Hijos de vencedores y vencidos: los sucesos de febrero de 1956 en la Universidad Central

Abstract

La vida universitaria del Madrid de los años cincuenta se caracterizó, en líneas generales, por un Sindicato oficial (SEU) en crisis, unos jóvenes universitarios descontentos y una política de aperturismo dirigida por Joaquín Ruiz-Giménez desde el Ministerio de Educación con el sólido apoyo del rector de la Universidad Central, Pedro Laín Entralgo. Estos tres elementos, crisis, descontento y aperturismo, junto a una serie de actividades culturales universitarias, -en las que, solapadamente, se criticaba la dictadura y se realizaban lecturas de escritores prohibidos-, favorecieron que saliera a la luz una incipiente oposición estudiantil. Así, poco a poco, se fue tensando el ambiente que acabó por estallar en los sucesos de febrero de 1956, cuando un grupo de estudiantes reclamó la celebración, democrática y libre, de un Congreso de Estudiantes, al margen del SEU. La dictadura en seguida puso en marcha su aparato represivo cortando de raíz el tímido intento de apertura universitaria: las clases se interrumpieron, las facultades se cerraron, las autoridades académicas fueron cesadas, los estudiantes considerados cabecillas de la revuelta, detenidos y encarcelados, y los artículos 14 y 18 del Fuero de los Españoles, suspendidos. El movimiento de contestación estudiantil dio así sus primeros pasos dejando patente el alejamiento de los jóvenes universitarios de los postulados conservadores y reaccionarios del franquismo. Las futuras generaciones no parecían dispuestas a sustentar la dictadura en el futuro.