Construyendo paisaje como memoria social en la antigua Grecia: el culto a Pan en El Misántropo de Menandro

Abstract

La memoria supone una conjunción de tiempo y espacio que contribuye en gran medida a construir tejido social. Si, además, se instrumentaliza desde el poder (como ocurre muy a menudo), su potencial transformador es inmenso, puesto que no se asocia a una construcción interesada, sino a naturalidad, y quienes son condicionados por ella no suelen ser conscientes, fiados en que, si lo recuerdan, ocurrió y, por tanto, no puede negarse. Además, a ello se une que el recuerdo no es propio, sino grupal, social, lo que lo fortalece aún más. A ello ayudan también los marcadores de memoria y los discursos aparejados, que recuerdan (incluso físicamente cuando dichos marcadores son visibles y mensurables, como ocurre con los monumentos) la importancia de lo supuestamente acaecido y el respeto que se le debe a quienes lo hicieron posible, transformando dichos marcadores en sujetos activos que no se limitan a constatar relaciones de desigualdad, sino que contribuyen a construirlas. Es muy importante que el historiador acometa un proceso de desnaturalización de lo cultural (el paisaje, la memoria, la identidad, la religión…), puesto que buena parte de la memoria colectiva se basa en dotar a lo que es móvil de una entidad simbólico-material supuestamente fija que oculta las corrientes de cambio propias de cada sociedad. Y para ello nada más útil, por sutil, que las prácticas incorporadas, que se aprehenden en mucha mayor medida de lo que se aprenden, contribuyendo por tanto a que funcionen como un verdadero agente legitimador de las ideologías dominantes. En este capítulo se aplican todas estas premisas al estudio de un ejemplo concreto: la fiesta celebrada en honor al dios Pan que Menandro recrea durante el tercer acto de su Misántropo. Este ejemplo nos permite ver cómo se dota al rito de una apariencia de espontaneidad que se equipara a la supuesta perennidad de la memoria. Por mucho que dicha perennidad sea por completo ilusoria, pues cambia y se construye dependiendo del momento y las personas, la fuerza de la misma es más que considerable, de ahí su abundante instrumentalización por parte de los discursos dominantes.