%0 Book Section %T Dos representaciones de Chi soffre speri en Andria, 1649-1650 publisher Leo S. Olschki %D 2016 %U 978 88 222 6475 6 %@ https://hdl.handle.net/20.500.14352/91926 %X Chi soffre speri (con música de Virgilio Mazzocchi y Marco Marazzoli) fue una de las óperas más destacadas de la serie de doce libretos de Giulio Rospigliosi representadas en la Roma barroca durante la era barberiniana (Murata, 1975; Hammond, 1994). Hasta ahora se han identificado dos producciones en el Palazzo alle Quattro Fontane: 1637 y 1639, esta última con la adición del intermedio de la Fiera di Farfa diseñado por Bernini (Bianconi-Walker, 1984). Por su parte, Maria Grazia Profeti (2005, 2009) ha señalado la necesidad de estudiar la influencia del teatro hispánico en los primeros dramas de Rospigliosi como resultado de su primer viaje a España (1626), entre los que estaría Chi soffre speri. En particular, señala que el Decameron es la fuente común al drama de Rospigliosi y a El halcón de Federico de Lope de Vega; en el intermedio citado encuentra ecos de la exitosa Las ferias de Madrid del dramaturgo español (1609). Profeti destaca algunas coincidencias dramatúrgicas más: la presencia en la ópera de una pareja de bufos que recuerda a los graciosos; el papel de la dama travestida de hombre con la función de complicar la trama y, por último, el tratamiento de temas habituales en el teatro áureo.El descubrimiento de un Argomento ed Allegoria impreso en Trani que documenta una producción de esta ópera en la periférica ciudad de Andria en 1649, para celebrar las bodas de un Carafa, invita a revisar la percepción tradicional de las óperas cortesanas de los Barberini como óperas exclusivamente romanas. El impreso se conserva entre la correspondencia de Jacinto de Aguilar y Prado (nombrado en 1649 gobernador de Trani por el conde de Oñate) con el duque de Trani. De ésta se deduce que hubo otra representación de la ópera en 1650 con motivo de las bodas de Felipe IV. El capítulo analiza los vínculos del Argomento con otras fuentes de la misma ópera, teniendo en cuenta los parecidos y diferencias con las versiones romanas. La representación de 1649 invita a considerar el papel de las ciudades "periféricas" en la circulación de la ópera de corte. Por otra parte, a la luz de la correspondencia de Aguilar y Prado y de las observaciones de Profeti sobre los posibles modelos hispanos, cabe preguntarse si la elección de la ópera, en particular para la representación de 1650, fue intencional o no. %~