López Vega, Antonio2024-01-302024-01-302019López Vega, Antonio. 2019. Ciencia y pensamiento en español. Revista de Occidente 463 (diciembre): 112-127.0034-8635https://hdl.handle.net/20.500.14352/96562En los últimos años diferentes estudiosos han regresado al clásico tema de la imperiofobia, por emplear el término que ha escogido María Elvira Roca Barea para su exitosa a la vez que discutida monografía –de manera sobresaliente por José Luis Villacañas-. Junto a ella, diferentes historiadores se han fijado, de una u otra manera, en la imagen de España a lo largo de los siglos, desgranando las motivaciones y consecuencias que los estereotipos vertidos sobre la nación española han tenido sobre su percepción, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras –recordemos a modo de ejemplo los sobresalientes estudios de Ricardo García Cárcel o, más recientemente, de José Varela Ortega-. En esas obras se muestra cómo entre los más persistentes esteriotipos que se deslizaron contra el legado de la Monarquía Hispánica figuró el que se elaboró durante la Ilustración y que hacía notar que España «era país de un solo libro», por emplear la famosa expresión del barón de Montesquieu en su famosa Carta persiana LXXVIII (1721), o la enfática y negativa conclusión a la que llegaba Nicolás Masson de Movilliers en la Encyclopédie méthodique (1782 y ss.) al responder a su ya famosa pregunta, «desde hace dos siglos, cuatro o diez, ¿Qué ha hecho [España] por Europa?», en un alarde, por cierto, del eurocentrismo tan propio e inexacto de la época. De hecho, buena parte de lo que la Monarquía Hispánica llegó a ser, se debía, en buena medida, a su expansión por el continente americano. Allí no fueron escasos los descubrimientos que llevaron a cabo los exploradores en campos como la geografía, la botánica, la zoología o la entomología, entre otros muchos. Y es que, tal y como observó Ramón María del Valle-Inclán con enorme acierto ya en las primeras décadas del siglo XX «España no está aquí, está en América». Por eso, quizá el golpe de timón definitivo para la puesta en marcha de la conocida como leyenda negra fue, en realidad, el alegato anticolonialista de Guillaume-Thomas Raynal y su muy extendida –y poco documentada- Histoire philosophique et politique des établissements dans les deux Indes (1770). Desde entonces, distinguidos estudiosos como el padre Feijoo o, en la América hispana, Francisco Javier Clavijero y Félix de Azara, dedicaron buena parte de sus esfuerzos a tratar de contrarrestar esa desproporcionada valoración que lanzaron los ilustrados y que, en el siglo XIX, continuaron abonando liberales europeos. Y así, al hilo de la llamada leyenda negra, se puso en marcha la que se conoció como polémica de la ciencia española. En este artículo se estudia los intercambios culturales y científicos entre España y América a partir de inicios del siglo XX, cuando se recuperó ese diálogo a ambos lados del Atlántico. Tras vivir de espaldas a América durante el XIX, con el impulso reformador y modernizador de comienzos de la nueva centuria de la mano de la Junta para Ampliación de Estudios, diferentes iniciativas vertebrarían esa comunicación científica y cultural que sobrevolaron los vaivenes políticos que sacudieron a España y América durante todo el siglo XX.spaAttribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 Internationalhttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/Ciencia y pensamiento en españolScience and thought in Spanishjournal articlehttps://ortegaygasset.edu/producto/revista-de-occidente-no-463-diciembre-2019/https://ortegaygasset.edu/publicaciones/revista-de-occidente/metadata only access9EspañaAméricaCienciaPensamientoSiglo XXHumanidades55 Historia