Ariño Altuna, MirenEpelde Juaristi, MaddalenOvejas Lara, María RosarioBerasaluze Correa, AinhoaMartín Estalayo, María Isabel2024-07-242024-07-242023978-84-1391-739-9https://hdl.handle.net/20.500.14352/107065Si bien la identidad profesional presupone una reflexión sobre aquellas visiones o quehaceres que nos diferencian, nos alzan, nos subordinan o nos complementan con los otros, a menudo encontramos lo originario del sí mismo en las acciones más cotidianas, sencillas, comunes, frecuentes y ordinarias. Partir de esta observación invita a la trabajadora social al ejercicio de acortar distancias entre su expectativa y su realidad; a detenerse y revisar aquello que le es propio al margen de su reconocimiento; a tomar postura ética, ideológica, política, intelectual y técnica en un trabajo social que no es un todo homogéneo sino una pluralidad enriquecedora; y a poner en el centro de la reflexión y el sentimiento una vida cotidiana a veces ignorada o tratada de manera tangencial. Y en medio de todo este entramado de elecciones, se subrayan dos actitudes profesionales que pueden contribuir a una identidad coherente, responsable y sostenida en el tiempo: la resistencia discreta y la disposición al acontecimiento.spaLa identidad de la trabajadora social al calor de la vida cotidianabook partrestricted accessIdentidad profesionalMujerVida cotidianaSencillezTrabajo SocialTrabajo Social (Trabajo Social)5309.08 Trabajo Social y Servicios Sociales