Las "constituciones de la resistencia" ante la globalización económica. La articulación de las relaciones entre el principio democrático y el poder exterior en Alemania e Italia
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2021
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Tirant lo Blanch
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García Guerrero viene advirtiendo que, en nuestro contexto actual, el de una segunda etapa de la globalización caracterizada por una integración bastante más profunda protagonizada por los ejecutivos de las integraciones económicas supraestatales que han sustituido a los Estados salvo contadas excepciones, los problemas constitucionales cada vez más notorios en los tipos de integraciones de la primera etapa (no tanto en los Acuerdos de libre comercio, pero sí en la Unión aduanera, el Mercado común y en la Unidad económica supraestatal) se intensifican, reduciendo la capacidad de participación de la ciudadanía en los procesos de toma de decisión. Una ciudadanía que es muy consciente de las consecuencias de la negociación y conclusión de los nuevos tratados de libre comercio por la Unión Europea (UE) con terceros países altamente industrializados tras la publicación por la Comisión Europea de las comunicaciones “Una Europa global: competir en el mundo” y “Comercio para todos: Hacia una política de comercio e inversión más responsable”, de forma que sus prioridades pasaban a ser la frma de tratados con Estados Unidos, Canadá, Japón y los países del sudeste asiático. Tratados que además desbordaban las materias propias de los acuerdos de libre comercio tradicionales (esencialmente, la disminución y eliminación de las barreras arancelarias), para incluir cuestiones como la cooperación regulatoria o la protección de inversiones. El avance en la liberalización de sectores que se resistían al marco multilateral de la Organización Mundial del Comercio y el establecimiento de estructuras institucionales permanentes e independientes que garantizan el buen funcionamiento de estos acuerdos han provocado una reacción de la opinión pública encauzada a través de instrumentos de participación democrática a escala europea (como la iniciativa ciudadana europea “STOP TTIP” o la involucración del Defensor del Pueblo Europeo en el acuerdo con Vietnam) o judiciales a nivel europeo y estatal, como veremos en los procesos ante el Bundesverfassungericht con motivo de la autorización de la ratificación del Acuerdo Económico y Comercial Global (CETA) entre la UE y Canadá por el parlamento alemán4. Todo ello al tiempo que se reproducían las manifestaciones de las tensiones generadas por el trilema político de la economía mundial: la imposibilidad de la coexistencia entre hiperglobalización, democracia y soberanía estatal. En el menú de opciones posibles ante la tensión entre democracias estatales y mercados globales que ofrece restringir la democracia a nivel estatal para reducir los costes internacionales de transacción, limitar la globalización para reforzar la legitimidad de la democracia estatal o construir una democracia global, se ha venido optando por la primera solución, una “camisa de fuerza dorada”, la traslación de la capacidad de decisiones a espacios que no se rigen por las instituciones de la democracia representativa, directa o deliberativa, ni por la regla de la mayoría y la minoría.