Mapeo de un paraíso amazónico
Loading...
Official URL
Full text at PDC
Publication date
2025
Authors
Advisors (or tutors)
Editors
Journal Title
Journal ISSN
Volume Title
Publisher
Citation
Abstract
Este proyecto nace de una intuición profunda, de un llamado que sentí desde lo más profundo: la selva me hablaba. Mapeo de un Paraíso Amazónico es mi forma de responder a ese llamado, de emprender un viaje no solo físico, sino emocional, simbólico y espiritual hacia el corazón de Colombia: su Amazonía. No partí como una turista ni como una investigadora, sino como alguien dispuesta a dejarse transformar por el territorio, a escuchar sus voces y sus silencios.
Mi recorrido se desarrolló en dos viajes fundamentales: primero a San José del Guaviare, y luego a Puerto Inírida, donde viví experiencias profundas, encuentros con comunidades, caminatas por la selva, baños en ríos, escaladas a cerros sagrados y largas noches bajo el cielo estrellado. Cada momento fue un rito de paso que me confrontó con mis miedos, mis raíces, mis preguntas y mis formas de habitar el mundo. A través de estos viajes, sentí que la selva no era algo externo que se puede poseer o estudiar desde lejos, sino un ser vivo que me acogía, me observaba y me hablaba.
Guiada por la estructura del “viaje del héroe” de Joseph Campbell, comencé a entender este proceso como una transformación profunda: dejé atrás el ruido de Bogotá y entré en un espacio donde el cuerpo y la naturaleza dialogan sin palabras. Mis encuentros con personas como Don José y Don Camilo, con comunidades indígenas y con la historia de este territorio —herida por la violencia, pero lleno de resistencia—, me hicieron ver a Colombia desde otra mirada, más amplia, más sensible, más amorosa. No solo recorrí geografías, también construí una cartografía emocional y poética. A través de mis cuadernos, dibujos, fotografías, anotaciones y collages, fui dando forma a un lenguaje visual que traduce mi vivencia.
A lo largo del proyecto, fui entendiendo que el territorio no es un recurso, ni un fondo, ni una propiedad: es un sujeto vivo. El territorio es memoria, es cuerpo, es política. Caminar la selva fue, para mí, una forma de sanar, de preguntar, de agradecer. Cada paso, cada baño de río, cada conversación fue un acto de presencia y de escucha. Este mapeo no busca delimitar ni nombrar el territorio amazónico como si fuera algo que pudiera contenerse. Al contrario, es un intento de recordarlo, honrarlo y habitarlo desde el respeto. La Amazonía me enseñó que no necesito respuestas, sino preguntas abiertas; que no necesito controlarlo todo, sino estar dispuesta a sentir.
Hoy regreso con el corazón y la piel marcados por esta experiencia. Ya no soy la misma. La selva me transformó. Ahora sé que mapear también puede ser un acto de amor, de memoria y de resistencia. Y que, si alguna vez vuelvo, no será para ver, sino para seguir escuchando.