario, su analisis sobre deteccion de seriales visuales indicé que existia una diferen- cia significative en el nivel de sensibilidad, in- dependientemente de la adopcion de un criterio, a través de las diferentes etapas del ciclo analiza- das (menstrual, preovulatori a , lutea, y premenstrual) comparadas con la etapa premenstrual. E n cualquier caso, si el efecto sobre la percep­ cion estuviese producido por la adopcion de un cier­ to criterio (cuyo fenomeno aun no deberiamos descar- tsr), éste vendrfa determinado por los estados emo­ cionales negatives inducldos por las alteraciones emocionales tipicas del premenstruo o menstruacion (ver c a p . 14), El mecanismo de accion hormonal aun no ha sido especificado con seguridad. Una posible accion puede ser de fndole central, a nivel de vfas visuales neurofisiologicas. También pueden existir efectos periféricos; por ejemplo, el edema corneal, producido durante la etapa premenstrual por el im­ 976 balance hormonal y otros trastornos fisiologicos, actua como filtro de los estimulos visuales y, bor tento, puede ser una causa importante de la reduccion de la sensibilidad visual. Aunque nos hemos referido exclusivamente ai efecto de las hormonas sexuales, es indudable que otras sustancias hormonales deben ajercer algûn efecto directe o indirecte sobre la vision en el estado adulto. En este sentido, Ramos Meza (1972) ha referido que tanto los casos de hipertiroidismo (por la posible modificacion del campo visual producida por el exoftalmos), como el hipotiroiriis- mo (por la disminucion del campo visual producido por el estado mixedematoso), pueden asociarse a alteraciones en la vision. III. GU5T0 Y OLFATO Los sistemas del gusto y olfeto también pue­ den asociarse con la actividad hormonal, particular- mente, después de las investigaciones llevadas a ca­ bo por R.I.Henkin (ver, Uernikos-Danellis,1972). Uno de los resultados mas iniquivocos de estas in- 977 vestigaciones es la interaccion entre actividad corticosuprarrena1 y sensibilidad oustativa y ol- Fativa. La sensibilidad qustativa (para los sabores dulce, amargo, salado y agrio) es unas 100 veces mayor en los individuos con insuficiencia cortico- suprarrenal, por ejemplo en individuos que padecen la enfermedad de Addison, que en los sujetos nor­ males. Similarmente, los umbrales para la sensi­ bilidad olfativa (usando, por ejemplo, vapor de ni - trobenceno o piridina) descienden de forma especta- cular en el addisoniano, al compararlo con indivi­ duos normales. Estes observaciones demuestrsn que la disminucion de los glucocorticoides sistémicos, por debajo de ciertos niveles, agudiza el grado de sensibilidad a determinados estfmulos. Otra posible interaccion entre hormonas y sen­ sibilidad gustativa se ha establecido en relacion con le capacidad para percibir el sabor de la feni 11iocerbamida (PTC). Este sustancia, sinteti- zada inicialmente por Eox (1931), posee un cierto sabor amargo; el sabor de la PTC habitualmente es percibido por una mayoria de la poblacion humana, aunque, algunas personas consideradas normales no 978 lo perciben. Fraser (1961) ha indicado que los cretinos poseen disminufda la sensibilidad para la PTC; sin embargo, aunque las hormonas tiroideas pueden tener cierta relacion con la capacidad para percibir la PTC, aun no existe unanimidad a este res­ pecto ni tampoco se han establecido las Ifneas de covariacion entre hormonas tiroideas y umbrales sensoriales para la PTC. En cualquier caso, es posible que este Fenomeno observado en el cretinis­ mo no sea mas que un reflejo de le incapacidad sen­ sorial que se evidencia habitualmente en esta enfer­ medad; incluso el simple hipotiroidismo se ha aso- ciado a un incremento de los umbrales gustativos y olfativos, aspecto que puede ester producido por el desarrollo de mixedema en las mucosas oral y nasal (Ramos Meza,1972). En animales expérimentales también se ha ob­ servado interaccion entre hormonas y sistemas gus- tativo y olfativo. Esta interaccion puede poseer cia- ras implicaciones adaptatives. Por ejemplo, una in- suficiencia paratiroidea favorece la ingestion de alimentes ricos en calcio, una insuficiencia corti- cosuprarrenal facilita la tendencia del animal a in- 979 qerir dietas ricas en sodio, una insuficiencia tiroidea facilita la ingesta de alimentes pobres e n c a rbobidratos, etc. Similarmente, y con respec­ to al sistema olfativo, un macho es mas sensible al estfmulo de una feromona de la hembra oue otras hembras. En general, pues, ambos sistemas sensoper- ceptuales pueden poseer una base neuroendocrina con­ siderable. IV. SISTEMA AUDITIVO La sensibilidad auditive f ue estudiada por R.I.Henkin y su grupo junto con el gusto y olfato. O b forma semejante a lo que habiamos establecido para estos dos sistemas, la hipofuncion suprarrenal increments significativamente la sensibilidad audi­ tive practicamente en todas las frecuencias emplea- das, aunque especialmente en la region de mayor sensibilidad auditive para las personas normales, esto es, entre los 1000 y 3000 Hz. A este postulado general, no obstante, es precise ahadir una idea adicional pues, mientras que en los individuos con deficiencia suprarrenal (cortical) existe una mayor 980 sensibilidad para detectar seMales auditives, en cambio, existe también una mayor dificultad para integrar perceptualmente dichos estimulos. Es decir, parece evidenciarse que los efectos de Id s glucocor- ticoides sobre la sensibllidad auditive son opuestos a los efectos de estas mismas sustancias sobre la percepcion auditiva (lis enfermes con insuficiencia corticosuprarrenal, por ejemplo los addisonianos, discriminan con mayor dificultad las variaciones tonales). La incidencia de los g 1ucocorticoid e s sobre el slstema auditivo humano parece Evidente porque, por otra parte, la administracion de estas hormones a enfermes addisonianos restablecslos valo- res normales de sensibllidad e integracion perceptual audi ti v a . Begun ha sugerido Ramos Meza (1972), el hipo- tiroidismo {insuficiencia tiroidea) suele producir cierto grado de sordera por infiltracion mixedema- tosa en el conducts auditivo externo y atrof.ia en la mucosa del caracol. Ademas, el liquido del la- berinto puede sufrir ciertos cambios. Todas estas alteraciones son concomitantes con el embotamiento sensorial caracteristico de los hipotiroideos. 901 V . PERCEPCION DLL TICMFO La percepcion del tiempo es un fenomeno com- plejo y escasamente conocido. Esta asocieda al fun- cionamiento de nuestros propios relojes internes y a la percepcion de patrones ritmicos cotno el 1 a- tido cardiaco, el ritmo respiratorio, la alternan­ ce a entre suePio y vigilia, la aparicion del hambre y la sed, etc. La percepcion del tiempo puede modi- ficarse por medio del aprendizaje pero, también, a traves de la admin i stracion de psicofarmacos. Las hormonas regulan de forma manifiesta muchos de nues­ tros ritmos psicobiologiccs (uer cap. à y 11) por 1o que pueden relacionarse indirectamente con la percepcion del tiempo. Mas aun, Levine (1971) ha ofrecido evidencias directes sobre la intervencion hormonal en la regulacion de los patrones temporales. Este autor ha seMalado que las hormonas de la corte- za suprarrenal pueden desempenar un papel importante en la habilidad de los animales para percibir el p e­ so del tiempo. En un diseMo para évaluer esta habi­ lidad, el autor comprobo que tras la administracion 982 de glucocorticoides a ratas o monos, estos animales son espaces de uerificar discri minacione s mas exac­ tes con respecto ai paso del tiempo. Asi, cuando después de presionar una palanca se difiere durante varios minutos la aplicacion de una descarga electri­ cs, los animales tratados con g 1ucocorticoide s o con ACTH lograban ajuster el tiempo con mayor precision, presionando la palanca con menor frecuencia para lo- grar un efecto seme jante sobre la supresion del es- tfmulo aversivo. La influencia de las hormonas sobre la percep­ cion del tiempo puede ejercerse a través de una accion sobre el sistema nervioso central. A este respecto, Levine (1971) ha sugerido que el efecto de los glu- cocorticoides podria especificarse a nivel del hipo- campo e hipotélamo. Otra posible via de accion séria a nivel periférico o a nivel de estructuras nervio- sas sensoperceptuales. Esta segunda via de accion produciria también cambios ritmicos en la sensibi- lidad de diferentes sistemas que el organisme puede utilizer para codificar secuencias temporales. Asi por ejemplo, los sujetos humanos normales exhiben un patron ciclico diario para la sensibllidad gustati- 983 va, siendo esta mas baja durante el periodo de ma­ yo r secrecion de glucocorticoides, esto es, durante las primeras horas de la manana, V I . SENSIBlLlDftP SOMATOSENSORIAL El sistema somatosensorial incluye aspectos de la sensibllidad somatica de tipo epicritico (sensa- ciones especificas del tacto y presion) y protapati- co (sensaciones difusas de tacto, presion, tempera­ ture, dolor, etc.). También es posible asocisr la sensibllidad somatosensorial, particul armente la sen- sibilldad tactil, con la actividad hormonal. Por ejemplo, varias observaciones clinicas sugleren que la sensibllidad de los senos, pezones y zona genital de la mujer se increments très la administracion de Bstrogenos. Si mi 1 armente, la administracion de andro- genos aumenta la sensibllidad de la zona genital mas­ culins (Beach, 1975). Observaciones seme jantes se han constatado experi mentaimente en animales. VII. SENSI3IL1DAD INTERDCEPTIyA La sensibllidad interoceptica puede interpre- 984 tarse en termines de sensibilidad de los organos internos o vfsceras (corazon, estomago, intestine, uasos sangufneos, etc.). Este tipo de sensibilidad esta integrado neurofisiologicamente en el denomi- nado sistema neurovegetativo o sistema autonome, por lo oue su conexion con los patrones emociona- les es évidente. La implicacion hormonal en las res- puestas neurovegetativas y emocionales es un factor esencial en la generalizacion de los patrones de ac- tivacion autonomies (cap.7), fenomeno observable en la inevitable asociacion que se establece entre sis­ tema simpatico y hormonas de la médula suprarrenal (adrenaline y noradrenalina). VIII. C0NCLU5I0NC5 GENERALES DEL CAPITULO 1 . Segûn se desprende de 1 analisis efectuado en este capitule, la actividad hormonal se relacio- na con los sistemas sensoperceptuales mas importan­ tes. Hemos planteado, en primer lugar, que les hor­ monas inciden indirectamente sobre los mécanismes neurofisiolôgiCOS implicados directamente en la transmision y codificacion de los procesos senso- 985 p erceptu ale s . Esta incidencia indirects ha side interpretada en termines de "efectos madurativos". Fenomenos neurofisiolôgicos como el desarrollo de dendritas y terminales axonales, la sinaptogénesis y la m i e 1inizacion son facilitados dramaticamente par las hormonas prénatales o neonatales. Entre las hormonas que facilitan este tipo de procesos madurativos hemos incluido las hormonas tiroideas, los glucocorticoides, los mi neralocorticoi des y los esteroides sexuales. 2. El funcionamiento del sistema sexual se ha podido asociar con la actividad hormonal merced a ciertes investigaciones sobre Fluctuaciones psico- biologicas observables durante el ciclo sexual de la mujer. La disminucidn de la sensibilidad visual que suele exhibir la mujer durante la etapa premens­ trual (algunos autores refieren esta alteracion en la etapa menstrual) se interpréta porque, durante esta etapa, existen cambios drasticos en el balan­ ce hormonal estrogenos/progestagenos, Los mécanis­ mes de accion hormonal que producen premenstrualmen- te reduccion de la sensibilidad visual puede actuar, por lo menos, a très niveles: a) a nivel central 986 sobre estructuras neurofisiologicas sensoperceptua­ les, b) a nivel periférico provocando edema en la cornes, y c) a nivel central sobre estructuras neu­ rof i s i o 1 dgicas emocionales (esta hipotesis ha sido negada por algunos autores y reafirmada por otros). 3. La actividad corticosuprarrenal puede modi- ficar sustancialmente la sensibilidad de los sistema; gustativo y olfativo. La reduccion de los niveles de glucocorticoides por debajo de los limites normales, como en la enfermedad de Addison, increments espec- tacularmente la sensibilidad para detectar sePales gustativas y olfativas. Sin embargo, se reduce la ca- pacidad para interpreter perceptualmente este tipo de senales. La administracion de glucocorticoides a individuos con insuficiencia corticosuprarrena1 reestablece los niveles normales de sensibilidad y percepcion, inc rementando los umbrales sensoria- 1 es y facilitando la integracion perceptual de las senales. En termines générales, pues, los glucocor­ ticoides pueden faciliter los procesos perceptuales de estos sistemas y, en cambio, dificultar la sensi­ bilidad de los mismos. Si n embargo, .las lineas exac­ tes de covariacion son aûn desconocidas. 987 4. El sistema auditive exhibe umbrales mas bajos para detectar seMales cuando los niveles de glucocorticoides son también mas bajos. La inte­ gracion perceptual de las seMales auditivas es mas pobre en los individuos con niveles bajos de glu- cocorticcides. La administracion de estas hormo­ nas facilita la mejor integracion perceptual pero, en cambio, increments los umbrales de sensibilidad auditiva. En este sentido, los efectos son seme jan­ te s a los evidenciados para los sistemas gustati- vo y olfativa. 5. Las hormonas pueden estar directamente in- volucradas en los procesos psicobiologicos que de- terminan la percepcion del tiempo. En ratas y mo­ nos, la administracion de glucocorticoides permi­ ts a estos animales verificar discri minaciône s temporales mas exactes. El sistema neuroendocrine, al poseer ritmos sincronizados con el funcionamien- to de 1 organisme, puede faciliter la percepcion del tiempo. 6. La sensibilidad somatosensorial, en concre­ te la sensibilidad tactil, se puede incrementar con 988 la administracion de ciertas hormonas. La sensibi­ lidad interoceptiua posee asociaciones directes con el sistema neuroendocrino. Ambos tipos de sen­ sibilidad, pues, parecen estar reguladas, al menos parcialmente, por mécanismes neuroendocrinos. 7. Varias observaciones clfnicas en sujetos humanos tienden a sugerir que la carencia de hormo­ nas tiroideas, tanto en el niMo como en el adulto, produce un estado general de entorpecimiento de los sentidos, con umbrales elevados para todos los sistemas sensoperceptuales. 6. Como conclusion final sugerimos que, aunque existen escasos estudios psicoendocrinos sobre los procesos sensoperceptuales, la actividad neuroendo- crina parece estar implicada directs o indirecta­ mente en estos procesos. 989 CAPITULO 11 NIVELES DE CDNCIENCIA En este capitule vamos a abordar el tema de los estados o niveles de conciencia con el propdsito de obtener un modelo que trate de in­ tégrât las evidencias psicoendocrinas (o si se prefiere psi coneuroendocrinas) en el amplio mar­ co neurofisiologico de los estados de conciencia, particularmente, en el é r e a construida desde las investigaciones electroencefalograficas. El primer problème con que nos enfrentamos al estüdiar los estados de conciencia es con el propio concepto de conciencia. Por lo menos exis­ ten très ideas diferentes para définir el termina conciencia. Una es la conciencia moral, que se for­ 990 ma a traves de u n proceso de aprendizaje de las normas y valores sociales e indiuiduales. Otra es la conciencia de sx mismo, o lo que es lo mismo, conciencia de la propia existencia (autoconciencia), rinalmente, una tercera acepcion es la que sirve para désignât el nivel de viqilancia o vigilia, considerando como t a 1 el "estado de alerta" de nuestro organisme con respecto a los eventos del medio. El concepto oue manejaremos en este capi­ tule es el ultimo, esto es, el que indice que el estado de conciencia puede oscilar entre niveles elevados de vigilancia, como ocurre en los estados de vigilia, y niveles de vigilancia escasa o nula, como se da en el sueMo. Por tanto, los estados de conciencia oscilaran de acuerdo con la alternancia vigilia-sueno. Fundamentandonos en este punto de vista, desa- rrollaremos el capitule tratando, en primer lugar, una serie de aspectos generates de los très mayores estados de conciencia, es decir, el estado de vigi­ lia, el estado de sueRo de ondas lentas y el estado de sueMo REM. Una vez establecida la linea general de los estados de conciencia, debemos referirnos 991 al substrate neurofisioloqico de estos estados en vista de integrarlos con los mecanismos neuroendo­ crinos que aqui discutiremos. A continuacion exami- naremos la interacciôn de las hormonas con cada uno de los très mayores estados de conciencia, a saber, la v iqilia, el sueMo de ondas lentas, y el sueMo REM. Finalmente, trataremos las implicaciones que pueden poseer estos aspectos sobre la construcciôn de un hipotético modelo psicoendocrino de los esta­ dos de conciencia. I. TRES MAYORES ESTADOS DE CONCIENCIA; VIGILIA. SUERO DE ONDAS LENTAS. Y 5UEND REM "Un antiguo cuento indû describaa los très estados mentales del hombre: l) vigilancia (vai s- uanara), en el cual una persona esta consciente solo de objetos externes y saborea los placeras de los sentidos; 2) dormir son suenos (taijasa), en el cual uno esta consciente solo en sus suenos y saborea las sutiles impresiones que quedan en la mente de las cosas que ha hecho en el pasado, y 3) dormir si n sueMos (prajna), un estado de "biens- 992 uenturanza" en el cual el uelo de lo inconsciente envuelve su pensamiento y su conocimiento y las im­ presiones sutiles de su mente aparentemente se desva- necen" (Jouvet,1979,p.420). Utilizando tecnlcas psicofisiologicas es posi­ ble detectar modificaciones del estado de conciencia a traves de diverses respuestas como la electroence- falografica (EEC), electrnmiografica (tension muscu­ lar), respuesta galvanica de la piel (respuesta elec- trodermica), pletismografica (registre dal riego pe­ riférico), respiratoria, tension arterial, etc. Es­ tas respuestas psicofisiologicas sirven como indi- cadores del estado funcional de la conciencia, per- mitiendonos obtener cierta informacion sobre el es­ tado de activacion del organisme. General mente, un estado de conciencia con alto nivel de vigilan­ cia correlaciona con un nivel también elevado de activacion. Sin embargo, de todas estas respuestas, solo 1E electroencefalografica ha permitido obtener discriminaciones mas sutiles del estado de concien- cie. En este sentido, el analisis de las respuestas electroencefalogréficas ha servido particularmente para diferenciar los niveles del sueRo, asi como 993 para establecer de forma definitive los dos tipos générales de sueMo, e 1 de ondas lentas y el REM (rapid eye movement). Otros paramétrés fisiolooi- cos (movimientos oculares, tension muscular, etc.) y psicoiôgicos (emergencia del sonar) han contri- buido a la obtencion de datos mas précises para dis­ criminer los très grandes estados de conciencia. Como hemos apuntado inicialmente, un primer estado de conciencia a considerar es el estado de vigilia. En términos fisiologicos, le vigilia se caracteriza por una actividad electroencefalogra­ fica rapida y de bajo volte je, y por una tension muscular re 1ativamente elevada (mantenimiento del tono muscular). El estado de vigilia no es un pro- cesD uniforme pue, de hecho, puede se r muy variable, Asi, Lindsley (i960) ha informado sobre très esta­ dos importantes de vigilia; a) hipervigilancia, acompaRa a los fuertes estados emocionales, produ­ ce un comportamiento poco eficaz y mal adaptado, y posee un registro de EEC alfa (0-13 ciclos/seg.) totalmente de si neronizado; b) vigilancia normal, acompaRa a la atencion selective, produce comporta- miento adaptative, y posee un registro alfa relative- 994 mente de si neronizado ; y c ) vigilancia flotante, acômpaPia a la atencion dispersa, produce un estado de disponibilidad comportamenta 1, y posee un regis­ tre alfa menos de sineronizado. (ver Magoun, 1953) . De acuerdo con los resultados obtenidos ini- cialmente por Aserinsky y Kleitman (1953), Dement y Kleitman (1957), y otras investigaciones mâs re- cientes (Kleitman,1963; Roffuarg et al,,1964; Fisher,1973), los niveles del sueno han quedado previamente establecidos. En esencia, pueden re- sumirse del modo siguiente. El individuo despierto exhibe, ordinariamente , trazados electroencefalo- graficos de alta frecuencia y baja amplitud. Con los ojos cerrados y en estado relajado, el regis­ tre del EEC muestra un ritmo alfa regular sincro- nizado; se trata, desde el punto de vista vivencial, el nivel vigil del estado de relajacidn (Cuttmann, 1976). Cuando el individuo comienza a adormecerse, desaparece el patron alfa siendo sustituido por otro de menor voltaje y, sobre todo, de menor frecuencia (ondas thêta, 4-7 c/s); corresponde al periodo o estadio inicial 1 ; este estadio puede considerarse el preludio del sueMo por tratarse de un periodo de 995 sueMo muy ligero. A medida que el sueMo se hace mas prof undo se modifies el trazado del electro­ encef a lograma y aparecen los llamados”husos del sueRo", que consisten en grupos de ondas rapidas (ondas beta, 14-16 c/s), sobre un fondo de ondas mas lentas; corresponde al periodo o estadio 2; durante esta etapa el sueno adquiere ya cierta profundidad. El sueRo sigue haciendose mas pro­ fonde, y las ondas cerebrales evidencian un tra­ zado de mayor voltaje y menor frecuencia (gran amplitud y baja frecuencia) del tipo de ondas delta (0,5-3,5 c/s); se trata de una etapa de sueRo aun mas profundo y con un umbral de desper- tar mâs elevado; es el estadio 3 de sueno. Puede lograrsB un nivel aun mas prof undo, las ondas son mas lentas que en el nivel 3 y no contienen, cosa que si ocurre en el nivel 3, reminiscencias de om- das rapidas de los^usos del sueRo; es el estadio 4 y corresponde al nivel mâs profonde de sueno. Fi­ nalmente, existe una vuelta a las ondas del perio­ do inicial 1, pero, esta vez asociado a los movi­ mientos oculares râpidos (REM, rapid eye movement); se trata del periodo emerqente I . Este ultimo esta- 996 dio corresponde al comunmente denominado sueRo REM. El sueRo REM también ha sido denominado sue­ Ro de ondas rapides, sueRo con ensueRos, y sueRo paradojico (la denominacion de sueRo paradojico ha sido impuesta por la aparente paradoja de que, mien- tras la actividad eléctrica indica un estado de sue­ Ro ligero, la carencia del tono muscular que se ob­ serva en este sueRo refleja, mâs bien, un estado de sueRo profundo). El sueRo no REM (estadios 2, 3, 4, y el inicial l) suele denominarse sueno de ondas lentas. (Fig. 89). Los cinco estadios pueden repetirse en una no- che de sueRo siouiendo un patron mes o menos regular y constituyendo una serie de ciclcs. El periodo emergente 1 (REM) aparece al final de cada ciclo; al concluir cada estadio REM finalize el ciclo. Por tanto, cada ciclo de sueRo (excepto el primero) co­ mienza cuando ha finalizado un REM y prosigue has- ta que concluye el proximo REM (fig. 90). El pri­ mer ciclo no se inicia, pues, con el estadio emer­ gente 1 sino con el estadio inicial 1, en e1 cual no existe REM. El modelo de respuestas electroen­ cefalograficas, por tanto, suele pasar del estadio 997 Estado de re lajacion Estadio inicial 1 Estadio 2 Estadio 3 Estadio 4 Estadio emergente 1 (REM) /Va .Ai J 'K J & ft \ Figura 89. Estadios o niveles del sueno de on­ das lentas y REM (explicacion en texto) . Adapta­ do de Kleitman (1960,p.67). 998 I 3 ' H e m p o fh o n s t so e n û ft £ M e s t» d io ^ 0 3 f» d fO 4 II il I I I I ill I in I I (III mil movimtenws eorparstes riQura 9 0 . Estadios o niveles y ciclos del sueno. Los ciclos terminan a1 concluir cada estadio de sueRo REM y hah sido seRalados con lineas verticales discontinuas. A medida que avanza el sueRo los périodes de sueRo REM suelen ser mayores, al contrario que los estadios del ni­ vel 4 (mâxima profundidad de sueRo). La figura correspon­ de al registro de las ondas EEC de un joven de 27 aRos. V= estado de vigilia. (Adaptacion del trabajo de Roffuarg et al., 1964) . 999 1 al estadio 4, volviendo de nuevo al estadio 1. Un adulto joven suele dormir entre cuatro y seis ciclos en cada noche de sueRo. Cada ciclo puede durar unos 90 minutos (Kleitman,196 0}. No obstan­ te, Lugaresi et al. (1973) han especificado que el primer ciclo (que corresponde a los cuatro pri- meros estadios no REM y al primer estadio REM) tiene una duracion media de 70 minutos, el segundo 110 , el tercero 120, el cuarto y los restantes po- sibles 90 minutos. De acuerdo con les observacio­ nes senaladas por Kleitman en trabajos anteriormen- te citados, conviens subrsyar que el primer ciclo de sueRo suele se r el mâs profundo, pues, a medida que aparecen nuevos ciclos, es mes dificil oue el durmiente alcance el periodo 4; este fenomeno puede observarse en la figura 90. Observaciones adicionales sobre los niveles y ciclos del sueRo, funciones, y alteraciones patologicas, pueden ha- llarse en las obras de Hartmann (1973) y Lugaresi et al. (1973). Es posible que uno de los resultados mâs aprovechables obtenidos a raiz de la objetiva- cion de los niveles del sueRo se refiere a que 1000 ha permitido un conocimiento mâs preciso de I d s principales estados de conciencia, parti­ cularmente porque ha logrado diferenciar con claridad el sueRo REM del sueRo de ondas len­ tas. Puesto cyje el sueRo REM cumple funciones diferentes de las funciones de ondas lentas (Benoit,1975; Hartmann,1973), tambien es posi­ ble diferenciar desde este punto de vista los tres grandes estados de conciencia (vigilia, sueno de ondas lentas y sueRo REM). Bourguignon (1975) sugiere que se deberia sustituir la denomi­ nacion de "sueRo de ondas lentas" por la de "dormir" Siguiendo esta pauta interpretative de Bourguignon, el curso normal del nictemero ocupa tres estados de conciencia distintos: vigilia, sueRo y dormir. Es decir, el sueRo corresponderia al estado para­ dojico o REM (periodo en el que suelen ocurrir los llamados sueRos o ensueRos), mientras que el dormir incluiria los estadios restantes de no vigilia. Bourguignon distingue entre vigilia, sueRo y dormir en base a que "a estos tres esta­ dos corresponden tres grupos de estructuras y de funciones, a cualquier nivel que se lleve la inves- 1001 tigacion, desde el bioquimico hasta el nivel psf- quico... lo que sabemos ahora es que la vida psi- quica no se detiene jamas en el curso de los tres estados considerados y, sobre todo, que la estruc- tura de lo psfquico es diferente durante el sueRo y mientras se due rme" (Bourguignon,1975,p.64). Oesde luego, la actividad psfguica mâs carac- terfstica de 1 estado REM es el soRar; este Fenomeno (el soRar), sin embargo, no es frecuente durante ai dormir (Dement y Kleitman,1957). Una Idea adicional ha sido sugerida par Bourguignon (1975,o.66): "El sueRo es un estado despierto; pero es un estado des­ pierto muy particular, distinto del estado de vigi­ lia. En efecto, es un estar despierto orientado uni- camente hacia el mundo interior del sujeto, por el hecho del cierre de las vias sensoriales y motoras perifericas. Los mâs altos niveles de vigilia pueden encontrarsg an el, la consciencia es aguda oero cri- vada de su poder reflexivo. El nensamianto onxrico, contrariamente al de la vigilia, tiene por motor exclusive el deseo... El pensamiento del sueno estâ tan organizado como el de la vigilia, pero su organi- zacion es diferente. El estado de sueno, la fase p a- 1002 radôjica, représenta lo mâs astable, lo mâs irre­ versible de la vida psiquica". El estudio neuropsi- colôgico (particularmente electroFisiologico ) del sueRo ha posibilitado resolver algunas paradojas pasadas, por ejemplo, la formulacion Freudiana de las pesadillas. A este respecto, Bourguignon ha escrito: "Para da r cuenta de los"sueRos traumâticos" le hizo Fal ta (a Freud) en Mâs alla del principio del placer elaborar una nueva teoria. Pues la pesa- dilla, y menos aûn el "sueRo traumâtico", no podian se r considerados como "cumplimiento del deseo"... (pero), la pesadilla y el "sueRo traumâtico" no per- tenecen a la Fase paradojica, sino al dormir. Por tanto, no son sueRos... La pesadilla y el sueno trau­ mâtico, que no es mâs oue una variedad de la prime­ ra, nlantean el problems de la angustia... Fisher (1973) ha demostrado que el estado de sueRo es aquel en que astamos mejor deFendidos contra la angustia. încluso cuando el estado paradojico es desbordado por la angustia, esta es debil y moderada... Al contrario, durante e 1 dormir profundo del estadio IV, cuando la regresion del yo estâ en su mâximo y cuando sus defensas estân abolidas, la angustia pue- 1003 de hacer irrupciôn de forma masiva" (1975,p.66) II. 3U8STRAT0 NEUR0FI3IQL0GIC0 OC LOS ESTADOS DE CONCIENCIA Una vez que hemos establecido los très niveles bâsicos de conciencia sobre los que vamos a trabajar a continuacion, es necesario seRalar, aunque solo sea de forma general, el substrato neurofisiolôgi- co que régula mâs caracte risticamenta los diferentes nivales. Esto es importante porque, de este modo, podremos interpreter de forma mâs eficaz la vincu- lacion funcional neuroendocrina que pueden poseer las hormonas con respecto a los estados de conciencia En 1909, Ramon y Cajal seMalo la existencia de un tipo muy particular de estructura nerviosa que desde el bulbo raquideo se dirige hasta el tâlamo; la particularidad de esta estructura era su semejan- za a un red (reticulum) , una especie de red nervio­ sa en la que se intercalan fibras y cuerpos celula- res. Este tipo de organizacion estructural contras­ ta con la distribucion de centros y vias observada hsbituaImente en las celulas del sistema nervioso. 1004 Actualmenfce esta estructura nerviosa se conoca una- nimemente bajo la denominacion de Formacion. reticular La Formacion reticular se extiende desde la médula espinal (bulbo raquideo) hasta el cortex* posee un desarrollo particularmente importante en las zonas troncoencefalicas, mesencefalicas y talamicas, pro- yectandose hacia el sistema limbico y hemisFerios cerebrales. Conecta inespeciFicamente con las vias aFerenciales ascendantes (vias sensoriales) y con las aFerenciales descendantes (vias motoras), asi como con diverses vias dienceF a 1icas, limbicas y corticales. Esta cualidad Funcional y estructural conFiere a la Formacion reticular su alto nivel de "inespeciFicidad", lo cual le permits actuar como sistema regulador del nivel de activacion inespeci- Fico y del tono (vigilia) del sistema nervioso. Entre las primeras evidencias consistantes que denunciaron la implicacion de la formacion re­ ticular en los mecanismos reguladores del estado de conciencia se encuentran las procédantes de los trabajos clasicos de Bremer (1935) y Moruzzi y Magoun (1949).Bremer observé que seccionando e 1 sistema nervioso de un gato, a nivel mesencefa- 1005 lico, se producfa en el animal un estado elactroen- cefalogrâfIco de sueflo de ondas iantas. Los resulta- dos de Bremer fueron interpretados fundamentalmente en termines de que el estado de conciencia depends directamente de la entrada de aferencias sensoriales en e 1 cerebro; si si nivel de entrada de seMales es bajo, e 1 nivel de vigilia también disminuye, acercan- dose al estado de sueflo. Este modelo interpretative es valido a falta de otras pruebas, ya que la seccidn transversal de 1 tronco cerebral a nivel del mesen- céfalo élimina una proporcidn muy elevada de aferen­ cias sensoriales (produce lo que Bramer denomino cerveau isole). Las pruebas que faltaban para mejo- rar e 1 argumente postulado por e 1 trabajo preliminar de Bremer fueron aportados por la investigacion pos­ terior de Moruzzi y Magoun (1949). Estes investigado- res estimularon eIsctricamente la formacidn reticular del mesencéfalo en gates anestesiados comprobando que, tras la estimulacion, se inducfa en e 1 animal un es­ tado de vigilia (EEC de ondas lentas y bajo voltaja). La investigacidn de Moruzzi y Magoun seRala de forma bastante inequivoca que e1 proceso de despertar, asi como e 1 mantenimiento de la vigilia, debe interpre- 1006 tarse asociado a la actiuidad de la formacidn reticu­ lar, mas bien que en termines générales de entrada de aferencias sensoriales. Por otra parte, résulta bastante plausible sugerir que ambas investigaciones se complementan y ahora, a la luz de las conclusiones de Moruzzi y Magoun, e 1 expérimente de Bremer puede reinterpretarse sugiriendo que las aferencias senso­ riales son importantes para estimular la actiwidad de la formacidn reticular mesencefâlica y, por consiguien te, para faciliter e 1 estado de vigilancia. De facto, e 1 mero hecho de cerrar los ojos produce notables cam- bios e lectroencefalograficos que sugiaren un descen- 30 de 1 nivel de vigilancia; y viceversa, cualquier tipo de estimulacidn emocional oeriferica puede ac­ tiver la formacidn reticular (Trench et a l . ,1952). 3imilarmente, e 1 modelo elaborado por Sokolov (i960) sobre la respuesta de orientacidn indice la impor- tancia que tienen los cambios estimulares para pro- ducir, a través de la activacidn de la formacidn re­ ticular, un mayor nivel de vigilancia. A partir de estas investigaciones pioneras existid durante algun tiempo la idea general de que, aunque los nivelas de conciencia estan ccntrolados 10Q7 por la formacidn reticular, esta funciona sequn un patron determinado por las aferencias sensoria­ les. Por esta razdn, el sueflo fue considerado un fe- ndmeno pasiuo producido por la ausencia de estimula­ cidn..Sin embargo, pronto algunos autores (Jouvet, 1967,1969; etc.) formularon la hipdtesis de que el suePîo, a SI como la vigilia, estan sometidos a con­ trôles pasivos y activos. Por tanto, una idea fun­ damental para Jouvet era demostrar la existencia de centros nerviosos especüficos capaces de actuar sobre la formacidn reticular para frenar la actividad tdnica de esta estructura (los centros deberfan en- contrarse, o bien en la propia formacidn reticular, o bien en otras regiones del sistema nervioso); es- tos centros hipoteticos serian, pues, los "centros del suaPio" y fundamentarian la hipdtesis del con­ trol activo. Utilizando gatos como sujetos expéri­ mentales, Jouvet refirid que la destruccidn de gran parte del sistema del rafe (serie de células reticulares que se encuentran en el tronco cere­ bral medio) produce invariablemente un significa­ tive deterioro del suefio de ondas lentas (el ani­ mal solia permanecer despierto el 90 % del tiempo 1008 a pasar de que, como sabemos, un gato normal suele dormir 2/3 del tiempo), Esto puede indicar que el sistema del rafe actua como centro o estructura activa inductors del sueflo, Adicionalmente, Jouvet ha constatado que la destruccidn del locus coeruleus (nucleos localizados en la zona dorsal del puente) suprime el sueRo REM. Segun se desprende de los tra- bajos de Jouvet, el sueMo no esta determinado uni- camente por un proceso pasivo (ausencia de estimu­ lacidn) sino, pref0 rentemente, por un mécanisme ac­ tivo inhibidor. Los procesos psicofisioIdgicos que hemos dis- cutido hasta este momento se refieren obviamente a la denominada formacidn reticular ascendante en la que, como uemos, se pueden diferenciar dos mé­ canismes reticulares diferentes (funcionalmente hablando), la formacidn reticular activadora as­ cendante y la formacidn reticular inhibidora as­ cendents. Oe hecho, existe actualmente suficiente evidencia experimental (Luria,1974; Ferez,1978) para argüir una estructura reticular descendante o formacidn reticular descendante, con mecanismos tanto activadores como inhibidores. Estes mecanis- 1009 s is t e m a Figura 9 1 . Esqusma reqre sentatiuo de la Formacidn reticular con ufas ascendantes y descendantes. Nôtese la seRaliracidn de una uia de tipo humoral. Segun Perez (1978,p.276) , 1010 mos de las vias reticulares descendantes parten desde las estructuras superiores (cortex) en direc- cidn opuesta a las vias ascendantes, y permiten èl control cortical (voluntario) del niuel de concien­ cia. El nivel aferencial sensorial no es el unico canal regulador de la actividad de la Formacidn re­ ticular. Los propios trabajos de Jouvet (ver 1972) seMalan que existe un proceso interno neuroendocrine relativamenta independiente de las aFerencias senso­ riales. Mas recientemente, Pérez (1978) (Fig.91) ha ampliado signiFicativamente las interesantes hipd­ tesis "monoamlnérgicas” Formuladas por Jouvet (ha- blaremos de estas hipdtesis en apartados posteriores), sehalando que el medio bioquimico general ('’humoral'*) puede inducir eFectos importantes sobre el tonp de la Formacidn reticular (no se descarta tampoco el eFecto reciproco). Partiendo de esta idea integra­ tive, examinaremos a continuacidn la interaccidn entre hormones y estados de conciencia, III. H0RM0NA3 Y VIGILANCIA La interaccidn entre hormonas y vigilancia 1011 se trata indirectamente en apartados siguientes junto con el sueMo. Aqui nos vamos a referir a la vigilancia en su sentido mas especifico, esto es, cuando se ha analizado directamente bien par prccedimientos conductalas o bien por metodos electrofisioldgicos. A. EFECTOS OE LA ADRENALINA La vigilancia ha sido dafinida conductalmen- te como la disposicion para detectar y responder a pequeOos cambios especiFicos establecidos al azar en e 1 medio externo. Opérâtivamente, se puede medir al nivel de vigilancia por e 1 rendimiento del sujeto segun e 1 numéro de sehales a las que no ha respondido, o segûn e 1 umbral de intensidad que de- ben aicanzar las seMales para producir la respuesta correcte (Eysenck,1957). En un trabajo sobre vigi­ lancia entendida en estos termines, 0 'Hanlon (1965) bused la interaccidn entre rendimiento en una tarea de deteccidn de sePîales visuales y niveles de adre­ nalins sistémica. Encontrd que los individuos con mejor rendimiento obtenfan también los niveles mas altos de adrenallna durante la prueba. Segun esta 1012 investigacidn, existe una importante ralacidn entre nivel de deteccidn (vigilancia) y movili- zacidn de adrenalina (r= .84). Entendida la vigilancia en termines electro- Fisioldgicos, también existe evidencia de que la adrenalina esta directamente involucrada en su re- gulacidn. Los datos obtenidos por Bonvallet et al. (1954) sugieren que la Formacidn reticular es ex- tremadamente sensible a la administracidn de adre­ nalina. Segun indicaron astos autores, la inyeccidn intravenosa de adrenalina (S xig/kg) es eFicaz para provocar respuestas electroenceFalograFicas corti­ cales de despertamiento an gatos. Este eFacto no parece se r debido a una accidn directs de la adre­ nalina sobre la corteza cerebral ya que,en condicio- nes de supresidn de las conexiones reticulares tron- coenceF a 1icas c on las areas superiores del sistema nervioso central, al eFecto de la adrenalina desa- parece. Por consiguiente, la accidn de la adrenalina sobre la Facilitacidn del despertamiento cortical debe operar a nivel de la Formacidn reticular ac­ tivadora ascendante del tronco del cerebro. Para obtener evidencias més directas sobre los lugares 1013 de accidn de la adrenalina, Bonvallet et ai. (1956) aislaron neurologicamente la estructura reticular mesencefalica del tronco cerebral y observaron que, tras la inyeccidn de adrenalina, se prodùcfan très patrones diferentes de respuestas EEC en las celulas de la formacidn reticular: a) un qrupo de células incrementaba e 1 nivel de ondas de desper- tamiento (mayor frecuencia y menor voltaje), b) otro grupo disminuia e 1 nivel de ondas de despertami en to, y c) un tercer grupo no se aiteraba. Por tanto, la adrenalina de la médula supra- rrenal puede desemperlar un papel importante en la regulacidn del nivel de vigilancia, actuando direc­ ts o indirectamente sobre la formacidn reticular ac­ tivadora ascendante. Las escasas pruebas que aqui hemos examinado indican inequivocamente que la vi­ gilancia, sea esta entendida en termines fisiold- gicos o en términos conductales, suele facilitarse por la presencia de adrenalina. Indudablemente se necesitan todavia muchas investigaciones para es- pecificar con precisidn las Funciones diFerenciales y los mecanismos de accidn de esta hormona en rela- cidn con e 1 nivel de vigilancia. Los mecanismos de 1014 la accidn despertadora de otras catecolaminas como, por ejemplo, las catecolaminas cerebrales sontodavia mas discutiblas, aun cuando sa dispone de suficiente evidencia para afirmar que la mani- pulacidn quimica de las catecolaminas cerebrales incide sobre e1 tiempo total de sueHo (asi, la ad- ministracidn de inhibidores de los monoamino oxidasa (IMAG) reducen significativamente e 1 periodo de sue- P!o, particularmente del sueho REM). 0. EFECTOS DEL ACTH Y FRAGMENTOS Una interesante linea de trabajo se ha desa- rrollado en los ultimas tiempos tomando como base e 1 efecto conductal de las hormonas hipofisarias y suprahipofisa ri as . La hormona hipoFisaria ACTH, asi como sus Fragmentes, ha sido exitosamente rela- cionada con los patrones de aprendizaje (De Uied et al., 1972). L 3 ACTH esta constituida por una cadena de 39 aminoacidos. Existe evidencia, sin embargo (ver cap. 12), de que Fragmentos de esta hormona son suFicientes para ejercer eFectos conductales seme jantes a los de la cadena integra. Particular­ mente, se han estudiado con relative Frecuencia 1015 los eFectos conductales de los Fragmentos 1-24, 1-10 y 4-10. El Fragmento ACTH 1-13 seria équi­ valente a la estructura de la hormona hipoFisaria «(-MSH. Db Forma semejante, el estandarizado Frag­ mento ACTH 4-10 (Org. 01 63) es igual al Fragmento M5H 4-10 (MSH/ACTM 4-1 q ) . Puesto qua el fragmento 4-10 solo posee aproximadamente 10 ^ veces el va­ lor de la actividad que tiene la ACTH sobre las suprarrenales, la administracion de esta sustancia en dosis de miligramos no interFiere sobre la res­ puesta suprarrenal (Van Riezen et al.,1977). Esto ha permitido utilizar reiteradamente el Fragmento MSH/ a CTH 4-10 en analisis de conducts. Segun se desprende de informes previos, la ad­ ministracion de la hormona *-MSH (ACTH 1-13), o del Fragmento MSH/ACTH 4-lQ, produce un aumento signifi­ cative del nivel de vigilancia conductal para esti- mulos externes diverses en animales expérimentales como e 1 raton (Segaua et a l . ,1973) y la rata (Sand­ man et al., 1972,1974). De este modo, segun el in­ forme inicial de Segaua et al. (1973) es suficiente una pequeha dosis de i-MSH (O.l mg.) inyectada sub- cutaneamente para hacer a los animales mas sensibles 1016 a los sstimulos externos . du rante dos dias despues de la inyeccidn. En las preliminares investigaciones con ani­ males expérimentales, la administracion de MSH o MSH/ACTH 4-10 solia hacersa en animales adultes y los eFectos eran temporales (se prolongaban du­ rante algunos düas después de la administracion variando segun la dosis empleada). En cambia, ^qué ocurrirfa si la administracion Fuese neonatal- mente? Otra cuestidn importante es que los eFectos de esta hormona sobre la vigilancia eran évidentes en los machos; no existe evidencia, si n embargo, de que Facilite el nivel de vigilancia en hembras. En un trabajo mas reciente, Beckwith et al. (1977) contastaron parcialmenta a estas interrogeâtes. Los autores inyectaron (100 mg) neonatalmen- te (desde el dia 2 hasta el 7, una inyeccidn dia- ria) a ratas machos y hembras observando, en la edad adulta, los posibles eFectos de este hratamiento sobre una serie de tareas que exigian un nivel eie- vado de atencidn visual a estimulos externes (ta­ reas de discriminacidn visual, aprendizaje inver- tido, y aprendizaje de cambio extradimensional. 1017 Beckwith et al. concluyeron de esta investigacidn que existia un claro patron de dimorfismo sexual pues, mi.entras que la admi n i s t racidn neonatal de incrementd de Forma estadisticamente significa- tiva el rendimiento en machos adultos, en las hembras el eFecto del tratamiento hormonal Fue irrelevante (Fig. 92). Otra de las conclusiones mas interesantes Fue que la administracion neonatal produjo eFectos permanentes en los machos, en contraste con el eFec­ to temporal observado tras la administracion adulta. En sujetos humanos existen también suFicientes datos oara aFirmar que el Fragmente ACTH 6-10 (M3H/ACTH 6-10) Facilita el nivel de vigilancia conductal (vigilancia entendida en términos de con­ ducts). En una de las investigaciones pioneras, Sandman et al. (1975) sstudiaron la inFluencia de este péptido sobre varias tareas de discrimina- cidn visual (pruebas de "cambio intradimensional y extradimensional", test de retencion visual de A.L.Benton, test de independencia de campo). Los autores conFirmaron que la administracion de ACTH 6-10 incrementaba, de Forma estadisticamente signiFica- tiva, el rendimiento en las pruebas de "cambio 1018 Acquisition Female I I Male MSH Diluent Uninjected Figura 9 2 . Numéro de ensayos requeridos para aicanzar el criterio Fijado en una tarea de aprendizaje de discriminacion visual ("aprendi­ zaje original"). Notese que las ratas macho tra- tadas con jg) y TRH (10 pg) sobre el sueRo y wi- gilia en ratas normales ,(n= 4) (barras negras) e hi­ pof isoectomi zadas (n=6) (barras rayadas). La dura- cidn de los très estados (uigilia, sueRo de ondas len­ tas y sueRo REM) se expresa en % durante la primera (1st hr) y segunda (2nd hr) horas post infusidn. La infusion de iXquido cefalorraquideo (C3F) artificial, somato3tatina (SRIF), y hormona estimuladora de la tirotrnfina (TRH), se realizd en una proporcidn de 1 pl/min, («= p<.05; **= p<.01). (Segun Havlicek et a l . ,1976,p.456). 1038 profundo (sueRo de ondas lentas) como el de sueRo REM, incrementando el tiempo total de vigilia. El efecto de la SRIF fue permanente durante las dos ho­ ras siguientes a la infusion; sin embargo, el efec­ to de la TRH solo fue évidente en la primera hora que siguiô al tratamiento hormonal. Los autores concluyen de esta inuestigaciôn que las hormonas hipotalamicas pueden actuar sobre el sueRo a niuel central, independientemente de su actividad sobre la hipdfisis. Posiblemente estas hormonas activan o inhiben circuitos particulares relacionados con las vXas de la formacidn reticular. De este modo, las hormonas pueden actuar como agentes intermedios en­ tre los efectos centrales serotonindrgicos o cate- colaminergicos y los efectos de activacidn y/o inhibicidn de la formacidn reticular u otras es­ tructuras cerebrales en relacidn con la regulacidn de los estados de conciencia. B, EFECTOS HORMONALES INDUCIDOS FOR LA PRIVACIDN DE SUENO Los efectos fisioldgicos producidos por la 1039 privacidn de sueRo pueden reflejar algun tipo de mécanisme psicoendocrino siempre que esta priva­ cidn provoque cambios hormonales significatives. La privacidn de sueRo de ondas lentas produce diver- sas alteraciones fisioldgicas y conductales inclu- yendo, entre otras, la induccidn de estados deoresi- vos (Hartmann,1973 ; Benoit,1975). Séria interesante conocer si, junto a estas alteraciones, existe al­ gun tipo de evidencia que constate la existencia de m od i ficaciones hormonales. La hormona del crecimiento (3TH) se ha asociado en los ultimos aRos con el sueRo de ondas lentas, particularmente con el estadio 4. Algunas investi- gaciones (Pawel et al. ,1972) han referido que duran­ te el estadio 4 de sueRo existe un notable incre­ mento de la secrecidn de STH, alcanzando nivelas similares a los observados tras la administracidn de insulina. Cuando se priva al sujeto de este pé­ riode de sueRo, la STH no alcanza la elevada tasa que se observa habituaImente (Takahashi et al., 1968). Adicionalmente, ciertos trabajos han suge- rido la hipdtesis de que las condiciones fisiold­ gicas particulares del sueRo profundo son las que 1040 inducen la liberacion episddica de STH y no al ra­ ves. Esta hipdtesis esta avalada por el hecho de que tanto los individuos que padecen narcolepsia como los clegos, que pasan habitualmente escaso tiem- po de suePlo en el période 4, tambien poseen nive­ les bajos de STH (Krieger y Click,1971). Por otra parte, dado que la reduccidn directa de la hormona del crecimiento, por ejemplo mediante la adminis- tracidn de acidos grasos libres, no modifies sus- tancialmente el sueRo de ondas lentas (Lipman et a l.,1972), la manipulacidn del estado hormonal de STH parece que no produce efectos directos sobre el desarrollo del sueRo de ondas lentas. Sin em­ bargo, el sueRo de ondas lentas, en especial el de la etapa 4, puede se r imprescindible para la liberacidn episddica nocturna de STH. Una aplicacidn clfnica directa de estas obser- vaciones psicoendocrinas podrfa reflejarse sobre el denominado " hipopituitarismo idiopatico" o enanismo por privacidn. Esta enfermedad esta ca- racterizada por una falta notable de desarrollo fisico (inhibicidn del crecimiento) y psicold- gico (ver cap. 14). La inhibicidn del creci- 1041 mlento fisico observada rsiteradamenta en estos niRos 36 ha asociado a la carencia de STH. Efec- tiuamente, este fendmeno puede se r ualido pero ipodrxa referirse esta carencia de STH desde el punto da vista de una carencia de sueRo de ondas lentas? Ciertamente, los casos de hipopituitarismo idiopatico se caracterizan clinicamenta por la pre- sencia de anormalidades del sueRo, algunos duermen ex cesiV amen te y otros muy poco. Una evidencia mas directa fue obtenida por Powell et al. (1973) en una nlRa de 9 aRos con enanismo por privacidn; estos autores refirieron que la nina exhibia un patron anormal de sueRo de ondas lentas y de se­ crecidn de STH (no existfa la interaccidn habi­ tual entre STH y sueRo de ondas lentas). Como vemos, la relacidn mtie hormonas y sueRo de ondas lentas puede verse reflejada a travds de InvBstigaciones en las que existen condiciones de privacidn de sueRo, bien sea experimentalmente, o bien bajo condiciones patoldgicas. C. FLUCTUACIONES HORMONALES Y ALTERNANCIA 5UEN0-VIGIL lA Un tercer p r o c e d i m i e n t o utilizable para es- 1042 tudiar la psicoendocrinologxa del sueRo puede con­ sist! r en ver si junto al ritmo circadiano sueRo- vigilia existe algun ritmo hormonal paralelo. Es­ ta posibilidad puede ser productive dado que exis­ ten suFicientes datos para postuler que muchas hor­ monas suFren esta alternancia (ver cap. 4). Rubin et al. (1 9 7 4) han defendido que muchas hormonas de la hipdfisis anterior (ACTH, STH, LH, FSH, TSH y prolactina) son secretadas de forma circadiana. En el apartado anterior discutlmos la posibx- lidad de que ]a STH fuese liberada de forma episd­ dica durante el sueRo de ondas lentas. Sobre este ciclo de la STH, algunas evidencias sugieren que no se adquiere hasta los très meses de edad (Shayuitz et al . ,1971), que desaparece durante la vejez (l/igneri et al.,1971), y que la mayor ele- vacidn de de STH durante el sueRo ocurre en la adole scenci a . Los patrones cxclicos de la TSH y prolactina se caracterizan porque los niveles mds altos de estas hormonas suelen ocurrir durante las etapas de sueRo. Al contrario, la hormona ACTH evidencia un patrdn circadiano bien definido caracterizado 1043 por un notable incremento durante la ultima eta­ pa del sueRo (coïncidente con el ultimo periodo de sueRo REM) y las primeras horas de vigilia ( c a p . 4), La secrecidn de esta hormona es ganeralmente baja durante al curso del sueRo. Otras hormonas como la LH y FSH han mostrado una relacidn ciclica bastante estrecha con el sueRo REM que ueremos en prdximos apartados. Si las hormonas hipofisarias reflejan un pa­ tron de secrecidn circadiana, es Idgico argiiir que las glandulas perifericas hipofisodependientes seguiran tambien este patrdn, Por otra parte, la actividad bioquxmica de la glandula pineal puede estar involucrada directamente en la regulacidn de los ciclos del sueRo al sincronizar las funcio- nes del organisme con los ciclos del fotoperiodo (cap. 4 ). U . HORMONAS Y SUENO REM A. EFECTOS DE LA MANIPULACIDN HORMONAL Uno de los primeros autores cue emitieron una hipdtesis sobre la regulacidn bioquxmica del 1044 sueno REM fue Jouvet (1967), Este autor refirid en posteriores trabajos (Jouvet, 1972) una serie de observaciones sobre las cuales fundamentd los argumentos mas sdlidos de su teoria. La ob­ servacidn mas consistante de Jouvet consistid en que la destruccidn parcial o total de las celulas nerviosas del locus coeruleus (region situada en el tronco del encefalo) interferia o suprimia la iniciacidn y mantenimiento del sueRo REM, pero no del sueRo de ondas lentas. Varios grupos de celu­ las del cerebro contienen y sintetizan noradrena­ lina; el locus coeruleus no sdlo es particularmen­ te rica en esta sustancia sino que, ademas, es una regidn en la que se originan la mayor parte de las vfas noradrenergicas, Esto sugirid a Jouvet la idea de explicar el sueRo REM a traves de la actividad noradrenergica del locus coeruleus. La noradrena­ lina, por tanto, seria la sustancia esencial que ne- cesita el cerebro (locus coeruleus) para generar y mantener el sueRo REM. Jouvet, sin embargo, of ra­ ce evidencias bioquimicas contradictorias al in- tentar constater que a un incremento o disminucidn de noradrenalina cerebral le corresponde otro au- 1045 mento o decremento de sueRo REM. Hartmann (1973), por su parte, ha ofrecido al­ gunos datos hasta cierto punto contraguestos a los argumentos noradrenergicos de Jouvet. Mientras para este la mayor actividad de noradrenalina cerebral, particularmente la del locus coeruleus, détermina la ejecucidn del sueRo REM, Hartmann sugiere praci- samente lo contrario, esto es, que el bloaueo nora- drenergico facilita el sueno REM. Los argumentos utilizados por Hartmann se basan en los efectos de varias manipulaciones farmacoldgicas como las siguien­ tes. 1) La administracidn de inhibidores de los mo­ noamino oxidasa ( IMAO) reducen significativamente el tiempo de sueRo REM. 2) La administracidn de L-OOPA, sustancia precursora de la dapamina y no­ radrenalina, reduce notablemente el periodo de sus- Ro REM. 3) La inyeccidn de noradrenalina inhibe tambien el estadio REM. 4) La administracidn de o<-metiItirosina, inhibidor especifico de la sfnte- sis de catecolaminas cerebrales (reduce el nivel cerebral de catecolaminas en un 50-50 %), incre­ ments significativamente el tiempo de sueRo REM. 5) La administracidn de 6-hidroxidopamina, sustan- 1046 cia que produce degeneracion en algunas termina- ciones nerviosas catecolaminérgicas (puede provo- car que los nivelas de catecolamina cerebral per- manezcan bajos durante meses), provoca incremento del tiempo REM que puede durar también varios me­ ses. Y 6) La reserpina, redactor del nivel de ca­ tecolaminas cerebrales al bloquear su raabsorcidn por las vesiculas sinapticas, produce similarmen- te un signiPicativo incremento del sueRo REM. Co­ mo quiera que la mayor parte de estos resultados Fueron observados por Hartmann y su grupo tanto en animales expérimentales como en seres humanos, se puede sugerir que el sueRo REM no esta iniciado y/o mantenido por un turnover elevado de catecola­ minas cerebrales sino todo lo contrario. La aparen- te discrepancia de esta conclusion con los postula- dos de Jouvet pueden obedecer a diferencias existan­ tes, no sdlo en los resultados, sino también en los procedimientos expérimentales utilizados. En un trabajo mas reciente, Sharp y Schuartz (1977) refieren varias evidencias indicatives de que la linea obtenida desde las observaciones de Hartmann y colegas puede se r admisible. En 1047 efecto, estas autores vienen uiene a sugerir que el s u b R o REM se produce cuando existe disminucidn en la actividad del locus coeruleus y deoresidn de noradrenalina. El sueRo REM, por tanto, emer- gerfa en funcidn de la actividad decreciante de las celulas noradrendrgicas del locus coeruleus. Las evidencias utilizadas por Sharp y Schuatz para mantener este criterio son las siguientes: l) Aunque los efectos de la noradrenalina cere­ bral son todavia inciertos, esta sustancia puede afectar tanto al encendido de las neuronas como al riego sanguineo cerebral. 2) La noradrenalina exd- gena produce vasoconstriccidn cerebral y decremen­ to del riego sangufneo cerebral; similarmente, la elevacidn de noradrenalina cerebral endogena in­ duce vasoconst riccidn de la mi c rov as’cu 1 a r i d ad ce­ rebral, en una forma semejante a la producida sis- temicamenta por la liberacidn de noradrenalina de la médula suprarrenal. 3) La actividad noradrenér- gica puede reducir la tasa de encendido neuronal en varias regiones cerebrales como el cdrtex, hi- pocampo, talamo, hipotalamo y tronco cerebral. 4) Durante el sueno REM se increments notablemente 1048 la tasa de encendido cerebral en estas regiones, incluse de forma mas alta que durante la vigilia. 5) Durante e 1 sueRo REM existe también un nivel ele­ vado de riego sanguineo cerebral. 6) Las descargas neuronales en el locus coeruleus dismlnuyen drasti- camente durante e 1 sueRo REM. 7) La estimulacidn experimental del locus coeruleus inhibe la tasa de encendido neuronal en varias regiones del ce­ rebro y el riego sanguineo cerebral. 8) La lésion o inhibicidn (por ejemplo, a través de la inyeccidn intravantricular de agentes blogueadores noradre- nérgicos) de la actividad del locus coeruleus in­ duce incremento del riego sanguineo cerebral. 9) Como conclusion, el incremento en riego sangufneo cerebral y nivel de encendido neuronal que ocurre durante el REM se puede deber a un decremento ma- nifiesto de la noradrenalina del locus coeruleus y de la actividad general de este centro. El hecho de que algunas hormonas hipotalami­ cas sean capaces de inhibir dramaticamente el sue­ Ro REM, como demostraron Havlicek et al. (1976) (fig.93), puede indicar que inducen algûn tipo de mecanismo cerebral que interacciona, bien con las 1049 celulas noradrenergicas relacionadas con el locus coeruleus, o bien con patrones générales que diri- gen la actividad eléctrica del cerebro. El sueRo REM evidencia también importantes relaciones con las hormonas hipofisarias. Tal vez, uno de los resultados mas sugerentes es que la administra- cion de hormona del crecimiento (STH) induce en gatos elevacidn selective del tiempo de permanen- cia en sueRo REM (Stern et a l . , 1975). De este mo­ do , el notable incremento de liberacidn endogena de STH observado durante el sueRo de ondas lentas en el hombre y en animales expérimentales puede de- sempeRar una funcidn esencial para préparât la emer- gencia del sueRo REM. Otras hormonas hipofisarias h an evldenciado relaciones estrechas con el REM, Asf, existen pruebas de que la depresidn de la h or­ mona vasopresina induce frecuencias thêta hipocam- picas (las ondas thêta oscilan entre 4-7 c/s) mas lentas que las que se observan habitualmente du­ rante G 1 periodo REM. La administracidn de vaso­ presina o fragmentes de esta hormona restaura la naturaleza habituai de la actividad thêta hipocam- pica en estado REM. El fragmente ACTH 4-10, que fa- IQSO uorece la memoria de forma seme jante a la vaso­ presina, produce efectos similares a los de es­ ta hormona. En cambio, el fragmento ACTH 4-10 (7-0-Phe), que favorece la extincidn en pruebas de aprendizaje de evitacidn, induce tambien en el sueMo efectos opuestos a los seMalados para las anteriores sustancias, provocando la emergencia de frecuencias mds bajas durante el REM (De Uied, 1977). La accidn de estas hormonas hipofisarias so­ bre la consolidacidn del aprendizaje (inhibicidn de la extincidn) ha sido demostrada en varios in­ formes expérimentales (ver cap,12); tambien se ha demostrado que la privacidn de sueno REM interfie- re en la consolidacidn del aprendizaje. Ante estas evidencias parece plausible sugerir que, o bien estas hormonas favorecen la consolidacidn de la informacidn a travds de su accidn sobre el REM, o bien que existe una interaccidn estrecha entre hormonas y REM para colaborar conjuntamente en los procesos de fijacidn del aprendizaje. 0. EFECTOS PRODUCIDOS FOR LA FRIUACION DE s u e n o REM Durante periodos de privacidn de sueRo REM 1051 se ha observado en animales expérimentales que existe un importante incremento en los nivales absolute y de recambio de noradrenalina cerebral (Hartmann, 1973). De Forma seme jante, existe evi­ dencia de que la privacidn de sueRo REM en ratas provoca elevacidn de serotonina cerebral. Como h an subrayado Barchas et al. (1972), la eleva­ cidn de serotonina despues de la privacidn de sueRo REM puede deberse a los agentes estresores psicoldgicos inherentes al proceso experimental de privacidn, mis que a la privacidn propiamente dicha, Algo semejante ha argüido Hartmann (1973) con respecte a sus investigaciones sobre el incre­ mento de noradrenalina. C. FLUCTUACIONES HORMONALES Y ALTERNANCIA SUENO-UIGILIA Aunque la covariacidn entre hormonas y sueRo REM no es p e r Fee tamente conocida, varias observa- ciones demuestran que puede existir una relacidn importante entre ambos fendmenos. For una parte, la hormona ACTH posee un "pico" de liberacidn du- 1052 ranta las ultimas etapas del sueno nocturno y pri­ meros momentos de la vigilia. Las ultimas etapas del sueRo suelen corresponder precisamente al sue­ Ro REM, por lo qua la elevacidn de ACTH puede de- sempeRar algun papel en el proceso de transicidn del sueRo REM a la vigilia. Oe Lacerda (1973) ha constatado positivamente la relacidn entre ACTH y sueRo REM, indicando que este estadio del sueno esta acompaRado por elevaciones de ACTH. La posi­ bilidad de que la hormona ACTH actue eficazmente sobre diverses areas del sistema nervioso la he- mos discutido en un apartado anterior de este ca­ pitule. Esta hormona puede contribuir durante el sueRo REM a la consolidacidn de los procesos de aprendizaje. Recordemos a este respecte que tanto la ACTH (cap.12) como el sueRo REM (Hartmann, 1973) ban sido asociados separadamente con el almacena- miento y consolidacidn de la inFormacidn. Las hormonas antehipoFisarias LH (hormona lu- teinica) y FSH (hormona estimuladora del Foliculo) también covarian con el sueRo REM. Tanto en el hom­ bre como en la mujer, existe evidencia sdlida de que la FSH y LH se liberan episodicamente durante 1053 el REM, alcanzando cotas mas eleuadas que duran­ te otros estados de conciencia (Rubin et al.,1972; Kapen et al.,1973). La ereccidn del pene, observa- da sistematicamente en los Nombres durante el sueRo REM (Fisher,1973), podria poseer cierta explicacidn en base a la existencia de estos picos de libera­ cidn episidica de FSH y L H . Los efectos psicoFisio- Idgicos producidos durante el sueno REM por el in­ cremento de FSH y LH, asi como por el de ACTH, pue­ den se r muy complejos. Durante el sueno REM los niveles de consume de oxigeno, riego sanguineo ce­ rebral, temperatura del cerebro, y actividad ner- viosa de varias regiones cerebrales, son superio- res a los observados en estados de vigilia poco intensa (Benoit,1975). La superior actividad de las hormonas ACTH, FSH y LH pueden contribuir di­ recta o indirectamente en la veriFicacidn de las Funciones especiFicas del REM. Por otra parte, la posibilidad de que estas hormonas sean necesa- rias para iniciar o mantener el sueRo REM es aun discutible. 1054 UI. COMENTARIO: HORMONAS Y NIVELES DE CONCIEN­ CIA. HACIA UN MODELO F 3 ICOENDOCRI NO DEL ES­ TADO PE CONCIENCIA Hasta aqui hemos exqussto algunos aspectos neuroendocrinos que evidencian relaciones mas o menos estrechas con los tres mayores estados de conciencia (vigilancia, sueRo de ondas lentas y sueno REM). Si este propdsito, como hemos visto, résulta todavia diPfcil y hasta cierto punto inse- gura, es todavia mas arriesgado el intento de agru- par ambos estados de conciencia en un modelo osicoen- docrino Funcional e integrativo. No obstante, es necesario afrontar estos problemas y abordar la cuestidn aunque sdlo sea de forma tentative. Posiblemente el primer modelo sistematico que intenta unir las evidencias bioquimicas con las neuroFisioldgicas fue propuesto por Jouvet (1967,1969,1972), Segun Jouvet, el estado normal de vigilia se transforma en sueRo de ondas lentas cuando la actividad serotoninergica inducida por el sistema del rafe modifies la mayor parte de los efectos de la formacidn reticular activadora as- 1055 csndante; el susPio REM apareca cuando una segun- da secrecion, esta uez de noradrenaline en lugar de serotonlna, se inicia en el locus coeruleus y sustituye a la anterior produciendo una serie de efectos 0 lectrofi3ioldgicos que recuerdan a la vigilia normal (Pig.94), £n el modelo de Jouvet, la actividad de la Pormacion reticular activadora es responsable de mantener el estado de vigilia. El estado de sueRo de ondas lentas se produce por- que las celulas del slstema del raPe liberan sero­ tonins. La alternancia entre sueRo.de ondas lentas y sueRo REM se establece en virtud de un releva Puncional producido entre el sistema del raPe y el locus coeruleus. Este modelo ha sido denominado "modelo ejecutivo" de Jouvet en vista de que ce- lulas nerviosas "ejecutivas" especiPicas inician y mantienen el estado de sueRo; las neuronas eje­ cutivas del sueno de ondas lentas son serotoniner- gicas, mientras que las ejecutivas del sueRo REM son noradre nérgicas. Casi da Porma paralela a los trabajos del Prances Jouvet, el grupo de investigadores ame- ricanos (Hartmann,1973; Hartmann et al.,1973) 1056 TONO MUSCULAR ONDA RAPIOA DEL CORTEX PUENTE MOVIMIENTO DEL OJO SISTEMA OE ACnVACICN RETICULAR TONO MUSCULAR SEROrONINA ONDA RAPIOA DEL CORTEX MOVIMIENTO OEL OJO SISTEMA DEL RAPE TONO MUSCULAR LOCUS COERULEUS ONOA RAPIOA DEL CORTEX MOVIMIENTO DEL OJO NORAORENALINA Figura 9 4 . Modelo propuesto per Jouvet ( 1979,p. 424) para explicar los estados de conciencia desde un siS' tema que intégré los mécanismes neuroldgicos con los bioquimi c os. 1057 construysron un modelo sobre el sueRo REM que, aunque siguiendo el estilo de Jouvet lo Funda- mentaron en la activida no rad re n é rgica, el sen- tido del mismo era bastante diferente. Los auto- res amerlcanos postularon que, en base a los es- tudios sobre manipulacidn noradrenérgica (ver mas atras), el sueRo REM se inicia cuando el nivel de noradrenalina cerebral es bajo. Esto permitid su- gerlr a estos autores su"hipdtesis de mantenimien- to de catecolaminas". Bajo esta denominacion se quiere indicar que el sueRo REM cumple la Funcidn bésica de "mantener" o "restituir" el nivel da no­ radrenalina cerebral necesario para el estado vi­ gil, actuando sobre las células noradrenérgicas (en este modelo, las células noradrenérgicas son células "REM-dependientes"; en el de Jouvet son, ademas, células "REM-ejecutivas"). Complementa- riamente, el modelo implica que el estado de vi­ gilia nacesita un nivel mas elevado de noradrena­ lina. En este sentido, algunas evidencias recogi- das D O r Hartmann (1973) muestran oue la noradre­ nalina cerebral, asf como también la dopamina, es necesaria para mantener el estado normal de 1058 vigilia. Recientemsnte , Ramm (1979) ha criticado algunos aspectos de ambos modelos después de un examen minucioso de la literatura relevante. To- mando coma punto de partida la hipdtesis "ejecu- t i V a" de Jouvet, Ramm refiere que es vulnerable a varias objeciones. Entre estas caben citarse las siguientes: 1) Las lesiones producidas en las células noradrenérgicas del locus coeruleus, asi como la destruccion de sus proyecciones mas impor­ tantes, solo afecta minoritariamente al sueRo REM; 2) el bloqueo farmacologico de las neuronas cate- colaminérgicas produce efectos inconsistantes sa­ bre el sueRo REM; 3) las observacione s ele c trofi- siologicas no denotan unanimamente que el sueno REM esté iniciado por las células noradrenérgicas ejecutivas del locus coeruleus; 4) en consecuencia, el modelo "ejecutivo" de Jouvet no es consistante con los resultados de la literatura relevante. Con respecto a la hipdtesis de"mantenimiento de catecola­ minas", Ramm argumenta en contra las siguiente ob- servaciones: 1) puesto que las neuronas catecolami- nérgicas no son absolutamente esenciales para que 1059 aparezca sueRo REM, es dudoso que la funcidn del REM sea reponer la disqonibi1 idad de catecolaminas en estas n a u r o n a s ; 2) la escasez de sensibilidad del sueRo REM a las uariaciones de sintesis de catecola­ minas sugiere que, caso de cue el sueRo REM esté relacionado con la sintesis de catecolaminas, as sdlo a base de una interaccidn general entre sueRo REM y sintesis de protefnas; no existe, por tanto, una relacidn especifica entre sueRo REM y sintesis de catecolaminas; 4) por consiguienta, es improba­ ble que el estado de actividad de las neuronas ca- teco1aminérgicas mediatice especificamente la apa- ricidn de sueRo REM. A traves del analisis revisLonista efectuado por Ramm (1979), résulta particularmente dificil sostener en su totalidad las hipdtesis iniciales sobre la regulacidn del sueRo REM pues, tanto la actividad del locus coeruleus como la de las neu­ ronas noradrenérgicas, cumplen sdlo parcialmente actividades relevantes para la iniciacidn y man- tenimiento del sueRo REM. Sin embargo, permanecen aun algunas dudas sin resolver. Muchos de los tra­ bajos que ban buscado la interaccidn entre cate- 1060 colaminas cerebrates y sueRo REM utilizaron tra- tamientos expérimentales drasticos como, por ejem- plo, la administracidn dé agentes bloqueadores de catecolaminas. En estas condiciones, el tra- tamiento puede modiFicar las relaciones que exis- ten normalmente entre sueRo REM y actividad cate- colaminergica pues, cuando las neuronas catecola- minergicas funcionan de Forma normal, estas pueden pueden desempeRar una importante Funcidn modulado- ra Facilitando la emergencia del sueRo REM, funcidn que no se observa en situaciones de extrema deplecidn de catecolaminas. En ultimo término, Ramm (1979, p.437) concluye lo siguiente: "To contend that CA (catecolamindrgicas) neurons influence REM only uhen CA function is near-normal is to assign a modulatory, rather than essential, role to CA function... Uhat is suggested is that CA neurons do not possess mechanical (REM mediation) or functionall (CA replenishment) primacy for REM occurrence... the oresent review suggests that CA influence on REM is a reflection of general modulatory function of the LC (locus coeruleus), rather than REM-specific function". 1061 A fin de obkener modelos psicofisiclogicos mas consistantes, es necesario elaborar mapas funcionales de los diversos sistemas neuroquimi- cos del cerebro durante los diferentes estados de conciencia. Ramm sugiere el uso de técnicas histo- fluorescentes. También es preciso obtener eviden­ cias desde organismes intactos. Los modelos neuro- quimicos actuales sobre los estados de conciencia, y en especial sobre los estados de sueMo, son ten- tativos y deben ester sujetos a importantes refor- mulaciones futuras. La apartacion de los descubri- mientos neuroendocrinos puede se r muy productive en este campo. Par ahora es dificil agrupar las frag- mentadas evidencias hormonales en un modela inte- grador. Como vimos en apartados anteriores, exis- ten bastantes pruebas expérimentales que demuestran la existencia de una estrecha vinculacion entre las hormonas y los très mayores estados de conciencia. Las hormonas pueden incldir sobre la dinamic-a de los estados de conciencia por lo menos a dns niva­ les, a nivel central y a nivel periférico. A nivel central pueden facilitai o interferir la dinamica de los mecanismos noradrenérgicos y/o serotoninér- 1062 gicos, A nivel periférico contribuirian a regular el nivel de activacion y el tono (tenaion/relajaciôn) de estas estructuras. Un modelo integral psicoendo- crino de los estados de conciencia debe incluir, ade­ mas, la influencia de los factores corticales o vo- luntarios sobre la formacion reticular descendante. Finalmente, los cambios hormonales inducidos por los estados de conciencia, asi como las manifestacione s fisioldgicas provocadas por estos cambios, deben se r considerados en orden a conocer sus posibles implicaciones psicofisioldgicas . La posibilidad de que los "neuropéptidos hipofis arios" (fragmentes de ACTH, vasopresina, y posiblemente de otras hormonas hipofIsarias) pueden pasar por varias vias desde la hipdfisis hasta diverses regiones cerebrales, a si como la posibilidad secretora de "neuropéptidos" en los propios centros cerebrales, ofrecen un cam­ po considerable para la elaboracidn de futuros m o ­ delos p 3icoendocrino3 de los estados de conciencia. VI]. CONCLUSIONES GENERALES DEL ÇAPITULQ 1. A lo largo de este capitulo hemos orocu- 1063 rado astablecer algunas da las lineas que de Forma mas relevante deFinen la existencia de una interaccidn entre hormonas y estados de conciencia. Para llevar a cabo este propdsito hemos referido en primer término.los dos puntos basicos del problema, esto es, que entendemos por los très mayores esta­ dos de conciencia y cual es el substrato neurold- gico de los estados de conciencia. A este respec­ to, vimos que los très mayores estados de conciencia son la vigilia, el sueRo de ondas lentas y el sueRo REM; cada uno de estas estados puede d i F e r e n d arse operativamente utilizando técnicas Fisioldgicas y psicoldgicas pero, sobre todo, usando las prime­ ras. En relacidn con el substrato neuroldgico de los estados de conciencia, révisâmes varias evi­ dencias expérimentales oue seRalan a la Formacion reticular (ascendante y descendante; activadora e inhibidora) como la principal estructura neurold- gica impllcada en estas procesos. Establecidas e s­ tas primeras bases operativas, en los siguientes a- partados (III, IV, V ) se discutieron las relaciones mas significativas que evidencian las hormonas, o los mécanismes neuroendocrinos, con cada uno de los 1064 très estados de conciencia seRalados preuiamente. 2, El primer estado de conciencia examinado Eue el nivel de viqilancia. Hemos visto que dos grupos de hormonas son particularmente importantes para mantener el todo o estado de vigilancia adecua- d o . Uno de estos grupos podria estar formado por las catecolaminas, tanto las cerebrales como las libera- das sistemicamante por la médula suprarrenal. Hici- mos una alusidn mas directa a estas ultimas pero, en general, es posible postular que las catecola­ minas son necesarias para mantener un estado de vi­ gilancia adecuado. Por otra parte, analizamos tam­ bién la incidencia de un segundo grupo de hormonas, esto es, la ACTH y sustancias analogas ('=<-MSH y ACTH 4-10). Segûn se desprende del examen que he­ mos efectuado, estas hormonas potencian de forma muy significativa (estadisticamente) el nivel de vigilancia, medido este tanto en termines conduc- tales como fisiologicos, por una parte, y tanto en animales expérimentales como en seres humanos, par otra. Una de las conclusiones mas generates oue se obtienen desde las investigaciones con ACTH 4-10 es que este neuropéptirio Facilita significativa- 1065 mente el grade de atencion selective. El estudio de los mecanismos de accion de ambos grupos (ca­ tecolaminas, y ACTH y Fragmentes) sugiere que estas hormonas incrementan el nivel de vigilancia actuan­ do salectivamente sobre diverses regiones de la For­ macion reticular. 3. Se estudio también la relacion entre hormonas y sueRo de ondas lentas. Esta relacidn parece eviden- ciarse utilizando, por lo menos, très criterios me- todoldgicos diferentes: a) analizando los efectos de la manipulacidn hormonal sobre el sueRo; b) anali­ zando los efectos de la manipulacidn del sueRo sobre las hormonas; y c) analizando la covariacidn antre las fluetuaciones hormonales y la alternancia sueRo- vigilia. Refiriendonos al primero de estos très as­ pectos (a), hemos constatado que la administracidn de varias hormonas (TRH, 3RIF) puede reducir el tiem- po de sueRo e incrementar el periodo de vigilia. Par otra parte, la hipdtesis primitlva de Jouvet seRala- ba que la manipulacidn de la serotonlna, o células serotoninérgicas, impllcaba directamente a esta sustancia en la regulacidn del sueRo de ondas len­ tas (la serotonlna facilitaria la iniciacidn y man- 1066 tenimiento de este tipo de sueRo). Han sido dis- cutidas, en ese apartado, otras hipdtesis que implican a las células serotoninérgicas y cate- colaminérgicas en la regulacidn del sueRo por- que suponen que estas células controlan la acti­ vidad de las hormonas hipotalémicas y, en ultimo termine, la actividad de laa hormonas hipofisa- rias y glandulas hipofisodependientes, Sin em­ bargo, como ha sugerido Hartmann (1973), no exis­ te evidencia de que la manipulacidn quimica pueda incrementar aficazmente el sueRo de ondas lentas, a no se r que sea a un plazo muy corto, Con respec­ to al segundo criteria (b), la privacidn de sueRo de ondas lentas induce inhibicidn de la liberacidn episddica de STH que acontece durante este pério­ de . Por ultimo, el tercer criterio metodologico (c) indica que as posible asociar el sueRo de ondas lentas a cambios manifiestos en las hormonas ACTH, STH, TSH y prolactina. La primera hormona as baja durante este periodo de sueRo; las très ultimas suelen alcanzar cotas mas elsvadas que en otros estados de conciencia como la vigilia o el REM. 1067 4. Las hormonas también pueden se r asociadas a 1 sueRo R E M . Siguiendo los très criterios meto- doldgicos utilizados para examinât la psicoendocri- nologia del sueRo de ondas lentas (a, manipulacidn hormonal; b , manipulacidn del sueRo; y c, covaria­ cidn) y seRalados en a 1 punto anterior (3), se pue­ de postular que existen estrechas relaciones entre hormonas y sueRo REM. En base a la manipulacidn hor­ monal directa o indirecta (a), ban surgido algunas hipdtesis contrapuestas como las de Jouvet y Hartmann, El primero sostiene que la noradrenalina cerebral induce el sueRo REM; el segundo que el sueno REM se produce cuando el nivel de catecolaminas cere­ brales baja de cierto nivel, cumpliendo con esto una funcidn restauradora. Investigaciones mas re - cientes tienden a mostrar que la sequnda hipdtesis, si no del todo corrects, es mas viable. For otra parte, la manipulacidn de algunas hormonas hipo­ talémicas a hipofisarias indica que estas sustan­ cias pueden afectar directa o indirectamente a1 sueno REM. Utilizando el segundo criterio (b), existe alguna evidencia de que la privacidn de sueRo REM induce incremento cerebral de noradrena- 1068 lina y serotonlna; esto se ha interpretado como una respuesta de estres més que como una reaccidn especifica a la privacidn de REM. Segun el tercer criterio (c), varias investigaciones subrayan la existencia de cierta covariacidn entre REM y hor­ monas enddgenas. Asi, durante el estadio de sueRo REM existe incremento de secrecidn enddgena de FSH y L H . También, existe una liberacidn enddgena in- crementada de ACTH durante el ultimo estadio REM (previo al despertar matinal). Se discutieron las posibles implicaciones de estos fendmenos. 5, En ultimo término, hemos intentado reevaluar la posible incidencia de varios modelos neuroqui- micos de los estados de conciencia con respecto a una ulterior aplicacidn para construir un m o ­ delo psicoendncrino futuro. Al "modelo ejecutivo" de Jouvet se le pueden plantear sérias objeciones como, por ejemplo, que las neuronas noradrenérgi­ cas del locus coeruleus no son imprescindibles pa­ ra que emerja el sueno REM. El modelo "restaurador" o del "manteni mi ento de catecolaminas" formulado por el grupo de investigadores norteamericanos tampoco esta libre de severas criticas. Una de las 1069 objeciones que se pueden imponer a este ultimo modelo es que las evidencias mas relevantes de la literatura cientifica indican que no existe una relacidn especifica entre sueRo REM y sintesis de catecolaminas; a lo sumo, la interaccidn se esta­ blece de forma general entre REM y sintesis de pro- teinas. Muchas de las divergencias que enfrentan a estos modelos, bien entre si o bien con las in­ vestigaciones de otros autores, se deben a problè­ mes inharentes al propio experimento. Asi, a veces se han utilizado manipulaciones drasticas del e s t a ­ do de catecolaminas cerebrales que no reflejan ade- cuadamente la naturaleza funcional de los mecanismos en condiciones normales; se han usado sustancias qufmicas cuyas oropiedades sobre los neurotransmi- sores no son totalmente conccidas; y, finalmente, se emplean diferentes especies de animales expéri­ mentales, incluyendo al se r humano, cuyas reaccio- nes a la manipulacidn quimica puede variar radical- mente. Para la elaboracidn de un modelo psicoendo- crino futuro es necesario contar con un mapa que re- fleje de forma mas précisa la actividad del cerebro durante los diferentes estados de conciencia. 1070 asi como La interaccidn de esta actividad con los patrones ritmicos de secrecidn neuroendocri- na y con los procesos psicoldgicos. BIBLIOTEC-*. w i b ^ - n r : Bonifacio Sandfn Ferrero 5 3 0 9 8 6 6 4 2 2 UNIVERSIDAD COMPLUTENSE HORMONAS Y CONDUCTA TOMO III Departamento de Fundamentos Bioldgicos de la conducts Facultad de Psicologia Universidad Complutense de Madrid 1984 DlBLiOTEO A Coleccldn Tesls Doctorales. NS 137/84 Bonifacio Sandln Ferrero Edita e imprime la Editorial de la Universidad Complutense de Madrid. Servlcio de ReprografXa Noviciado, J Madrid-8 Madrid, 19@4 Xerox 9200 XB 480 Depésito Legal: m-19179-1984 1071 C A r i T U L O 12 A F R E N D I 2 A J E Y M E M Ü R I A El analisis psicoFisiolooico de los procesos de aorendizèje (incluida la memoria) ha consistido much e s veces en estudiar la implicacion de los meca­ nismos biopufmicos en taies procesos, A este respec­ te, se ha puesto especial hincapié en algunos fend­ menos como, por ejemplo, los relacionados con la sintesis de protefnas e implicacion de los acidos nucleicos, obteniendose resultados muchas veces con­ tradictor i os . Sin embargo, hasta hace relativamente Doco tiempo se ha venido haciendo escaso énfasis sobre los mecanismos neuroendocrinos. El desarro- 1lo actual de la nueva linea psiconeuroendocrina nos autoriza a arguir que el efecto de las hormonas sobre los procesos de adquisicidn, almacenamiento y 1Q72 recuperacidn de la informacidn (aprendizaje y me- moria) permits compléter y superar con creces la expectative bioqufmica del aprendizaje y, en general, las expectatives psicofisioldgicas. Efectos hormonales sobre el aprendizaje se han constatado tanto en procesos de, adquisicidn como de extincidn o memoria. También existe eviden­ cia de que las hormones estén relacionadas con los procesos de recuperacidn de la informacidn, e cor­ to y s largo plazo. En general, los procesos de conso1idacion y/o recuperacidn, habitualmente in- cluidos bajo el término de memoria, pueden sonsi- derarse como aspectos inhérentes al propio proce- so de extincidn, Por otra parte, existe evidencia de que las hormonas estan implicadas en diferentes tipos de aprendizaje. Aqui se discutirén los efectos hormonales sobre aprendizaje de evitacidn activa y pasiva, sobre aprendizaje apetitivo, y sobre aprendizaje discriminative. Haremos también alguna alusidn al reflejo o respuesta de orientacidn y a la conducts de troqueledo. En este capitule e x a minaremos los efectos Que inducen sobre el aprendizaje y memoria los 1073 siouiertes grupos hormonales: sistema hipdfiso- suprarrenal (I), ACTH y analooos (II), p-LPH y ana- logos (ill), vasopresina y analogos (lu), mecanis- rr.os de accidn de las hormones hipotalemc-hipcfise- rias y neuropeptides (U)-, amines bid genes (VI), ho: monas sexuales (vil), y hormones tiroideas (Vlll). I . SISTLPA H IFpr ISO-SUFRARRCrvAL Cl conocimiento actual sobre la implicacion del 6 je hipdfiso-suprarrenal en los rrocesos de ad­ quisicidn y/o extincidn es todavfa fragmentaric. Aun BEI, se ban desarrollado algunas hipdtesis importan­ tes oue pueden contribuir a establecer la base ce ulterioriores investigaciones. Trataremos de ver en este apartado algunos aspectos del aprendizaje relacionados con la actividad del eje neuroendocri­ ne hipdfiso-suprarrenal. A. RCFLCJO DE CRIENTACICN Cuando un organisme es sometido a la presen- cia de un nuevo estimulo o cambio estimular ines- perado, anarecenen él una serie de respuestes 1074 autdnomas { incremento en la conductancia de la pial, "incremento de la tasa cardiaca, etc.), cen­ trales (desincronizacion del LEG por aumento de la actividad eléctrica cerebral), y neuroendocrinas (aumento de los nivelas sangufneos de hormonas cor- ticosuprarrenales). Todas estas reacciones horgani- cas, que son producidas por estimulos neutros, con- figuran el denominado "reflejo de orientacidn". Tras la repeticidn del mismo estimulo, le respues­ ta o reflejo de orientacidn tiende a desaparecer produciendose lo oue se conoce bajo el término de "habituecidn". Sokolov (1960) ha elaborado un mode­ lo comprensivo del reflejo de orientacidn en seres humanos (fig, 95). Segun este autor, existe un sis­ tema para la formacion del modelo (nivel cortical) y un sistema amplificador (nivel de formacion re­ ticular). La corteza cerebral forma un modelo de los estimulos repetidos; la formacidn reticular produce un aumento del nivel de vigilancia si algun estimu­ lo no se ajusta al modelo cortical. Cuando e 1 orga­ nisme recibe estimulos repetidos o familiares, el cortex envfa impulsos inhibidores hacia la forma­ cidn reticular. Al contrario, cuando recibe estimulo: 1075 SISTEMA PARA LA rORMACION DEL MODELO I SISTEMA AMPL i n C A D O R I I I ù Figura 9 5 » Modelo del reflejo de orientacidn de Sokolov. I: sistema para la formacidn del modelo. II: sistema amplificador. 1: via especifica desde los sistemas sensoriales hasta los sistemas corti­ cales formadores del modelo. 2: colateral a la for­ macidn reticular (sistema amplificador). 3: feedback negative desde el cortex a los colaterales procédan­ tes de las vias especificas sensoriales para inhibir al sistema amplificador. 6 ; influencia activadora ascendante. 5: influencia activadora descendante (feedback positive inducido por el cortex sobre la formacidn reticular cuando existe discordancia en­ tre los estimulos y el modelo). 6: respuestas especf- ficas. 7: efectos sobre los sistemas vegetative y so- mstico. (Segun Sokolov, I960). 1076 nueuos, envie impulsos excitadores hacia la forma­ cidn reticular produciendo incremento en el nivel de vigilancia. De esta forma, el cdrtex actua como un mécanisme analizador evaluando el tipo de esti­ mulo recibido y el tipo de impulso que debe enviar al sistema amplificador (formacidn reticular). Los estimulos recibidos por el cdrtex son comparados con los modelos neuronales existantes corticaImente; si estos estimulos son discordantes con los modelos neuronales existantes, el cdrtex activa la forma­ cidn reticular y se produce el reflejo de orienta­ cidn; si no existe discordancia con los modelos, no se produce el reflejo de orientacidn (ver fig. 95) Sin embargo, si un tipo particular de estimulacidn genera el reflejo de orientacidn, la permanencia de esta estimulacidn induce la elaboracidn cortical de un nuevo modelo para este tipo de estimulos, produciendose la habituacidn o desaparicidn del reflejo de orientacidn. Varias investigaciones sugieren pue el refle­ jo de orientacidn guards cierta relacidn con la actividad del sistema hipdfiso-suprarrenal. La administracidn de ACTH produce una marcada dismi- 1077 nucion del proceso de habituacidn en animales expérimentales, al se r sometidos estos a esti­ mulos nuevos (Endroczy, 1972); los animales no tratados recuperaron con mayor rapidez las respues­ tas electroencefalograficas de habituacidn (sincro- nizecidn del EEC) ante estos estimulos. Esta obser- uacidn parece indicar que, o bien la ACTH por si misma inhibe la habituacidn, o bien la inhibe a tra- vés de la activacidn corticosuprarrenal. Algunas observaciones adicionales indican que la ACTH puede inhibir por si misma la habituacidn. Levine (1971) ha referido que la "respuesta de sobresalto" (reflejo de orientacidn) producida en la rata cuando es estimulada por un sonido inesperado, tiende a desaparecer después de cierta repeticidn del estimulo; sin embargo, la extiroacidn de la corte­ za suprarrenal inducia en los animales asi tratados inhibicidn significative de la habituacidn. Este fendmeno tiende a demostrar pue la inhibicidn de la habituacidn esta producida por el incremento de ACTH inducido por la corticosuprarrenalectomia, Ademas, la inyeccidn de cortisol en el hipotalamo, proceso que inhibe drasticamente la secrecidn hi- 1078 pofisaria de ACTH, incremento notablemente la habituâcion (Levine, 1971). Por tanto, aunque los esteroides corticosupra rrenales puedan desempePier alguna funcion central facilitadora de la habitua- cion, la evidencia experimental suqiere, m^s bien, que la interaccion entre habltuacion y actividad hipdfiso-suprarrenal se refleja por la actividad de la hormona ACTH, en el sentido de que esta sus- tancia hipofisaria inhibe la habituacidn e incre­ ments el nivel de vigilancia (hemos visto en el cap, 11 algunas relaciones entre ACTH y niveles de vi- gilancis). La vinculacidn selective entre ACTH y habituacidn, independientemente de la implicacidn de la corteza suprarrenal, fue seRalada tambien por Cndrdczy (1972) al sugerir que el fragmente ACTH 4-10, endocrinologicamente inerte para acti­ ver le corteza suprarrenal, es igualmente eficaz para retarder la habituacidn. B. C O K D I C IONAriCNTO DC C U ITACION ACTIVA LI condicionamiento de evitacidn activa se ha estudiado utilizando fundamentalmente très 1079 p rocedimi entos expérimentales: l) condicionamien- to en una direccion (one-way), 2) condicionamiento en dos direcciones (two-way), y 3) condicionamien­ to de libre opérante (f ree-operant) . En e1 condi- cionamiento de one-way , e 1 animal puede evitar la descarga eléctrica saltando sobre una plata- forma localizada encima de la rejilla que es elec- trificada (estimulo aversiuo) después de la apari- cidn del estfmulo condicionado; no obstante, e 1 procedimiento mas frecuente de condicionamiento en one-way es e1 de pole jumping, segûn e 1 cual e 1 animal évita la descarga eléctrica subiendose en un poste colocado verticalmente en la caja. El con­ di ci onami ento en two-way se verifies usando la conocida shuttle-box (caja de salto, o caja de lan- zadera); en la shuttle box los dos compartimentes de que dispone la caja son potencialmente induc- tores de estimulos aversivos; la apariciôn del estimulo condicionado en el compartimente ocupado por el animal indica que este puede evitar la des­ carga eléctrica si corre hacia el otro comparti­ mente, y viceversa. Finalmente, el procedimiento de free operant (técnica de Sidman) consiste en 1080 que ei estfmulo aversivo (descarga eléctrica) esta orogramado para aparecer cade pocos segundos; en céda respuesta que da el animal (por ejemplo, la presion de una palanca) se postpone la proxima descarga durante cierto tiempo que siempre suele se r superior al période de intershock programado. Desde la base de los conocimientos que susten- tan la teorfa de 1 estrés es admisible predecir que la actividad del si sterna hipofiso-suprarrenal esta particularmente implicada en los procesos de condi- cionamiento de evitacion. La aplicacion de estfmu- los aversivos incondicionados, generalmente descar- gas eléctricas, no es otra cosa que la aplicacion proçramada de estimulos estresores. Una de les con- clusiones que destacabamos en el capftulo 7 era precisamente la especial sensibilidad del sistema hipofiso-suprarrenal a los agentes estresores. Aun asf, esto no nos autoriza a pensar que los proce­ sos de aprendizaje, asf como la mayor eficacia de los mismos, estén unita riamente determinados por un incremento de actividad en este sistema, Por tanto, es necesario que veamos més de cerca la po- sible implicacion del e je hipofiso-suprarrenal 1081 en los procesos de aprendizaje de evitacion activa. Para llevar a cabo este proposito nos basaremos en primer lugar en los estudios correlacionales (covaria- cion) y, posteriormente, en los trabajos expérimen­ tales donde se manipula el nivel de actividad de 1 sistema. 1. Estudios correlacionales En este tipo de trabajos generalmente se inten­ ta establecer el çrado de correlacion entre la tasa de secreciôn endogena de ACTH y/o corticoïdes y el nivel de performance en tareas de aprendizaje (adqui- sicion y/o extincion). Una forma de medir el çrado de covariacion entre ambos fenômenos puede consistir en evaluar el nivel de aprendizaje en funcion de la actividad circadiana hipofiso-suprarrenal. En la rata, el nivel endogeno de hormones hipofiso-supra rrenales es mas bajo durante la maRana que en horas avanzadas del dia. Utilizando como base este fenôme- no, Pagano y Lovely (1972) constataron que la adqui- siciôn en shuttle box era superior durante las ul­ timas horas del dia que durante la mahana. Segun es­ ta observacion, la superior actividad endogena de 1082 ACTH y/o corticoïdes facilita la adquisicion ya que esta era mayor durante las horas de maxima actividad endogena hipofiso-suprarrénal. En otro tipo de investigaciones se ha examina- do la movilizacion hormonal endogena durante el pé­ riode de adquisicion. Uertheim et al. (1969), por ejemplo, formularon la existencia de una correlacion positiva entre niveles de glucocorticoides postshock y nivel de performance en ratas entrenadas en un paradigme de f ree-operant (tipo Sidman). Este tra- bajo refleja que la superior reactividad del eje hipofiso-suprarrenal al estimulo aversivo es indica­ tive de una mayor capacidad para adquirir respuestas de evitacion. También en monos rhesus se ha observa- do correlacion positiva entre incremento plasmatico de corticoste roi de s (17-OHCS) y adquisicion de res­ puestas de evitacion en un sistema de f ree-operant (Sidman et al., 1967). Efectos similares han sido observados por Levine y Brush (1967) con respecto a la retenciôn; segün estos autores, existe correlacion positiva entre reactividad hipofiso-suprarrenal al shock y resistencia a la extincion. De nuevo, pues, vemos 1083 que se puede observer covariacion positiva entre respuestas hipofiso-suprarrenales y procesos de aprendizaje (adquisicion y extincion). Una tercere linea de trabajo para examiner los patrones de correlacion entre estos fenomenos ha consistido en determiner la relacion entre ni­ veles basaies (preshock) de hormones hipof iso-siu prarrenales y niveles de adquisicion. Los resuta- dos sobre este respecto son contradictorios pues, mientras que algunos han obtenido correlaciones po­ sitivas (Bohus et al,, 1964), otros informan sobre la existencia de correlaciones negatives (Van Delft, 1970). 2. Estudios expérimentales Segun se desprende de los estudios correla- cionales observados en el punto anterior, parece que existe una relacion positiva general entre re­ actividad hipofiso-suprarrenal y aprendizaje (adqui­ sicion y resistencia a la extincion). La direccion de esta relacion, no obstante, no es posible deter- minarla con este tipo de trabajos. Se necesitan investioaciones en las que sea factible manipuler 1084 experimentalmente el estado endogeno hormonal en orden a configurât y separar el efecto de la hormona ACTH del efecto de las hormonas corticosupra- rrenales. a) Adouisicion Los efectos de la administracion de ACTH y/o glucocorticoides en ratas intactes sobre los proce­ sos de adquisicion de conductas de evitacidn activa son oscuros. Asf, mientras algunos han informado que la administraci6n sistémica de ACTH favorece la adouisicion en shuttle box (Beatty el al.,1970), otros refieren oue la ACTH no afecta la adquisicion en este tipo de paradigme de evitacidn activa (Murphy y Miller, 1955). Usando un procedimiento tipo Sidman, Uertheim et al. (1967) observaron que la administracidn de ACTH facilitaba la adquisicion. Por otra parte, aunque el efecto de las hormonas corticosuprarrenales inyectades en animales intactos es mas claro que el de la inyeccidn de ACTH, toda- vfa existen a este respecto algunas evidencias con­ tradictories. Si con respecto al ACTH la alternati- 1005 va estaba entre un efecto positive o un efecto nulo, con relacion a las hormonas corticosuprarrenales la alternative oscila entre un efecto nulo o negati­ ve (inhibicion de la adquisicion). De este modo, algunos autores han sugerido que la administraciôn de glucocorticoides sintéticos o naturales no modi­ fies sustancialemente la adouisicion en animales intactos (De Uied et al.,1972), si bien otros sos- tiensn oue suelen inducir efectos altamente pertur- badores similares a los de la hipofisoectomfa (Leshner, 1978) . En cualquier case, la administraciôn de ACTH en animales intactos increments irremediablemente el nivel endogeno de glucocorticoides, y viceversa, la administraciôn de glucocorticoides frena la secre­ ciôn endôgena de ACTH. Esto sugiere que los resuite- dos observados bajo este tipo de manipulaciôn expe­ rimental obedecen a efectos combinados de ACTH y glucocorticoides. Una primera forma de aislar expe- rimentalmente esta relaciôn funcional ha sido median- te la hipofisoectomfa. Administrando glucocorticoides a ratas hipofisoectomizadas no se produce incremento endogeno de ACTH, con lo cual es factible observer 1086 especificamente su incidencia sobre el aprendizaje. A su v e z , es posible conocer la importancia de la carencia de ACTH. Utilizando como punto de r e f e r e n d a este procedimiento experimental, varias investigacio- nés preliminares (Applezueig y Baudry,1955; De Uied, 1969) subrayaron que las ratas hipofisoectomizadas exhiben un déficit dramatico en la tasa de adquisi­ cion de respuestas de evitacion activa en shuttle b o x . Simi1armente , las ratas adenohipofisoectomizadas manifiestan déficits seme jantes a los que exhiben los animales con extirpacion total de la hipofisis (De Uied,1964), Sin embargo, la extirpacion del lô- bulo posterior de la hipofisis (neurohipofisi s ) no interfiere con la adquisicion de respuestas de evi­ tacidn pasiva de doble sentido (shuttle box) (De Uied, 1975). A partir de estas observaciones se evidencia que mientras la hipdfisis posterior no es imprescin- dible, contrariamente la actividad normal de la hi­ pdfisis anterior es necesaria para mantener la adqui­ sicion de respuestas de evitacidn activa. Tanto la hipofisoectomfa como la adnenohipofi- soectomia reducen simultaneamente el nivel enddgeno de ACTH y glucocorticoides. La depresidn de la tasa 1087 de adquisicion inducida por estos procedimientos puede estar motiuada por la supresidn de ACTH, pero también por la inhibicion de glucocorticoides. Se puede dilucidar parcialmente esta interrogante administrando exogenamente glucocorticoides a animales hipofisoectomizados y observando sus efec­ tos sobre la adquisicion. A este respecto, algunas evidencias han sugerido que este tipo de tratamiento no majora la adquisicion. En cambio, los déficits en la tasa de adquisicion producidos por la hipofi- soectomfa pueden restaurarse con tratamiento susti- tutivo de ACTH {Applezueig y Baudry,1955; De Uied, 1969). La ligera facilitacion de la adquisicion producida por la administraciôn de ACTH en animales intactos, la inhibicion de la adouisicion inducida por la inyeccidn de altas dosis de glucocorticoides (que a su ve z inhibe la secrecidn de ACTH), la restau- racion con ACTH de la tasa normal de adquisicion perturbada por la hipofisoectomfa (que también redu­ ce drasti camen t e los niveles e nddgenos de glucocorti­ coides), y el fracaso de la administraciôn de gluco- corticoides para restaurar el nivel normal de adqui­ sicion en sujetos hipofisoectomizados, sugieren que 1008 el efecto de facilitacion de la adquisicion de respuestas de evitacidn activa en animales expé­ rimentales asociado a la actividad del e je hipofiso- suprarrenal depende de la hormona ACTH y no de los glucocorticoides. Ademas, es posible obtener infor- mecidn adicional para contraster esta hipdtesis observando los efectos de la administracidn hormo­ nal sobre la adquisicion en animales a los que se les ha extirpado la corteza suprarrenal. La suprarrenalectomia permite examiner selec- tivamente el efecto del ACTH en ausencia de gluco­ corticoides, asf como el efecto de la privacidn drastica de glucocorticoides. En general se ha ob- servado que la suprerrenalectomfa no sdlo no inter­ fiere en la adquisicidn de respuestas de evitacidn activa (shuttle b ox) sino que, ademas, parece mejo- rarla (Beatty et al.,1970; Silva,1974). Adicional- mente, otras observaciones sugieren que la supresidn de la corteza suprarrenal no produce efectos signi- ficativos que puedan reflejarse en la adquisicidn de respuestas de evitacidn (De Uied et al., 1972). El efecto positivo de la suprarrenalectomfa sobre la tasa de adquisicidn puede explicarse por el incre- 1089 mento de ACTH endogena inducido por este tipo de tratamiento. Por otra parte, la administraciôn de glucocorticoides o mineralccorticoides a ratas su­ pra r rena lectomi zadas no produce efectos significa­ tives sobre la adquisicidn en pole jumping (De Uied et al., 1972). Una vez mas, estos resultados indi­ can que el efecto facilitador de la adquisicidn en aprendizaje de evitacidn activa depends del ni­ vel de ACTH y no del nivel de glucocorticoides. For tanto, esta funcion de la hormona ACTH no esta aso- ciada a la accidn trdfica que ejerce sobre las glan­ dules suprarrenales sino a una accidn extre suprarre­ nal. Como veremos en poster!ores apartados, esta hi­ pdtesis recibe apoyo adicional por el hecho de que ciertos fragmentes de ACTH, carentes de efectos esti- muladores de las suprarrenales, inducen en el apren- dizaje efectos seme jantes a los provocados por la secuencia compléta de aminoacidos de esta hormona. b) Extincion Hasta aquf hemos revisado algunos aspectos del sistema hipdfiso suprarrenal relacionados con la adquisicidn. Si n embargo, la incidencia de la acti- 1090 uidad de este sistema sobre el aprendizaje es mu- cho mas' significative con respecto a les procesos de extincion. En general, la manipulaciôn experimen­ tal ha utilizado para el estudio de la extincion los mismos procedimientos basicos que hemos referi- do para la adquisicion, esto es, la administraciôn de hormonas exôgenas (ACTH y glucocorticoides), la hipofisoectomfa y la suorarrenalectomfa. La interaccion del eje hipôfiso-suprarrenal con la extincion (o retenciôn) de conductas de evita­ cion activa sigue una direccion seme jante a la que hemos seRalado para los patrones de adquisicion pero de forma mas objetivable. En animales intactos, el efecto de la administraciôn de ACTH o glucocorticoi­ des sobre la extincion es mas dramético que sobre la adquisiciôn, y puede se r demostrado mas claramente. En un informe previo, Murphy y Miller (1955) refi- rieron que la administraciôn de ACTH durante el pério­ de de adquisiciôn facilitaba en ratas la resistencia a le extinciôn de conductas de evitaciôn activa en shuttle box. Este efecto del ACTH facilitador de la retenciôn también puede se r observado si la hormona se administra subcutaneamente al finalizar 1091 las pruebas de adquisicidn (De Uied,1966). La ma­ yor eficacia de este tratamiento post-trial depende de la dosis administrada (De Uied et al.,1968), sien- do mas efectivo cuando la dosis es superior (fig.96). Sin embargo, mas recientemente se ha aportado infor- macidn adicional relevante para mantener la hipdte­ sis de que la interaccion entre dosis de ACTH y ca­ pacidad para inhibir la extincion puede expresarse curvilineamente en forma de U invertida (Sands y Wright, 1979) (fig. 97), similar a la observada en la conocida ley de Yerkes y Dodson. Asf pues, a un incremento en la dosis de ACTH no le sigue ne- cesariamente un incremento conductal de facilitacion de la retenciôn. La administraciôn de ACTH en anima­ les intactos eleva el nivel endogeno de glucocorti­ coides; si n embargo, se ha descartado que este incre­ mento de resistencia a la extinciôn inducido por la ACTH se deba a la subida de glucocorticoides ya que, entre otros aspectos, la inyecciôn de ACTH produce un efecto similar sobre la extinciôn también en ra­ tas suprarrenalectomizadas (Miller y Ogaua, 1952). Si bien la ACTH ejerce una acciôn extresupra- rrenal sobre la extinciôn, nos cabe preguntar si los 1092 7 . CAR* EXTINCTION ÂCTH TREATh€Nr no MU t#) 13 U1II Figura 9 6 . Efecto gradual (segun la dosis) del ACTH sobre la extinciôn de respuestas de evitaciôn en ratas en shuttle b o x . La hormona fue administrada cada dos dfas durante el periodo de extinciôn en una prepara- ciôn de larga duraciôn de Fosfato de zinc. (Segun De Uied et al.,1968, p . 190). 1093 EXPERIMENT) Z experiment II Four Hour Dsflv P o jItK jt iB jK lic r SALINECONTROL ACTH DOSE I.U Iko Figura 97 . Efectos de la hormona ACTH sobre la ex­ tincion de respuestas de evitacion activa discrimi- nativa en ratas (tarea de evitacidn discriminative visual en un laberinto en Y). Las puntuaciones mas bajas indican mejor retencidn. Notense las notables diferencias segun la dosis empleada (experimento I). En el experimento II (la administracidn se realizd 4 horas después de la adquisicidn) la ACTH no mejord la retencidn. (Segun Sands y Uright, 1979, p.417). En ambos experimentos, la prueba de retencidn se realizd 2A hrs. después de la adquisicidn. 1094 corticoïdes desempeRan algun papal relevante con respecto a la extincion. En una de las primeras investigaciones (De Uied et el., 1966) donde se exa­ miné este problems se confirmé que la administraciôn subcutanea de corticosterone durante la prueba de re- tencion provocaba en ratas intactes un significative efecto facilitador de la extincion en shuttle b ox, siendo este efecto dependiente de la dosis utiliza- da (fig.98). El efecto de la administraciôn de cor- ticosterona, por tanto, es opuesto al observado con la administraciôn de ACTH. Puesto que la inyeccidn de dosis altas de corticosterone inhibe significa- tivamente la secrecidn de ACTH, es posible que la facilitacion de le extincion no dependa directamente del incremento de cort1costerona sino mas bien de un décrémente de ACTH producido por el incremento de corticosterone. Esta suposicidn ha sido desterra- da eficazmente ya que la administraciôn de corticoste­ rone a ratas hipofisoectomizadas también facilita la extincidn (De Uied, 1967). Por consigui en t e , la cor­ ticosterone puede inducir un efecto facilitador de la extincidn independientemente de 1 feed back negati­ ve que ejerce sobre la secrecidn de ACTH hipofisaria. 1095 EXTINCTION ovïncD srfM ow jheathem Figura 9 6 . Efectos de dos dosis diferentes de corti- costerona sobre la extincion de respuestas de evita­ cidn en shuttle b o x . La corticosterone fue inyectada subcutaneamente cada dia durante el periodo de extin­ cidn. ( ) Numéro de animales. CAR's = respuestas de evitacidn (conditioned avoidance responses), Segun De Uied et al.(1966,p.191). 1096 La accidn de détériore producida durante la reten­ cidn por el tratamiento con corticosterona ha sido observada también con otras hormonas de la corteza suprarrenal. Administrando otros esteroides como cortisone, progesterone, o pregnenolone, se provoca un efecto sobre la extincidn en role jumping seme- jante al producido por la corticosterona (Van Uimersma Greidanus, 1970; Van Uimersma Greidanus et al., 1975). En cambio, la administraciôn de minera locorticoi de s, por ejemplo aldosterona (De Uied et al.,1968), no modifies significativamente la extincidn. Esto puede indicar que la inhibicidn de la extinicidn inducida por las hormonas de la corteza suprarrenal depende de la accidn de los glucocorticoides (y progestaçe- nos) mas que de la accidn de los mi neralocorticoide s . C. CDNDICIDNAMIENTO DE EVITACION PASIVA En el condicionamiento de evitacidn pasiva el animal évita el estimulo aversivo mediante la supresidn de una determinada respuesta. En anima­ les expérimentales se han utilizado diverses pro­ cedimientos de evitacidn pasiva. Un procedimiento 1097 usado f recuentemente en ratas es el de Ader et al. (1972). Basandose en que le reta suele preferir la oscuridad a la luz, en el procedimiento de Ader et al. se adapta al animal para entrar en une caja os- cura desde una plateforme iluminada. Una vez que aprende esta conducts después de haber entredo una o varias veces, se inicia el aprendizaje de evitacion pasiva administrandole una descarga eléctrica cuan­ do el animal entra en la camara oscura. Tanto la adquisicion como la extincion se pueden medir usan­ do como criterio las latencies que emplea si animal para entrar en la caja oscura desde que es emplaza- do en la plataforma iluminada. En otro tipo de mo- delo instrumental de aprendizaje de evitacion pa­ siva desarrollado por Leshner et al. (1975), los estimulos aversivos no son descargas eléctricas sino ataques producidos por un animal entrenado. El animal experimental es colocado en une camara (start chamber) que le conduce al recinto (attack chamber) donde sera atacado por el animal entre­ nado. Fueden medirse las tasas de adquisicion y/o extincion a través de las latencies empleadas por el animal experimental para entrar en la 1098 attack chamber. Algunos autores han preferido este procedimiento experimental (avoidance-of-attack) por considerar que el estimulo aversivo producido por el ataque de un congénère es mas natural que el inducidc por una descarga eléctrica. También se han usado en animales expérimentales métodos de condicionamiento de evitaciôn pasiva basados en la aversion a comidas o bebidas (taste aversion). Por ejemplo, cuando a una rata se le inyecta intraperito- nealmente cloruro de ü ti o después de que esta haya bebido una soluciôn de agua azucarada, los efectos desagradables producidos por la inyecciôn tras la ingesta inducen en el animal aversiôn hacia este tipo de soluciones (Rigtér,1975). Lo cual provoca que este animal trate de evitar en lo sucesivo durante algun tiempo (dependiendo éste del numéro de ensayos y de la dosis administrada) las solu­ ciones de agua azucarada. El efecto de las hormonas hipôfiso-suprarrenales sobre al aprendizaje ha sido menos estudiado en evitaciôn pasiva que en evitaciôn activa; y dentro del aprendizaje de evitaciôn pasiva se han evalua- do los mecanismos hormonales involucrados en la 1099 extinciôn con preferencia a los involucrados en la adquisiciôn. De hecho, no existe evidencia sôlida de que la manipulaciôn experimental de las hormonas hipofisosuprarrenales favorezca en animales intactos la adquisiciôn en codiciona- mientos de evitaciôn pasiva. Por ejemplo, recien­ temente Leshner y Roche (1977) informaron que la administraciôn de ACTH a animales intactos no mejo- raba le tasa de adquisiciôn en condicionamiento de avoidance-of-attack. En cambio, al estudiar las implicaciones de estas hormonas en los procesos de extinciôn, nos encontramos con que la mayor parte de los informes cientificos refieren la existencia de una relaciôn bastante estrecha. En estudios correlacionales se ha observado una buena correlaciôn entre niveles endôgenos de ACTH y resistencia a la extinciôn en tareas de evitaciôn pasiva utilizando el modelo de evitaciôn de Ader et al. (1972). Algunas de estas observaciones han sido referidas recientemente por Van Uimersma Greidanus (i960). Segun ha informado este au tor, las largas latencies observadas durante las pruebas de retenciôn, causadas por la elevada in- 1100 tensidad de la descarga eléctrica durante la prue­ ba de adquisicion, correlacionaron con niveles ele- vados de ACTH plasmatica, mientras que las latencies mas cortas, asociadas a la baja intensidad de la descarga eléctrica durante las pruebas de adquisi­ ciôn, correlacionaron con niveles bajos de ACTH plasmatica. Los niveles plasméticos de ACTH eran mas elevados durante las pruebas de retenciôn que inmediatamente después de las pruebas de adquisi­ ciôn, lo que indica que el miedo a la descarga elec­ trics puede ser un estimulo liberador de ACTH més fuerte que la propia descarga eléctrica (Van Uimers­ ma Greidanus,1980). Otros tipos de investigaciones confirman tam­ bién que puede existir una estrecha relaciôn entre ACTH y procesos de extinciôn en evitaciôn pasiva. Al igual que ocurrfa en los procesos de evitaciôn activa, la hipofisoectomfa produce un notable dété­ riore de la retenciôn en evitaciôn pasiva. La admi­ nistraciôn de ACTH exôgena es eficaz para normalizar el déficit de retendiôn producido por la hipofiso- ectomfa en ratas sometidas a procesos de evitaciôn pasiva inducida por shock eléctrico (Weiss et al.. 1101 1970). Asf pues, el modelo psicofisiologico de acciôn del ACTH sobre la extinciôn en evitaciôn pasiva parece ser semejante al senaledo para la evitaciôn activa, Adicionalmente, esta ides esta apoyada por el hecho de que la-administraciôn de ACTH exôgena a animales intactos inhibe la extinciôn en condicionamiento de evitaciôn pasiva de forma similar a la inhibicion de la extinciôn inducida sobre la evitaciôn activa (Leshner y Roche,1977). Incluso parece factible afirmar que, en general, la implicaciôn del e je hipôfiso-suprarrenal en la extinciôn de las respuestas de evitaciôn pasiva es en algun aspecto semejante a la observada para la extinciôn de las respuestas de evitaciôn activa, puesto que la administraciôn de corticoides (corti­ sone, corticosterona, progesterone, etc.) a animales intactos facilita la extinciôn de respuestas de evitaciôn pasiva (Bohus et a l.,1970; Van Uimersma Greidanus,1977). Usando un paradigme de condiciona­ miento de evitaciôn pasiva inducido por shock eléc­ trico (primero el animal aprende a presionar una palanca para conseguir agua; después es castigado con una descarga eléctrica cuando intenta conseguir 1102 agua apretando la palanca), Levine (1971) ha acor- tado luz adicional a esta idea al sehalar oue mien­ tras la administraciôn de ACTH restaura el nivel nor­ mal de retenciôn interferido por la hipofisoectomfa, la administraciôn de cortisol, en cambio, no récupéra el estado de deterioro provocado por la supresion de 1c hipofisis. Por tanto, de estas observaciones pa­ rece desprenderse la idea general de que, al igual que ocurrfa en el condicionamiento de evitaciôn ac­ tiva, el e je hipôfiso-suprarrenal esta estrechamente involucrado en ios procesos de extinciôn de condicio­ namiento de evitaciôn pasiva en el sentido de que el incremento de le actividad de ACTH inhibe la ex­ tinciôn y el incremento de actividad de la corteza la f acilita, A pesar de la posible existencia de esta simi- litud fisiolôgica para ambas formas de condicionamien­ to, recientemente Leshner (1978) ha sugerido la existencia da un modelo dual de respuesta hipôfiso- suprarrenal dentro del propio condicionamiento de evitaciôn pasiva. Segun indica este autor, la rela­ ciôn entre las hormonas hipôfiso-suprarrenales y las respuestas de evitaciôn pasiva es diferente cuando 1103 los estimulos auersiuos utillzados sen distintos. Cuando el tipo de estimulo av/ersiuo es la agresion producida per otro animal (avoldance-oF-attack), existe una relacion bimodal entre los niueles de estas hormonss y las respuestas de euitacidn (tanto el incremento como el decremento de los niveles de hormonas hipdfiso-suprarrenaies incrementan la evi- tacidn). Sin embargo, cuando el tipo de estimulo aver- sivo es una descarga eldctrica ( av/oidence-of-shock ) , existe una relacion li ne al entre los niveles de estas hormonas y las respuestas de evitacidn (a un incre­ mento de actividad hipdfiso-suprarrenal le corres­ ponde un aumento en las respuestas de evitacidn). Leshner (1978, p.267) argUye que esto es debido por- que ” ...although adrenalectomy and ACTH treatment increased avoidance-of-attack in de same uay as they increase avoidance-oF-shock, hypophysectomy and corticosterone treatment also increased avoidance- oF-at tack, whereas they decrease avoidance-oF-shock” . Por otra parte, Leshner argument a que las hormonas "critices" involucradas en el condicionamiento de evitacidn pasiva son diFerentes en la avoidance- oF-attack que en la avoidance-oF-shock. En la pri- 1104 mera forma de evitacidn, el glucocorticoide corti- costerona parece se r la hormona hipofiso suprarrenal mas importante, mientras que la ACTH afecta a este tipo de evitacidn unicamente co r que incrementa la li beraci on endogena de corticosterona. En el condi c i o- namiento de avoidance-of-shock el pape 1 importante 1o ejerce la ACTH a t raves de una accidn extrasupra- rrenal. En consecuencia, esta hipdtesis formulada por Leshner (que adn precise ser confirmada por otros la­ boratories) estaris parcialmente en contradiccion (al menos con respec*to al avoidance-of-attack) con la hipdtesis general de que la ACTH facilita y los glucocorticoi des inhiben las respuestas de evita­ cidn pasiva. No obstante, Leshner y Roche (1977) h an referido que, en condicionamiento de avoi dance- of-attack, la administracidn de ACTH a animales intactes produce efectos sobre la extincidn basica- mente similares a los observados en avoidence-of- shock. For consigui ente, es improbable suponer que la inhibicidn de la extincidn en evoidance-of-attack inducida por la administracidn de ACTH exdgena se deba al incremento de corti coi de s suprarrenales y no a un efecto especifico extrasuprarrenal del ACTH. 1105 D. C O N D I C I D N A r i l E K ' T O A F E T I T I V O Si bien en el condicionamiento aversivo el anitnsl t rata de evitar (activa o pasivamente) una serie de estimulos desaoradables (refuerzos negati­ ves), en el aprendizeje ape ti t i vo se condi ciona un tipo determinado de conducts con refuerzos positives. Aparentemente existe cierts discrepancie entre ambos tipos de condicionamiento pero, si los ana 1i zamos con cierta profundidad, comprobarfamos que entre ellos existen mas semejanzas que diferencias, ya que en ambos cases el animal trata de evitar un estado ne- gativo basico (aversivo). En el condicionamiento de evitacidn el sujeto experimental procure evitar, por ejemplo, la descarga eldctrica. En el denominado con- dicionamiento apetitivo, el animal puede presionar una palanca para conseguir comida o recorrer un 1a- berinto en busca de aqua ; es facil suponer que la busqueda de agua o comida esta motivada por un esta- do interne negative, desagradable y aversivo (el es- tado de sed o hambre). Indudablemente existen nota­ bles diferencias entre ambos tipos de condicionamiento, 1106 como la temporal!dad y la int e m a l i zacion de los Bstimulos ave rsi vo s , pero posiblemente las semejan­ zas son mayores de lo oue comunmente se supone, Por tanto, la interaccidn entre la actividad del si sterna hipdfiso-suprarrenal y el condicionamiento apetitivo de be rf a se r a priori muy similar a la observada entre este mismo sistema y el condicionamiento de evita­ cidn. E f ecti vamente, alounos trabajos pue han exami - nado la implicacidn de las hormonas hipofisosuprarre- nales en el aprendizaje opérante apetitivo sugieren que existe una relacion seme jante. Inicialmente Coover et el. (1971) sehalaron que la actividad hipdfiso-suprarrenal se incrementaba significativa­ mente durante esta forma de aprendizaje (el incre­ mento era particularmente notable durante la extin­ cidn). Los auto res a rgumenteron que, en razdn a es­ ta obse rvacidn, el e je hipdfiso-suprarrenal esta particularmente implicado en los procesos de condi­ cionamiento apetitivo. nés especificamente, Guth et al. (1971) constataron que la administracidn de ACTH a ratas intactas incrementa significativa­ mente la re si stenci a a la extincidn (el efecto sobre 1107 la adquisicion era menos manifiesto). For consiguien- te, a partir de estas inuestigaciones preliminares parece desprenderse que la implicacidn del sistema hipdfiso-suprarrenal en el aprendizaje apetitivo, al igual que en el aprendizaje aversivo, es mayor y tal vez diferente durante le extincidn que duran­ te la adquisicion. En una investinacidn mas reciente, Garrud et a l . (1 9 7 4 ) han intentado evaluar la relevancia de las hormonas hipofisosuprarrenales durante la extin­ cidn, en orden a separar la implicacidn hipof isarie de la ccrticosuprarrenal para averiguar si este pro- ce so es seme jante al evi denci ado en el aprendizaje de evitacidn. El tr&bajo de estos autores ref leja que la administracidn de ACTH porcine, inyectada diariamente (durante tres dies) en el intervalo entre adquisicion y extincidn, y dos boras antes de cada prueba de extincidn, incrementa significa- tivamente la resistencia a la extincidn (p<.05); en cambio, la administracidn de corticosterona du- durante el mi smo periodo facilita 1 a extincidn (p C.01) (fig. 9 9 ). En un segundo experimento, Garrud et al. (1 9 7 4 ) observaron que la administracidn de 1100 All Conditions c 2 2 0 50 c «/ ^ 30 ACTH 1-39,2C^g (Porcine) ACTH1-39,80jug (Porcine) Placebo ACTH 4-10. ̂ g Corticosterone. 1 mg o>c I3cr AO 12C Extinclton Days Figura 99. Efectos del ACTH, ACTH a-io, y corticoste­ rona sobre le extincidn de concicionamiento apetiti­ vo, en ratas entrenadas para recorrer un pasillo rec­ to ( st raioht alley) . Segun Garrud et al, ( 19 7UJtl ( S3*S) uoi|>5ir>bïy ut »uii| Bu'uuny fflc Oo 3u TDO m TJ (-> XIc C.o o u d> X m COc œ to ac (0c o XJ'O E «t u oc JZ c 'O m X '— 4 u m c •— 4 Xc w m 'O u œ X) u XJo ro0) u IDJ3X tn m3u c«C C lE nrH X3 m0} TO XI TJ CDm u an _io m ■c XI r̂u o CT> CD > mQJU C ID IDoo a m X» CO CO m (D o o XJ■u X. 3D cO m m U o CDE XI L3 1111 independencia entre el efecto producido por la ACTH y el producido por los glucocorticoides ya oue, ade- m ss, la inyeccion de 20 pg del fragmente ACTH A-10 (endocrinologicamente inefectivo para estimular las suprarrenales) es suficientemente eficaz para inhi­ bit la extincidn de respuestas apeti ti vas de forma seme jante a la inhibicidn inducida por la ACTH (Garrud et a l.,197A). Por tant o , en principio parece desprenderse que los mecani smos fisioldgicos hipofiso- suprarrenales involucrados en los patrones del apren­ dizaje instrumental apetitivo son besicamente seme- jantes a los implicados en el aprendizaje instrumen- tal de evitacidn. E. CDMEKTARIO: ACTIVIDAD H IPOF I5D-5UPRARRENAL Y APRENDIZA3E A partir de la revi si dn re f e r i da a t raves de los di f erentes puntos de este apartado (I), se desprende que las hormonas hipofisosuprarrenales juegan un papel particularmente importante en los orocesos del aprendizaje opérante (tanto apetiti­ vo como aversivo). En ambas formas de aprendizaje g # # # ' n i B I - i O T E C A 1112 se observa que la mayor implicacidn hipofisosupra- rrenalacontece durante los procesos de extincidn. La hormona ACTH inhibe la extincidn y los glucocor- ticoides (y progestagenos) la facilitan. La inten- sidad de los efectos hormonales inducidos sobre la extincidn depende de la dosis administrada, adqui- riendo para la ACTH la forma de U invertida (a dosis muy altas se invier te la accidn sobre la extincidn). La accidn de la A C T H , asi como la de los corticoïdes, puede se r especif ica y actuar directamente sobre el si sterne nervioso independientemente de sus po- sibles acciones directes sobre otras hormonas. No se han encontrado diferencias relevantes en la Impli­ cacidn de las hormonas hipofisosuprarrenales a trê­ ves de las dif erentes formas de aprendizaje instru­ mental observadas (aprendizaje de evitacidn activa y pasiva, y aprendizaje apetitivo). Por consiguiente, el mécanisme psiconeuroendocrino involucrado en ta­ ies aprendizaies puede ser basi camente seme jante. La accidn de la ACTH sobre la memoria incrementando la resistencia a le extincidn es efectiva tanto si se administra inmediatamente después de la ad- quisicidn como poco antes de la prueba de retencidn, Esto prueba que la hormona puede estar implicada 1113 no solo en los procesos de recuperacidn de la info rmacidn si no también en los procesos de con- solidacidn. No obstante, algunas eui denci as sena- 1 an que la ACTH esta mas involucrada en los proce- scs de recuperacidn. Memos destacado también que el sistema hipdfiso- suprarrenal se relacione con el denominado ref lejo de orientacidn. La activacidn de este si sterna inhibe la habituacidn. Ademés, existen pruebas con- f i rmativas de que la ACTH puede inhibir la habitua­ cidn por si sola, actuando tal vez de forma especi- f i ce sobre el sistema nervioso central independien­ temente de su accidn sobre las suprarrenales. I I . ACTH Y FRAGflEKTOS AK'ALDGOS La molécula compléta de ACTH esta consti tuida por une cadena de 39 ami noaci dos (f i g . 101). En al- gunos pasajes de 1 apartado anterior (l) hemos an­ ti ci r ado que varies fragmentos de esta molécula, oue no estimulan significativamente las glandulas suprarrenales, inducen sobre el aprendizaje efec­ tos seme jantes a los provocados por la secuenci a 1114 compléta de ACTH. Este fenômeno permitfa comprender oue l a •influencia de la hormona ACTH sobre los pro­ cesos de aprendizaje depende de una accidn especi- fica que ejerce sobre el organisme independientemen­ te de la accidn estimulante que induce sobre la ac­ tividad del e je hipdfiso-suprarrenal. En este apar­ tado (II) V amos a t rat a r de refiejar la incidencia de esto E fragmentos (denominadcs fragmentos (denomi- nados fragmentes "analogos” al ACTH) sobre el apren­ dizaje. Fundamentalmente nos re f e ri remos a la extin­ cidn ya Que existe escasa evidencia de que la admi­ nistracidn de estas sustancias a animales intactes modi f i c oue significativamente los procesos de extin­ cidn. A. BUSQUEDA DE SECUENCIAS ACTIVAS EN LA CADENA DE ACTH Uno de los principales objetivos de 1 estudio con fragmentes de la cadena de ACTH era descubrir la secuenc i a de ami noacidos minima que poses simi­ lares efectos conductales que la cadena compléta, A este respecte, De Uied y colaboradores (T j . B. 1115 Van Wimersma Greidanus; B. Bohus; A. Witter; etc.) han llevado a cabo una serie de investigaciones relevantes en el Rudolf Magnus Institute for Pharmacolooy de Utrecht. De Uied et al. (1972) expusieron oue el polipeptido ACTH 1-10, constituido por los di e z prime ros ami noacidos de la cadena del ACTH (fig. 101), incrementa la resistencia a la ex- tincion de respuestas de evitacidn activa de forma semejante al incremento producido por la molécula compléta de ACTH. Por el contrario, desde el ami no­ aci do que ocupa la posicidn 11 h est a el 39, la se­ cuenci a es conductalmente inactive (Greven y De Uied, 1973). For consiguiente, los di ez primeras ami noacidos son conductalmente (con respecto al a- prendizaje) act i v os y endocrinologicamente inac- tiVOS (practicamente no estimulan la corteza su- prarrenal). Dado que el fragmento ACTH A -10 (Org 01 63) ejerce sobre la extincidn efectos se­ me jantes a los producidoE por la hormona ACTH, y senej antes también a los producidos por otros fragmentes como el ACTH 1-10 o el ACTH 1-24, tanto en condicionamiento de evitacidn (De Uied et al., 1972) como en condicionamiento apetitivo (Garrud 1116 o. IO' CL to 3 c r 1 ( 3 CP u) 1 >> to 1 _ J o □ 1 1 3 O ' 0) CL o 1 CL X CL > - CP E 1 CD o to o u to c c CL o 1 E • CO (D I o t n c c X 1 1 CD > • > . to CO - t D r > CD to ( 3 C3 - 4 ( 3 m Li 1 1 1 a a G . Q o Li CM 0> t— t n to to 1 1 1 O ' O ’ CP CO Li OD Li ^-1 X ID i n I— 1 1 I C J c œ m 0) c t m X X r - X o CL G . CL i n as X J 1 1 1 T 3 c m (D m o to O ' to Cl X X X c n 1 1 1 1 CD CD o 3 3 3 ■ o — t - 4 CD CO a ( 3 C 3 1 3 CJ o 1 1 1 1 o tn to > - X X 03 m r - to o o E E E t [ 1 1 1 1 1 m CP > - > - O ’ X T 3 o r H L i o C 3 ( 3 « to ' t o 1 1 1 o c CL CL CL X I ID Li > - f - 1 - h- CJ CO 1 1 1 1 ' t o 10 CP CP CP o o u L i c u . 3 to 3 X X X - 4 (D r - u CL CL a L 3 _ < m m 1 1 1 1 1 X J m w m 3 CP Li VD to '> . X X X C 3 e l to 1 1 1 1 1 3 3 3 a C u 10 n i n c o 1 3 1 3 ( 3 e t ( 3 m CP 1 1 1 1 1 3 o JJ m > . U (D a 0) >s '—1 m ' t o E E E C 3 t n c 1 1 1 1 1 to L , X m CD to > . X c n CO t n i n t— o o 1 1 1 1 -L> CL a 3 3 c Li tu CM to ID I— O _ J u E 1 1 1 1 3 CP U to 3 o to m Q> 1—4 • H t n c n ( 3 u . 1 ' v 3 » ClV OC « T e n - 1117 to X) (0 E X o c in -H 1—4 tn to o CD O o (0 u c m ■3 o Q- X — X X X X o o D o CD O o o >- > >- >- 1—4 1—1 1—f X (3 C3 C3 (3 CD CD CD G G G G G G G G CP L, G G G X h- G 1- L- »- K •y (3 cn cn CP a- CP CP CP G G CD u G G G X et et e t - h- w X 0) X o D o o O o o —• -y ' Y Y CTi m r - co CM <3 in VD r - <0 X X X X X X X X X X X t— I— 1— 1— 1— t— (— u 13 (3 13 C3 13 13 CD 13 (3 (3 e t c t e t e t e t e t e t e t et x-C m 10 \0 U C CD G O m G r - CP Gm G rou et- j j G CD te U G CD >» 3 C3 CD 1 O C X ' 3 t— CP 13 CD tn œ Q G c ro GE ü 3c QJ CDü CD O tn G ro C CD Q) C G 'O ro uc •Hn CD X G ro G O ro G GC 'O X u X 3 cC E ro G CDO G. CM roO GroEro G Oa G G CD 1118 G ro co -H E u —4 c X0) o X Œ C tn to m 1— D O D C 0) 'O ta ‘H u U C E CM 'CD X Xz (0 ro 1 >. o 10 G (3 1 X G O (0 X G (D 1 C X en O c CD G E KD « 1 O ta 3 X Gm ro G _J >. 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Esta hipotesis sobre la fragmentacion proteolitica de la molécule 31K puede dar una explicacion coherente e algunas ob- servaciones expérimentales como, por ejemplo, que un estresor (descarga eléctrica) produzce elevacion simultanés de ACTH y endorfinas (Rossier et al., 1977); o también, que la administracion de dexame- tasona reduzca los niveles plasmaticos de ACTH y endorfinas, y que la suprarrenalectomia los incre­ ments (Krieger,1976). En ultimo término, no nos extraha la existencia de una prohormona relaciona­ da con la ACTH; existen otros precedentes semejan- tes como el de la proinsulina y la proparathormona. B. LUGARE5 DE ACCION Inicialmente, algunos autores arguyeron que el efecto de las hormonas sobre el aprendizaje se producia porque modificaban el "estado de la mus­ culature" del organismo (la ACTH puede incrementar la amplitud de la contraccion del musculo). Sin embargo, la hipotesis no es sostenible a la luz de 1174 la evidencia experimental, ya que las hormonas no solo inhiben la extincion en condicionamiento de evitacion activa sino también en condicionamiento de evitacion pasiva (en evitacion pasiva no influ- ye el estado de contraccion muscular). Por tanto, es mucho mas logico pensar que las hormonas y/o neuropéptidos intervienen en los procesos de apren­ dizaje Dorque inducen acciones neurotroficas que modifican el estado de circuitos neurologicos cen­ trales especificos. Aunque clasicamente se ha hecho especial én- fasis sobre la implicacion de las estructuras neu- rologicas superiores (cortex) en los mécanismes del aprendizaje, no es menos cierto oue, en los ultimes ahos, se ha trasladado el escenario del aprendizaje hacia las estructuras diencefélicas y Ifmbicas (Pérez,1976). Es de esperar, pues, que los lugares de accion para los neuropéptidos y hormonas hipotélamo-hipof isari as se localicen en estas estructuras. Como veremos a continuacion, esto es lo que parece confirmer la evidencia expe­ rimental. En principle, se han llevado a cabo una serie 1175 de estudios de implantacion o micro-inyeccion en ratas para examinar selectivamente, en condicio­ namiento de evitacion, las areas del cerebro sensi­ bles conductalmente a las sustancias hormonales, Algunos centros pueden ser mas o mènes sensibles, por 10 cuel, la no-respuesta de un centro a una determinada dosis no sionifica pue el centro sea absolutamente insensible al péptido. For esta ra- zon, se han desarrollado estudios de lesion comple- mentarios dirigidos para obtener informacion adicional sobre los lugares especificos de accion (Ven Uimersma Greidanus,198C). Muchos de estos trabajos han sido llevados a cabo con éxito por Van Uimersma Greidanus y colegas (De Uied, Bohus, etc.) en el Rudolf Magnus Institute for Pharmacolo­ gy de Utrecht. Inicialmente se observé, a través de estudics de implantacién de glucocorticoides (Bohus,1970; De Uied et al.,1972), que las regiones mesencefa- lica y diencefalica del cerebro (eminencia media, formacién reticular mesencefalica, area talamica parafascicular, area preéptica) pueden se r lugares de accién para estas hormonas puesto que. 1176 al ser implantadas en estas areas, facilitan eficaz- mente la extincion de respuestas de evitacion. Adi- cionalmente, se ha observado que también facilitan la extincion cuando son implantadas en la region septal (Endroczi y Nyékas,1971). En experimentos de implantacion, se ha observa­ do también oue los lugares de accion para los ACTH-analogos ocupan regiones diencefalicas. Par- ticularmente, la region talamica posterior (nucleo parafascicular, nucleo tectoespinal y nucleo habe- nuler lateral) es una zona efectiva para inhibir la extincion tras le implantacion de ACTH-analogos (Van Uimersma Greidanus y De Uied,1971). Merece la pens sef.alar que se han encontrado efectos semejan­ tes utilizando lisina vasopresina. En consecuencia, la région talémica posterior parece ser una estruc- tura esencial para la accién de la vasopresina y ACTH-anélogos con respecto al aprendizaje de evita- cién. No obstante, fueron necesarios experimentos de lesién para comprobar oue el nucleo perafascicu- lar es esencial sélo para los ACTH-anélogos y no para la vasopresina (las lesiones parafasciculares bloquean el efecto del ACTH 4-lo pero no el de la 1177 vasopresina). (Van Uimersma Greidanus, 198D). A través de experimentos con lesion ha sido posible identificar dos estructuras Ifmbicas (hi- pocampo dorsal y area septal rostral) particular- mente relacionadas con la accion hormonal sobre el aprendizaje de evitacion. Las lesiones bilatérales extensivas en estas regiones bloquean el efecto conductal producido por la administracion de ACTH 6-10 o vasopresina. Ademas, Van Uimersma Greidanus et al. (197°) han referido que las lesiones en el comple- jo amigdalino bloquean igualmente los efectos con­ ductales de la vasopresina y ACTH 6-10. Por tanto, résulta factible pensar que, tanto el ACTH y analo­ gos como la vasopresina y analogos, actuan selec- tivamente sobre estas regiones Ifmbicas en los pro­ cesos de aprendizaje de evitacion. Una vez mas, ve- mos que los centros de accion para la vasopresina y ACTH-anélogos coinciden basicamente. C. TRANSPORTE DE LOS NEUROPEPTIDOS HACIA LOS LUGARES DE ACCION Los neuropéptidos pueden ser fabricados en 1178 la hipdrisis y el cerebro. La vasopiesina, per ejemplc, se sintetiza en los nucleos parauentri- cular y supraoptico del hipotalamo. Aun esi, e1 te- jido nerviOÊO no puede ser e 1 ûnico centre produc- tor de neuropéctidos, puestc que la hipofisoectoiraa détériora dramaticamente la adouisicion y extincidn de respuestas condi ci or.adas. Tuchos de los nejro- péotidos Dueden sintetizarse, por tanto, en 1= hi- pdfisis. 5e han discutido recientemente (De ULed, 1977; Van Uimersma Creidanus et al.,1979a; Vai Ui- mersma Creidanus,I960) las posibles ufas que tueden utilizer los neuropéptidos rara pasar, desde a hi- pdfisis, hacia los lugares de accion. Fuesto que la administracidn sistémica d» neuro­ péptidos es eficaz pare actuar conductalmente sobre el aprendizaje, es posible que una via se a a Grevés de la circulation periférica. Algunas evidenc:as expérimentales sugieren, no obstante, que est; no es una vie apropiada ya que no se ha observadt correlacion, o ésta es baja, entre nivel plesratico de neuropéptidos (por e j., vasopresina) y nivel dt performance durante le extincidn de respuestas con- dicionadas. Dtra posible alternative serra a tra- 1179 vé5 del liquido cefelorraauideo. Sin embargo, la correlation entre concentration de neuropéptidos en liQuido cefalorraouideo y tasa de extincidn tampoco es alta, lo que sugiere cue probablemente esta via no es la mas importante, to cambio, si pa- rece se r mas relevante que la via sistémica perifé­ rica Duesto Que la administracidn intraventricular de neuropéptidos es mucho mas efactiva que le admi­ nistracidn periférica (sistémica) (segdn De Uied, utilizendo inyeccidn intraventricular en lugar de sistémica, se necesita del orden de 2G0-10CD veces menos de ACTH 4-10, aroinina vasopresina, o cresi- namida para inhibir la extincidn de conducts de evi- tacidn activa). Este fendmenc, junto a le evidencia de oue ordineriamente es factible hallar neuropép­ tidos en el liouido cefalorraquideo, senalan que la hipdfisis nuede secretar sustancias directamen- te en este liquide cerebral pars, a partir de esta via, alcanzar los lugares neuroldgicos de accidn. De este modo, los neuropéptidos originados en los Idbulos anterior e intermedio de le hipdfisis, asi como también los originados en el hipotalamo, pueden se r transportados al liquide cefalorraquideo 1100 a trsvGs de diverses vfas. En primer término, algu- nos Estudios morfologicos han senalado la existencis de conexiones entre las células neurosecretoras hi - pofisarias e hipctalami cas y el epéndimo del receso infundibular del tercer ventricule. Les neuropepti­ des hipofisarics podrian entrer al liouido cefelo- rraouideo e través de las cisternas basilares, oue conectan las células hipofisarias productcras de hor- menas con el liouido cefalorraquideo; también, por transporte retrogado e través del tallo hipofisario. Les neuropéptidos hipofisarios pueden pasar también directamente al cerebro por la via sanguines del sisterns porta; en este sentido, se ha postulado la existencis de une microcirculacidn entre las célulsj hipofisarias productoras de hormonas y el cerebro, recibiendo apoyo adicional por el hecho de que el nucleo paraventricular del hipotalamo recibe riego sanguineo procédante de la arteria hipofisaria an­ terior. La escasa correlacidn entre niveles de neuropép­ tidos en liquide cefalorraquideo (particularmente de vasopresina) y resistencia a la extincidn en condi- cionamiento de evitacidn, express que la ruta de 1182 les cetGcolaminas sintetizadas por la médula supra- rrenal (adrenaline, ne radreneli na y dopamina') eue funcionan como hormonas circulantes, vamos a tra- tar ambos g rupos de sustancias siguiendo este mismo criterio, esto es, considéra r, do per una parte las aminas bidgenas ceretraies (neurotransmisores) y, cor otre, las catecolaminas de la médula suprarre- nal (hormonas circulantes). A. A M I N A S e i Q C E N A S C E R E B R A L E S Las amines bidgenas cerebrales actuan como neu­ rotransmisores, lo cual hace suponer que, de algune forma, estan implicedas en los procesos de aprendi- zaje, considerando Due dichos neurotransmisores in- tervienen en la actiuidad neuroldoica desplegada por el sistema nervioso (al menos algunas regiones) durante el aprendizaje. En base a esta hipdtesis, interesa conocer las diferentes formas de inter- vencidn que los neurotransmisores pueden llevar a cabo con respecte al aprendizaje o memoria. For esta razdn, intentaremos examiner los aspectos re­ levantes de diferentes sistemas neurotransmisores 1183 (colinéroico, catecolaminérgicc, y serotoninéroico) 1. Sistema cclinérqico Una de las primeras investigaciones sot re es­ te fenomeno fus llevada e cabo por Rosenzueig y coleoas (Krech, Bennet, Diamond, etc.) en la Uni- uersidad de Berkeley (Rosenzueig et al.,1960; Bennet et al.,1964), con el fin de establecer elçun tipo de correlacion entre medida de acetilco- lina en diferentes regiones cerebrales y nivel de aprendizaje. El nivel de acetilcolina se valord indirectamente a través de la concentracidn de la enzima acetiIccline stcrasa, y el nivel de conducts segun la tasa de adouisicion en una tarea de labe- rinto de aprendizaje complejo. Aunque una de las hipdtesis fondamentales de estos autcres consis- tia en que los sujetos con mejor performance con- ductal deberian exhibir también niveles mas eleva- dos de acetiIcoline sterasa, y por consiguiente de acetilcclina, los resultados tendian a demostrar lo contrario, ya que encontraron una correlacidn positiva entre niveles de aceti1colinesterasa cortical (particularmente midieron el contenido 1184 de acetilcolinesterasa en muestras de tejido ccrres- pondientes a las areas somatosensorial y visual) y numéro de errores en el laberinto. Asf pues, no se cumplid le hipdtesis de que la mayor capacidad para resolver problèmes correlacicnara positivamente con la actividad de acetilcolinesterasa. Estas investigeciones plentean, ne obstante, algunoE problèmes que no controleron adecuadamente los autores. En primer lugar, no esta muy claro Que e1 nivel cerebral de acetilcolinesterasa, enzima que destruye a la acetilcolina, see un reflejo fiel del nivel de acetilcolina, puesto que, entre otras rezones, la acetilcolinesterasa se encuentra en con- centrsciones superiores a las necesarias para destrui; la acetilcolina. Ademâs, la acetilcolinesterasa exis­ te en las células nerviosas pero también en las vias sangufneas y en las neuroglias. For tanto, posible- mente el nivel de acetilcolinesterasa no refie je muy adecuadamente la actividad excitadora de las células nerviosas oue utilizan acetilcolina como agente neurotransmi so r. For otra parte, suponiendo oue la acetilcolinesterasa sea un refiejo baste exacto de la acetilcolina cerebral, résulta Idgico pensar 1185 que pueden existir notables diferencias segun que las medidas oufmicas se establezcan a nivel de si - napsis o en la propia célula nerviosa. Por consi­ guiente, a nuBsto juicio, las investigeciones de Rosenzueig y su grupo plantean mas interrogantes eue soluciones concretes. Si tien la relacion entre acetilcolina y adqui- sicidn es actualmente incierta, no ocurre lo mismp con el problems de la extincidn o memoria. En este sentido, algunos trabajos expérimentales parecen sugerir que la acetilcolina puede estar directamen­ te implicada en los mécanismes mnésicos, pues, la utilizacidn de agentes anticolinesterasa o antico- linergicos ha sido eficaz para modificar los pro­ cesos de la memoria. La administacidn de agentes enticolinesterasa (fisostigmina, diisopropiIfluro- fosfeto) debe producir incremento del nivel sinap- tico de acetilcolina, ya que taies agentes bloquean le accidn anticolinérgica de la acetilcolinestera­ sa. En consecuencia, los efectos observados por la aplicacidn de agentes an tico1ine stera sa deben se r interpretados en términos de incremento de acetilco­ lina sinaptica. La utilizacidn de agentes anticoli- 1186 nesterasa revela oue, dependiendo del tiempo en oue se produzca la administracidn, estas sustancias cueden faciliter o perturbar la memoria (Deutsch, 1971, 1973; Puerto et al.,1976; Stanes y Broun,1975), Asi por ejemplo, en una tarea de evitacidn activa motivada por shock elcctrico en laberinto, si la prueba de retencidn se verifies 14 dias después de la adouisicion, la inyeccidn de diisopropi1f1u- rofosfato inmediatamente antes de la retencidn pro- vocs que ésta see significativamente menor que en los animales (ratas) no tretados; al contrarie, si el ensayc de retencionocur“S 26 cies despues de ia adquisicidn, la diisopropi1f1urofosfato inhibe sig­ nifie a t i vamente la extincidn con relacidn a los ani­ males no tratados (Deutsch,1971,1973). Curiosamente, el nivel de retencidn que exhibieron los animales no tratados 14 dias después de la adouisicidn fue se­ me jante al evidenciado evidenciado el dis 26 en los animales tratados. Estas observaciones indican eue los agentes anticoline steresa facilitan la extincidn cuando se aplican a "medio plazo'* y, en cambio, la inhiben al se r administrados a mes largo plazo. Deutsch sugiere que, a medio plazo, la memoria es 1187 re 1 a t i V a m e n t e buens, Id que implica une actividad coiinergica aun elevada; la administracidn de antico- linesteresa incréments aun mas el nivel de acetilco­ lina interfiriendose con ello la transmisidn sinan- tica. For el contrario, a largo plazo, la memoria es menor y también la actividad colinérgics; la adminis- tracidn de anticolinesterasa restaurarfa este deterio- ro. En consecuencia, desde estas observaciones se pue­ de concluir que la acetilcolina facilita la memoria a largo plazo y, posiblemenle, esta implicada de for­ ma especial en les procesos de recuperacidn de dicha memoria. Los denominados agentes anticolinérgicos (atropina, escopolamine) producen sobre el nivel sinaptico de a- cetilcolina un efecto opuesto al de los anticolines- terasa, esto es, reducen drasticamente la actividad colinérgica. Caso de que fuera necesario un nivel de- terminado de acetilcolina para mantener la memoria a medio o largo plazo, como postulabamos anteriormen- te, la aplicacidn de agentes anticolinérgicos debera interferir sionificativamente con los procesos de memoria. Efectivamente, la inyeccidn de estas sus­ tancias antes de la prueba de retencidn facilita en 1188 todas las circunstancias la extincidn (Deutsch, 1971,1973). Esta evidencia complementa la hipdtesis de que el mantenimiento de la memoria esta relacio- nado con un nivel adecuado de actividad cclindrgica. Adicionalmente, existe u n epoyo complementario a esta hipdtesis por el hecho de oue tambien la me- mor.ia a "corto plazo" esta determinada por la acti­ vidad del sistema colinergico. Los trsbajos inicia- 1 es de Alpern y Marriott (1973), asa como los mas recientes de Stripling y Alpern (1976) y Alnern y Jackson (1978), demustran ine quivocamente a traves de mar.ipu 1 acione£ n= uref armacc j cça ca? our j. b mamo:: = mas labil, o memoria a corto plazo (menos de 3D minu­ tes de duracidn), depende directamente de 1 a activi­ dad de los mecanismos colinérgicos, En su trabajo mas reciente, Alpern y Jackson (1976) han referido que la administracidn de atropina (fig.114), o escopola- mina, inhibe significativamente la retencidn a corto piezo de respuestas de evitacidn activa en pruebas de laberinto, verificandose la prueba de retencidn a los 5 minutos del criterio de adquisicidn. Como puede apreciarse en la figura 114, la alteracidn de otros sistemas neurotransmisores no interfirid 1189 100; 90 n f. 80 70 ? 60 50 ODC |PH£NT0L-I SOTALOL AMINE PCPA F iqura 114. Percents je de respuestas de eleccion co­ rrects 5 min. después del tratamiento con bajes o al- tas dosis de atropina (5 o 20 mg/kg), dieti1ditiocar■ bamato (DDC) (75 o 300 mg/kg), fentolamina (10 o AO mg/kg), sotelol (10 o AC mg/kg), haloperidol (0.5 o 2 mg/kg), p-clorofeni la 1anina (PCPA) (60 o 2AO mg/kg), disolucion salins (control). Se utilizaron rstones como sujetos expérimentales, en condiciona- miento de euitacion activa (laberinto en T) motivado por shock. Segun Alpern y Oackson (1978,p.139). 1190 con la memoria a corto plazo. Por tanto, se podria afirmar oue el sistema colinergico interuiene eficazment.e en los procesos de la memoria a largo y a corto plazo. Con respecte a la memoria a largo plazo, la evidencia existante tiende a sugerir que los sistemas colinérgicos estan especialmente implicados en la recuperacion de la in- Formacion. Con relacion a la memoria a corto plazo, la implicacion se hace notar poroue la aplicacion de agentes anticolinérgicos détériora dramaticamerte este tipo particular de memoria. 2, Sistema catecolaminéroico V a r i o s trabajos histoquimicos han referido la existencia de fibras catecolaminérgicas ori­ gin adas en grupos de cuerpos celulares croducto- res de catecolaminas del tronco cerebral oue di­ rigée su informacion hacia el cerebelo y telencé- falo. Uno de los haces de fibras noradrenérgicas mejor conocido es el haz dorsal noradrenérgico - pue, desde el locus coeruleus, asciende hasta otras fibras celulares (haz medial telencefali- co) oue conectan con las regiones telencefalices. 1191 En algunos informes prévins se ha postulado que existe una estrecha relacion entre las neuronas catecolaminéroicas (neuronas que contienen cate­ colaminas) y los mecanismos centrales de 1 refuer- 20. Los autores que han defendido esta hiootesis se ancvan en varias evidencias expérimentales, for ejemolo, con electrodos implantados en cé­ lulas que contienen dopamine en la region ven­ tral mesencefaiica, se ha observado conducts de autoestimulacion en la rata (Crou,1972). En una segunda linea de evidencia, Crou et al, (1972) observaron conducts de autoestimulacion en ratas con electrodos implantados en el locus coeruleus (en la parte lateral del suelo del cuarto ventri­ cule), esto es, en células oue contienen noradre­ naline. Es mas, la autoestimulacion oue se produ­ ce con electrodos implantados en el locus coeruleus esta acompaPiada por un incremento del turnover de noradrenalina cortical (Anlezark et al.,1975). Estas observaciones sugieren oue el sistema ca­ tecol ami ne rgi co del locus coeruleus transmite a 1- oûn a s T'e c t o de la estimulacion autorreforzada hacia la corteza cerebral y cerebelar. 1192 Con anterioridad a estas observaciones se ha- bia propuesto (Crou,1956; Kety,197P) que el sis­ tema noradrenérgico del locus coeruleus desempe- ha un rol esencial en el estab1ecimiento de los cambios sinapticos que se producen durante el apren­ dizaje ("hipotesis norarireneroica del aprendizaje"). En torno a este hipdtesis se han venido establecien- 00 algunas investigaciones con resultados aun no conclus! VOS. Siguiendo las linees fund am er, tales de estos resultados, vamos a aludir en primer tér­ mino a los procesos de adquisicidn oera, a continue- cidn, aborder los mecanismos relacionados con la extincidn o memoria. a) Adquisicidn Aunque las numerosas observaciones que se han publicedc con respecto a la adquisicidn no son uni­ formes (algunos autores hen fracasado en encontrar une relacidn significative entre actividad cate­ col ami né rgi ca y adquisicidn; por ej., Amaral y Toss, 1975; Roberts et al.,1975) existe un cuerpo de evi­ dencia experimental relativamente firme oue defiende la existencia de una relacidn importante entre la 1193 actividad catecolaminérçica y la tasa de adquisi- cidn. Esta relacidn h a side observada en sujetos a les que se hs interferido la actividad noradrenér- oica por diverses procedimientos fisicoquimices. La utilizacidn de diferentes técnicas (por ej., produccion de lesiones electro1iticas, induccidn de lesiones a través de la neurotoxina selective 6-hidroxidopamine, utilizacidn de inhibidores o bloque.adores noradrenérgicos, etc.) ha permitido observer que la lesidn de las células noradrenér- gicas s nivel del locus coeruleus, y/o del haz dorsal noradrenérgico, produce décrémente de la ta­ sa de adquisicidn en condicionamiento apetitivo (Anlezark et al.,1973), discriminative (Mason e Iversen (1976), de evitacidn activa (Hraschek y Endrdczi,1976), y de evitacidn pasiva (Crou y Uendlandt,1976). Hraschek y Endrdczi (1978) refi- rieron oue la administracidn sistémica o intrace- rebral (en locus coeruleus) de agentes bloqueado- res p-adrenérgicos (GVKI 41099, o Tresicor) inter- fiere la adouisicion de respuestas de evitacidn activa (shuttle box) y apetitivas (aprendizaje de laberinto) pero, en cambio, la aplicacidn de agen- 1194 tes b 10 que ado re s «x-ad renérgi co s ( f enox i be nz ami na ) fueron ineficaces pare producir algûn efecto sig­ nificative sobre la tasa de adquisicidn (fia. 115). El hecho de oue algunos autores ne hayan obtenido resultados similares puede ester motivado Dor la técnica empleada y, particularmente, por la eleccidn de las areas de lesidn o bloqueo de la ac­ tividad noradrenérgica. Insistimos en este aspecto poroue e partir de los trabajos de Gilbert (1975) V Crow et al. (1977) se puede suponer que las fi- bras noradrenérgicas que, desde el locus coeruleus, penetran en la corteza del cerebelo pueden desempe- f.ar algun papel relevante durante los procesos de adouisicidn. For tanto, la hipdtesis noradrenérgica del refuerzD deberia inter f'retarse en términos de actividad noradrenérgica, no sdlo en la corteza ce­ rebral, diencéfalo y sistema limtico, sino también en la corteza del cerebelo. Les investigeciones que no han encontrado resultados confirmatorios de esta hipdtesis pueden explicarse pcrque manipularon ca- si exclusivamente la actividad noradrenérgica del telencéfalo y diencéfalo. Dtro fendmeno que puede se r dramaticamente relevante es el procedimiento (schedule) 1195 A) C*? pertermarxx l»»eiC/=) 30- O corird Q OClLy/ocp -pclXm- (r*7) e) C" perfoftnaner l*vd ('v.J 30 30 O contrd E JOap phtnoxy- bemamint HS. a (n-IS) Figura 115. Efectos en ratas de la administracidn sistémica de T rasicor (A), o de la administracidn i n- tracerebral de fenoxibenzamina (B), sobre las tasas de adquisicidn de respuestas condicionadas en shuttle box. Observese la presencia de efectos significatives con la utilizacidn del agente bloqueador (î-receptor, y le ausencia de estos efectos con el bloqueador û(-receptor. (Segun Hraschek y Endrdczi,1978,pp.274-275) 1196 de condicionamientc empleado pues, como han suge- ririo recientemente Mason y Robbins (1979), el efec­ to de la manipulaciôn noradrenérgica es diferente segun la probabilidad de aparicidn del refuerzo; particularmente, estos autores h an reuelado que la administracidn de 6-hidroxidopamina en el haz dorsal noradrenérgico produce cierta inhibicidn del incre­ mento de la tasa de adquisicidn que induce el cam­ bio de una probabi1idad alta de refuerzo a una pro- babilidad mas baja. Esta inhibicidn es superior cuando la p robabi1i dad de refuerzo es mas baja (por ejemplo, el efecto de la 6-hidroxidopamina es mes évidente cuando, en un programe de refuerzo parcial, se refuerza sdlo el 10 % de las respuestas en lugar del 50 %). La mayorfa de las investigeciones que han in- tentado relacionar la actividad catecc1 aminérgica con el aprrendizaje han interp retado sus resultados en términos noradrenérgicos. En cambio, muy pocos trabajos han mostrado interés por separar el efec­ to selectivo producido por los mecanismos dopaminér- gicos. Algunos autores, no obstante, han intentado 1197 postuler que er condicionamiento de evitacidn activa (shuttle box) es mas relevante el efecto de la do­ pa mina que el de la noradrenalina. La evidencia de que el restablecimiento de la tasa de adquisicidn en shuttle box inducido por DOFA, en animales tra­ tados con reserpina, es parcialmente antagonizada ccn disulfiram (un inhibidor de la enzima dopamina- ft-hidroxilasa),sugiere que la noradrenalina, cuya formacidn desde la dopamina es bloqueada por el di­ sulfiram, es importante para el restablecimiento de de las respuestas condicionadas (Barchas et al.,1972) Puesto que muchas sustancias agonistas o antagonis- tas rie los receptores dopaminerçicos pueden se r también activas en los receptores noradrenérgicos, en la actualidad es dificil y discutible separar drasticamente los efectos conductales de estos sub­ sistâmes apoyandonos en la utilizacidn de estas técnicas fisicoouimicas indirectes. b) Extincidn y memoria La relacidn entre nivel de actividad catecola- minérgica y nivel de retencidn parece se r diferente e la que hemos descrito para la adquisicidn. Numéro- 1198 SOS inuestigadores han informado, desde diferentes modelos de aprendizaje, que la aplicacidn de sustan­ cias inductoras de açonismo, deplecidn o blooueo noradrenérgico es eficaz para inhibir la extincidn en ratas. Asi, le inyeccidn del neurotdxico noradre- nérqico 6-hidroxidopamina en el haz dorsal induce resistencia a la extincidn en modelos de aprendiza­ je tan diferentes como en condicionamiento de evita­ cidn activa de one-way (Ashford y 3ones,1976), con­ dicionamiento apetitivo en runway (Meson e Iversen, 1975), anrendizaje motor asociativo complejo, (Mason e Iversen,1977b), y condicionamiento opérante de presidn de barra (Mason e Iversen,1977a). Ademas, también ha sido observado este efecto, aunque li- geramente atenuado, en condicionamiento opérante de oresidn de barra con schedule intermitente de refuerzo (refuerzo parcial) (Mason y Robbins,1979). Curiosamente, bajo esta modalidad de refuerzo tien­ de a atenuarse el normal incremento de la tasa de respuestas durante la extincidn observado en ratas con deplecidn noradrenérgica en schedule de refuer­ zo continue. Dicho de otra manera, mientras que la deplecidn de noradrenalina cerebral en animales 1199 bajo refuerzo ccntinuo inhibe la adquisicidn y la extincidn, la deplecidn de noradrenalina ba­ jo refuerzo parcial inhibe la adouisicion y la extincidn pero en menor grado (sinoularmente, la inhibicidn de la adquisicidn es superior al modifi­ car la prcbabilidad de refuerzo como ya senalamos anteriormente). Los efectos de la deplecidn de no­ radrenalina sobre la extincidn posiblemcnte habra que interpretar1os en termines de incidencia, no sdlo durante el periodo de extincidn, sino tambien durante el periodo de adquisicidn, Al menos, esto parece desprenderse de los trabajos que hemos co- mentado. En este sentido, es probable que la nora­ drenalina se a capaz de reducir los efectos del re­ fuerzo condiconado. Estas y otras investigaciones sugieren que la actividad cateco1 ami nérgice puede estar directamen­ te implicada en la denominada memoria a medio o largo plazo, considerando que las pruebas de re­ tencidn generalmente se realizaban después de los 30 minutos post-trial. Sin embargo, una informa- cidn mas directa hacia el conocimiento de la im- plicscidn de la noradrenalina cerebral en los me- 1200 canismos de consolidacion y/o recuperacidn de la memoria proviens desde varies trabajos oue han es- tudiado mas selectivamente este fendmeno. En este sentido, algunos informes prévins han referido oue la administracidn central de noradrenalina, inmedia- tamente después de la adouisicidn, puede incremen­ ts r eficazmente la resistencia a la extincidn, fend­ meno observable también tras la administracidn pe­ riférica de anfetaminas (sustancias oue elevan el nivel sinaptico de noradrenalina cerebral) (Evange­ lista e Izquierdo,1971 ; Haycock et al., 1977). Con- trariamente, la administracidn post-adquisicidn de reserpina (reductor de los niveles cerebrales de catecolaminas por interferir en su almacenamiento) 0 dietiIditiocarbamato (inhibidor de la enzima dopamina-p-hidroXi1 asa que transforma la dopami­ na en noradrenalina), sustancias depresoras del ni­ vel de noradrenalina cerebral, tiende a deteriorar la retencidn (Rake, 1973; Hall,1976; Spani soaî977 ) , Estos resultados indican que la mayor actividad noradrenérgica facilite la memoria, lo cual esta- r1 a aparentemente en contradiccion con los trabajos O u e midieron la retencidn en animales con lesiones 1201 en el haz dorsal noradrenérgico. Si n embargo, sun- oue en aquellos trabajos puede existir un efecto importante producido por la deplecidn de noradrena­ lina durante la adquisicidn y transferible a la prue­ ba de retencidn, existen otros argumentos razonables oue impiden admitir tel contradiccidn. Une de estos argumentos es que parecen existir niveles dptimos de actividad noradrenérgica después de la adquisi­ cidn oue facilitan los mecanismos de almacenaje y/o recuperacidn de la memoria, medida ésta, por ejemplc, 2 à ho ras después del periodo de adquisicidn. La existencia de estos niveles dptimos signifies oue, no sdlo los. niveles muy bejos pueden deteriorar la memoria, sino que también los niveles altos son capaces de producir este efecto. En términos mas fa- miliares, este fendmeno es conocido como un efecto representable graficamente en forma de U-invertida. Este efecto comenzd a vislumbrarse ya en experimen- tos con inyeccidn periférica de adrenalins aplicada inmediatamente después de la adouisicidn, constatan- dose que la accidn conductal de este tipo de trata­ miento adquiria la forma de U-invertida (pequenas dosis incrementaban la resistencia a la extincidn, 1202 grandes dosis producian amnesia rétrograda) (Gold et al.,1977). Machos otros aspectos inherentes al diseno experimental pueden contribuir a modificar les efectos esperados. Pues, como han referido recien­ temente Gold y Buskirk (1976), el shock eléctrico (estimulo aversivo utilizado con frecuencia en condi­ cionamiento) produce décrémente de la concentracion cerebral de noradrenalina (posiblemente este décrémen­ te es un teflejo indirecte de su liberacion), siendo esta disminucion proporcional a la intensidad del shock . Sorprendentemente, la administracion perifé­ rica (por ej., subcutanea) de adrenalins también in­ duce depresion en la concentracion cerebral de nora- drenali na. Gold y Buskirk (1978) llevaron a cabo un ambi- cioso estudio en el que intcntaron relacionar la in­ tensidad de 1 shock, el nivel de nerad renalina cere­ bral (en tronco cerebral, mesencéfalo, diencéfalo y telencéfalo) y el nivel de retencidn en ratas con­ dicionadas bajo un modelo de evitacidn pasiva (fig.115) Las conclusiones de este elegante estudio sugieren que la relacidn entre nivel de retencidn (medida 24 horas después del criterio de adquisicidn) y nivel de 1203 100- Low FootshocK Hmh Fool shock E NE □ Lolency O I m g / l i ; + o 0.001 m g 0 . l m g / > g O .S m g/kg Ehl CPI EPI Figure 116» Relacidn entre retencidn y concentre- cidn cerebral de noradrenalina en ratas expuestas a 5 sesiones (Bdfas) de evitacidn pasiva inducida por shock en el pie, y tratadas inmediatamente des­ pues del criterio de adquisicidn con una inyeccidn de subcutanea de 0.001 mg/kg, 0.1 mg/kg o 0.5 mg/kg de adrenaline. La prueba de retencidn fue realizada 2 4 hrs, despues de la adouisicidn. E.je izquierdo: Forçanteje de cambio en la concentracidn de noradre­ nalina cerebral medida 10 min. después de la prueba de retencidn en ratas tratadas con dosis diferentes de noradrenalina o con placebo (saline), comparado con la concentracidn en ratas no tratadas ni entre- nades (no sometidas a shock). E je derecho: Nivel ce retencidn para los mismos animales. Notese la rels- cidn en U-invertida entre las medidas de ambos ejes. (Adeptado de Gold y Van Buskirk,1976,p.517). 1204 c o n c e n t r a c i ô n d e n o r a d r e n a l i n e c e r e b r a l a d o p t s l a F o r m a d e U - i n v / e r t i d a . T a n t o l a i n t e n s i d e d d e l s h o c k c o m o l a d o s i s d e a d r e n a l i n e p e r i f e r i c a e d m i n i s t r a d a c o n t r i b u y e n a m o d u l a r l o s c a m b i o s e n d d p e n o s de c o n ­ c e n t r a c i d n d e n o r e d r e n e l i n a e n c e r e b r o . Co mo p u e d e a o r e c i a r s e e n l a f i g u r e 1 1 6 , e s p o s i b l e p r e d e c i r e l n i v e l d e r e t e n c i d n c o n o c i e n d o p r e v i a m e n t e e l d e c o n - c e n t r a c i d n c e r e b r a l d e n o r a d r e n a l i n e . 5 a j o l a s c o n - d i c i o n e s d e b a j a d e s c a r n a e l e c t r i c s , l o s a n i m a l e s e n t r e n a d o s y t r a t a d o s c o n p l a c e b o o O . C D l m g / k g d e a d r e n a l i n s n o e x h i b i e r o n c a m b i o s e n l a c o n c e n - t r a c i d n d e n o r a d r e n a l i n e c e r e b r a l c o n r e l a c i d n a l o s a n i m a l e s n o t r a t a d o s ( n o i n y e c t a d o s ) y n o e n t r e n a d o s ( n o s o m e t i d o s a s h o c k s ) . L o s a n i m a l e s c u e r e c i b i e r o n 0 . 1 m g / k g d e a d r e n a l i n e y b a j o s h o c k m o s t r a r o n u n d e - c r e m e n t o d e n o r a d r e n a l i n e d e l o r d e n d e l 3 0 % y , t a m b i é n , e l m e j o r n i u e l de r e t e n c i d n . N o t e s e q u e l o s a n i m a l e s s o m e t i d o s a s h o c k e l e v a d o , y n c t r a t a d o s , e x h i b i e r o n u n p a t r o n s e m e j a n t e a e s t e , c o n n i u e l e s t a m b i é n a l t o s e n p e r f o r m a n c e d e r e t e n c i d n . Como s e v e , t a n t o e l e s t i m u l o i n c o n d i c i o n a d o a v e r s i v o c o m o l a a d m i n i s t r a c i o n d e a d r e a n l i n a p e r i f e r i c a c o n t r i - b u v e n a d e o r i m i r e l n i v / e l c e r e b r a l d e n o r a d r e n a l i n e . 1205 E n c o n s e c u e n c i a , c i e r t a d e p l e c i o n d e l n i v a l d e c o n ­ c e n t r a c i o n c e r e b r a l d e n o r a d r e n a l i n e p a r e c e o u e f a - v o r e c e l a r e t e n c i d n y , e n c a m b i o , u n a d e p l e c i o n m u y a c u s a d a o mu y b a j a l a d i s m i n u y e . L a s e v i d e n c i a s p u e a q u i Me mo s p r e s e n t a d o p o n e n d e m a n i f i e s t o q u e e l s i s t e m a c a t e c o l a m i n é r q i c o e s t é i m p l i c a d o e n l o s p r o c e s o s d e c o n s o l i d a c i o n d e I s m e - m o r i a a m e d i o o l a r g o p l a z o . P e r o , ^ e s t a e s t e s i s - t e m a r e l a c i o n a d o d i r e c t a m e n t e c o n l a m e m o r i a a c o r - t o p l a z o ? A e s t e r e s p e c t e , l a s c o n c l u s i o n e s d e A l p e r n y J a c k s o n ( 1 9 7 8 ) s u g i e r e n o u e n o e x i s t e u n a r e l a c i d n s e m e j a n t e a l a o b s e r v a d a p a r e l a m e m o r i a a l a r g o p l a ­ z o . P u e s , c o m o b a n i n f o r m a d o e s t o s a u t o r e s , l a a d m i - n i s t r a c i d n d e f e n t o l a m i n a ( a g e n t e b l o q u e a d o r « 4 - a d r e - n e r g i c o ) , s o t a l o l ( a g e n t e b l o q u e a d o r ( ? - a d r e n é r g i c o ) , d i e t i l d i t i o c a r b a m a t o ( i n h i b i d o r d e l a e n z i m a d o p a m i - n a - ( 3 - h i d r o x i I s s a ) , o d e h a l o p e r i d o l ( a g e n t e b l o q u e a ­ d o r d o p a m i n é r g i C O ) f u e i n e f i c a z p a r a m o d i f i c a r l a m e ­ m o r i a a c o r t o p l a z o ( v e r f i g . 1 1 4 ) . 3 . S i s t e m a s e r o t o n i n é r o i c o I n i c i a l m e n t e , W o o l l e y y V a n d e r H o e v e n ( 1 9 6 5 ) p r o p u s i e r o n l a h i p d t e s i s d e o u e l a h a b i l i d a d p a ­ 1206 r e en r e n d e r v a r i a i n v e r s a m e n t e c o n l a c o n c e n t r a - c i o n y t u r n o v e r c e r e b r a l de s e r o t o n i n a , C s t a h i p d ­ t e s i s s e f u n d a m e n t a b a , s e o u n e s t o s a u t o r e s , e n l a e v i d e n c i a d e o u e l a d i s m i n u c i d n d e s e r o t o n i n a ( ' 5 - h i d r o x i t r i p t a m i n a ) c e r e b r a l f a c i l i t a l a a d o u l - s i c i o n d e d i f e r e n t e s t i o o s d e a p r e n d i z a j e y , e l c o n t r a r i o , e l i n c r e m e n t o de s e r o t o n i n a i n t e r f i e r e n e g a t i V a m e n t e e n l a t a s a d e a d q u i s i c i d n . P o s t e r i o r - m e n t e , e s t o s p o s t u l a d o s h a n s i d o c o n f i r m a d o s c o n i n ­ v e s t i g a c i o n e s a d i c i o n a l e s d o n d e s e h a m a n i p u l a d o e x n e r i m e n t a l m e n t e , a t r a v e s d e d i f e r e n t e s t d c n i c a s , e l n i v e l y t u r n o v e r d e s e r o t o n i n a c e r e b r a l . P o r u n e p a r t e , s e o b s e r v e q u e l a u t i l i z a c i d n d e d e c r e - s o r e s s e r o t o n i n é r o i c o s c o m o , p o r e j e m p l o , l a i n y e c c i d n d e p - c 1 o r o f e n i 1 a 1 a n i n a ( i n h i b i d o r s e l e c t i v e d e l a s i n - t e s i s d e s e r o t o n i n a , p o r i n h i b i c i d n de l a e n z i m a t r i p t d f a n o h i d r o x i l a s a q u e t r a n s f o r m a e l t r i o t d - f a n o e n 5 - h i d r o x i t r i p t o f a n o ) o l a l e s i d n d e c é l u - 1 e s q u e c o n t i e n e n g r a n c a n t i d a d d e s e r o t o n i n a c o ­ mo l a s d e l s i s t e m a d e l r a f e , f a c i l i t a n s i g n i f i c a - t i v a m e n t e e n a n i m a l e s e x p é r i m e n t a l e s l a a d q u i s i c i d n d e r e s p u e s t a s c o n d i c i o n a d a s e n d i f e r e n t e s t i p o s d e e p r e n d i z a j e s ( T e n e n , 1 9 6 7 ; L o r e n s , 1 9 7 3 ; e t c . ) . P o r 1207 otra parte, se obserud también cue el incremento experimental de la actividad se rotoninérgica , co­ mo el producido por la inyeccidn intracerebral de serotonina, o per la administracion de 5-hidroxitri£ tdfeno (precursor immediate de la serotonina), suele provocer inhibicidn en la adquisicidn de respuestas condicionadas (Essman,1973). Parece ser, por tanto, oue la hipdtesis inicial de Woolley y Van d e r Heaven (1955) posee un apoyo experimental respeta- b 1 e . C o n p o s t e r i o r i d a d a e s t o s a r g u m e n t e s , s e h a e s p e c u l a d o q u e e s t a h i p d t e s i s , a u n q u e v a l i d a e n t e r ­ m i n e s g é n é r a l e s , e s s u s c e p t i b l e de a l g u n a s r e v i s i o - n e s r e l e v a n t e s . P a r t i c u l a r m e n t e , h a n s i d o o b s e r v a - d o s a l g u n o s r e s u l t a d o s e x p é r i m e n t a l e s q u e n o c o n - c u e r d a n r i g u r o s a m e n t e c o n e s t a h i p d t e s i s , P o r e j e m ­ p l o , e 1 a i s l a m i e n t o s o c i a l p r o v o c a , e n e l r a t d n , d e c r e m e n t o c e r e b r a l d e s e r o t o n i n a y d i s m i n u c i d n d e l a h a b i l i d a d p a r a a d q u i r i r r e s p u e s t a s c o n d i c i o n a d a s ( D a v i d e t a l . , 1 9 7 6 ) . A d e m a s , m i e n t r a s q u e e n l o s a n i m a l e s a i s l a d o s t a n t o l a p - c 1 o r o f e n i 1 a l a n i n a c o m o l a l e s i d n d e l a s c é l u l a s d e l r a f e F a c i l i t a n l a a d q u i s i c i d n d e r e s p u e s t a s d e e v i t a c i d n a c t i v a , e n 1208 l o s a n i m a l e s a g r u n a d o s l a l e s i o n de l a s c é l u l a s d e l r a f e m e j o r a l i g e r a m e n t e l a a d q u i s i c i d n p e r c l a p - c 1 o r o f e n i l a l a n i n a l a d é t é r i o r a ( V e l c e l l i e t a l . , 1 9 7 6 ) . E s E v i d e n t e , o o r t a n t o , q u e l a h i p d t e s i s d e W o o l l e y y V a n de r H o e v e n a d m i t e i m p o r t a n t e s m a t i - z a c i o n e s d e t e r m i n e d a s p o r a m b o s m o d e l o s e x p é r i m e n ­ t a l e s , e l d e a i s l a m i e n t o y e l d e a g r u p a m i e n t o . If a s r e c i e n t e m e n t e , s e h a v e n i d o p o s t u l a n d o l a n e c e s i d a d d e a g r e g a r u n n u e v o f a c t o r , l a r a z a , o e r s i n t e n t e r i n t e r o r e t a r a l g u n o s d e l o s r e s u l t a d o s o a r a d d j i c o s e v i d e n c i a d o s e n d i f e r e n t e s i n v e s t i g a c i o - n é s . E s t e f a c t o r h a s i d o c o n s i d e r a d o i m p o r t a n t e p o r ­ q u e e x i s t e e v i d e n c i a d e l a e x i s t e n c i a d e g r a n d e s d i - f e r e n c i a s e n a p r e n d i z a j e e n t r e d i f e r e n t e s r a z a s de u n a m i s m a e s p e c i e , p o r e j e m p l o e n e l r a t o n , a s r c o ­ mo t a m b i é n d e l a d i f e r e n t e r e a c c i d n a l a m a n i p u l a - c i o n e x p e r i m e n t a l d e l a a c t i v i d a d s e r o t o n i n é r g i c a . De e s t e m o d o , V a l z e l l i y P a w l o w s k i ( 1 9 7 9 ) h a n r e f e - r i d o q u e e l e f e c t o d e l a p - c l o r o f e n i l a l a n i n a s o b r e l a a d q u i s i c i d n e n s h u t t l e b o x e s e v i d e n c i a b l e e n u n a r a z a d e r a t o n e s ( a l b i n o s u i z o ) p e r o n o e n o t r a ( e l D B A ) . I n c l u s o , d e n t r o d e l a r a z a de r a t o n e s a l ­ b i n o s , l a p - c l o r o f e n i l a l a n i n a p r o d u c e e f e c t o s d i f e - 1209 r e n t e s s e g u n q u e I d s e n i m a l e s e s t e n a i s l a d o s o a g r u - D s d o s ( f i g . 1 1 7 ) , Como p u e d e v e r s e e n l e f i g u r a , e n l o s a i s l a d o s l a i n y e c c i d n i n t r a p e r i t o n e a l d e p - c l o r £ f e n i l a l a n i n a f u e e f i c a z p a r a f a c i l i t e r l a e x t i n c i d n u n i c a m e n t e a d o s i s d e I D O m g / k g , l e c u e l e s t a r i a e n c o n t r e d i c c i d n c o n e l p o s t u l a d o d e l a h i p d t e s i s d e W o o l l e y y V a n d e r H o e v e n e u e d e f i e n d e u n a r e l a c i d n p r o p o r c i o n a l i n v e r s a e n t r e n i v e l d e s e r o t o n i n a c e r e ­ b r a l y t a s a d e a d q u i s i c i d n . I n t e r e s a n t e m e n t e , e n e s ­ t a i n v e s t i g a c i d n d e V a l z e l l i y P a u l o u s k i , l o s a u t o ­ r e s o b s e r v a r o n q u e l e p - c l o r o f e n i l a l a n i n a i n d u j o u n a d e o r e s i o n d e s e r o t o n i n a c e r e b r a l s e m e j a n t e e n l o s a g r u p a d o s y e n l o s a i s l a d o s ; a p e s a r d e e l l o , s o l o e n e s t o s u l t i m e s se p r o d u j o f a c i l i t a c i d n d e l a a d q u i s i c i d n . E s t a o b s e r v a c i d n h a s i d o i n t e r p r e t a d a e n t e r m i n e s d e q u e l a p - c l o r o f e n i l a l a n i n a p a r e c e i n - f l u e n c i a r l a h a b i l i d a d d e a d q u i s i c i d n d e a p r e n d i z a ­ j e d e p e n d i e n d o m a s d e l e s t a d o e m o c i o n a l b a s a i de l o s a n i m a l e s q u e d e l a m o d i f i c a c i d n d e s e r o t o n i n a . L o s a n i m a l e s a i s l a d o s g e n e r e l m e n t e e x h i b e n u n n i v e l de e m o c i o n a b i 1 i d a d ma s e l e v a d o q u e l o s a g r u p a d o s . T a m b i é n , s e h a n c o n s t a t a d o c o r r t e l a c i o n e s p o s i t i v a s e n t r e e m o c i o n a b i l i d a d e n t e s t s d e c a m o o a b i e r t o 1210 60-,60-, SO­ SO- 30- N u m w r of sessions F j q u r s 1 1 7 . E f e c t o s p r o d u c i d o s p o r d i f e r e n t e s d o s i s de P - c l o r o f e n i l a l a n i n a ( P C P P ) ( m g / k c i n t r e p e r i t o n e a l m e n t e , d i e r i o s d u r a n t e 5 d i e s c o n s e c u t i u o s ) s o b r e l e a d g u i s i c i d n de r e s p u e s ­ t a s c o n d j c i o n a d a s d e e v i t a c i d n a c t i v e ( s h u t t l e b o x ) en r s t o n e s s u i z o s a l b i n o s a i s l a d o s ( l ) o a g r u p a d a d o s ( G ) . S = a n i m a l e s c o n t r o l i n y e c t a ­ d o s c o n p l a c e b o . ( * ) = p i O . 0 5 . ( S e o u n V a l z e l l i y F a u ' l o u s k i , 1 9 7 9 , p . 1 2 3 ) . 1211 y n i v e l c e r e b r a l d e s e r o t o n i n a . F o r t a n t o , 1 s d e - j p i e c i o n d e s e r o t o n i n a c e r e b r a l p u e d e s e r e f i c a z p a ­ r a f a c i l i t e r l a a d q u i s i c i ô n e n l o s a n i m a l e s a i s l a ­ d o s p o r o u e r e d u c e l e e l e v a d a e m o c i o n a b i 1 i d a d q u e e x h i b e n e s t o s a n i m a l e s , r e d u c i e n d o c o n e l l o l a i n - c i d e n c i c d e r e s p u e s t a s e m o c i o n a l e s n e g a t i v a s q u e p e r - t u r b a n e l a p r e n d i z a j e ( c o m o , p o r e j . , e l b l o o u e o e m o c i o n a l ) . A l g u n o s e s t u d i o s s o b r e me mo r i a y a c t i v i d a d s e - r o t o n i n é r g i c a , a u n q u e m e n o s n u m e r o s o s y s i s t e m a t i - c o s q u e l o s v e r i f i c a d o s s o b r e a d q u i s i c i ô n , t i e n d e n a d e f e n d e r q u e e x i s t e u n a r e l a c i o n o p u e s t a e n t r e s e ­ r o t o n i n a y r e t e n c i o n , p u e s t o q u e l a a d m i n i s t r a c i o n d e s e r o t o n i n a o 5 - h i d r o x i t r i p t o f a n o i n h i b e n l a r e - s i s t e n c i a a l a e x t i n c i o n ( E s s m a n , 1 9 7 3 ) . E n c a m b i o , e n u n t r a b a j o r e c i e n t e ( A l p e r n y J a c k s o n , 1 9 7 8 ) s e h a i n f o r m a d o q u e l a u t i l i z a c i o n d e p - c 1 o r o f e n i l a l a n i n a ( a d m i n i s t r a d a i n t r a p e r i t o n e a l m e n t e ) n o m o ­ d i f i e s l a m e m o r i a a c o r t o p l a z o ( m e n o s d e 3 0 m i n u ­ t e s ) , s u g i r i e n d o s e c o n e l l o q u e l a a c t i v i d a d s e r o t o - n i n e r g i c a p u e d e e s t e r i m p l i c a d a e n l a m e m o r i a a m é ­ d i a n e o l a r g o p l a z o p e r o n o e n l a m e m o r i a a c o r t o p l a z o . 1212 B . C A T E C O L A r I K A S OE LA ME DU L A SUPRARREf . AL En p r i n c i p l e , g e n e r a l m s n t e s e h a p u e s t o ma s i n t e r e s a l a a c c i o n d e l a a m i n a s b i o o e n s s n e u r o - t r a n s m i s o r e s , o u e o p e r a n a n i v e l d e s i s t e m a n e r - v i o s o , q u e a l a a c c i o n d e l a s h o r m o n e s s i n t e t i z a - d a s y l i b e r a d a s p o r l a m e d u l a s u p r a r r e n a l , c u e s c - t u a n c o m o h o r m o n a s c i r c u l a n t e s . H i p o t e t i c a m e n t e h a - b l a n d o , r é s u l t a s u g e r e n t e p e n s e r q u e e s t a s h o r m o ­ n a s e s t é n i n u o l u c r a d a s e n l o s p r o c e s o s d e a p r e n d i ­ z a j e c o n s i d e r a n d o q u e c o n s t i t u y e n u n o d e l o s e j e s f o n d a m e n t a l e s d e I s a c t i v i d a d s i m p a t i c a d e l o r g a ­ n i s m e . P a r t i c u l a r m e n t e , s e p o d r i a s o s p e c h s r q u e l a a c t i v i d a d d e l s i s t e m a s i m p a t i c c , y p o r t a n t o d e l a m e d u l a s u p r a r r e n a l , e s u n f a c t o r c r i t i c o p a r a l a a d - q u i s i c i o n y / o e x t i n c i d n d e r e s p u e s t a s c o n d i c i o n a d e s a v e r s i v a s . A c t u s l m e n t e , e x i s t e i n f o r m a c i d n s o l i d s q u e p e r ­ m i t s m a n t e n e r c i e n t i f i c a m e n t e e s t e s p r e s u p u e s t o s . E s t a i n f o r m a c i d n p r o v i e n s d e i n v e s t i g a c i o n e s q u e h e n m a n i p u l a d o l a a c t i v i d a d p e r i f e r i c a d e c s t e c o - l a m i n a s , b i e n p e r i n t e r v e n c i d n q u i r d r g i c a s o b r e l a m e d u l a s u p r a r r e n a l ( m e d u l o s u p r a r r e n a l e c t o m i a ) , o b i e n 1213 n o r m e d i o de l a a d m i n i s t r a c i o n e x o g e n a d e c a t e c o l a - m i n a s . C l p r i m e r a s p e c t o f u e c o n s t a t a d o p o r L e v i n e y S c l i d a y ( 1 9 6 7 ) e n d o s e x p é r i m e n t e s ( f i g . 1 1 8 ) v e ­ r i f i c a d o s c o n r a t a s m e d u l o s u p r a r r e n a l e c t o m i z a d a s . S e g u n e l e s t u d i o d e L e v i n e y S o l i d a y , a u n o u e s o l o e n u n e x p e r i m e n t o o b t u v i e r o n d i f e r e n c i a s s i g n i f i ­ c a t i v e s , l o s r e s u l t a d o s m u e s t r a n d i f e r e n c i a s e n t r e l o s s u j e t o s i n t a c t o s y l o s s u j e t o s t r a t a d o s , i n d i c a n d o - s e c o n e l l o l a n e c e s i d a d f i s i o l o g i c a d e l a s c a t e c o - 1 a m i n a s m e d u l e r e s p a r a o b t e n e r u n p e r f o r m a n c e a d e - c u a d o e n c o n d i c i o n a m i e n t o d e e v i t a c i d n . L a a d m i n i s t r a c i o n e x d g e n a d e a d r e n a l i n e h a p e r - m i t i d o c o n o c e r a l g u n o s a s p e c t o s m a s e s p e c i f i c o s d e t a l e s i m p l i c a c i o n e s . P r e v i a m e n t e , K o s m a n y G e r a r d ( 1 9 5 5 ) h a b i a n v i s t o e n r a t a s q u e l a a d m i n i s t r a c i o n s u b c u t a n e a d e d o s i s e l e v a d a s d e a d r e n a l i n a ( 0 . 6 m g / l O C g m ) , i n t e r f é r a s n e g a t i v a m e n t e s o b r e l a a d q u i ­ s i c i d n d e r e s n u e s t a s c o n d i c i o n a d a s e n s h u t t l e b o x . L a u t i l i z a c i d n d e d o s i s md s b a j a s ( p o r e j . , d e l o r ­ d e n d e 0 . 1 0 - 0 . 5 0 ) p r o d u c f a e f e c t o s n o s i g n i f i c a t i - v o s ( M o y e r y B u n n e l l , 1 9 5 8 ; L a t e n é y S c h a c h t e r , 1 9 6 7 ) . S i n e m b a r g o , a d o s i s a u n m a s b a j a s ( p o r e j . , 0 . 0 1 2 5 ) , s e h a o b s e r v a d o o u e l a a d m i n i s t r a c i d n s u b c u t a n e a 1214 lOO 90 80 111 7 0 î:5 50 u40 “ 30 20 10 .DM, / / 15 30 45 60 75 90 TRIALS F i g u r e 1 1 6 . P c r c e n t e j e s m e d i o s d e r e s r u e s t n s c c n - d i c : o n a d a s ( s h u t t l e b o x ) d u r a n t e l a a d c u i s i c i o n , e n r a t a s c o n s u p r e s i o n o u i r u r g i c e d e l a m e d u l a s u p r a r r e n a l ( O F ) y e n r a t a s i n t a c t e s ( C ) . L a s c u r ­ v e s s u p e r i o r e s , o u e c o r r e s p o n d e n a l e x p e r i m e n t o 2 , d i e r o n r e s u l t a d o s s i g n i f i c a t i v e s e s t a d i s t i c a - m e n t e . ( A d a p t a d c d e L e v i n e y S o l i d e y , 1 9 6 7 , c , 2 1 D ) . 1215 d e a d r e n a l i n s f a c i l i t a s i g n i f i c a t i v a m e n t e l a a d q u i ­ s i c i d n d e c c n d u c t a s d e e v i t a c i d n a c t i v a ( L a t a n e y S c h a c h t e r , 1 9 6 7 ) ( f i g . 1 1 9 ) . C o n s i d e r a n d o t o d a s e s t a s o b s e r v a c i o n e s e n c o n j u n t o , s e o b t i e n s l a c o n c l u s i o n de e u e l a r e l a c i d n e n t r e a d r e n a l i n a v t a s a d e a d q u i s i ­ c i d n e s c u r v i l f n e a , a d o p t a n d o l a f o r m a d e U - i n v e r t i d a , A p e o u e h a s d o s i s , t a l v e z d e b i d o a l a e x i s t e n c i a d e u n e r e l a c i d n o o s i t i v a e n t r e a d r e n a l i n a y c o n d u c t a d e m i e - d o , l a a d r e n a l i n a p o t e n c i a l a a d q u i s i c i d n d e r e s p u e s ­ t a s c o n d i c i o n a d a s ; a g r a n d e s d o s i s , t e l v e z d e b i d o a l a i n d u c c i d n d e l e t a r g o y d e b i l i t a c i d n g e n e r a l d e l o r o a n i s m o , l a a d r e n a l i n a d i f i c u l t a d i c h a a d q u i s i c i d n . De a q u i s e p u e d e s u g e r i r , d e n u e v o , q u e l a c o n d u c t s d e e v i t a c i d n e x i g e n i v e l e s d p t i m o s d e a c t i v i d a d s i m - c a t i c a , p o r e n c i m s o p a r d e b a j o d e e s t o s n i v e l e s e l e f e c t o e s n e g a t i v e . C o n r e s p e c t e a l a m e m o r i a , a l g u n o s i n f o r m e s s e - R a l a n q u e t a m b i é n a q u i p u e d e e s t a r i n v o l u c r a d a l a a d r e n a l i n a p e r i f é r i c e . A d m i n i s t r a n d o a d r e n a l i n a ( p o r e j . , s u b c u t a n e a m e n t e ) i n m e d i a t a m e n t e d e s p u é s d e l a a d q u i s i c i d n d e c o n d i c i o n a m i e n t o de e v i t a c i d n p a s i v a i n d u c i d o p o r s h o c k , s e h a c o m p r o b a d o q u e l o s e f e c t o s s o b r e l a m e m o r i a a m e d i o o l a r o o p l a z o s o n 1216 r--' F i g u r a 119. P o r c e n t s j e d e a d q u i s i c i ô n d e r e s p u e s ­ t a s c o n d i c i o n a d a s e n s h u t t l e b c x , e n t r è s g r u g e s d e r a t a s t r a t a d a s s u b c u t a n e a m e n t e c o n d o s i s c i ­ t a s d e a d r e n a l i n a ( s t r o n g a d r e n a l i n = 0 . 2 5 - 0 . 5 0 m g / l O O o m ) , c o n d o s i s b a j a s ( u e a k a d r e n a l i n = 0 . 0 1 2 5 m g / l D D g m ) , o c o n p l a c e b o . L a s p r u e b a s d e a d q u i s i c i ô n s e i n i c i a r o n 5 5 m i n . d e s p u é s de l e i n y e c c i ô n . ( A d a p t a d o d e L e t a n é y S c h a c h t e r , 1 9 6 7 , p . 2 1 8 ) . 1217 d i f e r e n t e s s e g u n l a d o s i s a d m i n i s t r a d a : a ) a g r a n d e s d o s i s i n d u c e n a m n e s i a r é t r o g r a d a ; b ) a p e g u e n a s d o ­ s i s f a c i l i t a n l a r e t e n c i o n s i l a i n t e n s i d a d d e l s h o c k a d m i n i s t r a d o d u r a n t e l a a d q u i s i c i ô n f u e d é - b i l , y l e i n h i b e n s i l a i n t e n s i d a d d e l s h o c k f u e e l e u a d a ( f i g . 1 2 0 ) ( G o l d e t a l . , 1 9 7 7 ; G o l d y E u s k i r k , 1 9 7 8 ) . De n u e v o v e m c s o u e , t a m b i é n e n e l c a s o d e l a m e m o r i a , l a r e l a c i o n e n t r e e l n i v e l d e a d r e n a ­ l i n a y e 1 c o n d u c t a l a d o p t a l a f o r m a d e U - i n v e r t i d a , G o l d y B u s k i r k ( 1 9 7 8 ) o b s e r v a r o n q u e l a a d m i n i s t r a - c i c n p e r i f é r i c e d e a d r e n a l i n a p r o v o c a d e p r e s i ô n c e n ­ t r a l d e n o r a d r e n a l i n e . Como h e m o s s e f a l a d o e n a p a r - t a d o s s n t e r i o r e s , c i e r t o g r a d o d e d e p r e s i ô n c e r e ­ b r a l d e n o r a d r e n a l i n e c o r r e l a c i o n a c o n u n s b u e n a r e t e n c i ô n ( f i g . 1 1 6 ) ; e s t o n o s s u o i e r e q u e , p o s i b l e - m e n t e , e l e f e c t o d e l a a d r e n a l i n a p e r i f é r i c a s o b r e l a m e m o r i a s e d e b e a u n a s c c i ô n d e p r e s o r a s o b r e e l n i ­ v e l c e n t r a l de n o r a d r e n a l i n a . L o s m e c a n i s m o s p o r l o s q u e l a a d r e n a l i n a p e r i f é r i c a p u e d e m o d i f i c a r l o s s i s t e m a s c e n t r a l e s n o r a d r e n é r g i c o s a u n n o e s - t a n c l a r o s , p u e s t o q u e d i f i c i l m e n t e p u e d e a t r a v e - s a r l a b a r r e r a h e m e t o e n c e f a l i c a . S i n e m b a r g o , sa p u e d e a c t u e r s o b r e e l s i s t e m a n e r v i o s o , b i e n m o d i - 1218 LOW rOOTSMOCK 10.7 mo, 0 0 **c> (2.0 ma, 0 4»«) 500 K ZOO Î3II too SAL 0 .0 0 0.1 0.5 SAL 0.1 EPINEPHWNE DOSE (mg/kg) F i n u r a 1 2 0 . C F e c t o s d e l a a d m i n i s t r a c i o n s u b c u t a ­ n e a p o s t - t r i a l d e a d r e n a l i n a s o b r e l a r e t e n c i o n d e r e s p u e s t a s d e r e s p u e s t a s d e e u i t a c i b n p a s i v a . L a p r u e b a d e r e t e n c i o n s e r e a l i z ô 2ù h r s . d e s n u é s d e l a a d q u i s i c i ô n . N o t e s e : 1 G ) l a i n y e c c i d n d e s ­ p u é s d e l b a j o s h o c k a u m e n t d o e m p e o r d l a r e t e n c i d n d a n d o l u o e r a u n a r e l a c i d n d e U - i n v e r t i d a e n t r e d o s i s y r e s p u e s t a ; 2 9 ) l a m i s m a d o s i s d e a d r e n a l i ­ n a ( D . 1 m g / k g ) i n c r e m e n t o l a r e t e n c i o n d e l e n s a y o c o n b a j o s h o c k y d e t e r i o r d l a r e t e n c i d n d e l e n s a y o c o n a l t o s h o c k . ( ♦ ) = p ^ C . 0 5 ) . ( A d a p t a d o d e G o l d y V/an B u s k i r k , 1 9 7 E , p . 5 1 3 ) . 1219 ficando la actividad de otras hormonas, o bien al- teranco la circulacidn cerebral. Alternat!vamente, no es descartable que la adrenaline periférica ac- tue select!vamente sobre ciertos receptores centrales A 51 pues, vamos que la adrenalina periférica puede desempehar un papal re 1 ativamente relevante en la memoria a medio o largo plazo, por Id que, se- g'jn la evidencia experimental actual, parece que es­ té relacionada con los procesos de consolidacion o almacenaje de la informacidn. C. COPltN'TAR] 0: AP'INAS BIOGGKAS Y AP RG N'D I Z A Las aminas bidgenas, tanto las centrales (neu- rotransmiso res) como las perifericas (catecolaminas médulo-suprarrenales), estan implicadas en los dos procesos basicos del aprendizaje, la adquisicidn y la extincidn. Con resoecto a la adquisicidn , las evidencias expérimentales indican que los me- canismos cerebrales involucrados en tal aspecto pueden exigir un nivel determinado de actividad csteco1 ami nérgica, serotoniné rgica y, posiblemen- te también colinerqica. La implicacidn del sistema 1220 cateco1 aminérgiCO esta mucho mas clara que la de los otros sistemas y , generelmente, la deplecion de dicho sistema,induce cierto deterioro de la a d ­ quisicidn de respuestas condicionadas aversivas y apetitivas. Con relacidn al sistema serotoniner- gico, aunoue exis’en algunos dates paradojicos, parece que en general se mejora la tasa de adqui­ sicidn de conductes de evitacidn cuando se produ­ ce experimentalmente cierto grado de deplecidn del nivel cerebral de serotonina. No obstante, algunos factores como el tipo de aprendizaje, la técnica y grado de deplecidn empleados, las dife- rencias genéticas, y el ai si amiento-agrup amiento, contribuyen a reafirmar que la relacidn entre se­ rotonina y adquisicidn no es uniteria. El sistema colinérgico, aunque puede estar relacionado con la adquisicidn, posee una relacidn menos estable que la observada en los otros dos sistemas. Finalmente, la adrenalina periférica puede faciliter la adqui­ sicidn bajo incrementos débiles de esta sustancia; incrementos elevados o muy altos no modifican o de- terioran, respectivamente, la tasa de adquisicidn. Con relacidn a la extincidn-memoria, existe 1221 evidencia suficiente para afirmar que ambos siste­ mas (catecolami nérgico, serotoninerqico y colinér­ gico), incluidas las catecolaminas periféricas, son necesarios en algun grado pare el almacenamientc, consolidacidn y/o recuperacidn de la informacidn a largo o médiane plazo. Para el sistema colinér­ gico, la relacidn es diferente segun el patrdn tem­ poral: el incremento central de acetilcolina inmedia- tamente antes de la retencidn facilita la extincidn cuando la prueba de retencidn se realiza a los 14 dies, y la inhibe cuando la prueba se verifies a los 28 dias. Esto indica que la acetilcolina pue­ de estar relacionada con los procesos de recupera- cidn de la memoria y , por tanto, due tal recupera- cidn exige un nivel determinado de actividad cen­ tral colinérgica. La relacidn entre sistema cate- colaminérgico y memoria a mediano o largo plazo toma la forma curvilfnea de U-invertida: cierto grado de depresiôn de noradrenalina cerebral, du­ rante la adquisicidn o inmediatamente después de la adquisicidn, facilita la memoria. Una depresidn post-adquisicidn muy elevada, o nula, de noradrena­ lina cerebral ejerce efectos negativos sobre la me- 1222 moria. Por tanto, la noradrenaline cerebral puede juoar un papel importante en la consolidacidn de la memoria a mediano y/o largo plazo. En este t i- PO de memoria también el sistema s e rotoninérgico parece estar involucrado, si bien les conclusiones son aqui menos consistent es; pero, en general, pa­ rece que la depresidn serotoninérgica facilita li­ geramente la memoria, pudiendo ester relacionada la serotonina con los procesos de almacenamiento a mediano y largo plazo. La adrenalina periférica evidencia, con relacidn a la memoria, una interaccidn curvilfnea en forma de U-invertida; administrada a ba­ jas dosis después de la adquisicidn facilita la re­ tencidn, a dosis elevadas la inhibe. Posiblemente, estos efectos de la adrenalina sistémica estan pro- ducidos a través de una accidn sobre el sistema ner­ vioso central inhibiendo el nivel central de nora­ drenaline . Hemos visto que la memoria a corto plazo exige la participacidn del sistema colinérgico, pero no la de los otros sistemas de neurotransmisidn, Esto demuestra que, posiblemente, los mecanismos centra­ les involucrados en esta forma de memoria son dife- 1223 rentes s los mecanismos relacionados con la memoria a largo plazo, ya que en esta, la alteracidn de cual- quiera de los très sistemas modifies también el nivel de retencion. VII. HORrONAS SEXUflLES En humanos, las diferencias conductales entre ambos sexos no se reducen meramente a la conducta sexual y otros comportamientos emocionales (agre- sicn, afectiVidad,e t c .) , sino que también parecen ester inciuidos los nrocesos cogritivos superiores (Maccoby y 2ack1i n ,1974), siendo posiblemente una razdn hormonal le que determine fundamentalmente estas diferencias (5andfn,1980). L'tilizando anima­ les como sujetos expérimentales, se ha venido ob- servando en los ûltimos ahos la existencia de no­ tables diferencias en aprendizaje entre machos y hembras. Las diferencias han sido evidenciadas en ratas en formes diferentes de aprendizaje como, por ejemolo, en condici onamiento de evitacidn activa de dos sentidos (tou-uay) (Levine y Broadhurst, 1953), en condicionamiento de evitacidn pasiva 1224 (üenti y Epstein,1962), en aprendizaje discrimina- tiuo (Seckuith et al.,1977), èn aprendizaje de la- berinto (Tryon,1931), en aprendizaje de aversion al sebor (teste aversion) (Chambers,1975), y en aprendizaje de refuarzo parcial (Beatty,1973; Ca­ rre bl e s , 1 95C ) . La interpretacidn de estas diferen­ cias sexuales observadas en animales expérimentales deberfa tener uns explicacidn hormonal o , por lo menos, esto pare ser lo mas Idgico en. base a eue Existen notables diferencias neuroendocrinas entre ambos sexos. Por tanto, puesto bue en general las hormonas sexuales pueden contrôler la concocta a través de dos modalidades fondamentales de i n- cidencie sobre el sistema nervioso, diferenciando tempranamente les estructuras neurales y activando estas estructuras durante la vida adulta, résulta razonable predecir eue la accidn de las hormones sexuales sobre el aprendizaje debe operar esencial- mente a uno de estes dos niveles de actuacidn, o ouizas a ambos, el crganizador y el activador. 1225 A. EFECTOS CRGANIZADDRES Posiblemente el dimorFismo sexuel del cerebro (cap.5), inducido por la presencia o ausencia tern- crana de androoenos, const:ye el factor crucial dé­ terminante de las diferencias sexuales observadas en aprendizaje. En condicionamiento de evitacidn activa,no se han constatado no se han constatado diferencias sexuales sdlidas en el performance de respuestas de evitacidn de un sentido (one-way ) , ni tempoco bajo el condicionamiento de respuestas en el modèle de opérante libre de Sidman. En cam­ bio, se han encontrado diferencias mes consisten- tes en condicionamiento de dotie sentido, siendo oeneralmente la hembra, durante el dia pero no du­ rante le nocha, la oue adouiere mas repidamente el criterio de condicionamiento y le eue extinoue mas lentamente.(Beatty,1979). Aunque todavia existen escesos trabajos que expliquer, la mayor resistencia a la extincidn de la hembra desde la "hipdtesis or- genizadora", al contrario, las diferencias sexual- les en adquisicidn parecen estar motivadas fundamen­ talmente por los cambios cerebrales inducidos en el 1226 macho por la presencia perinatal de androoenos. Una de las majores pruebas de esta hipdtesis es que ia rata macho (xv) adopta el patrdn femerinc de adquisi­ cidn en evitacidn activa (two-way) si es sometida a un tratsmiento combinedo de administracidn prena­ tal del antiandrogeno acetato de cicrctercna y cas- tracidn neonatal (Scouten et a l.,1975). Como discuti- mos en el capitule 5, este tipo de tratamiento peri­ natal (pre- y neonatal) impide el desarrcllo de le diferenciacidn del cerebro masculine. Complementeria- mente, cuando la hembra (XX), tratada neonatalmente con propionato de testosterona, es castraoa e inyec- teda con andrdgenos durante su estado adulte, desarro- lia un patrdn conductal semejante al masculine, ad- quiriendo la tasa del criterio de adquisicidn mas lentamente que las hembras intactes no tratadas (Beetty,1979). En consecuencia, vemos que la inver- sidn de la linea de d i fe r e n d a c i d n sexual del cere­ bro conduce a una inversidn sexual de la conducta de adquisicidn, siendo esta inversidn conductal similar y consecuente s la alteracidn del dimorfismo cere­ bral. Gray (1971) habia sugerido que les diferencias sexuales en conducta de evitacidn se debian a las 1227 diferencias sexuales observadas en etnccionabilidad (mledo) en tests de camoo abierto (ver car.7), sin embargo, no se ha podido encontrar correlacion en­ tre conducta de evitacidn y nivel de defecacidn en pruebas de campo abierto. Ademés, no se ha de­ mos t r ado que lahemtraærenda mas raridamente que el m a­ cho conductes de evitacidn activa durante la noche. La rata Membre a p. rende mejor durante el dia que du­ rante la noche; el macho no exhibe diferencias dia- noche. finalmente, las ratas hembra defecan en el tes! de campo abierto de forma semejante durante el dia que durante la n o c fie (Beatty,1579). for tanto, la prediccidn de Cray no parece ser plenamente consis­ tante con estas observaciones expérimentales. Por tanto, las diferencias conductales en este tipo de aprendizaje pueden deberse a otros procesos, tel vez cognitivos, y no meramente al dimorfismo en emo- cionabilidad. Ln aprendizaje con refuerzo parcial o diferen- ci al (differential reinforcement learning, DRL), la rata hembra en general también aprende mas ra­ mas rapidamente que el macho (Beatty,1973), si b i e n pueden existir algunas razas donde no se obser- 1220 wen diferencias. louai oue en euitacion activa, la rata hembra obtiens el criterio de adouisicion con mayor rapidez durante el dia mientras eue, por el contrario, el macho adopta un patron tônico no evidenciando este oiclo conductal dia-noche. Cu- riosamente, parece que estas diferencias no estan claramenle determinadas oor les hormonas sexuales, Duestro eue la castracion neonatal o adulta del ma­ cho no modifies esta patron de dimorfismo conductal (Beatty,1979). Sin embargo, en e1 inicial trabajo de Beatty (1973) se obtuvo alguna luz para la compren- sion del papel de los estrogenos en estas diferen­ cias. Como informé este autor, les ratas ovarioecto- mizadas no obtenian, en la prueba de adquisiciôn, mejor perf ormance que los machos, for tanto, las hormonas sexuales parecen estar relacionadas con el aprendizaje bajo refuerzo diferencial a través de un proceso de activacion, mes que por medic de un proceso de organizacion. En otros tipos de aprendizaje como, de evita- cién pasiva, aversion al sabor, di sc rimi nati vo y de laberinto, el macho suele superar sistematicamente a la hembra, aprendiendo antes y olvidando mas len- 1229 tamente. Muchas de las inuestioaciones d u s sostienen este hipotesis general esten recogidas en le recien- te revision de Beatty (1979). Cn el aprendiraje de aversion el sabor, a si como tambien en el de evita- cion oasiva, aun no estan cleras las implicaciones organizadores be lashormonas oonadeles. Bn cambio, en el aprendizaje complejo de laberinto o en el arrendizaje discriminative, aunque las Ifneas actua­ ls s de conoclmiento no son conclusivas, el efecto diferencial parece estar determinado esencialmente por el efecto organizarior de les androgenos (Joseph et al.,1976; Beatty,1979). Aunque algunos autores ban interpretado cue la hembre aprende peer porque posee un nivel de exploracion y de actividad mas elevadosque el macho, lo cual le hace cometer mas errores, las evidencies mas consistantes tienden a sugerir que, en aprendizaje discriminative y de la- berintos, las diferencias son secondaries al dimor- fismo sexual observado sistematicamente para los procesos espaciales. Las ratas macho suelen ser mas efectivas que las hembras en la realizacion de ta­ rées que implican aspectos espaciales (Olton y Samuel son, 1976 ; ; este dimorfismo se observa tarn- 1230 bien en el se r humsno. For consiguiente, es de supo- ner que tanto el aprendizaje discriminative como el de laberinto, que exigen la quests en practica de las habilidades visuales y espaciales, sea desarrollado mas eficazmente por los sujetos con mayor predisposi- cidn especial. Las diferencias sexuales de aprendi- zajes en tareas espaciales indican cue la adcuisicion y la retencion, en seres humanos, es superior en el varon (Maccoby y Jact• •> •! •« •) l< te 9S ?« Fjpura 141. Cambios en el contenido individual y to­ tal de Acidos grasos ali F Ati cos (copulinas) a partir de secreciones vaginales obtenidas en periodos suce- sivos de tres dias durante el ciclo sexual en 4 7 mu- jeres. Cl area subrayaria del orafico superior indica el incremento de acidos distintos al acetico durante los dias que preceden a la ovulacion. N = numéro de muestras en periodos sucesivos de 3 dies durante el ciclo. (Segun Michael et al.,1975,p.157). 1516 tituir un indicative de que dichas sustancias poseen un efecto especifico relacionado con la facilitacion de la comunicacion heterosexual ya que, por otra par- te, la etapa de maxima concentracion de copulinas suele coincidir con la etapa de maxima actividad sexual de la mujer (ver cap.6). Una custion importante consistirfa en abocdar el problema desde el punto de vista de las diferencias individueles relacionadas con la produce!on de copu­ linas, por une parte, y con la frecuencia sexual, por otra. Seqûn Michael et al. (1975), existen mujeres "productoras", que son las oue secretan cantidades elevadas de copulinas, y mujeres "no productoras",ca- racterizadas estas por exhibir niveles muy bajos. Las diferencias entre productoras y no productoras son todavia mas amplias, por ejemplo, las no productoras no exhiben el ritmo mensuel de secreciôn de copuli­ nas caracteristico en las productoras y, por otra parte, les no productoras practicamente solo secretan acido acético en contraste con la riqueza cu'alfcetiva de las productoras (estas secretaban, ademas, propanoico, butanoico,met!Ibutanoico, metilpropanoico, y metil- pentanoico). Si bien no se ha comparado la conduc­ ta sexual entre unas y otras, existen algunos datos 1517 adicionales suge rente s de que puede existir cierta relaciôn. Por ejemplo, las mujeres que toman pflrio- ras anticonceptivas poseen un patron secretor similar al observado en las mujeres no productoras (escasa cantidad de copulinas, excluyendo al acético, y ausen­ cia de un ritmo mensuel secretor de copulinas) (Fig. 142). Como ouiera que las mujeres que toman anticon- ceptivos orales (hormonales) tienden a excitar en me­ ner grado al varon,e incluso a la Frigidez (Huffer et al.,1970), es posible oue este efecto se deba par- cialmente a la suoresiôn de copulinas vaginales. Desde luego el ser humano, en comparacion con otros mamfferos, oosee mayor grade de inrieterminaciôn biolôgica y una superior capacidad para anular y ad- quirir respuestas eondicionadas. La influencia de las feromonas sobre la conducta sexual es altamente dé­ terminante en otros mamfferos. En el ser humano es menos déterminante pero no por ello irrelevante. Las feromonas pueden de sampeM a r un papel importante en la sexualidad humana actuando como senales esti- muladoras, a veces imperceptibles conscientemente (subliminales), sobre todo en los momentos de exci­ tacion sexual y comunicacion intima entre la pareja. La complejidad del desarrollo psicosexual humano es 1516 V* 1(1 II .►IL* CVClt* f*»l PAYS or CYCLE rîQura 142. Cambio en el contenido de secreciones vaginales (copulinas) de Acidos distintos al acético. Se compara a las mujeres que usaron anticonceptivos orales ("pill cycles) con las que no usaron estas sus­ tancias ("non-pi 11" cycles). Las muestras se tomaron su- cesivamente cada tres dias del ciclo. Las mujeres que tomaban pildoras no mostraron evidencia alguna de rit- micidad. N = numéro de muestras en mujeres con ciclos normales; n = numéro de muestras en mujeres que usaron anticonceptivos orales. Las barras verticales represen- tan el error tipico de las médias. (Segun Michael et al.,1975,p.159). 1519 la que probablemente produce efectos unicos en la respuesta adulta no vistos en otros mamiferos. Incluso el Nombre mas instruido tiene que dejar que su nariz décida por él en momentos de amor. Para al­ guna gente esto es conscientemente verdad, para otras, solo lo es inconscientemente (Comfort,1974,p.3B7). La comunicacion oral-genital, que en algunas culturas es tabû pero que se encuentra muy extendide entre los mamiferos incluyendo los primates antropoides, es im­ portante para mantener y activer la excitacion sexual de la pareja (Beach y Ford,1969). Cl olor sexual, emitido por las regiones génitales de la pareja e incrementado durante los momentos de excitacion se­ xuel, f o r zosamente debe desempeMar algun papel en estas relaciones. Ademâs, si como ha constatado Keverne (1977), el Nombre puede distinguir las va- riaciones olfativas que se producen en las secrecio­ nes de la mona rhesus durante el ciclo sexual de este, es admisible sugerir Pue debe ser capaz de distinguir- las también en la mujer. La percepcion de estas varie- ciones puede darse en algunos Nombres a niveles no conscientes. Las seRales sexuales procedentes de las feromonfs posiblemente invaden de forma Imperceptible muchas df 1520 las conductes sociales humanas. Por ejemplo, existe evidencia experimental de que tanto las copulinas vaginales (Acidos alifaticos) como el androstenol (Bf^-l6-androsten-3ot-o 1 ) (esta ultima sustancia se en­ cuentra en la orina del varon en dobles p roporci ones que en la de la mujer) interactuan con respuestas eli- citadas por procesos cognitivos y afectivos; el tipo de este interacciôn parece ser sexual-dependiente (Cowley et al.,1977). Por otra parte, se ha suqerido que las feromonas pueden actuar como sincronizadores sociales. A este respecto, McClintock (1971) informé sobre la sincronizecion del ciclo femenino en mujeres que Vivian en una misma habitacion; en este sentido, la si neronizacion del ciclo menstrual se interprets como un efecto reciproco de las feromonas femeninas. De otro ledo, es posible que las feromonas masculines jueguen un papel importante en la sincroni zacion del ciclo sexual de la mujer, particularmente cuando exis­ ten relaciones habituales intimas como las que se es­ tablecen entre marido y mujer. Este fenémeno se ha observado experimentalmente en animales y sugiere que las feromonas masculines son necesarias, sobre todo en roedores, para que los ciclos de les hembras sean re- gulares (Leshner,1978). For tanto, la posibilidad de 1521 que las feromonas actuen como sincronizadores sociales puêde reflejerse también por su accion sineronizadore sobre patrones fisiologicos. V. CONDUCTA MATERNA Cn la mayor parte de los mamiferos, la conducta materna esta regulada por un intercambio olfstivo en­ tre madré e hijo. Cn estudios expérimentales con ra­ tas, se ha constatado que la supresion de los bulbos olfatorios de la madré provoca un a ausencia absolu­ te de cuidados maternos.(Bronson,1974). Ademas, se ha observado que les madrés anésmicas se convierten en canibeles con respecto a sus crias (Gandelman et al., .1972.) . No postante, la aparicion del canibalismo re- fleja notables diferencias entre los propios roedores pues, mientras que es reletivamente frecuente en el raton, en cambio es muy extraMo que aparezca en la rata en condiciones naturales. Cn general, parece existir acuerdo de que las madrés, en un elevado numéro de mamiferos, reconocen a sus hijos a tra- VBS de las feromonas de éstos. Cn las relaciones entre la madré y las crias, ocupa un lugar importante la denominada "feromona ma- 1522 terns". La feromona materna posee un fuerte efecto de atraccion hacia las crias en los mamiferos, de tal modo que si rue para mantener la cohesion entre la madré y los hijos durante el periodo de dependen- cie materna (Stoddart,1974), Les crias tienden a pre- ferir el olor de su madré que el de otras hembras (Léon,1977). De esta manera, la feromona materna sir- v/e para que la madré puede mantener unidas a las crias Incluso, para potenciar este efecto, la madré imprég­ na el nido con la propia feromona (Gregory y Pfaff, 1971) demarcando un territorio en el oue se moveran las crias. La émision de feromona materna esta, en cierto modo, controlada por la estimulacion (tactil, ultra­ sonics, etc.) procedente de las crias, ya eue el con­ tacte de las crias con la madré facilita que ésta li­ béré sustancias feromonales. Por este motivo, se ha pensado que la feromona materna debe estar condiciona- da y ser dependiente de algun mecanismo endocrino. A este respecte, la hormona antehipofisari a prolacti- na parece ser responsable de la secreciôn de feromonas maternas (Shaar y Clemens,1972). La feromona mater­ na se considéra dependiente de la existencia de al­ tos niveles de orolactina en la madré. Como sabemos, 1523 diversDS estimulos que comprenden desde la presencia visual de las crias hasta la comunicacion tactil (por ejemplo, mediente la succion de leche) son efi­ caces para estimular la secreciôn de prolactina. La feromona materna puede ser unicamente un olor arbitrario que se asocia a aspectos positives y pla- centeros relacionados con la presencia de la madre y elicitando une respuesta de ap rox imaci on. Esta hi - potesis esta apoyada en el hecho de oue un olor arti­ ficial puede provocar un efecto similar sobre las crias en ausencia del propio olor materno, si es asociado con la presencia de la madre (Leon,1977). Parece pro­ bable, por tanto, que el olor materno edquiere pro- riedades afectivas con respecto a las crias mediante un proceso de condicionamiento. Existen pruebas de due el efecto de las feromo­ nas maternas no se reduce a mantener la cohesion de la prole con la madre. En general, los efectos parecei bastante complejos ya que se proyectan sobre la vida social futurs de las crias, incluyendose patrones de conducta sexual y relaciones afectivas. En este sent.- do, las feromonas actuarian a modo de impronta olfa- tiva. Estos efectos se han observado en mamiferos tai diferentes como el raton, rata, conejo, gato, y hasta 1524 en primates (Redican y Kaplan,1978). Aun cuando se ha sugerido oue e1 significado afectivo del olor ma­ terno es aprendido, existe evidencia de que las crias, cuyss madrés fueron tratadas regularmente con olores sintéticos, eran después incapaces de establecer re­ laciones sociales de proximidad. En estudios con infan­ tes humanos, se ha observado que los neonatos expresan intensas respuestas de evitacion si los pezones de las madrés son tratados con productos olorosos sintéticos como, por ejemplo, con colonia (Petô,1936). Otra ob- servacion curiosa es que los animales tratados neona- talmente con olores sintiéticos tienden a acercsrse en mener grado a los estimuHos animales naturales, en comparacion con el acerc%miento observado en los ani­ males no tratados (Redic%n y Kaplan,1978). La implica- cion exacte de todas est%s observaciones sobre la con- sistencia e importancia ye la comunicacion feromonal entre madre e hijo, en e^ ser humano, es aün descono- cina; s i n embargo, todo barece indicar que este tipo de comunicacion puede se^ importante para la future vida del niMo. 1525 V/I . CONDUCTA AGRCSIVA La interaccion entre feromonas y conducta agonfs- tica puede ser observada a traves de las siguientes lineas de evidencia: a) en la agresion entre machos, b) a traves de las feromonas femeninas inhibidoras de la agresion masculine, y c) mediante el efecto de po­ sibles feromonas inhibidoras secretadas por individuos infantiles. Veamos pues estos tres aspectos. A. AGRESION ENTRE MACHOS Tanto Stoddart (1974), que realize una revision sobre la intervencion feromonal en la agresion de los roedores, como Epple (1974) que lo hace con los prima­ tes, asi como la monografia sobre la psicobiologia de de la agresion eleborada por Moyer (1976), estan de acuerdo en que la agresion, en los mamiferos, esta mo- dulada por factores feromonales en estrecha colabora- cion con la influencia de las hormonas sexuales. La agresion entre machos generalmente se refiere desde el marco de la dominancia social. Parece ser que las feromonas masculines estimulan la propia agresion en­ tre los mamiferos. Existe correlacion entre nivel de agresi vidad, dominancia social y frecuencia de seMali- 1526 zaciones espaciales de tipo olFativo (Epple,1976); se observa que la mayor Frecuencia de seMalizacion feromonal empleada por los machos dominantes sirve oara fijer y mantener el estatus dominante de los mis* mos. La presencia de un macho extranjero provoca acti* vacion de la conducta de demarcaciôn (seRalizacion je* rarouica) olfativa en los machos dominantes pero no en los subordinados. La argumentacion mas generaliza- za indica que la activacion de la mutua agresion en­ tre machos se debe a la existencia de un factor fero­ monal dependiente de los niveles de testosterone. Esta dependencia del sistema endocrino ha sido postu- lada en base a que los machos intactes son mas agre­ si vos contra los machos normales que contra los gona- doectomizados, o también, porque los machos intactes se convierten en agresivos contra los gonadoectomiza- dos inyectados con testosterone. Ademas, se conocen una serie de hecho como los siguientes: a) los machos andsmicos no reaccionan ante la presencia olfativa de otros machos intactes, b) la orina de machos intac­ tes facilita la agresion entre machos intactes, y c) la impregnaciôn de hembras y machos castrados con ori­ na de machos intactes estimula la agresion de los ma­ chos intactes. (Ropartz,1967; Mugford y Nouel1,1970). 1527 E n c o n j u n t o , t o d o s e s t o s h e c h o s d e m u e s t r a n q u e , e n l o s r o e d o r e s , l a a g r e s i o n h a b i t u a i e n t r e m a c h o s ( v e r c a p . 8 ) e s a c t i v a d a p o r f a c t o r e s f e r o m o n a l e s p r o c e d e n t e s d e l o s m a c h o s i n t a c t o s . L a h i p d t e i s de C o m f o r t ( 1 9 7 4 ) d e q u e d u r a n t e l a e t a p a e d i p i c a e x i s t e e n e l n i M o u n a m a y o r s e n s i b i l i d à d h a c i a l a s f e r o m o n a s p a t e r n a s y , p o r o t r a p a r t e , o u e l a a g r e s i o n p a d r e - h i j o y m a d r e - h i j a e s e s t i m p l a d a p o r f e r o m o n a s q u e f a c i l i t s n d i c h a a g r e s i d n , e x i g e a u n e l e n o y o d e i n v e s t i g a c i o n e s c o n t r o l a d a s q u e d e b e n s e r p u e s - t a s e n p r â c t i c a . S i n e m b a r g o , l a p r o p i a E p p l e ( 1 9 7 4 ) h a s u g e r i d o q u e , a u n c u e e n m e n o r g r a d o q u e e n t r e l o s m a c h o s , e n t r e l o s p r i m a t e s h e m b r a t a m b i é n e x i s t e a g r e ­ s i d n p r o d u c i d a p o r l a r e c i p r o c a e s t i m u l a c i d n o l f a t i v a , c o n e l c o n s e c u e n t e e s t a b l e c i m i e n t o d e o r g a n i z a c i o n e s j e r a r q u i c a s . B . FEROMONAS F E M E N I N A S I N H I B I D O R A S M u c h o s e t d l o g o s s e h an m a r a v i l l a d o d e q u e , e n g e ­ n e r a l , d e n t r o d e u n a m i s m a e s p e c i e n o e x i s t a a g r e s i d n e n t r e a m b o s s e x o s . Se h a e x o l i c a d o e s t e f e n d m e n o d e s d e e l p u n t o d e v i s t a a d a p t i v o - e v o l u t i v o y r e f e r i d o a l a s u p e r v i v e n c i a de l a e s p e c i e . Se p u e d e o f r e c e r m a t e r i a l 1528 adicional hacia la comprensidn de los mecanismos que operan en la inhibicidn de la agresidn a partir de ob- seruaciones sobre efectos de la feromonas, Veamos al­ gunos hechos: a) la orina del ratdn hembra inhibe la agresidn entre parejas "de ratones macho cuando se aplica a uno de ambos (Mugford y Nowell,1970), y b) la orina del ratdn hembra posee un factor olfativo que inhibe la agresidn del ratdn macho (Dixon y Mackintosh, 1971). Estos hechos, asi como otros seme jantes, nos han obligado a pensar que las hembras se defienden de los ataques de los machos, siempre mas agresivos, en virtud de tales sustancias quimicas. Se ha especulado sobre el origen de estas sustan­ cias femeninas feromonales inhibidoras. Algunos han sostenido que no dependen de la actividad ovarica de la hembra puesto que los machos no muestran mayor agresidn hacia las hembras ovarioectomizadas que hacia las intactes (Mugford y Nowell,1971). En aoo- yo de esta hipdtesis se ha senalado que la hembra in­ hibe la agresidn del macho en un grado seme jante du­ rante cualquier etapa del ciclo sexual. Con respec­ to a estas especulaciones, Haag et al. (1974,p.177) han referido lo siguiente: Los estrdgenos ovaricos juegan un rol importante con respecto a las propieda- 1529 des de la orina inhibidoras de la agresion. La ova- ribectomia, élimina la fuente primaria de estrogenos, también reduce las propiedades que posee la orina par; inhibir la agresion. La restitucidn de estrdgeno (pert no de progesterone) restablece las propiedades inhi­ bidoras sobre le agresion. La orina procédante de ratones y ratas ov/a ri oectomi z ados fracasô en inhibir la agresion. También, en apoyo de la existencia de un roi activo inhibidor de la agresion y rrocedente de los estrogenos ouaricos, esta e1 descenso de la agre­ sion causado por estradiol, estrona y estriol, ambos en estado puro. En este momento, no pretendemos aplicar estos resultados a la conducta humana, entre otras cosas, porquG para ello se precisan investigaciones especf- ficas en este campo, Sin embargo queremos referir uns obseruacion interesante. Los ratones macho, al ser impreçnados de orina procédante de mujeres jdve- nes normales, inhibfan la agresion de sus compaMe- ros agresivos machos a la ve3 que ellos mismos eran, igualmente, menos agresivos; en cambio, si la orina procedxa de mujeres que tomeban anticonceptivos es- teroideos o de mujeres menopâusicas, no se inhibia If agresion inter-machos, Las posibles implicaciones 1530 de esta obseruacion todavia no las conocemos. C. POSIBLES FEROmONAS INFANTILES ÎNHIEIDORAS Realmente, se ha documentado muy poco la existen­ cia de feromonas infantiles que sirvan para protéger a estes animales indefensos de la agresion de otros animales adultes. Si, como indicabamqs arriba, la superior agresion del macho se ve compensada por mé­ canismes inhibidores feromonales procédantes de la hembra, ^no pueden poseer los animales en desarrollo algun mécanisme olfativo que les defienda de eventua- les ataquBs de otros animales adultes mas pederoses? Uamos a referirnos exclusivamente a una pequeha obser­ uacion de Lorenz (1971,p.138): Existe un " ...mécanis­ me inhibidor que impide infaliblemente a los perros adultes de todas las razas europeas morder en serio perrillos de siete u ocho meses de edad. Entre los pe­ rros esquimales de Groenlandia, esta inhibicion es mas débil y se limita, como observé Timbergen, a los pe­ rros Jovenes de su propia jaurfa, y no a los de las otras. Es posible que asi suceda también con los lo- bos. Lo que no es fâcil de explicerse es en qué re- conocen estos animales a los jovenes de su especie. 1531 En todo caso, el tamaho no tiene ninguna importancia. Un foxterrier adulto, oue es muy pequeRo pero de mali- simo genio, es tan amable y de agresividad tan inhibi- da con un San Bernardo joven pero enorme, que le mo­ lesta terriblemente con sus inuitaciones al juego, co­ me con un perrillo igualmente jouen de su misma raza. Los caractères esenciales inhibidores estan probable- mente en el comportamiento del perrillo jouen, y quiz; también por su olor. Nos sugiere esto ultimo el modo que tiene el jouen de casi diriamos pedir a 1 adulto un examen olfativo: en cuanto la proximidad de un adulto le parece peligrosa se echa de espaldas y pre­ sents su vientre todavfa sin pelos de jovenzuelo pe- rruno al otro, expeliendo ademas un par de gotas de cri- na, que el adulto olfatea rapidamente” . La existencia de un factor feromonal de una indole semejante, en el ser humano, habra que demostrarla si es que existe. Por lo pronto, la etologfa nos ha ensenado que en algunos mamiferos se supone su exis­ tencia con bastante looica. VII. TERRITDRIALIDAD. ESPACIDS PERS0NALE5 Y GRUPALES 1532 VII. TERRITDRIALIDAD. LSFACI05 PLR50NALE5 Y GRUPALES Alounss ciencias de la conducts,como la Antropo- logia y la Etologia, hacen actualmente especial hin- capie en las relaciones que establecen los animales con el espacio (ver a este respecto Esser,197l). Fun­ dament almente , ha movido a tales ciencias en esta di- reccion el hacho de que los animales, incluyendo al hombre, se reserven espacios individuales o grupales oue utilizan para diverses propositos (comer, dormir, criar, beber, almacenar alimentes, élaborer rituales, etc.). Desde este punto de vista, Hediger (1961,p.36) entiende por territorio unicamente la porcion de es­ pacio que es defendido por la unidad de ocupacion individual o social (clan, manada, etc.) y que tiene unas proporciones definidas (dentro de unos limites tipicos de la especie) asi como una estructura inter­ na especifica. Es decir, la terri tori alidad viene da­ da por el dominio de un espacio. Ademas, defiende Dose Luis Garcia, los etologos hablan de animales territoriales para indicar aquellas especies oue defienden un espacio (Garcia,1976,p .27). Este autor ha sugerido que e1 concepto de territorio animal es susceptible de dos reviones importantes: a) Al- 1533 gunos animales no defienden su territorio puesto que nadie los ataca, y esto no signifies que no sean te­ rritoriales; por consiguiente, a la idea de dominio y defensa de un espacio hay que afladir la de exclusi - uidad. b) En la terri tori alidad existen dos nivelas distintos, uno ecologico (espacio) y otro psicolo- oio o etologico (comportamiento: dominio, defensa, exclusividad) (p.28). El problème de le territorialidad referido al ser humano se complice, tanto por la inexi stencia de pau- tas fijas en la relacion espacio-conducta (McBride, 1971), como por le presencia de factores simbolicos socioculturales: e1 territorio humano puede definirsf como ”...un espacio socializado y culturi zado, de taJ mènera que su siqnificado sociocultural incide en el camoo semantico de la espaci alidad y que tiene, en ri- lacion con cualquiera de las unldades constitutives del q r u D D social propio o ajeno, un sentido de exclu­ sividad, positiva o negative” (Garcia,1976,p.35). Los animales utilizan seRales especificas para demarcar terri to rialmente el espacio. Los métodos de demarcacicn consisten en seriales octicas, acusti- cas y olfativas fundamentalmente (Hediger,1961). Los métodos opticos predominan entre los vertebrados in- 1534 f e r i o r e s ( p e c e s y r e p t i l e s ) ; Ids m é t o d o s a c u s t i c o s l o s e m p l e a n p r e f e r e n t e m e n t e l a s a u e s ; l o s s i s t e m a s o l f a t i u o s s o n e m p l e a d o s p o r m a m i f e r o s , L o s l a r g o s t r a b a j o s d e H e d i g e r , e n e s t e s e n t i d o , c o n c l u y e n q u e a u n q u e e l o l f a t o e s e l s e n t i d o m a s u s e d o c o r l o s m a m i f e r o s p a r a d e l i m i t e r t e r r i t o r i e s , e x i s t e n i m ­ p o r t a n t e s m o d i f i c e c i o n e s a m e d i d e q u e d i c h o s a n i m a ­ l e s s e a c e r c a n h e c i a l a l i n e a e v o l u t i v e d e l o s s i m i o s , D o s e L u i s G a r c i a ( 1 9 7 6 , p . 3 4 ) h a d e f e n d i d o 1 o s i g u i e n - t e : " E n e l o r d e n d e l o s p r i m a t e s l e s v a r i a c i o n e s s o n c o n s i d e r a b l e s : l o s p r i m a t e s i n f e r i o r e s s i g u e n a j u s t a n - d o s e a l a s s e n s a c i o n e s o l f a t i v a s , m i e n t r a s o u e l o s s u - p e r i o r e s m a r c a n d e l i m i t a c i o n e s a c u s t i c a s p r e d o m i n a n - t e m e n t e o c o n e x c l u s i v i d a d . E l h o m b r e , s i n e m b a r g o , d e b i d o a l a m u l t i p l i c i d a d de p i a n o s e n l o s q u e se o r g a n i z e s u t e r r i t o r i a l i d a d y e l g r a n n u m é r o d e r e f e - r e n t e s s e m a n t i c o s u t i l i z a d o s e n s u d e m a r c a c i o n s e v a ­ l e d e l t a c t o y d e l s e n t i d o s i n e s t é s i c o , d e l o l f a t o , d e l o i d o y d e l a v i s t a , y d e u n a c o n j u n c i o n e s t r u c - t u r a d a d e t o d o s e l l o s , e n l a q u e e n t r a n e n j u e g o o t r o t i p o d e f a c u l t a d e s m é s c o m p l e j a s " . E s t e m i s m o a u t o r p i e n s a q u e e n u n a i n v e s t i g a c i d n s o b r e l a t e r r i t o r i a - l i d a d h u m a n a n o d e b e m o s r e d u c i r n o s , c o m o f r e c u e n t e - m e n t e s e v i e n e h a c i e n d o , a l a v i s t a y a l t a c t o ; p u e s , 1535 t a m b i é n e l o i d o y e l o l f a t o a c t u a n c o m o d e t e c t o r e s c u é l i t a t i u o s de d i s t a n c i a s y , p o r t a n t o , e l h o m b r e n o h a a b a n d o n a d o l e s f o r m a s d e p c r c e p c i o n t e r r i t o r i a l o u e s e c o n s i de r a n p e r t e n e c i e n t e s a m a m i f e r o s i n f e r i o ­ r e s . De e s t a s i d e a s s e d e s p r e n d e q u e l a s f e r o m o n a s s o n e s e n c i a l e s e n l o s m a m i f e r o s i n f e r i o r e s p a r a p r o - d ü c i r s e P a l e s d e d e m a r c a t i o n t e r r i t o r i a l . M y k y t o w y c z ( 1 9 7 4 ) c o m e n t a e n s u a r t i c u l e e s t o s f e n o m e n o s s e n a l a n - d o q u e t a n t o l o s e s p a c i o s s o c i a l e s ( g r u p o s d e e s p e c i e , o r u p o s de r a z a , e t c . ) c o m o l o s p e r s o n a l e s ( d i s t a n c i a s p e r m i t i d a s e n t r e i n d i v i d u o e i n d i v i d u c , e s p a c i o s a l o s q u e u n i n d i v i d u o p u e d e t e n e r a c c e s o , e t c . ) e s t a n p a u - t a d o s p o r f e r o m o n a s c o n c e n t r a d a s e n l a o r i n a y e n l a s h e c e s d e l a m a y o r p a r t e d e l o s m a m i f e r o s , A l g o s i m i l a r o c u r r e , a u n q u e a u n n i v e l m e n o s i n t e n s i v e , e n l o s p r i ­ m a t e s i n f e r i o r e s ( p r o s i m i o s y m o n o s d e 1 N u e v o M u n d o ) , s e g u n l a s o b s e r v a c i o n e s e m i t i d a s p o r E p p l e ( 1 9 7 4 ) . A p a r t é de l a d e m a r c a c i o n d e e s p a c i o s p e r s o n a l e s y g r u p a l e s , a l g u n o s f a c t u r e s f e r o m o n a l e s p r é s e n t e s e n l a o r i n a d e c i e r t o s m a m i f e r o s ( e n e s t e c a s o e n l a r a t i ) f u n c i o n a n a l a m a n e r a de s e R a l i z a d o r e s de a l a r m a ; un e j e m p l o c o n c r e t e l o t e n e m o s e n l a s i g u i e n t e o b s e r v a ­ t i o n q u e L o r e n z ( 1 9 7 1 , p . 1 8 1 ) h a c e s o b r e u n a d e s c r i p - 1536 c i o n d e H e d i g e r : " C u a n d o l a s r a t a s d e s c u b r e n u n a l i ­ m e n t e n u e v o , h a s t a e n t o n c e s d e s c o n o c i d o , e s e l p r i m e r a n i m a l o u e l o e n c u e n t r a q u i e n , s e g u n H e d i g e r , d e c i d e s i l a s u p e r f a m i l i a l o c o r n e r a o n o . C u a n d o v a r i e s m i e m - b r o s de l a b a n d a b a n e x a m i n a d o u n c e b o y n c l o b a n a c e p t a d o , e s s e g u r o q u e n i n g u n o t r o m i e m b r o s e l e a c e r - c a r a . E s m a s , I d s c e b o s e n v e n e n a d o s q u e l o s p r i m e r o s n o b a n a c e p t a d o l o s m a r c a n c o n o r i n s o e x c r e m e n t o . A u n q u e s e a b a s t a n t e a r d u o d e p o s i t a r e x c r e m e n t o s e n l u g a r e s d i f i c i l m e n t e a c c e s i b l e s p o r s u s c o n d i c i o n e s l i c a l e s , n o e s e x t r a M o h a l l a r l o s c e b o s e n v e n e n a d o s m a r c a d o s d e e s e m o d o . P e r o l o mas s o r p r e n d e n t e e s q u e e l c o n o c i m i e n t o d e l p e l i g r o o u e e s e t i p o d e c e b o r e ­ p r e s e n t e p a r a e l l o s s e l o t r a n s m i t e n p o r t r a d i c i o n d e u n a g e n e r a c i o n a o t r a , y s o b r e v i v e a s i a l i n d i v i ­ d u o q u e t u v o l a e x p e r i e n c i a " . O t r o s m u c h o s a n i m a l e s u t i l i z a n s i s t e m a s d e a l a r m a f e r o m o n a l e s p e r o , a t i - t u l o i l u s t r a t i v o , n o s b a s t e r e c o r d e r o t r a a n o t a c i o n o u e H a l l ( 1 9 7 3 ) i n d i c a e n e s t e s e n t i d o : " . . . e l r e n o , c u a n d o s e a c e r c a a u n l u g a r e n e l q u e u n e j e m p l a r d e s u m i s m a e s p e c i e h a s u f r i d e r e c i e n t e m e n t e a l g u n p e r - c a n c e q u e l e h a a t e m o r i z a d o , h u y e e n c u a n t o o l f a t e a e l o l o r d e j a d o p o r l a s e c r e c i o n d e l a s g l a n d u l e s s u - d o r i p a r a s d e l a s p e z u R a s de a q u e l " ( p . 0 5 ) . 1537 S i a d m i t i m o s q u e e l t e r r i t o r i o h u m a n o i n c l u y e a l p r o p i o o r g a n i s m o f i s i c o ( e l c u e r p o ) , y q u e l o s e s ­ p a c i o s p e r s o n a l e s ( d i s t a n c i a i n t i m a y p e r s o n a l ) s o n c o n s t i t u t i v o s i m p o r t a n t e s d e l e t e r r i t o r i a l i d e d h u m a ­ n a , r é s u l t a l o g i c o s u p o n e r q u e e l o l f a t o p u e d e d e s e m - p e M a r u n p a p e l c r u c i a l e n l a d e m a r c a c i o n d e e s t o s t e - r r i t o r i o s . L a d i s t a n c i a p e r s o n a l ( y m u c h o m a s l a d i s ­ t a n c i a i n t i m a ) r o d e a a l i n d i v i d u o c o n s t i t u y e n d o u n e e s p e c i e d e " b u r b u j a " p e c u l i a r y c a r a c t e r i s t i c a . E s t e f e n o m e n o d e c a r a c t e r i z a c i o n p e r s o n a l o l f a t i v a s e o b ­ s e r v a c o n m a y o r c l a r i d a d e n a g u e l l o s p u e b l o s o u e c u l t u r a l m e n t e h a n i n h i b i d o e n m e n o r g r a d e e l s e n t i d o d e l o l f a t o , P o r e j e m p l o , " l o s a r a b e s a d m i t e n q u e e x i s t ; u n a c i e r t a r e l a c i o n e n t r e e l o l o r p e r s o n a l y l a f o r m a de s e r o e l t a l a n t e d e l a p e r s o n s . L o s i n t e r m e d i a r i e s q u e c o n c i e r t a n u n m a t r i m o n i o I r a b e s u e l e n t o m a r g r a n ­ d e s p r e c a u c i o n e s p a r a a s e g u r a r s e d e q u e l a u n i o n e s c o n v e n i e n t e . P u e d e q u e i n c l u s e b u s q u e n l a o c a s i o n a p r t - p i a d a y p i d a n o l e r a l a n o v i a , a l a q u e r e c h a z a r é n ! s i n o h u e l e b i e n ! , a p r e c i a c i o n p u e n o s e f u n d a r é t a n t o e n m o t i v o s e s t é t i c o s , s i n o m a s b i e n , p o s i b l e - m e n t e , e n e l h a l l a z g o d e u n o l o r r e s i d u a l d e e n f a d o o d e s c o n t e n t o . E l b a n a r m a t e r i a l m e n t e a l i n t e r l o c u t o r c o n e l p r o p i o a l i e n t o e s u n e p r a c t i c e c o m u n e n l o s 1538 p a f s e s a r a b e s . A l n o r t e a m e r i c a n o s e l e e n s e f ï a a n o r e s ­ p i r e r s o b r e e l r o s t r o d e l o s d e m a s . E x p e r i m e n t s u n a s e n s a c i o n e m b a r a z o s a c u a n d o s e e n c u e n t r a d e n t r o d e l a l c a n c e o l f a t i v o d e o t r a p e r s o n a c o n l a o u e n o l e u n e n l a z o s d e i n t i m i d a d , s o b r e t o d o c u a n d o s e t r a t a d e r e u - n i o n e s p u b l i c a s . . . E l o l f a t o o c u p a u n l u g a r p r e e m i n e n t e e n l a v i d a a r a b e . No s o l o c o n s t i t u y e u n o d e l o s m é c a ­ n i s m e s d é t e r m i n a n t e s d e l a d i s t a n c i a , s i n o q u e e s a d e ­ m a s u n a p a r t e v i t a l d e t o d o u n c o m p l e j o s i s t e m a d e c o m ­ p o r t a m i e n t o . L o s a r a b e s r e p i r a n d i r i g i e n d o e 1 a l i e n t o a l a s p e r s o n a s c o n l a s q u e h a b l a n , S i n e m b a r g o , s e h a d e t e n e r e n c u e n t a q u e e s t e h a b i t e e s a l g o m a s q u e u n a m e r a q u e s t i o n d e m o d a l e s . E l a r a b e g u s t a d e l o s b u e n o s o l o r e s y p a r a é l e l o l f a t o c o n s t i t u y e u n m e d i o d e s e n t i r s e i m p l i c e d o c o n l o s d e m a s . O l e r a u n a m i g o n o s o l o e s a g r ë d a b l e , s i n o t a m b i é n d e s a b l e , p u e s n e - g a r l e e l a l i e n t o s i g n i f i e s a v e r g o n z a r s e d e u n o m i s m o . . . E l a r a b e c o n s i d é r a e s e n c i a l p e r m a n e c e r d e n t r o d e l a z o n a o l f a t o r i a p a r a m a n t e n e r u n c o n t a c t e o u e l e p e r m i - t e o b s e r v e r l o s c a m b i o s e m o c i o n a l e s d e l o s d e m é s . . . P o r t o d o e l l o , n o h a d e e x t r a d e r q u e , e n c o n t r a s t e c o n l o s m é c a n i s m e s v i s u a l e s c e r a c t e r i s t i c o s d e l o c c i ­ d e n t a l , l a f c o n t e r a o l f a t i v a c o n s t i t u y e p a r a e l a r a b e u n m é c a n i s m e e s p e c f f i c o d e e s t a b l e c i m i e n t o d e l a d i s - 1539 t a n c i a i n f o r m a l " ( H a l l , 1 9 7 3 , p . 2 4 4 ) . P o r t a n t o , l a e x i s t e n c i a d e u n a " b u r b u j a " o l f a ­ t i v a y p e r s o n a l q u e é m a n a d e c a d a o r g a n i s m o h u m a n o , d e l i m i t a n d o u n t e r r i t o r i o i g u a l m e n t e p e r s o n a l , d e b e r f a c o n s i d e r a r s e c r u c i a l e n t o d a r e l a c i o n , s o b r e t o d o , e n l a s r e l a c i o n e s s o c i a l e s a f e c t i v a s . N u e s t r a c u l t u r a , c o n l a t e n d e n c i a a l a s u p r e s i o n d e l o l o r c o r o o r a l a t r a v e s d e l a m p l i o u s o d e d e s o d o r a n t e s , c o r r e e l r i e s g o d e v i o l e n t a r u n e s p e c t o i m p o r t a n t e de l a p e r s o n a l i d a d h u m a n a . De h e c h o , e s t e f e n o m e n o y a h a s i d o d e n u n c i a d o p o r H a l l ( 1 9 7 3 ) a l r e f e r i r s e a l a c u l t u r e n o r t e e m e r i c a n a . P e r c c n s i o u i e n t e , p e n s â m e s q u e l a i n v e s t i g a c i o n s o b r e f e r o m o n a s , c e f ë r i d a ^ e n e s t e c o n t e x t o , p u e d e t e n e r u n a i m p o r t a n t e p r o y e c c i o n e n e l c a m p o d e l a p s i c o l o g i a s o c i a l . Y p a r t i c u l a r m e n t e , e n e s t a c i e n c i a d e l a c o m u n i c a c i o n n o v e r b a l q u e v i e n e d e n o m i n a n d o s e " p r o x é m i c a " o p r o x e m a s t i c a ( v e r H a l l , 1 9 7 3 ) . L a p r o x é - m i c a v i e n e a s e r l a c i e n c i a d e l a s d i s t a n c i a s , y ya c u e n t a a c t u a l m e n t e c o n i m p o r t a n t e s t e o r i c o s ( v e a s e , p o r e j e m p l b , B i r d u h i s t e l l , 1 9 7 D , H i n d e , 1 9 7 4 , E i b l - L i b e s f e l d t , 1 9 7 7 , e t c . ) . 1540 u n i . C O H E S I O N Y R E C O N D C I M I E M D GRUPAL C I N D I ­ V I D U A L M u c h o s m a m i f e r o s r e c o n o c e n a s u s s e m e j a n t e s m e d i a n t e u n c o d i g o o l f a t i v o ( M U l l e r - 5 c h u a r z e , 1 9 7 4 ) , E s t a c o n d u c t a d e r e c o n o c i m i e n t o p u e d e i n d u i t d i v e r ­ s e s v a r i a b l e s c o m o , p o r e j e m p l o , e l r e c o n o c i m i e n t o s e ­ x u a l d e u n i n d i v i d u o , e l r e c o n o c i m i e n t o d e l a e d a d , e l e s t a t u s s o c i a l , e l s u b g r u p o a l q u e p e r t e n e c e , l a e s p e c i e , e t c . S e g u n h a n p u e s t o d e r e l i e v e a l g u n o s a u - t o r e s , l a s f e r o m o n a s d e t e r m i n a n e s t a s s e c u e n c i a s de c o n d u c t a ( v e r a e s t e r e s p e c t o e l t r a b a j o c r f t i c o de M C i l l e r - S c h u a r z e , 1 9 7 4 ) p a r a u n ç r u p o m u y n u m e r o s o de e s p e c i e s d e m a m i f e r o s . . En v i s t a d e l a d i r e c c i o n d e l a s I f n e a s e v o l u t i v a s , e n e l h o m b r e j u e g e u n p a p e l e s e n c i a l l a p e r c e p c i o n v i s u a l p e r o , e s p r o b a b l e , q u e a n t e s d e a p a r e c e r e l h o m b r e q u e v e a p a r e c i o e l h o m b r e q u e h u e l e . P o s i b l e m e n t e , l o s c o d i g o s q u e o f r e c e n l a e s t i m u l e c i o n v i s u a l y l a a u d i t i v e s o n c o m p l e m e n t a r i o s e n o r d e n a u n c o n o c i m i e n t o d e 1 i n d i v i d u o h u m a n o , S i n e m b a r g o , p a r e c e q u e j BD l a c o m u n i c a c i o n m a s i n t i m a l o s c o d i g o s v i s u a l e s s o n p o c o i m p o r t a n t e s y , a l c o n ­ t r a r i o , l o s f e r o m o n a l e s l o s o n m u c h o ; d e h e c h o , a e s t e n i v e l d e c o m u n i c a c i o n e l o l f a t o p u e d e r e e m p l a - z s r a l a v i s i o n . 1541 P o r o t r a p a r t e , l a i m p o r t a n c i a d e l a o l f a c i o n r e r e f l e j a a t r a v e s de l a r e l a c i o n o u e e x i s t e e n t r e e s t a c u a l i d a d s e n s o r i a l y l a e m o c i o n y m e m o r i a . La e m o c i o n - o l f a c i o n - m e m o r i e j u e g a u n p a p e l i m p o r t a n t e en t o d o p r o c e s o d e c o n d i c i o n a m i e n t o ( r e f u e r z o s p o s i t i v e s y n e g a t i v o s , r e c u e r d o d e u n o l o r p a s a d o , e t c . ) . En d e f i n i t i v a , e l o l f a t o t i e n e u n a r r a i g o mas v i s c e r a l Oue l a v i s i o n ( l a v i s i o n e s m a s r e c i e n t e a l n i v e l de d e s a r r o l l o h u m a n o ) y, p o r t a n t o , p a r e c e l o g i c o q u e s e e m a s e f i c e z q u e l a v i s i o n p a r a e l r e c o n o c i m i e n t o a f e c t i v o d e i n d i v i d u o s . En u l t i m o t e r m i n e , e l o l o r i n d i v i d u a l y n a t u r a l e s u n a s p e c t o m a s , y u n c o n s t i t u t i v e e s p e c i a l , d e l a p e r s o n a l i d a d h u m a n a . C a d a i n d i v i d u o p u e d e d i f e r e n c i a r - s e , y c a r a c t e r i z a r s e , d e l o s d e m a s p o r s u o l o r p e r s o ­ n a l . N o s h a l l a m a d o l a a t e n c i o n l a s u g e r e n c i a de W i e n e r ( 1 9 5 6 , 1 9 6 7 a , 1 9 6 7 b ) d e q u e e l e s q u i z o f r e n i c o t i e n e u n a c i d o e s p e c i a l ( e l a c i d o t r a n s - 3 - m e t i l - h e x £ n o i c o ) , q u e e s e l q u e l e d e ' e l o l o r c a r a c t e r i s t i c o e e s t o s e n f e r m o s q u e a l g u n o s p e r r o s p e r e c e n d é t e c ­ t e r c o n f a c i l i d a d . V e m o s p u e s q u e l a s f e r o m o n a s t a m ­ b i é n p u e d e n t e n e r u n a p r o y e c c i o n i m p o r t a n t e e n p s i c o - p a t o l o g i a . Se h a s u g e r i d o o u e e s p o s i b l e c o n o c e r e l s e x o 1542 d e u n i n d i v i d u o m e d i a n t e e l o l o r d e s u s t a n c i a s p r o ­ c é d a n t e s d e l s u d o r a x i l a r d e d i c h o s u j e t o ( R u s s e l l , 1 9 7 6 ; D o t y e t a l . , 1 9 7 8 ) . L a d i s c r i m i n a c i o n s e x u a l s u e l e e s t e r d e t e r m i n a d a , e n e s t e c o n t e x t o , p o r l a m a y o r i n t e n s i d a d d e l o l o r m a c u l i n o . E s t o e s e x p l i c a ­ b l e p o r q u e l a s g l a n d u l e s a p o c r i n a s s o n m a y o r e s e n e l v a r o n q u e e n l a m u j e r , y p o r q u e e l t a m a n o d e e s t a s g l a n d u l a s s u e l e c o r r e l a c i o n a r p o s i t i v a m e n t e c o n l a i n t e n s i d a d d e l o l o r c o r p o r a l . A d i c i o n e l m e n t e , e x i s t e e v i d e n c i a d e q u e e l o l o r d e l a p a l m a d e l a m a n o t a m ­ b i é n p u e d e s e r v i r p a r a d i s c r i m i n e r e n t r e u n i n d i v i d u o y o t r o ( W a l l a c e , 1 9 7 7 ) . E s t o s t r a b a j o s s e n a l a n l a o o s i b i l i d a d d e u n c o n o c i m i e n t o i n d i v i d u e l p o r m e ­ d i o d e l o l f a t o . E s p l a u s i b l e , p o r o t r a p a r t e , q u e e l o l f a t o s i r v a c o m o f u n c i o n d e r e c o n o c i m i e n t o e n t e r ­ m i n e s d e r e c o r d e r i n d i v i d u o s e s p e c f f i c o s . I X . CE N T R 0 5 C D R F 0 R A L E 5 PRDD UC TQR ES 0 S E C R E - TORES DE FEROMONAS D o s r e g i o n e s d e l o r g a n i s m o o c u p a n u n l u g a r p r e - f e r e n t e e n c u a n t o e n c u a n t o a l o r i g e n c o r p o r a l d e l a s f e r o m o n a s : a ) l a r é g i o n a n a l - g e n i t a l y b ) e l c o m p l e j o p e c h o - a x i 1 a s . A m b a s r e g i o n e s , p u e o c u p a n l u g a r e s e s - 1543 t r a t é g i c o s , p o s e e n e l e m e n t o s d i f u s o r e s d e l o l o r t a l y c o m o se e v i d e n c i a p o r l a p r e s e n c i a d e a b o n d a n t e v e - l l o . O t r o s m a m i f e r o s p o s e e n g l a n d u l a s e x o c r i n e s e n l u ­ g a r e s d e l c u e r p o t a m b i é n e s t r a t é g i c o s ; l a g l a n d u l e t e r s a l d e l c i e r v o , l a s g l a n d u l a s s u d o r i p a r a s d e l r a ­ t o n e n l e s p l a n t a s d e l e s p a t a s , o l a s d e l a n t i l o p e d e b a j o d e l o s o j o s , s o n e j e m p l o s d e e l l o . U n a t e r c e r a r e g i o n e n e l s e r h u m a n o p u e d e i n c l u i r a q u e l l a s o t r a s p a r t e s d e l c u e r o o q u e e m i t e n s u d o r c o n r e l a t i v e f r e - c u e n c i a ( p a l m a d e l a s m a n o s , e t c . ) . L a r é g i o n a n a l - o e n i t a l e s , s i n d u d a , l a f u e n t e mas i m p o r t a n t e d e é m i s i o n d e f e r o m o n a s . L a s g l a n d u l a s p r e p u c i a i e s ( e n e l h o m b r e , e l r e d e d o r d e l g l a n d e ; e n l a m u j e r , e n l o s l a b i o s ' m e n o r e s d e l a v u l v a ) a l m a c e - n a n s u s t a n c i a s o l o r o s a s , e n t r e l a s q u e s e e n c u e n t r a e l e s m e g m a . E n e l h o m b r e , e l p r e p u c i o p é r m i t e l a a c u m u l a - c i o n d e u n f i j a t i v o p o d e r o s o q u e p o n e e n c o n t a c t e c o n r e s t e s d e o r i n a , s e c r e c i é n v a g i n a l y s e m e n ( C o m f o r t , 1 9 7 4 ) . E n a m b o s s e x o s , l a r e g i o n p u b i c a ( j u n t o c o n l a r e g i o n a n a l ) p o s e e a b o n d a n t e s g l é n d u l a s e x o c r i n e s d i f u s e r a s d e i n t e n s o s o l o r e s s e x u a l e s . E l a b o n d a n t e v e l l o e x i s t a n t e e n d i c h a z o n a c o n t r i b u y e p o s i t i v a m e n ­ t e a t a l d i f u s i o n . L o s o l o r e s t i p o a l m i z c l e , q u e p u e ­ d e n s e r f i j a d o s d e s d e p r o d u c t o s m e t a b o l i c o s e s t e r o i d s s 1544 a t r s u é s d e r e s t o s d e o r i n a , o b i e n , e l a b o r a d o s p o r l a s p r o p i a s g l é n d u l a s e x o c r i n a s , c o n s t i t u y e n e l o l o r ma s c a r a c t e r f s t i c o d e e s t a r é g i o n ( C o m f o r t , 1 9 7 4 ) . No o b s t a n t e , l a s s e c r e c i o n e s a c i d a s ( c o p u l i n a s ) s e c r e t a - d a s p o r l a v a g i n a d e l a m u j e r i n v a d e n e n e s t a , c o n s u f i c i e n t e i n t e n s i d a d y a m p l i t u d , l a s z o n a s p u b i c a y a n a l . L a s e g u n d a r é g i o n i m p o r t a n t e e s e l c o m p l e j o p e c h o - a x i l a s . - E n e l i n d i v i d u o h u m a n o , l a s f e r o m o n a s a x i l a r e s a c t u a n c o n m a s e f i c a c i a q u e o t r o s o l o r e s d e l c u e r p o , e n l o s p r o c e s o s d e i n t e r a c c i o n s o c i a l n o i n t i m a , d e b i d o a l a p o s i c i o n e r e c t a d e l s e r h u m a n o ( K l o e k , 1 9 6 1 ) . T a n t o l a s g l é n d u l a s e x o c r i n a s a x i l a r e s c o m o l a s a r e o l a r e s y o t r a s g l a n d u l a s u b i c a d a s e n l a r e g i o n d e l p e c h o , c o n t r i b u y e n a l o l o r p e r s o n a l y , q u i z a s , p o ­ s e e n u n o l o r m e n o s s e x u a l a u n q u e n o d e b e m o s d e s c a r t a r e s t a f u n c i o n , y a q u e s e h a p o d i d o d i s c r i m i n e r e l s e x o d e l i n d i v i d u o p o r m e d i o d e l o l o r a x i l a r ( R u s s e l l , 1 9 7 6 ) . L a p r e s e n c i a de v e l l o e n e s t a s é r e a s , a l a v e z q u e s i r - v e p a r e d i f u n d i r e l o l o r , p u e d e a l b e r g a r b a c t e r i a s a c ­ t i v a n t e s , t a l y c o m o h a p u e s t o d e r e l i e v e S h e l l e y ( C o m f o r t , 1 9 7 4 ) . I g u a l m e n t e , e l v e l l o d e l a r e g i o n g e ­ n i t a l p u e d e s e r v i r p a r a h o s p e d a r b a c t e r i a s a c t i v a n t e s y f i j a d o r a s . 1545 M u c h a s o t r a s p a r t e s d e l o r g a n i s m o p o s e e n g l a n d u ­ l a s e x o c r i n a s a s o c i a d a s a l s u d o r n o r m a l d e l i n d i v i d u o . Es é v i d e n t e o u e e l s u d o r o r d i n a r i o , l i b e r a d o d i r e c t a - m e n t e p o r l a o i e l , c o n t r i b u y e a l o l o r p e r s o n a l . E r e - c u e n t e m e n t e p u e d e o b s e r v a r s e q u e l o s e s t e r o i d e s o l o - r o s o s , t a l e s c o m o l a p r o g e s t e r o n e , s e t r a s l a d a n r a p i d a - m e n t e a l o s o b j e t o s m a n e j a d o s p o r u n a m u j e r e m b a r a z a d a o e n e r a l m e n t e a t r e v e s d e l s u d o r ( C o m f o r t , 1 9 7 4 ) . Q u i z e s t a n i m p o r t a n t e c o m o e l o l o r e m i t i d o p o r e l s u d o r d e l a s m a n o s ( y , p o r t a n t o , t r a n s m i t i d o a l o s o b j e t o s m a ­ n e j a d o s ) e s e l p e c u l i a r o l o r d i f u n d i d o c o n e l a l i e n t o . S a l v o a l g u n a s e x c e o c i o n e s , e l o l o r d e l a l i e n t o de u n a b o c a l i m p i a i n t e n s i f i e s f u e r t e m e n t e l a c o m u n i c a c i o n i n ­ t i m a e n t r e p e r s o n a s . L a s e x c e p c i o n e s p u e d e n v e n i r d e - t e r m i n a d a s p o r e l m a l o l o r ( " f e t o r e y o r e " , ' î c a c o s m i a " ) q u e e m i t e n a l g u n a s p e r s o n a s , b i e n p o r m a i d s h a b i t o s de l i m p i e z a ( c a r i e s , a l t e r a c i o n e s e n e s t o m a g o o h i g a d o ) c, a v e c e s , p o r p r o c e s o s p u r a m e n t e m e t a b o l i c o s ( d e s c o n o - c i d o s ) q u e , e n u l t i m o t e r m i n o , e s t a r i a n i n c l u i d o s e n 1 a p a r t i c u l a r ! d a d b i o q u i m i c a d e l a p e r s o n a . Como c o n c l u s i o n v a l i d a d e l o s p r o b l e m a s q u e h e m o s a n a l i z a d o e n e s t o s u l t i m o s a p a r t a d o s d e b e m o s r e a f i r m a r l o s i g u i e n t e : e s o b v i o o u e e l o l o r t o t a l de u n c u e r p o l i m p i o ( s i n d e s o d o r a n t e s n i a d i t i v o s 1546 o l o r o s o s , e s p e c i a l m e n t e s i e s t o s u l t i m o s s o n i n t e n s o s ) c o n s t i t u y e l a f o r m a m a s i d o n e a d e e x p r e s i o n f e r o m o n a l o r o p i a ; c o n t o d a s e g u r i d a d , e s l a m a n e r a d e o r g a n i z a r f e r o m o n a l m e n t e u n t e r r i t o r i o p e r s o n a l ( e l p r o p i o c u e r ­ p o ) d e l m o d o ma s n a t u r a l , a t r a c t i v o y o r i g i n a l . C u a l q u i e r u t i l i z a c i o n a d i c i o n a l d e d e s o d o r a n t e s o p r o d u c t o s o l o r o s o s , a d e m a s d e p o d e r a t e n t a r c o n t r a l a s g l a n d u l a s d e s e c r e c i o n d e f e r o m o n a s , e l i m i n a r f a l a " p e r s o n a l i d a d o l o r o s a " o " p e r s o n a l i d a d f e r o m o n a l " d e l i n d i v i d u o a l u t i l i z e r u n o l o r e x t r a R o e s t a n d a r i z a - d o , o b i e n , a l s u p r i m i r c o n d e s o d o r a n t e s l e s p r o p i o s o l o r e s . X . C O NE XI ON M O R M O N A S - r C R O M O t AS T o d o s l o s h e c h o s o b s e r v a d o s p a r e c e n i n d i c a r q u e t a n t o l a s h o r m o n e s r e l e a s e r ( o s i g n a l l i n g ) c o m o l a s p r i m e r e s t a n d e t e r m i n a d a s d i r e c t a o i n d i r e c t a m e n t e p o r l a s h o r m o n a s . P a r e c e q u e l a s h o r m o n e s a f e c t a n t a n t o l a p r o d u c c i o n c o m o l a l i b e r e c i o n d e f e r o m o n a s . P o r o t r a p a r t e , l a r e s p u e s t a d e l i n d i v i d u o r e c e p t o r ( c a - p a c i d a d d e p e r c e p c i o n d e l a f e r o m o n a , y c a p a c i d a d d e r e s p u e s t a ) t a m b i é n e s t a m e d i a t i z a d a p o r l a s h o r m o n a s , e n e s t e c a s o , p o r l a s h o r m o n a s d e l i n d i v i d u o r e c e p t o r . 1547 L a s f e r o m o n a s p o s e e n p u e s c i e r t a d e p e n d e n c i a d e l e s ­ t a d o h o r m o n a l , t a n t o p a r e s u l i b e r e c i o n y p r o d u c c i o n c o m o p a r a l e i n d u c c i o n d e e f e c t o s e s p e c f f i c o s s o b r e o t r o i n d i v i d u o . A d e m i s , m u c h a s f e r o m o n a s s o n u n i c a ­ m e n t e h o r m o n e s o u e e c t u a n c o m o f e r o m o n a s ( p o r e j e m p l o , l a p r o g e s t e r o n e ) , o b i e n , m e t a b o l i t o s de c i e r t a s h o r ­ m o n e s ( g e n e r a l m e n t e , m e t a b o l i t o s d e l e s h o r m o n a s o v a - r i c a s y t e s t i c u l e r e s ) . L a s h o r m o n a s a c t u a n s o b r e l a p r o d u c c i o n f e r o m o n a l m o d i f i c a n d o e l e s t a d o d e l a s g l a n d u l a s u o r g a n o s e n d o n d e l a s f e r o m o n a s s o n f a - b r i c a d a s y l i b e r a d a s , y a q u e l a m a y o r f a de e s t a s g l a n ­ d u l e s d e p e n d e n f u n c i o n a l m e n t e de u n a a c c i o n h o r m o n a l . L a s h o r m o n a s a c t u a n s o b r e l a l i b e r a c i o n d e f e r o m o n a s m o d i f i c a n d o e l e s t a d o d e l o s c i r c u i t o s n e u r o l o g i c o s q u e c o n t r o l a n l a s c o n d u c t a s n e c e s a r i a s p a r a l a é m i ­ s i o n e f e c t i v a d e f e r o m o n a s ( L e s h n e r , 1 9 7 8 ) . E n g e n e r a l , l a m a y o r p a r t e d e l a s f e r o m o n a s p r o - d u c i d a s y l i b e r a d a s p o r l a m u j e r e s t é n b a j o e l c o n ­ t r o l d e l a s h o r m o n a s o v a r i c a s . De f o r m a e q u i v a l e n t s , c a s i t o d a s l a s f e r o m o n a s p r o d u c i d a s y l i b e r a d a s p o r e l v a r o n e s t a n b a j o e l c o n t r o l d e l a s h o r m o n a s t e s - t i c u l a r e s . De o t r a p a r t e , l a s f e r o m o n a s t a m b i é n m o - d i f i c a n l a a c t i v i d a d d e l o s p a t r o n e s h o r m o n a l e s ; e s t e e f e c t o s e o b s e r v a c l a r a m e n t e e n l a s f e r o m o n a s p r i m e r , 1540 l a s c u a l e s p u e d e n s i n c r o n i z a r p a t r o n e s h o r m o n a l e s , o d e p e n d i e n t e s h o r m o n a l m e n t e , c o m o l a g e s t a c i o n , e l c i c l o s e x u a l d e l a h e m b r a , l a m a d u r a c i o n s e x u a l , e t c . ( U n a r e v i s i o n m a s a m p l i a s o b r e l a r e l a c i o n e n ­ t r e h o r m o n a s y f e r o m o n a s p u e d e e n c o n t r a r s e e n L e s h n e r , 1 9 7 6 ) . X I . C O N C L U S I O N E S G E N E R A L E S DEL C A P I T U L O 1 . L a s f e r o m o n a s s o n s u s t a n c i a s s e c r e t a d e s a l e x ­ t e r i o r p o r u n i n d i v i d u o y r e c i b i d a s p o r u n s e g u n d o i n ­ d i v i d u o d e l a s m i s m a e s p e c i e , e n e l c u e l s e l i b e r s u n a r e a c c i o n e s p e c i f i c a p a r t i c u l a r . E l t e r m i n o f e r o m o n a h a q u e d a d o r e s e r v a d o p a r a s e R a l a r u n i n t e r c a m b i o o l ­ f a t i v o e n t r e i n d i v i d u o s d i f e r e n t e s . A c t u a l m e n t e s e a d m i t e n d o s t i p o s d e f e r o m o n a s , l a s f e r o m o n a s r e l e a s e r ( s i g n a l l i n g ) y l a s f e r o m o n a s p r i m e r . L a s p r i m e r a s a c ­ t u a n d i r e c t a m e n t e s o b r e e l s i s t e m a n e r v i o s o c e n t r a l p a r a p r o d u c i r u n c a m b i o i n m e d i a t o y r e v e r s i b l e e n l a c o n d u c t a . L a s f e r o m o n a s p r i m e r p r o d u c e n c a m b i o s f i s i o - l o g i c o s p e r m a n e n t e s e n e l i n d i v i d u o r e c e p t o r . L o s e f e c t o s d e l a s f e r o m o n a s , a u n q u e e s p e c f f i c o s , d e p e n ­ d e n d e o t r o s p r o c e s o s c o m o l a i n t e r a c c i o n c o n o t r o s e s t f m u l o s ( t a c t i l e s , v i s u a l e s , a u d i t i v e s ) y l a e x p e - 1549 r i e n c i a . P o r o t r a p a r t e , l a s f e r o m o n a s p o s e e n u n a l ­ t o n i v e l d e a f i n i d a d ( s o n a c t i v a s a d o s i s p e o u e n a s ) . 2 , L o s c o m p o n e n t e s q u f m i c o s f e r o m o n a l e s s o n c o m - p l e j o s y d i v e r s e s , a u n q u e m u c h o s s o n q u i m i c a m e n t e h o r ­ m o n a s o m a t a b o l i t o s h o r m o n a l e s . Se h a n d e t e c t a d o e n l a v e g i n a d e l a m u j e r l o s s i g u i e n t e s a c i d o s a l i f a t i c o s v o l a t i l e s : a c é t i c o , p r o p a n o i c o , m e t i l p r o p a n o i c o , b u t a - n o i c o , m e t i l b u t a n o i c o , y m e t i l p e n t a n o i c o . E s t a s s u s t a n ­ c i a s a c t u a n c o m o f e r o m o n a s y s e h a n d e n o m i n a d o " c o p u l i ­ n a s " . O t r o s c o m p u e s t o s f e r o m o n a l e s s e c r e t a d o s p o r e l o r g a n i s m o h u m a n o s o n l o s " o l o r e s a l m i z c l e R o s " , t a l e s c o m o l o s p r o c e d e n t e s d e e s t e r o i d e s ( p r o g e s t e r o n a , a n d r o s t e n o n a s , e t c . ) , c i c l o c e t o n a s d e a n l l l o s l a r g o s , y l a c t o n a s ; e s t o s o l o r e s s e e n c u e n t r a n t a n t o e n e l o l o r g e n i t a l c o m o e n l a o r i n a . O t r a s s u s t a n c i a s c o m o e l e s m e g m a ( l o c a l i z a d o e n p r e p u c i o y l a b i o s m e n o r e s ) , y l o s c o m p o n e n t e s a c c e s o r i o s n o e s t e r o i d e o s d e l s u d o r , p u e d e n f o r m e r t a m b i é n p a r t e d e l o s c o m p u e s t o s f e r o m o n a ­ l e s . 3 . L o s e f e c t o s de l a s f e r o m o n a s q u e s e h a n d i s c u t i - d o e n e s t e c a p i t u l o s e r e f i e r e n a : d e s a r r o l l o , c o n d u c ­ t a s e x u a l , c o n d u c t a m a t e r n a , a g r e s i o h , t e r r i t o r i a l i d a d , c o h e s i o n f a m i l i a r , r e c o n o c i m i e n t o g r u p a l e i n d i v i d u a l , 1550 y c o n d u c t a p s i c o p a t o l o g i c a . E x i s t e e v i d e n c i a d e q u e e s t o s p r o c e s o s e s t a n p a r c i a l m e n t e d i r i ç i d o s p o r f e r o - m o n s s e n v a r i a s e s p e c i e s d e m a m i f e r o s e s t u d i a d o s . A l g u n o s d e e s t o s e f e c t o s s e h a n o b s e r v a d o t a m b i é n e n s e r e s h u m a n o s , a u n q u e a u n n i v e l m e n o s c o n c l u s i v e q u e e n e n i m a l e s e x p é r i m e n t a l e s . No o b s t a n t e , p a r e c e p r o ­ b a b l e q u e l a s f e r o m o n a s p u e d e n j u g e r u n i m p o r t a n t e p a p e l e n l a c o n d u c t a h u m a n a . E l s e r h u m a n o s e h a d e s - c r e n d i d o p a r c i a l m e n t e d e l o l f a t o , p e r o , q u e r e m o s l o o n o , s e g u i m o s s i e n d o d e p e n d i e n t e s d e e s t e s i s t e m a a n ­ c e s t r a l d e c o m u n i c a c i o n . E n e l h o m b r e , s i g u e e x i s t i e n - d o u n s f u e r t e r e l a c i o n e n t r e o l o r y e m o c i o n ( s i s t e m a v i s c e r a l e m o c i o n a l ) . D e s d e u n p u n t o d e v i s t a f i l o g e n é - t i c o , l o s c e n t r e s r e c e p t o r e s y a n a l i z a d o r e s a n c e s t r a ­ l e s d e l o s e s t i m u l o s o l f e t i v o s s o n l o s q u e , e n e l s e r h u m a n o , c u m p l e n a h o r a p r i m o r d i a l m e n t e l a s f u n c i o n e s e m o c i o n a l e s . 4 . E l a t a o u e a l o l o r h u m a n o ( p o r e j e m p l o , m e d i a n ­ t e d e s o d o r a n t e s u o l o r a n t e s s i n t é t i c o s ) p u e d e s e r p e r - j u d i c i a l p u e s t o q u e n o s p r i v e d e u n a f o r m a o d i m e n s i o n d e c o n o c i m i e n t o d e l h o m b r e . E n u l t i m o t é r m i n o , e s p o ­ s i b l e q u e p u e d a h a b l a r s e d e u n s " p e r s o n a l i d a d f e r o m o n a l " o " p e r s o n a l i d a d o l o r o s a " , e n e l s e n t i d o d e q u e c a d a i n d i v i d u o p o s e e u n o l o r p a r t i c u l a r . 1551 5 , L o s c e n t r o s c o r p o r a l e s p r o d u c t o r e s d e f e r o m o n a s o c u p a n d o s r e g i o n e s f u n d a m e n t a l e s : a ) l a r é g i o n a n a l - g e n i t a l , y b ) e l c o m p l e j o p e c h o - a x i l a s . L a p r i ­ m e r a p a r e c e s e r l a f u e n t e m a s i m p o r t a n t e d e f e r o m o n a s . E s t a r é g i o n p o s e e a b o n d a n t e s g l a n d u l a s e x o c r i n a s , f i - j a t i v o s , y e l e m e n t o s d i f u s o r e s ( v e l l o ) de l a s f e r o m o ­ n a s , A d e m a s , c i e r t a s s u s t a n c i a s f e r o m o n a l e s p r o c e d e n ­ t e s d e l a o r i n a p u e d e n s e r f i j a d a s e n e s t a s r e g i o n e s . P o r o t r a p a r t e , l a p r e s e n c i a d e v e l l o p e r m i t s a l b e r g a r b a c t e r i a s a c t i v a n t e s . L a s e g u n d a r e g i o n , o c o o l e j o p e c h o - a x i l a s , p u e d e t e n e r g r a n i m p o r t a n c i a a u n n i ­ v e l d e c o m u n i c a c i o n s o c i a l m e n o s i n t i m e , d a d a l a p o s ­ t u r e e r e c t a d e l h o m b r e . E s t e s e g u n d a r e g i o n c u e n t a c o n a b o n d a n t e s g l a n d u l a s e x o c r i n a s a x i l a r e s y c o n l e s g l a n d u l a s a r e o l a r e s q u e , a l p a r e c e r , c o n t r i b u y e n a l o l o r p e r s o n a l . E l v e l l o d e e s t a s r e g i o n e s f a c i l i t a t a m b i é n e l a l b e r g e de b a c t e r i a s y l a d i f u s i o n f e r o m o ­ n a l . F i a n l m e n t e , e x i s t e n f e r o m o n a s de o t r a s r e g i o n e s e s p e c i f i c a s c o m o e l o l o r p r o c é d a n t e d e l s u d o r d e l a s p a l m a s de l a m a n o e , i n c l u s o , e l o l o r d e l p r o p i o a l i e n t o . 6 . L a s f e r o m o n a s e s t a n e s t r e c h a m e n t e r e l a c i o n a - d a s c o n l a s h o r m o n a s . L a s h o r m o n a s r e g u l a n l a p r o d u c ­ c i o n y l a l i b e r a c i o n de h o r m o n a s , A d e m a s , l a r e s p u e s - 1552 t a d e l i n d i v i d u o r e c e p t o r a l a s f e r o m o n a s d e p e n d e t a m b i é n d e l e s t a d o h o r m o n a l d e d i c h o i n d i v i d u o . P o r o t r a p a r t e , a l g u n a s f e r o m o n a s ( p o r e j e m p l o , l a s p r i ­ m e r ) t a m b i é n m o d i f i c e n l o s m e c a n i s m o s h o r m o n a l e s , 7 . U n a c o n c l u s i o n v a l i d a p u e d e s e r l a s i g u i e n t e : e l o l o r t o t a l d e u n c u e r p o l i m p i o ( s i n d e s o d o r a n t e s n i a d i t i v o s o l o r o s o s ) c o n s t i t u y e l a f o r m e m â s i d o n e a d e e x p r e s i o n f e r o m o n a l p r o p i a ; c o n t o d a s e g u r i d a d , e s l a f o r m a de o r g a n i z a r f e r o m o n a l m e n t e u n t e r r i t o r i o p e r s o n a l ( e l p r o p i o c u e r p o ) d e l m o d o m a s n a t u r a l , a t r a c t i v o y o r i g i n a l . E s t a c o n c l u s i o n e s v a l i d a d e s d e e l p u n t o d e v i s t a e n q u e e l o r g a n i s m o f a b r i c a s u s p r o p i o s p e r f u m e s . 1553 R E F E R E N C I A S f i 9 B A 5 S I , V . , L I N 5 C H E I D , T . y C O L E M A N , M . ( 1 9 7 8 ) T r i i o d o t h y r o ­ n i n e ( T>) c o n c e n t r a t i o n a n d t h e r a p y i n a u t i s t i c c h i l d r e n . 3 . A u t i s m C h i l d . S c h j z o . 8^, 3 8 3 - 3 8 7 . A B O O D j L . G . ( 1 9 7 4 ) E n f o o u e q u i m i c o d e l p r o b l e m s d e 1 a e n f e r - m e d a d m e n t a l . En E t i o l o o i a d e l a e s o u i z o f r e n i a , D . D a c k s o t ( E d . ) , p p . 9 7 - 1 2 4 . A m o r r u r t u E d i t c r e s , B u e n o s A i r e s ( o r i g . i n g l e s 1 9 6 0 ) . A B B O T T , D . H . y H E A R N , O . P . ( 1 9 7 9 ) T h e e f f e c t s o f n e o n a t a l e x ­ p o s u r e t o t e s t o s t e r o n e o n t h e d e v e l o p m e n t o f b e h a v i o u r i i m a r m o s e t m o n k e y s . E n S e x , H o r m o n e s a n d B e h a v i o r , C i b a F o n d a t i o n S y m p o s i u m 6 2 , p p . 2 9 9 - 3 1 6 . E x c e r p t a M e d i c a , A m s t e r d a m . A D E R , R . , F R I E D M A N , 5 . B . y G R O T A , L . J . ( 1 9 6 7 ) E m o t i o n a l i t y and a d r e n a l c o r t i c a l f u n c t i o n ; E f f e c t s o f s t r a i n , t e s t , a n d t h e 2 4 - h o u r c o r t i c o s t e r o n e r h y t h m . A n i m . B e h a v . 1 5 , 3 7 - 4 3 A D E R , R . , U E Y N E N , ] . A . W . M . y M O L E M A N , P . ( 1 9 7 2 ) R e t e n t i o n o f a p a s s i v e a v o i d a n c e r e s p o n s e a s a f u n c t i o n o f t h e i n t e n ­ s i t y a n d d u r a t i o n o f e l e c t r i c s h o c k . P s y c h o n . S c i . 2 6 , 1 2 5 - 1 2 8 . A L E K S E V E U A j T . T . ( 1 9 5 8 ) C o r r e l a t i o n a o f n e r v o u s a n d h u m o r a l f a c t o r s i n t h e d e v e l o p m e n t o f s l e e p i n n o n - d i s j o i n t e d t w i n s . Z n . U y s s h e i . N e r v . D e i a t . 8 , 8 3 3 - 8 4 4 . A L E X A N D E R , F . , F L A G G , C . U . , F O S T E R , S . y C L E M E N S , T . ( 1 9 6 1 ) E x p e r i m e n t a l s t u d i e s o f e m o t i o n a l s t r e s s : I . H y p e r t h y r o i ­ d i s m . P s y c h o s o m . Med. 2 3 , 1 0 4 - 1 0 9 . A L F O R D , F . , B A K E R , H . , B U R G E R , H . e t a l . ( 1 9 7 3 a ) T e m p o r a l p a t ­ t e r n s o f i n t e g r a t e d p l a s m a h o r m o n a l e v e l s d u r i n g s l e e p a n d w a k e f u l n e s s . I . T h y r o i d - s t i m u l a t i n g h o r m o n e , g r o w t h h o r m o n e a n d c o r t i s o l . 3 . C l i n . E n d o c r . Me t a b . 3 7 , 8 4 1 - 6 4 . A L F O R D , F . , B A K E R , H . , B U R G E R , H . e t a l . ( 1 9 7 3 b ) T e m p o r a l p a - t e r n s o f . . . 1 1 .■ F o l i c l e - s t i m u l a t i n g h o r m o n e , l u t e i n i z i n ; h o r m o n e , t e s t o s t e r o n e a n d e s t r a d i o . D . C l i n . E n d o c f . M e t i b . 3 7 , 8 4 8 - 8 5 3 . 1554 A L L E N , 3 . P . , K E N D A L L , 3 . U . , M c C I L U R A , R . y ü A N C U R A , C . ( 1 9 7 4 ) I m m u n o r e a c t i v e ACTH i n c e r e b r o s d i n a l - f 1 u i d . 3 . C l i n . E n d o c r i n o l . 3 6 , 5 8 6 - 5 9 3 . A L P E R N , H . P . y M A R R I O T T , 3 . C . ( 1 9 7 3 ) S h o r t - t e r m m e m o r y : F a c i ­ l i t a t i o n a n d d i s r u p t i o n w i t h c h o l i n e r g i c a g e n t s . P h y s i o l . B e h a v . 1 1 , 5 7 1 - 5 7 5 . A L P E R N , H . P . y 3 A C K S 0 N , 5 . 3 . ( 1 9 7 8 ) S h o r t - t e r m m e m o r y : A n e u r o - p h a r m a c o l o g i c a l d i s t i n c t p r o c e s s . B e h a v . B i o l . 2 2 , 1 3 3 - 1 4 6 A M A R A L , D . G . y F O S S , 3 . A . ( 1 9 7 5 ) L o c u s c o e r u l e u s l e s i o n s a n d l e a r n i n g . S c i e n c e 1 8 8 , 3 7 7 - 3 7 8 . A M S E L , A . ( 1 9 5 8 ) T h e e r o l e o f f r u s t r a t i v e n o n r e w a r d i n n o n c o n - t i n o u s r e w a r d s i t u a t i o n s . P s y c h o l . B u l l . 5 5 , 1 0 2 - 1 1 9 . A N D E R S O N , E . E . ( 1 9 4 0 ) T h e s e x h o r m o n e s a n d e m o t i o n a l b e h a v i o r : I I I . T h e e f f e c t o f c a s t r a t i o n u p o n t i m i d i t y i n m a l e a n d f e ­ m a l e r a t s . 3 . G e n e t . P s y c h o l . 5 6 , 1 6 9 - 1 7 4 . A N D E R S O N , C . H . y GR EE N U A L D , G . S . ( 1 9 6 9 ) A u t o r a d i o g r a p h i c a n a l y s i s o f e s t r a d i o l u p t a k e i n t h e b r a i n a n d p i t u i t a r y o f t h e f e m a l e r e t . E n d o c r i n o l o g y , £ , 1 1 6 0 - 1 1 6 5 . A N D E R S O N , C . O . y M A S O N , U . A . ( 1 9 7 7 ) H o r m o n e s a n d s o c i a l b e ­ h a v i o r o f s q u i r r e l m o n k e y s ( S a i m i r i s c i u r e u s ) . H o r m . B e h a v . 8^, 1 0 0 - 1 0 6 . A N G G A R D , E . ( 1 9 6 5 ) B i o c h e m . P h a r m a c o l . 1 4 , 1 5 0 7 - 1 5 1 1 . A N D R Y , D , K . y H O R I T A , A . ( 1 9 7 7 ) T h y r o t r o p i n - r e l e a s i n g h o r m o ­ n e ; P h y s i o l o g i c a l c o n c o m i t a n t s o f b e h a v i o r a l e x c i t a t i o n . P h a r m a c o l . B i o c h e m . B e h a v . 5 5 - 5 9 . A N L E Z A R K , G . M . , C R O W , T . 3 . y GREENWAY , A . P , ( 1 9 7 3 ) I m p a i r e d a n d d e c r e a s e d c o r t i c a l n o r e p i n e o h r i n e a f t e r l o c u s c o e r u l e u s l e s i o n s . S c i e n c e 1 8 1 , 6 8 2 - 6 6 4 . A P P L E Y , M . H . y T R U M B U L L , R . ( 1 9 6 7 ) P s y c h o l o g i c a l s t r e s s . I s ­ s u e s i n r e s e a r c h . A p p l e t o n C e n t u r y C r o f t s . New Y o r k . A P P L E Z U E I G , M . H . y B A U D R Y , F . D . ( 1 9 5 5 ) T h e p i t u i t a r y - a d r e n o c o r t i c a l s y s t e m i n a v o i d a n c e l e a r n i n g . P s y c h o l . R e p o r t s 1, 4 1 7 - 4 2 0 . 1555 A R A I , Y . y M A T S U m O T D , A . ( 1 9 7 8 ) S y n a p s e f o r m a t i o n o f t h e h y p o t h a l a m i c a r c u a t e n u c l e u s d u r i n g p o s t - n a t a l d e v e l o p ­ m e n t i n t h e f e m a l e r a t a n d i t s m o d i f i c a t i o n b y n e o n a t a l e s t r o g e n t r e a t m e n t . P s y c h o n e u r o e n d o c r i n o l o g y 3 , 3 1 - 4 5 . A R C H E R , 3 . ( 1 9 7 5 ) R o d e n t s e x d i f f e r e n c e s i n e m o t i o n a l a n d r e l a t e d b e h a v i o r . B e h a v . B i o l . 1 4 , 4 5 0 - 4 7 9 . A R C H E R , 3 . ( 1 9 7 7 ) S e x d i f f e r e n c e s i n t h e e m o t i o n a l b e h a v i o u r o f l a b o r a t o r y m i c e , B r . 3 . P s y c h o l . 6 8 , 1 2 5 - 1 3 1 . A R C H E R , 3 . ( 1 9 7 9 ) I n b r e e d i n g a n d s e x d i f f e r e n c e s i n r a t s a n d m i c e : A r e j o i n d e r t o G r a y . B r . 3 . P s y c h o l . 7 0 , 3 7 . A R D E L E A N U , A . y S T E R E S C U , N . ( 1 9 7 8 ) RNA a n d DNA s y n t h e s i s i n d e v e l o p i n g r a t b r a i n : h o r m o n a l i n f l u e n c e s . P s y c h o n e u r o e n - d o c r i n p l o g y 3 , 9 3 - 1 0 1 . A R I E T I , S . ( 1 9 5 5 ) I t e r p r e t a t i o n o f S c h i z o p h r e n i a . R o b e r t B r u n n e r , New Y o r k . A R N O L D , M . B . ( i 9 6 0 ) E m o t i o n a n d p e r s o n a l i t y ( 2 v o l s . ) . C o l u m b i a , New Y o r k . A R N O L D , P I . B . ( 1 9 6 7 ) S t r e s s a n d e m o t i o n . E n P s y c h o l o g i c a l S t r e s s , M . H . A p p l e y y R . T r u m b u l l ( E d s . ) , p p . 1 2 3 - 1 5 0 . A p p l e t o n - C e n t u r y - C r o f t s , New Y o r k . A S C K O F F , 3 . , C E R E 5 A , F . y H A L B E R G , F . ( 1 9 7 5 ) C h r o n o b i o l o g i c a l A s p e c t s o f E n d o c r i n o l o g y . F . K . S c h a c h t e r V è r l a g . S t u t t g a r t , New Y o r k . A S H B Y , U . R . ( 1 9 6 0 ) D e s i n g f o r a B r a i n . C h a p m a n & H a l l L t d . , L o n d r e s ( 2 @ e d . ) . ( E x i s t e t r a d u c c i o n e n c a s t e l l a n o e n E d i ­ t o r i a l T e c n o s , M a d r i d ) . A S H F O R D , 3 . y 3 0 N E S , 8 . 3 . ( 1 9 7 6 ) T h e e f f e c t s o f i n t r a - a m y o d a l o i d i n j e c t i o n s o f 6 - h y d r o x y d o p a m i n e o n a v o i d a n c e r e s ­ p o n d i n g i n r a t s . B r . 3 . P h a r m a c o l . 5 6 , 2 5 5 - 2 6 1 . A S E R I N S K Y , E . y K L E I T M A N , N . ( 1 9 5 3 ) R e g u l a r y o c c u r r i n g p e r i o d s o f e y e m o t i l i t y , a n d c o n c o m i t a n t p h e n o m e n a , d u r i n g s l e e p . S c i e n c e 1 1 8 , 2 7 3 - 2 7 4 . 1556 A V A R , 2 . y M O N O S , E . ( 1 9 6 7 ) E f f e c t o f l a t e r a l h y p o t h a l a m i c l e s i o n o n m a t e r n a l b e h a v i o r a n d f o e t a l v i t a l i t y i n t h e r a t . A c t a M e d . A c a d . S c i . H u n g . 2 3 , 2 5 5 - 2 6 1 . A X , A . F . ( 1 9 5 3 ) T h e p h y s i o l o g i c a l d i f f e r e n t i a t i o n b e t w e e n f e a r a n d a n g e r i n h u m a n s . P s y c h o s o m . M e d . 1 3 , 4 3 3 - 4 4 2 . B A A D E , E . , E L L E R T S E N , B . , J O H N S E K , T . B . y U R S I N , H . ( 1 9 7 8 ) P h y s i o l o g y , P s y c h o l o g y , a n d P e r f o r m a n c e . E n P s y c h o b i o l o g y o f S t r e s s , H . U r s i n , E . B a a d e y S . L e v i n e ( E d s . ) , p p . 1 6 3 - 1 8 1 A c a d e m i c P r e s s , New Y o r k . BACKSTROM,T. y CARSTENSEN,H . (1974) Estrogen and progeste­ rone in plasma in relation to premenstrual tension. S t e r o i d B i o c h . 5^, 2 5 7 - 2 6 0 . B A L A 2 S , R . , P A T E L , A . J . y H A 3 0 S , F . ( 1 9 7 5 ) F a c t o r s a f f e c t i n g t h e b i o c h e m i c a l m a d u r a t i o n o f t h e b r a i n ; e f f e c t s o f h o r ­ m o n e s d u r i n g e a r l y l i f e . P s y c h o n e u r o e n d o c r i n o l o g y 1_, 2 5 - 3 6 B A L D W I N , 3 , D , ( 1 9 6 6 ) T h e s o c i a l b e h a v i o r o f a d u l t m a l e squirrel monkeys (Saimiri sciurens) in a seminatural en­ vironment. Folia Primatol. £, 281-314. B A N D U R A , A . ( 1 9 7 3 ) A g g r e s s i o n ; A s o c i a l l e a r n i n g a n a l y s i s . P r e n t i c e - H a l l , New Y o r k . B A N C R D F T , 3 . ( 1 9 7 8 ) T h e r e l a t i o n s h i p b e t w e e n a n d s e x u a l b e h a v i o u r i n h u m a n s . E n B i o l o g i c a l D e t e r m i n a n t s o f S e x u a l B e h a v i o u r , 3 . B . H u t c h i s o n ( E d , ) . W i l e y , New Y o r k . B A N C R 0 F T , 3 . y S K 8 K K E B A E K , N . E . ( 1 9 7 9 ) A n d r o g e n s a n d h u m a n s e x u a l b e h a v i o u r . E n S e x . H o r m o n e s a n d B e h a v i o u r , C i b a F o u n d a t i o n S y m p o s i u m 6 2 , p p . 2 0 9 - 2 2 0 . E x c e r p t a M e d i c a , A m s t e r d a m . B A N C R O F T , 3 . , T E K N E N T . C . , L O U C A S . K . y C A S S , 3 . (1974) The control of deviant sexual behavior by drugs: behavioral changes following oestrogens and androgens. Br. 3. Psychiat. 1 2 5 , 3 1 0 - 3 1 5 . B A N S I , 3 . W . , K R A C H T , 3 . , K R A C H T , U . y M E I S S N E R , 3 . ( 1 9 5 3 ) Z u r E n t a s t e h u n g d e s M a r i u s B a s e d o w . P e u t . M e d . W o c h s c h r . 7 8 , 2 5 6 - 2 6 1 . 1557 B A N E R 3 E E , U . ( 1 9 7 1 ) I n f l u e n c e o f s o m e h o r m o n e s a n d d r u g s o n i s o l a t i o n i n d u c e d a g g r e s s i o n i n m a l e m i c e . C o m m u n ! c a ­ t i o n s B e h a v . B i o l . 6_, 1 6 3 - 1 7 0 . B AR C HA S, 3 . D . , C I A R A N E L L G , R . 0 . , S T O C K , 3 . D . , B R O D l E , H . K . H . y H A M B U R G , D . A . ( 1 9 7 2 ) B i o g e n i c a m i n e s a n d b e h a o i o r . En H o r m o n e s a n d B e h a v i o r . S . L e v i n e ( E d . ) , p p . 2 3 5 - 3 2 9 . A c a d e m i c P r e s s , New Y o r k . B A R C H A S , 3 . D . , C l A R A N E L L O , R j D . , K E S S L E R , S . y H A M B U R G , D . A . ( 1 9 7 5 ) G e n e t i c a s p e c t s o f t h e s y n t h e s i s o f c a t e c h o l a m i ­ n e s i n t h e a d r e n a l m e d u l l a , P s y c h o n e u r o e n d o c r i n o l o g y 1 , 1 0 3 - 1 1 3 . B A R D , P . (1934) E m o t i o n I : T h e n e u r o - h u m o r a l b a s i s o f e m o ­ t i o n a l r e a c t i o n s . E n H a n d b o o k o f G e n e r a l E x p e r i m e n t a l P s y c h o l o g y , C . M u r c h i n s o n ( E d . ) , C l a r k U n i v . P r e s s , W o r c e s t e r B A R N E T T , S . A . ( 1 9 6 3 ) A s t u d y i n b e h a v i o r . M e t h e u n , L o n d o n . B A R N E T T , S . A . y E V A N S , C . S . ( 1 9 6 6 ) P h y s i o l o g i c a l e f f e c t s o f f i g h t i n g i n m i c e . G e n . C o m p . E n d o c r i n o l . 4 , 9 - 1 4 . B A R N E T T , 5 . A . y B U R N , 3 . ( 1 9 6 7 ) E a r l y s t i m u l a t i o n a n d m a t e r ­ n a l b e h a v i o r . N a t u r e 2 1 3 , 1 5 0 - 1 5 2 . B A R K E R , ! . P . , H O S K I N S , R . G . y MOSENTH A L , H . 0 . ( 1 9 2 2 ) E n d o c r i ­ n o l o g y a n d M e t a b o l i s m . A p p l e t o n , New Y o r k . B A R R , G . A . G I B B O N S , 3 . L . y M O Y C R , K . E . ( 1 9 7 6 ) M a l e - F e m a l e d i f f e r e n c e s a n d t h e i n f l u e n c e o f n e o n a t a l a n d a d u l t t e s ­ t o s t e r o n e o n I n t r a s p e c i e s a g g r e s s i o n s i n r a t s . 3 . C o m p . P h y s i o l . P s y c h o l . 9 0 , 1 1 6 9 - 1 1 8 3 . B AR RA C LO U GH , C . A . y G O R S K I , R . A . ( 1 9 6 2 ) S t u d i e s o n m a t i n g b e ­ h a v i o r i n t h e a n d r o g e n - s t e r i l i z e d r a t . 3 . E n d o c r i n o l . 2 5 , 1 7 5 - 1 8 2 . B A U L I E U . E . , B R I C A I R E , H . y L E P R A T , 3 . ( E d s . ) G l a n d e s E n d o c r i ­ n e s . F l a m m a r i o n , P a r i s ( E x i s t e t r a d u c c i o n e n c a s t e l l a n o e n E d i t o r i a l E s p a x s , B a r c e l o n a ) . B A Y L I B S , R . I . S . y H A L L , R . ( 1 9 7 9 ) L a g l a n d u l a t i r o i d e s . M e d i c i n e 2 1 , 1 3 4 3 - 1 3 6 3 . 1558 B A S I L E , F . ( 1 9 7 3 ) L a s i n d r o m e d i f e m m i n i 1 i z z a z i o n e t e s t i - c o l a r e . M i n e r v a G i n e c . 2 5 , 1 8 7 - 1 9 1 . B E A C H , F . A . ( 1 9 4 2 ) C o p u l a t o r y b e h a v i o r i n p r e p u b e r a l l y c a s t r a t e d m a l e r a t s a n d i t s m o d i f i c a t i o n b y e s t r o g e n a d m i n i s t r a t i o n . E n d o c r i n o l o g y 3 1 , 6 7 9 - 6 8 3 . B E A C H , F . A . y H O L Z - T U C K E R , A . M . ( 1 9 4 9 ) E f f e c t s o f d i f f e r e n t c o n c e n t r a t i o n s o f a n d r o g e n u p o n s e x u a l b e h a v i o r i n c a s ­ t r a t e d m a l e r a t s . 3 . C o m p . P h y s i o l . P s y c h o l . 4 2 , 4 3 3 - 4 5 3 . B E A C H , F . A . ( 1 9 4 8 ) H o r m o n e s a n d B e h a v i o r . P a u l B . H o e b e r , New Y o r k . B E A C H , F . A . ( 1 9 6 5 ) ( E d . ) S e x a n d B e h a v i o r . U i l e y , New Y o r k . B E A C H , F . A . ( 1 9 7 5 ) B e h a v i o r a l e n d o c r i n o l o g y : A n e m e r g i n g d i s c i p l i n e . A m e r i c a n S c i e n t i s t 6 3 , 1 7 8 - 1 8 7 . B E A C H , F . A . ( 1 9 7 6 ) S e x u a l A t t r a c t i v i t y , P r o c e p t i v i t y , a n R e c p p t i v i t y , i n f e m a l e m a m m a l s . H o r m . B e h a v . 2 * 1 0 5 - 1 3 8 . B E A C H , F . A . ( 1 9 7 9 ) A n i m a l m o d e l s f o r h u m a n s e x u a l i t y . En S e x . H o r m o n e s a n d B e h a v i o r , C i b a F o u n d a t i o n S y m p o s i u m 6 2 , p p . 1 1 3 - 1 3 2 . E x c e r p t a M e d i c a , A m s t e r d a m . B E A C H , F . A . y L E V I N S O N , G. ( 1 9 6 7 ) E f f e c t s o f a n d r o g e n o n t h e g l a n d s p e n i s a n d m a t i n g b e h a v i o r o f c a s t r a t e d m a l e r a t s . E n H o r m o n e s a n d B e h a v i o r , R . E . W h a l e n ( E d . ) , p p . 1 1 5 - 1 2 4 . D . V a n N o s t r a n C o m p a n y , I n c . L o n d o n . B E A C H , F . A . y F O R D , C . S . ( 1 9 6 9 ) C o n d u c t s s e x u a l . F o n t a n e l l e , B a r c e l o n a ( O r i g i n a l i n g l e s 1 9 5 1 ) . B E A C H , F . A . y K U E H N , R . E . ( 1 9 7 0 ) C o i t a l b e h a v i o r i n d o g s . X . E f f e c t s o f a n d r o g e n i c s t i m u l a t i o n d u r i n g d e v e l o p m e n t o n f e m i n i n e m a t i n g r e s p o n s e s i n f e m a l e s a n d m a l e s . H o r m . B e h a v . 1 , 3 4 7 - 3 6 7 . B E A T T Y , U . U . ( 1 9 7 3 ) E f f e c t s o f g o n a d e c t o m y o n s e x d i f f e r e n - . c e s i n DRL b e h a v i o r . P h y s i o l . B e h a v . 1 0 , 1 7 7 - 1 7 8 . B E A T T Y , U . W . ( 1 9 7 9 ) G o n a d a l h o r m o n e s a n d s e x d i f f e r e n c e s i n n o n r e p r o d u c t i v e b e h a v i o r s i n r o d e n t s : O r g a n i z a c i o n a l a n d a c t i v a c i o n a l i n f l u e n c e s . H o r m . B e h a v . 1 2 , 1 1 2 - 1 6 3 . 1559 B E A T T Y , U . U . y B E A T T Y , P . A . ( 1 9 7 0 ) H o r m o n a l d e t e r m i n a n t s o f s e x d i f f e r e n c e s i n a v o i d a n c e b e h a v i o r a n d r e a c t i v i t y t o e l e c t r i c s h o c k i n t h e r a t . 3 . C o m p . P h y s i o l . P s y c o l . 2 3 , 4 4 6 - 4 5 5 . B E A T T Y , E . A . , B E A T T Y . U . U . , B O W M A N , R . E . y G I L C H R I S T , 3 . C. ( 1 9 7 0 ) T h e e f f e c t s o f A C T H , a d r e n a l e c t o m y , a n d d e x a m e t h a - s o n e o n t h e a c q u i s i t i o n o f a n a v o i d a n c e r e s p o n s e i n r a t s . P h y s i o l . B e h a v . 5 , 9 3 9 - 9 4 4 . B E C K W I T H , B . E . , S A N D M A N , C . A . , H O T H E R 5 A L L , D . y K A S T 1 N , A . 3 . ( 1 9 7 7 ) I n f l u e n c e o f n e o n a t a l i n j e c t i o n s o f et -MSH o n l e a r n i n g m e m o r y a n d a t t e n t i o n i n r a t s . P h y s i o l . B e h a v . 1 8 , 6 3 - 7 1 . B E M I S , K . M . ( 1 9 7 8 ) C u r r e n t a p p r o a c h e s t o t h e e t i o l o g y a n d t r e a t m e n t o f a n o r e x i a n e r v o s a . P s y c h o l . B u l l . 8 5 , 5 9 3 - 6 1 7 . B E N E D E K , T . y R U B I N S T E I N , B . ( 1 9 3 9 ) T h e c o r r e l a t i o n s b e t w e e n o v a r i a n a c t i v i t y a n d p s y c h o d i n a m i c p r o c e s s e s . I . T h e o v u l a t i v e p h a s e . P s y c h o s o m . M e d . 1 , 2 4 5 - 2 7 0 . I I . T h e m e n s ­ t r u a l p h a s e . P s y c h o s o m . M e d . 1 , 4 6 1 - 4 8 5 . B E N N E T T , E . L . , D I A M O N D , M . C . , K R E C H , D . y R CSE NZWE I G , M . R . (1964) Chemical and anatomical plasticity of brain. S c i e n c e 1 4 7 , 6 1 0 - 6 1 9 . B E N O I T , 0 . ( 1 9 7 5 ) E l e s t a d o d e l s u M o ( E s t a d o S ) . A s p e c t o s p s i c o f i s i o l o g i c o s . E n E l s u e M b , A n a l e s d e p s i c o t e r a p i a 5 j p p . 7 0 - 9 2 . P u n d a m e n t o s , M a d r i d . B E R M A N , L . ( 1 9 2 2 ) T h e g l a n d s r e g u l a t i n g p e r s o n a l i t y . M c M i l l a n , New Y o r k . GERMANT,G. y DAVIDSON,3. (1974) Biological Basis of Sexual Behavior. Harper y Row, New York. B E R N A R D , C . ( 1 8 5 9 ) L e ç o n s s u r l e s p r o p i e t e s p h i s i o l o o i q u e s e t l e s a l t e r a t i o n s p a t h o q i g u e s d e s l i q u i d e s d e l o r g a n i s m e ( V o l s . I y I I ) . B e l l i e r e , P a r i s . B E R N A L , 3 . D . ( 1 9 7 2 ) C r y i n g d u r i n g t h e f i r s t t e n d a y s o f l i f e , a n d m a t e r n a l r e s p o n s e s . D e v e l . M e d . C h i l d . N e u r o l . 1 4 , 3 6 2 - 3 7 2 . 1560 B E R N S T E I N , L . ( 1 9 5 2 ) A n o t e o n C h r i s t i e ' s " E x p e r i m e n t a l n a ï v e t é a n d e x p e r i e e t i a l n a ï v e t é " . P s y c h o l . B u l l . 4 9 , 3 8 - 4 0 . B E R N S T E I N , 3 . ( 1 9 5 7 ) L a t i p o l o g i a p s i c o m e t r i c a d e 3 a e n s c h . E n E i d é t i c a y E x p l o r a c i o n T i o o l o q i c a , E . R . 3 a e n s c h , p p . 1 1 - 4 8 . . P a i d o s , B u e n o s A i r e s ( G r i g , a l e m a n 1 9 2 5 ) . B E R T A L A N F F Y , L . v o n ( 1 9 6 8 ) G e n e r a l S y s t e m T h e o r y . P e n g u i n , New Y o r k . B E R T A L A N F F Y , L . v o n , A S H B Y , U . R . y U E I N B E R G , G . M . ( 1 9 7 2 ) T r e n d s i n G e n e r a l S y s t e m s T h e o r y . U i l e y , New Y o r k ( E x i s t e t r a ­ d u c c i o n e n c a s t e l l a n o e n A l i a n z a E d i t o r i a l ) . BEUM0NT,P.3iV., BANCROFT,3.H.3. , BEARDUDOD,C .3. y RUSSEL, G.F.M. (1972) B e h a v i o r a l c h a n g e s f o l l o w i n g t r e a t m e n t w i t h t e s t o s t e r o n e : A c a s e r e p o r t . P s y c h o l . M e d i c i n e 2, 70-72. B E V A N , W . D . , O A V E S , U . F . y L E V Y , F . U . ( i 9 6 0 ) T h e r e l a t i o n o f c a s t r a t i o n a n d r o g e n t h e r a p y , a n d p r e - t e s t f i g h t i n g e x p e r i e n c e t o c o m p e t i t i v e a g g r e s s i o n i n m a l e m i c e . A n i m . B e h a v . 8^, 6 - 1 2 . B I E B E R , I . ( 1 9 5 9 ) O l f a c t i o n i n s e x u a l d e v e l o p m e n t a n d a d u l t s e x u a l o r g a n i z a t i o n . Am. 3 . P s y c h o t h e r a p , 1 3 , 8 5 1 - 8 5 9 . B I N K L E Y , S . ( 1 9 7 9 ) U n e n z i m a d e l a g l a n d u l a p i n e a l q u e c o n ­ t r o l s e l t i e m p o . I n v e s t i o a c i d n y C i e n c i a 3 3 ( j u n i o ) , 2 0 - 2 6 . B I R C H , M . C . ( 1 9 7 4 ) ( E d . ) P h e r o m o n e s . N o r t h - H o l l a n d , L o n d o n . B L A L O C K , 3 . E . y S T A N T O N , 3 . D . ( 1 9 8 0 ) C ommon p a t h w a y s o f i n t e r ­ f e r o n a n d h o r m o n a l a c t i o n . N a t u r e 2 8 3 , 4 0 6 - 4 0 6 . B L I S S , E . L . , M I C E 0 N , C . 3 . , B R A N C H , C . H . y S A M U E L S , L . T . ( 1 9 5 6 ) R e a c t i o n o f t h e a d r e n a l c o r t e x t o e m o t i o n a l s t r e s s . P s y c h o s o m . M e d . 1 8 , 5 6 - 6 1 . B L I S , E . L . , F R I C H A T , A . y S A M U E L S , L . ( 1 9 7 2 ) B r a i n a n d t e s t i c u ­ l a r f u n c t i o n . L i f e S c i . 1 1 , 2 3 1 - 2 3 8 . 1561 B I R D U H I 5 T E L L , R . L . ( 1 9 7 0 ) K i n e s l c s e n d c o n t e x t . U n i v . P e n - s y l v a n i a P r e s s , P h i l a d e l p h i a . B L I Z A R D j D . y D E N E F , C . ( 1 9 7 3 ) N e o n a t a l a n d r o g e n e f f e c t o n o p e n f i e l d a c t i v i t y a n d s e x u a l b e h a v i o r i n t h e f e m a l e r a t : T h e m o d i f y i n g i n f l u e n c e o f o v a r i a n s e c r e t i o n s d u r i n g d e v e l o p m e n t . P h y s i o l . B e h a v . 1 1 , 6 5 - 6 9 . B L U M E R j D . y M I C E O N , C . ( 1 9 7 3 ) T r e a t m e n o f i m p u l s i v e b e h a v i o r d i s o r d e r s i n m a l e s w i t h m e d r o x y - p r o o e s t e r o n e a c e t a t e . T r a b a j o p r e s e n t a d o a l a r e u n i o n a n u a l d e l a A s o c i a c i o n A m e r i c a n a d e P s i c u i a t r i a ( A m e r i c a n P s y c h i a t r i c A s s o c i a t i o n ) 6 L E U L E R , M . (1954) E n d o k r i n o l o q i s c h e P s y c h i a t r i e . T h i e m e , S t u t t g a r t ( E x i s t e t r a d u c c i o n a l c a s t e l l a n o e n E d i t o r i a l F i n c h e l m a n , B u e n o s A i r e s , 1 9 5 6 ) . B O G D O N O F F . M . D . , H A R L A N , U . R . , E S T E S , E . H . O r . y K I R S H N E R , N . ( 1 9 5 9 ) C h a n g e s i n u r i n a r y c a t e c h o l a m i n e e x c r e t i o n a c c o m ­ p a n y i n g c a r b o h y d r a t e a n d l i p i d r e s p o n s e s t o o r a l e x a m i ­ n a t i o n . C i r c u l a t i o n 2 0 , 6 7 4 - 6 8 2 . B O H U S j B . ( 1 9 7 0 ) C e n t r a l n e r v o u s s t r u c t u r e s a n d t h e e f f e c t o f ACTH a n d c o r t i c o s t e r o i d s o n a v o i d a n c e b e h a v i o u r : A s t u d y w i t h i n t r a c e r e b r a l i m p l a n t a t i o n o f c o r t i c o s t e r o i d s i n t h e r a t . P r o g . B r a i n R e s . 3 2 , 1 7 1 - 1 8 3 . B O H U S , B . , E N D R O C Z I , E . y L I S S f l K . K . ( 1 9 6 4 ) C o r r e l a t i o n s b e t w e e n a v o i d i n g c o n d i t i o n e d r e f l e x , a c t i v i t y a n d p i t u i t a r y - a d r e n o c o r t i c a l f u n c t i o n i n t h e r a t , A c t e P h y s i o l . A c a d . S c i e n t . H u n q a r i c a e 2 4 , 7 0 - 8 3 . B G H U S , B . y DE U I E D , D . ( 1 9 6 7 ) A v o i d a n c e a n d s c a p e b e h a v i o r f o l l o w i n g m e d i c a l t h a l a m i c l e s i o n s i n r a t s . 3 . C o m p . P h y s i o l . P s v c h o l . 6 4 , 2 6 - 2 9 . B O H U S , B . , G R U B I T S , 3 . K O V A C S , G . y L I S S A K , K . ( 1 9 7 0 ) E f f e c t o f c o r t i c o s t e r o i d s o n p a s s i v e a v o i d a n c e b e j a v i o r o f r a t s . A c t a P h y s i o l . A c a d . S c l e n t . H u n o a r i c a e 3 8 , 3 8 1 - 3 9 1 . B 0 H U 5 , B . , G I S P E N , U . H . y DE U I E D , D . ( 1 9 7 3 ) E f f e c t o f l y s i m v a s o p r e s s i n a n d ACTH 4 - 1 0 o n c o n d i t i o n e d a v o i d a n c e b e h a v i o r o f h y p o p h y s e c t o m i z e d r a t s . N e u r o e n d o c r i n o l o p y 1 1 , 1 3 7 - 1 4 3 . 1562 B O H U S , e . , H E N D R I C K X , H . H . L . , VAN KOL F SCHOTL ' N, A . A . y K R E D I E T p T . C . ( 1 9 7 5 ) E f f e c t s o f c o r t i c o t r o p h i n - l i k e n e u r o p e p t i d e s o n m a l e s e x u a l b e h a v i o r i n t h e r a t . 3 . E n d o c r i n o l . 6 4 , 3 7 B O L T O N , R . ( 1 9 7 3 ) A g g r e s i o n a n d h y p o g l y c e m i a a m o n g t h e Q u o l l a ; A s t u d y i n p s y c h o b i o l o g i c a l a n t r o p o l o g y . E t h n o l o g y 1 2 , 2 2 7 - 2 5 7 . E O N V A L L E T , M . , D E L L , P . y H E I B E L , G . ( 1 9 5 4 ) T o n u s s y m p a t h i q u e e t a c t i v i t é é l e c t r i q u e c o r t i c a l e . E l e c t r o e n c e p h a l o q . C l i n , N e u r o p h y s i o l . 6 , 1 1 9 - 1 4 4 . B O N V A L L E T , m . , H U G E L I N , A . y D E L L , P . ( 1 9 5 6 ) M i l i e u i n t é r i e u r e t a c t i v i t é a u t o m a t i q u e d e s c e l l u l e s r é t i c u l a i r e s m é s e n - c é p h a l i q u e s . 3 . P h y s i o l . ( P a r i s ) 4 8 , 4 0 3 - 4 0 6 . B O O T H , 3 . E . ( 1 9 7 7 ) S e x u a l b e h a v i o r o f m a l e r a t s i n j e c t e d w i t h t h e a n t i - o e s t r o g e n M E R - 2 5 d u r i n g i n f a n c y . P h y s i o l . B e h a v . 1 9 , 3 5 - 3 9 . B 0 R R E L L , 3 . , P I V A , F . y M A R T I N I , L . ( 1 9 8 0 ) L a a m i g d a l a e n e l c o n t r o l d e l a s e c r e c i o n d e h o r m o n e l u t e i n i z a n t e , f o l i - c u l o e s t i m u l a n t e y p r o l a c t i n a e n l a r a t a . P s y q u i s , 1_ ( E n p r e n s a ) . B 0 T T E L L A , 3 . ( 1 9 6 6 ) E n d o c r i n o l o g i a d e l a m u j e r . C i e n t i f i c o M é d i c a , B a r c e l o n a . B 0 T T E L L A , 3 . ( 1 9 7 7 ) T r a t a d o d e G i n e c o l o g f a . F i s i o p a t o l o - o i a F e m e n i n a • ( V o l . I ) . C i e n t f f i c o M é d i c a , B a r c e l o n a ( E n c o l a b o r a c i o n c o n 3 . A . C l a v e r o ) . B O U R B A U L T , P . C . , K A R C Z M A R , A . G . y 5 C U D D E R , C . L . ( 1 9 6 3 ) C o n ­ t r a s t i n g b e h a v i o r a l , p h a r m a l o g i c a l , n e u r o p h y s i o l o g i c a l , a n d b i o c h e m i c a l p r o f i l e s o f C 5 7 B L / 6 a n d S c - I s t r a i n s o f m i c e . L i f e 5 c i . £ , 5 3 3 - 5 5 3 . B O U R G E O I S , M . ( l 9 7 5 ) L a m e n o p a u s e . A p r o p o s d e q u e l q u e s a s ­ p e c t s p s y c h o l o g i q u e s e t p s y c h i a t r i q u e s . A n n l s . M é d . - P s y c h o l . 2 » 4 4 9 - 4 8 7 . B O U R G U I G N O N , A . ( 1 9 7 5 ) SueP i o y l o c u r a . E n E l s u e R o , A n a l e s de p s i c o t e r a p i a 5 , p p . 5 9 - 6 9 . F u n d a m e n t o s , M a d r i d . 1563 B O U R N E , F . G . ( 1 9 7 1 ) A l t e r e d a d r e n a l f u n c t i o n i n t w o c o m b a t s i t u a t i o n s i n V i e t N a m . E n T h e P h y s i o l o g y o f A g g r e s s i o n a n d D e f e a t , B . E . E l e f t h e r i o u a n d 3 . P . S c o t t ( E d s . ) , p p . 2 6 5 - 2 9 0 . P l e n u m P r e s s , New Y o r k . B O U T H O U L j G. ( 1 9 7 1 ) B i o l o q i a S o c i a l . O i k o s - T a u , B a r c e l o n a ( O r i g . F r a n c e s 1 9 6 4 ) . B D U L B Y , 3 . ( 1 9 6 9 ) A t t a c h m e n t a n d l o s s . V o l . I ; A t t a c h m e n t . H o g a r t h P r e s s , L o n d o n . B D U L B Y , 3 . ( 1 9 7 3 ) A t t a c h m e n t a n d l o s s . V o l . I I : S e p a r a t i o n . H o g a r t h P r e s s , L o n d o n . B R A D Y , 3 . V . ( 1 9 5 8 ) U l c e r s i n " e x e c u t i v e " m o n k e y s . S c i » A m e r . 1 9 9 , 9 5 - 1 0 0 ( E x i s t e t r a d u c c i o n a l c a s t e l l a n o e n E d . B l u m e , M a d r i d ) . B R A I N , P . P . ( 1 9 7 2 ) M a m m a l i a n b e h a v i o r a n d t h e a d r e n a l c o r t e x : A r e v i e w . B e h a v . B i o l . 1_, 4 5 3 - 4 7 7 . B R A I N , P . P . ( 1 9 7 5 ) S t u d i e s o n c r o w d i n g : A c r i t i c a l a n a l y s i s o f t h e i m p l i c a t i o n s o f s t u d i e s o n r o d e n t s f o r t h e h u m a n s i t u a t i o n . I n t . 3 . M e n t . H e a l t h 1 5 - 3 0 . B R A I N , P . P . ( 1 9 7 7 ) H o r m o n e s a n d A g g r e s s i o n ( V o l . I ) . E d e n P r e s s , M o n t r e a l . B R A I N ; P . F . ( 1 9 7 9 ) H o r m o n e s a n d A g g r e s s i o n ( V o l . I I ) . E d e n P r e s s , M o n t r e a l . ......................................................................................................................... B R A I N , P . P . y E V A N S , C . M . ( 1 9 7 3 ) S ome r e c e n t s t u d i e s o n t h e e f f e c t s o f c o r t i c o t r o p h i n o n a g o n i s t i c b e h a v i o u r i n t h e h o u s e a n d t h e g o l d e n h a m s t e r . 3 . E n d o c r . 5 7 , 3 9 - 4 0 . B R A I N , P . P . y P O O L E , A . E . ( 1 9 7 4 ) T h e r o l e o f e n d o c r i n e s i n i s o l a t i o n i n d u c e d i n t e r m a l e f i g h t i n g i n a l b i n o l a b o r a ­ t o r y m i c e , 1 : P i t u i t a r y - a d r e n o c o r t i c a l i n f l u e n c e s . A g g r e s s . B e h a v . 2 » 3 9 - 6 9 . B R A I N , P . P . , N O U E L L , N . U . y U O U T E R S , A . ( 1 9 7 1 ) Some r e l a t i o n ­ s h i p s b e t w e e n a d r e n a l f u n c t i o n a n d a f f e c t i v e n e s s o f a p e r i o d o f i s o l a t i o n i n i n d u c i n g i n t e r m a l e s a g g r e s s i o n i n a l b i n o m i c e . P h y s i o l . B e h a V . 2 7 - 2 9 . 1564 ERAM,I. (1927) Psychic trauma in pathogenesis of exophtal- mic goiter. A review of 3.433 cases. Endocrinology 106-111. 3 R A M 9 I L L A , r . , C U E R R I N I , A , ROVERE, C. y R I C C I , f. (1975) Neuroendocrine effects of hsloperidol therapy in chronic schizophrenia. Psychofarmacoloqis 44, 17-22. BRAMBILLA,F. SMERALDI,E., 5ACCHETTI,E. et al. 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V a n d e U i e l e ( E d s . ) , p p . 1 9 - 3 2 . U i l e y , N e u Y o r k . P H O E N I X , C . H . ( 1 9 7 5 b ) E f f e c t s o f d i h y d r o t e s t o s t e r o n e o n s e x u a l b e h a v i o r o f c a s t r a t e d m a l e r h e s u s m o n k e y s . P h y s i o l . B e h a v . 1 2 , 1 0 4 5 - 1 0 5 5 . P H O E N I X , C . H . , G 0 Y , R . U . , G E R A L L , A . A . y Y O U N G , U . C . ( 1 9 5 9 ) O r g a n i z i n g a c t i o n o f p r e n a t e l l y a d m i n i s t e r e d t e s t o s t e r o n e p r o p i o n a t e o n t h e t i s s u e s m e d i a t i n g m a t i n g b e n a v i o r i n t h e f e m a l e g u i n e a p i g . E n d o c r i n o l o g y 6 5 , 3 6 9 - 3 8 2 . P H O E N I X , C . H . , S L O B , A . K . y C O Y , R . U . ( 1 9 7 3 ) E f f e c t s o f c a s t r a t i o n a n d r e p l a c e m e n t t h e r a p y o n s e x u a l b e h a v i o r o f a d u l t m a l e r h e s u s . 3 . C o m p . P h y s i o l . P s y c h o l . B 4 , 4 7 2 - 4 8 1 . P I L L A R D , R . C . , R O S E . R . m . y S H E R WOOD , M. ( 1 9 7 4 ) P l a s m a t e s t o s ­ t e r o n e l e v e l s i n h o m o s e x u a l m e n . A r c h . S e x . B e h a v . P I N C U 5 , G . y H O A G L A N D , H . ( 1 9 4 3 ) S t e r o i d e x c r e t i o n a n d t h e s t r e s s o f f l y i n g . 3 . A v i a t . M e d . 1 4 , 1 7 3 - 1 7 7 , P I N I L L O S , 3 . L . ( 1 9 7 5 ) F r i n c i p i o s d e P s i c o l o g f a . A l i a n z a E d i t o r i a l , M a d r i d . P I N I L L 0 S , 3 . L . ( 1 9 7 7 ) P s i c o p a t o l o o f a d e l a v i d a u r b a n a . E s p a s a - C a l p e , M a d r i d . P I N I L L 0 5 , 3 . L . ( 1 9 7 8 ) L o f i s i c o y l o m e n t a l . B o l . I n f o r . F u n d . 3 u a n M a r c h 7 1 , 3 - 3 1 . P I N I L L O S , 3 . L . , L O P E Z P I N E R O , 3 . M. y G A R C I A B A L L E R T E R , L . ( 1 9 6 6 ) L g n s t i t u c i o n y P e r s o n a l i d a d . C . S . I . C . , M a d r i d . P I R O , C . , F R A I 0 L I , F . , S C I A R R A , F . y C O N T I , C . ( 1 9 7 3 ) C i r c a d i a n r h y t h m o f p l a s m a t e s t o s t e r o n e , c o r t i s o l a n d g o n a d o p r o p i n s i n n o r m a l m a l e s u b j e t s . 3 . S t e r o i d B i o c h e m . 4 , 3 2 1 - 3 2 9 . 1625 F L O T N I K . R . , M I R , D . y D E L G A O O , 3 . M . R . ( 1 9 7 1 ) A g g r e s s i o n , n o x i o u s n e s s , a n d b r a i n s t i m u l a t i o n i n u n r e s t r a i n e d r h e s u s m o n k e y s . E n P h y s i o l o g y o f A g g r e s s i o n a n d D e f e a t , B . E . E l e f t h e r i o u y 3 . F . S c o t t ( E d s . ) , 1 4 3 - 2 2 1 . P l e n u m P r e s s , N e u Y o r k . POPOV A , N . K . y N A U M E N K O , E . V . ( 1 9 7 2 ) D o r n i n a c e r e l a t i o n s a n d t h e p i t u i t a r y - a d r e n a l s y s t e m i n r a t s . A n i m a l B e h a v . 2 0 , 1 0 6 - 1 1 1 . P O R T E R , G . A . , B D G O R O C H , R . y E D E L M A N , I . S . ( 1 9 6 4 ) On t h e m e c h a n i s m o f a c t i o n o f a l d o s t e r o n e o n s o d i u m t r a n s p o r t . T h e r o l e o f RNA s y n t e s i s . P r o . N e t . A c a d . S c i . ( U S A ) 5 2 , 1 3 2 6 - 1 3 2 8 . P O S E R , E . G . y K I N G , M . C . ( 1 9 7 6 ) P r i m a r y p r e v e n t i o n o f f e a r : a n e x p e r i m e n t a l a p p r o a c h . En S t r e s s a n d A n x i e t y ( V o l . 3 ) , I . G . S a r a s o n y C h . D . S p i e l b e r g e r ( E d s . ) , p p . 3 2 5 - 3 4 4 . H e m i s p h e r e , N e u Y o r k . P O W E L L , C . P . , B R A 5 E L , 3 . A . y B L I Z Z A R D , R . M . ( 1 9 6 7 ) E m o t i o n a l d e p r i v a t i o n a n d g r o w t h r e t a r d a t i o n s t i m u l a t i n g i d i o ­ p a t h i c h y p o p i t u i t a r i s m . I . C l i n i c a l e v a l u a t i o n o f t h e s y n d r o m e . N . E n g l . 3 . M e d . 2 7 6 , 1 2 7 1 - 1 2 7 8 . I I . E n d o c r i n o l o g i e e v a l u a t i o n o f t h e s y n d r o m e . N . E n o l . 3 . M e d . 2 7 6 , 1 2 7 9 - 1 2 8 3 . P O W E L L , G . E . , H 0 P U 0 0 D , N . 3 . y B A R R A T T , E . 5 . , ( 1 9 7 3 ) G r o w t h h o r m o n e s t u d i e s b e f o r e a n d d u r i n g c a t c h - u p g r o w t h i n a c h i l d w i t h e m o c i o n a l d e p r i v a t i o n a n d s h o r t s t a t u r e . 3 . C l i n . E n d o c r . M e t a b . 3 7 , 6 7 4 - 6 7 9 . PRADOS y S U C H , M . ( 1 9 6 8 ) I m p r e s i o n e s y r e c u e r d o s d e A c h u c a - r r o . E n N i c o l é s A c h û c a r r o . Su v i d a y o b r a , G . M o y a ( E d . ) , p p . 1 0 7 - 1 1 9 . T a u r u s , M a d r i d . F R A N C E , A . 3 . y W I L S O N , I . E . ( 1 9 7 6 ) S ome b e h a v i o r a l e f f e c t s o f n a t u r a l a n d s y n t h e t i c p o l y p e p t i d e s i n a n i m a l s a n d m a n . E n P s y c h o t r o p i c A c t i o n o f H o r m o n e s , T . M . I t i l , G . L a u d a h n y W . M . H e r m a n n E d s , ) , p p . 2 2 3 - 2 3 0 . S p e c t r u m , N e u Y o r k . P RI B R A M ,K . H . y KRUGER,L. (1954) Functions of the olfactory brain. A n n . A c a d . S c i . 5 8 . 1 0 9 - 1 3 8 . 1626 P R I B R A M , K . H , ( 1 9 6 8 ) E m o t i o n : S t e p s t o w a r d a n e u r o p s y c h o l ­ o g i c a l t h e o r y . E n N e u r o p h y s i o l o q y a n d E m o t i o n , D . C . G l a s s ( E d . ) , R o k e f e l l e r U n i v . P r e s s , New Y o r k . P R I C E , O . S . , T H A L E R , M . y M A S O N , 3 . U . ( 1 9 5 7 ) P r e o p e r a t i v e e m o t i o n a l s t a t e s a n d a d r e n a l c o r t i c a l a c t i v i t y : S t u d i e s o n c a r d i a c a n d p u l m o n a r y s u r g e r y p a t i n t s . A r c h . N e u r o l . P s y c h i a t r . 7 7 , 6 4 6 - 5 5 1 , P U E R T O , A . , M O L I N A , F . , R O G E R S , 3 . y M O S S , D . F . ( 1 9 7 6 ) P h y s o s t i g m i n e - i n d u c e d a m n e s i a f o r a n e s c a p e r e s p o n s e 1 2 t o 7 2 h o u r s . a f t e r t r a i n i n g . B e h a v . B i o l . 1 6 , 8 5 - 9 0 . Q U A D A G N O , D . M. y H O , G . K . U . ( 1 9 7 5 ) T h e r e v e r s i b l e i n h i b i t i o n o f s t e r o i d - i n d u c e d s e x u a l b e h a v i o r b y i n t r a c r a n i a l c y c l o h e x a m i d e . H o r m . B e h a v . 2 * 1 9 - 2 5 . Q U A D A G N O , D . M . , D E B O L D , 3 . F . , G O R Z A L K A , B . B . y U H A L E N , R . E . (1974) Maternal b e h avior in the rat: Aspects of conceveet- ion and neonatal a n d r o g e n treatmen. Physiol. B e h a v . 12, 1071-1074. Q U A D A G N O , D . M . , B R I S C O E , R . y Q U A D A G N O . 3 . S . ( 1 9 7 7 ) E f f e c t o f p e r i n a t a l g o n a d a l h o r m o n e s o n s e c t e d n o n s e x u a l p a t t e r n s : A c r i t i c a l a s s e s s m e n t o f t h e n o n h u m a n a n d h u m a n l i t e r a t u r e . P s y c h o l . B u l l . 8 4 , 6 2 - 8 0 . O U A R T O N , G . C . , C L A R K , L . D . , C O B B , S . y B A U E R , W . ( 1 9 5 5 ) M e n t a l d i s t u r b a n c e s a s s o c i a t e d w i t h ACTH a n d c o r t i s o n e : A r e v i e w o f e x p l a n a t o r y h y p o t h e s e s . M e d i c i n e 3 4 , 1 3 - 5 0 ( B a l t i m o r e ) . Q U A Y , U . S . ( 1 9 6 3 ) C i r c a d i a n r h y t h m i n r a t p i n e a l s e r o t o n i n a n d i t s m o d i f i c a t i o n b y e s t r o u s c y c l e a n d p h o t o p e r i o d . G e n . C o m p . E n d o c r . 2» 4 7 3 - 4 7 9 . Q U A Y , U . B . y R E N Z O N I , A . ( 1 9 6 6 ) T w e n t y - f o u r - h o u r r h y t h m s i n p i n e a l m i t o t i c a c t i v i t y a n d n u c l e a r a n d n o n n u c l e a r d i m e n s i o n s . G r o w t h 3 0 , 3 1 5 - 3 2 3 . Q U E R O L , M . ( 1 9 7 7 ) D e p r e s i o n . E n E n c i c l o p e d i a d e P s i o u i a t r f a , G . V i d a l , H . B l e i c h m a r y R . 3 . U s a n d i v a r a s ( E d s . ) , p p . 1 3 8 - 1 4 5 . E l A t e n e o , B u e n o s A i r e s . 1627 R A D A C D T . S . , P E I L L O N . F . y DA L A G E . C . ( 1 9 7 2 ) H o r m o n a s h i p o t a l a m o h i p o f i s a r i a s . En G l a n d u l e s E n d o c r i n a s , E . B a u l i e u , H . B r i c a i r e y D . L e p r a t ( E d s . ) , p p . 2 1 - 4 1 . E s p a x s , B a r c e l o n a . R A I S M A N , G . y F I E L D , P . M . ( 1 9 7 3 ) S e x u a l d i m o r p h i s m i n t h e n e u r o p i l o f t h e p r e o p t i c a r e a o f t h e r a t a n d i t s d e p e n d e n c e o n n e o n a t a l a n d r o g e n . B r a i n R e s . 5 4 , 1 - 2 9 . R A K E , A . V . ( 1 9 7 3 ) I n v o l v e m e n t o f b i o g e n i c a m i n e s i n m e m o r y f o r m a t i o n ; t h e c e n t r a l n e r v o u s s y s t e m i n d o l e a m i n e i n v o l v e m e n t . P s y c h o p h a r m a c o l o q i a 2 9 , 9 1 - 1 0 0 . R A K O F F , A . E . ( 1 9 6 8 ) E n d o c r i n e m e c h a n i s m s i n p s y c h o g e n i c a m e n o r r h o e a . En E n d o c r i n o l o o y a n d H u m a n B e h a v i o r , R . P . M i c h a e l ( E d . ) , p p . 1 3 9 - 1 5 9 . O x f o r d U n i v . P r e s s , L o n d o n , R A M , P . ( 1 9 7 9 ) T h e l o c u s c o e r u l e u s , c a t e c h o l a m i n e s , a n d REM s l e e p : A c r i t i c a l r e v i e w . B e h a v . N e u r . B i o l . 2 5 , 4 1 5 - 4 4 8 . RAMON y C A 3 A L , S . ( 1 9 0 9 ) H i s t o l o g i e d e l s i s t e m a n e r v i o s o d e l h o m b r e y d e l o s v e r t e b r a d o s . C . S . I . C , , M a d r i d . RAMON y C A 3 A L , 5 . ( 1 9 6 8 ) O r a c i o n f u n e b r e . E n N i c o l a s A c h û c a r r o . Su v i d a v s u o b r a . G . M o y a ( E d . ) , p p . 2 3 - 3 0 . T a u r u s , M a d r i d . R A M I R E Z , D . ( 1 9 7 5 ) N e u r o e n d o c r i n o l o g i a d e l a d i f e r e n c i a c i o n s e x u a l y p u b e r t a d . E n N e ü r o e n d o c r i n o l o q i a ̂ D . S c h i a f f i n i , A . O r i o l , L . M a r t i n i y M . M o t t a ( E d s . ) , p p . 2 0 3 - 2 5 9 . T o r a y , B a r c e l o n a . RAMOS M E Z A , H . ( 1 9 7 2 ) H i p o t i r o i d i s m o . A n a l e s E n d o c r . N u t r i . 3 , 1 9 3 - 1 9 8 . R E D I C A N , U . K . y K A P L A N , 3 . N. ( 1 9 7 8 ) E f f e c t s o f s y n t h e t i c o d o r s o n f i l i a l a t t a c h m e n t i n i n f a n t s q u i r r e l m o n k e y s . P h y s i o l . B e h a v . 2 0 , 7 9 - 8 5 . R E I N B E R G , A . ( 1 9 7 4 ) F a t i g u e e t r y t h m e s b i o l o g i q u e s . E n S t r e s s , F a t i o u e , D é p r e s s i o n ( V o l . l ) , P . B u g e r d ( E d . ) , p p . 4 1 - 5 4 . O o i n , P a r i s . 1628 R E J N S E R G . A . , L A C O G U E Y , M . , C H A U F F G U R M E R , 3 . M . y CESSEE I N , F . ( 1 9 7 5 ) C i r c a n n u a l a n d c i r c a d i a n r h y t h m s i n p l a s m a t e s t o s ­ t e r o n e i n f i v e h e a l t h y y o u n g P a r i s i a n m a l e s . A c t a E n d o c r . 6 0 , 7 3 2 - 7 4 1 . R E I f I S C H , O . M . ( 1 9 7 6 ) E f f e c t s o f p r e n a t a l h o r m o n e e x p o s u r e o n p h y s i c a l e n d p s y c h o l o g i c a l d e v e l o p m e n t i n h u m a n s a n d a n i m a l s : W i t h a n o t e o n t h e s t a t e o f t h e f i e l d . E n H o r m o n e s , B e h a v i o r a n d F s y c h o c a t h o l o o v . E . D . S a c h a r ( E d . ) , p p . 6 9 - 9 4 . R a v e n P r e s s , Ne w Y o r k . R E I T E R , R . 3 . ( 1 9 7 5 ) I m p o r t a n c i a d e l a g l a n d u l e p i n e a l e n l o s p r o c e s o s n e u r o e n d o c r i n o s . E n N e u r o e n d o c r i n o l o q f a , 0 . S c h i a f f i n i , A . O r i o l , L . M a r t i n i y M . M o t t a ( E d s . ) , p p . 3 5 3 - 3 7 5 . T o r a y , B a r c e l o n a , R E I T E R , R . 3 . ( 1 9 7 6 ) P i n e a l a n d a s s o c i a t e d n e u r o e n d o c r i n e r h y t h m s . P s y c h o n e u r o e n d o c r i n o l c g y 1_» 2 5 5 - 2 6 3 . R E S K 0 , 3 . A . , F E 0 E R , H . H . , G O Y , R . U . ( i 9 6 0 ) A n d r o g e n c o n c e n t r a t ­ i o n s o f p l a s m a a n d t e s t i s o f d e v e l o p i n g r a t s . 3 . E n d o c r i n o l . 4 0 , 4 6 5 - 4 9 1 . R E Y E S , F . 3 . , B O R D D I T S K Y , R . , W I N T E R , 3 . 5 . D . y F A I M A N , C . ( 1 9 7 4 ) S t u d i e s o n h u m a n s e x u a l d e v e l o p m e n t . I I . F e t a l a n d m a t e r n a l s e r u m g o n a d o t r o p i n a n d s e x s t e r o i d c o n c e n t r a t i o n s . 3 . C l i n . C n d o c r . 3 8 , 6 1 2 - 6 1 5 . R E O Ü Y , V . U . R . , N A F T O L I N , F . y R Y A N , K . 3 . (1974) C o n v e r s i o n o f a n d r o s t e n e d i o n a t o e s t r o n e b y n e u r a l t i s s u e s f r o m m f e t a l a n d n e o n a t a l r a t s . E n d o c r i n o l o g y 9 4 , 1 1 7 - 1 2 1 . R I O T E R , H . ( 1 9 7 5 ) P e p t i d e h o r m o n e s a n d t h e e x t i n c i o n o f c o n d i t i o n e d t a s t e a v e r s i o n . B r i t . 3 . P h a r m a c o l . 5 5 , 2 7 0 - 2 7 1 R I G T E R j H . y VAN R I E Z E N , H . ( 1 9 7 5 ) A n t i a m n e s i c e f f e c t o f ACTH 4 - 1 0 : I t s i n d e p e n d e n c i a o f t h e n a t u r e o f t h e a m n e s i c a g e n t a n d t h e b e h a v i o r a l t e s t . P h y s i o l . B e h a v . 1 4 , 5 6 3 - 5 6 6 . R O B B I N S , D . ( 1 9 7 1 ) P a r t i a l r e i n f o r c e m e n t : a s e l e c t i v e r e v i e w o f t h e a l l e y w a y l i t e r a t u r e s i n c e 1 9 6 0 . P s y c h o l . B u l l . 7 6 , 4 1 5 - 4 3 1 . 1629 R O B E R T S , D . C . S . , P R I C E , M . T . C . y F I B I G E R , H . C . ( 1 9 7 6 ) T h e d o r s a l t e g m e n t a l n o r a d r e n e r g i c p r o y e c t i o n : An a n a l y s i s o f i t s r o l e i n m a z e l e a r n i n g . 0 . C o m p . P h y s i o l . P s y c h o l . 9 0 , 3 6 3 - 3 7 2 . R O B I N S O N , ] . A . , S C H E F F L E R , G . , E I S E L E , S . G . y G O Y . R . U . ( 1 9 7 5 ) E f f e c t s o f a g e a n d s e a s o n o n s e x u a l b e h a v i o r a n d p l a s m a t e s t o s t e r o n e c o n c e n t r a t i o n s o f l a b o r a t o r y - h o u s e d m a l e r h e s u s m o n k e y s . E l o l . f l e p r o d . 1 3 , 2 0 2 - 2 1 0 . R O D R I G U E Z - S I E R R A , ] . F . y R O S E N B L A T T , O . S . ( 1 9 7 7 ) D o e s p r o l a c t i n p l a y a r o l e i n e s t r o g e n - i n d u c e d m a t e r n a l b e h a v i o r i n r a t s : A p o m o r p h i n e r e d u c t i o n o f p r o l a c t i n r e l e a s e . H o r m . B e h a v . 9 , 1 - 7 . R O D R I G U E Z , A . ( 1 9 7 2 ) F i s o p a t o l o g i a t i m i c a . E n 1 1 1 C u r s o I n t e r n a c i o n a l d e E n d o c r i n o l o g i e E l f n i c a d e l a S e p u - r i d a d S o c i a l , U . P o z u e l o y O . T a m a r i t ( E d s . ) , p p . 2 5 7 - 2 6 3 ( V o l . 3 ) . F U n i s t e r i o d e T r a b e j o ( I N F ) , M a d r i d . RDF C A R B A L L O , ] . ( i 9 6 0 ) E n d o c r i n o l o g i e d e l a a f e c t i v i d s d . P o r . e n c i a p r e s e n t a d e e l V I C o n g r e s o N a c i o n a l d e N e u r o - p s i q u i a t r i a , B a r c e l o n a . RDF C A R B A L L O , ] . ( 1 9 6 9 ) H a c i a u n a n u e v a e n d o c r i n o l o q f a . I m p r e n t a C o s a n o , M a d r i d . ROF C A R B A L L O , ] . ( 1 9 7 2 ) B i o l o g f a y P s i c o a n é l i s i s . D e c l e e d e B r o u w e r , B i l b a o . .............................................................................................................. ROF C A R B A L L O , ] . ( 1 9 7 2 ) R e g u l a c i o n c e n t r a l d e l s i s t e m a e n d o ­ c r i n e . E n I I I C u r s o I n t e r n a c i o n a l d e E n d o c r i n o l o g i e C l i - n i c a d e l a S e g u r i d a d S o c i a l , V . P o z u e l o y ] . T a m a r i t ( E d s . ) , p p . 2 5 5 - 2 7 1 ( V o l . l ) . M i n i s t e r i o d e T r a b a j o ( I N P ) , M a d r i d . RDF C A R B A L L O , ] . ( 1 9 7 5 ) E s t r e s d e l e j e c u t i v o y c a n s a n c i o d e l a v i d a . En E l c a n s a n c i o de l a v i d a . I n s t i t u t e de C i e n c i a s d e l n o m b r e , p p . 6 7 - 9 7 . K a r p o s , M a d r i d . R O F F U A R G , H . , D E M E N T , U . y F I S H E R , C. ( 1 9 6 6 ) P r e l i m i n a r y o b s e r v a t i o n s o f t h e s l e e p - d r e a m p a t t e r n i n n e o n a t e s , i n f a n t s , a n d c h i l d r e n a n d a d u l t s . E n I n t . S e r i e s o f M o n o g r a p h s o n c h i l d p s y c h i a t r y ( V o l . 2 ) , C . H a r m s ( E d . ) , p p . 6 0 - 7 2 . P e r g a m o n P r e s s , New Y o r k . 1630 R 0 5 E , R . M , ( 1 9 7 5 ) T e s t o s t e r o n e , a g g r e s s i o n , a n d h o m o ­ s e x u a l i t y . E n T o p i c s i n F s y c h o e n d o c r i n o l o o y . E . 3 . 5 a c h a r ( E d , ) , p p . 8 3 - 1 0 6 . G r u n e & S t r a t t o n , New Y o r k . R O S E , R . M . , H O L A D A Y , J . U . y B E R S T E I N , I . S . ( 1 9 7 1 ) P l a s m a t e s t o s t e r o n e , d o m i n a n c e r a n k a n d a g g r e s s i v e b e h a v i o r i n m a l e r h e s u s m o n k e y s . N a t u r e 2 3 1 , 3 6 6 - 3 6 8 . R D S E , R . M . , G O R D O N , T . P . y B E R N S T E I N , I . S . ( 1 9 7 2 ) P l a s m a t e s t o s t e r o n e l e v e l s i n t h e m a l e s r h e s u s ; I n f l u e n c e s o f s e x u a l a n d s o c i a l s t i m u l i . S c i e n c e 1 7 8 , 6 4 3 - 6 5 6 . R O S E N B L U M , L . A . ( 1 9 7 2 ) R e p r o d u c t i o n o f t h e s q u i r r e l m o n k e y i n t h e l a b o r a t o r y . E n B r e e d i n g P r i m a t e s , U . I . B . B e v e r i d g e ( E d . ) , p p . 1 3 0 - 1 6 3 . S . K a r g e r , B a s e l . R O S E N B L A T T , 3 . 5 . ( 1 9 6 7 ) N o n h o r m o n s l b a s i s o f m a t e r n a l b e h a v i o r i n t h e r a t . S c i e n c e 1 5 6 , 1 5 1 2 - 1 5 1 6 . R O S E N B L A T T j 3 . S . ( 1 9 7 0 ) V i e w s o n t h e o n s e t a n d m a i n t e n a n c e o f m a t e r n a l b e h a v i o r i n t h e r a t . E n D e v e l o p m e n t a n d E v o l u t i o n o f B e h a v i o r . L . R . A r o n s o n e t a l . ( E d s . ) . F r e e m a n , S a n F r a n c i s c o . R O S E N Z U E I G , M . R . , K R E C H , D . , B E N N E T T , E . L . y D I A M O N D , M . C . ( 1 9 6 8 ) M o d i f y i n g b r a i n c h e m i s t r y a n d a n a t o m y b y e n r i c h m e n t o r i m p o v e r i s h m e n t o f e x p e r i e n c e . E n E a r l y E x p e r i e n c e a n d B e h a v i o r , G . N e w t o n y 5 . L e v i n e ( E d s . ) , p p . 2 5 8 - 2 9 8 . C h . C . T h o m a s , I l l i n o i s , R O S E N Z U E I G , M . R . , K R E C H , D . y B E N N E T T , E . L . ( i 9 6 0 ) A s e a r c h f o r r e l a t i o n s b e t w e e n b r a i n c h e m i s t r y a n d b e h a v i o r . P s y c h o l . B u l l . 5 7 , 6 7 6 - 6 9 2 . R C S S I E R , ] . , F R E N C H , E . D . , R I V I E R , C . , e t a l . ( 1 9 7 7 ) F o o t - s h o c k i n d u c e d s t r e s s i n c r e a s e s p - e n d o r p h i n l e v e l s i n b l o o d b u t n o t b r a i n . N a t u r e 2 7 0 , 6 1 8 - 6 2 0 . R OT HB A L L E R , A . B . ( 1 9 6 7 ) A g g r e s s i o n , d e f e n s e a n d n e u r o - h u m o r s . E n A g g r e s s i o n a n d D e f e n s e : N e u r a l M e c h a n i s m s a n d S o c i a l P a t t e r n s ( V o l . 5 ) , C . D . C l e m e n t e y D . B . L i n d s l e y ( E d s . ) , p p . 1 3 5 - 1 7 0 . U n i v . C a l i f o r n i a P r e s s , L o s A n g e l a s . R U B E N , R . e t a l . ( 1 9 6 9 ) A d r e n a l c o r t i c a l a c t i v i t y c h a n g e s d u r i n g u n d e r w a t e r d e m o l i t i o n t e a m t r a i n i n g . . P s y c h o s o m . M e d . 3 1 , 5 5 3 - 5 6 6 . 1631 R U B I N , R . T . y P O L A N D , R . E . ( 1 9 7 6 ) S y n c h r o n i e s b e t w e e n s l e e p a n d e n d o c r i n e r h y t h m s i n ma n a n d t h e i r s t a t i s t i c a l e v a l u a t i o n . P s y c h o n e u r o e n d o c r i n o l o g y 1 , 2 8 1 - 2 9 0 . R U B I N , R . T . , K A L E S , A . , A D L t R , R . , e t a l . ( 1 9 7 2 ) S c i e n c e 1 7 5 , 1 9 6 - 1 9 8 . R U B I N , R . T . , P O L A N D , R . E . , R U B I N , L . E . y G O U I N , P . R . ( 1 9 7 6 ) T h e n e u r o e n d o c r i n o l o g y o f h u m a n s l e e p . L i f e S c i . 1 6 , 1 0 6 1 - 1 0 5 2 . R U B I K , R . T . , G O U I N , P . R . , L U B I N , A . , e t a l . ( 1 9 7 5 ) N o c t u r n a l i n c r e a s e o f p l a s m a t e s t o s t e r o n e i n m e n : r e l a t i o n t o g o n a d o t r o p i n s a n d p r o l a c t i n . 3 . C l i . E n d o c r . P l e t a b . 1 0 2 7 - 1 0 3 3 . R U B I N , R . T . , P O L A N D , R . E . y U E I T Z M A N , R . E . ( 1 9 8 0 ) D i n a m i c a d e Is a r g i n i n e v a s o p r e s i n a e n e l h o m b r e y e n a n i m a l e s e x p é r i m e n t a l e s . P s i q u i s 1 , 6 3 - 5 1 . R U B I N , H . e . , H E N S O N , D . E . , F A L U O , R . E . y H I G H , R . U . ( 1 9 7 9 ) T h e r e l a t i o n s h i p b e t w e e n m e r i s e n d o g e n o u s l e v e l s o f t e s t o s t e r o n e a n d t h e i r p e n i l e r e s p o n s e s t o e r o t i c s t i m u l i . B e h a v . R e s . & T h e r a p y 1 7 , 3 0 5 - 3 1 2 . R U F F , G . E . y K 0 R C H I N , S . 3 . ( 1 9 6 7 ) A d a p t a t i v e s t r e s s b e h a v i o r E n P s y c h o l o g i c a l S t r e s s . M . H . A p p l e y y R . T r u m b u l l ( E d s . ) , p p . 2 9 7 - 3 2 3 . A p p l e t o n - C e n t u r y - C r o f t s , New Y o r k . R u S S E L L , M . 3 . ( 1 9 7 6 ) H U m é n o l f a c t o r y c o m m u n i c a t i o n . N e t u r e ( L o n d o n ) 2 6 0 . 5 2 0 - 5 2 2 . R U S S E L L , P . A . ( 1 9 7 3 ) R e l a t i o n s h i p s b e t w e e n e x p l o r a t o r y b e h a v i o r a n d f e a r : A r e v i e w . B r . 3 . P s y c h o l .. 6 6 , 6 1 7 - 6 3 3 , R U S S E L L , C . P.m., L D R A I N E , 3 . A . , B E L L , E . T . y H A R K N E 5 5 , R . A . ( 1 9 6 5 ) G o n a d o t r o p h i n a n d o e s t r o g e n e x c r e t i o n i n p a t i e n t s w i t h a n o r e x i a n e r v o s a . 3 . P s y c h o s o m . R e s . 2 * 7 9 - 8 5 . S A C H A R , L , 3 . ( E d . ) ( 1 9 7 5 ) T o p i c s i n P s y c h o e n d o c r i n o l o q y . G r u n e & S t r a t t o n , New Y o r k . S A C H A R , E . 3 . ( 1 9 7 5 a ) N e u r o e n d o c r i n e a b n o r m a l i t i e s i n d e p r e s s i v e i l l n e s s . En l a r e f e r e n d a a n t e r i o r , p p . 1 3 5 - 1 5 5 . 1632 S A C H A R j E . C . ( 1 9 7 6 ) E n d o c r i n e f u n c t i o n i n a f f e c t i v e d i s o r d e r s . E n F a c t o r s i n D e p r e s s i o n , N . S . K l i n e ( E d . ) , p p . 1 1 5 - 1 2 6 . R a v e n P r e s s , New Y o r k . S A C H A R , E . 3 . ( E d . ) ( 1 9 7 6 ) H o r m o n e s , B e h a v i o r , a n d P s y c h o ­ p a t h o l o g y . R a v e n P r e s s , New Y o r k . S A C H A R , E , 3 . ( 1 9 7 6 ) N e u r o e n d o c r i n e d y s f u n c t i o n i n d e p r e s s i v e i l l n e s s . A n n . R e v i e w M e d . 2 7 , 3 8 9 - 3 9 6 . 5 A C H A R , E . 3 . , H E L L M A N , L . , G A L L A G H E R , 7 . F . y F U K U S H I M A , D . K . ( 1 9 7 2 ) P l a s m a g o n a d o t r o p h i n s i n d e p r e s s i v e i l l n e s s : A c r e l i m i n a r y r e p o r t . E n R e c e n t A d v a n c e s i n t h e P s y c h o ­ b i o l o g y o f D e p r e s s i v e I l l n e s s , T . A . W i l l i a m s , M . M . K a t z , y 3 . A . S h i e l d ( E d s . ) , p p . 2 2 9 - 2 3 6 . OHEU ( P u b l i c a t i o n N o . 7 0 - 9 0 5 3 ) , New Y o r k . S A C H A R , , E . 3 . , H A L P E R N , F . , R O S E N F E L D , R . S . , e t a l . ( 1 9 7 3 ) P l a s m a a n d u r i n a r i t e s t o s t e r o n e l e v e l s i n d e p r e s s e d m e n . A r c h . G e n . P s y c h i e t r . 2 8 , 1 5 - 1 8 . 5 A L M E R 0 N , 3 . ( 1 9 7 6 ) H i p e r p l a s i a s u p r a r r e n a l c o n g e n i t a . M e d i c i n e 1 6 , 5 7 - 6 9 . S A L M O N , U . 3 . ( 1 9 6 1 ) R a t i o n a l e f o r a n d r o g e n t h e r a p y i n g y n e c o l o g y . 3 . C l i n . E n d o c r . 2» 1 6 2 - 1 7 9 . S A L M O N , U . 3 . y G E J S T , 5 . H . ( 1 9 6 3 ) E f f e c t o f a n d r o g e n s u p o n l i b i d o i n w o m e n . 3 . C l i n . E n d o c r . 3 , 2 3 5 - 2 3 6 . S A N D I N , B . ( 1 9 7 5 ) F u n d a m e n t o s P s i c o e n d o c r i n o s d e l a C o n d u c t s , M e m o r i a d e L i c e n c i a t u r a . U n i v e r s i d a d C o m p l u t e n s e , ' F a c u l t a d d e P s i c o l o g i a , M a d r i d . S A N D I N ' , B . ( 1 9 7 6 ) C o r r e l a t e s p s i c o e n d o c r i n o s y s u p r o y e c c i o n s o b r e l a m o d e r n e p s i c o l o g i a . E n S t u d i a H u m a n i s t i c a , U n i ­ v e r s i d a d N a c i o n a l d e E d u c a c i o n a D i s t a n c i a ( U N E D ) , M a d r i d , p p . 6 0 9 - 6 3 5 . S A N D I N , B , ( i 9 6 0 ) H o r m o n a s y p r o c e s o s c o g n i t i v o s . P s i g u i s J^, 6 6 - 7 2 . S ANDMAN, C. A . , A L E X A N D E R , U . D . y K A S T I N ' , ^ . 3 . ( 1 9 7 3 ) N e u r o ­ e n d o c r i n e i n f l u e n c e s o n v i s u a l d i s c r i m i n a t i o n a n d r e v e r s a i l e a r n i n g i n t h e a l b i n o a n d h o o d e d r a t . P h y s i o l . B e h a v . 1 1 , 6 1 3 - 6 1 7 . 1633 S A N D M A N , C . A . , M I L L E R . L . H . , K A S T I N , A . 3 . y S C H A L L Y , A . V . ( 1 9 7 2 ) A n e u r o e n d o c r i n e i n f l u e n c e o n a t t e n t i o n a n d m e m o r y . 3 . C o m o . P h y s i o l . P s y c h o l . 6 0 , 5 6 - 5 8 . s a n d m a n , C . A . , B E C K W I T H , B . E . , G I T T I S , M . M . y K A S T I N , A . 3 , ( 1 9 7 6 ) M e l a n o c y t e - s t i m u l a t i n g h o r m o n e ( M S N ) a n d o v e r t r a i n i n g e f f e c t s o n e x t r a d i m e n s i o n a l s h i f t ( E D S ) l e a r n i n g . P h y s i o l . B e h a v . 1 3 , 1 6 3 - 1 6 6 . s a n d m a n , C . A . , G E O R G E , ] . , W A L K E R , B . B . y N O L A N , 3 . D . ( 1 9 7 6 ) N e u r o h e p t a p e p t i d e M S H / A C T H 6 - 1 0 e n h a n c e s a t t e n t i o n i n t h e m e n t a l l y r e t a r d e d . P h a r m a c o l . B i o c h e m . B e h a v . 2 ( s u p p l . 1 ) , 2 3 - 2 8 . S A N D M A N , C . A . , G E O R G E , 3 . M . , N O L A N D , 3 . D . , VAN R I E Z E N , H . , e t a l . ( 1 9 7 5 ) E n h a n c e m e n t o f a t t e n t i o n i n m a n w i t h ACTHf M5H 6 - 1 0 . . P h y s i o l . B e h a v . 1 5 . 6 2 7 - 6 3 1 . S A N D M A N , C . A . , G E O R G E , 3 . , M c C A N N E , T . R . , e t a l . ( 1 9 7 7 ) M S H / A C T H 6 - 1 0 i n f l u e n c e s b e h a v i o r a l a n d p h y s i o l o g i c a l m e a s u r e s o f a t t e n t i o n . 3 . C l i . E n d o c r . M e t a b . 6 6 , 8 8 6 - 8 ? l S A N D S , S . r . y W R I G H T , A . A . ( 1 9 7 9 ) E n h a n c e m e n t a n d d i s r u p t ! o i o f r e t e n t i o n p e r f o r m a n c e b y ACTH i n a c h o i c e t a s k . B e h a v . N e u r a l B i o l . 2 7 , 6 1 3 - 6 2 2 . S A N T O S - B R I Z , A . , P E R A , L . , C U R A D 0 , A . , e t e l . ( 1 9 7 8 ) S f n d r o m ? d e f e m i n i z a c i o n t e t i c u l a r . M e d i c i n a C l r n i c a 7 1 , 2 2 3 - 2 2 9 . S A N Z , r . y B A L L E S T E R O S , E . ( 1 9 7 5 ) À u t a c o î d e s . E n F a r m a c o l o - q f a V s u p r o y e c c i o n a l a c l f n i c a , B . L o r e n z o - U e l a z q u e z ( E d . ) . E d i t o r i a l O t e o , M a d r i d . S A R A S D N , I . G . y S P l E L B E R G E R , C h . D . ( E d s . ) ( 1 9 7 5 ) S t r e s s a n d A n x i e t y ( V o l . 2 ) . H e m i s p h e r e , New Y o r k . S A R A S O N , I . G . y S P I E L B E R G E R , C h . D . ( 1 9 7 6 ) ( E d s . ) S t r e s s a n d A n x i e t y ( V o l . 3 ) . H e m i s p h e r e , New Y o r k . S A R A S O N . I . G . y 5 P I E L B E R G E R , C h . D . ( E d s . ) ( 1 9 7 9 ) S t r e s s a n d A n x i e t y ( V o l . 6 ) . H e m i s p h e r e , New Y o r k . S A R A S O N . I . G . y S P I E L B E R B E R . C h . D . ( E d s . ) ( 1 9 8 0 ) S t r e s s a n d A n x i e t y ( V o l . 7 ) . H e m i s p h e r e , New Y o r k . 1634 S f l S S E N R A T H . E . N . ( 1 9 7 0 ) I n c r e a s e d e d r e n s l r e s p o n s i v e n e s s r e l a t e d t o s o c i a l s t r e s s i n r h e s u s m o n k e y s . H o r m . B e h a v . , 2 8 3 - 2 9 0 . S A R , M . y 5 T U M P F , U . E . ( 1 9 7 2 ) C e l l u l a r l o c a l i z a t i o n o f 3 n d r o g e n i n t h e b r a i n a n d p i t u i t a r y a f t e r t h e i n j e c t i o n o f t r i t i a t e d t e s t e o s t e r o n e . E x p e r i e n t i e 28.» 1 3 6 4 - 1 3 6 5 . S C H A 0 E , ] . F . y F O R D . D . H . ( 1 9 7 3 ) B a s i c N e u r o l o g y . E l s e v i e r , New Y o r k . ( E x i s t e t r a d u c c i o n e n c a s t e l l a n o , e n E l M a n u a l M o d e r n o , M e x i c o ) . 3 C H A C H T E R , S . ( 1 9 6 7 ) C o g n i t i v e e f f e c t s o n b o d i l y f u n c t ­ i o n i n g : S t u d i e s o f o b e s i t y a n d e a t i n g . E n N e u r o p h y s i o l - o o y a n d e m o t i o n , D . C . G l a s s ( E d . ) . R o c k e f e l l e r U n i v . P r e s s , Ne w Y o r k . 5 C H A C H T E R , S . y S I N G E R , 3 . E . ( 1 9 6 2 ) C o g n i t i v e , s o c i a l a n d p h y s i o l o g i c a l d e t e r m i n a n t s o f e m o t i o n a l s t a t e . P s y c h o l . R e v . 6J9» 3 7 9 - 3 9 9 . S C H A E F E R , T . ( 1 9 6 8 ) S o me m e t h o d o l o g i c a l i m p l i c a t i o n s o f t h e r e s e a r c h o n " e a r l y h a n d l i n g " i n t h e r e t . E n E a r l y E x p e r i e n c e a n d B e h a v i o r , G . N e w t o n y S . L e v i n e ( E d s . ) , p p . 1 0 2 - 1 4 1 . C h . C . T h o m a s , I l l i n o i s . S C H A P 1 R D , S . ( 1 9 6 6 ) M a t u r a r i o n o f t h e n e u r o e n d o c r i n e r e s n o n s e t o s t r e s s i n t h e r a t . E n N e w t o n y L e v i n e ( E d s . ) , p p . 1 9 8 - 2 5 7 . S C H I A U I , R . C . , D A V I S , M . D . , W H I T E , D . , e t a l . ( 1 9 7 4 ) P l a s m a t e s t o s t e r o n e d u r i n g n o c t u r n a l s l e e p i n n o r m a 1 m e n . S t e r o i d s 2 4 , 1 9 1 - 2 0 2 . S C H I L D K R A U T , 3 . 3 . ( 1 9 6 5 ) T h e c a t e c h o l a m i n e h y p o t h e s i s o f a f f e c t i v e d i s o r d e r s : A r e v i e w o f s u p p o r t i n e v i d e n c e . Am. 3 . P s y c h i a t . 1 2 2 . 5 0 9 - 5 2 2 . S C H I L D K R A U T , 3 . 3 . ( 1 9 7 3 ) N e u r o p h a r m a c o l o g y o f a f f e c t i v e d i s o r d e r s . A n n . R e v . P h a r m a c o l . 1 3 , 4 2 7 - 4 5 4 . SCH I L D K R A U T , 3 . 3 . ( 1 9 7 4 ) B i o g e n i c a m i n e s a n d a f f e c t i v e d i s o r d e r s . A n n . R e v . M e d . 2 5 , 3 3 3 - 3 4 8 . 1635 S C H I A F F I N I , 0 . , M D T T A , M . y MART I N I , L . ( 1 9 7 5 ) M e c s n l s m o s de " f e e d - b a c k " . Cn N e u r o e n d o c r i n o l o o l a , O . S c h i a f f i n i , A . O r i o l , L . M a r t i n i y M . M o t t a ( E d s . ) , p p . 1 5 5 - 2 0 2 . T o r a y , B a r c e l o n a . 5 C H 0 T T 5 T A E D T , U . W . , G R A C E . U . 3 . y U G L F F . H . G . ( 1 9 5 6 ) L i f e s i t u a t i o n s , b e h a v i o u r , a t t i t u d e s , e m o t i o n s a n d r e n a l e x c r e t i o n o f f l u i d a n e l e c t r o l y t e s : I I I . D i r u e s i s o f f l u i d a n d e l e c t r o l y t e s . 3 . P s y c h o s o m . R e s . _!» 2 0 3 - 2 1 1 , S C H W A R T Z , M . , A I K E N S , A . M . y W Y A T T , R . 3 . ( 1 9 7 4 a ) M o n o a m i n e o x i d a s e a c t i v i t y i n b r a i n s f r o m s c h i z o o h r e n i c a n d m e n t a l l y n o r m a l i n d i v i d u a l s . P s y c h o p h a r m a c o l o g i a 3 6 , 3 1 9 - 3 2 8 . S C H W A R T Z , M : . , W Y A T T , R . 3 . , Y A N G . H . y N E F F , N . ( 1 9 7 4 b ) M u l t i p l e f o r m s o f m o n o a m i n e o x i d a s e i n b r a i n ; A c o m p a r i s o n o f e n z y m a t i c a c t i v i t y i n m e n t a l l y n o r m a l a n d c h r o n i c s c h i z o p h r e n i c i n d i v i d u a l s . A r c h . G e n . P s y c h i a t . 31. , 5 5 7 - 5 6 0 . S C O U T E N , C . W . , G R D T E L U E S C H E N , L . K . y B E A T T Y , W . W . ( 1 9 7 5 ) A n d r o g e n s a n d t h e o r g a n i z a t i o n o f s e x d i f f e r e n c e s i n a c t i v e a v o i d a n c e b e h a v i o r i n t h e r e t . 3 . C o m p . P h y s i o l . P s y c h o l . 6 6 , 2 5 4 - 2 7 0 . S E G A W A , T . , T A W A S A K I . K . y Y A 3 I M A , H . ( 1 9 7 3 ) S y n t h e t i c f i t - m e l a n o c i t e - s t i m u l a t i n g h o r m o n e a n d m o u s e b e h a v i o r . 3 a p a n 3 . P h a r m a c o l . 2 3 , 1 2 1 - 1 2 3 . 5 E E M A N , P . , L E E , T . , C H A U - W O N G , M . y W O N G , K . ( 1 9 7 6 ) A n t i p s y c h o t i c d r u g s d o s e s a n d n e u r o l e p t i c / d o p a m i n e r e c e p t o r . N a t u r e 2 6 1 , 7 1 7 - 7 1 8 . 5 E I D E N , G . y B R 0 D I 5 H , A . ( 1 9 7 2 ) P e r s i s t e n c e o f a d i u r n a l r h y t h m i n h y p o t h a l a m i c c o r t i c o t r o p i n - r e 1 e a s i n f a c t o r ( C R T ) i n t h e a b s e n c e o f h o r m o n e f e e d - b a c k . E n d o c r i n o l o g y 9 0 , 1 4 0 1 - 1 4 0 3 . 5 E L Y E , H . ( 1 9 3 6 ) T h y m u s a n d a d r e n a l s i n t h e r e s p o n s e o f t h e o r g a n i s m t o i n j u r i e s a n d i n t o x i c a t i o n s . B r i t . 3 . E x p . P a t h o l . 1 7 , 2 3 4 - 3 4 6 . S E L Y E , H . ( 1 9 5 4 ) S t r e s s . C i e n t f f i c o M e d i c a , B a r c e l o n a . ( O r i o . i n g l e s , 1 9 5 0 ) . 1636 SEL Y E , H . ( i 9 6 0 ) L a t e n s i o n e n l a v i d a . C i a . G r a l . E a b r i l E d i t e r a , B u e n o s A i r e s . ( O r i g . i n g l é s , 1 9 5 6 ) . S E L Y E , H . ( 1 9 7 4 ) S t r e s s w i t h o u t d i s t r e s s . H o d d e r & S t o u g h t o n , L o n d o n . ( E x i s t e t r a d u c c i o n a l c a s t e l l a n o e n G u e d a r r a m a , M a d r i d ) . 5 F I K A K I S , A . , S P Y R A K I , C . , S I T A R A S , N . y U A R 0 M 0 5 , D . ( 1 9 7 6 ) I m p l i c a r i o n o f t h e e s t r o u s c y c l e o n c o n d i t i o n e d a v o i d a n c e b e h a v i o r i n t h e r a t . P h y s i o l . B e h a v . 2 1 , 4 4 1 - 4 4 6 . S H A A R , G . 3 . y C L E M E N S , 3 . ( 1 9 7 2 ) I n h i b i t i o n o f l a c t a t i o n a n d p r o l a c t i n s e c r e t i o n i n r a t s b y e r g o t a l k a l o i d s . E n d o c r i n o l o o y 9 0 , 2 8 5 - 2 8 8 . S H A N A N , 3 . , B R Z E Z I N S K I , A . , S U L M A N , E . y S H A R O N , M . ( 1 9 6 5 ) A c t i v e c o p i n g b e h a v i o r , a n x i e t y , a n d c o r t i c a l s t e r o i d e x c r e t i o n i n t h e p r e d i c t i o n o f t r a n s i e n t a m e n o r r h e a . B e h a v . S c i . 1 0 , 4 6 1 - 4 6 8 . S H E L D O N , U . H . ( 1 9 4 4 ) C o n s t i t u t i o n a l f a c t o r s i n p e r s o n a l i t y . Cn P e r s o n a l i t y a n d t h e B e h a v i o r D i s o r d e r s , 3 . M c V . H u n t ( E d . ) , p p . 5 2 6 - 5 4 9 . R o n a l d P r e s s , New Y o r k . S H A R P , F . R . y S C H W A R T Z , U . 3 . ( 1 9 7 7 ) P r o p o s e d e f f e c t s o f b r a i n n o r a d r e n a l i n e o n n e u r o n a l a c t i v i t y a n d c e r e b r a l b l o o d f l o w . E x p e r i e n t i a 3 3 , 1 6 1 8 - 1 6 2 0 . S H I M A D A j H . y G O R B M A N . A . ( 1 9 7 0 ) L o n g - l a s t i n g c h a n g e s i n RNA s y n t h e s i s i n t h e f o r e b r a i n s o f f e m a l e r a t s t r e a t e d w i t h t e s t o s t e r o n e s o o n a f t e r b i r t h . B i o c h e m . B i o p h y s . R e s . C o m m u n . 3 8 , 4 2 3 - 4 3 0 . 5 H 0 L I T O N , L . 3 . e t a l . ( 1 9 7 2 ) T h e u p t a k e a n d m e t a b o l i s m o f ( 1,2 - * h ) t e s t o s t e r o n e b y t h e b r a i n o f f u n c t i o n a l l y h e p e t e c t o m i z e d a n d t o t a l l y e v i s c e r a t e m a l e r a t s . S t e r o i d s 2 0 , 3 9 9 - 4 1 5 . S H O R T , R . U . ( 1 9 7 9 ) S e x u a l d i f f e r e n t i a t i o n o f t h e b r a i n o f t h e s h e e p : e f f e c t s o f p r e n a t a l i m p l a n t a t i o n o f a n d r o g e n s . E n S e x , H o r m o n e s a n d B e h a v i o u r , C i b a F o u n d . S y m p . 6 2 , p p . 2 5 7 . E x c e r p t a M e d i c a , A m s t e r d a m . S I E G E L , H . I . y R O S E N B L A T T , 3 . S . ( 1 9 7 5 ) H o r m o n a l b a s i s o f h y s t e r o c t o m y - i n d u c e d m a t e r n a l b e h a v i o r d u r i n g p r e g n a n c y i n t h e r a t . H o r m . B e h a v . 2 1 1 - 2 2 2 . 1637 S I E G E L , H . I . , D O E R R . H . K . y R O S E N B L A T T , 3 . S . ( 1 9 7 8 ) F u r t h e r s t u d i e s o n e s t r o q e n - i n d u c e d m a t e r n e l b e h a v i o r i n h y s t e r e c t o m i z e d - D v a r i e c t o m i z e d v i r g i n r a t s . P h y s i o l . B e h a v . 2_1, 9 9 - 1 0 3 . 5 I G A U D , C . ( 1 9 1 4 ) L a f o r m e H u m a i n e . M a l o i n e , P a r i s . S I G G , E ; B . ( 1 9 6 9 ) R e l a t i o n s h i p o f a g g r e s s i o n b e h a v i o u r t o a d r e n a l a n d g o n a d a l f u n c t i o n i n m a l e m i c e . E n A g g r e s s i v e B e h a v i o u r , S . G a r a t t i n i y E . B . S i g g ( E d s . ) , p p . 1 4 3 - 1 4 9 . W i l e y , New Y o r k , S I G G j E . B . , D A Y , C . A . y C O L O M B O , C . ( 1 9 6 6 ) E n d o c r i n e f a c t o r s i n i s o l a t i o n i n d u c e d a g g r e s s i v e n e s s i n r o d e n t s . E n d o c r i n o l o g y 7 8 , 6 7 9 - 6 6 4 . S I D M A N j M . , M A S O N , 3 . W . , B R A D Y , 3 . V . y T H A C H , 3 . ( 1 9 6 2 ) Q u a n t i t a t i v e r e l a t i o n s b e t w e e n a v o i d a n c e b e h a v i o r a n d p i t u i t a r y - a d r e n a l c o r t i c a l a c t i v i t y . 3 . E x p . A n a l i s i s B e h a v . _5» 3 5 3 - 3 6 2 . S I L U A , M . T . A . ( 1 9 7 4 ) E f f e c t s o f a d r e n a l d e m e d u l l a t i o n a n d a d r e n a l e c t o m y o n a n a c t i v e a v o i d a n c e r e s p o n s e o f r a t s . P h y s i o l . P s y c h o l . 2 * 1 7 1 - 1 7 4 . S K L A R , L . S . y A N I S M A N , H . ( 1 9 7 9 ) S t r e s s a n d c o p i n g f a c t o r s i n f l u e n c e t u m o r g r o w t h . S c i e n c e 2 0 5 , 5 1 3 - 5 1 5 . S L O T N I C K , B . M. ( 1 9 6 3 ) D i s t u r b a n c e s o f m a t e r n a l b e h a v i o r i n t h e r a t f o l i o w i n g l e s i o n s o f t h e d o r s a l l i m b i c c o r t e x . D o c t o r a l d i s s e r t a t i o n , U n i v e r s i t y o f I l l i n o i s . S L O T N I C K , B . M . ( 1 9 6 7 ) I n t e r c o r r e l a t i o n s o f m a t e r n a l a c t i v i t ­ i e s i n t h e r a t . A n i m a l B e h a v . 1 5 , 2 6 7 - 2 6 9 . S M I T H , A . P . ( 1 9 7 6 ) P r o s t a g l a n d i n a s : A p a r a t o r e s p i t a t o r i o . T r i b u n a M e d . 7 4 0 , 3 - 4 . S M I T H , S . L . ( 1 9 7 5 ) M o o d a n d t h e m e n s t r u a l c y c l e . E n T o p i c s i n P s y c h o e n d o c r i n o l o q y , E . 3 . 5 a c h a r ( E d . ) , p p . 1 9 - 5 8 . G r u n e & S t r a t t o n , Ne w Y o r k . S M Y T H I E 5 , 3 . R . ( 1 9 6 3 ) S c h i z o p h r e n i a . C h e m i s t r y , m e t a b o l i m a n d t r e a t m e n t . C h . C . T h o m a s , S p r i n g f i e l d , S N I D E R , 5 . H . ( 1 9 7 6 ) T h e d o p a m i n e h y p o t h e s i s o f s c h i z o p h r e n i a F o c u s o n t h e d o p a m i n e r e c e p t o r . Am. 3 . P s y c h i a t . 1 3 3 , 1 9 7 - 2 0 2 . i / 1638 SMYTH I E S , 3 . R . ( 1 9 7 Ô ) B r a i n M e c h a n i s m s a n d B e h a v i o r . A c a d e m i c P r e s s ( 2 @ e d . ) , New Y o r k . S O K O L O V , E . N . ( i 9 6 0 ) N e u r o n a l m o d e l s a n d t h e o r i e n t i n g r e f l e x . E n T h e C e n t r a l N e r v o u s S y s t e m a n d B e h a v i o r , : . M w A . B r a z i e r ( E d . ) , o p . 1 8 7 - 2 7 6 . 3 . M o o n , New Y o r k . S O K O L O V , 3 . 3 . , H A R R I S , R . T . y H E C K E R , M . R . ( 1 9 7 6 ) I s o l a t i o n o f s u b s t a n c e s f r o m h u m a n v a g i n a l s e c r e t i o n s p r e v i o u s l y s h o w n t o b e s e x a t t r a c t a n t p h e r o m o n e s i n h i g h e r p r i m a t e s . A r c h . S e x . B e h a v . 2 » 2 5 9 - 2 7 4 . 5 0 L E R E , M . y H A E G E L , F . ( 1 9 6 9 ) E n E m b r i a l o q i a H u m a n a ( V o l . 2 ) , H , T u c h m e n - D u p 1 e s s i s ( E d . ) . T o r a y - M a s o n , B a r c e l o n a . 5 0 L L B E R G E R , A . ( 1 9 7 5 ) I n v e s t i g a c i o n b i o l o g i e s d e l o s r i t m o s . E n N u e v a A n t r o p o l o g i a , H . G . G a d a m e r y P . V o g l e r ( E d s . ) , p p . 1 0 3 - 1 4 5 ( V o l . 1 ) . O m e g a , B a r c e l o n a . S O N T A G , L . U . ( 1 9 7 4 ) P o s i b l e r e l a c i o n d e l m e d i o p r e n a t a l c o n l a e s q u i z o f r e n i a . E n E t i o l o q f a d e l a E s q u i z o f r e n i a , D . 3 a c k s o n ( E d . ) , p p . 1 8 0 - 1 9 2 . A m o r r o r t u E d i t o r e s , B u e n o s A i r e s . ( O r i g . i n g l e s , 1 9 6 0 ) . S O R D O , M . T . , F E R R O , M . T . , R O D R I G U E Z - M I N O N , 3 . L . y SAN R O M A N , C . ( 1 9 7 8 ) S i n d r o m e d e f e m i n i z a c i o n t e s t i c u l a r . P r e s e n t a c i o n f a m i l i a r d e c i n c o c a s o s . E n d o c r i n o l o g i e 2 5 , 1 0 9 - 1 1 2 . S P A N I 5 , C . U . , H A Y C O C K , 3 . U . , H A N D U E R K E R , M . 3 . , e t a l . ( 1 9 7 7 ) I m p a i r m e n t o f r e t e n t i o n o f a v o i d a n c e r e s p o n s e s i n r a t s b y p o s t t r a i n i n g d i e t h y l d i t h i o c a r b a m a t e . P s y c h o p h a r m a - c o l o o y 5 3 , 2 1 3 - 2 1 5 . S P l E L B E R G E R , C h . D . ( E d . ) ( 1 9 7 2 ) A n x i e t y . C u r r e n t t r e n d s i n t h e o r y a n d r e s e a r c h ( 2 v o l s . ) . A c a d e m i c P r e s s , New Y o r k . S P I E L B E R G E R , C h . D . y S A R A S O N . I . G . ( E d s . ) ( 1 9 7 5 ) S t r e s s a n d A n x i e t y ( V o l . 1 ) . H e m i s p h e r e , New Y o r k . S P I E L B E R G E R , C h . D . y S A R A S O N , I . G . ( E d s . ) ( 1 9 7 7 ) S t r e s s a n d A n x i e t y ( V o l . 4 ) . H e m i s p h e r e , New Y o r k . S P I E L B E R G E R , C h . D . y S A R A S O N . I . G . ( E d s . ) ( 1 9 7 8 ) S t r e s s a n d A n x i e t y ( V o l . 5 ) . H e m i s p h e r e , New Y o r k . 1639 5 F I E L E E R G E R , C h . D . , S A R A S O N . I . G . y M I L G R A M . N . A . ( 1 9 8 0 ) ( E d s . ) S t r e s s a n d A n x i e t y ( V o l . 8 ) . H e m i s p h e r e , Ne w Y o r k . S P E R R Y , R . U . ( 1 9 7 5 ) An e m e r g e n t t h e o r y o f c o n s c i o u s n e s s . E n T h e o r i e s i n C o n t e m p o r a r y P s y c h o l o g y , M . H . M a r x y r . E . G o o d s o n ( E d s . ) , p p . 4 5 1 - 4 5 7 . M a c m i l l a n ( 2 § e d . ) , Ne u Y o r k . S P I R O , M . E . ( 1 9 5 6 ) K i b u t z : v e n t u r e i n u t u o i a . H a r v a r d U n i v . P r e s s , C a m b r i d g e . S P I T Z , R . A . ( 1 9 5 6 ) L a p r e m i e r e a n n é e d e l a v i e d e l ' e n f a n t . P r e s s e s U n i v . de F r a n c e , P a r i s . ( E x i s t e t r a d u c c i o n a l c a s t e l l a n o e n A o u D . a r , M a d r i d ) . S T A K E S , O . M . y B R O U N , C . F . ( 1 9 7 6 ) E f f e c t o f p h y s o s t i g m i n e o n Y - m a z e d i e r i m i n a t i o n r e t e n t i o i n t h e r a t . P s y c h o p h a r m a c o l o g i a 4 6 , 2 6 9 - 2 7 6 . S T E I N j L . y W I 5 E , C . ( l 9 7 l ) P o s s i b l e e t i o l o g y o f s c h i z o p h r e n i a . P r o g r e s s i v e d a m a g e t o t h e n o r a d r e n e r g i c r e w a r d s y s t e m b y 6 - h y d r o x i d o p a m i n e . S c i e n c e 1 7 1 , 1 0 3 2 - 1 0 3 6 . S T E I N A C H . E . ( 1 9 3 6 ) Z u r G e s c h i c h t e d e s m S n n l i c h e n B e X u e l h 0 r m o n s u n d s e i n e r U i r k u n g am S S n g e t i e r u n d b e i m M e n s c h e n . u i i e n . K l i n . U s c h r . 4 9 , 1 6 1 - 1 5 7 . S T E I N E R , M y C A R R O L L , B . 3 . ( 1 9 7 7 ) T h e p s y c h o b i o l o g y o f p r e ­ m e n s t r u a l d y s r h o r i a ; r e v i e w o f t h e o r i e s a n d t r e a t m e n t s . P s y c h o n e u r o e n d o c r i n o l o o y 2 * 3 2 1 - 3 3 5 . S T E R N , W . C . , 3 A L 0 U I E C , 3 . E . , S H A B 5 H E L 0 U I T Z , H. y M 0 R G A N E , P . 3 . ( 1 9 7 5 ) . H o r m . B e h a v . 6 , 1 8 9 - 1 9 6 . S T E R N , 3 . M. y S I E G E L , H . I . ( 1 9 7 8 ) P r o l a c t i n r e l e a s e i n I s o l a t i n g p r i m i o a r o u s a n d m u l t i r a r o u s t h e l e c t o m i z e d e n d m a t e r n a l v i r g i n r a t s e x p o s e d t o p u p s t i m u Q i . B i o l . R e p r o d . 1 9 , 1 7 7 - 1 8 2 . S T E P H E N S , W . N . ( 1 9 6 3 ) T h e F a m i l y i n C r o s s - C u l t u r a l P e r s ­ p e c t i v e . H o l t , R e i n e h a r t a n d W i n s t o n , New Y o r k . 5 T 0 D D A R T , D . M . ( 1 9 7 4 ) T h e r o l e o f o d o r i n t h e s o c i a l b i o l o g y o f s m a l l m a m m a l s . E n M . C . B i r c h ( E d . ) , p p . 2 9 7 - 3 2 6 . 1640 S T D L L E R j R . ( 1 9 6 8 ) S e x a n d G e n d e r . S c i e n c e H o u s e , N e u Y o r k . S T C L K , ] . M . , C O N N E R , R . L . , L E V I N E , 5 . y B f i R C H A S , 3 . D . ( 1 9 7 C ) . S o c . B i d . P s y c h i a t . , S a n F r a n c i s c o , M a y o . S T R I P L I N G , 3 . 5 . y A L P E R N , H . P . ( 1 9 7 6 ) S e n s o r y i n p u t a n d c h o l i n e r g i c a g e n t s ; I n t e r a c t i n g e f f e c t s o n s h o r - t e r m m e m o r y i n t h e m o u s e . P h y s i o l . P s y c h o l . 6 9 - 7 5 . S T U M P F , U . E . ( 1 9 7 0 ) E s t r o g e n - n e u r o n s a n d e s t r o g e n - n e u r o n s y s t e m s i n t h e p e r i v e n t r i c u l a r b r a i n . A m . 3 . A n a t . 1 2 9 , 2 0 7 - 2 1 6 . S T U M P F j W . E . ( 1 9 7 1 ) A u t o r a d i o g r a p h i c t e c h n i q u e s a n d t h e l o c a l i z a t i o n o f e s t r o g e n , a n d r o g e n , a n d g l u c o c o r t i c o i d i n t h e o i t u i t a r y a n d b r a i n . Am. Z o o l . 1 1 , 7 2 5 - 7 3 9 . S T U M P F j W . E . ( 1 9 7 2 ) T h e N e u r o l o g y ' o f t h e A m y g d a l a . P l e n u m P r e s s , N e u Y o r k . 5 U C H 0 U S K Y , G . K . , P E G R A 5 S I , L . , y B O N S I G N O R 1 , A . ( 1 9 6 9 ) T h e e f f e c t o o f s t e r o i d s o n a g o r e s i v e b e h a v i o r i n i s o l a t e d m a l e m i c e . En A g g r e s s i v e B e h a v i o r , S . G a r a t t i n i y E . E . S i n g ( E d s . ) , p p . 1 6 4 - 1 7 1 . U i l e y , New Y o r k . S U C H 0 U 5 K Y , G . K . , P E G R A S S I , L . y BONS I G NOR I , A . ( 1 9 7 1 ) S t e r o i d s a n d a g g r e s s i v e b e h a v i o r i n i s o l a t e d m a l e a n d f e m a l e m i c e . P s y c h o p h a r m a c o l o g i a 2 1 , 3 2 - 3 6 . S U L M A N j F . C . ( 1 9 6 6 ) I n f l u e n c i a d e l a s h o r m o n e s s o b r e l a p e r s o n a l i d a d y e l c o m p o r t a m i e n t o . E n H . M e n g ( E d . ) , p p . 3 6 3 - 4 1 6 . S V A R E , B . B . y L E 5 H N E R , A . I . ( 1 9 7 2 ) T h e a d r e n a l s a n d t e s t e s : Two s e p a r a t e s i s t e m s a f f e c t i n g a g g r e s s i o n . P o n e n c i a p r e - s e n t a d a a 1 4 3 A n n u a l M e e t i n g , E a s t e r n P s y c h o l o g i c a l A s s o c i a t i o n , B o s t o n . S W A N S O N , H . H . ( 1 9 6 7 ) A l t e r a t i o n o f s e x t y p i c a l b e h a v i o u r o f h a m s t e r i n o p e n f i e l d a n d e m e r g e n c e t e s t s b y n e o n a t a l a d m i n i s t r a t i o n o f a n d r o g e n o r e s t r o g e n . A n i m a l . o e h a v . 15, 2 0 9 - 2 1 6 . S W A N S O N , H . H . ( 1 9 7 0 ) E f f e c t s o f c a s t r a t i o n s t b i r t h i n h a m s t e r s o f b o t h s e x e s o n l u t e i n i z a t i o n o f o v a r i a n i m p l a n t s , o e s t r o u s c y c l e s a n d s e x u a l b e h a v i o r . 3 . R e p r o d . F e r t . 2 1 , 1 8 3 - 1 8 6 . 1641 5 V U À L A H T I , E . , L A M. MU ' T A ü S T A , R. y FE KK A R î NEN , A . ( 1 9 7 6 ) E f f e c t o f p s y c h i c s t r e s s o f e x a m i n a t i o n o n s e r u m g r o w t h h o r m o n e , s e r u m i n s u l i n , a n d p l a s m s r e n i n a c t i v i t y , A c t a P h a r m a c o l , e t T o x i c o l . 3 8 , 3 4 4 - 3 5 2 . SZEI MTAGOTHAI , D. , E L E R K O . B . , M E S S , B . y H A L A S Z , B ( 1 9 6 8 ) H y p o t h a l a m i c C o n t r o l o f t h e A n t e r i o r P i t u i t a r y . A k s d e m i a i K i a d o , B u d a p e s t . T A C H E , ] . , T A C H E . Y . y SEL Y E , H . ( 1 9 7 7 ) I n t e g r a c i o n d e l e s t r é s e n e l t r a b a j o i n d i v i d u a l d i a r i o . En T r a b a j o Y E s t r é s , I n s t , C i e n . d e l H o m b r e , p p . 4 5 - 6 9 . K s r n o s , M s d r i d . T A C H E , ] , y S A L V E , H . ( 1 9 7 8 ) On s t r e s s a n d c o p i n g m e c h a n i s m s . E n S t r e s s a n d A n x i e t y , C h . D , S p i e l b e r g e r y I . G . S a r a s o n ( E d s . ) , p p . 3 - 2 4 , H e m i s p h e r e , New Y o r k , T A K A H A 5 H I , Y . , K I P N I 5 , D . M . y D A ü G H ADA Y , U . H . ( 1 9 6 8 ) . ] . C l i n . I n v e s t . 2 0 7 9 - 2 0 9 0 . T A N N E R , ] . M . ( 1 9 6 5 ) T h e t r e n d t o w a r d s e a r l i e r p h y s i c a l m a d u r a t i o n . En B i o l o g i c a l A s p e c t s o f S o c i a l P r o b l e m s , ] . E . M e a d e y A . S . P a r k e s ( E d s . ) , ppw 4 0 . O l i v e r y B o y d , E d i n b u r g . T A T A I , K . , M O R I , Y . & I T O , K . ( 1 9 5 1 ) R e s p o n s e o f t h e p i t u i t a r y - a d r e n o c o r t i c a l s y s t e m t o m e n t a l s t r a i n i n h e a l t h y w o m e n . j a p . . ] . P h y s i o l . 1 » 3 1 6 - 3 1 9 , T A P P , ] . T . y M A R K O W I T Z , H . ( 1 9 6 3 ) I n f a n t h a n d l i n g : E f f e c t s o n a v o i d a n c e l e a r n i n g , b r a i n g w e i g h t , a n d c h o l i n e s t e r e s e a c t i v i t y . S c i e n c e 1 4 Q , 4 0 6 - 4 8 7 . T A U B , O . M . , A D A M S , M . R . y A U E R B A C H , K . G. ( 1 9 7 7 ) R e p r o d u c t i v e b e h a v i o r i n a b r e e d i n g c o l o n y o f B r a z i l i a n S q u i r r e l m o n k e y s ( S a i m i r i S c i u r e u s ) . A r t i c u l o p r e s n e t a d o e n l a A m e r i c a n S o c . o f F r i m a t o l o g i s t s , S e a t t l e . T A Y L O R , 3 . A . A . ( 1 9 5 3 ) P e r s o n a l i t y S c a l e o f M a n i f e s t A n x i e t y . 3 . A b n o r . S o c . P s y c h o l . 4 8 , 2 8 5 - 2 9 0 . T E L E G 0 Y , G . y S T A R K , A . ( 1 9 7 3 ) E f f e c t o f s e x u a l s t e r o i d s a n d a n d r o g e n s t e r i l i z a t i o n o n a v o i d a n c e a n d e x p l o r a t o r y b e h a v i o r i n t h e r a t . A c t e P h y s i o l . A c a d . S c i . H u n g . 4 3 , 5 5 - 6 3 . 1642 T E : i l E R , 5 . 5 . ( 1 9 6 7 ) T h e e f f e c t s o f p - c h l o r o p h e n y 1 a l a n i n e , a s e r o t o n i n d e p l e t o r , o n a v o i d a n c e a c q u i s i t i o n , p a i n s e n s i t i v i t y a n d r e l a t e d b e h a v i o r i n t h e r a t . P s y c h o p h a r m a c o l o q i a 1 0 , 2 0 4 - 2 1 2 . T E R K E L , 3 . , O A M A S S A , D . A . y S A W Y E R , C . H . ( 1 9 7 9 ) U l t r a s o n i c c r i e s f r o m i n f a n t r a t s s t i m u l a t e p r o l a c t i n r e l e a s e i n l a c t a t i n g m o t h e r s . H o r m . B e h a v . 1 2 , 9 5 - 1 0 2 . T I M B L E , M . R , y H E R B E R , 3 . ( 1 9 6 8 ) T h e e f f e c t o f t e s t o s t e r o n e o r e s t r a d i o l u p o n t h e s e x u a l a n d a s s o c i a t e d b e h a v i o r o f t h e a d u l t F e m a l e r h e s u s m o n k e y . 3 . E n d o c r . 4 2 , 1 7 1 - 1 8 5 . T I N G L E Y , 3 . 0 . , M O R R I S , A . W . y H I L L , S . R . ( 1 9 5 8 ) S t u d i e s o n t h e d i u r n a l v a r i a t i o n a n d r e s p o n s e t o e m o t i o n a l s t r e s s o f t h e t h y r o i d g l a n d . C l i n . R e s . 2 » 1 3 4 - 1 3 7 . T 0 L 5 0 n , W . W . , M A S O N , 3 . W . , 5 A C H A R , E . 3 . , e t a l . ( 1 9 6 5 ) U r i n a r y c a t e c h o l a m i n e r e s p o n s e s a s s o c i a t e d w i t h h o s p i t a l a d m i s s i o n i n n o r m a l h u m a n s u b j e c t s . 3 . P s y c h o s o m . R e s . 2» 3 6 5 - 3 6 8 . T O R O A j C . ( 1 9 7 8 ) E f f e c t s o f r e c u r r e n t p o s t n a t a l p a i n - r e l a t e d s t r e s s f u l e v e n t s o n o p i a t e r e c e p t o r - e n d o g e n o u s l i g a n d s y s t e m . P s y c h o n e u r o e n d o c r i n o l o g y 2» 8 5 - 9 1 . T R Y D N , R . C . ( 1 9 3 1 ) S t u d i e s i n i n d i v i d u a l d i f f e r e n c e s i n m a z e a b i l i t y : I I . T h e d e t e r m i n a t i o n o f i n d i v i d u a l d i f f e r e n c e s b y a g e , u d g t h , s e x , a n d p i g m e n t a t i o n . 3 . C o m p . P s y c h o l . 12, 1-22. T U R N E R , 3 . W. ( 1 9 7 5 ) I n f l u e n c e o f n e o n a t a l a n d r o g e n o n t h e d i s p l a y o f t e r r i t o r i a l m a r k i n g i n t h e g e r b i l . P h y s i o l . B e h a v . 1 5 , 2 6 5 - 2 7 0 . T U 5 K E 5 , 3 . ( 1 9 5 6 ) R e c h e r c h e s e x p é r i m e n t a l e s s u r l e r ô l e d e l a t h y r o ï d e d a n s l e d é v e l o p p m e n t d u s v s t é m e n e r v e u x . B i o l . M é d . ( P a r i s ) 4 2 , 3 9 5 - 4 1 3 . V ' 3 C A R I , A . , B R O T M A N , S . , C I M I N 0 , 3 . y T I M I R A S , P . S . ( 1 9 7 7 ) SeX d i f f e r e n t i a t i o n o f n e u r o t r a n s m i t t e r e n z y m e s i n c e n t r a l a n d p e r i p h e r a l n e r v o u s s y s t e m s . B r a i n R e s . 1 3 2 . 1 7 5 - 1 8 5 . V A L E , W . , B R A Z E A U , P . , R I V E R , C . , e t a l . ( 1 9 7 3 ) I n h i b i t o r y h y o o p h y s i o t r o p i c a c t i v i t i e s o f h y p o t h a l a m i c s o m a t o s t a t i n . F e d . P r o c . 3 2 , 2 1 1 - 2 1 4 . 1643 U A L Z E L L I j L . ( 1 9 6 7 ) D r u g s a n d a g g r e s s i v e n e s s . A d v a n c e s P h a r m a c o l . 2 » 7 9 - 1 0 8 . V A L Z E L L I . L . y E L R N A S C O N I , 5 . ( 1 9 7 9 ) A g g r e s s i v e n e s s b y i s o l a t i o n a n d b r a i n s e r o t o n i n t u r n o v e r c h a n g e s i n d i f f e r e n t s t r a i n s o f m i c e . N e u r o p s y c h o b i o l o q y 2» 1 2 9 - 1 3 5 . V A L Z E L L I , L . y F A U L O W S K I , L . ( 1 9 7 9 ) E f f e c t o f p - c h l o r o p h s n y l - a l a n i n e o n a v o i d a n c e l e a r n i n g o f t w o d i f f e r e n t i a l l y h o u s e d m o u s e s t r a i n s . N e u r o p s y c h o b i o l o o y 2» 1 2 1 - 1 2 8 . V A L Z L L L I , L . , 8 E R N A 5 C 0 N I , s . y B 0 H t K E N , 5 . ( 1 9 7 6 ) E f f e c t o f m i d b r a i n r a p h e l e s i o n o n a v o i d a n c e l e a r n i n g i n a g g r e s s i v e m i c e . B i o l . P s y c h i a t . 1 1 , 5 7 5 - 5 8 2 . V AND E N B E R C , J . G . ( 1 9 7 1 ) T h e i n f l u e n c e o f t h e s o c i a l e n v i r o n m e n t o n s e x u a l m a d u r a t i o n i n m a l e m i c e . 3 . R e p r o d . f e r t . 2 4 , 3 8 3 - 3 9 0 . U A N D E N B E R G , 3 , G . ( 1 9 7 3 ) A c c e l e r a t i o n a n d i n h i b i t i o n o f p u b e r t y i n f e m a l e m i c e b y p h e r o m o n e s . 3 . R e p r o d . f e r t . S u p p l . 1 9 , 4 4 1 - 4 1 9 . V A N D E N B E R C , 3 . C . y DR I C K A ME R , L . C . ( 1 9 7 4 ) R e p r o d u c t i v e c o o r d i n a t i o n a m o n g f r e e - r a n g i n g r h e s u s m o n k e y s . P h y s i o l . B e h a v . 1 3 , 3 7 3 - 3 7 6 . VAN D E L E T , A . M . L . ( 1 9 7 0 ) T h e r e l a t i o n b e t w e e n p r e t r e i n i n g p l a s m a c o r t i c o s t e r o n e l e v e l s a n d t h e a c q u i s i t i o n o f a n a v o i d a n c e r e s p o n s e i n t h e r a t . P r o . B r a i n R e s . 3 2 , 1 9 2 - 1 9 9 , VAN D I S , H . y L A R S S 0 N , K . ( 1 9 7 1 ) I n d u c t i o n o f s e x u a l a r o u s a l i n t h e c a s t r a t e d m a l e r a t b y i n t r a c r a n e a l s t i m u l a t i o n . P h y s i o l . B e h a v . 6 , 8 5 - 8 6 . VAN I M S G H O O T . K . , L I E S S E L . M . , M E R T E N S , C . y L A U W E R S . F . (1974) Concomitants physiologioue au stress. R e v . M é d . P s y c h o s o m . 1 6 , 2 0 5 - 2 3 4 . VAN K A M M E N j D . P . ( 1 9 7 9 ) T h e d o p a m i n e h y p o t h e s i s o f s c h i z o ­ p h r e n i a r e v i s i t e d . P s y c h o n e u r o e n d o c r i n o l o g y 3 7 - 4 6 . VAN P R A A G , H . M . ( 1 9 7 7 ) D e p r e s s i o n a n d s c h i z o p h r e n i a . . S p e c t r u m P u b l i c a t i o n s , New Y o r k . 1644 VAN R I E Z E N . H . , R I G T E R , H . y DE U I E D , D . ( 1 9 7 7 ) P o s s i b l e s i g n i f i c a n c e o f ACTH f r a g m e n t s f o r h u m a n m e n t a l p e r f o r m a n c e . B e h a v . B i o l . 2 0 , 3 1 1 - 3 2 4 . VAN T O L L E R , C . ( 1 9 7 9 ) T h e N e r v o u s S y s t e m a n d B e h a v i o r . W i l e y , N e u Y o r k . VAN U 1 ME R 5 MA GRE I D A N U 5 , T j . B . ( 1 9 7 0 ) E f f e c t s o f s t e r o i d s o n e x t i n c t i o n o f a n a v o i d a n c e r e s p o n s e i n r a t s . A s t r u c t u r e - a c t i v i t y r e l a t i o n s h i p s t u d y . E n P r o g r e s s i n B r a i n R e s . ; V o l . 3 2 : P i t u i t a r y . A d r e n a l a n d t h e B r a i n , D . D e D i e d y O . A . U . M . W e y n e n ( E d s . ) , p p . 1 8 5 - 1 9 1 . E l s e v i e r , A m s t e r d a m . VAN WI ME R5 MA G R E I D A N U 5 , T j . B . ( 1 9 7 7 ) P r e g n e n e - T y p e s t e r o i d s a n d i m p a i r m e n t o f p a s s i v e a v o i d a n c e b e h a v i o r i n r a t s . H o r m . B e h a v . 2 » 4 9 - 5 6 . VAN WI ME R 5 MA G R E I D A N u S , T j . E . ( 1 9 8 0 ) N e u r o p e p t i d e s y a p r e n - d i z a j e . F s i g u i s ( M a d r i d ) 2» 7 3 - 8 0 . VAN U I M E R S M A G R E I D A N U 5 , T j . B . y DE U I E D , D . ( 1 9 7 1 ) E f f e c t s o f s y s t e m i c a n d i n t r a c e r e b r a l a d m i n i s t r a t i o n o f t w o o p p o s i t e a c t i n g A C T H - r e l a t e d p e p t i d e s o n e x t i n c t i o n o f c o n d i t i o n e d a v o i d a n c e b e h a v i o r . N e u r o e n d o c r i n o l o q y 7 , 2 9 1 - 3 0 1 . VAN WI MERSMA G R E I D A N U S , T j . B . , SAL V E R S , A . y DE U I E D , D . ( 1 9 7 5 ) E f f e c t s o f s t e r o i d s o n a v o i d a n c e b e h a v i o r i n r a t s . A c t a E n d o c r . ( S u p p l . ) 1 9 9 , 1 - 1 3 8 . VAN U I M E R S M A G R E I D A N U S , T j . E . , C R O I S E T , G . , B A K K E R , E . y B O U M A N j H . ( 1 9 7 9 ) A m i g d a l o i d l e s i o n s b l o c k t h e e f f e c t o f n e u r o p e p t i d e s ( v a s o p r e s s i n , ACTH 4 - 1 0 ) o n a v o i d a n c e b e h a v i o r . P h y s i o l . B e h a v . 2 2 , 2 9 1 - 2 9 5 . VAN U I M E R S M A G R E I D A N U S , T j . B . , C R O I S E T . G . , G 0 E D E M A N 5 , H . y D D G T E R 0 M , D . ( 1 9 7 9 a ) V a s o p r e s s i n i n p e r i p h e r a l b l o o d a n d i n c e r e b r o s p i n a l f l u i d d u r i n g p a s s i v e a n d a c t i v e a v o i d a n c e b e h a v i o r i n r a t s . H o r m . B e h a v . 1 2 , 1 0 3 - 1 1 1 . V E I T H , ] . L . , S A N D M A N , C . A . , G E O R G E , 3 . M. y S T E V E N S , V . C . ( 1 9 7 8 ) E f f e c t s o f M S H / A C T H 4 - 1 0 o n m e m o r y , a t t e n t i o n a n d e n d o g e n o u s h o r m o n e l e v e l s i n w o m e n . P h y s i o l . B e h a v . 2 0 , 4 3 - 5 0 . 1645 V E L A S C O , r . E . y T A L E I 5 N I K , S . ( 1 9 7 1 ) E f F e c t o s o f t h e i n t e r r u p t i o n o f a m y g d a l o i d a n d h i p p o c a m p a l a f f é r e n t s t o t h e m e d i a l h y p o t h a l a m u s o n g o n a d o t r o p h i n r e l e a s e . J . E n d o c r . 5 1 , 4 1 - 4 5 . V E N N I N G , E . H . , D V R E N F U R T H , I . y G I R OOD , C . 3 . P . ( 1 9 5 6 ) A l d o s ­ t e r o n e e x c r e t i o n i n h e a l t h y p e r s o n s . 3 . C l i n . E n d o c r . 1 5 , 1 3 2 6 - 1 3 2 9 . V E N N I N G , E . H . , D Y R E N F U R T H , I , y B E C K , 3 . C. ( 1 9 5 7 ) E f f e c t o f a n x i e t y u p o n a l d o s t e r o n e e x c r e t i o n i n m a n . 3 . C l i n . E n d o c r . 1 7 . 1 0 0 5 - 1 0 0 8 V E R H D E F , 3 . , W I T T E R , A . y DE W I E D , D . ( 1 9 7 7 ) S p e c i f i c u p t a k e o f a b e h a v i o r a l l y p o t e n t H ACTH 4 - 9 a n a l o g i n t h e s e p t a l a r e a a f t e r i n t r a v e n t r i c u l a r i n j e c t i o n i n r a t s . B r a i n R e s . 1 3 1 , 1 1 7 - 1 2 8 . V E R N A D A K I S , A . y W O O D B U R Y , M . D . ( 1 9 7 1 ) E f f e c t s o f c o r t i s o l o n m a d u r a t i o n o f t h e c e n t r a l n e r v o u s s y s t e m . E n I n f l u e n c e o f H o r m o n e s o n t h e N e r v o u s S y s t e m , D . H . F o r d ( E d . ) . P r o c . I n t . o f P s y c h o n e u r o e n d o c r i n o l o g y , N e u Y o r k . V E R N A D A K I 5 , A . , C U L V E R , B . y N I D E S 5 , R . ( 1 9 7 6 ) A c t i o n s o f s t e r o i d h o r m o n e s o n n e u r a l g r o w t h i n c u l t u r e : r o l e o f g l i a l c e l l s . P s y c h o n e u r o e n d o c r i n o l o o y 3 , 4 7 - 6 4 . V E R E B E Y . K . , V 0 L A V K A , 3 . y C L O U E T , D . ( 1 9 7 8 ) E n d o r p h i n s i n p s y c h i a t r y : An o v e r v i e w a n d a h y p o t h e s i s . A r c h . G e n . P s y c h i a t . 3 5 , 8 7 7 - 8 6 8 . V E R N E Y , E . B . ( 1 9 4 7 ) T h e a n t i d i u r e t i c h o r m o n e a n d t h e f a c t o r s w h i c h d e t e r m i n e i t s r e l e a s e . P r o . R o y . S o c . ( B i o l . ) 1 3 5 , 2 5 - 2 9 . V E R N I K D S - D A N E L L I S , 3 , ( 1 9 7 2 ) E f f e c t s o f h o r m o n e s o n t h e c e n t r a l n e r v o u s s y s t e m . E n S . L e v i n e ( E d . ) , p p . 1 1 - 6 2 . V I C E R S K Y , R . A . ( 1 9 7 7 ) ( E d . ) A n o r e x i a n e r v o s a . R a v e n P r e s s , N e u Y o r k . V I G N E R I , R . , D ' A G A T A . R . , y P O L O S A . P . ( 1 9 7 1 ) . P r o o r . M e d . ( R o m a ) 2 2 . 3 6 6 - 3 7 2 . V I L A , 3 . ( 1 9 7 8 ) V u l n e r e b i l i d a d a l a a d q u i s i c i o n d e s i n t o m a s n e u r o t i c o s . A n a l i s i s M o d . C o n d . 4 5 7 - 7 8 . 1646 V R L E B U R G , 3 . T . M . , VAN d e r V A A R T , P . D . M . y VAN d e r S C H O O R , F . ( 1 9 7 7 ) P r e v e n t i o n c e n t r a l d e f e m i n i z e t i o n b u t n o t m a s c u l - i n i z a t i o n i n m a l e r a t s b y i n h i b i t i o n n e o n a t a l l y o f e s t r o g e n b i o s y n t h e s i s , 3 . E n d o c r . 7 4 , 3 7 5 - 3 B 2 . V I L A R D E L L , r . ( 1 9 8 0 ) P r o s t a g l a n d i n a s : a p a r a t o d i g e s t i v e . T r i b u n a M é d . 7 5 0 , 3 - 4 . V I O L A , G. ( 1 9 3 9 ) S e m e i o t l c a d e l l a C o s t i t u z i o n e . D o t t r i n a e e M e t o d o l o q i a C o n s t i t u z i o n a l e , M o r f o l o q i c a e f u n z i o n a l e . M i l a n . V I R K K U N E N j M . ( 1 9 7 9 ) S e r u m c h o l e s t e r o l i n a n t i s o c i a l p e r s o ­ n a l i t y . N e u r o p s y c h o b i o l o o y 2 * 2 7 - 3 0 . V 0 L A V K A , 3 . , D A V I S , L . G . y E H R L I C H . Y . H . ( 1 9 7 9 ) E n d o r p h i n s , d o p a m i n e a n d s c h i z o p h r e n i a . S c h i z . B u l l . 2 » 2 2 7 - 2 3 9 . V 0 L L R A T H , L . , KANT A R 3 I A N , A . y H O W E , C . ( 1 9 7 5 ) M a m m a l i a n p i n e a l g l a n d : 7 - d a y r h y t h m i c a c t i v i t y ? E x p e r i e n t i a 3 1 , 4 5 8 - 5 6 0 . V D L P E , R . , V A L E , 3 . y 3 0 H N 5 T 0 N , M . W. ( 1 9 6 0 ) T h e e f f e c t o s o f c e r t a i n p h y s i c a l a n d e m o t i o n a l t e n s i o n s a n d s t r a i n s o n f l u c t u a t i o n s i n t h e l e v e l o f s e r u m o r o t e i n - b o u n d i o d i n e . 3 . C l i n . E n d o c r . 2 0 , 4 1 5 - 4 2 0 . VOMi 5 A A L , r . S . ( 1 9 7 9 ) P r e n a t a l e x p o s u r e t o a n d r o g e n i n f l u e n c e s m o r p h o l o g y a n d a g g r e s s i v e b e h a v i o r o f m a l e a n d f e m a l e m i c e . H o r m . B e h a v . 1 2 , 1 - 1 1 . VDM S A A L , r . S . y B R O N S O N , F . H . ( 1 9 7 6 ) I n u t e r o p r o x i m i t y o f f e m a l e m o u s e f e t u s e s t o m a l e s : E f f e c t o n r e p r o d u c t i v e p e r f o r m a n c e d u r i n g l a t e r l i f e . B i o l . R e p r o d . 1 9 , 8 4 2 - 6 5 3 . VON Z E R S S E N , D . ( 1 9 7 6 ) M o o d a n d b e h a v i o r a l c h a n g e s u n d e r c o r t i c o s t e r o i d t h e r a p y . E n T . M . I t i l e t a l . ( E d s ) , p p . 1 9 5 - 2 2 2 . U A D E S O N , R . U . , M A S O N , 3 . U . , H A M B U R G , D . A . y H A N D L O N , 3 . H . ( 1 9 6 3 ) P l a s m a a n d u r i n a r y 1 7 - D H - C 5 r e s p o n s e s t o m o t i o n p i c t u r e s . A r c h . G e n . P s y c h i a t . ( C h i c a g o ) £ , 1 4 6 - 1 5 0 . U A D D J M G T O N , C . H . ( 1 9 6 2 ) New P a t t e r n s i n G e n e t i c s a n d D e v e l o p m e n t . C o l u m b i a U n i v . P r e s s , Ne w Y o r k . VON E U L E R , U . S . ( 1 9 3 4 ) A d e p r e s o r s u b s t a n c e i n t h e v e s i c u l a r g l a n d . 3 . P h y s i o l . 6 4 , 2 1 - 2 3 . U A L I N D E R , 3 . , S K O T T , A . , C A R L S S O N , A . y R 0 5 S , B . E . ( 1 9 7 6 ) P o t e n t i a t i o n b y m e t y r o s i n e o f t h i o r i d a z i n e e f f e c t s i n c h r o n i c s c h i z o p h r e n i s : A l o g n - t e r m t r i a l u s i n g a d o u b l e - b l i n d c r o s s o v e r t e c h n i q u e . A r c h . G e n . P s y c h i a t . . 1 3 3 , 5 0 1 - 5 0 5 . 1667 W A L L A C E , P . ( 1 5 7 7 ) I n d i v i d u a l d i s c r i m i n a t i o n o f h u m s n s b y o d o r . P h y s i o l . B e h a v . 1 9 , 5 7 7 - 5 7 9 . W A L K E R , K . ( 1 9 6 9 ) T h e P h y s i o l o g y o f s e x . P e n g u i n B o o k s , B a l t i mo r e . W A L K E R , W . A . y L E S H N E R , A . I . ( 1 9 7 2 ) R o l e o f a d r e n a l s i n a g g r e s s i o n . Am. Z o o l o g i s t 1 2 , 6 2 5 - 6 2 9 . W A L K E R , B . B . y SANDMA N, C . A . ( 1 9 7 9 ) I n f l u e n c e s o f e n d a n a l o g o f t h e n e u r o p e o t i d e ACTH 6 - 9 o n m e n t a l l y r e t a r c e d a d u l t s . Am. 3 . M e n t . D e f i c i e n c y 8 3 , 3 6 6 - 3 5 2 . W A R D , I . L . ( 1 9 7 2 ) P r e n a t a l s t r e s s f e m i n i z e s a n d d e m a s - c u l i n i z e s t h e b e h a v i o r o f m a l e s . S c i e n c e 1 7 5 , 8 2 - 8 6 . W A R D , M . H . , S T O N E , S . C . y S A N D M A N , C . A . ( 1 9 7 6 ) V i s u a l p e r c e p t i o n i n w o m e n d u r i n g t h e m e n s t r u a l c y c l e . P h y s i o l . B e h a v . 2 0 . 2 3 9 - 2 6 3 . W A R R E N , M . P . y VANDE W I E L E , R . L . ( 1 9 7 3 ) C l i n i c a l a n d m e t a ­ b o l i c f e a t u r e s o f a n o r e x i a n e r v o s a . Am. 3 . O b s t e t . G y n e c . 1 1 7 , 6 3 5 - 6 6 9 . W A S H B U R N , 5 . L . ( 1 9 6 1 ) ( E d . ) S o c i a l L i f e o f E a r l v M a n . A l d i n e P u b l i s h i n g , C h i c a g o . W A X E N B E R G , 5 . E . , O R E L L I C H , M . G . ‘ y S U T H E R L A N D , A . M . ( 1 9 5 9 ) T h e r o l e o f h o r m o n e s i n h u m a n b e h a v i o r : I . C h a n g e s i n f e m a l e s e x u a l i t y a f t e r a d r e n a l e c t o m y . 3 . C l i n . E n d o c r . 1 9 , 1 9 3 - 2 0 2 . WAXENBERG, S . E . , E I N K B E I NE R , 3 . A . , D R E L L I CH , M . G . y SUTHE RL AND, , A . M . ( i 9 6 0 ) T h e r o l e o f h o r m o n e s i n h u m a n b e h a v i o r : I I . C h a n g e s i n s e x u a l b e h a v i o r i n r e l a t i o n t o v a g i n a l s m e a r s o f b r e a s t - c a n c e r p a t i e n t s a f t e r o o p h e r e c t o m y a i d a d r e n a l e c t o m y . P s y c h o s o m . M e d . 2 2 , 6 3 5 - 6 6 2 . W E I N B E R G E R , D . , S C H W A R T Z , G . y D A V I D S O N , R . ( 1 9 7 9 ) L o w - a n x i o u s , , h i g h - a n x i o u s , a n d r e p r e s s i v e c o p i n g s t y l e s : p s y c h o s o m a t i c p a t t e r n s a n d b e h a v i o r a l a n d p h y s i o l o g i c a l r e s p o n s e s t o s t r e s s . 3 . A b n o r m a l P s y c h o l . 0 8 , 3 6 9 - 3 8 0 , W E I N I N C E R , D . ( 1 9 5 3 ) M o r t a l i t y o f a l b i n o r a t s u n d e r s t r e s s a s a f u n c t i o n o f e a r l y h a n d l i n g . C a n a d . 3 . P s y c h o l . 7 , 1 1 1 - 1 1 6 . 1648 U E I S Z , J . y G I B B S , C. ( 1 9 7 4 ) C o n v e r s i o n o f t e s t o s t e r o n e a n d a n d r o s t e n e d i o n e t o e s t r o g e n s i n v i t r o b y t h e b r a i n o f f e m a l e r a t s . E n d o c r i n o l o g y 9 4 , 6 1 6 - 6 2 0 . U E I S S . 3 . M . , M c E W C N , B . 5 . , S I L V A , n . T . A . y K A L K U T . M . ( 1 9 7 0 ) P i t u i t a r y - a d r e n a l a l t e r a t i o n s a n d f e a r r e s p o n d i n g . Am. ] . P h y s i o l . 2 1 8 , 8 6 4 - 8 6 8 . U E I S S , J . M . ( 1 9 7 2 ) I n f l u e n c e o f p s y c h o l o g i c a l v a r i a b l e s o n s t r e s s - i n d u c e d p a t h o l o g y . E n P h y s i o l o o y , e m o t i o n e n d p s y c h o s o m a t i c i l l n e s s , C i b a P o u n d . S y m p . , E l s e v i e r , A m s t e r d a m . U E I T Z M A N , E . D . ( 1 9 7 6 ) C i r c a d i a n r h y t h m s a n d e p i s o d i c h o r m o n e s e c r e t i o n i n m a n . A n n . R e v . M e d . 2 7 , 2 2 5 - 2 4 3 . U E I T Z M A N , E . 0 . y U R S I N , H . ( 1 9 7 8 ) G r o w t h h o r m o n e . E n P s y c h o - b i o l o g y o f S t r e s s , H . U r s i n , E , B a a d e y S j L e v i n e ( E d s . ) , p p . 9 1 - 9 7 . A c a d e m i c P r e s s , New Y o r k . W E L C H , B . L . ( 1 9 6 7 ) A g g r e s s i o n a n d d e f e n s e ; N e u r a l m e c h a n i s m s a n d s o c i a l p a t t e r n s . E n B r a i n P u n c t i o n , C . D . C l e m e n t e y D . B . L i n d s l e y ( E d s . ) , p p . 1 5 0 - 1 7 0 ( V o l . 5 ) . U n i v . C a l i f o r n i a P r e s s , L o s A n g e l e s . W E L C H , B . L . y W E L C H , A . S . ( 1 9 6 8 a ) D i f f e r e n t i a l a c t i v a t i o n b y r e s t r a i n t s t r e s s o f a m e c h a n i s m t o c o n s e r v e b r a i n c a t e c h o l a m i n e s a n d s e r o t o n i n i n m i c e d i f f e r i n g i n e x c i t a b i l i t y . N a t u r e 2 1 6 , 5 7 5 - 5 7 7 . W E L C H , B . L . y W E L C H , A . S . ( 1 9 6 8 b ) G r e a t e r l o w e r i n g o f b r a i n a n d a d r e n a l c a t e c h o l a m i n e s i n g r o u p - h o u s e d t h a n i n i n d i v i d u a l l y - h o u s e d m i c e a d m i n i s t e r e d D L - a l p h a - m e t h y _ l t y r o s i n e . 3 . P h a r m . P h a r m a c o l . 2 0 , 2 4 4 - 2 4 6 . W E L C H , A . 5 . y W E L C H , B . L . ( 1 9 7 1 ) I s o l a t i o n , r e a c t i v i t y a n d a g g r e s s i o n ; e v i d e n c e f o r a n i n v o l v e m e n t o f b r a i n c a t e c h o l a m i n e s e n d s e r o t o n i n . E n T h e P h y s i o l o o y o f o f A g g r e s s i o n a n d D e f e a t , B . E . E 1 e f t h e r i o u y 3 . P . S c o t t ( E d s . ) , p p . 9 1 - 1 4 2 . P l e n u m P r e s s , New Y o r k . W E R T H E I M , G . A . , C O N N E R , R . L . y L E V I N E , 5 . ( 1 9 6 7 ) A d r e n o c o r ­ t i c a l i n f l u e n c e s o n f r e e - o p e r a n t a v o i d a n c e b e h a v i o r . 3 . E x p . A n a l . B e h a v . 1 D , 5 5 5 - 5 6 3 , W E R T H E I M , G . A . , C O N N E R , R . L . y L E V I N E , S . ( 1 9 6 9 ) A v o i d a n c e c o n d i t i o n i n g a n d a d r e n o c o r t i c a l f u n c t i o n i n t h e r a t . P h y s i o l . B e h a v . 4 , 4 1 - 4 4 . W E 5 T L E Y , B . R . y 5 A L A M A N , D . P . ( 1 9 7 6 ) R o l e o f o e s t r o g e n r e c e p ­ t o r i n a n d r o g e n - i n d u c e d s e x u a l d i f f e r e n t i a t i o n o f t h e b r a i n . N a t u r e ( L o n d o n ) 2 6 2 , 4 D 7 - 4 0 8 . 1649 U C X L E R , G . E . ( 1 9 8 0 ) C e r e b r a l l a t e r a l i t y a n d p s y c h i a t r y : a r e v i e w o f t h e l i t e r a t u r e . Am. 3 . P s y c h i a t . 1 3 7 , 2 7 9 - 2 9 1 . U E L F O R D , A , T . ( 1 9 5 8 ) A g e i n g a n d h u m a n s k i l l . O x f o r d U n i v . P r e s s , L o n d o n . U H A L E N , R . E . ( E d . ) ( 1 9 6 7 ) H o r m o n e s a n d B e h a v i o r . D . Y a n N o s t r a n d C o m p a n y , New 3 e r s e y . U H A L E N j R . E . ( 1 9 7 4 ) S e x u a l d i f f e r e n t i a t i o n : M o d e l s , m e t h o d s , a n d m e c h a n i s m s . En S e x D i f f e r e n c e s i n B e h a v i o r , R . C . F r i e d m a n , R . M . R i c h a r t y R . L . V a n d e W i e l e ( E d s . ) , p p . 4 6 7 - 4 8 1 . U i l e y , New Y o r k . W H A L E N , R . E . y R E 2 E K , D . L . ( 1 9 7 4 ) I n h i b i t i o n o f l o r d o s i s i n f e m a l e r a t s b y s u b c u t a n e o u s i m p l a n t s o f t e s t o s t e r o n e , a n d r o s t e n e d i o n e , o r d i h y d r o t e s t o s t e r o n e i n i n f a n c y . H o r m . B e h a v . 2 » 1 2 5 - 1 2 8 . W H I T A K E R , L . H . ( 1 9 5 9 ) O e s t r o g e n a n d p s y c h o s e x u a l d i s o r d e r s , M e d . 3 . A u s t r a l i a 2 » 5 4 7 - 5 4 9 . W I E N E R , H . ( 1 9 5 6 ) E x t e r n a l c h e m i c a l m e s s e n g e r s : I . E m i s s i o n e n d r e c e p t i o n i n m a n . N . Y. S t a t e 3 . M e d . 6 6 , 3 1 5 3 - 3 1 7 0 . W I E N E R , H . ( 1 9 6 7 a ) E x t e r n a l c h e m i c a l m e s s e n g e r s : I I . N a t u r a l h i s t o r y o f s c h i z o p h r e n i a . N . Y . S t a t e 3 . M e d . 6 7 , 1 1 4 4 -1 1 6 5 W I E N E R , H . ( 1 9 6 7 b ) E x t e r n a l c h e m i c a l m e s s e n g e r s : I I I . M i n d a n d b o d y i n s c h i z o p h r e n i a . N . Y . S t a t e 3 . M d d . 6 7 , 1 2 8 7 -1 3 1 0 W I E N E R , N . ( 1 9 6 1 ) C i b e r n e t i c s o r c o n t r o l a n d c o m m u n i c a t i o n i n t h e a n i m a l a n d t h e m a c h i n e . M a s s a c h u s e t t I n s t i t u t e o f T e c h n o l o g y . ( E x i s t e t r a d u c c i o n a l c a s t e l l a n o e n E d i c f a n e s G u a d a r r a m a , M a d r i d ) . W I E N E R , K . y S C H A D E , 3 . P . ( 1 9 6 3 ) N e r v e , B r a i n a n d M e m o r y M o d e l s . E l s e v i e r , A m s t e r d a m . W I E G E L M A N N , U . y S O L B A C H , H . G . ( 1 9 7 2 ) E f f e c t s o f L H - R H o n p l a s m a l e v e l s o f LH a n d F SH i n a n o r e x i a n e r v o s a . H o r m . M e t a b . R e s . 2 » 4 0 4 - 4 1 1 . W I L S O N , E . D . ( 1 9 6 3 ) P h e r o m o n e s . S c i e n t . A m e r . 2 0 8 , 1 0 0 - 1 1 4 . W H A L E N , R . E . y H A R D Y , D . F . ( 1 9 7 0 ) I n d u c t i o n o f r e c e p t i v i t y i n f e m a l e r a t s a n d c a t s w i t h e s t r c g e n a n d t e s t o s t e r o n e . P h y s i o l . B e h a v . 2 » 5 2 9 - 5 3 3 . 1650 U I 5 E , C . D . , B A D E N , M . M . y 5 T E I N , L . ( 1 9 7 4 ) F o s t - m o r t e n m e a s u r e m e n t o f e n z y m e s i n h u m a n b r a i n : E v i d e n c e o f c e n t r a l n o r a d r e n e r g i c d e f i c i t i n s c h i z o p h r e n i a . 3 . P s y c h i a t . R e s . 1 1 , 1 8 5 - 1 9 8 . W O N G , S . y T O N G , 3 . E . ( 1 9 7 4 ) M e n s t r u a l c y c l e e n d c o n t r a ­ c e p t i v e h o r m o n e e f f e c t s o n t e m p o r a l d i s c r i m i n a t i o n . P e r c e p t . M o t . S k i l l s 3 2 , 1 0 3 - 1 0 8 . W O O D W O R T H , R . 5 . ( 1 9 1 8 ) D y n a m i c P s y c h o l o g y . C o l u m b i a , New Y o r k . W O O D W O R T H , R . S . ( 1 9 5 8 ) D y n a m i c s o f B e h a v i o r . H o l t , Ne u Y o r k . W O O l L E Y j D . W . y 5 H A W , E . ( 1 9 5 4 ) A b i o c h e m i c a l a n d p h a r m a c o l o g i e ^ s u g g e s t i o n a b o u t c e r t a i n , m e n t a l d i s o r d e r s . S c i e n c e 1 1 9 . 5 8 7 - 5 8 8 . WOOILE Y, D . W. ( 1 9 6 2 ) T h e B i o c h e m i c a l B a s e s o f P s y c h o s e s . W i l e y , New Y o r k . W O O L L E Y , D . U . V VAN d e r H O E V E N , T . ( 1 9 6 5 ) S e r o t o n i n d e f i c i e n c y i n i n f a n c y a s a c a u s e o f a m e n t a l d e f e c t i n e x p e r i m e n t a l p h e n y l k e t o n u r i a . I n t . 3 . N e u r o p s v c h i a t . 1 , 5 2 9 - 5 4 4 . W U R T M A N , R . 3 . ( 1 9 7 5 ) T h e e f f e c t s o f l i g h o n t h e h u m a n b o d y . S c i e n t . A m e r . D u l y , 6 9 - 7 7 . W Y A T T , R . 3 . y M U R P H Y , D . L . ( 1 9 7 6 ) L o w p l a t e l e t m o n o a m i n e o x i d a s e a c t i v i t y a n d s c h i z o p h r e n i a . S c h i z . B u l l . 2, 7 7 - 8 9 . W Y A T T , R . 3 . , M U R P H Y , D . L . , B E L M A K E R , R . , e t a l . ( 1 9 7 3 ) R e d u c e d m o n o a m i n e o x i d a s e i n p l a t e l e t s : a p o s s i b l e m a r k e r F o r v u l n e r a b i l i t y t o s c h i z o p h r e n i a . S b i e n c e 1 7 9 , 9 1 6 - 9 1 8 . YAL OM, I D . , G R E E N , R . y F I S K . N , . ( 1 9 7 3 ) P r e n a t a l e x p o s u r e t o F e m a l e h o r m o n e s ; E f f e c t o n p s y c h o s e x u a l d e v e l o p m e n t i n b o y s . A r c h . G e n . P s y c h i a t . 2 8 , 5 5 4 - 5 6 1 . Y E L A , M . ( 1 9 7 4 ) t e o r i a g e n e r a l d e s i s t e m a s y P s i c o l o g i a . R e v , U n i v . C o m p l u t e n s e ( M a d r i d ) 2_5.f 8 1 - 9 2 . 1651 Y E N , H . C . Y . , D A Y , C . A . y S I G G , E . B . ( 1 9 6 2 ) I n f l u e n c e o f e n d o c r i n e f a c t o r s o n d e v e l o p m e n t o f f i g h t i n g b e h a v i o r i n r o d e n t s . F h a r m a c o l o o i a £ , 1 7 3 - 1 7 6 . Y D ' J D I N j M . B . H . , C O L L I N S , C . G . 5 . , S A N D L E R , M . , e t a l . ( 1 9 7 2 ) Hu ma n b r a i n m o n o a m i n e o x i d a s e ; m u l t i p l e f o r m s a n d s e l e c t i v e i n h i b i t o r s . N a t u r e 2 3 6 , 2 2 5 - 2 2 8 . Y O U N G , W . C . , C O Y , R . U . y P H O E N I X , C . H . ( 1 9 6 4 ) H o r m o n e s a n d s e x u a l b e h a v i o r . S c i e n c e 1 4 3 , 2 1 2 - 2 1 8 . Z A R R O W , M . X . , F A R D D D , A N , D E N E N B E R , V . H . , e t a l ( 1 9 6 3 ) M a t e r n a l b e h a v i o u r i n t h e r a b b i t ; e n d o c r i n e c o n t r o l o f m a t e r n a l n e s t - b u i l d i n g . 3 . R e p r o d . F e r t . 2» 3 7 5 - 3 8 3 . Z A R R O U , M . X . , D E N E N E E R G , V . H . y S A C H S , B . D . ( 1 9 7 2 ) H o r m o n e s a n d m a t e r n a l b e h a v i o r i n m a m m a l s . En S . L e v i n e ( E d . ) , p p . 1 0 5 - 1 3 4 . ZUCKERMi AN, M. , P E R S K Y . H . , H O P K I N S , T . R . , e t a l . ( 1 9 6 6 ) Como a r 1 s o n o f s t r e s s e f f e c t s o f p e r c e p t u a l a n d s o c i a l i s o l a t i o n . A r c h . G e n . P s y c h i a t . 1 4 , 3 5 6 - 3 6 1 . ZUSSMIAN, 3 . U . , ZUS S M1 A N , P . P . y D A L T O N , K, ( 1 9 7 5 ) P o s t - p u b e r t a l e f f e c t s o f p r e n a t a l a d m i n i s t r a t i o n o f p r o g e s ­ t e r o n e . A r t i c u l o p r e s e n t a d o a l c o n g r e s o d e l a S o c i e t y f o r R e s e a r c h i n C h i l d D e v e l o p m e n t , D e n v e r , C o l o r a d o . D IB L IO T E C A Bonifacio Sandfn Ferrero unweSsi§aI cI mplA hJse X ■■ 5 o - O'O 30'ic' ' (> HORMONAS Y CONDUCTA TOMO IV Departamento de Fundamentos Biol^gicos de la conducts Facultad de Psicologia Universidad Complutense de Madrid 1984 W B LIO T P C A Coleccl6n Tesla Doctorales. 137/84 Bonifacio Sandin Ferrero Edita e imprime la Editorial de la Universidad Complutense de Madrid. Servlclo de Reprografla Novlclado, 3 Madrld-8 Madrid, 1984 Xerox 9200 XB 480 Dep6slto Legal: M-19179-1984 S E G U N D A P A R T E : ASPECTOS PSICOLOGICOS Y ACTIVIDAD HIPOFISOTIROI- DEA: IM PLICACION DEL H IP E R T IR O ID IS M O INDICE INTRODUCCIDN 6 I. PARTE TEORICA 9 I .1 A5PECTC5 GENERALES RELACIONADDS CON LA ACTIUIDAD TIRCIDEA ID A. LA GLANDULA TIRDIDES ID B. 5INTESIS Y 5ECRECI0N DE HORMONAS TIR0IDEA5 16 C.RECULACION HIPDTALAMO-HIPOFISO-TI RDI DEA 22 D. EFECT05 FI5I0LDGIC05 RELACIONADDS CON LA ACTIVIDAD TIRDIDEA 31 1. Accidn calorioenica 33 2. Accidn sobre el crecimiento y desarrollo 36 3. Acciones metpbdlicas 35 6. Accidn caridiovascular 38 5. Accidn nerviosa y muscular 39 6. Accidn esqueletica 39 7».Accidn sobre la sanqre 6C 8. Accidn digestive 6C 9. Accidn cutanea 61 10 . Accidn interendocrina 61 E. ASPECTOS PSICOLOGICOS A50CIADCS A LA r u r j c i c o t i r o i d e a ù ù 1.2 ASPECTOS ESP EC IF IC Ü5 : EL H I P E R U RO ID I SPiC 67 A. DENOriNACION V CL A 5 I F 1CAC I OP 67 9 . FRÜCE50S FIS ID LD GIC OS 56 C. PRCCES05 PSICOLOGICOS 58 1. Factores psicoldqicos jnductores d e l h i p e r t i r o i d i s m o 6 0 2. Predisposicidn rsicoldoica hacia e l h i p e r t i r o l d i s m o 6 2 3. Mécanismes de accidn 73 D. TRATAMIETTO 77 II. PARTE EXPERIMENTAL 81 n.l PLANTEAMIENTO d e l PROBLEMA E HIPQTESIS 62 II.2 EXPERIMENTO 1 96 A. MATERIAL Y METODO 95 1 . Su.ietcs 95 2. War!ables 9 7 3. Material 102 6. Analisis hormonal 115 5. Procedimiento 123 6. Tratamiento estadfstico de los datos 128 B. RLSULTAD05 133 1. Situacion Basal 133 2. Situacion Pre-examen 166 3. Basal - Fre+examen 155 C. DISCUSIDN 185 II.3 EXPERIMENTO 2 A. MATERIAL Y METODO 319 1. Sujetos 319 2. Variables 326 3. Material 331 6, Procedimlento 332 5. Tratamiento estadfstico de los datos 335 B. RESULTAD05 339 1. Andlisis de varianza y comparaciones multiples entre médias 339 2. Andlisis correlecional 368 3. Andlisis Factorial 352 C. DISCUSIDN 358 I 1.6 DISCUSIDN GENERAL 635 II.5 CONCLUSIONES 665 11.6 IMFLICACI0NL5 A72 RLFERENCIA5 476 AFENDICE I 4EB INTRODUCCIDN Existe cierta evidencia de que la actiuidad hipofiso-tiroidea puede estar significativamente involucrada en ciertos procesos psicologicas, parti- cularmente en aspectos emocionales. Por otra parte, la enfermedad psicosomdtica conocida como hipertiroi- dismo parece implicar una serie de trastornos psi- cologicos llamativos que, en algunas circunstancias, no cesan tras e 1 tratamiento medico antitiroideo. Estos fènoménos nos hah motivado para llévar a cabo una inuestigacidn psicoendocrina especffica centrada en la actividad hipofiso-tiroidea, por una parte, y en determinados procesos psicoldgicos, por otra. También se ha tenido en cuenta la entidad clfnica denomineda hipertiroidismo, no solo con ob- jeto de obtener informacidn psicoendocrina relevante, sino también con la finalidad de aportar datos para elaborar futures inuestigaciones de esta enfermedad y futuras estrategias terapeuticas. Para la evaluacidn de la actiuidad hipofiso- tiroidea se ha tenido en cuenta la actiuidad basai del tiroides, considerando los niueles plasmaticos de las hormones T3 y T6, y la actiuidad basai hipo- fisaria, considerando los niueles plasmaticos de la hormone TSH. Para la eualuacion de los procesos psicoldgi­ cos hemos prestado atencion a las dimensiones de la personalidad conocidas como extrauersidn-introuersidn y neuroticismo-estabilidad; también se analizd la va­ riable oaranqidismo del CEP ya que, segun informes preuios, esta variable podria ester especfficamente asociada al hipertiroidismo. Como variables psico- patoldgicas, h an sido empleadas las escales clini- cas y adicionales del cuestionario de rasgo M M P I . For otra parte, se tuvo en cuenta la dimension "estado" emocional (dimension que frecuentemente se opone al "rasgo" emocional), utilizandose a es­ te efecto e 1 cuestionario 850. Ademas, hemos ana- lizado una variable psicoldgica de atencidn-perce£ cidn y 5 variables médicas. Esta inuestigacidn se basa en el estudio de procesos psicoldgicos asociados, fundamentalmente, al sindrome del hipertiroidismo. Sin embargo, con el Fin de obtener una informacidn mas general, tam­ bién se ha evaluado independientemente la posible asociacidn entre la actiuidad hipofiso-tiroidea y ua- rios procesos psicoldgicos. Por esta razdn, han sido lleuados a cabo dos estudios paralelos que hemos de- nominado experimento I y experimento II. En el expé­ rimente I examinâmes dicha asociacidn en una muestra de sujetos normales. En el experimento II tratamos de ualorarla en sujetos hipertiroideos. También, hemos procurado establecer una interpretacidn unifi- cada de los resultados de ambos experimentos. Una inuestigacidn de este tipo puede se r par- ticülarmente util para la psicologfa por varias ra- zones. En primer lugar, porque podria servir para establecer nuevas relaciones psicoFisioldgicas entre la actiuidad hipdfiso-tiroideé y ciértos para­ mètres psicoldgicos como, por ejemplo, los relacio- nados con la personalidad, la psicopatologia, y la emocidn, entre otros. En segundo lugar, puede aportar informacidn util para el conocimiento de los patro­ ns s psicoldgicos involucrados en el hipertiroidis- m o , a la vez que ofrecer datos relevantes para un posible y futuro tratamiento psicoldgico de esta enfermedad. I. PARTE TEORICA 10 I. PARTE TEORICA I.l. ASPECTOS GENERALES RELACIONADOS CON LA ACTIVIDAD TIROIDEA A. l a GLANDULA TIROIDES La glandule tiroides as una da las gldndulas endocrinas da mayor tamaPo, siendo su peso aproxima- do de unos 20 g. Esta glandula esta situada an la par­ te anterior de la base del cuello y consta de dos lo­ bules latérales unidos por un istmo (fig.l). La capa- cidad de crecimiento del tiroides es grande,llegando, en algunos casos patologicos (bocios), a peser varies cientos de gramos. En conjunto, el tiroides ofrece una cars anterior convexa, en contacte con tejido celular, y una posterior cdncava apoyada en le laringe y la tré- quea. El istmo cruza el tercero y cuarto anillos traques- les y los lobules se apoyan en la cara anterior y late­ ral de los cartilages tiroides y cricoides y en la tré- quea, y externamente en la carotida y en los musculos esternomastoideos. El polo superior de los lobulos la­ térales alcanza la parte media del cartflago tiroides. Cada une de los dos lobulos del tiroides tiene un polo superior, generelmente puntiagudo, y un polo inferior poco definido y romo que se confunde por dentro con el istmo. Cada lôbulo mide aproximadamente 11 Fiqura 1 . Configuraciôn anatomies de la glandula tiroides (Tornado de Net te r , 1965 , p . 2 ) . 12 entre 2 y 2.5 cm. de espeaor (grosor) y también de anchura en su diémetro en su dlémetro mayor, y unos k cm. de largo. Normalmente el lobulo derecho es mas vascular y mayor que el izquierdo, y tiende a hlper- trofiarse més en las enfermedades que se acompapian de aumento difuso del tamaRo (Ingbar y Uoeber,1975). Si embargo, estos datos sobre el peso y/o volumen del tiroides estan sujetos a notables variaciones individuates y grupales (en-la pubertad es propor- cîonalmente mayor que en el adulto; también, en la mujer suele ser mayor que en el hombre). Aunque, en general, el tiroides normal no es observable visualmen- te, le palpacién permits establecer su ublcacion, forma, limites, consistencia y peso aproximados, asi como la movilidad ascendents durante la deglucion debido a su intima adherencia a la laringe (Pascualini,1973,p.241). La irrigacion sanguinea del tiroides es extraor- dinarlamente abondante. Esté constituida fundamental­ mente por dos pares de vasos, las arterias tiroideas superiores procédantes de la carotida externa y las arterias tiroideas inferiores procédantes de la sub- clavia. El riego sanguineo del tiroides oscila entre los 4 y 7 ml./g,de tejido/min. (mucho mas elevado que el del riRon). También es rica la Irrigacion linfética que, al parecer, contribuye a aportar yodo. 13 El tiroides esté inervado por fibres simpaticas y parasimpéticas. Las vies simpéticas proceden de los ganglios cervicales medios e inferiores, y las para- simpaticas del vago. Parece se r que una de las funcio- nes fondamentales de la inervacion autonome del tiroides esta relacionade con el control de la afluencia de san- gre a dicha glandula. Por otra parte, existen eviden- cias actuates de que les sustancias con actividad sim- paticomimétice o parasimpâticomimética pueden modificar la actividad de la glandula, lo cual sugiere que el sis- tema autonome puede, por tanto, contrôler la actividad tiroidea. Es posible que la influencia extraordinaria que tienen los estfmulos emocionales sobre le glandu­ la tiroides esten mediatizados por estas vies nervio- sas. La glandula tiroides compacte muchas de las ca- racteristicas biologicas que se observan en otras glanduias endocrinas. Sin embargo, es ûnica entre las gléndulas endocrinas por estar capacitada para concen­ trer yodo, uno de los elementos més escasos de la cor- tezB terrestre (Lamas y Riesco,1979) , El microscopio electronico ha revelado que de la cera apical de las células acinosas sobresalen numerosas microvello- sidades que se introducen en el coloide (Ingbar y 14 Uoeber,1975); en estas estructuras o cerca de elles se producen reacciones tan Importantes como la yoda- clon y las fases inlclales de secrecion de hormones. B. SINTESI5 Y SECRECION DE HORMONAS TIROIDEAS La funcién fundamental de la gléndulà tiroides esté relacionade con la sintesis, almacenamlento y se« crecion de les hormones tiroxina (T4) y triyodotironi- ne (T3). También sécréta calcitonina, hormona involu­ crada en el métabolisme del calclo, pero esta hormona no va a ser considerada. La tiroxina es una tironina con cuatro étomos de yodo, denomineda también tetrayodotlronina (T4). La triyodotironina (T3) es una tironina con très a- tomos de yodo (flg.2). Auhqùe la tiroxina es la hor­ mona mas representative de la actividad del tiroides (el 80 % de hormona tiroidea es T4 y el resto T3), la T3 es sin embargo mucho més activa. Por esta ra- zon, suele considerarse en conjunto la importancia de ambas hormones (T3 y T4) para valorar la actividad tiroidea. Las hormonas tiroideas no se almacenan en las células glendulares, como ocurre en otros organos NHi I C H r—CH— COOH 15 Monoyodol'Osina NH,I CHi—CH-COOH Diyodotiros'n* NH> I CH 5— CH-COOH 3.5.3 . TriyOdot«onina NH i CHî—CH--COOH 1.5.3 .5' Tiroxina. tetr*vodoi«onin3 Fiqura 2 . Formulas de los yodoaminoacidos mas co- munes Formados en el tiroides (Begun Lamas y Riesco, 1979,p . 70). 16 endocrines, sino en vesiculas que contienen coloide, rodeadas de epitelio tiroideo, en forma de un precur­ sor proteico, la tiroglobulina (Catt,1973). Dentro de la propia molécule de tiroglobulina, los residues de tirosina se yodan para former monoyodotirosina (MIT) y diyodotirosina (DIT). Antes de que el yoduro intra- tiroideo se pueda incorporer a la molécule de tirosina, se debe oxider enzimaticamente; dos molécules de diyo- dotirosina se unen para former la T4, y una molécule de monoyodotirosina y otra de diyodotirésina forman la T3. Las dos hormones, asi como también las yodoti- rosinas, se almacenan en le sustancia coloide denomi- nada tiroglobulina y pueden ser liberadas a la circu­ lation sanguines por hldrolisis enzimética, fenomeno que se inicia por la accion de la hormona estimulado- ra del tiroides (TSH). (Bayliss y Hall,1979), (El elemento bésico de la estructura glandular del tiroides es el folfculo, que esté lleno de sustancia coloide). Las etapas que conducen a la sintesis y secrecion de T3 y T4 no son totalmente secuenciales sino que se superponen parciaimante. Sin embargo, considerando esta salvedad, Lamas y Riesco (1979) han distinguido los siguientes pesos: 1) transporte de yoduro; 2) sfntesis 17 de tiroglobulina (Tgb) y proteinas analogas; 3) oxida- cion del yodo (l) y yodacion de los residues de tiro­ sina en el seno de las yodoprotefnas; 4) acoplamiento de dos residues de 3,5 diyodotirésina (DIT) para Formar 3,5,3^,5' tetrayodotironina (T4), o de uno de 3 mono­ yodotirosina (m i t ) y otro de DIT para Formar 3,5,3' tri- yodotironina (T3), ambos en el seno de la Tgb; y 5) hi- drolisis de la Tgb y liberacién de los yodoaminoacidos: T3 y T4 son liberados a la corriente sanguinea, y MIT y DIT son desyodados en la célula tiroidea por una desyodasa siendo retenido el yoduro en el tiroides pa­ ra una futurs utilizacion. Siguiendo este esquema, la sfntesis y secre­ cion de las hormonas tiroideas puede resumirse de la siguiente forma (fig.3) (Lamas y Riesco,1979,p.34), a) Sfntesis; Los aminoécidos (AA) entran en la célula folicular tiroidea de los capilares sangufneos, siendo ensambladas las cadenas proteicas en el retfculo endo- plismico. Durante una migracion hacia el aparato de Golgi, tiene lugar le polimerizacion de las subuniada- des elementales y la adicion de glucidos hasta for- marse la tiroglobulina nativa no yodada (Pre-Tgb) que es exocitada al coloide. Por otra parte, el yoduro en- 18 C*Diaci6n de voduro neiiculo I Apsraio endoyiasmiiicci Adidon de glûcidd:[_d* Golq» tEnoenpsis S AcootsfT'wmoPphmenzecionIT, -j , cadenas pohpepiidicas Tg b Figura 3 . Biosfntesi s y secreclén de las hormonas tiroideas (Segun Lames y Riesco,19 79,p .34). Expll- cacion en texto. 19 tra en la célula desde los capilares sangufneos atra- VRsando la membrane basai y mezclandose con el yoduro procedente de la desyodacion de yodotirosi nas libres; es oxidado por la peroxidasa situada en los microvilli de la membrana apical e incorporado a los residues de tirosina de le Pre-Tgb, formandose MIT y DIT (reaccion de yodacion), y a partir de dos residuos de yodotirosi- n.as se Forman T4 y 13 (reaccion de acoplamiento) ; de esta forma se constituye la tiroglobulina madura (Tgb), cuyo contenido en yodotironinas y yodotirosinas esta en funcion directs del aporte de yodo de la ingesta. Todos estos eventos estén relacionados con la sfnte­ sis de 13 y T 4 ; ueamos ahora-los involucrados en la secrecion. b) Secrecion; Porciones de 1 coloide folicu­ lar conteniendo Tgb son endocitadas por los microvilli de la membrana apical formando gotas de coloide que migran hacia el borde basai de la célula. Simultanea- mente, los lisosomas situados cerca del borda basai de la célula lo hacen en direccion opuesta hasta fun- dirse con las gotas de coloide y formar los fagoliso- somas; en el fagolisosoma tiene lugar tiene lugar la proteolisis de la Tgb, con liberacion de las hormonas T4 y T 3. Parte de la T 4 es desyodada a T3 y ambas pa- 2D san a los capilares sangufneos donde son transportadas ligadas a protefnas plasméticas especffleas. Las yodo- tirosinas MIT y DIT son desyodadas, y el yoduro proce­ dente de su desyodacion se mezcla con el procedente de los capilares sangufneos para iniciar un nuevo ciclo (una pequeMa parte de este yoduro pasa a los capilares sangufneos). Un esquema adicional simplifica- do sobre la sfntesis y liberacion de T3 y T4 es ofreci- do en la fig. 4. La tiroglobulina es una glucoprotefna que consti­ tuye el componente principal de la sustancia coloide. Las yodotirosinas son aminoécidos yodados. Y la 13 y T4 son tironinas yodadas. Las T3 y T4, segregadas por el tiroides al torrents circulatorio, se diluyen pron­ to en el medio interno del organisme, alcanzando para la tiroxina una concentracion plasmâtica aproxlmada de 4 a 11 ug/100 ml., y para la T3 entre 150 y 350 ng/lOOml (Pascualini,1973), Entre las protefnas fijadoras de hormonas tiroideas, la TBG (Thyroxine binding globulin) es la que esté presents en mayor cantidad y la que tiene mayor afinidad por la T 4 y la 13, Le otra protei­ ns que se une e specificamente a las hormonas tiroideas es la TBPA (Thyroxine binding p realbumin), idéntica a 21 Glândul# tiroides . Yodor os \ MonoYonoh'OSin? M otécula de trroatobui*oft Figura 4 . Esauema sobre la biosfntesis y secrecion de las hormonas tiroideas (Segün Bayliss y Hall, 1979,p. 1344). r 22 la prealbumina del plasma. En camblo, la TBG aun no ha sido bien identifIcada. "Las protefnas fijadoras de hormonas en el plasma constituyen una réserva que mantiene los niveles de hormona libre en el plasma, amortigua las fluctuaciones de la tasa de secrecion de la glandula tiroides y protege a las hormones de la degradacidn hepltica y excrecién renal" (Bayliss y Hall, 1979, p.1364). C. REGULACÎON HIPDTALAMO-HIPOFISO-TIRDIDEA La glândula tiroidea es hipofisodependiente por lo que su actividad esté regulada extratiroideamente desde la hipofisis y, particularmente, desdeel hipô- télamo (ver cap, 2, Vol.l). El tiroides esta incluido, por tanto, en un sistema funcional complejo de feed-back que incluye, ademas de esta gléndula, al hipotélamo e hipdfisis. El control de la actividad del tiroides esté re- gulado fundamentalmente por le TRH (Thyrotropin releasing hormone) (p .Glu-His-Pro-NH^). hormona hipo- talamica, y por la hormona hipofisaria TSH (Thyroid stimulating hormone; también denomineda tlrotrofina o tirotropa). La TRH estimula la liberacion hipofisaria 23 de TSH, y esta estimula la liberacion de T3 y T 4 por el tiroides. Cl control de la secrecion de hormonas hipotalamo-hipdfiso-tiroideas se establece por medio de feed-back negativo; el incremento en la secrecion de T3 y/o T4 produce inhibicidn de TRH e inhibicidn de TSH. Por tanto, el nivel plasmético de hormonas tiroideas determinaré la secrecion de TRH y TSH. La TSH induce también feed-back negativo sobre la TRH. No se conocen con exactitud los factores que regulan la secrecion de TRH, aunque parece probable que, en condiciones normales, la concentracion libre de hormonas tiroideas en sangre es uno de los mas sig­ nificatives. Por otra parte, los estimulos procedentes de centros neurologicos superiores parecen desempeMar un papel importante, sobre todo en situaciones de es- timulacion emocional. (Ver fig, 5 y 6). En principio, la secrecion de T3 y T4 depends di- rectamente de la TSH. Un incremento de TSH siempre su- pone aumento de T3 y T4. La TSH es una glucoprotefna (peso molecular = 25,000) liberada por células antehi- pofisarias especfficas (células tirotroficas) ante la influencia del tripéptido hipotalémico (TRH) sehalado anteriormente. La TSH induce sobre el tiroides dos ti- CORTEX SISTEMA LIMBICO ' O HIPGTALAMO HIPDFISIS TSH T3 TA TIROIDES 2A Figura 5 . Esquema sencillo de regulacion (Feed-back) del sistema hipotélamo hipoFiso tiroideo. La hormo­ na hipotalémica TRH estimula la liberacion de la hor­ mona antehipoFisaria TSH. Esta ültima, a su vez, actua sobre el tiroides pare activer la sfntesis y liberacion de T3 y TA. ( + ) dénota activacion; ( - ) dénota inhibicidn. 25 \ T RH TSH 13 T4 H IPOTALAnO HIPDFISIS TIROIDES Figura 6 . Representacion esquamatica del sistema de feed-back hipotalamo-hipofiso-tiroideo con indica- cion de los cambios de informacion. (--- ) dénota ac- tividad hormonal baja; {--- ) dénota actividad hormo­ nal alta. 26 pos de acclones fundamentales, una accion funcional immediate y otre accion de fndole estructural m^s re- tardade o lenta. Los cambios morfologicos (accion len- ta) se exteriorizan a partir de las 26 horas y son consecuencia del incremento de la actividad celular en la glandule tiroides (aumento del volumen glandular, aumento de la irrigecidn sangufhea, etc.). Los cambios funcionales ripidos Inducidoa por la TSH pueden resu- mirse de la slguiente forma (Paacualinl,1973,p .253)î l) Aceleracidn del transporte de yodo a travds de la membrane (aumento de la captacldn de yodo). 2) Activa- cion de la yodacion de la tirosina. 3) Activacién del acoplamiento de las yodotirosinas para former tiroxina y T3, 6) Aumento de la sfntesia de tiroglobulina. 5) Incremento de la pinocitosis y de la actividad de las microvelloaidades (microvilli). 6) Incremento de la desyodacion de las tiroainas, con aumento de los yoduros para ser reutilizados. 7) Incremento de Is proteolisis de la Tgb, con disminucion del coloide infrafolicular y liberacion de TA y T3. 8) Aumento del peso de TA y T3 a la célula tiroidea por su polo api­ cal. 9) Oesplazamiento de TA y T3 hacia el polo basal y peso subsiguiente a la sangre. 10) Incremento de 27 los indices de la actividad metabolica celular (aumento de la penetracion celular de glucosa, consume de oxfoe- no, aceleracion del metabolismo de la glucosa y fosto- lipidos, etc.); la aceleracion de estos procesos bioqui- micos parece necesaria para la consecucion de las Fun- ciones citadas anteriormente y mâs especfficas de la actividad del tiroides. Estas acciones de la T5H se atribuyen a la activacion de la adenilciclasa, con la consecuente formacion de AMP-c. La formacion de AMP-c conduce, a travës de un efecto sobre el ARN, a la sintesis de protefnas involucradas en los eslapones individuales de la sfntesis de T3 y TA (Catt,1973). Los notables efectos de la TSH sobre el tiroides sugieren que esta es la via fundamental, aunque no la unica, a traves de la cual se régula la secrecion y sfntesis de hormones tiroideas. Como, en ultimo ter­ mine, la liberacion antehipofisaria de TSH est^ de- terminada por la presencia de TRH, los mecanismos neu- roendocrinos intrahipotal^micos constituyen los cen­ tres clave de regulacion de la actividad del tiroides. Aunque se ha sugerido que las catecolaminas centrales estan involucradas directamente en la sfntesis de TRH, aun no se conocen con exactitud los mecanismos 28 que dlrlgen este proceso, Muchas de las obserwaciones sobre la implicacion de las catecolaminas centrales y/o indolaminas son indirectes y poco conclusivas pero, parece probable, que las aminas biôgenas del cerebro estdn involucradas de Forma crucial en el control de la TRH y, posiblemente, en la respueste de la TSH a la TRH, En ratas tratadas cronicamente (durante 3 semanas) con TA, se ha observado un descenso de do- pamina en la eminencia media del hipotélamo, pero no en otres regiones como el hlpotdlamo anterior o pos­ terior (Broun et a l.,1972; Donoso,1975). Oespués del tratamiento con TA,tembiën se ha referido que dismi- nuye la sfntesis de noradrenaline y dopamlna en el cerebro de la rata (Prange et al.,1970). En .seres humahos, la administracion oral de L-dopa inhibe la respuesta de la TSH a la TRH, si bien dlcha adminis- tracion no modifies los niveles plasroâticos de TSH en ausencia de otros estfmulos (Eddy et al.,1971; Spaulding et al.,1972). Aunque estas observaciones no nos permiten emitir una hlpdtesis concluaiva sobre el papel de las catecolaminas centrales en la regulacion de la actividad tiroidea, sf sugieren que pueden es­ ter directamente involucradas. Por otra parte, se admite actualmente que las hormonas hipotalémicas. 29 incluida la propla TRH, dependen en su secrecion de neuronas catecolaminérgicas y/o serotoninérgicas de centres especificos del hipotalamo (De Rivera, 1977; McCeer y McCeer,1980; etc,). La implicacion de la serotonina es todavfa oscura; sin embargo, se ha informado que la deplecion de serotonina con p-clorofenilalanina inhibe la actividad tiroidea (Coleoni y Masini,1972). La regulacion de las hormonas tiroideas no depends exclusiuamente del eje hipotâlamo-hipoFis£ rio, si bien este mécanisme parece ser el fundamen­ tal, Con caracter menos definido, y de forma mas circonstanciel,(a veces de manera patologica), la funcion tiroidea puede estar intervenida por otros factures como, por ejemplo, e 1 efecto inducido por determinadas hormonas (ver fig.7), por la inerva- ciôn autonome, por el metabolismo del yodo intrfn- seco al tiroides, y por el LATS (estimulador tiroi- deo de larga accion; esta sustancia, identificada como una /-globulina producida por los linfocitos en pacientes con tirotoxicosis, sugiere que se trata de un anticuerpo contra algûn antigeno ti- roideo (Catt,1973). 30 TSI Figura 7 , Factures centrales y perlféricos que pue­ den aFectar le liberacion hipofiaaria de thyroid- stlmuiatinq hormone (TSH). La thyrotropin-releasing hormone (TRH) y los estrogenos ejercen un efecto es­ timulador, mientras que la somatostatina, cortisol, hormone del crecimiento y hormonas tiroideas inhiben dicha liberacién (Segun De La Fuente y Rosenbaum, 1979,p.115). 31 D. EFECTOS FISIGLOGICDS RELACIOMADOS CON LA ACTIVIDAD TIROIDEA Los efectos fisiologicos de las hormonas tiroi­ deas son diverses y complejos. En general, parece que las hormonas del tiroides estimulan la actividad me­ tabolica del organisme, incidiendo también sobre los diferentes sistemas. Sin embargo, los efectos no son lineales pues, en funcion de la dosis hormonal, las cualidades de estos efectos pueden modificarse radi- calmente o , por lo menos, diferir sustancialmente (ver fig.8), Una clasificacion mas o menos exhausti­ ve debe incluir los siguientes grupos de efectos: 1) accion calorigenica, 2) accion sobre el crecimiento y desarrollo, 3) acciones metabolicas (sobre protefnas, hidratos de carbono, grasas, agua y electrolitos, y vitaminas), A) accion caridiovascular, 5) accion ner- viosa y muscular, 6) accion esqueletica, 7) accion so­ bre la sangre, 0) accion digestive, 9) accion cutanea.y 10) accion interendocrina (sobre adenohipofisis, me- dula suprarrenal, corteza suprarrenal, islotes de Langerhans, ovarios y testfculos). Esta clasifica­ cion,referida por Pascualini (1973,p .25A-25o), es la que vamos a desarrollar a continuacion. 32 Action illmulante de» DOSES FAIBLES D ' H O R M O N E THYROÏDIENNE I f Action slimuiintc des DOSES FORTES D ' H O R M O N E THYROÏDIENNE Figure 6 . Efectos fisiolégicos producidos por las hormonas tiroideas sobre diferentes sistemas meta- bolicos (Segûn Linquette,1975,p .6Q), 33 1. Accion caloriqénica. La calorigéoRsis es la produccion de energia consecutive a las oxidaciones tisulares. Las hormonas tiroideas estimulan las oxidaciones tisulares, la pro­ duccion de calor y el consumo de oxigeno, fenomenos que se exteriorizan a través del metabolismo basai. En el hombre, un miligramo de là détermina la produccion de 1,000 calorfas; al contrario, la tiroidectomia total induce una disminucion del metabolismo basal, llegando- se a los valores mfnimos a las 3-5 semanas de la tiroi- dectomia, con descenso de hasta un 50 %, La actividad calorigénica es, proporcionalmente, mucho mas fuerte con la T3 que con la TA. La actividad calorigénica difiere entre diverses tejidos, con el siguiente orden decreciente: miocardio, higado, rirïon, musculos, gléndulas salivales, pancreas y epidermis, El efecto calorigénico se ha observado tanto in vivo como in vitro y es influido por diver­ ses factores! disminuye con la edad, y es necesaria la presencia de catecolaminas. A consecuencia de la accion calorigénica, se pro- ducen cambios en la termorregu1acion » con descenso cuando la concentracion hormonal disminuye, y vice- ver sa , 3A 2. Accion sobre el crecimiento y desarrollo Las hormonas tiroideas ejercen una accion direc­ ta y esencial sobre la maduracion, diferenciacion y crecimiento de los tejidos y del organismo en general, El efecto de las hormonas sobre la maduracion del sis- tema nerwioso se observa en general en todos los mamf- feros (ver cap.3, Vol.l), siendo aquellas impresicin- dibles para un normal desarrollo del cerebro. El ejem­ plo mis patente sobre la acclén del tiroides en el desarrollo ha sido observado dentro de los anflbios, donde la metamorfosis (por ej,, transformaciin de renacuajo en rana) no se verifies en ausencia de hor­ monas tiroideas. Tanto en aves como en mamfferos, la accion de las hormonas tiroideas sobre el crecimiento y desarrollo es intense; en las primeras desempeha un papel cru­ cial en la maduracion gonadal, el crecimiento de la cresta y las caracterfsticas del plumaje. En los ma- mfferos, el crecimiento puede llevarse a cabo duran­ te las primeras semanas en ausencia de tiroides, pero pronto résulta imprescindible, interviniendo les hor­ mones tiroideas de orlgen fetal o bien las de origen materno. 35 Se considers que el efecto de las hormonas de 1 ti­ roides sobre el crecimiento y maduracion no es secun- dario s la induccion de cambios en la calorigénesis, sino que mas bien parece depender de una accion ana­ bolics, particul armente sobre las protefnas. Todos los tejidos estan afectados por la accion tiroidea, pero los mas afectados son el esqueleto y el sistema ner- vioso central. Con respecto al primero, las hormonas actüan principalmente sobre los cartflagos de creci­ miento; con relacion al sistema nervioso, la carencia de hormonas signifies alteraciones anatomicas y fisio- logicas, con decremento de la actividad nerviosa y men­ tal en general. Una caracteristica fundamental es que estos efectos, particularmente los realizados sobre el sistema nervioso, solo son posibles durante etapas espéciales ("etapas crfticas") del desarrollo; pasa- das estas etapas, la administracion sustitutiva de hormonas tiroideas es ineficaz para evitar el dete- rioro nervioso. 3. Acciones metabolicas Son multiples y, aunque guardan una relacion es- trecha con la accion calorigénica, las relaciones mû- tuBs no estan definitivamente aclaradas. a) Sobre protefnas. 36 a) Sobre protefnas. Las hormonas tiroideas in- ducen efectos anabolicoa sobre las protefnas, sobre todo durante el crecimiento cuando actua la hormone del crecimiento, con incorporacion de amlnoécldos y protefnas a todos los tejidos, aceleracion de la sfn­ tesis de protefnas plasmaticas y retencion de nitro- geno. La accion de las hormonas del tiroides adquiren un patron bifésico cuando actuan en exceso, en cuyo caso la accion anabolics se convierte en catabolica, con destruccion de tejidos y aumento de la excrecion de nitrogeno, amonfaco y otras sustancias. b) Sobre hidratos de carbono. En general, parece que las hormonas tiroideas estimulan la obsorcion intestinal de glucosa, la penetracion celular y la utilizacion. Aceleran la glucogenélisis y dificultan la acumulacion de glucogeno hepético. ^1 exceso de hor­ monas del tiroides increments la glucemia. También a dosis elevadas, dlsminuyen la produccion de insulins y hasta pueoen Inducir un estado diabético. c) Sobre los Ifpidos. Producen acciones cata- bolicas sobre el tejido adiposo, que si es exagerada puede conducir a la deplecién total, con disminucion 37 de acidos grasos y de ifpidos sanguineos. Estimula la sfntesis hepâtica de colesterol, a la vez que acelera su desintegracion perlférica y excrecion biliar, dan- do como resultado una disminucion en la colesterolemia d ) Sobre el ague y electrolitos. Los efectos de las hormonas tiroideas sobre estas sustancias parecen ser secundarios a otros efectos, como la calorigénesis y el crecimiento. Las hormones tiroideas son necesa- rias para el mantenimiento del fluido sangufneo rénal, la filtracion glomerular y el transporte tubular. La accion anabolics del tiroides lleva a la retencion de agua, sodio y potasio. Sin modificar la fosfatemia, Bumenta la excrecion urinaria de fosfatos, posiblemen­ te por degredacion de la fosfocreatina. Induce incre­ mento en la concentracion férrica de la sangre y en su captacion por la médula oses, con disminucion del deposito en el bazo e hfgado. e) Sobre las vitaminas. Incrementan el consumo de vitaminas, particularmente las vitaminas del com- plajo B. Ademas, se considéra que la B12 es necesaria para la accion molecular de las hormonas tiroideas. Las vitaminas del complejo B proporcionan elementos necesarios para la formacion de coenzimas, cuya uti- 38 lizaclon aumenta por la accion tiroidea, Por otra par­ te, las hormonas tiroideas son imprescindibles para ase- gurar la conversion hepétlca de los carotenos en vita­ mine A, y de ésta en retineno, y también para la ob­ sorcion intestinal de los primeros. Dosis elevadas de hormonas tiroideas aumentan aignificatlvamente el con­ sumo de vitamins C. A . Accion cardiovascular Las hormonas del tiroides actüan directamente so­ bre el miocardio y, adicionalmente, de forma indirec­ ts a través de la calorigénesis. Producen aceleracion de la frecuencia y el volumen-minuto cardfacos, y tan­ to la TA como la T3 se Fijan en el haz de His. Los efec­ tos metabolicos sobre el miocardio incluyen la acelera- cion de la oxidacion de los acidos grasos de cadenas largas, la disminucion de oxidacion de la glucosa, y aumento de de la actividad enzimatica que dégrada las aminas que se acumulan en exceso. Los cambios cardi- acos, unidos al aumento de velocidad y volumen san- gufneos, tienden a asegurar un superior aflujo de sangre y oxfgenbra los tejidos, de acuerdo con el in­ cremento de consumo que las hormonas tiroideas produ­ cen . 3 9 5. Accion nerviosa y muscular La presencia de hormonas tiroideas es fundamental para la maduracion y diferenciacion del sistema ner­ vioso, verificandose estos procesos durante etapas crfticas (ver cap.3, Vol.l). El efecto tiroideo sobre el tejido nervioso parece que se produce a través de una accion de las hormonas tiroideas sobre el metabo­ lismo de los acidos nucléicos, sobre la sfntesis de protefnas y sobre la sfntesis de Ifpidos (éstos ul­ times pueden estar estrechamente relacionados con la mielinizacion). La influencia del tiroides en el fun- cionamiento muscular también es importante. Las hormo­ nas de 1 tiroides penetran facilmente en las células mus- culares, hasta t al punto que los musculos contienen la mayor proporclon de todo el organisme, siendo su principal accion la calorigénica y la estimulacion del anabolismo proteico. Intervienen también en el me­ tabolismo de la creatinina, para asegurar une adecuada formacion de fosfocreatina. 6. Accion esquelética La importancia del tiroides sobre las estructuras esqueléticas se evidencia porque sus hormonas son im- 40 prescindibles para el crecimiento y maduracion eaque- leticos. La accion de las hormonas tiroideas incide sobre los cartflagos epifisarios, en cuyas células acelera la calorigénesis, la sfntesis proteica y la multiplicacion. Esta accion anabolics se transforma en catabolica si las hormonas actuan en cantidades ex- cBsivamente altas, induciendo con ello inhibicion del crecimiento. 7. Accion sobre la sangre Las hormonas del tiroides actuan sobre la hemato- poyesis a través de su accion calorigénica y anaboli­ cs, y también sobre el mantenimiento del nivel hemo- globfnico. Estimulan la linfocitosis y la hlperplasia del tejido linfatico y timo. 8. Accion digestive En el tubo digestive, la motilidad, las secrecio- nés y la actividad enzimética son influidas por las hormonas tiroideas, en el aentldo de que el exceso o defecto de estas hormonas pueden alterar dichos pro­ cesos. También intervienen en la actividad hepética, siendo el hfgado uno de los organos donde la accion 61 calorigénica y anabolica proteica se maniflesta de Forma mas definida. 9. Accion cutanea Las hormonas del tiroides inciden sobre las reac- ciones vasomotoras de la piel que conducen a la disi- pacion del calor. También actüan sobre las glandules sudoriparas y sebaceas, en el mantenimiento del tro- fismo de la propla piel, del pelo y de las uRas, en la pigmentacion y en la integridad de las mucoproteinas cutaneas. La disminucion de hormonas tiroideas refle- ja los cambios caracterfsticos que se observan en la piel del mixedema. 10. Accion interendocrina Pri nci palmente uamos a referir la interaccion de las hormonas tiroideas con la corteza y médula su­ prarrenal, los ouarios y los testfculos. a) Corteza suprarrenal. Tanto los glucocorticoi- des como la ACTH deprimen la funcion tiroidea, con dis­ minucion de la captacion de yodo y de la secrecion de TA y T3, por inhibicion de la TSH hipofisaria. En la insuficiencia tiroidea, la TSH y la actividad tiroidea 62 estan disminuidas, vinculandose este fenomeno al in­ cremento de ACTH; bajo estas condiciones, la adminis- tracion de pequeRas cantidades de glucocorticoidss restaura la Funcion de 1 sistema hipofiso-tiroideo. En la insuFiciencia tiroidea suele estar también dis- minuida la actividad corticosuprarrenal a causa de la depresion general del metabolismo, que se extiende incluso a las suprarrenales. Un exceso de hormonas ti­ roideas acelera la inactivacion de corticoïdes, incre­ ments la ACTH, y esta puede producir hlperplasia supra­ rrenal . b) médula suprarrenal» También se han observado interesantes relaciones entre catecolaminas periféri- cas y actividad tiroidea. En animales expérimentales, la adrenaline induce incremento de la secrecion de TA. Por otra parte, un incremento de TA provoca un aumento de la sensibilidad a la adrenaline, en tanto que la accion calorigénica de la TA es potenciada por la adre­ nalins. Experimentaimante, bajo la accion de la TA aumenta la captacion de miocérdica de noradrenaline. El bloqueo de la noradrenalina inhibe también la ac­ tividad de las hormonas tiroideas* c) Ovarios. En condiciones normales, las hormonas 63 del tiroides son necesarias para la maduracion, man­ tenimiento y produccion de ovulos maduros, si bien esta necesidad no es absolute ni guarda una relacion cuanti- tativa. El mantenimiento de las Funciones del sistema hipoFiso-ovarico précisa un buen Funcionamiento del sis­ tema tiroideo. Alteraciones en la Funcion tiroidea pue­ den también reFlejarse en disFunciones menstruales. Estos eFectos générales del tiroides sobre la actividad ovérica probablemente no son especiFicos sino que pueden ser secundarios a los efectos anabolicos y calorigenicos inducidos por las hormonas tiroideas. La actividad ti­ roidea también parece ser necesaria para la implanta- cion.y Fertilizacion del ovulo, asf como también pa­ ra el desarrollo de la gestacion y la lactancia (la lactancia es estimulada por las hormonas tiroideas). d) Testiculos. La actividad tiroidea normal pare­ ce Favorecer la espermatogénesis y la libido. Por otra parte, la testosterone puede disminuir la proporcion de protefnas portadoras de yodo; : contdisminucion-^del yodo en combinacion proteica, pero sin alterar el yodo libre ni la actividad tiroidea. 44 E. ASPECT05 PSICOLOGICOS A50CIAD0S A LA FUN4 CION TIROIDEA En el apartado anterior hemos referido sinte- ticamente algunos de los efectos fisiologicos de- terminados por la actividad de las hormonas tiroi­ deas. Considerando este amplio espectro de efectos, particularmente los involucrados en la maduracion y diferenciacion del sistema nervioso, asf como tam­ bién los efectos sobre la activacién metabolica ge­ neral, es permisible suponer que las hormonas del ti­ roides deben estar estrechamenta implicadas en varios aspectos de la conducts humana. En general, los efec­ tos del tiroides sobre la conducts pueden interpre- tarsa tanto en termines de maduracion/diferendacion como de activacion. De otra parte, la actividad de la glandula tiroides,o, dicho de otra manera, del sistema hlpotélamo-hipofiso-tlroideo, no parece se r independiente de los propios procesos psicologicos, ya que éstos pueden actuar a través de los centras nerviosos sobre la funcion tiroidea. De hecho, el eje hipotélamo-hipôfiso-tiroideo parece ser uno de los ejes neuroendocrinos més sensibles a los estf­ mulos emocionales (Mason,1968), junto con el eje 65 h ipotalamo-hipofiso-suprarrena1 (ver cap.7, Vol.2). Por tanto, el analisis de los aspectos psicologicos asDciados a la funcion tiroidea requiers y puede ser abordado desde dos puntos de vista; por una parte, delimitando la influencia de los estfmulos estreso- res sobre la actividad del tiroides; por otra, ana- lizando el efecto contrario, esto es, el inducido por las hormonas tiroideas sobre los procesos psi­ cologicos. En condiciones normales, lo mas probable es que se produzca una interaccion equilibrada entre ambos tipos de efectos. Aunque en este apartado unicamente intentâmes destacar la interaccion entre procesos psicologicos y actividad tiroidea, el lector puede acudir a los diferentes capftulos de los volumenes 2 y 3, lugar donde hemos expuesto con mas detalle dicha inte- raccion. En dichos volumenes se ha tratado la rela­ cion de la actividad del eje hipotalamo-hipofiso- tiroideo con la emocion (cap.7, Vol.2), estres (cap.7, Vol.2), actividad sensoperceptual (cap.10, Vol.2), aprendizaje (cap.12, Vol.3), y conducts psicopatologica (cap.16, Vol.3). Con respecto a todos estos aspectos psicologicos, existe suficien- 66 te evidencia como para poder afirmar que en ellos esta involucrada la actividad de la gléndula tiroi­ des de forma relevante, Los mecanismos de accion de la actividad psi- coendocrina pueden ser muy diverses y complejos. Asf, las hormonas del tiroides inducen efectos de estimulacion central y/o periférica, tal vez a través de las acciones fisiologicas générales que producen estas hormonas, pudiendo modificar median­ ts esta estimulacién los patrones especfficos de con­ ducts como, por ejemplo, el tiempo de reaccion ante una tares sensoperceptual rdeterminada, o la tasa de adquisicion en ciertas pruebas de aprendizaje. Por otra parte, la actividad secretora de le glandula tiroides, a través de les hormonas T3 y T6, puede modificar la sensibilidad del organismo a otras se- cuencias de interaccion psicoendocrina, como es el caso de la"accidn sensibilizadorrf*de! tiroides a la "accion emocional" de la adrenaline (en este ca- so, la actividad tiroidea actuarfa como substrate de la emociôn, ya que un incremento en esta acti­ vidad facilita la respuesta emocional del organismo a estfmulos interoceptivos y exteroceptivos). La 67 interaccion encontrada entre actividad hipotalamo- hipdfiso-tiroidea y conducts psicopatologica, par­ ticularmente la conducts depresiva, es compleja y ha dado lugar a la formulacidn de diverses hipdte- sis tentatives. Tanto en los casos de alteracidn psi- coldgica, como en los trastornos del eje tiroideo. (por ejemplo, el hipertiroidismo), es probable que uno de los mecanismos mas cruciales esté determina- do por la react!vidad del eje a los estfmulos psico- Idgicos. 1.2. ASPECTOS ESPECIFICOS: EL HI PERT IROID ISMO A. DENOmiNACION Y CL A5 IF ICACI ON El hipertiroidismo es un estado clfnico que re­ sults de un incremento patoldgico de la actividad tiroidea, con secrecion elevada de T3 y TA. El hi­ per t i roi di smo es un auténtico sfndrome hipermetabo- lico, consecuencia del aumento no frenable de la se­ crecion de T3 y T6. Clinicamente, se ha seRalado que el hipBrtiroidismo comporta los siguientes sfntomas: - Manifestaciones cardiovasculares T aquicardia Palpitaci ones Eretismo cardiovascular 68 • - Piel y anexos Sensacion de humedad Vasodilatacion y sudoracion cuténea Manos humedas y calientea - Manifestacionas musculares Oebilidad r atigabilidad Temblor Fino (eo'dedos extendidos) - Manifestaciones nerviosas Irritabilidad Excitabilidad Labilidad emocional Insomnio - Perdida de peso (adelgazamiento) - Astenia fisica, psfouica y genital - Intolerances al calor (termofobia) - Bocio (a veces) - ExoFtelmos (a veces) - Aumento del apetito (a veces) - Dermografismo Los sfntomas que suelen acompaRar a todo hiper- tiroidismo son "piel celiente y sudorosa, temblor fino an los dedos extendidos, taquicardia con un vo­ lumen del pulso lleno, e inquietud sin cause o hiper- cinesia" (Bayliss y Hell,1979,p.1359). La clasificacion de las endocrinopatfas hiper- tiroideas no as uniforme a lo largo de la literature 69 especializada. Inicialmente, Caves (1835) y Basedow (i860) describieron le enfermedad hipertiroidea,que lleva indistintamente estes denominacione s (enfermedad de Graves, o enfermedad de Basedow; tal vez es més co- nocida la ultima denominacion), para referirse a una entidad clfnica caracterizada por la trfada ’taquicar- dia-bocio-exoftalmos", Frecuentemente, los cuadros d i- ferenciales del hipertiroismo se realizan siguiendo criterlos etiologicos (hipertiroidismos de origen ti- toideo, producidos por un trsstorno de la propia glan­ dula tiroides; o hipertiroidismos producidos por tras­ tornos supra-tiroideos, por ejemplo, por alteraciones hipotalamicas o hipofisari as). Algunos autores han sugérido la utilizacion alternative del termine ti rotoxicosi s ; este termine se refiere al complejo bioqufmico y fisiolôgico que résulta cuando los teji­ dos estén sometidos al efecto de un exceso de T3 y/o T6. pr^erible el termine general tirotoxicosis al de hipertiroidismo,al hablar en termines générales, ya que no es necesario que la causa de este sfndrome esté siempre en la gléndula tiroides (hiperproduccion de T3 y T6 tiroideas). Por tanto, parece mas logico reservar la denominacion de hipertiroisismo para los 50 casos en que la 11rotoxicosi s se debe a le produccion excesiva de T3 y T4 por la propie glandula tiroides (Ingbar y Uoeber,1975). De este modo, la conceptuali- zacion que proponen estos autores _^coincide con la de- finicion que referfamos al comienzo de este apartado; por tanto, cuando nos referimos al hipertiroi sismo suponemos que la produccién y secrecion de T3 y T6 tiroideas estén elevadas. Otros sindromes de tiroto- xicosis, por ejemplo, los producidos por agentes au- toinmunologicos, son excluidos.de nuestra consideracion en el presents trabajo. Recientemente, Bayliss y Hall (1979) han referi­ do que el hiperti roidismo se puede clasificar en los siguientes tipos; a) Enfermedad de Graves-Basedou b) Bocio toxico multinodular c) Nodulo tdxico d) Sfndrome trofobléstico de TSH De todos estos tipos, la enfermedad de Basedow es, con mucho, la més frecuente. Los très cuadros hipertiroideos restantes son poco frecuentes. El hi - pertiroidismo es mucho més caracterfstico de la mu- jer que del varon; la relacion es del orden siguien­ te: 80 % en la mujer y 20 % en el varon. Algunos 51 autores han referldo que la relacion es de 10 a 1 (10 mujeres con hipertiroidismo por cada 1 varon con esta enfermedad). Se ha estimado que la inciden- cia del hipertiro1dismo en la poblacion adulta vie- ne a ser del 1 %. La enfermedad de Basedow es una denominacion que se utilize para dascribir el cuadro clinico en el que el hipertiroidismo se asocia a siqnos ocu- lares (exoftalmos) y bocio (ver fig. 9 y 10; también fig, 126, Vol.3). No siempre estan perfectamente de- limitados estos sXntomas en un mismo paciente, pudien- do ser alguno de ellos mas facil de diagnosticar, On bastantes ocasiones existen hipertiroidismos rela- tivamente leves, en los que pueden observarse 1 os sfntomas de exoftalmos y/o bocio solo de manera muy sut i1. Actualmente se considéra que la genesis del hi­ perti roidismo puede deberse a la presencia de aspec- tos etiologicos diverses. Entre estos aspectos se in- cluyen factores genéticos (hereditarios), autoinmunes, congenitos, inf ecciosos, yatrogenos, etc., y, sobre todo, psicologicos. Como referiremos mas adelante, existe evidencia solida de que una de las causas 52 a Figura 9 . Hipertiroidismo con bocio y exoftalmos bilateral (Begun Pascualini,1973 (Vol.l),p.299). 53 Figura 10. Casos de hipertiroidismo con exoftalmos hemllateral (Segun Pascualini,1973 (Vol.1),p.307). 54 importantes relacionadas con la induccion de hipertiroldismo es de tipo psicologico» B. PROCEEDS FISIDLDGICOS Muchos de los sfntomas que indicamos en el apar- tado anterior para el hipertiroldismo estan producidos por la aceleracidn metabolica résultante del incremen- ! to de hormones tiroidees. El exceso de hormonas tiroi- deas determine una aerie de efectos metabdiicos y Fi- ; sioldgicos en el organisme, Los efectos metabdiicos son | responsables de los cambios inducldos sobre patronea I fisioldgicos de los diferentas aistemes. I El incremento de T3 y T4 induce cambios comple- | Jos en el metabolismo (fig.11). Estos cambiosr pueden resumlrse en : estimulacidn del (fte'-aboliamo del ague (poliuria), activacidn del metabolismo glucfdico, lipolisis, catabolismo de las protefnas, activacidn del metabolismo caldrico (hipercalorigdnesis), actl- vBcidn del metabolismo hormonal, activacidn del me­ tabolismo fosfo-cdlcico (osteoporosis), y aceleracidn del crecimiento durante la infancia y adolescencia (Linquette,1975). Estos cambios metabdiicos provocan alteraciones 55 en la actividad flsioldgica de los dlferentes sisté- mas (fig.l2), Los efectos mds significatives se re- flenan sobre los sistemas muscular, cardio-vascular, neurovegetativo, nervioso central, y digestivo (Linquette,1975), En el sistema muscular, la manifestacion mâs ca- racterfstice es la astenia. La astenia esté producida parcialmente por el exceso de catabolismo protefnico, por la amiotrofia consecuente, y por perturbaciones del metabolismo energético que, a nivel muscular, pro­ duce una transférénela insuficiente de energfa quimi- ca en trabajo energético (en el hipertiroidismo, la formacion de ATP y fosfocreatina estan disminuidas). La hipersecrecion de hormonas tiroideas induce alteraciones en el sistema cardiaco, bien directamen- te a través de la accidn especifica de las hormonas del tiroides sobre la fibra miocdrdica, o bien indi- rectamente a través del incremento de catecolaminas, del metabolismo enérgético muscular o del metabolismo energético general. En consecuencia, estas acciones provocan trastornos cardiacos como taquicardia, hlpertension arterial, insuficlencia cardiaca y tras­ tornos del ritmo cardiaco. 56 HrPERHORMONÉMIE THYROÏDIENNE Î5il / Œdèmes ? il If il n Troubles de la tolerance glucidique i Ca EnfantAMAIGRIS- HYPERCALO- . SEMENT RIGENÉSE | O***oporo$e , • Hypersécrétion *compensatrice Polyufie Accélération Polydlpsle Figura 11. Consecuencias metabolicas tiel exceso de hormonas tiroideas (Segiin Linquette, 1975 , p . 68). 57 HYPERTHYROIDIE CaUbolisme ftrA lid tq u e Transmijsion neuro-hormonaleMétabolisme Métabolisme énergétique qénéî t énergétique usculaire Catecholamines SYSTÈME SYSTÈME SYSTÈME SYSTÈME SYSTÈME N E U R O ­ NERVEUXMUSCULAIRI CARDIO-VASCULAIRE DIGESTIF VÉGÉTATIF c e n t r a l r Asthénie Tachycïrdie Hypertension artérielle maximale Troubles du rythme Insuffisance cardiaque Tremblements Hypersympa - Ihicolonie Hyper. excitabilité Accélération du transit Fiqura 12. Consecuencias del exceso de hormonas ti­ roideas sobre los diferentes sistemas (Sêgün Linquette, 1975,p.70). 58 La hipersecrecion de T3 y T4 también provoca alteraciones en ios sistemas neurovegetativo y nervio­ so central. Tanto de forma directe, mediante una accidn especffica de estas hormonas sobre el tejido nervioso, como de forma indirects, a travée de un incremento de las catecolaminas, la hiperfuncion tiroidea produce activacidn de àmbos sistemas nerviosos* induciendo temblor e hipersimpaticotonfa en el sistema autdnomo, e hiperexcitabilidad en el sistema nervibso central. finalmente, como resultèdo del âumento de hormonas tiroideas se pueden producir ciertos cambios en el sis­ tema digestivo. La activacidn del sistema simpético disminuye el péristaltisme intestinal* Le aceleracidn del trénsito intestinal, signe clinico habituai del hiperti roidi smo, es el resultado de la accidn di­ recte de las hormonas tiroideas sobre el intestinb y/o de la sensibillzacldn de las fibres musculares intestinales lises a los estimulos neurohormonales, que son de origen parasimpético. (Linquette,.1975,p.69). C. PROCESOS PSICOLOGICOS Numerosos informes cientificos han venido refi- riendo repetidamente que el hipertiroldismo esté ca- 59 racterizdo por la presencia de sfntomas de indole psicoldgica, tales como ansiedad, depresion, Irri- tabilidad, excitabilidad, labilidad emocional ( H o ­ ran con facilidad sin poder controlarse), insomnio, inquietud psicomotora, hiperactividad, y dificulatad para concentrarse. Adicionalmente, algunos autores han seRalado que el enfermo hipertiroideo exhibe también trastornos cognitivos como delirios y alu- cinaciones (Lidz y Uhitehorn,1949). Por otra parte, existe suficiente information clinics sobre la exis- tencia de sindromes hipertiroideos cuya aparicidn ha sido producida por problemas psicologicos. To- dos estos aspectos han sugerido a muchos autores la posibilidad de entendez y calificar el hiperti- roidismo, sobre todo el provocado por trastornos psi­ cologicos, como una auténtica enfermedad psicosomatica (Mason,1968; Wright,1977; Weiner,1978a; etc.). Estas observaciones nos autorizan a plantearnos las si - guientes cuestiones: 1) ^Qué importancia tienen los factores psicologicos en el desencadenamiento del hi­ pe rti roi di smo? 2) ^Existe predisposicion psicologica hacia el hipertiroldismo? y 3) i,Oué mecanismos de accion mediatizan la interaction entre los factores 60 psicologicos y los tiroidsos o hipertiroideos? La contestacion a estas preguntas as diffcil y corapllca- de; sin embargo, vamos a intentar evaluarlas en orden a delimiter la implicaclén psicosométlca del hiperti- roidismo que, como se sabe, es una da las enfermedades endocrines més frecuentes, 1. Factores psicoldqicos inductores del hiper- tiroldismo Tras la original descripcidn del sfndrome de Graves (1935), este autor eehald que exlstfa una es- trecha relacion entre trastornos emocionales y apari- cion del sfndrome. Tanto Graves como posteriores In- vestigadores, han constatado que la Inlciacion de este sfndrome hipertiroideo (también denomlnado sfndrome de Basedow) ocurre frecuentemente tras severas crisis emocionales o disturbios psicologicos producidos jus- tamente antes de la aparicion del sfndrome. Este feno- meno ha sido puesto de relieve en interesantes revi- siones escritas por Lidz (1949)» Ferguson-Rayport (1956), Gibson (1962), Mason (1968), etc. En nuestro pafs, Rof Carballo (1949) se ha referldo también a este problems. 61 En general, los informes publicados sobre la influencia de los disturbios emocionales en la apa­ ricion del hipertiroldismo solo difieren leuemente en cuanto a la frecuencia (Cornez Mascaraque,1965), oscilando siempre entre el 85 y el 95 % (entre el 85 - 95 % de enfermes hipertiroideos existe algûn antecedents psicologico, generalmente un trauma emo- cional, que provoco la aparicion del sfndrome). Uno de los trabajos més extensivos sobre la implicacion de los trastornos emocionales en el de­ sencadenamiento del hipertiroldismo fue verificado por Bram (1927) con cerca de 3500 pacientes afectos del sfndrome de Basedow. Bram observé que en el 85 % de los casos existfa una clara historia de trauma psfquico asociado al inicio del sfndrome, que podfa o parecfa haber actuado como causa disparadora (exciting causes). El autor sehalo très categories de exciting causes. La primera incluye severos pe- ligros de la vida como las experienclas bélicas, nau- fragios, incendios, o terremotos; esta catégorie fue observada por Bram en el 13 % de los casos. La segunda catégorie incluye reacciones de temor hacia inminentes operaciones quirûrgicas o partes; 62 esta catégorie se observé en el 11 % de los casos. rinalmente, la tercera y ultima caregoria Induis estados crénicos de disturbios emocionales como in- seguridad, preocupacion éxcesiva, pena (por fracases o pérdidas), etc.; esta ultima catégorie parecia ser la mas relevante con respecte a la frecuencia, ya que se observé en el 61 % de les casos. Las categories descritas por Qram sugieren la po­ sibilidad de postuler que los mecanismos emocionales pueden provocar hipertitoidismo actuando bien en for­ ma aguda o bien en forma cronica. Han lladado mâs la atencion las formas agudas, en las cuales el bocio exoftélmico puede hacer su aparicién a los pocos dias, e incluso a las pocas horas, después del trau­ matisme emocional (estresor emocional). Las formas cronicas, sin embargo, aunque menoa llamativas en- vian mas hipertiroideos a las consultas endocrinolo- gicas y psicolégicas, y son siempre més dificiles de delimiter. 2. Predisposicion pslcolégica hacia el hiperti roidismo Una cuestion importante es que no todos los individuos que suf ren disturbios emocionales agudos 63 y/o cronicos terminan désarroilando hipertiroidismo (Bleu ler,1954). Parece mucho mas probable pensar en algun tipo de predisposicion psicofisiologica que conduzca al hipertiroidismo basedouiano cuando exis- tan las circunstancias apropiadas desencadenadoras (exciting causes). Esto podria sugerir que la perso- nalidad del hipertiroideo, incluso antes de la apari­ cion del cuadro ehdocrinopatico, reune algunas carac- terfsticas que le son propias. Esta hipotesis, si bien cuenta todaufa con escasas investigaciones que la apoyen, es muy sugestiva y su verificaciôn puede arrojar bastante luz para la comprension y trata- miento del hipertiroldismo de origen psicologico. Los postulados que se han venido formulando en torno a la "hipotesis de predisposicion" son aun, en cierto modo, conflictivos y , por otra parte, han sido definidos desde la base de investigaciones esporadicas y, en muchos casos, con muestras redu- cidas de sujetos. Sin embargo, existen suficientes argumentes clfnicos, y estos son lo bastante con- vincentes, como pare pensar Que existe una predis­ posicion psicologica (o psicof isiologica) hacia el hipertiroldismo (Gibson,1962 ; Lidz, 1949; Alexander. 64 et al.,1961). En principle, si existe un estllo peculiar de personalidad asociada al hipertiroldismo ésta debe- ti encerrar ciertos rasgos o tendencias més carac- terfsticas del sexo fàmeninb pues, como hemos tons- tatado en otro apaftada, el hipertiroldismo es mucho mas frecuente en este Sexo (por cada Id mujeres hlper- tiroideas sôlo suele enfermer un varén). Marahoh (1921,1951) descrlfolo un "tempéramento hipertiroideo" ("asténlco erétlco") para referlrse a los sujetos caracterlzados claslcementè como In­ dividuos de constltuclén emotlvS. Esta constltuclon, defiende Marahon, se observa en los enfermoS hiper­ tiroideos; pero también en los hipertiroideos no pa- tologicoa. Estos ultimos individuos son, a Julclo de Marahon, muy emoclonables, de constltuclon emotl- va, y los que se convlerten en enfermes hipertiroi­ deos ante estfmulos emocionales aproplados (situa- ciones estresoras). Por tanto, los Individuos con tem- peramento hipertiroideo serén los més susceptibles a sufrlr el sfndrome de Basedow. Los rasgos tempe- ramentales caracterfsticos del temperamento hiper­ tiroideo son, en térmlnos de Merahén, la "rapldez" 55 y la "inestabilidad". El concepto de "rapidez" que utilize MaraMon tiende a significar emotividad o neuroticismo, y el de "inestabilidad" parece refle- jar una mezcla de extraversion y neuroticismo. Por tanto, si la teoria de MaraMon es valida, los indi­ viduos que exhiban alto neuroticismo y, aunque en menor grado, elevada extraversion tenderén a exhibir hipertiroldismo normal y seran propensos a sufrir hipertiroldismo patologico. Mas recientemente, Gomez Mascaraque (1965), en un estudio bien controlado, ha seRalado algunas caracterfsticas de la personalidad del hipertiroideo, Una de estas caracterfsticas es que los hipertiroi­ deos tienden a puntuar alto en la escale P (paranoi- dismo) del cuestionario CEP de Pinillos. En los hi­ pertiroideos se obtienen puntuaciones altas en esta escala y "...eilo va de acuerdo con su comportamiento violento, irritable, incluso agresivo, que les carac- teriza. Afinando mas, encontramos que se pronuncian mas estos hechos cuando, ademés de ser hipertiroideo, se es mujer" (Cornez Mascaraque,1965,p .861). Este autor hallo también que los hipertiroideos puntuaban significativamente alto en las escalas de defensa 66 del yo y extrapunitiuas del test de Frustracion de Rosenzueig: "Entre hipertiroideos y sus contrôles, se aprecian en las respuestas E-D (defensa del yo) en cuanto à numéro y en las E (extrapunitivas), donde los primeros obtienen puntuaciones muy altas, mientras que sus parejas solo consiguen un numéro normal de elles, Quien asi responds, trata de auto- protegersB incluso aunque para silo tenga que rrecu- rrir a la violencia o implicar a tercera persona. Se sienten afectados perSonalmente por encontrar in- terferencias a la libre expresion de sus tendencies, y ello se sigue de le correspondlente descarga emocio­ nal... Estas hechos concuerdan con la observecion clfnica, El hipertiroideo tiene un carécter explo- sivo que, a veces, en los momentos de méxima descom- pensacion, son motlvô de problemas de convivencia con sus compaPleros de sala, son su famllia e inclu­ so con su médico. Es frecuente en ellos el continue descontento con el servicio que se les hace, cons- tituyendo en nuestra experiencia un grupo de enfer­ mes de los que mas problemas provocan" (p.666). Como conclusion de su trabajo, Cornez Mascaraque refiere lo sigulente (p.669): "Por el CEP hemos 57 descubierto, o al menos comprobado, que los hiperti­ roideos tienen unas acusadas tendencias paranoides, mientras que por el Rosenzueig hemos visto que produ- cen una gran cantidad de respuestas de defensa del yo y extrapunitivas. Decimos alli que quien consigue este numéro de respuestas trata de eutoprotegerse por los medios que sean, sin reparar en los demas, pero ^en que tipo de personalidad se da esta forma de actuar?, £,quién se defiende insultando?, ^.qulén para defenderse inculpa agresivamente a los demas? En aquellas personas en las que domina el paranoi- dismo. Por esto mismo, pensando y observando empiri- camente que paranoidismo y autodefensa agresiva co- rren, por lo general, parejas, quisimos también com- probarlo maternaticamente. Asi calculamos el coeficien- te de correlacion entre las variables paranoidismo apreciada por el CEP y respuestas de defensa del yo (E-D) apreciadas por el Rosenzueig. De la misma ma­ rnera calculamos el existante entre la primera de las variables citadas y la cantidad de respuestas extrapunitivas del Rosenzueig... Los coeficientes de correlacion de Pearson hallados, significatives a un nivel muy superior del cinco por ciento, han 68 sido: r(paran. - ED) « 0.573; r(paran. - E) « 0.377, que, como se ve, son correlaciones positivas y bastan­ te altas, Tratando da interpretarlo,vemos que suelen, en general, dar mayor cantidad de respuestas de ego- defensa y extrapunitivas quienes poseen unas tenden­ cias paranoides més acusadas". De 1 as investigaciones llevadas a cabo por éste ultimo autor espaPSol se desprende que posiblemente la personalidad del hipertiroideo, incluso antes de ser hipertiroideo patologico, se caracterize parcialmente por la presencia de rasgos paranoides, particularmen- te por el paranoidismo que mlde la escala P del CEP; si esto fuers cierto, cabrfa pensar que las puntua­ ciones altas en P son un resgo de predisposicién hacia el hipertiroldismo. Gémez Mascaraque (1965,p.861) ya sugirio que "Repasando la biograffa de nuestros casos, encontramos en bastantes de ellos que, con enterioridad al padecimiento, ya tenfan manifestacio- nes en uno u otro sentido, pero, Jesde luago, subje- tivamente apreciadas por nosotros a través de sus re­ lates (problemas con la familia, con las amistades, incidentes en el trabajo, etc.); por tanto, de dudo- sa valoracion en el sentido que hemos hecho el resto 69 de las cosas". Por tanto, séria util llevar a ca­ bo slguna otra investigacion para continuar con las hipotesis que surgen de estos resultados establecidos por el citado autor. Los resultados de Gomez Mascaraque sobre para­ noidismo apoyan parcialmente las conclusiones de o- tras investigaciones que han sugerido alteraciones cognitivas en el hipertiroldismo. Varios trabajos preliminares sugieren que el paciente hipertiroi­ deo desarrolla habitualmente' estados de delirio que no correlacionan con el qrado de hipertiroldismo; estos pacientes presentan alucinaciones e ideas de persecucion, y hasta un 20 % pueden comporter fran­ cos delirios con psicosis (Lidz y Uhitehorn,1949). En otra investigacion (Artunkal y Togroi,1964), se comprobo que un grupo de 23 pacientes hipertiroideos Bxhibian niveles elevados de paranoidismo, esquizo- frenia y depresion; sorprendentemente, cuendo se re- evaluaron estas variables psicopatologicas en 10 de los enfermes, tratados con drogas antitiroideas, yodo radiactivo, o cirugia, se observé que segufan manteniendose altos en dichas variables; esto puede indicar que en el hipertiroldismo subyace un trastor- 70 no psicologico que posiblemente predispone al indivi- duo hacia este sfndrome endocrinopltico. Como se ha referido recientemente (MacCrimmon et al.,1979), es posible también que los disturbios psicologicos aso- ciados al hipertiroidismo sean incrementados por el exceso de T3 y T4 circulantes. Ademés de estos estudios, se han venido llevan- do a cabo une serie de investigaclones sobre aspectos psicologicos, sociales y psicosociaies con el fin de delimiter algunas caracterfsticas propias del hiperti­ roideo. En los trabajos publicados por Lidz (1949), Lidz y Uhitehorn (1949), y Lidz y Uhitehorn (1950), se observe que los hiperti roideos son intensemente dependientes de otras personas. Durante la infancis, generalmente han estado muy ligados a alguno de sus pa­ dres, particularmente a la madré; y, la muerte de ésta, es seguida por prolongados périodes de depresion. Ademés de la dependencia afectiva, existe evidencia clfnice sobre otros aspectos psicosoci aies que se observan con relative frecuencia en el hipertiroideo» Segûn afirma Ueiner (1978a), el 80 % de los hiperti­ roideos exhiben serios trastornos emocionales en el momento de 1 comienzo de la endocrinopatfa, evidencia- 71 dos en forma de ansiedad, inseguridad personal y de­ presion. En la revision llevada a cabo por Ueiner (1970a), el autor destaca los siguientes aspectos como caracteristicas de la personalidad hipertiroi- dea: 1) asuncion prematura de situaciones de respon- sabilidad (por ejemplo, muchas pacientes femeninas han sido forzadas prematuramente a asumir el roi de la responsabilidad doméstica antes del inicio del hi­ pe rti roi di smo ) ; 2) relaciones de dependencia con otra persona, generalmente con la madré (si bien, se describen a si mismas como personas maduras y autosuficientes); 3) existencia de ciertas experien- cias infantiles o juveniles trauméticas (pérdida de algûn padre, inseguridad economics, o familias ex- cesivamente largas, etc.). Adicionalmente, Ruesch et al. (1947) informeron sobre un grupo de pacientes operados qui riîrgicamente para el tratamiento de la tirotoxicosis. Estas enfer­ mes presentaban ciertas caracterfsticas psicosociaies al ser comparedos con otros enfermes diferentes, en­ tre les que destacaban el ser de ascendencia extran- jera, poseer un nivel elevado de intereses y valores convencionales, y una superior tendencia hacia el ma- 72 trimonio. Con pequeMaa excepciones (una da alias as la da Gomez Mascaraque,1965), muchas da las observaciones sobre la personalidad del hipertiroideo procedan de estudios clfnicos escasamente controlados y basados preferentementa an entravistas p siquiétrices. Sin em­ bargo, pocas veces se han empleado tests psicologicos y muestras de control adecuadamente establecidas; o- tras veces las muestras son demasiSdo paqueRas. Mandelbrote y Uittkouer (1955), con una muestra da _ 20 mujeres y 5 varones, utilizaron tests psicologi­ cos y sujetos da control; los autores estudiaron la personalidad da los pacientes durante la fase-SgUda del Basedow y durante la remisidn* En ambas situacio­ nes, las difarencias més importantes entre los hi­ pertiroideos y los contrôles fueron las siguientes: l) el 28 % da los hipertiroideos, y solo el 4 % de los contrôles, pertenecfan a familias con anteceden- tes da enfermedad de Basedow; 2) el 60 % de los hi­ pertiroideos, y unicamente el 34 % de los contrôles, consideraron que su infancia habfa sido dasdichada; y 3) el 92 % de los hipertiroideos, y solo el 48 % de los sujetos de control, exhibfan desajustes se- 73 xuales. Ademas, los hipertiroideos diferian de los contrôles en otras medidas psicolégicas como ansiedad y depresion (mas altas en los hipertiroideos). Oe todos estos trabajos parece desprenderse que existe un tipo de personalidad con predisposicién, o con mayor susceptibilidad, hacia el hipertiroldismo. Parece probable, por otra parte, que muchos de los sfntomas pertenecientes a este tipo de personalidad pueden incrementarse con el establecimiento manifies- to del sfndrome hipertiroideo. Sin embargo, es Facti- ble que el aspecto cualitativo de la disFuncion psi- colégica no depends directamente de la enfermedad en­ docrine por sf imisma, sino el rêvés. 3. Mecanismos de accion Admitiendo que los estfmulos psicologicos agudos (estresores emocionales) y/o cronicos (an­ siedad, depresion, etc.) pueden actuar sobre la glan- dula tiroides para inducir el sfndrome de Basedow (hipertiroldismo con bocio difuso y exoftalmos), ^a través de qué medanismos se puede producir este fenomeno? Si las hormonas tiroideas (T3 y T4) pue­ den provocar o incrementar los trastornos psicolo- 74 gicos, ipué mecanismos psicofIslolôgicos mediatizan el proceso? Como puede observarse, nos encontramos ante dos tipos de fenomenoa que posiblemente deben invocar otros dos tipos de mecanismos de action, El primer tipo incluye una accion psicologica so­ bre la gléndula tiroides; el segundo tipo es inver­ so e incluye una accién del tiroides sobre los pro- cesos psicologicos, El primer tipo es complicado y existe escasa evidencia expérimental y clfnice sobre los mecanismos involucrados en él. Pero, indudablamente, podré ser desvelado desde las Ifneas trazadas por les investi­ gaciones psicofisiolégicas del estrés, Como hemos afirmado en el capftulo 7 (Vol,2), la gléndula ti­ roides es muy sensible a los estfmulos psicolégicos, ya que éstos son eficaces para incrementar le li- beracion de T3 y T4. Un posible mecanismo puede es- tablecerse a través de los centros nerviosos que con- trolen la secrecion hipofiaaria de TSH que, a su vez, régula la sfntesis y secrecion de T3 y T4 (ver fig. 5 y 6), Los estfmulos psicolégicos, evaluados a ni­ vel cortical y transmitidos hacia los centros emocio­ nales (sistema Ifmbico e hipotélamo), pueden modifi- 75 car la actividad de los nücleos hipotalamicos que regulan la sfntesis y/o secrecion de TRH. Este es uno de los mecanismos mis probables y, tal vez, mas consistantes en la accion de los estfmulos psi­ cologicos sobre la actividad de la glandule tiroides, Sin embargo, posiblemente no es el unico; los estf­ mulos psicolégicos también estimulan otros sistemas neuroendocrinos, que pueden actuar directa o indirec- tamente sobre la liberacion de TSH (fig.7). Una vez iniciada de forma manifiesta la hipersecrecion de T3 y T4 por el tiroides tras la presencia de fuer- tes o repetidos (cronicos) estfmulos psicologicos, la gllndula se convierte en hiperfuncional, desarro- llandose el hipe rti roidi smo de forma definiti/a e in- crementando la cantidad, y tal vez la calidad, de los estfmulos psicologicos (irritabi1idad, labilidad emo­ cional, insomnio, trastornos cognitivos, etc.). Una segunda categorfa de mecanismos ha sido in- vocada para la accion de las hormonas tiroideas so­ bre el psiquismo y, particularmente, sobre la agrava- cion de los trastornos psicologicos que acompaRan al hipertiroldismo. Los efectos de las hormonas tiroi­ deas sobre la actividad del sistema nervioso son 76 inclertos una vez alcanzada la maduracldn y diferen- ciacion del cerebro (var cap,3, Vol.l). Sin embargo, se ha sugerido que los hipertiroidaoa,.ademds da ta­ mer incramentado al metaboliamo basal, evidancian ma­ yor utillzacidn da oxfgeno por el cerebro a la uéz qua .esta incramentado el riego sangufneo cerebral (Sokoloff, 1953). En el hipertiroidismo sa hen observado tambien cambios an el EEC, por ejemplo, un incramento da la frecuencia alFa con rangea qua sa acercan a la fracuen- cia beta (Uainer,1978b). La ingestidn da T3 produce, tanto en hipertiroidaos cono an sujetos normales, cambios en el EEC qua puaden axplicar an cierto modo la exacerbacion da algunos sfntomas psicoldgicos que se observan an los hipertiroideoa (Wilson y Johnson, 1960). Posiblamente, una vfa importante a travds de la cual las hormonas tiroideas modifican el estado psicoldgico es sensibilizando el organisme al ePacto da las catacolaminas, o bien modificando la sfntesis da estas sustanclas (Weiner,1978b). Sin embargo, mu- chos da los sfntomas psicoldgicos qua sa agravan con al astablecimiento dal hipertiroidiamp como, por ejem­ plo, la irritabilidad, labilidad emocionel, insomnio, inquietud psicomotora, etc., apoyan la hlpotesis da 77 que las hormonas tiroideas deben alterar al métabo­ lisme del sistema neruioso central, pero existe es- casa inFormacion que clariFique e1 efecto de la T3 y T4 sobre el turnover cerebral de las catecolaminas Adicionalmente, y dado que la TRH puede inducir efectos centrales extrahipofisarios, es probable que algunos de los efectos inducidos por las hormo­ nas tiroideas sobre el sistema nervioso central se verifique a través de cambios en la TRH, D. TRATAHIENTO El tretamiento de eleccion que se ha venido apli- cando a los enfermes hipertiroideos ha sido de tipo biologico. Recientemente, Palacios Mateos (1979) ha publicado una monografia sobre el tratamiento del hi­ perti m i d i smo que, por ser clara y actual, nos parece oportuno seguirla para ofrecer al lector una idea de la orientaciôn que, en los medios endocrinolôgicos, se suele adopter para tratar la enfermedad de Basedow, El autor destaca como utiles las siguientes medica- ciones; Inhibidores de la deqradaclon de T4 a T3. Estos 78 inhibidores? se han utilizado ya que la T3 es mucho mas activa que la T4, y porque la degradacion de T4 en T3 es el proceso productor de la mayor parte de T3 circulante. Las sustancias que detienen parcial- mente este proceso son el propiltiouracilo, los glu- cocorticoides y el propranolol. Tiocarbamides. "Son la base del tratamiento médi- co dé-.los hipertiroidlsmos, y a que bloquean la sfnte­ sis de hormonas tiroideas en casi todos sus pesos (oxidacién del yodo captado, yodacion de la tlrosina, Bcoplamiento de OIT y MIT) y originan un descenso de los niveles hormonales en sangre tan pronto como se agotan las hormonas almacenadas en el coloide. Por esta razon su efecto no es inmediato" (Palacios Mateos,1979,p.1365). Los Compuestœ mis empleados son el carbimazol, el metimazol (metabolito del ante­ rior), el metiItiouracilo y el propiltiouracilo (éste ultimo se considéra en muchos pafses el pre- parado de eleccion, ya que adicionalmente disminuye la conversion de T4 a T3). Estas sustancias pueden comporter algunos efectos secundarios como altera- ciones digestives, prurito,^erupciones, o flebre; las complicaciones meyores (hepatitis, ictericias. 79 agranulocitosis, etc.) al parecer son menos frecuen- tes. Betabloqueadores. Estos compuestos se han uti­ lizado en orden a deprimir el turnover o a bloquear la accion de las catecolaminas perifericas y centra­ les. La administracion de estas sustancias no modi­ fies los niveles circulantes de hormonas tiroideas, si bien, al poseer una accion central y periférica sobre la catecolaminas, pueden disminuir algunos de los sfntomas psicologicos evidenciados en el hlperti- roidismo, asf como también algunos sfntomas ffsicos (taquicardia, palpitaciones, sudoraciôn, temblor, etc.). Algunos endocrinologos emplean este tratamien­ to de forma complementarla, y lo fundamentan en la *^ipôtesis de que las hormonas del tiroides potencian la acccion de las catecolaminas. En principle se usa- ron la reserpina y la guanetidina; actualmente, el compuesto mas utilizado es el propranolol. Todos estos agentes pueden comportât efectos secundarios indesea- bl e s, Yodo radiactivo. ^a administracion de yodo ra- diactivo induce la destruccion de parte o toda la glindula tiroidea, segûn la dosis que se utilice 80 y el tiempo de administracion. El caracter irrever­ sible de este tratamiento hace que aea desaconseja- ble en los nihos y en personas jovenes. Al destruir- SB total o paroi almente la gléndula tiroidea, la utilizacion de yodo radiactivo oblige e un trata­ miento sustitutivo para toda la vide. Entre los ma- yores problèmes de esta técnice se encuentran la di- ficultad de regular la dosis adecuada para cada pa- ciente y los efectos consecuti vos a la postirradia- cion (trastornos genéticoa, etc.). Ciruqfa. Es un método radical y efectivo pero no ideal, salvo para contadaa situaciones en que no existe otra alternative de eliminar el bocio. Antes de la intervencion quirûrgica es necesario llevar al enferme, medianté tratamiento médico, a un estado de normofuncion tiroidea. Este método terapéutico, aun- que répido, tiene bastantes peljgros (los propios de una intervencion quirurgica complicada, posibilldad de lesionar o destruir las gléndulas paratiroideas, etc.). El carécter Irreversible de esta técnice hace que la proporcion de tiroides a estirpar debe realizarse con suma precaucion, y también que sea desaconseJable en nlMos. 81 II. PARTE EXPERIMENTAL 62 II.1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA L HIPQTE5IS La obsarvaclon de que el hipertiroldismo esté acompaMado por disturbios emocionales no solo no es nueua sino qua, incluso, se remonta a la época en que se descrlblo sistematlcamente el sfndrome de Basedow o Graves, pues este Ultimo autor subrayé la esociacién entre trastornos emocionales y ape- ricion del sfndrome (Graves,1835). Tanto en medios psiquiatricos (Bleuler,1954) como endocrinologicos (Marahon,1921) se habfe denunciado que los enfermes hipertiroideos evidenciàban serios trastornos psi­ cologicos, asf como también ciertas caracterfsticas temperamentales. Uno de los aspectos que més 11a- mo la atencién en el hiperti roidi smo, particularmen- te en el sfndrome de Basedou, fue la observacién clfnica de que un porcentaje muy elevado de estos padientes exhibfan algun antecedente emocional involucrado en la génesis de la enfermedad; sobre todo, causé gran impacto la publicacién de Bram (1927) al sehaler que el 85 % de 3433 casos de hi­ perti roidismo basedouoide posefa una clare histo- ria de trauma psfquico asociada al inicio del eus- 83 dro hipertiroideo. El hecho de que el hipertiroidismo esté frecuen- temente provocado por fenomenos psicologicos (8ram, 1927; Lidz,1949; Gibson,1962; etc.), con mayor in- cidencia en unos individuos que en otros, ha suge­ rido la posibilidad de que exista cierta predispo- sicion temperamental o psicologica capaz de deter­ miner la susceptibilidad personal al sfndrome. Merahon (1921,1951) habfa referido en sus obser- vaciones clfnicas que existfan sujetos con tenden- cia a ser hipertiroideos car acterizados por réunir ciertos rasgos biologicos y psicologicos. Entre es­ tos resQos biologicos, el autor destaco un estado de hipertiroidismo no patologico (subclfnico), o una actividad hipertiroidea prédominante, acompaPado de rasgos somaticos diversos como delgadez, ulve- za en la mirada, hiperactividad general, etc. (uer cap.13). Desde el punto de vista psicologico (o tem­ peramental), Marahon considéré a estos sujetos bajo los terminos de oersonas caracterizadas por la "rapidez" y la "inestabilidad". En conjunto, a es­ te tipo de individuos los englobé en lo que éî de- nomino "temperamento hipertiroideo" o'temperamento astenico erético". 84 Dado que MaraRon venfe a Identificar "rapidez"con neuroticismo, e "inestabiiidad" con una combinacion de extraversion y neuroticismo, se podrfa sugerir que la personelidad con predisposicion hacia el hi­ perti roidismo debe exhibir niveles relativamente al­ tos en neuroticismo y extraversion, asf como también, aunque en grado mas elevado, los enfermos hiperti roi­ deos. Mas recientemente, Gomez Mascaraque (1955) ob- tuvo en enfermos hipertiroideos puntuaciones altas en las escales de defense del yo (E-D) y extrapuni- tivas (E) del test de frustracién de Rosenzueig, y en la escale P del cuestlonario CEP de Plnillos. Estes observaciones estén en la Ifnea de les des- cripciones clfnicas del hipertiroideo, donde apere- ce como un sujeto violento, irritable, e incluso agresivo, Por tanto, serfa util analizar la posi­ bilidad de una predisposiclon psicologica hacia el hipertiroidismo caracterizada, entre otros aspectos, por la presencia de puntuaciones elevadas en la es­ cale P ; por otra parte, también serfa necesario in­ tenter replicar los resultados de Comez Mascaraque, segun los cuales los hipertiroideos exhiben niveles 85 altos en P. Es bien conocido que las mujeres son mucho mas susceptibles al hipertiroidismo que los varones (por cada 10 mujeres hipertiroideas solo suele en­ fermât un varon). Este hecho clinico nos sugiere que, posiblemente, si el hipertiroideo reune cier­ tos aspectos y/o trastornos caracterfsticos de per- sonalidad, observables también en sujetos normales predispuestos a padecer el sfndrome, dichos aspec­ tos y/o trastornos podran recordarnos en algûn sen- tido rasgos psicologicos mas propios de 1 sexo fe­ me ni no . Varios autores han venido seRalando en informes clfnicos preliminares que los enfermos hipertiroi­ deos suelen exhibir trastornos psiquiatrioos como depresion, esquizofrenia y paranoidismo (Lidz y Uhitehorn,1949; Artunkal y Togrol,1954; Ueiner, 1978a,1978b). Al parecer, estos disturbios emociona­ les y cognitivos podrfan ser relativamente indepen- dientes de los niveles patologicos de hormonas ti- roideas, lo cual sugerirfa la posibilidad de una predisposicion psicopatologica al hipertiroidismo, esto es, la posibilidad de que exista un cuadro psi- 86 copatologico parci almente especffico del hlperti- roldismo y, en cierto modo, facilitador o provoca- dor del sfndrome.hipertiroideo en cuestfon. Por otra parte, serfa necesario analizar comparativs- mente cuéles de estos trastornos psicolégicos es- tén asociados al increments petolégico de hormonas tiroideas y cuéles son relativamente independientes pues, si existe predisposicion psicopatologlca, algunos de los trastornos psicolégicos deber^n ser independientes de la normal!zacion de la funclon ti­ roidea . Dada la aparente interaccion que existe entre actividad tiroidea y emocién (Marahén,1921,1924), parece plausible suponer que los cambios del esta­ do emocional deberfàn gùardar estrecha relacion con la funcion del sistema hipofiso-tiroideo, ya que al parecer el eje tiroideo hiperPuncional (in­ cluso el que evidencia hiperPuncion no patologica o subclfnica) potencia la maniPestacion de los di- ferentes estados emocionales. Adicionalmente, se ha observado repetidas ve- ces el profundo deterioro de la atenclon y concen- tracion en los sujetos hipotiroideos, tel vez por 87 alteraciôn funcional de los mécanismes sensopercep- tuales (Ramos Meza,1972); particularmente, esta disfuncion es dramaticamente evidenciable en los casos de priuacion temprana de hormonas tiroideas (cretinismo), pero también puede observarse en el hipotiroideismo adulto (mixedema) (Brody,1941; Lambert et al.,1951). Los endocrinologos suelen identificar a los enfermos hipertiroideos como tor- pes, lentos, desatentos e incapaces para concentrar- se adecuadamente en tareas intelectuales-. Por tanto, se deberfan llevar a cabo investigaciones que tra- taran de correlacionar la actividad tiroidea con alguna prueba de atencion y/o rapidez de percep- ciôn, con el fin de obtenez alguna idea solida so­ bre estas hipotesis mas o menos especuletivas que han venido emergiendo de los informes clfnicos. En general, la mayor parte de las publicacio- nes sobre cuestiones tratadas en este apartado han nacido de trabajos poco controlados donde, las mas de las veces, se ha tratado de observaciones casi anecdoticBS tomadas de los historiales clfnicos y obtenidas desde entrevistas endocrinologicas y/o psi quiétri cas . Paras veces las muestras de sujetos empleadas en estos trabajos han contado con grupos de control, y en pocas ocasiones se utilizaron tests psicologicos para la obtencion de los datos. Por 88 otra parte, se observa también cierta tendencla forzada a buscar algun trauma infantil en el hiper- tiroideo, asf como situacionas Infantiles de aban- dono, pérdide afectiva, desamparo, etc. ; esta ten- dencia puede ser comprensi bie en vista de la orien- tacion psicoanalftlca de muchos de estos autores. Sin embargo, salvo contadas excepcioneS (por ejem­ plo, la buena investigacion de Cornez Mascaraque, 1965), no se puede afirmar, ni que se haya tratado de investigaciones psicolégicas cientfficas, ni que fueran realizadas por psicologos. Por estas razones, hemos considerado oportuna la necesidad de iniciar una serie de investigaciones sobre los aspectos psicologicos asociados al hiper­ ti roidismo en o rd én a comp rende r mejor la etiopato- génesis de este sfndrome, y de establecer las bases para futures tratamientos de la enfermedad. Ademâs, esta estrategia de investigacién nos parece util para obtener informacion adicional sobre la rela­ cion que pueda existir entre actividad tiroidea y procesos psicologicos. En esta primera Investiga­ cion que, como veremos més adelante, abordamos va­ rias cuestiones, se intenta sobre todo obtener una pri- 89 mera informacion general para, posteriormente en o- tras investigaciones, establecer lineas de estudio mas especfficas basadas parcialmente en los resul­ tados aquf obtenidos. Nos ha parecido sumamante im­ portante realizar esta investigacion por varias ra­ zones obvias. En primer lugar, existe evidencia de interaccion entre hipertiroidismo y actividad psico­ logica. En segundo lugar, el hipertiroidismo es una enfermedad endocrina relativamente frecuente. En tercer lugar, los hipertiroideos siguen bajo trata­ miento médico durante largos périodes de tiempo (aRos) Eioalmente, apenas existen investigaciones psicolo- gicas sobre el hipertiroidismo que, no lo olvidemos, es con todo rigor una enfermedad psicosomatica. Es­ ta investigacion puede ser util para un future tra­ tamiento psicologico de los enfermos hipertiroideos, tratamiento que puede ser paralelo y complementario del tratamiento médico (biologico). Incluso, un co- nocimiento psicologico mas adecuado del hipertiroi- dismo podrfa servir también para que el propio mé­ dico estableciese mejor los criterios de diagnôstico y tratamiento. Todas estas razones nos han motivado para lie- 90 var a cabo la presente investigacién y formuler las siguientes hipôtesis de trabajo; Hipétesis 1. En términos générales» proponemos una hipâtesis global en la que tratamos de predecir que el hipertiroidismo no producido por alguna causa biolégica concrete es una enfermedad con alteraciones psicolégicas y rasgos caracterIsticos de personalidad que configuran dicho trastorno psicosomâtico. Hipétesis 2. Parece existir cierta predisposi- cién psicolégica hacia el hipertiroidismo que puede ser parcialmente definida en términos de aspectos de la personalidad (predisposicién psicolégica). Hipétesis 3. El perfil de personalidad del hi­ per tiroideo y del propenso al hipertiroidismo debe ëvidenciar alto neuroticismo y alta extraversién. La funcién tiroidea debe relacionarse positivamente con extraversién y neuroticismo. Hipétesis 4. El perfil de personalidad del hiper- tiroideo y del propenso al hipertiroidismo debe evl- denciar puntuaciones alt-as en la escale P del cues- tionario CEP de Pinillos. La funcién tiroidea debe relacionarse positivamente con la escale P. 91 Hipétesis S. Predecimos la formaciôn de un fac­ tor representative de la actividad tiroidea. En este debera'n saturar la variable P, posiblemente las va­ riables de Extraversién - Introversién y Neuroticis­ mo - Control, y algunas de las variables clfnicas del MMPI. Hipétesis 6. El hipertiroidismo puede evidenciar trastornos psicolégicos que son relativamente indepen­ dientes del nivel patolégico de hormonas tiroideas (predisposicién psicopatolégica). Hipétesis 7. El hipertiroidismo también puede reflejar disturbios psicolégicos dependientes del livel patolégico de hormonas tiroideas. Hipétesis 6. La actividad del sistema hipéfiso- tiroideo puede estar asociada, de algun modo, a los estados emocionales subjetivos medidos por el cues- tionario de autoinforme 8SQ. Hipétesis 9. La actividad basai del sistema hipéfiso-tirbideo podrâ asociarse a los estados emo­ cionales del 8SQ de forma diferente segun que estos estados sean evaluados en condiciones cotidianas o en condiciones de tensién emocional. 92 Hipétesis 10. La funcién basai del sistema hipéfiso-tiroideo esta relacionada con los procesos de cambio producidos en las variables del 850 segun distintas situaciones de tensién. Hipétesis 11. La predisposicién psicolégica hacia el hipertiroidismo puede incluir algunas de las caracterfsticas de personalidad que tienden a ser més propias del sexo femenino. Hipétesis 12. Finalmente, la funcién del sisteme hipéfiso-tiroideo podrfa asociarse el rendimiento ob- tenido en pruebas psicolégicas de atenciôn-percepcién rapida. Para poner a prueba estas hipétesis hemos dise- nado dos experimentos independientes que llevamos a cabo de forma paralela. El primer experimento esta realizado con una muestra de sujetos normales, y con él se intenta verificar fundamentalmente las hipétesis 5, 8, 9, 10, 11, 12, y parcialmente la 1, 2, 3, y 4, Nos parecié necesario este experimento ya que apenss si existe algun trabajo que haya relacionado cientf- ficamente la personalidad y/o la psicopatologfa Hu­ mana con la funcién tiroidea. El segundo experimento 93 se realizé con dos grupos de hipertiroideos y un gru- po de control, para probar sobre todo las hipétesis 1, 6, 7, y parcialmente la 2, 3, 4, 5, y 11. En tér­ minos mas générales, ambos experimentos pueden arro- jar luz para la mayoria de las hipétesis formuladas. 94 II.2. EXPERIMENTO 1 En este primer estudio se intenta, sobre todo, analizar la funcion tiroidea en relacion con una sé­ rié de aspectos psicologicos como la personalidad, la conducta psicopatolégica, los procesos emociona­ les de "estado", y otros fenomenos seRalados prewia- mente en las hipotesis. La escasez de este tipo de trabajos nos ha motivado para llevar a cabo esta in­ vesti gacion en orden a intenter delimiter algunas de las posibles relaciones que pueden existir entre la actividad del eje hipéfiso-tiroideo y los fenomenos psicologicos. La adopcién de esta estrategia nos ha parecido particularmenLe necesaria para obtener Infor- mecion sobre las hipotesis de predisposicién psicolo- gica hacia el hipertiroidismo, pues admitimos que la hiperactividad tiroidea subclfnica es un signo de pre­ di sposicion biolégica o de susceptibilidad al sfndro­ me y, por consigui ente, suponemos que la actividad hipéfiso-tiroidea puede relacionarse de forma mas o menos especff ica con determinasdas funciones psicolé­ gicas. 95 A, MATERIAL Y METODO 1. Sujetos Utilizamos una muestra de 40 sujetos normales (N = 40), de los cuales 28 eran mujeres y 12 varo­ nes. Todos los sujetos eran estudiantes solteros y cursaban segundo curso de Psicologaa en el Co- legio Universitario San Pablo, CEO, de Madrid;.Su participacion en la investigacion fue voluntaria. Durante la seleccion de la muestra intentâmes que esta fuese homogenea con respecte a una serie de va­ riables que nos interesaba contrôlât como la edad, el nivel intelectual, el nivel socioeconomico, y el nivel intelectual de los padres. Por lo que se refiere a la edad, esta oscilaba entre una maxima de 20 anos y una minima de 18. La edad media era de 19.74 aPSos. Establecimos este in- tervalo (18-20) de edad a la hora de homogeneizar la muestra ya que, por una parte, queriamos estable­ cer un intervalo corto en orden a lograr un grupo suficientemente homogeneo y, por otra parte, por­ que estas edades eran las mas frecuentes dentro del grupo general del que obtuvimos la muestra. 9 6 La media de los varones era de 19.25, y la de las mujeres de 19.14, La selecciôn de los sujetos con relacion a las restantes variables (nivel intelectual, socioecono- mico, familiar) se llevo a cabo siguiendo un criterio seme jante al adoptado para la edad. Al se r todos los sujetos estudiantes de segundo curso de Psicologia, el control de la variable nivel intelectual quedaba asegurada. Por otra parte, fueron seleccionados los individuos pertenecientes a families con nivel socio- economico medio-alto y nivel intelectual alto (uno o ambos padres poseian titulo superior). No fueron in- cluidos los que padecfan alguna enfermedad, Utilizando estos criterios de seleccion, obtu­ vimos i nicialmente una muestra de 57 sujetos a par­ tir de los cuales se extrajeron al azar los 40 défi­ nitives que partic1parian en la investigacion, Aun­ que es ideal trabajar con un numéro de sujetos lo mas elevado posible, a efectos de inferencias proba- bilisticas y gene r al i z aci on de l'-s resultados, los complejos analisis hormonales (ver en este apartado el punto 4) que hemos usado en el présente experimen­ to nos imponian sérias restricciones a la hora de es- 97 tablecer el numéro de sujetos. Todos los 40 indivi­ duos seleccionados definitivamente cumplimentaron adecuadamente los diferentes pasos de la investiga­ cion a que fueron sometidos, no- siendo necesario eli­ minar a ninguno de ellos por negligencia. En resumen, se ha usado una muestra de 40 sujetos normales solteros, 28 mujeres y 12 varones. La muestra fue seleccionada siguiendo un criterio de homogeniza- cion de la misma con respecte a la edad, nivel cultu­ ral, nivel socioeconomico, y nivel cultural de los padres (tabla 1). En una muestra donde estas variables fuesen heterogeneas, estas producirian efectos parti- culares sobre las variables dependientes que aqui pre- tendemos evaluar. 2. Variables Hemos utilizado en esta investigacion varia­ bles de personalidad, variables psicopatologicas, variables de estados emocionales, variables de aten­ cion, y variables hormonales. Tambien ha sido consi- derada la variable sexo. Se ha procurado reducir el efecto de posibles variables intervinientes como la edad, nivel educative, nivel socioeconomico, etc. 98 a) Variables de personalidad Las variables de personalidad que hemos emplea- do han sido, por una parte, las dos clasicas de Neuro­ ticismo -Control emocional y Extraversion-Introversion y , por otra, la variable Paranoidismo. Para evaluar las dos primeras utilizamos los cuestionarios de persona­ lidad CEP de Pinillos y EPI de Eysenck (forma A). La variable Paranoidismo se midio a través del cuestione- rio CEP de Pinillos. Uno de nuestros objetivos consis- tia en estudiar la relacion entre actividad hormonal y variables de personalidad; nos parecio oportuno se- leccionar estas variables ya que posiblemente son las de mayor utilizacion actual. El empleo de la variable Paranoidismo, que mide el cuestlonario CEP, era abso- lutamente necesario para contester a algunas de nues- tras hipotesis. b) Variables psicopatologicas Usamos las variables del test clfnico MMPI de Hathaway y Mckinley. En total, se han considerado las variables correspondientes a las 10 escales bésicas mas las variables de 5 escales adicionales. Las va­ riables de las escalas bésicas son: Hipocondrfasis, Depresion, Histeria, Desviacion psicopatica, Mascu- linidad-feminidad. Paranoia, Psicastenia, e Introver- Esquizof renia, Hipomania. 99 sion social. Las cinco variables de las escalas adi­ cionales son: ruerza del yo, Dominancia, Depandencia, Responsabilidad y Control. El PIMP! es una prueba cli­ nics larga de aplicar; sin embargo, esta posiblemente entre los tests psicologicos clfnicos de mayor apli- cacion internacional y de més prestigio. Puesta que en esta investigacion nos interesaba medir un réper­ toria amplio de medidas picopatologicas, la utiliza­ cion de las escalas clfnicas bésicas del PIMPI nos parecio suficientemente oportuna, c . Variables de "estados emocionales" La utilizacion del estado emocional en contrapo- sicion al rasgo emocional es un fenomeno suficiente- mente conocido actualmente en psicologfa. Muchas de las pruebas sobre estados emocionales se refieren a là ansiedad y/o a la depresion. Sin embargo, a nosotros nos Interesaba medir varios estados emocionales. Para ello, nos parecio util la moderns escala 880 de Cattell, La escala 850 puede medir las siguientes variables: Ansiedad, Estrés, Extraversion, Arousal, Fatiqa, Culpabilidad, Depresion y Reqresion. Estas escalas miden estados emocionales, en contraste con las es­ cales que miden rasgos emocionales. ] cc d) Variables de atencion Tambien usamos una variable que podria concep- tualizarse como variable de Atencion y/o de Percep- cion répida. Esta variable se midio a través del test TP (prueba perceptiva y de atencion) de Toulouse y Pieron. e) Variables hormonales Como variables bioquimicas se utilizaron las medidas de très hormonas: TSH, T3 y T_4. La T5H (Thyroid stimulating hormone) es una hormona sinte- tizada y liberada por la adenohipofisis; estimula la sfntesis y secrecion de las hormonas tiroideas (T3 y t a ). La T3 (triyodotironina) y la TA (tetrayodotiro- nina) son las hormonas representatives de la actividad del tiroides. La accion conjunte de T3 y TA puede o- frecer una idea de la funcion del tiroides. Sin em­ bargo, el tiroides no funciona aisladamente sino més bien en un complejo sistema hipotélamo-hipofiso-tiro^ deo. Por tento, se ha evaluado también la TSH con el fin de obtener alguna informacion sobre el sistema supratiroideo. El procedimiento de anélisis de estas sustanclas se indicaré mas adelante. ICI f) Variable sexo El grupo no Tue homogenelzado atendiendo a la 'ariable Sexo. No obstante, nos interesaba controlar hasta cierto punto esta variable y, para ello, se ha introducido en algunos calculas matematicos (practi- camente en casi todos). Para la introduccion de 1 sexo en dichos tratamientos estadisticos, lo hemos dicoto- mi zado asignando valor 1 al sexo femenino y valor 2 al sexo masculino. g) Variables intervinientes Se ha intentado minimizar e 1 posible efecto de variables intervinientes como la edad, e1 nivel de inst ruccidn, y e1 nlvel socioeconomico. Tal y como expusimos al describir la muestra de sujetos, se pro­ curé que estas variables fueran homogéneas, con el Fin de que su efecto fuese semejante sobre 1 os diferentes sujetos. De hecho, la desviacion tfpica fue muy baja para la edad (seMal de que existe homogeneidad) (ver tabla 1). El nivel de instruccion era para todos el de 20 de Psicologfa, El nivel socioeconomico era, también en todos, medio-alto, Y el nivel cultural de los padres lo hemos calificado de alto. En el sub- grupo de mujeres se contrôlé el dXa del ciclo, ya que existe evidencia de que la época menstrual puede 102 influir sobre los estados emocionales y hormonales (Dalton, 1964; ver también Vol,III,cap.14). La forma en que se verifico el control de esta variable con- sistio en no pasar pruebas a los sujetos femeninos durante la etapa menstrual. Mas informacion sobre las variables aquf descri- tas se encuentra en el apartado sobre material utili- zado. En la tabla 2 exponemos egquematicamente las va­ riables que han sido sometldas a tratamiento esta- distico. Otras variables (variables extranas) como la ho- ra de aplicacidn, fatiqa, motivacion, experimentador, comprenslon de las pruebas, rui dos, humedad de la sa- 1 a, etc., se considéré que efectaron s todos por igual 3. Material t-1 material utilirado ha sido de dos tipos. Por une parte, hemos usado cuestionarios psicologicos de autoinforme (CEP, EPI, MMPI, 850), y un test de aten- cién-percepcién (TP); por otra parte, se ha empleado también material de laboratorio de analisis hormonal. En este apartado nos vamos a referir a los cuestiona- rios de autoinforme y al test de atencién-percepcion; id: el material de laboratorio seré re f e ri do en el aparta­ do siguiente, al hablar del analisis hormonal, Todos los tests aquf descritos estan recogidos en el apen- dice I. CUE5TICNARI0 DE PERSONALIDAD CEP Autor: J.L.Pinillos Redaccion del manual y tipificacion: Seccion de Estudio de Tests de TEA, S.A.; Madrid, 1976 Aplicacidn: Individual y colectiva Tiempo de aplicacidn: Es una prueba de tiempo li­ bre; la mayorfa de las personas la complimenta en 20- 25 minutes. Ambito de aplicacidn: De 16-15 ahos, en adelante; todos los niveles culturales y profesionales. Significacidn: Aprecia aspectos distintos de la personalidad como estabilidad emocional, extraversidn social y paranoidismo; incluye las escalas auxiliares de sinceridad y numéro de interrogantes. (Pinillos, 1976, p.7). La Bscala de Cont rol (C) se refiere a variaciones profundas de la emotividad, a cambios endogenos que ocurren sin la intervencidn de la voluntad del sujeto; "la estabilidad emocional constituye un aspecto psf- quico profundo bastante independiente de las voliciones 106 del yo" (Pinillos,1976, p.8). La escala de Extraversidn mide, sobre todo, optimismo y sociabilidad (gusto y facilidad para establecer releciones sociales). Con la escala de Extraversidn (E) nos encontramos ante una escala que mide extraversidn social, y cuyas caracterasticas principales son la animacidn de caracter, facilidad y gusto por contactes sociales, etc. También apare- cen, aunque en segundo término, cuslidades como des- preocupacidn y preferencia de la accidn sobre la re- flexidn. (Pinillos,1976, p.6). En la escala de Paranoidismo (P) se ponen de ma- nifiesto la agresividad, sospicacia y tenacidad rfgi- da, siendo las tres caracteristicas mas importantes que mide esta escala, Tras estas caracterfsticas pare- ce reflejarse una cierta conviccidn de la propia supe- rioridad sobre los demas, (Pinillos, 1976, p.8). Ademas de estas escalas, el cuestionario cuenta con la escala Sinceridad (S), que trata de medir la veracidad de las respuestas del individuo al cuestiona- rio, y la escala Numéro de dudes (?), considerade como escala auxiliar. En el tratamiento de nuestros datos hemos suprimi do.estas dos ultimas variables del CEP, aun cuando todas ellas fueron corregidas y tenidas en 105 cuenta para considerar la validez de las otras esca­ las. CUESTIONARIO DE PERSONALIDAD EPI Autores: H,3.Eysenck y S.B.C.Eysenck. Procedencia: University of London Press Ltd., London, 1964. Adaptacion espaMola; M.Sanchez Turet (Barcelona) y Seccion de Estudio de Tests de TEA, S.A., (Madrid) , 1978. Administracion ; Individual y colectiva. Duracion:Variable; aproximadamente 12 min. Aplicacion: Adolescentes y adultes. Significacion: Evalua dos dimensiones de la perso­ nalidad, neuroti ci smo y extraversion; incluye también una escala de sinceridad. Tipificacion: Baremos de escolares (varones y mu­ jeres) y profesionales (varones y mujeres). (Eysenck y Eysenck, 1978, p.5). La escale de Neuroticismo-estabilidad (N) es in­ dicative de la labilidad emocional e hiperactividad.en aquellos sujetos que obtienen puntuaciones elevadas. Se trata también de sujetos emocionalmente hipersensi- bles, con dificultad para recupererse después de una situacion emocional, Estos individuos son predispuestos a exhibir manifestaciones neuroticas bajo el efecto de 106 situaciones de estrés, y se quejan frecuentemente de desarreglos somâtlcos (jaquecas, trastornos digestives, insomnie, dolores de espalda, etc.), (p. 9). Otra escala fundamental es la que mide la dimen­ sion Extraversion-introverslén (E). Puntuaciones altas en E, indicatives de extraversion, son obtenidas por sujetos con tendencia a se r expansivos, impulsives, adictos a los contactes sociales y actividades de grupo, "El extravertido tipico es sociable, le gustan las reu- niones, tiene muchos amigos, necesita de personas con quienes chsrlar y no le gusta leer o trabajar en soli- tario; busca las emociones fuertes, se arriesga, hace proyectos y se conduce por impulses del memento; gene- I aimente es un individuo impulsive" (p. 9). Le escala de Sinceridad (S), aunque ha sido cuan- tificada en nuestro trabajo y considerada, no le he­ mos introducido en el tratamiento estadfstico de los datos por razones obvias. CUESTIONARIO DE PERSONALIDAD MMPI Nombre original: Minnesota Multiphasic Personality Inventory. Autores; S.R.Hathaway y 3.C .McKinley. Procedencia: University of Minnesota, Minneapolis. Publicado per The Psychological Corporation, New York,1967. 107 Adaptacion espaRola; Técnicos Especialis tas Aso- ciados, S.A., Madrid, 1975. Administracion : Individual y colectiva. Duracion; Variable; de 45 a 60 min. Aplicacion; Adolescentes y adultes. Significacion ; Evaluacion de varies factores o aspectos de la personalidad. El cuestionario consta de escales clfnicas, es­ calas adicionales y escalas de validacion. El propo- sito del MMPI es proporcionar una evaluacion objetiva de algunas de las mas importantes dimensiones de la per­ sonalidad relacionadas con la adaptacion personal y so­ cial del sujeto. (Hathaway y McKinley,1975). ESCALAS CLINICAS: l) Hipocondriasi5 (Hs). Trata de évaluer el grado de preocupacion anormal por las propias f.unciones cor- porales. Los sujetos con puntuaciones altas en esta es­ cala se preocupan demasiado por su estado de salud, y se ouejan frecuentemente de dolores y malestares difi- ciles de identificer. "Una puntuacidn alta represents una actitud defensive Trente a posibles def iciencias psfquicas... Una puntuacidn baja tiende e mostrar que la persona es, en todo caso, ingénus y abierta a la au­ tocraties y a la admisidn de deficiencias » aunOue sean 106 poco intensas" (Hathaway y McKinley,1975,p.28). 2) Depresidn (P) . Evalua el sfntoma o sfndrome conocido clinicamente como depresidn. Esta escla iden­ tifies a un gran porcentaje de personas denominadas comunmente como neuroticas. (pp.28-29). 3)Histeria (Hy). "Esta variable mide el grado en Que el sujeto es similar a los pacientes con el sfn- drome de las histeria de conversidn, Los sintomas pue- den ser malestares générales y sistematicos, o mas es- pecificos, tales como pardlisis, contracciones mus- culares, dolores gastricos o intestinales, o deficien­ cies cardiacas... Los individuos histericos son mas in- maduros psicologicamente que los de cualquier otro gru­ po” (p.29). 4) Desviacion psicopdtica (Pd). Con esta escala se trata de medir la ausencia de respuestas emociona­ les profundas, la incapacidad de asimilar las experien- cias, y el rechazo de las normes sociales. Las perso­ nas psicopaticas pueden ser peligrosas para si mismas y para otras; generalmente son agradables e inteligen- tes, y su tendencia hacia lo anormal solo se descubre cuando se encuentra en sérias dificultades o bien me- diante estudios adecuados. (p.29). 109 5) Mascullnidad-feminidad (MF). Una puntuacidn T alta en esta escala indica una desviacion hacis los intereses basicos del sexo opuesto. Las puntuaciones directes indican una tendencia hacia la Feminidad (los elementos seleccionados reflejan una tendencia hacia la Feminidad por parte de los varones sexualmente inver- tidos) . (p.30). 6) Paranoia (Pa). Esta escala suele medir lo que clinicamente se viene designando como paranoia, estado oaranoide, o esqui zoFrenia paranoide. Los sfntomas mas caracteristicDs de este grupo de individuos son los delirios de persecucidn, de susceptibilidad o sospeche, y de hipersensibilidad. (p.30). 7) Psi cast enla (Pi). "Evalua la semejanza entre los examinados y los pacientes psi oui atr icos aFectados por Fobias o conducts compulsive ; esta conducts puede ser explicita (como el excesivo lavado de manos, las vaci- laciones o cualquier otra actividad poco efectiva) o implicite (como la manifestacion de incapacidad para evitar pensamientos inutiles o ideas obsesivas)... Una conducts psicasténice puede maniFestarse simplemente por una depresiôn leve, por una preocupacion excesiva, por una Falta de confianza en si mismo, o por una inca­ pacidad para concentrarse" (p.31). 8) EsquizoFrenia (Sc). Esta variable intenta medir el grade de similitud con los pacientes caracterizados 110 por poseer pensamientos y conductas extranas. El la esquizofrenia existe una separacion entre la vida sub- jetiva y la realidad. La escala discrimina alrededor del 50 por ciento de los casos diagnosticados como es­ qui zofrenicos . (p.31). 9) Hipomania (Ma). La escala Ma mide el Factor de personalidad que represents a las personas con ten­ dencia a ser hiperproductivas de pensamiento y accion. El hipomaniaco trata de realizar muchas cosas, es ac­ tive y entusiasta. El termine hipomania hace reFeren- cie a un grado leve de "mania"; de esta Forma, aunque el verdadero paciente meniaco es habitualmente conoci­ do como un autentico demente, el hipomaniaco se présen­ ta solo como levemente fuera de lo normal, (p.31). 10) Introversion social (51). No es una escala clinica en el sentido estricto. Trata de evaluar la tendencia a aislarse del contacte social. Las puntua­ ciones altas indican una tendencia hacia la introver­ sion, y las puntuaciones bajas hacia la ext reversion, (p.32). ESCALAS ADICIONALES: a) Fuerza del yo (Es). Las puntuaciones altas en esta escala indican integracion personal, cohesion de la estructura de la personalidad, capacidad de relacio- Ill Tarse adecuadamente con los demas, etc. (p.33), b) Dependencia (Dy). Los individuos con puntua­ ciones altas reflejan "necesidades de dependencia", El sujeto dependiente se adapta a través de sentimien- tos de docilidad. (p.33). c) Dominancia (Do). Esta escala évalua la inicia- tiva social, capacidad para el mando, persistencia, accion esforzada, identificacion y preocupacion por la comunidad, sentimiento de resoonsabilidad, etc. (p.33). d) Responsabllldad (Re). Mide la aceptacion de las consecuencias de la conducts, conciencia de las obliga- ciones sociales, sentimiento de pertenencie al grupo y a la sociedad, y otros aspectos seme jantes, (p.33). e) Control (Cn). Aunque esta escala ha sido pensa- da para evaluar la necesidad de hospitalizaciôn, algunos autores han puesto serios reparos a que la escala sea un buen indice de "control de personalidad". (p.34). El MMPI cuenta ademas con cuatro escalas de va­ lidacion: Interroqante (?), Si nce ri dad (L), Puntuacidn de validez (F), y Factor corrector (K). Estas variables, aunque han sido cuantificadas y utilizadas (por ejem- plo, todas las puntuaciones directes han sido corre­ gidas con K), no se introdujeron en los célculos es- BIBLIOTECA 112 tadisticos para no incrementar excesivamente el nu­ méro de variables. CUESTIONARIO BSQ Autor: R.B.Cattell Titulo original: Eight State Questionnaire (850) Procedencia; Institute of Personality and Ability Testing, Illinois (USA), 1973. Traduccion espahola: Bonifacio Sandin Terrero. Administracion : individual y colectiva. Duracion: Aproximadamente 30 min. Significacidn: Evalua 8 estados emocionales. Los 8 estados emocionales son evaluados por las escalas siguientes: Ansiedad (malestar emotivo, preo- cupacidn), Estres (tension, agitacidn, insatisfacidn con la propia tarea), Depresidn (decaimiento, infelici- dad, concepto clasico de depresidn), Extraversidn (sociable, necesidad de los demas individuos, etc.). Arousal (activacidn, alerta), F atiqa (exhausto, dismi- nucidn de la energfa). Culpa (insatisfaccidn con el pro- pi o yo, arrepentimiento), Reg re si on (dificultad de copi no, confusidn). Con el cuestionario 850 se ha pretendido oFrecer una medida mas valida de los estados emocionales (no del rasgo) que la ofrecida por los clasicos adjective 113 checklist. Cattell (1973) ha criticado a estos ul- timos porque inuariablemente han venido fundamentan- dose en la tecnica-R de anélisis factorial (medida de m variables en una poblacion N y en una sola ocasidn). En cambio, Cattell y colaboradores han empleado dos tecnicas complementarias de analisis factorial para construit el cuestionario. Una de estas tecnicas es la denominada técnica-dR (técnica-R diferencial; consiste en medir m variables de una poblacidn N, en dos ocasio- nes separadas y suficientemente espaciadas en el tiem- Do para permitir cambios en los estados emocionales). La otra es la técnica-P (P se refiere a persona); esta es una técnica longitudinal que mide los cambios emocio­ nales de un individuo en varias ocasiones (tipicamente en 100 dfas). El cuestionario 850 es sensible a las fluctuacio- nes emocionales que ocurren en los individuos, y es particularmente util para medir cambios en el estado de animo inducidos por diferentes situaciones expéri­ mentales. La correlacion entre los ocho factores o es­ cales es bastante alta. PRUEBA PERCEPTIUA Y DE ATENCION TP Nombre: Toulouse-Pieron, prueba perceptiva y de atencion. 114 Autores; E.Toulouse y H.Pieron. Adaptacion original: M.Yela y colaboradores. Tipificacion y estudios: Division de Investigaciones y Publicaciones de TEA, S.A., Madrid, 1978. Administracion : Individual y colectiva. Duracion: 10 min. Aplicacion: 9 aMos en adelante. Significacion; Evaluacion de las aptitudes percep­ tives y de atencion. En termines generates, el toulouse-Pieron (TP) es una prueba de rendimiento quezexige una gran concentra- cion y resistencia a la monotonia. Puede ser aolicado a sujetos de cualquier nivel cultural, e incluse a anslfabetos, ya que la tarea de éstos consiste en se- Ralar una serie de cuadritos que tengan un guion en un a posiciôn determinada. "En. resumen, aunque factorialmen- te han sido definidas separadamente las dos dimensio­ nes aptitudinales (percepcion y atencion) medidas por el Toulouse-Piéron, aparecen comunmente unidas. En c.on- secuencia, el instrumente puede apreciar la aptitud o capacidad para concentrarse en tareas cuya principal caracteristica es la monotonia junto a la rapidez per­ ceptiva y la atencion continuada; en otras palabras, puede evaluar la resistencia a la fatiga, la rapidez- 115 persistencia perceptiva y la concentracion" Toulouse y Piéron (1978,p.4). FIABILIDAD Y VALIDEZ DE LOS CUESTI ONARI05 INDICADOS En general, los cuestionarios que acabamos de re- ferir, y Que hemos utilizado en la présente investigacion, parecen cumplir satisfact oriamente las exigencies de fiabilidad y validez. Practicamente para todas las es­ calas de estos cuestionarios, siguiendo procedimientos de test-retest o pares-impares (por ejemplo), los coe- ficientes de fiabilidad oscilan entre 0.70 y 0.90, lo cual parece indicar una fiabilidad bastante aceptable. Con respecto a la validez, la situacion quizas es un poco mas conflictiva pues los criterios de referenda son algo inestables. Para mas informacion el lector debera acudir a los propios manuales del test pues, a nuestro juicio, profundizar mas en estes aspectos im- plicaria extender innecesariamente los limites de es­ ta investigacion. 4. Analisis hormonal Los analisis de TSH, T3 y T4 fueron realizados con la técnica conocida como radioinmunoanalisi s (RIA) o radioinmunoensayo. Se determinaron los niveles plasméticos. 116 a) Fundamentos teoricos del RIA Hasta 1960, el analisis de las sustancias hor­ monales era extremadamente diffcil e impreciso. En 1960, Yalou y Berson propusieron la técnica de radio- inmunoanalisis, una técnica que es une modificacion del analisis por competicion Formulado por Ekins (i960). Se ha demostrado que la técnica RIA posee una serie de vantajas sobre cualquier otro procedi- miento de analisis hormonal plasmético; éstas pue- den resumirse de le Forma que sigue (Monne et al., 1976): 1) Sensibili dad; la sensibilidad esta condi- cionada en el RIA por la fécil medicion de la radia- cion emitida por pequePias cantidades de trazadores r a- diactivos, Fenômeno que represents la mayor venteja del método al compararlos con otros procedimientos; mediante el RIA es posible detectar en liquides bio- logicos concentraciones hormonales del orden de 10 g/ml. 2) Especificidad; la especificidad del RIA es alta por basarse en reacciones biologicas. 3) Exac- titud; es la posibilidad de determiner la cantidad de sustancia con el minimo error; en RIA es correc­ ts. 4) Preci sion; Es la capacidad de reproductibili- dad del ensayo al repetir la determinacion de una mis- ma muestra; "la reproductibilidad "intraensayo" y 117 1 a"interensayo" (al determiner la concentracion de una determinada muestra en varias ocasiones distin­ tas utilizando distintos réactives) es excelente en el RIA" (Monne et al.,1976,p.325). Los principles en que se basa el RIA se centran en la competencia que se establece entre dos antigè­ nes (H* y H), uno de ellos radiactivo (H* ) anadido por nosotros al medio de reaccion, y el otro no marcado (h) présente en la muestra a examiner o correspondien- te a un antigeno esténdar, cuando a este medio de re­ accion se aPiade un anticuerpo especifico (Ac) capaz de unirse con ambos (Monne et al.,1978,p.324). El proceso general puede simplificar se asi; H Ac — ~ H ~~-- -..H - Ac Cuando la cantidad de anticuerpo es insufiente para unirse a la totalidad de los antigenos, se produce un Fenomeno de competicion entre éstos que se rige por la ley de la accion de masas. Como resultado de esta competencia entre los antigenos para unirse al anti­ cuerpo, la cantidad de complejo radiactivo H*- Ac disminuye a medida que aumenta la de antigeno no mar­ cado (h) présente en el medio. Por tanto, la concen- tracion de esta hormona libre (h), que es la que in- 118 teresa determinar, puede se r conocida mediante la comparacion del complejo radiactivo (H*- Ac) con una curva estândar (cura de aproximacidn) que ha sido ob- tenida previamente por combinaciones reactivas de una cantidad conocida de antigeno marcado (H*) con canti­ dades sucesivas de antigeno no marcado (H) estable- cidas previamente. De forma esquemética; H* H. + Ac H* - Ac Ac H* "2 H* + Ac 4 Ac- H* - Ac .H* - Ac De este modo puede establecerse en la curva la pro- porcidn de H - A c / h * que corresponde a cada H. H*- Ac seré menor cuanto mayor sea H, y viceversa, b) Material utilizado . Pa rs la. TSH: 1 vial de Anti-TSH liofilizado. 1 vial de TSH-I-125 liofilizada. 7 viales de estandars, representando respectlvamente 119 concentraciones de TSH de 0.2, 5, 10, 20, 40 y 100 uUl/ml. 1 vial de gammaglobulina anticonejo. i vial con 12 gr, de polieti1englicol (PEG). Un kit TSH-I-125 con 100 tubos. Micropipetas para 100 y 200 ĵ1. Tubos de poliestireno de 12 x 75. Agitador Vortex. BaPo Maria para 755 C . Cent rif ùga. Contador gamma, Agua bidestilada y solucion salina 0.85 % . Para la T3: Un kit T3 RIA con 100 tubos. 1 vial de antisuero anti-T3 liofilizado. 1 vial de T3-I-125 liofilizada. 6 viales de estandars liofilizados, representan­ do respeetivamente 0, 10, 40, 100, 300 y 800 ng de T3/dl. 1 vial de gamma globulina séries anticonejo de carnero, liofilizada. 1 frasco conteniendo 15 gramos de polietilen- glicos (PEG). Micropipetas de 100 ^1 y dispensador para 2.0 ml, 120 Tubos de poliestireno de 12 x 75 mm. Agitador Vortex. BaRo Maria de 375 C. Ce nt rifuga. Contador gamma. Agua bidestilada. Solucion salina, . Para la T4 : Un kit T4 RIA PREMIX con 100 tubos. 1 vial de anticuerpo Anti-T4 liofilizado. 1 vial de T4-I-125 liofilizada. 6 viales de estandars liofilizados, representan­ do respect!vamente las concentraciones de 0, 1, 4, 16, y 24 juç de T4/dl. 1 vial de gammaglobuline anticonejo de carne­ ro liofiliz ada. 1 frasco con 15 ors. de Polietilenglicol (PEG). Micropipetas de 25, 100 y 300 pl. Tubos de poliestireno de 12 x 75 mm. Solucion salina normal 0.85 % y agua bidestilada, BaRo Marie para 505 C. Centrifuga. Contador gamma. 121 Todo el material ha sido facilitado por DIRCOSA, Comercializacion y Distribucion de Isotopos Radiacti- " O S , 5.A., Madrid. El material procédas de Diagnostic Products Corporation, USA. c) Curvas estândar Las curvas estândar de aproximacion logarftmica empleadas para medir los niveles de TSH, T3 y T4 ^ueron obtenidas por computadora mediante la inter- vencion del Dr. Armando Merino Gonzalez, jePe de la Seccion de RadioinmunoanalIsis del Hospital del Aire de Madrid. La curva estândar para la TSH (fig.l) tiene las siguientes caracterasticas; l) Un rango equivalents a niveles de TSH de 0.37 a 20.09 ng/ml.; 2) la curva es lineal facilitando el analisis computarizado, la in- terpolacion de los valores de las muestras y el con­ trol de calidad; 3) la preparacion de la curva exige dos horas de incubacion total; 4) los estândars con- tienen suero humano para compenser las concentracio­ nes fisioldgicas de proteanas en las muestras; 4) el coe T i ci ente de correlacion *= 0.9826. La curva estândar para la T3 (fig.2) reune las caracterasticas siguientes; l)Un rango equivalents a niveles de T3 circulante de 0.14 a 20.09 ng/ml. 122 2) la curve es lineal, permitiendo un râpido anali­ sis por computador, la interpolacion de los valores de las muestras, y el control de calidad; 3) la pre­ paracion de la curva exige 15 min. de incubacion total; 4) los estandars contienen suero humano para compenser la concentracion fisiologica de protefnas en las mues­ tras; à) el coeficiente de correlacion = 0.9995. La curva estândar para la T4 (flg.3) posee las siguientes propiedades: l) un rango equivalents a niveles de T4 circulante de 7.39 a 403.43 ng/ml.; 2) la curva es lineal, permitiendo un râpido analisis computarizado, interpo1acion de los valores de las muestras, y control de calidad; 3) la preparacion de la curva exige 30 min. de incubacion total; 4) los es­ tândars contienen suero humano para compenser la con­ centracion fisiologica de protefnas en las muestras; 4) el coeficiente de correlacion = 0.9948. (!)• Estamos particularmente en deuda con el Dr. Armando Merino, no solo por su intervencion para la perfects realizaciôn de los anâlisis hormonales, sino también por sus excelentes lecciones que nos permitieron ponernos en contacte con los principles teoricos y prâcticos del radioinmunoanâ1isi s . 123 d) Realizaciôn de los radioinmunoanâlisis Todos los radi0 inmunoanâlisis fueron realizados directamente por el Dr. Armando Merino en el Servi- cio de Medicina Nuclear y Radiofarmacologia del Hos­ pital del Aire de Madrid (el Dr. Armando Merino es jefe de la Secciôn de Radioinmunoanâlisis, pertene- ciente a dicho servicio). Los radioinmunoanâlisi s se efectueron segûn los métodos de Diagnostic Products Corporation (USA): TSH-I-125 RIA, T3 RIA, y TA RIA PREMIX; cada uno de estos métodos es es- pecifico para sus hormonas respectives. En los très métodos se usd hormona marcada con 1-125 (ver mate­ rial) . 5. Procedimiento a) Aplicacion de las pruebas psicoldgicas Las pruebas psicoldgicas se aplicaron colectiva- mente en el Colegio Universitario San Pablo CEU, c/ Juliân Romea 20, Madrid. Los sujetos participaron voluntariamente en la investigacion. Todas las prue­ bas fueron aplicadas por el autor y se cumplieron por igual, en todas las circunstancias, los requisites bâ- sicos de cada prueba como instrucciones, motivacidn, etc. 5e procuré evitar posibles ruidos, interferencias, 124 etc., durante la aplicacidn de las mismas. Los suje­ tos se abstuvieron de tomar café, alcohol y otras sus­ tancias Bstimulantes. Antes de comenzar la pruebas se les habia pasado un breve cuestionario donde se reco- gieron los datos sobre edad, sexo, nivel socioecond- mico, estado civil, nivel cultural de los padres, etc Algunos de estos datos fueron utilizados para la se- leccidn de la muestra. Las pruebas fueron aplicadas bajo dos situaciones basicamente diferentes que hemos denominado Situacion Basal y Situacion Pre-examen. . Situacion Basai» Esta situacion puede ser con­ siderada como un estado habituai y rutinario; en ella no existen cambios especiales ni manipulaciones expé­ rimentales particulares. En situacion basai se aplica­ ron los tests psicologicos MMPI, 8SQ, CEP, EPI, y T-P La primera sesidn (14 de mayo de 1979, a las 5 de la tarde) fue ocupada integramente para evaluar el MMPI. En la segunda sesidn (17 de mayo de 1979, 5 de la tarde) aplicamos los restantes tests por el siguien­ te orden: BSD, T-P, CEP, y EPI. Durante la segunda sesidn cuatro sujetos femeninos tuvieron que sus­ pender la realizaciôn de las pruebas por encontrar- se en periodo menstruel; estos sujetos cumplimenta- ron los tests poste riormente en una situacion seme- 125 jante a la de sus compaReros. . Situacion Pre-examen. En esta situacion se aplicd unicamente el cuestionario 850 (cuestionario de 8 "estados" emocionales). La hemos denominado"pre- examen" ooroue consistiô en administrer el BSQ a los sujetos exactamente antes de que éstos comenzasen un examen final en una de sus asignaturas. Los suje­ tos, que iban dispuestos a examinarse, cumplimenta- ron el cuestionario en la misma sala del examen jus- tamente antes de que éste diese comienzo (esta misma sala fue la que se utilize para aplicar las pruebas en Situacion Basai), Los sujetos fueron sometidos a complimenter exclusivamente el 850 porque esta prue­ ba mide los cambios del estado emocional y, por otra parte, por razones obvias de no sobrecargarlos ya que a continuacion deberfan efectuar un importante examen final (el hecho de aplicarles este cuestiona­ rio no implicaba ningun tipo de facilidades para los sujetos cara al examen). Preferimos aplicarlo antes del examen, y no después, porque parece probable que los alumnos suelen exhibir una tension emocional mas elevada y uniforme durante dicho estado. El cues­ tionario se administré el 5 de junio de 1979, a las 5 de la tarde. Se aconsejo a los sujetos que no to- 126 masen estimularites antes del examen, pues se les habia informado previamente que deberfan cumplimen- tar este breve cuestionario. Dos sujetos Femenlnos rellenaron el 850 en otra situacion équivalente por encontrarse en la fase menstrual del ciclo. La correccion de los tests se realizo de forma manual utilizando las correspondientes plan- tillas. En los analisis estadisticos se utilizaron las puntuaciones directes; unlcamente se usaron pun- tuaciones T en la construccion de los perfiles del MMPI. b) Aplicacion de las pruebas bioquimicas . Extraccidn de muestras. Las muestras de san- gre se tomaron en el Instituto Municipal de Medicina Preventive de Madrid. Las extracciones fueron efectua- das por dos A.T.5. en dos sesiones (los dos asisten- tes técnicos sanitarios intervinieron en ambas sesio­ nes). La primera sesion, a la que acudiô el 50 % de los sujetos, tuvo lugar el dia 13 de junio de 1979; la segunda sesion se llevo a cabo 8 dfas des- pués (21 de junio). Las muestras se tomaron en con- diciones basales, para lo cual los sujetos debieron presentarse en ayunas. Todas las extracciones fueron 127 veriflcadas entre las ID h. y las ID h. 30 min. ce la maRana. Los sujetos femeninos fueron distri- buidos en ambas sesiones evitando que coincidiesen con la etapa menstrual del ciclo. Las extracciones se efectuaron con el maximo rigor medico. .Analisis. Una vez extraidas, las muestras fue­ ron refrigeradas a 6SC, siendo posteriormente con- gelados los plasmas y depositados en el congeledor a -20GC. Posteriormente, los plasmas se transporta- ron congelados al Servicio de Medicina Nuclear y Radiofarmacologia, Seccion de Radioinmunoanalisis, del Hospital del Aire de Madrid (el transporte fue rapido y los plasmas mantuvieron en todo momento su baja temperature, comprobandose a su llegada al hospital oue se encontraban en perfecto estado). Los inmunoensayos se efectuaron directamente bajo la mano experts del Dr. Armando Merino, actual jefe del Servicio de Radioinmunoanilisis, y utilizando técnices modernas especificas para cada hormona (TSH-I-125 RIA, T3 RIA, y T6 R1A PREMIX) estandari- zadas por Diagnostic Products Corporation (USA) (ver apartado de analisis hormonal), con lo cual la perfeccion de los analisis ouedo asegurada. Los radioinmunoanalisi 5 se realizaron durante la 128 primera quincena de julio de 1979. 6. Tratamiento estadistico de los detos Para la uerificacion de nuestras predicciones postuladas en las hipotesis relacionadas con este experimento, hemos utilizado anélisis correlaciona- les, analisis factoriales, y analisis de varianza. Tanto los analisis correlacionales como los facto- rieles se h an llevado a cabo con el fin de obtener informacidn sobre las hipotesis 1, 2, 3, ^ , 5, 8, 9, 11 y 12, Los analisis de varianza se realizaron para verificar selectiuamente las hipotesis 10, 8 y 9. Para la obtencion de les matrices correlaciona­ les y façtqriales hemos utilizado el métido de ana­ lisis factorial de Componentes Principales (método PCA). Por este método, el valor de la diagonal de la matriz de correlaciones es la unidad (Hotelling, 1933). Los factures extraidos son los oue obtienen velores propios mayoreg que la unidad. La rotacion de los factures, obtenidos por el método PCA, fue oblicua y se realizo segun el método Direct-Ouartimin (método 0-QUART) (Jennrich y Sampson,1966). En todos los analisis factoriales expresados en las correspon­ dientes tablas se verified la citada rotacion. 129 1‘odos los analisis factoriales se llevaron a cabo usando el programs: BMDP4M, FACTOR ANALYSIS, DOUBLE PRECISION VERSION, HEALTH SCIENCES COMPUTING FACILITY UNIVERSITY OF CALI­ FORNIA, LOS ANGELES, 1976. Escrito por 0. FRANE (Dixon,1975) Para la obtencidn de los analisis de varianza se utilizaron diseRos multiva ri ados p x q x r, con medidas repetidas en el ultimo factor. Se prepararon 7 series de diseRos, con 6 anélisis de varianza en ca­ da serie. Cada cambio de serie implicaba alguna modi- ficacidn an las variables independientes. Cada andli- sis de varianza de la serie se referia a una de las B variables del cuestionario 850. Todas las variables independientes poseian dos niveles (alto y bajo), con lo cual los diseRos eran de 2x2x2. Los dos niveles de los dos primeros factores se obtuvieron dicotomizando por la media las variables independientes. Los dos niveles del ultimo factor cor respondian a las situa- ciones Basal y P re-ex amen. Las dos primeras variables independientes queda- ron constituidas de la siguiente forma para cada serie: TSH y T3 para la serie 1. TSH y T6 para la serie 2. 130 T3 y T6 para la serie 3. C y E para la serie 6. (C = Control, E = Extra- p y T. para la serie 5. E y T6 para la serie 6. E y TSH para la serie 7. De esta forma, combinando los valores altos y ba- jos de cada uno de los dos primeros factores, se .forma- ron cuatro subgrupos de sujetos constutuidos asi: 10, 12, 10 y 8 sujetos en la serie 1. 12, 10, 12 y 6 sujetos en la serie 2. 16, 6, 8, y 12 sujetos en la serie 3. 17, 7, 6 y 10 sujetos en la serie 6. 16, 5, 8 y 11 sujetos en la serie 5. 16, 7, 8 y 9 sujetos en la serie 6. 11, 12, 11 y 6 sujetos en la serie 7. Para probar si estas frecuencias eran significa- tivamente desproporcionadas se anlico la prueba de (Cochran y Fox,1965; Yela,1965). La utilizacion de esta prueba reweid que solo las frecuencias de la sé­ rié 3 son desproporcionadas significativamente; por tanto, esta serie no fue sometida a ulteriores trata- mientos estadfsticos. En la serie 3, las dos primeras variables independientes eran T 3 y T6 ; dado oue la co- rrelacidn entre estas variables es alta, no résulta 131 extraRo que ses diffcil encontrar sujetos con T6 baja y T3 alta, o viceuersa. Con el fin de obtener informacidn sobre la homo- geneidad de lasvarianzas, se aplicd la prueba de Fmâx de Hartley (Fesrson y Hartley,1956). Esta prueba es suficientemente sensible para comprobar la hipotesis de homogeneidad de varianza (Uiner,1971 ; Sokal y Rohlf, 1979; Glass y Stanley,1980). Puesto que el numéro de sujetos es desigual entre los distintos subgrupos re- feridos para cada diseRo, se usd la frecuencia mas al­ ta para la obtencidn de los grades de libertad (Uiner, 1971), lo cual implica una mayor exigencia de homoge­ neidad en la aplicacion de la prueba, ya pue al aumen- tar los orados de libertad aumenta la probabilidad de que Fmâx sea significative. Las 68 aplicaciones de Fmâx revelaron que las varianzas no eran significati- vamente heterogéneas, por lo que en nuestros datos se mantenia la hipotesis de homogeneidad de varianza. F i- nalmente se realizaron los 68 anélisis de varianza (En el apartado de Resultados exponemos informacidn mas es- pecifica sobre los diseRos de analisis de varianza. Los analisis de varianza se llevaron a cabo utilizando el programs: 132 8MDP2V, a n a l i s i s OF VARIANCE AND COVARIANCE INCLUDING REPEATED MEASURES, HEALTH SCIENCES COMPUTING FACILITY UNIVERSITY OF CALIFORNIA, LOS ANGELES, 1976. Escrito por P. SAMPSON (Dixon,1975) Tanto I d s programas sobre analisis correlaciona­ les y factoriales, como los programas sobre analisis de varianza, fueron computarizados por el ordenador I8M 360/65 del Centro de Calculo de la Universidad Complutense de Madrid. (I)- (1). Agradecemos de forme muy particular la eficaz y desinteresada colaboracion del profesor Dr. Dosé MuRiz Fernandez en las cuestiones relacionadas con el tratamiento estadistico de los dat.os. 133 B. RE5ULTADDS En principle nos vamos a referir a los resulta­ dos obtenidos con les variables medidas en situacion Basai. Posteriormente, centraremos nuestra atencidn en torno a la situacion Pre-examen. Y, Finalmente, haremos elusion a ambas situaciones, esto es, a lo oue denominaremos Basai + Pre-examen. Las puntuacio­ nes directes estan expresadas en las tablas 3, 6, 5, o y 7. é veriaties sexe ha side dicotomiraoc î intro- ducida en los calcules astadisticos asignando valor 1 al sexo femenino y valor 2 al masculine. 1. Situacion Basai Las puntuaciones directes para las variables en situacion basai se incluyen en las tablas 3, 6, 5, y 6. Los perfiles del MMPI (escalas clinicas) se indican de forma separada para las mujeres (figura 6) y varo- nes (figura 5). La simple inspeccidn de los perfiles muestra oue, en general, las puntuaciones son algo ele* vadas tanto en las mujeres como en los varones, siendo 136 mes altas en apuéllas (en las mujeres la linea del perfil se aproxima mucho a la T 60, y todas las pun­ tuaciones T estan por encima de 50. Por otra parte, la configuracion del perfil también es diferente en ambas figuras; en el perfil del grupo masculine cabe destacar la elevada puntuacidn media en la escale M f , fenomeno que se observa inversamente en el perfil del grupo femenino (en el perfil masculino la escala Mf represents la mayor T obtenida para todas las varia­ bles, en el femenino la escala Mf représenta la menor t ). Con la variable D parece ocurrir un fenomeno opues- to pues, mientras que en el grupo de mujeres represen­ ts el maximo valor obtenido en T, en el grupo de va­ rones la D Bvidencia un valor T relativamente bajo. Los estadisticos univariados correspond!entes a la Situacion Basai estan indicados en la tabla 0. En ella se incluyen la media, desvi acidn tfpica, coeficiente de variacidn, valor mfnimo y valor maxi­ mo, para todas las variables tomadas en esta situacion. a) Analisis Correlacional Un primer analisis multivari ado, en orden a ob­ tener alguna informacidn sobre nuestras hipotesis, ha consistido en realizar la matriz de correlaciones 135 de las 33 variables que hemos medido en la Situacion Basai (tabla 9). En la tabla 9 pueden observarse las correlacione s entre las distintas variables; si n em­ bargo, nos interesa centrarnos mas especificamente en las correlaciones que evidencian las variables hor­ monales (TSH, T3 y T 6) con las restantes variables. En este sentido, cabe destacar la presencia de algunas correlaciones relativamente altas, lo cual es impor­ tante si tenemos en cuenta oue TSH, T3 y T 6 son varia­ bles bioouimicas, y no es facil encontrar correlacio­ nes significativas entre medidas bioquimicas y medi- riar p si co ibgi c as . Con el fin de faciliter al lector el anélisis de estas correlaciones, hemos preparado la tabla 10 (de esta tabla se h an excluido las corre­ laciones de las variables hormonales con las variables basales del 8SQ ya que serén tratadas en otro lugar). Lo tabla 10 refleja la existencia de correlaciones estadisticamente significatives para las très varia­ bles hormonales. En general, la T3 y T 6 suelen seguir un patron bastante seme jante en las variables de personalidad y en las escalas adicionales del MMPI, pues ambas co- rrelacionan positivamente con Es (para T3, r=0.626, p=Basal, r=Pre-examen). AnSf Estp Extf Arou f Fatlf Culpp Deprp Regr Sexo -.003 -. 184 -. 259 .062 -.239 -.106 .144 -.148 Hs -.016 -.006 . 363 .096 .021 -.027 -.310 .209 D ,173 . 387 .149 -.182 .358 .031 -.154 .317 Hy -.018 . 067 .341 .174 -.153 -.186 -.445 .023 Pd -.017 . 072 .224 .173 .007 -.171 -.242 -.068 nf .309 . 436 -.076 -.373 .459 -.113 -.111 .342 Pa -.070 . 245 .179 -.052 . 189 .056 -.168 .047 Pt . 131 .369 . 184 -.227 .352 .070 -.242 .394 5c .102 . 217 .261 .016 . 144 . 003 -.149 .337 Ma -.028 .054 . 140 .153 -.040 -.069 -.101 -.054 Si . 286 . 389 -.045 -.344 .488 .232 .134 .410 Es -.080 -. 022 . 080 -161 -.305 -.073 .029 -.279 Do -.264 -.210 -.056 . 118 -.352 -.321 -.113 -.379 Dy .288 .412 . 061 -.294 .567 .215 .156 .469 Re -.226 .185 .096 -.171 -.077 -.163 -.220 -.153 Cn . 401 . 157 -.189 -.293 .340 .051 -.005 .293 H .315 .032 -.265 -.111 .202 . 209 .181 .463 Ez -.217 -.292 .465 . 275 -.304 -.315 -.145 -.354 C -.312 -.199 .208 .247 -.341 -.192 -.228 -.422 El -.298 -.281 .459 .331 -.389 -.262 -.143 -.494 P . 230 -.310 -.003 . 247 -.003 -.240 -.040 .055 TP -.062 -.173 .085 -.018 .061 -.236 .037 .089 TSH .056 .408 -.250 -.345 .346 . 155 .064 .203 T3 .189 -.109 .152 .352 -.323 -.088 -.120 -.062 T4 , 341 -.151 .044 .356 -.331 -.111 ,047 -.094 Ans b . 404 .257 -.417 -.435 .362 .435 .365 .471 Estk .237 . 448 -.133 -.279 .115 . 257 .170 .216 Extk -.074 . 199 . 665 .259 -.028 -.231 -.388 -.192 A roui. -.069 -.167 .354 .708 -.362 -.263 -.387 -.271 Fatib .113 .048 -.196 -.491 .513 . 130 .429 .285 Culpt .171 . 050 -.216 -.133 .117 .550 .283 .237 Depri» . 184 -.166 -.261 -.189 . 109 . 372 .588 .160 Regr fc . 220 . 344 -.197 -.284 .199 . 340 .348 .610 236 Tabla 16. Continuacidn. Ansf E stj, Extp AroUp Fatlp Culpp Deprp Ansf 1.000 Estp .615 1. 000 Cxtf -.603 -.133 1.000 A roUf -.281 -.699 .418 1.000 r atif .683 .662 -.311 -.687 1.000 Culpf .615 .356 — .442 -.380 .276 1.000 Dep Tf .315 .049 -.403 -.393 .295 .371 1.000 Regr^ .565 .526 -.293 - . 448 .467 .347 .308 Regr^ 1.000 237 Tabla 15. Analisis factorial Pre-examen. Ha sido obtenido con 28 variables, correspondiendo las 8 variables del 6SQ a la si - tuacion Pre-examen. Se han suprimido las 5 variables adiciona- les del MMPI. Factores rotados. FACTOR FACTOR FACTOR FACTOR FACTOR FACTOR FACTOR FACTOR 1 2 3 4 5 6 7 8 Sexo -.769 -.064 -.017 -.029 .041 .044 .121 .103 Hs -.058 . 066 . 948 -.012 .039 .035 -.111 .034 D .784 .087 .213 .017 -.065 -.003 .018 .202 Hy .147 -.011 .731 .075 -.286 .222 -.112 .025 Pd .265 .060 .066 .650 -.232 — .064 .193 -.086 Mf . 214 -.053 . 114 .310 -.228 .198 -.045 .714 Pa . 362 .122 . 224 .565 .037 -.275 . 182 -.024 Pt .509 -.198 .539 .041 -.071 -.106 .119 .119 Sc .189 -.003 . 736 .241 .096 -.028 .181 .027 Ma -.211 .172 .150 . 907 .060 . 084 . 105 -.028 Si .814 -.111 . 070 -.184 .126 -.102 .211 .119 N -.056 -.589 . 161 -.066 .180 .028 .615 -.116 Eî . 096 .939 . 002 -.032 .078 .078 .122 .020 C . 026 .392 -.071 -.242 -.272 .119 -.589 -.021 El -.121 .910 .079 .179 .085 .121 -.163 -.007 P .074 . 066 -.129 . Ill -.173 .254 .855 .092 TP -.441 . 168 . 231 -.306 -.145 -.248 . 180 .629 TSH - .147 -.284 -.210 .638 .012 -.087 -.318 .273 T3 -.095 .113 .332 — . 046 -.036 . 779 .015 -.127 T4 -.126 . 150 — . 068 -.010 -.055 . 892 .105 -.038 Ans . 201 -.176 -.088 -.047 .343 .593 .139 .327 Est .303 -.262 .053 .172 .187 .126 -.403 .323 Ext . 140 . 424 .317 -.031 -.300 -.151 -.003 -.145 Arou -.139 .069 .069 .010 -.441 .195 .210 -.518 Fati .330 -.083 -.133 .042 .280 -.126 .035 .584 Culp .088 -.147 .125 .015 .809 .041 -.236 -.248 Depr -.086 .217 -.202 -.039 .796 -.011 .167 .106 Regr .067 -.353 .307 -.079 .378 . 115 .061 .367 Los 8 factores explican el 79 % de la varianza total 23B Tabla 16. Analisis factorial Pre-examen. Ha sido obtenido con 28 vari ables, corre spo ndiendo 1as S variables del 850 a la si tuacion Pre-examen. 5e han supr imido las 5 variab les adiciona les del MMPI. Facto res rotados. Los pesos menores de 0.250 no son expresados. FACTOR FACTOR FACTOR FACTOR FACTOR FACTOR FACTOR FACTOR 1 2 3 4 5 6 7 8 p p .265 — — — ———— .650 * ---------- ——— — "* — T 5H — — .204 ———— .638 ———— —— — — — .318 .273 Pg ,362 w—— — — — — — .565 — — .275 — . —— —— Ans ———— ———— ———— ———— .343 .593 ———— .327 0 ———— .392 ———— ———— — .272 ———— — .569 ———— X p — .641 — — — — ' — — — — — .306 — — — — — — — .629 Fati . 330 — —— ———— — — — . 280 — — — ----- .584 j“ Q u ———— — -— — ———— "— — — .441---- -- — ----- — .516 C s t .303 — .262 ---- — ——— ———— ——— — .403 .323 Ext ———— .424 .317 ——— — .300 ———— ———— ———— Regr ———— — .353 .307 —— — .378 ———— ———— .367 Los 6 factores explican el 79 % de la varianza total 239 Tabla 17. Correlaciones entre los 8 factores que han sido ex- p re sado s en las tablas 15 y 16 • FACTOR FACTOR FACTOR FACTOR FACTOR FACTOR FACTOR FACTOR 1 2 3 4 5 6 7 8 FACTOR 1 1.000 FACTOR 2 -.167 1.000 FACTOR 3 . 294 . 062 1.000 FACTOR 4 .245 -.050 .129 1.000 FACTOR 5 .087 -.368 -.175 -.039 1.000 FACTOR 6 -.056 . 064 . 056 .027 .015 1.000 FACTOR 7 . 010 -.034 .124 -.011 . 009 .048 1.000 FACTOR 8 .144 -.210 . 049 .050 .192 -.051 .020 1.000 240 Tabla 18. Estadisticos univariados correspondientes a las 8 va- ri ables1 emocionales del 850, en Situacidn Basai y en 5ituacidn Fre-ex amen. Desviacion Coeficiente Valor Valor Media Tipica de Variacidn mfnimo maximo Basai : Ans 10.85 5.0917 0.4692 2 24 Est 10.09 3.8417 0.3524 5 22 Ext 17.63 4.7546 0.2703 10 29 Arou 18.85 5.3711 0.2849 8 28 Fati 12.70 7.3491 0.5786 1 28 Culp 8 . 80 6.0434 0.6867 0 27 Depr 13.87 6.3455 0.4573 4 27 Regr 12.62 5.2705 0.4174 2 24 Pré-éxàmén; Ans 21.20 6.6648 0.3143 9 35 Est 17.32 5,6902 0.3284 6 29 Ext 15.02 4.7581 0.3166 5 23 Arou 15.50 6.2017 0.4001 6 27 Fati 17.90 7.1065 0.3970 3 31 Culp 13.50 5.7601 0.4266 0 24 Depr 17.70 4.4618 0.2520 6 26 Regr 17.05 5.4488 0.3195 9 33 241 Tabla 19. Correlaciones entre las variables hormonales (TSH..T3 y T4) y las variables con medidas repetidas (variables emocionales del 8SQ en las situaciones Basai y Pre-examen) (»=p^D.05, »»=p<0.01). TSH T3 T4 BA5AL: Ans -.013 -.065 -.139 Est .068 .057 .007 Ext . 156 .214 . 068 Arou -.029 .365* . 282 Fati -.079 -.374* -.321* Culp -.103 -.029 -.166 Depr -.359* -.025 .022 Regr .181 -.218 -.239 PRE-EXAMEN: Ans .056 .189 . 341* Est .408** -.109 -.151 Ext -.250 .152 .044 Arou -.345* .352* .356* Fati . 346* -.323* -.331* Culp .155 -.088 -.111 Depr .064 -.120 . 047 Regr .203 -.062 - . 094 242 Tabla 20, Analisis Factorial Basal+Pre-examen. Ha sido obtenido con 36 variables, incluyendose las 6 basalesmy las 6 pre-examen(pl del 850. Se han suprimido las 5 variables adicionales del MMPI. Factores rotados.(Se ha suprimido el punto decimal). FAC­ FAC­ FAC­ FAC­ FAC­ FAC­ FAC­ FAC­ FAC­ FAC­ TOR TOR TOR TOR TOR TOR TOR TOR TOR TOR 1 2 3 4 _5__ 6 7 8 9 10 Sexo -067 -004 051 -726 -089 -034 073 -041 -234 146 Hs -124 909 -034 -020 014 008 127 095 124 008 D -053 312 -013 748 -013 084 -017 -016 -012 096 Hy 003 799 -147 123 -Oil 091 166 -173 -075 -060 Pd 037 115 -027 206 -131 712 -079 -116 -071 -165 MF 130 239 -068 219 259 313 207 -320 -258 462 Pa 069 206 044 316 -054 633 -235 033 064 -049 Pt 216 586 187 453 -031 086 -108 -066 -029 016 Sc 110 666 228 155 -039 293 016 098 179 046 Ma 013 057 030 -257 088 912 088 069 095 014 Si 106 108 234 794 -118 -124 -076 032 -035 068 N -129 047 928 030 -120 -080 066 064 -049 -079 -151 -056 -453 101 -415 126 182 054 445 256 C 050 116 -839 -063 030 -222 048 -010 -049 -124 El -194 000 -606 -101 -141 263 192 133 412 197 P -037 -073 427 063 -628 292 345 -259 -066 080 TP -098 260 065 -346 -098 -218 -150 -195 130 624 TSH -072 -229 039 -095 623 492 -145 026 -179 -113 T3 045 305 -080 -112 -052 -053 788 010 055 -145 T4 049 -100 -044 -136 —064 -023 912 -094 036 -061 Ansk 649 109 030 031 -112 059 062 243 -309 039 Estb 875 -007 -135 120 198 061 181 -004 023 -146 Extb -323 038 -024 328 423 062 107 -080 588 — 046 A rou* -597 185 056 -044 109 141 237 026 216 -290 Fatik 582 -124 015 190 -343 -006 -253 -036 -084 347 Culpfc 426 247 -048 -016 -292 165 -098 572 -125 -165 Dep r k 373 -171 061 072 -599 -097 057 423 020 079 Regr k 688 028 501 -170 111 078 -129 168 152 -008 Ans f -023 -058 239 250 129 -061 620 241 -267 231 Est f 298 -012 068 272 712 013 126 067 046 141 Ext r 088 138 -041 122 003 - 006 -080 -248 826 -048 Arouf -198 082 098 -190 -259 065 169 -150 285 -546 Fatif -101 -099 103 458 139 049 -101 131 -254 547 Culpr -076 067 035 091 161 -041 -014 869 -197 -102 Depr f 151 -361 110 -070 -110 -Oil 096 491 064 373 Regr p 211 244 475 038 298 -128 136 204 -Oil 344 Los factores explican el 79.5 % de la varianza total 263 Tabla 21. Ana lisis f acte rial Basal+P re-exa m en. E s el mlismo que hay en la tab la 20, Bxce pto qu e aquf se ha n sup rimido los pe SOS menore s de 0. 2 5 0 . (k = Bas al, f> = Pre-e X amen)• FAC­ FAC­ FAC­ FAC­ FAC­ FAC­ FAC­ FAC­ FAC­ FAC­ TOR TOR TOR TOR TOR TOR TOR TOR TOR TOR 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 E stfc Regr b 875 688 —— 501 — - --- --- --- — - --- — "• Ans t> 649 --- --- --— --- — —— —-- — —— -309 ——- A rou y -597 --- — — — — — — — — — — — “ —-- — —- -290 Fatib Hs 582 909 -343 -253 24? Hy 5c 799 666 293 ::: Pt N --- 586 928 453 — — --- --- C El Si V w a» M « » -839 —606 794 --- 263 M M W 412 — - Sexo Estp 298 — - --- -726 272 712 —— —-- --- --- P — —— — — — 427 —-- -628 292 345 -259 ——— —— — TSH — —— --- --- — — — 623 492 — — — ■——— ——— — —— Dep r 4, Ma 373 -257 -599 912 423 Pd Pa --- --— --- 316 --- 712 633 — - ——- — - T3 305 M M. w ■w a» 788 ——— —— — —— Ansp -— --- --- — —- 620 --- -267 -— Culpr ——— — — — — — — 869 — —— ——— Culp k 426 —— --- -292 — - — --- 572 --- Ext b -323 — w » W W » 328 423 588 w — TP — — 260 -346 — ̂ — — — — — —— — — 624 Fatif ---- — —— — — — 458 — — — — —— — —— -254 547 A rou f —— — — —— — — - M. —— -259 — — — — — — 285 -546 Mf — —— — — — — — — 259 313 *— — — -320 -258 462 — —— — — — -453 — -*■ — -415 — — — — —— — — — 445 256 Dep r f — — -361 ■--- — - — — — — —-- — — — 497 — — — 373 Regr f —— ——- 475 --- 298 --- --- — - --- 344 L os f act ores e xplic an el 79.5 % de la variainza to t al 244 Tabla 2 2 . Correlaciones entre los Factores expresados en las tablas 20 y 2 1 . FAC­ FAC­ FAC­ FAC­ FAC­ FAC­ FAC­ FAC- FAC- FAC­ TOR TOR TOR TOR TOR TOR TOR TOR TOR TOR 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 FACTOR 1 1.000 FACTOR 2 025 1.000 FACTOR 3 180 037 1.000 FACTOR 4 219 241 132 1.000 FACTOR 5 -050 012 012 137 1.000 FACTOR 6 039 180 030 215 052 1 , 000 FACTOR 7 -109 081 -024 -051 -046 066 1.000 FACTOR H 319 -135 15 4 059 018 -074 000 1 .000 FACTOR 9 -260 161 -256 -060 -108 065 077 -180 1.000 FACTOR 10 111 -034 151 095 031 -037 -047 068 -149 1.000 265 TSH, TSH. B8SAL PRE-EXAMEN 1 X = 9 . 8 0 X = 1 9 . 8 0 , T3, 1 1 S X - 3 . 5 5 Sx = 3 . 6 1 ( Î T3 i X = 1 0 . 0 8 X = 2 1 . 1 6 1 Sx = 6 . 3 7 Sx = 8 . 4 5 1 ; T3, X = 1 1 . 6 0 X = 2 1 . 0 0 1 Sx = 5 . 8 5 Sx = 4 . 1 0 1 T3, X = 1 2 . 3 7 X = 2 3 . 2 5 111 Sx = 7 . 0 4 Sx = 9 . 4 3 Variable dependiente = ANSTCDAD (Ans) Fmax critics .95 (8,11) = 7.87 Fmax = 7.05 ( MS.) ANALISIS DE VARIANZA FUENTE VARIACIDN S.C. G.L . M.C. F PROBABILIOAD A (TSH) 66.59 1 66.59 1.31 N.5. B (T3) 26 . 76 1 26.76 0.53 N .5. AB 2.31 1 2.31 0.05 N. S. ERROR 1819.45 36 50.54 C (Situaciones) 2094,48 1 2094.48 91.05 p<0.001 CA 0.80 1 0.80 0.04 N.S. CB 8.01 1 8.01 0.35 N.5. CAB 0.19 1 0. 19 0.01 N.S. ERROR 828.09 36 23.00 Tabla 2 3 . Indicacidn de diseMo con madias y desviaciones t£- picas (Sx), Fmax, y analisis de varianza. (S.C.= suma de cuadra- dos; G.L.= grados de libertad; M.C.= media cruadratica; TSH^= TSH bajo, TSHj= TSH alto). 246 BASAL PRE-EXAMEN TSH, TSH, X = 11.30 X = 17.20 13, Sx = 2.76 Sx = 4,51 X = 9.91 X = 14.75 13, Sx = 3.57 Sx = 6.49 T3, X = 10.60 X = 16.30 Sx e 5.18 Sx = 4.71 X = 12.25 X = 20.13 '4 Sx = 4.16 Sx = 6.12 Variable dependiente = ESTRES (Est) Fmax critics .95 (8,ll) = 7.87 F max = 5,52 (N.S.) ANALISIS DE VARIANZA FUENTE VARIACIDN S.C. G.L. M.C. F PROBABILIOAD A (TSH) 80.50 1 80.50 2.51 p = 0.122 B (T3) 0.15 1 0.15 0.01 N.S. AB 65.40 1 65.40 2.04 N.S. ERROR 1153.96 36 32.05 C (Situaciones) 847.50 1 847.50 60.56 p < 0.001 CA 28.70 1 28.70 2.05 N.S. CB 0.97 1 0.97 0.06 N.S. CAB 1.88 1 1.88 0.13 N.S ERROR 503.76 36 13.99 Tabla 24. Indicacidn de diseRo con médias y desviaciones tfpicas, Fmax, y analisis de varianza. 267 TSH, TSH, BASAL PRE-EXAMEN ÎT3, X = 16.60 X = 15.20 Sx = 6.92 Sx = 6 . 1 8 ;T3: 1 X = 18.58 X = 16.67 Sx = 3.96 Sx = 6.61 ;T3, X = 18.09 X = 16.60 Sx = 5.58 Sx = 5.66 11I T3, 1 X = 17.12 X = 12,87 5 X = 5.13 5 x = 6.66 Variable dependiente = EXTRAVERSION (Ext) Fmax critica .95 = 7.67 Fmax = 2 . 0 0 ( N . S . ) ANALISIS DE VARIANZA FUENTE VARIACIDN S.C. G.L. M.C. F PROBABILIOAD A (TSH) 21.08 1 21. 08 0.56 N.S. B (T3) 1.10 1 1.10 0.02 N.S. AB 69.37 1 69.37 1.27 N.S. ERROR 1398.36 36 38.86 C (Situaciones) 166.59 1 166.59 19.60 p <0.01 CA 26.28 1 26.28 3.53 p = 0.05 CB 2.63 1 2.63 0.35 N.S. CAB 0.01 1 0.01 0.00 N.S. Tabla 25. Indicacidn de diseno con médias y desviaciones tipicas, Fmax y analisis de varianza. 268 BASAL PRE-EXAMEN : T3, 1 TSH '____ X = 16.90 Sx = 5.27 X = 15.00 Sx = 5.73 ;T3, X = 21.50 Sx = 5.28 X = 18.83 Sx = 5.85 1 1 X = 18.30 X = 13.90 ! T3, TSH, '___ Sx = 6.21 5 X = 5.62 X = 18.00 X = 13.12 ! T3, Sx = 6.27 Sx = 7.12 Variable dependiente = AROUSAL (Arou) Emax critica .95 = 7.B7 Fmax = 2.86 (N.S.) ANAL ISIS DE VARIANZA FUENTE VARIATION S.C. G.L. M.C. F PROBABILIOAD A (TSH) 97.17 1 97.17 1.82 N.S. B (T3) 66.30 1 66.30 1.26 N.S. AB 110.70 1 110.70 2.07 N.S. ERROR 1923.01 36 53.41 C (Situaciones) 236.60 1 236.60 23.17 p < 0.01 CA 27. 16 1 27.16 2.68 p = 0.11 CB 1.88 1 1.88 0.18 N.S. CAB 00.10 1 0.10 0.01 N.S. ERROR 366.61 36 10. 12 Tabla 26. Indicacidn de diseRo, médias, desviaciones tipicas, Fmax, y analisis de varianza. 269 BASAL PRE -EXAMEN ! T3, 1 X = 15.30 X = 16.60 Sx = 6.61 Sx = 5.66 T SH 'f____ X = 10.16 X = 15.33 ! T3, Sx = 6.39 Sx = 7.66 : T3, X = 13.60 X = 21.00 Sx = 7.51 Sx = 5.39 TSH, î____ 11 X = 12.37 X = 19.75 !I Sx = 9.28 Sx = 9.26 Variable dependiente = FATIGA (Fati] F max critica .95 ( e ,11) = 7 .87 Fmax = 2.96 (N.S. ) ANALISIS DE VARIANZA FUENTE VARIACIDN S.C. G.L. M.C. F PROBABILIOAD A (TSH) 106.47 1 106.67 1.35 N.S B (T3) 87.95 1 87.95 1.12 N.S . AB 18.86 1 18.86 0.26 N.S. ERROR 2860.17 36 78.90 C (Situaciones) 552.50 1 552.50 23.11 p < 0.01 CA 92.85 1 92.85 3.89 P = 0.05 CB 18.07 1 16.07 0.76 N.S. CBA 22.55 1 22.55 0,95 N.S. ERROR 860.61 36 23.90 T at La 2 7. Indicacidn de diseRo, médias, desviaciones tipicas, Fmax, y analisis de varianza. 250 TSH, TSH, T3, T3. T3, BASAL PRE-EXAMEN X = 7.40 X = 12.60 Sx = 5.01 5 X = 4,55 X = 9.00 X = 12.08 3% Sx = 5.08 Sx = 7.15 X = 9.30 X = 13.70 3, Sx = 7.51 Sx = 5,29 X = 9.52 X = 16.25 3% Sx * 7.34 Sx = 5.35 Variable dependiente = CULPA (Culp) Fmax critica .95 (8,11) = 7.87 Fmax = 2 . 7 1 (N.S.) ANALISIS DE VARIANZA FUENTE VARIATION S.C. G.L. M.C. F PROBABILIOAD A (TSH) 70.56 1 70.56 1 . 26 N.S. B (T3) 17.29 1 17.29 0. 30 N.S. AB 4.86 1 4. 86 0.09 N.5. ERROR 2021.68 36 56. 15 C (Situaciones) 466.00 1 466.00 28.98 p 0. 001 CA 7.91 1 7.91 0.49 N.S. CB 0.01 1 0.01 0.00 N.S. CAB 25.25 1 25.25 1.57 N.S. ERROR 578.79 36 16.07 Tabla 28. Indicacidn de diseRo, desviaciones tinices, médias, Fmax, y analisis de varianza. 251 TSH. TSH, T3, T3, T3. T3, BASAL PRE-EXAMEN X = 15.20 X = 17.20 Sx = 5.90 Sx = 6,56 X = 13.75 X = 16.58 Sx = 6.21 Sx = 6.69 X = 13.10 X = 18.90 Sx = 6.83 Sx = 6.01 X = 13.37 X = 18.50 Sx = 7.62 Sx = 6.86 Variable dependiente = DEPRESION (Depr) Fma* .95 (6,11)' critica = 7.87 Emax = 3.62 (N.S.) ANAL ISIS DE VARIANZA FUENTE VARIACION S. C. G.L . M.C. F PROBABILIOAD A (TSH) 1.59 1 1.59 0. 03 N.S. B (T3) 5.88 1 5.88 0.11 N.S. AB 6.61 1 6.61 0.09 N.S. ERROR 1808.96 36 50.26 C (Situacianes) 306.06 1 306.06 23.062 p 0.001 CA 65.63 1 65.63 3.65 p = 0.05 ce 0.03 1 0.03 0.00 N.S. CAB 2.78 1 2.76 0.21 N.S. E ?DR 675.06 36 13.19 Tabla 29. Indicacion de disePio, médias, anallsis de uarianza, prueba de Emax, y desuiaciones tipicas. 252 TSH, TSH, BASAL PRE-EXAMEN 1 ! T3, t 1 X = 1 1 . 9 0 X = 1 5 . 2 0 Sx = 6 . 7 4 Sx = 6 . 0 2 X = 1 0 . 2 5 X = 1 5 . 5 0 Sx = 5 . 1 0 Sx = 5 . 6 0 1 ; t 3, X = 1 5 . 0 0 X = 1 8 . 6 0 Sx = 6 . 6 2 Sx = 6 . 2 2 I* 1 T3i 1 1 • X = 1 6 . 1 2 X = 2 0 . 0 0 Sx = 6 . 2 2 Sx = 7 . 3 6 Variable dependiente = REGRE5I0N (Regr) Fmax crftica .95 (8,11) = 7.87 Fmax = 3.35 (N.S.) ANAL ISIS DE VARIANZA FUENTE VARIACION s.c. G.L. M.C. F PRDBABILIDAD A (TSH) 263.69 1 263.69 6.20 p = 0.01 B 0.67 1 0. 67 0.01 N.S. AB 5.27 1 5.27 0.12 N.S. ERROR 1529.20 36 62.67 C (Situaciones) 389.05 1 389.05 33.86 p ^O.DDl CA 0. 66 1 0.66 0.05 N.S. CB 23.97 1 23.97 2.08 N.S, CAB 0.33 1 0.33 0.02 N.S. ERROR 613.80 36 11.69 Table 30. Indicacion de diseRo, mediae, desviaciones tipicas, prueba de Fmax, y analisis de uarianza. 253 TSH. TSH. T4. T6, T6. T4. BASAL PRE-EXAMEN X = 9.67 X = 19.50 5 X = 3.63 Sx = 6.54 X = 10.30 X = 21.80 Sx = 4.30 Sx = 6.77 X = 12.08 X = 19.50 Sx = 6.80 Sx = 6.14 X = 11.67 X = 27.00 Sx = 5.46 Sx = 5.62 Variable dependiente = ANSIEDAD (Ans) Fmax crftica ,95 (6,11) = 7.87 Fmax = 3.50 ANALISIS DC VARIANZA JENTE VARIACION S.C. G.L . M.C. F FROBABILIDAD A (TSH) 93.11 1 93.11 1.95 N.S. B (T4) 115.76 1 115.76 2.42 p= 0.12 AB 19.87 1 19. 87 0.62 N.S. ERROR 1723.40 36 47.87 C (Situaciones)2242.29 1 2242.29 116.79 p-=D. 001 CA 2.32 1 2. 32 0.12 N.S. CB 105.97 1 105.97 5.63 p -= 0. 05 CAB 45.07 1 45.07 2.30 N.S. ERROR 703.20 36 19.53 Tabla 31. Indicacion de diseRo, médias, desviaciones tfpicas, prueba de Fmax, y analisis de uarianza- 256 BASAL PRE -EXAMEN 1 X = 10. 00 X = 16.25 ;T4, Sx = 3. 06 ■ Sx = 6.61 TSH, i----- X = 11. 20 X = 15.60 |T4: Sx = 3. 06 Sx « 6.99 1 1 X = 11. 58 X = 19.58 Sx = 5. 07 Sx = 6.71 TSH; i— - 11 X = 10. 83 X = 18.16 1 T4, «1 Sx - 6. 26 Sx = 6.70 Variable dependiente = EST RE5 (Est) Fmax crxtica .95 (8 ,11) = 7 .87 Fméx = 6.98 (N.S. ) ANALISIS DE VARIANZA FUENTE VARIACION S.C. G.L. M.C. F PROBABILIOAD A (TSH) 61.76 1 61 . 76 1.83 N.S B (T6) 3.80 1 3.80 0.11 N.S AB 7.30 1 7.30 0.22 N.S ERROR 1211.16 36 33.66 C (Situaciones) 767.05 1 767.05 55.83 p < 0.001 CA 27.51 1 27.51 2.00 N.S CB 8.51 1 8.51 0.62 N.S CAB 2. 20 1 2.20 0.16 N.S ERROR 696.59 36 13.76 Tabla 32. Indicacion de diseRo, médias, desviaciones tfpicas, prueba de Fmax, y analisis de varianza. 255 BASAL PRE-EXAMEN :t 6, X = 17.25 X = 15.25 5x = 6.82 Sx = 3.95 T SH, j_____ X = 18.00 X = 16.90 ;T4i Sx = 6.16 Sx = 6.90 1 1 X = 18.50 X = 15.00 ;T4, Sx - 5.55 Sx = 5.30 TSH, '___I , 1 X = 16.00 X = 11.50 1 TAj, 1 Sx - 6.60 Sx = 3.83 Variable dependiente = EXTRAVERSION (Ext) Emix crftica .95 (8,11) = 7.87 Fmax = 2.09 (N.S.) ANALISIS DE VARIANZA FUENTE VARIACION S.C. G.L. M.C. F PROBABILIOAD A (TSH) 67.26 1 67.26 1.25 N.S. B (T6) 16.95 1 16.95 0.60 N.S. AH 81.61 1 81. 61 2.15 N.S. ERROR 1363.18 36 37.86 C (Situaciones) 162,16 1 162.16 19.18 p ^ O . O l CA 27.70 1 27.70 3.76 p = 0.05 “0 0.01 1 0.01 0.00 N.S. CAB 6.16 1 6.16 0.56 N.S. ERROR 266.69 36 7.60 Tabla 33. Indicacion de diseRo, médias, desviaciones tfpicas, prueba de Fmax, y analisis de varianza. 256 BASAL PRE -EXAMEN 1 X = 18.00 X = 15.92 Sx = 6.01 Sx = 5.66 TSH, ---- 11 X = 21.10 X = 18.50 Sx = 6.97 Sx = 6.57 X = 18.00 X = 13.00 Sx = 5.11 Sx = 5.66 TSH. _t p i1 X = 18.50 X = 16.67 1 Sx - 5.63 Sx = 7.55 Variable dependiente = AROUSAL (Arou) F max crftica .95 (a ,11) * 7 .87 Fmax = 2.30 (N.S. ) ANALISIS DE VARIANZA FUENTE VARIACION S.C. G.L. M.C. F PROBABILIOAD A (TSH) 100.87 1 100.87 1.80 N.S B (T6) 71.10 1 71.10 1.27 N.S. AB 16.26 1 16. 26 0.25 N.S. ERROR 2022.07 36 56.16 C (Situac. ) 210.80 1 210.80 20.90 p -i 0. 01 CA 19.87 1 19 . 87 1.97 N.S CB 0 . 6 8 1 0 . 6 8 0.05 N.S. CAB 3.26 1 3.26 0.33 N.S. ERROR 363.07 36 10.08 Tabla 36. Indicacion de diseRo, médias, desviaciones tfpicas, prueba de Fmax, y analisis de varianza. 257 BASAL PRE-EXAMEN TSH, TSH. T6. T6, T4. T4. X = 13.83 X = 18.00 Sx = 6.59 Sx = 6.79 X = 10.90 X = 13.20 Sx = 7.04 Sx = 5.30 X = 13.66 X = 20.58 Sx » 8.16 Sx = 7.34 X = 11.50 X = 20.16 Sx = 8.54 Sx = 7.44 Variable dependiente = FATIGA (Fati) Fmax crftica .95 (8,11) = 7.87 F max = 2.59 (N.S.) ANALISIS DE VARIANZA FUENTE VARIACION S.C. G.L. M.C. F PRDBABILIDAD A (TSH) 114.99 1 114.99 1.49 N.S. B (-4) 122.80 1 122.80 1.59 N.S. AB 30.60 1 30.60 0.39 N.S. ERROR 2780.06 36 77.22 C (Situaciones) 561.00 1 561.00 22.70 p -cO.OOl CA 95.90 1 95.90 3.88 p = 0.05 CB 0.01 1 0.01 G.00 N.S. CAB 15.09 1 15.09 0.61 N.S. ERROR 890.00 36 24.72 Tabla 35. Indicacion de diseRo, médias, desviaciones tfpicas, prueba de Fmax, y analisis de varianza. 258 BASAL PRE -EXAMEN : T4, TSH, J.---- ;T4i ;T4, TSH; 1--- 11 X = 6. Sx = 5 75 . 29 X = Sx 13.08 = 6.33 X = 10 Sx = 4 .10 .14 X = Sx 11.60 = 5.77 X = 10 Sx = 7 .33 .51 X = Sx 14.58 • = 5.23 X = 7. Sx = 6 66 . 88 X = Sx 15.33 * 5.98 Variable dependiente = CULPA (Culp) Fmax crftica .95 (8 Fmax = 3.29 11) = 7 .87 ANALISIS DE VARIANZA FUENTE VARIACION S.C. G.L . M.C. F PROBABILIOAD A (TSH) 47.01 1 47.01 0.83 N.S B (T4) 0.00 1 0. 00 0.00 N.S AB 16.51 1 16.51 0.30 N.S. ERROR 2025.33 36 56.26 C (Situseiones) 450.06 1 450.06 31.31 p -=0.001 CA 19.23 1 19.23 1.34 N.S CB 2.31 1 2.31 0.16 N.S CAB 78.53 1 78.53 5.47 p ^ O . 0 5 ERROR 517.37 36 14.37 Tabla 36♦ Indicacion de diseRo, médias, desviaciones tipicas, prueba de Fmax, y analisis de varianza. 259 BASAL PRE-EXAMEN TSH, TSH, T4, T4, T6, T4, X = 13.58 X = 15.91 Sx - 5.93 Sx = 4.42 X = 15.40 X = 18.00 Sx = 6.18 Sx — 4.62 X = 12.50 X = 18.50 Sx = 6,89 Sx = 3.80 X - 14.66 X = 19.66 Sx = 7.28 Sx = 5.45 Variable dependiente = DEPRESION (Depr) Fmax critica .95 (8,ll) = 7.87 Fmax = 3.67 (N.S.) ANALISIS DE VARIANZA FUENTE VARIACION S.C. G.L . M.C. F PRDBABILIDAD A (TSH) 4.31 1 4.31 0.08 N.S. B (T4) 52.31 1 52.31 1.06 N.S. AB 1.31 1 1.3. 0.03 N.S. ERROR 1763.11 36 48.97 r (Situaciones) 274.82 1 274.82 20. 90 p 0 . 01 _A 35.75 1 35.75 2.72 P =0.10 CB 1.75 1 1.75 0.14 N.S. CAB 3.60 1 3.60 0.28 N.S. ERROR 473.27 36 13.14 Tabla 37. Indicacion de diseRo, médias, desviaciones tipicas, prueoa de Fmax, y analisis de varianza. 260 TSH, TSH, BASAL PRE-EXAMEN ;T4, X= 11.41 X= 15.66 5x= 5.66 Sx= 5.41 X= 10.50 X= 15.00 Sx= 4.03 Sx= 3.97 1 ( X= 14.91 X= 18.58 ' T4, Sx= 5.29 5x= 4.12 X= 14.00 X* 20.16 ! T4,• 1 1 5x= 5.25 Sx= 8.42 Variable dependiente = REGRESION (Reqr) Fmax crftica .95 (6,11) = 7.87 Fmax = 4.6 9 (N.S.) a n a l i s i s DC VARIANZA FUENTE VARIACION B.C. G.L. M.C. F PROBABILIOAD A (TSH) 262.50 1 262.50 6.19 p = 0.01 B (T4) 0.96 1 0. 96 0.03 N.S. AB 5. 84 1 5-84 0.14 N.S. ERROR 1527.61 36 42. 43 C (Situaciones) 398.46 1 398.46 33.75 P < 0.001 CA 1.35 1 1. 35 0.12 N .S. CB 8.72 1 8. 72 0.74 N.S. CAB 5.84 1 5.84 0.50 N.S. ERROR 425.12 36 11.80 Tabla 38. Indicacion de diseRo, médias, desviaciones tfpicas, prueba de Fmax, y analisis de varianza. 261 C, BASAL PRE-EXAMEN X = 12.66 X = 23.66 Sx 5 5.56 Sx = 6.38 X = 9.62 X = 22.16 t-i Sx = 5.62 Sx = 7.66 X = 7.60 X = 16.00 E, Sx = 3.86 Sx = 3.93 X = 10.30 X = 18.70 Sx = 3.63 Sx — 5.86 Variable dependiente = ANSIEDAD (Ans) Fmax critica .95 (8,16) = 5,19 Fmax = 6.65 (N.S.) ANALISIS DE VARIANZA FUENTE VARIACION S.C. G.L. M.C. F PROBABILIOAD A (C) 261.16 1 261.16 5.77 p < 0. 05 B (E) 0. 70 1 0.70 0.02 N.S. AB 107.70 1 107.70 2.58 p =0.11 ERROR 1506.65 36 61.86 C (Situaciones)1662.65 1 1662.65 76.01 p <0.001 CA 65.22 1 65.22 2.06 N.S. CB 2. 30 1 2.30 0.10 N.S. CAB 3.67 1 3.67 0.17 N.S. ERROR 787.50 36 21.87 Tabla 39. Indicacion de diseRo, médias, desviaciones tfpicas, prueba de Fmax, y analisis de varianza. 262 BASAL PRE-EX*MEN E, El X = 11.50 X = 19.22 Sx = 6.71 Sx = 6.39 X = 9.16 X = 15.00 Sx = 3.89 Sx — 5.53 X = 11.60 X = 13.80 Sx = 6.03 Sx - 6.65 X = 10.70 X = 17.30 Sx = 2. 95 Sx = 3.83 Variable dependiente = E5TRES (Est) Emax crftica .95 (8,16) = 5.19 Emax = 6.69 (N.S.) ANALISIS DE VARIANZA r U E N T E V A R I A C I O N S.C. G.L . M.C. r P R D B A B I L I D A D A (C) 2.15 1 2.15 0.06 N.S. B (E) 15 .8 8 1 15.88 0.69 N.S. AB 8 6 . 5 2 1 8 6 , 5 2 2.60 p= 0.11 E R R O R 1 1 6 6 . 8 2 36 32.61 C (Si tuaciones) 5 0 2 . 6 2 1 5 0 2 . 6 2 38.01 D < 0.001 CA 22.91 1 22.91 1.73 N.S. CB 6. 66 1 6.66 0.68 N.S. CAB 39 . 3 7 1 3 9 . 3 7 2. 98 p = 0.09 E R R O R 6 7 5 . 8 3 36 13.21 Tabla 60. Indicacion de disePo, médias, desviaciones tfpicas, prueba de Emax, y analisis de varianza. 263 BASAL PRE-EXAMEN I X = 16.05 X = 12.00 1 El 1 Sx = 6.81 Sx = 6.07 11 X = 20.00 X^= 19.71 |E, Sx = 6.69 Sx = 2,87 1 1 X = 18.20 X = 17.00 |Ej Sx = 3.89 Sx = 3.53 111 X = 16.50 X = 16.20 |Ei 1 Sx = 6.76 Sx = 6.07 Variable dependiente = EXTRAVERSION (Ext) Emax critica .95 (8,16) = 5.19 Emax = 2.80 ANALISIS DE VARIANZA E Ü E M E VARIACION S.C. G.L . M.C. E PROBABILIOAD A (C) 6.55 1 6.55 0.15 N.S. B (E) 126.91 1 126.91 6.20 p <0.05 AB 168.30 1 168.30 6.99 p <0.05 ERROR 1070.62 36 29.73 C (Situaciones) 61.68 1 61.68 8.79 p <0.01 CA 0. 70 1 0. 70 0.10 N.S. CB 7.15 1 7.15 1.01 N.S. CAB 23.79 1 23.79 3.60 p = 0. 07 ERROR 252.63 36 7.01 Tabla 61. Indicacion de diseRo, médias, desviaciones tipicas, prueba de Emax y analisis de varianza. 266 BASAL PRE -EXAMEN « X = 17.83 X = 13. 88 J E, Sx - 5.33 Sx = 5.92 11 X = 19.00 X = 15.57 1 Sx = 6.11 Sx = 6.77 1 1 X = 18.80 X = 17.60 ; E, Sx = 5.01 Sx = 6.16 c, ,___ 11 X = 20.60 X = 17.30 I Ej 1 Sx = 5.66 Sx = 7.11 Variable dependiente = AROUSAL (Arou) Fmax crftica .95 (8 ,16) = 5 .19 1" max = 2.92 (N.S. ) ANALISIS DE VARIANZA rUEK’TE VARIACION S.C. G.L. M.C. F PROBABILIDAD A (C) 66.30 1 66.30 1.10 N.S B (E) 18.97 1 18.97 0.32 N.S. AB 1.82 1 1.82 0.03 N.S ERROR 2096.71 36 58.26 C (Situaciones) 161.61 1 161.61 13.67 p <0.01 CA 8.28 1 8.28 0.79 N.S. CB 2.51 1 2.51 0.26 N.S. CAB 6.86 1 6.86 0.65 N.S. ERROR 377.77 36 10.69 Tabla 62. Indicacion de disePo, médias, desviaciones tfpicas, prueba de Fmax, y analisis de varianza. 265 Cl -....... BASAL r— - • ■ PRE-EXAMEN X = 14.44 X = 20.72 Ci Sx = 7.76 Sx = 6.56 X = 14.00 X = 19.28 Ci Sx = 7.72 Sx = 6.15 X = 13.00 X = 15.80 Ci Sx = 6.36 Sx = 4.97 X = 8.50 X = 12.90 Ci Sx = 5.94 Sx = 7.30 Variable dependiente = FflTIGA (Fati) Fmax crftica .95 (8,16) = 5.19 Fmax = 2.43 (N.S.) ANALISIS DE VARIANZA rOENTE VARIACION S.C. G.L. M.C. F PROBABILIOAD A (C) 334.20 1 334.20 6.93 p <0.05 B (E) 86. 41 1 86.41 1.28 N.S. AB 30.55 1 30.55 0.45 N.S. ERROR 2439.55 36 67.76 C (Ssituaciones) 353.18 1 353.18 13.19 p <0.01 CA 19.10 1 19.10 0.72 N.S. CB 0.36 1 0.37 0.02 N.S. CAB 6.74 1 6.74 0.25 N.S. ERROR 964.11 36 26.78 TABLA 43. Indicacion de diseRo, médias, desviaciones tfpicas, prueba de Fmax, y analisis de varianza. 266 C, BASAL PRE-EXAMEN X - 9.66 X = 16.89 ; c. 1 Sx « 7.66 Sx = 5.66 1— 1 X = 8.71 X = 12.71 1 C; t Sx - 6,38 Sx = 6.02 1 1 X = 7.00 X = 9.60 ! Cl Sx = 6.51 Sx = 6.18 11 X = 6.20 X = 13.60 ; c% 1 Sx = 6.26 Sx a: 6.13 Variable dependiente = CULPA (Culp) Fmax critica .95 (8,16) = 5.19 Fmax = 3.62 (N.S.) ANALISIS DC VARIANZA FUENTE VARIACION S.C. G.L M.C. F PROBABILIDAD A (C) 60.78 1 60.78 1.12 N.S. B (E) 5.18 1 5.18 0.09 N.S. AB 72.93 1 72.93 1.36 N.S, ERROR 1969.67 36 56 . 70 C (Situaciones) 290.67 1 290.67 17.66 p <0.01 CA 2.02 1 2 . 02 0.12 N.S. CB 3.17 1 3.17 0.20 N.S. CAB 17.88 1 17.88 1.08 N.S. ERROR 592.35 36 16.65 Tabla 66. Indicacion de diseno , médias. desviaciones tipicas. prueba de Fmax, y analisis de varianza. 267 C, C, BASAL PRE-EXAMEN X = 1 4 . 6 6 X = 1 9 . 1 1 Sx =t 6 . 8 5 Sx e 4 . 1 5 X = 1 4 . 7 1 X = 1 8 . 4 3 Sx = 6 . 8 4 Sx = 3 . 9 9 X = 1 1 . 0 0 X = 1 4 . 0 0 Sx = 6 . 0 4 Sx = 5 . 7 8 X = 1 3 . 3 0 X = 1 6 . 5 0 Sx = 5 . 6 1 Sx = 3 . 8 0 Variable dependiente = DEPRESION (Depr) Emax critics .95 (6,16) = 5.19 F max = 3.24 ANALISIS DE VARIANZA JENTE VARIACION S.C. G.L. M.C. F PROBABILIOAD A (C) 147.37 1 147.37 3.23 p = 0,08 B (E) 17.40 1 17.40 0.38 N.S. AB 29. 63 1 29.63 0. 65 N.S. ERROR 1646.78 36 45.74 C (Situaciones) 206.82 1 206.82 14.40 p -< 0. 01 CA 3.85 1 3.85 0.27 N.S. CB 0.28 1 0. 28 0.02 N.S. CAB 0.B6 1 0.86 0.06 N.S. ERROR 516.73 36 14.35 T g bla 45. Indicacion de diseRo, médias, desviaciones tipicas, p.'ueba de Fmax, y analisis de varianza. 266 BASAL PRE-EXAMEN 1 : c, 1 i X = 15.44 Sx = 5.69 X = 20.16 Sx = 5.92 X = 11.28 Sx = 3.68 X = 16.14 Sx = 3.07 1 t ; Ci Ci u.__ X = 8.60 Sx = 4.44 X = 12.20 Sx = 2.64 1 C, 11 X = 10.50 Sx = 3.17 X = 14.50 Sx = 3.80 Variable dependiente = REGRESION (Rear) Fmax critica .95 (6 Fmâx = 4.05 (N.S.) ,16) = 5.19 ANALISIS DE VARIANZA FUENTC VARIACION S.C. G.L. M.C. F PRDBABILIDAD A (C) 298.15 1 298.15 9. 24 p < 0.01 B (E) 15.91 1 15.91 0.50 N.S AB 153.81 1 153. 81 4.77 p < 0.05 ERROR 1162.39 36 32.28 C (Situaciones) 296.06 1 296.06 24.57 p < 0.001 CA 3.93 1 3.93 0.33 N.S CB 0.28 1 0.28 0.02 N.S CAB 0.07 1 0.07 0.00 N.S ERROR 433.83 36 12. 05 Tabla 46. Indicacion de diseRo, médias, desviaciones tipicas, pruebe de Fmax, y analisis de varianza. 269 BASAL PRE-EXAMEN T4, X = 10.93 Sx * 4.79 X = 20.25 Sx = 6.26 T4, X = 11.20 X = 24.20 Sx = 6.01 Sx= 6.83 T4, X = 10.75 X = 18.00 Sx = 7.00 Sx == 6.21 X = 10.63 X = 23.54 Sx = 4.20 Sx = 6.96 Variable dependiente = AN5IE0AD (Ans) Fmax crftica .95 (8,15) = 5.19 Fmax = 2.77 (N.S.) ANALISIS DE VARIANZA FUENTE VARIACION S.C. G.L . n . c . F PROBABILIOAD A (P) 13.96 1 13.96 0.27 N.S. 0 (T4) 97.21 1 97.21 1.95 N.S. AB 1,55 1 1.55 0.03 N.S. ERROR 1803.37 36 50.09 C (Si tuaci ones) 1885.23 1 1885.23 92.09 p < 0.001 CA 4.84 1 4.84 0»24 N.S. CB 91 . 30 1 91.30 4.46 p < 0. 05 CAB 6.91 1 6.91 0.20 N.S. ERROR 736.91 36 20.46 Tabla 47. Indicacion de diseRo, médias, desviaciones tipicas, prueba de Fmax y anélisis de varianza. 270 BASAL PRE-EXAMEN 1 X = 10.56 X = 18.75 ;1 Sx = 3.75 Sx = 6.11 i TA. X = 13.20 X = 21.00 Sx = 2.88 Sx = 4.18 ! TA, X = 11.25 X = 16.25 Sx = 5.70 Sx = 4.92 !... 11 X = 10.09 X = 14.36 Sx = 3.4 7 Sx = 5.06 Variable dependiente = ESTRE5 (Est) Fméx crftica .95 (8,15) = 5.19 Fmâx = 4.93 ANALISIS DE VARIANZA FUENTE VARIACION S.C. G.L. M.C. F PRDBABILIDAD A (F) 139.61 1 139.61 4.48 p < 0. 05 B (T4) 3.54 1 3.54 0.12 N.S. AB 65.77 1 65.77 2.10 p = 0.15 ERROR 1473.47 36 40. 92 C (Situaciones) 666.87 1 666.87 50.68 p <0.001 CA 47.12 1 47.12 3.59 p =0.05 CB 1.29 1 1.29 0.12 N.S. CAB 0.12 1 0.12 0.00 N.S. ERROR 473.70 36 13.15 Tabla 48. Indicacion de diseRo, médias, desviaciones tfpicas, prueba de Fmâx y anâlisis de varianza. 271 T4. TA, 14, T4, -- — ----- BASAL ---- — -- — ---- PRE-EXAMEN X = 18.31 X = 14.68 Sx = 5.46 Sx = 5.00 X = 18.39 X = 15.40 Sx = 3.20 Sx = 3,50 X = 17.00 X = 16.00 Sx = 4.59 Sx = 3.74 X = 16.72 X = 14.63 Sx = 4.75 Sx = 5,90 Variable dependiente = EXTRAVERSION (Ext) Fmax critica .95 (8,15) = 5.19 Fmâx = 3.39 (N.S.) ANALISIS DE VARIANZA FUENTE VARIACION S.C. G.L . M.C. F PROBABILIOAD A (P) 6.20 I 6.20 0.15 N.S. B (T4) 0.73 1 0. 73 0.02 N.S. AS 6. 20 1 6.20 0.15 N.S. ERROR 1458.66 36 40.51 C (Situaciones) 98.65 1 98. 65 12.89 p < 0.01 CA 13.05 1 13.05 1 . 70 N.S. C0 0.22 1 0.22 0.03 N.S. CAB 3.07 1 3.07 0.40 N.S. ERROR 275.32 36 7.64 T £ b1a 49. Indicacion de diseRo, médias, desviaciones tfpicas, prueba de Fmâx y anâlisis de varianza. 272 T4, TA, TA, TA, BASAL PRE-EXAMEN X = 17.75 X = 13.62 1 Sx - 5.18 Sx = 5.61 X = 18.80 X = 12.80 u Sx = 5.5A Sx = 8.0A X = 18.50 X = 16.12 1 Sx = 6.32 Sx - 5.33 X = 20.72 X = 19.00 a Sx = 5.10 Sx = 5.81 Variable dependiente = AROUSAL (Arou) Fmâx crftica .95 (8,15) = 5.19 Fmâx = 2.38 (N.S.) ANALISIS DE VARIANZA FUENTE VARIACION S.C. G.L. M.C. F PRDBABILIDAD A (P) 135.28 1 135.28 2.46 p = 0.12 B (TA) 29.66 1 29.66 0.54 N.S. AB 2A.86 1 24.86 0.45 N.S. ERROR 1983.50 36 55 . 09 C (Situaciones) 211.SA 1 211.54 21.64 p <0.01 CA 37.90 1 37.90 3.88 p = 0.05 CB 1.57 1 1.57 0.15 N.S. CAB 6. 65 1 6.65 0.68 N.S. ERROR 351.90 36 9.77 T abla 50. Indicacion de diseRo, médias, desviaciones tfpicas, prueba de Fmâx y anâlisis de varianza. 273 --------- BASAL r— “■ -■ ■ — " PRE-EXAMEN X = 12.43 X = 19.25 : TA, 1 Sx = 7.22 Sx = 7.93 Pi r 1 X = 10.60 X = 17.20 i Sx = 7.62 Sx = 9.14 1 X = 16.37 X = 19.37: t a , Sx = 7,19 Sx = 5.29 Pt 11 i X * 11.36 X = 15.16 ! TA; 1 Sx = 7.60 Sx = 6.03 Variable dependiente = FATIGA (Fati) Fmâx crftica .95 (8 ,15) = 5.19 Fmâx = 2.98 (N.S.) ANALISIS DE VARIANZA FUENTC VARIACION S.C. G.L. M.C. F PROBABILIOAD A (P) 8.23 1 8.23 0.10 N.S . B (T4) 179.13 1 179.13 2.26 p = 0.14 AB 29.54 1 29.54 0.37 N.S ERROR 2858.22 36 79.39 C (Situaciones) 427.74 1 427. 74 16.44 p < 0 . 01 CA 45.44 1 45.44 1.75 N.S • CB 0.38 1 0.38 0.02 N.S • CAB 1.11 1 1.11 0.05 N.S . ERROR 936.63 36 26.01 Tabla 51. Indicacion de diseRo, médias, desviaciones tfpicas, prueua de Fmâx y anâlisis de varianza. 274 Pi T4, T4, T4, T4, BASAL FRE-EXAMEN X = 8.06 X = 14.87 Sx = 5.61 Sx = 5.26 X = 12.00 X = 16.40 Sx = 5.33 Sx = 5.27 X = 9.50 X = 11.75 Sx = 8.63 Sx = 6.40 X = 7.90 X = 11.45 Sx = 4.93 Sx = 5.80 Variable dependiente = CULPA (Culp) Fmax crftica .95 (8,15) = 5.19 Fmax = 3.06 (N.S.) ANALISIS DE VARIANZA FUENTE V A R I A C I O N S.C. G .L . n . c . F P R O B A B I L I D A D A (P) 120.19 1 120.19 2.21 p = 0.14 B (T4) 13.36 1 13. 36 0.25 N .S . AB 56.44 1 56.44 1.04 N.S. E R R O R 1958.08 36 54.39 C (Situaciones) 302.32 1 302.32 2 0 . 0 0 p < 0 . 0 0 1 CA 30.66 1 30.66 2.03 p = 0.16 CB 1.30 1 1. 30 0.09 N .5. C A B 14.36 1 14.36 0.95 N.S. E R R O R 544.93 36 15.13 Tabla 52. Indicacion de diseRo, médias, desviaciones tfpicas, prueba de Fmâx y anâlisis de varianza. 275 BASAL PRE -EXAMEN 11 X = 11.75 X = 17.68 ;TA, Sx e 5.68 Sx = 3.53 Pi 1----- 11 X « 13.20 X = 18.00 |TA; Sx = 5.86 Sx = 4.06 1 ! X = 15.62 X = 16.25 ;TA, Sx = 7.08 Sx = 5.54 P. L-. .Pt î- 11 X = 16.00 X = 18.63 ITA; 1 Sx = 6.69 Sx = 5.29 Variable dependiente = DEPRESION (Depr) Fmâx crftica .95 (B ,15) = 5 . 19 Fmâx = 3.93 (N.S. ) ANALISIS DE VARIANZA FUENIE VARIACION S.C. G.L. n.c. F PRDBABILIDAD A (P) 36.05 1 36.05 0.75 N.S B (TA) 21.38 1 21.38 0,45 N.S . AB 1.06 1 1.04 0.03 N.S ERFOR 1736.07 36 48.16 C (Situaciones) 206.81 1 204.81 16.86 p <0.01 CA 58.41 1 58.41 4.82 p < 0.05 CB 0.79 1 0.79 0.07 N.S . CAE 10.36 1 10.36 0.86 N.S ERFOR 437.07 36 12.14 Tabla 53. Indicacion de diseRo, médias, desviaciones tfpicas, prueba de Tmâx y anâlisis de varianza. 276 BASAL PRE-EXAMEN X = 12.81 X = 17.37 ;T4, Sx = 5.02 Sx = 4.97 1 X = 11.80 X = 17.20 Sx = 3.96 Sx = 3.96 p. i_- - X = 13.87 X = 16.62 Sx = 7«:07 Sx = 5.15 1 X = 11.81 X = 16.81 ! T 4a ! Sx = 5.17 Sx = 7.30 Variable dependiente = RECRESION (Reqr) Fmâx critics .95 (8,15) = 5.19 Emax = 3.39 ANAL ISIS DE VARIANZA rUENTE VARIACION B.C. G.L. M.C. r PROBABILIDÀD A (P) 0.00 1 0.00 0.00 N.B. B (T4) 9. 72 1 9.72 0.20 N.B. AB 0.47 1 0.47 0.00 N.B. ERROR 1791.48 36 49. 76 C (Situaciones) 327.88 1 327.88 27.95 p ^ O . 001 CA 5.11 1 5.11 0.44 N.B. CB 9.96 1 9.96 0.85 N.S. CAS 2.08 1 2.08 0.18 N.B. ERROR 422.31 36 11.73 — Tabla 54. Indicacion de diseMo, médias, desuiaciones tfpicas, prueba de Emax y analisis de varianza. 277 T4. T4, T4. T4. BASAL PRE-EXAMEN X = 11.68 X - 20.94 Sx = 5.83 Sx = 5.96 X = 11.14 X = 24.42 Sx = 5.20 Sx = 8.10 X = 9.25 X = 16.63 Sx = 4.55 Sx = 6.02 X e 10.55 X = 23.22 Sx = 4.45 Sx = 5.64 Variable dependiente = ANSIEDAD (Ans) Fmâx crftica .95 (8,15) = 5.19 F max «= 3.31 ANALISIS DE VARIANZA FUENTE VARIACION S. C. G.L M.C. F PROBABILIDAD A (E) 82.67 1 82. 67 1.76 N.S. B (T4) 133.31 1 133.31 2.84 p = 0.10 AB 27.82 1 27.82 0.59 N.S. ERROR 1693.94 36 47.05 C Si tuaci ones ) 2053.17 1 2053.17 100.13 p < 0.001 CA 7.04 1 7.04 0.35 N.S. ce 98.53 1 98.53 4.80 p < 0. 05 CAB 1.78 1 1. 78 0.09 N. S. ERROR 738.14 36 20.50 Tabla 55. Indicacion de médias , desv/iaciones tfpicas, diseRo, prupoas de Fmâx y analisis de varianza. 278 BASAL PRE-EXAMEN :T4, X = 11.87 X = 18.56 Sx = 4.36 Sx = 5.92 E l --- 11 X * 10.71 X = 16.85 Sx = 5.02 Sx = 6.41 X = 8.62 X = 16.62 Sx = 2.97 Sx = 5.57 E, 1 _ _ _ _ 11 X = 11.33 X = 16.11 Sx = 3.95 Sx = 3.85 Variable dependiente = ESTRES (Est) Fmâx critica ,95 (8,15) = 5.19 Fmâx = 4.65 ANALISIS DE VARIANZA FUENTE VARIACION S. C. G.L . M.C. F PROBABILIDAD A (E) 31. 98 1 31.98 0.94 N.S. B (T4) 0. 51 1 0.51 0.02 N.S. AB 29. 00 1 29.00 0.86 N.S. ERROR 1222. 67 36 33.96 C (Situaciones) 742. 71 1 742.71 52.02 p c 0.001 CA 0. 00 1 0.00 0.00 N.S, CB 16. 07 1 16.07 1.13 N.S. CAB 8. il 1 8.11 0.57 N.S. ERROR 513. 92 36 14.27 Tabla 56. Indicacion de diseRo, médias, desuiaciones tfpicas, prueba de Fmâx y anâlisis de varianza. 279 BASAL PRE-EXAMEN X = 17.18 X = 14.06 :t 6, Sx = 6.83 Sx = 4.38 ;T6, X = 15.00 X = 10.85 Sx = 6 . 08 Sx = 3.89 1« X = 19.25 X = 17.25 Sx = 5.75 Sx - 6.66 11 X = 19.00 X = 18.00 |T4i111 Sx = 3.77 Sx e 3.67 Variable dependiente = EXTRAVERSION (Ext) Fmâx critica .95 (8,15) = 5.19 F mâx = 2.65 ANALISIS DE VARIANZA FUENTE VARIACION S.C. G.L . M.C. F PROBABILIDAD A (E) 304.35 1 304.35 9.52 p <0.01 B (T4) 27.11 1 27.11 0.85 N.S. AB 39.33 1 39.33 1 .24 N.S. ERROR 1150.92 36 31. 97 C ( Situaciones) 119.40 1 119.40 15.78 p < 0 . 01 CA 20.62 1 20.62 2.73 p ■ 0.10 CE 0.00 1 0.00 0.00 N.S. CAB 4.61 1 4.61 0.60 N.S. ERROR 272.30 36 7.56 Tabla 5 7 . Indicacion de diseRo, médias, desviaciones tipicas, prueba de Fmâx y anâlisis de varianza. 260 BASAL PRE -EXAMEN 1 X = 17.93 X = 14.75 Sx — 5.55 Sx = 5.60 E, '____*“i r X = 18.28 X = 14.57 Sx = 4.57 Sx = 6.45 1 1 X = 18.12 X = 14.57 ! Sx = 5.57 Sx = 5.74 E. 1—*_- 11 X = 21.55 X = 19.00 1 T4a 1 1 1 Sx = 5.34 Sx = 7.08 Variable dependiente = AROUSAL (A rou) Fmâx critica .95 (B ,15) = 5 .19 ' F mâx = 2.34 (N.S. ) ANALISIS DE VARIANZA FUENTE VARIACION S.C. G.L. M.C. F PROBABILIDAD A (E) 55.66 1 55.66 1.00 N.S B (14) 86.22 1 86.22 1.55 N.S AB 79.64 1 79.64 1. 43 N.S ERROR 2007.25 36 55.75 C (Situaciones) 212.80 1 212.80 19.85 p -c 0 . 01 CA 0.01 1 0.01 0.00 N.S CB 1.54 1 1.54 0.15 N.S CAB 5.58 1 5.58 0.53 N.S ERROR 385.79 36 10.71 Tabla 5 6 » Indicacion de diseRo, médias, desviaciones tipicas, prueba de Fmâx y anâlisis de varianza. 261 BASAL PRE-EXAMEN I ! < f X = 15.12 X = 19.87 Sx = 7.55 Sx = 6.34 ! . . . X = 11.85 X = 19.14 Sx = 6.91 Sx = 7.31 i X = 11.00 X = 18.12 Sx = 6.32 Sx = 8.62i . . . 1 X = 10.55 X = 13.22 Sx = 8 . 06 Sx = 5,63 Variable dependiente = FATIGA (Fati) Fmâx critica .95 (8,15) = 5.19 Fmâx = 2.34 (N.S.) ANALISIS DE VARIANZA FUENTE VARIACION S.C. G.L. M.C. F PROBABILIDAD A (E) 194.27 1 194.27 2.59 p = 0.11 B (T4) 98.95 1 98.95 1.32 N.S. AB 2.05 1 2.05 0.03 N.S. ERROR 2710.20 36 75.28 C ,Si tuaci ones) 539.59 1 539.59 20.85 p "C 0 .01 CA 5.70 1 5.70 0. 22 N.S. CB 4.18 1 4.18 0.16 N.S. CAS 55.40 1 55.40 2.14 p = 0.15 ERROR 931.64 36 25.87 Tabla 5 9 . Indicacion de diseRo, médias, desviaciones tipicas, prueba de Fmâx y anâlisis de varianza. 262 BASAL PRE-LXAMLN TA, X = 9.37 Sx = 7.83 X = 13.31 Sx = 6.53 X = 8.42 X = 14.57 Sx = 5.96 Sx = 5.82 X = 6.87 X = 14.87 Sx = 3.69 Sx = 3.80 X = 9.77 X = 11.77 Sx = 4.91 Sx = 6.09 Variable dependiente = CULPA (Culp) Fmâx critica .95 (8,15) = 5.19 Fmâx = 6.50 (N.S.) ANALISIS DE VARIANZA FUENTE VARIACION S.C. G.L. M.C. F PROBABILIDAD A (E) 6.42 1 6.42 0.11 N.S. B (T4) 0.01 1 0.01 0.00 N.S. AB 0.29 1 0.29 0.00 N.S. ERROR 2099.57 36 58.32 C (Situaciones) 456.67 1 456.67 31.38 p -£ 0.001 CA 0.00 1 0.00 0.00 N.S. CB 16.30 1 16.30 1.12 N.S. CAB 76.25 1 76.25 5 .24 p ^ O . 0 5 ERROR 523.89 36 14.55 Tabla 60. Indicacion de diseMo, médias, desviaciones tipicas, prueba de Fmâx y anâlisis de varianza. 283 BASAL PRE-EXAMEN t X = 13.25 X = 17.25 j T 4 , Sx = 6.68 • Sx = 4.90 X = 15.28 X = 19.71 ;T4i Sx = 7.13 Sx = 4.82 1 1 X = 12.62 X = 17.12 :T4i Sx = 5.90 Sx = 3, 75 11 X = 15.00 X = 17.44 1 T4, 1 Sx - 6.18 Sx = 4,85 Variable dependiente = DEFRESION (Depr) Fmâx critica .95 (8 ,15) = 5.19 Fmâx = 3.61 (N.S.) ANALISIS DE v a r i a n z a FUEVTC VARIACION S.C. G.L. M.C. F PROBABILIDAD A (C) 12.37 1 12.37 0.26 N.S B (T4) 58.62 1 58.62 1.20 N.S A3 3.69 1 3.69 0.08 N.S ERROR 1755.85 36 48.77 C (Situaciones) 267.66 1 267.66 16.82 p ̂ 0.01 CA 2.49 1 2.49 0.18 N.S L3 2.99 1 2.99 0.21 N.S CAB 6.98 1 6.98 0.50 N.S t RROR 511.96 36 14.22 Tabla 6 1 . Indicacion de diseMo, médias, desviaciones tipicas, prueba de Fmâx y anâlisis de varianza. 2 6 4 T4. T4, T4, T4, BASAL PRE-EXAMEN X = 14.50 X = 18.12 Sx = 6.33 Sx = 5.48 X = 12.71 X = 19.14 ; Sx = 5.70 Sx = 7,15 X = 10.50 X = 15.12 1 Sx = 3.62 Sx = 3.94 X = 11.11 X = 15.22 l Sx = 3.95 Sx = 4.14 Variable dependiente = RECRESION (Depr) Fmâx critica .95 (8,15) = 5.19 Fmâx = 3.90 (N.S.) ANALISIS DE VARIANZA FUENTE VARIACION S.C. G.L. M.C. F PROBABILIDAD A (E) 177.63 1 177.63 4.00 p = 0.05 B (T4) 0.00 1 0.00 0.00 N.S. AB 2.46 1 2.46 0.06 N.S. ERROR 1601.23 36 44.47 C (Situaciones) 399.85 1 399.85 34.43 p 0.001 CA 1.96 1 1 . 96 0.17 N.S. CB 5.94 1 5.94 0.94 N.S. CAB 12.46 1 12.46 1.07 N.S. ERROR 418.11 36 11.61 Tabla 6 2 . Indicacion de diseMo, médias, desviaciones tipicas, prueba de Fmâx y anâlisis de varianza. 285 L, T 5 H , T5H, TSH, T5H, BASAL PRE-EXAMEN X = 9.00 X = 18.72 Sx = 3.76 Sx = 7.19 X = 13.83 X = 25.00 Sx - 6.06 Sx = 4.69 X = 10.90 X = 22.36 Sx= 3.91 Sx = 5.67 X = 8.16 X = 16.00 Sx = 5.07 Sx = 6.81 Variable dependiente = ANSIEDAD (Ans) Fmâx crftica .95 (8,11) = 7.87 Fmâx = 3.69 (N.S.) ANALISIS DE VARIANZA FUENTE VARIACION S.C. G.L. M.C. F PROBABILIDAD A (E) 96.32 1 96.32 2.60 p = 0 . 1 1 B (TSH) 4.63 1 4.63 0.13 N.S. AB 473.03 1 473.03 12.78 p c 0 . 01 ERROR 1332.42 36 37.01 C (Situaciones)1869.49 1 1869.49 83.53 p 88 73 50 27 12 0* ♦ 0 7.39 20.09 54.60 148.41 403.43 CONC. Figure 3. Curve estandar de aproximacion logaritmica utilizada para la medida de la T4. Galanterie del Dr. Armando Merino. 296 Mujer Figura 4 . Perfil MMPI correspondiente al subgrupo de mujeres (n=28) y obtenido a partir de las puntua- clones médias. Se aplico la correccion de K a las puntuaciones directas. 297 Varon JS=- Figura 5 . Perfil MMPI correspondiente al subgrupo de varones (n=12) y obtenido a partir de las puntuacio­ nes médias. Se aplico la correccion de K a las pun­ tuaciones directas. 298 30 25 - e Basal — -* Pre-examen ••• p < 0 .001 ** p < 0 . 01 N = 40 20 - 15 10 - 5 - • * •r Ans Est Ext Arou Fati Culp Depr Regr Fiqura 6 . Representacion grafica de los valores me- dios obtenidos en las variables de estados emocionales (850), en situacion Basai y en situaciôn Pre-examen. El efecto de la ’’situacion" es estadisticamante signi'i< cativo para todas las variables. + 100 299 + 75 + 25 r -25 -50 -75 Ans Ext Arou Fati Culp Depr RegrEst -lOC Figura 7 , Pre-examen con respecte a la situacion Basai, en las 8 variables de estados emocionales del 850. Los valores po­ sitives indican el % de incremento en la media de cada variable; los valores negatives indican el % de decremen- to en la media de cada variable. N = 40 sujetes. 300 tXTRAVERSION 30 25 20 ITSH TSH 10 Basal Pre-examen Figura 8 . Efectos de interaccion entre TSH y C (Situa­ ciones) sobre la variable dependiente Extraversion del 850. Los sujetos con TSH alta tienden a exhibir menor grade de extraversion durante la situacion de tension (Pre-examen) ( p = 0.05). La ordenada expresa las puntua­ ciones médias de cada subgrupo en Extraversion. Los va­ lores medios de TSH*y TSH^han sido obtenidos a partir de la tabla 25 del siguiente modo: TSH*= (TSHjT3i + TSHjT3jt)/2; TSHa= (TSH^T3, 4 TSH2T3a)/2. 301 FATIGA 30 25 TSH, 20 ■TSH, 10 Basai Pre-examen Figura 9 » Efectos de interaccidn entre TSH y C (Situa- ciones) sobre la variable dependiente Fatiga del 850. Los sujetos con TSH alta tienden a sentirse mas Fatiga- dos durante la situacidn Pre-examen ( p =0.05). La or- denada expresa las puntuaciones médias de cada subgru- po en Fatiga. Los valores medios de TSH* y TSH^han sido obtenidos por un procedimiento similar al indicado en la figura 0 » s partir de la tabla 27. 302 DEPRES I Of\i 30 25 20 TSH, 15 I D Basal Pre-examen r iqura ID. EFectos de interaccion entre TSH y C (Situa- ciones) sobre la variable dependiente Depresion del BSD, Los sujetos con TSH alta tienden a sentirse menos depri- midos en situacion Basal y mas en situation Pre-examen (p = 0.05). La ordenada expresa las puntuaciones médias de cada suborupo en Depresion. Los valores medios de TSHi y TSHj ban sido obtenidos a partir de la tabla 29, utilizando un procedimi ento seme jante al indicado en la figura 8. 303 R E C R C S I O N 30 25 20 ^ TSH TSH I D Basal Pre-examen Figura 11 » Relacion entre TSH y puntuaciones en la variable dependiente Regresion del 850. Los sujetos con TSH elevada tienden a puntuar mas alto en regresion en ambas situaciones. La ausencia de interacion entre TSH y C (Situaciones) se evidencia por el paralelismo de las rectas. Los valores medios de TSH*y TSH^han sido obtenidos a partir de la tabla 30, siguiendo un proce- dimiento seme jante al indicado en la figura 8. (p*0.01) 3 0 6 ATv S I L D A D 30 20 10 Basal Pre-examen riqura 12» EFectos de interaccion entre TA y c (Situa­ ciones con respecte a la variable dependiente Ansiedad del BSD. Los individuos con TA alta tienden a exhibir mayor ansiedad durante situaciones de maxima tension emocional (Pre-examen) L1 efecto de esta interaccion es estadi sticamente significative (p^D.OS). En la or­ denada se indican las puntuaciones médias de cada sub- grupo en Ansiedad. Los valores medios de 1 os subgrupos TSH* y TSH^se h an obtenido s partir de la table 31; se utilize un procedimiente similar al de la fia. 8. 305 CULPA 30 25 20 15 .TSH TA, 10 Basal Pre-examen Figure 13. Interaccion TSHxTAxSituaciones (p^O.05). En la ordenada se indican los valores medios de cada suborupo para la variable Culpa del 030. Los datos ban sido obtenidos de Is tabla 36. 3 0 6 CULPA 30 25 20 15 10 • TSH. F'iour8 14. Interaccion TSHxT4 en las dos situaciones. La interaccion T5HxT4x5ituaciones es estadisticamente signi f i cati \>a (p -cD.DS). Las dos lineas superiores se refieren a la situacion Pre-examen; las dos inferio- res a la Basal. En la ordenada se indican los valores medios de cada subgrupo pare le variable Culpa (BSD). Los datos se ban obtenido de la tabla 36. 307 ANSIEDAD 30 25 Figura 15. Efectos de la variable indenendiente C (Con­ trol emocional) sobre la Ansiedad (p<0.05), y de la in­ teraccidn CxE (ControlxExtraversidn) (p = 0.11) sobre di- ch a variable. Las dos lineas superiores se refieren a la situacidn Pre-examen; las dos inferiores a la Basai. En la ordenada se indican los valores medios de cada sub- grupo en la variable dependiente Ansiedad (8SC). Los datos se han obtenido a partir de la tabla 39, 30B EXTRAUERSIOK 30 25 20 15 ID C2. Figura 16. Efectos de la variable inderendiente Extra- version (E) (p 0.05) y Paranoia ( F (2,58) = 1.16, p^D. 0 5) . Esto sugiere que existen diferencias significativas entre los grupos para 7 de las 10 esca­ las clinicas del MMPI. Se aplicd la prueba de Scheffé en estas 7 varia­ bles comprobandose, en todas ellas, oue no existen di­ ferencias significativas entre las médias de los gru­ pos 1 y 2. Si n embargo, si existen diferencias entre las médias de los grupos 1 y 3 (pc O.OOl) y 2 y 3 (pcO.DOl); es decir, los dos grupos expérimentales (1 y 2) difieren significativamente del grupo de con­ trol, pero no difieren entre si. Nos ha llamado la atencidn el hecho de oue las pruebas de Scheffé hayan evidenciado un patron de diferencias entre mé­ dias seme jante para las 7 variables clinicas, y con un alto grado de si oni f icacidn estadistica. Esto pa- 343 rece denotar que apenss existen diferencias entre los dos grupos expérimentales, siendo, en cambio, muy altas las diferencias entre estos grupos y el. grupo de con­ trol. Han sido representadas oraficamente las médias de las ID escalas clinicas del MMPI en la figura 28. En esta figura se expresan las puntuaciones médias de cada grupo para cada variable; en las variables que fueron transformadas (Hs, Hy y Pd) se ha empleado la media retransformada (para la representacion grafica), en lugar de la media original o de le media transfor­ mada. La figura indica también el grado de si gni f ica- cion estadistica de las diferencias entre médias. En las figuras 29 y 30 se exponen los perfiles T correspondientes a los très grupos, expresandose por separado los perfiles de los varones (figura 29) y los de las mujeres (figura 30). No existen apenas diferencias entre los los perfiles de la figura 29 y los de la figura 30. Tampoco parecen existir dife­ rencias entre los perfiles correspondientes a los grupos 1 y 2, lo cual esté de acuerdo con los ante- riores anélisis utilizando la prueba de Scheffé; ambos grupos exhiben un perfil caracteristico en for­ me de 1/ que se observé el los perfiles i ndi viduales 364 de los pacientes hipertiroideos con o sin tratamiento. Los perfiles del grupo de control son bastante norma­ les, con valores que apenas superan la puntuacion T de 50. Contrariamente, los perfiles de los grupos ex­ périmentales exhiben puntuaciones T que se acercan o superan el valor 70 en las 6 variables siguientes: Hs, D, Hy, por una parte, y 5c, Ma y Si, por otra} permaneciendo Pd, Mf y Pa re1 at i vamente normales; es­ te fenomeno contribuye a configuras la caracteristica forma de V que parecen adopter los perfiles de los sujetos hipertiroideos. c) Variables adicionales del MMPI Se han considerado las 5 escalas adicionales del MMPI siguientes: Puerza del yo (Es), Dependencia (Dy), Dominancia (Do), Responsabilidad (Re) y Con­ trol (Cn). Los resultados de los tratamientos esta- disticos de estas variables estan expresados en las tablas 99, 100, 101, 102 y 103. Como puede apreciar- se en las citadas tablas, los anélisis de varianza indican que no existen diferencias significatives entre los tres grupos para la variable Re , pero si para las 6 restantes, esto es, para Es ( F (2,58) = 29, p ^ O. O Ol ) , Dy ( F(2,58) = 5.46, p ^ O . O l ) , Do ( F (2,58) = 42. 4, p ^ O . O O l ) y Cn ( F(2,58) = 19. 36, 365 p ^ 0 . 0 0 1 ) . La aplicaeion de las 6 correspondientes pruebas de Scheffé euidencia que no existep diferencias esta- disticamente significatiuas entre los grupos 1 y 2, fenomeno que yahemos visto emerger en anteriores ana­ lisis. Las médias del grupo 2 difieren significative- mente de las médias del grupo 3 (p-î^D.DDl), excepte en la variable Dy que no existe significacidn esta­ distica. Las médias del grupo 1 difieren signi f ice- tivamente de las médias del grupo 3 (p 1975 Im p r im e : A g u lr re C a m p a n o . D egenzo , 15 d u o d e . - M a d r id .2 - O epé a ilo L é g a l: M . 2.2S9 • 1972 491 iSu estado de énimo sufre altibajos algunas veces? iGeneralmente dice y hace las cosas con rapidez y sin pararse a pensarlas? ...... ^Se siente Vd. sübitamente timido cuando desea hablar con un desconocido simpàtico y atrayente? De todas las personas que conoce, ^hay algunas que no le gustan en absolute? iPuede Vd. normalmente despreocuparse de sus probiemas y dislrutar mucho en una fiesta? Después de haber hecho algo importante, iplensa Vd. a menudo que podrfa haberlo realizado mejor? SI NO o o 1 0 0 2 o o 3 o o 4 o 0 5 o o 6 o o 7 o o 8 o 0 9 0 o 10 o o 11 0 o 12 0 0 13 o o 14 0 o 15 o 0 16 0 0 17 o o 18 0 o 19 0 0 20 o o 21 o o 22 0 o 23 o o 24 o o 25 o o 26 0 o 27 0 o 28 N = E = S== 49 SI NO 29. La mayorfa de las veces, £,esfâ callado cuando se halla con otras personas?............... 0 o 29 30. &Habla algunas veces de cosas que desconoce? .. 0 o 30 31. iNota Vd. palpllaciones o golpes en el corazôn? ... 0 0 31 32. SI Vd. quiere conocer o enlerarse de alguna cosa, ipreflere consulfar un llbro antes que preguntarlo a algulen? 0 o 32 33. ^Sufre temblores o estremecimientos?.......................... o o 33 34. iLe gusla aquelta clase de trabajos que exigea de Vd. una intensa atenciôn? ......... 0 o 34 35. iEs Vd. una persona Irritable?........................................ 0 o 35 36. iMurmura Vd. alguna v e r ? .............................................. o o 36 37. iL e espanta la Idea de tener que dar una charla o dlrlglr la palabra a un grupo? ... o o 37 38. iS e preocupa por desgracias que podrfan suceder? 0 0 38 39. iL e gusla hacer cosas en las cuales tenga que actuar con rapidez? 0 0 39 40. iTiene Vd. muchas pesadiltas? ............... ..................... 0 o 40 41. iS e sentirfa Vd. muy desdichado si no pudiera ver a mucha gente? 0 0 41 42. Alguna vez. después de ofr el despertador, ifia preterido quedarse cama? un rato més en la o o 42 43. iS e siente afectado por sus dolores y achaques? . o 0 43 44. iL e gusta tanto hablar con la gente, que no pierde ocasiôn de hablar Incluso con un desconocido? 0 o 44 45. iS e considéra Vd. una persona nerviosa? ............. 0 o 45 46. iNormalmente actûa Vd. con lentitud y sin prisas? o Q 46 47. iS e siente Vd. fàcilmente ofendldo cuando la gente le ancuentra defectos a Vd. o a su trabajo? o o 47 48. iL a gusta que alguna vez le alaben algo de lo que ha hecho?....... 0 o 48 49. iDiria Vd. que es una persona con gran conflanza en si misma? 0 o 49 50. iL e preocupan sentlmienlos de Inferloridad? ......... o o 50 51. Cuando an un restaurante le sirven algo que no le agrada, iprefiere Vd. dejarlo sin de- cir nada? 0 o 51 52. iS e preocupa por su salud?............................................ o o 52 53. iL e es fâcil animar una fiesta o reuniôn aburrida? 0 o 53 54. iH a comido Vd. alguna vez algo més de lo que debiera?.................... o o 54 55. iSufre Vd. de Insom nia?.................................................. o 0 55 56. iTiene tendencia a pasar de una actividad a otra constantemente? 0 0 56 57. Cuando promete algo. ilo cumple siempre aunque le cueste hacerlo? ....................... o o 57 N = E = S 1 N.' 65 493 NO ABRA ESTE CUADERNILLO HASTA QUE SE LE INDIQUE CUESTIONARIO DE PERSONALIDAD MMPI CUA0KRNII-l_0 — ̂ OniVIA COLKCTIVA Este Cuestionario contiene una serie de firases. Lea cada una de eliaa y décida si, apli- cada a usted mismOf es verdadera o falsa; anote su contestaciôn en la Hoja de Respuestas. Vea como se ha hecho en los ejemplos siguientes: Frasea- Secciôn ds la Ho|a de Respuestas correclamente msrcada I M M I 1. Me gusta la mnsica. 2. Me leranto muy temprano. Vd. debe marcar la contestaciôn en la Hoja de Respuestas. Su- pôngase que la frase l.\ aplicada a usted mismo, es verdadera o casi siempre verdadera; en este caso se rettena can el làpiz el espacio hajo la leb-a V (inirial de verdadero) que acompafia al numéro de esta frase en la Hoja de Respuestas. Del mismo modo, si la frase 2.*, aplicada a usted mismo, es falsa o normalmente no es verdadera, se rellena con el lâpiz el espacio bajo la letra F (inieial de faiso) que acompafia al nnmero de esta frase en la Hoja de Respuestas. Si el contenido de una frase no tiene aplicaciôn a su caso, o bien es algo de lo que usted no podria decir si es verdadero o falso, no haga ninguna senal y deje los dos espacios en blanco. Recuerde que debe dar su propia opinion acerca de usted. Trate de ser SENCERO CONSIGO MISMO y use su propio criterio. Si puede hacerlo, trate de dejar pocas respues­ tas en blanco. No haga ninguna sefial o contestaciôn en este Cuademillo. AI marcar su contesta­ ciôn en la Hoja de Respuestas asegnrese de que el numéro de la frase que usted contesta corresponde con el nümero colocado al lado del espacio que usted marca. Rellene bien esc espacio. Si desea cambiar alguna respuesta, borre por complete (o tache con un aspa) la sefial hecha y marque el otro espacio. No escriba nada en este Cuademillo. Intente dar alguna respuesta a todas las frases. AHORA ABRA EL CUADERNILLO Y COMIENCE LA PRUEBA È f l T n d o d d o y tdapudo con penniso - Copyright 194). renewed 1970 Antores: S. R. Hathaway, J. Ch. Mackinlby. by the üniversity of Minnerotn. Published by The Psychologie*! Adspbtcidn espaRoli: T. E. A , S. A., Madrid, Corporation. New York, N . Y ., U . S. A. Todos los derechos re- bajo la direccién de M. Y b ia . Copyright by Téc- serrados. Prohibida la reproducciôn total o partia l de la prueba. nicos Especialistas Asociados, S. A.-Imprime Agui- Edita; TE A Edidooes, S. A. - e/ Fray Bernardino de Sahagân, s/n. rre Campano, Oaganzo, 1). Madrid (Z) Depdsito Madrid. L%al: M 29402-1971. 49d NO HAGA NINGUNA SENAL EN ESTE CUADERNILLO 1. Me gustan las revistas de mecânica. 2. Tengo buen apetito. 3. Casi siempre me levante por las mana- nas descansado y como nnevo. 4. Creo que me gustaria el trabajo de bi- bliotecario. 5. El ruido me despierta fàcilmente. 6. Me gusta leer artfculos sobre crfmenes en los periodicos. 7. Normalmente tengo bastante calientes los pies y las manos. 8. En mi vida diaria hay muchas cosas que me resultan interesantes. 9; Actualmente tengo tanta capacidad de trabajo como antes. 10. La mayor parte del tiempo me parece tener un nudo en la garganta. 11. La gente debiera intentar comprender sus sue nos y guiarse por ellos o tomar- los como avisos. 12. Me divierten las historias de detectives y de misterio. 13. Trabajo bajo una tension muy grande. 14. Tengo diarrea una vez al mes o mas a menudo. 15. De vez en cuando pienso cosas demasia­ do malas para hablar de ellas. 16. Estoy seguro de que la vida es dura para mi. 17. Mi padre fue un buen hombre. 18. Muy rara vez sufro de estreniraiento. 19. Cuando acepto un nuevo empleo, me gusta que se me indique confidencial- mente a qnién debo halagar. 20. Mi vida sexual es satisfactori». 21. A veces he deseado muchisimo abando- nar el hogar. 22. A veces tengo accesos de risa y liante que no puedo contrôler. 23. Sufro ataques de nauseas y vômitos. 24. Nadie parece comprenderme. 25. Me gustaria ser cantante. 26. Cuando estoy en dificultades o probie­ mas creo que lo mejor es callarme. 27. A veces estoy poseido por espfritus dia- bôlicos. 28. Cuando algulen me hace una faena, siei» to deseos de devolvérsela, si me es posi- ble; y esto, por cuestiôn de prindpios. 29. Varias veces a la semana me molesta la acidez de estomago. 30. A veces siento deseos de maldecir o jurar. 31. A menudo tengo pesadillas noctumas. 32. Me cuesta bastante concentrarme en una tarea o trabajo. 33. He tenido muy peculiares y extranas ex periencias. 34. Tengo torn la mayor parte del tiempo 35. Si los demâs no la bubieran tornado con- migo, habria tenido mâs éxito. 36. Raras veces me preocupo por mi salud. CONTINUE EN LA PAGINA SIGUIENTE 495 37. Nunca me he visto en dificultades- & eau* - sa de mi conducta sexual. 38. Durante algdn tiempo, cuando era joven, participé en peqnefioa robes. 39. A veces siento deseos de romper cosas. 40. En muchas ocasiones me gustaria més sentarme j sofiar despierto que hacer cnalquier cosa. 41. He tenido périodes de dias, semanas o meses en los que no podia preocnparme por las cosas, porque no ténia ânimos para nada. 42. A mi familia no le gusta el trabajo que he elegido (o el trabajo que pienso elegir para mi future). 43. Mi sueno es irregular y desasosegado. 44. La mayor parte del tiempo parece doler- me la cabesa por todas partes. 45. No digo siempre la verdad. 46. Mis razonamientos son ahora mejores que nunca. 47. Una vez a la semana, o més a menudo, siento calor por todo el cuerpo sin causa aparente. 48. Cuando estoy con gente me molesta es- cuchar cosas muy cnriosas. 49. Séria mejor si se annlasen casi todas las leyes. 50. A veces mi aima abandona mi cuerpo. 51. Tengo tan buena salud fisica como la mayor parte de mis amigos. 52. Prefiero hacenne el desentendido con amigos del colegio a personas conocidas que no veo desde hace tiempo, a menos que ellos me hablen primero. 53. Un sacerdote puede curar enfermedades rezando y poniendo sus manos sobre la cahesa. 54. Le agrado a la mayor parte de la gente que me conoce. 55. Casi nunca he su&ido de dolores en el pecho o en el corazôn. 56. Siendo muchacfao, me echaron de clase, una o mâs veces, por hacer travestiras. 57. Soy una persona sociahle y adaptable. 58. Todo parece ir sucedieildo segün dijeron los profetas biblicos. 59. A menudo he recibido ôrdenes de al- guien que no sabia tanto como yo. 60. No leo diariamente todos los articulos de fondo del periôdico. 61. No he llevado un tipo de vida adecuado y normal. 62. A menudo algunas partes de mi cuerpo tienen sensaciones de hormigueo, que- mazôn, picor o bien de quedarse “dor- midas’'. 63. No he tenido dificultad para realizar o controlar mis neceaidades corpora les (evacuaciones). 64. Algunas veces persiste en una cosa o tema hasta que los demâs pierden la pa- ciencia conmigo. 65. Yo quise a mi padre. 66. Veo a mi alrededor cosas, animales o personas que otros no ven. 67. Me gustaria ser tan feliz como parecen ser los otros. 68. Muy raras veces siento dolor en la parte trasera del cueUo. CONTINUE EN LA PAGINA SIGUIENTE 496 69: Me siento atraido por las personas de mi propio sexo. 70. Me gnstaJba jugar a las prendas. 71. Pienso qne una gran mayorfa de gente exagera sns desgracias para lograr la sim- patfa y aynda de los demâs. 72. Tengo molestlas en la boca del estôma- go casi a diario. 73. Soy una persona importante. 74. A menudo he deseado ser mujer. (O si Vd. es mujer: nunca me ha pesado ser mujer.) 75. Alguna vez me enfado. 76. La mayor parte del tiempo siento me- lancolfa. 77. Me gusta leer novel as de amor. 78. Me gusta la poesfa. 79. Mis sentimimitoB no son heridos con fa­ cilidad. 80. A veces hago rabiar (jugando) a los ani males. 81. Creo que me gustaria el trabajo de un guards bomques. 82. En una discusiôn o debate, me dejo ven­ eer fàcilmente. 83. Cualqnier persona capacitada y dispues- ta a trabajar fuerte, tiene muchas pro- babilidades de obtencr éxito. 84. En el momento actual me es dificil no perder la esperanza de llegar a ser al- guien. 85. A veces me siento tan atraido por los ar­ ticulos personales de otro (como zapatos. gnantes, etc.) que desearia manosearlos o robarlos, aunque no me sean 6tiles. 86. Decididamente no tengo confianza en ml mismow > 87. Me gustaria ser florista. 88. Normalmente siento que la vida vale la pens vivirla. 89. Se necesita discntir mucho para conven- cer a la mayor parte de la gente de la verdad. 90. De vez en cuando dejo para mafiana lo que debiera hacer hoy. 91. No me importa que se diviertan gastân- dome bromas. 92. Me gustaria ser enfermero (o enfermera). 93. Creo que la mayor parte de la gente mentiria para conseguir lo que busca. 94. Hago muchas cosas de las quo me arre- piento luego. (Me arrepiento de mâs co­ sas o oon mâs frecuencia quo otras per­ sonas.) 95. Voy a la iglesia casi todas las semanas. 96. Tengo pocas disputas con las personas de mi familia. 97. A veces siento grandes deseos de hacer algo danino o cfaocante. 98. Creo en la segnnda venida de Cristo. 99. Me gusta asistir a reuniones o fiestas donde hay mucha alegria y ruido. 100. Me he encontrado con probiemas tan lie nos de posibilidades que no he podido llegar a una decision. 101. Creo que las raujeres deben tener tanta libertad sexual como los hombres. CONTINUE EN LA PAGINA SIGUIENTE 102_ La» lucha» mis encarnizadaa las tengo conmigo miamo. 103. Tengo poca» o ningnna moleatia a causa de espasmoB o contracciones muscula- re». 104. No parece importarme lo que suceda. 105. A vecea, cuando no me encuentro bien, estoy de mal humor. 106. La mayor parte del tiempo me parece haber hecho algo malo o erroneo. 107. Soy feliz la mayor parte del tiempo. 108. Parece como si la mayor parte del tiem­ po luviera la cabeza cargada o Uena de midoB. 109. Hay algunas personas tan mandonas que me dan ganas de hacer lo contrario de lo que quieren, aunque sepa que tie­ nen razôn. 110. Alguien me la tiene jurada. 111. Nunca he hecho algo peligroso sôlo por el aliciente de hacerlo. 112. Frecuentemente encuentro necesario de­ fender lo que es justo. 113. Creo en la obligadôn o exigencia de la Ley. 114. A menudo siento como si tuviera una venda puesta fuertemente alrededor de mi cabeza. 115. Creo en la vida del mâs allâ. 116. Me divierte mâs un juego o una partida cuando yo apuesto. 117. La mayorfa de la gente es honrada por temor a ser descubierta. 118. En el colegio, algunas veces fui enviado al director a causa de mis travesuras. 497 119i. Mi manera de hablar es como siempre (ni mâs râpida, ni mâs lentâ ni es far- fuUante, ni tengo carraspera). 120. Mis modales en la mesa no son tan co- rrectos en mi casa como cuando salgo a comer fuera. 121. Creo que se trama algo contra mf. 122. Me parece ser tan capaz y despierto como la mayor parte de los que me rodean. 123. Creo que me persiguen. 124. Para no perder un beneficio o ventaja, la mayorfa de la gente utilizaria medios algo injustos. 125. Tengo bastantes trastomos digestives. 126. Me gustan los dramas. 127. Sé quién es el responsable de much os de mis probiemas. 128. La vista de la sangre no me da miedo ni me pone enferme. 129. Frecuentemente no puedo comprender por qué he estado tan grunôn y malhu- morado. 130. Nunca he vomitado sangre o sangrado al toser. 131. No me preocupa coger una enfermedad. 132. Me gusta coger lores, o cultivar plantas en casa. 133. Nunca me he entregado a prâcticas se- xuales fuera de lo comûn. 134. A veces mi pensamiento ha ido mâs râ­ pido y por delante de mis palabras. 135. Si pudiera entrar en un espectâculo sin pagar y estuviera seguro de no ser visto, probablemente lo harfa. CONTINUE EN LA PAGINA SIGUIENTE 498 136. GeneraImenle me pregimto que razôn oculta puede tener otr» persona cuando me hace un favor. 137. Creo que mi vida hogarena es tan agra- dable como la de mucha gente que co- - ' nozco. 138. Me hieren profundamente las criticas y las reprensiones. 139. Algunas veces siento deseos de hacer dano, a mf mismo o a alguien. 140. Me gusta cocinar. 141. Mi conducts es ampliamente controlada por las costumbres de los que me rodean. 142. A veces siento que verdaderamente soy nn inntil. 143. Cuando era un mnchacho pertenecfa a una panda que intentaba mantenerse uni- da como “una y came”. 144. Me gustaria ser soldado. 145. A veces siento deseos de liarme a pune tazos con alguien. 146. Me atrae la vida errante y sôlo me en­ cuentro feliz cuando yiajo de un lado para otro. 147. Frecuentemente he perdido o desaprove- chado cosas por no saber decidtrme a tiempo. 148. Me molesta que me pidan consejo o que me interrumpan cuando estoy trabajan- do en algo importante. 149. Solfa llevar un diario personal. 150. En un juego o partida me gusta mâs ganar que perder. 151. Alguien ha estado intentando envene- narme. 152. Casi todas las noches me duermo sin ideas- o pensamientos molestos. 153. Durante. los ûltimos anos he estado sano casi siempre. 154. Nunca he tenido un a ta que o convul- siones. 155. Ahora no estoy perdiendo ni ganando peso; 156. He tenido épocas durante la» cuales hé realizado actividades que luego no re cordaha haber hecho. 157. Creo que frecuentemente he sido casti- gado sin causa. 158. LIoro con facilidad. 159. Actualmente no comprendo lo que leo con la facilidad que tenfa antes. 160. Nunca me he sentido mejor que ahora. 161. A veoes siento dolorida la parte supe­ rior de la cabeza. 162. Me molesta que alguien se haya btirlado tan Inteligentemente de mf que yo haya tenido que admitir que lo logrô. 163. No me canso fàcilmente. 164. Me gusta leer y estudiar acerca de lo que estoy trabajando. 165. Me gusta conocer aignna gente impor­ tante porque esto me hace sentirme im­ portante. 166. Siento miedo cuando miro hacia abajo desde un lugar alto. 167. No me sentirfa nervioso si algûn fami­ liar mfo luviera probiemas con la ley. 168. Algo no marcha bien en mi cabeza. 169. No me da miedo manejar dinero. CONTINUE EN LA PAGINA SIGUIENTE 499 170. No me preocupa lo que loa demâs pieu- sen de mf. 171. Me siento incômodo cuando tengo que hacer una payasada en una reunion, in­ cluso aunque otros la estén haciendo. 172. Frecuentemente tengo que esforzarme para no demostrar que soy tfmido. 173. Me gnstaba asistir al colegio. 174. Nunca he tenido un desmayo o desvane- cimiento. 175. Nunca o rara vez tengo mareos. 176. Las serpientes no me dan mucho miedo. 177. Mi madre fue una buena mujer. 178 Mi memoriu parece ser normal. 179. Me preocupan los temas sexuales. 180. Me es diffcil entabiar una conversacion cuando conozco a alguien por primera vez. 181. Cuando estoy aburrido me gusta promo­ ver algo excitante. 182. Tengo miedo de volverme loco. 183. Elstoy en contra de dar dinero a los men- digos. 184. Normalmente oigo voces sin saber de donde vienen. 185. Aparentemente oigo tan bien como la mayorfa de las personas. 186. Frecuentemente noto temblar mis manos cuando intento hacer algo. 187. Mis manos no se han vuelto torpea ni desmanadas. 188. Puedo leer mucho tiempo sin que se me cansen los ojos. 189. Siento debilidad general la mayor parte del tiempo. 190. Me duele la cabeza muy pocas veces. 191. A veces, cuando estoy turbado, comien- zo a sndar, lo cual me molesta mucho. 192. No he tenido dificultades para mantener el equilibrio al andar. 193. No tengo accesos de alergia o asms. 194. He tenido ataques en los que perdfa el control de mis movimientos o de la pa­ labra, pero sabia lo que pasaba a mi al­ rededor. 195. No me agradan todas las personas que conozco. 196. Me gusta visitar lugares donde mmca he estado. 197. Alguien ha estado intentando robarme. 198. Muy pocas veces sueno despierto. 199. Deberfa ensenarse a los ninos lo princi­ pal acerca de la vida sexual. 200. Hoy personas que estân intentando apro- piarse de mis ideis y proyectos. 201. Me gustaria no ser tan timido. 202. Creo qpie soy una persona “condenada” (ya no tengo remedio). 203. Si fuera reportero me gustaria mucho informer sobre teatro. 204. Me gustaria ser periodista. 205. A veces no he podido evitar cl robar algo o “distraer” un arficulo en una tienda. 206. Soy muy religioso (mis que la mayorfa de la gente). CONTINUE EN LA PAGINA SIGUIENTE 500 207. 208. 209. 210. 211. 212. 213. 214. 215. 216. 217. 218. 219. 220. 221. 222. 223. 224. Disfruto con muy diferentes dases de juego# y diversiones. Me gusta flirtear (coquetear). Creo que mis pecados son imperdona- bles. Para mi todo tiene el mismo sabor o gusto. Puedo dormir durante el dia, pero no por la noche. Los mios me tratan mâs como a un nino que como a un adulto. Cuando camino por la acera evko cui- dadosamente pisar las grietas. Nunca he tenido crupciones en la piel que me hayan preocupado. He abusado de bebidas alcoholicas. Comparado con otros hogares, en el mio hay poco amor y union. Frecuentemente me encuentro preocu- pândome por algo. 226. Alguno de mi# familiares tiene costum­ bres que me molestan y fastidian mu­ chisimo. 227. Me han dicho que camino cuando estoy dormido. 228. A veces me siento capaz de tomar deci- siones con extraordinaria facilidad. 229. Me gustaria pertenecer a vario# clubs o asociaciones. 230. Raramente noto los latido# de mi cora- zon y pocas veces se me corta la respi­ ra cion. 231. Me gusta hablar sobre temas sexuales. 232. Me han sngerido un programa de vida basado en el deber y desde entonces lo he seguido cnidadosamente. 233. A veces he estorbado a alguien que tra- taba de hacer algo, no porque eso im- portara mucho, sino por cnestiou de principios. 234. Me encolerizo fàcilmente, pero se me pasa pronto. No me molesta particul armente ver su- frir a los animales. Creo que me gustaria el trabajo de con- tratista de obras. Yo quise a mi madre. Me gusta la ciencia. No me cuesta pedir ayuda a mis amigos, incluso aunque no pueda devolverles el favor. Me gusta mucho cazar. A menudo mis padres han puesto repa­ rus al tipo de gente que frecuentaba. 225. A veces chismorreo un poco. 235. He vivido bastante bbre e independiente de las normas familiares. 236. Me preocupo muchisimo. 237. Casi todos mis familiares simpatizan con­ migo. 238. Tengo periodos de tan gran desasosiego que no puedo estar sentado mucho tiem­ po en una silla. 239. He tenido desenganos amorosos. 240. Nunca me preocupo acerca de mi spa riencia. 241. Sueno frecuentemente sobre cosas que e# mejor guardarlas para mi mismo. CONTINUE EN LA PAGINA SIGUIENTE 242. Creo qn» nô soy mâs nerrio8o< que là mayoria. 243. Tenge pocoa o ningnn dolor. ■ - • " • 244. Mi modo de hacer- la» cosa» tiende a ser mal Interpretado por lo» demâa. 245. Mia padres y familiarea micnentran m£s defectos en mf de lo» que debieran. 246. A menudo me salen manchas rojas en el cnello. 247. Tengo razones para sentirme celoso de nno 0 mas de mis familiares. 248. Âlgnna» veces, sin razdn algnna, o incln* so cuaudo las cosas me van mal, me sien* to animadamente feliz, **flotandb entre nubes”; * 249. Creo que existe el demonio y el infiemo, en la otra vida. 250. No cnlpo a nadie por tratar de apoderar- se de todo lo que pueda en este mtmdo. 251. He tenido mementos de turbacidn que intermmpieron mis actividades, y en lo» que no sabla que ocurrla a mi alrededor. 252. Nadie se preocnpa mucho por lo que le snceda a otro. 253. Puedo mostrarme amistoso cou la gente que hace cosas que yo considéré inco­ rrects». 254. Me gusta «star en un grupo en el que se. gastan bromas mutnamente. 255. En las elecciones, algunas veces veto candidates que conozco muy poco. 256. La ûnica parte interesante de los perio* dicos es la pagina de humor. 257. Norma Imente espero tener éxito en las cosas que hago. 501 258. Creo que bay un Dios- 259. .Me cnesta empezar a hacer cualquier cosa. 260; En cl colegio «ra lento en aprender. 261. Si fuera artista me gustaria dibujar flo­ re». 262. No me molesta no tener mejor aparien- cia fisica. 263. Sudo muy fâcilmente, incluse en dfas frios. 264. Soy una persona plenamente segura de si misma. 265. Es mas seguro no confiar en nadie. 266. Me pongo muy excitado una vez por se- mana o cou mâs frecuenda. 267. Cuando esloy con un grupo de gente, me turba tener que pensar temas adecuados de conversaciôn. 268. Cuando estoy aoatido, algo emocionante me saca casi si< mpre de este estado. 269. Fâdlmente puedo hacer que los demâs me tengan miedo, y a veces lo hago por diversion. 270. Cuando salgo de casa no me preocnpa si la pnerta y las ventanas quedan bien cerradas. 271. No culpo a aqnel que se aprovecha de otro que se expone a ello. 272. A veces estoy Ileno de energies. 273. Tengo entumecimientos en una o mas parte» de mi pîel. 274. Mi vista es ahora tan buena como lo ha si do durante anos. 275. Alguien ejerce control sobre mi mente. CONTINUE EN LA PAGINA SIGUIENTE 502 276; Mo gustan- lo* nifion. *■ 277. A veces me ha divertido tante el ingé­ nié de un picaro, que he tenido la «spe- ranza> de que tuviera éxito. 278. A menudo me ha dado la sensaciôn de que gente extrana me estaba mirando con ojos criticos. 279. Todoe los diaa tomo una cantidad exce- sivamente grande de agua. 280. La mayor parte de la gente hace amigos porque es probable que les sean utiles. 281. No noto frecuentemente que me zumben o me chilien los oidos. 282. De vez en cuando- siento aborrecimien- to hacia familiares que normalmente quiero. 283. Si fuera reportera me gustaria mucho informar sobre déportés. 284. Estoy seguro de que la gente habta de mi. 285. De cuando en cuando me divierten las bromas o chistes sucios. 286. Nunca soy tan feliz como cuando estoy solo. 287. Comparado con mis amigos, tengo muy . pocos miedo». 288. Sufro ataques de nauseas y vomitôs. 289. Siento siempre aversion por la ley cuan­ do un criminal sale libre gracias a la ha- bilidad de un abogado astuto. 290. Trabajo bajo una tension muy grande. 291. Una o mâs veces en mi vida he sentido que alguien, hipnotizândome, me obliga- ba a hacer algo. 292. Por lo general no le- hablo a, la» perso­ nas hasta que ellas me hablan a- mi. 293. Alguien ha tratado de influir en mi mente. 294. Nunca he tenido tropiezoe con la ley. 295. Me gustaba “Alicia en el pais de las ma- ravillas”. 296. Tengo épocas en las que me siento mâs animoso que de costumbre sin que exis­ ta una razén especial. 297. Me gustaria no ser molestado por pensa- mientos sexuales. 298. Si varias personas se encuentran incul- padas, lo mejor que pueden hacer es po- nerse de acuerdo en lo que van a decir y no cambiarlo después, 299. Creo que mi sensibilidad es mâs intensa que la de la mayoria de la gente. 300. En ningnn momento de mi vida me ha gnstado jugar con mnfiecos. 301. Para mi, le vida es tension la mayor par­ te del tiempo. 302. Nunca me he visto en dificultades a cau­ sa de mi conducts sexual. 303. Soy tan susceptible en algunos asuntos que no puedo hablar de elles. 304. Me costaba mucho hablar delante de to- dos en el colegio. 305. fncluso cuando estoy con gente, me siento solo la mayor parte del tiempo. 306. Consign todas las simpatias que debiera. 307. Me niego a participar en algunos juegos porque no soy hâbU en ellos. 308. A veces he deseado muchisimo abando- nar el hogar. CONTINUE EN LA PAGINA SIGUIENTE 503 309. Me parece que hago amigoe tan râpida- mento como los demas. 310. Mi vida sexual ea sadsfactoria. 311. Durante algnn tiempo, cuando era mas joven, participé en peqneâos robos. 312. Me desagrada tener gente a mi alrededor. 313. Quien provoca la tentacion dejando una cosa vaJiosa sin protegerla es tan culpa­ ble del robo como quien la roba. 314. De vez en cuando pienso cosas demasia- do malaa para bablar de elles. 315. Estoy seguro de que la vida es dura para mf. 316. Pienso que casi todo el mundo dirfa una mentira para evitar problèmes. 317. Soy mâs sensible que la mayoria de la gente. 318. En mi vida diaria bay mucfaaa cosas que me resultan interesantes. 319. A la mayor parte de la gente le desagra­ da interiormente dejar lo suyo para ayu dar a los demâs. 320. Mmdios de mis suefios son sobre temas sexuales. 321. Me aturdo fâcilmente. 322. Me inquietan el dinero y los négocies. 323. He tenido muy peculiares y extradas ex periendas. 324. Nunca he estado enamorado de nadie. 325. Me ban asûstado ciertas cosas que ban hecbo algunos de mis familiares. 326. A veces tengo accesos de risa y liante que no puedo controlar. 327. Mi padre o mi madré me obligaron fre­ cuentemente a obedecer, incluse cuando yo pensaba que elle no era razonable. 328. Me cuesta bastante concentrarme en una tarea o trabajo. 329. Casi nunca suefio. 330. Nunca he tenido paralisis ni sufrido una debilidad desacostumbrada en alguno de mis mûsculos. 331. Si los demâs no la hubieran tornado con- migo, babrfa tenido mâs éxito. 332. Algunas veces pierdo o se me cambia la voz, incluse sin estar resfriado. 333. Nadie parece comprenderme. 334. A veces percibo olores singulares (ex traordinarios). 335. No puedo concentrarme en una sola cosa. 336. Me impaciento fâcilmente con la gente. 337. Casi todo el tiempo siento ansiedad a causa de algo o alguien. 338. Sin duda he tenido que preocuparme por mâs cosas de las que me correspon- dlan. 339. Muchfsimas veces me gustaria estar muerto. 340. Algunas veces me excito tanto que me cuesta dormirme por las noches. 341. A veces oigo tan bien que me molesta. 342. Olvido en segnida lo que la gente me dice. 343. Normalmente tengo que pararme a pen­ sar antes de actuar, incliiso en asuntos sin importancia. CONTINUE EN LA PAGINA SIGUIENTE s o d 344. A menudo cruzo la calle para no encon- trarme con algnna persona.. 345. Con frecuencia siento como si las cosas no fueran reales. 346. Tengo la costumbre de contar objetos sin importancia, como las bombillas de un anuncio luminoso o cosas similares. 347. No tengo eneraigos que deseen realmente bacerme dafio. 348. Tiendo a ponerme en gnardia con aque Uos que se muestran algo mâs amables de lo que yo esperaba. 349. Tengo pensamientos extranos y singula­ res. 350. Oigo cosas extrafias cuando estoy solo. 351. Me pongo ansioso e inquieto cuando ten­ go que hacer un corto viaje. 352. He tenido miedo de cosas o personas que sabfa que no podfan bacerme dafio. 353. No me da miedo entrar solo a una ha- bitacion donde hay gente reupida ha blando. 354. Me da miedo utilizer cucfaillos n objetos muy afilados o puntiagudos. 355. Algunas veces gozo con herir a personas que amo. 356. Tengo mas dificultad para concentrarme que la que otros parecen tener. 357. Varias veces be dejado de hacer algo por considerar insuficiente mi habilidad. 358. Se me ocurren palabras feas, a veces ho­ rribles, y no puedo deshacerrae de ellas. 359. Algunas veces me ronda en la cabeza un pensamiento sin importancia y me molesta durante dias. 360. Casi a diario ocurre algo que me asusta. 361. Me inclino a tomar las cosas muy en serio. 362. Soy mâs sensible que la mayoria de la gente. 363. A veces me ha gusta do ser herido por una persona querida. 364. La gente dice de mi cosas insultantes y vulgares. 365. Me siento incomodo cuando estoy “bajo lecho" (dentro de un edificio o babita- cion). 366. Inclnso cuando estoy con gente, me sien­ to solo la mayor parte del tiempo. 367. El fuego no me da miedo. 368. A veces me he alejado de otra persona porque temia hacer o decir algo de lo que luego tendria que lamentarme. 369. La religion no me da preocupaciones. 370. Odio tener que trabajar con prisas. 371. No soy extraordinariamente consciente de mi mismo. 372. Tiendo a tener varias aficiones diferen- tes en vez de concentrarme durante largo tiempo en una de ellas. 373. Estoy seguro de que solo existe una re­ ligion verdadera. 374. Durante ciertos periodos mi mente pa­ rece trabajar mâs despacio que de cos­ tumbre. 375. Cuando me siento muy activo y leliz, alguien que esté deprimido lo echa a perder. CONTINUE EN LA PAGINA SIGUIENTE 505 376: ’ Ordihariamente* lo» poUcfaa son honra- dos. ̂ , - 11. ' . i.r , " 377. En las fiestas y renniones, en vez de nnirme al gmpo, es mâs probable que me siente solo o con otra persona. 376. No me gusta ver fnmar a las mujeres. 379. Muy raramente tengo momentos de aba- timiento. 380. Cuando alguien expresa opiniones tontas o estûpidas acerca de algo que yo co­ nozco, trato de corregirle. 381. Me ban dicho con frecuencia que tengo mal genio. 382. Quisiera poder olvidarme de cosas que he dicho y que quizâ bayan herido los sentimientos de otra» personas. 383. La gente me deoepciona con frecuencia. 384. Me siento incapaz de contarle a alguien todas mis cosas. 385. Una de las cosas que temo son los re- lâmpagos. 386. Me gusta tener a los demâs intrigados acerca de lo que voy a hacer. 387. Los tmicos milagros que conozco son simples trucos que unas personas hacen a otras. 388. Me da miedo estar solo en la oscuridad. 389. Frecuentemente mis proyectos me han parecido tan llenos de dÛicultades, que be tenido que abandonarlos. 390. Muchas veces me ha sentado mal no ha- ber sido comprendido cuando trataba de evitar que alguien cometiera un error. 391. Me gusta mucho ir al bai le. 392. Los vendavales me atemorizan. 393.. Los cabailos que no tiran de la carga debieran ser golpeados o espoleados. 394. Frecuentemente pîdo consejos a otro». 395. El future es demasiado incierto para que una persona haga planes importantes. 396. Con frecuencia, incluso cuando todo me va bien, siento que nada me importa. 397. Algunas veces me ha parecido que las dificultades se acumiilaban de tal modo que no podîa vencerlas. 398. Con frecuencia pienso: “Me gustaria vol- ver a ser nino.” 399. No me enojo fatàlmente. 400. Si me dieran la oportunidad, podria ha­ cer cosas que beneficiarfan mucho al mundo. 401. No le temo al agua. 402. A menudo tengo que “consulter con la almohada" antes de tomar una decision. 403. Es grandioso vivir en esta época en que ocurren tantas cosas. 404. A menudo los demâs han interpretado mal mis intenciones cuando trataba de ayudarles y corregirles. 405. No tengo dificultad al tragar. 406. Con frecuenda me he encontrado con personas con reputacion de exportas, pero que no cran mejores que yo. 407. Normalmente soy una persona tranquil a y no me allero fâcilmente. 408. Soy capaz de ocultar mis sentimientos acerca de algo, hasta el punto de que los demâs pueden herirme sin saberlo. 409. A veces me he agotado por emprender demasiadas cosas. CONTINUE EN LA PAGINA SIGUIENTE 506 410. Me gustaria mucho veneer a un pillo con sus miwnas armas. 411. Me-siento un fracasado cuando me ha­ blan del éxito de alguien que yo conozco bien. 412. No temo la visita del doctor a causa de una enfermedad o lesion. 413. Merezco un severo castigo por mis pe- cados. 414. Me afectan tanto los desenganos que lue­ go no puedo alejarlos de mi pensamiento. 415. Si me dieran la oportunidad podria ser un buen lider. 416. Me molesta que alguien me observe cuan­ do trabajo, annque sepa que puedo ha- cerlo bien. 417. A menudo me molesta tanto que alguien trate de “colarsedelante de mi en una fila, que no puedo menos de llamarle la atencidn. 418. A veces pienso que no valgo para nada. 419. Cuando era im mUchacho, hacia “novi- Ilos” bastantes veces. 420. He tenido algunas experiencias religio- sas muy singulares. 421. Uno o varios de mis familiares son muy nerviosos. 422. Me he sentido avergonzado por la clase de trabajo que ha hecho alguno de mis familiares. 423. Me gusta o me ha gustado muchisimo pescar. 424. Siento hambre casi todo el tiempo. 425. Sueno frecuentemente. 426. A veces he tenido qne ser rudo con per­ sonas groseras o inoportunas. 42T. Me causan turbacién las anécdotas inde- cente»;. 428. Me gusta leer los articules de fondo de los periôdicos. 429. Me agrada asistir a conferencias sobre temas serios. 430. Me siento atraido por las personas del sexo opnesto. 431. Me preocnpo bastante por posibles des­ gracias. 432. Tengo opiniones politicas muy definidas. 433. Acostumbraba a tener amigos creados por mi imaginaciôn. 434. Me gustaria ser corredor de competicio- nés automovilisticas. 435. Normalmente preferiria trabajar con mu­ jeres. 436. Normalmente la gente pide para sus pro- pios derechos mâs respeto que el que concede a los de otras personas. 437. Siempre que no se viole, es aceptable evadir la Ley. 438. Me desagradan tanto algunas personas, que me alegro interiormente cuando las sorprenden en algo que han hecho. 439. Me pone nervioso tener que esperar. 440. Intente recorder buenas anécdotas para contârselas a otros. 441. Me gustan la» mujeres allas. 442. He tenido periodos en que perdi el suefio a causa de las preocupaciones. CONTINUE EN LA PAGINA SIGUIENTE 507 443. Tiendo a dejar algo qne deseo hacer por­ que otro» pienean que no- lo enioco co- rrectamente. 444. No trato de corregir a la gente que ex­ presa opiniones incnltas. 445. Me apasionaha lo emocionante cuando era joven (o en nod nifiez). 446. Me divierte apostar cuando se trata de poco dinero. 447. Con frecuencia me esfuerzo para trinnfar sobre alguien que se enfrenta a mf. 448. Me molesta que me mire gente descono- cida, en el antobns, on las tiendas, etc. 449. Me agradan las renniones sociales por el simple becho de estar con gente. 450. Me agrada la animacion de una multitud. 451. Mis preocupaciones parecen eliminarse cuando estoy con un grupo de amigos animados. 452. Me gusta burlarme de la gente. 453. Cuando era nino no me intereso perte- necer a una pandilla o grupo. 454. Podria ser feliz viviendo completamente solo en una cabafia, en el bosque o en las montafias. 455. Normalmente no participe en los cbis- mes y habladurias del grupo a que perte- nezco. 456. Una persona no debiera ser castigada por violar una ley que considéré injusta. 457. Creo que nadie deberia probar nunca bebidas alcobolicas. 458. El hombre que mâs tuvo que ver conmi- go cuando era nifio (como mi padre, mi padrastro, etc.) fue muy rigide. 459. Tengo tau arraigados uno o varios males bâbitos que es inutil Inchar contra ellos. 460. He tomado bebidas alcobolicas modéra- damente (o nunca la» be tomado). 461. Me cnesta bastante intermmpir, annque sea por poco tiempo, una tarea que he emprendido. 462. No he tenido dificultad para empezar a orinar o contr dar esta necesidad. 463. Me gustaba “jugar a la china” (empujar una piedra en el suelo a la “pata coja”). 464. Nunca he tenido una vision. 465. Varias veces he cambiado de modo de pensar acerca de mi trabajo. 466. Nunca tomo drogas o pastillas para dor­ mir, a no ser por orden del medico. 467. A. menudo aprendo de memoria numéros qne no son importantes (matricules de automôviles, etc.). 468. Frecuentemente lamente tener tan mal genio o ser tan grunén. 469. Con frecuencia he encontrado personas envidiosas de mis buenas ideas, simple- mente porque a ellas no se les habian ocurrido antes. 470. Me dîsgustan las cosas sexuales. 471. En la escuela, mis calificadones en con- ducta fueron generalmente malas. 472. Me fascina el fuego. 473. Siempre que puedo, evito estar con una multitud. 474. No tengo que orinar con mâs frecuencia que los demâs. 475. Cuando estoy en nn« situaciôn diHcil CONTINUE EN LA PAGINA SIGUIENTE 508 solo digo aquella parte de la verdad que probablemente no me va a perjudicar. 476. Soy on enviado especial de Dios., 477. Si me ballara en dificnltades junto con varios amigos que fueran tan culpable» como yo, preferiria echarme toda la cul­ pa antes que descubrirlos. 478. Nunca me be puesto particnlarmente ner­ vioso a causa de las dificultades en que se baya visto envuelto algûn miembro de mi familia. 479. No me importa que me presenten gente desconocida. 480. À menudo tengo miedo de la oscuridad. 481. Recuerdo baberme fingido enferme para evitar algo. 482. Con frecuencia dirijo la palabra a. los desoonocidos, en los trenes, autobuses, et­ cetera. 483. Cristo realizô milagros, taies como cam- biar el agua en vino. 484. Tengo nno o mas defectos tan grandes, que creo que es mejor aceptarlos y tra- tar de controlarlos que intentar librar- me de ellos. 485. Cuando un borabre esta con una mujer, generalmente esta pensando cosas rela- cionadas con el sexo de ella. 486. Nunca he notado sangre eir mi orina. 487. Renuncio fâcilmente cuando las cosas van mal 488. Rezo varias veces a la semana. 489. Simpatizo con las personas que gene­ ralmente se aferran a sus penas y pro­ blèmes. 490. Varias veces a la semana leo trozos de la Biblia. 491. No Boporto a la gente que cree que sâlo bay una relî ôn verdadera. 492. Me aterroriza la idea de un terremoto. 493. Prefiero el trabajo que exige concentra- cién a un trabajo que me permits ser descuidado. 494. Temo encontrarme en un lugar pequefio y cerrado. 495. Generalmente “le hablo claro” a la gente que estoy intentando corregir o mejorar. 496. Nunca he visto dobles las cosas (esto es, nunca un objeto me ha parecido doble sin que baya sido capaz de verlo como nno). 497. Me gustan las historias de aventuras. 498. Ser franco es siempre una buena cosa. 499. Hé de admitir que a veces me he pre- oeupado sin motivo alguno por cosas que no valian la pena............ 500. Râpidamente me convenzo por complete de una buena idea. 501. Generalmente hago las cosas por mf mis­ mo, en vez de huscar alguien que me diga cômo hacerlas. 502. Me gusta que la gente conozca mi punto de vista sobre las cosas. 503. E» raro que yo exprese aprobaciones o desaprobaciones enérgicas sobre las ac- ciones de los demâs. 504. No trato de encubrir la pobre opinion o lâstima que me merece una persona has­ ta tal punto que esta desconozca mi modo de sentir. CONTINUE EN LA PAGINA SIGUIENTE 509 505; He tenido- época» en las que me aentfâ tan animoso que me parecfa que, durante dfas, no necesitaria dormir. 506. Soy una persona de una gran tension. 507. Frecuentemente he trahajado a las 6rde- nes de personas que parecen faaber arre- glado las cosas de tal modo, que ellas son las que reciben el reconocimiento de una buena labor y, en cambio, son es­ paces de atribuir los errores a sus su- bordinado*. 508. Creo qne mi olfato es tan bueno como el de los demâs. 509. A veces me es diffcil defender mis dere chos, por ser tan reservado. 510. La snciedad me espanta o me disgusta. 511. Vivo una vida de en suefios, acerca de la cual no digo nada a nadie. 512. Me desagrada tomar un bafio. 513. Creo que Carlos V fue mâs grande que Felipe H. 514. Me gustan las mujeres varoniles. . 515. En mi casa siempre hemos tenido cu- biertas nuestras neoesidades bâsicas (ta­ les como alimentacion, vestido, etc.). 516. Algunos de mis familiares son de genio pronto. 517. No puedo hacer bien ninguna cosa. 518. A menudo me he sentido culpable por­ que he fingido mayor pesar del que real­ mente sentia. 519. Hay algo irregular en mis organos se­ xuales. 520. For regia general defiendo con tenacidad mis opiniones. 521. No me sentirfa turbado si, ante un grupo de gente, me pidieran que iniciara una discusion o diera una opinion sobre algo . que yo conozco bien. 522. No temo a las arafias. 523. Casi nunca me ruborizo. 524. No temo contract una enfermedad o cou- tagiarme al tocar las manillas de las puertas. 525. Ciertos animales me ponen nervioso. 526. No tengo ninguna esperanza en el par­ venir. 527. Mis familiares y parientes mâs cercanos se llevan bastante bien. 528. No me ruborizo con mâs frecuencia que los demâs. 529. Me gustaria vestir ropa cara. 530. A menudo temo llegar a ruborizarme. 531. La gente puede bacerme cambiar de opi­ nion muy fâcilmente, incluso en mate­ ria» en las que creia tener ya criterio firme. 532. Puedo soportar tanto dolor como los de­ mâs. 533. No me molesta eructar con frecuencia. 534. Varias veces he sido el ultimo en darme por vencido al tratar de hacer algo. 535. Siento la boca reseca la mayor parte del tiempo. 536. Me pone de mal humor que la gente me meta prisas. 537. Me gustaria cazar leones en Africa. 538. Creo que me gustaria el trabajo de con feccionar ropa de vestir. CONTINUE EN LA PAGINA SIGUIENTE 510 539. No tengo miedo a los ratones. 540. Nunca he snfrido de paralisis facial. 541. Mi pie! parece ser extraordinariamente sensible al tacto. 542. Nunca he tenido deposiciones (defècacio- nes) negras, de color de alquitran. 543. Varias veces a la semana siento como si fuera a suceder algo espantoso. 544. Me siento cansado una buena parte del tiempo. 545. En ocasiones suefio lo mismo una y otra vez. 546. Me gusta leer libros de historia. 547. Me gustan las fiestas y reuniones sociales. 548. Si es que puedo evitarlo, nunca asisto a un espectaculo sexual. 549. Me acobardo al enfrentarme a dificulta­ des o crisis. 650. Me gusta reparar las cerraduras de las puertas. 551. Algunas veces estoy seguro de que otro puede decir lo que estoy pensando. 552. Me gusta leer temas cientfficos. 553. Me da miedo estar solo en lugares am- plios y abiertos. 554. Si fuera un artista me gustaria dibujar nifioB. 5551 Algunas veces me siento al borde de una crisis nerviosa. 556. Cnido mucho mi forma de vestir. 557. Me gustaria ser secretario/a privado/a. 558. Muchas personas son culpables de mala conducts sexual. 559. A menudo he sentido miedo en plena noche. 560. Me molesta mucho olvidarme donde pon­ go las cosas. 561. Me gusta mucho montar a caballo. 562. La persona hacia quien sentia mâs afec- to y admiraciôn cuando era nifib, fue una mujer (madre, hermana, tia a otra mujer). 563. Me gustan mâs las historias de aventu­ ras que las roraânticas. 564. Me inclino a dejar de hacer algo que de­ seo cuando los démis piensan que no vale la pena realizarlo. 565. Siento deseos de tirarme cuando estoy en un sitio alto. 566. Me gustan las escenas de amor de las pelicnlas. - 511 8SQ FORM A RESEARCH EDITION In this booklet there are statements about moods and feelings that most people have at one time or another. There is no such thing as a "right" or "wrong" answer, because people are different. All you have to do is to answer these statements according to how you feel at this moment. Don't answer according to how you usually feel, but rather how you feel right here and now. Please mark your answers on the Answer Sheet only. Each statement has four choices, a, b, c, and d. Choose the one that tells best how you feel right now. Then fill in the slot under that letter. Mark only one letter for each statement. Be sure the number of the statement is the same as the number you're marking on the Answer Sheet. Example: I feel in a happy mood, a) very true bl fairly true c) fairly false d) very false You could, of course, choose any one of the answers. If you feel really happy at this moment, you would choose and mark a. If you are feeling very unhappy, you would mark d. The b and c answers give you a middle choice. But don't use the 6 or c answer unless the a or d is just not right for how you feel. Keep these points in mind: 1. Don’t spend too much time thinking about your answer. Give the first, natural answer that comes to you about the way you feel now. 2. Be sure that the number you mark on the Answer Sheet matches the statement in the Booklet. 3. Answer every statement, even if it doesn't seem to apply to you very well. Your answers will be kept entirely confidential. 4. Answer as honestly as you can what is true of you. Please don't mark something because it seems like the "right thing to say " 5. Remember to answer according to the mood you're in RIGHT NOW'. C o n v n g h t ' f ' 1971 1974 b y th e In s titu te lo t P e tso n e iitv and A b ility Tes ting , 1602 04 C oronado D rive , C ham pa ign , Illin o is A ll r ig h ts reserved P rin ted in U S A This b o o k le t, o r pa rts th e re o l, m ay no t be re p ro d u ce d , c o p ie d , o r trans la ted m a n y fo rm W ith o u t the w r it te n pe rm iss ion o1 the pu b lish e r 5i2 1. At this minute I have no worries or problems, a) very true bl faiiiy true cl fairly false dl very false I feel tense and uneasy, al very true b| fairly true cl fairly false dl very false 2. Right now there is al a great deal of pressure bl some pressure cl hardly any pressure dl no pressure at all 10. I am doing as well as I really can today, al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 3. I'm in really high spirits, al very true b| fairly true cl fairly false dl very false The way I feel now, a difficult problem would be a| very challenging bl fairly challenging cl a nuisance dl hard to cope w ith 11. The way I feel now, I wouldn't depend too much on the kindness of people i know. al very true b| fairly true cl fairly false dl very false 12. In my present mood, I find myself acting al very carefully and deliberately bl rather cautiously and carefully cl rather Impulsively dl very impulsively, w ithout thinking first 5. At the moment I feel very lazy, al very true bl fairly true cl fairly falsa dl very false 13. I feel al very w ide awake bl fairly w ide awake cl somewhat sleepy dl very sleepy 6. I'm so worked up and worried that my hands are shaking, al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 14. Right now I have no strange aches and pains that I can't explain, al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 8. When I talk to people today, I wonder If they are really interested in what I'm saying. a| very true bl fairly true cl fairly false dl very false Clever ideas keep popping into my mind today, al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 15. At the moment I feel al very talkative bl fairly talkative cl fairly quiet d| very quiet 16. I feel I need some sleep but I'm too keyed up to go to bed, even if I could, al very true bl fairly true cl fairly false dl very false © IP A T . 1971, 1974 513 17. If an accident happened right now, I wouldn't get over-excited or rattled. a) very true b) fairly true ci fairly falaè dl very false V18. Right now, circumstances won't allow me to take it easy, al very true b| fairly true ci fairly false dl very false 25. At the moment, I don't have any feelings of nervousness (such as an upset stomach, pounding heart, etc.I. al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 26. My life today could be described as being al very hectic and energy draining bl fairly hectic and somewhat draining cl mostly easy going dl absolutely taking it easy 19. At this moment I'm not as optimistic about things as I usually am. a| very true b| fairly true ci fairly false dl very false 27. I'm in the mood to enjoy some kind of game or sport with friends, al very true b| fairly true cl fairly false dl very false 20. If I were to take part in a group activity right now, I would be al very cooperative and enthusiastic b| rather cooperative cl rather uncooperative dl very uncooperative 21. I’m very tired today. a| very true bl fairly true cl fairly false dl very false 22. The way I feel now, I wonder whether I've ever In my life really been of much use to anyone, al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 28. Tunes keep running through my head today, even when I don't want them to interfere with my thoughts. al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 29. I feel full of pep and vigor, al very true bl fairfy true cl fairly false dl very false 30. At the moment I'm feeling sort of guilty about things. al very true bl fairly true cl fairfy false dl very false 23. If I were in a crowd at this moment I'd be a| very comfortable bl fairly comfortable cl fairly uncomfortable d| very uncomfortable 31. I'd like to be at a noisy party right this minute, al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 24. I'd rather listen to soft, dreamy music than to loud, noisy music right now. al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 32. Today I have to work hard to keep wide-awake and alert, al very true b| fairly true cl fairly false dl very false 514 33. In my present mood I'm afraid I may "fly off the handle" and "tell somebody off." a) very true b) fairly true cl fairly false d| very false 41, The way I feel now I could handle most things that might happen, al very true b) fairly true cl fairly false dl very false 34. I'd say that just now I'm al very calm bl fairly calm cl somewhat restless and on edge dl very restless 35. I've gotten a lot of enjoyment out of doing things for myself today. a) very true bl fairly true cl fairly false dl very false 36. At the moment I feel in tip-top shape, both mentally and physically. al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 37. Even if I worked really hard today I wouldn't feel exhausted or tired. al very true bl fairly true cl fairly false d) very false 38. I feel I fulfill my duties in a way that everyone approves of. al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 39. At the moment I feel very daring and adventurous. al very true b| fairly true cl fairly false dl very false 40. I just don't seem able to think things out clearly right now. al very true, i ’m not able to bl fairly true cl fairly false dl very false, I can 42. At the moment I'm not feeling any great stress or strain. al very true, I don't bl fairly true cl fairly false dl very false, I do 43. I find loud noises and loud voices unpleasant and hard to take today. al very true b| fairly true cl fairly false dl very false 44. Today, scenes from the past pop into my mind when I'm thinking about something entirely different. al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 45. At the moment, my arms and legs feel almost too heavy to move. al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 46. I'm pretty demanding and complaining today, al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 47. Right now it would be more enjoyable to read stories than to tell them. al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 48. At the moment my hearing seems keener than usual. al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 515 49. In my present mood I think I'd almost be tears if things went wrong. a) very true b) fairly true ci fairly false dl very false 57. I'm restless, as if I want something but don't know what, al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 50. It seems that I'm continually "on the go," feeling I have a thousand things I must do. al very true bl fairly true ci fairly false dl very false 51. At the moment I'm not as happy as others around me seem to be. al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 52. In my present mood, I can easily make up my my mind about doing things. al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 53. At this moment I'd rather al lie down and rest bl Just take It easy c| do something, but nothing too active dl do something active and exciting 54. I'll probably lie awake tonight wondering what will happen because of things I've done wrong, al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 55. If I had to talk to other people right now. I'd have al a hard tim e thinking w hat to say bl some trouble thinking w hat to say cl no trouble at all in thinking w hat to say dl more to say than there's tim e for 56. At the moment ideas come to me easily, al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 58. My social life is al almost non-existent, almost nothing bl somewhat slow cl fairly active dl very active, almost hectic 59. In my present state I have trouble keeping my mind on anything worthwhile. al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 60. I'm finding it hard to organize my ideas when I want to say something today. al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 61. Some snappy, brisk exercise right now would al really pep me up bl pep me up a bit c| tire me a little dl exhaust me 62. Right now I'm satisfied with the way I usually behave. al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 63. If a social gathering were going on now. I'd probably just sit back and watch the others, al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 64. My mind is more active than it was earlier in the day. al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 516' 65. I feel very much at ease at the moment. a| very true b) fairly true cl fairly false dl very false 66. In my present mood I'd enjoy a game only if I won. al very true b| fairly true cl fairly false dl very false 73. I'm in a nice comfortable mood, al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 74. I've had a lot of demands put on me today. a| very true bl fairly true cl fairly false dl very false 67. Right now I feel that everything in life is working out the way I want, al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 75. Whatever I'd have to do today, I think I would do it better than usual, al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 68. If I had to make an all-out physical effort now. I'd get dizzy and feel like fainting, a) very true b| fairly true cl fairly false dl very false 76. I wish my life weren't so complicated andi confused right now. al very true b| fairly true cl fairly false dl very false 69. At the moment my liking for work is up to my normal level, al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 77. I feel as if I'm suffering from tired, worn-out: blood. al very true b) fairly true cl fairly false dl very false 70. I feel weighed down and sad at the moment, thinking of the bad things I've done, al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 78. I'm satisfied with myself right now. a) very true bl fairly true cl fairly false dl very false 71. If I were unexpectedly called on right now to speak before a large audience. I'd be al very nervous and unsure of myself bl a little nervous cl fairly calm and confident dl very calm and confident 72. My thoughts move slowly today, al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 79. Today most people I know would rate me as being________________________ than usual. al more quiet bl a little more quiet cl a little more lively d) much more lively 80. Time seems to be passing very slowly today, al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 5ï7 81. I'm feeling disagreeable and grouchy. a) very true bl fairfy true cl fairly false d) very false 89. At the moment, al very true bl fairly true ci fairly false dl very false I'm anxious and worried. 82. Right now I seem to be operating at a level of performance. al high bl average c) below average dl very low 83. I feel so "down" I wonder if I can make it through today. al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 84. I feel that I'm ready for any emergency, el very true b) fairly true cl fairly false dl very false 85. I have enough energy right now to go on a good hike. al very true bl fairly true ci fairly false dl very false 90. Today I feel al not at all angry bl a little angry cl somewhat angry dl very angry 91. I'm in a playful, joyful mood, al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 92. It would be hard for me right now to tell some­ one exactly what one of my recent dreams was about, al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 93. Physically I feel al absolutely weary bl tired cl fairly energetic dl full of energy 86. I feel as if nothing will bother me when I go to sleep tonight, al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 87. 88. At the moment I'm pleased with my physical appearance. al very true bl fairly true cl fairly false dl very false The way I feel now I could get enthusiastic about almost anything. al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 94. At the moment I'm satisfied with the way things have gone, al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 95. When I talk about things today I can make others share my enthusiasm. al very true bl fairly true cl fairly false dl very false 96. Too much seems to be happening all at once, al very true bl fairly true cl fairly false dl very false C cpvrjgh i © 197 !. 1974 bv I he In s m u ie fo r Per.sonalltv and A b ili lv Testing , 1602-04 C oro n a d o D rive . C ham oaign. Illin o is A ll rights tpse rved P rin ted m U .S A This b o o k le t, or pa rts th e re o l, m av n o t be re p ro d u ce d , cop ied , o r trans la ted m any fo rm y .iih o u t the w r it te n pe rm iss io n o f the pub lishe r 518 Ape 11 i dos. .. . ......................... Nombre.......... . Edad. . . ...... Sexo......... Curso........ Centro. Procure contestar a las siguientes preguntas de la forma mai since ra posible. Conteste lo que Siente Ahora, en este mismo momento Lo que siente ahora no tiene porque coincidir con lo que le pasa usualmente. No se pare demasiado. No piense mucho lo que va a contestar. Contes­ te lo que de Forma natural y primera créa que ahora siente. No se preocupe de sus contestaciones pues son absolutamente conPi- denci aies. Reçuerde que unicamente tratamos de medir algunos aspectos je su es­ tado de ânimo "en este mismo momento". 519 1. En este momento no tengo problèmes o preocupaciones. a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente Falso d) muy F also 2. Ahora mismo tengo a) gran cantidad de tension b) Alguna tension c) diFiciimente alguna tension d) ninguna tension en absoluto 3. En realidad estoy de muy buen humor, a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente Falso d) muy F also 4. Tal como me siento ahora, un problema dificil me séria a) muy desaFianta b ) medianamente desaFianfce c) Una incomodidad d) enF rentrarse con algo pe no so 5. En este momento me siento muy perezoso. a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente Falso d) muy Falso 6. Estoy tan excitado y preocupado que mis manos estân temblorosas a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente falso d) muy Falso 7. Cuando hoy hablo con la gente me preocupo si estara realmente in- teresada en lo que le digo a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente Falso d) muy Falso 8. Hoy me llegan ideas luminosas. a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente Falso e) muy Falso 5209. Me siento tenso e inquieto. a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente falso d) muy falso 10. Todo lo que hago hoy lo realizo lo mejor que puedo. a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente falso d) muy falso 11. Segun me siento ahora, no dependeria demasiado de la simpatia de la gente que conozco. a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente falso d) muy falso 12. 8ajo mi estado de animo actual, puedo yo mismo actuar a) muy cuidadosa y deliberadamente b) bastante cautelosa y cuidadosamente c) bastant impulsivamente d) muy impulsivamente, sin pensarlo antes 13. Me siento a) muy despierto b) medianamente despierto c) un poco soMoliento d) muy soPoiiento 14. Ahora mismo no poseo extraRos dolores o molestias que no puedo explicar. a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente falso d) muy falso 15. En este momento me siento a) muy hablador b) medianamente hablador c) medianamente callado d) muy callado 16. Siento que nece si to dormir pero, si pudiese ir a la cama, siento que estoy demasiado tenso para hacerlo. a) muy verdadero b)medianamente verdadero c ) medi anamente falso d) muy falso 521 '(7. Si ahora mismo ocurriase un accidente,no me sohre-excitarfa o aturdi rfa. a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente falso d) muy falso 10. Ahora mismo las circunstancias no me permiten relajarme. a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente falso d) muy falso 19. En este momento no estoy tan optimist'a con respecto a las cosas como usualmente soy. a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente falso d) muy falso 20. Si ahora mismo participase en una actividad de grupo, estaria a) muy cooperativo y entusiasta b) bastante cooperativo c) poco cooperativo d) nada cooperativo 21. Estoy muy cansado hoy. a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente falso d) muy falso 22. Tal como me siento ahora, me pregunto si en toda mi vida he sido util a alguna persna en.algûn momento. a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente falso d) muy falso 23. Si en este momento estuviese entre una muchedumbre me encontraria a) muy comodo b) bastante comodo c) bastante violento d) muy violento • 522 24. Ahora mi smo preferiria escuchar musica suave y soRadora mejor que musica alta y ruidosa. a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente falso d) muy falso 25. En este momento, no tengo signos de nerviosi smo(tales como malestar de estomago, latir rapido del corazon, etc.). a) muy verdadero b) medinamente verdadero c) medianamente falso d) muy falso 26. Hoy se podria describir mi vida como a) muy agitado y exhausto de energia b) bastante agi t ado y algo exhausto de energia c) bastante trancuilo d) absolutamente tranquilo 27. Me encuentro en un estado de humor adecuado para gozar de algûn tipo de juego o déporté con los amigos. a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente falso d) muy falso 28. Hoy siguen apareciando en mi mente c anc i ones o melodias, incluso cuando no quiero que interfieran mis pensamientos. a) muy verdadero b) medi anamente verdadero c) medi anamen re f al so d) muy falso 29. Me siento Ileno de energia a) muy verdadero b) medianamente va rdade ro c) medi anamente falso d) muy falso 30. En este momento, me siento a) muy verdadero b) medi anamente ve rdade ro c) medi anamente falso d) muy f also de ciertas cosas. ■ 523 31. Ahora mismo me gustaria estar en una Fiesta ruidosa. a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente falso d) muy falso 32. Hoy tengo que esforzarme para mantenerme despierto y alerta. a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente falso d) muy falso 33. Bajo mi estado de animo actual, tengo miedo de enfadarme y discutir bruscamente con alguien ("tirarle los t r as to s a la cabeza" a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente falso d) muy falso 34. Ahora diria que estoy a) muy tranquilo b) bastante tranquilo c) algo inquieto y nervioso d) muy inquieto y nervioso 35. Hoy he obtenido mucho placer de las cosas que he estado haciendo para mi mismo. a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente falso d) muy falso 36. En este momento me encuentro en plena forma tanto Fisica como mentalmente. a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente falso d) muy falso 37. Hoy no me senti ria exhausto ni cansado incluso si trabajase duro, a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente falso d) muy falso 524 38. Siento que cumplo con mis deberes de tal forma que todo el mundo lo aprueba. a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente falso d) muy falso 39. En este momento me siento muy atrevido y aventurera. a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente falso d) muy falso 40. Ahora mismo parece que no puedo pensar claramente sobre las cosas a) muy verdadero, que no soy capaz b) bastante verdadero c) bastante falso d) muy falso, soy capaz 41. Tal como me siento ahora, podria superar la mayoria de las cosas que pudieran ocurrirme. a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente falso d) muy Falso 42. En este momento no siento gran estrés o tension. a) muy verdadero, no lo siento b) medianamente verdadero c) medianamente falso d) muy falso, lo siento 43. En.,cuent ro que ruidos y voces algo elevados son hoy desagrada- bles y dificiles de aguantar. a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente falso d) muy falso 44.Hoy aparecen an mi mente escenas de 1 pasado cuando pienso cosas totalmente diferentes. a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente falso d) totalmente falso 525 ' 45. En este momento siento eue mis piernas y brazos se encuentran de- masiado pesados para mouerme. a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente falso d) muy falso 46. Hoy estoy bastante "mandon*' (exigents) y "que jica". a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente falso d) muy falso 47. Ahora mismo séria mas agradable para mi leer cuentos eue contarlos, a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente falso d) muy falso 40, En este moment o ml oido parece mas agudo de lo normal a) muy verdadero b ) medianamente verdadero c) medianamente falso d) muy falso 49. En mi estado de humor actual, pienso cue me echaria a llorar si las cosas me fussan mal a) muy vèrdadero b) medianamente verdadero c) medianamente falso d) muy falso 50. Parece que estoy continuamente "sin parar" sintiendo que tengo mil cosas que hacer. a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente falso d) muy falso 51. En este moment o no estoy t an contento como a mi alrededor pare­ cen estar los demas. a) muy verdadero b) medianamente verdadero c) medianamente falso d) muy falso 526 52. En mi estado de humor actual, puedo Facilmente" decidir sobre cosas a realizar. a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c) medianamente falso d) muy Falso 53. En este momento preFerirfa a) tumbarme y descansar b) solo relajarme c) hacer algo pero no muy activo d) hacer algo activo y excitante 56. Frobablemente estare esta noche despierto en la cama preguntan- dome 1o que ocurrira debido a las cosas que he hecho mal. a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c) medianamente Falso d) muy Falso 55. Si tuuiera que hablar ahora mismo con otra gente, tendrxa a) momentos diFiciles pensando lo eue uoy a decir b) algûna diFicultad pensando lo que uoy a decir c) ninguna diFicultad d) no tendria tiempo para decir todo lo que quisiera 56. En este momento me uienen Facilmente las ideas. a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c) medianamente Falso d) muy Falso 57. Estoy inquieto, como si quisiera algo pero sin saber que. a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c) muy Falso d) medianamente Falso 58. ni vida social es a) cesi no existante, casi nada b) algo lenta c) bastante activa d) muy activa, casi agetreada 527 59. En mi estado de humor actual tengo problèmes ’para encontrarme alguna cosa que merezca la pena, a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c) medianamente falso d) muy falso 50, Encuentro dificil organizer mis ideas cuando hoy quiero decir algo a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c) medianamente falso d) muy falso 61. Ahora mismo, algun ejercicio rapido y animado a) me animaria mucho b) me animaria un poco c) me cansaria d) me agotarfa 6 2. Ahora mismo estoy satisfecho con la forma en que normalmenta me comporte. a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero •c) medianamente falso d ) muy falso 63. Si ahora mismo hubiese una reunion social (un grupo de gente) pro- blemente me sentaria a observar a los demas. a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c) medianamente falso d) muy falso 66. ni mente es ahora mas activa que anteriormente an este mismo dfa a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c) medianamente falso d) muy falso 65. En este momento me siento muy relajado. a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c) medianamente falso d) muy falso 528 10 ; 65. En mi estado de humor actual me diuertirfa con el juego solo si gana ra. a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c) medianamente falso d) muy falso 67. Ahora mismo siento que todo en la uida esta funcionando como yo quiero. a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c) medianamente falso d) muy falso 68. Si tuuiera que hacer un gran esfuerzo fisico ahora, me marearfa y me sentirfa desmayar. a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c) medianamente falso d) muy falso 69. En este momento, el gusto que tengo para el trabajo se encuentra a mi niuel normal. a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c) medianamente falso d) muy falso 70. En este momento me encuentro pesado y triste pensando en las Cosas malas que he hecho. a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c) medianamente falso d) muy falso 71. Si ahora mismo me llamasen para hablar delante de una gran audien cia, estarfa a) muy neruioso e inseguro de mi mismo b) un poco neruioso c) bastante calmado y confiado d) muy calmado y confiado 72. Hoy mis pensamientos fluyen lentamente a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c) medianamente falso d) muy falso 529 11 73. Estoy en un estado de humor comodo y agradable a) muy uerdadero b ) medianamente uerdadero c) medianamente falëo d) muy falso 74. Me han puesto hoy demasiadas tareas. a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c) medianamente falso d) muy falso 75. Cualquier cosa que tuuiera que hacer hoy pienso que la harfa mejor que habitualmente. a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c) medianamente falso d) muy falso 76. Qjalâ que ahora misMo mi uida no fuesa tan complicada y confuse a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c) medianamente falso d) muy falso 77. Siento como si estuuiera sufriendo de sangre gastada y candada (como si necesitase una transfusion), a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c ) medianamente falso d) muy falso 78. Ahora mismo estoy satisfecho conmigo mismo. a) muy uerdadero b ) medianamente uerdadero c) medianamente falso d) muy falso 79. Con respecto a mi forma de se r habituai, hoy la mayoria de la gente me calificaria como a) mas callada b) un poco més.'-caîlada c) un poco mas animada d) mucho mas animada 80. Hoy el tiempo parece pasar lentamente. a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c) medianamente falso d) muy falso 53001. Me encuentro de mal humor y "gruhdn”. a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c) medianamente Falso d) muy falso 82. Ahor mismo me parece que estoy actuando a un niuel de desarrollo a) alto b) medio c) bajo medio d) muy bajo 83. Me siento tan decaido cue ne pregunto si podre pasar hoy el dfa. a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c) medianamente falso d) muy falso 04. Siento que estoy preparado para cualquier emergencia. a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c) medianamente falso d) muy falso 85. Ahora mismo tengo energfa suficiente como para ponerme a"hacer monte". a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c) medianamente falso d ) muy falso 86. Siento que nada me molestara cuando me acueste esta noche. a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c) medianamente falso d) muy falso 87. En este momento estoy contento con mi aspecto fisico. a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c) medianamente falso d) muy falso 08. Tal como me encuentro ahora podria ponerme entusiasta sobre casi cualquier cosa. a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c) medianamente falso d) muy falso 09. En este momento estoy ansioso y preocupado. 531 a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c) medianamente falso d) muy falso 90. Hoy me siento a) No enfadado en absolute b) algo enfadado c) enfadado d) muy enfadado 91. Me encuentro en un estado de humor juguetdn y gozoso. a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c) medianamente falso d) muy falso 92. Ahora mismo me resultaria muy dificil contar a alguien exactamente lo que trataba alguno de mis suenos, a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c) medianamente falso d) muy falso 93. Fisicamente me siento a) absolutamente agotado b) cansado c) bastante enérglco d) lleno de energia 94. En esta momento estoy satisfecho con la forma en que me han ido les cosas. a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c) medianamente falso d) muy falso 95. Cuando hoy hablo sobre diuersas cosas, soy capaz de hacer que los demas compartan mi entusiasmo. a) muy uerdadero b) medianamente uerdadero c) medianamente falso d) muy falso 6. Parece que me estan ocurriendo demasiadas cosas a la ucz. a) muy uerdadero :b) medianamente uerdadero c) medianamente falso d) muy falso N 20 532 r o PC T O U L O u r ic i =>i f ; r o i m PT - — — —— — — — «.N ApeUidos y no m b re: ........................................... F d n à : Se.\o: ...... V o M E m p ic s a : ...............................................C a te g a r 'm :........ ..... .......... Ç e n iro de em etln nza: ........................................... C u rso:.................... I N S T R U C C I O N E S Tache lo m is r ip id a m e n te posih le todos lo» signos que sean iguales a los indicados a con tinuacîôn -a C L • o ô ç t ) i / c ^ - o o - 6 ç p o - - o & c ^ d ’ \ > V » p d ’ p o - ( ^ ^ ç t \ , >» d ç ev*o of ô ç o~p cf o - p t » c^c^ 'b-o y o -c f o - b p 6 p *p p ç 6 p b xa p o - d ' o - b - o p O ' 6 ç p ô - o 6 ç ty tf 6 9 p p b o - c T - o b p o - b 9 t>- 6 <1 9 - 0 0 - 9 p e f p b p 6 b tf à p p - o 9 p c ' ô - o 9 o p b - o p 9 6 o - p c f b 9 p 6 - o p b cf*o * f p - o b p 6 p 9 p p p A 9 b tf-a A p p r f 5 - o A p p c f Q - o A b ç p b - o A p t f p p o t / p p c f b ç p b p 6 q 9 b p p p c f A 9 p p t s 3 P 4 ■o NO VUELVA LA HOJA H AST A QUE SE LE INDIQUE CopyrïgKt Ç ) 1972, l>y T/cnicos FüpPcijtl^U i AsociaJo», S. A . Edita : T E A Fdictones, S. A . - c/ F ray Bernard ino Ac Sahiigûn, s/n. - M a d rid -1972 DfrA4)f«i M. 37120 - i m 533 -a CL I K3 I A 9 b c/ p-o o» ô 9 p p-o 6 p c / b b p i/p o- t f h 9 p p-o b 6 9 p-o p p A ç