%0 Book Section %T Elecciones reproductivas: ¿es la adopción una alternativa a la gestación subrogada? publisher Tirant lo Blanc %D 2020 %U 978-84-1355-517-1 %@ https://hdl.handle.net/20.500.14352/113221 %X ¿Es la adopción internacional una alternativa a la gestación subrogada? La respuesta requiere matices pues, por muy polarizadas que se encuentren las opiniones en el debate público, lo cierto es que no se plantea como una alternativa real para las familias de intención. Es verdad que, según el tipo de familia de que se trate (heteroparentales, homoparentales o monoparentales), se relacionan de maneras diferentes con estas alternativas reproductivas. Por ejemplo, la adopción internacional es una opción difícil de concebir para las familias homoparentales y, también, para las monoparentales. Además, si la adopción (nacional o internacional) se plantea desde la perspectiva del derecho del niño a tener una familia y se topa con las limitaciones que interpone el principio jurídico del interés superior del menor, la GS responde, en última instancia, al deseo de unos adultos de ser padres. Se trata de opciones reproductivas que siguen, por así decir, dos lógicas de hacer parentesco muy diferentes, y con motivaciones e implicaciones familiares, jurídicas y sociales muy diferentes también. Justamente por esta razón consideramos que reducir los términos de la controversia a un debate ético, invocando grandes y loables principios morales, nos parece una abstracción que aporta realmente poco en comparación con la posibilidad de hacer un análisis de las prácticas concretas en las que esas decisiones son efectivamente tomadas: contextos culturalmente configurados y socialmente estructurados que habilitan campos de decisión con posibilidades, no solo alternativas, sino desiguales. Voces críticas con la adopción han significado las denuncias de secuestro, explotación, abusos y tráfico de menores, articulada en una retórica del abandono que, en nuestra opinión, da lugar a un discurso revictimizador de los hijos y de culpabilización o, al menos, de responsabilización de las familias biológicas, y muy particularmente, de las madres. Por otra parte, la GS es reprobada por ser considerada una mercantilización del trabajo reproductivo de las mujeres que resulta inasumible, y se destaca que el deseo (de ser padres) no puede validarse como un principio legitimador de estas prácticas. Así y todo, pensamos que uno de los riesgos que se asume, y quizá no el menor, al tratar estas cuestiones en clave ética es postergar la discusión sobre las condiciones socioeconómicas, políticas y culturales en las que las familias (de intención o biológicas), y especialmente las mujeres, así como las personas terceras participantes (gestantes y donantes), toman sus decisiones reproductivas (o, siquiera, se plantean la reproducción como algo opcional que responde a intereses, preferencias y expectativas íntimas y personales). ¿En qué medida los diferentes agentes implicados en los procesos reproductivos toman (o no) autónomamente sus decisiones reproductivas? El hecho de que la gestación se disocie de la maternidad no es un fenómeno novedoso en el marco de la diversidad humana, como atestiguan las evidencias etnográficas aportadas desde la Antropología en relación con la diversidad cultural de los sistemas de parentesco. Lo que sí es inédito, y ello constituye en nuestra opinión una “gran transformación” de los modos socialmente viables de formación de familias y de acceso a la paternidad y/o maternidad, es el hecho del protagonismo creciente de las lógicas de mercado como mediaciones de estas prácticas culturales que atañen a la reproducción humana y a la filiación familiar; y ello, tratándose por igual de la adopción (mercado restringido) como de la GS (mercado ampliado). La importancia central que, para nosotros, cobra la cuestión de las condiciones socioeconómicas, políticas y culturales apunta al dato histórico de la estratificación social, y particularmente, a las diferencias en los recursos y condiciones sociales que posibilitan y constriñen la toma de decisiones reproductivas de los diferentes (y desiguales) conjuntos sociales. De ahí que más nos hubiese valido reformular la pregunta que animó nuestra reflexión inicial en este capítulo en los siguientes términos: ¿en qué medida son equitativas las condiciones en las que las familias biológicas y de intención toman sus decisiones, y hasta qué punto ello sucede en contextos de justicia social y de respeto a la autonomía familiar? %~