Person:
López Vega, Antonio

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First Name
Antonio
Last Name
López Vega
Affiliation
Universidad Complutense de Madrid
Faculty / Institute
Geografía e Historia
Department
Historia Moderna e Historia Contemporánea
Area
Historia Contemporánea
Identifiers
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Search Results

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    Anticipo de la Transición en el exilio en la correspondencia de Gregorio Marañón y Andrés Saborit
    (40 años de ayuntamientos y autonomías en España, 2019) Luena López, César; López Vega, Antonio; Martos Contreras, Emilia; Quirosa-Cheyrouze, Rafael; Sabio Alcutén, Alberto
    En este capítulo se muestra a través de la correspondencia inédita entre el liberal Gregorio Marañón y el socialista Andrés Saborit cómo en extendidas capas del exilio interior y exterior cundió, al menos desde 1956, las ideas y percepciones que fomentarían la Transición política en España de 1975: reconciliación nacional, reforma y no ruptura, pacto y transacción. A lo largo de sus páginas se puede ver cómo se fue creando una cultura democrática que, sembraban las generaciones de antes de la guerra y que harían suyas las nuevas generaciones que protagonizarían el paso hacia el actual periodo democrático.
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    España-Estados Unidos: doscientos años de miradas cruzadas
    (Diálogos atlánticos: Cultura y ciencia en España y América en el siglo XX, 2021) López Vega, Antonio; Montero Jiménez, José Antonio; Fusi Aizpúrua, Juan Pablo; López Vega, Antonio
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    Estudio introductorio
    (Epistolario inédito. Marañón-Ortega-Unamuno, 2008) López Vega, Antonio; López Vega, Antonio
    Con una edición crítica, anotada y con un estudio introductorio de 74 páginas, este trabajo académico fue elegido Libro de la Semana en El Cultural por su rigor e importancia. Analiza cómo a propósito de la correspondencia que Gregorio Marañón cruzó con Miguel de Unamuno y José Ortega y Gasset, estos dos últimos se disputaron el liderazgo intergeneracional en la España de la Edad de Plata. Igualmente, estudia, en el caso del epistolario entre Marañón y Ortega y Gasset las condiciones que atravesaron los liberales del 14 en su exilio y cómo fueron sus últimos años en la España del primer franquismo. En los últimos años los epistolarios han ido adquiriendo un mayor relieve en nuestra historiografía como fuente primaria de esencial importancia. Es por ello que este estudio introductorio de más de 70 páginas analiza, en primer lugar, la importancia de los mismos para el quehacer del historiador desde un punto de vista metodológico y conceptual. Al ser un documento privado, escrito para ser leído por un interlocutor concreto es, en la práctica, una fuente excepcional pues el emisor tiende a hablar con la confianza e intimidad que le brinda este tipo de canal de comunicación. Además, al abordar la relación cruzada entre tres personajes clave de la historia intelectual de la España de la Edad de Plata, hace hincapié y demuestra la relevancia que tiene esta fuente para el estudio de los debates intelectuales de este periodo esencial de la historia de nuestro país en el siglo XX. Este estudio introductorio previo, se centra en la cuestión teórica y metodológica, contextualizando el epistolario concreto y los temas que se abordan en él, por un lado, en las principales cuestiones de discusión historiográfica y metodológica que afectan a los epistolarios –y, concretamente, de este período- y, por otro, en relación con algunos de los debates fundamentales que tuvieron lugar en la Edad del Plata y que, a la luz de estos documentos privados, adquieren una nueva dimensión. Este estudio introductorio, muestra los los desafíos a los que se enfrenta el historiador a la hora de realizar una edición crítica de un epistolario: contextualizar fechas y nombres de personas –que pueden ser desconocidos incluso para el lector especializado pues, en ocasiones, se refieren a personas del ámbito privado y cercano de sus protagonistas y no habituales en el análisis de la época tratada-, análisis y referencias que ayuden a calibrar la importancia y trascendencia de las diferentes misivas, evaluación y contraste de lo señalado por los interlocutores en sus cartas a la luz de lo que la ciencia histórica nos muestra. Es por ello que este estudio introductorio permite abordar la lectura de las cartas recogidas en el epistolario recogido a continuación del mismo y que vienen convenientemente anotadas, siguiendo las pautas señaladas. De esta manera, la publicación de la edición crítica de este epistolario inédito ofrece la percepción que estos tres intelectuales fundamentales de la historia de España tuvieron sobre diferentes acontecimientos históricos, debates intelectuales y sucesos de su vida cotidiana que permiten conocer mejor la intrahistoria de un periodo fundamental de nuestra historia.
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    Anexo: relación de artículos publicados en la revista La Torre
    (Diálogos Atlánticos. Cultura y ciencia en España y América en el siglo XX, 2021) López Vega, Antonio
    Este capítulo anexo es un repertorio documental que recoge Autores, Títulos, Número, mes de publicación y año de la misma de la revista La Torre, mientras estuvo dirigida por Jaime Benítez (1953 y 1971).
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    Biografías intelectuales de las generaciones del 98 y del 14 español
    (Miradas. El género biográfico en español, 2023) López Vega, Antonio
    Este capítulo de libro muestra el estado de la cuestión sobre la historiografía de los intelectuales centrándose en la propuesta metodológica francesa –la anglosajona es siempre más flexible- y en el paradigma que ha atravesado la disciplina en España en las últimas décadas. En él se ve cómo la historiografía de los intelectuales, sus biografías, individuales o colectivas, viven un momento de esplendor. En segundo lugar, la disciplina y sus resultados bibliográficos son inundatorios. Prácticamente no hay movimiento, grupo generacional o persona que no cuenten con estudios monográficos. Si bien, ciertamente, son desiguales, se puede decir que, de hecho, tenemos un panorama bastante completo para la historiografía de los intelectuales, al menos en las primeras cuatro décadas del siglo XX español. Y, también, que en los últimos años se han venido completando vacíos historiográficos, no solo para esa Edad de Plata, sino también, para los años de la Dictadura de Franco y el actual periodo democrático. Además, aunque aquí nos hemos referido a la abundante producción que han surgido en torno a figuras referenciales como Unamuno, Ortega o Azaña, lo cierto es que en los últimos años han aparecido estudios pormenorizados y altamente valorados por la historiografía de otras figuras que no habían sido objeto de atención preferente de la historiografía. Mujeres, movimientos o científicos, también gozan de un momento de eclosión en la atención de los investigadores. Así las cosas, se concluye que, las biografías, historias e historiografía de los intelectuales están viviendo una época dorada que anuncia un periodo de auge en el escenario de la disciplina. La riqueza y calidad de estos estudios nos están legando nuevas perspectivas y ricas aproximaciones del siglo XX español.
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    España – Estados Unidos: 200 años de miradas cruzadas
    (Revista de Occidente, 2013) López Vega, Antonio; Montero Jiménez, José Antonio
    En este artículo se profundiza en las miradas de España a Estados Unidos (EEUU) y viceversa que han realizado diferentes autores en las dos últimas centurias. Partiendo de los vínculos entre personalidades de los dos países, cuando a finales del siglo XVIII Carlos III y G. Washington cruzaron correspondencia fruto del apoyo español a la Independencia de los EEUU, se recorre primero la mirada que diferentes norteamericanos tuvieron de España. La mayoría de ellos se fijaron en nuestro país fruto de diferentes viajes, bien consecuencia de sus responsabilidades diplomáticas –J. Jay o J. Adams-, o de los viajes a España que, durante el siglo XIX, realizaban jóvenes provenientes en su mayoría de familias acomodadas de Nueva Inglaterra –W. Irving, A. H. Everett, G. Ticknor, H. W. Longfellow, C. Cushing o W. H. Prescott-. A finales del XIX se despertó el interés de algunos artistas norteamericanos por el arte español, como el arquitecto B. Goodhue o el pintor W. M. Chase, y nació una “fiebre” por lo español entre mecenas como W. R. Hearst o A. M. Huntington que pondría en marcha de la Hispanic Society en Nueva York. Coincidiendo con el IV centenario del descubrimiento de América, también cuajó en EEUU la profesionalización de los estudios históricos sobre España –Lummis, Bolton, Klein o Hamilton-. La República y la Guerra Civil suscitaron un nuevo interés por España y, junto a destacados integrantes de la Brigada Lincoln –E. Roflfe o A. Bessie- y corresponsales de prensa –como J. Allen o H. L. Matthews-, llegaron personalidades como Dos Passos o Hemingway, que galvanizarían la resistencia contra el fascismo por todo el mundo. El drama español también estuvo en el origen del hispanismo norteamericano que daría como fruto obras claves para la renovación historiográfica como las de Southworth, Bolloten, Jackson, Payne o Malefakis. De su mano nacieron las primeras asociaciones de estudios trasatlánticos y sus discípulos –como C. P. Boyd o E. Mujal-León- darían continuidad a esa mirada sobre España hasta hoy día. En sentido inverso, el interés español por EEUU también tuvo su origen a comienzos del XIX, cuando los primeros liberales se fijaron en la democracia jacksoniana –F. Mejía, R. Ceruti, Leonardo Pérez, J. Espínola o A. de Letamendi -. A lo largo de la centuria cuajó entre los liberales españoles la imagen de EEUU como sociedad igualitaria, federal y amante de la libertad que era ejemplo para republicanos como E. Castelar, G. de Azcárate o F. Pi i Margall. La guerra de 1898 no terminó con la admiración del republicanismo español por EEUU, ni tan siquiera suscitó el antiamericanismo de las elites españolas. La generación del 14 heredó ese respeto por la ciencia y pedagogía norteamericanas como se puede ver en las páginas de Ortega y Gasset, Araquistáin o Azaña. Además, algunos miembros de la denominada Edad de Plata viajaron a EEUU –Altamira, Pérez de Ayala, F. de los Ríos, F. de Onís o M. de Maeztu- y cuando llegó la guerra civil, algunos encontraron acomodo en el mundo académico y científico norteamericano –el propio Onís, el premio Nobel Juan Ramón Jiménez, A. Castro, T. Navarro Tomás, Á. del Río, el también premio Nobel S. Ochoa o J. J. Linz). Con el franquismo hubo un interés incipiente por desarrollar estudios y capacitaciones técnicas en EEUU. El Foreign Leader Program, primero, y las becas Fulbright, después, llevarían al país norteamericano a personalidades que desarrollarían un papel muy destacado en la democracia española como J. Solana, P. del Castillo, J. M. Maraval o P. Maragall. En las últimas décadas se han normalizado los estudios y vínculos entre las dos naciones, lo que ha significado la multiplicación de trabajos académicos como los de J. W. Cortada, Á. Viñas, E. Marquina, F, Termis, J. Dura Domenech, B. N. Liedtki, D. J. Weber, S. Hilton, J. de Ojeda, R. Pardo, Ch. Powel, N. Puig, J. L. García-Ruíz, Ó. Calvo, A. Niño o L. Delgado Gómez-Escalonilla, entre otros
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    Gregorio Marañón: Radiografía de un liberal
    (2011) López Vega, Antonio
    Esta biografía aborda la poliédrica figura de Gregorio Marañón y Posadillo (1887-1960) atendiendo a las más actuales tendencias metodológicas y desde un permanente enfoque multidisciplinar. Con abundantes fuentes primarias y un aparato crítico que ocupa un lugar destacado –77 páginas con más de 700 notas a pie de página-, muestra cómo Gregorio Marañón brilló con luz propia entre el conjunto de integrantes de la llamada Generación del 14, para los que la europeización de España era una preocupación. Paradigma liberal, en Marañón se unen el ensayista, el historiador, el médico y el investigador. Comprometido con su tiempo, encabezó la disidencia en el interior del país durante la dictadura de Primo de Rivera, fue protagonista del advenimiento de la República de 1931 y vio con horror cómo los españoles se despeñaban por el precipicio del odio, el rencor y la incompresión durante la Guerra Civil. Marañón terminó sus días convirtiéndose en puente hacia la reconciliación nacional en los años del franquismo. Esta biografía ahonda en los esfuerzos de Marañón por impulsar la modernización de la ciencia y la medicina, su compromiso social con los más desfavorecidos, su preocupación por el atraso de España, su continua lucha por elevar el nivel de la educación y del debate intelectual y, cuando las circunstancias del país lo exigieron, su ejercicio constante de tolerancia y moderación. La proyección pública de Marañón, que transcendió el ámbito meramente profesional y que sólo se explica por su enorme prestigio y por la generosidad con la que se entregó a su trabajo, lo convierten, como explica Juan Pablo Fusi en el prólogo a este libro, en "un acontecimiento, esto es, algo que le sucedió a la sociedad española del siglo XX, un hecho histórico en todo el amplio sentido del concepto".
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    1914: El año que cambió la historia
    (2014) López Vega, Antonio
    En el contexto del centenario de la I Guerra Mundial, al tiempo que proliferaron en todo el planeta estudios académicos que analizaban, fundamentalmente, las cuestiones bélicas y las implicaciones en las Relaciones Internacionales que tuvo la Gran Guerra, el autor de esta monografía estudió en profundidad en cómo aquel año de 1914 tuvieron lugar otros muchos acontecimientos que ponían de relieve las transformaciones que pusieron fin al largo siglo XIX y daban comienzo al llamado corto siglo XX, por seguir la taxonomía propuesta por Eric Hobsbawm. Desde un permanente enfoque multidisciplinar, la monografía resultó, además, novedosa e innovadora desde un punto de vista metodológico pues abordó el análisis de un año, 1914, fundamentalmente vinculado a un acontecimiento internacional como la I Guerra Mundial, de manera atenta a las más actuales tendencias metodológicas en historia cultural empleando enfoques transversales como los que han planteado en los últimos años historiadores como Philipp Blom o Jean Echenoz. Así pues, desde este punto de vista, este trabajo trasciende, deliberadamente, los aspectos en los que tradicionalmente se había fijado la historiografía, a saber: la Gran Guerra como acontecimiento bélico –si bien el libro dedica un capítulo a cómo aquella conflagración supuso un punto y aparte en el modo de hacer y entender la guerra en la historia- y las transformaciones decisivas que se produjeron entonces en las relaciones internacionales –a lo que también dedica otro capítulo en el que se hace hincapié en la emergencia de nuevas potencias en el escenario internacional, como los Estados Unidos o Japón, y cómo ello es reflejo de un cambio de paradigma en donde la dimensión global cobra auge rompiéndose con siglos de eurocentrismo. De esta manera, con abundantes fuentes primarias y un aparato crítico sustantivo e internacional, a lo largo de sus doce capítulos, esta monografía estudia en perspectiva comparada, las transformaciones que, en torno a 1914, se dieron en cuestiones como la ciencia y la tecnología, el género, los intelectuales y su presencia en la vida pública de las naciones, las vanguardias artísticas, los nacionalismos o la paulatina secularización de las sociedades como factor caracterizador de la Edad Contemporánea, entre otros. De esta manera, se analiza y profundiza, desde una perspectiva de historia cultural, en factores disruptivos que marcaron el cambio de siglo y que vendrían a ser notas constitutivas de todo el siglo XX como el papel de la mujer y la lucha por la conquista de la igualdad de género, la influencia que sobre el arte, la filosofía o diferentes corrientes analíticas de las ciencias sociales tuvieron teorías emanadas de la física y la mecánica cuántica, o el papel que la lucha por alcanzar una mayor justicia social tuvo en las transformaciones que, en el ámbito de las ideologías y el pensamiento político, se vivieron a comienzos de siglo al calor de la emergencia de las que entonces se llamaron masas. En definitiva, este libro aporta una visión acrisolada de la acelerada transformación de las mentalidades colectivas que se dio en torno al año analizado y sostiene cómo esos 365 días fueron, en cierta manera, un laboratorio donde se ensayarían buena parte de los elementos distintivos que caracterizarían el siglo XX que entonces empezaba.
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    La Generación del 14: Ciencia y Medicina como preocupación nacional
    (Revista de Occidente, 2014) López Vega, Antonio
    Ramón y Cajal y Gregorio Marañón representaron mejor que nadie la ambición de la ciencia española del primer tercio del siglo XX de convertir la medicina en una preocupación nacional, tanto en su aspecto investigador como asistencial. En términos ideológicos, su labor se vio imbuida de una fuerte aspiración por una mayor justicia social les llevó a reclamar la implicación de los poderes públicos en investigación y asistencia médica, uno de los orígenes de lo que luego conoceríamos como Estado de Bienestar. La generación del 14 representó esa aspiración, asistiendo a la emergencia de una pléyade de médicos que acabarían erigiéndose en referentes de sus distintas especialidades. De esta manera, tras Cajal (Generación de Sabios) y junto a Marañón, una generación excepcional de médicos como Augusto Pi i Sunyer, Antonio Ruiz Falcó, Gustavo Pittaluga, Juan Negrín, Roberto Novoa Santos, Teófilo Hernando, José Goyanes, Salvador Pascual, Pío Río-Hortega, Tello Muñoz, Gonzalo Rodríguez Lafora, Luis Urrutia, Calandre, Sánchez Covisa, Barraquer, Arruga, y muchos otros, conformaron la generación del 14 o de “preguerra” –por usar una expresión del propio Marañón-. Sus investigaciones les supusieron un prestigio que, en muchos casos, trascendió nuestras fronteras colocando, de esta manera, a la investigación médica española al nivel de la europea. En suma, aquellos científicos reflejaron el nuevo paradigma que en la historia de la ciencia en general y de la medicina en particular caracterizaría el comienzo del siglo XX español.
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    Españoles en la Universidad de Puerto Rico durante el rectorado de Jaime Benítez
    (Diálogos Atlánticos. Cultura y ciencia en España y América en el siglo XX, 2021) López Vega, Antonio; Fusi Aizpúrua, Juan Pablo; López Vega, Antonio
    El exilio español en Puerto Rico, fue extenso, importante y con una alta incidencia en el devenir del Estado Libre Asociado de los Estados Unidos en el siglo XX. Con todo, la bibliografía al respecto no es especialmente copiosa. Los españoles que llegaron a la isla del Caribe a partir de 1939, encontraron en la Universidad de Puerto Rico (UPR), no solo un hogar de acogida de una singularísima belleza que haría de la isla un paisaje prometido –por emplear la imagen orteguiana-, sino una Universidad que para el final de los años treinta se encontraba preparada para tomar el pulso de la modernidad. Y es que las décadas precedentes no habían sido sencillas. Tras la salida de los españoles en 1898 y el inicio de la dominación estadounidense de la isla, la UPR se originó en 1903 como Escuela Normal para formar maestros de escuela. No sería sino hasta la década de 1920 cuando, con el rector Thomas E. Benner (1924-1929), se reconoció su autonomía educativa y sus presupuestos comenzaron a verse incrementados. Fue por entonces cuando, a través de la figura de Federico de Onís, se estableció la relación preferente con la Universidad de Columbia. El español visitaría frecuentemente Río Piedras y contribuiría decisivamente a la fundación y desarrollo del del Departamento de Estudios Hispánicos, en el que colaborarían muchos exiliados españoles a lo largo del franquismo y, singularmente, personas provenientes del Centro de Estudios Históricos dirigido por Ramón Menéndez Pidal desde 1910 al amparo de la Junta para Ampliación de Estudios de Madrid. Fruto de esa temprana relación y del impulso del nuevo Departamento, en esos años finales de la década del veinte, al tiempo que en España tenía lugar el enfrentamiento entre la Dictadura de Primo de Rivera y el claustro universitario –fruto de la autorización concedida a dos centros privados de inspiración católica para expedir títulos universitarios-, algunos profesores españoles como Fernando de los Ríos, Américo Castro, Luis Araquistain, Amado Alonso, Samuel Gili y Gaya o Ángel del Río, entre otros, impartieron cursos en el recinto de Río Piedras de la UPR (véase Naranjo, Luque y Puig-Samper eds., 2002, 153-189). En ese contexto, al tiempo que se expedían los primeros títulos superiores de la UPR, llegaron a la isla los efectos de la recesión económica de 1929 y, junto a ellos, un creciente afán autonomista entre la élite cultural puertorriqueña. Entonces Puerto Rico asistía a una nueva generación de artistas como Miguel Pou, Ramón France, Francisco Oller u Óscar Colón, el dramaturgo Alejandro Tapia o, en la música, destacaba el cultivo del bel canto con las hermanas Felicci, Ángela Menchaca, Margarita Callejo, Lizzie Graham o los hermanos Paoli –que impulsaron la fundación de la Academia de Canto y propusieron la creación de un Conservatorio de música. Además de la propia UPR, había importantes focos intelectuales como el Ateneo, donde se originó los años veinte el movimiento estético del Noísmo; publicaciones de relevancia como la Revista de Estudios Históricos de la UPR, fundada en 1930 y cuyas señas de identidad eran su oposición al sistema social vigente, y la duda y negación como pauta metodológica de sus planteamientos; instituciones como la Academia Puertorriqueña de la Historia o la Sociedad Puertorriqueña de Periodistas y Escritores, que se habían fundado, a su vez, en 1934 y 1937, respectivamente; así como otros periódicos, revistas, programas de radio, programas de formación complementaria –como el desarrollado por el Instituto Popular de Enseñanza Libre desde 1936- o escuelas musicales. Todos ellos generaron un ambiente propicio al debate intelectual y al trabajo académico, un sistema vital –por decirlo con José Ortega y Gasset- que fue el que encontraron en Puerto Rico los intelectuales exiliados españoles tras la Guerra Civil. Así, en la isla, una minoría culta muy distinguida, conocida como generación de 1930, había generado un renovado interés por la identidad puertorriqueña. Miembros de este grupo fueron el escultor Luis Palés Matos, el poeta Francisco Matos Paoli y las poetisas Margot Arce de Vázquez y Julia de Burgos, el médico e historiador Tomás Blanco, o los escritores y juristas Gustavo Agrait, Nilita Vientós Gastón o Emilio S. Belaval, autor de Problemas de la cultura puertorriqueña (1935) –donde analizaba la dificultad de la doble herencia, hispana y anglosajona, en la isla- o de Despertar de un pueblo (1942) -donde, a su vez, reflejaba su preocupación por la identidad puertorriqueña e idealizaba un universo culto y civilizado para Puerto Rico. A esta generación se debe una amplia producción intelectual que entronca directamente con los fundamentos del pensamiento nacional y cultural puertorriqueño que llega hasta nuestros días. En ese contexto de los años treinta, la defensa de lo español aparecía como afirmación identitaria frente al neocolonialismo norteamericano que, desde 1898, había impuesto el inglés como idioma oficial y vehicular. El patriotismo puertorriqueño se construyó entonces sobre símbolos como la bandera monoestrellada, la lengua castellana y, claro, la exaltación de la tierra y el paisaje de la isla a través de diferentes manifestaciones artísticas. Así, a mediados de la década, apenas un cuarto de la población hablaba la lengua inglesa. De esta manera, el primer grupo de exiliados republicanos españoles que llegó a Puerto Rico el 6 de junio de 1939 en el célebre vapor Sinaia –había partido de Marsella (Francia) rumbo a México donde arribaría una semana más tarde-, halló en Puerto Rico un ambiente cultural extraordinario. Este capítulo de libro estudia la hibridación entre exiliados y cultura local durante el rectorado de Jaime Benítez (1942-1966) y unos pocos años más (hasta 1971) que marcan su vinculación con la revista La Torre, cuyo vaciado se encuentra en un anexo integrado al final de esta misma publicación.