%0 Book %T Julio Cano Lasso: Naturalezas publisher Dirección General de Agenda Urbana y Arquitectura %D 2021 %@ 978-84-498-1052-7 %U https://hdl.handle.net/20.500.14352/93442 %X Según cuentan, a Julio Cano Lasso no le gustaba podar las ramas de la vegetación que rodeaban su casa en La Florida, y tanto crecieron durante tres décadas que llegaron a cubrirla por completo, asunto que solucionó adelantando un mirador para asomarse entre la fronda, como una constatación más de que, al menos para este arquitecto, presentarse al mundo solo tenía sentido si se respetaba lo que ya había en él.Volver a Julio Cano Lasso es necesario, pero conviene preguntarse cómo hacerlo aquí y ahora, en su centenario. Más o menos a finales de 2018, cuando comenzaron los trabajos en este libro, se hizo evidente la necesidad de afrontar ese interrogante a partir de un doble esfuerzo. Si por un lado resultaba preciso el rigor documental —qué se hizo y cuándo—, se hacía también imprescindible dar cabida a esas actitudes que se escurren entre las líneas. Por muy canónica que resulte la obra de Cano Lasso en ocasiones, no puede explicarse solo como producto académico, según demuestran sus textos o dibujos, tan líricos y desinteresados de todo cálculo erudito, tan personales. A esa síntesis entre lo propio y lo aprendido se le ha otorgado un título peculiar: Naturalezas.La primera acepción de naturaleza en nuestro idioma dice: «Principio generador del desarrollo armónico y la plenitud de cada ser, en cuanto tal ser, siguiendo su propia e independiente evolución». Todo parece estar ahí. En el reconocimiento de ese principio hay observación y paciencia, según dictan los rigores del pensamiento científico, pero también una obvia conexión con lo mítico: si ese desarrollo y esa evolución son dignos de ser preservados, no es únicamente porque podamos capitalizarlos de alguna forma, sino porque transmiten algo profundo.La naturaleza se presenta de manera literal en los dibujos y fotografías de Julio Cano Lasso o, figuradamente, en las ejemplares composiciones de sus plantas, o en sus palabras, entre las que asoma una obvia preocupación por el medio. El término posee para el arquitecto ese significado dual, entre lo disciplinar y lo trascendente, que hace estéril el estilo y ocioso el orden cronológico, toda vez que los temas se repiten y se salta entre ellos con tanta intensidad como relajo. Se trata de una oscilación que puede detectarse en su concienzudo acercamiento a los principios generadores del proyecto («de lo orgánico a lo racional»); en su convencimiento casi animista de que el cuerpo de la arquitectura envejece según sus propios ciclos vitales («la acción poética del tiempo»); en sus indagaciones sobre la continuidad temporal de determinadas estructuras profundas («tradición vigente»); en su interés en detectar las lógicas ambientales de nuestro entorno construido («la arquitectura urbana»), o en su contemplación fascinada de los asentamientos humanos como accidentes geográficos en el paisaje («dibujos y ciudades»). Principios, materia, sistemas, y nuestro hábitat desde dentro y desde fuera: cinco maneras de indagar en lo natural, los cinco capítulos de los que se compone este libro.En su desarrollo se ha adoptado una estructura que inicia un prólogo a cargo de William Curtis y Juhani Pallasmaa y remata un epílogo con textos de José Manuel Sanz y Luis Suárez Mansilla. Si el apartado informativo queda cubierto en esos extremos, con su cronología y sus menciones bibliográficas, el cuerpo central se aproxima, desde el presente, a los temas que vertebran el trabajo de Cano Lasso. Ese núcleo lo componen esas cinco acepciones de lo natural, que se desarrollan a partir de una confrontación entre la voz del arquitecto y un texto crítico contemporáneo, así como una serie de proyectos que encarnan algunas de las ideas enunciadas. Las voces del ahora son de probada contundencia: Iñaki Ábalos, Ángel Martínez García-Posada, Juan Navarro Baldeweg, Andrés Cánovas con Atxu Amann y Josep Llinàs. En las imágenes se produce un juego similar: a las cámaras históricas de Paco Gómez o Pérez Siquier —o el propio Cano— responde la mirada moderna de Iwan Baan.Hay algo desacostumbrado en pensar un libro sobre Julio Cano Lasso en su ausencia. A lo largo del cuarto de siglo que separa el número doble de la revista Nueva Forma de 1972 de la poderosa monografía de la editorial Electa de 1996, el arquitecto dejó su impronta en todos y cada uno de sus retratos impresos. Tan inseparables se hicieron su obra y su voz que cuando se apagó esta última —hace casi veinticinco años, de nuevo— se produjo un silencio difícil de gestionar, parecido al que amenaza a todo aquello que no se afirme incansablemente en estos tiempos superficiales. Silencio roto: estas páginas, entre la primera y la tercera persona, deberían recordarnos que las inquietudes sociales o ecológicas llevan largo tiempo sobre el tapete, que se puede ser moderno sin despreciar el pasado, que lo inmediato y lo universal se conectan, que una casa puede contener toda una trayectoria y, por encima de todo, que la arquitectura puede ser, sin descrédito, amable. No son solo ideas aún vigentes, sino que se imponen en una profesión, la de arquitecto, que Julio Cano Lasso pronosticó que sería —hablaba de nuestro presente— «más necesaria que nunca». Es cosa nuestra que tenga razón; su parte ya la hizo. %~