Ubanell, A.G.2023-06-212023-06-2119810378-102Xhttps://hdl.handle.net/20.500.14352/65204El estudio de la fracturación tardihercínica ha puesto de relieve como más importantes las direcciones de fracturas NE-SW, WNWESE, N-S, NNE y E-W, y como secundarias las NW-SE y NNW. En las fracturas NE-SW se han diferenciado dos familias, una con direcciones entre 50 y 60º y otra con dirección de 75º. Las primeras son más importantes y más antiguas que las segundas. Dividen la corteza en bloques y sus movimientos durante la etapa tardihercinica son sinestral-dextral, dextral-sinestral. Las fracturas WNW-ESE son menos importantes que las anteriores. Sus movimientos son dextrales en el tardihercínico. Se han diferenciado dos generaciones de ellas espaciadas en el tiempo. Las fallas N-S son de distensión, profundas. Entre dos de éstas queda definida una zona de debilidad de la corteza denominada «zona de debilidad entre Gredos y Guadarrama». Se consideran estas fallas como conductos emisores del vulcanismo Pérmico. Las fallas NNE, también distensivas, contienen la mayoría diques de cuarzo, algunos con mineralizaciones metálicas. El movimiento a lo largo de las mismas es sinestral. Respecto a las fracturas E-W quedan diferenciados dos grupos: uno antiguo sobre el que se implantan los diques porfídicos y aplíticos y otro más moderno de escaso desarrollo. Cronológicamente el orden de antigüedad de estas fracturas es el siguiente: NE-SW (50-60º); NE-SW (75º); N-S, NNE (35º), NE-SE (75º); WNW-ESE (1.ª generación), NNE (15º) y WNW-ESE (2ª generación), comprendidas en el Estefaniense y el Pérmico.spaCaracterísticas principales de la fracturación tardihercínica en un segmento del Sistema Central españoljournal articlehttps://revistas.ucm.es/index.php/CGIBopen access551.24(234.1)Fracturación tardihercínicaSistema Central españolGeoquímica2503 Geoquímica