%0 Generic %A Pavón Rymer-Rythén, Cristián %T Décadas de Asia: el descubrimiento europeo de Asia %J Documentos de Trabajo %D 2018 %U https://hdl.handle.net/20.500.14352/11940 %X A la par que Cristóbal Colón alcanzaba la costa americana, los portugueses llegaban al Indostán. El Descubrimiento de América, por tanto, no fue tanto un hecho aislado, sino que estuvo acompañado por toda una oleada, no de descubrimientos, sino de conocimiento de una serie de regiones que apenas sí habían sido conocidas por los europeos previamente. Evidentemente existían casos, algunos más sonados que otros, como es el de Marco Polo, de europeos viajando a Asia; Oriente formaba, en definitiva, parte del imaginario europeo. Pero si bien es cierto que se conocía la existencia de este mundo, no dejaba de ser uno completamente desconocido, un horizonte muy vago del que no se tenían noticias ni información.Asia era el lugar de las maravillas, donde habitaban personas milenarias, había brujos, hombres gigantes y diminutos, de una sola pierna o un solo ojo; un mundo fantástico, en definitiva. La llegada, en un primer momento por lo militar, seguido por lo religioso, se caracterizaría por una etapa que irá avanzando en distinta medida: lo científico. El mundo asiático pasará a ser tangible, conocido, un lugar al que los europeos pueden ir y, en definitiva, volver.La siguiente exposición se encuentra dividida en tres partes que responden a esta estructura, este “descubrimiento” europeo de Asia a lo largo de la Edad Moderna (siglos XV-XVIII). En primer lugar, analizaremos la llegada de los europeos y sus relaciones con los locales, donde podremos comprobar que la diplomacia vendría a alternarse con el uso de la fuerza. La segunda, por otro lado, se encuentra más englobada al aspecto científico, geográfico e histórico. Los europeos describen cómo es Asia, a todos los niveles, pero sobre todo cómo llegar a ella: las obras geográficas poblarán la literatura de la época, en un intento de mostrar al mundo cómo son estos lugares. Encontramos no sólo descripciones, sino también representaciones, de las ciudades, islas y personas que pueblan el continente asiático.La tercera parte está dedicada al afán religioso, el de convertir a los locales al cristianismo a través de la evangelización realizada por las distintas órdenes mendicantes. Allí veremos cómo reacciona el mundo asiático ante este agente externo, caracterizándose por su última etapa, muy violenta, que vendrá marcada por los martirios llevados a cabo por los distintos poderes a lo evangelizadores que poblaban sus tierras. %~