La militarización de la inteligencia en la estrategia contraterrorista de las presidencias de Obama y Trump.

Abstract

En agosto 2008, en el marco de la carrera presidencial a la Casa Blanca, el recién elegido candidato demócrata, Barack Obama, proclamaba de forma solemne su firme compromiso para recuperar el prestigio y la credibilidad moral de Estados Unidos en el mundo tras los ocho años de excesos de la Administración Bush. La lucha contra Al Qaeda no debía presentarse, según Obama, como un falso dilema entre la seguridad y los valores norteamericanos. La estrategia de Estados Unidos frente a la amenaza del terrorismo debía desarrollarse, no sólo a través de la fuerza militar, sino a través de la fuerza de las ideas, de los ideales de libertad, democracia, libre mercado y aplicación de la ley. Estados Unidos debía hacer frente a este formidable desafío sin transitar por el lado oscuro. Sin embargo, el Presidente Obama fue el principal responsable de la institucionalización de la estructura contraterrorista de ataques selectivos con drones a través de una estrategia de militarización de la inteligencia, concebida como instrumento de guerra de bajo perfil para otorgar a la rama paramilitar de la CIA, en coordinación con las fuerzas de operaciones especiales de Estados Unidos, la capacidad para rastrear, capturar y eliminar objetivos terroristas a escala global.