El personaje del loco en la narrativa española contemporánea
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Publication date
2010
Defense date
11/11/2009
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Universidad Complutense de Madrid, Servicio de Publicaciones
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Abstract
La finalidad de esta tesis doctoral ha sido detectar y cuestionar los rasgos fundamentales de los personajes esquizofrénicos en la producción novelesca de algunos autores de la literatura española contemporánea. Por un lado, los procedimientos metodológicos de Philippe Hamon y de Milagros Ezquerro respecto al estudio del estatuto semiológico del personaje y, por otro lado, la narratología, la semiótica greimassiana, la sociocrítica, las aportaciones de los psicoanalistas Sigmund Freud y Jacques Lacan, y la psicocrítica de Charles Mauron, permiten poner de relieve el significado latente del discurso del personaje del loco en El misterio de la cripta embrujada, El laberinto de las aceitunas y La aventura del tocador de señoras, de Eduardo Mendoza; Historia de un idiota contada por él mismo o el contenido de la felicidad y Diario de un hombre humillado, de Félix de Azúa; Lejos de Veracruz, de Enrique Vila-Matas; Un mundo exasperado, de José Ángel González Sainz; y Napoleón VII, de Javier Tomeo. El aroma de la tematología surge alrededor de esta fusión metodológica con un análisis de la figura mítica de Don Juan, el complejo de Edipo y el narcisismo como síntoma de una época caracterizada por el individualismo total del que habla Gilles Lipovetsky. Puede decirse que el personaje del loco en la narrativa española contemporánea es un melancólico que presenta su pésima situación en un mundo que no cuadra con sus propias aspiraciones y que su parecido con el hombre “normal”, el hombre sin atributos, es a todas luces evidente. Es, o bien un sujeto cuya locura constituye un potencial vector para el pensamiento filosófico (caso de las obras de Félix de Azúa), o bien un sujeto que se vale de la locura creativa (los hermanos Tenorio en la obra de Enrique Vila-Matas y el humillado de Félix de Azúa), donde la creación artística constituye un suplemento para tapar el agujero del vacío, o bien un artificio artístico para presentar los problemas de una sociedad enloquecida (que se extiende más allá de los territorios de Eduardo Mendoza).