El grifo: de sus orígenes en Próximo Oriente al medievo
Loading...
Full text at PDC
Publication date
2023
Authors
Advisors (or tutors)
Editors
Journal Title
Journal ISSN
Volume Title
Publisher
Ediciones Trea, S. L
Citation
Abstract
El capítulo analiza la evolución iconográfica y simbólica del grifo, un ser mitológico con cuerpo de león y cabeza y alas de águila, desde sus primeras representaciones en el Próximo Oriente Antiguo hasta su consolidación en el imaginario medieval europeo. A partir del 3300 a.C., el grifo emerge en la iconografía mesopotámica bajo la forma de Anzû, un águila leontocéfala asociada a la tormenta y al caos, cuya función se vincula a la cosmovisión religiosa y política de la región. Su representación se mantiene hasta el período Paleobabilónico (2003-1594 a.C.), donde se inscribe dentro de composiciones heráldicas y mitológicas.
Con la expansión de las redes comerciales y culturales, el motivo del grifo es adoptado y modificado en diferentes contextos. En Mari (Éufrates Medio), el grifo se integra en la iconografía de la realeza y se asocia a los dioses de la tormenta, mientras que en el ámbito hitita y hurrita evoluciona hacia figuras híbridas con mayor carga simbólica. Posteriormente, el motivo se difunde en Siria-Palestina, Egipto y el mundo Egeo, consolidándose en la iconografía minoica y micénica, donde su presencia en frescos y cerámica lo vincula a lo divino y lo apotropaico.
Durante el periodo clásico griego y romano, el grifo se integra en la mitología y el arte helenístico, apareciendo en relatos de autores como Hesíodo, Heródoto y Ctesias. Su papel como guardián de tesoros y protector del oro en la India refuerza su carácter fantástico y exótico, mientras que en el arte se convierte en el acompañante de Apolo y en un símbolo de poder y divinidad. En Roma, su presencia en relieves y estatuaria mantiene su función protectora y adquiere connotaciones funerarias, siendo incorporado en el culto a Némesis.
Finalmente, el capítulo resalta la pervivencia del grifo en la Edad Media, donde, a través de manuscritos iluminados, bestiarios y esculturas, se convierte en un símbolo de fuerza, vigilancia y divinidad, heredando y transformando los significados de sus antecedentes orientales y clásicos.