“La Naturaleza inmóvil. Arte, alegoría, ciencia y cultura en la pintura de bodegón”

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Publication date

2020

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De Luca Editori D'Arte
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“La Naturaleza inmóvil. Arte, alegoría, ciencia y cultura en la pintura de bodegón”, en C. Damiano Fonseca e I. Di Liddo (ed.), Viridarium Novum. Studi di Storia dell’Arte in onore di Mimma Pasculli Ferrara, Roma, De Luca, 25-35. ISBN: 978-88-6557-477-5
Abstract
En la Real Academia de Pintura y Escultura de París, el teórico del clasicismo André Félibien estableció, en 1667, una férrea jerarquía de los géneros pictóricos, que relegaba las naturalezas muertas al último puesto por su presunta falta de invención. Antes y después, otros teóricos menospreciaron este género de pintura, practicado desde la Antigüedad y cada vez más apreciado por pintores, mecenas y coleccionistas en la Edad Moderna. Estigmatizadas como “muertas” por las Academias de Arte, estas “naturalezas inmóviles” (stilleven), que en España llamamos bodegón, permitieron a teóricos e historiadores del arte formular numerosas hipótesis sobre el significado simbólico oculto tras la apariencia realista de sus múltiples y variados objetos, de origen natural (flores, frutas, conchas, viandas crudas o cocinadas...) o artificial (utensilios domésticos de metal, cristal o cerámica, muebles, tejidos, libros, joyas, relojes, monedas...), pintados con un primor que denota un infatigable sentido de la observación. En este estudio se analiza, en cambio, el carácter descriptivo y visual de estas pinturas, que interesaron por igual a los artistas, a sus cultos mecenas y a los científicos coetáneos (botánicos, antropólogos, entomólogos, físicos, etc.), cada vez más volcados en desarrollar las denominadas ciencias naturales o ciencias de la Naturaleza, en un periodo marcado por el deseo de experimentación y el conocimiento empírico. El auge y perfeccionamiento de instrumentos ópticos como el microscopio, el macroscopio o telescopio, la cámara oscura, etc., impulsó el conocimiento científico, en especial la entomología, que vivió en el siglo XVII una época de máximo esplendor y sentó las bases para la entomología moderna y la actual ecología. Este interés, compartido por los cultos comitentes y los intelectuales, estrechó los lazos entre los científicos (Galileo Galilei, Maria Sybilla Meriam, Frederik Ruysch y muchos más) y entre los artistas (Ludovico Cardi «El Cigoli», Rachel Ruysch, Giovanna Garzoni y otros muchos). La colaboración resultaba imprescindible a los científicos, pues los artistas, hombres y mujeres, podían plasmar en un papel o un lienzo aquellos fenómenos de la naturaleza terrestre y celeste que era posible visualizar mediante los modernos instrumentos ópticos, gracias a su destreza en el dibujo, su conocimiento de la técnica pictórica, su capacidad de observación y descripción y su propia experiencia con las lentes de aumento (a menudo utilizadas para pintar) y con otros instrumentos ópticos. Estos instrumentos, además, revelaron un mundo desconocido e invisible a simple vista que, sin embargo, formaba también parte de la naturaleza, lo que impulsó su conocimiento y sirvió para sembrar tantas certezas como incertidumbres, tal y como subrayó el filósofo Renè Descartes en su Discurso más famoso, que tanto influyó en la ciencia coetánea. El auge del bodegón en los siglos XVII y XVIII no puede explicarse sólo en función de su significado simbólico, sino a la luz de los avances científicos y de la implicación en el desarrollo del conocimiento de todos los agentes involucrados en la elaboración de estas pinturas: comitentes, científicos y artistas. La relectura de los bodegones a la luz de estas premisas constituye el objetivo principal del estudio, en el que se analizan varios casos concretos de artistas y científicos, hombres y mujeres, que se sirvieron de este género pictórico para verificar sus premisas y como medio para divulgar su conocimiento. No se pierde de vista tampoco el carácter evocador y reflexivo de estas pinturas naturalistas, que servían también para recrear emociones y sensaciones, más allá de las meramente visuales, y para vindicar el origen legendario de la pintura.
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El tema me permitió desarrollar una nueva línea de investigación, de carácter interdisciplinar, que transciende el análisis formal de la obra de arte para incidir en los aspectos científicos, culturales y sociales de esta, proyectando asimismo una perspectiva de género. El origen de esta línea de investigación se relaciona con la invitación, por parte del Museo Nacional del Prado, a impartir la conferencia titulada "La naturaleza inmóvil. Apariencia y realidad en la pintura de bodegón", 15 de febrero de 2017, dentro de las actividades programadas con ocasión de la exposición temporal El arte de Clara Peeters (25/10/2016 - 19/2/2017), https://www.museodelprado.es/recurso/la-naturaleza-inmovil-apariencia-y-realidad-en-la/c6226770-eb87-4cda-bb05-3e4fe1856313. Tras la publicación del artículo, impartí también una conferencia invitada en la Pinacoteca metropolitana de Bari "Corrado Giaquinto", titulada "La Natura morta in Italia e Spagna tra Sei Settecento" (Bari, 20/05/2022), dentro de ciclo de Seminarios “ConversARTE”, organizados por el Dipartamento di ricerca e innovazione umanistica de la Università degli Studi di Bari Aldo Moro, http://benistoricoartistici.unipg.it/conversarte/
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