La educación de la libertad y la plenitud humana personal en Millán-Puelles

Abstract

De la mano de Antonio Millán-Puelles se muestra al hombre como una criatura con naturaleza libre, aunque imperfecta, que está dotada de posibilidad de perfeccionamiento. Esa naturaleza es, en lenguaje de este autor, un principio de operaciones fijo pero no un principio fijo de operaciones. Sobre esa base, el ser humano puede avanzar camino de la plenitud mediante el uso de la libertad conforme con la verdad. Por ello, el ser del hombre no depende de su subjetividad, de modo que su libertad no es absoluta. Así, por la libertad moral se consigue “la libre afirmación de nuestro ser” saliendo del individualismo moral y buscando el bien común. Éste lo es del ser humano varón o mujer, con diferencias psicológicas y educativas que Millán-Puelles toca someramente y aquí se profundizan. Si sólo se avanza en el sentido de la “libre afirmación de nuestro ser”, se concluye que es posible la educación, y que no se puede dar una autonomía moral total. Esta educación debe serlo del entendimiento, de la voluntad y de la afectividad, la cual interinfluye con los anteriores. Es necesario también formar el criterio con una cierta instrucción ética y robusteciendo la fuerza moral que permita obrar según el juicio propio. Esto es independiente de las distintas culturas, pues por el hecho de pertenecer al hombre como hombre, estamos ante el mismo fin para cualquier ser humano. El educador tiene una tarea adyuvante consistente en enseñar a pensar, querer y amar, atendiendo a los fines y medios, siendo estos proporcionados a aquellos. Se muestra, en conjunto, como necesario un pensamiento educativo que recupere la naturaleza, el fin y la libertad en coherencia con la verdad, que conduzca a la plenitud del hombre, permitiéndole crecer en bien y terminar de ser.