RT Book, Section T1 Alfabetización en salud e información A1 Montesi, Michela A2 Montesi, Michela A2 Marco Cuenca, Gonzalo A2 Ramírez Martín, Susana María AB En el ámbito de la comunidad biomédica se viene hablando de Alfabetización en Salud (AS, Health Literacy en inglés) desde por lo menos 1974 (Simonds, 1974). De entre todas las definiciones dadas en los años posteriores, quizás la que más eco ha tenido sea la de Nutbeam en la primera edición del Health Promotion Dictionary de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1986: “the cognitive and social skills which determine the motivation and ability of individuals to gain access, to understand, and use information in ways which promote and maintain good health” (Nutbeam, 1986; OMS, 1998: p. 10). Desde el año 2007 hasta 2016, se han producido según (Malloy-Weir, Charles, Gafni, et al. 2016) aproximadamente 250 definiciones diferentes, siendo la mayoría de ellas variantes de otras definiciones muy populares como la de Nutbeam citada arriba o la que daban Ratzan y Parker en la introducción a una bibliografía de la National Library of Medicine en el año 2000 (Ratzan y Parker, 2000). Todas comparten unos elementos comunes, principalmente la especificación de las competencias y habilidades que supone la AS, aunque pueden variar en el número y tipo de competencias y habilidades identificadas, en el tipo de acciones que caracterizan a la AS, así como en el contexto o situación en los cuales se puede dar. La capacidad de acceder a la información y saber utilizarla para tomar decisiones relacionadas con la salud es un elemento común a todas ellas.En la literatura se reconoce la existencia de tres dimensiones entrelazadas en la AS: (a) la funcional, o las competencias lectoras y escritoras para funcionar correctamente en situaciones del día a día, (b) la comunicativa o interactiva, o las competencias sociales necesarias para participar en actividades del día a día y aplicar la nueva información a circunstancias cambiantes, y (c) la crítica, o saber analizar críticamente la información y saberla utilizar para ejercitar un control mayor sobre eventos y situaciones de la vida (Nutbeam, 2000). Sin embargo, modelos complementarios posteriores a (Nutbeam, 2000) aportan dimensiones adicionales, enfatizando otras competencias, y especificando el alcance y las áreas de aplicación de la AS. Basándose en 12 modelos previos, Sørensen, Van den Broucke, Fullam et al. (2012) elaboran un modelo integrador en el centro del cual sitúan las competencias informacionales, específicamente el acceso, la comprensión, la evaluación y la aplicación de la información sobre salud. Complementariamente, definen tres ámbitos de aplicación de dichas competencias, a saber el sistema de salud, la prevención de las enfermedades, y la promoción de la salud. Debido a su complejidad y multidimensionalidad, es difícil trasladar a la práctica el concepto de AS, aunque se entiende que tiene implicaciones importantes a nivel de individuos, sistema sanitario, comunidades y sociedad. La OMS define la AS como un concepto complejo y en evolución que puede definirse sólo en líneas generales como “[…] the ability of individuals to gain access to, understand and use information in ways which promote and maintain good health for themselves, their families and their communities” (OMS, sin fecha). Según Sørensen et al. (2012), la AS ya no concierne solo a la capacidad de transformación individual sino también a la capacidad de transformación contextual y social, estando relacionada con el crecimiento económico, y el cambio social y político. Juvinyà-Canal, Bertran-Noguer y Suñer-Soler (2017) prefieren ver la AS más como el resultado de un proceso que consiste fundamentalmente en educar para la salud. Nguyen, Paasche-Orlow y McCormack (2017) consideran la AS como un concepto dinámico cuya evolución se ve afectada por el idioma y la cultura en un mundo cada vez más global y en movimiento. Significativamente, la introducción del término AS en 1974 coincide con la primera propuesta del término Alfabetización Informacional, coincidencia que Colmenero Ruiz y Cuevas-Cerveró (2008) sitúan en el marco de una redefinición en clave funcional del propio concepto de alfabetización durante los años 60 y 70. Tanto la AS como la alfabetización informacional se caracterizan por ser multidisciplinarias y suponer, entre otras cosas, la capacidad de comprender la información y utilizarla para tomar decisiones, así como por algún nivel de competencias en tecnologías de la información (Lawless, Toronto, y Grammatica, 2016). Por otro lado, si la AS enfatiza más el rol de la información en la interacción entre personas enfermas y el sistema de salud, la alfabetización informacional se centraría en las competencias de búsqueda y recuperación de información. Según Lloyd (2014) la AS sería un ejemplo de alfabetización informacional en contexto, proponiendo una especie de relación jerárquica entre una y otra. La literatura producida sobre la AS es abrumadora. En octubre de 2017, PubMed devolvía casi 6700 resultados en una búsqueda general sobre health literacy, aproximadamente el 60% de los cuales se ha publicado entre 2013 y 2017. Pese a que los orígenes del concepto de AS se sitúen en la década de los setenta, la problemática de la AS se ha empezado a estudiar fuera de EEUU solo recientemente (Romero y Ruiz-Cabello, 2012). En España, a pesar del interés relativamente temprano del colectivo médico de atención primaria que publicaba una monografía sobre AS en 2012 (Basagoiti, 2012), el colectivo investigador en ciencias de la salud ha empezado a interesarse por el tema algo después, quizás influido por la publicación del Informe europeo sobre la AS en ocho estados miembros, incluida España (Pelikan, Röthlin y Ganahl, 2012). Varios estudios recientes realizados en España para medir la AS en diferentes grupos de pacientes utilizan la versión abreviada del cuestionario de la encuesta europea, HLS-EU-Q16, (Falcón Romero, García Gambín, Fernández López et al., 2017; Santesmases-Masana, Gonzalez-de Paz, Real et al., 2017), señal de que el estudio europeo ha podido despertar el interés de la comunidad científica española. PB Trea SN 978–84-17767–07 5 YR 2019 FD 2019 LK https://hdl.handle.net/20.500.14352/94661 UL https://hdl.handle.net/20.500.14352/94661 LA spa DS Docta Complutense RD 27 abr 2025