Caminos de ida y vuelta entre España y México: ciencia y pensamiento en español

Loading...
Thumbnail Image
Full text at PDC
Publication date

2021

Advisors (or tutors)
Editors
Journal Title
Journal ISSN
Volume Title
Publisher
MAEC, Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación y AECID, Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo
Citations
Google Scholar
Citation
López Vega, Antonio. 2021. Caminos de ida y vuelta entre España y México: ciencia y pensamiento en español. Cuadernos Hispanoamericanos 849 (marzo): 108-133.
Abstract
La emblemática fecha del comienzo de la Primera Guerra Mundial, 1914, da nombre a la generación que, en España y liderada por José Ortega y Gasset, no estuvo formada exclusivamente por hombres vinculados al mundo de las letras. De hecho, su principal preocupación fue situar la ciencia española, en el amplio sentido de la palabra, al nivel europeo. Para entonces, el sistema de turno de la Restauración hacía aguas. El Partido Reformista acogía las aspiraciones de los intelectuales que, tras la fragmentación del Partido Liberal –tras el asesinato de José Canalejas en 1912– y la ruptura de la conjunción republicano-socialista en 1910, dio voz a sus ansias regeneracionistas. Por su parte, el Partido Conservador no estaba en mejor posición. La negativa de Antonio Maura de formar un gabinete que sucediera al Gobierno liberal que dirigió hasta entonces el conde de Romanones y la aceptación de Eduardo Dato de presidir el Consejo de Ministros tuvieron como consecuencia la secesión del partido. En esa tesitura el Partido Reformista abogó por la que se llamó «tesis accidentalista», por la que el republicanismo dejaba de ser prioritario en su acción política. Ese accidentalismo coincidió con la llamada de Ortega y Gasset a sus compañeros de generación a «hacer la experiencia monárquica» y con el impulso de la Liga de Educación Política, plataforma a través de la cual habrían de hacer oír su voz los intelectuales sin necesidad de figurar en ningún partido político en lo que fue, de facto, el antecedente directo de la Agrupación al Servicio de la República, que vería la luz en 1931. El primer y, en la práctica, el único y resonante acto público de la Liga, se celebró en el Teatro de la Comedia de Madrid el 23 de marzo de 1914, cuando Ortega (2004, I, pp. 591-601 y pp. 707-744) pronunció su famoso discurso Vieja y nueva política en el que llamó a su generación a impulsar en España una «nueva política» que acabase con la «vieja política» del sistema de la Restauración. En México, por su parte, hacía muy poco tiempo que la postrera reelección de Porfirio Díaz había devenido en la rebelión del mundo rural que, liderada por Francisco Madero, reivindicaba una democracia radical y la reestructuración social del país. Había estallado la Revolución contra el Porfiriato. Los acontecimientos entonces se precipitaron. Al asesinato de Madero en febrero de 1913, le siguieron su sucesión por el general Victoriano Huerta, la toma de Veracruz por los marines norteamericanos al calor de la recién estrenada política internacionalista del presidente Wilson y la reunión de la Convención de Aguascalientes, donde acudieron los constitucionalistas Venustiano Carranza, los villistas de Francisco «Pancho» Villa y los seguidores de Emiliano Zapata. Tras el fallido intento de nombrar a un presidente de transacción –Eulalio Gutiérrez–, Carranza se retiró a Veracruz, donde fijó su gobierno en noviembre de 1914 al tiempo que los soldados norteamericanos abandonaban la ciudad. Se inició entonces en México una guerra civil múltiple entre carrancistas, villistas y zapatistas ante la que los Estados Unidos decidieron finalmente reconocer a Carranza, lo que provocó la ira de Pancho Villa, que decidió lanzar su famosa incursión sobre la ciudad fronteriza de Columbus, Nuevo México, en marzo de 1916, con las desastrosas consecuencias que conllevó para sus seguidores y que son bien conocidas. La invasión justificó una nueva intervención de los Estados Unidos en suelo mexicano, donde permanecerían hasta enero de 1917, cuando la solución carrancista se abrió paso y se pudo promulgar la Constitución de 1917, que ha fijado el orden constitucional mexicano durante más de un siglo. Todavía tardarían tres años más en apagarse los fuegos de la Revolución mexicana, en definitiva, una sucesión de conflictos políticos, identitarios y sociales solapados, maravillosamente reflejados por Luis González en su Pueblo en vilo (1968). Tras la misma, los años veinte asistieron a la oficialización del indigenismo con Álvaro Obregón, al levantamiento cristero –de raíces agrarias– con Plutarco Elías Calles y al nacimiento del Partido Nacional Revolucionario –luego Institucional (PRI)–, en torno al cual giraría la vida política del país el resto del siglo. Confluía también en México una suerte de renacer cultural en el que destacaron, para lo que aquí nos interesa, los que resultarían dos ejes fundamentales para esta historia: en primer lugar, el surgido en torno al Ateneo de la Juventud, fundado en 1909 por Alfonso Reyes y otras personalidades y en torno al cual intelectuales como el escritor dominicano Pedro Henríquez Ureña, el arqueólogo, historiador y antropólogo Antonio Caso o el intelectual José Vasconcelos se reunían para leer de manera crítica a los clásicos griegos y universales; y, en segundo lugar, la que se conoce como generación de 1915, que hacía referencia a una élite ilustrada que sentía el deber moral de jugar un papel cívico para sus conciudadanos a través de sus responsabilidades profesionales e intelectuales. Inicialmente integrada por los conocidos como los «siete sabios» –el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México Manuel Gómez Morín; los juristas Alberto Vásquez del Mercado, Teófilo Olea y Leyva y Jesús Moreno Baca; el filósofo Vicente Lombardo Toledano; el literato Antonio Castro Leal y Alfonso Caso–, pronto se adherirían a ella personalidades como el jurista y embajador Narciso Bassols o Daniel Cosío Villegas, protagonista fundamental en nuestro relato. Muchos de ellos vivieron el México de la Revolución, lo que les hizo adquirir ese compromiso para con el desarrollo de su nación. Otros, en razón de su profesión y de su compromiso con diferentes opciones políticas con los fuegos de la Revolución –casos de los diplomáticos y escritores Alfonso Reyes y Martín Luis Guzmán–, salieron del país hacia Europa, donde, al desencadenarse la Primera Guerra Mundial y fruto tanto de la neutralidad española como de las raíces en común, terminaron pasando una larga temporada compartiendo iniciativas con algunos de los integrantes de la generación del catorce española, que, a la postre, fue la que recuperó el diálogo con la América hispánica después de más de un siglo de discontinua relación entre ambas orillas del Atlántico tras la era de las independencias.
Research Projects
Organizational Units
Journal Issue
Description
Unesco subjects
Keywords
Collections