Salvador González, José María2023-06-202023-06-202010https://hdl.handle.net/20.500.14352/45830En su célebre Itinerarium mentis in Deum (1259) –opúsculo que, a pesar de su evidente propósito teológico-místico, constituye también una genuina estética—, San Buenaventura (1221-1274) analiza los seis grados o niveles (con un séptimo de disfrute extático) por los que el hombre puede y debe ascender desde el mundo creado hasta la contemplación de Dios. En esta obra el Doctor Seráfico exhibe, además de ciertas doctrinas provenientes de Platón, Aristóteles y Plotino, innumerables aportes recibidos del Pseudo-Dionisio Areopagita y de San Agustín. Restringiéndonos sólo a exponer los dos primeros grados del Itinerarium y a estudiar sus posibles fuentes patrísticas, buscaremos en nuestra Comunicación destacar dos aspectos: precisar, ante todo, las tesis concretas que San Buenaventura asume del Pseudo-Dionisio (en especial, la concepción e Dios, Bien Supremo, como Suprema Belleza, la de la belleza de las cosas como mero reflejo e imagen de la de Dios, y la de la belleza como armonía y luz) y de San Agustín (sobre todo, la noción de belleza como proporción y armonía, la de la belleza de las cosas como vestigio de la de Dios, y la de los fundamentos de la belleza en la moderación, la forma y el orden); en segundo lugar, mostrar que el Seráfico supo asimilar con notable perspicacia las opiniones de los dos antecesores patrísticos mencionados, hasta el punto de elaborar, a la postre, una doctrina propia de gran originalidad.spaLa estética inmanente de san Buenaventura en su Itinerarium mentis in Deum. Continuidad e innovación respecto a sus fuentes patrísticasconference paperopen accessEstética medievalSan BuenaventuraDios CreadorContemplaciónImagenVestigioMundo creadoTeologíaEstética (Filosofía)Cristianismo5506.21 Historia de las Religiones